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LEY PANAMEÑA SOBRE

SOCIEDADES DE RESPONSABILIDAD LIMITADA


COMENTADA POR ARTÍCULO

Reimpresión
Agosto 2017

Por: Juan Pablo Fábrega Polleri


Socio Senior
FABREGA MOLINO
Abogados

BMW Plaza, Calle 50, piso 9 | República de Panamá | www.fmm.com.pa


T.: +507 301 66 00 | fmm@fmm.com.pa
DEDICATORIA

A la fecunda memoria de los colegas


Dídimo Ríos y Rogelio De la Guardia.
Ley Panameña sobre Sociedades de Responsabilidad Limitada
Comentada por Artículo

ÍNDICE
Prólogo por Dr. Guillermo A. Cochez……………………………..
Introducción……………………………………………………………

Capítulo I
Disposiciones Generales

Artículo 1. Nombre o Razón Social ............................................................

Artículo 2. Reserva de Nombre o Razón Social.........................................

Artículo 3. Objeto Social.............................................................................

Capítulo II
Constitución de la Sociedad

Artículo 4. Incorporadores de la Sociedad y Socios ..................................

Artículo 5. Documento de Constitución de la Sociedad y Contenido .........

Artículo 6. Efecto de la Inscripción de la Sociedad en el Registro


Público ......................................................................................

Artículo 7. Modificación del Pacto Social ...................................................

Artículo 8. Composición del Capital Social ................................................

Artículo 9. Pago de los Aportes por los Socios ..........................................

Artículo 10. Aumento y Reducción del Capital Social Autorizado de la


Sociedad ...................................................................................

Artículo 11. Inscripción en el Registro Público de Actos Relacionados


con la SRL ................................................................................

Capítulo III
Derechos y Obligaciones de los Socios

Artículo 12. Del Certificado de Participación ...............................................

Artículo 13. Ejercicio del Derecho a Voto por los Socios .............................

Artículo 14. Participación de los Socios en las Ganancias y Pérdidas de


la Sociedad ...............................................................................

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Juan Pablo Fábrega Polleri

Artículo 15. Derecho de Suscripción Preferente para Adquirir Nuevas


Cuotas de Participación que vaya a emitir la Sociedad ............

Artículo 16. Copropiedad de las Cuotas de Participación y Ejercicio de


los Derechos de Socio ..............................................................

Artículo 17. Usufructo de las Cuotas Sociales .............................................


Artículo 18. Constitución de Prenda sobre las Cuotas Sociales ..................

Artículo 19. Derecho de Retiro de los Socios y Obligación de la


Sociedad de Comprar su Participación Social ..........................

Artículo 20. Retiro Voluntario de los Socios .................................................

Artículo 21. Responsabilidad de los Socios por los Aportes que hacen en
especie......................................................................................

Artículo 22. Restricción de Actividades Competitivas a los Socios..............

Artículo 23. Causales de Exclusión de un Socio..........................................

Artículo 24. Derecho de Impugnación del Socio Excluido ...........................

Artículo 25. Responsabilidad de los Socios por las Obligaciones de la


Sociedad ...................................................................................

Artículo 26. Cesión de las Cuotas de Participación por los Socios.


Derecho de Tanteo ...................................................................

Artículo 27. Estatus de las Cuotas de Participación de un Socio Fallecido


y Condición de un Socio en Caso de Incapacidad ...................

Artículo 28. Tratamiento Fiscal de la SRL y de sus Socios-


Derogado………………………………………………

Capítulo IV
Órganos Sociales

Sección 1ª
Asamblea de Socios

Artículo 29. Requisitos y Formalidades para la Convocatoria de


Asamblea de Socios .................................................................

Artículo 30. Asamblea Anual u Ordinaria de Socios ....................................

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Ley Panameña sobre Sociedades de Responsabilidad Limitada
Comentada por Artículo

Artículo 31. Asambleas Extraordinarias de Socios ......................................

Artículo 32. Representación de Socios en las Asambleas por Mandatario .

Artículo 33. Facultad de la Asamblea de Socios..........................................

Artículo 34. Quórum para Celebrar las Asambleas de Socios .....................

Artículo 35. Aprobación de Acuerdos sin necesidad de Asamblea..............

Artículo 36. Votos Requeridos para la Aprobación de Acuerdos y


Registro de Actas......................................................................

Artículo 37. Impugnación de Acuerdos adoptados en Asamblea de


Socios .......................................................................................

Sección 2ª
Administradores

Artículo 38. El Administrador de la Sociedad ...............................................

Artículo 39. Duración del Ejercicio del Cargo de los Administradores .........

Artículo 40. Sociedad con Varios Administradores ......................................

Artículo 41. Deberes de los Administradores ...............................................

Artículo 42. Remuneración de los Administradores .....................................

Artículo 43. Responsabilidad de los Administradores ..................................

Capítulo V
Disolución y Liquidación

Artículo 44. Causales de Disolución ............................................................

Artículo 45. Efectos de la Disolución............................................................

Artículo 46. La Quiebra de una SRL ............................................................

Artículo 47. Atribuciones de los Administradores durante la disolución.......

Artículo 48. Transformación de la Sociedad a otro tipo de Ente Legal y


viceversa ...................................................................................

Artículo 49. Fusión o Consolidación de una SRL.........................................

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Juan Pablo Fábrega Polleri

Artículo 50. Cambio de Jurisdicción o Redomiciliación................................

Capítulo VI
Disposiciones Finales

Artículo 51. Efectos de la Ley sobre las SRL existentes..............................

Artículo 52. Efectos de la Ley sobre la Ley 24 .............................................

Artículo 53. Efectos de la Ley en el Tiempo.................................................

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Ley Panameña sobre Sociedades de Responsabilidad Limitada
Comentada por Artículo

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Juan Pablo Fábrega Polleri

PROLOGO
POR GUILLERMO A. COCHEZ

El prolífico autor de textos y artículos jurídicos Juan Pablo Fabrega Polleri,


me confiere el honor de prologar su libro “LEY DE SOCIEDAD DE
RESPONSABILIDAD LIMITADA”, ley de República de Panamá desde el 9 de enero
de 2009, trabajo éste que por extensión y detalle es digno de encomio por las horas
de trabajo que su preparación ha conllevado. Difícilmente a ninguna otra persona
se le hubiera ocurrido emprender el pormenorizado estudio que en estas páginas se
nos ofrece.

Prólogo, que viene del griego, “pro” que significa delante y de “logos” que
quiere decir palabra o discurso, lo conocemos como el texto que se sitúa al frente
de una obra, como si fueran los preliminares o la introducción de la misma. En
muchos casos el autor pide que se le justifique la creación de su obra, para que así
el lector se oriente frente a la misma. También se hace el prólogo como crítica
literaria o para diferenciarlo de otros libros.

En el caso del abogado y autor Fabrega Polleri ninguno de esos


anunciados se aplica porque me unen a él vínculos que van mucho allá del hecho
de ser colegas y amigos. Es el respeto que se siente por alguien que deja a un lado
su productivo trabajo profesional y su apegado vínculo familiar, para enriquecer la
vida jurídica de un país, que lastimosamente carece de mentes generosas que
compartan sus conocimientos con el resto de sus colegas, para beneficio de los que
estudian abogacía y para aquellos que, sin serlo, se interesan por los tantos
detalles con que el colega Fabrega Polleri adorna sus obras.

Escribir en Panamá y más un libro con las particularidades de éste, es algo


de bichos raros; de personas excéntricas. Un libro como el que prologamos aún
más, porque al tratarse de una obra que no es para el gran público sino para el
selecto que se dedica a un estudio tan específico como es el que se desarrolla en la
obra, no tiene el aliciente de convertirse en hit de librería ni nada que se le parezca.

Ese afán de construir academia en un país donde no la hay ni existe el más


mínimo estímulo para hacerlo, ya lo ha llevado a escribir, además de innumerables
artículos sobre puntuales temas de la profesión y asuntos diplomáticos, a
profundizar como si fuera un médico forense realizando la autopsia a un cadáver en
una sala de clases a la vista de sus estudiantes para que estos aprendan todos los
detalles del cuerpo humano, a hacernos esa especie de autopsia en dos temas
vitales del Derecho Mercantil, relacionados a las sociedades anónimas panameñas.
Esas obras, ambas galardonadas en el exterior –en nuestro país no hay premio
alguno para trabajos como el de él- constituyen lectura obligatoria a todos los que
nos dedicamos a la práctica o docencia del Derecho Comercial societario.

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Ley Panameña sobre Sociedades de Responsabilidad Limitada
Comentada por Artículo

En el 2006, con su libro “Los derechos de los accionistas y la situación


de los minoritarios en las Sociedades Panameñas”, y en el 2008 con “La Ley
de Sociedades Anónimas comentada por Artículo”, el autor refleja su interés
didáctico para enseñar a las nuevas generaciones de abogados lo que son las
sociedades anónimas a la luz de nuestro ordenamiento jurídico, sino para recordar
a los abogados los pormenores de esta legislación, sobre todo en un caso muy
patético en estos días sobre el cómo deben protegerse los accionistas minoritarios
en las sociedades anónimas y que, por no estar dentro del texto regular de la Ley
32 de 1927 sino en artículos del Código de Comercio vueltos a la vida en 1946,
muchos abogados y más estudiantes se olvidan de que existen.

Con el sentido de justicia que siempre ha inspirado mi actuar en la vida, ese


libro que trata sobre la protección de los derechos de los accionistas minoritarios,
me sirvió muy especialmente para ahondar en un tema que motiva mi especial
dedicación cuando enseño sociedades en mi cátedra de Derecho Comercial en la
Universidad de Panamá. La protección del débil frente al poderoso dentro del marco
societario, tema que hoy se traslada hasta a entidades públicas que protegen a los
interlocutores más débiles dentro del mundo de la economía.

En el caso del libro producido en 2008, donde se desgranan todas las


normas de la Ley 32 de 1927, se utiliza la técnica de analizar artículo por artículo, el
cual se repite con mucho éxito en la obra que prologamos, pero con una particular
diferencia: la Ley 32 tiene una historia de más de ochenta años, lo que le dio al
autor mucho de donde estudiar. Sin embargo, la legislación que en este libro se
comenta acaba de nacer, por lo que su esfuerzo es mucho más loable porque ha
partido prácticamente de cero.
Como siempre digo a mis estudiantes que a veces quieren aprender el
tema societario para salir adelante y dedicarse a otras materias que les suenan
“más difíciles”: lo primero que hace el abogado recién graduado es constituir una
sociedad. Al toparse con esa realidad se dan cuenta de que casi no saben del tema
y el primer error que cometen es el de constituir mal la sociedad anónima. Por lo
cajonero que se convierte para algunos esta profesión, se cae en la tentación de
copiar de la experiencia de otros, sin profundizar en el importante trabajo que se
nos ha confiado, dándonos cuenta, años después, de la importancia que tenía,
cuando los socios se percatan de que son dueños de un entramado enredo en las
cláusulas que les impide disolver pacíficamente la misma. Ojala que los libros del
autor sobre este tema, motiven a abogados y estudiantes a darle más valor a esta
materia, tan importante en un país tan mercantilista como el nuestro.

Aquellos que estudien en detalle esta nueva sociedad, se podrán dar


cuenta de que con lo que nos enseña Fábrega Polleri aquí, podremos en corto
tiempo percatarnos que para lo que nos piden nuestros clientes en la constitución
de una sociedad, terminaremos recomendando la sociedad de responsabilidad
limitada, la cual en algunos casos de pequeñas sociedades para fines muy
particulares, puede resultar más útil que la misma sociedad anónima. En pocas
palabras, la lectura de este libro nos hará comprender que en Panamá ya no sólo

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Juan Pablo Fábrega Polleri

tenemos que encasillarnos como hasta ahora en la sociedad anónima, sino que ya
tenemos una alternativa en las sociedades de responsabilidad limitada.

Este aporte que hace el colega Fabrega Polleri, que nos honra prologar, se
prestigia por sí sola, concatenándose a sus obras anteriores, que lo van
convirtiendo en el más prolífico autor criollo de textos relacionados con el Derecho
Comercial. La excelencia de su trabajo hace difícil, sino imposible, el trabajo de
prologarlo.

La ley 4 de 9 de enero de 2009 era una norma que hacía falta en nuestro
ordenamiento y constituye la más importante modificación que sufre la legislación
comercial en los últimos años, al reemplazar a la promulgada en 1966, la 24 de 24
de febrero de 1966, que poca incidencia tuvo en nuestro país como alternativa a la
ley de sociedades anónimas y proveer un ordenamiento jurídico particular para
sociedades de personas por contener nuestro Código de Comercio sólo normas
generales y sin orden alguno, mezclando las mismas con las de las sociedades en
general que pueden ser de personas, en comandita simple o por acciones y
sociedades anónimas. Se estuvo en deuda con el mundo jurídico por más de cuatro
décadas, porque la ley como fue concebida en aquellos tiempos simplemente no
funcionó.

Con el análisis que se nos obsequia tan detalladamente en sus páginas, a


través de su lenguaje sencillo, se facilita su estudio. En el caso particular mío, que
por tantos años he enseñado esta materia, disponer de un texto como éste,
simplifica enormemente poder enseñar con una sociedad como ésta.

La Ley de Sociedades de Responsabilidad Limitada de 1966, según


siempre se ha comentado, tiene sus orígenes a principios de la década de los 60 en
las aulas de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad de
Panamá, cuando era ése el único centro de enseñanza del Derecho en Panamá.
Atribuyen su paternidad a ese gran jurista español, periodista excelente e
incomparable docente que hizo su segunda patria en Panamá: Doctor Renato
Ozores, profesor de Derecho Comercial en esa facultad.

Desafortunadamente cuando comencé a estudiar Derecho en 1963, por la


disminución auditiva que él padecía se retiró de la enseñanza, por lo que no lo tuve
como profesor. Sin embargo, sus fotocopiadísimos folletos sobre Derecho
Comercial I y II por muchos años sirvieron de guía a quienes no pudimos contar con
ese privilegio.

Cuando esa ley se aprobó me tocó aprender sobre la misma de otro de los
grandes profesores de Derecho Comercial que ha tenido la Facultad de Derecho de
la Universidad de Panamá: el Doctor José Ángel Noriega. Con él cursé todas las
materias sobre el Derecho Mercantil que se dictaban en nuestra facultad en
aquellos tiempos; el Derecho Bancario no se encontraba aún en el pensum. Su
prodigiosa memoria y su dedicación profunda a los detalles de esta materia; su

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Ley Panameña sobre Sociedades de Responsabilidad Limitada
Comentada por Artículo

permanente comparación de los textos de Derecho Civil convirtieron la misma en la


predilecta de mi carrera de abogado. Su estilo de enseñanza me sirvió de
inspiración durante mis treinta y cuatro años consecutivos como docente en la
Universidad de Panamá, siempre enseñando materias vinculadas con el Derecho
Comercial, incluyendo el Derecho Bancario, que terminó siendo mi favorita.

Al Doctor Noriega le atribuyen la inspiración de esta nueva ley, que


actualiza una que desafortunadamente no cumplió su cometido de ser una opción
para las sociedades anónimas, muy desprestigiada –como ahora- y como la
primera legislación sobre sociedades de personas, que, como señalé, en nuestro
Código se encuentra matizada junto a varios tipos de sociedades. Como bien
señala el autor Fábrega Polleri, como la ley que subroga, tampoco entra a definir el
concepto de lo que es una sociedad de responsabilidad limitada.

A inicios de los sesenta, la Ley 32 de 1927, de sociedades anónimas,


mostraba agotamiento; había dado pie a muchos abusos. Al igual que hoy con todo
eso de las listas negras, se le criticaba su extremada flexibilidad y liberalidad; su
falta de control en lo relativo a las sociedades anónimas con acciones al portador,
que producía un desconocimiento total de los dueños de esas acciones. Éstos y la
inexistencia de un capital pagado parecían sus principales defectos. Presumo que
una solución fue el espíritu de la Ley 24 de 1966, al atacar con severidad esos
puntos flacos de la Sociedad Anónima, de forma que terminaron con una ley que
poco uso recibió por lo impráctica.

Primero se controló el número de socios que cada una debía tener –de dos
o más pero menos de veintiuno-, llegándose al extremo, no concebido hoy por
aquello de la justa liberación femenina, de que si los socios eran cónyuges, el
número mínimo sería de tres (Artículo 4). Seguidamente se dispone que el capital
social no podrá ser inferior a los B/2.000.00 ni superar los B/500.000.00. (Artículo
5). Si esto último ocurre (Artículo 7) o en la sociedad se suman más de veinte
socios, se tiene que disolver o convertirse en una sociedad anónima u otra
sociedad por acciones.

Cuando explicaba esta sociedad a mis estudiantes les preguntaba si su


redacción concordaba con el principal objetivo de una sociedad: el lucro. ¿Quién
que constituya una sociedad con un capital social pagado de B/500.000.00 va a
imaginarse que al cabo de cierto tiempo no tendrá una capital mayor? A mi juicio
esa limitación iba en contra de ese rol esencial de toda sociedad. Por otro lado, el
poner un límite de socios se convertía también en algo esencial para cualquier
sociedad: atraer nuevos socios.

El trabajo de Juan Pablo Fabrega, además de detallado y sistemático, nos


hace ver las ventajas de una sociedad como la de responsabilidad limitada,
convirtiéndola en una alternativa para las sociedades anónimas y haciendo de
nuestro país estar a la vanguardia en la oferta que hacemos para los que se
interesan constituir sociedades en Panamá.

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Juan Pablo Fábrega Polleri

La obra, no sólo refleja su conocimiento sobre la novel legislación, sino un


particular interés por en compararla con la legislación anterior, enmarcándola dentro
del estudio de las sociedades panameñas. Su fácil lectura se convierte en
instrumento valioso para abogados y no abogados para entender la proyección de
esta actualizada legislación sobre este tipo de sociedades.

Con la trilogía de libros que sobre el tema societario ha escrito, Juan Pablo
Fabrega Polleri debe sentir la satisfacción de servir no sólo a su profesión sino al
país entero por el aporte jurídico y cultural que le hace. Ojala que las nuevas
generaciones sepan valorar en su justa dimensión el esfuerzo de tan excelente
abogado y autor.

Agradezco de manera muy particular que se me haya conferido el honor de


prologar esta obra. Su lectura pausada me ha hecho extrañar las aulas de Derecho
Comercial - de las que me encuentro ausente desde marzo de 2009- al no podré
compartir con mis estudiantes los conocimientos adquiridos en su lectura y análisis.

Washington, diciembre de 2009

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Ley Panameña sobre Sociedades de Responsabilidad Limitada
Comentada por Artículo

INTRODUCCIÓN

La sociedad de responsabilidad limitada (“SRL”) está concebida en la


doctrina como una modalidad de persona jurídica de naturaleza mercantil, regida
por una flexible legislación, que hace de ésta un ente legal de estructura sencilla y
simple organización, sin mayores requisitos de capital y poca regulación de sus
órganos sociales, en la que el aspecto personal de los socios y su participación
activa en la gestión administrativa reviste mayor trascendencia que la conformación
del capital, al contrario de lo que se da en las sociedades por acciones, en las que
los accionistas no intervienen en la administración de la sociedad y participan en su
capital como inversión.

La SRL se caracteriza por la identidad pública de sus miembros, el control


de los traspasos de las participaciones sociales y la limitación de responsabilidad
de sus socios hasta el monto de su inversión. En algunas jurisdicciones, se
favorece a las SRL con una particular forma de tributación para aliviar la carga fiscal
de sus socios.

La SRL surgió como una alternativa a las sociedades de personas, que


tienen el inconveniente de hacer a los socios responsables de manera solidaria e
ilimitada por las obligaciones del ente legal, y a las sociedades anónimas o por
acciones que, aun cuando también limitan la responsabilidad de los accionistas por
las deudas sociales, se caracterizan en la mayoría de los países por contar con un
régimen jurídico riguroso, excedido de regulaciones operativas, exigencias de altos
montos de capital y una férrea fiscalización de los órganos corporativos, lo que
hace compleja y complicada la constitución y operación de esta forma societaria.

Así, la SRL conjugó el esquema sencillo de las sociedades personales con


el reconocimiento de la limitación de la responsabilidad de los socios frente a las
deudas del ente legal que caracteriza a las sociedades anónimas. Su aparición en
el mundo jurídico-empresarial ha incrementado la participación de capitales en los
procesos productivos, particularmente en las pequeñas y medianas empresas, en
las que la calidad personal y participación de sus miembros en el emprendimiento
mercantil tienen mayor preponderancia que los aportes de capital. Por ello, la SRL
ha desplazado en muchas jurisdicciones a las sociedades por acciones en estos
sectores del quehacer empresarial.

Las SRL y las empresas individuales de responsabilidad limitada estaban


reguladas en Panamá desde 1966 por la ley No. 24, de 1 de febrero (en adelante
“la Ley 24”), que alcanzó poca aceptación por no aportar mayores ventajas y
beneficios de los que ya ofrecía la ley de sociedades anónimas panameña, vigente
antes que la Ley 24, desde 1927, y que hizo de éstas vehículos muy simples,
flexibles y versátiles para la explotación de todo tipo de empresa mercantil, como
explica nuestro “Tratado Sobre la Ley de Sociedades Anónimas, Comentada por
Artículo”. Ello dio lugar a que la Ley 24 quedara en el olvido.

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Juan Pablo Fábrega Polleri

Legislaciones foráneas han hecho de las sociedades anónimas entes


legales poco atractivos por las razones ya explicadas, al contrario del caso de
Panamá, al que se reconoce mundialmente por su legislación de sociedades
anónimas liberal y flexible, caracterizada por la simplicidad con que se puede crear
y operar este ente legal. La ley no requiere de un monto mínimo de capital, ni
suscribir ni pagar el capital social autorizado para la constitución y funcionamiento
de la sociedad anónima, salvo que las acciones sean emitidas al portador; los
accionistas no tienen que ser suscriptores del pacto social; la identidad de los
socios es reservada; la transferencia de acciones es privada y no hay
superintendencia fiscalizadora a la que se tenga que presentar informes al final de
cada período fiscal; no se requieren asambleas anuales ni reuniones periódicas del
directorio o de accionistas y se permite su celebración por medios electrónicos; de
ahí que las SRL no ofrezcan mayores ventajas sobre las sociedades anónimas
panameñas.

No obstante, dada la renovada preferencia en el exterior por las SRL sobre


las sociedades anónimas, la Ley 24 fue objeto de modificación mediante Ley No. 4
de 9 de enero de 2009 (en adelante la “Ley”) para ofrecer una alternativa a la
tradicional sociedad anónima panameña y mantener nuestra competitividad como
centro internacional de servicios.,

Como ocurre en muchas legislaciones, al igual que la derogada Ley 24, la


Ley no define la SRL: se limita a establecer los requisitos de constitución; las
atribuciones y deberes de los socios; las formalidades para el traspaso de las
cuotas de participación e ingreso y separación de socios; las facultades del
administrador y la forma de disolución y liquidación de la sociedad. Sus elementos
característicos, como se verá a lo largo del presente estudio, son los propios de
este tipo de sociedad, que se resumen en la sencillez de su organización; ausencia
de requisitos máximos de socios y de capital; limitación de responsabilidad de sus
miembros; capital variable, conocimiento de la identidad de los socios; necesidad
de aportar la totalidad de las participaciones sociales para poder ejercer el voto;
derecho de retiro voluntario de los socios con la obligación de la sociedad de
recomprar las cuotas de participación al darse ciertos supuestos establecidos en la
Ley; control en la trasferencia de las cuotas de participación y la potestad de excluir
socios por entorpecer la marcha de la sociedad.

Se trata, en definitiva, de una sociedad de personas, con personalidad


distinta a la de sus socios, en la que la responsabilidad de éstos se encuentra
limitada al monto de su participación, y que constituye un vehículo alternativo para
la explotación de actividades empresariales que demandan agilidad y flexibilidad.

Este trabajo pretende ofrecer un análisis práctico de la nueva legislación


mediante el comentario de cada artículo de la Ley, el cual, a manera de título
preliminar, lleva una sinopsis de su contenido. Se destacan en los distintos artículos
los cambios introducidos por la nueva legislación a las disposiciones de la Ley 24.
Importa señalar que no se encontró en los registros de la Asamblea Nacional de

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Ley Panameña sobre Sociedades de Responsabilidad Limitada
Comentada por Artículo

Diputados análisis ni debates sobre el articulado que compone la Ley, por lo que no
hay antecedente que permita comprender la letra y el espíritu de sus disposiciones.

Consigno mi gratitud a la Magíster Liza McPherson, y al Magíster Orlando


López, socio del despacho Durling y Durling, por sus enriquecedoras
observaciones a los borradores de esta publicación, así como a los contadores
públicos autorizados Alberto Diamond, actual Superintendente de Bancos de
Panamá, y a Luis Laguerre, socio de la firma de auditoría KPMG, por sus
autorizados comentarios sobre el novedoso, complejo y confuso artículo 28 de la
Ley, antes de su derogatoria, que versaba sobre el particular tratamiento fiscal de
las SRL. Por supuesto, consigno un especial reconocimiento al colega Guillermo
Cochez, connotado profesor de derecho mercantil por más de dos décadas en la
Facultad de Derecho de la Universidad de Panamá, hoy Embajador de Panamá
ante la Organización de los Estados Americanos, cuyo prólogo distingue esta
publicación.

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Artículo 1 Juan Pablo Fábrega Polleri

Ley Nº 4 de 9 de enero de 2009


Que regula las sociedades de responsabilidad limitada
LA ASAMBLEA NACIONAL
DECRETA:
Capítulo I
Disposiciones Generales

NOMBRE O RAZÓN SOCIAL

Artículo 1. Las sociedades de responsabilidad limitada deberán usar un


nombre o razón social que los organizadores convengan en atribuirles,
añadiendo, en todo caso, la frase Sociedad de Responsabilidad Limitada o las
iniciales S. de RL.
No se podrá adoptar una razón social parecida a la de otra sociedad ya
inscrita, sea limitada o no, en tal forma que se preste a confusión.

La norma no establece requisitos para la conformación del nombre o razón


social, mas allá de prohibir en el segundo párrafo el empleo de una denominación
que sea “parecida a la de otra sociedad ya inscrita, sea limitada o no, en tal forma
que se preste a confusión” y que el nombre de la sociedad haga alusión a la
naturaleza del ente legal con la inclusión de la expresión “Sociedad de
Responsabilidad Limitada” o las iniciales “S. de R. L”. Por ello, consideramos que el
nombre podrá ser en cualquier idioma e, incluso, estar constituido solo con letras o
números. Advertimos, sin embargo, que con respecto al empleo del sufijo “S. de
RL”, la Ley no dispone de provisión, como lo hace la ley de sociedades anónimas,
que permita hacer alusión a la naturaleza jurídica de la sociedad en otro idioma, de
forma que, de interpretarse el artículo 1 de manera literal y restringida, “la frase
Sociedad de Responsabilidad Limitada y las iniciales S. de RL” tendrían que
constar en español. A nuestro parecer, dada la condición de Panamá como centro
internacional de servicios y en atención a la internacionalización de las relaciones
mercantiles, bien podría constar el referido sufijo en cualquier idioma sin contravenir
el artículo 1 de la Ley.

Dada la amplitud de la restricción de la norma en cuanto al uso de la razón


social, la misma se hace extensiva al empleo de un nombre que sea similar al de
cualquier tipo de ente legal. Por el carácter territorial de la Ley, la aplicación de esta
disposición se circunscribe a sociedades inscritas en nuestro país. Observamos,
también, que esta disposición no requiere que el nombre o apellido de los socios
forme parte de la razón social, como ocurre en algunas legislaciones foráneas.

El artículo 1 de la Ley 24 imponía responsabilidad personal y solidaria a los


administradores y a los socios por las obligaciones de la sociedad de no haber
hecho alusión a su naturaleza limitada en la escritura social o en cualquier acto
posterior. Esta imputación de responsabilidad no está estipulada en la Ley y no

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Ley Panameña sobre Sociedades de Responsabilidad
Limitada - Comentada por Artículo Artículo 1

parece necesaria: se verá que la Ley exige como requisito de constitución que en el
pacto social conste el nombre o razón social y su naturaleza limitada. De no
acreditarse ésta, el Registro Público rechazaría la inscripción del pacto social por
carecer de uno de sus elementos principales, de ahí que solo podría darse la
omisión del requisito en cuestión por inobservancia del Registro Público. Una vez
inscrito el pacto social, se presume conocido por terceros en virtud de la naturaleza
pública del Registro Público, por lo que la omisión del calificativo SRL en la
ejecución de los actos de comercio por la sociedad no constituye ignorancia de
terceros respecto de la naturaleza de este ente legal.

El artículo 2 de la Ley 24 también imputaba responsabilidad solidaria por el


monto de las obligaciones sociales hasta el importe total de las aportaciones
hechas o prometidas por los socios, a cualquier persona que sin ser socio hiciera
figurar o permitiera que su nombre figurara en la razón social. Esta disposición no
fue reproducida en la Ley.

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Artículo 1 Juan Pablo Fábrega Polleri

RESERVA DE NOMBRE O RAZÓN SOCIAL

Artículo 2. Podrá reservarse un nombre para constituir una sociedad de


responsabilidad limitada por el plazo de treinta días desde la inscripción de la
reserva en el Registro Público.

La norma se hace eco del artículo 38-A del Código de Comercio,


introducido mediante Decreto Ley No. 5 de 2 de julio de 1997, que modificó y
adicionó ciertos artículos del Código de Comercio a fin de modernizar algunas de
sus disposiciones. El mismo estableció la posibilidad de reservar en el Registro
Público el nombre de una sociedad, con prescindencia de su naturaleza, por un
plazo que no excederá de 30 días calendario, “mediante solicitud escrita que será
resuelta de plano por el Registro Público, previa verificación de su disponibilidad.”
El artículo 38-A señala, además, que “Pasado este plazo, la reserva de nombre
caducará de pleno derecho sin necesidad de anotación al respecto.”

A diferencia del artículo 38-A del Código de Comercio, el artículo 2 no


establece el procedimiento para formalizar la reservación del nombre; de su
contexto se deduce que se hará mediante la presentación de una solicitud escrita al
Registro Público, tal cual dispone la norma del Código de Comercio.

Si bien la Ley no precisa la forma en que se deben computar los 30 días de


la reservación, observamos que los mismos serán calendario, igual que señala el
artículo 38-A del Código de Comercio, en virtud de lo dispuesto en el artículo 34 g)
del Código Civil, según el cual “En los plazos que se señalaren en las leyes o en los
decretos del Poder Ejecutivo, o en las decisiones de los tribunales de justicia, se
comprenderán los días feriados, a menos que el plazo señalado sea de días útiles,
expresándose, así, pues, en tal caso, y cuando el Código Judicial no disponga lo
contrario, no se contarán los feriados.”

Destacamos, además, que no es necesario que el artículo 2 especifique


que la reservación de nombre caducará de pleno derecho vencido el plazo en
cuestión, como lo hace el artículo 38-A del Código de Comercio, porque ello se da
implícitamente, con el solo transcurso del tiempo.

Para la reservación del nombre de la SRL se tendrá que pagar al Registro


Público la tasa establecida por dicha entidad para este trámite.

18
Ley Panameña sobre Sociedades de Responsabilidad
Limitada - Comentada por Artículo Artículo 2

OBJETO SOCIAL

Artículo 3. Las sociedades de responsabilidad limitada podrán dedicarse a


cualquiera clase de actividades lícitas, civiles o comerciales.

Las actividades a que se refiere este artículo guardan relación con las
facultades y atribuciones de la sociedad en el ejercicio de su objeto social. La Ley
no establece restricciones ni prohibiciones sobre los negocios que pueda explotar la
sociedad, que podrá ejercer toda clase de derechos y contraer todo tipo de
obligaciones, ya sean civiles o mercantiles al tenor de esta disposición. De ello
deriva, en contraposición a lo que prohíben legislaciones extranjeras, que una SRL
panameña podrá formar parte de cualquier tipo de ente legal, incluso tener
participaciones sociales recíprocas con éste.

No obstante, es de destacar que hay actividades reguladas en nuestro país


cuyo ejercicio requiere de autorización previa, aun cuando la sociedad vaya a
operar en el exterior, como resulta ser la explotación de la banca o el negocio
fiduciario. Para garantizar el cumplimiento de esta restricción, las leyes especiales
que reglamentan dichos negocios prohíben a los notarios públicos la protocolización
del pacto social y al Registro Público su inscripción si no se cuenta con la
aprobación expresa de la entidad de gobierno reguladora de dicha actividad, que
deberá insertarse en la escritura pública de constitución de la sociedad.

El artículo 3 de la Ley 24 también permitía que las SRL se dedicaran a


cualquier actividad civil o comercial, siempre que su ejercicio no estuviera
reservado a otra clase de sociedades. Además, le atribuía a las SRL un carácter
mercantil y las sometía a las leyes y usos de comercio, con independencia de su
objeto. Al no incluirse en la Ley estas calificaciones, la naturaleza civil o mercantil
de la SRL quedará supeditada a su giro de actividad.

19
Artículo 4 Juan Pablo Fábrega Polleri

CAPÍTULO II
CONSTITUCIÓN DE LA SOCIEDAD

INCORPORADORES DE LA SOCIEDAD Y SOCIOS

Artículo 4. Dos o más personas naturales o jurídicas podrán constituir una


sociedad de responsabilidad limitada y ser sus administradoras.
El número de socios, no menor de dos, será fijado en el pacto social.

Del texto de la norma se desprende que la Ley diferencia de los socios a los
otorgantes o suscriptores del pacto social cuando indica en el primer párrafo que
“dos o más personas… podrán constituir una sociedad de responsabilidad limitada”,
sin atribuirles la calidad de miembros del ente legal, y señala en el segundo párrafo
que “El número de socios…será fijado en el pacto social”. Por ello, los otorgantes
del pacto social no necesariamente serán socios de la sociedad. Terceros podrían,
en consecuencia, ser suscriptores del documento constitutivo sin adquirir derechos
en la sociedad. En legislaciones foráneas, en cambio, los socios fundadores deben
ser los suscriptores del pacto social. La Ley 24, requería la suscripción del pacto
social por los socios fundadores y por parte del administrador o administradores si
éstos no eran socios

La Ley no establece requisitos ni impone restricciones o prohibiciones para


ser suscriptores del pacto social, por lo que éstos sólo necesitan ser sujetos con
capacidad legal, ya sean personas naturales o jurídicas, nacionales o extranjeras,
residentes en Panamá o con domicilio en el exterior. En tal sentido, por ser la
constitución de SRL un acto jurídico de naturaleza mercantil, los menores de edad -
18 años, según el artículo 484 del Código de la Familia- que no estuvieran
emancipados no podrán ser suscriptores del pacto social por carecer de capacidad
legal para ejercer el comercio, como deriva del artículo 13 del Código de Comercio,
conforme al cual “El menor emancipado y el habilitado de edad podrán ejercer el
comercio como si fueran mayores.”

