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CUADERNILLO DE

LECTURAS 2024
LENGUA Y LITERATURA

3er año
Instituto Inmaculada Concepción

Prof. Camila Grioli


Alumno/a: ………………………………………..

0
La vida, el milagro y la muerte, tres destinos para las hermanas Noboa ....... 46
Andy y la serpiente (Ron Fabian Ed. Paul Auster) ........................................ 47
La autobiografía .............................................................................................3 Héroes de Malvinas: encarnar la virtud y dar la vidav(Julieta Villar) ........... 50
Philippe Lejeune, El pacto autobiográfico (fragmento)..................................4
Los chicos rusos que se duermen en la escuela. (Karina Insaurralde) ........... 55
Atentado a las Torres Gemelas (consigna de trabajo) ..................................... 58
Selección de autobiografías, autorretratos y anécdotas ...........................7
Autorretrato (Pablo Neruda) ..............................................................................8
Sobre una mesa (autobiografía) ........................................................................8 La narración ................................................................................................ 61
Vlady Kociancich (Autobiografía) ..................................................................10 Estructura narrativa .......................................................................................... 62
La desgracia llega en sobres papel madera (Hernán Casciari) ........................12 Los narradores ................................................................................................. 62
Rodolfo Walsh (autobiografía) ........................................................................17 La focalización ................................................................................................ 65
Hebe Uhart (Autobiografía) ............................................................................19 Tiempos narrativos .......................................................................................... 66
Tiempos verbales en la narración .................................................................... 66

La crónica .....................................................................................................20 Análisis estructural de los relatos ..................................................................... 67


Rodolfo Walsh, pionero del nuevo periodismo ................................................21 Tipos de recursos literarios y ejemplos ........................................................... 68
Por la crónica Martín Caparrós.........................................................................21 Selección de relatos ...................................................................................... 69
Selección de crónicas .....................................................................................27
Tu mano izquierda (Fragmentos) Laura Meradi .............................................. 70
El amigo chino (Leila Guerriero) ....................................................................28
No dejes que una bomba dañe el clavel de la bandeja - Esteban Valentino .... 72
El sabor de la muerte (Juan Villoro) ................................................................40
La honda - Ricardo Piglia .............................................................................. 76
Hiroshima (John Hershey) ...............................................................................44
Ojos negros- Vlady Kociancich ..................................................................... 78
El mundo feliz: venta directa (Leila Guerriero) ............................................. 45
Eveline- James Joyce .................................................................................... 81

1
Viejos son los trapos - Hernán Casciari............................................................85
La noche boca arriba- Julio Cortázar................................................................87
La señorita Cora - Julio Cortázar.....................................................................93

La argumentación .....................................................................................111
Los géneros argumentativos ...........................................................................112
Estrategias argumentativas .............................................................................114
Selección de textos argumentativos................................................................115

Recursos ...................................................................................................... 120

1
LA AUTOBIOGRAFÍA

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Al querer aportar claridad se corren dos riesgos: repetir de nuevo
la evidencia (pues resulta necesario comenzar por los cimientos) y, riesgo
opuesto, dar la impresión de que se quieren complicar las cosas con
Philippe Lejeune, El pacto autobiográfico (fragmento)
distinciones sutiles. No evitaré el primero; en cuanto al segundo, intentaré
(en La autobiografía y sus problemas teóricos, Barcelona, Suplemento razonar mis distinciones. He concebido mi definición, no situándome sub
Anthropos, 1991) specie aeternitatis, examinando las “cosas-en-sí” que serían los textos,
sino poniéndome en el lugar de un lector de hoy que trata de distinguir
algún orden en la masa de textos publicados cuyo rasgo en común es que
¿Es posible definir la autobiografía? He intentado hacerlo en
cuentan la vida de alguien. De esta manera, he tratado de definir la
L’autobiographie en France, con el objeto de sentar las bases para
autobiografía por una serie de oposiciones entre los diferentes textos que
establecer un corpus coherente. Pero mi definición dejaba de lado ciertos
nos son propuestos para su lectura. Levemente modificada, la definición
problemas teóricos. He sentido la necesidad de afinarla y dotarla de
de la autobiografía sería la siguiente:
mayor precisión, tratando de hallar criterios más estrictos. Al hacerlo me
he tropezado en mi camino con las discusiones clásicas que siempre Relato retrospectivo en prosa que una persona real hace
suscita el género autobiográfico: relaciones entre la biografía y la de su propia existencia, poniendo énfasis en su vida individual
autobiografía, relaciones entre la novela y la autobiografía. Problemas y, en particular, en la historia de su personalidad. La definición
irritantes por la repetición de los argumentos, por la zona difusa que rodea pone en juego elementos pertenecientes a cuatro categorías
el vocabulario empleado, y por la confusión de problemáticas precedentes diferentes: 1. Forma del lenguaje a) narración b) en prosa. 2.
de campos sin posible comunicación entre ellos. Con un nuevo intento de Tema tratado: vida individual, historia de una personalidad. 3.
definición, me he propuesto aclarar los términos mismos de la Situación del autor: identidad del autor (cuyo nombre reenvía
problemática del género. a una persona real) y del narrador. 4. Posición del narrador:

3
a) identidad del narrador y del personaje principal; b) Por otra parte, hay dos condiciones sometidas a una ley de todo o
perspectiva retrospectiva de la narración. nada, y esas son, con certeza, las condiciones que oponen la autobiografía
(y, a la vez, las otras formas de la literatura íntima) a la biografía y a la
Una autobiografía es toda obra que cumple a la vez las
novela personal: son las condiciones (3) y (4 a). En este caso no hay ni
condiciones indicadas en cada una de esas categorías. Los géneros
transición ni libertad. Una identidad es o no es. No hay gradación posible,
vecinos de la autobiografía no cumplen todas esas condiciones. He aquí
y cualquier duda implica una conclusión negativa. Para que haya
la lista de condiciones que no se ven cumplidas en los otros géneros:
autobiografía (y, en general, literatura íntima) es necesario que
memorias (2) biografía (4 a) novela personal (3) poema autobiográfico
coincidan la identidad del autor, la del narrador y la del personaje.
(1 b) diario íntimo (4 b) autorretrato o ensayo (1 y 4 b) Resulta evidente
Por oposición a todas las formas de la ficción, la biografía y la
que las diferentes categorías no constriñen de igual manera: ciertas
autobiografía son textos referenciales: de la misma manera que el
condiciones pueden ser cumplidas en su mayor parte sin serlo totalmente:
discurso científico o histórico, pretenden aportar una información sobre
El texto debe ser fundamentalmente una narración, pero sabemos una “realidad” exterior al texto, y se someten, por lo tanto, a una prueba
el lugar que ocupa el discurso en la narración autobiográfica; la de verificación. Su fin no es la mera verosimilitud, sino el parecido a lo
perspectiva debe ser fundamentalmente retrospectiva, por eso no excluye real; no “el efecto de realidad”, sino la imagen de lo real.
secciones de autorretrato, un diario de la obra, o del presente
Todos los textos referenciales conllevan, por lo tanto, lo que yo
contemporáneo a la redacción, y construcciones temporales muy
denominaría pacto referencial, implícito o explícito, en el que se
complejas; el tema debe ser fundamentalmente la vida individual, la
incluyen una definición del campo de lo real al que se apunta y un
génesis de la personalidad, pero la crónica y la historia social o política
enunciado de las modalidades y del grado de parecido a los que el texto
pueden tener algún lugar. Se trata de una cuestión de proporción o, más
aspira.
bien, de jerarquía: hay zonas naturales de transición con los otros géneros
de la literatura íntima (memorias, diario, ensayo) y el clasificador goza de La fórmula no sería “Yo, el abajo firmante” sino “Yo juro decir la
cierta libertad a la hora de examinar cada caso particular. verdad, toda la verdad, y nada más que la verdad”. El juramento

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raramente toma forma tan abrupta y total: es una prueba suplementaria de
la honestidad el restringirlo a lo posible (la verdad tal como se me
aparece, en la medida en que la puedo conocer, etc., dejando margen para
los inevitables olvidos, errores, deformaciones involuntarias, etc.) y el
indicar explícitamente el campo al que se aplica el juramento (la verdad
sobre tal aspecto de mi vida, sin comprometerme en ningún otro aspecto).

¿Cómo arreglármelas para parecer mal y quedar bien? Es como


cuando uno se mira al espejo (o al retrato) buscándose el ángulo bello (sin
que nadie lo observe) para constatar que sigue siendo uno mismo siempre.

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SELECCIÓN DE
AUTOBIOGRAFÍAS,
AUTORRETRATOS Y
ANÉCDOTAS

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tinta, discreto entre los animales, afortunado de nubarrones, investigador
Autorretrato (Pablo Neruda) en mercados, oscuro en las bibliotecas, melancólico en las cordilleras,
incansable en los bosques, lentísimo de contestaciones, ocurrente años
Algunos se plantan de soslayo, otros imprimirán la verdad de lo
después, vulgar durante todo el año, resplandeciente con mi cuaderno,
que quisieron ser, otros se preguntarán: ¿cómo soy?
monumental de apetito, tigre para dormir, sosegado en la alegría,
inspector del cielo nocturno, trabajador invisible, desordenado,

Pero la verdad es que todos vivimos anotándonos, acechándonos persistente, valiente por necesidad, cobarde sin pecado, soñoliento de

a nosotros mismos, declarando sólo lo más visible, escondiendo la vocación, amable de mujeres, activo por padecimiento, poeta por

irregularidad del aprendizaje y el tiempo. maldición y tonto de capirote.

Pero vamos al grano. Pablo Neruda

Por mi parte, soy o creo ser duro de nariz, mínimo de ojos, escaso
de pelos en la cabeza, creciente de abdomen, largo de piernas, ancho de Sobre una mesa
suelas, amarillo de tez, generoso de amores, imposible de cálculos,
(autobiografía)
confuso de palabras, tierno de manos, lento de andar, inoxidable de
corazón, aficionado a las estrellas, mareas, maremotos, administrador de Escribir sobre uno mismo es un poco incómodo, por eso prefiero
escarabajos, caminante de arenas, torpe de instituciones, chileno a escribir sobre una mesa. Dalmiro Sáenz La mesa sobre la que estoy
perpetuidad, amigo de mis amigos, mudo de enemigos, entrometido entre escribiendo es la misma sobre la que transcurrió mi vida, al menos desde
pájaros, mal educado en casa, tímido en los salones, arrepentido sin que tengo memoria. En Venezuela, donde nací, teníamos otra mesa;
objeto, horrendo administrador, navegante de boca, y yerbatero de la hecha por mi papá, creo. En ella debo haber hecho los primeros dibujos,

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o garabatos, y tal vez las primeras letras sueltas y mi nombre. Pero de esto ciencias exactas, mi mamá es la profesora; si es de sociales, a preguntarle
no me acuerdo ya que solo tenía tres años cuando me fui. La que a mi papá. Definitivamente, yo salí con más afición por esto último.
considero mi mesa es ésta. Bastante común, por cierto, y bastante fea. Podría ejemplificar con algunos episodios: en cuarto grado,
Tienen forma rectangular, con un color entre verde y blanco arriba, y aproximadamente, tenía que hacer un dibujo sobre los bomberos, y 80
siempre desprovista de mantel. Hace ya cuarenta años que está en la como no tenía ganas de pintarlo lo pintaron por mí. Alguien le pintó la
familia, así que muchos deben considerarla su mesa. En un principio manguera a lunares, me ofendí muchísimo, en ese momento las
estaba en la casa de José León Suárez donde todavía vive mi abuela, y mangueras de los bomberos eran rojas, los perros marrones o negros
donde vivieron su infancia y adolescencia mi mamá y mis tíos cazando (nunca azules) y los pájaros amarillos. O una tarde de lunes, intentando
mariposas y revolcándose en las zanjas, según cuentan. Pero desde que estudiar los alcanos, alquenos y alquinos con mi mamá, y con paciencia,
llegué a la Argentina, hace unos catorce años, la mesa pasó de la cocina porque en un día tenía que aprender todo lo de un trimestre. Como
de mi abuela a la mía y acá sigue desde entonces. Por lo tanto, fue en esta siempre, todo a último momento. O una mañana de domingo estudiando
mesa, o al lado de ella y por qué no sobre ella, que pasó mi vida. Me a “mi amigo” David Ricardo con mi papá y un mate de leche. También
acuerdo de mi hermana, Marina, que aprovechando para jugar a la me trae recuerdo de sabores, limón con azúcar que nos hacía mi abuelo
maestra me enseñó a leer y escribir, a multiplicar, sumar, dividir, etc. Yo Jorge. Los fideos, arroz y polenta; polenta, fideos y arroz, de la época en
debía tener cuatro o cinco años, así que cuando iba al colegio me aburría que eso era todo lo que se podía comprar. Las bananas con dulce de leche
de ver cosas que ya sabía y le pedía tarea extra a la señorita. Esto debe que traía mi abuelo Carlos, postre preferido de toda la familia Caporale.
haber durado hasta tercer grado, cuando empezaron las cuentas de dividir Y los huevos pasados por agua que la Sira me hacía todos los mediodías.
por dos y por tres y las fracciones, y la cosa se complicó. Las primeras Además de para comer, una de las cosas para lo que más usamos la mesa
tareas y las últimas. Aunque a medida que pasaba el tiempo cada vez eran es para dibujar. Me gusta bastante dibujar, aunque no tenga mucha
menos. Siempre entre todos, porque acá siempre fue así, sigue pasando aptitud. Sólo de vez en cuando, muy de vez en cuando, algún dibujo sale
con las tareas de Alexis, mi hermanito. Cuando había que dibujar bien, y va a parar enmarcado a la pared, junto con otros dibujos míos y de
generalmente pintaban una parte cada uno; si tiene que ver con las mi hermana. Uno de los dibujos que más tengo presente es uno de Heidi

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que me hizo mi papá y estuvo colgado en mi pieza por mucho tiempo. (Autobiografía)
Hoy, mirando las fotos donde aparecía la mesa, veo que en la mayoría
Nací en el barrio de Palermo. Mis padres vivieron ahí tan poco
aparecen los lápices de colores de fondo, los Prismacolor venezolanos
tiempo que solo recuerdan un departamento prestado y la sala de
Las cartas de los Súper Amigos con la patota, los collares de fideos que
maternidad del Hospital Rivadavia. Por una de las ventanas que da a Las
armaba con Ximena, amiga de la infancia, los palitos chinos con las
Heras mi madre trató de arrojarse, en medio del trabajo de parto. Esa
amigas del barrio. Las velitas de todos mis cumpleaños. Las cartas a mis
noche no había médicos disponibles para atender a una primeriza y las
amigas, o a algún novio. O un domingo como hoy, jugando a las bazas en
enfermeras la encerraron bajo llave hasta la mañana siguiente.
familia o tomando una cerveza y jugando al truco con amigos de siempre
Veinticuatro horas después de nacer fui sustituida por un varón con
y de ahora. Los llantos, todos los malos momentos, incluida la “crisis” al
ictericia. Tuvo que intervenir la policía. De alguna cama ajena volvió la
momento de elegir una carrera, y darse cuenta de que uno no tiene
beba de ojos claros. Comprensiblemente, mi madre se negó a tener más
vocación. Un libro, aunque sólo unas páginas, porque todos sabemos que
hijos. Me crié fuera del centro, en el lado pobre de Olivos, hoy una zona
es más cómodo leer en la cama. En fin, todo y todos pasaron sobre esta
de típica clase media, entonces un barrio de obreros especializados, la
mesa. Y es sobre esta misma mesa bastante común, por cierto, y bastante
mayoría inmigrantes. Las calles eran de tierra. Las casas, cuadradas, sin
fea, rectangular, con un color entre verde y blanco arriba y siempre
revoque, toscas crisálidas de donde saldrían chalecitos de tejas. Tenían un
desprovista de mantel, que estoy escribiendo mi primera “tarea” de
fondo con parra, quinta de verduras y frutales. El matrimonio de mis
facultad, una autobiografía, “Sobre una mesa”.
padres fue una las tantas alianzas de familias criollas y europeas. Los
Inti Caporale Leal-Marchena Kociancich (Cociansi), eslovenos de Friuli, habían ido llegando de a
gotas: primero mi abuelo, luego mi abuela y dos hijas, finalmente mi
padre, un chico de catorce con su hermana de diez. Durante el viaje, mi
padre tiró al mar la camisa negra que le había puesto su tía Nina. La tía

Vlady Kociancich Nina era una autoridad de las flamantes Juventudes Fascistas. Recuerdo

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haber visto una fotografía de ella de uniforme. Se parecía a Marlene mi abuelo en Urquiza. Pasamos la medianoche solos arriba de un tranvía.
Dietrich y a todas las nazis rubias de los campos de concentración. Diez Tenía dos años y medio cuando desaparecí nuevamente. Me encontraron
años después, su único hijo, Walter, huía a Inglaterra, se enlistaba en la en el fondo de un pozo de cal seca, después de un día de búsqueda. Sana
42 Royal Air Force y moría en combate. Hollywood hizo más films y callada. No hablé durante meses y luego, con tartajeantes monosílabos.
realistas de lo que uno supone. Mi familia materna, los Correa, venían del Enfermé de asma. Para distraerme, mi abuela materna me enseñó a leer y
campo, de la zona de Lincoln. Como toda la gente de la provincia de escribir. También me contaba historias que yo escuchaba como cuentos
Buenos Aires se jactaban de haber estado ahí desde siempre. Pero mi de hadas: mi bisabuelo, cautivo de los indios; mi bisabuela, haciendo
bisabuela materna era irlandesa, una Collins, y mi bisabuelo era un vasco, encaje para los patrones de una estancia dentro de una carreta; el desierto,
un Bastida. Correa es apellido de judíos conversos que se refugiaron en los malones, los caballos. Mi padre me hablaba de tierras con castillos, de
Galicia. Mis dos familias habían conocido un pasado mejor o lo la nieve, de Roma, como si ese mundo estuviera a la vuelta de la esquina.
inventaban para despreciarse mutuamente. Crecí en una guerra de Mi tío, actor de un teatro independiente, vestido de Cyrano de Bergerac,
mujeres. Criollas contra europeas. Las Kociancich eran de una belleza recitaba junto a mi cama. Aprendí que todo lo extraño era posible. A los
exangüe, con su delgadez crónica, su pelo claro, sus ojos grises de dieciocho años, descubrí Buenos Aires. Como un libro a otros libros, la
muñeca. Las Correa eran morochas, de inmensos ojos negros, ciudad daba a otras ciudades: la sórdida de un cuarto de pensión, que
impetuosas, audaces. Mis abuelas dirigían las maniobras desde la base de compartía con dos chicas igualmente 43 hambreadas; la radiante de mi
domando del patio o de una mesa de costura: Fanny Kociancich, con su amistad con Borges, Bioy Casares y Silvina Ocampo; la marginal de mi
languidez de posguerra, injuriosamente refinada; Isabel Correa, con su primer empleo, en una agencia de automóviles cerca del Botánico, de la
insoportable altivez de criolla bien nacida que no le debe nada a nadie. que me echaron mis jefes, buenos muchachos, antes de caer presos.
Los hombres eran piezas de relativa importancia, suministraban víveres Ciudades incompatibles, simultáneas. Me decían que escribiendo no se
y armas. Yo iba y venían entre estos continentes enfrentados. No había va muy lejos. Cuando me hice a la idea, ya estaba en Roma, París,
otros chicos. Fui un botín que cambiaba de manos según la suerte de cada Londres, Moscú, escribiendo para una revista de turismo. No tenía plata
batalla. Una Navidad, mi padre, furioso, tuvo que ir a buscarme a casa de para pagarme un taxi en Buenos Aires ni una cena en Bachín, pero en

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Europa me alojaba en los grandes hoteles, comía en los mejores Hernán Casciari
restaurantes y tomaba mi copa de champagne en la Ópera de Viena.
Durante seis largos años fui una especie de Cenicienta en tránsito. La
literatura me mantuvo cuerda. Un día, con gran fe en mi talento, dejé la
revista y sus espejismos de película para dedicarme a escribir. Esa misma
fe ha llevado a muchos al suicidio. A mí, a la humildad y a la alegría de
estar haciendo lo que quiero. Mi Ángel de la Guarda es literario y le
gustan los viajes. Publiqué mi primera novela en una editorial de España.
En la infancia yo siempre arruinaba las fotos. Todas las fotos. A
Un año después se publicaba en Alemania e Italia. Desde entonces, he
los tres años empecé a desarrollar esta patología extraña, perversa, fruto
viajado siguiendo el caprichoso itinerario de mis libros en el extranjero.
de algún complejo o trauma no resuelto. No sé bien por qué lo hacía, pero
Le debo a Europa una identidad de escritora que mi país solo me ha dado
no era capaz de evitarlo. Podría definirse como un tic, pero no lo era.
lenta y mesuradamente, con ese afán de madre que educa en el rigor, no
Podía pensarse que se trataba de una gracia infantil, pero tampoco. Me
en la ternura, para templarnos el carácter. Le debo a Buenos Aires un
pasó durante años y lo sufrí en silencio hasta hoy, que me atrevo a
amor por su gente y por sus voces que no se extingue nunca, y mi única,
contarlo. Todavía me causa un poco de vergüenza hablar del tema.
verdadera conciencia de una patria.
Cada vez que veía a alguien a punto de hacerme una fotografía,
individual o de grupo, casual o pautada, una fuerza más poderosa que cien
La desgracia llega en sobres papel madera caballos me obligaba a poner un determinado gesto histriónico.

Siempre el mismo gesto, durante dolorosísimos años. En mi casa


de Mercedes hay cantidad de fotos mías, que van desde que tengo uso de
razón hasta el otoño en que el presidente Videla vino en persona al colegio

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y nos regaló una jaula gigante; en todas las fotos de esa época aparezco —Dejálo, quiere llamar la atención.
inmortalizado con esa cara de idiota. Burlándome del buen gusto;
Sin embargo, los años y las fotos se sucedían y yo no lograba
despreciando la posteridad de los álbumes familiares.
quitarme esa mueca de la cara cada vez que oía el clic de una cámara. En
La mueca, técnicamente hablando, era un homenaje involuntario la intimidad de mi habitación, y aún siendo muy niño para traumatizarme
a cuatro celebridades de entonces. por algo, yo sabía que tenía un problema grave.

Un segundo antes del flash, yo inflaba las mejillas como el actor


mexicano Carlos Villagrán, ponía la trompa como el cómico argentino
Los demás, en cambio, seguían pensando que aquello era normal
José Marrone, y los ojos bizcos como la vedette Susana Giménez. A la
y pasajero. Marcos, mi abuelo materno, fue el primero en darle
vez, ladeaba un poco el cogote para la derecha, como el científico Stephen
importancia al asunto. Durante la Navidad del setenta y seis llamó a mi
Hawking. El resultado era de un patetismo brutal.
madre aparte y le dijo que yo era un pelotudo, que había que hacer algo
Las primeras ocho o doce veces que lo hice me festejaron la con urgencia, que no podía ser que me burlase de toda la familia y le
gracia. Según mis estudios posteriores, comencé a desarrollar esta arruinara, sistemáticamente, las fotos de las Fiestas y las Pascuas, y que
enfermedad en Mar del Plata, en el verano del setenta y cuatro. La primera si alguien no me encarrilaba a tiempo, yo de grande iba a terminar muy
foto que arruiné todavía existe, descolorida, en algún cajón de mi casa. mal: o muerto apuñalado en una zanja o, lo que es peor, dijo mi abuelo
En toda la serie de fotografías de aquellas vacaciones tengo ese gesto tocando madera, haciendo bolos en los programas de los hermanos
infame. Pero mis padres no captaron entonces la gravedad del suceso. Sofovich.

El regreso a casa en coche resultó ser la primera confrontación


pública con mi enfermedad secreta. Mi madre, un poco cortada, me dijo
Al principio se reían, creyéndome un gordito extravagante. Con el
que dejara de hacer morisquetas en las fotos. Me lo dijo con calma, pero
tiempo le restaron importancia al asunto, con una frase que usaban mucho
dolorida por el sermón de su padre, al que respetaba mucho. Y sobre todo,
conmigo para casi cualquier cosa:

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me lo dijo como si esas muecas fuesen algo manejable para mí, como si Pasó todo ese año en puntas de pie. Yo intentaba no ponerme
yo, realmente, pudiese controlar el problema. Me aconsejó dejar de jamás delante de una cámara, y mi madre me quitaba de las reuniones y
hacerlo, y se quedó tranquila. cumpleaños cuando llegaba el fotógrafo. Pero al siguiente marzo, cuando
empecé segundo grado en un colegio distinto, los nuevos profesores
(ignorantes de mi patología) me dieron otra vez posición de honor en la
En marzo del setenta y siete comencé la escuela primaria. Yo ya foto de grupo. Segundo Grado, 1978. Escuela Normal Superior, decía esta
no era un chico de jardín de infantes, ya no se me perdonaba todo: vez la pizarra. Y como el tiempo pasaba veloz, la foto ya era a colores, y
comenzaba a usar guardapolvo blanco, blazer, e iba al colegio mi mueca asquerosa apareció, entonces, tres veces más nítida y real.
engominado.
Mi familia ya no sabía qué hacer conmigo. Con desconcierto le
Ya sabía leer, y ya sabía escribir. A las dos semanas de clase nos echaban la culpa a los muchos libros que yo ya empezaba a leer por las
sacaron a todos al patio para hacernos la típica foto de grupo. Las noches. En ese tiempo me gustaban Tom y Huck, los personajes de Mark
maestras me colocaron en la primera fila, a la izquierda de la pizarra negra Twain, más que cualquier otra cosa en la vida.
que ponía Escuela No 1, Primer Grado B. Juro que hice un esfuerzo
sobrehumano para que no ocurriera la catástrofe, pero la mueca apareció,
inmensa, justo en el momento del flash. Una tarde de junio, meses después de la foto, mi madre se
encontró con una señora en la mercería y, en medio de una charla de
A la semana, en un sobre color madera, llegó la fotografía escolar
nuevas vecinas, ambas descubrieron que tenían hijos de la misma edad en
a mi casa y las cosas empezaron a complicarse. Mi madre se desinfló en
la Escuela Normal Superior. La señora se acercó entonces al oído de
la cama grande, angustiada, y guardó la foto en un cajón en vez de ponerla
mamá para hacerle una confidencia:
en el álbum. No hablamos del tema nunca.
—Igual lo más probable es que al mío, el año que viene, lo cambie
Por fin todos sabíamos que yo padecía una enfermedad extraña,
de colegio, porque mucho no me gusta la Escuela Normal.
pero la familia no era capaz de afrontar el tema en la sobremesa.

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—¿Por qué? —preguntó mi madre. la madre más desdichada del mundo. Que tenía vergüenza de mí, que no
podía creer que estuviera pasando todo eso,
—Ay, es que ahí dejan matricularse a cualquiera —dijo la
señora—. Hay dos chicos medio negritos, de la villa miseria, en la misma que se estaba secando de puro dolor. Jamás había visto a Chichita
clase que nuestros hijos..., y también hay uno que, pobrecito, es retrasado. de ese modo. Nunca. Es preferible mil veces que tu madre te pegue con
¿Vos no viste la foto del gordito mogólico? Yo me fui a quejar una chancleta hasta que se te levante la piel de la espalda, a verla llorar
enseguida... No puede ser que un chico te arruine una foto que es para en serio, sin esperanzas, mientras te mira a los ojos.
siempre.
Para mí aquello fue como una revelación. Un mensaje. Verla llorar
A mi madre se le llenaron los ojos de lágrimas, pero se mordió los fue el fin de mi trauma y de mis muecas. Supe, inmediatamente, que no
labios. volvería a arruinar una foto en la reputísima vida de Dios. Apreté los
puños y me lo juré a mí mismo. «Se acabó Hernán —me dije—, tenés que
—Por suerte a la semana les hicieron la foto de grupo otra vez —
ser un hombre, todavía no tenés ni ocho años y ya has dejado a tu mamá
informó la vecina—, pero al retrasadito no le avisaron. ¿Vos tenés la
sin esperanzas; si seguís en este tren, antes de los quince sos Robledo
segunda foto, no?
Puch». Todo eso me dije, temblando por dentro como una hoja, y me
Yo estaba jugando con el Segelin cuando vi aparecer a mi madre prometí cumplir con la promesa, aunque me costase un calambre facial.
como una tromba. Los ojos inyectados en sangre, las venas de la frente
Tres semanas después tuve la primera oportunidad de redimirme;
como fideos recién amasados... Sin embargo, en vez de golpearme se
fue en el Club Ateneo. Jugábamos nuestra primera final de básquet contra
acercó a mí, se sentó en el sillón, me miró a los ojos como si yo fuese un
los chicos del Quilmes, en la categoría premini. Antes de cada final
criminal, o un pintor que le empapeló mal el comedor, y se puso a llorar
deportiva un fotógrafo viene y hace una foto de ambos equipos, que
sin consuelo. Me miraba y lloraba. Me volvía a mirar, y empezaba otra
después es colgada en la pizarra de corcho de todos los clubes, y además
vez el llanto. Entre sollozos, me contó lo que había ocurrido en la
mercería, y me dijo, en medio de unos pucheros asmáticos, que se sentía

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la compran los padres y sale en los diarios locales. Era mi oportunidad: el celeste, mis compañeros de juego escoltando mi normalidad. Fui, por un
destino me quería ayudar. momento, el jugador de básquet más feliz del mundo.

Aquella tarde yo llevaba el número cinco en la pechera, y mi En casa no dije nada. No quería vanagloriarme. Preferí esperar a
musculosa celeste; fue la primera vez en la vida que recé un padrenuestro. que llamase a la puerta el mensajero con las fotos, y que mi madre
Cuando el fotógrafo se acercó y nos pidió que nos apiñáramos, crispé la recibiera la buena nueva sin condicionantes, sin promesas ni expectativas.
mandíbula y le pedí a Dios que, en su infinita sabiduría, me permitiera
El sábado siguiente, temprano, yo todavía estaba en la cama. Sonó
sonreír normalmente, como una gioconda basquetbolista, como Claudio
el timbre, mamá salió a atender, y escuché que le estaban entregando las
Levrino en la tapa de la Radiolandia, como Él quisiera, pero más o menos
fotos del Club, en el sobre papel madera de siempre. Chichita despidió al
parecido a un angelito decente. Respiré hondo, miré la cámara, levanté el
mensajero y se quedó en el pasillo, en silencio.
mentón, y el flash me encegueció de incertidumbre.
Oí ruidos de papeles que se abrían. Y después silencio. Uno o dos
Jugué esa final con el corazón asustado, alegre por dentro de haber
minutos de silencio. Pensé: «Está bien que no me diga nada, que no me
posado como una persona normal, pero no muy convencido de que me
felicite ni me agradezca... Porque, bien pensado, no hice algo fuera de lo
hubiese salido bien. Jugué un partido confuso, perdí varias pelotas, pero
común, solo lo correcto, lo que debería haber hecho desde el principio...
no recuerdo si salimos campeones o no; mi triunfo estaba en otra parte.
No, no merezco premios, no hay mejor recompensa que la serenidad del
Mi gloria no era deportiva; era el triunfo de la dignidad y la voluntad del
espíritu».
hombre. Estaba casi convencido de haberlo logrado.
En medio de ese pensamiento, mamá entró a mi cuarto con un
A la semana vi la foto en la pizarra del club. Todo había salido
cinturón y empezó a sacudírmelo en la espalda como jamás en toda su
perfecto. La mueca no había aparecido. La busqué con lupa, pero no
vida. Chichita se había convertido en una madre ninja. Me pegaba con la
estaba allí. La que vi era mi cara de siempre, mi cara del espejo, mi cara
mano libre, con el cinto, y me daba patadas con los pies; el ritmo era
del reflejo de las vidrieras. Una leve sonrisa, la frente alta, la musculosa
devastador. A causa de la sorpresa, no tuve tiempo para cubrirme. Me

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tapé con la manta y me dejé castigar en silencio. En la oscuridad de la mi madre escarmentara. Ese día entendí que la infancia no es una buena
cama, en medio de los golpes y los gritos de ella, no entendía qué estaba época de la vida. Por lo menos no para los chicos feos.
pasando. Cuando acabó, saqué tres cuartos de cabeza afuera y la vi: ella
lloraba sentada en la punta de la cama.

Rodolfo Walsh (autobiografía)


Me miró con odio y rompió la foto del Club, y el sobre, en cuatro
pedazos: Me llaman Rodolfo Walsh. Cuando chico, ese nombre no
terminaba de convencerme: pensaba que no me serviría, por ejemplo, para
—¿Otra vez? —repetía, desesperada—. ¿Hasta cuándo? ¡Por el
ser presidente de la República. Mucho después descubrí que podía
amor de Dios, Hernán! ¿Hasta cuándo vas a poner esas caras en las fotos?
pronunciarse como dos yambos aliterados, y eso me gustó.
Salió de mi cuarto y pegó un portazo seco. A mí me dolía todo el
Nací en Choele-Choel, que quiere decir "corazón de palo". Me ha
cuerpo y estaba temblando de pánico, pero tuve fuerzas para agacharme
sido reprochado por varias mujeres.
a levantar los pedazos de la foto del Club. La recompuse sobre las
sábanas, con mucho cuidado, pero no vi nada nuevo. Mi vocación se despertó tempranamente: a los ocho años decidí
ser aviador. Por una de esas confusiones, el que la cumplió fue mi
Era la foto que ya había visto en la pizarra: yo estaba sonriendo,
hermano. Supongo que a partir de ahí me quedé sin vocación y tuve
con la frente alta, con mi musculosa celeste. Entonces supe la verdad.
muchos oficios. El más espectacular: limpiador de ventanas; el más
Aquella era la primera foto que veía mi madre con mi cara normal.
humillante: lavacopas; el más burgués: comerciante de antigüedades; el
También era la primera vez que yo mismo me veía en una foto sin mis
más secreto: criptógrafo en Cuba.
muecas. Era el otoño en que el presidente Videla nos regaló la jaula
gigante. Era sábado y yo pensé, por primera vez, en suicidarme para que Mi padre era mayordomo de estancia, un transculturado al que los
peones mestizos de Río Negro llamaban Huelche. Tuvo tercer grado, pero

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sabía bolear avestruces y dejar el molde en la cancha de bochas. Su coraje mes, sin pensar en la literatura, aunque sí en la diversión y el dinero. Me
físico sigue pareciéndome casi mitológico. Hablaba con los caballos. Uno callé durante cuatro años más, porque no me consideraba a la altura de
lo mató, en 1947, y otro nos dejó como única herencia. Este se llamaba nadie. Operación masacre cambió mi vida. Haciéndola, comprendí que,
"Mar Negro", y marcaba dieciséis segundos en los trescientos: mucho además de mis perplejidades íntimas, existía un amenazante mundo
caballo para ese campo. Pero esta ya era zona de la desgracia, provincia exterior. Me fui a Cuba, asistí al nacimiento de un orden nuevo,
de Buenos Aires. contradictorio, a veces épico, a veces fastidioso. Volví, completé un
nuevo silencio de seis años. En 1964 decidí que, de todos mis oficios
Tengo una hermana monja y dos hijas laicas.
terrestres, el violento oficio de escritor era el que más me convenía. Pero
Mi madre vivió en medio de cosas que no amaba: el campo, la no veo en eso una determinación mística. En realidad, he sido traído y
pobreza. En su implacable resistencia resultó más valerosa, y durable, que llevado por los tiempos; podría haber sido cualquier cosa, aun ahora hay
mi padre. El mayor disgusto que le causo es no haber terminado mi momentos en que me siento disponible para cualquier aventura, para
profesorado en letras. empezar de nuevo, como tantas veces.

