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ESTUDIOS  

BÍBLICOS  EN  COMUNIDAD   1

Mar Rojo al Río Jordán Lección 6—Éxodo 9:8–11:10

Cuatro  Plagas  Más  


¡Memoriza la VERDAD!
“El que es reacio a las reprensiones será destruido de repente y sin remedio.” Proverbios
29:1
DÍA 1: Éxodo 9:8-12—Úlceras
1. Describe la sexta plaga.
Sarpullido que produjo úlceras tanto en los hombres como en las bestias.

2. ¿Cuál es una razón por la que los magos de Faraón no podían duplicar este milagro?

Porque los hechiceros también tenían sarpullido

DÍA 2: Éxodo 9:13-35—Granizo


3. ¿Qué le dijo el Señor a Faraón que podría haber hecho con él y con Egipto? ¿Por qué no hizo esto?
Lo puso para que mostrara el poder de Dios y para que el nombre de Dios sea
anunciado en toda la tierra. Pero no hizo esto porque faraón se ensoberbeció
contra el pueblo de Dios.
4. ¿En qué aspecto le ofreció el Señor misericordia a Faraón, en el mismo momento de anunciar la siguiente plaga?
Cuando le dijo a Faraón que enviara a recoger su ganado y todo lo que tiene
en el campo porque todo iba a morir.
5. ¿Cómo fue esta tormenta de granizo? ¿En qué fue diferente a granizadas comunes?
El granizo estuvo mezclado con fuego. Siendo este el más grande en toda la
historia

6. ¿Qué dijo Faraón que sugiere que posiblemente se estuviera ablandando su corazón? ¿Era un verdadero
ablandamiento? Explica.

Faraón dijo que él y sus siervos han pecado contra Dios. Sin embargo, esto
no fue cierto porque al permitir Dios mediante Moisés que cesara el granizo
Faraón se obstino en pecar y él y sus siervos endurecieron sus corazones.

¡Aprende la VERDAD!
Faraón reconoció que había pecado. Pero no estaba auténticamente arrepentido. Quería
librarse de las consecuencias dolorosas del pecado, pero no quería cambiar sus
caminos. El verdadero arrepentimiento incluye pesar por el pecado y abandono del pecado. Esta
semana, cuando hagas algo malo, pide a Dios que te ayude a arrepentirte verdaderamente. No
sólo confesar tu pecado a Él y a otros, sino abandonarlo. Prepárate para compartir acerca de esto
en tu Grupo Pequeño.

DÍA 3: Éxodo 10:1-20—Langostas


7. ¿Qué plaga amenazó Dios con mandar en esta ocasión? ¿Qué clase de devastación causaría?
La plaga de langostas, estas langostas iban a estar sobre toda la tierra y comer
lo que quedó después de la plaga del granizo.

8. ¿Quién más intentó persuadir a Faraón? ¿Qué querían que hiciera él y por qué?

Los hombres de Faraón trataron de persuadir a este que dejara al pueblo de Dios
porque Egipto ya estaba destruido.

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9. ¿Cómo intentó Faraón negociar con Moisés? ¿Por qué crees que Moisés rechazó sus condiciones?

10. ¿Qué confesó Faraón? ¿Qué le pidió a Moisés? ¿Crees que Moisés le creyó? Explica.
Ha pecado contra Dios y le pidió que orara ante Jehová.

DÍA 4: Éxodo 10:21-29—Oscuridad


11. ¿Cuál fue la novena plaga que Dios mandó sobre Egipto? ¿Cuáles hubieran sido las consecuencias de semejante
plaga?

12. ¿Cómo intentó Faraón negociar con Moisés? ¿Qué razones dio Moisés para no aceptar las condiciones de Faraón?

13. ¿Con qué amenazó Faraón a Moisés? ¿Cómo respondió Moisés?

DÍA 5: Éxodo 11:1-10—Amenaza de la Última Plaga


Nota: Muchos eruditos creen que los eventos del capítulo 11 ocurrieron mientras Moisés aún estaba en presencia de
Faraón (véase 10:21-29).
14. ¿Qué les dijo Dios a Moisés y al pueblo que hicieran para prepararse para su salida de Egipto?

15. Describe los detalles de la décima plaga que estaba a punto de ocurrir.

16. ¿Cómo respondió Faraón a la advertencia de Moisés en esta ocasión?

¡Aplica la VERDAD!
Dios quería que Moisés se asegurara de que su hijo y su nieto estuvieran tomando nota
de las maravillas que Él estaba realizando. ¿Para qué? Para que supieran que “Yo soy el
Señor”. ¿Qué “historias acerca de Dios” podrías relatar tú? ¿Cómo ha obrado Dios personalmente
en tu vida y en la de tu familia? Asegura que tus hijos, nietos, familia más extensa y amistades
conozcan estos relatos. ¿Cómo y con quién podrías compartir alguna de estas historias en la
próxima semana? Comenta esto con tu Grupo Pequeño.