Aun cuando la Ley no lo indica, es de observar que si los suscriptores son


personas jurídicas, sus representantes en el acto de constitución de la SRL deberán
contar con la autorización del órgano social had hoc para la creación de entes
jurídicos, la que se deberá protocolizar en el documento de constitución de la SRL.

El artículo 4 impone el requisito implícito de que la sociedad cuente con un


mínimo de dos suscriptores al establecer que “dos o más personas podrán
constituir una sociedad.” Legislaciones extranjeras permiten la suscripción
unipersonal, a tono con corrientes societarias modernas.

El segundo párrafo de la norma establece, además, el requisito de que la


sociedad cuente con un mínimo de dos socios. De su texto se desprende que no
hay límites en cuanto a la cantidad máxima de socios, al contrario de lo que
establecía la Ley 24 en su artículo 4, que demandaba un máximo de veinte. Por

20
Ley Panameña sobre Sociedades de Responsabilidad
Limitada - Comentada por Artículo Artículo 4

disposición del artículo 7 de la Ley 24, de rebasarse este límite, la SRL debía
transformarse en anónima o por acciones. La eliminación de este requisito es uno
de los cambios fundamentales que sufrió la Ley 24.

La norma no requiere que los socios sean signatarios del pacto social,
exigencia que se da en otras jurisdicciones; se limita a requerir que en el
documento de constitución se estipule el número de socios. En adición, como se
verá al analizar el artículo siguiente, los mismos tendrán que ser identificados por
los suscriptores en el pacto social, sin que se tenga que acreditar su consentimiento
por dicha designación. La Ley tampoco requiere de ratificación posterior. Opinamos
entonces que los socios adquirirán tal calidad a partir del momento en que
suscriban sus cuotas de participación.

21
Artículo 5 Juan Pablo Fábrega Polleri

DOCUMENTO DE CONSTITUCIÓN DE LA SOCIEDAD Y CONTENIDO

Artículo 5. La sociedad de responsabilidad limitada se constituirá por


documento privado protocolizado o por escritura pública y se inscribirá en el
Registro Público.
El pacto social contendrá:
1. La identificación de los otorgantes y de los socios y la indicación de su
domicilio.
2. El domicilio de la sociedad.
3. La duración de la sociedad, que podrá ser perpetua o a término.
4. La indicación del objeto social, que puede ser amplio o limitado.
5. El monto del capital social autorizado, que podrá ser en cualquier
moneda, las participaciones o cuotas en que se divide y el valor de cada
una.
6. La designación de la persona o las personas que tendrán a su cargo la
administración y la representación de la sociedad, que pueden ser socios
o no serlo.
7. La designación de uno o más dignatarios o apoderados generales,
especiales y las atribuciones de éstos.
8. La designación de un agente residente, que deberá ser un abogado o una
firma de abogados.
9. Los demás pactos lícitos que los otorgantes estimen conveniente acordar,
siempre que no se opongan a lo dispuesto en esta Ley, a la moral o al
orden público.

Conforme a esta disposición, la SRL podrá constituirse indistintamente “por


documento privado protocolizado o por escritura pública”, que debe inscribirse en el
Registro Público. La norma no señala preferencia o condición respecto de la
modalidad de constitución que se vaya a utilizar: corresponderá a los suscriptores
del pacto social determinar la que emplearán para la creación de la sociedad.

Ante la ausencia de precisiones en la Ley se hace obligante distinguir lo que es


la “protocolización” de un documento privado de lo que comprende una escritura
pública y su otorgamiento, a fin de conocer las formalidades que permitirán la
constitución de la sociedad conforme a una u otra modalidad.

Nuestra legislación no define ni describe los referidos conceptos, los que


derivan del análisis de las normas del Código Civil sobre Notariado y Registro
Público. De éstas se deduce que la escritura pública es el documento que emite un

22
Ley Panameña sobre Sociedades de Responsabilidad
Limitada - Comentada por Artículo Artículo 5

notario público y en el cual deja constancia del acto que en su presencia y la de


testigos han ejecutado los comparecientes, ya sea por requerimiento legal o por
voluntad de las partes. Conforme al artículo 1720 del Código Civil, “Los notarios
llevarán un protocolo que se formará con las escrituras públicas y con los
documentos que por disposición de ley o por voluntad de los interesados hayan de
agregarse a él”.

El artículo 1727 del Código Civil, pilar de nuestro sistema notarial, preceptúa
que “En el notario deposita la ley la fe pública respecto de los actos y contratos que
ante él deben pasar y su confianza respecto de los documentos que se ponen bajo
la custodia del propio notario. Correspóndele, en consecuencia, hacer constar las
fechas de tales actos y contratos, los nombres de las personas que en ellos
intervinieron y la especie, naturaleza y circunstancia de los mismos actos y
contratos. Correspóndele, igualmente, la vigilante guarda de todos los instrumentos
que ante él pasen y de las piezas y diligencias que por precepto de la ley u orden
del tribunal deba conservar en los protocolos de las notarías, o que sean
custodiados en la misma notaría”.
De estas normas se desprende que el “protocolo” viene a constituir el archivo
documental del notario, conformado por las escrituras que extiende, las cuales, por
virtud del artículo 1728 del Código Civil, tienen carácter de instrumento público: “Los
instrumentos que se otorguen ante notario y que éste incorpora en el respectivo
protocolo son instrumentos públicos. Deberán, por tanto, pasar u otorgarse ante
notario los actos y contratos que la ley exige que consten en instrumento público.”
De las disposiciones legales citadas se deduce que los notarios extienden
escrituras públicas bajo dos circunstancias: la primera de ellas, para hacer constar
los actos o contratos que para su validez deben ser formalizados y perfeccionados
en escritura o instrumento público, otorgados y suscritos ante notario público, como
es el caso de las compraventas de bienes inmuebles, entre otros señalados en el
artículo 1131 del Código Civil, o por decisión de las partes para dar certeza al acto
o contrato que se proponen perfeccionar. El otorgamiento de las escrituras públicas
deberá cumplir con ciertos requisitos de forma y contenido que prevén los artículos
1743 y 1744 del Código Civil. Para el otorgamiento de una escritura pública, el
interesado deberá comparecer ante el notario público personalmente o mediante
apoderado para ejecutar y suscribir en presencia de dicho funcionario la escritura
pública en que conste el acto jurídico en cuestión, siguiendo las formalidades y
rituales que dispone la legislación nacional.
La segunda circunstancia por la cual un notario público extiende escrituras
públicas se da cuando los interesados acuden ante él para entregarle en custodia el
documento que contiene un acto o contrato ya perfeccionado, suscrito y ejecutado,
con fuerza vinculante entre las partes. Esa custodia, que consiste en la
conservación del documento en el protocolo o archivo del notario, conformado por
las escrituras públicas que él extiende durante el ejercicio de su cargo, es conocida
como “protocolización” de un documento. En este caso, el notario no verifica el
contenido del documento ni las formalidades para el perfeccionamiento del acto que

23
Artículo 5 Juan Pablo Fábrega Polleri

le dio origen; se limita a extender la escritura pública, en la que deja constancia de


la entrega o protocolo del documento.
En cualquiera de los dos supuestos, lo que hace el notario es emitir una copia
de la escritura pública original que, como quedó dicho al comentar el artículo 1720
del Código Civil, él conserva en su protocolo. Conforme al artículo 1752 del Código
Civil, “Los notarios expedirán a cualquiera persona copias debidamente
autenticadas de los actos y contratos que se hallen incorporados en el protocolo,
insertando en dichas copias las notas marginales que contenga el original.” Cabe
destacar que, conforme dispone el Código Fiscal, tanto la escritura pública que
conserva el notario como la copia de ésta deben ser extendidas en papel notarial:
un papel oficial suministrado por el Ministerio de Economía y Finanzas, al cual
deben adherirse en cada hoja timbres fiscales con valor de Cuatro Dólares, moneda
legal de los Estados Unidos de América.

La copia de la escritura pública consistirá en la transcripción literal y fidedigna.


en papel notarial, del documento otorgado para su custodia y conservación, en el
caso de la protocolización, o del acto o contrato perfeccionado ante el notario en la
escritura pública original, en caso de transacciones formalizadas en instrumento
público. Dicha copia de la escritura pública es emitida y suscrita por el notario
público para dar fe de su contenida y tendrá el mismo valor y eficacia legal que la
escritura pública. No se trata, en consecuencia, de una fotocopia del documento
público.

La constitución de una SRL “por documento privado protocolizado” comprende


en consecuencia, la suscripción en papel simple y sin formalidad alguna del
documento que contiene el pacto social y la comparecencia de una persona ante
notario público para hacerle entrega de dicho documento a efectos de que lo
conserve y extienda la copia de la escritura pública respectiva, que será el
documento que se presente al Registro Público para su inscripción. Si el
documento privado se suscribe en el exterior, tendrá que ser enviado legalizado por
Apostilla o por el Consulado de Panamá para dar certeza de la identidad de los
suscriptores.

La constitución de la sociedad “por escritura pública” tendrá lugar con la


comparecencia de los suscriptores del pacto social ante el notario público para
otorgar ante él la escritura pública que contenga el pacto de constitución de la
sociedad. En este caso, el notario deberá verificar que se cumplan con los
requisitos de contenido que establece la Ley y extenderá una copia de la escritura
pública respectiva para su inscripción en el Registro Público. Una u otra modalidad
de constitución de la sociedad tendrá los mismos efectos.

En la constitución de la sociedad por documento privado, el artículo 5 de la


Ley no señala quién debe comparecer ante el notario público para hacer la
protocolización del pacto social y firmar la escritura respectiva. Consideramos que

24
Ley Panameña sobre Sociedades de Responsabilidad
Limitada - Comentada por Artículo Artículo 5

puede hacerlo cualquier persona distinta de los suscriptores, o uno solo de éstos,
dado que las normas del Código Civil no establecen formalidad ni requisito alguno
al respecto y, como vimos, al contrario del otorgamiento de una escritura pública, la
protocolización no es más que la simple entrega al notario público del documento
privado ya ejecutado para su custodia en el protocolo. Parece irrelevante quién
haga la protocolización, ya que no adquirirá atribuciones frente al ente legal o los
suscriptores del pacto social. Lo determinante es que los suscriptores del pacto
social hayan adoptado el documento constitutivo de la sociedad.

El artículo 8 de la Ley 24 requería que la SRL se constituyera por medio de


escritura pública, que debía ser suscrita por todos los socios y por el administrador
o administradores designados en la misma, si no eran socios. El artículo 10 de
dicho cuerpo legal estipulaba que la escritura pública de constitución de la sociedad
debía inscribirse en el Registro Público dentro de los 30 días siguientes a la fecha
de su otorgamiento y un extracto de la escritura de constitución publicarse tres
veces consecutivas en un diario de circulación nacional dentro de los 30 días
siguientes a la inscripción en cuestión. La norma imputaba responsabilidad personal
y solidaria al administrador frente a terceros por los actos de los cuales fuera parte
la sociedad antes de haberse cumplido con las formalidades indicadas. Como ha
quedado consignado, la Ley flexibilizó el proceso de incorporación, obviando tales
requisitos.

La inscripción a que hace referencia el primer párrafo del artículo 5 de la


Ley en su parte final es el elemento formal que le da vida a la sociedad y le confiere
personalidad jurídica, según se comentará al analizar el artículo 6 de la Ley. A partir
de ese momento la sociedad tendrá identidad propia, distinta de la de sus socios, y
capacidad para adquirir derechos y contraer obligaciones.

De seguido se analiza la información que, conforme al artículo 5, debe


contener el pacto social:

1. La identificación de los otorgantes y de los socios y la indicación de su


domicilio.

Como quedó dicho al analizar el artículo 4 de la Ley, al requerir este numeral la


identificación de los otorgantes y de los socios se está distinguiendo entre unos y
otros. Por otorgantes debe entenderse a los suscriptores del pacto social. Ello
confirma que quienes constituyen la sociedad no necesariamente son socios;
terceros podrían ser los suscriptores del pacto social sin adquirir derechos en la
sociedad, y viceversa, al contrario de lo que demandaba la Ley 24 que, como
quedó dicho, no contemplaba la constitución de la sociedad por terceros; los
suscriptores del pacto social eran los socios iniciales. En legislaciones foráneas los
suscriptores del pacto social deben ser los socios fundadores de la sociedad.

Del texto de este numeral se desprende que la SRL debe tener socios
originarios, al contrario de lo que ocurre con las sociedades anónimas panameñas.

25
Artículo 5 Juan Pablo Fábrega Polleri

No obstante, como quedó dicho, ellos son designados por los suscriptores del pacto
social, sin mediar su consentimiento o aceptación previa ni adhesión al pacto social.
Este nombramiento no los hace signatarios ni parte del documento constitutivo de la
sociedad, por lo que, como comentamos, nos parece que su calidad de socios se
materializará al suscribir sus cuotas de participación en la sociedad.

Al hacerse constar los nombres de los socios en el pacto social se da


publicidad a su identidad por cuanto, como quedó dicho, el documento constitutivo
de la sociedad debe inscribirse en el Registro Público. Ello lo confirma el Artículo 11
de la Ley al disponer, como se verá, que “la transferencia de cuotas sociales que
producen variación en las personas de los socios” tendrá que inscribirse en el
Registro Público.

Es de observarse que el numeral 1 solo requiere la identificación de los socios;


no exige indicar en el pacto social su porcentaje de participación ni las cuotas que
suscriban.

Los socios pueden ser personas naturales o jurídicas, según dispone el


numeral 4 del Artículo 12 de la Ley, que señala la información que se debe
consignar en el certificado de participación que la sociedad debe emitir a todo socio.

La legislación nacional no precisa la información que debe consignarse


para la “identificación de los otorgantes y de los socios”, por lo que
consideramos que en el pacto social debería proveerse la mayor cantidad de
elementos o señas particulares que permita individualizarlos a suficiencia, mas
allá de su nombre, tales como nacionalidad, sexo y número de su documento
de identificación personal en su país de origen y domicilio.

2. El domicilio de la sociedad.

Éste viene a ser, conforme a la doctrina y la mayoría de las legislaciones, el


lugar donde el ente legal tiene su sede social, se reúne la administración y se
conducen los negocios del ente legal, que coincide con el país de constitución. La
norma, por el contrario, no hace tal precisión ni establece parámetros para la
fijación del domicilio social; tampoco señala el efecto legal que produce el domicilio.
Este numeral solo requiere su indicación como uno de los elementos del pacto
social, por lo que su fijación quedará al arbitrio de los suscriptores del pacto social,
sin ninguna consideración o criterio legal.

Es usual en nuestro medio establecer en el pacto social de manera genérica e


indeterminada que “el domicilio de la sociedad es la República de Panamá”. Ello no
quiere decir que Panamá será el sitio donde el ente legal tendrá su administración o
sede operativa, por cuanto la sociedad bien podría tener ésta en otro lugar. Los
socios o administradores no están obligados a celebrar sus reuniones en este país,
como demandan jurisdicciones extranjeras. No obstante, salvo indicación en

26
Ley Panameña sobre Sociedades de Responsabilidad
Limitada - Comentada por Artículo Artículo 5

contrario en el pacto social, se presumirá que Panamá es la jurisdicción donde la


sociedad tiene su sede social.
Si la sociedad establece oficinas en el extranjero, para operar tendrá que
cumplir con los requisitos que señalen las legislaciones de cada uno de los países
donde vaya a operar. En tales casos, las SRL tendrán un domicilio legal o de origen
–Panamá- como lugar de constitución, y otro derivado: el que adquieran con
posterioridad a su creación, en atención a su giro de actividad, donde se fije la sede
de su administración para la conducción de sus negocios y operaciones. Uno y otro
pueden ser convergentes.
El domicilio de origen puede coincidir con la jurisdicción de constitución de la
sociedad; ésta resulta relevante para efectos de determinar la legislación aplicable
a su capacidad legal; a su relación con los socios y a la de éstos entre ellos,
además de fijar el marco legal de los administradores. El domicilio derivado, por el
contrario, toma importancia para establecer las normas que regirán las relaciones
jurídicas de la sociedad con terceros.

El cambio de sede social o domicilio tampoco está previsto en la Ley; fue


reconocido y regulado en nuestro país mediante Decreto Ley No. 16 de 23 de
agosto de 1958, con la introducción del artículo 60-A al Código de Comercio, que
establece que “Las sociedades extranjeras que con arreglo a las leyes del país en
que fueron creadas, estén autorizadas para transferir su sede social a otros países,
podrán transferir al territorio de la República de Panamá sus respectivas sedes
sociales después de haber presentado al Registro Mercantil, para su inscripción, los
siguientes documentos: a) Copia del pacto social y de sus modificaciones, si las
hubiere; b) Certificado de estar constituidas y autorizadas con arreglo a las leyes
del país respectivo, expedido por un Cónsul de la República en el país, o en su
defecto por el de una nación amiga; c) Certificado del acuerdo que autoriza la
transferencia de la sede social a la República de Panamá; d) una relación que
contenga los nombres y apellidos de las personas que integran la Junta Directiva y
de los dignatarios o funcionarios de la sociedad. Parágrafo: La documentación de
países extranjeros deberá ser autenticada por un Cónsul de la República de
Panamá en el país de donde emane, o en su defecto por un Cónsul de una nación
amiga.” Como las SRL no tienen junta directiva, el requisito del literal d) sobre la
relación que contenga los nombres y apellidos de las personas que integran la
Junta Directiva y de los dignatarios o funcionarios de la sociedad debe satisfacerse
con la indicación de los socios, el o los administradores y los dignatarios o
apoderados que pueda tener la sociedad.

La transferencia de la sede social o domicilio a territorio panameño no producirá


la disolución o liquidación de la sociedad en su país de origen ni dará lugar a la
creación de un nuevo ente legal en Panamá, al tenor del artículo 60-B del Código
de Comercio. Como bien aclara el artículo 60-D de dicho cuerpo legal, “Las
sociedades extranjeras que transfieran su sede social a la República con arreglo a
esta Ley continuarán rigiéndose en lo que respecta a su estatuto personal por las

27
Artículo 5 Juan Pablo Fábrega Polleri

leyes de los países donde fueron creadas, pero quedarán sujetas a todas las leyes
de orden público de la República.”

Como se verá al analizar el artículo 50 de la Ley, el cambio de domicilio no


equivale al cambio de jurisdicción ni lo produce.

La Ley 24 requería en el numeral 3 de su artículo 8 que el domicilio de la


sociedad fuera expresado con dirección completa y que se indicara la dirección del
lugar o lugares en que la sociedad se proponía establecer su sede y las de las
sucursales o agencias, de estar decididas. El artículo 14 de la Ley 24 exigía que se
inscribiera en el Registro Público, en un término de 30 días, toda decisión de los
socios respecto del establecimiento o clausura de sucursales, así como los cambios
en la dirección de la sociedad, aunque fueran dentro de la misma población.

3. La duración de la sociedad, que podrá ser perpetua o a término.


La duración de la sociedad comprende su vigencia en el tiempo. Al indicar la
norma que ésta podrá ser “perpetua o a término”, sin establecer condiciones o
requisitos para una u otra opción, está atribuyendo a los suscriptores del pacto
social la potestad para establecer si su duración será indefinida o por tiempo
determinado.
Si la sociedad se constituye a perpetuidad, existirá mientras no sea disuelta. Si,
por el contrario, se constituye con una duración definida, en el pacto social se
tendrá que establecer el término de vigencia de la sociedad, la que quedará disuelta
por el solo transcurso del tiempo, según señala el numeral 4) del artículo 44 de la
Ley, a menos de que en el pacto social se haya establecido su prórroga automática.
De no mediar ésta, se tendría que iniciar el proceso de liquidación, salvo que, como
se desprende implícitamente del artículo 19 de la Ley, la prórroga sea acordada de
manera expresa por los socios y la resolución respectiva inscrita en el Registro
Público antes de que expire el término de duración de la sociedad. Transcurrido el
mismo sin formalizarse la continuidad de la existencia de la sociedad, esta quedará
extinguida.
Si la sociedad de duración definida sigue realizando actos de comercio luego de
la expiración del término estipulado en el pacto social sin ser liquidada, estaríamos,
en nuestra opinión, ante una sociedad que opera de hecho, a la cual se le aplicará
por analogía lo dispuesto en el artículo 251 del Código de Comercio, según el cual
la nulidad del contrato de sociedad o la disolución de ésta no perjudicarán las
acciones que correspondan a terceros de buena fe contra todos y cada uno de los
asociados por razón de los negocios ejecutados por la compañía. En tal virtud, los
terceros que hayan tenido de buena fe relaciones con la sociedad en la creencia de
que estaba vigente, tendrán acción legal contra los administradores y socios por las
obligaciones contraídas por la sociedad.
La Ley 24 no precisaba si la duración de la sociedad podía ser perpetua o a
término, como lo hace este numeral 3. Demandaba establecer en el pacto social, en
virtud del numeral 4 de su artículo 8, “La duración de la sociedad, así como la

28
Ley Panameña sobre Sociedades de Responsabilidad
Limitada - Comentada por Artículo Artículo 5

manera de computar dicho término y la forma de prorrogarlo si los socios lo tuvieren


por conveniente.” De este texto parece derivar que la SRL tenía duración limitada,
prorrogable por decisión de los socios.

4. La indicación del objeto social, que puede ser amplio o limitado.


El objeto social comprende la actividad a la que se dedicará la sociedad. Al
indicar la norma que éste puede ser “amplio o limitado” se deduce que no se
requiere de su precisión. En otras jurisdicciones, por el contrario, es necesaria una
enunciación clara y precisa de las actividades principales que constituirán el giro de
negocios de la sociedad: cualquier acto o contrato que ejecute fuera de los
señalados en su pacto social se consideraría nulo por constituir una extralimitación
de su objeto. Ello deriva de la doctrina denominada “de los actos ultra vires”,
vigente en dichas legislaciones y que se remonta a los orígenes del derecho inglés,
“a la época en que las sociedades anónimas nacían en virtud de aprobaciones
expresas por parte de la corona, como un privilegio o concesión soberana.” Así, los
actos o contratos que la sociedad celebrara fuera del objeto autorizado se
estimarían nulos, carentes de fuerza obligatoria, puesto que la sociedad adolecía de
capacidad para ejecutarlos.

En nuestro medio no aplica tal medida extrema; es viable establecer en el


documento constitutivo una lista conceptual y genérica de actividades a las cuales
pueda dedicarse la sociedad, sin que ello constituya una limitación. En definitiva, el
ente legal podrá tener como objeto social todos aquellos negocios que determine la
asamblea de socios, aun cuando no se encuentren precisados en el pacto social,
siempre que no estén prohibidos por la legislación nacional o del país donde la
sociedad vaya a operar. En tal virtud, no obstante la naturaleza mercantil de la
sociedad, ésta bien podrá desarrollar actividades de tipo civil.
Por otro lado, al igual que ocurre con la razón social, no es viable expresar
como objeto en el pacto social una actividad que se encuentre regulada en nuestro
país y cuyo ejercicio, como quedó dicho, requiera de autorización previa, aun
cuando la sociedad vaya a operar en el exterior. Para garantizar el cumplimiento de
esta restricción, las leyes especiales que regulan dichas actividades prohíben al
notario la protocolización del pacto social, y al Registro Público la inscripción de
dicho documento si no se cuenta con la aprobación expresa de la entidad
reguladora, que deberá protocolizarse en la escritura pública de constitución de la
sociedad.

La Ley 24 demandaba la indicación expresa de la actividad o actividades que


constituirían el objeto de la sociedad. Además, prohibía a la sociedad realizar de
manera permanente operaciones que no pertenecieran al objeto social, o cambiarlo
por otro, sin modificar el pacto social.

29
Artículo 5 Juan Pablo Fábrega Polleri

5. El monto del capital social autorizado, que podrá ser en cualquier


moneda, las participaciones o cuotas en que se divide y el valor de cada
una.
El capital social autorizado, ni definido ni regulado en nuestra legislación,
representa la suma que establecen los suscriptores del pacto social en el
documento de constitución y que puede recibir como mínimo la sociedad producto
de la emisión y venta a los socios de las cuotas de participación en que se divida el
capital social. El valor nominal de las participaciones sociales también es
establecido por los suscriptores del pacto social en el documento de constitución de
forma arbitraria y discrecional, en atención a la conveniencia para su colocación
entre los socios. La suma cobrada en exceso del valor nominal de las cuotas de
participación viene a constituir un capital pagado en exceso, que se registraría en la
contabilidad como “superávit”. Si bien contablemente éste pasa a ingresar al
patrimonio de la sociedad, no constituye parte del capital suscrito.

La norma no establece requisitos mínimos o máximos de capital para crear


o mantener la naturaleza jurídica de la sociedad, por lo que su fijación quedará a
discreción de los suscriptores del pacto social.

La participación o cuota de participación es un concepto intangible, pero de


valoración económica, que se concreta con la creación de la sociedad al
establecerse el capital social autorizado en el pacto socia,l y se materializa con la
suscripción de las cuotas de participación por los socios; constituye una de las
tantas cuotas o partes en que está dividido el capital autorizado de la sociedad,
según el valor nominal que se les haya asignado en el pacto social, y que suscribe
cada socio en las emisiones originarias, o que se obtienen de otro socio mediante
transferencia, en caso de adquisiciones secundarias.

Adelantamos que el artículo 9 de la Ley dispone que “al constituirse la


sociedad de responsabilidad limitada, el capital social autorizado podrá estar
pagado total o parcialmente. Las aportaciones en especie deberán ser hechas en
su totalidad.” De esta disposición se desprende que, al contrario de lo que requieren
legislaciones foráneas, la Ley no exige la suscripción y pago total de las cuotas de
participación al momento de la constitución de la SRL ni se establece plazo para
ello tras su creación; se permite, así, el pago parcial, salvo que, como indica la
norma, se trate de aportes en especie.
De las anteriores consideraciones deriva que la composición del capital de una
SRL panameña comprende tres conceptos directamente interrelacionados entre sí:
el capital social autorizado, el capital suscrito y el capital pagado. Como se ha
señalado, el primero viene a constituir el monto que se fija en el pacto social para la
capitalización de la sociedad con el producto de la emisión de las cuotas de
participación; representa el total de las cuotas que puede colocar entre los socios y
el monto de dinero mínimo que la sociedad puede llegar a recibir por la suscripción
de dichas acciones, recordando que cualquier suma recibida en exceso del valor

30
Ley Panameña sobre Sociedades de Responsabilidad
Limitada - Comentada por Artículo Artículo 5

nominal se registraría en la contabilidad como “superávit” o capital pagado en


exceso.
El capital suscrito es la parte de ese capital social autorizado consignado en el
documento constitutivo de la sociedad que los inversionistas o socios se han
obligado a aportar.
El capital pagado, como su nombre lo indica, es la parte del capital social
autorizado suscrito por el socio y pagado por éste a la sociedad; viene a ser la
suma que, efectivamente, el socio ha aportado a la sociedad y que ésta ha recibido
en concepto de pago por las cuotas de participación que ha emitido. De ello se
desprende que el capital pagado no necesariamente corresponderá o coincidirá con
el capital suscrito ni mucho menos con el capital social autorizado. Ello tendrá lugar
cuando la totalidad de las cuotas de participación se encuentren totalmente
pagadas. Recuérdese, sin embargo, que todo aporte en especie deberá ser hecho
en forma total e inmediata al momento de emitirse las cuotas de participación. En
este caso, el capital pagado, equivalente a la valoración que se le haya dado a los
bienes que se aportan a la sociedad, coincidirá con el capital social suscrito por el
socio.

Como se verá al analizar el artículo 9 de la Ley, ésta no precisa cómo se


materializa la suscripción de las cuotas de participación por los primeros socios por
cuanto no se requiere la capitalización de la sociedad como condición para su
constitución.

La Ley no prohíbe la diferenciación de socios, por lo que consideramos que


en el pacto social se podrán consignar clases o tipos de cuotas de participación que
confieran derechos especiales a ciertos socios o que supriman el derecho a voto.

También observamos, como quedó dicho, que, al contrario de lo que exigen


legislaciones extranjeras, aun cuando el numeral 1) del artículo 5 de la Ley requiere
la identificación de los socios, ésta no demanda la fijación del porcentaje de
participación de cada socio en el pacto social ni el señalamiento de las cuotas que
suscribe o se obligue a adquirir; de ahí que esa información no tendrá carácter
público y su manejo se hará en forma privada.

La Ley 24 establecía en su artículo 5 que las participaciones o cuotas


podían ser de valores diferentes, pero en todo caso, serían de US$100.00 o un
múltiplo de US$100.00. Además, exigía que el capital social no fuera inferior a
US$2,000.00 ni superior a US$500,000.00. De igual forma, el artículo 6 demandaba
que, al constituirse la sociedad, el capital social estuviera íntegramente suscrito y
pagado. El 50%, por lo menos, debía consistir en aportaciones en dinero, pagado
en un plazo máximo de 5 años. Las aportaciones en especie tenían que ser hechas
en su totalidad, y si el valor del aporte no alcanzaba al de las cuotas asignadas,
debía completarse la diferencia en dinero. La suma de los aportes hechos al
momento de la constitución de la sociedad no podía ser inferior a US$2,000.00.
Conforme al artículo 7 de la Ley 24, si el capital social llegaba a ser superior a los

31
Artículo 5 Juan Pablo Fábrega Polleri

US$500,000.00 la sociedad debía ser transformada en anónima o por acciones. El


artículo 10 de la Ley 24 exigía que los socios formalizaran en 30 días el traspaso de
los bienes inmuebles que se hubieran comprometido a traspasar como aportes a la
sociedad. Un extracto de dicha escritura debía ser publicado por 3 días
consecutivos en un diario de circulación nacional.

Adicionalmente, el numeral 7 del artículo 8 de la Ley 24 requería que en el


pacto social se precisara la suma de dinero, los bienes o derechos que cada socio
aportaba, con indicación, en este último caso, del valor atribuidos a ellos, así como
las justificaciones de dicha estimación; la época precisa y la forma en que se
completarían los aportes en dinero que no se hubieran hecho en su totalidad y las
participaciones o cuotas que se le asignaban a cada socio en función del valor de
sus aportes.

La eliminación de estos requisitos de la Ley 24 constituye uno de los


principales aportes de la Ley.

6. La designación de la persona o las personas que tendrán a su cargo la


administración y la representación de la sociedad, que pueden ser socios
o no serlo.

Al contrario de lo que ocurre con las sociedades anónimas, la Ley no


contempla la figura de la junta directiva sino la del administrador o administradores.
Como complemento de esta disposición, el artículo 38 de la Ley señala que “La
administración de la sociedad corresponderá a la persona o las personas naturales
o jurídicas que hayan sido designadas para el cargo en el pacto social o por
acuerdo posterior.” La Ley no precisa las atribuciones o facultades del
administrador. Como se verá, el artículo 41 de la Ley les adscribe deberes
puntuales a los administradores. Conforme a dicha disposición, el administrador o
administradores tendrán a su cargo la ejecución de los objetos sociales y la
conducción de los negocios de la sociedad dentro de su giro ordinario de actividad.
Sus únicas restricciones serán las limitaciones que señala el artículo 40 de la Ley,
así como las que se establezcan en el pacto social o les fijen los socios.

La norma no establece restricciones o condiciones sobre las personas que


pueden ejercer la administración de la sociedad; al disponer que “podrán ser socios
o no serlo”, permite que terceros, ajenos a la sociedad, personas naturales o
jurídicas, sean nombrados como tales, al contrario de lo dispuesto en legislaciones
extranjeras. Recuérdese, también, que el artículo 4 de la Ley señala que los
suscriptores del pacto social pueden ser administradores de la sociedad.

Del texto del numeral 6 no queda claro si la persona o personas nombradas


como administradores también ejercerán la representación legal; pareciera que s,
sin embargo, dada la amplitud de su redacción, pensamos que la administración y

32
Ley Panameña sobre Sociedades de Responsabilidad
Limitada - Comentada por Artículo Artículo 5

la representación de la sociedad no tienen que converger en una persona, de


manera que una y otra pueden ser ejercidas por personas distintas.

Al contrario a lo que ocurre con la administración, la Ley no establece


parámetros para determinar lo que comprende la representación de la sociedad.
Tampoco lo hace la legislación comercial. El Código Civil, de mayor aproximación,
se limita a establecer en el artículo 73 que “Las personas jurídicas serán
representadas judicial o extrajudicialmente, por las personas naturales que las
leyes, o los respectivos estatutos, constituciones, reglamentos o escrituras de
fundación determinen; y a falta de esta determinación por las personas que un
acuerdo de la comunidad, corporación o asociación de que se trata, designe con tal
objeto.” Como se puede observar, esta norma simplemente se limita a remitir a lo
que dispongan el pacto social o los órganos de dirección, sin precisar las facultades
del representante legal y el papel que juega dentro de la sociedad. En jurisdicciones
foráneas no se da este vacío, ya que en ellas la legislación adscribe las
atribuciones del representante.

En materia judicial, el artículo 593 del Código de Procedimiento Civil señala


que “Las personas jurídicas de derecho privado, comparecerán, por medio de sus
representantes con arreglo a lo que dispongan el pacto constitutivo, los estatutos y
la ley. Salvo que conste en el Registro Público otra designación, la representación
de las personas jurídicas la tendrá el presidente; por su falta el vicepresidente o el
secretario y por falta de ellos el tesorero; o la persona que respectivamente haga
sus veces si tuviera otro título.” De dicha norma deriva que el representante de la
SRL estará legitimado para otorgar poderes judiciales de representación para que
la sociedad comparezca en juicio, ya sea como demandante o demandado.
También implica que el representante podrá ser citado a comparecer dentro de un
proceso, en representación de la sociedad. Esta norma se aplica, en la práctica, de
manera supletoria para todo tipo de relación jurídica de la sociedad.

