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En el tema 7 nos vamos a ocupar de la descripción del enlace químico, es decir, de cómo

los átomos se unen entre sí.

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En esta diapositiva se indican las páginas del Brown donde se pueden consultar los
contenidos tratados en este tema.

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En términos generales dos átomos se unen entre sí formando un enlace químico para
alcanzar una situación de mayor estabilidad. De hecho si consideramos la curva de
energía potencial para dos átomos se observa que la energía del sistema tiene un
mínimo que se corresponde con la formación del enlace entre los átomos.

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El tipo de enlace formado depende de la naturaleza de los átomos enlazados, es decir, si
son átomos metálicos o no metálicos. En general entre átomos no metálicos se forma el
enlace covalente, entre átomos metálicos se forma el enlace metálico y finalmente entre
un metal y un no metal se forma el enlace iónico.

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Para describir la formación de un enlace es necesaria una herramienta de trabajo: los
símbolos de Lewis.
Los símbolos de Lewis consisten del símbolo químico del elemento, rodeado por los
electrones de capa electrónica externa del mismo. Estos electrones se representan con
puntos y se disponen ordenadamente, de uno en uno, el los cuatro lados imaginarios
alrededor del símbolo químico. En la diapositiva, como ejemplo, se muestran los
símbolos de Lewis de los elementos el segundo periodo.
En la teoría de Lewis, la formación de los enlaces está gobernada por la regla del octeto.
Esta regla se cumple en muchos casos pero no siempre, como veremos más adelante.
De acuerdo con esta regla, los átomos forman enlaces químicos bien ganando/cediendo
electrones o bien compartiendo electrones, de tal forma que los átomos alcanzan una
configuración de ocho electrones en la capa de valencia.

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Antes de adentrarnos en la descripción de los diferentes tipos de enlace, vamos a
introducir una magnitud muy utilizada en química: la entalpía. Volveremos a hablar de
esta magnitud y profundizaremos en cómo calcularla en el tema “Energía y Química”.
Se define entalpía de una reacción el calor que se intercambia en el transcurso de una
reacción que tiene lugar a presión constante. El símbolo utilizado para la entalpía de
reacción es ΔHr.
Si la entalpía es negativa, el sistema cede calor y la reacción se dice exotérmica.
Si la entalpía es positiva, el sistema absorbe calor y la reacción se dice endotérmica.
La diapositiva muestra dos reacciones y sus entalpías de reacción.
Conviene resaltar que la entalpía de reacción depende del ajuste de la reacción, es decir,
la cantidad de calor que se libera/absorbe es por los moles de reactivos y por los moles
de productos que indica el ajuste.
En este sentido para la primera reacción diríamos que se liberan (entalpía de reacción
negativa) 1367 kJ de calor por cada mol de etanol (C2H6O) que reacciona, cada 3 mol de
dioxígeno que reacciona, cada 2 mol de dióxdo de carbono que se forma, y cada 3 mol
de agua que se forma.
De la misma forma, en la segunda reacción se absorben (entalpía de reacción positiva)
92 kJ de calor cada 2 mol de amoniaco que reacciona, cada mol de dinitrógeno que se
forma, y cada 3 mol de dihidrógeno que se forma.
Un último comentario: la entalpía de reacción de una reacción inversa, es decir, la
reacción obtenida de una reacción dada cambiando reactivos por producto y viceversa,
tiene el mismo valor absoluto de la reacción inicial pero signo cambiado.
Por ejemplo la reacción inversa de la primera reacción mostrada en la diapositiva es
2 CO2 (g) +3 H2O (g)  C2H6O (g) +3 O2 (g),
su entalpía de reacción es ΔHr = +1367 kJ/mol (endotérmica).

