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TP Irene Gelfman
TP Irene Gelfman
Trabajo práctico
1-
La sobre exposición generada por los nuevos medios técnologicos y las redes sociales
como actor en la la transformación del sujeto y las identidades. La posibilidad de reflexionar
acerca de los estereotipos, la transformación y la posibilidad de representarse a uno mismo
de diferentes maneras.
Flavia Da Rin nació en Buenos Aires en 1978. Estudió en la Escuela Nacional de Bellas
Artes “Prilidiano Pueyrredon”, donde se especializó en pintura. A finales del 2000 obtuvo su
primera cámara digital y comenzó a sacar fotos a todo lo que tenía cerca, incluyéndose a
ella misma. Aprendió de manera autodidacta a manejar la cámara sin convertirse en
fotógrafa, sin trabajar a rajatabla con esas reglas que el lenguaje propone. La fotografía
podía servirle para trasladar algunas lógicas de lo que aprendió con la pintura.
Con una cámara Canon de 3.3. megapixeles, Flavia armó una serie de fotografías donde
aparecía varias veces en una escena. Tres Flavias conversando en el baño, una Flavia que
comparte un lápiz labial con otra más tímida. Estas mujeres no tenían retoques y estaban
vestidas como cualquier persona de principios del 2000. En sus poses había una actitud
reflexiva, se podía ver en la mirada y en cómo interactúan entre sí. En estos escenarios
cotidianos se generaba una atmósfera melancólica y depresiva, como si todas fueran hadas
sin brillo. Se podría comparar estas primeras obras con las escenas de la película “Las
Vírgenes Suicidas” de Sofia Coppola, donde el tiempo es pesado y los personajes son
bellos pero están a la deriva.
La artista, a mediados de los 2000, empezó a utilizar el Photoshop para editar sus
fotografías y agrega capas de color, textura y luz a sus personajes. En ese momento, se
inventa un mundo de fantasía con disfraces y colores en degradé. Son escenas digitales
donde habita el absurdo y el terror: personajes sin género con muecas exageradas y pieles
grises o violetas. Hay planos de color hechos con plastilina, máscaras burlonas que parecen
invocar a la muerte o seres que quieren vender algo que sería mejor no comprar.
El mundo cambió mucho desde el 2000 hasta hoy. Las personas se volvieron expertas en
editar las imágenes de su celular, las más ambiciosas se arman canales de YouTube para
dar consejos de maquillaje y otras se vuelven drag queens que aspiran a ser parte de un
reality show. Como si fueran los pasos de una skin routine, la gente se arma un relato de sí
misma y lo expone al público. El mundo, al igual que Flavia Da Rin, es libre de inventarse
una máscara, donde la mentira y la verdad son maquillajes para autoinventarse. La
identidad puede ser un boceto que nunca termina, con sus contradicciones y misterios, pero
sobre todo lleno de fantasía.