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Master Roma MareNostrum Textos03a
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a. La civitas y su administración
Después de haber dividido en dos partes a todos aquellos que están en el Imperio- y al
decir esto me refiero a toda la ecuméne-, por una parte a todo aquel que fuese muy
elegante, linajudo y poderoso en cualquier parte, lo hicisteis ciudadano y vuestro
congénere, mientras que el resto quedó como súbdito y gobernado (...). Todo está
abierto para todos. Nadie que sea digno de una magistratura o de confianza es
extranjero, sino que se estableció una democracia común a la tierra bajo el dominio de
un solo hombre, el mejor gobernante y regidor: todos se reúnen aquí como si fuera en
el ágora común, cada uno para procurarse lo debido. Lo que una ciudad es para sus
propias fronteras, eso es esta ciudad para toda la ecuméne, como si se presentase
como el núcleo urbano común a todo el territorio. (Elio Arístides, Elogio de Roma 59-
61).
73. Ninguna persona dentro de los límites de la ciudad o la colonia o dentro de la zona
marcada por el arado introducirá una persona muerta, o la enterrará o incinerará en la
misma, o construirá en ella un monumento a una persona muerta. Si alguna persona
actúa en contravención de la presente regla será condenado a pagar a los colonos de
la Colonia Julia Genetiva 5.000 sestercios y será demandado y procesado por
cualquier persona de manera voluntaria por esa cantidad. Cualquier monumento así
construido un duunviro o un edil harán que sea demolido y si, contraviniendo esta ley,
una persona muerta se ha introducido y colocado en su interior, se hará la expiación
adecuada. (Lex Ursonensis)
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Roma y el Mare Nostrum: Imperio, Conflicto y Sociedad en la Cuenca del Mediterráneo Textos
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78. Se respetarán las vías públicas y caminos dentro de los límites asignados a la
colonia, todas esas vías públicas, caminos y senderos que existen o pueden existir o
han existido en dichos territorios deberán ser de propiedad pública. (Lex Ursonensis)
76. Rúbrica: Sobre el recorrido para reconocimiento de los límites de los terrenos
municipales en concesión; si parece oportuno o no que sean recorridos para
reconocimiento, y por qué personas y cómo hayan de ser recorridos para
reconocimiento.
El dunvir del municipio Flavio Irnitano, cada uno en su año, haga la propuesta a los
decuriones y conscriptos de ese municipio, cuando estén presentes no menos de dos
tercios, de si parece oportuno recorrer para reconocimiento, aquel año, los límites, los
campos y los terrenos arrendados de ese municipio, y haga que los decuriones y
conscriptos den un decreto que valga conforme a la presente ley. Aquel a quien de
este modo hubieran dado y decretado el encargo los decuriones y conscriptos,
cúmplalo y cuide de que se cumpla sin dolo malo, tal como deba hacerlo cualquiera de
ellos, conforme al decreto de los decuriones y conscriptos. (Lex Irnitana)
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Pero los lugares dejados y excluidos no están sino en los confines de las colonias. Se
extienden a partir de donde finaliza la asignación y el campo cultivado y en donde se
interrumpe la ordenación de las centurias. Pero más allá, (las tierras) eran
completamente boscosas y (se encontraban) las cimas de algunos montes que son
utilizadas para que puedan hacer de confín de la colonia no sin gran motivo. Así pues,
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los confines de la colonia están encerrados (= limitados) por montes. (Frontin. Aq.
55.23)
Quienes hayan leído las obras de Arquímedes, probablemente dirán que no es posible
conseguir un nivel exacto con el agua, porque él mantiene la teoría de que la
superficie del agua nunca está a nivel, sino formando una ligera curvatura, y que su
centro es el centro de la tierra. Bien; tanto presente la superficie del agua un plano
llano, como si muestra una suave curvatura, es preciso que los extremos de la regla
mantengan el agua necesariamente a un mismo nivel; si está inclinada hacia uno de
sus lados, la parte del canalito que quede más alta no tendrá agua que alcance su
borde superior. Por tanto, por el lado que se vierta el agua presentará necesariamente
un abultamiento y una curvatura en su parte central, mas los dos extremos, a derecha
e izquierda, quedarán al mismo nivel. Al final del libro se encontrará diseñado un
modelo de corobate. Si la pendiente es considerable, la caída del agua será más
rápida y más fácil; pero si en el recorrido del agua se encuentran barrancadas
pantanosas o depresiones del terreno, deberán prepararse unas arcadas o pilares
para trazar acueductos. (Vitr. De arch. 8.5.3)
La conducción del agua se puede hacer de tres maneras: por conductos mediante
canales de albañilería, por medio de tuberías de plomo o bien por cañerías de barro.