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Vamos ahora a describir el enlace iónico utilizando el cloruro de sodio como ejemplo.
La reacción de formación del cloruro de sodio es una reacción muy sencilla, en la que
sodio sólido [Na (s)] reacciona con dicloro gas [Cl2 (g)] para dar cloruro de sodio sólido
[NaCl (s)]. La figura en alto a la derecha muestra la formación del cloruro de sodio. Tal y
como sugiere la formación de una llama la reacción transcurre liberando energía en
forma de calor.
Ahora vamos a adentrarnos en los aspectos energéticos de la formación del cloruro de
sodio. Para ello vamos a descomponer la reacción de formación del cloruro de sodio Na
+ Cl2 para dar NaCl en etapas (reacción intermedias) y vamos a considerar las entalpía de
reacción de cada una de las etapas. Los valores de entalpía mostrados en la diapositiva
se refieren a un mol de cloruro de sodio formado. Como se observa en la diapositiva el
proceso global indicado con la letra A se puede descomponer en cinco etapas indicadas
con la letra B, C, D, E y F.
A la derecha de la diapositiva se describen las etapas B, C, D, E y F y su denominación:
evaporación, disociación, primera energía de ionización, afinidad electrónica y energía
de red. En el esquema de la izquierda podéis observar la secuencia de etapas que
conducen de Na (s) y Cl2 (g) a NaCl, bien por el proceso directo (indicado con la letra A)
o bien por las etapas B, C, D, E y F.
La energía del proceso directo A es igual a la suma de las energías de las etapas de B a F.
Si nos fijamos en los valores notaremos que la etapa F es la de mayor energía y que es
una etapa en la que se libera energía (exotérmica). En general la formación de un sólido
iónico a partir de sus iones en fase gas siempre es la contribución energética más
importante en la formación de un sólido iónico.
Por definición la energía para liberar los iones en fase gas a partir de un sólido iónico se
llama energía de red. Esta energía es positiva, es decir, el proceso es endotérmico (se
absorbe calor).
Notad que la etapa F es la inversa de la reacción que define la energía de red por tanto
el valor de energía asociado es negativo.

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La energía de red se puede medir experimentalmente o se puede calcular mediante la
ecuación de Born‐Landé que se muestra en la diapositiva. En la ecuación aparecen
diferentes factores (definidos en la diapositiva). Los más importantes son q+ y q‐ (que
son la carga del catión y anión, sin signo) y d0 (distancia interiónica, es decir, la distancia
entre dos iones adyacentes, por lo que d0=rcatión+ranión).
Esta ecuación permite comparar las energías de red de diferentes sales. Hay que tener
en cuenta que de entre todos los factores, los decisivos son q+, q‐ y d0, primando en todo
caso el producto de las cargas (q+∙q‐) sobre la distancia interiónica (d0). Veamos con un
ejemplo cómo se puede comparar las energías de red de diferentes sales.
“Ordene por orden creciente de energía de red las siguientes sales: NaF, KCl, MgO”.
Empezaremos considerando el producto de las cargas de los iones en cada una de las
sales. El producto de las cargas para NaF es 1∙1=1 (Na+, F‐); para NaCl el producto de las
cargas es 1∙1=1 (K+, Cl‐); para MgO el producto de las cargas es 2∙2=4 (Mg2+, O2‐). A la
vista de estos valores podemos ya decir que la energía de red de la sal MgO es
previsiblemente la más alta de todas puesto que esta sal presenta el producto de carga
más alto.
Para decidir entre NaF y KCl debemos considerar el segundo factor, la distancia
interiónica (d0), y recordar que d0=rcatión+ranión. Teniendo en cuenta la posición en la tabla
periódica de Na y K y de F y Cl y cómo varía el radio atómico en la tabla periódica (rNa <
rK, rF < rCl), se concluye que la distancia interiónica en NaF es inferior a la distancia
interionica en KCl (rNa + rF < rK + rCl). Por tanto cabe esperar que entre NaF y KCl, NaF sea
la sal de mayor energía de red.
Finalmente ordenando las 3 sales diremos que MgO es la sal de mayor energía de red
seguida por NaF y finalmente por KCl.

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Finalizando con el enlace iónico, vamos a enumerar las propiedades más destacadas de
las sales. La mayoría de ellas están relacionadas con el hecho de que la energía de red es
un valor de energía generalmente muy alto, lo cual indica que la unión entre los iones en
un sólido iónico es muy fuerte. Como consecuencia de ello las sales suelen presentar
altos puntos de fusión y suelen ser duras. En cuanto a conducción eléctrica las sales son
aislantes eléctricos en estado sólido, es decir, no conducen la electricidad, porque no
existen portadores de carga con libertad de movimiento en fase sólida. Sin embargo las
sales son buenos conductores eléctricos en estado líquido o en disolución puesto que en
estos estados físicos los iones presentes en las sales tiene libertad de movimiento.
Finalmente conviene comentar que las sales son quebradizas/frágiles, es decir,
presentan baja resistencia a los impactos.