DÍA 6: Participa en Clase


Del Mar Rojo al Río Jordán – Lección 6 3

Lección 6 Comentario
Cuatro  Plagas  Más  
Éxodo  9:8–11:10    
Moisés era un líder en desarrollo. Mientras Dios demostró Su poder ante Egipto y obró para librar a Su pueblo
de la esclavitud, también estaba formando un líder valiente en Moisés. En las manos de Dios, las debilidades
de Moisés no tenían importancia.
La Sexta y la Séptima Plaga: Úlceras y Granizo
Las primeras cinco plagas habían ocasionado dificultad, pero no dolor físico. Eso cambió con la sexta plaga.
Brotaron úlceras dolorosas en la gente y los animales de Egipto. Por orden de Dios, Moisés y Aarón tomaron
cenizas de los hornos de ladrillo y lo arrojaron al aire en presencia de Faraón. Inmediatamente, brotaron las
úlceras en las personas y en los animales. Esta plaga calló a los magos. El dolor de sus úlceras era tan intenso
que ni siquiera podían estar de pie ante Moisés.

Piensa en los efectos de la obstinación. Los magos de la corte de Faraón sufrían porque
sus líderes obstinadamente se negaban a obedecer a Dios. La nación entera sufrió. De
hecho, hasta la naturaleza sufrió debido a la terca desobediencia del rey. Cuando una
persona se niega a temer y a obedecer a Dios, no es él o ella solamente que sufre las
consecuencias—gente inocente suele sufrir también.

Las úlceras pudieran haber estado todavía abiertas cuando Dios envió a Moisés a Faraón una vez más. En este
encuentro, Dios claramente anunció Sus propósitos al rey. Moisés, hablando de parte de Dios, exigió la
liberación de los israelitas, y luego añadió el propósito de Dios: “para que sepas que no hay en toda la tierra
nadie como yo.”

La séptima plaga traería una severa granizada. Sin embargo, en esta ocasión, Dios le dio al pueblo una
oportunidad para escapar. Entre el momento de la advertencia de Moisés y el primer granizo, podían proteger
a sus esclavos y a su ganado para que no fueran destruidos. Algunos de los egipcios escucharon el consejo.
Otros no lo hicieron y sufrieron pérdida.

Piensa en el hecho de que otros están observando. No todos los egipcios eran tan
obstinados como lo era Faraón. Ellos estaban observando cómo vivían los israelitas.
Estaban observando el poder de Dios en acción. A medida que observaban, algunos de
ellos empezaron a creer en el poder del único Dios verdadero. Conforme las personas
vean a Dios obrando en ti, ellos también pudieran depositar su confianza en Él. ¿Tu vida encamina
a las personas a Dios?

Al día siguiente, Dios le ordenó a Moisés que extendiera su brazo hacia el cielo. Inmediatamente, Dios envió
truenos y granizo mezclado con fuego. A pesar de que Egipto había visto granizo antes, jamás había ocurrido
algo tan severo como esto. Mató a todos y a todo lo que quedó expuesto. Cultivos y árboles fueron destruidos.
Sin embargo, Dios protegió a la tierra de Gosén, donde vivían los israelitas. Por primera vez, Faraón confesó
que el Señor tenía razón y que él estaba en el error. Le dijo a Moisés que dejaría ir a los hebreos, si tan solo
Moisés le pidiera a Dios que detuviera el granizo.