Mis primeros esfuerzos literarios fueron satíricos, cuartetas En la hipótesis de seguir escribiendo, lo que más necesito es una
alusivas a maestros y celadores de sexto grado. Cuando a los 46 diecisiete cuota generosa de tiempo. Soy lento, he tardado quince años en pasar del
años dejé el Nacional y entré en una oficina, la inspiración seguía viva, mero nacionalismo a la izquierda; lustros en aprender a armar un cuento,
pero había perfeccionado el método: ahora armaba sigilosos acrósticos. a sentir la respiración de un texto; sé que me falta mucho para poder decir

La idea más perturbadora de mi adolescencia fue ese chiste idiota instantáneamente lo que quiero, en su forma óptima; pienso que la

de Rilke: Si usted piensa que puede vivir sin escribir, no debe escribir. Mi literatura es, entre otras cosas, un avance laborioso a través de la propia

noviazgo con una muchacha que escribía incomparablemente mejor que estupidez.
yo me redujo a silencio durante cinco años. Mi primer libro fueron tres
novelas cortas en el género policial, del que hoy abomino. Lo hice en un

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Hebe Uhart muchas gestiones: administrativas, editoriales y de dentista, cada vez
que debo ir a una editorial nueva a llevar mis cosas o al dentista
(Autobiografía)
yo misma me premio. Yendo así a variados dentistas, editoriales y
Tengo 56 años pero me siento de 46. Vivo en un barrio medio, ni gestores, uno puede entender lo uno y lo múltiple. “Venga la semana que
pobre ni rico y así es como me gusta: no desearía ser muy rica ni pobre. viene”, o “No hay plata”, dicho de las maneras más inverosímiles.
Tengo y he tenido desde que recuerdo muchos amigos, tengo la certeza Desde hace más de treinta años trabajo en la docencia, primaria,
de que puedo hacerme amigos en cualquier parte del mundo, aunque secundaria, ahora universitaria, privada, pública, de adultos. No creo
la barrera del idioma es enojosa, le tengo miedo a los aviones; me gusta que los jóvenes de ahora sean tan distintos a como fuimos nosotros:
viajar pero volar es un suplicio. ¿Cómo voy a volar si no tengo alas? quieren ser reconocidos, valorados y tratados con justicia, por lo tanto,
Me gusta viajar para encontrar a mi casa diferente, bah, para volver. casi siempre responden. Rechazo las ideas apocalípticas en todas sus

De los primeros libros que compré en mi vida (y los segundos y manifestaciones, a saber: que los jóvenes no leen y van a ser ágrafos, que

los etc) no conservo ninguno: los presté, los perdí, los regalé, los vendí; el mundo se va a destruir, que el país va hacia la disolución, que el tango

ahora los guardo más. Cuando un libro me gusta mucho suelo reponerlo va a morir, etc. De los libros de la Biblia, el Apocalipsis es el que

y comprarlo, porque he leído siempre mucho todo lo que me gusta o menos me gusta. Tengo muy pocos principios o convicciones firmes,

pienso que me va a gustar: en ese sentido soy muy prejuiciosa: si pero sí creo en que debemos tratar bien a los que tenemos cerca y en que

pienso que algo no me va a gustar, no lo leo. Por eso estoy bastante todas las personas tienen derecho a momentos de placer, alegría o como

desinformada, lo que en sí mismo no me preocupa, salvo cuando quedo se llame: debemos tratar de no amargar a nadie.

fuera de las conversaciones. Soy egresada de Filosofía y lo mismo me


pasa con los filósofos: si me interesa, leo mucho de lo mismo, autor o
tema y si no, ignoro. Como soy una persona que saca poco partido
de la experiencia en cuestiones prácticas y además no me gusta

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LA CRÓNICA

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Rodolfo Walsh, pionero del nuevo periodismo precisa mezcla de rigor periodístico y excelencia literaria la crónica
novelada de acontecimientos históricos nacional.
Rodolfo Walsh (1927-1977) está considerado el pionero del
nuevo periodismo —o novela de no ficción, llamada también faction— Por la crónica
al publicar en 1957 Operación Masacre, la crónica novelada de un
Martín Caparrós
escalofriante suceso acaecido la noche del 9 al 10 de junio de 1956, en
José León Suárez, provincia de Buenos Aires: la desastrada ejecución Entre los temas que Daniel Samper nos propuso, había uno que me llamó
clandestina de un grupo de hombres en vísperas de declararse la ley la atención más que los otros. Hablaba de «los escritores reconvertidos en
marcial, en el marco de la fracasada intentona revolucionaria del general periodistas y lo que en España se ha llamado la literaturalización del
Valle. periodismo». No me interesó sólo, como ustedes podrían creer, porque
me obligaría a jugarme la vida a todo o nada diciendo un par de veces
Walsh, nacido en el pueblo de Choel-Choel, Río Negro, de
literaturalización, y soy amante de los riesgos (lingüísticos). No sólo:
ascendencia irlandesa, era por esas fechas un joven periodista y autor de
también me sorprendí preguntándome si yo sería uno de ésos.
literatura fantástica que planeaba escribir una novela. Se enteró del suceso
increíble por la enigmática declaración de un parroquiano, mientras Y creo que sí: trato de ser, entre otras cosas, un cronista, uno que
disputaba una partida de ajedrez en un café de La Plata: «Hay un fusilado literaturiza el periodismo. O que cree, incluso, que cierto periodismo es
que vive». Al poco arranca su investigación con la búsqueda de los una rama de la literatura. Ésta es una mesa sobre periodismo cultural, y
supervivientes, el relato de los acontecimientos y de la trama de yo he hecho mucho periodismo cultural. He dirigido un par de
ilegalidades, brutalidad y azares que determina el destino del grupo de suplementos y revistas de libros, he participado en muchos otros, sigo
hombres, acusados sin pruebas de ser opositores al Gobierno y apresados participando. Pero sospecho que el periodismo cultural que más me
cuando se hallaban reunidos para escuchar en un domicilio privado la interesa es el que crea una cultura, no el que habla sobre la que ya existe.
retransmisión radiada de un combate de boxeo. Walsh compone con una Eso, creo, es la crónica.

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Una primera definición: la crónica es eso que nuestros periódicos hacen fracasado de atrapar el tiempo en que uno vive. Su fracaso es una garantía:
cada vez menos. permite intentarlo una y otra vez, y fracasar e intentarlo de nuevo, y otra
vez.
Suelo preguntarme por qué los editores de diarios y periódicos
latinoamericanos se empeñan en despreciar a sus lectores. O, mejor, en La crónica tuvo su momento, y ese momento fue hace mucho.
tratar de deshacerlos: en su desesperación por pelearle espacio a la radio
América se hizo por sus crónicas: América se llenó de nombres y de
y a la televisión, los editores latinoamericanos suelen pensar medios
conceptos y de ideas a partir de esas crónicas (de Indias), de los relatos
gráficos para una rara especie que ellos se inventaron: el lector que no
que sus primeros viajeros más o menos letrados hicieron sobre ella.
lee. Es un problema: un lector se define por leer, y un lector que no lee es
Aquellas crónicas eran un intento heroico de adaptación de lo que no se
un ente confuso. Sin embargo, nuestros bravos editores no tremulan ante
sabía a lo que sí: un cronista de Indias (un conquistador) ve una fruta que
la aparente contradicción: siguen adelante con sus páginas llenas de fotos,
no había visto nunca y dice que es como las manzanas de Castilla, sólo
recuadros, infografías, dibujitos. Los carcome el miedo a la palabra
que es ovalada y su piel es peluda y su carne violeta. Nada, por supuesto,
escrita, a la lengua, y creen que es mejor pelear contra la tele con las armas
que se parezca a una manzana, pero ningún relato de lo desconocido
de la tele, en lugar de usar las únicas armas que un texto no comparte: la
funciona si no parte de lo que ya conoce.
escritura.
Así escribieron América los primeros: narraciones que partían de lo que
Por eso, en general, les va como les va; por eso, en general, a nosotros
esperaban encontrar y chocaban con lo que se encontraban. Lo mismo
también.
que nos sucede cada vez que vamos a un lugar, a una historia, a tratar de
Pero algunos estamos por la crónica. contarlos. Ese choque, esa extrañeza, sigue siendo la base de una crónica.

Me gusta la palabra crónica. Me gusta, para empezar, que en la palabra La crónica es un género bien sudaca y es (quizás por eso) un anacronismo.
crónica aceche cronos, el tiempo. Siempre que alguien escribe, escribe La crónica era el modo de contar de una época en que no había otras.
sobre el tiempo, pero la crónica (muy en particular) es un intento siempre Durante muchos siglos el mundo se miró (si se miraba) en las palabras. A

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finales del siglo XIX, cuando la foto se hizo más portátil, empezaron a alrededor (y de aprender). Para el cronista, mirar con toda la fuerza
aparecer esas revistas ilustradas donde las crónicas ocupaban cada vez posible es decisivo. Es decisivo adoptar la actitud del cazador.
menos espacio y las fotos más: la tentación de mostrar los lugares que
Hubo tiempos en que los hombres sabían que sólo si mantenían una
antes escribían.
atención extrema iban a estar preparados en el momento en que saltara la
Después vino el cine, apareció la tele. Y muchos supusieron que la liebre, y que sólo si la cazaban comerían esa tarde.
escritura era el modo más pobre de contar el mundo: el que ofrece menos
Por suerte ya no es necesario ese estado de alerta permanente, pero el
sensación de inmediatez, de verosimilitud. La palabra no muestra:
cronista sabe que todo lo que se le cruza puede ser materia de su historia
construye, evoca, reflexiona, sugiere. Ésa es su ventaja.
y, por lo tanto, tiene que estar atento todo el tiempo, cazador cavernario.
La crónica es el género de no ficción donde la escritura pesa más. La Es un placer retomar, de vez en cuando, ciertos atavismos: ponerse
crónica aprovecha la potencia del texto, la capacidad de hacer aquello que primitivo.
ninguna infografía, ningún cable podrían: armar un clima, crear un
Digo: mirar donde parece que no pasara nada, aprender a mirar de nuevo
personaje, pensar una cuestión. ¿Hacer literatura? ¿Literaturizar?
lo que ya conocemos. Buscar, buscar, buscar. Uno de los mayores
La crónica es una mezcla, en proporciones tornadizas, de mirada y atractivos de componer una crónica es esa obligación de la mirada
escritura. Mirar es central para el cronista, mirar en el sentido fuerte. extrema.

Mirar y ver se han confundido, ya pocos saben cuál es cuál. Pero entre Para contar las historias que nos enseñaron a no considerar noticia. Existe
ver y mirar hay una diferencia radical. Ver, en su primera acepción de la superstición de que no hay nada que ver en aquello que uno ve todo el
esta Academia, es «percibir por los ojos los objetos mediante la acción de tiempo. Periodistas y lectores la comparten: la «información» busca lo
la luz»; mirar es «dirigir la vista a un objeto». Mirar es la búsqueda, la extraordinario; la crónica, muchas veces, el interés de la cotidianidad.
actitud consciente y voluntaria de tratar de aprehender lo que hay Digo: la maravilla en la banalidad.

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El cronista mira, piensa, conecta para encontrar (en lo común) lo que información y su política del mundo: una manera de decir que el mundo
merece ser contado. Y trata de descubrir a su vez en ese hecho lo común: también puede ser otro. La crónica es política.
lo que puede sintetizar el mundo. La pequeña historia que puede contar
La información no soporta la duda. La información afirma. En eso el
tantas. La gota que es el prisma de otras tantas.
discurso informativo se hermana con el discurso de los políticos: los dos
La magia de una buena crónica consiste en conseguir que un lector se aseguran todo el tiempo, tienen que asegurar para existir. La crónica (el
interese en una cuestión que, en principio, no le interesa en lo más cronista) se permite la duda.
mínimo.
La crónica, además, es el periodismo que sí dice yo. Que dice existo,
Porque la crónica, en principio, también sirve para descentrar el foco estoy, yo no te engaño.
periodístico. El periodismo de actualidad mira al poder. El que no es rico
El lenguaje periodístico habitual está anclado en la simulación de esa
o famoso o rico y famoso o tetona o futbolista tiene, para salir en los
famosa «objetividad» que algunos, ahora, para ser menos brutos,
papeles, la única opción de la catástrofe: distintas formas de la muerte.
empiezan a llamar neutralidad. La prosa informativa (despojada, distante,
Sin desastre, la mayoría de la población no puede (no debe) ser noticia.
impersonal) es un intento de eliminar cualquier presencia de la prosa, de
La información (tal como existe) consiste en decirle a muchísima gente crear la ilusión de una mirada sin intermediación: una forma de simular
qué le pasa a muy poca: la que tiene poder. Decirle, entonces, a que aquí no hay nadie que te cuenta, que «ésta es la realidad».
muchísima gente que lo que debe importarle es lo que les pasa a ésos. La
El truco ha sido equiparar objetividad con honestidad y subjetividad con
información postula (impone) una idea del mundo: un modelo de mundo
manejo, con trampa. Pero la subjetividad es ineludible, siempre está.
en el que importan esos pocos. Una política del mundo.
Es casi obvio: todo texto (aunque no lo muestre) está en primera persona.
La crónica se rebela contra eso cuando intenta mostrar, en sus historias,
Todo texto, digo, está escrito por alguien, es necesariamente una versión
las vidas de todos, de cualquiera: lo que les pasa a los que también podrían
subjetiva de un objeto narrado: un enredo, una conversación, un drama.
ser sus lectores. La crónica es una forma de pararse frente a la
No por elección; por fatalidad: es imposible que un sujeto dé cuenta de

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una situación sin que su subjetividad juegue en ese relato, sin que elija cuenta es «la verdad»), la primera persona se hace cargo, dice: esto es lo
qué importa o no contar, sin que decida con qué medios contarlo. que yo vi, yo supe, yo pensé; y hay muchas otras posibilidades, por
supuesto.
Pero eso no se dice: la prosa informativa se pretende neutral y
despersonalizada, para que los lectores sigan creyendo que lo que tienen Digo: si hay una justificación teórica (y hasta moral) para el hecho de usar
enfrente es «la pura realidad», sin intermediaciones. todos los recursos que la narrativa ofrece, sería ésa: que con esos recursos
se pone en evidencia que no hay máquina, que siempre hay un sujeto que
Llevamos siglos creyendo que existen relatos automáticos producidos por
mira y que cuenta. Que hace literatura.
esa máquina fantástica que se llama prensa; convencidos de que la que
nos cuenta las historias es esa máquinaperiódico, una entidad colectiva y Que literaturiza.
verdadera.
Por supuesto, está la diferencia extrema entre escribir en primera persona
Los diarios impusieron esa escritura «transparente» para que no se viera y escribir sobre la primera persona.
la escritura: para que no se viera su subjetividad y sus subjetividades en
La primera persona de una crónica no tiene siquiera que ser gramatical:
esa escritura: para disimular que detrás de la máquina hay decisiones y
es, sobre todo, la situación de una mirada. Mirar, en cualquier caso, es
personas. La máquina necesita convencer a sus lectores de que lo que
decir yo y es todo lo contrario de esos pastiches que empiezan «cuando
cuenta es la verdad y no una de las infinitas miradas posibles. Reponer
yo»: cuando el cronista empieza a hablar más de sí que del mundo, deja
una escritura entre lo relatado y el lector es (en ese contexto) casi una
de ser cronista.
obligación moral: la forma de decir aquí hay, señoras y señores, señoras
y señores: sujetos que te cuentan, una mirada y una mente y una mano. Hay otra diferencia fuerte entre la prosa informativa y la prosa crónica:
una sintetiza lo que (se supone) sucedió; la otra lo pone en escena. Lo
Nos convencieron de que la primera persona es un modo de aminorar lo
sitúa, lo ambienta, lo piensa, lo narra con detalles: contra la delgadez de
que se escribe, de quitarle autoridad. Y es lo contrario: frente al truco de
la prosa fotocopia, el espesor de un buen relato. No decirle al lector esto
la prosa informativa (que pretende que no hay nadie contando, que lo que
es así; mostrarlo. Permitirle al lector que reaccione, no explicarle cómo

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debería reaccionar. El informador puede decir «la escena era
conmovedora», el cronista trata de construir esa escena y conmover.

Yo lo llamo crónica; algunos lo llaman nuevo periodismo. Es la forma


más reciente de llamarlo, pero se anquilosó. El nuevo periodismo ya está
viejo.

Aquello que llamamos nuevo periodismo se conformó hace medio siglo,


cuando algunos señores (y muy pocas señoras todavía) decidieron usar
recursos de otros géneros literarios para contar la no ficción. Con ese
procedimiento armaron una forma de decir, de escribir, que cristalizó en
un género.

Ahora casi todos los cronistas escriben como esos tipos de hace cincuenta
años. Dejamos de usar el mecanismo, aquella búsqueda, para
conformarnos con sus resultados de entonces. Pero lo bueno era el
procedimiento, y es lo que vale la pena recobrar: buscar qué más formas
podemos saquear aquí, copiar allí, falsificar allá, para seguir buscando
nuevas formas de contar la vida. Ése es, creo, el próximo paso para tratar
de armar, desde el mejor periodismo, una cultura, es decir, una manera de
mirar el mundo.

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SELECCIÓN DE
CRÓNICAS

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El amigo chino —Muy caro. ¿Tanto quiere?

(Leila Guerriero) Conoce mi nombre, mi número de documento, mi profesión, el


nombre del periódico donde trabajo, la dirección exacta de mi casa y la
El cartel flota en la noche de Buenos Aires como el ala de una
cantidad de gaseosa y pasta dental que consumo por semana.
mariposa seca: Supermercado Express, letras rojas sobre fondo verde. En
la vereda, una pizarra anuncia que se aceptan tarjetas de crédito y débito. En cambio yo (después de entrevistarlo una docena de veces, de
Tomates y naranjas brillan lustrosos frente a los carritos de metal que se citarlo en bares y hablar a hurtadillas en su lugar de trabajo para responder
usan para llevar pedidos a domicilio. Desde adentro, detrás de su pequeño una pregunta simple: por qué vino de su China milenaria a estas jóvenes
mostrador, Ale, el dueño del supermercado, me ve y me saluda con un pampas del sur) todavía no sé —nunca sabré— nada de él.
gesto. No lo dice, pero es como si lo dijera. Durante dos meses, en cada
***
uno de nuestros encuentros, cada vez que lo llamaba por su nombre, Ale
se daba vuelta y decía, decepcionado: «Ah, Leila». La primera vez que lo vi fuera del supermercado fue en una
confitería, luces dicroicas, plantas colgantes. El mozo trajo un jugo de
Ale es chino, y sabe muchas cosas de mí. Cuando estoy en casa,
naranja y nos miró con sorna, pero Ale, que desconoce el idioma mudo
cuando salgo de viaje, cuándo se termina mi dinero y cuándo no hay más
del desprecio, agradeció.
comida en mi heladera. Técnicamente, y desde hace cinco años, Ale es el
hombre que me alimenta. Lo veo más que a cualquiera de mis amigos,
hablo con él dos o tres veces por semana, sabe que me gusta el queso —Mucha gracia.
estacionado y que no como nada que tenga ajo. Cuando hago un pedido
Después, dibujó la China sobre una servilleta de papel.
por teléfono y olvido algo —pan, leche— me lo recuerda:
—Acá provincia Guandong. Acá provincia Fujian, mi provincia.
—¿Hoy no pan, hoy no leche?
Antes viene más gente de Guandong. Ahora viene más gente de Fujian,
Si le pido cuatrocientos gramos de jamón crudo se alarma: paisano mío.

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Hace cinco años, Ale no se llamaba Ale sino Huang, pero dejó ese —Sí. Mú rá yá. Mucho año, mil y pico, era de rey. Lindo Pekín,
nombre con todas las cosas que dejó en la República Popular China, en pero ciudad grande. Mi ciudad, chica, entre campo y ciudad. A veces
su aldea de Fujian, ciento veinte mil kilómetros cuadrados —la mitad de mejor vive campo, otra mejor vive ciudad. Depende carácter.
la superficie de la provincia de Buenos Aires— donde se agolpan treinta
—¿Y cuando vivías en China qué hacías?
y cinco millones de habitantes —el equivalente a los de toda la Argentina.
Ale nació muy budista en aquel país donde se festejan el Festival de la —Primero, secundaria. Después aprende tres años como técnico,

Primavera y la Fiesta de las Linternas, donde la edad da prestigio y el y después aprende dibujar dibujo. Y cocinero. Después, mi paisano está

tiempo se cuenta por ciclos lunares regulados por la naturaleza, y se mudó acá y yo viene. Pero dos años antes de llegar a Argentina, mi mamá fue

en el año 2000 a Buenos Aires, Argentina, donde los viejos son resaca, el Bolivia, a trabajar en negocio de venta de pollo parrilla. Yo tiene 18 año

tiempo se paga caro y la mayor fiesta del año es el nacimiento de un dios cuando mamá fue Bolivia.

improbable en el que él no cree. A cambio, es el joven dueño de un —¿Por qué se fue tu mamá a Bolivia?
supermercado que permanece abierto de lunes a sábado de 9 a 22,
—Tiene pariente allá. Allá tiene mucho paisano que dicen que
domingos de 9 a 13 y de 17 a 22, sin feriados nacionales ni días de
afuera de mi país es lindo, tiene mucha cosa, y yo dije voy a salir para
guardar.
ver, yo también quiere salir de país para conocer mundo. Y ahí me fui,
—¿Por qué viniste, Ale? salí a mundo.

—Para conocer mundo –dijo Ale, cuando le pregunté. Algo azul destella sobre la mesa: el celular. Ale atiende y habla

—¿Conocés otras partes de China? en chino. Después pregunta:

—Una vez fui Pekín, con abelo. Vi palacio, y eso de paredes —¿Puede ser basta por hoy? Llama mamá, dice que vino señor

largas… cómo dice… que debe plata.

—La muralla china.

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Mientras caminamos de regreso me dice que tiene una hermana El supermercado de Ale es luminoso, tiene unos seis metros de
menor, que en la China los hijos obedecen a sus padres y los padres a los ancho por catorce de fondo con los habituales sectores de té y fideos,
abuelos y todos obedecen al que tenga más edad. Y que tiene un hijo de aceites y conservas, vinos, lácteos, fiambrería, carnicería, productos de
dos meses que se llama Sergio. limpieza y una verdulería al frente. En este negocio, que era de una de sus
primas, Ale empezó atendiendo las cajas registradoras, tomó pedidos por
—No tiene nombre chino, toravía.
teléfono, acomodó mercadería, y finalmente lo compró. Ahora se prepara
Yo ni siquiera sabía que Ale tuviera una mujer. para un futuro de esplendor: sabe que es buen negociante.

*** Es martes, casi de noche, y este hijo de la China está en su negocio

La China es un país desmesurado. floreciente, escribiendo carteles que ofertan galletas a tres por uno.

Nueve millones y medio de kilómetros cuadrados, mil trecientos —Hola, Ale.

millones de habitantes, dieciocho mil kilómetros de costa, cinco mil —Ah, Leila —se decepciona—. Diculpa, ahora no puede habla,
cuatrocientas islas y cuatro milenios de civilización que alcanzaron para tiene mucho trabajo.
que brotaran el papel, la imprenta, la brújula, la pólvora, Mao, la
—¿Y no querés que hablemos acá, mientras trabajás?
Revolución Cultural, Tian’anmen y el tren que llega del aeropuerto de
Shangai hasta el centro —treinta y cinco kilómetros— en siete minutos. —Bueno, no hay probrema.
Cincuenta mil hijos de esa China viven en Buenos Aires donde llegaron
Su única hermana —una muchacha con una margarita azul
en mayor número hace diez años, muchos para abrir supermercados
dibujada en cada uña— mira con sorna desde la caja registradora. En la
alrededor de los que se tejieron las peores famas: competencia desleal,
otra caja hay un primo recién llegado: Xin. Un chico frágil que casi no
explotación de los empleados, suciedad.
habla español, con el aspecto de un pájaro lastimado y el pelo como una
lluvia de pesadumbre. Parece inanimado, recién salido de una bañera de

29
agua tibia. Le recuerdo a Ale la primera vez que me habló: fue hace cuatro —Algún día me vuelvo por mi país. Ahora no. Pero mejor vivir
años. Ale atendía la caja, me estaba dando el vuelto, y de pronto dijo en acá. Acá persona muy amable. Más educados que campo. Yo en China,
un español de manual: vivo en campo. Acá ciudad, gente más educada.

—¿Ushté toma-rá vá-cá-rá-ció-nés? —Pero la gente dice cosas horribles de los chinos acá.

En aquel momento le dije que sí, que en abril, pero él no entendió. —No sé. Puede ser porque antes vino chino todo de edad grande.
Sólo le habían enseñado a preguntar. Y chino antiguo habla muy fuerte y acá gente habla muy suave, habla
muy chiquito. Y alguno paisano no sabe eso, y la gente acá piensa que
—Ah, sí, sí. Yo tomaba clase con profesora cateyano. Ahora no
chino está enojado o trata mal, pero no, es manera hablar. Acá gente cree
puede, no tiene tiempo, trabaja, puro trabaja.
que chino come cualquiera cosa. Un vez taxista me dice: «Salió en diario
—¿No extrañás la China? que chino come gato».

—Cuando primero venir Argentina, sí, extraño China. Ahora, —¿Y qué hiciste?
extraño meno. Pero extraño mi abela, mi abelo. A mí me gusta acá. No
—Nada. Dije: «Yo no como gato, pero en todo mundo hay gente
pone triste que China lejos. Pone triste a veces por pelear con pariente,
epeshial».
pelea con papá, mamá, este cosa medio triste. Otro no. Problema de
trabajo, pero eso no pone triste. Ahora, hace do mese, vino papá. Técnico —¿Esto era como lo imaginabas?
elétrico papá, todavía no trabaja porque no sabe idioma.
—No. Es ciudá, y cuando yo viene acá imagina que Argentina
—¿Tu papá no pudo venir antes? era… así, como caballo caminando… este ariba. Cómo se llama este…
caballo caminando…
—No, porque tiene mi abelo enfermo. Año pasado abelo murió y
yo no puede volver. Eso feo. Mi abela vive ahora con uno otro tío. Se pone pálido, aprieta la boca en un coágulo rosa, preso en su
idioma, yo en el mío.
—¿Y vos vas a volver a China?

30
—¿Te imaginabas que acá había caballos? —Ah, ceja. ¿Ve? Si no habla, olvida.

—No, no. Como caballo, como caminando caballo ariba… Finalmente Ale dice que ese fin de semana no podremos
encontrarnos porque viajará a la ciudad de Rosario, para visitar a la
—¿Gaucho?
familia de su mujer, Clarita. De modo que hago cuentas: a su aldea, Pekín
—No, no. Dibuja una línea ondulada. y Buenos Aires hay que sumar Rosario. Ale, que se fue de China para

—Este, camina ariba. conocer el mundo, conoce cuatro ciudades del globo.

—¿Montañas? —le pregunto, modulando cada sílaba como si Ale No entiendo.

en vez de un hombre que cruzó el océano, que maneja un comercio y es Entonces llamo al señor Han.
padre de una persona pequeña—, fuera sordo. O un poco idiota.
***
—¿Pampa?
En una de las zonas caras del barrio de Belgrano está la residencia
—No. del cónsul chino. Allí funciona la oficina del agregado cultural, el señor
Han Mengtang, un hombre que hace diez años vive en distintos países de
Sudamérica como funcionario chino.
Al fin, él dice: «Verde» y yo grito: «¡Pasto!». Ale imaginaba un
país cubierto de pasto: lo que pisan los caballos. —Claro, no se entiende porque es diferente, usted lo ve como
occidental —me había explicado por teléfono—. En Occidente, aunque
—Esto es más famoso de Argentina: pato. Perdona mi cateyano.
no tenga dinero, la gente viaja. En Oriente, la gente primero echa una
Hay cosa que yo sé, pero no sabe cómo se habla. ¿Cómo se llama eto?
buena base económica, y entonces viaja. A los cincuenta, cuando ya los
¿Oreja?
hijos están grandes, dejan supermercados y se van de viaje.
—No, ceja.

31
En el consulado no hay banderas ni escudos, pero los números del Es sábado por la tarde y Ale trabaja. El supermercado está vacío
portero eléctrico están en chino, sin traducción. Toco uno cualquiera y y suena música china tradicional. Las latas de porotos y el papel higiénico
alguien dice algo y suena una chicharra. La puerta se abre. Tres segundos flotan en ese lamento melifluo y sopranísimo. Cuando hay clientes, Ale
—literales— después el señor Han sale del ascensor trajeado, sonriente, pone cumbia.
y me invita a sentarme en ese hall desangelado.
—Gente no gusta música china. Asusta. Si pone fuerte, entra poco
—Oriente es muy distinto de Occidente. El budismo chino piensa gente.
que la vida es un círculo, viene aquí y luego en el futuro tiene otra vida.
Se ha despertado de la siesta hace una hora. Hay pocas cosas que
El occidental piensa en el presente, no en el futuro. Para el chino, en el
le gusten tanto como dormir: se acuesta a las diez y media de la noche y
presente tiene que hacer bien, porque si uno hace maldades en esta vida,
se despierta a las nueve y media de la mañana, pero no sale de su cama
en el futuro tiene que pagar. Pasar bien el presente es importante, pero el
hasta mediodía: desde allí atiende a los proveedores por teléfono.
objetivo es tener mejor vida en el futuro. En Occidente, lo más importante
es el individuo. En China el Confusionismo dice: primero Cielo, sigue —Acá aire mejor. Porque se llama Buenos Aire. En mi país, no

Tierra, después el Rey, después los padres y los maestros, y el individuo tan bueno el aire, mucho auto. Antes no, antes meno auto. Antes, cuando

al final. Individuo es lo último. yo chico, dormía al aire en una silla, y puedo ver estrella a la noche, muy
claro. Ahora no. Y Argentina, cuando vino, veía bien estrella. Ahora,
Transcurrida una exacta media hora, y varias explicaciones
poco poco. Cielo me parece más sucio que ante.
después, el señor Han echa una mirada a su reloj, me regala un libro —
China 2004— y se despide, todo sonrisas, no sin antes recomendarme que Una puerta comunica el supermercado con la vivienda, que está

vaya a la China cuanto antes. en el primer piso. En esa casa viven él, su mujer y su hijo, su hermana
menor, su madre, su padre y tres primos. Ser muchos bajo un mismo techo
***
es gran orgullo para las familias chinas, signo de prosperidad. En China
hay calles que se llaman así: Cinco generaciones bajo un mismo techo.

32
—En China todo mundo vivir junto. Viven papá, mamá, hijos, de una provincia china donde todo el mundo grita, pero los gritos de la
primos. Acá no, acá parece que si tiene 18 años ya salió de la casa. señora Marta son espeluznantes y por primera vez me pregunto si Ale no
me está mintiendo.
—¿Y a vos cómo te gusta más?
***
—Vivir todo junto. Porque tiene más tiempo para hacer otra cosa.
Yo, después de trabajo, muy cansado. Y volver a casa y si mamá hace Ni Ale, ni la familia de Ale —ni sus primos ni su hermana, ni su
cocina, no es tan cansado para vos. A mí me gusta esto. Porque mi señora madre— se dejan ver por el barrio. Trabajan casi todo el día y sus salidas
lava, mi mamá cocina, yo trabajo. Pero acá en Argentina todo mundo vive son pueblerinas: visitan a otros parientes, van a restaurantes chinos de la
con su señora, su señor. zona.

—¿Y vos no te irías a vivir solo, con tu mujer y tu hijo? La vida de Ale no tiene sobresaltos, aunque en el invierno de 2003
estuvieron a punto de matarlo. Era noche de martes y estaba con su madre
—No, no. Mejor todo mundo junto. Igual en China diferente
cuando escucharon ruidos en la escalera. Antes de poder asustarse, dos
ahora. En ciudad grande, Shangai, gente más libre, igual que acá: quiere
tipos se les tiraron encima. Les pegaron, los amordazaron, los
salir de casa y vivir junto con novia, novio. Pero para mí mejor este mejor.
amenazaron con armas y les robaron todo: televisor, plata, ropa. Lo
Entonces la madre de Ale, a quien llaman Marta, aparece desde hicieron con saña: rompieron una mesa a golpes, mataron el gato al grito
alguna parte, chasquea la lengua, cambia la música y grita: de «chino comegato». Al día siguiente, ni Ale ni su madre aparecieron,
«¡Juaaanshhhiiitooo!», llamando a uno de los tres empleados peruanos pero el supermercado abrió en tiempo y forma. Después de ese episodio
que trabajan aquí desde hace años y que se refieren a la señora Marta y sellaron la casa por el frente con una plancha de hierro de color morado.
su familia como «los chinos». Juan (cito) aparece sin apuro y escucha lo
—Reja, yo no miro, no pienso —dice Ale, mientras recorre las
que la señora tiene para decir, que es más bien poco: apenas unos gestos
estanterías tomando notas de los productos que faltan—. Yo no tiene
que indican que limpie el piso donde se ha volcado algo. Ale me mira y
miedo. Mamá tiene. Tiempo tiene que pasar. Hasta que mamá olvida.
sonríe. Me explica que ella no grita porque esté enojada sino porque viene

33
El tipo tiene olor agrio. Cebolla, sudor, cigarros. Grita. No hay
bolsa. El tipo lo sabe, yo lo sé, hasta los guardias de seguridad del
De pronto su hermana se acerca, dice algo, me lanza una mirada
supermercado —dos rusos que no hablan una palabra de español— lo
torcida y vuelve a la caja.
saben. Pero nadie hace nada. El tipo huele como huelen las peores cosas.
—Perdón —dice Ale— mejor cambia horario, ahora mucho Ale tiene cara de haber visto esto muchas veces.
trabajo.
—¿Qué borsa, amigo?–le pregunta.
Miro alrededor: el supermercado está vacío.
—La bolsa, hijo de puta, la bolsa que te dejé acá llena de
Entiendo que, cuando esto termine, Ale volverá a ser el hombre mercadería, no me vas a estafar, chino de mierda.
que me vende la comida. Que está esperando con ansias el momento en
—No dejó borsa, amigo.
que eso suceda.
Todo el supermercado está quieto, mirando al tipo y a Ale, que lo
***
mira impávido. No ha interrumpido lo que estaba haciendo: pasando la
—Dame mi bolsa, chino de mierda, dame mi bolsa, la puta que te tarjeta de débito de una clienta por la máquina correspondiente.
parió.
—La bolsa que te dejé antes de entrar, llena de mercadería, chino
El tipo está borracho y muy explícito. Son las tres de la tarde, y poronga.
bajo esa camisa floreada puede haber cualquier cosa: un arma, o nada.
—Qué borsa, amigo. No dejó borsa.
Estoy acurrucada entre los canastos de plástico rojo con el logo de Coca-
Cola. Mi grabador rueda y Ale mira al fulano, impasible. El ruso de seguridad se acerca por detrás y el hombre se harta. Se
va. La clienta guarda su tarjeta y sale del supermercado: corriendo.
—Te dejé acá una bolsa con mercadería antes de entrar a tu
supermercado, chino de mierda, dame la bolsa. —¿No te da miedo que pueda pasar algo?