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Pasamos ahora a la descripción del enlace covalente, es decir, el enlace entre dos
átomos no metálicos.

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Utilizaremos la molécula de Cl2 como ejemplo. Según la teoría de Lewis, cuando dos
átomos de Cl se unen para formar la molécula Cl2, los átomos comparten electrones de
tal forma que en la molécula cada átomo alcanza la configuración de 8 electrones en la
capa de valencia. Recordar que los electrones compartidos se cuentan en su totalidad
para cada uno de los átomos enlazados.
En la molécula podemos representar cada par de electrones bien con dos puntos o bien
con un guion. Tal y como se muestra en la diapositiva, la molécula de Cl2 contiene un par
electrónico de enlace resultado de compartir dos electrones entre los dos átomos de
cloro y contiene varios pares electrónicos solitarios, específicamente cada átomo de
cloro tiene 3 pares electrónicos solitarios. Recordad que para averiguar si se cumple la
regla del octeto los pares electrónicos de enlace se cuentan para cada uno de los
átomos enlazados. Efectivamente cada uno de los átomos de cloro en la molécula Cl2
tiene 8 electrones a su alrededor, es decir, 3 pares electrónicos solitarios más un par
electrónico de enlace.
Cuando un enlace está formado por un único par electrónico se dice que el enlace es
sencillo.

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Dos átomos de oxígeno se unen entre ellos formando la molécula de O2 compartiendo
cuatro electrones. De esta forma la molécula O2 contiene dos pares electrónicos de
enlace y cada uno de los átomos de oxígeno posee dos pares electrónicos solitarios.
Luego en esta molécula cada uno de los átomos de oxígeno cumple la regla del octeto,
teniendo dos pares electrónicos solitarios y dos pares electrónicos de enlace. El enlace
entre los átomos de oxígeno se define doble puesto que está formado por dos pares
electrónicos.
Si hubiese tres pares electrónicos diríamos que el enlace es triple. Si el enlace está
formado por dos o más pares electrónico también se llama enlace múltiple.
Conviene resaltar que la longitud de un enlace, es decir, la distancia entre dos átomos
enlazados depende del tipo de enlace: los enlaces sencillos son más largos que los
doble, que a su vez son más largos que los triples.

La molécula de HCl contiene un átomo de hidrógeno y un átomo de cloro enlazados


mediante un enlace sencillo. De esta forma el átomo de cloro cumple la regla del octeto
teniendo tres pares electrónicos solitarios y un par electrónico de enlace. Para el átomo
de hidrógeno solo contamos un par electrónico de enlace de esta forma el átomo de
hidrógeno no cumple con la regla del octeto.
El átomo de hidrógeno nunca cumple con la regla del octeto y solo puede tener dos
electrones a su alrededor.

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La electronegatividad es la capacidad de un átomo para atraer los electrones de enlace.
Está propiedad indica que los electrones compartidos entre dos átomos enlazados están
atraídos de forma diferente por los átomos enlazados. La electronegatividad aumenta en
un periodo de izquierda a derecha y disminuye descendiendo en un grupo. De esta
forma el elemento más electronegativo es el flúor seguido por el oxígeno y por cloro y
nitrógeno (igualados). El átomo menos electronegativo es el cesio.
La diferencia de electronegatividad entre dos átomos enlazados hace que el átomo más
electronegativo (que más atrae los electrones de enlace) tenga un exceso de carga
negativa, es decir, un polo negativo, y que el átomo menos electronegativo tenga un
defecto de carga negativa, es decir, un polo positivo.
Se utilizan los símbolos + y ‐ para los polos positivos y negativos, respectivamente. De
esta forma en la molécula HF, el átomo de flúor (más electronegativo) es el polo
negativo y el átomo de hidrógeno (menos electronegativo) es el polo positivo.

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La presencia de un polo positivo y un polo negativo en un enlace hace que podamos
asociar al enlace un momento dipolar, . Tened en cuenta que el momento dipolar es un
vector paralelo al enlace, tal y como se muestra en la imagen de la diapositiva.
Si existe diferencia de electronegatividad entre dos átomos enlazados (por ejemplo en
HF), existen un polo positivo y un polo negativo, el enlace tiene asociado un momento
dipolar y decimos que el enlace es polar. En cambio si no hay diferencia de
electronegatividad entre dos átomos enlazados (por ejemplo en F2), no existen un polo
positivo y un polo negativo y decimos que el enlace es no polar.