En el caso de las sociedades anónimas, en Sentencia fechada 13 de


febrero de 1996 la Corte Suprema de Justicia dejó entrever que el representante del
ente legal cuenta con capacidad para ejercer las facultades de la sociedad y, en tal
virtud, podrá comprometerla y obligarla mediante la suscripción de contratos dentro
de su giro normal de negocios:

“Por supuesto, la Sala coincide con el Tribunal Superior en cuanto


a que la Ley No. 32 de 1927 no contempla ni identifica en ninguno
de sus artículos cuáles son las facultades de representación que
está en capacidad de ejercer quien ostente la dignidad de
Presidente y Representante Legal de las sociedades anónimas.
Pero este hecho con ser cierto no significa que se pueda, por vía
de la interpretación, pretender que la facultad de representación de
estas entidades sociales descansa en sus juntas directivas, a partir
de lo establecido en el artículo 49 de la Ley No. 32 de 1927. Esa
disposición atañe sin duda a la mencionada administración y

33
Artículo 5 Juan Pablo Fábrega Polleri

dirección de los negocios de las sociedades, que no al fenómeno


de representación de las mismas, como equivocadamente sostiene
en su censura el recurrente.
...
Ante el silencio que la Ley No. 32 de 1927 y el Pacto Social de
Bienes Raíces El Mar, S.A., guardan sobre cuáles son las
facultades del Presidente y Representante Legal de la Sociedad, se
debe presumir que éste tiene todas aquéllas que le permitan
desempeñarse en interés del ente social al cual obligatoriamente
representa, sobre todo en sus relaciones con terceros. No parece
adecuado ni correcto que el juzgador, ante la ausencia de
disposiciones directas y expresas con respecto a una determinada
materia, se permita el lujo de razonar e interpretar absurdamente
las disposiciones legales. Y eso sería precisamente lo que ocurriría
si se le negase a un representante legal de una sociedad anónima
el derecho a actuar en representación de los intereses de la
sociedad en cuestión, siempre y cuando los actos que ejecute se
encuentren comprendidos dentro del objeto social y se relacionen
con el funcionamiento propio de la entidad representada.”

Nosotros discrepamos de este pronunciamiento, particularmente en el evento


de que administrador y representante de la sociedad no sean una misma persona,
por cuanto nos parece muy aventurado concluir ante la ausencia de disposición
legal que así lo consigne, que una persona pueda contar con tan amplias
atribuciones para comprometer al ente legal y los intereses de los socios sin
autorización expresa. Ante este vacío legal resulta recomendable precisar en el
pacto social las facultades y poderes que atribuye la representación de la sociedad.

7. La designación de uno o más dignatarios o apoderados generales,


especiales y las atribuciones de estos.

La Ley no define el concepto de dignatario, por lo que suponemos que se


refiere a las mismas dignidades de una sociedad anónima: Presidente, Secretario o
Tesorero. Solo se requiere el nombramiento de uno, sin precisar cuál, por lo que
ello quedará a discreción de los suscriptores del pacto social.

Con el empleo de la conjunción “o” en este numeral se alude a la opción de


nombrar dignatarios o apoderados, de manera que no se tienen que designar a
unos u otros; quedará a discreción de los suscriptores del pacto social su
determinación. Pensamos que nada impide, sin embargo, el nombramiento de
ambos.

Como la revocatoria de dichas designaciones implicará la modificación del


pacto social, el nombramiento de sus reemplazos tendrá que ser aprobado por la
asamblea de socios, en caso de emisión y pago total de las cuotas de participación,
o por decisión de los suscriptores del pacto social, de no haber socios que puedan

34
Ley Panameña sobre Sociedades de Responsabilidad
Limitada - Comentada por Artículo Artículo 5

ejercer el voto, seguido de su inscripción en el Registro Público, como se verá al


analizar el artículo 7 de la Ley. De ello deriva que, de nombrarse apoderados, a las
SRL no aplicaría el Decreto Ley 5 de 1997 que prescinde del requisito de
inscripción de los poderes generales en el Registro Público.

Llama la atención este requisito del dignatario o apoderado al no tener


éstos facultades especiales y demandar el acápite anterior el nombramiento de un
administrador, quien tendrá la conducción de las operaciones de la sociedad y su
representación legal. No parece necesario, en consecuencia, contar con dignatarios
o apoderados.

En cualquier caso, las atribuciones de los dignatarios y/o apoderados tienen


que estar consignadas en el pacto social, como lo establece la norma, ya que la
legislación nacional no les atribuye facultades ni deberes, al contrario de lo que
ocurre en legislaciones extranjeras.

8. La designación de un agente residente, que deberá ser un abogado o una


firma de abogados.
La figura del Agente Residente fue introducida en nuestra legislación mediante
Ley No. 32 de 1927, que regula la creación de las sociedades anónimas
panameñas, al demandar la designación de “un agente de la sociedad” en el pacto
socia. aunque no precisó quién podía serlo. No fue sino hasta 1966 que, mediante
Decreto Número 147 de 4 de mayo, se dispuso que “Solo puede ser el agente de
una sociedad anónima un abogado o una sociedad de abogados, hábiles para
ejercer la profesión”, disposición que tampoco fijó las atribuciones del agente
residente, de ahí que éste no cuente con facultad alguna para obligar a la sociedad
o para contratar en nombre de ésta. Su única función, en nuestra opinión, es de
carácter práctico: servir de interlocutor entre las autoridades o terceras personas y
el cliente, sin que ello constituya un mandato o le otorgue facultades de
representación o de gestión por la sociedad, ni de agente para recibir notificaciones.
Es, simplemente, un facilitador, según deriva de una Sentencia de la Corte
Suprema de Justicia, fechada 12 de agosto de 1996, en la que se consignó que “La
función de agente residente que realizan los abogados o firmas de abogados es un
trabajo profesional, el cual no es vinculante con las acciones o gestiones derivadas
de las operaciones de las sociedades que representan; no obstante esto no es
óbice para que el abogado o firma de abogados que actúa como agente residente
de una sociedad anónima panameña conozca al cliente y que mantenga
información suficiente para identificarlo, ante las autoridades competentes cuando
así le sea requerido.”
La única excepción respecto de la función facilitadora del Agente Residente
aparece consignada en el artículo 11-A del Código de Comercio, que regula la
fusión de las sociedades anónimas panameñas con extranjeras. Conforme al
mismo, si la sociedad sobreviviente de la fusión es la extranjera, y no tiene
apoderado o representante en Panamá, la notificación de cualquier acción en
contra de la sociedad se podrá hacer a su Agente Residente, que no podrá rehusar

35
Artículo 5 Juan Pablo Fábrega Polleri

o excusar la notificación de la acción, la cual se considerará como válida y


efectivamente hecha a la sociedad.
En jurisdicciones extranjeras la ley sí le adscribe al Agente Residente una
relación activa y vinculante con la sociedad. El propósito de tener un Agente
Residente es que sirva como persona determinada y conocida para recibir
notificaciones que deban efectuarse a la sociedad -”service agent”-, de suerte que
cualquier tercero, no solo autoridades, pueda tener contacto con la sociedad, aun
cuando el domicilio de ésta y la dirección de los directores sean conocidos.

9. Los demás pactos lícitos que los otorgantes estimen conveniente acordar,
siempre que no se opongan a lo dispuesto en esta Ley, a la moral o al
orden público.

Este numeral confiere a los suscriptores del pacto social la atribución de


establecer otras cláusulas que estimen convenientes para desarrollar aspectos no
contemplados en la Ley o que requieren de mayor precisión, siempre que las
disposiciones no sean contrarias a la legislación nacional, los principios morales y el
orden público. Estos dos últimos conceptos no se encuentran desarrollados en el
ordenamiento jurídico, por lo que quedarán sujetos a interpretación de los tribunales
de justicia en caso de controversia.

Es de observar que el artículo 5 de la Ley omite el nombre de la sociedad


como requisito del pacto social. Del artículo 1 de la Ley se deduce que se trató de
un descuido, por lo que también habrá que consignar la razón social en el
documento de constitución de la sociedad.

En adición a los requisitos mínimos señalados, la Ley 24 demandaba en su


artículo 8 que el pacto social dispusiera la forma de deliberar y de tomar acuerdos
en las asambleas de socios, así como la manera de constituirla y la fecha o fechas
en que se debería reunir. También disponía que no era necesaria la celebración de
asambleas generales si la sociedad estaba conformada por no más de cinco socios,
en cuyo caso el pacto social debía establecer la forma en que serían consultados y
la manera en que habrían de expresar por escrito su opinión sobre los asuntos que
les fueran sometidas.

Concluimos señalando que, en Panamá, se han adoptado disposiciones legales


que demandan de los profesionales la adecuada identificación de los clientes para
prevenir el uso del país como plaza para realizar operaciones ilícitas,
particularmente relacionadas con lavado de capitales, narcotráfico o apropiación de
bienes públicos nacionales o extranjeros. Por ello, antes de la contratación de los
servicios legales para la constitución de una SRL el profesional del derecho debe
requerir información sobre los socios, directores, administradores, representantes y
apoderados; copia de sus pasaportes y referencias personales y bancarias de cada
uno para procurar verificar sus antecedentes e identificarlos a suficiencia. Esta
información, de carácter reservado; solo es divulgada en virtud de orden judicial

36
Ley Panameña sobre Sociedades de Responsabilidad
Limitada - Comentada por Artículo Artículo 5

emitida por autoridad panameña con ocasión de una investigación criminal sobre un
hecho que constituye posible delito en Panamá.

37
Artículo 6 Juan Pablo Fábrega Polleri

EFECTO DE LA INSCRIPCIÓN DE LA SOCIEDAD EN EL REGISTRO PÚBLICO

Artículo 6. Una vez inscrita la sociedad en el Registro Público tendrá


personalidad jurídica.

Esta norma alude al efecto que produce la inscripción del pacto social en el
Registro Público que ordena el artículo 5 de la Ley. A partir de ese momento la
sociedad tendrá identidad y personería jurídica propia, distinta de la de sus
suscriptores y de los socios, con capacidad para adquirir derechos y contraer
obligaciones, que le permitirá “dedicarse a cualquier clase de actividades lícitas,
civiles o comerciales”, como le reconoce el artículo 3 de la Ley, y legitima la
autonomía de la SRL respecto de sus socios.

La Ley no establece plazo para la presentación del pacto social al Registro


Público ni la consecuencia por la inobservancia de este requisito. Dado el efecto de
publicidad que produce la inscripción de documentos en el Registro Público y la
finalidad que persigue esta formalidad, su omisión causará que la constitución de la
sociedad no surta efectos frente a terceros y genere responsabilidad personal para
los suscriptores, los socios y los administradores de la sociedad frente a terceros
con quienes se haya entablado relaciones jurídicas. Conforme al primer párrafo del
artículo 1761 del Código Civil, “Los títulos sujetos a inscripción que no están
inscritos, no perjudicarán a terceros sino desde la fecha de su presentación en el
Registro”. Por su parte, el artículo 254 del Código de Comercio dispone que “Los
que obraren a nombre de sociedades no constituidas o que no funcionaren de
conformidad con las disposiciones de la ley, quedarán en cuanto a los respectivos
actos o contratos, obligados personal, ilimitada y solidariamente.” Ello implica que el
administrador o socio de una SRL no inscrita, que haga comprometer a la sociedad
con un tercero, asumirá responsabilidad solidaria por las obligaciones que contraiga
el ente legal en formación.

Estas consideraciones permiten concluir que la inscripción del pacto social no


tiene efecto constitutivo, sino de publicidad. El vínculo existirá entre los socios
desde el momento en que se comprometen a crear la sociedad y a formar parte de
la misma; usualmente, a partir de la celebración de un convenio de asociación en el
que se establecen los derechos y obligaciones de cada uno, y entre los socios y la
sociedad, desde que se suscriben las cuotas de participación. La relación jurídica
existirá entre la sociedad como ente legal y terceros desde la presentación de la
escritura pública en el Registro Público.

El requisito de inscripción del pacto social no convierte al Registro Público en


una superintendencia de sociedades o un ente regulador; es la entidad
gubernamental que tiene a su cargo dar publicidad a ciertos actos y el registro de
documentos que, por ley, deben inscribirse. En tal virtud, el Registro Público se

38
Ley Panameña sobre Sociedades de Responsabilidad
Limitada - Comentada por Artículo Artículo 6

limitará a verificar el cumplimiento de las formalidades legales que establece la


legislación para la inscripción de actos o contratos objeto de inscripción, lo que se
hace extensivo a la calificación del pacto social para constatar que satisface los
requisitos del artículo 5 de la Ley.
Adelantamos que también serán objeto de inscripción los actos o acuerdos de
socios que reformen el pacto socia o, autoricen las transferencias de las cuotas
sociales que producen variación en las personas de los socios y la disolución de la
sociedad, como indica el artículo 11 de la Ley.
Una vez inscrita en el Registro Público, la sociedad deberá ser registrada en la
Dirección General de Ingresos para obtener su Registro Único de Contribuyente
(RUC), tal cual lo dispone la Resolución No. 201-4306 de 28 de diciembre de 2001,
emitida por dicha autoridad fiscal, con prescindencia de la finalidad u objeto de la
sociedad, o de si realizará operaciones fuera de la República de Panamá y de que
sus ingresos no se consideren de fuente panameña. Según indica la norma, la
finalidad de esta inscripción es garantizar a la administración tributaria una
adecuada información de todos los contribuyentes o responsables de cualquier
tributo a cargo de la Dirección General de Ingresos. Esta inscripción se efectúa de
manera electrónica; al momento de procesarse se debe reportar si la sociedad
operará en Panamá o en el exterior. La misma no obliga a las sociedades que
operen fuera del país y obtengan sus ingresos por operaciones que se
perfeccionen, consuman o surtan sus efectos fuera de Panamá a presentar
declaración de renta ante las autoridades fiscales panameñas, ya que sólo quienes
reciben sus ingresos de transacciones generadas dentro del país tienen esa
obligación tributaria.

El artículo 10 de la Ley 24 estipulaba que la escritura pública de


constitución de la sociedad debía inscribirse en el Registro Público dentro de los 30
días siguientes a la fecha de su otorgamiento, y que dentro de los 30 días
siguientes a su inscripción debía publicarse un extracto de la escritura en cuestión
tres veces seguidas en un diario de circulación nacional. La norma imputaba
responsabilidad personal y solidaria al administrador frente a terceros por los actos
de los cuales fuera parte la sociedad antes de haberse cumplido con las
formalidades indicadas. Como ha quedado consignado, la Ley flexibilizó el proceso
de incorporación al eliminar tales requisitos y sanciones.

39
Artículo 7 Juan Pablo Fábrega Polleri

MODIFICACIÓN DEL PACTO SOCIAL

Artículo 7. La sociedad de responsabilidad limitada podrá variar el contenido


del pacto social cumpliendo con las formalidades indicadas en los artículos
anteriores.

Cuando la norma permite “variar el contenido del pacto social” está


haciendo referencia a la modificación de cualquiera de los elementos del
documento constitutivo. Como se verá al analizar el artículo 33 de la Ley, ello tiene
lugar mediante aprobación en asamblea de socios, al tenor de lo dispuesto en el
artículo 36 de la Ley, por quienes cuenten con derecho a voto, según el artículo 13
de la Ley.. Como quedó dicho, si la sociedad no contara con socios que hayan
pagado la totalidad de sus cuotas de participación, las modificaciones serán
aprobadas por los suscriptores del pacto social, como se explica más adelante.

El artículo 7 se limita a señalar que la modificación del pacto social tiene


lugar “cumpliéndose con las formalidades indicadas en los artículos anteriores.”
Éstos, como se recordará, establecen los requisitos y procedimientos para la
constitución de la sociedad por dos o más personas. Dada esta remisión de la
norma a las disposiciones precedentes, el documento de modificación tendrá que
adoptarse siguiendo una de las modalidades establecidas en la Ley para formalizar
la suscripción del pacto social: mediante documento privado protocolizado o por
escritura pública, e inscribirse en el Registro Público, como prevén los artículos 5 y
6 de la Ley. Habida cuenta de que, como se recordará, para cualquiera de los
casos el artículo 4 de la Ley dispone que dos o más personas podrán constituir la
sociedad, mientras esta no cuente con socios que tengan derecho a voto, las
modificaciones del pacto social podrán ser adoptadas por sus suscriptores.

La Ley 24 disponía en su artículo 12 que la modificación del pacto social


debía hacerse observando los mismos requisitos impuestos para su adopción, por
lo cual se requería el consentimiento de las dos terceras partes de los socios que
representaran, por lo menos, las dos terceras partes del capital social. La norma
demandaba la aprobación unánime de los socios cuando la modificación pretendía
aportaciones adicionales obligatorias, o cualquier forma de extensión de
responsabilidad de los socios.

40
Ley Panameña sobre Sociedades de Responsabilidad
Limitada - Comentada por Artículo Artículo 7

COMPOSICIÓN DEL CAPITAL SOCIAL

Artículo 8. El capital social estará integrado por las aportaciones de los


socios en dinero, bienes o servicios y estará representado en participaciones
o cuotas.
Cuando la norma indica que “el capital social estará integrado por las
aportaciones de los socios”, está haciendo referencia al capital pagado, que
comprende, como quedó dicho, el que aportan los socios como contraprestación
por la suscripción de cuotas de participación.

El Artículo 8 de la Ley permite que las aportaciones de los socios a la


sociedad como pago por sus cuotas de participación sean hechas en dinero, bienes
o servicios. Conforme al artículo 9, el valor de los aportes en “especie” o en
servicios será fijado por los socios. Como quedó dicho, los primeras deberán
efectuarse en su totalidad al momento de emitirse las cuotas de participación,
según indica el artículo siguiente.

Cuando esta disposición indica que el capital social “estará representado en


participaciones o cuotas” no hace más que reiterar lo señalado en el numeral 5 del
artículo 5 de la Ley, que trata sobre la forma en que se divide el capital social.
Como quedó dicho al analizar la referida norma, las cuotas de participación son un
concepto intangible, pero de valoración económica, que se concreta con la creación
de la sociedad, al establecerse en el pacto social el capital social autorizado y la
forma en que éste se divide, y que se materializan con su suscripción por los
socios.

La Ley 24 no contemplaba una disposición especial como el artículo 8; no


obstante, del contexto de la misma se desprendía que los aportes también podían
hacerse en especie.

Legislaciones extranjeras prohíben el pago de cuotas de participación con


bienes o servicios; éstas deben hacerse en efectivo al momento de constituirse la
sociedad. No obstante, los bienes y servicios son reconocidos como “prestaciones
accesorias”; distintas de las aportaciones de capital, y aceptadas como
contribuciones suplementarias, cuando son permitidas por el pacto social.

41
Artículo 9 Juan Pablo Fábrega Polleri

PAGO DE LOS APORTES POR LOS SOCIOS

Artículo 9. Al constituirse la sociedad de responsabilidad limitada, el capital


social autorizado podrá estar pagado total o parcialmente. Las aportaciones
en especie deberán ser hechas en su totalidad.
El valor de los aportes en especie o en servicios será fijado por los
socios.
La frase “al constituirse la sociedad” resulta confusa porque no permite
precisar el tiempo en que debe cumplirse con el mandato de esta norma: si los
socios deben hacer sus aportes antes de la constitución de la sociedad, como se
requiere en jurisdicciones extranjeras, o luego de creado el ente legal. Nosotros
favorecemos este segundo momento por cuanto, como quedó dicho, los
suscriptores del pacto social no son socios de la sociedad por la sola constitución
de la misma; la calidad de socio se adquiere a partir de la suscripción de las cuotas
de participación. Como se vio, el artículo 4 de la Ley no exige la adquisición de
participaciones sociales ni que se hagan aportaciones como condición para la
creación de la sociedad.

Del primer párrafo deriva la posibilidad de que los socios puedan acordar
con la sociedad el plazo para el pago de sus cuotas de participación, siempre que el
aporte sea en dinero o trabajo, por cuanto dicha disposición sólo demanda que
sean hechas en su totalidad las aportaciones en especie. Luego, las cuotas de
participación podrán ser suscritas por los socios y emitidas por la sociedad, aun
cuando no se encuentren totalmente pagadas, si la contraprestación consiste en
dinero, servicios o trabajo. De hacerse el pago en especie, las cuotas de
participación se emitirán contra la entrega del bien.

Del contexto de esta disposición parece desprenderse que por “especie”


debe entenderse todo tipo de bien, material o inmaterial, que se traspasa a la
sociedad como aporte, con exclusión particular de los servicios, considerados en el
segundo párrafo del artículo 9 como otra modalidad de aporte para los efectos de
su valoración, aun cuando también constituyen una variedad inmaterial o intangible
dentro del género de bienes. Parece ilógica esta diferenciación, ya que ni en el
aporte de especies ni en la prestación de servicios media pago en efectivo. Resulta
así inexplicable que no se exija a los socios la prestación total de los servicios como
condición para la emisión de sus cuotas de participación.

La Ley calla respecto del procedimiento, formalidades o trámite para la


suscripción y emisión de las cuotas de participación. La suscripción es el
compromiso formal que adquiere un socio con la sociedad en virtud del contrato
social para realizar aportes de capital a efectos de adquirir un porcentaje o
participación societaria en el ente legal, y del cual derivan derechos y obligaciones
para ambas partes. Comprende una serie de actos del socio tendientes a formalizar
la relación societaria entre ellos, la manifestación de interés por convertirse en socio

42
Ley Panameña sobre Sociedades de Responsabilidad
Limitada - Comentada por Artículo Artículo 9

y el compromiso de pagar el valor de las cuotas de participación, ya sea en dinero,


mediante el aporte de bienes o con la prestación de servicios. Ello puede ocurrir
con anterioridad a la creación de la sociedad, como resultado de un acuerdo de
socios mediante el cual convienen unir esfuerzos para lograr un objetivo
empresarial común a través de una SRL y se comprometen a realizar una serie de
aportes al ente legal una vez constituido.
La emisión, en contrapartida, es el acto en virtud del cual la sociedad aprueba
la expedición de las cuotas de participación al socio y establece la forma de pago;
autoriza la emisión del certificado de participación y la anotación respectiva en el
registro de socios. Suscripción y emisión de cuotas de participación no son, pues,
sinónimos ni excluyentes sino complementarios; constituyen actos propios del
derecho societario que darán origen a la materialización de la relación jurídica entre
el socio y la sociedad. Perfeccionados aquéllos, el administrador del ente legal
procedería a emitir el certificado de participación a que alude el artículo 12 de la
Ley.
Según se verá al analizar el artículo 15 de la Ley, es potestad de la asamblea
de socios aprobar la incorporación de nuevos miembros en caso de que la sociedad
vaya a emitir nuevas cuotas de participación. Corresponderá a este órgano
societario, en consecuencia, fijar los términos y condiciones para la suscripción,
emisión y pago de nuevas cuotas de participación. No obstante, la Ley presenta un
vacío sobre la forma de perfeccionarse la incorporación originaria de socios, recién
creado el ente legal. Como quedó dicho, la sola enunciación de los socios en el
pacto social no les convierte en miembros del ente legal; para ello debe producirse
la suscripción y pago de las cuotas de participación. Hasta tanto no se produzca
este hecho, los socios no tienen derecho a voto, según indica el artículo 13 de la
Ley. Por su parte, el administrador no cuenta con facultad legal para decidir sobre
un aspecto tan material para la SRL como es acordar los términos y condiciones de
suscripción, emisión y pago de las cuotas de participación originarias. Ante esta
laguna, no vemos otra salida que, aun cuando pudiera pensarse que se daría un
conflicto de intereses, los propios socios originarios; designados en el pacto social
por los suscriptores, sean quienes decidan los términos y condiciones para la
suscripción de sus propias cuotas de participación.

El segundo párrafo del artículo 9 confiere a los socios la potestad de fijar el


valor de los aportes que se hagan en especie o en servicios, sin establecer
parámetros para dicha valoración, por lo que determinar el precio del bien o costo
del servicio que se va a aportar quedará a discreción exclusiva de la asamblea de
socios, como órgano principal de la sociedad, con la participación de aquellos que
cuenten con capacidad de voto. Al contrario de lo que ocurre en la ley de
sociedades anónimas y en legislaciones extranjeras, la Ley no imputa
responsabilidad a los socios por los perjuicios que pueda causar a la sociedad o a
los acreedores la valoración de las especies o los servicios aportados como
contraprestación por la suscripción de cuotas de participación por un monto inferior
a su valor real.

43
Artículo 9 Juan Pablo Fábrega Polleri

Como se verá al analizar el artículo 13 de la Ley, el socio que no haya


hecho el pago total de sus cuotas de participación no podrá ejercer el derecho a
voto. También adelantamos que cuando las cuotas de participación sean pagadas
con bienes, los socios estarán obligados a su saneamiento en caso de evicción,
según dispone el Artículo 21 de la Ley. Conforme a esta misma norma, si las
aportaciones consistieren en derechos o créditos, el socio responderá de la
legitimidad de éstos y de la solvencia del deudor.

Al no estar obligados los socios por la Ley a efectuar sus aportaciones en


forma total al momento de constituirse la sociedad, surge la interrogante de cómo
se formaliza la relación societaria de los primeros socios y se acuerda el pago de
sus aportaciones sociales, particularmente cuando éste será hecho con aportes en
especie, ya que como se recordará su valoración es determinada por los socios y,
como se vio, éstos no adquieren derecho a voto para la toma de decisiones en los
asuntos sociales hasta que hayan efectuado el aporte total de sus participaciones
sociales. Como la SRL responde a un fin societario común, pensamos que, por
excepción y de manera extraordinaria, los primeros socios podrán acordar todo lo
relacionado con la suscripción, emisión y pago de las cuotas de participación, aun
cuando ninguno haya hecho su aporte social al no contar en ese momento la
sociedad con un órgano social debidamente constituido para atender estos asuntos.
Como quedó dicho, los suscriptores del pacto social son sólo incorporadores, sin
mayores facultades, más allá de la modificación del pacto social. El administrador o
administradores tampoco cuentan con capacidad legal para admitir miembros en la
sociedad; ellos tienen únicamente atribuciones administrativas, de manera que no
pueden tomar decisiones que son ajenas a su competencia.

Está de más decir que la transferencia de bienes, derechos o créditos a la


sociedad en pago por las cuotas de participación tendrá que perfeccionarse
siguiendo el trámite y respetando las formalidades que establezca la legislación del
lugar donde se encuentre el bien o se originan los derechos o créditos que se vayan
a traspasar a la sociedad.

Adelantamos igualmente que, conforme al artículo 23 de la Ley, el socio


que “no abone puntualmente sus cuotas de participación” podrá ser excluido de la
sociedad por decisión mayoritaria aprobada en asamblea de socios. El “abono
puntual” comprende el pago de las cuotas de participación en los plazos
convenidos. En caso de inobservancia o morosidad, “la sociedad retendrá todas las
porciones que en el activo social pudieran corresponderle a dicho socio, sin
perjuicio de entablar contra él las acciones pertinentes para obtener las
indemnizaciones del caso.” Ello comprende para el socio la pérdida de cualquier
abono o pago parcial que haya hecho por sus cuotas de participación.

Como quedó dicho al analizar el artículo 5 de la Ley, el numeral 7 del


artículo 8 de la Ley 24 requería que se indicara en el pacto social el valor atribuido a
las aportaciones que no eran en efectivo, así como las razones que justificaban
dicha estimación. Si bien la Ley 24 tampoco atribuyó responsabilidad a los socios

44
Ley Panameña sobre Sociedades de Responsabilidad
Limitada - Comentada por Artículo Artículo 9

por la valoración dada a los aportes en especie, por lo menos exigía la publicidad
de las consideraciones que sustentaron el valor dado a los bienes aportados.

Finalmente destacamos que, según el artículo 6 de la Ley 24, al constituirse


la sociedad por lo menos, el 50% del capital social debía ser aportado en dinero,
dándose para ello un plazo de 5 años. Las aportaciones en especie tenían que ser
hechas en su totalidad y si el valor del aporte no alcanzaba al de las cuotas
asignadas debía completarse la diferencia en dinero. El artículo 10 de la Ley 24
exigía que los socios formalizaran en 30 días el traspaso de los bienes inmuebles
que se hubieran comprometido a traspasar como aportes a la sociedad. Un extracto
de dicha escritura debía ser publicado por 3 días consecutivos en un diario de
circulación nacional.

45
Artículo 10 Juan Pablo Fábrega Polleri

AUMENTO Y REDUCCIÓN DEL CAPITAL SOCIAL AUTORIZADO DE LA


SOCIEDAD

Artículo 10. El capital social autorizado de la sociedad de responsabilidad


limitada podrá ser aumentado o reducido mediante reformas al pacto social.
No obstante, la reducción del capital social no podrá realizarse si, con motivo
de la reducción, el activo resultante de la sociedad sea inferior a su pasivo.

La Ley no impone parámetros para decidir sobre el aumento o reducción


del capital social autorizado de la sociedad. Uno y otro quedan a discreción de los
socios, según las necesidades del ente legal y su realidad financiera. La única
limitación que establece la norma es con respecto a la reducción del capital, que no
podrá llevarse a efecto si el activo resultante es inferior al pasivo de la sociedad. Es
de destacar que, al no existir en Panamá superintendencia de sociedades, no hay
autoridad que verifique el cumplimiento de esta condición.

El capital recibido por la sociedad, así como cualesquiera otros bienes producto
de la suscripción de las cuotas de participación, forman parte de su patrimonio. Al
reducirse el capital social se disminuye el valor de la inversión de los socios en la
sociedad, por lo que teóricamente ésta estaría en capacidad de devolver a los
socios de manera prorrateada una suma o bienes equivalentes al monto del capital
reducido. Esa devolución se concretaría haciéndose uso de los activos de la
sociedad, lo que podría impactar negativamente su patrimonio si el monto total de
los activos llegara a ser inferior al de los pasivos. Ello causaría que la sociedad no
tuviera bienes suficientes para saldar, en ese momento, la totalidad de lo adeudado
a los acreedores. De ahí que la prohibición del presente artículo pretenda la
salvaguarda de los derechos de aquéllos.

La norma no requiere del consentimiento de los acreedores ni impone a los


socios responsabilidad frente a terceros por las consecuencias que produzca la
reducción del capital, al contrario de lo que ocurre en legislaciones extranjeras. No
obstante, consideramos que los socios serán responsables conforme a las normas
generales del derecho común si se viola la restricción impuesta en el artículo 10.

Como se verá al analizar el artículo 33 de la Ley, corresponde a la


asamblea de socios decidir sobre la reforma del pacto social con el voto de los que
representen la mayoría del capital social pagado, salvo que el pacto social exija un
porcentaje mayor, como dispone el artículo 36 de la Ley. Esta modificación deberá
inscribirse en el Registro Público, tal cual requiere el artículo siguiente.

La Ley 24 estipulaba en su artículo 13 que la reducción del capital no podía


llevarse a cabo de haber oposición fundada de algún acreedor o de persona
interesada, la cual debía formalizarse ante los tribunales de justicia dentro de los
treinta días contados a partir de la fecha de la última publicación en un periódico de
circulación nacional que demandaba la norma, o si el capital social, después de la

46
Ley Panameña sobre Sociedades de Responsabilidad
Limitada - Comentada por Artículo Artículo 10

reducción, era inferior a US$2,000.00. La Ley no incorporó la consagración de este


derecho.

47
Artículo 12 Juan Pablo Fábrega Polleri

INSCRIPCIÓN EN EL REGISTRO PÚBLICO DE ACTOS RELACIONADOS CON


LA SRL

Artículo 11. Deberán inscribirse en el Registro Público:


1. Las modificaciones al pacto social.
2. Las transferencias de cuotas sociales que producen variación en las
personas de los socios.
3. La disolución de la sociedad.
La sociedad de responsabilidad limitada podrá adoptar estatutos, los que
podrán ser inscritos o no en el Registro Público, según lo acuerde la
sociedad.

Como quedó dicho, el pacto social debe contener, como elementos


mínimos, los que establece el artículo 5 de la Ley. La variación de alguno de ellos
requerirá la modificación del pacto social que, conforme al numeral 1, deberá
inscribirse en el Registro Público, siguiendo las formalidades que establece el
artículo 7 de la Ley. Ya se adelantó que, conforme al numeral 1 del artículo 33 de la
Ley, es facultad de la asamblea de socios decidir sobre las reformas al pacto social
con el voto de los socios que representen la mayoría del capital social, a menos que
el pacto social exija una proporción mayor, según dispone el artículo 36 de la Ley.
De no haberse emitido cuotas de participación, o de no haber socios que cuenten
con capacidad de voto, serían los suscriptores del pacto social, en nuestra opinión,
quienes pudieran aprobar la modificación del documento constitutivo.

En virtud del numeral 2, pareciera que la enajenación de cuotas de


participación entre miembros de la sociedad no es objeto de inscripción en el
Registro Público porque no produce una “variación en las personas de los socios.”
Sin embargo, como se verá, el artículo 26 de la Ley, que regula la cesión de las
cuotas de participación por los socios, presenta una redacción más amplia y
general que pareciera estar en contradicción con el numeral 2 del artículo 11, al no
requerir del cambio de socio para que proceda la inscripción de los traspasos de las
cuotas de participación. Conforme al mismo, “Cada socio podrá ceder su
participación mediante documento privado. El pacto social podrá disponer que los
otros socios tengan preferencia para adquirir la participación que se desea ceder.
La cesión deberá inscribirse en el Registro Público”. Podría concluirse entonces
que, en virtud de dicha norma, toda cesión debe ser objeto de registro, con
prescindencia de si se da un cambio o variación de socios. Sin embargo, del
contexto general de las disposiciones pensamos que el espíritu de la Ley es que se
inscriban la incorporación y retiro de socios y no los traspasos de cuotas entre ellos,
por cuanto el artículo 5 de la Ley solo requiere la identificación de los socios.
Cualquier cambio en ellos implicará la modificación del pacto social que, como
dispone el numeral 1 de este artículo 11, debe ser objeto de inscripción. Como la
Ley no exige la indicación o precisión del porcentaje de participación de los socios,

48
Ley Panameña sobre Sociedades de Responsabilidad
Limitada - Comentada por Artículo Artículo 12

concluimos que lo determinante en la SRL es la publicidad o conocimiento de la


identidad de los socios. Ésta, dicho sea de paso, constituye una de las diferencias
fundamentales con las sociedades anónimas panameñas, en las cuales la identidad
de los accionistas y la transferencia de acciones son privadas, al llevarse en los
propios registros de la sociedad, sin mediar publicidad.

La Ley no señala quién debe hacer la inscripción de la transferencia de


cuotas sociales en el Registro Público. Como la aceptación de un nuevo socio debe
ser aprobada por la asamblea de socios, consideramos que la inscripción la
efectuaría el administrador por tener a su cargo la ejecución de las decisiones de la
asamblea, o por quien fuera autorizado por ésta.

En cuanto al numeral 3, adelantamos que la disolución, regulada en la Ley


a partir del artículo 44, puede tener lugar por varias circunstancias, algunas de las
cuales, como se verá, ocurren por el solo transcurso del tiempo, o por causas
ajenas a la voluntad de los socios, de manera que ninguno de esos supuestos
requeriría la inscripción de la disolución en el Registro Público. Por ello, del
contexto del numeral 3, deducimos que se inscribirá la disolución que sea acordada
por asamblea de socios.