34
—No. No hay problema. Tiene policía, tiene guardia. Me mira desconcertado. Probablemente, he dicho una barbaridad.
Hay idiomas así, en los que la entonación transforma un saludo en insulto,
y por lo que sé el chino es uno de ellos: el sonido i, por ejemplo, quiere
—¿Y tu mujer qué dice? decir uno o varios cientos, dependiendo del tono y la intención.

—Mi mujer no tiene miedo, pero queja mucho, porque yo no tiene —¿Cómo? –dice Ale, acercándose, y me apuro a explicarle que
tiempo para ella. quise decir “amigo chino” en chino. Se diga como se diga.

Me pregunto qué será de mí —de nosotros— después de esto: Ale toma un papel, un lápiz, y dice: «no, no chúnguo».
después de esta intromisión en la vida del hombre que me alimenta.
—Escribe así: Zhong Guo Peng You.
***
Nos reímos. Después, porque le toca apilar cajas, le pregunto si
Un periodista argentino que vive en Brasil y estudia chino me no se aburre.
envía un mail con curiosidades varias: “Algunas monedas chinas son
—¿Te aburrís?
redondas por fuera y tienen un cuadrado hueco por dentro. Esto es un
principio taoista: ser rígido en lo moral, y flexible, redondo —sin —¿Qué é eso?
puntas— para recibir lo que viene de afuera”. En el mismo mail me
Intento explicarle, pero lo hago mal, y desde aquel día Ale cree
explica cómo decir “amigo chino”. Repito la frase hasta aprenderla. Es
que aburrirse es estar apurado. Ahora, cada vez que lo llamo por teléfono
fin de semana y corro al supermercado. Veo a Ale lidiando con unas cajas.
y tiene mucho trabajo, me dice: «Ahora no, diculpa, aburido, aburido».
Lo llamo. Se da vuelta y dice, hastiado: «Ah, Leila». Yo digo algo que
suena así: ***

—Chúnguo panguió.
Clarita es dos años mayor que Ale.

35
Se casaron hace un año, y ella lo cela con ahínco, con dedicación. ***
Desaprueba hondamente nuestros encuentros, aunque suceden a la vista
—Pase, pase, asienta toma por favor.
de todos, entre desodorantes, pasta dental y cebollas. Clarita es china y
vivía en Rosario hasta que conoció a Ale y se casaron en una ceremonia El señor Xu Ao Feng, de 55 años, es chino, vino de Shangai a los

rara: Ale dice que fue en un restaurante. 34 y es presidente de la Fundación de Ciencias y Cultura China, donde
desde 1991 se enseña feng shui, Tai Chi Chuan, acupuntura, medicina
A fines de 2004 Clarita parió a Sergio, el primogénito y, como
china e idioma chino. El señor Feng tiene una forma de hablar admirable
después del parto las mujeres chinas permanecen un mes en cama
para un profesor de idiomas: enredada.
recuperando energías, ella era, para mí, una incógnita. Hasta que un día
la puerta que comunica el supermercado con la casa se abrió, y un aroma —Oriente y Occidente son cultura muy diferentes que van por

a menta y leche cuajada expulsó a una mujer suave como un fantasma con caminar muy diferentes, y muy dificil de integlar. Entonces con tanto mil

un bebé en los brazos. Usaba un pijama, una conjunto de blusa cerrada año de historia cada Occidente, cada Oriente, todo con su camina

hasta el cuello y babuchas atadas debajo de la rodilla: ropa de nena. No caminando, todo tiene resultado. Su amigo chino tiene una mente

me miró; fue directo hasta donde estaba su cuñada. El bebé, en sus brazos, difelente. Por ejemplo, la lógicamente de un chino muy difelente.

crujía como una rama de chocolate pálido, con el pelo disparado hacia el Occidente le gusta ciencia. Siempre las cosas tiene números: usted va a

techo con la ferocidad involuntaria de las ramas de los árboles. Se dijeron médico, manda examen, y dice cuánto tiene de esto, cuánto tiene de otro.

algo al oído, Clarita se volvió, me miró, después atravesó la puerta que Chino no. Chino trabaja energía, meridiano de cuerpo. Occidental

lleva hasta su casa y se desvaneció. Escuché el gemido del bebé —el hijo pregunta: «¿Energía? Eso no existe». Jajaja. Jajaja.

del hombre chino— y el olor a menta y leche desapareció con él. Pero eso existe. Su amigo chino viene de plovincia que hay mucha

Supe que tenía que irme. Supe, también, que a Ale y a mí nos gente y ese plovincia tiene histolia que le gusta vivir afuera. No solo en

quedaba poco tiempo. Argentina, en todo mundo hay gente de Fujian. Es gente que trabaja en
mar, en barco, entonces más posibilidad para irse a correr el mundo.

36
—Pero, señor Feng, cruzar el planeta en avión y establecerse en Después el señor Feng me lleva a visitar su enorme y silente salón
otro lugar no es conocer mundo. de té. Le pregunto por qué a los chinos les gusta tanto el karaoke (Ale
adora el karaoke) y me dice:
—Ah, sí, jaja. Jaja. Cierto. No conoce. Jajaja. Jajaja. Pero si usted
va afuera y ve algo mejor que su tierra, se queda afuera, ¿no? Su amigo —¿Y usted no le gusta baile? Lo mimo.
viene por eso, porque acá mejor que su tierra, ¿viste? Y ese provincia
Me despide en la escalera, divertido, como si estuviera
Fujian son muy trabajadores, son de campo, entonces trabaja mucho. Eso
guardándose el mejor de los secretos.
por un lado bueno, y por otro lado no tanto. Porque nadie puede competir,
ellos son muy forte y nadie puede competir. Negocio de ellos se tiene más ***

horas abierto. Por cuatro botellas de agua ya van y lleva a domicilio. ¿Qué Ale tiene 25 años. Su cuerpo es fibroso, pálido, como de harina y
negocio puede así? Ellos pueden. La cosas tienen lado bueno y malo. Para luna, y tiene olor a almizcle. El pelo negro, los labios apretados —rosas—
otro supermercado, sentir mal, porque no puede competencia. Por otro , las uñas largas que le dan a sus manos un aspecto anfibio. Los dedos
lado, muy bueno servicio para pueblo argentino. Las cosas no es perfeto. ahusados, la piel delicada. No tiene cicatrices. Usa lentes y cuando no
Ello ponen supermercado porque paisano de ello tiene supermercado. Y entiende algo mira sobre los vidrios, alzando la cabeza, y pregunta:
ello no sabe idioma. Idioma importante. Usted sabe idioma, sabe mucho «¿Cómo dice?». Es muy alto y camina rápido, con un gesto entre alerta y
de cultura. Por ejemplo, argentino habla con mucho verbo. Habla muy divertido.
largo. Chino habla corto. Chino no dice: «hoy hablo», «mañana voy
hablar». No. Chino dice: «hoy hablar, ayer hablar, mañana hablar». No
hay tiempo, no hay persona. Pero muy complicado ser chino, porque tiene La última vez que hablé con él era martes. Estaba en su mostrador,
que saber dos cultura: Oriente y Occidente. detrás de los canastos de plástico, y susurró que había ido al médico por
un resfrío.

—Médico chino, bario chino. Médico acá no gusta. Muy fuerte.

37
En el barrio chino de Belgrano, en Buenos Aires, hay médicos —Cuando sos chico. Primero viene la infancia hasta los 12 años
chinos y supermercados que venden todo lo que los chinos no venden en más o menos, después una cosa que se llama adolescencia, hasta los 17 o
sus supermercados para occidentales porque nadie lo compraría: fideos 18, y después sos adulto. Algo así.
de veinte grosores distintos, anguilas vivas, pescado seco.
—Ah, sí. Infancia. Sí. Mucho amigo chiquito. Juntábamo y
—Acá Argentina comida menos variada. En China tiene mercado. cantábamo canción. Yo infancia campo, cerca de río, abelo, abela. Mucho
Acá no tiene mercado. Sólo tiene súper-mercado. Mercado mejor, más juega.
fresco, más variedá. A mí me gusta trabajo súper-mercado. Sale bien.
—Tenés buenos recuerdos.
Quiero ser mayorista.
—¿Qué es recuerdo?
—¿Y después?
—Una imagen que te queda… guardada. En la memoria.
—Y después no sabe. Cuando soy más grande, 50, 60 años,
entonces me voy de viaje. O que mi hijo me cuiden bien, no sé cuál de las —¿Cómo buen día, buenas noches?

dos mejor. Quiero ir a Japón, Corea. Pero ahora no puede salir, porque —No. Por ejemplo cuando me contás «Cuando yo era chico,
mamá no sabe idioma y papá tampoco, y no sabe hacer negocio. Si yo me estaba con mis amigos y fuimos al río…».
voy, mamá tiene que cerrar negocio porque no sabe maneja. Y ahora
—Ah, sí, sí, eso, recuerdo: tengo guardado mi abelo que me llevó
tengo mujer, hijo.
a Pekín y día que vimos palacio grande. Tengo guardado a mi abela.
—¿En tu infancia querías viajar? Tengo guardado una vez que salí para mi cumpleaños con amigos a la

—¿Qué es infancia? playa, y quedamos ahí, charlando, cantando.

—Un buen recuerdo.

—Sí. Muy buen guardado. Bueno. Diculpa. Tengo que trabajar.

38
Ale se perdió entre las góndolas. Su madre y su hermana hicieron Colgué el teléfono. Por un momento Ale dejó de parecerme un
una reverencia respetuosa, seca, pura dignidad. padre de familia preocupado por la subsistencia de su mujer y de su hijo
—de su hermana y de sus primos— y fue un bucanero loco, alguien
Después llamé al señor Han.
esperando pacientemente la oportunidad para aferrarse a la cintura blanca
*** de su Clarita y llevarla, ahora sí, a ver el mundo.

El señor Han me atendió por teléfono, enérgico y amable. Me asomé al balcón. El cartel del supermercado latía como una
Hablamos sobre historia china, sobre la guerra del opio, sobre Mao, y de inmensa branquia. Los tomates titilaban como linternas rojas y Ale —
pronto me dijo que la provincia de Fujian formaba parte de la vía marítima inmerso en su mundo de tres ciudades— volvía a ser, como siempre, un
de la ruta de la Seda. Que en la región de la que vino Ale estaban los desconocido. El hombre que me vende la comida
puertos de esa ruta que comunicaba la China con Europa, transitada por
aventureros y comerciantes desde el siglo III antes de Cristo hasta el siglo
XVI después del ídem, y que Ale era hijo de ese pueblo de inquietos, de El sabor de la muerte
personas con marcada tendencia a la aventura.
Juan Villoro
—El viaje forma parte de la vida de esa gente —dijo el señor
El terremoto de magnitud 8,8 que devastó a Chile el 27 de febrero
Han— porque están separados del resto de la China por cadenas
fue tan potente que modificó el eje de rotación de la Tierra. El día se
montañosas, y en cambio tienen el mar, y salir a negociar por el mar es
redujo en 1,26 microsegundos. Desde la Estación Espacial Internacional,
fácil. Esa gente siempre se va.
el astronauta japonés Soichi Noguchi fotografió la tragedia y mandó un
Me despidió amable y volvió a rogarme que fuera a la China, mensaje: «Rezamos por ustedes».
pronto.
Los mexicanos tenemos un sismógrafo en el alma, al menos los
que sobrevivimos al terremoto de 1985 en el DF. Si una lámpara se

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mueve, nos refugiamos en el quicio de una puerta. Esta intuición sirvió Cuando el movimiento cesó, sobrevino una sensación de irrealidad. Me
de poco el 27 de febrero. A las 3.34 de la madrugada, una sacudida me puse de pie, con el mareo de un marinero en tierra. No era normal estar
despertó en Santiago. Dormía en un séptimo piso; traté de ponerme en pie vivo. El alma no regresaba al cuerpo. Los gritos que el edificio había
y caí al suelo. Fue ahí donde desperté. Hasta ese momento creía que me sofocado con sus crujidos se volvieron audibles.
encontraba en mi casa y quería ir al cuarto de mi hija. Sentí alivio al
Abrí la puerta y vi una nube espesa. Pensé que se trataba de humo y que
recordar que ella estaba lejos.
el edificio se incendiaba. Era polvo. Sentí un ardor en la garganta. Volví
Durante dos minutos eternos el temblor tiró botellas, libros y la al cuarto, abrí la caja fuerte donde estaban mis documentos, tomé mi
televisión. El edificio se cimbró y pude oír las grietas en las paredes. computadora y perdí un tiempo precioso atándome los zapatos con doble
Pensé que nos desplomaríamos. Alguien gritó el nombre de su pareja nudo. Los obsesivos morimos así.
ausente y buscó una mano invisible en los pliegues de la sábana. Otros
En la escalera se compartían exclamaciones de asombro y espanto. Ya
hablaron a sus casas para contar segundo a segundo lo que estaba
abajo, una conducta tribal nos hizo reunirnos por países. Los mexicanos
pasando. Imaginé el dolor que causaría esa noticia, pero también que mi
repasamos cataclismos y supusimos que la ciudad estaría devastada. La
familia dormía, con felicidad merecida. Me iba del mundo en una cama
acera de enfrente era un bloque de sombras, escuchamos ladridos
que no era la mía, pero ellos estaban a salvo. La angustia y la calma me
distantes, los coches de los trasnochadores tocaban la bocina, había
parecieron lo mismo. Algo cayó del techo y sentí en la boca un regusto
cristales en el suelo, pero la fachada de nuestro edificio permanecía
acre. Era polvo, el sabor de la muerte.
intacta.
Mientras más duraba el temblor, menos oportunidades tendríamos de
En la explanada frente al hotel se alzaba la réplica de una estatua de la
salir de ahí. Los muebles se cubrieron de yeso. Una naranja rodó como
Isla de Pascua. Es la efigie de un Moai, jerarca que durante su mandato
animada por energía propia.
habrá visto maremotos. Se convirtió en nuestra figura tutelar. Supimos
esto cuando se fue la luz y dejamos de verlo. Por suerte, el apagón duró

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poco. La piedra donde los ojos parecen hechos por el tiempo regresó de hicieron menos estrictas), lo cierto es que la resistencia del paisaje urbano
las sombras. No estábamos solos. fue asombrosa. Un terremoto es una radiografía de la honestidad
arquitectónica. En 1985, el terremoto de la Ciudad de México demostró
Otra señal de tranquilidad vino del reino animal. Un perro se echó a
que la especulación inmobiliaria y la amañada construcción de edificios
dormir en medio de nosotros. Mientras no despertara, todo estaría bien.
eran más dañinas que los grados de Richter. «Con usura no hay casa de
Alguien quiso regresar al edificio por sus «pantalones de la suerte». La
buena piedra», escribió Ezra Pound.
superstición era la ciencia del momento. Nuestras ideas, si se las puede
llamar así, no seguían un curso común. El editor Daniel Goldin, que Llama la atención que en un país con tanta sapiencia antisísmica
estaba en muletas por un accidente previo, me propuso recorrer el edificio el aeropuerto padeciera graves lastimaduras. El cierre de vuelos
para ver si había daños estructurales. contribuyó al aftershock. Nuestra vida se había detenido y no sabíamos
cuándo comenzaría nuestra sobrevida. Estábamos en el limbo o en un
«¡Tú estás cojo y yo soy tonto!», exclamé. De nada servía que
episodio de la serie Lost.
buscáramos lo que no podíamos encontrar, como un ciego y un sordo
dibujados por Goya. Pillaje y rating

Poco a poco, la realidad recuperó nitidez. Me sorprendió que tanta gente El discurso de los noticieros se caracterizó por el tremendismo y la
usara pijama. Pensaba que se trataba de una prenda en desuso. Un grupo dispersión: desgracias aisladas, sin articulación de conjunto. Las
de voluntarios volvimos al hotel por pantuflas. No podíamos revisar la imágenes de derrumbes eran relevadas por escenas de pillaje. No había
estructura, pero podíamos evitar que se enfriaran los pies. evaluaciones ni sentido de la consecuencia. Unos tipos fueron
sorprendidos robando un televisor de pantalla plana extragrande.
La arquitectura chilena es una forma del milagro. Sólo esto
explica que en Santiago los daños hayan sido menores. Aunque algunos Obviamente no se trataba de un objeto de primera necesidad. ¿Era un caso
edificios fueron desalojados y otros tendrán que ser demolidos solitario? ¿El crimen organizado se apoderaba de electrodomésticos? Los
(inmuebles posteriores a 1990, cuando las leyes de supervisión se rumores sustituyeron a las noticias. Se mencionó a un pueblo que temía

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ser invadido por otro. El relato fragmentario de los medios mostraba Chile. Los supermercados asaltados eran el rostro dramático de un país
rencillas de tribus y repetía las declaraciones de una gobernadora que donde la gente tenía hambre y las filas para cargar gasolina en los barrios
pedía que el ejército usara sus armas. ricos de Santiago eran su rostro hipocondríaco.

Algunos amigos chilenos creen que además de la morbosa búsqueda de El terremoto ha sido el segundo más fuerte en la historia de Chile.
rating, los noticieros pretenden crear un clima de confrontación antes de La isla Robinson Crusoe naufragó como el personaje que le dio su
que Michelle Bachelet abandone el poder. El sismo llegó como un último nombre. El tsunami dejó miles de desaparecidos y sepultados en el lodo.
desafío para la presidenta que tiene el 80 por ciento de aprobación y como Los rescatistas chilenos que estuvieron en Haití comentan que será mucho
una amarga encomienda para su sucesor, el empresario Sebastián Piñera, más difícil sacar cuerpos de construcciones de concreto, encapsulados en
que había prometido expansión y desarrollo al estilo Disney World y el lodo endurecido después del tsunami.
ahora tendrá que proceder con el cuidado de los restauradores y
Aún hay mucha gente atrapada en la zona de Concepción. Como tantas
anticuarios. Si el ejército comete un error en los días de toque de queda,
veces, los periodistas han llegado al desastre antes que las personas que
o si se produce una confrontación, la sucesión presidencial sería menos
deben aliviarlo, y como siempre, los más afectados son los que habían
tersa, se podrían hacer acusaciones sobre el origen de la violencia y se
padecido antes el cataclismo de la pobreza.
regresaría al divisionismo y la crispación que durante años dominaron la
sociedad chilena. Las réplicas más fuertes del sismo ocurrirán en la Dos días después del terremoto fui a una casa en las afueras de Santiago,

política chilena. con piscina y jardines, uno de esos espacios latinoamericanos que
muestran que Miami puede estar donde sea.
En Santiago, la suspensión de vuelos y la ocasional falta de teléfonos,
Internet, suministro de electricidad y agua fueron las señas visibles de la Había que hacer un esfuerzo para recordar que el escenario pertenecía al

catástrofe. Esto nos dejó la sensación de estar en un reality show al revés. país arrasado por el terremoto. En su duplicidad, la cifra 8,8 adquiere

Nuestra vida parecía transcurrir en la realidad controlada de un estudio de carga simbólica: los gemelos del miedo, el diablo ante el espejo o,

televisión, mientras las cámaras retrataban una realidad salvaje al sur de

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sencillamente, lo que somos y lo que podemos dejar de ser. Una falla en el último piso de los tres que tenía la misión de su orden—, leyendo
invisible decide el juego, nuestra residencia en la Tierra. una revista jesuita, Stimmen derZeit; el doctor Terufumi Sasaki, un joven

Texto publicado por La Nación de Argentina el 6 de marzo de 2010.


miembro del personal quirúrgico del moderno hospital de la Cruz Roja,
caminaba por uno de los corredores del hospital, llevando en la mano una
muestra de sangre para un test de Wassermann, y el reverendo Kiyoshi
Tanimoto, pastor de la Iglesia Metodista de Hiroshima, se había detenido
Hiroshima frente a la casa de un hombre rico en Koi, suburbio occidental de la

John Hershey ciudad, y se preparaba para descargar una carretilla llena de cosas que
había evacuado por miedo al bom bardeo de los B-2g que, según suponían
Exactamente a las ocho y quince minutos de la mañana, hora
todos, pronto sufriría Hiroshima. La bomba atómica mató a cien mil
japonesa, el 6 de agosto de 1945, en el momento en que la bomba atómica
personas, y estas seis estuvieron entre los sobrevivientes. Todavía se
relampagueó sobre Hiroshima, la señorita Toshiko Sasaki, empleada del
preguntan por qué sobrevivieron si murieron tantos otros. Cada uno
departamento de personal de la Fábrica Oriental de Estaño, acababa de
enumera muchos pequeños factores de suerte o voluntad —un paso dado
ocupar su puesto en la oficina de planta y estaba girando la cabeza para
a tiempo, la decisión de entrar, haber tomado un tranvía en vez de otros
hablar con la chica del escritorio vecino. En ese mismo instante, el doctor
que salvaron su vida. Y ahora cada uno sabe que en el acto de sobrevivir
Masakazu Fujii se acomodaba con las piernas cruzadas para leer el Asahi
vivió una docena de vi das y vio más muertes de las que nunca pensó que
de Osaka en el porche de su hospital privado, suspendido sobre uno de
vería. En aquel momento, ninguno sabía nada. El reverendo Tanimoto se
los siete ríos del delta que divide Hiroshima; la señora Hatsuyo
levantó a las cinco en punto esa mañana. […] Había dormido mal la noche
Nakamura, viuda de un sastre, estaba de pie junto a la ventana de su
anterior a causa de las repetidas alarmas antiaéreas. Hiroshima había
cocina observando a un vecino derribar su casa porque obstruía el carril
recibido esas alarmas casi cada noche y durante semanas enteras, porque
cortafuego; el padre Wilhelm Kleinsorge, sacerdote alemán de la
en ese tiempo los B-29 habían comenzado a usar el lago Biwa, al noreste
Compañía de Jesús, estaba recostado —en ropa interior y sobre un catre,
de Hiroshima, como punto de encuentro, y las super fortalezas llegaban

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en tropel a las costas de Hiroshima sin importar qué ciudad fueran a provincia de Buenos Aires, partido de San Martín. Un salón arrebolado
bombardear los norteamericanos. en rosa y música meliflua. En un rincón resalta Fabián, todo varón,
marido de la mujer del traje crema: Silvia Oliveri. Silvia Oliveri empezó
Hershey, John, Hiroshima, Random House Mondadori, Barcelona, 2009
como consultora de belleza hace diecisiete años, hizo carrera, y pasó por
todos los estadios hasta llegar a directora senior ejecutiva. Pero ni la
señora Oliveri ni ninguna de las otras señoras son empleadas de Mary
Kay, y ese es uno de los credos de la venta directa en todo el mundo: la
El mundo feliz: venta directa
fuerza de ventas no tiene relación de dependencia con la empresa. Todas
Leila Guerriero y cada una son empresarias independientes. La señora Oliveri es igual a

Parece una misa con pastor evangelista; un cumpleaños infantil; Lucía Galán. Su em presa de venta de productos Mary Kay se llama

una fiesta de quince. Pero es un Meeting Semanal, una reunión en la que Pompitas y ella lleva diez abejas de oro tachona das de brillantes

las demostradoras de Mary Kay, la empresa de cosméticos fundada en verdaderos en la solapa de su traje merengado. El salón está recorrido por

1963 por la Dama Gurú Mary Kay Ash en Dallas, Estados Unidos, se un festón de fotos de Silvias Oliveris en Nueva York, Portugal, Bahamas,

juntan para darse ánimos. —¡La palabra más importante de este negocio Dallas, Grecia, París, Italia, con un lugar de honor para la foto de Silvia

es resistencia! ¡Resistencia! ¿Quiénes somos las jefas de este negocio? — Oliveri junto a la Dama Gurú Mary Kay. Todo lo que se respira en el

grita desde un podio una mujer con traje color crema. —¡Nosotras! — salón es aire helado y lujo morrocotudo y éxito. Mucho éxito. Pilas de.

responden cien mujeres. Mary Kay —la compañía— se reprodujo en Pero hace un rato, Silvia Oliveri no estaba acá. Estaba en su oficina del

veintinueve países y está en la Argentina desde hace veinte años, con primer piso donde tiene un certificado recordatorio del año en que ganó

veinticinco mil consultoras y ventas por cincuenta millones de dólares. su primer millón (1996, 1997, jura que no se acuerda). En esa oficina

En el mundo, tiene más de quinientas mil y ventas anuales por dos mil Silvia Oliveri dijo que tiene dos madres. —Mi mamá de panza, y mi

millones. Este Meeting así, en inglés profundo, es en la castellana mamá Mary Kay. En Mary Kay le decimos mamá a la persona que nos
reclutó.

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A TRAGEDIA | UNA MURIO, OTRA ESCAPO Y LA TERCERA SIGUE INTERNADA estaban en el primer piso, antes con mejor vista al escenario, ahora con
La vida, el milagro y la muerte, tres destinos para las menos chances de escapar. Respiró un poco, se ahogaba, tomó coraje, se
hermanas Noboa zambulló otra vez en la oscuridad. Encontró a su novio. “Vamos, vamos”.
Y salieron.
Dos lograron sobrevivir a la tragedia del Once, pero la más chica murió. Lucía y Martín vomitaban un líquido negro, del humo que tragaron.
Anoche, el padre seguía reclamando el cadáver de Daiana, para poder Llamaron por celular al papá de él. “Estamos bien, pero adentro están las
velarla. chicas”. No estaban bien, tenían un principio de asfixia. Una ambulancia
los quiso cargar, se resistieron. Pero se ahogaban. Aceptaron oxígeno. Y
aceptaron la ambulancia, porque el padre de Martín no llegaba.
Como las estrellas que andan de a tres, Lucía, Cecilia y Daiana iban por Terminaron en el Fernández.
la vida siempre pegaditas. Juntas a pasear por Isidro Casanova, juntas a Daiana murió asfixiada. Hasta anoche, los padres seguían haciendo
comprar pantalones rockeros en Morón. Juntas para mimar a sus padres, trámites para obtener su cuerpo y poder enterrarla. Tenía 15 años, era la
Margarita y Raúl. Y juntas para hablar de novios y chicos lindos del barrio estrella menor. “Siento culpa, yo le compré la entrada, me salió diez
Atalaya. Juntas decidieron ir al recital de Callejeros. Y juntas ya no pesos. Me había privado de cosas que necesitaba para poder invitarla. Era
pudieron seguir. Las hermanas Noboa se miraron por última vez antes de la primera vez que ella venía a un recital de Callejeros y era el día en que
la segunda canción. Lucía, de 21 años, estaba abajo, más cerca de la iba a conocer a Martín. ¡Cómo me duele! ¡Cómo la quería!”. El relato de
salida. Se aferró a Martín, con quien hace poco había empezado a salir. Lucía a Clarín se entrecorta por las lágrimas y la tos.
Una insignificante historia de amor, que en segundos se haría gigante. —¿Y Cecilia? ¿Dónde está Cecilia?, preguntaba un tío en el Centro de
Bengala, incendio, humo, oscuridad, desesperación. Ella cayó al piso, se Gestión y Participación de la calle Junín, el viernes a la madrugada. Lo
soltaron las manos. La pisotearon, la pasaron por encima. Perdió las acompañaban dos primos de Pompeya, que tenían auto. Cecilia no estaba
zapatillas y la hebilla del pelo. Se cortó un pie. Un bombero la rescató y por ningún lado. Ni en los hospitales afectados a la emergencia ni en la
pudo salir, pero Martín seguía adentro. Pensó en Cecilia y Daiana, que morgue. Le dijeron que tenían que tener paciencia. “Entiendo, sé lo está

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pensando, pero tenga fe, puede que esté inconsciente, siempre puede vez me leyó una historia de su diario. Dijo que era verídica y que le había
ocurrir un milagro”, lo alentó uno de los voluntarios, que a esa hora, las ocurrido durante su adolescencia. Vivía entonces en una urbanización
primeras del año, cenaba sándwiches de pan lactal acercados por un nueva de Tejas, en una zona que, hasta hacía poco, había sido agreste y
vecino. casi selvática. Tenía alrededor de catorce años y no tenía amigos, a
A las 3.10 sonó el teléfono en la casa de los Noboa: excepción de su hermanito, que era más un saco de boxeo que un amigo.
—Por la descripción, puede ser ella— avisó una persona. Después de vivir y escuchar sus historias, estoy seguro de que su hermano
echaba a correr cada vez que le veía acercarse. Sucedió poco antes de que
se convirtiera en un drogadicto y en un momento en que su hermano no
Cecilia, de 18 años, tenía marcas de una operación coronaria, por un
estaba cerca para distraerle y aplacar su aburrimiento. Andy salió a dar
soplo, y un antojo en un brazo. “Fuimos, aunque no nos queríamos hacer
un paseo por las afueras de la nueva urbanización, en lo que quedaba de
ilusiones”, dijo Lucía. Pero era Cecilia nomás. Estaba en el Sardá,
campo abierto. En aquella zona la capa de tierra tenía poco espesor. Podía
establecimiento que no estaba entre los destinos de derivación de
levantarse fácilmente con la punta de la bota. Debajo no había más que
víctimas. Es una maternidad. Cecilia había vuelto a nacer.
roca. En aquella tierra no podía crecer casi nada, pero eso a las malas
Fuente: diario Clarín, Domingo 02.01.2005
hierbas las traía sin cuidado. Ellas crecían altas y espesas. Cerca de la
Andy y la serpiente zona corría un riachuelo que iba a parar a una canalización subterránea.
Sus márgenes eran bastante profundas y cuando llovía, la corriente se
Ron Fabian
convertía en un río caudaloso y con cierto peligro. A Andy y a todos los
Ed. Paul Auster
chicos de la zona se les repetía a diario que no se acercaran allí. Pero
como estaba aburrido, Andy se fue directo a aquel lugar. En el camino
A Andy le fascinaban los animales. Todos los días hablaba de serpientes,
vio una serpiente enorme que debía de medir casi dos metros. Se deslizaba
perros y gatos. Hablaba con la pasión de un activista de los derechos de
a lo largo de la margen del riachuelo, entrando y saliendo de la maleza.
los animales y, francamente, con el retorcido amor de un cazador. Una
Brillaba y resplandecía bajo el sol. Sus escamas eran como una coraza

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que atrapaba todos los colores y los reflejaba a la velocidad de la luz, pero serpiente tan grande que te apuesto a que no la tocas. Todo el mundo miró
de uno en uno. Andy no podía dejar de mirarla. Pensó que aquella hacia donde estaba la serpiente.
serpiente era un regalo que le enviaba Dios. La siguió hasta verla bajar
—¿Pero qué mierda estás diciendo? No necesito tocarla para acabar con
por el profundo barranco de la orilla en dirección al lecho del riachuelo.
ella. —
El terreno era peligroso porque era de pizarra y se desmoronaba
fácilmente, además de encontrarse plagado de pozas y de cuevas. Las Entonces se metió en uno de los coches y volvió con una pistola pequeña.
paredes del barranco estaban cubiertas de matojos de hierba. Andy se Apuntó y disparó a la serpiente. Falló pero saltaron esquirlas de pizarra
quedó allí de pie, observando a la serpiente, que se había detenido. Aun en todas direcciones. La serpiente se deslizó barranco abajo y se metió en
quieta, refulgía, resplandecía y brillaba. Andy estaba en trance, un estado una cueva.
que no volvería a experimentar hasta que empezó a inyectarse cocaína en
—¿Qué serpiente? —dijo el chico, y miró a Andy con la pistola todavía
vena, mezclada con la proporción justa de LSD. No oyó acercarse los
en la mano—. ¿Tienes alguna otra serpiente a la que pueda disparar? —
coches a su espalda. No se movió hasta que una piedra le golpeó.
le preguntó.
—¡Eh! ¿Qué coño hacéis? —dijo.
—No. Pero puedo traerte a ésa.
Se volvió y vio a un grupo de unos cinco chicos y tres chicas, ninguno de
Todos los chicos empezaron a reírse y a insultarle. Nadie podía bajar por
los cuales parecía tener más de veinte años. Le pareció reconocer a alguno
aquellos barrancos, sólo las serpientes.
del colegio.
Andy dijo:
—¿Quién ha dicho «coño»? —dijo uno de los chicos, que también parecía
aburrido. —Si bajo hasta allí y cojo la serpiente, me das tu pistola.