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En determinadas ocasiones es necesario comparar la polaridad de diferentes enlaces.
Para ello el factor decisivo es la diferencia de electronegatividad entre los átomos
enlazados. Consideremos la serie HF, HCl, HBr y HI. Teniendo en cuenta la posición en la
tabla periódica de los elementos flúor, cloro, bromo, y yodo (grupo 17, de los halógenos)
entendemos que la diferencia de electronegatividad en la molécula HF es la más alta
seguida, por las moléculas HCl y HBr y finalmente por HI. Por tanto diremos que el
enlace H‐F es más polar que el enlace H‐Cl que a su vez es más polar que el enlace H‐Br
y finalmente el enlace H‐I es el menos polar. Los datos cuantitativos mostrados en la
diapositiva avalan el razonamiento hecho.

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Para escribir la estructura de Lewis de moléculas poliatómicas existe un procedimiento
muy sencillo que consiste de diferentes pasos. Vamos a utilizar diferentes moléculas
para explicar este procedimiento.
En primer lugar vamos a escribir la estructura de Lewis de la molécula PCl3. El primer
paso del procedimiento siempre es sumar el total de electrones de valencia de los
átomos presentes. Los electrones de valencia son los electrones más externos en el
átomo y los obtenemos a partir de la configuración electrónica externa de cada átomo
(ver Tema 6).
En este caso el átomo de fósforo tiene configuración electrónica externa 3s2 3p3 por lo
tanto aporta 5 electrones. El átomo de cloro tiene configuración electrónica externa 3s2
3p5 por tanto cada uno de los átomos de cloro aporta 7 electrones. Sumando los
electrones de todos los átomos obtenemos que la estructura de Lewis de PCl3 contiene
26 electrones (no uno más, ni uno menos!).

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El siguiente paso es dibujar el esqueleto de la molécula. Para ello pondremos el átomo
menos electronegativo (sin considerar los eventuales átomos de hidrógeno) en el centro
y los restantes átomos serán átomos periféricos. Enlazaremos el átomo central con los
átomos periféricos mediante enlaces sencillos (un par electrónico) y descontaremos los
electrones utilizados del total calculado inicialmente. En este caso formamos tres
enlaces sencillos por lo tanto de los 26 electrones iniciales descontaremos 6 quedándo
20 electrones.

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El siguiente paso es completar el octeto de los átomos externos. Cada uno de los
átomos de cloro tiene dos electrones debido al enlace con el átomo de fósforo, por
tanto para alcanzar la configuración de octeto hay que añadir tres pares solitarios en
cada uno de los átomos de cloro. De esta forma se han añadido 18 electrones en total,
seis en cada átomo de cloro, por tanto quedan 20‐18=2 electrones.

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El último paso es completar el octeto del átomo central. El átomo de fósforo tiene 6
electrones a su alrededor debido a los tres enlaces sencillos con los átomos de cloro. Por
tanto hay que añadir un par solitario en el átomo de fósforo. De esta forma habremos
utilizado todos los 26 electrones.
Puesto que la estructura de Lewis obtenida contiene átomos todos ellos con una
configuración de 8 electrones, es decir, cumpliendo la regla del octeto, entendemos que
ésta es la estructura de Lewis de la molécula PCl3.
No siempre va a ser tan sencillo.