Veamos el método a seguir en cada uno de estos supuestos. Si la conducción se
realiza mediante canales, su construcción será lo más sólida posible y el lecho de la
corriente de agua estará nivelado con una caída de medio pie por cada cien pies de
longitud. Su obra de albañilería debe ser abovedada, con el fin de proteger el agua de
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los rayos solares. Cuando el agua llegue a los muros de la ciudad, se construirá un
depósito y tres aljibes, unidos a él para recibir el agua; se adaptarán al depósito tres
tuberías de igual tamaño que repartirán la misma cantidad de agua en los aljibes
contiguos, de manera que cuando el agua rebase los dos aljibes laterales empiece a
llenar el aljibe de enmedio.
En el aljibe central se colocarán unas cañerías, que llevarán el agua hacia todos los
estanques públicos y hacia todas las fuentes; desde el segundo aljibe se llevará el
agua hacia los baños, que proporcionarán a la ciudad unos ingresos anuales; desde el
tercero, se dirigirá el agua hacia las casas particulares, procurando que no falte agua
para uso público. Los particulares no podrán desviar para su uso privado el agua de
uso público, ya que habrá unos conductos especiales directamente desde los aljibes.
La razón que me ha empujado a establecer este reparto del agua es que los
particulares que tengan agua en sus propias viviendas deben satisfacer impuestos
para el mantenimiento de los acueductos. Si entre las murallas de la ciudad y los
manantiales se levantan unas colinas, debe procederse de la siguiente manera: se
abrirá un túnel subterráneo, con una pendiente nivelada, como hemos descrito
anteriormente; si encontramos un suelo muy poroso o rocoso, el túnel se abrirá sobre
el mismo suelo; si es un suelo terroso o arenoso, se levantarán unas paredes
abovedadas, formando una galería, y así se hará la conducción del agua. Se abrirán
pozos guardando una distancia de ciento veinte pies. (Vitr. De arch. 8.6.1-2)
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sean nombrados, sean ediles del municipio Flavio Irnitano. Tengan éstos derecho y
potestad de exigir y repartir (las contribuciones para) suministro, templos, lugares
sagrados y religiosos, villa, calles, barrios, cloacas, baños, mercado, pesas y medidas
(…). (Lex Irnitana)
77. Si algún duunviro o edil por interés general decide hacer, cavar, alterar, construir
o pavimentar las carreteras, diques o aguas residuales dentro de los límites que
pertenecen a la Colonia Julia, dichas obras deberán ser también legales para las
personas privadas, a condición de que no se lesionen tampoco intereses particulares.
(Lex Ursonensis)
79. Se respetarán todos los ríos, arroyos, fuentes, lagos, estanques o pantanos dentro
del territorio dividido entre los colonos de esta colonia: los titulares y poseedores de
esas tierras tendrán los mismos derechos de acceso, de transporte, y de cauce del
agua con respecto a dichos arroyos, lagos, fuentes, manantiales, estanques y
pantanos, que pertenecían a los antiguos titulares y poseedores. De la misma manera
las personas que posean o poseen dicho terreno tendrán derecho legal sobre dichas
aguas. (Lex Ursonensis)
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Ya que si éstas no se reparan, se pierde todo uso del agua y podría la gente morir de
sed, porque es claro que el agua no puede llegar si no se repara la acequia, en tanto,
cuando no se repara el camino, tan sólo hay dificultad para pasar y llevar el ganado.
(Dig. 43.21.4).
[El] agua que se desborda de los canales; lo llamamos aqua caduca; e incluso esta no
se otorgó para ningún otro uso que no sea para termas o establecimientos completos;
y estaba sujeta a un impuesto, por una tarifa fija, que debía pagarse en la tesorería
pública. También se concedió una parte de ésta a las casas de los principales
ciudadanos, con el consentimiento de los demás. (Frontin. Aq. 94)
Embelleció hasta tal punto Roma, cuyo ornato no se correspondía con la majestad del
imperio y que, además, se encontraba expuesta a las inundaciones y a los incendios,
que pudo con justicia jactarse de dejarla de mármol, habiéndola recibido de ladrillo.
(Suet. Aug. 28.3)
Las ciudades relucen con brillo y encanto, y toda la tierra está engalanada como un
jardín, [hasta el punto de que] aquellos que viven fuera de vuestra hegemonía, si es
que hay alguien, sólo son merecedores de compasión por haber sido privados de tales
bienes. (Elio Arístides, Elogio de Roma 99).