Andy olía las ganas de pelea en aquel chico, pero se lo tomó con calma. —De eso nada, chico —contestó el otro.
—He sido yo —contestó. Y añadió inmediatamente—: Ahí hay una

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—¿Qué pasa? ¿Tienes miedo de que pueda hacerlo? —preguntó Andy. ese momento volvió a oírlos. Repetían insistentemente: «¡Eh, tío!». Él
Delante de su pandilla, el joven contestó: respondió: «Ya voy». Entonces empezaron a preguntarle: «¿La has
cogido?» y ellos mismos se contestaban: «Eso es imposible, tío. Es
—Está bien. Ve a buscarla. Si coges la serpiente y la traes hasta aquí, te
imposible que coja esa serpiente». El tipo de la pistola dijo: «Da igual,
doy mi pistola.
ése es un estúpido y un gallina». Andy no dijo nada y continuó escalando
Andy no sentía miedo. O, si lo sentía, nunca se dejaba vencer por él en el barranco. Necesitaba las dos manos, así que se enroscó la serpiente
casos como aquél. Fue a la orilla del barranco y bajó arrastrándose hasta muerta alrededor del cuello y subió, palmo a palmo, la pendiente de
la cueva donde había visto entrar a la serpiente. La pendiente era tan pizarra a cuatro patas, arañándose las manos y las rodillas. Empezó a
inclinada que los chicos y sus amigas apenas le veían. Seguían gritándole: sudar y se secó el sudor de la frente con una mano ensangrentada y,
«Estúpido», «Tonto del culo», «Gallina». Andy no decía nada. después, con la otra. Cuando llegó al borde de la pendiente, se detuvo.
Conociéndole como le conozco ahora, estoy seguro de que en su cara Nadie le veía. Recuperó el aliento y después subió una pierna por encima
llevaría reflejada la sonrisa de la muerte. Al acercarse a la cueva comenzó del saliente y se impulsó hacia arriba con la otra. Los chicos y las chicas
a moverse muy despacio. La rodeó con cuidado. Luego se agachó sobre le miraron sorprendidos. Nadie abrió la boca, pero Andy sonreía de oreja
el terreno y gateó lentamente hasta la entrada. La cueva era enorme. Pero a oreja. El chico de la pistola seguía sosteniéndola en la mano, pero se
nadie hubiese podido verla, y menos aún, ver dentro de ella, si el sol no había quedado boquiabierto. Todas las chicas le miraban como si fuera
hubiese estado alto. Desde allí, Andy veía el interior perfectamente. algo más que un guaperas insoportable. El chico de la pistola dijo:
Localizó a la serpiente justo un poco más allá de la entrada. La vio refulgir
—Bueno, eso ha sido increíble, tío, pero no pienso darte mi pistola.
y resplandecer al sol, recortándose en el fondo oscuro de aquellas paredes
invisibles. Vio a la serpiente abrir la boca como si bostezara. Vio sus ojos —Lo has prometido —dijo Andy.
verdes clavados en el vacío. La vio, la agarró y luego la mató, golpeándole
—Lo que se promete a los locos no tiene ningún valor.
la cabeza contra el suelo rocoso de la cueva. Por un instante había dejado
de oír los gritos de los chicos que estaban arriba, en la carretera, pero en Andy comenzó a andar hacia el chico y dijo:

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—Nunca prometas nada que no puedas cumplir. —Basta, hombre. Tú le has prometido la pistola a cambio de la serpiente
y él ha cumplido. —Luego se volvió hacia Andy y le dijo—: Hasta luego,
El chico retrocedió uno o dos pasos e hizo un amago de levantar la
tío.
pistola.
Subieron todos a sus coches y se marcharon. Una de las chicas le miró
—No te acerques a mí, tío.
por la ventanilla trasera. Le sonrió y le hizo adiós con la mano. Andy
Andy no dijo nada y continuó avanzando. Mientras lo hacía, se iba regresó andando a su casa con la pistola en la mano, con la enorme sonrisa
desenroscando la serpiente muerta que, para entonces, se había vuelto todavía dibujada en el rostro.
gris, aunque seguía siendo enorme, y la lanzó contra el chico. Éste alzó
RON FABIAN Parma, Míchigan
los brazos para desviarla y se cayó de espaldas con la serpiente encima.
Andy se inclinó, cogió la pistola y dijo:

—Puedes quedarte con la serpiente, tío. De todos modos, ya no sirve para Héroes de Malvinas: encarnar la virtud y dar la vida
nada. Los otros se rieron. El chico de la pistola se levantó y dijo:
Julieta Villar
—Eh, devuélveme mi pistola.

—Es mi pistola —dijo Andy—. Tú tienes una serpiente. Dispárala.

El chico de la pistola estaba dispuesto a pelear, pero a Andy se le puso


esa cara que hacía que hasta su propio hermano saliese huyendo de él.
Otro chico, grandullón, dijo:

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Religión proviene del latín “religare” que significa unir. La unión despidiendo de las calles de mi barrio… pensaba que quizás no las iba a
de la humanidad ha sido y es una de las propuestas más importantes para volver a ver. Mi función en las islas fue en la enfermería, como auxiliar
dar sentido a la vida. César González Trejo nació en 1962. Sus padres camillero”, relata.
decidieron no bautizarlo y aunque su madre practicaba la religión en la
Los primeros días en las Malvinas, recuerda, el capellán castrense,
intimidad de su hogar, su padre no era creyente. Sin embargo, a sus 19
monseñor Roque Puyelli, les acercó rosarios a los soldados que estaban
años, sentía un punto de conexión con Dios: la inmortalidad. Cuando uno
en la trinchera. Esos rosarios, reconoce Trejo, no sólo fueron
es joven, admite, “la muerte es algo que no se tiene en cuenta, o al menos,
fundamentales sino “quizá el elemento más importante”, junto con la
se ve muy lejana”.
compañía de los capellanes. En ese contexto, los soldados
Ir a la guerra de Malvinas lo familiarizó con la muerte. “En un experimentaron una espiritualidad que tuvo distintas manifestaciones. En
breve lapso tuvimos que acostumbrarnos a la idea de que éramos el caso personal del soldado González Trejo, afirma, “comprendí
mortales”, e incluso a sentir que la muerte estaba “cada vez más realmente el concepto de religión desde su etimología: religare”.
próxima”. “Conmoción”, es la palabra que usa el exsoldado para definir
el sentimiento que surgió en él y en sus compañeros ante esa cercanía con
la muerte cada vez más palpable. Y la respuesta, casi automática en esa “CUANDO UNO SE OCUPA DE LOS DEMÁS SE OLVIDA DE SÍ

circunstancia extrema, fue acercarse a Dios. MISMO”

“En un breve lapso tuvimos que acostumbrarnos a la idea de que En las Islas, el soldado González Trejo tuvo la tarea de asistir a

éramos mortales”. sus compañeros, circunstancia que, considera, lo condicionó para bien.
“Me permitió estar moviéndome por varios lados. Cumplí una función de
La convocatoria a Malvinas llegó a la casa de González Trejo el 9
enfermero, un poco psicólogo y acompañante terapéutico espiritual”,
de abril de 1982. El año anterior, había culminado el Servicio Militar.
enumera. “Cuando uno se ocupa de los demás, se olvida de sí mismo”,
“Yo sabía que iba a un enfrentamiento. De camino al cuartel, me fui
afirma.

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En medio de una conversación entre un oficial y un suboficial, un la promesa que se hizo a sí mismo al regresar de las Malvinas y que se
día antes de que comenzaran los combates, por error o por fortuna, el materializó apenas unos meses después, en agosto del ’82, en el primer
soldado escuchó que aseguraban que no iba a haber conflicto. En ese centro para excombatientes. En el acta fundacional, entre otros puntos,
momento, se atrevió a intervenir, opinando que los ingleses “iban a venir podía leerse: “Recordar en forma permanente a los compañeros caídos,
igual”. Su comentario despertó la bronca del oficial, quien como castigo tratar de dar respuesta a los temas sociales que la guerra había perjudicado
lo envió a los peores lugares de combate, donde existía mayor peligro. y al tema del trabajo y la atención en salud”.

“Nosotros nos definimos como exsoldados, no como


excombatientes, porque seguimos combatiendo por la restitución de la
Lo que parecía una maldición, reconoce, fue una bendición: “Me
soberanía plena, la justicia social, la solidaridad, pero ahora combatimos
mandaron con los dos soldados de peor comportamiento del regimiento y
con otras armas. Las armas de la fe, de la prédica, nuestra palabra, nuestro
pensé que estaba en el peor lugar, pero cuando llegué me preguntaron:
ejemplo. Nuestro combate sigue vigente con las armas que nos ofrece la
‘Che Trejo, ¿vos sabés rezar?’”. Así fue cómo este soldado, junto con sus
paz”, sostiene.
dos compañeros de mala reputación, comenzaron a rezar el padrenuestro.
Fue allí donde comprendió el sentido de la palabra religión: “Yo me “NOS SALVÓ LA VIRGENCITA”
estaba ligando, o religando con Dios gracias a los que se consideraban los
La presencia de la Virgen durante la guerra tiñe los testimonios de
dos peores del regimiento”. Esta y otras experiencias, hicieron que luego
muchos soldados argentinos, que recuerdan la compañía espiritual de
consolidara su fe.
aquellos rosarios, los momentos de oración, la presencia de los
Ese papel que le tocó en las Islas, afirma César, “lo reproduje y capellanes. Sin embargo, la historia del suboficial retirado del Ejército
quiero sostenerlo hasta hoy”. En ese entonces, recuerda, “en plena Argentino Rubén Marchetti, tiene un tinte especial. “Nos salvó la
situación de incertidumbre sobre nuestra supervivencia, me prometí ‘no Virgencita”, afirma, al recordar la noche del 23 de mayo, cuando dos
darle bola’ a cuestiones superfluas y valorar lo que tiene valor”. Esa fue

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fragatas inglesas atacaron al ARA Monsunen, buque que le tocó Luján: “Era una aureola celeste y la Virgen. Se iluminó la noche por un
acompañar durante la Guerra de Malvinas. momento, los proyectiles comenzaron a perder fuerza y cayeron a unos
50 o 60 metros de nosotros”, cuenta.
La voz del capitán al grito de «Alerta amarilla: se aproxima un
helicóptero enemigo» vuelve a su mente después de 38 años, para “Era una aureola celeste y la Virgen. Se iluminó la noche por un
recordarle aquel duro momento en el que, mientras intentaba dar momento y los proyectiles comenzaron a perder fuerza».
tranquilidad a su soldado, pensaba en la carga peligrosa que llevaban, y
“El capitán llevó el barco hacia unas rocas y dio la orden de
en que, si un proyectil enemigo tocaba el navío, no sobrevivirían a la
abandonar el buque. Armamos una balsa autoinflable y, bajo fuego
explosión.
enemigo, huimos”. Eso les permitió escapar del campo de combate,
“Era una noche clara, el mar estaba sereno, se veían los cerros en nadando hacia la costa. En el momento de la huida, algunos compañeros
el horizonte. Al ver llegar el helicóptero, abrimos fuego. Y comenzó el resultaron heridos. Al tiempo, las fragatas se retiraron. “A la mañana
combate de Caleta Foca”, relata. “Dos fragatas inglesas nos habían siguiente, volvimos a la costa y el Monsunen seguía ahí, con el motor en
interceptado. Aprovechando que por nuestra misión éramos bienvenidos marcha, esperándonos. Recuperamos el buque y regresamos a Puerto
en todos los regimientos, querían capturar al Monsunen e ingresar con Argentino”, recuerda el soldado y destaca el apoyo de la Virgen para que
nosotros. El helicóptero se desplomó en el agua y el comandante del navío la tripulación del Monsunen regresara invicta.
decidió ir hasta la costa. En ese momento, las fragatas abrieron fuego
Décadas más tarde, Marchetti se encontró en Mar del Plata con el
hacia nosotros con bengalas y misiles”, recuerda.
capitán del ARA Monsunen, quien tenía una pregunta para hacerle: “¿Vos
“El enemigo disparó cuatro cañonazos. Fueron como cuatro bolas también la viste? Esa noche nos salvó la Virgencita”. Como
rojas que formaron una escalera en el aire. El destino, según la curva, era agradecimiento, cuando volvió a Malvinas, recogió tierra de las Islas y se
nuestro barco”, detalla. Pero en ese instante, en el cielo, junto a los la llevó como ofrenda a la Virgen a la basílica de Luján.
proyectiles y como en una nube, el soldado vio la imagen de la Virgen de

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¿QUÉ ES SER UN HÉROE? se arraigó en ellos y tomó luego la figura de la Virgen, con cuya imagen
los exsoldados realizaron peregrinaciones por todo el territorio argentino.
“Héroes”. Así los define la sociedad, así los nombran en cada
En 2019, recuperaron una imagen de Nuestra Señora de Luján que había
homenaje. Nuestros héroes de Malvinas, el reconocimiento que no sabe
acompañado a los soldados en la guerra y que permaneció 37 años en una
de grietas. Pero, ¿qué es ser un héroe? “La heroicidad no es empuñar un
catedral inglesa.
arma para matar a otro o enfrentarse a la muerte. La heroicidad es dar la
vida por los hermanos”, señala González Trejo. “La inmensa mayoría de los exsoldados sentimos esa
espiritualidad y gracia divina. Aunque suene extraño, comparto la opinión
“El héroe no es el personaje de Hollywood que se enfrenta con
de un gran soldado, un suboficial que dijo: ‘La guerra de Malvinas fue
superpoderes. El héroe es quien encarna la virtud. La virtud de la
una bendición para la Argentina’”, reconoce César. Y aunque admite que
solidaridad con el prójimo, el amor hacia los demás, el ser honesto, no
es raro que algo tan terrible como una guerra, que se lleva vidas pueda
robar, es todo lo que nos dicen los mandamientos, y la suprema virtud, de
resultar una bendición, destaca que la Argentina extravió su camino
nuestro Señor Jesucristo, es dar la vida por los demás”, continúa
durante muchos años de ser nación, de ser Patria. “En Malvinas, la
definiendo el exsoldado.
bendición, a pesar de la tragedia de la guerra, consiste en haber
“Nuestros soldados caídos dieron la vida por nosotros, dieron la recuperado por un instante nuestra verdadera condición”.
vida por amor a la Patria. Y la Patria es una realidad. Desde ese momento
“La idea de Dios y de Patria es un conjunto. No puede haber Patria
tiene un sentido mucho más profundo y real, que es el que queremos
sin Dios ni Dios sin Patria. Porque quien no ama a su tierra
compartir. Si esto se pierde en el corazón de las nuevas generaciones,
profundamente y no se siente arraigado con la creación divina en su
entonces no va a haber Patria y dejaremos de ser un país soberano, de
cultura tampoco puede tener un amor genuino hacia Dios”, asegura.
ciudadanos y patriotas que la defiendan”.
César piensa que “los pueblos naturalmente buscan la paz y
Esa espiritualidad que comenzó durante la guerra, con los rosarios
quieren lo mismo”. A pesar de las diferencias culturales y espirituales
que les repartió monseñor Puyelli, “el arma espiritual más importante”,

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con el pueblo británico, no los considera enemigos. “El bien y el mal se bonaerense. Un grupo de adolescentes con uniforme escolar baja del
disciernen negando el mal. El enemigo no se combate con el odio, se vagón entre ruidosas carcajadas y conversaciones casuales. La gente deja
combate convirtiendo el enemigo en amigo y para eso debemos reafirmar por un instante sus pensamientos para prestarle atención a la escena. ¿De
el bien y el amor”. dónde son? ¿Qué idioma hablan?
En el andén espera Arina, una mujer alta de unos cuarenta y tantos. A ella
“Nos vamos a reconciliar el día que nos devuelvan las Malvinas y
le toca poner fin a la aventura, en su boca el reto en ruso suena a poema.
reconozcan sus crímenes de guerra. Los voy a considerar amigos el día
Los chicos saben que les espera una larga conversación en la que
que haya una situación de justicia. Si quieres la paz, lucha por la justicia”,
alternarán la familiaridad del idioma ruso y la novedad del español. Ella
dice al recordar las palabras de Pablo VI. “La única reconciliación posible
dejará el rol de madre preocupada para asumir el de traductora.
y efectiva es el amor, la justicia y la equidad. Ese es el mensaje original
Cuando estalló la guerra en Ucrania, Arina supo que Rusia ya no era un
que nos dieron nuestros próceres, que pusieron bajo la protección de la
lugar seguro para su familia. En febrero de este año, ella y sus dos hijos
Virgen a nuestra Patria”, concluye.
adolescentes de 19 y 13 años dejaron atrás un país en conflicto y se
2 de abril de 2020 en Iglesia Millennial subieron a un avión con rumbo a Buenos Aires. Tomar la decisión no les

Los chicos rusos que se duermen en la escuela resultó difícil. Ella había estudiado español en la universidad y tenía
conocimiento de que en la Argentina la ley protegía a las personas
migrantes. Internet fue una gran ayuda; a pesar de las restricciones de
acceso a la web que operan en Rusia, Arina y sus hijos se informaron
mirando videos en Youtube. Buscaron datos sobre costumbres y lugares,
y se decidieron finalmente por el norte del conurbano bonaerense.
Por: Karina Insaurralde – Arte: Maximiliano Amici
Esperaban encontrarse con grandes edificios y un tráfico intenso, y en
Mayo. El sol del mediodía todavía se siente en la piel. El tren se detiene cambio los recibió un barrio de arboledas tupidas y casas familiares.
en una estación del ferrocarril Mitre, en el norte del conurbano ***

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Según la Dirección Nacional de Migraciones, en el último año llegaron al ruso y luego las respuestas de los estudiantes al español, otras se sienta
país unos 20.000 ciudadanos rusos, de los cuales aproximadamente 3.000 cerca del alumno para traducir entre susurros la explicación de algún tema
comenzaron a tramitar la residencia. Arina y sus dos hijos menores nuevo. Con una sonrisa, dice: “A veces soy como una niñera”, porque no
forman parte de esta nueva ola migratoria. La hija mayor está estudiando entender el idioma se traduce en aburrimiento (sobre todo en las materias
en Francia. Todos están lejos de su tierra. como Historia o Literatura) y en ocasiones los chicos se duermen.
Arina conversa con voz suave, cada tanto la interrumpe su perro con Entonces, debe despertarlos y recordarles que presten atención.
pedidos de atención. Habla en inglés y entiende el español a la perfección. El sistema educativo argentino es muy diferente al ruso. Aquí, en las
Conectar con ella y con su historia es una tarea sencilla. escuelas secundarias los módulos de clase suelen ser de aproximadamente
Cuando relata los primeros días de Philip, el hijo menor, recuerda sus dos horas reloj, el doble que en Rusia. Este es uno de los mayores
miedos; pero “él no es un ejemplo típico”, dice con orgullo. Lo describe problemas con los que se enfrentan alumnos y docentes. “Las clases son
como un adolescente comunicativo y sociable. Cuando volvía de la largas, los chicos no entienden el idioma, entonces se aburren”, explica
escuela lo llenaba de preguntas y él siempre respondía que estaba todo Arina. En Matemáticas se trabaja mucho y se habla poco, y eso los hace
bien. Comenta con alivio que Philip comparte con sus compañeros gustos sentir cómodos.
musicales, porque “no le gustan grupos rusos”, y que lo agregaron al chat —Acá los chicos pueden pararse, los dejan hablar. Son más libres —dice.
de WhatsApp del curso; la cuenta pendiente es empezar a ir a fiestas. Las ***
tardes se empezaron a llenar de conversaciones por chat con sus nuevos La palabra “libertad” aparece con insistencia en la conversación. Los
compañeros y compañeras, charlas amistosas, fotos, redes sociales. chicos encontraron en Buenos Aires una libertad impensada, que los
Philip es el único alumno extranjero en su curso pero no en la escuela, a tienta a hacer cosas como subirse al Mitre y saltearse el almuerzo. En
la que asisten en los tres niveles educativos veinticinco niños, niñas y Rusia, el invierno gélido no les permite semejante aventura. “Aún les
adolescentes de nacionalidad rusa. cuesta entender qué se puede hacer y qué no”, explica Arina.
Arina, se convirtió en intérprete de esos alumnos gracias a su
conocimiento del español. A veces traduce los exámenes y actividades al

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Y cuando los docentes llaman a los padres para comentar estas distancias no eran compatibles con su necesidad de un mundo pequeño y
situaciones, es ella quien se encarga no solo de traducir palabras, sino confortable.
también de describir una idiosincrasia que aún es ajena para ellos. Cuando habla de la guerra dirige la vista al techo, como si buscara
Con voz pausada, cuenta cómo la mayoría del plantel docente se muestra respuestas. No puede entender que los dos países que representan partes
comprensivo, busca la manera de comunicarse, le pide ayuda para tan importantes de su vida se estén bombardeando. Cuenta de sus
lograrlo. También están los otros, los que prefieren ignorar la situación, familiares en Ucrania, de cómo siguen con su vida a pesar de todo, de
hacer como si nada hubiera cambiado. Arina se muestra empática con los videollamadas entre lágrimas, de una sociedad triste.
docentes, dice que entiende que “los profesores deben trabajar el doble Sus hijos no quieren ver las noticias, el más chico ni siquiera quiere hablar
sin compensación extra y además esto es nuevo para todos”. del tema. La distancia les trae alivio, pero Arina no puede ocultar la
Nuevo y distinto. Como el recibimiento que esperaba a Arina y sus hijos tristeza.
en Buenos Aires. Ella sonríe cuando recuerda sus primeros días en el país. “No tengo respuestas para muchas preguntas”, dice cuando habla del
Los argentinos le parecen abiertos, amigables; no puede creer que todavía futuro. Un futuro difícil de predecir pero que está lleno de sueños. Se
nadie le haya hecho notar que viene de un país en guerra. “Nos dan la imagina viviendo en esta Argentina que le abrió las puertas y la hace
bienvenida todo el tiempo”, dice. sentir parte. Cuando habla del porvenir de sus hijos, reaparece la palabra
De pronto se pone seria. “La gente en Rusia es más reservada”, relata libertad. “Quiero que sean ellos quienes decidan”, dice. Y vuelve a
mientras parecen venir a su mente los recuerdos de un lugar en el que sonreír.
nunca se sintió a gusto. Por lo pronto, mañana se volverán a levantar temprano, caminarán por las
Arina nació en Kiev, cuando aún Ucrania era parte de la Unión Soviética, veredas arboladas de Olivos e intentarán que la escuela, como la vida,
y a los 11 años una oportunidad laboral para su padre hizo que la familia sean parte de un sueño de libertad.
se trasladara a la capital soviética. “Moscú es demasiado grande,
demasiado rápida, demasiado ruidosa para mí”, dice. Las grandes

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Atentado a las Torres Gemelas 110 pisos se derrumbaron en una hora y cuarenta y dos minutos, lo que
llevó al colapso de las otras estructuras del World Trade Center, incluido
Consigna: redactar una crónica a partir de los datos de los hechos y el
testimonio de la sobreviviente. el 7 World Trade Center, y dañó significativamente los edificios
circundantes.
Los atentados del 11 de septiembre de 2001, también conocidos
Un tercer vuelo, el vuelo 77 de American Airlines, que había despegado
comúnmente por los numerónimos 11S en español y 9/11 en inglés,
del Aeropuerto Internacional de Dulles, secuestrado sobre Ohio, fue
fueron una serie de cuatro ataques terroristas suicidas cometidos en
estrellado a las 9:37 a. m. contra el lado oeste del Pentágono (la sede del
los Estados Unidos en la mañana del martes 11 de septiembre de 2001
ejército estadounidense) en el condado de Arlington, Virginia, causando
por el grupo terrorista islámico militante Al Qaeda.
un colapso parcial de ese lado del edificio. El cuarto y último avión
Esa mañana, cuatro aviones comerciales que viajaban desde el noreste de
secuestrado fue el vuelo 93 de United Airlines, en dirección
Estados Unidos a California fueron secuestrados en pleno vuelo por 19
a Washington, D.C. Los pasajeros del avión intentaron recuperar el
terroristas de Al Qaeda. Los secuestradores estaban organizados en tres
control de la aeronave lejos de los secuestradores y finalmente desviaron
grupos de cinco secuestradores y un grupo de cuatro. Cada grupo tenía un
el vuelo de su objetivo previsto; se estrelló en un campo cerca
secuestrador que había recibido entrenamiento de vuelo y se hizo cargo
de Shanksville, Pensilvania, a las 10:03 a. m. Los investigadores
del control de la aeronave. Su objetivo explícito era estrellar cada avión
determinaron que el objetivo del vuelo 93 era la Casa Blanca o
contra un edificio prominente, causando bajas masivas y destrucción
el Capitolio de los Estados Unidos.
parcial o completa de los edificios atacados.
Inmediatamente después de los ataques, las sospechas cayeron
El primer avión en alcanzar su objetivo fue el vuelo 11 de American
rápidamente sobre Al Qaeda. Los Estados Unidos bajo la administración
Airlines. Fue estrellado contra la Torre Norte del complejo World Trade
de George W. Bush respondieron formalmente lanzando la Guerra contra
Center en el Bajo Manhattan de la ciudad de Nueva York a las 8:46 a. m.
el terrorismo e invadiendo Afganistán para deponer a los talibanes, que
Diecisiete minutos después, a las 9:03 a. m., la Torre Sur del World Trade
no habían cumplido con las demandas de los Estados Unidos de expulsar
Center fue golpeada por el vuelo 175 de United Airlines. Ambas torres de
a Al Qaeda de Afganistán y extraditar al líder de Al Qaeda, Osama bin

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Laden. Bin Laden escapó a las Montañas Blancas, donde fue atacado por Los ataques resultaron en 2.996 muertes, más de 25.000 heridos y
las fuerzas lideradas por Estados Unidos, pero logró escapar. Aunque Bin consecuencias sustanciales para la salud a largo plazo, además de al
Laden inicialmente negó cualquier participación, en 2004 se atribuyó menos $ 10 mil millones en daños a la infraestructura y la propiedad.
formalmente la responsabilidad de los ataques. Al Qaeda y Bin Laden Sigue siendo el ataque terrorista más mortífero en la historia de la
citaron el apoyo de Estados Unidos a Israel, la presencia de tropas humanidad y el incidente más mortífero para bomberos y agentes de la
estadounidenses en Arabia Saudita y las sanciones contra Irak como ley en la historia de los Estados Unidos, con 340 víctimas, y 72 muertos
motivos. Después de evadir la captura durante casi una década, Bin Laden y los mayores desastres aéreos donde se involucre cualquier aeronave en
fue localizado en un escondite en Abbottabad, Pakistán y posteriormente la historia de la aviación. Si bien al ser hechos provocados
asesinado durante la Operación Lanza de Neptuno, el 2 de mayo de 2011. intencionadamente, no se consideran accidentes.
La destrucción del World Trade Center y la infraestructura cercana dañó
seriamente la economía de la ciudad de Nueva York y creó una recesión Testimonio: Wendy Lanski trabajaba en una oficina en una de las
económica global. Muchos países fortalecieron su legislación Torres Gemelas. Es una sobreviviente del 11S.
antiterrorista y ampliaron los poderes de los organismos encargados de
“Era un día hermoso, soleado, claro, yo esperaba un día normal, aburrido.
hacer cumplir la ley y de inteligencia para prevenir ataques terroristas.
Estaba en la planta 29 de la torre 1. Tome el ascensor a mi oficina y estaba
Los espacios aéreos civiles de Estados Unidos y Canadá estuvieron
en la torre 1. Todos los martes teníamos una reunión de pauta así que
cerrados hasta el 13 de septiembre, mientras que las operaciones de Wall
estaba un par de papeles y justo cuando me levanté de mi silla sentí un
Street se cerraron hasta el 17 de septiembre. Muchos cierres,
estruendo, un golpe seco que sacudió el edificio. Fue entonces que supe
evacuaciones y cancelaciones siguieron, por respeto o temor a nuevos
que no sería un día normal.
ataques. La limpieza del sitio del World Trade Center se completó en
mayo de 2002, y el Pentágono fue reparado en un año. La construcción Fue un gran impacto, un sonido similar al de un choque, el edificio se

del reemplazo del complejo World Trade Center comenzó en noviembre inclinó levemente. Me acerqué a la ventana y pude ver que caían

de 2006, y el edificio se inauguró en noviembre de 2014. escombros, y entonces escuché cómo saltaba la gente. El sonido del

58
impacto de esa gente contra el suelo es algo que nunca voy a olvidar.
Bajamos por la escalera, abrimos la puerta y comenzamos la evacuación.,
29 plantas hacia abajo.

Después de ver el segundo o tercer bombero le pregunté. ‘¿Qué fue


exactamente lo que golpeó el edificio?’ Me miró con cara de espanto y
dijo: ‘un avión’.

Salí a la calle y era como estar en medio de una tormenta de nieve. Todo
era blanco y estaba lleno de polvo. La gente gritaba: ‘Se viene abajo, se
viene abajo, corran’.

Yo nací y me crie en Nueva York. Es algo que es parte de mí y no quiero


perder; es algo que quiero conservar en honor a las 3 mil personas que
murieron ese día, y a los miles que murieron después de cáncer y otras
secuelas. Si olvidamos o tratamos de olvidar deshonramos a esas
personas.

El terrorismo no es tan solo el acto que se comete, es lo que hace con tu


alma. La amenaza del terrorismo está en tu corazón. Si hay algo que
parece no estar bien, un ruido, un choque de un auto, mi cerebro piensa:
¿’Cómo escapar, ¿cómo salir de aquí?’. Así que nunca te sientes íntegra,
nunca te sientes normal.”

59
LA NARRACIÓN

60
personaje principal la oportunidad de dudar. Esto sucede en historias en
las que los acontecimientos fuerzan a la protagonista a plegarse a su
La narración destino.

Como ya sabemos, la estructura de un relato se puede dividir en tres 2. Punto de giro: es un punto de no retorno en la historia del
actos: inicio, nudo y desenlace. Existen elementos centrales para la protagonista. Suele suceder entre el 15 y el 25% de la novela y es el
trama narrativa que no pueden pasar desapercibidos. instante preciso en que la protagonista decide comprometerse con lo
que le está pasando.
1.
En algunos casos, detonante y punto de giro suceden a la vez, se
Situación inicial. Su objetivo es:
concentran en un mismo evento. Sobre todo, cuando la trama no da al
- Presentar a los personajes personaje principal la oportunidad de dudar. Esto sucede en historias en

- Mostrar cómo son en su vida diaria las que los acontecimientos fuerzan al protagonista a lanzarse a su
destino.
- Establecer cómo manejan los protagonistas sus problemas
3. Punto medio: el punto medio es el momento en el que la historia llega
del día a día
a su nudo máximo, y en el que el personaje se ve obligado a cambiar
Detonante: es el primer cambio relevante en la historia, pone a la historia de dirección. Finalizado este punto medio, la historia se va acercando
en movimiento. al punto de giro que determina su desenlace.
Algo en el entorno más próximo de tu protagonista cambia, lo que le da
la oportunidad de aplacar esa insatisfacción. Eso, o bien se le echan 4. Desenlace: es la parte final en que los conflictos se resuelven de una
encima nuevos retos que deberá superar. manera u otra, para bien o para mal de los personajes, y éstos se
En algunos casos, detonante y punto de giro suceden a la vez, se encuentran en una nueva situación inicial.
concentran en un mismo evento. Sobre todo, cuando las autoras no dan al

61
➢ Narrador protagonista: cuenta la historia desde su punto de
vista, asumiendo el papel principal. Probablemente sea el más
utilizado, aquel que cuenta su propia experiencia.
Ejemplo: “Seguimos trabajando bajo el sol. Armamos el soporte y nos
pusimos a clavar las chapas. Cada tanto levantaba la cabeza y me miraba sin
hablar, serio, con la frente brillante de sudor” (La honda. Piglia)
Todorov distingue dos grandes niveles en el relato: la historia y el
discurso.
➢ Narrador testigo: relata una historia, pero no es la suya. La
• La historia (o el enunciado) evoca los acontecimientos y personajes
conoce porque puede estar relacionado con ella de manera
que podrían
indirecta o incluso haber sido testigo de ella, pero no la ha vivido
confundirse con los de la vida real. El “qué”. como protagonista.
Ejemplo:
• El discurso (o la enunciación) es la forma en que se da a conocer la
“Kirsten, corpulenta, sin tacos, un sombrero aplastado en su pelo amarillo; y
historia. El “cómo”.
él, Montes, bajo, aburrido y nervioso, espiando la cara de la mujer,
aprendiendo sin saberlo nombres de barcos, siguiendo distraído las
maniobras con los cabos.
Dentro del discurso tenemos a los narradores: Me lo imagino pasándose los dientes por el bigote mientras pesa sus ganas
de empujar el cuerpo campesino de la mujer, engordando en la ciudad y el
Narrador en primera persona ocio, y hacerlo caer en esa faja de agua, entre la piedra mojada y el hierro
negro de los buques donde hay ruido de hervor y escasea el espacio para que
Está muy presente en la literatura contemporánea y aporta un tono más uno pueda sostenerse a flote.
realista a cualquier historia. (…)

62
Conocí la historia, sin entenderla bien, la misma mañana en que Montes vino Es muy poco común y resulta complicado. Puede presentarse en formato
a contarme que había tratado de robarme, que me había escondido muchas
epistolar. El narrador se dirige a un tú/usted o vosotros/ustedes,
jugadas del sábado y del domingo para bancarlas él, y que ahora no podía
muchas veces apelando al propio lector.
pagar lo que le habían ganado”. (Esbjerg, en la costa. Juan Carlos Onetti).

“Usted ha de amar el bello armario de su dormitorio, con la gran


puerta que se abre generosa, las tablas vacías a la espera de mi ropa.
➢ Monólogo interior: en este caso el narrador no cuenta una
Ahora los tengo ahí. Ahí dentro. Verdad que parece imposible; ni Sara
historia al lector, se dirige a sí mismo, por lo que a veces el
lo creería.”
mensaje puede ser más complejo de entender. No está relatando;
reflexiona, recuerda, manifiesta alguna emoción. Es lo que se Carta a una señorita en París, Julio Cortázar
conoce por flujo de conciencia del protagonista, su pensamiento.
Ejemplo:
Tú no la mataste. Estaba muerta. Yo la maté. ¿Por qué? ¿Por qué? Tú no la
mataste. Estaba muerta. Yo no la maté. Ya estaba muerta. Yo no la maté. Ya Narrador en tercera persona
estaba muerta. Yo no fui. No pensar. No pensar. No pienses. No pienses en nada.
Tranquilo, estoy tranquilo. No me pasa nada. Estoy tranquilo así. Me quedo así En este caso, el sujeto que relata la historia lo hace desde fuera, no
quieto. (Fragmento Tiempo de Silencio de Luis Martín Santos) participa en ella o lo hace lo menos posible.

➢ Narrador omnisciente
Es aquel que conoce todos los detalles de la historia y de cómo
transcurre, incluso de lo que va a pasar. Sabe lo que piensa cada uno de
Narrador en segunda persona los personajes. Es el que más puede profundizar en los aspectos
psicológicos de cada uno de ellos.

63
➢ Narrador equisciente universo narrado y domina el relato como una especie de “dios” de
Se centra en un único personaje, el protagonista, pero desconoce los la ficción creada por él. Relata tanto lo perceptible por los sentidos
sentimientos y pensamientos del resto. Tiene una visión limitada y va como lo imperceptible (pensamientos o sentimientos de los
revelando la trama de una manera objetiva. personajes).

2. Focalización interna: el narrador se instala en la conciencia de un


personaje (ya sea desde la primera persona o la tercera), se identifica
CUIDADO: NO DEBEMOS CONFUNDIR EL NARRADOR DEL
con él y reduce sus explicaciones de la historia a lo que éste conoce.
FOCALIZADOR.
Puede precisar sus pensamientos y deseos, pero evita “penetrar” en
La focalización los de otros personajes distintos, que solo conocemos a través de sus
relaciones con el protagonista. La focalización interna puede ser:
La focalización es el lugar donde el narrador se ubica para contar los • Fija: todo el relato está focalizado desde la perspectiva
hechos (el ángulo desde el cual estos se presentan, el punto de vista). Esta de un mismo personaje.
perspectiva determina qué puede percibir y conocer y, por lo tanto, de qué • Variable: la focalización varía o se desplaza de un
tipo y cuánta información puede brindar en el relato. personaje a otro.
• Múltiple: el mismo acontecimiento es observado
Para imaginarse cómo funciona el focalizador, piensen en una videocámara
desde perspectivas distintas. Esta perspectiva no
que se va desplazando en el relato. En ocasiones se ubica dentro de la mente
implica la totalidad de la visión del narrador
de un solo personaje, a quien va siguiendo en sus acciones y sentimientos.
omnisciente o con focalización cero, ya que cada una
En otras se ubica en el exterior, y puede ver solo los actos de los personajes,
de las perspectivas, que no se dan de forma
pero no sus sentimientos y pensamientos.
simultánea, responden siempre a una limitación del

1. Focalización cero: no existe una visión restringida del narrador, por campo de la visión.

lo que no sería un relato focalizado. El narrador sabe todo sobre el

64
3. Focalización externa: equivale a una visión desde afuera de ➢ Ab initio: se cuenta desde el comienzo.
cualquier personaje. El narrador solo registra, como una cámara ➢ In media res: se empieza a narrar desde la mitad de la historia.
cinematográfica, aquello que puede verse – acciones, gestos, ➢ In extremis: se comienza a contar desde el final.
palabras de los personajes–, pero no puede entrar en sus conciencias. ➢ Analepsis: se vuelve a hechos pasados en el tiempo de la
Por tanto, sabe menos que los personajes de la historia. Así, intenta historia
mostrar una visión objetiva. Puede coincidir con un narrador testigo ➢ Prolepsis: se adelanten hechos futuros.
o externo a la historia. Como lectores, podemos conocer los ➢ Elipsis: se omite parte de la historia en la narración para hacer
pensamientos de los personajes a través de sus reacciones y diálogos.
avanzar el relato o para ocultar información.