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Consideremos ahora la molécula HCN. Como siempre el primer paso es sumar los
electrones de valencia de los átomos presentes. El átomo de hidrógeno (1s1) aportará un
electrón; el átomo de carbono aportará 4 electrones teniendo la configuración
electrónica externa 2s2 2p2 y el átomo de nitrógeno aportará 5 electrones teniendo
configuración electrónica externa 2s2 2p3. Por tanto la estructura de Lewis de HCN
contiene 10 electrones (no uno más, ni uno menos!).
El átomo central es el átomo de carbono porque es el menos electronegativo entre
carbono y nitrógeno. Recordad que el átomo de hidrógeno nunca puede ser átomo
central. Se enlaza el átomo de carbono con el átomo de hidrógeno y con el átomo de
nitrógeno mediante enlaces sencillos de esta forma se utilizan cuatro de los 10
electrones. Se completa el octeto del átomo de nitrógeno añadiendo tres pares
solitarios.
De esta forma habremos utilizado los 10 electrones totales que debe tener la estructura
de Lewis de HCN. Sin embargo la estructura de Lewis obtenida en el paso 3 no es
aceptable porque el átomo de carbono no cumple la regla del octeto. Para completar el
octeto del átomo de carbono se utilizan dos pares solitarios del átomo de nitrógeno
para formar un enlace múltiple carbono nitrógeno concretamente un enlace triple. De
esta forma no se han introducido nuevos electrones y tanto en el átomo de carbono
como el átomo de nitrógeno tienen ocho electrones de valencia. Como siempre el
átomo de hidrógeno no cumple la regla del octeto y solo tiene dos electrones.

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Vamos ahora a escribir la estructura de Lewis del ion NCO‐. En este caso el número total
de electrones es 16: cinco del átomo de nitrógeno (2s2 2p3), 4 del átomo de carbono (2s2
2p2), 6 del átomo de oxígeno (2s2 2p4) y hay que sumar un electrón por la carga negativa
que presenta el ion.
NOTA: Si el ion tuviese una carga positiva habría que restar tantos electrones como
cargas positiva tiene el ion.
Siguiendo los pasos vistos en las diapositivas anteriores se elige el átomo de carbono
como átomo central (estructura I) y se llega a la estructura II completando el octeto de
los átomos periféricos. En la estructura II el átomo de carbono no cumple la regla del
octeto.
Para solventar este problema tenemos tres opciones: formar un enlace triple carbono‐
oxígeno (III), dos enlaces dobles, uno carbono‐oxígeno y otro carbono‐nitrógeno (IV), un
enlace triple carbono‐nitrógeno (III). Estás tres estructuras cumplen con la regla del
octeto puesto que todos sus átomos tienen 8 electrones de valencia. Para decidir cuál es
la estructura correcta es necesario introducir una herramienta adicional: la carga formal.

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Dada una estructura de Lewis, la carga formal es una carga (positiva o negativa) que se
calcula para cada uno de los átomos presentes en una estructura.
Consideremos la molécula CO. La estructura de Lewis de esta molécula contiene un
enlace triple entre carbono y oxígeno y dos pares electrónicos solitarios (uno para cada
átomo, ver diapositiva). Para calcular la carga formal de carbono y oxígeno, se deben
asignar los electrones a cada uno de los átomos. Los pares solitarios se asignan al átomo
que los posee, los pares de enlace se dividen entre los átomos enlazados.
De acuerdo con estas reglas el átomo de carbono tiene asignados 5 electrones (3 del
enlace triple + 2 del par electrónico solitario) y el átomo de oxígeno 5 electrones (3 del
enlace triple + 2 del par electrónico solitario).
La carga formal del átomo X se calcula como la diferencia con signo entre el número de
electrones de valencia del átomo aislado (es decir, el número de electrones de la
configuración electrónica externa) y el número de electrones asignado a ese átomo en la
molécula. De esta forma la carga formal del átomo de carbono es 4‐5=‐1, siendo 4 el
número de electrones de valencia del átomo de carbono aislado (2s2 2p2) y 5 el número
de electrones asignados al átomo de carbono en la molécula CO. De la misma forma la
carga formal del átomo de oxígeno es 6‐5=+1, siendo 6 el número de electrones de
valencia del átomo de oxígeno aislado (2s2 2p4) y 5 el número de electrones asignados al
átomo de oxígeno en la molécula.
Cuando podemos escribir más de una estructura de Lewis aceptable para una
determinada molécula la estructura de Lewis más probable (la “buena”!) se elige
utilizando la carga formal. En primer lugar se elige la estructura con el mayor número de
cargas formales próximas a cero y en segundo lugar se elige la estructura de Lewis en las
que las cargas formales positivas (si las hay) residen en el átomo menos electronegativo
y cargas formales negativa (si las hay) residen en el átomo más electronegativo.