Moisés concedió la petición del rey, pero él sabía que el corazón de Faraón no había cambiado. “Yo sé que tú
y tus funcionarios aún no tienen temor de Dios el SEÑOR,” dijo Moisés al salir. Aun así, en cuanto Moisés
salió de la ciudad, elevó sus manos a Dios, aparentemente en una petición para que Dios pusiera fin a la plaga.
Dios actuó de inmediato. La lluvia, los truenos y el granizo se detuvieron. Lo abrupto del final del juicio, así
como su espantoso comienzo, dio testimonio de que la tierra pertenecía al Señor. No obstante, cuando el
granizo se detuvo, Faraón “reincidió en su pecado, y endureció su corazón” tal como Moisés lo había
predicho.
La Octava Plaga: Langostas
La intención de Dios era que las plagas mostraran a los egipcios Su poder, pero también cumplieron con un
propósito en relación con Israel. Los versículos 10:1-2 dicen que Dios quería que el hijo y el nieto de Moisés
conocieran Su poder. Dios no sólo estaba mostrando Su cuidado por la generación actual de Israel, sino por
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las generaciones futuras. La resistencia de Egipto y el poder aún más grande de Dios habían sido diseñados
para convencer a Israel de que su Dios era y es el Dios verdadero.
En preparación para la octava plaga, Moisés y Aarón visitaron de nuevo a Faraón. Le advirtieron que vendría
una nube de langostas si se negaba a humillarse ante Dios. Los insectos acabarían con la destrucción que
había iniciado el granizo. Por primera vez, los siervos de Faraón confrontaron al rey. ¿Iba a permitir la
destrucción total de Egipto? Sus palabras surtieron efecto en Faraón. Mandó llamar a Moisés y Aarón y
preguntó quiénes exactamente irían a adorar al Señor. Si fueran únicamente los hombres y si dejaran atrás a
sus esposas y a sus hijos, quizá él aceptaría.
Moisés respondió que irían todos—jóvenes y ancianos, hijos e hijas, rebaños y ganado. Faraón sabía que los
hijos de los hebreos serían garantía de que sus esclavos regresarían. Si iban todos, el rey suponía que sería
más que una excursión breve al desierto. Faraón negó el permiso y despachó a Moisés y Aarón.
Como resultado de la obstinación de Faraón, vinieron las langostas. Los efectos fueron devastadores.
Destruyeron la exuberante vegetación del valle del río Nilo. La destrucción fue tan completa que Faraón llamó
apresuradamente a Moisés y Aarón. Él sabía que la única manera de poner fin a la plaga era que Moisés orara.
Rápidamente confesó su pecado y suplicó ser perdonado. Sin embargo, una vez que desaparecieron las
langostas, Faraón de nuevo estaba decidido a no permitir que Israel saliera.
La Novena Plaga: Oscuridad
La novena plaga ocasionó una oscuridad absoluta sobre toda la tierra. La vida en Egipto se paralizó por
completo. La gente no podía ver en el interior de sus casas. Nadie se atrevía a salir. El único lugar donde había
luz era entre los israelitas. Pero Dios libró a Israel de esta oscuridad, que era símbolo de cómo salva Él a todo
el que confía en Jesús.
De nuevo Faraón pareció ceder. Dijo que todos los hebreos podían salir, pero que debían dejar atrás su
ganado. Moisés se negó a aceptar esa condición. Los animales servirían como sacrificios y holocaustos. Israel
no iba a dejar atrás nada. La negativa de Moisés hizo que Faraón se enojara. Con un corazón aún más
endurecido, ordenó que Moisés se retirara. Amenazó con matarlo si se atrevía a regresar. Moisés aceptó. No
volvería a hacerle ninguna petición al rey.
Sin embargo, todavía venía una plaga más. En esta ocasión el rey literalmente expulsaría a Israel de Egipto
por completo. Pero, antes de que Israel saliera, los egipcios les darían regalos. Gracias al duro trabajo de los
israelitas, los egipcios habían acumulado grandes riquezas. Parte de esa riqueza ahora la devolverían. Dios les
dijo a los hebreos que pidieran a sus vecinos joyería de plata y oro. Esto sería fácil de cargar y podría ser
usado en la tierra nueva. Esto sería esencial para los israelitas, quienes no poseían ninguna riqueza excepto sus
modestos rebaños y hatos de ganado.
Antes de que Moisés saliera de la presencia de Faraón, le reveló al rey la última plaga que Dios enviaría. Dios
personalmente visitaría a Egipto y mataría a todo primogénito varón. Llegaría la muerte a toda familia egipcia,
desde el primogénito de Faraón hasta el primogénito de la sirvienta, incluyendo a los primogénitos de los
animales. La nación haría luto como nunca antes había hecho. Por su obstinación y resistencia contra Dios,
Faraón llegaría a ser un ejemplo viviente de nuestro versículo de memorización.
Mientras la plaga atormentaría a los egipcios, los israelitas estarían a salvo. Dios de nuevo haría distinción
entre Su pueblo y sus opresores. Moisés predijo que los mismos siervos de Faraón se inclinarían ante Moisés,
suplicándole que se llevara a los hebreos y se fuera. Se les cumpliría su deseo. Después de la décima plaga,
nada ni nadie—ni el rey mismo—detendría a Israel para que no saliera de Egipto y fuera libre.

¡Personaliza la VERDAD!
Faraón había hecho promesas vacías en tantas ocasiones que ya nadie le creía más.
Por otra parte, Jesús dijo que nosotros seríamos conocidos por cumplir nuestras
promesas. Según Sus palabras en Mateo 5:37, nuestro “Sí” debe significar “Sí”, y nuestro “No”
debe significar “No”. ¿Tú cumples tu palabra? Si le dices a alguien que vas a hacer algo, ¿cumples
tu promesa? Si dices que vas a dejar algún hábito dañino, ¿realmente cambias? Cuando prometes
orar por alguien, ¿lo haces en realidad? Si existen áreas en las que debes fortalecer tu integridad,
pídelo a Dios. Con gusto Él te ayudará a llegar a ser una persona que cumple su palabra.

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