La focalización interna y externa se encuentran alternadamente en el relato:


focalizar desde determinado personaje implica a su vez una focalización El tiempo verbal en la narración:
externa de otros personajes de los que este registra sólo lo perceptible.
En la narración, los tiempos verbales se usan con una finalidad:

1. Pretérito perfecto simple: hace avanzar la acción.

Tiempo:
“Entonces el viento nos arrimó las voces y las risas. Cuando los
-Tiempo de la historia: es el tiempo en el que transcurren los hechos. descubrimos se acurrucaron, tratando de disimularse entre los
Refiere a lo que pasó. fierros, pero ya era tarde”.

- Tiempo del discurso: es el tiempo en el que está ubicado el1 narrador


cuando cuenta los hechos.
2. Pretérito imperfecto: la acción se detiene. Es el tiempo de la
En la narración, haber saltos temporales y pueden eludirse hechos: descripción.

65
“Ninguno de los cuatro pasaba de los doce años. Se metían a
robar pedazos de plomo para tirarlos con la honda”.
Análisis estructural de los relatos

Roland Barthes fue un lingüista que introdujo el análisis estructural de los


3. Presente: es el tiempo del narrador, con el que interviene relatos. El crítico pensó cuatro categorías o funciones para analizar los
evaluando. relatos:
No me dejo engañar por los chicos. Sé que mienten, que siempre
1. Los núcleos: son los hechos que ocurren y que son relevantes para la
están poniendo cara de inocentes y por atrás se ríen de todo el
historia, ya que la hacen avanzar. No pueden ser sustituidos o eliminados
mundo
sin que cambie el relato.

2. Las catálisis: son funciones secundarias, no hacen avanzar la acción,


4. Pretérito pluscuamperfecto: el tiempo anterior a los hechos.
al contrario, la detienen y hacen que el relato marche más lento. Dentro
Lo que pasó ese día fue que ellos no imaginaban que mi patrón y
de esta categoría se encuentran las descripciones.
yo habíamos decidido trabajar, a pesar del domingo.
3. Los indicios: permiten descubrir características de los personajes,
5. Condicional simple: se emplea para indicar el tiempo posterior sentimientos, atmósferas especiales. Nos anticipan lo que va a ocurrir, o
a los hechos. El futuro de la historia. nos dan pistas de hechos del pasado que podrían influir en el futuro de la
“Judas Iscariote, el discípulo que entregaría a Jesús” historia.

4. Los informantes: son datos puros. sirven para autentificar la realidad


del referente, para asentar la ficción en lo real, le dan credibilidad
(verosimilitud). Ej: la edad precisa de un personaje, la mención a un lugar
en específico.

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ejemplo: “Su casa era tan grande como el continente
americano”.
Tipos de recursos literarios y ejemplos
• Personificación. Ocurre cuando le damos a objetos

• Metáfora. Consiste en sustituir un referente por otro con inanimados o animales ciertos rasgos exclusivos de

el que existe un vínculo de semejanza, estableciendo una humanidad. Por ejemplo: “Los árboles del jardín se inclinaban

comparación entre ellos a partir de un rasgo hacia nosotros con curiosidad”.

común, o definiendo una a partir de la otra. Por ejemplo: “El


Con mi llorar las piedras enternecen
rubí de tus labios”. “Tus ojos de un marrón claro como la
su natural dureza y la quebrantan;
miel”.
los árboles parece que se inclinan;
• Metonimia. Consiste en un intercambio de referentes, tal y
las aves que se escuchan, cuando cantan,
como la metáfora, pero siempre que exista una relación de la
con diferente voz se condolecen
parte por la cosa, el efecto por la causa, o la cosa por su
y mi morir cantando me adivinan.
procedencia. Por ejemplo: “Leíamos a Cervantes” (el autor
• Oxímoron. Implica la juntura de dos términos lógicamente
por su obra).
opuestos, es decir, dos palabras cuyos sentidos normalmente

Sustitución de un término por otro con el que mantiene no podrían convivir. Por ejemplo: “El gélido calor de tu

relación de dependencia, causalidad, contigüidad o mirada” o “La luminosa noche sin estrellas”.

procedencia: “Vive de su trabajo” (se nombra el efecto por la


“La feliz tristeza de estar viva”
causa)
• Anáfora. Se trata de una repetición al inicio de dos o
• Hipérbole. Consiste en la exageración poética: una cuyo
más frases, que produce un efecto melódico o
sentido es remarcar el sentido explícito de una idea. Por
enfático respecto a lo dicho, usualmente asociado a la

67
intensidad de un sentimiento. Por ejemplo: “Esa noche
caminamos a lo largo del sendero. Esa noche comprobamos
que no había nadie al final”.
• Onomatopeya. ampliamente utilizado en el habla
cotidiana, este recurso consiste en la
representación mediante el lenguaje hablado del sonido de
alguna cosa o de algún animal. Por ejemplo: “toc, toc, toc,
sonó la puerta” o “No soportaba el constante tic tac del
reloj”.

68
Selección de relatos

69
pasaba tu cuerpo, y una sábana encima que, desde adentro, le daba el
aspecto de un túnel. A veces te llevabas una bolsa con comida y te pasabas
Tu mano izquierda
ahí adentro toda la tarde. ¿Qué hacías, Cecilia? Cuidabas tu refugio de las
(Fragmentos) sombras. En cuanto veías acercarse a alguien a través de las sábanas

Laura Meradi gritabas “ocupado”, como si te estuvieran golpeando la puerta del baño.
Casi siempre era tu mamá que te llamaba para tomar la leche. Tengo acá,
Dormiste en la cama de tu hermano la noche que lo despidieron en el
le decías. Bueno, te contestaba del otro lado de la sábana, pero no
aeropuerto. Boca abajo, los ojos fijos en la raya de luz que se filtraba por
manches el piso. Y desde el interior del túnel, recostada sobre la alfombra,
debajo de la puerta, pensabas en qué lugar del mundo estaría durmiendo
veías a la sombra alejarse. Después mirabas la bolsa con las galletitas, las
Manuel. No sabías la ubicación exacta del país hacia donde se dirigía,
bananas o lo que te hubieras llevado, y te decías: Todavía no, Cecilia.
pero te lo imaginaste atravesando la noche en un avión pequeño, él solo
Porque alguna vez habías escuchado sobre un náufrago en una isla
en una butaca gris, alejándose de vos a la velocidad de un cohete.
desierta que racionaba sus comidas y las guardaba como provisiones para
Suspiraste hondo y sentiste un dolor en el pecho, como si te hubieses
cuando no encontrara qué comer.
despertado de una pesadilla, y juntaste las manos por debajo de la
almohada para rezarle a tu anillo de la suerte. Un anillo con una piedra ***

gigante, tornasolada entre verde y marrón, que usabas en el dedo gordo y Por el ruido de las diferentes puertas podías saber en qué lugar de la casa
te llegaba hasta el nudillo. Te lo paseaste mano por mano y dedo por dedo, estaban tus papás. Tu papá abrió la puerta del cuarto y salió rápido. Mamá
por las dudas, y en cada dedo repetiste la misma plegaria: en voz baja, lo siguió atrás, arrastrando esas alpargatas de yute que se le salían pero
para que tus padres no te escucharan pero para que el pedido no quedara que insistía en ponerse. Caminaron hasta el baño. Papá se metió adentro
sólo en tus pensamientos, pediste que tu hermano quisiera regresar. y cerró la puerta. Mamá la abrió a la fuerza y se metió con él. No sabías
si mamá le decía algo en voz baja o si simplemente lo miraba. Recién
Parabas los almohadones grandes del comedor a modo de pared. Dos
escuchaste algo cuando se abrió la puerta nuevamente y papá salió del
filas de almohadones que formaban un pasillo angosto por el que sólo
70
baño y mamá le dijo: No te escapes. Escuchaste la puerta, otra vez,
cerrándose. Escuchaste un puño de mamá golpeando la puerta del lado de
No dejes que una bomba dañe el clavel de la bandeja
adentro. Abrime, le decía, hijo de puta. Escuchaste sus pulseras de plata
agitándose con los golpes. Después abrió la puerta: Mirá lo que me Esteban Valentino
hiciste, le decía. Papá no respondió. Siguió caminando y abrió la puerta
Cuando Emilio Careaga vio por primera vez a Mercedes Padierna pensó
de la cocina. A vos se te heló el cuerpo. Atrás entró mamá con un puño
que algo no andaba bien, que un ser tan maravillosamente bello no debía
adentro de la boca, chupándose los nudillos. Abriste la heladera,
andar por allí con toda esa forma de mujer arriba suyo con el solo
desesperada, y buscaste algún espacio donde meterte y no verlos más.
propósito de hacerlo sufrir, de hacerle sentir que él era tan
*** irremediablemente lejano a ella, que ella era tan absolutamente imposible
para él.
Hacías como que sabías leer. Tomabas un libro y movías los labios.
Murmurabas historias que inventabas en el momento, pero que creías leer “Porque –pensó– si algo sé con certeza en este mundo es que esa chica
de los libros. Y es que quizás de alguna forma sí sabías leer: porque no es para mí. Bah, esas chicas jamás son para uno. Las cosas nunca son
dependían de la combinación de las letras, de los cambios de párrafo y de perfectas, siempre hay un detalle que funciona mal. Las chicas lindas son
la disposición de las palabras, las historias que vos armabas. A veces, lindas pero al final de la fiesta se las toman con otro”.
cuando mamá te leía, te aprendías de memoria al menos una oración, un
Emilio Careaga tenía quince años recién cumplido; Mercedes Padierna,
diálogo, un verso. Y cuando te figurabas que estabas leyendo intercalabas
catorce ya algo transitados, y formaban parte del grupo de invitados a la
esas palabras memorizadas en algún lugar de tu historia.
fiesta 2 de una prima de Emilio que él casi nunca veía. Mercedes se había
Buenos Aires, Alfaguara, 2009 pasado toda la noche en un rincón apartado del salón y parecía con más
ganas de irse que de seguir dejándose admirar. Los compañeros de
Emilio, que habían logrado acceder al baile gracias a cuidadas
falsificaciones de la única invitación original, lo rodearon con sus vasos

71
en la mano, miraron a Mercedes y empezaron a darle lecciones de cómo de Emilio Careaga, que ahora estaba solo, lleno de amigos heridos o
actuar en estos casos. muertos que lo miraban y con los morteros que seguían jugando a las
escondidas con sus ganas de seguir vivo.
–Vos mirá y aprendé, Negro –le dijo el Colo.
“A ver, Emilito –decía la bomba–, ¿te encuentro, no te encuentro?
Booooommmmm. Pucha, no te encontré. Bueno. Otra vez será. Ya
vendrá el piedra libre, Emilio, en ese agujero lleno de agua sucia, y

– ¡Tenés que aprender rápido, Careaga, porque si no la segunda entonces no te va a poder librar nadie para todos los compañeros. Ya

lección va a ser en la morgue! –gritó el sargento Vélez en medio vendrá, Emilito, ya vendrá. Yo puedo tomarme mi tiempo. Busco

del ruido infernal que los rodeaba. lento, pero tengo muchos ojos. A ver ahora, a ver, a ver...
Boooooooommm-mmm... Piedra li... No... pero, sangre... Otra vez
Afuera de la trinchera, la llanura de Goose Green era el mejor
sangre... No eras vos... Me equivoqué de nuevo... Bueno ¿seguimos
simulacro de la peor pesadilla de cualquier ser humano. Las balas de
jugando? Dale. Ahora me toca a mí. Sí, ya sé que soy un poco
mortero caían por todos lados y, por más novato que fuera, Emilio
tramposa. Siempre me toca a mí”.
Careaga sabía que para su trayectoria parabólica no había trinchera
que sirviera. Si el disparo caía adentro era el fin y le bastaba mirar
hacia cualquiera de sus costados, a sus compañeros muertos o con
piernas o brazos de menos, para convencerse. Hacía apenas cuarenta
–Ahora me toca a mí –dijo Jorge.
y cinco días que había llegado a Malvinas en ese mayo del 82, pero al
menos esa lección –no sabía qué número sería en la lista de Vélez– la El Colo se había acercado hasta Mercedes, la había invitado a bailar
conocía de memoria. Tampoco pudo preguntárselo porque quince y se había ganado el no más contundente que recordara en su larga
minutos después el sargento quiso hacer una salida y se quedó en la historia de conquistador. Jorge era el número dos en la lista de los
boca de la trinchera con 3 la cara hacia arriba, a menos de tres metros irresistibles del curso. “Él sí va a ganar –pensó Emilio–. Él seguro que

72
sí. Si el Colo falló debe haber sido por una distracción momentánea, –Ya sé que lo que más querés ahora es estar sola. Está bien. Permitime
pero ahora Jorge va preparado y a él no se le va a escapar esa frutillita estar aquí a tu lado sin decir nada. Yo tampoco quiero estar con nadie
con crema”. Desde chico tenía esa costumbre de comparar todo con pero me parece que estar con vos va a ser una forma de sentirme
la comida y, ahora que había crecido, su hábito se había vuelto casi menos solo.
manía.

“Bah, no es tan terrible, después de todo”, se dijo mientras miraba a


Jorge que empezaba su ataque final sobre la posición de Mercedes.
“Cuestión de tiempo, ahora”, volvió a pensar Emilio. Los minutos que “¿Qué hago ahora que estoy solo con estos chicos vivos que me miran

pasaron, ya demasiados para otra seca negativa, parecieron darle la pero sobre todo con estos chicos muertos que me miran?”, se dijo

razón. Pero no. Mercedes había sido más amable, había consentido Emilio Careaga desde sus dieciocho años y meses llenos de terror y

que Jorge hablara todo lo que quisiera pero el resultado había sido el ganas de dormir. Empezaba la noche, los morteros 5 ingleses se

mismo. Bailar, ni loca. Y además ¿sabés qué? Lo que quiero en habían callado y solo algunas ráfagas de ametralladora cruzaban la

realidad es estar sola. ¿Me disculpás? llanura de vez en cuando para que lo que quedaba de los chicos
argentinos recordara que la pesadilla seguía allí. Uno de sus
–Esa piba es más difícil que un teorema –dijo Jorge con la mirada
compañeros de infierno, con una esquirla de granada clavada en su
inundada de derrota.
rodilla derecha, se arrastró en la oscuridad hasta ponerse a su lado.
Alejandro copó la parada. Miró a sus compañeros de toda la vida con
–Che, Negro, ahora que Vélez no está más, me parece que vos estás
cierto aire de superioridad y se dirigió hacia Mercedes con la idea de
al mando.
demostrar que la estrategia de Jorge y el Colo había sido equivocada
y que en cambio la suya sería la correcta. Se paró delante de ella y le A Emilio Careaga le pareció casi gracioso que justo él tuviera que

dijo en voz baja. escuchar una frase así, tan cerca del ridículo. Lo único que quería era

73
dormir y una voz con una esquirla en la rodilla le decía que a partir de y dejaría que el futuro le agregara una nostalgia más a su lista de
ese momento tenía que empezar a decidir. amores que no fueron.

–¿Al mando de qué, Flaco? ¿Vos me estás cargando? Si yo soy el Un par de horas más tarde, Emilio seguía con las ganas clavadas en
único entero y vos que apenas podés arrastrarte sos el que me sigue. Mercedes, cuando ese milagro de catorce años empezó a caminar
hacia el lugar donde él estaba parado. Fue muy cuidadoso en eso de
–Bueno, si hay que rendirse, alguien tiene que hacerlo.
decir que Mercedes caminaba hacia el lugar que ocupaba y no hacia
“¿Así que esto es la guerra?”, pensó Emilio Careaga. Una forma de él, porque lo segundo le parecía territorio de su fantasía y no de lo que
estar solo. Una manera de dejar de tener dieciocho años y meses y estaba pasando. Pero fuera como fuese, Mercedes Padierna ya estaba
pasar a tener yo qué sé cuántos. Y encima esta voz llena de esquirlas a tiro de caricia. Y entonces alguien le susurró a Emilio lo que debía
me dice que tengo que encontrar una forma de sacarlos de aquí. Y hacer y lo que debía decir. Alguna fuerza ajena a su intención inicial
digo yo, ¿cómo se rinde uno? de permanecer paralizado le movió su brazo y se lo llevó hasta una
bandeja de copas de jerez con claveles que un mozo transportaba por
el salón. Emilio manoteó una de las flores y poniéndosela delante de
los ojos claros de Mercedes Padierna le pudo decir con un rocío de
–Me rindo, Loco –dijo Alejandro–. Esa mina es un témpano. Le sonidos que le salió de la garganta:
largué el mejor verso que se me ocurrió y no le saqué ni una sonrisa.
–Tomá. Es para vos.
El único que faltaba era Emilio, pero él ya había resuelto que
Alejandro iba a ser el último en fracasar ante las murallas de Mercedes Mercedes Padierna se quedó dura delante del clavel. Lo tomó entre

Padierna. Su razonamiento era simple. Si estos que eran su ejemplo sus manos y se permitió la primera sonrisa de la fiesta. Miró a Emilio

de éxito ante las mujeres habían fallado, él no tenía ninguna a través de la flor y le respondió con una mezcla de suavidad y
posibilidad de triunfo. Pasaría el resto de la noche soñándola de lejos firmeza.

74
–Gracias. donde estamos nosotros no nos va a matar, y le acaricio la frente y le
vuelvo a decir que no se preocupe, que yo los voy a sacar vivos de
Y agregó.
esta zanja cada vez más llena de agua y que si hay que rendirse lo
–¿Querés bailar? vamos a hacer juntos y reúno a todos y les digo que ahora hay que
esperar a que amanezca. Me acuerdo de una canción de Sui Generis y
empiezo a cantarla en voz muy baja. Los demás me escuchan y, cosa
rara, nadie me pide que me calle. A ver, vamos, me echó de su cuarto
Emilio Careaga recordaba esa noche de oscuridad y silencio a su / gritándome / no tienes profesión / tuve que enfrentarme a mi
novia Mercedes Padierna y se preguntaba si ella sabría que ahora que condición / en invierno no hay sol. Y ya sé que no, Mercedes. Hay
la esquirla le había dicho que tendría que ser él quien los sacara a esta maldita lluvia que nos congela y hay tu recuerdo menos mal”.
todos de ese pozo inmundo estaba pensando en ella, en aquella noche
que se animó a darle el clavel y en lo importante que fue para su vida
que ella se lo hubiera aceptado y sobre todo que lo hubiera invitado a
bailar. –Bueno, bailemos –contestó Emilio.

“Cuando me dijeron que tenía que venir a Malvinas yo ya había sido Y al final de esa noche le dijo a Mercedes Padierna:
recreado por vos, Mercedes, y entonces venir a la guerra con tu
–¿Sabés? En unos días me voy al sur de vacaciones y me gustaría que
recuerdo fue también venir con aquel clavel que me hizo tanto mejor
me extrañaras.
de lo que era. Ahora se largó a llover a cántaros, Mercedes, y ya no
me importa. Mi amigo herido está llorando y yo lo tomo en mis brazos Ella le sonrió con todo el cuerpo y le dijo que ya vería. La claridad
para decirle que está bien, que no se preocupe, que esta lluvia que nos estaba llegando a Goose Green y a un grupo de muchachos
empapa a los dos y a los otros que también se fueron acercando hasta empapados que miraban con miedo el horizonte. Una constelación de

75
fusiles empezó a acercarse a lo que quedaba de la trinchera y Emilio Entonces el viento nos arrimó las voces y las risas. Cuando los
Careaga supo que esa mañana se terminaba para ellos la guerra y que descubrimos se acurrucaron, tratando de disimularse entre los fierros,
ahora sabía algo más de sí mismo. Mientras seguía acariciando el pelo pero ya era tarde.
de su compañero se dijo que él había nacido, entre otras cosas, para
Ninguno de los cuatro pasaba de los doce años. Se metían a robar
que Mercedes Padierna le repitiera para siempre que esos fusiles
pedazos de plomo para tirarlos con la honda.
podían ser el fin del mundo pero que no lo serán, amor, no lo serán
porque una vez, cuando tenías quince recién cumplidos, estiraste el Dijeron que estaban allí porque Nacho les aseguró que era amigo

brazo y sacaste un clavel de una bandeja para dármelo. del patrón y que el patrón le daba per-miso para juntar el plomo entre
los desechos.
La honda
Mi patrón les quitó las hondas que les colgaban del cuello v las
Ricardo Piglia tiró al foso de cemento en el que antes, cuan-do el taller estaba allí y

No me dejo engañar por los chicos. Sé que mienten, que siempre no sobre la avenida, engrasaban ¡os coches desde abajo.

están poniendo cara de inocentes y por atrás se ríen de todo el mundo. Los pibes empezaron a barrer, como les ordenó el patrón en

Lo que pasó ese día fue que ellos no imaginaban que mi patrón y escarmiento.

yo habíamos decidido trabajar, a pesar del domingo. Mientras barrían les preguntó si sabían leer. Los cuatro sabían y los cuatro

Por eso cruzamos el camino de tierra hacia el depósito del fondo. habían leído el cartel:

Me acuerdo de que por la calle andaba un coche de propaganda PROHIBIDA LA ENTRADA

con los altoparlantes en el techo; y que yo escuché la música hasta Pero se metieron por culpa de Nacho que les dijo, repitieron, que
que doblamos y el paredón apa-gó el ruido, de golpe. era amigo del patrón.

Nacho, flaco y morocho, barría en silencio.

76
Teníamos que desarmar unas puertas de chapa para poder arreglar Seguimos trabajando bajo el sol. Armamos el soporte y nos
el techo del galpón de lavado. El más alto de los cuatro chicos me pusimos a clavar las chapas. Cada tanto levan-taba la cabeza y me
ayudaba por orden del pa-trón. Trabajaba concentrado y me trataba miraba sin hablar, serio, con la frente brillante de sudor. Me molestaba
de “señor”. ese modo que tenía de mirarme, como si yo tuviera la culpa y él me
exigiera la honda trenzada, de horqueta de palo, que veíamos abajo,
Ablandamos los clavos y los arrancamos con la barreta
en el antiguo foso de engrase.
“cocodrilo”. Después sacamos las chapas y las amontonamos en un
costado. Cortamos los tirantes, dos largos y dos cortos, y empezamos Por fin le dije:
a preparar el soporte.
—Cuando tire el martillo bajás a buscarlo y agarrás la honda.
Trabajamos la madera al borde del foso para poder serruchar hacia
Sonrió y siguió sosteniendo el tirante sobre el que yo martillaba
abajo sin peligro de tocar el suelo y mellar el serrucho. El pibe
cansado.
sostenía fuerte el tirante y me miraba de reojo.
El martillo golpeó contra el piso con un ruido sordo.
Al rato pareció animarse y me dijo, muy serio:
—Che pibe, bajá a buscar el martillo —le grité.
—¿Señor, me deja agarrar la honda?
Bajó corriendo la escalera manchada por el sol. Des-de arriba
—Yo no tengo nada que ver. Si fuera por mí estaríamos
parecía muy fuerte. Se le veían los hombros y la cabeza despeinada.
durmiendo la siesta. Preguntale al patrón, si él te la da —le contesté.
Me pareció que el patrón había dejado de trabajar. El chico se
Siguió ayudando, serio y concentrado. Daba risa con su cara de
agachó buscando la honda. Esperé que se la guardara, apurado, entre
preocupación. Parecía el jefe de la barra y de vez en cuando miraba a
la camisa y el pecho; entonces me di vuelta y le grité a mi patrón:
los otros, como para tran-quilizarlos.
—Patrón, el chico se escondió la honda en la camisa.

77
Ojos negros como en una rayuela planetaria, un día vio que solo le faltaban dos
Vlady Kociancich cuadros para llegar al Cielo: Rusia y Perú.
Es cierto que en los viajes se conoce gente. –Elegí Rusia porque me quedaba más cerca –me dijo con ese envidiable
Pero no es menos cierto que esas relaciones, a veces muy intensas, pasan candor de los que aprenden geografía en los aeropuertos: el vuelo salía de
como un relámpago. Todo viajero sabe que una amistad nacida por azar Berlín y Clara estaba en Frankfurt.
en algún punto de su itinerario muere en el término del viaje. Cartas, Insólitamente, porque no era mujer cavilosa, cuando llamaban a embarcar
llamados telefónicos y postales, solo demoran el inevitable silencio, tuvo un presentimiento.
finalmente el olvido. Nadie lo sabía mejor que mi prima Clara. –De algo triste. No de algo malo ni de peligroso. ¿Qué puede pasarte en
Antes de cumplir treinta años se había convertido en una profesional de un tour cinco estrellas y organizado como un curso escolar? Había una
ausencias. función del Bolshoi en Moscú, una visita a Kiev, un balneario en el Mar
–No tengo imaginación para otra cosa –decía alegremente a la familia Negro, comidas, bailes y sinfónica.
alarmada por tanto viaje largo y caro. Pero mi prima se sentía igual que en el cielo de Berlín: encapotada y gris.
Era explicable, sin embargo. Cuando Clara recibió la herencia del tío Subió al avión sin ganas. Por primera vez en las etapas de su carrera de
Sebastián, solo conocía Mar del Plata. turista, pensó en Tito.
–Quisiera ver algo de mundo –le explicó a Tito, el novio, un muchacho –Pensé en cómo le gustaba que le contara cada viaje y eso me animó. Este
de Quilmes que tenía terror a los aviones–. Y después nos casamos. iba a ser el último.
Clara compró un lujoso tour a Oriente –Thailandia, Malasia, India, Pensando en Tito, Clara fue atravesando las jornadas de su aventura rusa.
cuarenta días– volvió, pasó un fin de semana con Tito, le contó el viaje, Miraba y le contaba, mentalmente. La orquesta de señoritas que en el
hizo la valija y ese mismo lunes partió a Londres, punto inicial de un hotel de Moscú tocó “Adiós muchachos”. Las tétricas catacumbas de los
recorrido por el norte de Europa. monasterios de Kiev. La fábrica de partes de astronaves en Volgogrado.
A la altura en que la herencia empezaba a menguar, también las regiones El mar bien negro que hacía honor a su nombre. Hasta que una mañana,
ignotas de la folletería turística. Mi prima, que saltaba de un país a otro

78
exhausta y algo confundida, Clara se encontró caminando entre plantas Al rato se olvidó, en la fiesta inocente del Gardenia, en el salón iluminado
de té. a pleno, los parlantes tronando música vieja, rock and roll de Bill Haley,
–Yo que nunca tomaba más que algún té en saquito, me emocionó, de una lentos de Los Plateros, y muchachos que esperaban respetuosos el turno
manera rara, ese verde ondulante, el cielo azul. Y sentí ganas de llorar. de sacarla a bailar, como en un cumpleaños de quince de la década del
Estaba muy lejos de casa. cincuenta.
Estaba en Georgia, le explicó su guía. Georgia. A Clara le daba igual el Clara fue un éxito. Pero el guía, un joven con cara de viejo, estaba
nombre. Quería volverse a Buenos Aires, ni sabía por qué. No había incómodo. Rezongaba, que eso no era Moscú, que eso era Georgia, un
motivo, solamente esa extraña congoja al ver la plantación, como si la lugar atrasado, que ella no se hiciera una idea equivocada de la diversión
belleza del paisaje le desgarrara el alma. rusa. Y agriamente, con una mueca desdeñosa, seleccionaba de la cola de
Durmió una siesta para tranquilizarse. Soñó con té. postulantes que se iba formando en la mesa de Clara, a los mejor vestidos
–Una lluvia de té, oscura y suave, que caía, caía. Yo era muy feliz debajo o más serios. Uno nunca pasó el examen.
de la lluvia de té. Muy pero muy feliz. Vieras qué lindo sueño. –Lo noté –dijo mi prima– a eso de medianoche. Quieto como una estatua.
A las ocho, el programa marcaba cena y baile en Gardenia. Alto, de traje verde oscuro. Primero vi el traje, de ese color tan raro, que
El guía les pidió “ropa formal”. Quería decir ni bermudas ni zapatillas, le quedaba un poco chico. Después los ojos. Negros. Me hacían acordar
pero Clara, argentina al fin, se vistió como para una velada en el Colón. a la canción. Ochichornia. Ojos Negros. Yo venía de bailar, descansaba
Mi prima no era nada fea a esa edad, con su brillante pelo rubio, sus ojos un minuto y sentía los ojos. Eran como la música. Pegadizos y tristes. Una
grandes, su delgadez graciosa y algo torpe, como de chica que no vez se acercó a la mesa, habló con el guía. Se había peinado para atrás,
terminaba de crecer. De largo, en blanco y seda, estaría muy bonita. con mucha agua, pero un mechón le resbalaba sobre la cara, y de perfil
–Estaba muerta de vergüenza –me dijo. El Gardenia era una confitería, era una cara hermosa. Él hablaba en voz baja, suavemente, mi guía
pero más bien de Club Social y Deportivo, con la gente del barrio, chillando. Pregunté qué pasaba, si el señor quería bailar cuál era el
familias, chicos, haciendo rueda a los bailarines, mirando y aplaudiendo problema. El guía sacudió la cabeza, furibundo. Y Ojos Negros se retiró
desde las mesas, y yo tan elegante, tan ridícula. a su sitio, el último en la cola. Clara protestó, aunque, la verdad, no

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entendía. Le daba lástima, le parecía injusto. El guía se mantuvo Mi prima me describió la escena.
inflexible. Los turistas eran su prioridad y los georgianos –dijo El mostrador, en mitad del pasillo, suerte de paso fronterizo a las
enfáticamente– eran georgianos. Mi prima no insistió más, ya que estaba habitaciones, con la gorda conserje de uniforme azul que entregaba las
de paso, ya que el baile seguía y había comprometido otras piezas. llaves. Una guía de otro tour, junto a la gorda, las dos mujeres
En algún momento, sintió que paraban la música. Ella también paró. Su lagrimeando. El guía de Clara frente a dos hombres, casi en puntas de pie,
compañero, un chico de ojos muy celestes, la miró asombrado, autoritario, rojo de indignación. El hombre de los ojos negros con un
tropezando. Todos bailaban a su alrededor. paquete chico en la mano. A su lado, un hombre mayor; de traje gris, que
–No era la música. Era la ausencia –dijo Clara–. Ojos Negros se fue, yo hablaba a las mujeres y el guía en un tono conciliador, lleno de suspiros
me di cuenta, no me preguntes cómo. y ademanes.
Los llevaron de vuelta al hotel, a mi prima y al puñado de belgas y de La gorda se tocó el pecho, cerró los ojos como si le doliera, tomó una
canadienses del tour, de madrugada. En el camino, Clara vio la tierra llave y se la entregó a Clara, mientras murmuraba algo en ruso. Mi prima
verde oscura de las plantaciones de té que salía a la luz muy despacio, una la rechazó. Entonces, el hombre mayor se dirigió a ella, suplicante.
inmensa alfombra de hojas que se iba despegando en el cielo, y con la –Traduzca –dijo Clara, y de muy mal modo el guía obedeció.
alfombra también un largo sentimiento de pena, como de irse para “Mi amigo aquí”, dijo el hombre mayor, “le ofrece su corazón para que
siempre, antes de visitar la casa adonde conducía. Clara pensó que, en usted lo tome. Mi amigo dice que la ama como un hombre de bien. Que
realidad, estaba muerta de cansancio por tanto baile, en un lugar extraño, él no encuentra las palabras justas, tan grande es este amor y por eso me
y nada más. ha pedido que sea yo quien le hable. Debo decirle que mi amigo es
–Cuando lo vi –dijo– no me asusté. Aunque había un alboroto en el hotel honrado, que es soltero, que es dueño de una casa y de buena tierra donde
y la conserje movía las manos como desesperada llamando al guía, que cultiva el té. Si usted toma a mi amigo por esposo, será feliz porque la
corrió enojadísimo. Todos hablaban en ruso, me daban órdenes en ruso. ama tanto. Esto no me pidió que lo dijera”. Hubo un silencio. El guía dijo,
Ojos Negros era el único tranquilo, con su traje verde y sus ojos entre dientes:
mirándome, callado, tan triste y tan seguro de que yo lo entendía. –Georgianos. Qué locura.

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Clara pensaba en cómo responder sin ofenderlo. Luego, despacio y Eveline
eligiendo cada palabra, dijo que estaba conmovida, pero que era James Joyce
imposible. Ella vivía muy lejos, tenía novio, iba a casarse ese año. Sentada ante la ventana, miraba cómo la noche invadía la avenida. Su
–No podía mirarlo –me contó–. Fue muy difícil. cabeza se apoyaba contra las cortinas de la ventana, y tenía en la nariz el
Ojos Negros escuchó la traducción, asintiendo, sereno; algo más pálido olor de la polvorienta cretona. Estaba sentada.
que antes. Después habló y el amigo tradujo:
“Quiere entonces que acepte esta pequeña ofrenda como recuerdo de su Pasaba poca gente: el hombre de la última casa pasó rumbo a su hogar,
gran amor. Es el té de su casa”. oyó el repiqueteo de sus pasos en el pavimento de hormigón y luego los

Cuando todos se fueron, la conserje le preparó una taza en su propio oyó crujir sobre el sendero de grava que se extendía frente a las nuevas
samovar y se la llevó al cuarto. Era un té muy oscuro, casi negro. Clara casas rojas. Antes había allí un campo, en el que ellos acostumbraban a

tomó unos sorbos delante de la mujer, que la miraba con angustia y jugar con otros niños. Después, un hombre de Belfast compró el campo y
restregándose las manos. construyó casas en él: casas de ladrillos brillantes y techos relucientes, y

–No me di cuenta –dijo Clara– de que yo estaba llorando. no pequeñas y oscuras como las otras. Los niños de la avenida solían jugar
Mi prima Clara no volvió a viajar. Cuando le preguntaban por qué, decía: juntos en aquel campo; los Devine, los Water, los Dunn, el pequeño

–Es mucha ausencia. lisiado Keogh, ella, sus hermanos y hermanas.


