Está en la página 1de 10

EXHORTACIÓN APOSTÓLICA

POSTSINODAL
VERBUM DOMINI
DEL SANTO PADRE
BENEDICTO XVI
AL EPISCOPADO, AL CLERO,
A LAS PERSONAS CONSAGRADAS
Y A LOS FIELES LAICOS
SOBRE
LA PALABRA DE DIOS
EN LA VIDA Y EN LA MISIÓN DE LA IGLESIA

TERCERA PARTE
VERBUM MUNDO
1. LA MISION DE LA IGLESIA: ANUNCIAR LA PALABRA DE DIOS AL MUNDO

2. PALABRA DE DIOS Y COMPROMISO EN EL MUNDO

3. PALABRA DE DIOS Y CULTURAS

4. PALABRA DE DIOS Y DIALOGO INTERRELIGIOSO


1. LA MISION DE LA IGLESIA: ANUNCIAR LA PALABRA DE DIOS AL MUNDO

La Palabra del Padre y hacia el Padre.


Jesús es el exegeta de Dios que nadie ha visto jamás. Él es imagen del Dios
invisible (Col 1,15)

Anunciar al mundo el «Logos» de la esperanza.


El Espíritu del Resucitado capacita así nuestra vida para el anuncio eficaz de la
Palabra en todo el mundo. (Hch 6,7)

De la Palabra de Dios surge la misión de la Iglesia.


El anuncio misionero como una necesidad proveniente de la naturaleza misma
de la fe: Dios en que creían era el Dios de todos, el Dios uno y verdadero.

Palabra y Reino de Dios.


El Espíritu del Resucitado capacita así nuestra vida para el anuncio eficaz de la
Palabra en todo el mundo. (Hch 6,7)
Todos los bautizados responsables del anuncio.
El Pueblo de Dios es un pueblo «enviado» como consecuencia de su bautismo.
Ningún creyente en Cristo puede sentirse ajeno a esta responsabilidad que
proviene de su pertenencia sacramental al Cuerpo de Cristo.

Necesidad de la «missio ad gentes».


La Iglesia no puede limitarse a una pastoral de «mantenimiento» para los que
conocen el Evangelio de Cristo. La Iglesia ha de ir hacia todos con la fuerza del
Espíritu (1 Co, 2,5).

Anuncio y nueva evangelización.


Necesidad de un nuevo tiempo misionero. De que se les vuelva a anunciar
persuasivamente la Palabra de Dios. Tantos hermanos están bautizados, pero
no suficientemente evangelizados.

Palabra de Dios y testimonio cristiano.


Nuevas formas para poder comunicar eficazmente la Palabra de Dios.
Palabra de Dios y testimonio cristiano, para que no aparezca como una utopía,
sino como algo que se puede vivir y que hace vivir.
2. Palabra de Dios y compromiso en el mundo.

Servir a Jesús en sus «humildes hermanos» (Mt 25, 40).


La Palabra de Dios reclama la necesidad de nuestro compromiso en el mundo y
de nuestra responsabilidad ante Cristo, para hacer el bien y comprometernos
por la justicia, la reconciliación y la paz.

Palabra de Dios y compromiso por la justicia en la sociedad.


Impulsar al hombre a entrablar relaciones animadas por la rectitud y la justicia.
Denuncia las injusticias y promueve la solidaridad y la igualdad.
Padres sinodales han pensado en los comprometidos en la vida política y social.

Anuncio de la Palabra de Dios, reconciliación y paz entre los pueblos.


Redescubrir la Palabra de Dios como fuente de reconciliación y paz: Cristo «es
nuestra paz» (Ef 2, 14)

La Palabra de Dios y la caridad efectiva.


Escuchando con disponibilidad la Palabra de Dios en la Iglesia, se despierta «la
caridad y la justicia para todos». Meditar el himno de la caridad (1 Co 13, 4-8)
Anuncio de la Palabra de Dios y los jóvenes.
Dar verdadera respuesta a las preguntas sobre el sentido de la propia vida y
sobre qué dirección dar a la propia existencia. Ayudar a los jóvenes a que
adquieran confianza y familiaridad con la Sagrada Escritura.