Los estatutos a que hace referencia el último párrafo consisten en


regulaciones que desarrollan las cláusulas y disposiciones del pacto social sobre
asuntos internos, usualmente de carácter operativo y administrativo. Por lo general,
el documento constitutivo contiene normas programáticas y conceptuales que se
detallan en los estatutos. La norma no indica quién los adopta; por el impacto que
pueden tener en el ejercicio de los derechos y obligaciones de los socios,
consideramos que corresponderá a éstos su adopción en asamblea si el pacto
social no confiere esta atribución al administrador. Obsérvese que su registro es
optativo, “según lo acuerde la sociedad”, por lo que corresponderá a los socios
decidir sobre su inscripción en el Registro Público en virtud de que ella constituye el
principal órgano social.

Adelantamos que el artículo 11 no es limitativo, ya que hay otros actos que


afectan a la sociedad cuya inscripción en el Registro Público también demanda la
Ley. Tal es el caso de la fusión o consolidación y la transformación de la SRL a
otro tipo de ente legal, según señalan los artículos 48 y 49, respectivamente.

La Ley 24 era más abarcadora en cuanto a los actos objeto de registro.


Conforme a su artículo 14, debían inscribirse, en un término de 30 días, además de
todas las transferencias que implicara la variación en la persona de los socios, los
cambios que la sociedad acordara respecto de sus administradores, apoderados
especiales o agencias; los cambios de dirección de la sociedad, aunque fueran
dentro de la misma población y los demás acuerdos adoptados por los socios en
asambleas generales. La norma guardaba silencio respecto de la disolución, así
como sobre la adopción de estatutos.

49
Artículo 12 Juan Pablo Fábrega Polleri

CAPÍTULO III
Derechos y Obligaciones de los Socios

DEL CERTIFICADO DE PARTICIPACIÓN

Artículo 12. Todo socio tendrá derecho a recibir de la sociedad un certificado


de participación, suscrito por el administrador o por alguno de los
administradores, en el que se hará constar:
1. El nombre de la sociedad.
2. El capital social autorizado.
3. La indicación de la inscripción en el Registro Público.
4. El nombre del socio titular del certificado, que puede ser persona natural
o jurídica.
5. El valor de la participación del socio.
6. El lugar y la fecha en que el certificado se expide.

La Ley no establece la naturaleza jurídica del certificado de participación ni la


finalidad que persigue. En nuestra opinión, su emisión no es constitutiva de la
calidad de socio; se expide como constancia de la relación societaria. El vínculo con
el ente se formaliza con la suscripción de las cuotas de participación, que se
prueba, a nuestro parecer, con una certificación expedida por el administrador de la
sociedad en su calidad de custodio de los registros de socios, según se verá al
analizar el artículo 41 de la Ley. Conforme al artículo 264 del Código de Comercio,
inserto en el capítulo sobre sociedades comerciales en general, “Los asientos de
los libros de la sociedad serán prueba suficiente de que un socio ha hecho entrega
de su aporte, pero los socios administradores deberán además acreditar esta
circunstancia por otro medio satisfactorio de prueba.” También podría probarse, en
nuestra opinión, con una certificación expedida por el Registro Público, ya que,
como se recordará, es requisito legal que la identidad de los socios conste en el
pacto social, según dispone el numeral 1 del artículo 5 de la Ley.

La Ley guarda silencio sobre el momento en que la sociedad debe emitir el


certificado de participación. Consideramos que puede hacerlo cuando el socio haya
suscrito sus cuotas de participación, aun cuando no hayan sido pagadas. De
cualquier forma, quedó dicho que el artículo 13 de la Ley sólo le confiere al socio el
ejercicio del voto cuando “haya pagado totalmente su participación social”.

Como quedó dicho al analizar el artículo 9 de la Ley, ésta presenta un vacío


sobre el procedimiento y trámites para la suscripción de las cuotas de participación
por los socios originarios, nombrados como tales por los suscriptores del pacto
social. A nuestro parecer, como señalamos, corresponderá a ellos mismos fijar los
términos y condiciones para la emisión de sus participaciones sociales. En virtud de

50
Ley Panameña sobre Sociedades de Responsabilidad
Limitada - Comentada por Artículo Artículo 12

ello, correspondería al administrador emitir los certificados de participación de


dichos socios conforme a los parámetros de la presente norma.

El certificado de participación debe ser emitido en forma nominativa, como


consigna el numeral 4) del presente artículo, por cuanto que, dadas las
restricciones en el traspaso de las cuotas de participación y el ingreso de nuevos
socios, su identidad debe ser conocida debido a las particularidades de la SRL. Ello
es consistente con el requisito del artículo 5 de la Ley, que demanda la
identificación de los socios en el pacto social, quienes, como se vio, pueden ser
personas naturales o jurídicas.

Como se apreciará al analizar el artículo 26 de la Ley, la cesión de la


participación por un socio se efectuará “mediante documento privado” y la admisión
del cesionario como nuevo socio estará sujeta a la aceptación de los demás
miembros de la sociedad. De ello deriva que el traspaso de la cuota de participación
tendrá lugar a través de los mecanismos de transferencia de la propiedad
consignados en el derecho común y no mediante el endoso y entrega del certificado
de participación.

Dada la naturaleza de la SRL y el requisito antes señalado para la


perfección de la cesión, podemos concluir que el certificado de participación no
constituye un título valor o documento negociable por cuanto, al contrario de lo que
ocurre con las acciones de las sociedades anónimas, la enajenación del certificado
de participación, o su endoso, y la notificación del traspaso a la sociedad, no
producen la transferencia de las cuotas ni la adquisición de la calidad de socio.
Consistentes con esta apreciación, legislaciones extranjeras estipulan de manera
expresa que las participaciones sociales no tendrán el carácter de valores; no
podrán estar representadas por medio de títulos o de anotaciones en cuenta ni
denominarse acciones.

En cuanto al requisito del numeral 5, consideramos que más que el “valor


de la participación del socio” debería indicarse la cantidad de cuotas de
participación que ha suscrito, es decir, adquirido en la sociedad, ya que serán éstas
las que determinen el porcentaje de participación del socio en la sociedad, así como
también si se encontraran pagadas, por cuanto ello es lo que conferiría el derecho a
voto- El “valor” no viene a ser más que la suma que un socio ha pagado por la
suscripción de cuotas de participación.

En lo que respecta a la fecha de expedición del certificado de participación,


consideramos que debe ser aquélla en que el socio suscribió sus cuotas de
participación, es decir, aquélla en que se comprometió a adquirir las mismas y
formar parte de la sociedad porque, como ha quedado dicho, éstas pueden emitirse
aun cuando se encuentren parcialmente pagadas, si las aportaciones son en dinero
o servicio. Como veremos al analizar el artículo siguiente, la emisión del certificado
no le conferirá al socio el ejercicio del derecho a voto, sino el pago de las cuotas de
participación.

51
Artículo 12 Juan Pablo Fábrega Polleri

La Ley calla sobre las consecuencias por la falta de emisión del certificado de
participación, su hurto o extravío. Como el mismo solo constituye constancia de la
calidad de socio, consideramos que en el primer supuesto no se desvirtúa el
derecho del socio por cuanto es la suscripción de la cuota de participación lo que
materializa su calidad de miembro de la sociedad. En los otros dos casos, el
tenedor del certificado extraviado o hurtado no se convertirá en socio porque, al no
ser un documento negociable o título valor, la propiedad de dicho documento no se
adquiere con su tenencia. De darse el hurto o extravío del certificado de
participación, la sociedad podrá, en nuestra opinión, reemplazarlo a requerimiento
del socio, sin que éste tenga que recurrir al proceso establecido en el artículo 961
del Código de Comercio para la anulación y reposición judicial de títulos valores, al
no constituir el certificado de participación un documento negociable. Conforme a la
norma, “Las letras de cambio, acciones, obligaciones y demás títulos mercantiles,
transferibles por endoso, que hayan sido destruidos, perdidos o robados, podrán
anularse judicialmente a petición del dueño respectivo justificando su derecho y el
hecho que motiva la solicitud.” Del texto de esta disposición se deduce que el
certificado de participación no se encuentra tipificado dentro del perfil de los
documentos descritos en la misma.

Por otro lado, dadas las características del certificado de participación, éste
no puede ser objeto de la desmaterialización documental que contempla la
legislación de valores panameña por las limitaciones que establece la Ley para el
traspaso de las cuotas sociales por los socios.

El artículo 16 de la Ley 24 también contemplaba la emisión de un certificado


en términos muy parecidos a los establecidos en el artículo 12 de la Ley; la única
diferencia consiste en que el artículo 16 requería que el valor de la participación del
socio fuera expresado en Balboas y, además, se indicara las sumas abonadas y la
fecha en que la aportación debía ser completada.

52
Ley Panameña sobre Sociedades de Responsabilidad
Limitada - Comentada por Artículo Artículo 14

EJERCICIO DEL DERECHO A VOTO POR LOS SOCIOS

Artículo 13. Cada socio que haya pagado totalmente su participación social
tendrá derecho a voto en las deliberaciones de la sociedad, en proporción al
valor de su participación en el capital social.
Al contrario de lo que ocurre en las sociedades anónimas panameñas, esta
norma condiciona el ejercicio del derecho a voto por el socio a que “haya pagado
totalmente su participación social”. De ello se desprende, como ha quedado dicho,
que las cuotas de participación pueden ser suscritas y emitidas aun cuando no se
haya pagado por ellas, siempre que, como se vio al analizar el artículo 9 de la Ley,
los aportes consistan en dinero o en la prestación de servicio; de ser en especie, los
bienes tendrán que ser aportados en su totalidad.

La norma no precisa la cantidad de votos con que cuentan los socios. El


artículo 13 se limita a señalar que cada uno tendrá derecho a voto “en proporción al
valor de su participación en el capital social.” De ello deriva que los votos no están
necesariamente a la par de la cantidad de cuotas de participación que se hayan
adquirido, como establecía el artículo 17 de la Ley 24, según el cual cada socio
tendría derecho a un voto por lo menos, de no estar moroso en el pago completo de
sus aportes. De ser las cuotas por un múltiplo de US$100.00 el socio tendría
derecho a un voto por cada US$100.00 salvo que el pacto social contuviera
disposiciones en restricción del número de votos. Ello implica la posible existencia
de votos fraccionados o proporcionales en función al capital pagado de la sociedad,
de manera que en cada asamblea de socios se tendrá que calcular la cantidad de
votos que les corresponde a los participantes en atención al valor de su
participación en el capital social pagado. Para simplificar los inconvenientes que
este cálculo pudiera causar, pensamos que nada impide estipular en el pacto social
que cada miembro tendrá igual cantidad de votos que cuotas de participación
suscritas.

El artículo 33 de la Ley establece los asuntos que son competencia


exclusiva de la asamblea de socios: acordar las reformas al pacto social; aprobar el
balance, el informe de la administración, la cuenta de pérdidas y ganancias y la
distribución de utilidades que se hubiera propuesto; decidir las acciones
procedentes contra los administradores, después de separarlos de su cargo, y
contra determinados socios por los daños y perjuicios que la sociedad hubiera
sufrido por causa de sus actos; remover a los administradores, designar sus
reemplazos y fijar su remuneración; decidir sobre la disolución, fusión o
transformación de la sociedad o transferencia de jurisdicción, y adoptar cualquier
otro acuerdo que el pacto social le hubiera reservado. Hay disposiciones aisladas
de la Ley que también atribuyen competencia privativa a la asamblea de socios
para atender: la exclusión de socios, al tenor del artículo 23; la cesión de cuotas de
participación, según el artículo 26; la liquidación de las cuotas de participación de
un socio fallecido, en virtud del artículo 27 y el cambio de jurisdicción, al tenor del
artículo 50.

53
Artículo 13 Juan Pablo Fábrega Polleri

Adelantamos que la sección 1 del Capítulo IV de la Ley regula lo relativo a


la asamblea de socios, en la cual se tomarán las decisiones de manera colegiada
por los miembros que cuenten con derecho a voto y que, conforme al artículo 36 de
la Ley, “representen la mayoría del capital social salvo que el pacto social exija una
proporción mayor.”

De las anteriores consideraciones se deduce que en las SRL no hay


categorías de socios; no se dan tipos diferentes de cuotas de participación que
confieran a sus titulares derechos especiales, preferencias, privilegios, o que
impongan restricciones o limitaciones. Reconocemos, no obstante, la ausencia de
prohibición en la Ley para su adopción, por lo que consideramos que se podrán
institucionalizar en el pacto social tipos especiales de participaciones y distintas
calidades de miembros, incluso sin derecho a voto, a pesar de resultar atípico en
esta forma de organización social.

Como se verá, el artículo 15 de la Ley les reconoce a los socios el derecho


de suscribir cuotas de participación que vaya a emitir la sociedad producto del
aumento de su capital social. Como el artículo 13 confiere voto al miembro “que
haya pagado totalmente su participación social”, pudiera pensarse que el socio
pierde el derecho a voto respecto de todas sus participaciones, incluso las
previamente suscritas que se encontraran pagadas en su totalidad, si no cancela
inmediatamente las nuevas cuotas que adquiriera en virtud del ejercicio de su
derecho de suscripción preferente de nuevas cuotas. En nuestra opinión, esta
medida no encuentra sustento porque se le estaría coartando al socio un derecho
adquirido sobre las cuotas de participación que ya tuviera pagadas. El sentido
razonable de la norma debe ser que no se puede ejercer el voto de las
participaciones sociales que se encuentres pendientes de pago.

La Ley 24 establecía en el artículo 17 que el derecho a voto no podía ser


ejercido por el socio que tuviera un interés opuesto al de la sociedad. La Ley, no
incluyó esta restricción, por lo que todo socio podrá ejercer el derecho a voto aun
ante estos conflictos de intereses.

Destacamos que el voto es el único derecho cuyo ejercicio la Ley


condiciona de manera expresa al pago total de la cuota de participación; de ahí que
los demás derivados de la calidad de socio podrían ser ejercidos aun cuando no se
hubiera hecho el pago total de la participación, si nada en contrario se ha estipulado
en el pacto social, como pueden ser asistir a la asamblea de socios, participar en
las ganancias y pérdidas de la sociedad o la distribución de la liquidación de sus
activos, o suscribir una parte proporcional del capital social en caso de aumento,
entre otros.

Si no se han pagado las cuotas de participación en su totalidad, ni el socio


ni su participación social serán tomados en cuenta para determinar la existencia de
quórum, como se verá al analizar el artículo 34 de la Ley.

54
Ley Panameña sobre Sociedades de Responsabilidad
Limitada - Comentada por Artículo Artículo 14

La falta de pago de las cuotas de participación podría causar la exclusión del


socio de la sociedad por decisión de la asamblea, según dispone el numeral 2 del
artículo 23 de la Ley. En este caso, al tenor de dicha norma, el socio excluido
perderá los abonos que hubiera hecho a la sociedad en pago parcial de sus cuotas
de participación.

55
Artículo 14 Juan Pablo Fábrega Polleri

PARTICIPACIÓN DE LOS SOCIOS EN LAS GANANCIAS Y PÉRDIDAS DE LA


SOCIEDAD

Artículo 14. Los socios participarán de las ganancias y en las pérdidas, en


proporción a su participación en el capital social.

Este artículo reconoce a los socios el derecho de recibir utilidades de la


sociedad y les impone la carga de asumir las pérdidas del ente legal, en proporción
a la participación de cada uno en el capital social. La Ley no establece en qué
momento el socio hace efectiva la utilidad o asume las pérdidas societarias. Ante el
silencio de las normas pudiera deducirse que ello tiene lugar desde el momento en
que el socio suscribe sus cuotas de participación, aun cuando no haya pagado las
mismas, por cuanto es en ese momento que se adquiere la calidad de socio y no
hay norma que condicione el cobro de utilidades o el pago de deudas sociales a
que el socio haya hecho su aporte total a la sociedad. Recordemos que el artículo
13 de la Ley es la única disposición que condiciona de manera expresa el ejercicio
de un derecho; el voto, al pago total de la participación social. En tal caso,
pensamos que la sociedad tendría derecho a deducir de las ganancias del socio las
sumas que adeudara en concepto de aporte. No obstante, consideramos que el
socio debería ser sujeto de derechos y obligaciones societarias a partir del
momento en que haya cumplido con sus aportes a la sociedad, por cuanto si la Ley
dispone que el derecho fundamental del voto solo se ejerce cuando se haya
materializado el pago total de las cuotas de participación, parece lógico que sea a
partir de entonces que se active la relación societaria, con el goce pleno de todos
los derechos que derivan de la calidad de socio.

Los efectos de esta norma, por analogía, deben hacerse extensivos a la


liquidación del patrimonio de la sociedad al momento de su disolución.

Las ganancias serán distribuidas cuando los socios hayan decidido su


reparto en asamblea general, conforme a la atribución que les confiere el numeral 2
del artículo 33 de la Ley.

Lo dispuesto por la norma no quiere decir que los socios se hacen


personalmente responsables frente a los acreedores de la sociedad por el pago de
las obligaciones societarias, sino que la responsabilidad de los socios está limitada
al monto de la aportación que efectuaron a la sociedad. Como se verá al analizar el
artículo 46 de la Ley, en caso de quiebra, el pago de las obligaciones de la
sociedad pudiera alcanzar a los socios, a manera de excepción, si ellos resultaran
responsables por el estado de insolvencia de la sociedad y si con sus actuaciones
hubieran llevado al ente legal a la quiebra.

El artículo 19 de la Ley 24 solo hacía referencia al derecho de participación


de los socios en las ganancias que la sociedad acordara repartir y en la parte
correspondiente a la liquidación cuando la sociedad se disolviera, en la proporción

56
Ley Panameña sobre Sociedades de Responsabilidad
Limitada - Comentada por Artículo Artículo 14

que se hubiera establecido en el pacto social o en proporción a los aportes hechos


a la sociedad. En este caso no se daba el vacío del artículo 14 porque la Ley 24
demandaba el pago de las cuotas de participación al momento de su suscripción.
En cuanto a la participación en las pérdidas, si bien la Ley 24 no hacía referencia
expresa a las mismas, el artículo 19 refería al artículo 267 del Código de Comercio,
que sí hace a los socios partícipes de las pérdidas en toda sociedad, en forma
proporcional al valor de su parte, a falta de estipulación.
.

57
Artículo 16 Juan Pablo Fábrega Polleri

DERECHO DE SUSCRIPCIÓN PREFERENTE PARA ADQUIRIR NUEVAS


CUOTAS DE PARTICIPACIÓN QUE VAYA A EMITIR LA SOCIEDAD

Artículo 15. Cada uno de los socios tendrá derecho, en caso de aumento del
capital social, a suscribir una parte proporcional a su cuota.
Con esta disposición se pretende que los socios no vean diluida su
participación social y, además, se controle la incorporación de nuevos socios. No
obstante, la norma limita el derecho preferente de suscribir nuevas cuotas de
participación al caso “de aumento del capital social”. El artículo no contempla el
supuesto de que no se hayan suscrito todas las cuotas de participación que
conforman el capital social autorizado, de manera que la norma no parece conferir
ese derecho a los socios cuando la sociedad mantiene capacidad para emitir cuotas
hasta la suscripción total de su capital social autorizado.

El aumento del capital social es requerido cuando la sociedad no tiene


cuotas de participación para emitir. Recuérdese que, al comentar el numeral 5) del
artículo 5 de la Ley, se indicó que no hay disposición que requiera la suscripción
total del capital social autorizado. Así, conforme al tenor del artículo 15, pudiera
concluirse que en este segundo supuesto los socios no cuentan con el derecho de
suscripción preferente y, por lo tanto, la sociedad podría ofrecer las nuevas cuotas
a terceros y admitir nuevos socios. No obstante, dados los objetivos que persigue el
derecho de suscripción preferente en una sociedad, consideramos que el artículo
15 se aplicaría por analogía al supuesto señalado y los socios tendrían igual
preferencia para suscribir las nuevas cuotas de participación que la sociedad
estuviera en capacidad de emitir.

La suscripción preferente de cuotas de participación parece ser un derecho


inalienable, ya que la norma no autoriza su eliminación mediante disposición en el
pacto social, como establecía el artículo 15 de la Ley 24 al indicar que, salvo que el
pacto social señalara lo contrario, cada socio tenía derecho a suscribir una parte del
capital social en caso de aumento, en proporción a las cuotas que poseía.

Al igual que la Ley 24, la Ley calla respecto del procedimiento o requisitos
para que se dé la emisión de las cuotas de participación de manera preferencial.
Tampoco indica cómo se suscribe el nuevo capital en caso de que los socios no
ejerzan su derecho de suscripción preferente ni cómo se ofrecen a terceros las
cuotas de participación no suscritas. Dado el impacto que tiene la emisión de
nuevas cuotas de participación para la sociedad y los socios, consideramos que
corresponderá a éstos hacer cualquier llamamiento de capital y fijar los términos y
condiciones de la oferta, incluyendo el precio de emisión, su forma y plazo de pago.
En caso de renuncia, tácita o expresa al ejercicio de este derecho, el administrador,
previa autorización de los socios, podrá ofrecer en venta a cualquier tercero las
cuotas de participación no suscritas por los socios.

58
Ley Panameña sobre Sociedades de Responsabilidad
Limitada - Comentada por Artículo Artículo 15

La Ley tampoco condiciona el ejercicio de este derecho preferente a que el


socio haya pagado previamente la totalidad de las cuotas de participación suscritas
por él con anterioridad al aumento del capital o a la emisión de nuevas cuotas de
participación, por lo que ello sería procedente, salvo que el pacto social contemple
alguna restricción.

59
Artículo 16 Juan Pablo Fábrega Polleri

COPROPIEDAD DE LAS CUOTAS DE PARTICIPACIÓN Y EJERCICIO DE LOS


DERECHOS DE SOCIO

Artículo 16. Cuando una participación social, que sea indivisible, pertenezca a
varias personas, estas deberán comunicar por escrito el nombre de un
representante común para ejercer los derechos inherentes a dicha
participación, sin perjuicio de que ellas deban responder solidariamente
frente a la sociedad. Si no se designa el representante común, la sociedad
podrá tener como representante a cualquiera de ellos.

La copropiedad de las cuotas de participación para el ejercicio de los


derechos sociales se encuentra regulada en esta disposición, al contrario de lo que
ocurre con las sociedades anónimas panameñas, cuya legislación guarda silencio
respecto del ejercicio de los derechos accionarios por varios titulares. En virtud del
Artículo 16, cuando las cuotas de participación pertenezcan a varias personas,
éstas deberán designar un representante común para ejercer por ellos su calidad
de socio y los derechos inherentes a sus cuotas de participación y notificarlo por
escrito a la sociedad. La Ley 24 contemplaba una disposición similar en su artículo
20.

La Ley no precisa si este representante común debe ser uno de los socios
copropietarios o cumplir con algún requisito o condición. Ante la ausencia de
prohibición, consideramos que los socios podrán designar como su representante a
un tercero ajeno a la sociedad, si el pacto social no prevé.

La norma no fija plazo para hacer la designación del representante ni su


notificación a la sociedad; consideramos que deben efectuarse al momento de
suscribirse las cuotas de participación o desde el momento en que se dé la
copropiedad. Todo reemplazo tendrá que ser notificado al administrador, como
custodio de los documentos y registros sociales. Mientras no medie la
comunicación, se tendrá como representante de los copropietarios a quien conste
como tal en los registros de la sociedad.

La Ley no señala la formalidad que debe seguirse para perfeccionar la


designación del representante. Consideramos que bastará hacer su nombramiento
en documento privado suscrito por todos los copropietarios o sus apoderados
acreditados ante la sociedad y enviarlo al administrador de la sociedad como
custodio del Registro de Socios, según se verá al analizar el artículo 41 de la Ley.
Si el nombramiento no se hace para ejercer la representación por un período o una
gestión determinada, el representante ejercerá su cargo hasta que se revoque su
designación por todos los copropietarios. Como la norma demanda una
representación común, el representante obligará a todos los copropietarios, aun
cuando uno de ellos pretendiera la revocatoria de su representación personal.

60
Ley Panameña sobre Sociedades de Responsabilidad
Limitada - Comentada por Artículo Artículo 16

El artículo 16 confiere a “la sociedad” la potestad de determinar cuál de los


copropietarios ejercerá la representación colectiva si ellos no lo designan. Como la
sociedad es un ente abstracto, consideramos que la designación del representante
de los copropietarios corresponderá a la asamblea de socios por tratarse del
principal órgano societario si no se le ha conferido dicha atribución al administrador
de la sociedad. La Ley 24 no confería este derecho a la sociedad, un vacío que
viene a subsanar la Ley.

La norma no precisa el alcance de la representación de los socios para el


ejercicio de los derechos inherentes a su participación social. A primera vista,
pareciera que se circunscribe a la consolidación del ejercicio del voto; no obstante,
los derechos sociales comprenden una pluralidad de relaciones: de naturaleza
política y económica; individuales y colectivas, como la suscripción preferente de
cuotas de participación que vaya a emitir la sociedad; la adquisición de cuotas que
otro socio vaya a enajenar; la participación en las ganancias y pérdidas en el capital
social y la participación en la liquidación de activos de la sociedad en caso de
disolución; la cesión de las participaciones sociales; el retiro de la sociedad o la
expulsión de la sociedad. Ante la falta de precisión del artículo 16, debe concluirse
que la representación común comprende el ejercicio de todos los derechos y el
cumplimiento de las obligaciones que derivan de la relación societaria. Su
implementación, sin embargo, parece complicada. Así, si se fueran a distribuir
utilidades, entenderíamos que la sociedad las pagaría al representante, quien las
repartiría entre los copropietarios. Lo propio ocurriría con la liquidación de activos
en caso de disolución

Es frecuente encontrar cuotas de participación suscritas bajo la modalidad


“y”, así como bajo la conjunción “o” y, en algunas ocasiones, en forma híbrida, bajo
la fórmula “y-o”, aun cuando estas formas de copropiedad tampoco se encuentran
reguladas en nuestra legislación. Equivocadamente se piensa que a las mismas se
les aplican las prácticas y usos bancarios para la apertura de cuentas bancarias de
depósito de dinero con varios propietarios, así como la legislación especial que
regula el régimen de depósitos con cotitulares, contenida en la Ley No 42 de 8 de
noviembre de 1984 –adoptada para resolver los problemas que presentaba la
comunidad de depósitos bancarios-, creyéndose que con ello se podrá resolver el
problema que presenta la propiedad colectiva de cuotas de participación y el
ejercicio de los derechos sociales.

De acuerdo con el artículo 1 de la Ley 42, la expresión “y” en las cuentas


bancarias de depósito de dinero para designar la relación entre las personas a cuyo
nombre está la cuenta hará entender que: 1. Los cuenta-habientes son acreedores
mancomunados del banco y deudores solidarios del mismo en caso de sobregiro o
de saldo deudor de la cuenta por la cantidad debida al banco en ese concepto. 2.
La firma de todos los cuenta-habientes se requiere para retirar fondos, ordenar
pagos, cerrar la cuenta, revocar o suspender retiros de fondos y órdenes de pago,
ceder o gravar los derechos derivados de la cuenta y lo demás que los cuenta-
habientes y el banco acuerden; 3. La orden de embargo, secuestro, suspensión o

61
Artículo 16 Juan Pablo Fábrega Polleri

retención de pagos decretada por la autoridad competente sobre los fondos de uno
o más de los cuenta-habientes en dicha cuenta sólo recae sobre la parte alícuota
que le corresponde al afectado por dicha orden, si lo hubiere, así como la parte
alícuota de los cuenta-habientes no afectados por la mencionada orden siguen las
normas provistas en los numerales 1, 2 y 4 de este artículo. Si la orden recayese
sobre la totalidad de la parte alícuota del o de los cuenta-habientes afectados por la
misma, no será necesaria para las operaciones a que se refiere el numeral anterior,
mientras subsista dicha orden. 4. La muerte o la declaración judicial de ausencia,
presunción de muerte, interdicción, quiebra o concurso de acreedores, o la
liquidación de uno o más de los cuenta-habientes, sólo afecta la parte alícuota del o
de los cuenta-habientes de que se trate, la cual será retenida por el banco a
nombre del o de los cuenta-habientes respectivos. En estos casos, la firma del o de
los cuenta-habientes tampoco será necesaria para las operaciones a que se refiere
el numeral 2 de este artículo mientras subsista dicha situación.

Según el artículo 2 de la Ley 42, la expresión “y/o” hará entender lo mismo


que la expresión “y”, salvo que la firma de cualquiera de los cuenta-habientes sea
suficiente para retirar fondos, órdenes de pago, cerrar la cuenta, revocar o
suspender retiros de fondos y órdenes de pago, ceder o gravar los derechos
derivados de la cuenta y lo demás que los cuenta-habientes y el banco acuerden.

Finalmente, el artículo 3 de la Ley 42 prevé que la expresión “o” hará


entender que cada una de las personas a cuyo nombre está la cuenta es dueña de
la totalidad de la cuenta y, en consecuencia: 1. La firma de cualquiera de ellas es
suficiente para retirar fondos, ordenar pagos, cerrar la cuenta, revocar o suspender
retiros de fondos y órdenes de pago, ceder o gravar los derechos derivados de la
cuenta y lo demás que los cuenta-habientes y el banco acuerden; 2 Cada una de
dichas personas responderá por la totalidad de la cuenta en caso de sobregiro o
saldo deudor de la cuenta por la cantidad debida al banco en tal concepto; 3. La
orden de embargo, secuestro, suspensión o retención de pagos decretada por la
autoridad competente sobre los fondos de cualquiera de los cuenta-habientes recae
sobre la totalidad de la cuenta hasta la concurrencia de la suma indicada en la
orden; 4. La muerte o la declaración judicial de ausencia, presunción de muerte,
interdicción, quiebra o concurso de acreedores, o la liquidación de cualquiera de los
cuenta-habientes no afecta el derecho de giro ni el de propiedad de él o de los otros
sobre la totalidad de la cuenta.

Según se puede apreciar de los textos comentados, estas normas fueron


ideadas y redactadas en atención a la particular naturaleza de la relación pasiva
que surge entre el banco y el depositante por razón de la entrega de los bienes
fungibles dados en depósito -usualmente dinero-, que tiene propiedades y
características diferentes de la relación que existe entre los socios y el ente legal
por razón de su participación social y los derechos que derivan de ésta; de ahí que
su aplicación para regular los derechos que derivan de la copropiedad sobre las
cuotas de participación no contribuya a resolver los vacíos que presentan estas
modalidades de copropiedad.

62
Ley Panameña sobre Sociedades de Responsabilidad
Limitada - Comentada por Artículo Artículo 16

Dado el texto del artículo 16, concluimos que el representante actuaría


como interlocutor o intermediario entre los copropietarios que representa y la
sociedad y entre aquéllos y los demás socios para el ejercicio de los derechos
societarios, con capacidad para comprometer y obligar a sus representados.

Resulta recomendable incluir en el pacto social normas que desarrollen la


copropiedad de las cuotas de participación y el ejercicio de los derechos inherentes
a la participación social.

La norma atribuye a los socios responsabilidad solidaria frente a la


sociedad, sin precisar las circunstancias de las cuales puede derivar. En nuestra
opinión, ellas surgen de las actuaciones del representante, al igual que de los actos
individuales de los copropietarios. Así, éstos podrían ser excluidos de la sociedad si
incurrieran en cualquiera de las causales de exclusión establecidas en el artículo 23
de la Ley.
.

63
Artículo 17 Juan Pablo Fábrega Polleri

USUFRUCTO DE LAS CUOTAS SOCIALES


Artículo 17. En caso de usufructo de cuotas sociales, la calidad de socio
corresponde al nudo propietario. El usufructuario tendrá derecho a participar
en las ganancias obtenidas por la sociedad durante el periodo del usufructo y
a los beneficios de liquidación. El derecho a voto y demás derechos sociales
corresponden al nudo propietario o a la persona que él designe, salvo
acuerdo entre el propietario y el usufructuario.

Con la frase “En caso de usufructo de cuotas sociales” y la consignación en


la norma de los efectos que se producen, la Ley reconoce, de manera implícita, la
constitución de este particular derecho real por los socios sobre sus cuotas de
participación.

Una ligera lectura de esta disposición pudiera hacer pensar que el usufructo
se circunscribe al goce de los beneficios económicos del socio al indicar que “El
usufructuario tendrá derecho a participar en las ganancias obtenidas por la
sociedad durante el período del usufructo y a los beneficios de la liquidación.” No
obstante, del contexto general del artículo 17 se desprende que el usufructo puede
comprender el uso y disfrute de todos los derechos que derivan de la relación
societaria y que son accesorios a la propiedad sobre las cuotas de participación,
como participar en las asambleas de socios, ejercer el voto, participar en la
administración de la sociedad, entre otros, al disponer la última oración de la norma
que “El derecho a voto y demás derechos sociales corresponden al nudo propietario
o a la persona que él designe, salvo acuerdo entre el propietario y el usufructuario.”
Quiere decir que el socio cuenta con plena capacidad para disponer de todos sus
derechos sociales, conservando la nuda propiedad, es decir, la capacidad de
disponer de sus cuotas de participación. Incluso, puede delegar posteriormente
aquellos derechos que se haya reservado y no hubiera dado previamente en
usufructo, respetando siempre los derechos cedidos al usufructuario. Ello es
consistente con las regulaciones del derecho común. Conforme al artículo 452 del
Código Civil, “el usufructo da derecho a disfrutar los bienes ajenos con la obligación
de conservar su forma y sustancia, a no ser que el título de su constitución o la ley
autoricen otra cosa.” Como complemento del mismo, el artículo 459 de dicho
cuerpo legal reconoce que “El usufructuario tendrá derecho a percibir todos los
frutos naturales y civiles de los bienes usufructuados.“

Así, la calidad de socio y la propiedad sobre las cuotas de participación les


seguirán correspondiendo, como consigna la primera oración del artículo 17, al
miembro de la sociedad, quien conserva el pleno dominio de las mismas,
desprovistas de los derechos dados en usufructo. Por su parte, el usufructuario
tendrá la potestad de ejercer el goce de los derechos que se le hayan conferido.

Esta disposición no señala trámites, formalidades o requisitos para la


constitución del derecho de usufructo, por lo que consideramos que el
perfeccionamiento del contrato en cuestión entre el socio y el usufructuario quedará

64
Ley Panameña sobre Sociedades de Responsabilidad
Limitada - Comentada por Artículo Artículo 17

sujeto a las disposiciones del derecho común contempladas en el Código Civil.