Tampoco se casó. Cuando le preguntaban por qué, decía:
Sin embargo, Ernest jamás jugaba: era demasiado grande. Su padre solía
–El hombre que me quiso vive en Georgia y Georgia está muy lejos.
echarlos del campo con su bastón de ciruelo silvestre; pero por lo general
La familia sostiene que viajar no siempre es bueno para todo el mundo.
el pequeño Keogh era quien montaba guardia y avisaba cuando el padre
se acercaba. Pese a todo, parecían haber sido bastante felices en aquella
época. Su padre no era tan malo entonces, y, además, su madre vivía.
Hacía mucho tiempo de aquello. Ella, sus hermanos y hermanas se habían

81
transformado en adultos; la madre había muerto. Tizzie Dunn había era una tonta, y su lugar sería cubierto por medio de un anuncio. La
muerto también, y los Water regresaron a Inglaterra. Todo cambia. Ahora señorita Gavan se alegraría. Siempre le había tenido un poco de tirria y lo
ella se aprestaba a irse también, a dejar su hogar. había demostrado en especial cuando alguien escuchaba.

¡Su hogar! Miró a su alrededor, repasando todos los objetos familiares —Señorita Hill, ¿no ve que estas damas están esperando?
que durante tantos años había limpiado de polvo una vez por semana,
—Muéstrese despierta, señorita Hill, por favor.
mientras se preguntaba de dónde provendría tanto polvo. Tal vez no
volvería a ver todos aquellos objetos familiares, de los cuales jamás
No lloraría mucho por tener que dejar la tienda.
hubiera supuesto verse separada. Y sin embargo, en todos aquellos años,
nunca había averiguado el nombre del sacerdote cuya foto amarillenta Pero en su nuevo hogar, en un país lejano y desconocido, no sería así.
colgaba de la pared, sobre el viejo armonio roto, y junto al grabado en Luego se casaría; ella, Eveline. Entonces la gente la miraría con respeto.
colores de las promesas hechas a la beata Margaret Mary Alacoque. El No sería tratada como lo había sido su madre. Aún ahora, y aunque ya
sacerdote había sido compañero de colegio de su padre. Cada vez que éste tenía más de 19 años, a veces se sentía en peligro ante la violencia de su
mostraba la fotografía a su visitante, agregaba de paso: padre. Ella sabía que eso era lo que le había producido palpitaciones.
Mientras fueron niños, su padre nunca la maltrató, como acostumbraba a
—En la actualidad está en Melbourne.
hacerlo con Harry y Ernest, porque era una niña; pero después, había
comenzado a amenazarla y a decir que se ocupaba de ella sólo por el
Ella había consentido en partir, en dejar su hogar. ¿Era prudente?
recuerdo de su madre. Y en el presente, ella no tenía quien la protegiera:
Trató de sopesar todas las implicaciones de la pregunta. De una u otra
Ernest había muerto, y Harry, que se dedicaba a decorar iglesias, estaba
forma, en su hogar tenía techo y comida, y la gente a quien había conocido
casi siempre en algún punto distante del país. Además, las invariables
durante toda su existencia. Por supuesto que tenía que trabajar mucho,
disputas por dinero de los sábados por la noche comenzaban a fastidiarla
tanto en la casa como en su empleo. ¿Qué dirían de ella en la tienda,
sobre manera. Ella siempre aportaba todas sus entradas —siete chelines—
cuando supieran que se había ido con un hombre? Pensarían tal vez que

82
y Harry enviaba sin falta lo que podía; el problema era obtener algo de su sobre la nuca, y el pelo le caía sobre el rostro bronceado. Así se
padre. Este la acusaba de malgastar el dinero, decía que no tenía cabeza conocieron. Él acostumbraba a encontrarla a la salida de la tienda todas
y que no le daría el dinero que había ganado con dificultad para que ella las tardes, y la acompañaba hasta su casa. La llevó a ver The Bohemian
lo tirara por las calles; y muchas otras cosas, porque generalmente él se Girl, y ella se sintió endiosada al sentarse junto a él en las butacas más
portaba muy mal los sábados por la noche. Terminaba por darle el dinero caras del teatro. Él tenía gran afición por la música y cantaba bastante
y preguntarle si no pensaba hacer las compras para el almuerzo de bien. La gente sabía que estaban en relaciones y, cuando él cantaba la
domingo. Entonces ella debía salir corriendo para hacer las compras, canción de la muchacha que ama a un marino, ella se sentía siempre
mientras sujetaba con fuerza su bolso negro abriéndose paso entre la agradablemente confusa. Él, en broma, la llamaba “Poppens” (amapola).
multitud, para luego regresar a casa tarde y agobiada bajo su carga de Al principio, para ella resultó emocionante tener un amigo, y luego él
provisiones. Le había dado mucho trabajo atender la casa y hacer que los comenzó a gustarle. Conocía relatos de países distantes, había comenzado
dos niños que habían sido dejados a su cuidado fueran a la escuela como grumete por una libra mensual en un barco de la Altan Lines que
regularmente y comieran con la misma regularidad. Era un trabajo pesado iba al Canadá. Le nombró los barcos en los que había trabajado y enumeró
—una vida dura—, pero ahora que estaba a punto de partir no le parecía las diversas compañías. Había navegado a través del estrecho de
ésa una vida del todo indeseable. Magallanes, y relató anécdotas de los terribles indios patagones; tuvo
suerte en Buenos Aires, dijo, y sólo había vuelto a su patria para pasar las
Iba a ensayar otra vida; Frank era muy bueno; viril y generoso. Ella
vacaciones. Naturalmente, el padre de ella se enteró, y le prohibió,
se iría con él en el barco de la noche, para ser su mujer y para vivir juntos
terminantemente, a continuar tales relaciones.
en Buenos Aires, donde él tenía un hogar que aguardaba. Recordaba muy
bien la primera vez que lo había visto; había alquilado una habitación en —Conozco a esos marineros... —dijo.
una casa de la calle principal; y ella solía hacer frecuentes visitas a la
Un día, su padre discutió con Frank, y después de eso ella tuvo que
familia que vivía allí. Parecía que hubieran transcurrido sólo pocas
encontrarse en secreto con su enamorado.
semanas. Él estaba en la puerta de la verja, con su gorra de visera echada

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La tarde se oscurecía en la avenida. La blancura de las dos cartas que Mientras meditaba, la lastimosa visión de la vida de su madre trazaba
tenía sobre el regazo se iba desvaneciendo. Una de las cartas era para una huella en la esencia misma de su propio ser; aquella vida de
Harry. Su padre había envejecido últimamente, según había notado; la sacrificios intrascendentes que desembocó en la locura final. Se
extrañaría. A veces se portaba muy bien. No hacía mucho, una vez que estremeció mientras oía otra vez la voz de su madre repitiendo una y otra
ella debió permanecer en cama durante un día, él le había leído en voz vez, con estúpida insistencia, las voces irlandesas:
alta una historia de fantasmas y le había preparado tostadas sobre el fuego.
—¡Derevaun Seraun! ¡Derevaun Seraun!
Otro día, cuando su madre aún vivía, fueron a merendar a la colina de
Howth. Recordaba a su padre poniéndose el sombrero de la madre para
Se puso de pie con súbito impulso de terror. ¡Escapar, debía escapar!
hacer reír a los niños.
Frank la salvaría. Él le daría vida, tal vez amor también. Pero deseaba
vivir. ¿Por qué había de ser desgraciada? Tenía derecho a ser feliz. Frank
El tiempo transcurría, pero ella continuaba sentada junto a la ventana
la tomaría en sus brazos, la estrecharía en sus brazos. La salvaría.
con la cabeza apoyada en la cortina, aspirando el olor de la polvorienta
cretona. Lejos, en la avenida, podía oír un organillo callejero. Conocía la
Estaba en medio de la movediza multitud, en el muelle del North
melodía. Era extraño que justo esa noche volviera para recordarle la
Wall. Él la tenía de la mano, y ella sabía que él le hablaba, que le decía
promesa hecha a su madre: la de atender la casa mientras pudiera.
con insistencia algo acerca del pasaje. El muelle estaba lleno de soldados
Recordó la última noche de enfermedad de su madre; estaba en el cerrado
con mochilas pardas. A través de las abiertas puertas de los galpones,
y oscuro cuarto situado del otro lado del vestíbulo, y había oído afuera
entrevió la masa negra del barco, inmóvil junto al muelle y con los ojos
una melancólica canción italiana. Dieron al organillo seis peniques para
de buey iluminados. No respondió. Sentía sus mejillas pálidas y frías y,
que se alejara. Recordó la exclamación de su padre, cuando volvió al
desde un abismo de angustia, rogaba a Dios que la guiara, que le señalara
cuarto de la enferma.
su deber. El barco lanzó una larga pitada fúnebre en la niebla. Si se iba,
mañana estaría en el mar, con Frank, rumbo a Buenos Aires. Sus pasajes
—¡Malditos italianos! ¡Ni siquiera aquí nos dejan en paz!
habían sido reservados. ¿Podía volverse atrás, después de todo lo que

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Frank había hecho por ella? La angustia le produjo náuseas, y siguió Sus ojos no le dieron ningún signo de amor, ni de adiós, ni de
moviendo los labios en silenciosa y ferviente plegaria. Sonó una reconocimiento.
campana, que le estremeció el corazón. Sintió que él la tomaba de la
mano.
Viejos son los trapos
—¡Ven! Hernán Casciari
Ayer me despertó de la siesta un despelote de ollas que se caían al suelo.
Todos los mares del mundo se agitaron alrededor de su corazón. Él la
«Zas», pensé, «se vino abajo el aparador con la vajilla de recién casada».
conducía hacia ellos, la ahogaría. Se tomó con ambas manos de la verja
Salí disparando para la cocina, ¡pero nada! Todo como siempre. De
de hierro.
repente, otra vez el ruido, esta vez más nítido, ensordecedor. Era como si

—¡Ven! viniera propiamente de los cimientos. Del núcleo mismo de la Tierra.


Empecé a seguir los cimbronazos, con miedo, hasta la pieza de don
—¡No! ¡No! ¡No! Era imposible. Sus manos se aferraron al hierro, Américo. Entré sin golpear, asustada de que le hubiera pasado algo. Y me
frenéticamente. Desde el medio de los mares que agitaban su corazón, lo encontré al Nonno atrás de una batería tama rockstar de cinco cuerpos.
lanzó un grito de angustia.
—¿Qué carajo hace con eso, Nonno? —le grité al verlo.

—¡Eveline! ¡Evy! Mi suegro paró de tocar ni bien me vio en el vano de la puerta, hizo un
firulete con los palillos y me explicó:
Él se precipitó detrás de la barrera y le gritó que lo siguiera. La gente
le chilló para que él continuara caminando, pero Frank seguía llamándola. —Me la he compratto cuesta matina, é seconda mano pero va bene. ¿Te

Ella volvió su pálida cara hacia él, pasiva, como animal desamparado. piache Mirtitta?

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Me fui hasta el patio, casi llorando, a buscarlo al Zacarías que les estaba —¡Ío non li habilitto l’achís a nessuno! —corrige el Nonno—. ¡Ío se lo
poniendo acaroína a las plantas. vendo al Caio! Cossí el bambino aprende que niente é grati en cuesta
vita...
—¡Tu papá se compró una batería! —le digo señalando para adentro.
—Papá —lo interrumpe el Zacarías, agarrándolo despacito de los
—¿Una batería? ¡Si no tiene auto!
hombros—... Papá, escúcheme un segundo... Usted está en una etapa en
—¡Una batería de hacer ruido! —le explico, llevándolo hasta el epicentro
que debería mearse encima, cagarse encima...
del terremoto—. ¿Vos no escuchás el escombro que está haciendo?
—... nosotros encantados de la vida si usted se nos meara, don Américo
—¿Ese escándalo viene de casa? —me dice, mientras entramos—. Yo
—le digo, para alentarlo.
pensé que eran los chicos del barrio practicando para el Corso.
—Usted, papá, debería empezar a confundirse los nombres de los nietos
—¡Qué corso! ¡Esta casa es un corso! —le digo—. Decile algo a tu padre
—continúa el Zacarías—, decir a cada rato que se quiere morir, mirar
porque te juro que no puedo más. En vez de estar en la tercera edad como
Crónica TV... ¿me entiende? Don Américo lo mira, pero no dice nada.
todo el mundo, está en la edad del pavo...
—A nosotros, Nonno —le digo yo, más calmada—..., a nosotros nos
—¿E cuesto é malo, Mirtitta? —me increpa don Américo sacando la
encantaría ayudarlo en su vejez, pero usted tiene que poner algo de su
cabeza por la ventana—. Tendería que ponerte feliche qu’il cuore me fa
parte.
pumpún piú forte...
—¿Ponere el qué? —dice.
—¿Ves? ¡Hasta del oído anda mejor que nosotros!
—¡Ponerse viejo, carajo! —le dice el Zacarías—. Que ya va siendo hora.
—Papá, la Mirta no quiso decirle «pavo» —contemporiza el Zacarías,
Don Américo nos mira serio. Pero no entiende la propuesta. ¿Cómo va a
acercándose a su padre—. Pero una cosa es que usted se sienta bien, y
entender nuestros consejos con esa vincha roja en la cabeza, con esa
otra es que lo tengamos que ir a buscar a la cárcel dos por tres, que se
quiera culiar señoras jóvenes, que le habilite el achís al Caio...

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musculosa negra, nuevita, que dice «AC/ DC», con esa muñequera con La noche boca arriba
puntas de metal...? Nos mira y nos oye, sí; pero ni nos ve, ni nos escucha.
Julio Cortázar
—Vieco sonno lo trappo rejilla —dice—. A la mía época non había
Y salían en ciertas épocas a cazar enemigos;
rocanrole, e alora hay. E a mí me piache la batería. Desde cuesto
le llamaban la guerra florida.
momento, ío tengo una orchesta típica de heavy métale. ¡E tutto ustede
chíto!

El Zacarías, vencido, vuelve con sus plantas meneando la cabeza... Yo A mitad del largo zaguán del hotel pensó que debía ser tarde y se apuró a

me quedo parada en el pasillo, haciéndole frente al monstruo un poco salir a la calle y sacar la motocicleta del rincón donde el portero de al lado

más. Lo miro a los ojos, enojada, seria. Él tampoco me quita la vista. Me le permitía guardarla. En la joyería de la esquina vio que eran las nueve

dice, levantando una ceja: menos diez; llegaría con tiempo sobrado adonde iba. El sol se filtraba
entre los altos edificios del centro, y él -porque para sí mismo, para ir
—E vó, Mirta... ¿Vó te pensá que a Charlie Watts la nuera le diche que
pensando, no tenía nombre- montó en la máquina saboreando el paseo.
no toque lo tambore? ¡Una merda! —y se mete adentro de la pieza
La moto ronroneaba entre sus piernas, y un viento fresco le chicoteaba
haciéndome ese gesto de las películas, con el dedo levantado. ¡Mirá si
los pantalones.
será chancho...!
Dejó pasar los ministerios (el rosa, el blanco) y la serie de comercios con
Hay veces que lo admiro al Nonno (y ustedes lo saben), hay veces que
brillantes vitrinas de la calle Central. Ahora entraba en la parte más
quisiera llegar a vieja con su sentido de la vida, con sus fuerzas y su
agradable del trayecto, el verdadero paseo: una calle larga, bordeada de
actitud. Pero hay otras veces, como ayer, que lo hubiera metido dopado
árboles, con poco tráfico y amplias villas que dejaban venir los jardines
en un geriátrico... ¡Qué enfermedad más triste que es la juventud, a cierta
hasta las aceras, apenas demarcadas por setos bajos. Quizá algo distraído,
edad!
pero corriendo por la derecha como correspondía, se dejó llevar por la
tersura, por la leve crispación de ese día apenas empezado. Tal vez su

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involuntario relajamiento le impidió prevenir el accidente. Cuando vio policía que lo acompañaba. El brazo casi no le dolía; de una cortadura en
que la mujer parada en la esquina se lanzaba a la calzada a pesar de las la ceja goteaba sangre por toda la cara. Una o dos veces se lamió los labios
luces verdes, ya era tarde para las soluciones fáciles. Frenó con el pie y para beberla. Se sentía bien, era un accidente, mala suerte; unas semanas
con la mano, desviándose a la izquierda; oyó el grito de la mujer, y junto quieto y nada más. El vigilante le dijo que la motocicleta no parecía muy
con el choque perdió la visión. Fue como dormirse de golpe. estropeada. “Natural”, dijo él. “Como que me la ligué encima…” Los dos
rieron y el vigilante le dio la mano al llegar al hospital y le deseó buena
Volvió bruscamente del desmayo. Cuatro o cinco hombres jóvenes lo
suerte. Ya la náusea volvía poco a poco; mientras lo llevaban en una
estaban sacando de debajo de la moto. Sentía gusto a sal y sangre, le dolía
camilla de ruedas hasta un pabellón del fondo, pasando bajo árboles
una rodilla y cuando lo alzaron gritó, porque no podía soportar la presión
llenos de pájaros, cerró los ojos y deseó estar dormido o cloroformado.
en el brazo derecho. Voces que no parecían pertenecer a las caras
Pero lo tuvieron largo rato en una pieza con olor a hospital, llenando una
suspendidas sobre él, lo alentaban con bromas y seguridades. Su único
ficha, quitándole la ropa y vistiéndolo con una camisa grisácea y dura. Le
alivio fue oír la confirmación de que había estado en su derecho al cruzar
movían cuidadosamente el brazo, sin que le doliera. Las enfermeras
la esquina. Preguntó por la mujer, tratando de dominar la náusea que le
bromeaban todo el tiempo, y si no hubiera sido por las contracciones del
ganaba la garganta. Mientras lo llevaban boca arriba hasta una farmacia
estómago se habría sentido muy bien, casi contento.
próxima, supo que la causante del accidente no tenía más que rasguños
en la piernas. “Usté la agarró apenas, pero el golpe le hizo saltar la Lo llevaron a la sala de radio, y veinte minutos después, con la placa
máquina de costado…”; Opiniones, recuerdos, despacio, éntrenlo de todavía húmeda puesta sobre el pecho como una lápida negra, pasó a la
espaldas, así va bien, y alguien con guardapolvo dándole de beber un sala de operaciones. Alguien de blanco, alto y delgado, se le acercó y se
trago que lo alivió en la penumbra de una pequeña farmacia de barrio. puso a mirar la radiografía. Manos de mujer le acomodaban la cabeza,
sintió que lo pasaban de una camilla a otra. El hombre de blanco se le
La ambulancia policial llegó a los cinco minutos, y lo subieron a una
acercó otra vez, sonriendo, con algo que le brillaba en la mano derecha.
camilla blanda donde pudo tenderse a gusto. Con toda lucidez, pero
Le palmeó la mejilla e hizo una seña a alguien parado atrás.
sabiendo que estaba bajo los efectos de un shock terrible, dio sus señas al

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Como sueño era curioso porque estaba lleno de olores y él nunca soñaba de la guerra florida. Había que seguir, llegar al corazón de la selva
olores. Primero un olor a pantano, ya que a la izquierda de la calzada evitando las ciénagas. A tientas, agachándose a cada instante para tocar
empezaban las marismas, los tembladerales de donde no volvía nadie. el suelo más duro de la calzada, dio algunos pasos. Hubiera querido echar
Pero el olor cesó, y en cambio vino una fragancia compuesta y oscura a correr, pero los tembladerales palpitaban a su lado. En el sendero en
como la noche en que se movía huyendo de los aztecas. Y todo era tan tinieblas, buscó el rumbo. Entonces sintió una bocanada del olor que más
natural, tenía que huir de los aztecas que andaban a caza de hombre, y su temía, y saltó desesperado hacia adelante.
única probabilidad era la de esconderse en lo más denso de la selva,
-Se va a caer de la cama -dijo el enfermo de la cama de al lado-. No
cuidando de no apartarse de la estrecha calzada que solo ellos, los
brinque tanto, amigazo.
motecas, conocían.
Abrió los ojos y era de tarde, con el sol ya bajo en los ventanales de la
Lo que más lo torturaba era el olor, como si aun en la absoluta aceptación
larga sala. Mientras trataba de sonreír a su vecino, se despegó casi
del sueño algo se revelara contra eso que no era habitual, que hasta
físicamente de la última visión de la pesadilla. El brazo, enyesado,
entonces no había participado del juego. “Huele a guerra”, pensó, tocando
colgaba de un aparato con pesas y poleas. Sintió sed, como si hubiera
instintivamente el puñal de piedra atravesado en su ceñidor de lana tejida.
estado corriendo kilómetros, pero no querían darle mucha agua, apenas
Un sonido inesperado lo hizo agacharse y quedar inmóvil, temblando.
para mojarse los labios y hacer un buche. La fiebre lo iba ganando
Tener miedo no era extraño, en sus sueños abundaba el miedo. Esperó,
despacio y hubiera podido dormirse otra vez, pero saboreaba el placer de
tapado por las ramas de un arbusto y la noche sin estrellas. Muy lejos,
quedarse despierto, entornados los ojos, escuchando el diálogo de los
probablemente del otro lado del gran lago, debían estar ardiendo fuegos
otros enfermos, respondiendo de cuando en cuando a alguna pregunta.
de vivac; un resplandor rojizo teñía esa parte del cielo. El sonido no se
Vio llegar un carrito blanco que pusieron al lado de su cama, una
repitió. Había sido como una rama quebrada. Tal vez un animal que
enfermera rubia le frotó con alcohol la cara anterior del muslo, y le clavó
escapaba como él del olor a guerra. Se enderezó despacio, venteando. No
una gruesa aguja conectada con un tubo que subía hasta un frasco lleno
se oía nada, pero el miedo seguía allí como el olor, ese incienso dulzón
de líquido opalino. Un médico joven vino con un aparato de metal y cuero

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que le ajustó al brazo sano para verificar alguna cosa. Caía la noche, y la del día iba a verla otra vez. Nada podía ayudarlo ahora a encontrarla. La
fiebre lo iba arrastrando blandamente a un estado donde las cosas tenían mano que sin saberlo él aferraba el mango del puñal, subió como un
un relieve como de gemelos de teatro, eran reales y dulces y a la vez escorpión de los pantanos hasta su cuello, donde colgaba el amuleto
ligeramente repugnantes; como estar viendo una película aburrida y protector. Moviendo apenas los labios musitó la plegaria del maíz que
pensar que sin embargo en la calle es peor; y quedarse. trae las lunas felices, y la súplica a la Muy Alta, a la dispensadora de los
bienes motecas. Pero sentía al mismo tiempo que los tobillos se le estaban
Vino una taza de maravilloso caldo de oro oliendo a puerro, a apio, a
hundiendo despacio en el barro, y la espera en la oscuridad del chaparral
perejil. Un trozito de pan, más precioso que todo un banquete, se fue
desconocido se le hacía insoportable. La guerra florida había empezado
desmigajando poco a poco. El brazo no le dolía nada y solamente en la
con la luna y llevaba ya tres días y tres noches. Si conseguía refugiarse en
ceja, donde lo habían suturado, chirriaba a veces una punzada caliente y
lo profundo de la selva, abandonando la calzada más allá de la región de
rápida. Cuando los ventanales de enfrente viraron a manchas de un azul
las ciénagas, quizá los guerreros no le siguieran el rastro. Pensó en la
oscuro, pensó que no iba a ser difícil dormirse. Un poco incómodo, de
cantidad de prisioneros que ya habrían hecho. Pero la cantidad no
espaldas, pero al pasarse la lengua por los labios resecos y calientes sintió
contaba, sino el tiempo sagrado. La caza continuaría hasta que los
el sabor del caldo, y suspiró de felicidad, abandonándose.
sacerdotes dieran la señal del regreso. Todo tenía su número y su fin, y él
Primero fue una confusión, un atraer hacia sí todas las sensaciones por un estaba dentro del tiempo sagrado, del otro lado de los cazadores.
instante embotadas o confundidas. Comprendía que estaba corriendo en
Oyó los gritos y se enderezó de un salto, puñal en mano. Como si el cielo
plena oscuridad, aunque arriba el cielo cruzado de copas de árboles era
se incendiara en el horizonte, vio antorchas moviéndose entre las ramas,
menos negro que el resto. “La calzada”, pensó. “Me salí de la calzada.”
muy cerca. El olor a guerra era insoportable, y cuando el primer enemigo
Sus pies se hundían en un colchón de hojas y barro, y ya no podía dar un
le saltó al cuello casi sintió placer en hundirle la hoja de piedra en pleno
paso sin que las ramas de los arbustos le azotaran el torso y las piernas.
pecho. Ya lo rodeaban las luces y los gritos alegres. Alcanzó a cortar el
Jadeante, sabiéndose acorralado a pesar de la oscuridad y el silencio, se
aire una o dos veces, y entonces una soga lo atrapó desde atrás.
agachó para escuchar. Tal vez la calzada estaba cerca, con la primera luz

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-Es la fiebre -dijo el de la cama de al lado-. A mí me pasaba igual cuando pavimento. De todas maneras, al salir del pozo negro había sentido casi
me operé del duodeno. Tome agua y va a ver que duerme bien. un alivio mientras los hombres lo alzaban del suelo. Con el dolor del
brazo roto, la sangre de la ceja partida, la contusión en la rodilla; con todo
Al lado de la noche de donde volvía, la penumbra tibia de la sala le
eso, un alivio al volver al día y sentirse sostenido y auxiliado. Y era raro.
pareció deliciosa. Una lámpara violeta velaba en lo alto de la pared del
Le preguntaría alguna vez al médico de la oficina. Ahora volvía a ganarlo
fondo como un ojo protector. Se oía toser, respirar fuerte, a veces un
el sueño, a tirarlo despacio hacia abajo. La almohada era tan blanda, y en
diálogo en voz baja. Todo era grato y seguro, sin acoso, sin… Pero no
su garganta afiebrada la frescura del agua mineral. Quizá pudiera
quería seguir pensando en la pesadilla. Había tantas cosas en qué
descansar de veras, sin las malditas pesadillas. La luz violeta de la
entretenerse. Se puso a mirar el yeso del brazo, las poleas que tan
lámpara en lo alto se iba apagando poco a poco.
cómodamente se lo sostenían en el aire. Le habían puesto una botella de
agua mineral en la mesa de noche. Bebió del gollete, golosamente. Como dormía de espaldas, no lo sorprendió la posición en que volvía a
Distinguía ahora las formas de la sala, las treinta camas, los armarios con reconocerse, pero en cambio el olor a humedad, a piedra rezumante de
vitrinas. Ya no debía tener tanta fiebre, sentía fresca la cara. La ceja le filtraciones, le cerró la garganta y lo obligó a comprender. Inútil abrir los
dolía apenas, como un recuerdo. Se vio otra vez saliendo del hotel, ojos y mirar en todas direcciones; lo envolvía una oscuridad absoluta.
sacando la moto. ¿Quién hubiera pensado que la cosa iba a acabar así? Quiso enderezarse y sintió las sogas en las muñecas y los tobillos. Estaba
Trataba de fijar el momento del accidente, y le dio rabia advertir que había estaqueado en el piso, en un suelo de lajas helado y húmedo. El frío le
ahí como un hueco, un vacío que no alcanzaba a rellenar. Entre el choque ganaba la espalda desnuda, las piernas. Con el mentón buscó torpemente
y el momento en que lo habían levantado del suelo, un desmayo o lo que el contacto con su amuleto, y supo que se lo habían arrancado. Ahora
fuera no le dejaba ver nada. Y al mismo tiempo tenía la sensación de que estaba perdido, ninguna plegaria podía salvarlo del final. Lejanamente,
ese hueco, esa nada, había durado una eternidad. No, ni siquiera tiempo, como filtrándose entre las piedras del calabozo, oyó los atabales de la
más bien como si en ese hueco él hubiera pasado a través de algo o fiesta. Lo habían traído al teocalli, estaba en las mazmorras del templo a
recorrido distancias inmensas. El choque, el golpe brutal contra el la espera de su turno.

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Oyó gritar, un grito ronco que rebotaba en las paredes. Otro grito, las estrellas y se alzara ante él la escalinata incendiada de gritos y danzas,
acabando en un quejido. Era él que gritaba en las tinieblas, gritaba porque sería el fin. El pasadizo no acababa nunca, pero ya iba a acabar, de repente
estaba vivo, todo su cuerpo se defendía con el grito de lo que iba a venir, olería el aire libre lleno de estrellas, pero todavía no, andaban llevándolo
del final inevitable. Pensó en sus compañeros que llenarían otras sin fin en la penumbra roja, tironeándolo brutalmente, y él no quería, pero
mazmorras, y en los que ascendían ya los peldaños del sacrificio. Gritó cómo impedirlo si le habían arrancado el amuleto que era su verdadero
de nuevo sofocadamente, casi no podía abrir la boca, tenía las mandíbulas corazón, el centro de la vida.
agarrotadas y a la vez como si fueran de goma y se abrieran lentamente,
Salió de un brinco a la noche del hospital, al alto cielo raso dulce, a la
con un esfuerzo interminable. El chirriar de los cerrojos lo sacudió como
sombra blanda que lo rodeaba. Pensó que debía haber gritado, pero sus
un látigo. Convulso, retorciéndose, luchó por zafarse de las cuerdas que
vecinos dormían callados. En la mesa de noche, la botella de agua tenía
se le hundían en la carne. Su brazo derecho, el más fuerte, tiraba hasta
algo de burbuja, de imagen traslúcida contra la sombra azulada de los
que el dolor se hizo intolerable y hubo que ceder. Vio abrirse la doble
ventanales. Jadeó buscando el alivio de los pulmones, el olvido de esas
puerta, y el olor de las antorchas le llegó antes que la luz. Apenas ceñidos
imágenes que seguían pegadas a sus párpados. Cada vez que cerraba los
con el taparrabos de la ceremonia, los acólitos de los sacerdotes se le
ojos las veía formarse instantáneamente, y se enderezaba aterrado, pero
acercaron mirándolo con desprecio. Las luces se reflejaban en los torsos
gozando a la vez del saber que ahora estaba despierto, que la vigilia lo
sudados, en el pelo negro lleno de plumas. Cedieron las sogas, y en su
protegía, que pronto iba a amanecer, con el buen sueño profundo que se
lugar lo aferraron manos calientes, duras como el bronce; se sintió alzado,
tiene a esa hora, sin imágenes, sin nada… Le costaba mantener los ojos
siempre boca arriba, tironeado por los cuatro acólitos que lo llevaban por
abiertos, la modorra era más fuerte que él. Hizo un último esfuerzo, con
el pasadizo. Los portadores de antorchas iban adelante, alumbrando
la mano sana esbozó un gesto hacia la botella de agua; no llegó a tomarla,
vagamente el corredor de paredes mojadas y techo tan bajo que los
sus dedos se cerraron en un vacío otra vez negro, y el pasadizo seguía
acólitos debían agachar la cabeza. Ahora lo llevaban, lo llevaban, era el
interminable, roca tras roca, con súbitas fulguraciones rojizas, y él boca
final. Boca arriba, a un metro del techo de roca viva que por momentos
arriba gimió apagadamente porque el techo iba a acabarse, subía,
se iluminaba con un reflejo de antorcha. Cuando en vez del techo nacieran

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abriéndose como una boca de sombra, y los acólitos se enderezaban y de
la altura una luna menguante le cayó en la cara donde los ojos no querían
La señorita Cora
verla, desesperadamente se cerraban y abrían buscando pasar al otro lado,
descubrir de nuevo el cielo raso protector de la sala. Y cada vez que se Julio Cortázar

abrían era la noche y la luna mientras lo subían por la escalinata, ahora We'll send your love to college, all for a year or two,

con la cabeza colgando hacia abajo, y en lo alto estaban las hogueras, las And then perhaps in time the boy will do for you.
rojas columnas de rojo perfumado, y de golpe vio la piedra roja, brillante
The trees that grow so high.
de sangre que chorreaba, y el vaivén de los pies del sacrificado, que
arrastraban para tirarlo rodando por las escalinatas del norte. Con una (Canción folclórica inglesa.)
última esperanza apretó los párpados, gimiendo por despertar. Durante un
segundo creyó que lo lograría, porque estaba otra vez inmóvil en la cama,
No entiendo por qué no me dejan pasar la noche en la clínica con
a salvo del balanceo cabeza abajo. Pero olía a muerte y cuando abrió los
el nene, al fin y al cabo soy su madre y el doctor De Luisi nos recomendó
ojos vio la figura ensangrentada del sacrificador que venía hacia él con el
personalmente al director. Podrían traer un sofá cama y yo lo acompañaría
cuchillo de piedra en la mano. Alcanzó a cerrar otra vez los párpados,
para que se vaya acostumbrando, entró tan pálido el pobrecito como si
aunque ahora sabía que no iba a despertarse, que estaba despierto, que el
fueran a operarlo en seguida, yo creo que es ese olor de las clínicas, su
sueño maravilloso había sido el otro, absurdo como todos los sueños; un
padre también estaba nervioso y no veía la hora de irse, pero yo estaba
sueño en el que había andado por extrañas avenidas de una ciudad
segura de que me dejarían con el nene. Después de todo tiene apenas
asombrosa, con luces verdes y rojas que ardían sin llama ni humo, con un
quince años y nadie se los daría, siempre pegado a mí aunque ahora con
enorme insecto de metal que zumbaba bajo sus piernas. En la mentira
los pantalones largos quiere disimular y hacerse el hombre grande. La
infinita de ese sueño también lo habían alzado del suelo, también alguien
impresión que le habrá hecho cuando se dio cuenta de que no me dejaban
se le había acercado con un cuchillo en la mano, a él tendido boca arriba,
quedarme, menos mal que su padre le dio charla, le hizo poner el piyama
a él boca arriba con los ojos cerrados entre las hogueras.