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Volviendo a la estructura del ion NCO‐ calcularemos las cargas formales de los átomos
en cada una de las tres estructuras. La diapositiva muestra el resultado de este cálculo.
De las tres estructuras las estructuras IV y V presentan el mayor número de cargas
formales próximas a cero, por tanto descartaremos la estructura III (regla 1). Entre las
estructuras IV y V elegiremos la V porque el átomo de oxígeno es más electronegativo
que el átomo de nitrógeno, por lo tanto se prefiere tener la carga formal ‐1 en el átomo
de oxígeno en lugar del átomo de nitrógeno.

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En esta diapositiva introduciremos el fenómeno de la resonancia. Para ello
consideremos la molécula O3 (ozono).
Siguiendo el procedimiento descrito se llega a dos estructuras equivalentes, la I y la II.
Las dos estructuras son dos alternativas posibles y son estructuras equivalentes (tienen
las mismas cargas formales, los mismos enlaces, etc.). Las estructuras I y II únicamente
difieren en la posición del doble enlace oxígeno‐oxígeno (y por consiguiente en el
número de pares electrónicos solitarios en los átomos de oxígeno periféricos).
Dada esta situación, las dos estructuras alternativas se denominan estructuras
resonantes y la molécula O3 se representa como el hídrido de resonancia de las dos
estructuras resonantes mencionadas. La resonancia se representa mediante una flecha
de doble punta que une las estructuras resonantes implicadas.
A la hora de describir las longitudes de enlace oxígeno‐oxígeno en la molécula O3 hay
que considerar el efecto de la resonancia. Simplificando, la resonancia hace que la
molécula O3 sea el “promedio” de las dos estructuras resonantes. Por tanto la molécula
O3 no contiene un enlace doble (corto) y uno sencillo (largo), y ambos enlaces oxígeno‐
oxígeno de la molécula son iguales e intermedios entre un enlace doble y un sencillo.
Como prueba de todo lo anterior, la figura muestra la molécula O3 y la igualdad entre las
dos longitudes de enlace oxígeno‐oxígeno.

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La resonancia es un fenómeno bastante común. Por ejemplo el ion carbonato (CO32‐) y el
ion nitrato (NO3‐) se representan como el hídrido de resonancia de tres estructuras
resonantes.
Como ejercicio, escribir las estructuras de Lewis del ion carbonato (CO32‐) y del ion
nitrato (NO3‐) y discutir las longitudes de enlace carbono‐oxígeno y nitrógeno‐oxígeno.

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En esta diapositivas se muestran tres situaciones en las que la regla del octeto no se
cumple.
1. Iones o moléculas con un número impar de electrones, por ejemplo NO2 (5+2∙6=17
electrones). De este tipo de moléculas no nos vamos a ocupar en nuestra asignatura.
2. Iones o moléculas con berilio (Be) y boro (B). En este caso el átomo de berilio o el de
boro pueden no alcanzar el octeto, es decir, pueden tener 6 (B) o incluso 4 (Be)
electrones en la capa de valencia. En la diapositiva se muestran las estructura de Lewis
de BeF2 y BF3. En ambas el átomo central no cumple la regla del octeto.
NOTA. Se podrían escribir estructuras con octeto en el átomo de berilio y en el de boro
formando enlaces múltiples berilio‐flúor y boro‐flúor, respectivamente (ver diapositivas).
No obstante las cargas formales obtenidas en las estructuras con octeto son “peores”
(cargas formales diferentes a cero) que las calculadas para la estructura sin octeto (todas
las cargas formales son cero). Como ejercicio, tanto para BF3 como BeF2 averiguar que
las cargas formales en las estructuras con octeto son “peores” que en las sin octeto.
3. Iones o moléculas con átomos del tercer periodo o sucesivos pueden tener más de
ocho electrones de valencia (octeto expandido). La expansión del octeto es bastante
común! En la diapositiva se muestra un ejemplo: PF5 tiene el átomo de fósforo (tercer
periodo!) con 10 electrones en la capa de valencia.