Conforme a su artículo 453, “El usufructo se constituye por la ley, por la voluntad de
los particulares manifestada en acto entre vivos o en última voluntad, y por
prescripción.” Como la constitución de usufructo sobre cuotas de participación es un
acto de disposición voluntaria, el contrato se perfeccionaría en virtud de un “acto
entre vivos”. Al no establecer el Código Civil requisitos o trámites para el
perfeccionamiento de esta relación contractual, bastará que el convenio respectivo
se formalice en documento privado, suscrito por las partes.

Conforme al artículo 454 del citado cuerpo legal, “Podrá constituirse el


usufructo en todo o en parte de los frutos de una cosa, a favor de una o varias
personas simultánea o sucesivamente, y en todo caso desde o hasta cierto día,
puramente o bajo condición. También puede constituirse sobre un derecho, siempre
que no sea personalísimo o intransmisible.” De ello se desprende, en conjunción
con el artículo 17, que el usufructo no recae sobre las cuotas de participación, sino
sobre los derechos que derivan de su propiedad y de la calidad de socios, como
resultan ser el participar en las asambleas, ejercer el voto, recibir las utilidades que
declare pagar la sociedad a los socios o el producto de la liquidación de la sociedad
en caso de disolución. Éstos serán, en consecuencia, los derechos que pueden
darse en uso y disfrute a cualquier tercero, siempre que el pacto social no
establezca prohibiciones.

Al tenor de lo dispuesto en el artículo 455, también del Código Civil, “Los


derechos y las obligaciones del usufructuario serán los que determine el título
constitutivo del usufructo; en su defecto o por insuficiencia de éste, se observarán
las disposiciones contenidas en los capítulos siguientes.” De ello deriva que el
usufructuario podrá ejercer los derechos que señala el artículo 17 de la Ley en la
medida en que éstos le hayan sido conferidos por el socio.

El artículo 17 tampoco exige que se comunique a la sociedad la


constitución del usufructo ni que se cuente con autorización de los demás socios.
No obstante, dados los efectos de este derecho real y al no ser la sociedad parte de
la relación contractual, es necesario hacer la comunicación respectiva al
administrador de la sociedad como custodio del Registro de Socios, como ha
quedado dicho al analizar el artículo anterior, para que el usufructuario pueda
ejercer ante ella y los demás socios los derechos dados en usufructo; de lo
contrario, la sociedad le seguirá reconociendo al socio usufructuante el ejercicio
pleno de sus derechos.

Ante la generalidad del artículo 17 y la ausencia de regulación, nada impide


que se consignen en el pacto social restricciones o formalidades para la
constitución de usufructos sobre cuotas de participación. El usufructo viene así a
constituir una limitación voluntaria sobre el derecho de propiedad, ya que el socio
se restringe el pleno y total dominio sobre su cuota de participación.
En vista de que el socio conserva la nuda propiedad de sus cuotas de
participación, tendrá facultad para enajenar las mismas respetando los derechos

65
Artículo 17 Juan Pablo Fábrega Polleri

dados en usufructo; ejercer la suscripción preferente de las cuotas que emita la


sociedad y la opción de comprar las que vaya a enajenar un socio, por ser innatos a
la calidad de socio y a su derecho de propiedad, así como cualesquiera otros
derechos que no haya cedido. Habrá que determinar en el contrato de usufructo si
los derechos que derivan de las nuevas cuotas de participación que adquiere el
nudo propietario por razón de compra o el ejercicio del derecho de suscripción
preferente también estarán sujetos al uso y disfrute por el usufructuario.
El usufructuario, por su parte, gozará de los derechos conferidos por el tiempo
convenido, bajo los términos y condiciones establecidos en el contrato. Por ello
resultará necesario fijar en éste con precisión el alcance y los parámetros de los
derechos dados en uso y disfrute.
Dado el alcance del artículo 17, consideramos que de haberse dado en
usufructo las utilidades que reparta la sociedad o el producto de la liquidación de
sus activos en caso de disolución o reducción del capital social, el usufructuario
tendrá derecho de recibirlas si se declararan o la sociedad se disolviera durante la
vigencia del usufructo, aun cuando se pagaran o distribuyeran con posterioridad al
vencimiento del contrato.

La Ley 24 indicaba en el artículo 21 que el usufructuario tenía derecho a


participar en las ganancias líquidas obtenidas por la sociedad durante el período del
usufructo y a demandar ante el juez la nulidad de todo acuerdo que lesionara su
derecho. El ejercicio de los demás derechos correspondía, salvo disposición en
contrario de la escritura social o acuerdo entre los interesados, al nudo propietario.
Conforme a dicha disposición, cualquier convenio entre socio y usufructuario que
atribuyera a éste más derechos que los que se le reconocían en la disposición en
comento, debían ser comunicados por escrito a la sociedad para la anotación
correspondiente en su registro de socios.

66
Ley Panameña sobre Sociedades de Responsabilidad
Limitada - Comentada por Artículo Artículo 18

CONSTITUCIÓN DE PRENDA SOBRE LAS CUOTAS SOCIALES

Artículo 18. A menos que el pacto social disponga otra cosa, podrán darse en
prenda las cuotas sociales. En este caso, el ejercicio de los derechos sociales
y patrimoniales del socio corresponderá a este.
La constitución de prenda sobre cuotas sociales podrá constar en
documento privado o mediante escritura pública, la que podrá inscribirse o no
en el Registro Público a opción de los socios.
En todos los casos, deberá comunicarse a la sociedad la constitución y
extinción de la prenda, así como cualquier acuerdo entre las partes que
atribuya al acreedor prendario derechos especiales.

Las “cuotas sociales” a que hace referencia la primera oración de este


artículo comprenden las cuotas de participación que suscriben los socios. Tal es el
término empleado por la Ley y la forma en que se divide el capital social autorizado
de la sociedad.

Esta norma reconoce el derecho de los socios de constituir garantías


prendarias sobre sus cuotas de participación. Sin embargo, no es un derecho de
ejercicio pleno, al permitir el artículo 18 su supresión en el pacto social; podrá
consignarse en éste la prohibición de dar las participaciones sociales en prenda.
También podrían establecerse controles, regulaciones u obligaciones, tanto al socio
para la constitución de la prenda, como al acreedor para su ejecución.

Conforme al primer párrafo de este artículo, corresponderá al socio el


ejercicio de “los derechos sociales y patrimoniales” durante la vigencia de la prenda.
Es de observar que los mismos no se encuentran especificados en la legislación
nacional. Dada la naturaleza del derecho societario, consideramos que, en términos
generales, se trata de aquellos que derivan de la calidad de socio y de la
suscripción de las cuotas de participación. Los derechos sociales confieren
atribuciones políticas y tienen incidencia en la toma de decisiones, como participar
en la asamblea de socios y ejercer el voto en atención al porcentaje de participación
social. Los derechos patrimoniales son los de contenido económico y confieren al
socio una retribución económica o contraprestación por su inversión, como serían
enajenar las cuotas de participación; ejercer el derecho de suscripción preferente
en caso de nuevas emisiones de cuotas de participación, o el de adquisición,
cuando un socio se desprenda de su participación social; recibir utilidades que
distribuya la sociedad y participar en el reparto de los activos que resulten de la
liquidación del ente legal.

A primera vista pareciera, entonces, que el socio no puede delegar el


ejercicio de sus derechos societarios al acreedor prendario durante la vigencia de la
garantía como parte de los términos del contrato, al indicarse que, de darse en
prenda las cuotas sociales, “el ejercicio de los derechos sociales y patrimoniales del

67
Artículo 18 Juan Pablo Fábrega Polleri

socio corresponderá a éste”. Sin embargo, del último párrafo del artículo 18 se
desprende lo contrario, cuando señala que “deberá comunicarse a la sociedad la
constitución y extinción de la prenda, así como cualquier acuerdo entre las partes
que atribuya al acreedor prendario derechos especiales.” Estos últimos,
entendemos nosotros, comprenden aquéllos que el socio confiere de manera
expresa al acreedor prendario. A nuestro parecer, el espíritu de la norma es que se
permite al socio acordar en el contrato de prenda la cesión del ejercicio de cualquier
derecho derivado de la relación societaria al acreedor prendario mientras persista la
garantía, al extremo de poder llegar a conservar el socio solo la nuda propiedad,
cuyo alcance se comentó al analizar el artículo anterior.

La norma no requiere la autorización previa de los socios para la


constitución de la prenda, a pesar de que la ejecución de la misma por
incumplimiento de la obligación garantizada produce, como en la cesión, la
transferencia de la propiedad de las cuotas de participación dadas en garantía. Sin
embargo, en virtud del requisito establecido en el artículo 26 de la Ley,
consideramos que el acreedor prendario de las cuotas de participación, o el
adquiriente de estas mediante remate o conforme al procedimiento de disposición
que se estableciera en el contrato de prenda, tendría que obtener de los demás
socios su aceptación como miembro de la sociedad, por ser requisito legal para
integrarse a la misma. De mediar su rechazo, la prenda resultará ineficaz y el
adquiriente tendrá que demandar al socio garante para el cobro de su obligación.
Por ello, será recomendable que el acreedor exija por adelantado al garante
prendario el consentimiento de los demás socios para la constitución de la prenda y
su incorporación a la sociedad en caso de ejecutarse la garantía.

Si el pacto social estipulara restricciones para la constitución de la garantía


prendaria sobre cuotas de participación, o prohibiciones para la integración de
nuevos miembros por razón de la ejecución de la prenda y confiriera a los socios el
derecho de adquirir dichas participaciones sociales, el acreedor tendría que
ofrecerlas en venta a ellos. El incumplimiento de los trámites o procedimientos
establecidos en el documento constitutivo podrían hacer ineficaz el
perfeccionamiento de la nueva propiedad de las cuotas de participación y la
incorporación del adquiriente a la sociedad. Recuérdese, como quedó dicho, que el
artículo 11 de la Ley establece la inscripción en el Registro Público de las
transferencias de cuotas sociales que producen variaciones en las personas de los
socios, y ello se da con la modificación del pacto social, que debe ser aprobada en
asamblea de socios.

El segundo párrafo del artículo 18 da a las partes la opción de formalizar el


contrato de prenda en documento privado o mediante escritura pública. Para la
primera, será suficiente que se cumpla con los requisitos de sujeto, objeto y causa
propios de toda relación contractual conforme al derecho común, ya que ni la Ley ni
el Código de Comercio imponen formalidades o requisitos particulares para el
perfeccionamiento del contrato de prenda sobre cuotas de participación. Si la
garantía se formaliza mediante escritura pública, deberán seguirse los

68
Ley Panameña sobre Sociedades de Responsabilidad
Limitada - Comentada por Artículo Artículo 18

procedimientos para el otorgamiento de documentos públicos explicados al analizar


el artículo 5 de la Ley, en lo relativo a la constitución de la sociedad.

Cuando el segundo párrafo de la norma indica que la inscripción de la


prenda en el Registro Público se hará “a opción de los socios” pareciera estar
haciendo referencia a los miembros de la sociedad y no a aquéllos que formen
parte de la relación contractual que da origen a la constitución de la prenda. Ello
parece lógico por razones de publicidad y conocimiento de terceros, habida cuenta
de que, como quedó dicho al analizar el artículo 5 de la Ley, los nombres de los
socios constan en el pacto social y la cesión de cualquier cuota de participación que
implique el cambio de socios debe ser inscrita en el Registro Público. Por los
efectos de la ejecución de la garantía prendaria se daría un cambio de socio; de ahí
la lógica de este eventual requerimiento de aprobación por los socios.

La Ley calla sobre el momento y la forma en que los socios deben hacer el
pronunciamiento sobre la inscripción de la garantía prendaria en el Registro
Público. Estimamos que ello tendría lugar tras comunicarse la constitución de la
prenda a la sociedad. Como las decisiones de socios se adoptan en asamblea, el
administrador tendría que hacer la convocatoria para resolver la referida inscripción.

La Ley no precisa la finalidad que se persigue con la inscripción de la


prenda. Opinamos que la misma no tiene efectos constitutivos de la garantía ni es
condición para su perfeccionamiento entre las partes. Pareciera que se exige para
efectos de publicidad y divulgación a terceros. En todos los casos, como indica el
último párrafo del artículo 18 de la Ley, “deberá comunicarse a la sociedad la
constitución y extinción de la prenda, así como cualquier acuerdo entre las partes
que atribuya al acreedor prendario los referidos “derechos especiales.” Dicha
comunicación deberá dirigirse al administrador de la sociedad como custodio del
Registro de Socios, como quedó dicho al analizar el artículo 16 de la Ley.

El artículo 18 tampoco señala el objeto que tiene la notificación de la


constitución de la prenda a la sociedad ni las consecuencias que produce su falta
de comunicación. Pensamos que la misma tiene efectos legitimantes frente al ente
legal y los demás socios para que el acreedor prendario pueda ejercer ante ellos los
derechos que se le hayan conferido durante la vigencia de la garantía. De no
mediar la notificación, la sociedad tendrá al socio como titular y beneficiario de
todos los derechos que derivan de su relación societaria.

La Ley 24 establecía como requisito en su artículo 22 la constitución de la


prenda sobre cuotas de participación en escritura pública y su inscripción en el
Registro Público.

69
Artículo 19 Juan Pablo Fábrega Polleri

DERECHO DE RETIRO DE LOS SOCIOS Y OBLIGACIÓN DE LA SOCIEDAD DE


COMPRAR SU PARTICIPACIÓN SOCIAL

Artículo 19. Si la sociedad acuerda prorrogar su duración más allá del límite
fijado en la escritura de constitución, variar el objeto social, aumentar o
reducir el capital social, transformarse en una sociedad distinta o fusionarse
con otra sociedad u otras sociedades, cualquier socio que no hubiera
contribuido con su voto al mencionado acuerdo tendrá derecho a retirarse de
la sociedad exigiendo de ésta el pago de lo que le corresponda a justo precio
en el haber social.
El retiro mencionado en este artículo deberá ser ejercido por los socios
disconformes con las reformas indicadas dentro de los treinta días siguientes
a la fecha en que el correspondiente acuerdo hubiera sido inscrito en el
Registro Público, dando aviso del retiro a los otros socios.

Al contrario de lo que ocurre en nuestra legislación de sociedades


anónimas, la presente disposición confiere a los socios el derecho de separarse de
la sociedad y de requerir el pago “de lo que les corresponda” como miembros del
ente legal, de darse alguna de las circunstancias tipificadas en la norma. En este
caso, el ente legal tendrá la obligación de comprar, a requerimiento del socio que se
retira, sus cuotas de participación.

La norma condiciona el ejercicio de este derecho a que el socio “no hubiera


contribuido con su voto al mencionado acuerdo” y comunique su retiro a los demás
miembros de la sociedad dentro del plazo de treinta días siguientes a la fecha en
que el correspondiente acuerdo hubiera sido inscrito en el Registro Público.
Pareciera, así, a primera vista, que no se requiere que haya mediado oposición a la
decisión, bastando, simplemente, que el socio no hubiera ejercido el voto. No
obstante, al hacer referencia el segundo párrafo al ejercicio del retiro “por los socios
disconformes”, se desprende que sí tiene que darse un rechazo u oposición a la
resolución adoptada, por cuanto la única forma de expresar la disconformidad es
exteriorizando su oposición.

Se trata de un derecho optativo del socio disconforme, que debe ejercerse


dentro del plazo estipulado. Si el socio no comunica su separación en el plazo de
30 días a partir de la fecha en que quedó inscrita en el Registro Público la escritura
que contiene el acuerdo objeto de oposición y no solicita el pago de su cuota de
participación, perderá el derecho que le confiere la Ley y quedará sometido a las
decisiones aprobadas. Los días en cuestión serán calendario, como se desprende
del artículo 34 g) del Código Civil, según el cual, como quedó dicho al analizar el
artículo 2 de la Ley, en los plazos que se señalaren en las leyes se comprenderán
los días feriados, a menos que el plazo señalado sea de días útiles.

Para que medie “el pago de lo que le corresponda a justo precio en el haber
social”, el socio debe hace la petición, como indica el primer párrafo de la norma.

70
Ley Panameña sobre Sociedades de Responsabilidad
Limitada - Comentada por Artículo Artículo 19

No es, en consecuencia, una obligación expresa de la sociedad por la sola


comunicación del retiro.

Conforme indica el segundo párrafo de la norma, el aviso de retiro debe ser


hecho “a los otros socios”, mientras que el pago de lo que le corresponda debe
exigirlo a la sociedad, según señala el primer párrafo en su oración final.
Pensamos, sin embargo, que nada impide que el requerimiento de pago lo haga el
socio disconforme en la misma comunicación en que notifica a los demás socios su
retiro de la sociedad.

La Ley no define lo que comprende un “justo precio”; consideramos que la


suma pagadera al socio debe ser el valor que tengan sus cuotas de participación en
los registros de la sociedad al momento de darse el retiro, que bien pudiera ser
inferior a lo que aquél pagó por la suscripción de las mismas. Para subsanar este
vacío, es recomendable definir el concepto en el pacto social.

La Ley tampoco prevé el momento ni la forma en que la sociedad debe


hacer el pago. Entendemos que, salvo pacto en contrario, tendrá que efectuarse de
manera inmediata, al tenor de lo dispuesto en los artículos 1010 y 1013 del Código
Civil, según los cuales “Las obligaciones para cuyo cumplimiento se haya señalado
un día cierto, sólo serán exigibles cuando el día llegue.” “A falta de término
estipulado o resultante de la naturaleza del negocio se podrá reclamar o ejecutar la
obligación inmediatamente.” Así, ante el silencio de la Ley y el pacto social, se debe
concluir que el socio deberá recibir el pago a requerimiento y sin mayores
formalidades.

En adición a las circunstancias antes indicadas, la Ley 24 contemplaba en


el artículo 23 el derecho de retiro de cualquier socio que no ejerciera el cargo de
administrador de la sociedad si durante tres años consecutivos las ganancias
repartidas por la misma no llegaran a representar el 4% del valor real de sus
cuotas. El artículo 24 de la Ley 24 confería al socio disconforme el plazo de treinta
días para ejercer su derecho de desvinculación de la sociedad, a partir de la fecha
en que el correspondiente acuerdo hubiera sido inscrito en el Registro Público, o
dentro de los sesenta días siguientes a la fecha en que les fuera comunicado a los
socios el último balance. La sociedad tenía un plazo de seis meses a partir de la
fecha en que recibiera la comunicación de separación del socio para reembolsarle
lo correspondiente en el haber social. En caso de incumplimiento, el socio podía
demandar al juez la disolución de la sociedad y el nombramiento de un liquidador.
La Ley 24 también disponía en su artículo 25 que las cuotas reintegradas a la
sociedad por razón del reembolso del socio serían ofrecidas a los otros por el precio
que la sociedad hubiera pagado. Las que no fueran adquiridas por los demás
socios podían ser ofrecidas a terceros en un plazo de dos meses. Vencido el mismo
sin haber logrado la colocación de las cuotas, la sociedad debía proceder con la
reducción del capital social autorizado.

71
Artículo 19 Juan Pablo Fábrega Polleri

Recuérdese que si por razón del retiro el número de socios se reduce a


menos de dos, la sociedad quedará disuelta por disposición legal si no se incorpora
otro en un plazo no mayor de sesenta días a partir del momento en que se dio la
referida disminución, conforme dispone el numeral 8 del artículo 44 de la Ley.

72
Ley Panameña sobre Sociedades de Responsabilidad
Limitada - Comentada por Artículo Artículo 20

RETIRO VOLUNTARIO DE LOS SOCIOS

Artículo 20. Podrá también retirarse voluntariamente cualquier socio


notificando por escrito a los otros socios con tres meses de anticipación o en
el plazo y de conformidad con lo que se establece en el pacto social o los
estatutos. En el plazo de sesenta días hábiles a partir de la notificación, los
otros socios y/o la sociedad tendrán la opción de adquirir la cuota del socio
que se retira.
La cuota del socio que se retira será previamente ofrecida a los otros
socios en la forma que establezcan el pacto social o los estatutos.

La norma reconoce a todo socio el derecho de retirarse del ente legal de


manera voluntaria, en cualquier momento, aun sin mediara causa justificada,
observando los requisitos y condiciones que establezca el pacto social. Para su
ejercicio, el socio deberá notificar su retiro por escrito a los demás miembros “con 3
meses de anticipación” si el pacto social o los estatutos no dispusieran otro plazo o
procedimiento. Dicha anticipación, en nuestra opinión, deberá ser calculada
tomando como referencia la fecha en que el socio aspira a hacer efectivo el retiro.

Esta prerrogativa, al contrario de lo que dispone el artículo 19 de la Ley, no


garantiza al socio su desvinculación de la sociedad ni la compra de su participación
social, ya que su eficacia dependerá de la existencia de un comprador.

En contraposición a lo señalado en el artículo anterior, esta disposición no


establece consideraciones respecto del precio de venta de las cuotas de
participación ni su forma de pago, por lo que el socio que se retira podrá establecer
los términos y condiciones que estime conveniente y que las circunstancias le
permitan hacer viables.

El texto de la norma es confuso respecto de quién tiene el derecho de


adquirir las cuotas de participación del socio que se retira. Mientras la segunda
oración del primer párrafo le da esa posibilidad tanto a los socios como a la
sociedad al disponer que “los otros socios y/o la sociedad tendrán la opción de
adquirir la cuota del socio que se retira”, el segundo párrafo se lo confiere a los
socios al señalar que “La cuota del socio que se retira será previamente ofrecida a
los otros socios en la forma que establezcan el pacto social o los estatutos.”En
nuestra opinión, debe prevalecer el criterio de que se le confiera a los socios el
derecho de adquisición preferente de las cuotas de participación que otro socio
pretenda vender. Si ninguno desea ejercer este derecho, la asamblea podrá
disponer que lo haga la sociedad.

Aun cuando la Ley no lo establece, se deduce que la adquisición será en


forma proporcional a la participación de los socios en el capital de la sociedad, a fin
de mantener los porcentajes de propiedad. Al respecto estimamos que, cuando el
segundo párrafo indica que las cuotas serán ofrecidas a los otros socios “en la

73
Artículo 20 Juan Pablo Fábrega Polleri

forma que establezcan el pacto social o los estatutos”, está haciendo alusión al
trámite o procedimiento que se debe seguir para canalizar la oferta. Nada impide,
tampoco, que en el pacto social se establezcan limitaciones o restricciones para
que un socio pueda retirarse voluntariamente de la sociedad en virtud de las
consideraciones personales del socio en las SRL.

Adelantamos, igualmente, que esta norma parece contradecir el derecho de


transferencia de cuotas de participación que regula el artículo 26 de la Ley ya que,
mientras el 20 confiere de manera expresa a los demás socios el derecho de
adquisición preferente de las cuotas de participación del socio que desea
desvincularse de la sociedad sin establecer mayores condiciones para su
transferencia, como se verá el 26 estipula que el derecho preferente se tendrá
siempre que se haya consignado en el pacto social. Además, requiere que el
cesionario sea aceptado por los demás socios. Es decir, que el derecho preferente
existirá, al tenor de dicha norma, si así se confiere en el documento constitutivo de
la sociedad. Además, la transferencia de las cuotas de participación quedará
condicionada a que el nuevo socio sea admitido por los demás miembros de la
sociedad.

Esta contradicción reitera, una vez más, las deficiencias e imprecisiones


que presenta la Ley. A nuestro parecer, ambas disposiciones persiguen igual
objetivo y causan el mismo resultado, por lo que no se comprende su separación en
normas distintas; los dos textos bien pudieron consolidarse en una sola disposición.

No obstante, es de anticipar que el retiro del socio tendrá lugar, para los
efectos del artículo 20, cuando se haya desvinculado de la sociedad con el
perfeccionamiento del traspaso de sus cuotas de participación y no cuando hayan
transcurrido los tres meses de notificación previa a que hace referencia el primer
párrafo de esta disposición. La notificación será, para todo efecto legal, una
formalidad que el socio tendrá que observar por mandato de la Ley para que tenga
lugar eventualmente su retiro.

El artículo 20 no prevé los efectos si los socios y/o la sociedad se abstienen


de ejercer el derecho preferencial de adquisición de las cuotas objeto de venta.
Ante la ausencia de restricciones, consideramos que el socio estaría en libertad de
ofrecer en venta sus cuotas de participación a cualquier tercero, adelantando que el
adquiriente o cesionario estaría sometido a su aceptación previa por los demás
socios al tenor del artículo 26 de la Ley, dada la especialidad de esta disposición.
De estas consideraciones deriva que el retiro, al tenor del artículo 20, es un derecho
de ejercicio relativo, que quedaría frustrado si el socio no encuentra comprador, o si
éste es rechazado por los demás socios, ya que la Ley no le impone a la sociedad
la obligación de adquirir las cuotas de participación en cuestión.

Finalmente recuérdese, como se ha dicho, que la sociedad quedará


disuelta por disposición de la Ley si, con el retiro del socio, el número de socios se

74
Ley Panameña sobre Sociedades de Responsabilidad
Limitada - Comentada por Artículo Artículo 20

reduce a dos y no se incorpora un nuevo miembro en el plazo de sesenta días,


según dispone el numeral 8 del artículo 44 de la Ley.

La Ley 24 no contenía una disposición similar al artículo 20 de la Ley, por lo


que el retiro voluntario del socio tenía que darse conforme a las normas relativas a
la transmisión de las cuotas de participación que contemplaba la propia Ley 24.

75
Artículo 21 Juan Pablo Fábrega Polleri

RESPONSABILIDAD DE LOS SOCIOS POR LOS APORTES QUE HACEN EN


ESPECIE

Artículo 21. Los socios cuyo aporte consista en bienes estarán obligados al
saneamiento por evicción de la cosa objeto de la aportación.
Si las aportaciones consistieran en derechos o créditos, el que hizo el
aporte responderá en todo caso de la legitimidad de éstos y de la solvencia
del deudor.

La norma impone a los socios la obligación de responder a la sociedad por los


vicios o defectos que tengan los bienes que aportan en pago de sus cuotas de
participación; por la legitimidad de los derechos o la solvencia de los deudores
respecto de los créditos que transfieran a la sociedad como contraprestación por la
suscripción de sus participaciones sociales. Pensamos que esta responsabilidad
también podría ser reclamada por los acreedores de la sociedad en caso de
liquidarse ésta si los cobros de sus créditos se vieran afectados por los vicios o
defectos de los bienes, o la ilegitimidad o insolvencia de los créditos a ella
aportados.

El artículo 21 se hace eco de la responsabilidad que impone la legislación


mercantil a los socios en el artículo 261 del Código de Comercio por los bienes que
aportan. Conforme al mismo, “El socio cuyo aporte no fuere en dinero efectivo,
estará obligado a la evicción y saneamiento de las cosas o efectos que lo
constituyan. Si el aporte consistiere en créditos y no fueren pagados a su
vencimiento, deberá el socio entrar en la caja social el valor de éstos con intereses
desde el día en que el crédito fue exigible. No haciéndolo después de requerido al
efecto, se considerará en mora para el pago de su aporte. Exceptúanse de esta
disposición los efectos o créditos que el socio aporte, por un valor convenido, para
su explotación por la sociedad.”

Como ni la Ley ni el Código de Comercio contemplan disposiciones en


materia de saneamiento en caso de evicción, deberán observarse de manera
supletoria los preceptos de la legislación civil, particularmente los que aplican a la
transferencia de bienes por razón de compraventa, por ser los únicos que abordan
la materia. Al respecto, el artículo 1231 del Código Civil señala que el vendedor
está obligado a la entrega y saneamiento de la cosa objeto de venta. Dentro del
contexto de dicha norma, el artículo 1244, también del Código Civil, establece que
el vendedor responderá al comprador:1) de la posesión legal y pacífica de la cosa
vendida y 2) de los vicios o defectos ocultos que tuviere. En virtud del párrafo
primero del artículo 1245 del referido cuerpo legal, tendrá lugar la evicción cuando
se prive al comprador, por sentencia firme y en virtud de un derecho anterior a la
compra, de todo o parte de la cosa comprada.

Conforme al artículo 1248 del Código Civil, el saneamiento por evicción da


derecho al comprador a exigir del vendedor: 1) la restitución del precio que tuviere

76
Ley Panameña sobre Sociedades de Responsabilidad
Limitada - Comentada por Artículo Artículo 21

la cosa vendida al tiempo de la evicción, ya sea mayor o menor que el de la venta;


2) los frutos o rendimiento, si se le hubiera condenado a entregarlos, al que haya
vencido en juicio; 3) las costas del pleito que haya motivado la evicción y, en su
caso, las del seguido con el vendedor para el saneamiento; 4) los gastos del
contrato, si los hubiere pagado el comprador y 5) los daños e intereses y los gastos
voluntarios o de puro recreo u ornato, si se vendió de mala fe.

Ante los supuestos consignados en el artículo 21, la sociedad ejercería los


derechos que confieren dichas disposiciones del Código Civil al comprador, y el
socio estaría obligado a responder como se le exige al vendedor.

La Ley guarda silencio respecto del término de prescripción para demandar


del socio la responsabilidad que deriva del saneamiento por evicción. Igual ocurre
en el Código de Comercio. El artículo 1253 del Código Civil señala que la acción de
saneamiento por evicción prescribe en cuatro años; mas por lo tocante a la sola
restitución del precio, prescribe según las reglas generales. Al respecto de éstas,
por derivar el saneamiento en caso de evicción, al igual que la legitimidad del
derecho o la solvencia del deudor, de una relación societaria de naturaleza
mercantil, la acción de prescripción por la restitución del precio se regiría por el
término especial de 3 años, establecido en el artículo 1652 del Código de Comercio
para los asuntos que derivan del contrato de sociedad y de las operaciones sociales
en lo que guarda relación con los derechos y obligaciones de la sociedad para con
los socios, de éstos para con la sociedad y entre los propios socios por razón de la
relación societaria.

El artículo 26 de la Ley 24 imponía a los socios la misma responsabilidad


que les atribuye el artículo 21 de la Ley. La diferencia entre uno y otro radica en
que, mientras el 21 calla respecto de las normas aplicables a la evicción y, por lo
tanto, deben deducirse, el 26, por el contrario, precisaba que la evicción y
saneamiento de los bienes objeto de la aportación se harían de conformidad con lo
dispuesto en el Código Civil.

En legislaciones extranjeras, los bienes gravados sólo pueden ser


aportados a la sociedad por el valor neto, descontando el monto del gravamen y, de
mediar la evicción, se autoriza la exclusión del socio, sin perjuicio de su
responsabilidad por los daños ocasionados. De no excluirse, adeudará el valor del
bien y la indemnización de los daños ocasionados.

77
Artículo 22 Juan Pablo Fábrega Polleri

RESTRICCIÓN DE ACTIVIDADES COMPETITIVAS A LOS SOCIOS

Artículo 22. Ningún socio podrá realizar por cuenta propia o ajena negocios
análogos a los de la sociedad o que en cualquier forma entorpezcan el
desarrollo de sus operaciones, ni formar parte de otras sociedades que se
hallen en el mismo caso, salvo acuerdo entre los socios.

Con la intención de proteger los intereses sociales, el artículo 22 prohíbe a


los socios realizar directa o indirectamente “negocios análogos” a los que explota la
sociedad, o emprender actividades que “entorpezcan el desarrollo de las
operaciones de la sociedad”, a menos de que cuenten con la aprobación de los
demás socios. Ante el silencio de la norma, consideramos que esta aprobación
podrá darse en cualquier momento, incluso con posterioridad a la fecha en que
tiene lugar el acto en cuestión.

Si el pacto social contemplara la prohibición a que alude esta norma, el


consentimiento de los socios tendrá que darse por unanimidad, ya que la
aprobación por mayoría constituiría una violación al pacto social que, conforme al
artículo 37 de la Ley, daría derecho a cualquier socio o al administrador de la
sociedad a protestar contra dicha decisión e, incluso, demandar su nulidad ante los
tribunales de justicia.

La norma no precisa lo que comprende un “negocio “análogo” ni fija los


parámetros para determinar lo que constituye una actividad que “en cualquier forma
entorpezca el desarrollo de las operaciones de la sociedad”, de manera que no
resulta claro el alcance de la prohibición: cualquier reclamación que se pretenda por
violación de esta disposición tendrá que ser objeto de sustentación. En atención a
definiciones conceptuales, debe entenderse por actividades análogas, para los
propósitos del artículo 22, aquéllas llevadas a cabo por un socio que sean similares,
semejantes o parecidas a las que desarrolla la sociedad dentro de su giro ordinario
de actividad como principal objeto social y que, por lo tanto, pudieran dar lugar a
competencia entre ambos en un mismo mercado, teniendo como objeto una misma
clientela, salvo que los socios le autorizaran la incursión en ese negocio.

Con esta restricción se pretende evitar que un socio utilice en provecho


propio o en beneficio de tercero información privilegiada a la que tiene acceso por
razón de su relación societaria.

Obsérvese que la prohibición se hace extensiva a otras sociedades de las


que el socio fuera parte y “se hallen en el mismo caso”, es decir, que desarrollen
actividades “análogas” a las de la SRL o que entorpezcan el desarrollo de las
operaciones de la sociedad.

Dado el carácter imperativo de la norma, pensamos que las limitaciones del


artículo 22 solo podrían ser exoneradas por decisión unánime de la asamblea de

78
Ley Panameña sobre Sociedades de Responsabilidad
Limitada - Comentada por Artículo Artículo 21

socios en cada caso particular, habida cuenta de que, si bien es la sociedad la


directamente afectada por las actividades competitivas a que alude esta disposición
y aun cuando las decisiones adoptadas en asamblea de socios tienen carácter
obligatorio para todos, no es menos cierto que, por la naturaleza de la SRL, los
socios individualmente considerados también podrían ver lesionados sus intereses
con la medida. En tal virtud, somos de opinión de que cualquier socio inconforme
con la decisión podría demandar responsabilidad ante los tribunales de justicia
contra los socios que hubieran aprobado el levantamiento de esta restricción legal.

La Ley 24 contemplaba en su artículo 27 esta misma restricción, al igual


que el contenido de los artículos 24 y 25 de la Ley.

Como se verá al analizar el próximo artículo, la inobservancia de esta


prohibición sin la autorización de la asamblea de socios podrá causar la expulsión
del socio con la pérdida de sus cuotas sociales.

79
Artículo 23 Juan Pablo Fábrega Polleri

CAUSALES DE EXCLUSIÓN DE UN SOCIO

Artículo 23. Podrán ser excluidos de la sociedad, mediante resolución


motivada, los socios que:
1. Contravengan lo dispuesto en el artículo anterior.
2. No abonen puntualmente sus cuotas.
3. Sean declarados en quiebra.
4. Paralicen o estorben, de algún modo, el desarrollo de las operaciones
sociales.
5. Cometan falta grave de sus deberes de lealtad y debido cuidado para con
la sociedad.
La sociedad retendrá todas las porciones que en el activo social pudieran
corresponderles a dichos socios, sin perjuicio de entablar contra ellos las
acciones pertinentes para obtener las indemnizaciones del caso.
La exclusión de socios podrá ser acordada por decisión mayoritaria en
asamblea de socios expresamente convocada para conocer el caso.