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y meterse en la cama. Y todo por esa mocosa de enfermera, yo me se oye ningún ruido, a veces de lejos el zumbido del ascensor que me hace
pregunto si verdaderamente tiene órdenes de los médicos o si lo hace por acordar a esa película de miedo que también pasaba en una clínica,
pura maldad. Pero bien que se lo dije, bien que le pregunté si estaba cuando a medianoche se abría poco a poco la puerta y la mujer paralítica
segura de que tenía que irme. No hay más que mirarla para darse cuenta en la cama veía entrar al hombre de la máscara blanca…
de quién es, con esos aires de vampiresa y ese delantal ajustado, una
chiquilina de porquería que se cree la directora de la clínica. Pero eso sí,
no se la llevó de arriba, le dije lo que pensaba y eso que el nene no sabía La enfermera es bastante simpática, volvió a las seis y media con

donde meterse de vergüenza y su padre se hacía el desentendido y de paso unos papeles y me empezó a preguntar mi nombre completo, la edad y

seguro que le miraba las piernas como de costumbre. Lo único que me esas cosas. Yo guardé la revista en seguida porque hubiera quedado mejor

consuela es que el ambiente es bueno, se nota que es una clínica para estar leyendo un libro de veras y no una fotonovela, y creo que ella se dio

personas pudientes; el nene tiene un velador de lo más lindo para leer sus cuenta pero no dijo nada, seguro que todavía estaba enojada por lo que le

revistas, y por suerte su padre se acordó de traerle caramelos de menta había dicho mamá y pensaba que yo era igual que ella y que le iba a dar

que son los que más le gustan. Pero mañana por la mañana, eso sí, lo órdenes o algo así. Me preguntó si me dolía el apéndice y le dije que no,

primero que hago es hablar con el doctor De Luisi para que la ponga en que esa noche estaba muy bien. “A ver el pulso”, me dijo, y después de

su lugar a esa mocosa presumida. Habrá que ver si la frazada lo abriga tomármelo anotó algo más en la planilla y la colgó a los pies de la cama.

bien al nene, voy a pedir que por las dudas le dejen otra a mano. Pero sí, “¿Tenés hambre?”, me preguntó, y yo creo que me puse colorado porque

claro que me abriga, menos mal que se fueron de una vez, mamá cree que me tomó de sorpresa que me tuteara, es tan joven que me hizo impresión.

soy un chico y me hace hacer cada papelón. Seguro que la enfermera va Le dije que no, aunque era mentira porque a esa hora siempre tengo

a pensar que no soy capaz de pedir lo que necesito, me miró de una hambre. “Esta noche vas a cenar muy liviano”, dijo ella, y cuando quise

manera cuando mamá le estaba protestando… Está bien, si no la dejaban darme cuenta ya me había quitado el paquete de caramelos de menta y se

quedarse qué le vamos a hacer, ya soy bastante grande para dormir solo iba. No sé si empecé a decirle algo, creo que no. Me daba una rabia que

de noche, me parece. Y en esta cama se dormirá bien, a esta hora ya no me hiciera eso como a un chico, bien podía haberme dicho que no tenía

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que comer caramelos, pero llevárselos… Seguro que estaba furiosa por lo su sitio nada más que mirándola de arriba a abajo, pero no había nadie en
de mamá y se desquitaba conmigo, de puro resentida; qué sé yo, después el pasillo. Casi en seguida salió el doctor De Luisi y me dijo que al nene
que se fue se me pasó de golpe el fastidio, quería seguir enojado con ella iban a operarlo a la mañana siguiente, que estaba muy bien y en las
pero no podía. Qué joven es, clavado que no tiene ni diecinueve años, mejores condiciones para la operación, a su edad una apendicitis es una
debe haberse recibido de enfermera hace muy poco. A lo mejor viene para tontería. Le agradecí mucho y aproveché para decirle que me había
traerme la cena; le voy a preguntar cómo se llama, si va a ser mi enfermera llamado la atención la impertinencia de la enfermera de la tarde, se lo
tengo que darle un nombre. Pero en cambio vino otra, una señora muy decía porque no era cosa de que a mi hijo fuera a faltarle la atención
amable vestida de azul que me trajo un caldo y bizcochos y me hizo tomar necesaria. Después entré en la pieza para acompañar al nene que estaba
unas pastillas verdes. También ella me preguntó cómo me llamaba y si leyendo sus revistas y ya sabía que lo iban a operar al otro día. Como si
me sentía bien, y me dijo que en esta pieza dormiría tranquilo porque era fuera el fin del mundo, me mira de un modo la pobre, pero si no me voy
una de las mejores de la clínica, y es verdad porque dormí hasta casi las a morir, mamá, haceme un poco el favor. Al Cacho le sacaron el apéndice
ocho en que me despertó una enfermera chiquita y arrugada como un en el hospital y a los seis días ya estaba queriendo jugar al fútbol. Andate
mono pero muy amable, que me dijo que podía levantarme y lavarme pero tranquila que estoy muy bien y no me falta nada. Sí, mamá, sí, diez
antes me dio un termómetro y me dijo que me lo pusiera como se hace en minutos queriendo saber si me duele aquí o mas allá, menos mal que se
estas clínicas, y yo no entendí porque en casa se pone debajo del brazo, y tiene que ocupar de mi hermana en casa, al final se fue y yo pude terminar
entonces me explicó y se fue. Al rato vino mamá y qué alegría verlo tan la fotonovela que había empezado anoche.
bien, yo que me temía que hubiera pasado la noche en blanco el pobre
querido, pero los chicos son así, en la casa tanto trabajo y después
duermen a pierna suelta aunque estén lejos de su mamá que no ha cerrado La enfermera de la tarde se llama la señorita Cora, se lo pregunté

los ojos la pobre. El doctor De Luisi entró para revisar al nene y yo me a la enfermera chiquita cuando me trajo el almuerzo; me dieron muy poco

fui un momento afuera porque ya está grandecito, y me hubiera gustado de comer y de nuevo pastillas verdes y unas gotas con gusto a menta; me

encontrármela a la enfermera de ayer para verle bien la cara y ponerla en parece que esas gotas hacen dormir porque se me caían las revistas de la

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mano y de golpe estaba soñando con el colegio y que íbamos a un picnic de la cama y se fue sin decir nada. Ya casi no me acuerdo de lo que hablé
con las chicas del normal como el año pasado y bailábamos a la orilla de con papá y mamá cuando vinieron a verme a las seis. Se quedaron poco
la pileta, era muy divertido. Me desperté a eso de las cuatro y media y porque la señorita Cora les dijo que había que prepararme y que era mejor
empecé a pensar en la operación, no que tenga miedo, el doctor De Luisi que estuviese tranquilo la noche antes. Pensé que mamá iba a soltarle
dijo que no es nada, pero debe ser raro la anestesia y que te corten cuando alguna de las suyas pero la miró nomás de arriba abajo, y papá también
estás dormido, el Cacho decía que lo peor es despertarse, que duele pero yo al viejo le conozco las miradas, es algo muy diferente. Justo
mucho y por ahí vomitás y tenés fiebre. El nene de mamá ya no está tan cuando se estaba yendo la oí a mamá que le decía a la señorita Cora: “Le
garifo como ayer, se le nota en la cara que tiene un poco de miedo, es tan agradeceré que lo atienda bien, es un niño que ha estado siempre muy
chico que casi me da lástima. Se sentó de golpe en la cama cuando me rodeado por su familia”, o alguna idiotez por el estilo, y me hubiera
vio entrar y escondió la revista debajo de la almohada. La pieza estaba un querido morir de rabia, ni siquiera escuché lo que le contestó la señorita
poco fría y fui a subir la calefacción, después traje el termómetro y se lo Cora, pero estoy seguro de que no le gustó, a lo mejor piensa que me
di. “¿Te lo sabes poner?”, le pregunté, y las mejillas parecía que iban a estuve quejando de ella o algo así.
reventársele de rojo que se puso. Dijo que sí con la cabeza y se estiró en
la cama mientras yo bajaba las persianas y encendía el velador. Cuando
me acerqué para que me diera el termómetro seguía tan ruborizado que Volvió a eso de las seis y media con una mesita de esas de ruedas

estuve a punto de reírme, pero con los chicos de esa edad siempre pasa lo llena de frascos y algodones, y no sé por qué de golpe me dio un poco de

mismo, les cuesta acostumbrarse a esas cosas. Y para peor me mira en los miedo, en realidad no era miedo pero empecé a mirar lo que había en la

ojos, por qué no le puedo aguantar esa mirada si al final no es más que mesita, toda clase de frascos azules o rojos, tambores de gasa y también

una mujer, cuando saqué el termómetro de debajo de las frazadas y se lo pinzas y tubos de goma, el pobre debía estar empezando a asustarse sin la

alcancé, ella me miraba y yo creo que se sonreía un poco, se me debe mamá que parece un papagayo endomingado, le agradeceré que atienda

notar tanto que me pongo colorado, es algo que no puedo evitar, es más bien al nene, mire que he hablado con el doctor De Luisi, pero sí, señora,

fuerte que yo. Después anotó la temperatura en la hoja que está a los pies se lo vamos a atender como a un príncipe. Es bonito su nene, señora, con

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esas mejillas que se le arrebolan apenas me ve entrar. Cuando le retiré las para sus años, un mocoso que ya debía creerse un hombre y que a la
frazadas hizo un gesto como para volver a taparse, y creo que se dio primera de cambio sería capaz de soltarme un piropo.
cuenta de que me hacía gracia verlo tan pudoroso. “A ver, bajate el
pantalón del piyama”, le dije sin mirarlo en la cara. “¿El pantalón?”,
preguntó con una voz que se le quebró en un gallo. “Si, claro, el Me quedé con los ojos cerrados, era la única manera de escapar

pantalón”, repetí, y empezó a soltar el cordón y a desabotonarse con unos un poco de todo eso, pero no servía de nada porque justamente en ese

dedos que no le obedecían. Le tuve que bajar yo misma el pantalón hasta momento agregó: “¿Así que no tenés ningún sobrenombre. Sos el nene

la mitad de los muslos, y era como me lo había imaginado. “Ya sos un solamente, claro”, y yo hubiera querido morirme, o agarrarla por la

chico crecidito”, le dije, preparando la brocha y el jabón aunque la verdad garganta y ahogarla, y cuando abrí los ojos le vi el pelo castaño casi

es que poco tenía para afeitar. “¿Cómo te llaman en tu casa?”, le pregunté pegado a mi cara porque se había agachado para sacarme un resto de

mientras lo enjabonaba. “Me llamo Pablo”, me contestó con una voz que jabón, y olía a shampoo de almendra como el que se pone la profesora de

me dio lástima, tanta era la vergüenza. “Pero te darán algún dibujo, o algún perfume de esos, y no supe qué decir y lo único que se me

sobrenombre”, insistí, y fue todavía peor porque me pareció que se iba a ocurrió fue preguntarle: “¿Usted se llama Cora, verdad?” Me miró con

poner a llorar mientras yo le afeitaba los pocos pelitos que andaban por aire burlón, con esos ojos que ya me conocían y que me habían visto por

ahí. “¿Así que no tenés ningún sobrenombre? Sos el nene solamente, todos lados, y dijo: “La señorita Cora.” Lo dijo para castigarme, lo sé,

claro.” Terminé de afeitarlo y le hice una seña para que se tapara, pero él igual que antes había dicho: “Ya sos un chico crecidito”, nada más que

se adelantó y en un segundo estuvo cubierto hasta el pescuezo. “Pablo es para burlarse. Aunque me daba rabia tener la cara colorada, eso no lo

un bonito nombre”, le dije para consolarlo un poco; casi me daba pena puedo disimular nunca y es lo peor que me puede ocurrir, lo mismo me

verlo tan avergonzado, era la primera vez que me tocaba atender a un animé a decirle: “Usted es tan joven que… Bueno, Cora es un nombre

muchachito tan joven y tan tímido, pero me seguía fastidiando algo en él muy lindo.” No era eso, lo que yo había querido decirle era otra cosa y

que a lo mejor le venía de la madre, algo más fuerte que su edad y que no me parece que se dio cuenta y le molestó, ahora estoy seguro de que está

me gustaba, y hasta me molestaba que fuera tan bonito y tan bien hecho resentida por culpa de mamá, yo solamente quería decirle que era tan

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joven que me hubiera gustado poder llamarla Cora a secas, pero cómo se empujones, o de… Ni siquiera comprendo cómo pude decirle: “Si yo
lo iba a decir en ese momento cuando se había enojado y ya se iba con la estuviera sano a lo mejor me trataría de otra manera.” Se hizo la que no
mesita de ruedas y yo tenía unas ganas de llorar, esa es otra cosa que no oía, ni siquiera dio vuelta la cabeza, y me quedé solo y sin ganas de leer,
puedo impedir, de golpe se me quiebra la voz y veo todo nublado, justo sin ganas de nada, en el fondo hubiera querido que me contestara enojada
cuando necesitaría estar más tranquilo para decir lo que pienso. Ella iba a para poder pedirle disculpas porque en realidad no era lo que yo había
salir pero al llegar a la puerta se quedó un momento como para ver si no pensado decirle, tenía la garganta tan cerrada que no sé cómo me habían
se olvidaba de alguna cosa, y yo quería decirle lo que estaba pensando salido las palabras, se lo había dicho de pura rabia pero no era eso, o a lo
pero no encontraba las palabras y lo único que se me ocurrió fue mostrarle mejor sí pero de otra manera.
la taza con el jabón, se había sentado en la cama y después de aclararse la
voz dijo: “Se le olvida la taza con el jabón”, muy seriamente y con un
tono de hombre grande. Volví a buscar la taza y un poco para que se Y sí, son siempre lo mismo, una los acaricia, les dice una frase

calmara le pasé la mano por la mejilla. “No te aflijas, Pablito”, le dije. amable, y ahí nomás asoma el machito, no quieren convencerse de que

“Todo irá bien, es una operación de nada.” Cuando lo toqué echó la todavía son unos mocosos. Esto tengo que contárselo a Marcial, se va a

cabeza atrás como ofendido, y después resbaló hasta esconder la boca en divertir y cuando mañana lo vea en la mesa de operaciones le va a hacer

el borde de las frazadas. Desde ahí, ahogadamente, dijo: “Puedo llamarla todavía más gracia, tan tiernito el pobre con esa carucha arrebolada,

Cora, ¿verdad?” Soy demasiado buena, casi me dio lástima tanta maldito calor que me sube por la piel, cómo podría hacer para que no me

vergüenza que buscaba desquitarse por otro lado, pero sabía que no era el pase eso, a lo mejor respirando hondo antes de hablar, que sé yo. Se debe

caso de ceder porque después me resultaría difícil dominarlo, y a un haber ido furiosa, estoy seguro de que escuchó perfectamente, no sé cómo

enfermo hay que dominarlo o es lo de siempre, los líos de María Luisa en le dije eso, yo creo que cuando le pregunté si podía llamarla Cora no se

la pieza catorce o los retos del doctor De Luisi que tiene un olfato de perro enojó, me dijo lo de señorita porque es su obligación pero no estaba

para esas cosas. “Señorita Cora”, me dijo tomando la taza y yéndose. Me enojada, la prueba es que vino y me acarició la cara; pero no, eso fue

dio una rabia, unas ganas de pegarle, de saltar de la cama y echarla a antes, primero me acarició y entonces yo le dije lo de Cora y lo eché todo

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a perder. Ahora estamos peor que antes y no voy a poder dormir aunque callado que era casi como si gritara, por una parte me hacía gracia estarle
me den un tubo de pastillas. La barriga me duele de a ratos, es raro pasarse viendo el culito a mi joven admirador, pero de nuevo me daba un poco de
la mano y sentirse tan liso, lo malo es que me vuelvo a acordar de todo y lástima por él, era realmente como si lo estuviera castigando por lo que
del perfume de almendras, la voz de Cora, tiene una voz muy grave para me había dicho. “Avisá si está muy caliente”, le previne, pero no contestó
una chica tan joven y linda, una voz como de cantante de boleros, algo nada, debía estar mordiéndose un puño y yo no quería verle la cara y por
que acaricia aunque esté enojada. Cuando oí pasos en el corredor me eso me senté al borde de la cama y esperé a que dijera algo, pero aunque
acosté del todo y cerré los ojos, no quería verla, no me importaba verla, era mucho líquido lo aguantó sin una palabra hasta el final, y cuando
mejor que me dejara en paz, sentí que entraba y que encendía la luz del terminó le dije, y eso sí se lo dije para cobrarme lo de antes: “Así me
cielo raso, se hacía el dormido como un angelito, con una mano tapándose gusta, todo un hombrecito”, y lo tapé mientras le recomendaba que
la cara, y no abrió los ojos hasta que llegué al lado de la cama. Cuando aguantase lo más posible antes de ir al baño. “¿Querés que te apague la
vio lo que traía se puso tan colorado que me volvió a dar lástima y un luz o te la dejo hasta que te levantes?”, me preguntó desde la puerta. No
poco de risa, era demasiado idiota realmente. “A ver, m’hijito, bájese el sé cómo alcancé a decirle que era lo mismo, algo así, y escuché el ruido
pantalón y dese vuelta para el otro lado”, y el pobre a punto de patalear de la puerta al cerrarse y entonces me tapé la cabeza con las frazadas y
como haría con la mamá cuando tenía cinco años, me imagino, a decir qué le iba a hacer, a pesar de los cólicos me mordí las dos manos y lloré
que no y a llorar y a meterse debajo de las cobijas y a chillar, pero el pobre tanto que nadie, nadie puede imaginarse lo que lloré mientras la maldecía
no podía hacer nada de eso ahora, solamente se había quedado mirando y la insultaba y le clavaba un cuchillo en el pecho cinco, diez, veinte
el irrigador y después a mí que esperaba, y de golpe se dio vuelta y veces, maldiciéndola cada vez y gozando de lo que sufría y de cómo me
empezó a mover las manos debajo de las frazadas pero no atinaba a nada suplicaba que la perdonase por lo que me había hecho.
mientras yo colgaba el irrigador en la cabecera, tuve que bajarle las
frazadas y ordenarle que levantara un poco el trasero para correrle mejor
el pantalón y deslizarle una toalla. “A ver, subí un poco las piernas, así Es lo de siempre, che Suárez, uno corta y abre, y en una de esas la

está bien, echate más de boca, te digo que te eches más de boca, así.” Tan gran sorpresa. Claro que a la edad del pibe tiene todas las chances a su

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favor, pero lo mismo le voy a hablar claro al padre, no sea cosa que en quieras. Qué fuerza tenés en las manos, me vas a llenar de moretones, sí,
una de esas tengamos un lío. Lo más probable es que haya una buena sí, llorá si tenés ganas, llorá, Pablito, eso alivia, llorá y quejate, total estás
reacción, pero ahí hay algo que falla, pensá en lo que pasó al comienzo tan dormido y creés que soy tu mamá. Sos bien bonito, sabés, con esa
de la anestesia: parece mentira en un pibe de esa edad. Lo fui a ver a las nariz un poco respingada y esas pestañas como cortinas, parecés mayor
dos horas y lo encontré bastante bien si pensás en lo que duró la cosa. ahora que estás tan pálido. Ya no te pondrías colorado por nada, verdad,
Cuando entró el doctor De Luisi yo estaba secándole la boca al pobre, no mi pobrecito. Me duele, mamá, me duele aquí, dejame que me saque ese
terminaba de vomitar y todavía le duraba la anestesia pero el doctor lo peso que me han puesto, tengo algo en la barriga que pesa tanto y me
auscultó lo mismo y me pidió que no me moviera de su lado hasta que duele, mamá, decile a la enfermera que me saque eso. Sí, m’hijito, ya se
estuviera bien despierto. Los padres siguen en la otra pieza, la buena le va a pasar, quédese un poco quieto, por qué tendrás tanta fuerza, voy a
señora se ve que no está acostumbrada a estas cosas, de golpe se le tener que llamar a María Luisa para que me ayude. Vamos, Pablo, me
acabaron las paradas, y el viejo parece un trapo. Vamos, Pablito, vomitá enojo si no te estás quieto, te va a doler mucho más si seguís moviéndote
si tenés ganas y quejate todo lo que quieras, yo estoy aquí, sí, claro que tanto. Ah, parece que empezás a darte cuenta, me duele aquí, señorita
estoy aquí, el pobre sigue dormido pero me agarra la mano como si se Cora, me duele tanto aquí, hágame algo por favor, me duele tanto aquí,
estuviera ahogando. Debe creer que soy la mamá, todos creen eso, es suélteme las manos, no puedo más, señorita Cora, no puedo más.
monótono. Vamos, Pablo, no te muevas así, quieto que te va a doler más,
no, dejá las manos tranquilas, ahí no te podes tocar. Al pobre le cuesta
salir de la anestesia. Marcial me dijo que la operación había sido muy Menos mal que se ha dormido el pobre querido, la enfermera me

larga. Es raro, habrán encontrado alguna complicación: a veces el vino a buscar a las dos y media y me dijo que me quedara un rato con él

apéndice no está tan a la vista, le voy a preguntar a Marcial esta noche. que ya estaba mejor, pero lo veo tan pálido, ha debido perder tanta sangre,

Pero sí, m’hijito, estoy aquí, quéjese todo lo que quiera pero no se mueva menos mal que el doctor De Luisi dijo que todo había salido bien. La

tanto, yo le voy a mojar los labios con este pedacito de hielo en una gasa, enfermera estaba cansada de luchar con él, yo no entiendo por qué no me

así se le va pasando la sed. Si, querido, vomitá más, aliviate todo lo que hizo entrar antes, en esta clínica son demasiado severos. Ya es casi de

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noche y el nene ha dormido todo el tiempo, se ve que está agotado, pero náuseas. Todo está tan callado, ahora me acuerdo que vi a mamá, me dijo
me parece que tiene mejor cara, un poco de color. Todavía se queja de a no sé qué, yo me sentía tan mal. Al viejo lo miré apenas, estaba a los pies
ratos pero ya no quiere tocarse el vendaje y respira tranquilo, creo que de la cama y me guiñaba un ojo, el pobre siempre el mismo. Tengo un
pasará bastante buena noche. Como si yo no supiera lo que tengo que poco de frío, me gustaría otra frazada. Señorita Cora, me gustaría otra
hacer, pero era inevitable; apenas se le pasó el primer susto a la buena frazada. Pero sí estaba ahí, apenas abrí los ojos la vi sentada al lado de la
señora le salieron otra vez los desplantes de patrona, por favor que al nene ventana leyendo un revista. Vino en seguida y me arropó, casi no tuve
no le vaya a faltar nada por la noche, señorita. Decí que te tengo lástima, que decirle nada porque se dio cuenta en seguida. Ahora me acuerdo, yo
vieja estúpida, si no ya ibas a ver cómo te trataba. Las conozco a éstas, creo que esta tarde la confundía con mamá y que ella me calmaba, o a lo
creen que con una buena propina el último día lo arreglan todo. Y a veces mejor estuve soñando. ¿Estuve soñando, señorita Cora? Usted me
la propina ni siquiera es buena, pero para qué seguir pensando, ya se sujetaba las manos, ¿verdad? Yo decía tantas pavadas, pero es que me
mandó mudar y todo está tranquilo. Marcial, quedate un poco, no ves que dolía mucho, y las náuseas… Discúlpeme, no debe ser nada lindo ser
el chico duerme, contame lo que pasó esta mañana. Bueno, si estás enfermera. Sí, usted se ríe pero yo sé, a lo mejor la manché y todo. Bueno,
apurado lo dejamos para después. No, mirá que puede entrar María Luisa, no hablaré más. Estoy tan bien así, ya no tengo frío. No, no me duele
aquí no, Marcial. Claro, el señor se sale con la suya, ya te he dicho que mucho, un poquito solamente. ¿Es tarde, señorita Cora? Sh, usted se
no quiero que me beses cuando estoy trabajando, no está bien. Parecería queda calladito ahora, ya le he dicho que no puede hablar mucho, alégrese
que no tenemos toda la noche para besarnos, tonto. Andate. Váyase le de que no le duela y quédese bien quieto. No, no es tarde, apenas las siete.
digo, o me enojo. Bobo, pajarraco. Sí, querido, hasta luego. Claro que sí. Cierre los ojos y duerma. Así. Duérmase ahora.
Muchísimo.

Sí, yo querría pero no es tan fácil. Por momentos me parece que


Está muy oscuro pero es mejor, no tengo ni ganas de abrir los ojos. me voy a dormir, pero de golpe la herida me pega un tirón o todo me da
Casi no me duele, qué bueno estar así respirando despacio, sin esas vueltas en la cabeza, y tengo que abrir los ojos y mirarla, está sentada al

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lado de la ventana y ha puesto la pantalla para leer sin que me moleste la colorado y empezó a decir que él podía muy bien solo. No le hice caso,
luz. ¿Por qué se quedará aquí todo el tiempo? Tiene un pelo precioso, le claro, pero estaba tan tenso el pobre que no me quedó más remedio que
brilla cuando mueve la cabeza. Y es tan joven, pensar que hoy la confundí decirle: “Vamos, Pablo, ya sos un hombrecito, no te vas a poner así cada
con mamá, es increíble. Vaya a saber qué cosas le dije, se debe haber vez, verdad?” Es lo de siempre, con esa debilidad no pudo contener las
reído otra vez de mí. Pero me pasaba hielo por la boca, eso me aliviaba lágrimas; haciéndome la que no me daba cuenta anoté la temperatura y
tanto, ahora me acuerdo, me puso agua colonia en la frente y en el pelo, me fui a prepararle la inyección. Cuando volvió yo me había secado los
y me sujetaba las manos para que no me arrancara el vendaje. Ya no está ojos con la sábana y tenía tanta rabia contra mí mismo que hubiera dado
enojada conmigo, a lo mejor mamá le pidió disculpas o algo así, me cualquier cosa por poder hablar, decirle que no me importaba, que en
miraba de otra manera cuando me dijo: “Cierre los ojos y duérmase.” Me realidad no me importaba pero que no lo podía impedir. “Esto no duele
gusta que me mire así, parece mentira lo del primer día cuando me quitó nada”, me dijo con la jeringa en la mano. “Es para que duermas bien toda
los caramelos. Me gustaría decirle que es tan linda, que no tengo nada la noche.” Me destapó y otra vez sentí que me subía la sangre a la cara,
contra ella, al contrario, que me gusta que sea ella la que me cuida de pero ella se sonrió un poco y empezó a frotarme el muslo con un algodón
noche y no la enfermera chiquita. Me gustaría que me pusiera otra vez mojado. “No duele nada”, le dije porque algo tenía que decirle, no podía
agua colonia en el pelo. Me gustaría que me pidiera perdón, que me dijera ser que me quedara así mientras ella me estaba mirando. “Ya ves”, me
que la puedo llamar Cora. dijo sacando la aguja y frotándome con el algodón. “Ya ves que no duele
nada. Nada te tiene que doler, Pablito.” Me tapó y me pasó la mano por
la cara. Yo cerré los ojos y hubiera querido estar muerto, estar muerto y
Se quedó dormido un buen rato, a las ocho calculé que el doctor que ella me pasara la mano por la cara, llorando.
De Luisi no tardaría y lo desperté para tomarle la temperatura. Tenía
mejor cara y le había hecho bien dormir. Apenas vio el termómetro sacó
una mano fuera de las cobijas, pero le dije que se estuviera quieto. No
quería mirarlo en los ojos para que no sufriera pero lo mismo se puso

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tan orgullosos, si pudiera le pediría al doctor Suárez que me cambiara,
hay dos operados en el segundo piso, gente grande, uno les pregunta
Nunca entendí mucho a Cora pero esta vez se fue a la otra banda.
tranquilamente si han ido de cuerpo, les alcanza la chata, los limpia si
La verdad que no me importa si no entiendo a las mujeres, lo único que
hace falta, todo eso charlando del tiempo o de la política, es un ir y venir
vale la pena es que lo quieran a uno. Si están nerviosas, si se hacen
de cosas naturales, cada uno está en lo suyo, Marcial, no como aquí,
problema por cualquier macana, bueno nena, ya está, deme un beso y se
comprendés. Sí, claro que hay que hacerse a todo, cuántas veces me van
acabó. Se ve que todavía es tiernita, va a pasar un buen rato antes de que
a tocar chicos de esa edad, es una cuestión de técnica como decís vos. Sí,
aprenda a vivir en este oficio maldito, la pobre apareció esta noche con
querido, claro. Pero es que todo empezó mal por culpa de la madre, eso
una cara rara y me costó media hora hacerle olvidar esas tonterías.
no se ha borrado, sabés, desde el primer minuto hubo como un
Todavía no ha encontrado la manera de buscarle la vuelta a algunos
malentendido, y el chico tiene su orgullo y le duele, sobre todo que al
enfermos, ya le pasó con la vieja del veintidós pero yo creía que desde
principio no se daba cuenta de todo lo que iba a venir y quiso hacerse el
entonces habría aprendido un poco, y ahora este pibe le vuelve a dar
grande, mirarme como si fueras vos, como un hombre. Ahora ya ni le
dolores de cabeza. Estuvimos tomando mate en mi cuarto a eso de las dos
puedo preguntar si quiere hacer pis, lo malo es que sería capaz de
de la mañana, después fue a darle la inyección y cuando volvió estaba de
aguantarse toda la noche si yo me quedara en la pieza. Me da risa cuando
mal humor, no quería saber nada conmigo. Le queda bien esa carucha de
me acuerdo, quería decir que sí y no se animaba, entonces me fastidió
enojada, de tristona, de a poco se la fui cambiando, y al final se puso a
tanta tontería y lo obligué para que aprendiera a hacer pis sin moverse,
reír y me contó, a esa hora me gusta tanto desvestirla y sentir que tiembla
bien tendido de espaldas. Siempre cierra los ojos en esos momentos pero
un poco como si tuviera frío. Debe ser muy tarde, Marcial. Ah, entonces
es casi peor, está a punto de llorar o de insultarme, está entre las dos cosas
puedo quedarme un rato todavía, la otra inyección le toca a las cinco y
y no puede, es tan chico, Marcial, y esa buena señora que lo ha de haber
media, la galleguita no llega hasta las seis. Perdoname, Marcial, soy una
criado como un tilinguito, el nene de aquí y el nene de allí, mucho
boba, mirá que preocuparme tanto por ese mocoso, al fin y al cabo lo
sombrero y saco entallado pero en el fondo el bebé de siempre, el tesorito
tengo dominado pero de a ratos me da lástima, a esa edad son tan tontos,
de mamá. Ah, y justamente le vengo a tocar yo, el alto voltaje como decís

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vos, cuando hubiera estado tan bien con María Luisa que es idéntica a su Por suerte ya tiene de nuevo sus colores pero todavía está muy
tía y que lo hubiera limpiado por todos lados sin que se le subieran los decaído, apenas si pudo darme un beso, y a tía Esther casi no la miró y
colores a la cara. No, la verdad, no tengo suerte, Marcial. eso que le había traído las revistas y una corbata preciosa para el día en
que lo llevemos a casa. La enfermera de la mañana es un amor de mujer,
tan humilde, con ella sí da gusto hablar, dice que el nene durmió hasta las
ocho y que bebió un poco de leche, parece que ahora van a empezar a
alimentarlo, tengo que decirle al doctor Suárez que el cacao le hace mal,
o a lo mejor su padre ya se lo dijo porque estuvieron hablando un rato. Si
Estaba soñando con la clase de francés cuando encendió la luz del
quiere salir un momento, señora, vamos a ver cómo anda este hombre.
velador, lo primero que le veo es siempre el pelo, será porque se tiene que
Usted quédese, señor Morán, es que a la mamá le puede hacer impresión
agachar para las inyecciones o lo que sea, el pelo cerca de mi cara, una
tanto vendaje. Vamos a ver un poco, compañero. ¿Ahí duele? Claro, es
vez me hizo cosquillas en la boca y huele tan bien, y siempre se sonríe un
natural. Y ahí, decime si ahí te duele o solamente está sensible. Bueno,
poco cuando me está frotando con el algodón, me frotó un rato largo antes
vamos muy bien, amiguito. Y así cinco minutos, si me duele aquí, si estoy
de pincharme y yo le miraba la mano tan segura que iba apretando de a
sensible más acá, y el viejo mirándome la barriga como si me la viera por
poco la jeringa, el líquido amarillo que entraba despacio, haciéndome
primera vez. Es raro pero no me siento tranquilo hasta que se van, pobres
doler. “No, no me duele nada.” Nunca le podré decir: “No me duele nada,
viejos tan afligidos pero qué le voy a hacer, me molestan, dicen siempre
Cora.” Y no le voy a decir señorita Cora, no se lo voy a decir nunca. Le
lo que no hay que decir, sobre todo mamá, y menos mal que la enfermera
hablaré lo menos que pueda y no la pienso llamar señorita Cora aunque
chiquita parece sorda y le aguanta todo con esa cara de esperar propina
me lo pida de rodillas. No, no me duele nada. No, gracias, me siento bien,
que tiene la pobre. Mirá que venir a jorobar con lo del cacao, ni que yo
voy a seguir durmiendo. Gracias.
fuese un niño de pecho. Me dan unas ganas de dormir cinco días seguidos
sin ver a nadie, sobre todo sin ver a Cora, y despertarme justo cuando me
vengan a buscar para ir a casa. A lo mejor habrá que esperar unos días

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más, señor Morán, ya sabrá por De Luisi que la operación fue más Siempre parece que se acaba de bañar y cambiar, está tan fresca y huele
complicada de lo previsto, a veces hay pequeñas sorpresas. Claro que con a talco perfumado, a lavanda. “Este remedio es muy feo, ya sé”, me dijo,
la constitución de ese chico yo creo que no habrá problema, pero mejor y se sonreía para animarme. “No, es un poco amargo, nada más”, le dije.
dígale a su señora que no va a ser cosa de una semana como se pensó al “¿Cómo pasaste el día?”, me preguntó, sacudiendo el termómetro. Le dije
principio. Ah, claro, bueno, de eso usted hablará con el administrador, que bien, que durmiendo, que el doctor Suárez me había encontrado
son cosas internas. Ahora vos fijate si no es mala suerte, Marcial, anoche mejor, que no me dolía mucho. “Bueno, entonces podés trabajar un
te lo anuncié, esto va a durar mucho más de lo que pensábamos. Sí, ya sé poco”, me dijo dándome el termómetro. Yo no supe qué contestarle y ella
que no importa pero podrías ser un poco más comprensivo, sabés muy se fue a cerrar las persianas y arregló los frascos en la mesita mientras yo
bien que no me hace feliz atender a ese chico, y a él todavía menos, me tomaba la temperatura. Hasta tuve tiempo de echarle un vistazo al
pobrecito. No me mirés así, por qué no le voy a tener lástima. No me termómetro antes de que viniera a buscarlo. “Pero tengo muchísima
mirés así. fiebre”, me dijo como asustado. Era fatal, siempre seré la misma estúpida,
por evitarle el mal momento le doy el termómetro y naturalmente el muy
chiquilín no pierde tiempo en enterarse de que está volando de fiebre.
Nadie me prohibió que leyera pero se me caen las revistas de la “Siempre es así los primeros cuatro días, y además nadie te mandó que
mano, y eso que tengo dos episodios por terminar y todo lo que me trajo miraras”, le dije, más furiosa contra mí que contra él. Le pregunté si había
tía Esther. Me arde la cara, debo de tener fiebre o es que hace mucho calor movido el vientre y me dijo que no. Le sudaba la cara, se la sequé y le
en esta pieza, le voy a pedir a Cora que entorne un poco la ventana o que puse un poco de agua colonia; había cerrado los ojos antes de contestarme
me saque una frazada. Quisiera dormir, es lo que más me gustaría, que y no los abrió mientras yo lo peinaba un poco para que no le molestara el
ella estuviese allí sentada leyendo una revista y yo durmiendo sin verla, pelo en la frente. Treinta y nueve nueve era mucha fiebre, realmente.
sin saber que está allí, pero ahora no se va a quedar más de noche, ya pasó “Tratá de dormir un rato”, le dije, calculando a qué hora podría avisarle
lo peor y me dejarán solo. De tres a cuatro creo que dormí un rato, a las al doctor Suárez. Sin abrir los ojos hizo un gesto como de fastidio, y
cinco justas vino con un remedio nuevo, unas gotas muy amargas. articulando cada palabra me dijo: “Usted es mala conmigo, Cora.” No

