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LAS CONSECUENCIAS DE LA FALTA DE PERDÓN EN

LA BIBLIA
Consecuencias de no perdonar según la Biblia

Jesucristo nos dijo que debemos perdonar. Haciendo del perdón una obligación
y responsabilidad nuestra como cristianos; sin embargo, tenemos la opción de no
hacerlo y evitarlo, pero debemos estar conscientes de las consecuencias de la
falta de perdón.

SI NO PERDONAMOS TAMPOCO DIOS NOS PERDONARÁ NUESTROS


PECADOS

Tenemos la necesidad del perdón de Dios pues es imposible que no pequemos,


pero si no perdonamos a los demás sus ofensas, tampoco Dios nos perdonará
(Mateo 6:15). La Biblia dice “No juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no
seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados” (Lucas 6:37)

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El no perdonar tiene serias consecuencias para nosotros ya que para alcanzar


nuestro perdón necesitamos también perdonar a los demás, de lo contrario, Dios
tampoco nos perdonará nuestros pecados.

LA FALTA DE PERDÓN PROVOCA QUE NUESTROS PECADOS SEAN


RETENIDOS

Las escrituras nos declaran que “…Cuando estéis orando, perdonad, si tenéis algo
contra alguno, para que también vuestro Padre que está en los cielos os
perdone a vosotros vuestras ofensas. Porque si vosotros no perdonáis, tampoco
vuestro Padre que está en los cielos os perdonará vuestras ofensas” (Marcos 11:25-
26)

Si no perdonamos entonces son retenidas nuestras faltas, ofensas, pecados ya


que no podemos perdonar y por lo tanto será un obstáculo para recibir el perdón
de Dios. Los resentimientos, rencores, entre otras cosas, provocará que nuestros
pecados estén retenidos y para que sean perdonados y ser libres debemos
perdonar.

LA FALTA DE PERDÓN AFECTA NUESTRAS ORACIONES


En el modelo de oración del Padre nuestro se dice “…perdónanos nuestras deudas,
como también nosotros perdonamos a nuestros deudores” Mateo 6:12, es decir,
que la oración implica tanto el perdón de Dios como también que debemos
perdonar,de lo contrario nuestra oración en la cual pedimos perdón será
afectada por no practicar dicho perdón con los demás.

(También te invito a leer: El Poder de la Oración, Estudio Bíblico)

Jesús fue claro al decir que “…cuando estéis orando, perdonad…” (Marcos 11:25), es
importante sentirnos libres de todo lo que nos perjudica en nuestra oración y
clamor a nuestro Dios. Debemos sentirnos libres en nuestra oración.

Aún en nuestra relación con los miembros de la familia como esposa e hijos es
importante que podamos practicar el perdón. 1 Pedro 3:7 dice: “Vosotros, maridos,
igualmente, vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como a vaso más
frágil, y como a coherederas de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones
no tengan estorbo”.

Como podemos leer al final del versículo anterior, nuestras oraciones pueden
tener estorbo por la falta de perdón entre los matrimonios, y no solamente entre
los matrimonios, sino en los diferentes miembros de la familia y también dentro de
la iglesia.

NO PERDONAR PUEDE DESTRUIR NUESTRA COMUNIÓN CON LOS


DEMÁS

1 Juan 2:9 declara: “El que dice que está en la luz, y aborrece a su hermano, está
todavía en tinieblas”. La falta de perdón nos puede llevar a aborrecer a nuestros
hermanos y conducirnos a un camino de tinieblas y lo peor de todo podemos
pensar que aun con esto seguimos en la luz.

(Quizás te pueda interesar: El Amor Cubrirá Multitud de Pecados)

Se necesita amor para perdonar a nuestros hermanos, “…y sabemos que hemos
pasado de muerte a vida, en que amamos a nuestros hermanos. El que no ama a
su hermano permanece en muerte” (1 Juan 3:14). No solamente afecta nuestra
relación con nuestros hermanos sino que nos trae la muerte y la falta de comunión
con nuestro Dios.

No podemos dejar que la falta de perdón destruya nuestra comunión o


relación con nuestros hermanos. “Antes sed benignos unos con otros,
misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a
vosotros en Cristo” (Efesios 4:32)

Igualmente Colosenses 3:13 nos dice: “Soportándoos unos a otros, y


perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro De la manera que
Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros”. Que importante es saber
que para soportarnos unos a otros debemos perdonarnos.

Lucas 17:4, hablando de un hermano que viene arrepentido por lo que hizo, dice:
“Y si siete veces al día pecare contra ti, y siete veces al día volviere a ti, diciendo:
Me arrepiento; perdónale”, es necesario aprender a perdonar.

Para José fue muy difícil perdonar, pues tuvo que llorar tres veces (Génesis
42:24; Génesis 43:30; Génesis 45:3) hasta que logró darse a conocer a sus hermanos
y perdonarlos por todo lo que le hicieron. Quizás sea un proceso difícil pero con
la ayuda de Dios debemos aprender a perdonar.

LA FALTA DE PERDÓN HACE RECORDAR LA DEUDA QUE TENÍAMOS


CON DIOS

La Biblia nos habla de un rey que perdonó una deuda de diez mil talentos a su
siervo, pero este siervo no pudo perdonar a otro de sus consiervos cien
denarios que le debía, echándole en la cárcel hasta que pagara la deuda.

(También puedes visitar la sección de Nuestra vida Cristiana)

Entonces el rey, al darse cuenta, le dijo: “¿No debías tú también tener


misericordia de tu consiervo, como yo tuve misericordia de ti? Entonces su Señor
enojado, le entregó a los verdugos, hasta que pagase todo lo que debía” (Mateo
18:33)

Lo anterior culmina con la siguiente reflexión: “Así también mi Padre celestial


hará con vosotros si no perdonáis de todo corazón cada uno a su hermano sus
ofensas” (Mateo 18:35). Es interesante meditar en esto, pues se nos recuerda que
fuimos perdonados y que hicieron misericordia con nosotros y que si no hacemos
lo mismo se recordará nuestra deuda.

DEBEMOS PERDONAR PARA QUE NO TENGAMOS


MALAS CONSECUENCIAS
Hombres como José escogieron perdonar antes de llenar su alma de rencor,
resentimientos, amargura, odio contra sus propios hermanos. El mismo Esteban
escogió perdonar a quienes lo apedreaban, pues “…puesto de rodillas, clamó a
gran voz: Señor, no les tomes en cuenta este pecado. Y habiendo dicho esto,
durmió” (Hechos 7:60)

Que mayor ejemplo que el de nuestro Señor Jesucristo en la cruz al decir: “…Padre,
perdónalos, porque no saben lo que hacen…” (Lucas 23:34). Jesús no merecía morir
en la cruz y estaba pagando por una deuda que era nuestro, sin embargo, supo
perdonar.

Todos necesitamos el perdón, pero también perdonar. Los que no perdonan


traen graves consecuencias a su vida espiritual y sus relaciones con los demás,
afectando tanto en su vida familiar como su comunión en la iglesia; por lo
tanto, debemos aprender a perdonar para evitar las consecuencias de la falta
de perdón.

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