Al contrario del vacío que presenta la legislación corporativa panameña, este


artículo contempla en forma expresa la posible exclusión de socios cuyas
actuaciones se enmarquen en alguno de los supuestos tipificados en esta
disposición, siempre que se apruebe en asamblea de socios especialmente citada
para considerar este tema en particular. La exclusión del socio comprende su
expulsión; el retiro forzado de la sociedad, en contra de su voluntad, por decisión de
los demás socios.

Por hacerse referencia en la primera oración a “los socios “ y calificarse en


plural la comisión de los distintos actos tipificados como causales de exclusión,
pudiera pensarse, a primera vista, que la expulsión sólo se da por una actuación
colectiva, llevada a cabo por más de un socio. Sin embargo, consideramos que se
trata de un descuido de redacción y que el espíritu de la norma es que la exclusión
aplica a todo socio individualmente considerado que incurra en alguno de los actos
tipificados en el artículo 23.

Como quedó dicho al analizar el artículo 16 de la Ley, cuando las cuotas de


participación pertenezcan a varios titulares, la actuación de uno de los
copropietarios que se enmarque en alguna de las causales tipificadas en el artículo
23 dará lugar a la expulsión de todos por razón de su responsabilidad solidaria.

La primera causal tendrá lugar cuando el socio haya incurrido en actos que
comprendan actividades análogas a las de la sociedad, o que entorpezcan el
desarrollo de sus operaciones. Ante la falta de conceptualización de tales
actuaciones, la determinación de su comisión será de consideración subjetiva por la
asamblea de socios.

80
Ley Panameña sobre Sociedades de Responsabilidad
Limitada - Comentada por Artículo Artículo 23

La falta de pago puntual de las cuotas a que hace referencia el numeral 2


alude al incumplimiento del plazo que establece el artículo 9 de la Ley para que el
socio haga a la sociedad los aportes respectivos en dinero, especie o servicios
como contraprestación por la emisión de cuotas de participación de la sociedad.

La exclusión del socio por razón de su declaratoria de quiebra, consignada


en el numeral 3, no estaba contemplada en la Ley 24, de manera que viene a
constituir una novedad. Su tipificación en la Ley podría justificarse por el hecho de
que, dada la estrecha relación del socio con el ente legal, al ser éste declarado en
quiebra, estaría inhabilitado para ejercer el comercio y, por lo tanto, impedido de
participar en el manejo y toma de decisiones de la sociedad. No obstante, al no
requerir nuestra legislación la participación activa de un socio en la administración
de la sociedad, bien podría seguir manteniendo la calidad de socio. En todo caso, la
Ley no es congruente con los efectos de la insolvencia consignada en las normas
que regulan la quiebra en la legislación mercantil. La cuota de participación de un
quebrado es un activo que pasa a formar parte de la masa de la quiebra, que se
liquidará o adjudicará a los acreedores para satisfacer sus créditos. El artículo 23,
sin embargo, establece como sanción de la exclusión que “la sociedad retendrá
todas las porciones que en el activo social pudiera corresponderles a dichos
socios”, lo que da como resultado que los acreedores del quebrado vayan a perder
las cuotas de participación del socio como activo para la recuperación de sus
créditos porque la sociedad se quedará con ellas, sin hacer pago alguno. Esta
consecuencia parece absurda, de haber pagado el socio el valor total de sus cuotas
de participación.

La causal de paralización o entorpecimiento del desarrollo de las


operaciones sociales contemplada en el numeral 4 ya se encuentra comprendida en
el numeral 1 de este artículo. La misma resulta novedosa dentro del derecho
societario por no estar tipificada en la legislación panameña. En no pocas
ocasiones se da el caso de socios que dedican esfuerzos a obstruir la marcha de la
sociedad, principalmente mediante la interposición de acciones legales que tiendan
a interrumpir la normal conducción de sus negocios o distraer la atención de sus
administradores con la intención forzar una determinada negociación que satisfaga
sus intereses particulares.

Esta causal demanda que la acción del socio produzca como efecto
concreto la paralización o el entorpecimiento del desarrollo de las operaciones de la
sociedad. En la Ley 24, sin embargo, la sanción se aplicaba desde el momento en
que mediaba una intención del socio. El artículo 28 establecía que podían ser
excluidos de la sociedad los socios que “traten de estorbar el desarrollo de las
operaciones sociales.”

La última causal, tipificada en el numeral 5, relativa a la falta grave de los


deberes de lealtad del socio y debido cuidado para con la sociedad, tampoco
contemplada en la Ley 24, resulta imprecisa, al no establecer la Ley parámetros

81
Artículo 23 Juan Pablo Fábrega Polleri

para fijar o medir la lealtad o cuidado que debe tener un socio para con la sociedad.
A nuestro parecer, ante el silencio de la Ley, correspondería a la asamblea de
socios hacer la calificación, sin necesidad de mediar proceso o pronunciamiento
judicial previo, al establecer el tercero párrafo que “la exclusión del socio podrá ser
acordada por decisión mayoritaria en asamblea de socios.” No obstante,
adelantamos que el artículo siguiente confiere al socio expulsado el derecho de
impugnar ante la justicia ordinaria la decisión de la asamblea de socios.

La Ley 24, por el contrario, establecía en su artículo 28 que la exclusión


tenía que ser solicitada y aprobada por tribunal de justicia si la sociedad tenía dos
socios, o si constituyendo un número mayor los socios cuya exclusión se pretendía
tenían en conjunto una participación mayor que la de los socios que la solicitaban.

Es de destacar que la norma no impide votar en la asamblea al socio objeto


de expulsión, como prohibía expresamente el artículo 28 de la Ley 24, de manera
que él podría impedir su exclusión, de tener participación mayoritaria en la
sociedad.

El efecto inmediato que produce sobre el socio su exclusión es la pérdida


de sus cuotas de participación, que serán retenidas por la sociedad; no se
producirá, en consecuencia, la liquidación de las aportaciones del socio.

Adicionalmente, la norma le confiere a la sociedad el derecho de “entablar


las acciones pertinentes para obtener las indemnizaciones del caso.” Las mismas
tendrán que ser decididas, igualmente, por la asamblea de socios. Por “acciones
pertinentes” debe entenderse reclamaciones por la vía judicial. Esta misma sanción
estaba tipificada en la ley 24.

La Ley no indica cómo se hace la reclamación judicial al socio por el


incumplimiento de esta norma. Pensamos que, por tratarse de una controversia que
deriva de una relación societaria, la misma será resuelta mediante juicio oral
conforme al proceso establecido en el artículo 1281 del Código Judicial, como
señalamos al analizar el artículo 37 de la Ley, que en su segundo párrafo estipula
que “Las controversias que surjan en una sociedad de responsabilidad limitada
serán tramitadas mediante procedimiento oral.”

Recuérdese lo expuesto al analizar el artículo 19, relativo a las causales de


retiro voluntario de un socio, en cuanto a que si la sociedad deja de tener menos de
dos miembros, con prescindencia de su porcentaje de participación, operará la
disolución de la sociedad, según dispone el numeral 8 del artículo 44 de la Ley.

En adición a las causales estipuladas en el artículo 23, adelantamos que el


artículo 27 de la Ley contempla la posible exclusión de un socio que sea declarado
“incapaz”, en cuyo caso, al contrario de lo dispuesto en el presente artículo, sí se
liquidaría su participación social a “justo precio”.

82
Ley Panameña sobre Sociedades de Responsabilidad
Limitada - Comentada por Artículo Artículo 23

DERECHO DE IMPUGNACIÓN DEL SOCIO EXCLUIDO

Artículo 24. El socio excluido que considere injusta la decisión podrá recurrir
al juez dentro del término de treinta días hábiles, contados desde la fecha en
que le fue comunicado el acuerdo, formulando las reclamaciones que estime
procedentes, que serán tramitadas mediante procedimiento oral.

Este artículo confiere al socio expulsado el derecho de defensa cuando


considere injusta la exclusión, para lo cual deberá interponer la acción legal
respectiva en un término de 30 días hábiles, contados a partir de la fecha en que le
fue comunicada la decisión de excluirlo de la sociedad. De ello deriva que se trata
de un derecho que puede perderse por prescripción si el socio no ejerce la
impugnación en el término perentorio que señala esta disposición, en cuyo caso
quedarán ejecutoriadas la expulsión y la pérdida de las cuotas de participación.

Ante el silencio de la norma, consideramos que la notificación en cuestión


será hecha al socio excluido por el administrador, al tener éste a su cargo la
conducción de las gestiones operativas de la sociedad.

El procedimiento oral a que hace referencia este artículo es el que consigna


el artículo 1281 del Código Judicial, al derivar de una relación societaria, como
quedó explicado.

La ley 24 preceptuaba en su artículo 29 el mismo derecho de defensa del


socio excluido.

El artículo 24 guarda silencio respecto de la forma en que deberá hacerse


la notificación al socio excluido; por la trascendencia de la medida, consideramos
que deberá hacérsele al socio personalmente, en la dirección que tenga registrada
la sociedad, o siguiendo el procedimiento usual empleado para hacer las citaciones
o comunicaciones de los asuntos societarios, si el pacto social no dispone una
modalidad específica.

83
Artículo 25 Juan Pablo Fábrega Polleri

RESPONSABILIDAD DE LOS SOCIOS POR LAS OBLIGACIONES DE LA


SOCIEDAD

Artículo 25. La responsabilidad económica de cada socio por las obligaciones


contraídas por la sociedad estará limitada al monto de su participación hecha
o prometida.
Como quedó dicho en la introducción, la SRL, al igual que la sociedad anónima,
se caracteriza por la separación de la personalidad de la sociedad respecto de la de
sus socios, de ahí que éstos no sean responsables por las deudas y obligaciones
de la sociedad y que su responsabilidad se vea limitada al monto de su inversión.
Por lo tanto, el socio responde frente a los acreedores de la sociedad solo por el
monto de lo que él pudiera estar adeudándole a aquélla por la suscripción de sus
cuotas de participación.
Es de destacar que la ley de sociedades anónimas le reconoce a los
accionistas el “beneficio de excusión” respecto de las deudas que ellos puedan
tener frente a la sociedad por la suscripción de sus acciones. Según deriva del
artículo 39 de la ley 32 de 1927, que regula esa particular especie societaria, un
acreedor de la sociedad no puede pretender cobrar a los accionistas la suma que le
adeudara a la sociedad ni la que éstos tuvieran pendiente de pago a la sociedad
por la suscripción de acciones. Conforme a dicha norma, para que esta situación se
pueda dar es necesario que el acreedor haya ejecutado todos los bienes de la
compañía, tras agotar las instancias procesales correspondientes para el cobro de
su crédito y se haya dictado sentencia contra la sociedad, para entonces poder
recurrir contra los accionistas, pero únicamente por el monto adeudado a la
sociedad por la falta de pago de aquéllos. Ello, en virtud de que el accionista resulta
ser un deudor más de la sociedad, de manera que el acreedor de ésta únicamente
podrá pretender accesar dicha cuenta por cobrar al accionista luego de que haya
recurrido por la vía judicial contra la sociedad y ésta no tenga más bienes con qué
hacerle frente a sus obligaciones. Esto, en nuestra opinión, se daría por razón de la
insolvencia de la sociedad, que la pondría en estado de quiebra. Como deriva del
artículo 25 de la Ley, esa preferencia que se le confiere a los accionistas no se da
en las SRL, ya que la Ley no establece la especial consideración que hace la ley de
sociedades anónimas.

El artículo 25 viene a responder a ese principio societario; no obstante, se


circunscribe a la responsabilidad económica. La Ley guarda silencio respecto de
otras responsabilidades que derivan para los socios de sus actuaciones societarias
que pudieran afectar a terceros. Pareciera que éstas no tienen limitación en la Ley,
en cuyo caso, habría que determinar la causa de la obligación para establecer el
tipo de responsabilidad de que se pudiera tratar y la extensión de la misma frente a
los socios. Consideramos sin embargo que, por el principio de la autonomía y
separación de la personalidad de los socios respecto de la sociedad, la limitación
consagrada en esta norma se hace extensiva, en general, a toda responsabilidad
que pudiera derivar de las actuaciones de la sociedad, salvo excepciones

84
Ley Panameña sobre Sociedades de Responsabilidad
Limitada - Comentada por Artículo Artículo 25

imputables a los socios, en la medida en que ellos hayan participado directamente


en la comisión del hecho que causa el daño.

Es oportuno destacar que en la doctrina esta dicotomía de personalidades se


conoce como “velo corporativo” o “separación de la personalidad jurídica”; es decir,
la separación de los derechos y obligaciones de los socios en relación a sus
patrimonios personales respecto de los de la sociedad y viceversa.

Esta separación de identidades, que ha resultado cómoda y conveniente al


extremo de relajarse hasta el abuso en el manejo de las sociedades anónimas; ha
sido utilizada para escudar bajo el anonimato de los accionistas actuaciones
personales de cuestionable legitimidad tras la personería jurídica autónoma de la
sociedad, distinta de la de sus socios. Los accionistas no pueden pretender abusar
de la personalidad jurídica de la sociedad anónima para disponer directamente del
patrimonio de ésta, o que se le recargue con deudas que no le son propias, ni
beneficiarse con el uso de bienes y activos de la sociedad.

Por la naturaleza humana, vulnerable a tentaciones y ambiciones,


particularmente en el quehacer mercantil, en no pocas ocasiones se ven conductas
que entrañan una utilización indebida, fraudulenta o desvirtuada de la forma
societaria para ampararse bajo el paraguas de la personalidad de la sociedad.
También se ven sociedades anónimas cuyos socios mayoritarios, abusando de su
poder de control, las utilizan para realizar operaciones particulares o efectuar
transacciones que les favorecen en forma directa, en detrimento de los accionistas
que constituyen la minoría.

También se dan actuaciones de mala fe frente a los acreedores cuando la


sociedad se ha constituido como ente testaferro, con el objeto de evadir el
cumplimiento directo de obligaciones, disimular bienes, evitar responsabilidades
particulares que van más allá de las que se pueden dar en una sociedad como
resultado de su giro normal de negocio o de los riesgos propios de la explotación de
una actividad económica. Todo ello ha dado lugar en muchas jurisdicciones, sobre
todo de corte anglosajón, en las que la aplicación de principios de equidad y la
razón resultan axiales en la administración de justicia, a que se desestime la
personalidad jurídica, haciéndose responsables a los socios, en forma solidaria e
ilimitada, por los perjuicios que se originen en aquellos casos en que la sociedad
sea utilizada para fines extrasocietarios o en violación de la ley, la buena fe, el
orden público o los derechos de terceros. En Panamá, esta tendencia, de
aplicación excepcional, es de relativa corta data si se toma en consideración la
antigüedad de la Ley; los primeros precedentes judiciales sobre la materia se
ubican a principios de la década de los noventa.

85
Artículo 25 Juan Pablo Fábrega Polleri

Es necesario apuntar que este principio de separación de identidades y


patrimonios es abusado por los socios para tratar de escudar la responsabilidad
personal del accionista mediante la interposición de la personería jurídica entre él y
la otra parte de la transacción, sin que ello constituya necesariamente una acción
dolosa.

Este concepto del levantamiento del velo corporativo o del desconocimiento de


la separación de la personería jurídica de la sociedad respecto de la de sus socios
no está prescrito ni mucho menos ampliamente desarrollado en nuestra legislación
como en otras foráneas. El artículo 24 de la Ley viene a comprender solo un
aspecto de la materia, en lo que respecta a la limitación de responsabilidad del
socio por razón de las obligaciones de la sociedad e, implícitamente, contrario
sensu, de ésta respecto de las obligaciones de sus socios. Igual principio recoge el
Código de Comercio para las sociedades mercantiles en general en su artículo 251,
según el cual “La sociedad mercantil constituida con arreglo a las disposiciones de
este Código, tendrá personalidad jurídica propia y distinta de la de los socios para
todos sus actos y contratos. La ley no reconocerá la existencia de las sociedades
que no estuvieren constituidas de acuerdo con los trámites y formalidades
prescritos por ella; sin embargo, la nulidad del contrato de sociedad o la disolución
de ésta no perjudicarán las acciones que correspondan a terceros de buena fe
contra todos y cada uno de los asociados por razón de los negocios ejecutados por
la compañía.”

Nuestras autoridades judiciales han estimado que, por razón del abuso en el
uso de vehículos jurídicos para cometer ilícitos en detrimento del bien público, el
velo corporativo debe ser “levantado”, o la personalidad del ente jurídico
desestimada o “rasgada”, para penetrarle y endilgar responsabilidad a los
accionistas que emplean a las personas jurídicas para escudar sus actuaciones. No
obstante, ello tendrá lugar en circunstancias excepcionales, cuando se considere
que se está abusando de dicha separación para cometer ilícitos.

Si bien el referido desconocimiento de la personalidad jurídica se ha aplicado


en nuestro medio a las sociedades anónimas, consideramos que también podría
hacerse extensivo a las SRL, ya que en éstas también se da la separación de la
personería jurídica del ente legal respecto de sus socios, aun cuando la identidad
de éstos es conocida por la naturaleza y tipo de ente legal de que se trata.

El artículo 29 de la Ley 24 contenía igual alcance de responsabilidad que el


estipulado en el artículo 25. Adicionalmente, el artículo 11 señalaba que los que
hubieren suscrito la escritura de constitución de la sociedad y los que se hubieran
integrado a la misma respondían de manera personal y solidaria frente a terceros
por la parte de capital que no se hubiere pagado íntegramente con dinero, y por el
valor atribuido a las aportaciones hechas en especie.

86
Ley Panameña sobre Sociedades de Responsabilidad
Limitada - Comentada por Artículo Artículo 25

CESIÓN DE LAS CUOTAS DE PARTICIPACIÓN POR LOS SOCIOS. DERECHO


DE TANTEO

Artículo 26. Cada socio podrá ceder su participación mediante documento


privado. El pacto social podrá disponer que los otros socios tengan
preferencia para adquirir la participación que se desea ceder. La cesión
deberá inscribirse en el Registro Público.
Para convertirse en socio, el cesionario deberá obtener la aceptación de
los otros socios.

El derecho que confiere el artículo 26 a los socios de transferir sus cuotas


de participación no está sujeto a restricciones por la Ley. Tampoco impide
establecer limitaciones o condiciones en el pacto social ni impone requisitos o
solemnidades para la celebración y perfeccionamiento del contrato de cesión. Se
limita a señalar en la primera oración de esta norma que el socio podrá ceder su
participación “mediante documento privado”, es decir, aquél en que las partes
acuerdan los términos y condiciones que regirán su relación contractual, sin más
formalidades que la de expresar su consentimiento respecto del objeto y la causa
del contrato. El artículo 786 del Código de Comercio establece en materia de cesión
que “Todo título para el cual el suscriptor se obligue a pagar en lugar y tiempo
determinados cierta suma de dinero, o cierta cantidad de cosas fungibles puede se
transmitido por endoso, si hubiese sido extendido a la orden. Si el título fuera
nominativo u otro no endosable ni al portador, la transmisión se hará en los
términos señalados en el Código Civil para la cesión de créditos.” En consecuencia,
como se indicó, al no ser los certificados de participación títulos valores ni
documentos transferibles mediante endoso, el traspaso o cesión de las cuotas de
participación se perfeccionará conforme a las disposiciones en materia de
contratación general del derecho común, caracterizadas por los elementos
contractuales antes señalados.

Al no existir restricción legal, pensamos que la cesión de cuotas de


participación podrá darse aun cuando no se encuentren pagadas, ya que la Ley no
prohíbe la emisión de participaciones sociales que no estén totalmente pagadas. En
este caso, el cesionario asumirá frente a la sociedad las obligaciones económicas
que el socio cedente tuviera pendientes de pago. Recordemos que, de darse la
morosidad, el cesionario podrá ser objeto de expulsión de la sociedad en atención
al derecho que le confiere el numeral 1 del artículo 23 de la Ley a la asamblea de
socios.

El artículo 26 no requiere de los socios la aprobación de la transferencia de


las cuotas de participación, como ocurre en legislaciones extranjeras; sin embargo,
condiciona la eficacia de la misma a que el cesionario obtenga su aprobación por
los miembros, sin lo cual no adquirirá la calidad de socio. La norma le impone, así,
la carga de gestionar su aprobación y no al socio cedente. Se establece, de esta
manera, un inusual control posterior, luego de haberse celebrado el contrato entre
el socio cedente y el cesionario. No obstante, no vemos impedimento para que sea

87
Artículo 25 Juan Pablo Fábrega Polleri

el cedente quien gestione ante los socios la aceptación del cesionario como nuevo
miembro de la sociedad.

Si no se da esta aceptación, la cesión no tendrá efectos frente a los socios


ni la sociedad, de manera que se seguirá teniendo al cedente como socio hasta que
se cumpla con dicha formalidad.

El artículo 26 no establece parámetros para la aceptación del nuevo socio,


de ahí que la misma quedará a discreción y arbitrio de la asamblea de socios. Así,
su rechazo no podría ser objeto de impugnación, ante la falta de fundamento legal.

De negarse la solicitud, el cesionario tendría acción legal contra el socio


cedente para demandar la resolución del contrato y exigir la devolución de lo
pagado, al no materializarse los efectos del contrato.

La Ley tampoco regula el trámite o formalidad para gestionar la aceptación


del cesionario como socio, por lo que deben anticiparse estos vacíos legales e
incorporarse disposiciones en el pacto social sobre la cesión de cuotas de
participación. A nuestro parecer, ante la ausencia de procedimientos, el trámite se
formalizaría con una solicitud escrita enviada al administrador de la sociedad, quien
la notificaría a los socios para que se pronuncien sobre la aceptación del nuevo
miembro. Estimamos, también, que dada la importancia que tiene la calidad
personal de los miembros en las SRL, la solicitud deberá acompañarse de un perfil
del cesionario.. Resaltamos que tampoco hay plazo para esta deliberación, de
manera que la admisión o rechazo del nuevo socio quedará en suspenso hasta que
tenga lugar el pronunciamiento en cuestión.

El artículo 26 requiere que la cesión se inscriba en el Registro Público sin


hacer excepción si el cesionario fuera otro socio, al contrario de lo que preceptúa el
artículo 11 de la Ley, que solo demanda el registro de las transferencias que
“producen variación en las personas de los socios”. Como la intención de la Ley
aparenta ser la sola publicidad de la identidad de los socios, ya que no se requiere
como elemento del pacto social el señalamiento de sus porcentajes de participación
o cantidad de cuotas suscritas, consideramos que debe prevalecer el requisito del
artículo 11 y solo inscribirse las cesiones que produzcan un cambio de socio.

El artículo 26 tampoco señala quién debe hacer la inscripción de la cesión de


las cuotas de participación en el Registro Público. Como, en nuestra opinión,
únicamente se inscribe la cesión que implique el cambio de socios y dado que ésta
debe ser aprobada por la asamblea de socios, pensamos que sería el administrador
de la sociedad quien hiciera los trámites de protocolización del acta respectiva e
inscripción subsiguiente de la escritura de cesión en el Registro Público, en vista de
que a él le corresponde la implementación de las decisiones aprobadas por los
miembros de la sociedad, sin perjuicio de que la asamblea de socios pueda

88
Ley Panameña sobre Sociedades de Responsabilidad
Limitada - Comentada por Artículo Artículo 25

designar a otra persona para que realice los trámites, como pudiera ser el Agente
Residente de la sociedad.
La Ley no establece las consecuencias que produce la falta de inscripción de la
cesión. Como el Registro Público tiene fines de publicidad, pensamos que la
inobservancia de la norma hace inoponible la cesión a terceros, quienes seguirán
teniendo al socio cedente, para todos los efectos legales, como miembro de la
sociedad, por ser quien continúa apareciendo inscrito en el Registro Público.
Nuestra legislación no impide a los socios convenir y establecer alianzas o
acuerdos que comprometan el voto para asegurarse la aprobación de ciertas
decisiones o el manejo de temas específicos en las asambleas de socios, como la
elección de administradores, dignatarios o apoderados, o la aprobación de una
determinada transacción. Estos acuerdos serán privados entre las partes y tendrán
la fuerza legal de los contratos. Hay que destacar que la sociedad no es parte de
dichos acuerdos, por lo que no se podrá imponer ni su contenido ni demandar su
cumplimiento. Si dicha relación contractual produce efectos a favor de una de las
partes respecto de los derechos societarios frente a la sociedad, será necesario que
así sea comunicado a ésta. De lo contrario, tales derechos no serán oponibles y la
sociedad tendrá como socios a quienes aparezcan inscritos en sus registros, con el
pleno goce de sus derechos.
Por otro lado, si bien el artículo 26 establece regulaciones para la cesión en
forma genérica, sin hacer mayores precisiones, opinamos que, dado el contexto de
la norma, el traspaso que se pretende controlar es aquél en que se da una
transferencia plena del título de dominio sobre la cuota de participación con la
finalidad de incorporar un socio con ejercicio pleno de los derechos de propiedad.
De ahí que consideremos que el requisito de esta disposición no aplica al traspaso
de cuotas de participación a fideicomisos, ya que el fiduciario carece de capacidad
de dominio absoluto y libre disposición de las cuotas de participación por estar
sometida la propiedad fiduciaria a los términos y condiciones del contrato. Ahora, si
en ejecución del fideicomiso opera el traspaso de la propiedad de las cuotas de
participación a un beneficiario, éste sí tendría que obtener la aceptación de los otros
miembros para convertirse en socio, al darse la transferencia de la participación
social en ejecución del fideicomiso.
El fideicomiso en cuestión sería válido y de obligatorio cumplimiento entre las
partes desde la suscripción del contrato. El socio fideicomitente tendría que notificar
de la celebración del contrato al administrador de la sociedad para que ésta haga
las anotaciones respectivas en los registros. De lo contrario, el contrato no será
oponible a la sociedad, la que continuará teniendo al miembro registrado como la
persona legitimada para el ejercicio de los derechos accionarios.
Surge la duda de si el contrato de fideicomiso tendría que ser objeto de
inscripción en el Registro Público a efectos de cumplir con lo dispuesto en el
artículo 11 de la Ley. Pensamos que sí, por cuanto, si bien el fiduciario no adquiere
la plena propiedad de las cuotas de participación, con ejercicio pleno del derecho
de dominio, se produce una variación en la persona del socio. También estimamos

89
Artículo 25 Juan Pablo Fábrega Polleri

que la protocolización del contrato de fideicomiso y gestión de inscripción podrá


hacerlas el fideicomitente y el fiduciario.
Cabe reiterar por su importancia que, dado el requisito de la aceptación del
cesionario por los socios, se confirma que los certificados de participación no son
títulos valores negociables en bolsa de valores, porque su propiedad no se
transfiere mediante endoso y entrega.
Al contrario de lo que dispone el artículo 20 de la Ley, el 26 no confiere a
los socios un derecho de adquisición preferente de las cuotas de participación que
otro miembro vaya a enajenar, al señalar que “El pacto social podrá disponer que
los otros socios tengan preferencia para adquirir la participación que se desea
ceder”. No se trata, entonces, de un derecho originario de la Ley, sino derivado del
pacto social. El mismo se tendrá, conforme a esta disposición, en la medida en que
se haya establecido en el documento de constitución de la sociedad.
La cesión de las cuotas de participación da como resultado el retiro
voluntario del socio cedente una vez perfeccionada la transferencia, de ahí que, al
analizar el artículo 20 de la Ley, se haya dicho que ambas disposiciones tratan la
misma materia. La diferencia entre una y otra disposición es de simple contenido,
pero con igual efecto: el artículo 20 reconoce al socio el derecho de desvincularse
de la sociedad mediante el ofrecimiento obligatorio de sus cuotas de participación a
los demás miembros de la sociedad, quienes tienen sesenta días para ejercer el
derecho de compra. El artículo 26 tipifica en forma generalizada el derecho que
tiene cada socio de ceder su participación social, cuya eficacia estará condicionada
a la aceptación del cesionario. De esta dualidad surge la duda de cuál debe
prevalecer para dar curso a la desvinculación voluntaria de un socio. Como las
normas no son excluyentes, pensamos que ambas deberán observarse en forma
conjunta.

Finalmente, destacamos que la Ley 24 demandaba en su artículo 30 que la


cesión de las cuotas de participación se formalizara mediante escritura pública; si el
cedente mantenía alguna cuota de participación, la misma no podía ser menor de
US$100.00. La norma también exigía que toda transferencia de cuotas de
participación se comunicara por escrito al administrador de la sociedad, con
indicación del presunto adquiriente, si lo había en ese momento; el número de
cuotas objeto de transferencia y el precio de las mismas. El administrador debía
notificar a los demás socios en el término de 15 días la intención de venta para que
comunicaran dentro de un plazo de 30 su interés en adquirir las cuotas, que se
adjudicarían de manera proporcional entre los socios que desearan comprarlas. El
socio vendedor quedaba en libertad de vender a cualquier tercero las cuotas que
los socios no hubieran adquirido. El artículo 33 de la Ley 24 estipulaba que, para el
ejercicio del referido derecho de compra, en caso de discrepancia, el precio de
venta de las cuotas sería fijado por tres peritos, nombrados uno por el vendedor,
otro por los socios interesados en la adquisición y un tercero de común acuerdo. Si
el tercero no podía ser nombrado, la designación sería hecha por un juez.

90
Ley Panameña sobre Sociedades de Responsabilidad
Limitada - Comentada por Artículo Artículo 25

La Ley 24 también requería en su artículo 14 la inscripción en el Registro


Público de todas las transferencias que implicaran la variación en la persona de los
socios, en un término de treinta días.

91
Artículo 27 Juan Pablo Fábrega Polleri

ESTATUS DE LAS CUOTAS DE PARTICIPACIÓN DE UN SOCIO FALLECIDO Y


CONDICIÓN DE UN SOCIO EN CASO DE INCAPACIDAD

Artículo 27. En caso de muerte de un socio, la sociedad podrá continuar con


sus herederos o sin ellos, si así se hubiera convenido en el pacto social. En
caso contrario, se hará la liquidación y el pago de la participación del socio
fallecido, a justo precio, que será determinado por peritos.
En caso de incapacidad de un socio, la sociedad podrá continuar con su
curador o tutor o liquidar la participación del incapaz, a justo precio.
En caso de muerte o incapacidad de una persona, motivo de disolución de
una persona jurídica que es socia, la sociedad podrá seguir sin ella,
liquidando su participación, siempre que subsista un número de dos socios.

El artículo 27 presenta una confusa e imprecisa redacción que da lugar a


varias interpretaciones sobre su finalidad y objetivo. Pudiera concluirse, a primera
vista, que con la frase “la sociedad podrá continuar con sus herederos o sin ellos, sí
así se hubiera convenido en el pacto social”, la norma pretende condicionar la
existencia de la sociedad a que se haya dispuesto en su documento constitutivo la
continuidad del ente legal tras el fallecimiento de alguno de sus socios, ya fuera con
o sin sus herederos. Esta interpretación, sin embargo, resulta contraria a la
naturaleza de la SRL que, como se vio al analizar el artículo 4 de la Ley, es un ente
legal de tipo mercantil, que cuenta con personalidad jurídica y existencia legal
propia, distinta e independiente de la de sus socios, en la que la responsabilidad de
éstos por las obligaciones sociales está limitada al monto de sus aportes. Dadas
sus características, la continuidad de la sociedad se daría aun cuando falleciera un
socio sin que ello se tuviera que estipular en el pacto social, especialmente, si en
éste se tiene establecida la duración perpetua de la sociedad. Reconocemos, sin
embargo, que bien podría establecerse en el documento de constitución la
disolución de la sociedad con la muerte de una determinada persona, aun cuando
el ente legal tuviera duración indefinida.

También puede deducirse del texto del párrafo en cuestión que, al


disponerse que la sociedad podrá continuar con los herederos del socio fallecido o
sin ellos, se pretende conferir a éstos el derecho de adquirir la calidad de socios si
el pacto social no lo prohíbe. Con la frase “En caso contrario, se hará la liquidación”,
se pretende indicar que si el pacto social no permite que los herederos de un socio
fallecido se incorporen a la sociedad, “se hará la liquidación y el pago de la
participación del socio fallecido”. Favorecemos esta segunda interpretación sobre el
alcance del párrafo por parecer coherente con la naturaleza de la SRL y la finalidad
que persigue el control de la incorporación de nuevos socios.

Otro vacío que presenta el artículo 27 es la falta de parámetros para


establecer lo que comprende el “justo precio” que tendría que pagar la sociedad por
la participación del socio fallecido si el pacto social no permite la incorporación de

92
Ley Panameña sobre Sociedades de Responsabilidad
Limitada - Comentada por Artículo Artículo 27

sus herederos como socios. Su determinación se deja a criterio de peritos, sin


indicar cuántos de ellos deberán intervenir en el proceso de valoración ni establecer
quién los nombra. Parece justo y equitativo que los herederos y la sociedad
nombren un perito de común acuerdo o, en su defecto, cada uno designe su
respectivo perito y, en caso de discrepancia, que éstos nombren un dirimente.

La norma tampoco precisa a quién se debe hacer el pago. Se deduce que


éste corresponderá a quienes hayan sido declarados herederos del socio en virtud
de sentencia judicial ejecutoriada conforme a las disposiciones civiles sobre
derecho hereditario.