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atiné a contestarle nada, me quedé a su lado hasta que abrió los ojos y me los ojos para no mirarla sabiendo que todavía estaba allí, y hubiera dado
miró con toda su fiebre y toda su tristeza. Casi sin darme cuenta estiré la cualquier cosa para que se agachara y volviera a secarme la frente como
mano y quise hacerle una caricia en la frente, pero me rechazó de un si yo no le hubiera dicho eso, pero ya era imposible, se iba a ir sin hacer
manotón y algo debió tironearle en la herida porque se crispó de dolor. nada, sin decirme nada, y yo abriría los ojos y encontraría la noche, el
Antes de que pudiera reaccionar me dijo en voz muy baja: “Usted no sería velador, la pieza vacía, un poco de perfume todavía, y me repetiría diez
así conmigo si me hubiera conocido en otra parte.” Estuve al borde de veces, cien veces, que había hecho bien en decirle lo que le había dicho,
soltar una carcajada, pero era tan ridículo que me dijera eso mientras se para que aprendiera, para que no me tratara como a un chico, para que me
le llenaban los ojos de lágrimas que me pasó lo de siempre, me dio rabia dejara en paz, para que no se fuera.
y casi miedo, me sentí de golpe como desamparada delante de ese
chiquilín pretencioso. Conseguí dominarme (eso se lo debo a Marcial, me
ha enseñado a controlarme y cada vez lo hago mejor), y me enderecé
como si no hubiera sucedido nada, puse la toalla en la percha y tapé el
frasco de agua colonia. En fin, ahora sabíamos a qué atenernos, en el
Empiezan siempre a la misma hora, entre seis y siete de la mañana,
fondo era mucho mejor así. Enfermera, enfermo, y pare de contar. Que el
debe ser una pareja que anida en las cornisas del patio, un palomo que
agua colonia se la pusiera la madre, yo tenía otras cosas que hacerle y se
arrulla y la paloma que le contesta, al rato se cansan, se lo dije a la
las haría sin más contemplaciones. No sé por qué me quedé más de lo
enfermera chiquita que viene a lavarme y a darme el desayuno, se encogió
necesario. Marcial me dijo cuando se lo conté que había querido darle la
de hombros y dijo que ya otros enfermos se habían quejado de las palomas
oportunidad de disculparse, de pedir perdón. No sé, a lo mejor fue eso o
pero que el director no quería que las echaran. Ya ni sé cuánto hace que
algo distinto, a lo mejor me quedé para que siguiera insultándome, para
las oigo, las primeras mañanas estaba demasiado dormido o dolorido para
ver hasta dónde era capaz de llegar. Pero seguía con los ojos cerrados y
fijarme, pero desde hace tres días escucho a las palomas y me entristecen,
el sudor le empapaba la frente y las mejillas, era como si me hubiera
quisiera estar en casa oyendo ladrar a Milord, oyendo a tía Esther que a
metido en agua hirviendo, veía manchas violeta y rojas cuando apretaba

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esta hora se levanta para ir a misa. Maldita fiebre que no quiere bajar, me enfermera chiquita y es una lástima porque con ella estoy tan bien. Si me
van a tener aquí hasta quién sabe cuándo, se lo voy a preguntar al doctor pudiera dormir de un tirón hasta la medianoche sería mucho mejor. Pablo,
Suárez esta misma mañana, al fin y al cabo podría estar lo más bien en soy yo, la señorita Cora. Tu enfermera de la noche que te hace doler con
casa. Mire, señor Morán, quiero ser franco con usted, el cuadro no es nada las inyecciones. Ya sé que no te duele, tonto, es una broma. Seguí
sencillo. No, señorita Cora, prefiero que usted siga atendiendo a ese durmiendo si querés, ya está. Me dijo: “Gracias” sin abrir los ojos, pero
enfermo, y le voy a decir por qué. Pero entonces. Marcial… Vení, te voy hubiera podido abrirlos, sé que con la galleguita estuvo charlando a
a hacer un café bien fuerte, mirá que sos potrilla todavía, parece mentira. mediodía aunque le han prohibido que hable mucho. Antes de salir me di
Escuchá, vieja, he estado hablando con el doctor Suárez, y parece que el vuelta de golpe y me estaba mirando, sentí que todo el tiempo me había
pibe… estado mirando de espaldas. Volví y me senté al lado de la cama, le tomé
el pulso, le arreglé las sábanas que arrugaba con sus manos de fiebre. Me
miraba el pelo, después bajaba la vista y evitaba mis ojos. Fui a buscar lo
Por suerte después se callan, a lo mejor se van volando por ahí, necesario para prepararlo y me dejó hacer sin una palabra, con los ojos
por toda la ciudad, tienen suerte las palomas. Qué mañana interminable, fijos en la ventana, ignorándome. Vendrían a buscarlo a las cinco y media
me alegré cuando se fueron los viejos, ahora les da por venir más seguido en punto, todavía le quedaba un rato para dormir, los padres esperaban en
desde que tengo tanta fiebre. Bueno, si me tengo que quedar cuatro o la planta baja porque le hubiera hecho impresión verlos a esa hora. El
cinco días más aquí, qué importa. En casa sería mejor, claro, pero lo doctor Suárez iba a venir un rato antes para explicarle que tenían que
mismo tendría fiebre y me sentiría tan mal de a ratos. Pensar que no puedo completar la operación, cualquier cosa que no lo inquietara demasiado.
ni mirar una revista, es una debilidad como si no me quedara sangre. Pero Pero en cambio mandaron a Marcial, me tomó de sorpresa verlo entrar así
todo es por la fiebre, me lo dijo anoche el doctor De Luisi y el doctor pero me hizo una seña para que no me moviera y se quedó a los pies de
Suárez me lo repitió esta mañana, ellos saben. Duermo mucho pero lo la cama leyendo la hoja de temperatura hasta que Pablo se acostumbrara
mismo es como si no pasara el tiempo, siempre es antes de las tres como a su presencia. Le empezó a hablar un poco en broma, armó la
si a mí me importaran las tres o las cinco. Al contrario, a las tres se va la conversación como él sabe hacerlo, el frío en la calle, lo bien que se estaba

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en ese cuarto, él lo miraba sin decir nada, como esperando, mientras yo acostumbra nunca del todo a estas cosas. Mirá, aproveché para pedirle a
me sentía tan rara, hubiera querido que Marcial se fuera y me dejara sola Suárez que te relevaran como vos querías, le dije que estás muy cansada
con él, yo hubiera podido decírselo mejor que nadie, aunque quizá no, con un caso tan grave; a lo mejor te pasan al segundo piso si vos también
probablemente no. Pero si ya lo sé, doctor, me van a operar de nuevo, le hablás. Está bien, hacé como quieras, tanto quejarte la otra noche y
usted es el que me dio la anestesia la otra vez, y bueno, mejor eso que ahora te sale la samaritana. No te enojés conmigo, lo hice por vos. Sí,
seguir en esta cama y con esta fiebre. Yo sabía que al final tendrían que claro que lo hizo por mí pero perdió el tiempo, me voy a quedar con él
hacer algo, por qué me duele tanto desde ayer, un dolor diferente, desde esta noche y todas las noches. Empezó a despertarse a las ocho y medía,
más adentro. Y usted, ahí sentada, no ponga esa cara, no se sonría como los padres se fueron en seguida porque era mejor que no los viera con la
si me viniera a invitar al cine. Váyase con él y béselo en el pasillo, tan cara que tenían los pobres, y cuando llegó el doctor Suárez me preguntó
dormido no estaba la otra tarde cuando usted se enojó con él porque la en voz baja si quería que me relevara María Luisa, pero le hice una seña
había besado aquí. Váyanse los dos, déjenme dormir, durmiendo no me de que me quedaba y se fue. María Luisa me acompañó un rato porque
duele tanto. tuvimos que sujetarlo y calmarlo, después se tranquilizó de golpe y casi
no tuvo vómitos; está tan débil que se volvió a dormir sin quejarse mucho
hasta las diez. Son las palomas, vas a ver, mamá, ya están arrullando como
todas las mañanas, no sé por qué no las echan, que se vuelen a otro árbol.
Dame la mano, mamá, tengo tanto frío. Ah, entonces estuve soñando, me
parecía que ya era de mañana y que estaban las palomas. Perdóneme, la
Y bueno, pibe, ahora vamos a liquidar este asunto de una vez por
confundí con mamá. Otra vez desviaba la mirada, se volvía a su encono,
todas, hasta cuándo nos vas a estar ocupando una cama, che. Contá
otra vez me echaba a mí toda la culpa. Lo atendí como si no me diera
despacito, uno, dos, tres. Así va bien, vos seguí contando y dentro de una
cuenta de que seguía enojado, me senté junto a él y le mojé los labios con
semana estás comiendo un bife jugoso en casa. Un cuarto de hora a gatas,
hielo. Cuando me miró, después que le puse agua colonia en las manos y
nena, y vuelta a coser. Había que verle la cara a De Luisi, uno no se
la frente, me acerqué más y le sonreí. “Llamame Cora”, le dije. “Yo sé

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que no nos entendimos al principio, pero vamos a ser tan buenos amigos,
Pablo.” Me miraba callado. “Decime: Sí, Cora.” Me miraba, siempre.
“Señorita Cora”, dijo después, y cerró los ojos. “No, Pablo, no”, le pedí,
besándolo en la mejilla, muy cerca de la boca. “Yo voy a ser Cora para
vos, solamente para vos.” Tuve que echarme atrás, pero lo mismo me
salpicó la cara. Lo sequé, le sostuve la cabeza para que se enjuagara la
boca, lo volví a besar hablándole al oído. “Discúlpeme”, dijo con un hilo
de voz, “no lo pude contener”. Le dije que no fuera tonto, que para eso
estaba yo cuidándolo, que vomitara todo lo que quisiera para aliviarse.
“Me gustaría que viniera mamá”, me dijo, mirando a otro lado con los
ojos vacíos. Todavía le acaricié un poco el pelo, le arreglé las frazadas
esperando que me dijera algo, pero estaba muy lejos y sentí que lo hacía
sufrir todavía más si me quedaba. En la puerta me volví y esperé; tenía
los ojos muy abiertos, fijos en el cielo raso. “Pablito”, le dije. “Por favor,
Pablito. Por favor, querido.” Volví hasta la cama, me agaché para besarlo;
olía a frío, detrás del agua colonia estaba el vómito, la anestesia. Si me
quedo un segundo más me pongo a llorar delante de él, por él. Lo besé
otra vez y salí corriendo, bajé a buscar a la madre y a María Luisa; no
quería volver mientras la madre estuviera allí, por lo menos esa noche no
quería volver y después sabía demasiado bien que no tendría ninguna
necesidad de volver a ese cuarto, que Marcial y María Luisa se ocuparían
de todo hasta que el cuarto quedara otra vez libre.

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LA ARGUMENTACIÓN

110
La argumentación es una estructura presente en diferentes La secuencia así descripta presenta una estructura jerárquica en la que la
ámbitos de la oralidad y la escritura, que busca dar cuenta de la postura hipótesis sostenida –que expresa la postura que el enunciador defiende a
que se adopta con respecto a un problema controvertido. Su objetivo es lo largo de su discurso-es el eje en torno al cual se despliegan los
convencer al interlocutor de que la perspectiva propia es la más adecuada, argumentos, cada uno de los cuales mantiene una relación lógica (del
y para lograrlo se despliega una serie de argumentos o razones que tipo de las relaciones de causa-consecuencia) y de dependencia con ella.
funcionan como los pilares. La profesora de letras de La UBA, Analía Según la extensión del discurso, los argumentos variarán en cuanto a su
Reale, enumera una serie de instituciones que se estructuran sobre el cantidad. Para ejemplificar, tomemos el siguiente fragmento de un
discurso argumentativo: la prensa, los parlamentos, el Estado, los medios diálogo cotidiano: (Ana) - Hoy no es un día para ir a la playa. Hace frío,
audiovisuales, los jurados, las religiones, la academia. Entre los ejemplos hay viento, en cualquier momento se larga a llover... En este caso, la
más conocidos de este tipo de textos podemos encontrar: el editorial, el primera oración (“Hoy no es un día para ir a la playa”) es la hipótesis
artículo periodístico de opinión, el ensayo, el artículo científico, la sostenida por Ana, quien busca fundamentar su postura a través de una
monografía, la tesis, la reseña crítica, entre otros. Tres son los elementos serie de razones que enumera a continuación y que se constituyen en los
centrales al momento de configurar un discurso argumentativo: argumentos que convoca para demostrar su hipótesis (“Hace frío, hay
viento, en cualquier momento se larga a llover...”).
1) La tesis/hipotesis: es la idea central que defiende quien argumenta.
Como se dijo previamente, la hipótesis puede estar o no
Puede presentarse de forma explícita o implícita.
explicitada en el texto. Muchas veces es el lector quien debe formularla
2) El cuerpo argumentativo: es el desarrollo de ideas que sostienen la a partir de un trabajo de deducción, ya que en el texto se encuentra en
tesis. Exige un proceso reflexivo por parte del destinatario quien reafirma forma implícita. Para ello se orientará a partir de lo que el autor dice en
o refuta –total o parcialmente– esa tesis central. distintas partes del texto o a partir de lo que no dice, pero sugiere.

3) La conclusión: es la reafirmación de la tesis central del texto, una vez Cuando la hipótesis sostenida está formulada en forma explícita en el
recorridos los argumentos. texto, puede estar al comienzo –antes del despliegue de los argumentos-
o al final, después de estos. En este último caso, el texto presenta un

111
despliegue progresivo en el que se van encadenando argumentos que
conducen a la hipótesis, que en estos casos coincide con la conclusión.
Por último, hay que tener en cuenta que la hipótesis sostenida por
2. Reseña crítica
un texto puede ser simple, cuando realiza una sola aserción sobre un
aspecto, o compleja cuando realiza más de una aserción sobre un aspecto La reseña crítica es un texto generalmente breve y de opinión que

o sobre varios. examina una obra científica o artística (obra literaria, cuento, película,
pintura, ensayo, etc.). Al acceder a una reseña, el lector amplía sus
conocimientos sobre el objeto en cuestión. Este género discursivo forma
LOS GÉNEROS ARGUMENTATIVOS
parte de la esfera académica y también de la periodística.
1. Nota de opinión

Ubicada dentro de la esfera del discurso periodístico, una nota de opinión


es un texto argumentativo que presenta el punto de vista personal, es
3. Artículo científico
decir, la posición subjetiva de un autor sobre algún tema problemático.
Al ser la nota de opinión un texto predominantemente argumentativo, es El artículo científico, también conocido como paper, es un trabajo breve
frecuente encontrar la primera persona gramatical ya que el autor de investigación destinado a la publicación en revistas académicas y que
defiende su interpretación para lograr la adhesión del lector. Para hace referencia a una indagación teórico-empírica. El texto, claro y
establecer la hipótesis, el desarrollo y la conclusión se apelarán a distintos preciso, debe hacer un uso estricto de citas y referencias a otros/as
recursos típicos de la argumentación como comparaciones, ejemplos, autores/as que se utilicen de acuerdo con los criterios de publicación de
citas de autoridad, generalizaciones, interrogaciones retóricas y otros. A cada revista, congreso o jornada académica. En general, un artículo
diferencia de la nota editorial, que es un texto argumentativo que expresa científico es una síntesis de un trabajo de investigación teórico-empírico
el punto de vista institucional del medio de comunicación, la nota de más importante, como una tesis de licenciatura o de posgrado.
opinión lleva firma.

112
4. Monografía en prosa, que suele proporcionar información, interpretación o
explicación acerca de un asunto tópico, sin incluir procedimientos
La monografía es un texto de tipo explicativo-argumentativo cuyo
novelescos o dramáticos (…)”. Su extensión, como en el caso del cuento,
objetivo es ofrecer nuestras perspectivas sobre problemas específicos. Es
generalmente es limitada; pero a veces no es la dimensión sino la actitud
un trabajo teórico que plantea un “estado del arte” o “estado de la
la que define la naturaleza del ensayo.
cuestión” (antecedentes directos o indirectos sobre el tema trabajado).
Entonces, se debe formular un corpus de análisis a partir de una
hipótesis. Existen diferentes tipos de monografías:

• De compilación: se elige un tema, se analiza y redacta una


presentación crítica de la bibliografía al respecto.
• De investigación: se aborda un tema nuevo o poco explorado, y
se realiza una investigación original; para ello hay que aportar
algo novedoso al campo disciplinar.
• De análisis de experiencias: se analizan experiencias y se sacan
conclusiones.

5. Ensayo

El ensayo es un texto predominantemente argumentativo orientado a


persuadir desde una perspectiva a un destinatario sobre un tema. El
ensayo, según Jaime Rest, es una composición que “…preferentemente

113
LAS ESTRATEGIAS ARGUMENTATIVAS Ejemplo: El Secretario de Seguridad de la Provincia de
Córdoba, Dr. José María Lozano, afirmó respecto de la
¿Qué entendemos por estrategias o recursos de la demostración o
problemática del menor, lo siguiente: "La violencia juvenil tiene
argumentación? Son aquellos recursos que se utilizan para argumentar, es
raíces estructurales en la sociedad, por ello requiere urgentes
decir, las justificaciones que se emplean para corroborar lo planteado en
decisiones políticas que modifiquen las condiciones sociales
la tesis.
y económicas".
Esas estrategias pueden ser:

• Ejemplificación: consiste en probar una idea o reforzar un


• Analogía: establece una comparación o paralelo entre dos
concepto mediante casos concretos que se ajustan a una norma,
situaciones semejantes. Ejemplo: “En la telenovela Betty, la fea,
ley o principio. El ejemplo sirve para ilustrar una afirmación o
la historia de la protagonista concluye con una metamorfosis tal
explicación con el propósito de facilitar su comprensión.
como sucede con la oruga que se convierte en mariposa”.
• Refutación: se cuestiona y se trata de invalidar otras opiniones
Si afirmamos que los institutos de menores, a veces, contribuyen
mediante argumentos opuestos. Ejemplo: “Es cierto que las
a acentuar la violencia juvenil, podemos recurrir a un ejemplo: "El
nuevas tecnologías facilitan a escalas impredecibles el acceso a la
menor que asesinó a la familia García, de Capital Federal, el mes
información, sin embargo, si se sabe leer, interpretar, resumir,
pasado, estuvo en cuatro institutos de menores diferentes los
encontrar ideas clave, lo demás viene por añadidura. Internet es
últimos doce años".
solo el medio”.
• Cita de autoridad: consiste en mencionar la opinión de una
• Planteo de causa-consecuencia: se plantean las causas y las
persona o institución reconocida en determinada área del
consecuencias de lo que se analiza.
conocimiento para respaldar la idea u opinión del autor del texto.
• Pregunta retórica: Es aquella que el autor de un texto formula, no
para que sea respondida, sino para hacer reflexionar al lector.

114
Ejemplo: ¿Estamos construyendo democracia o una sociedad más sentirse parte de sus grupos de pertenencia, de sus tribus. Vestirse es un
violenta? derecho básico, no puede haber un único talle o limitados.
Las dificultades para conseguir ropa y la eventual disconformidad con sus
cuerpos pueden ser factores disparadores de un vínculo insano con la
Nota de opinión
comida o de un trastorno de la conducta alimentaria.
Por Erica Mariela Bianquet*
El riesgo es que incorporen como creencia que el peso correcto es el que
El impacto social de la nueva ley de talles repercute en la salud integral
le marca el talle del pantalón de moda. No es casual que en la adolescencia
de los ciudadanos, es inclusiva, integral y respeta la diversidad corporal.
se disparen los trastornos de la conducta alimentaria y la industria de la
Se trata de un avance en línea con el derecho a la salud y los derechos
moda hasta ahora no estaba ayudando.
humanos.
Los nutricionistas abogamos por la salud en su totalidad no solo enfocado
En los espacios de consultas recibimos a adolescentes que intentan
en el peso y en combatir la malnutrición. Consideramos necesario poner
adecuarse a los talles que impone la moda de su grupo de pertenencia. En
en el centro al paciente de manera integral, contemplar su individualidad,
muchos casos sus cuerpos no son los aceptados socialmente y se sienten
sus antecedentes familiares, sus rutinas de laboratorio, su contexto social
excluidos, vulnerados en su integridad.
y respetar su diversidad entre otros tantos criterios que se evalúan en una
Los talles generalmente no representan las medidas reales. Por ejemplo,
consulta con nutricionistas matriculados.
un 46 puede equivaler a un 42, lo que suma desconcierto y frustración
Así, puntualmente la ley 27.521 de “Sistema Único Normalizado de
especialmente en los jóvenes que sienten que hay algo malo con su
Identificación de Talles de Indumentaria” resulta para nuestro colectivo
cuerpo, que está fuera de la norma.
profesional un gran paso en materia de derechos y ahora que está
“Vengo a verla porque no entro en la ropa que me gusta, no me quiero
reglamentada, debemos hacerla cumplir como corresponde.
comprar pantalones de gente grande. Mi peso está mal”, suele escucharse
(*) Licenciada en Nutrición (MP1282) Colegio de Nutricionistas de la Provincia de Buenos Aires

en las consultas. Que no encuentren talles para sus medidas influye


negativamente en su autopercepción pues a esa edad es importante

115
La epidemia de tabaquismo mata a más de 8 millones de personas al año
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha calificado de “amenaza en todo el mundo, fallecimientos totalmente evitables que involucran a
para el desarrollo humano” al consumo de tabaco. Hace casi 60 años que fumadores activos y pasivos. Sin el negocio millonario por la venta de los
los científicos vienen aportando evidencias sobre las múltiples productos del tabaco, esa epidemia no existiría ni sería una de las
enfermedades que causa, entre otras, cánceres en diferentes órganos, principales amenazas a la salud pública global.
patologías cardíacas y de los vasos sanguíneos, derrames cerebrales,
afecciones en los pulmones y en las vías respiratorias, bronquitis crónica Una nueva investigación del departamento de informática biomédica de
y enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC). la Universidad Nacional de Pusan, en Corea del Sur, mostró que fumar es
un factor de riesgo de la devastadora enfermedad del sistema nervioso:
Dejar el tabaco tiene beneficiosos casi instantáneos para la salud. En solo Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA). En su nueva investigación, un
20 minutos, el corazón late más despacio. Al cabo de 12 horas, el equipo analizó los datos de 32 estudios diferentes en busca de posibles
monóxido de carbono en la sangre baja a niveles normales. Transcurridas vínculos entre fumar y la ELA. Los resultados mostraron que las personas
entre 2 y 12 semanas, la circulación mejora y los pulmones funcionan que habían fumado tenían un 12 por ciento más de probabilidades de
mejor. Pasados de 1 a 9 meses, la tos y la falta de aire disminuyen. En un desarrollarla en comparación con las que no lo habían hecho, y los riesgos
año, el riesgo de sufrir una enfermedad cardíaca se reduce a la mitad que aumentaban aún más si la persona era fumadora actual. Conclusiones en
en el caso de un fumador. Además, entre 5 y 15 años después, el riesgo el mismo sentido fueron publicadas en la revista Archives of Neurology.
de tener un derrame cerebral es el mismo que el de un no fumador. En 10
años, el de padecer cáncer de pulmón se reduce a la mitad que el de un Por otro lado, según la OMS hay más de 100 razones para rechazar el
fumador. En 15 años, el de tener una enfermedad cardíaca es el mismo tabaco. Cuatro de ellas detallan que las sustancias tóxicas del tabaco
que el de un no fumador. debilitan el sistema inmunitario y aumentan el riesgo de infecciones,

116
tumores, enfermedades autoinmunes y sida. El nuevo estudio, publicado The Washington Post
en la revista Nature, alerta también respecto de que los glóbulos blancos
Hablemos sobre los potenciales peligros de la marihuana en jóvenes
de los exfumadores se mantienen alterados durante años.

Los autores del estudio, del Instituto Pasteur de París, se concentraron en Por Leana S. Wen
la producción de citoquinas, unas proteínas que se liberan en las células
El indulto del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, a las personas
cuando detectan un patógeno y ayudan a coordinar la respuesta
condenadas de un delito federal por posesión simple de marihuana es un
inmunitaria, y observaron que el tabaquismo afecta las defensas con las
paso necesario desde hace mucho tiempo para rectificar las políticas que
que se nace, inespecíficas, provocando mayores respuestas inflamatorias.
han afectado de manera desproporcionada a las comunidades de color.
Sin embargo, el impulso por la despenalización no debe malinterpretarse
Aunque es cierto que el negocio del tabaco es legal, también lo es que
como una señal de que la marihuana es segura para todos o de que su uso
enferma y mata no solo a los consumidores directos, sino a todo aquel
recreativo —en especial entre la juventud— debe normalizarse.
que se expone al humo de los demás. De allí que insistir con las
regulaciones y limitaciones a su publicidad y marketing, por ejemplo,
Al parecer, la narrativa dominante sobre la marihuana es que es
sean tan importantes. Sin ánimo de juzgar la vida privada de nadie, es
inofensiva. De hecho, 19 estados así como Washington D. C. han
bueno reflexionar y generar conciencia, especialmente entre los más
legalizado el uso recreativo de la marihuana, y la población juvenil es
jóvenes, sobre algo que está probado y avalado por numerosas
cada vez más despreocupada con su consumo. Un estudio muestra que
investigaciones: el cigarrillo mata.
casi la mitad de los estudiantes universitarios dijo consumir marihuana y
8% reportó que la consumía a diario o casi todos los días. Uno de cada
cinco estudiantes de bachillerato consumió marihuana en los 30 días
previos.

117
diagnósticos de afecciones mentales son más propensas a buscar
Pero existen peligros reales asociados con la sustancia, como muestra un marihuana. Pero según lo que me dijo Nora Volkow, psiquiatra y
informe de 2020 del Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas (NIDA, directora del NIDA: “Basándonos en los datos que ya tenemos, podemos
por su sigla en inglés). Numerosas investigaciones demuestran cómo la afirmar sin ninguna duda que la marihuana no es una droga benigna,
exposición a la marihuana durante la infancia afecta la capacidad especialmente para niños y adolescentes”.
cognitiva posterior, incluida la memoria, la atención, la motivación y el Además, existe evidencia de que la marihuana —aunque a menudo se
aprendizaje. Los estudios han vinculado el consumo regular de cannabis promociona de manera engañosa como un “tratamiento” para la adicción
en adolescentes con un coeficiente intelectual más bajo en la adultez y a los opioides— podría incrementar la posibilidad de usar opioides y otras
una mayor propensión a abandonar el bachillerato. Esta asociación drogas al alterar el sistema de recompensa cerebral.
persiste en estudiantes en edad universitaria. Un extenso estudio siguió a Además, las personas pueden desarrollar dependencia y adicción a la
estudiantes universitarios y encontró que la frecuencia del consumo de propia marihuana. Hasta 30% de las personas que consumen marihuana
marihuana se correlacionó con ausencias a clases, promedios de tienen trastorno por consumo de marihuana. Aquellos que comienzan a
calificaciones más bajos y mayor cantidad de tiempo para graduarse. consumir marihuana antes de los 18 años tienen entre cuatro y siete veces
más probabilidades de desarrollar trastorno por consumo de marihuana
que quienes comienzan siendo adultos. Desafortunadamente, aunque casi
Algunos estudios también han relacionado el consumo frecuente de seis millones de estadounidenses tienen esta afección, solo alrededor de
cannabis en los jóvenes con mayores tasas de esquizofrenia, depresión y 7% han recibido un tratamiento específico.
ansiedad. Un artículo de The Lancet informó que fumar marihuana de alta Volkow compara la narrativa favorable construida alrededor de la
potencia todos los días aumentaba casi cinco veces la posibilidad de marihuana con la generada con el tabaco. “Al principio, la gente decía
desarrollar psicosis. que el tabaco no hacía daño”, afirmó. “Los datos fueron manipulados por
Se requiere más investigaciones para determinar si la causalidad podría quienes buscaban promocionarlo. Hoy, la gente afirma que la marihuana
ser en sentido contrario: quizás las personas predispuestas a los es segura y no genera adicción, pero los datos muestran otra cosa”.

118
La falta de tratamiento fue una de las principales preocupaciones porque hay evidencia de que el cannabis puede ayudar a ciertos pacientes
expresadas por Volkow. “Si se está pensando en la legalización, hay que con dolor intratable, como aquellos con cáncer.
asegurarse de tener la estructura de salud pública para brindar tratamiento
a las personas que tengan patrones nocivos de consumo de marihuana”, Escucha el pódcast El Washington Post para conocer las últimas noticias
afirmó. “Debemos proporcionar un sistema de atención para el trastorno en español
por consumo de marihuana, el cual Estados Unidos no tiene”. Volkow
citó a Portugal como ejemplo de un país que despenalizó la marihuana Tal vez el balance correcto sea considerar a la marihuana recreativa del
pero también aumentó el acceso al tratamiento. mismo modo que el tabaco. El tabaco es legal y la gente no va a la cárcel
Volkow es partidaria de estándares regulatorios específicos, incluida una por fumar cigarrillos, pero el contenido de nicotina está regulado, y la
dosis unitaria estándar para medir las concentraciones de ingredientes venta de tabaco a los jóvenes está prohibida. Además, existe tratamiento
activos. Esto tiene sentido; tenemos medidas estandarizadas para el para aquellos que quieren dejar de fumar.
alcohol y el contenido de nicotina en los cigarrillos. Dosis unitarias
similares para la marihuana ayudaría a los consumidores a comprender Críticamente, así como hay esfuerzos concertados para educar sobre los
mejor cuánto están consumiendo. La estandarización también le peligros de fumar, deben existir iniciativas nacionales para advertir contra
facilitaría a los investigadores la evaluación del daño a corto y largo plazo el uso recreativo del cannabis. De lo contrario, se seguirá perpetuando el
de la droga. mito de que la marihuana es totalmente segura, y la generación actual de
Ninguna de las advertencias de Volkow contradice el anuncio de Biden, jóvenes pagará el precio.
el cual representa un cambio en la política de justicia penal para
despenalizar la posesión de marihuana. Creo que se deben tomar más
medidas para corregir políticas antidrogas anteriores, como por ejemplo
eliminar los antecedentes penales de las personas procesadas por posesión
simple. También debemos distinguir el uso recreativo del uso medicinal,

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--

Recursos

120
121
122
Texto Estr Género al que Elementos
Nro. uctura pertenece. (Pueden que le permitieron
Tipologías textuales (actividad de repaso) textual incluir géneros que no identificar la
predominant hayamos trabajado en estructura y el
e clase pero que ustedes género.
conozcan)
1) Lean los fragmentos textuales e identifiquen:

a) ¿Cuál es la estructura dominante que presentan?


b) ¿A qué género pertenecen?
c) ¿Cuáles fueron los elementos que les permitieron
reconocerlos?
Vuelquen la información solicitada en un cuadro comparativo
similar al que aparece a continuación:

Texto 1-

El primer sueño profético de Don Bosco

“En el sueño me pareció estar junto a mi casa, en un paraje bastante


espacioso, donde había reunida una muchedumbre de chiquillos en
pleno juego. Unos reían, otros jugaban, muchos blasfemaban. Al oír
aquellas blasfemias, me metí, en medio de ellos para hacerlos callar a

123
puñetazos e insultos. En aquel momento apareció un hombre muy
respetable, de varonil aspecto, notablemente vestido. Un blanco Estudiantes y docentes de ocho provincias y la ciudad de
manto le cubría de arriba abajo; pero su rostro era luminoso, tanto que Buenos Aires retornaron este lunes 31 de julio a las aulas tras
no se podía fijar en él la mirada. Me llamó por mi nombre y me mandó las vacaciones de invierno, con lo cual todos los distritos del país
ponerme al frente de aquellos muchachos, añadiendo estas palabras: están de vuelta de clases luego del receso. Sin embargo, en CABA y
‘No con golpes, sino la mansedumbre y la caridad deberás ganarte a Jujuy el inicio de la segunda etapa del ciclo lectivo arranca con un
éstos tus amigos. Ponte, pues, ahora mismo a enseñarles la fealdad del conflicto gremial por un reclamo de mejoras salariales.
pecado y la hermosura de la virtud. En aquel momento vi junto a él
una Señora de aspecto majestuoso, vestida con un manto que En este marco, en el norte del país, son las las provincias de
resplandecía por todas partes, como si cada uno de sus puntos fuera Jujuy, Chaco y Santiago del Estero las que reanudan las
una estrella refulgente. La cual, viéndome cada vez más clases. Puntualmente, en la provincia jujeña también inician las clases
desconcertado en mis preguntas y respuestas, me indicó que me en el marco del conflicto docente. La Asociación de Educadores
acercase a ella, y tomándome bondadosamente de la mano: ‘Mira', me Provinciales (Adep) levantó el paro que venían cumpliendo por
dijo. Al mirar me di cuenta de que aquellos muchachos habían tiempo indeterminado en reclamo de aumentos salariales, por lo que
escapado, y vi en su lugar una multitud de cabritos, perros, gatos, osos la docencia de nivel inicial y primario retornará a las aulas este lunes
y varios otros animales. ‘He aquí tu campo, he aquí en donde debes después de casi dos meses de huelga. La medida fue resuelta en el
trabajar. Hazte humilde, fuerte y robusto, y lo que veas que ocurre en marco del Congreso Provincial que se realizó este domingo en el
estos momentos con estos animales, lo deberás tú hacer con mis hijos. Salón del Maestro, mientras tanto esperan que esta semana se
En aquel momento, siempre en sueños, me eché a llorar. Pedí que se reanuden las negociaciones paritarias anunciadas desde el Gobierno
me hablase de modo que pudiera comprender, pues no alcanzaba a provincial después de un cuarto intermedio.
entender qué quería representar todo aquello. Entonces ella me puso
la mano sobre la cabeza y me dijo: ‘A su debido tiempo todo lo
comprenderás. Dicho esto, un ruido me despertó y desapareció la
visión”

Texto 3 -
Barbie, protagonizada por Margot Robbie y dirigida por
Greta Gerwig llega en un momento histórico en la industria: los
actores y guionistas se encuentran en huelga. Y este film es,
Texto 2- justamente, una premisa de eso: una sublime creación del trabajo
justo, intelectual, crudo y sin necesidad del uso de la inteligencia

124
artificial. Pero, para comprender por qué este film, al cual fui a ver
casi sin ninguna esperanza, me llamó tanto la atención, me divirtió y
me emocionó, hay que empezar por el principio.

En esta ocasión, Greta Gerwig ha creado una historia por


demás original. La cinta sigue, por supuesto, a la Barbie de Margot
Robbie, quien se ve obligada a salir de barbieland luego de descubrir
que tiene pies planos y comenzó a tener pensamientos sobre la
muerte. La perfección dejó de ser una rutina en su vida y, por eso,
debe solucionar este problema, pero yendo al mundo real.

Al hacerlo, no solo tiene que pasar por distintos caminos


junto a Ken (Ryan Gosling), sino que además se encuentra con un
mundo diferente al que ella creía. Lo que plantea Gerwig en su
guion es la perfección de Barbie, la independencia y el
empoderamiento de, incluso, un mundo ficticio liderado por
mujeres. Pero, cuando el personaje de Robbie acude al mundo real,
descubre que nada es lo que ella tenía en mente.

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