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Veamos otro ejemplo de expansión del octeto: SO42‐.
Siguiendo el procedimiento para escribir las estructura de Lewis para SO42‐, daríamos los
siguientes pasos:
a) el ion contiene 6 (S) + 4∙6 (O) + 2=32 electrones.
b) El átomo central es S porque es menos electronegativo que O.
c) Uniendo el átomo de azufre a los cuatro átomos de oxígeno perífericos con enlaces sencillos
(8 pares electrónicos de enlace) y completando el octeto de los átomos de oxígeno (con 3 pares
electrónicos solitarios en cada uno) utilizamos todos los electrones y obtenemos la estructura I.
La estructura I sería aceptable puesto que todos sus átomos cumplen con la regla del octeto. Sin
embargo, al tener azufre (elemento del tercer periodo!) como átomo central, debemos
plantearnos la expansión del octeto formando dobles enlaces azufre‐oxígeno. La expansión se
realiza por pasos, de tal forma que de la extructura I obtenemos la estructura II formando un
doble enlace azufre‐oxígeno, lo cual deja el átomo de oxígeno con 8 electrones de la capa de
valencia, pero el átomo de azufre pasa a tener 10 electrones, es decir, un octeto expandido.
Para decidir si la expansión es aceptable se calculan las cargas formales y se analizan según las
reglas expuestas hace algunas diapositivas (…mayor número de cargas próximas a cero, …cargas
formales negativas en átomos más electronegativos y cargas formales positivas en átomos
menos electronegativos). En base a esto se descarta la estructura I y nos quedamos con la II, ya
que esta última presenta más cargas formales próximas a cero que la I.
Debemos seguir expandiendo. Esto nos conduce a formar dos dobles enlaces azufre‐oxígeno, ver
estructura III. Entre la estructura II y la estructura III, el reparto de cargas formales es “mejor” en
la III por lo se descarta la II (III tiene más cargas formales próximas a cero).
Se sigue expandiendo y se forma un tercer doble enlace azufre‐oxígeno, obteniéndose la
estructura IV.
Las estructuras III y IV contienen las mismas cargas formales 0, 0, 0, ‐1, ‐1 por lo que para decidir
qué estructura es la correcta, debemos fijarnos en la posición de las cargas. En la III dos átomos
de oxígeno soportan una carga ‐1 cada uno, en cambio en la IV un átomo de oxígeno y un átomo
de azufre soportan una carga ‐1 cada uno. Puesto que el elemento azufre es menos
electronegativo que el elemento oxígeno, entendemos que la carga ‐1 está mejor ubicada en el
átomo de oxígeno que en el átomo de azufre, por tanto descartamos la estructura IV y
aceptamos la III como buena.
Una vez aceptada la estructura III como buena, debemos darnos cuenta que la posición de los
dobles enlaces azufre‐oxígeno puede variar. La diapositiva muestra las seis estructuras
alternativas (pero equivalentes). Por tanto diremos que la estructura de Lewis de SO42‐ es el
híbrido de resonancia de las seis estructuras resonantes mostradas en la diapositiva.
Como ejercicio, discuta la longitud de los enlaces azufre‐oxígeno en el anión sulfato. ¿Son iguales
o diferentes? ¿Por qué?

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Esta diapositiva resume la aplicación de la regla del octeto.
a) C, N, O y F siempre cumplen la regla del octeto con independencia de las cargas
formales.
b) Be y B pueden no alcanzar el octeto. Entre tener octeto y no tener, se decide en base
a las cargas formales.
c) Si, P, …, I (elementos del tercer periodo o sucesivos) pueden expandir el octeto. Entre
expandir el octeto o no expandir, se decide en base a las cargas formales.

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Finalizamos este tema, introduciendo la energía de enlace. La energía de enlace es la
energía necesaria para romper el enlace entre dos átomos. Recordando que cuando se
forma un enlace químico dos átomos alcanzan una situación de mayor estabilidad
(mínima energía), entendemos que romper un enlace es un proceso en el que se
absorbe energía. Efectivamente las energías de enlace siempre son positivas.

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Esta tabla (que solo se muestra con fines explicativos) contiene diferentes energía de
enlaces para enlaces sencillos (mitad superior de la tabla) y para enlaces múltiples
(mitad inferior de la tabla).
Se puede comprobar que los enlaces sencillos son más débiles, es decir, requieren
menos energía para romperse, que los dobles (más fuertes), y que los enlaces dobles
son más débiles que los triples.
Comprobad los valores para los enlaces carbono‐carbono (sencillo, doble y triple),
nitrógeno‐nitrógeno (sencillo, doble, triple) y carbono‐oxígeno (sencillo, doble, triple) y
observar cómo varían.
Conviene recordar que la longitud de enlace entre dos átomos enlazados disminuye de
enlace doble a triple (ver diapositivas 12).

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