El artículo 35 de la Ley 24 señalaba que la transmisión de alguna


participación social por causa de muerte confería al heredero o legatario del socio
fallecido la calidad de socio, a menos que la escritura de constitución de la sociedad
hubiera previsto que la sociedad sería disuelta por fallecimiento de un socio, o que
habría que continuar únicamente con los socios sobrevivientes. En estos casos, los
herederos o legatarios sólo tenían derecho a percibir la parte que en la sociedad
correspondiera al socio fallecido. El artículo 36 de la Ley 24 confería a los socios el
derecho de adquisición preferente de las cuotas de participación del socio fallecido,
de manera que la norma del artículo 35 aplicaba únicamente si los socios no
ejercían el tanteo. Adicionalmente, el artículo 37 de la Ley 24 otorgaba a los
herederos y legatarios del socio fallecido el derecho de separarse de la sociedad y
de exigir a ésta que les abonara el valor de su participación en la forma y los plazos
que disponía la ley para el caso de la separación voluntaria de un socio, como se
verá más adelante.
El segundo párrafo del artículo 27 contempla, también con imprecisa
redacción, el supuesto de la continuidad de la sociedad con el curador o tutor de un
socio incapaz, o la liquidación de la participación de éste, “a justo precio.” Como
ocurre con el fallecimiento de un socio, este párrafo cae en el error de referirse a la
“continuidad” de la sociedad en caso de incapacidad de uno de sus socios. Tal cual
indicamos, la sociedad continúa mientras no se disuelva por alguna de las causales
establecidas en la Ley.
Obsérvese que, al contrario de lo que ocurre en caso del fallecimiento del
socio, el artículo no condiciona la liquidación de las cuotas del socio incapaz a lo
que disponga el pacto social, de manera que la continuidad de aquél a través del
curador o tutor no está supeditada a lo que indique el documento constitutivo de la
sociedad. La norma tampoco precisa quién decide la permanencia del socio a
través de su curador o tutor, o su exclusión de la sociedad y liquidación de su
participación social. Por la trascendencia de la materia consideramos que
correspondería a la asamblea de socios tratarla.
Cabe señalar que la incapacidad de un socio debe ser previamente
declarada por resolución judicial, en la cual se tendrá que decretar, además, la
designación del tutor o curador del socio, según el caso. Sobra decir, también, que
esta disposición sólo aplica a personas físicas o naturales, por ser las únicas que
pueden ser objeto de tutela o curatela.

93
Artículo 27 Juan Pablo Fábrega Polleri

El artículo 27 tampoco indica quién determinará el “justo precio” que se


deberá pagar al miembro que se excluye de la sociedad. Pensamos que, por
analogía con las disposiciones relativas a la liquidación de las cuotas de
participación de un socio fallecido, el precio debe ser establecido por dos peritos;
uno nombrado por el curador o tutor y, el otro, por la sociedad. No parece justo que
sea la asamblea de socios quien haga la valoración, por cuanto ésta fijaría un
precio conveniente para la sociedad. En todo caso, el precio por pagar debería ser
el valor de las cuotas de participación conforme a los registros contables de la
sociedad.

El tercer párrafo del artículo 27 también presenta una redacción imprecisa.


Con el señalamiento de que “En caso de muerte o incapacidad de una persona,
motivo de disolución de una persona jurídica que es socia”, se hace alusión
implícita a la exclusión de un socio de la SRL que fuera una persona jurídica y a la
liquidación de sus cuotas de participación por razón de su disolución como
consecuencia de fallecimiento o incapacidad de uno de sus miembros. Ante esta
eventualidad, la norma vuelve a adolecer de deficiencia al no señalar quién decide
la liquidación y cómo se da la valoración de las cuotas. Deducimos nuevamente que
ello corresponderá a la asamblea de socios.

Dentro del contexto de la redacción deficiente que hemos destacado, el


tercer párrafo hace alusión exclusiva a la continuidad de la sociedad si ésta
mantiene un mínimo de dos miembros luego de la exclusión del socio que sea
persona jurídica por razón de su disolución debida al fallecimiento de uno de sus
socios. Esa condición, sin embargo, no es de aplicación exclusiva para ese
supuesto. Recuérdese, como se comentó al analizar el artículo 4 de la Ley, que
éste demanda un mínimo de dos socios para la subsistencia de la SRL y no caer en
causal de disolución, como señala el artículo 44 de la Ley y se verá más adelante,
con prescindencia del motivo que produzca la reducción a menos de dos miembros.

La Ley 24 no contenía disposiciones sobre esta materia.

94
Ley Panameña sobre Sociedades de Responsabilidad
Limitada - Comentada por Artículo Artículo 28

TRATAMIENTO FISCAL DE LA SRL Y DE SUS SOCIOS

Artículo 28. El impuesto sobre la renta que se ocasione recaerá sobre la


persona de los socios en proporción a su participación social. (DEROGADO
POR LEY 49 DE 17 DE SEPTIEMBRE DE 2009)

Como quedó explicado en la introducción, las SRL surgen y se emplean en


otras latitudes como vehículos jurídicos para el ejercicio del comercio para
pequeños y medianos empresarios por la rigidez de las legislaciones de sociedades
anónimas de dichas jurisdicciones para su constitución, operación y administración
y los elevados requisitos de capital que se demandan. Las leyes que regulan las
SRL suelen atribuirles mayor simplicidad y reconocerles un régimen fiscal especial
mediante la desgravación de la sociedad y el traspaso de la renta gravable
directamente a los socios, a fin de causar un doble gravamen sobre una misma
renta y aliviarles la carga tributaria.
La legislación fiscal panameña no contempla tratamientos especiales para
ningún tipo de ente jurídico, si bien existen leyes especiales que otorgan beneficios
fiscales a determinadas actividades o tipos de negocios para promover ciertos
sectores de la economía, con prescindencia de la naturaleza jurídica del ente legal
que los explota.
Conforme al artículo 694 del Código Fiscal, es objeto del impuesto sobre la
renta el ingreso gravable que se produzca, de cualquier fuente, dentro del territorio
de la República de Panamá independientemente del lugar donde se perciba. La
citada norma también dispone que contribuyente es la persona natural o jurídica,
nacional o extranjera, que percibe la renta gravable objeto de este impuesto. Como
se puede apreciar, las disposiciones fiscales no hacen discriminación ni confieren
ventajas a un tipo de persona, natural o jurídica, por las rentas gravables que
obtienen dentro de la República de Panamá.
Dada la confusa redacción de la norma y la ausencia de debates sobre los
antecedentes de este artículo cuando se discutía el anteproyecto de la Ley, se
desconoce cuál fue la finalidad del legislador. Especulamos que con ella se
pretendió excluir a las SRL del esquema fiscal existente con la intención de
introducir el concepto anglosajón del “pass through” ya explicado.
Dada la obscuridad del artículo 28, elevamos consultas a la Dirección General
de Ingresos en varias ocasiones, recién aprobada la Ley. Si bien no se dio
respuesta a las mismas por aparente desconocimiento, se procedió con la
derogatoria de la norma en cuestión mediante Ley 49 de 17 de septiembre de 2009.
Con ello, las SRL quedan sujetas al régimen fiscal general que contempla el Código
Fiscal.
La Ley 24 no contemplaba disposiciones de esta naturaleza.

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Artículo 29 Juan Pablo Fábrega Polleri

CAPÍTULO IV
Órganos Sociales
Sección 1ª
Asamblea de Socios

REQUISITOS Y FORMALIDADES PARA LA CONVOCATORIA DE ASAMBLEA


DE SOCIOS

Artículo 29. La asamblea de socios podrá reunirse previa convocatoria de la


administración dirigida por escrito o medio electrónico a cada uno de los
socios, con una anticipación no menor de diez días hábiles.
La convocatoria mencionada expresará el día, el lugar y la hora en que se
celebrará la asamblea y el propósito de la reunión.
Los socios podrán renunciar por escrito a la citación antes de la reunión
de la asamblea.

Si bien la Ley no lo señala, puede afirmarse que, por las características de


las SRL, la asamblea de socios es el principal órgano de la sociedad, conformado
por los socios que tengan derecho a participar en ella y ejercer el voto.

La norma consagra en su primer párrafo el deber de la administración de


convocar “a cada uno de los socios”, sin hacer distinción o establecer condiciones o
requisitos para gozar del referido derecho y participar en la asamblea, por lo que
puede concluirse que todos los socios deberán ser convocados. No obstante, es de
recordar que el artículo 13 de la Ley confiere el derecho de voto únicamente al
socio que haya pagado sus cuotas de participación de manera total. En virtud de
ello, aun cuando la citación previa se haga a todos los socios, sólo podrán deliberar
y votar en la asamblea los que hayan cumplido con el pago total de su participación
social.

Del texto de esta disposición pudiera deducirse que la asamblea de socios


se reunirá únicamente por decisión de la administración. No obstante, como se verá
al analizar el artículo 31 de la Ley, socios que representen el 5% del capital pagado
también podrán exigir a la administración, representada por el o los administradores
de la sociedad, la convocatoria a una asamblea de socios. Está de más decir que la
misma no garantiza la celebración de la asamblea, si no se cuenta con el mínimo
de cuotas de participación requeridas para conformar el quórum, ni la aprobación
de los temas objeto de la asamblea si tampoco se cuentan con los votos
necesarios.

También se desprende de este artículo que no hay mayores formalidades


sobre el medio o forma de enviar la citación, que puede hacerse por escrito o por
cualquier medio electrónico, a criterio de la administración, a menos de que el pacto
social establezca requisitos o procedimientos especiales. Lo determinante,

96
Ley Panameña sobre Sociedades de Responsabilidad
Limitada - Comentada por Artículo Artículo 29

conforme a la norma, es que la convocatoria se dirija a cada uno de los socios con
una anticipación no menor de diez días hábiles previos a la fecha en que se
celebrará la asamblea y que exprese el día, el lugar y la hora en que tendrá lugar la
misma, así como su propósito. Entendemos que los referidos diez días se
computan a partir de la fecha en que se hace la citación, de ahí que, para evitar
cuestionamientos sobre su envío, será conveniente efectuarla a través de algún
mecanismo que permita su comprobación..

La norma no establece requisitos ni limitaciones sobre el lugar donde deba


celebrarse la asamblea de socios, de manera que bien puede efectuarse en
Panamá o en el exterior. La Ley tampoco precisa a quién corresponde su
determinación y la fecha de celebración. Deducimos que, en ausencia de
estipulación en el pacto social, será potestad del administrador de la sociedad, en
virtud de que el primer párrafo del artículo 29 dispone que él hará la convocatoria y
el segundo párrafo señala que “La convocatoria mencionada expresará el día, el
lugar y la hora en que se celebrará la asamblea y el propósito de la misma.”

El artículo 29 no precisa el lugar al cual debe enviarse la citación. Tampoco


lo hace el Código de Comercio. Se entiende que tendría que ser remitida a la
dirección física o electrónica reportada por el socio a la sociedad y que ésta tenga
registrada. Será prudente, en consecuencia, que se regulen estos aspectos en el
pacto social.

Cuando la norma se refiere a “medios electrónicos” lo hace en sentido


amplio, por lo que no se circunscribe a correo electrónico o telefax; también
comprenden cualquier otra modalidad tecnológica que permita el envío de
comunicaciones.

No obstante las formalidades antes señaladas, el artículo 29 permite la


celebración de asambleas sin la necesidad de convocatoria si todos los socios
renuncian expresamente a ese derecho antes de la celebración de la asamblea o
con posterioridad; de lo contrario, el socio que alegue la omisión de citación tendrá
derecho a impugnar los acuerdos adoptados en la asamblea, aun cuando su voto
no fuera determinante para la aprobación de las decisiones.

Como se deduce de esta disposición y se verá al analizar el artículo


siguiente, la Ley no exige la celebración de asambleas anuales u ordinarias de
socios al finalizar el ejercicio fiscal, por lo que el procedimiento y formalidades
consagrados en el artículo 29 aplican para la citación de cualquier asamblea de
socios, ya sean extraordinarias o se trate de una segunda citación por falta de
quórum para la celebración de la primera asamblea, si el pacto social no dispone lo
contrario.

La Ley 24 requería en el artículo 39 la celebración de, por lo menos, una


asamblea anual ordinaria, salvo que el pacto social estableciera la celebración de
asambleas con mayor periodicidad. El artículo 38 de la misma norma señalaba que

97
Artículo 29 Juan Pablo Fábrega Polleri

si la sociedad tenía más de cinco socios, la citación debía dirigirse por escrito a
cada socio con una anticipación no mayor de sesenta ni menor de diez días previos
a la fecha de celebración de la asamblea, acompañada de un balance, la cuenta de
pérdidas y ganancias, la propuesta de disposición de utilidad y el informe a que se
refiere sobre la administración. La convocatoria debía ser publicada tres veces
seguidas en un diario de circulación nacional, con indicación de la fecha, lugar y
temas por tratar.

Es de recordar que la Ley 24 demandaba en su artículo 8 que en el pacto


social se dispusiera la forma de deliberar y de tomar acuerdos en las asambleas de
socios, así como la manera de constituirla y la fecha o fechas en que se debería
reunir. También disponía que no era necesaria la celebración de asambleas
generales si la sociedad estaba conformada por no más de cinco socios, en cuyo
caso debía establecerse en el pacto social la forma en que los socios serían
consultados y la manera en que habrían de expresar por escrito su opinión sobre
las cuestiones que les fueran sometidas.

98
Ley Panameña sobre Sociedades de Responsabilidad
Limitada - Comentada por Artículo Artículo 30

ASAMBLEA ANUAL U ORDINARIA DE SOCIOS

Artículo 30. El pacto social podrá requerir la celebración anual de una


asamblea ordinaria.
Dada la naturaleza mercantil de las SRL, pudiera pensarse en la necesidad de
que sus socios se reunieran de manera recurrente para dar seguimiento a los
negocios sociales. No obstante, del texto de esta norma se deduce que no hay
obligación de celebrar asambleas periódicas de socios, ni siquiera una al año. Así,
salvo que el pacto social disponga otra cosa, las reuniones de socios serán siempre
extraordinarias, convocadas y celebradas cuando las circunstancias lo requieran,
para decidir algún asunto que demande la aprobación de los socios.
Puede suceder, por consiguiente, que transcurra tiempo indefinido sin que una
sociedad celebre una asamblea de socios, en detrimento de los intereses de éstos,
particularmente de los minoritarios, quienes se verán privados de conocer la
situación de los negocios sociales y su manejo por la administración.

Habida cuenta de lo anterior, como se verá al analizar el artículo siguiente, la


celebración de asambleas ordinarias quedará supeditada a lo que decida la
administración y, en última instancia, a lo que determine la mayoría de los socios si
nada dispone el pacto social; de ahí que para subsanar los vacíos que presenta la
Ley deberá preverse en el documento de constitución de la sociedad la celebración
de por lo menos una asamblea anual y los temas que en ella deban tratarse, así
como los mecanismos, causas o circunstancias y procedimiento para la
convocatoria de asambleas extraordinarias.
Esta deficiencia no se daba en el pasado ya que, como quedó dicho, la Ley 24
demandaba la celebración de una asamblea anual de socios si la sociedad contaba
con más de cinco.
No obstante las anteriores consideraciones, es de destacar que el artículo 98
del Código de Comercio dispone que “En las operaciones comerciales de curso
sucesivo, la rendición de cuentas deberá hacerse cada año; en las demás, al
concluirse cada negociación.” Concluimos que la generalidad de esta norma da
cabida a su uso como fundamento legal para que la SRL se vea forzada a celebrar
asambleas de socios, tanto ordinarias como extraordinarias, según la naturaleza del
negocio que desarrolle. Si la sociedad se dedicara a la explotación de una actividad
mercantil de manera recurrente y habitual, entendemos que ésta clasificaría dentro
de “operaciones comerciales de curso sucesivo”. Así, ante el silencio del pacto
social, el órgano de administración tendría que celebrar asambleas anuales para
rendir cuenta de su gestión. En los otros casos, la sociedad tendría que celebrar
asambleas extraordinarias de socios para rendir cada vez un informe que
materializara o concretara alguna transacción u operación mercantil relevante para
la sociedad, como pudiera ser la venta de un activo importante o la adquisición de
un bien de impacto para el patrimonio social.

99
Artículo 30 Juan Pablo Fábrega Polleri

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Ley Panameña sobre Sociedades de Responsabilidad
Limitada - Comentada por Artículo Artículo 31

ASAMBLEAS EXTRAORDINARIAS DE SOCIOS

Artículo 31. Las asambleas extraordinarias de socios podrán celebrarse


cuando los administradores, o cualquiera de ellos, lo consideren conveniente
o siempre que lo soliciten por escrito los socios que representen, por lo
menos, el cinco por ciento (5%) del capital social pagado. En este último caso,
los socios que soliciten la asamblea extraordinaria deberán indicar con
claridad los motivos de su petición y los puntos que, a su juicio, deben ser
resueltos.
Si la asamblea de socios así solicitada no fuera convocada por la
administración en el término de treinta días, la convocatoria correspondiente
podrá hacerse por los socios que representan, por lo menos, el cinco por
ciento (5%) del capital social pagado.

Como quedó dicho, ante la ausencia de disposición que requiera la


celebración de asambleas ordinarias o periódicas, toda asamblea será
extraordinaria, al ser convocada cuando las circunstancias lo requieran, ya sea,
según dispone el artículo 31, a instancias de los administradores, o a solicitud
escrita por los socios que representen no menos del 5% del capital social pagado
de la sociedad. En esta última instancia, al hacer la norma referencia al “capital
pagado”, se entiende que sólo serán considerados para el cálculo del porcentaje
indicado los socios que hayan hecho el pago total de sus cuotas de participación.

Es de recordar que una SRL puede tener más de un administrador; de ahí


que el primer párrafo del artículo 31 disponga que las asambleas extraordinarias
podrán celebrarse cuando lo consideren conveniente los administradores “o
cualquiera de ellos”. Parece que, en este caso, no se requeriría la decisión unánime
o mayoritaria de ellos para convocar una reunión de socios; cualquiera de los
administradores puede hacer el llamado porque la ley no requiere de una decisión
colectiva, al contrario de lo que preceptúa el artículo 40 de la Ley que, como se
verá, prevé que cuando la sociedad tenga varios administradores sus decisiones se
adoptarán por mayoría de votos.

Aun cuando la norma no lo indique, la petición de los socios deberá ser


hecha al administrador o administradores de la sociedad ya que, como se indicó al
analizar el artículo 29 de la Ley, corresponde a “la administración hacer la
convocatoria de la asamblea de socios”. Si la sociedad cuenta con varios
administradores, pensamos que cualquiera de ellos podría acoger la petición y
hacer la convocatoria, sin que se requiera decisión colectiva, en virtud de que
“cualquiera de ellos” podría considerar conveniente la celebración de la asamblea.
La misma deberá indicar las razones por las cuales solicitan la celebración de la
asamblea extraordinaria y los temas que deban ser tratados.

En cualquier caso, se tendrá que cumplir con el trámite y formalidades


consignados en el artículo 29 de la Ley para toda convocatoria.

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Artículo 31 Juan Pablo Fábrega Polleri

En virtud del último párrafo de la norma, ante la falta de atención de la


administración a la solicitud de los socios, éstos podrán hacer la convocatoria,
trascurridos treinta días –calendarios, como quedó dicho, en virtud de lo dispuesto
en el artículo 34 g) del Código Civil- desde que los socios solicitaron al
administrador la celebración de la asamblea. La Ley, sin embargo, no precisa la
manera de implementar el ejercicio de este derecho. Consideramos que la
convocatoria tendrá que ser hecha y suscrita por todos los socios que solicitaron la
celebración de la asamblea y cuya petición fue desatendida por la administración,
aunque nada impide que un socio autorizado por los otros haga la citación en
representación de todos los solicitantes. De igual forma, aun cuando la Ley no lo
indica, pensamos que los socios también podrían hacer la petición de convocatoria
por la vía judicial.

Como se indicó en el párrafo anterior, la convocatoria no garantiza su


resultado, por cuanto bien puede haber falta de quórum o no contarse con los votos
para la aprobación de los temas que se vayan a tratar.

La Ley 24 contemplaba en su artículo 40 una disposición parecida. Sus


variaciones consistían en que los socios que solicitaran la convocatoria debían
representar no menos del 25% del capital social y, en caso de que su requerimiento
no fuera acogido por la administración, la convocatoria sería ordenada por un juez.

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Ley Panameña sobre Sociedades de Responsabilidad
Limitada - Comentada por Artículo Artículo 32

REPRESENTACIÓN DE SOCIOS EN LAS ASAMBLEAS POR MANDATARIO

Artículo 32. En las sesiones de la asamblea, todo socio podrá hacerse


representar por un mandatario designado en documento público o privado
con cláusula de sustitución o sin ella.

Esta disposición legitima el derecho de representación de los socios. No es


requisito que ellos ejerzan personalmente sus derechos de participación y voto en
las asambleas; la norma permite confiar estas facultades a un tercero.

El artículo 32 no establece requisitos respecto del contenido del documento de


mandato o “proxy”, como también se le llama, ni parámetros para su ejercicio por el
mandatario, o su eficacia frente a la sociedad. La legislación tampoco requiere que
el mandatario sea socio ni fija condiciones de nacionalidad o domicilio, de manera
que el socio podrá conferir su representación a cualquier persona si el pacto social
no establece requisitos o restricciones. En jurisdicciones extranjeras, por el
contrario, los socios solo pueden otorgar la representación de sus cuotas de
participación a otros miembros.
En ausencia de contrato de mandato, la relación de representación estará
regulada por las disposiciones del Código de Comercio sobre la materia.

Dada la amplitud de la norma, es común encontrar pactos sociales que


establezcan pautas, condiciones o procedimientos para el otorgamiento del
mandato, su formalización y ejecución ante la sociedad, requisitos que deberán ser
observados por los socios para acreditar con propiedad su representación en la
asamblea.

La Ley tampoco establece preferencia sobre cuál de las formas debe emplearse
para materializar la representación del socio; corresponderá a éste determinar el
tipo de documento que expedirá para acreditar su representación.

Las formalidades para otorgar el mandato dependen de la modalidad que se


vaya a emplear. Cuando el artículo 32 prevé que la designación se puede formalizar
por documento público, está haciendo referencia a una escritura pública; en este
caso, el socio tendrá que comparecer ante notario público y conferir ante él el poder
de representación mediante el otorgamiento de la escritura pública correspondiente,
como se explicó al analizar el artículo 5 de la Ley respecto de las formalidades para
la constitución de la sociedad.

El documento privado, por su parte, emana del propio socio, ausente de todo
requisito formal: puede ser una simple carta de nombramiento, sin la intervención
de un notario público. En cualquier caso, lo importante es que el socio identifique
adecuadamente en el documento a su mandatario o representante y especifique las
facultades que le confiere.

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Artículo 32 Juan Pablo Fábrega Polleri

Ante la ausencia de parámetros legales para la ejecución y eficacia del


mandato frente a la sociedad, consideramos innecesario que el socio mandante lo
envíe a la sociedad: bastará con que el mandatario lo presente al administrador
antes del inicio de la asamblea de socios.
Nuestra legislación contractual tampoco requiere una manifestación expresa de
la aceptación del mandato para que éste sea eficaz; ella se entiende implícita con la
participación del representante en la asamblea y el ejercicio de las facultades a él
conferidas.
Las disposiciones legales tampoco establecen pautas respecto de la eficacia
del mandato en el tiempo. Así, se puede conferir para que el mandatario represente
al socio en una asamblea determinada, señalándose la fecha en la que será
efectivo, o en forma genérica y amplia, para actuar en todas las asambleas
ordinarias o extraordinarias que celebre la sociedad. En el primer caso, el mandato
se extingue concluida la asamblea, con el solo transcurso del tiempo; en el
segundo, la representación permanece vigente mientras no se revoque el mandato
y se notifique a la sociedad.
La legislación nacional tampoco requiere que la firma del mandante que
confiere su representación mediante documento privado sea autenticada por notario
público. Sin embargo, resulta conveniente para dar seguridad jurídica al documento
respecto de la autenticidad y certeza del otorgamiento. Consideramos, no obstante,
que la asamblea de socios podrá establecer previamente requisitos para la eficacia
de los mandatos, que deberán ser comunicados a los socios al momento de hacer
la citación a la asamblea.
Los mandatos extendidos en el exterior, mediante documento público o privado,
no tienen que estar autenticados por el cónsul de Panamá en el país de su
otorgamiento ni por la novedosa modalidad de la Apostilla, ya que la legislación sólo
prevé tal formalidad en el ámbito judicial para documentos que vayan a usarse
como prueba ante los tribunales de justicia o alguna entidad gubernamental, y la
sociedad es un ente de derecho privado. No obstante, la sociedad podrá exigirlo
para que el mandato tenga eficacia. Estas prácticas son recomendadas para dar
certeza a la legitimidad de la representación.
Si el socio es una persona jurídica, tendrá que acreditar ante la sociedad el
nombre de la persona que la representará en las asambleas para legitimar su
participación. El nombramiento tendrá que hacerlo la persona u órgano societario
con autoridad para nombrar mandatarios.
La Ley 24 no contemplaba la representación de socios por mandatarios en las
asambleas generales.

Finalmente recordamos que, conforme el artículo 16 de la Ley, cuando una


participación social pertenezca a varias personas, éstas deberán nombrar por

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Ley Panameña sobre Sociedades de Responsabilidad
Limitada - Comentada por Artículo Artículo 32

escrito un representante común para ejercer los derechos inherentes a la misma.


Dicho nombramiento deberá enmarcase dentro de los parámetros del artículo 32.

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Artículo 33 Juan Pablo Fábrega Polleri

FACULTAD DE LA ASAMBLEA DE SOCIOS

Artículo 33. Es facultad exclusiva de la asamblea de socios:


1. Decidir sobre las reformas del pacto social.
2. Aprobar o improbar el balance, el informe de la administración, la cuenta
de pérdidas y ganancias y la distribución de utilidades que se hubiera
propuesto.
3. Decidir las acciones procedentes contra los administradores, después de
separarlos de su cargo, y también contra determinados socios por los
daños y perjuicios que la sociedad hubiera sufrido por causa de sus
actos.
4. Remover a los administradores, designar sus reemplazos y fijar su
remuneración.
5. Decidir sobre la disolución, fusión o transformación de la sociedad o
transferencia de jurisdicción.
6. Adoptar cualquier otro acuerdo que el pacto social le hubiera reservado.

Como principal órgano de la sociedad, debe concluirse que la presente lista


es enunciativa y que la asamblea de socios puede decidir cualesquiera otros
asuntos que estime conveniente.

En otras de sus disposiciones, la Ley confiere a la asamblea de socios


atribuciones adicionales a las listadas en el artículo 33, como aceptar nuevos socios
producto de la cesión de cuotas de participación; autorizara que un socio pueda
dedicarse por cuenta propia o de terceros a actividades análogas a las de la
sociedad o que dicho socio forme parte de otras sociedades que se hallen en el
mismo caso; decidir sobre la exclusión de un socio; aceptar la representación de un
socio declarado incapaz a través de su tutor o curador, o decidir la liquidación de
sus cuotas de participación.

Como quedó dicho al analizar el artículo 7 de la Ley, la reforma al pacto


social comprende la modificación de cualquiera de los elementos que debe
contener al tenor del artículo 5 de la Ley: la identificación de los otorgantes y de los
socios; el domicilio de la sociedad; su duración; el objeto social; el capital social; el
administrador y representante legal de la sociedad; los dignatarios, apoderados,
representantes legales y agente residente. Cualquier cambio en alguno de ellos
deberá decidirse en asamblea de socios, con el voto de los que representen la
mayoría del capital social, salvo que el pacto social exija una proporción mayor,
según dispone el artículo 36 de la Ley, aun cuando la modificación afecte “derechos
adquiridos”, por cuanto, como se verá al analizar dicha norma, la Ley no establece
excepción. Al respecto, si bien el artículo 271 del Código de Comercio, aplicable a
las sociedades comerciales en general, dispone que “El contrato de sociedad no

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Ley Panameña sobre Sociedades de Responsabilidad
Limitada - Comentada por Artículo Artículo 33

podrá ser modificado sin el consentimiento unánime de todos los socios”, el mismo
no aplica a las SRL por razón de la generalidad de dicha norma y la prevalencia de
la Ley sobre este tipo de ente legal ante cualquier norma del Código de Comercio
que la contradiga.

En lo que respecta a la aprobación o desaprobación del balance, el informe


de la administración y la cuenta de pérdidas y ganancias, como la Ley no prevé la
celebración de asambleas ordinarias, según se vio al analizar su artículo 29, habrá
que convocar a una asamblea extraordinaria de socios para considerar y aprobar
tales asuntos. Adicionalmente, es de observar que la Ley no impone a los
administradores la obligación de preparar un balance ni las cuentas de pérdidas y
ganancias: el artículo 41 Ley solo le asigna a los administradores el deber de
elaborar un informe anual sobre la marcha de los negocios para someterlos a la
consideración de una asamblea de socios y llevar y conservar un registro de socios
y de actas que consigne los acuerdos adoptados por la sociedad. Deducimos que
la preparación del balance y la cuenta de pérdidas y ganancias a que hace alude el
numeral 2) constituye deber implícito de la administración, y que el informe anual a
que hace referencia el artículo 41 de la Ley también sería objeto de revisión por la
asamblea de socios cuando considere el balance, las cuentas y la distribución de
utilidades, aun cuando no se encuentre tipificado en el artículo 33.

La atribución conferida por el numeral 3) a la asamblea de socios se hace


extensiva a la consideración de actuaciones, tanto de los administradores como de
los socios, en detrimento de la sociedad. Para el caso de los administradores, la
disposición pareciera requerir como condición su previa separación del cargo. La
norma no precisa si ello comprende su destitución o, simplemente, una medida
cautelar temporal mientras se resuelve el ejercicio de alguna acción en su contra.

Las acciones contra los socios derivan de la facultad que el artículo 23 de la


Ley le otorga a la asamblea de excluir a los socios que cometan faltas graves de
lealtad y debido cuidado para con la sociedad y de entablar contra ellos las
acciones pertinentes para obtener las indemnizaciones del caso.

Al tenor de lo dispuesto en el artículo 43 de la Ley, el ejercicio de acciones


legales contra los administradores tendrá que sustentarse en la violación de la ley o
el ejercicio doloso, culposo o negligente de sus gestiones o el mal desempeño de
las funciones encomendadas, cuando la sociedad haya sufrido daños y perjuicios
consecuencia de esos actos.

La facultad de remover a los administradores y designar sus reemplazos


está implícita en la atribución consignada en el numeral 1, aun cuando no haya
causal o justificación para la remoción. Como comentamos, al estar consignado el
nombramiento de los primeros administradores en el pacto social, su remoción y el
nombramiento del reemplazo se hacen mediante la modificación del pacto social.

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Artículo 33 Juan Pablo Fábrega Polleri

La disolución, fusión o transformación de la sociedad, así como la


transferencia de jurisdicción a que se refiere el numeral 5), se encuentran
particularmente reguladas en los artículos 44 a 50 de la Ley, como se verá.

En cuanto a la atribución del numeral 6), opinamos que, por ser el principal
órgano social, la asamblea de socios podrá decidir sobre cualquier asunto aun
cuando el mismo no esté reservado a ella en el pacto social. De lo contrario, los
administradores tendrían potestad exclusiva y discrecional para atender y decidir
sobre cualquier materia que no estuviera adscrita a la asamblea de socios en el
documento constitutivo de la sociedad. De cualquier forma, esta disquisición resulta
intrascendente, porque la asamblea de socios podría remover al administrador que
pretendiera sobrepasar la autoridad y poder de los socios.

El artículo 41 de la Ley 24 adscribía facultades similares. Las diferencias


consisten en que esta norma no contemplaba el cambio de jurisdicción y otorgaba
a la asamblea de socios la atribución de nombrar los asesores y los apoderados
especiales o representantes que la sociedad estimara conveniente o necesario
designar, fijarles sus atribuciones y revocar su nombramiento, que no la contempla
la Ley, pero por cuyo alcance, sin duda, corresponde a la asamblea de socios aun
cuando no se establezca de manera expresa.

Finalmente destacamos que la Ley no confiere a los socios individualmente


considerados mayores derechos de los señalados en las disposiciones precedentes
de ser convocados a las asambleas de socios; participar en las mismas y ejercer el
voto; suscribir las nuevas cuotas de participación que vaya a emitir la sociedad;
ejercer el derecho de adquisición preferente de las cuotas de participación que vaya
a vender algún socio; recibir utilidades en proporción a su participación social;
recibir el producto de la liquidación de la sociedad y, como se verá al analizar el
artículo 37 de la Ley, protestar contra los acuerdos sociales. No obstante, es de
resaltar que el artículo 270 del Código de Comercio confiere a los socios el derecho
de recabar información sobre la administración de la sociedad: “En ninguna
sociedad podrá negarse a los socios el derecho de investigar el curso de los
negocios sociales, de examinar los libros, correspondencia y demás documentos
referentes a la administración. Toda estipulación en contrario será nula. Será
asimismo nula aquélla en cuya virtud los herederos del socio que muriere hubieren
de quedar privados del derecho de exigir cuentas y pago de capital y utilidades,
conforme corresponde a su causante.” De esta disposición se desprende que los
socios, a título particular, podrán exigir información y documentos a la
administración sobre la conducción de los negocios de la sociedad, sin necesidad
de autorización por la asamblea de socios, y que lo solicitado no podrá ser negado.
Ante la negativa expresa o tácita de la administración, la petición deberá ser
demandada por la vía judicial.

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Ley Panameña sobre Sociedades de Responsabilidad
Limitada - Comentada por Artículo Artículo 33

QUÓRUM PARA CELEBRAR LAS ASAMBLEAS DE SOCIOS

Artículo 34. La asamblea de socios se entenderá constituida cuando,


habiendo sido debidamente convocada, estén presentes o representados los
socios que representen, por lo menos, la mayoría del capital social pagado,
salvo que el pacto social exija una mayoría especial.

De esta disposición se deduce que la asamblea de socios es un órgano


colegiado cuyos miembros, para poder deliberar, deben ser “debidamente
convocados”. Esta debida convocatoria se satisface siguiendo los preceptos
establecidos en el artículo 29 de la Ley que, como vimos, adolece de ciertas
deficiencias que deben subsanarse para garantizar a los socios el pleno ejercicio de
su derecho a voto.

Recuérdese que el artículo 29 de la Ley también permite la renuncia al


derecho de convocatoria previa, por lo que la asamblea será válida aun cuando no
se haya dado la citación con anticipación si se ha dado la renuncia al derecho en
cuestión o si los socios expresan con posterioridad su consentimiento a las
decisiones aprobadas en la asamblea.

El quórum constituye la cantidad de socios o cuotas de participación o


porcentaje de capital social que, por disposición de la ley o el pacto social, debe
estar representada en una asamblea de socios para que ésta pueda celebrarse. El
artículo 34 lo fija genéricamente en “la mayoría del capital social pagado”, pero
permite estipular en el pacto social”.

Como el capital social de la sociedad está dividido en cuotas de


participación con un valor nominal cada una, la “mayoría del capital pagado” a que
hace referencia la norma se calculará con base en las cuotas de participación
suscritas y totalmente pagadas por los socios. No obstante, consideramos que un
socio que no haya pagado sus cuotas podrá asistir a la asamblea, sin derecho a
intervenir, al no existir norma que expresamente lo prohíba.

A falta de disposición, a menos que el pacto social disponga otra cosa, el


quórum establecido en el artículo 34 aplicará para todas las asambleas, sean
ordinarias o extraordinarias, producto de una primera o segunda convocatoria.