Anuncio de la Palabra de Dios y los migrantes.


Diócesis interesadas se movilicen, con el fin de que los movimientos migratorios
sean considerados también ocasión para descubrir nuevas modalidades de
presencia y anuncio, para que se hagan ellos mismos anunciadores.
Anuncio de la Palabra de Dios y los que sufren.
También las circunstancias adversas son misteriosamente «abrazadas» por la
ternura de Dios. El culmen lo contemplamos en Jesús mismo. Con su pasión y
muerte asumió y transformó hasta el fondo nuestra debilidad.

Anuncio de la Palabra de Dios y los pobres.


Predilección por los pobres (Mt 25, 31-46). Existe una pobreza como virtud y
existe una miseria, que con frecuencia es el resultado de injusticias y provocada
por el egoísmo, que comporta indigencia y hambre, y favorece los conflictos.

Palabra de Dios y salvaguardia de la Creación.


Dar lugar a un nuevo modo de ver la cosas, promoviendo una ecología
auténtica, que tiene su raíz más profunda en la obediencia de la fe.
3. Palabra de Dios y culturas

El valor de la cultura para la vida del hombre.


Dios no se revela al hombre en abstracto, sino asumiendo lenguajes, imágenes
y expresiones vinculadas a las diferentes culturas.
La Palabra de Dios ha inspirado a las diferentes culturas, generando valores
morales fundamentales, expresiones artísticas excelentes y estilos de vida
ejemplares.
La Biblia como un gran códice para las culturas.
Importancia de un conocimiento adecuado de la Biblia, incluso en los
ambientes secularizados y entre los no creyentes.

El conocimiento de la Biblia en la escuela y la universidad.


No descuidar la enseñanza de la religión a los docentes. Ésta representa en
muchos casos una ocasión única de contacto con el mensaje de la fe.

La Sagrada Escritura en las diversas manifestaciones artísticas.


Artistas han contribuido a la decoración de nuestras iglesias, y muchos de ellos
han ayudado a reflejar de modo perceptible las realidades invisibles y eternas.
Palabra de Dios y medios de comunicación social.
Adquisición de nuevos métodos para transmitir el mensaje evangélico forma
parte del constante impulso evangelizador de los creyentes.
Hay que ser conscientes de que el mundo virtual nunca podrá reemplazar al
mundo real, y que la evangelización podrá aprovechar la realidad virtual.
Biblia e inculturación.
La inculturación no ha de consistir en procesos de adaptación superficial, ni en
la confusión sincretista. El auténtico paradigma es: una cultura transformada y
regenerada por el Evangelio.

Traducciones y difusión de la Biblia.


Formación de especialistas que se dediquen a traducir la Biblia a las diferentes
lenguas.

La Palabra de Dios y supera los límites de las culturas.


Salir de los límites de cada cultura para entrar en la universalidad que nos
relaciona a todos, que une a todos, que nos hace a todos hermanos. Dejar
nuestros criterios para dejar espacio en nosotros a la presencia de Cristo.
(Hch 2, 1-13)
4. Palabra de Dios y diálogo interreligioso

El valor del diálogo interreligioso.


Oportunidad providencial para manifestar cómo el auténtico sentido religioso
puede promover entre los hombres relaciones de hermandad universal.

Diálogo entre cristianos y musulmanes.


Hacen referencia y dan culto a Dios, sobre todo con la plegaria, la limosna y el
ayuno.
Sínodo pide que favorezcan encuentros de conocimiento recíproco entre
cristianos y musulmanes para promover los valores que necesita la sociedad
para una convivencia pacífica y positiva.
Diálogo con las demás religiones.
Constatamos sintonías con valores expresados. Vemos otras experiencias
religiosas una atención sincera por la trascendencia de Dios, reconocido como
Creador.

Diálogo y libertad religiosa.


Promueve la colaboración entre los exponentes de diversas religiones de que se
asegure la libertad de profesar su propia religión en privado y en público,
además de la libertad de conciencia.
GRACIAS

También podría gustarte