Si la sociedad contara con dos socios y uno de ellos ha pagado la totalidad


de sus cuotas de participación, solo él hará quórum, en virtud de que es el único
que representa la mayoría del capital pagado de la sociedad. Si ninguno de los
socios ha pagado la totalidad de sus cuotas de participación, la asamblea no podrá
celebrarse porque se estará incumpliendo el artículo 34.

La Ley 24 señalaba en su artículo 42 que el quórum para celebrar la asamblea


en primera convocatoria lo constituía la presencia de la mitad más uno de los socios

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Artículo 34 Juan Pablo Fábrega Polleri

que representaran, por lo menos, la mitad del capital social. Ante la falta de quórum,
se convocaría a una segunda asamblea por celebrarse entre los ocho y treinta días
siguientes, para la cual el quórum se constituiría con los socios que comparecieran
o se hicieran representar.

110
Ley Panameña sobre Sociedades de Responsabilidad
Limitada - Comentada por Artículo Artículo 35

APROBACIÓN DE ACUERDOS SIN NECESIDAD DE ASAMBLEA

Artículo 35. Los socios podrán adoptar válidamente acuerdos por escrito sin
necesidad de una reunión, sea entre presentes o entre ausentes.

Esta disposición no indica las circunstancias que se deben dar o los


requisitos que se tienen que cumplir para que los socios puedan adoptar acuerdos
por escrito sin necesidad de reunión. La norma no exime del requisito de
convocatoria previa o de notificación respecto de las resoluciones que se deban
aprobar. Del contexto general de las disposiciones de la Ley que regulan la sección
relativa a la asamblea de socios y su desarrollo, entendemos nosotros que la
intención y el espíritu de este artículo es responder a los criterios modernos para la
toma de decisiones de prescindir, cuando las circunstancias lo permitan, de
formalidades y rituales para la aprobación de resoluciones por los órganos
societarios a través de mecanismos electrónicos y tecnológicos mediante los cuales
todos los miembros puedan expresar su criterio sobre la materia objeto de decisión
y ejercer su voto, tal cual está consignado en el artículo 203 del Código de
Comercio. Conforme al mismo “Los actos o contratos celebrados por teléfono,
telefax o por medios de comunicación electrónicos, se entenderán entre presentes
si las partes o sus representantes o mandatarios han estado directamente en
comunicación. Igualmente, se entenderán entre presentes las reuniones de junta
directiva o de asamblea de socios o accionistas, o de liquidadores de sociedades
de cualquier clase en que los participantes hayan estado directamente en
comunicación por cualquiera de los medios señalados en el párrafo anterior. En tal
caso, se deberá extender un acta con expresión de la reunión efectuada, los
acuerdos adoptados y de la forma en que los participantes han estado en
comunicación. Serán válidos los acuerdos de directores, socios, accionistas,
administradores o liquidadores de las sociedades de cualquier clase aunque
hubieren firmado el documento en lugares y fechas diferentes.” Esta disposición
tiene aplicación práctica mediante la preparación de un documento en que se
consigna la información que indica la norma en referencia y su circulación entre
todos los participantes para su firma. Esta circulación puede darse, también, por
medio electrónico, formalizada luego con la firma del documento en original, que se
hará llegar a cada destinatario en el lugar donde se encuentre.

Consideramos que el artículo 35 responde a ese precepto, de manera que


la forma práctica de implementarlo sería consultando el administrador a cada socio
el asunto objeto de consideración y que todos ejercieran su voto por escrito
mediante comunicación escrita enviada. Para constancia se levantaría un acta que
podría certificar el administrador en su calidad de custodio de los registros de actas
de la sociedad. .

La Ley 24 no contemplaba esta modalidad. El artículo 38 exigía la


formalidad de la reunión, salvo, como quedó dicho, si la sociedad contaba con
menos de 5 miembros, en cuyo caso el artículo 44 permitía que fueran consultados

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Artículo 35 Juan Pablo Fábrega Polleri

por escrito mediante cable, telegrama o carta recomendada y con acuse de recibo.
Las respuestas de los socios debían ser autenticadas por la oficina receptora y
archivadas y conservadas por la sociedad, levantándose un acta del contenido de
las mismas, que certificaría el administrador de la sociedad.

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Ley Panameña sobre Sociedades de Responsabilidad
Limitada - Comentada por Artículo Artículo 36

VOTOS REQUERIDOS PARA LA APROBACIÓN DE ACUERDOS Y REGISTRO


DE ACTAS

Artículo 36. Los acuerdos de socios se adoptarán por los que representen la
mayoría del capital social, salvo que el pacto social exija una proporción
mayor.
Los acuerdos adoptados en asamblea de socios se harán constar en acta
o certificado que serán suscritos por el presidente o por el secretario de la
reunión.

Al indicar la norma que los acuerdos se adoptarán por los que representen “la
mayoría del capital social”, pudiera pensarse, a primera vista, que todo socio que
haya suscrito cuotas de participación tendrá derecho a ejercer el voto, aun cuando
no haya pagado por las mismas. Sin embargo recordamos que, aun cuando el
capital social puede estar suscrito pero pagado de manera parcial si los aportes son
en dinero o servicios, conforme al artículo 13 de la Ley, el derecho a voto solo
puede ser ejercido por los socios que hayan pagado el valor total de sus cuotas de
participación. En consecuencia, para aprobar los acuerdos y decisiones en
asamblea de socios será necesario el voto de los miembros que representen la
mayoría del capital social suscrito “y pagado”. No obstante, el artículo 36 permite
estipular en el pacto social “una proporción mayor”.

La cantidad o porcentaje de votos establecidos en el artículo 36 o en el


pacto social, según el caso, serán requeridos para aprobar todo asunto en cualquier
tipo de asamblea, sea ordinaria o extraordinaria, aun cuando se trate de una
segunda convocatoria por falta de quórum para celebrar la primera asamblea. La
Ley 24 sí hacía la distinción respecto de los votos requeridos para aprobar
acuerdos según se tratara de asambleas resultantes de una primera o segunda
convocatoria; en la primera, se requería el voto de la mitad más uno de los socios
que representaran la mitad más uno del capital social. En la segunda se requería el
voto de la mitad más uno de los socios participantes.

Por los votos que requiere el artículo 36 para la toma de decisiones en las
asambleas de socios, pareciera que la Ley no reconoce a éstos los denominados
“derechos adquiridos” que legitima el artículo 417 del Código de Comercio a favor
de los accionistas de las sociedades anónimas; derechos mínimos elementales
contemplados en el pacto social sin los cuales el accionista no hubiera invertido en
la sociedad o no hubiera tenido interés en mantenerse vinculado a ella como socio,
los cuales no pueden ser cercenados, eliminados o desmejorados sin el
consentimiento de los accionistas que se vieran afectados.
Conforme dicha norma, “La asamblea general de accionistas constituye el
poder supremo de la sociedad anónima, pero en ningún caso podrá por un voto de
la mayoría privar a los accionistas de sus derechos adquiridos ni imponerles, salvo

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Artículo 36 Juan Pablo Fábrega Polleri

lo dispuesto en el presente Código, un acuerdo cualquiera que contradijere los


estatutos.” Para la adecuada comprensión de dicho artículo, es de anotar que por
“estatutos” las disposiciones del Código de Comercio en materia de sociedades
anónimas hacían referencia al documento constitutivo de la sociedad, concepto
equivalente entonces al del “pacto social” de hoy, y no a los reglamentos de éste
que en la actualidad, conforme a la Ley, vienen a ser los “estatutos”. La calificación
de lo que comprende un derecho adquirido y su lesión será subjetiva y particular del
accionista que se sienta afectado, correspondiéndole demostrar el derecho que le
asiste y el perjuicio que sufre con la reforma.
Con base en lo señalado en el artículo 417 antes citado, cualquier modificación
al pacto social de una sociedad anónima que afecte derechos expresamente
conferidos a una determinada clase de acción deberá contar con la aprobación
unánime de todos los tenedores de dicha clase de acción, aun cuando los mismos
no cuenten con derecho a voto, por cuanto, como ha quedado dicho, ellos tienen
que dar su consentimiento para la afectación de sus derechos. Se trata pues, de
una situación muy particular que, a manera de excepción, confiere al accionista,
bajo esa especial circunstancia, un doble derecho: el de asistir a la asamblea en
que se vaya a tratar la modificación del pacto social en aspectos que comprendan
la afectación de un derecho de dicho accionista, y el de voto, para pronunciarse
respecto de esa modificación particular. En la Ley no aparece consignada norma
con ese alcance; pensamos que es debido a la naturaleza particular de este tipo de
ente legal, en el que, al contrario de la sociedad anónima, la calidad del socio tiene
preponderancia sobre el capital, de manera que no suele haber tipos distintos de
cuotas de participación que confieran privilegios o preferencias de unas sobre otras.
De existir, pensamos que la modificación al pacto social se tomaría por mayoría,
como consagra el artículo 36 de la Ley al no hacer excepción, como sí la hace el
artículo 417 del Código de Comercio.

La Ley no restringe el voto en caso de conflicto de intereses; de manera


que si el pacto social no establece prohibición el miembro que persiga un beneficio
o provecho, o tenga interés en un asunto o transacción de la que sea parte la
sociedad, podrá participar y votar en la asamblea de socios en que se vaya a tratar
el tema en cuestión. Legislaciones extranjeras prohíben la participación del socio en
asambleas en que se consideren asuntos como la cesión de sus participaciones
sociales; su exclusión de la sociedad; la celebración de cualquier contrato en que él
sea parte o tenga algún interés; su liberación de una obligación; el otorgamiento de
una facilidad crediticia a su favor; la dispensa de la prohibición de competir con la
sociedad.

Conforme al artículo 36, es necesario que los acuerdos adoptados se


hagan constar en acta o certificado que serán suscritos “por el presidente o por el
secretario de la reunión”. Al hacerse referencia al presidente o secretario “de la
reunión” se esclarece la incertidumbre expresada al analizar el numeral 7) del
artículo 5, en cuanto a que la Ley no demanda el nombramiento de dignatarios ni su
inscripción en el Registro Público. Además, con el empleo de la conjunción “o”
queda claro que el acta de la asamblea puede ser suscrita, indistintamente, por el

114
Ley Panameña sobre Sociedades de Responsabilidad
Limitada - Comentada por Artículo Artículo 36

Presidente o el Secretario de la asamblea; no será necesaria, en consecuencia, la


firma de ambos dignatarios. No obstante, en nuestra opinión, si la sociedad cuenta
con Presidente y Secretario nombrados en el pacto social, serían éstos quienes
tendrían que presidir la asamblea y levantar el acta, respectivamente, y suscribir la
misma, salvo que se diera su ausencia. En este caso, actuarían en su lugar quienes
fueran designados para actuar por ellos en la asamblea.

Aun cuando la norma no lo señale, consideramos que el administrador de la


sociedad también podrá expedir la certificación de los acuerdos adoptados en
asamblea de socios al ser el custodio de las actas, como se verá al analizar el
artículo 41 de la Ley.

Destacamos, también, que la norma no establece requisitos de forma y


contenido de las actas mas allá de quién debe firmarlas, por lo que deberá
observarse lo dispuesto en el artículo 86 del Código de Comercio, que requiere
hacer constar en las actas que debe llevar toda sociedad la fecha de la citación o la
renuncia a la misma, el lugar y fecha donde se realizó la asamblea y demás
circunstancias conducentes al exacto conocimiento de las resoluciones aprobadas.
De tratarse de un acta objeto de inscripción deberán seguirse, por aplicación
analógica, los requisitos y formalidades que establece el Decreto No. 130 de 3 de
junio de 1948, por el cual se dictaron disposiciones en relación con el Registro
Público, de vigencia anterior a la Ley 24. El artículo 2 de esta disposición señala
que “los actos, resoluciones, elecciones o nombramientos acordados por
sociedades anónimas o en comandita por acciones deben ser protocolizados antes
de presentarse para su inscripción, en una de las formas que se indican a
continuación: 1. El original o copia íntegra del acta, certificada por la persona que
ha servido de Secretario de la reunión, o haya presidido la misma; 2. Un extracto
textual de la parte del acta, o certificación de las resoluciones o acuerdos
adoptados, cuya inscripción se desee, el cual deberá hacer constar, por lo menos:
a) la fecha y lugar en que se celebró la asamblea; b) el nombre de la persona que
presidió la asamblea y de la que sirvió de secretario y, si no fueran los titulares, la
exposición de la justificación para que actuara otra persona en su reemplazo; c) el
número de acciones representadas y su relación con el número de acciones en
circulación, o que el total de éstas últimas estuvieron representadas; d) la forma en
que se hizo la citación, o si hubo renuncia del derecho de convocatoria previa; c)
cómo se hizo la convocatoria o la justificación para no hacerla, ya por renuncia de
los que tenían derecho a recibir la notificación o por estar presentes todos los
accionistas. Además, se deberá dejar constancia precisa de las resoluciones
adoptadas. La certificación del acta deberá ser emitida por quien haya actuado de
secretario en la asamblea, y por quien la haya presidido. La protocolización deberá
ser hecha, preferentemente, por el Secretario de la sociedad, ya sea el inscrito en el
Registro Público o el sucesor electo y, a falta de ellos, por el Presidente. A falta de
todos ellos, por el Agente Residente.” Adicionamos nosotros que, también, se
tendrá que consignar la forma en que los participantes estuvieron en comunicación,
en el evento de que se hubiera celebrado la asamblea por medios virtuales o
tecnológicos.

115
Artículo 36 Juan Pablo Fábrega Polleri

Como se indicó al analizar el artículo anterior, consideramos que el


administrador, o cualquiera de ellos cuando la sociedad cuente con más de uno,
podrá expedir certificaciones sobre las actas de las asambleas o sobre las
resoluciones aprobadas por los socios, en su calidad de custodio de los registros y
actas de la sociedad según el numeral 2 del artículo 41 de la Ley.

El artículo 46 de la Ley 24 requería que las actas fueran suscritas por los socios
asistentes, certificadas por el o los administradores, protocolizadas e inscritas en el
Registro Público dentro de los treinta días siguientes a la celebración de la
asamblea, con prescindencia de su contenido.

116
Ley Panameña sobre Sociedades de Responsabilidad
Limitada - Comentada por Artículo Artículo 37

IMPUGNACIÓN DE ACUERDOS ADOPTADOS EN ASAMBLEA DE SOCIOS

Artículo 37. Cualquier socio o administrador tendrá derecho de protestar


contra los acuerdos tomados por la sociedad en oposición a las
disposiciones del pacto social o contrarios a la ley, y podrá demandar ante el
respectivo Juez de Circuito la nulidad de lo acordado, dentro del término de
treinta días, contado desde la fecha en que se adoptó el acuerdo.
Las controversias que surjan en una sociedad de responsabilidad limitada
serán tramitadas mediante procedimiento oral.

Cuando la norma hace referencia a la protesta contra los “acuerdos


tomados por la sociedad” se está refiriendo implícitamente a las resoluciones
aprobadas en las asambleas de socios y a los actos ejecutados por los
administradores, por ser éstos los órganos sociales a través de los cuales la
sociedad materializa sus relaciones jurídicas. .

Si bien el artículo 13 de la Ley dispone que únicamente tendrán derecho a


voto en las asambleas los socios que hayan pagado totalmente su participación
social, el artículo 37 no hace discriminación de socios para ejercer el derecho de
impugnación que consigna la referida la norma, por lo que, en nuestra opinión,
también podrán protestar contra los acuerdos sociales aquellos socios que no
hayan pagado sus cuotas de participación en forma total.

Al contrario de lo que ocurre en la legislación corporativa, esta disposición


también confiere al administrador, o a cualquiera de los administradores en caso de
que la sociedad tuviera más de uno, el derecho de protestar contra los acuerdos
tomados por cualquier órgano societario y demandar responsabilidad ante los
tribunales de justicia, aun cuando no fueran socios..

Para el eficaz ejercicio del derecho que confiere la norma, solo se requiere
que los acuerdos hayan sido adoptados en contravención de las disposiciones del
pacto social o de la ley y que la acción legal respectiva sea interpuesta ante los
tribunales de justicia en un término de treinta días a partir de la fecha de adopción
del acuerdo, los que, como ha quedado dicho, son hábiles en virtud de lo dispuesto
en el artículo 34 g) del Código Civil.

La acción legal tendrá que ser presentada ante un juzgado de circuito y


tramitada conforme al “procedimiento oral”, que también será el consignado en el
Código Judicial.

Obsérvese que para su ejercicio por los socios la norma no impone


requisitos o condiciones de porcentaje de capital o de cantidad de cuotas de
participación.

117
Artículo 37 Juan Pablo Fábrega Polleri

El artículo 37 calla sobre el ejercicio de medidas cautelares para la


suspensión temporal de los acuerdos que son objeto de impugnación, por lo que no
hay impedimento para solicitar medidas conservatorias o de protección general de
naturaleza judicial que pretendan evitar un resultado ilusorio de la acción.

Al señalar el segundo párrafo en forma amplia y genérica que “las


controversias que surjan de una sociedad de responsabilidad limitada serán
tramitadas mediante procedimiento oral”, está dejando entrever que, además de las
impugnaciones de acuerdos adoptados en asamblea general, también se
resolverán mediante este particular procedimiento judicial las diferencias y
reclamaciones que surjan entre y con administradores, dignatarios, apoderados,
socios, representantes legales y cualesquiera otras personas vinculadas con el ente
legal por razón de la relación societaria, o como resultado de dicho nexo. El
procedimiento oral a que hace referencia la norma es el que regula el Código
Judicial a partir del artículo 1281.

El artículo 47 de la Ley 24 confería a los socios iguales derechos, pero


precisaba que las impugnaciones contra los acuerdos adoptados en violación al
pacto social debían ejercerse dentro de los treinta días siguientes a la fecha de
adopción de los acuerdos, mientras que las impugnaciones por violaciones a la ley
podían ser presentadas en cualquier tiempo.

118
Ley Panameña sobre Sociedades de Responsabilidad
Limitada - Comentada por Artículo Artículo 38

Sección 2ª
Administradores

EL ADMINISTRADOR DE LA SOCIEDAD

Artículo 38. La administración de la sociedad corresponderá a la persona o


las personas naturales o jurídicas que hayan sido designadas para el cargo
en el pacto social o por un acuerdo posterior.
El nombramiento del administrador surtirá efecto, respecto de la sociedad
y de los socios, desde la suscripción del pacto social o acto posterior, y
respecto de terceros, desde que el pacto social o el acuerdo correspondiente
conste en documento que produce fecha cierta o se haya inscrito en el
Registro Público.

De este artículo se desprende que, al contrario de lo que ocurre con las


sociedades anónimas panameñas, los negocios de las SRL son conducidos por
administradores y no a través de una junta directiva.

La Ley no establece de manera expresa las atribuciones de los


administradores ni lo que comprende la administración de la sociedad. Como se
verá, el artículo 41 atribuye de manera escueta a los administradores los deberes
de elaborar un informe anual sobre la marcha de los negocios sociales,
presentarlos a los socios en asamblea y llevar los registros de socios y de actas de
la sociedad, por lo que no se permite precisar el alcance de su gestión
administrativa de los asuntos sociales.

Adelantamos que, según se desprende de la redacción amplia del tercer


párrafo del artículo 40 de la Ley, pareciera que los administradores tienen a su
cargo la conducción periódica de los negocios y operaciones de la sociedad dentro
de su giro ordinario de actividad, tal cual corresponde a una junta directiva.

Como quedó consignado al comentar el numeral 6 del artículo 5 de la Ley,


la sociedad puede tener más de un administrador -personas naturales o jurídicas,
quienes pueden ser socios o no- y su nombramiento inicial debe constar en el pacto
social. Cualquier designación posterior o reemplazo podrá hacerse mediante
acuerdo de los suscriptores del pacto social, si no se hubieran emitido y pagado en
su totalidad cuotas de participación. De haber mediado suscripción y pago total de
participaciones sociales, el nombramiento o reemplazo de los administradores
tendrá que aprobarse en asamblea de socios, según indica el numeral 4 del artículo
33 de la Ley, e inscribirse en el Registro Público, por constituir una modificación al
pacto social. Como se verá al analizar el artículo 40 de la Ley, cuando hay más de
un administrador, éstos actúan colegiadamente.

Conforme a la norma, el nombramiento del administrador tendrá efectos


frente a los socios y la sociedad desde su designación, ya sea con la suscripción

119
Artículo 38 Juan Pablo Fábrega Polleri

del pacto social si se trata del primer administrador o, en caso de reemplazo, a


partir de su nombramiento, sea por la asamblea de socios si se hubieran emitido y
pagado en su totalidad cuotas participación, o por los suscriptores del pacto social
de no encontrarse totalmente pagadas las participaciones sociales.

Recuérdese que el reemplazo del administrador causa la modificación del


pacto social porque, como se vio al analizar el artículo 11 de la Ley, produce la
variación de uno de los elementos fundamentales que debe contener el documento
constitutivo de la sociedad al tenor del artículo 5 de la Ley.

La eficacia del nombramiento del administrador respecto de terceros puede


tener lugar a partir de dos momentos distintos, según indica la norma, sin
prevalencia de uno frente al otro, y que resultan incongruentes: una, “desde que el
pacto social o el acuerdo correspondiente conste en documento que produce fecha
cierta”; el otro, a partir del momento en que la escritura pública que nombre al
administrador “se haya inscrito en el Registro Público.”

En lo que respecta a la primera circunstancia, nuestra legislación no


contempla disposición que precise cuándo un documento “produce fecha cierta”. El
artículo 1662 del Código Civil, derogado por el Decreto Ley No. 1 de 1999, disponía
que “Se tendrá por fecha cierta de un documento privado, aquella que resulte desde
el día en que las firmas de los otorgantes hubieren sido puestas o reconocidas ante
notario público que así lo haya certificado en el mismo documento.” Con esta norma
por referencia, a pesar de su derogatoria, se puede concluir que la escritura pública
que contiene el pacto social, o el acta de asamblea de socios en que se hace el
nombramiento, según el caso, sería el documento que produciría la “fecha cierta”.

En cuanto a la segunda circunstancia, destacamos que la inscripción en el


Registro Público es un requisito formal que debe efectuarse al tenor de los artículos
5 y 11, numeral 1, de la Ley, y que tiene lugar tras la suscripción de la escritura
pública que contenga el pacto social o el acta de asamblea de socios; de ahí que el
nombramiento del administrador tendrá siempre eficacia primero desde la fecha en
que su designación conste en el documento público, por ser un acto que se ejecuta
con prelación cronológica a su inscripción en el Registro Público. No obstante, ese
hecho no garantiza la publicidad de la designación y conocimiento por los terceros.

La Ley 24 establecía en el artículo 48 que los administradores tenían que


ser personas naturales con capacidad legal para ejercer el comercio y que su
nombramiento era eficaz frente a los socios desde la suscripción de la escritura
social o desde que el administrador aceptaba el cargo y, respecto de terceros, a
partir de la fecha en que la escritura o acuerdo correspondiente hubiera sido inscrito
en el Registro Público.

Con prescindencia de la naturaleza jurídica de las gestiones del


administrador, de su nombramiento puede derivar una relación laboral, aun cuando

120
Ley Panameña sobre Sociedades de Responsabilidad
Limitada - Comentada por Artículo Artículo 38

la administración constituye otro órgano societario o sea ejercida por un socio, si


convergen circunstancias de dependencia económica y subordinación jurídica del
administrador frente a la sociedad, elementos que, conforme al Código de Trabajo
dan origen a un vínculo laboral. De ahí que la remoción del administrador pudiera
suscitar reclamaciones de prestaciones laborales e indemnizaciones, derivadas de
los servicios brindados.

Destacamos, también, que la Ley no establece restricciones al


administrador para dedicarse a actividades que resulten competencia de la
sociedad, como hacía el artículo 56 de la Ley 24, que prohibía a los
administradores, fueran socios o no, dedicarse a actividades análogas a las de la
sociedad. Advertimos, sin embargo, que hay otros cuerpos legales, como el Código
de Trabajo, que imponen restricciones a este tipo de actividad desleal, cuya
aplicación se hace extensiva a los administradores.

121
Artículo 38 Juan Pablo Fábrega Polleri

DURACIÓN DEL EJERCICIO DEL CARGO DE LOS ADMINISTRADORES

Artículo 39. Los administradores deberán permanecer en el cargo todo el


tiempo para el cual hayan sido designados, salvo que renuncien o sean
removidos, y podrán ser reelegidos.
Aun cuando los administradores hayan sido designados por tiempo
indefinido, los socios podrán acordar su remoción en cualquier momento y
nombrar su reemplazo.

El artículo 39 deja entrever que los nombramientos de los administradores


pueden ser, indistintamente, por período determinado o por tiempo indefinido. En
ambos casos, la norma da a los socios el derecho de destituir al administrador en
cualquier momento, aun sin mediar causa justificada.

En virtud de lo dispuesto en el primer párrafo de la norma, el administrador


cesa en sus funciones con el vencimiento del término para el cual ha sido
nombrado ya que no se le exige continuar ejerciendo sus gestiones hasta que se
nombre su reemplazo. Cualquier actuación posterior adolecería de nulidad relativa
por carecer de legitimación, a menos de que los socios ratifiquen la gestión del
administrador.

Recuérdese que la destitución de los administradores puede tener


consecuencias laborales, en la medida en que se conjuguen los elementos que dan
origen a una relación de trabajo. Adelantamos que, conforme al artículo 43 de la
Ley, los administradores responderán frente a la sociedad, los socios y terceros de
los daños y perjuicios que causen por culpa, dolo o negligencia o por violación de
disposiciones legales; por el incumplimiento de cláusulas del pacto social o de
acuerdos adoptados por la sociedad y, en general, por el mal desempeño de las
funciones que les fueron encomendadas. Si la responsabilidad alcanza a dos o más
administradores, éstos responderán solidariamente.

La Ley 24 establecía en su artículo 49 disposiciones similares sobre la


duración del cargo de administrador.

122
Ley Panameña sobre Sociedades de Responsabilidad
Limitada - Comentada por Artículo Artículo 41

SOCIEDAD CON VARIOS ADMINISTRADORES

Artículo 40. Si hubiera varios administradores, los acuerdos serán tomados


por mayoría de votos.
Si el pacto social así lo dispone, cada uno de los administradores, con
independencia de los otros, podrá representar a la sociedad en los asuntos
judiciales y extrajudiciales.
Los administradores necesitarán poder especial de la asamblea de socios
para realizar operaciones ajenas al giro ordinario de los negocios de la
sociedad, para enajenar bienes sociales o traspasarlos en fideicomiso o para
gravarlos con prenda o hipoteca u otorgar fianzas, en garantía de deudas de
terceros.

Habida cuenta de que una SRL puede contar con varios administradores,
como se había adelantado al analizar el numeral 6 del artículo 5 de la Ley, el primer
párrafo del artículo 40 deja entrever que ellos tendrán que actuar de manera
colegiada para evitar duplicidad de gestiones y actuaciones contradictorias, al
disponer que “los acuerdos serán tomados por mayoría de votos”. Esta disposición,
sin embargo, no alude al problema que puede presentar la paridad de
administradores de no darse unidad de criterio entre ellos al momento de la toma de
decisiones. Si el pacto social no brinda solución, las gestiones administrativas
quedarán en suspenso hasta que los administradores lleguen a consenso o la
asamblea de socios resuelva la diferencia de criterios.

El segundo párrafo presenta una redacción poco precisa, que da pie a dos
interpretaciones: que la norma le da implícitamente a los administradores de la
sociedad una representación conjunta en los asuntos judiciales o extrajudiciales, o
que los administradores tendrán la referida representación sólo si así se dispone en
el pacto social, en cuyo caso será ejercida individualmente por cada uno de ellos.
Dada la naturaleza de la SRL, y considerando que el artículo 5 de la Ley establece
como uno de los requisitos del pacto social “La designación de la persona o
personas que tendrán a su cargo la administración y la representación de la
sociedad”, concluimos que el espíritu del artículo 40 es que los administradores
ejerzan la representación legal de la sociedad en los asuntos judiciales o
extrajudiciales de manera colegiada, según dispone el primer párrafo del artículo 40
y que, por excepción, la representación será ejercida en forma individual, si así lo
señala el pacto social.

La alegada representación se consigna en la norma de manera genérica e


imprecisa, al no indicarse los actos o eventos que comprenden “asuntos judiciales y
extrajudiciales”. Nuestra legislación carece de disposición legal que desarrolle la
figura de la representación o del representante, de ahí que se desconozcan las
facultades con que cuenta el administrador en el contexto de esta disposición para

123
Artículo 40 Juan Pablo Fábrega Polleri

determinar el alcance de sus atribuciones. Si, por virtud del tercer párrafo del
artículo 40, los administradores requieren de poder especial de la asamblea de
socios para realizar operaciones ajenas al giro ordinario de los negocios de la
sociedad; para enajenar bienes sociales o traspasarlos en fideicomiso o para
gravarlos con prenda o hipoteca u otorgar fianzas en garantía de deudas de
terceros, contrario sensu, debemos concluir que no requerirán poder o autorización
de la asamblea de socios y, en consecuencia, contarán con facultad amplia para
conducir los negocios de la sociedad dentro de su giro ordinario de actividad; para
manejar los bienes sociales con capacidad de enajenarlos, traspasarlos o darlos en
fideicomiso, así como para gravarlos con prenda o hipoteca en garantía de deudas
propias de la sociedad. Dentro de esos parámetros, la representación de la
sociedad por los administradores en “asuntos judiciales o extrajudiciales”
comprendería la realización y ejecución de actos que comprometan a la sociedad
dentro de su giro ordinario de actividad, que sean necesarios para el logro de sus
objetivos.

Este poder que requieren los administradores al tenor del tercer párrafo de
la norma no tendrá que cumplir con formalidades particulares porque la Ley no lo
exige; tendrá que extenderse atendiendo la naturaleza de la transacción para la
cual se requiera.

La Ley 24 señalaba en el artículo 50 que cada administrador, con


independencia de los otros, podía realizar válidamente todos los actos y contratos
que correspondieran a las operaciones normales de la sociedad y representarla en
todos los asuntos judiciales y extrajudiciales, pudiendo los terceros dirigir a
cualquiera de ellos las acciones que intentaren contra la sociedad. El artículo 52 de
la Ley 24 también señalaba que los administradores necesitaban autorización
expresa para realizar operaciones que rebasaran los límites normales de la
actividad social, para traspasar los bienes sociales en fideicomiso, o para gravarlos
con prenda o hipoteca en garantía de deudas de la sociedad.

124
Ley Panameña sobre Sociedades de Responsabilidad
Limitada - Comentada por Artículo Artículo 41

DEBERES DE LOS ADMINISTRADORES

Artículo 41. Son deberes de los administradores:


1. Elaborar con la anticipación debida, para que pueda ser sometido a la
consideración de una asamblea de socios, un informe anual de la marcha
de los negocios sociales.
2. Llevar y conservar un registro de socios y un registro de actas en que se
dejará constancia de los acuerdos adoptados por la sociedad.

Como se puede advertir, no puede pensarse que los deberes adscritos por
este artículo a los administradores comprenden todos los que derivan de sus
gestiones o atribuciones en el ejercicio de su cargo, por lo que consideramos que
los mismos son enunciativos y no exhaustivos. Así, para mayor precisión y evitar
dudas sobre el alcance de sus facultades conviene precisar en el pacto social –y en
su contrato- los poderes con que cuentan los administradores y los deberes que
derivan de su cargo.

Ya consignamos al analizar el artículo anterior nuestra opinión sobre el


alcance de las facultades de los administradores en cuanto que, en adición al
ejercicio de la representación legal de la sociedad, también pueden realizar todos
los actos jurídicos necesarios para la conducción de los negocios sociales dentro de
su giro ordinario de operación.

El deber consignado en el numeral 1 parece impreciso al no señalar la


norma el contenido del “informe anual sobre la marcha de los negocios sociales”.
El artículo tampoco establecer el momento en que el administrador debe presentar
el informe a los socios; se limita a indicar que será “sometido a la consideración de
una asamblea de socios”. Recuérdese que la Ley no demanda la celebración de
asambleas anuales y ordinarias, por lo que la reunión de los socios quedará
supeditada a la convocatoria por el administrador o a la petición de los socios que
representen el 5% del capital pagado, conforme lo indican los artículos 29 y 31 de la
Ley.

La Ley no precisa la forma en que el administrador debe llevar y conservar


el registro de socios. Ante el silencio de la norma debe aplicarse supletoriamente el
artículo 86 del Código de Comercio, según el cual “En el registro de acciones,
accionistas o cuotas de participación patrimonial o social se deberán detallar los
nombre de los titulares en caso de ser nominativas, indicando el número del título,
la cantidad numérica o potencial que éste representa, monto pagado y naturaleza
del valor o título de que se trate.” En nuestra opinión, también debe comprender la
dirección, correo electrónico y demás datos que permitan su adecuada
identificación y localización, así como la anotación de todo traspaso, gravamen o
restricción sobre las cuotas de participación que le sean reportados.

125
Artículo 42 Juan Pablo Fábrega Polleri

Cuando el numeral 2 del artículo 41 hace referencia a “los acuerdos


adoptados por la sociedad” está aludiendo, indistintamente, a las resoluciones
aprobadas en asamblea de socios y a los actos ejecutados por el administrador,
como órganos sociales de la SRL. Como ocurre con el registro de socios, la Ley
tampoco precisa la forma en que el administrador debe llevar y conservar los
registros de actas, ni establece requisitos sobre el contenido de las mismas, como
se había adelantado, por lo que se tendrán que observar, igualmente, de manera
supletoria, los requisitos del artículo 86 del Código de Comercio y del Decreto No.
130 de 3 de junio de 1948 comentados al analizar el artículo 36 de la Ley.

El artículo 53 de la Ley 24 imponía a los administradores, con mayor


precisión, el deber de elaborar un balance completo y detallado que reflejara
debidamente el estado financiero de la sociedad, con la cuenta de pérdidas y
ganancias y la propuesta de distribución de utilidades, acompañando un informe
explicativo de la marcha de los negocios sociales, con las observaciones y las
sugerencias que estimaran convenientes.

El artículo 54 de la Ley 24 también atribuía a los administradores el deber de


cuidar los libros de contabilidad y llevar y conservar los registros indicados en el
numeral 2 del artículo 41 de la Ley.

126
Ley Panameña sobre Sociedades de Responsabilidad
Limitada - Comentada por Artículo Artículo 43

REMUNERACIÓN DE LOS ADMINISTRADORES

Artículo 42. Los administradores tendrán derecho a percibir la remuneración


que, por el desempeño de sus funciones, les hubiera sido fijada por la
sociedad.

Consistente con la naturaleza mercantil de las SRL, la norma confirma que


la administración de la sociedad es onerosa, justificación mayor para afirmar que de
la designación del administrador pudiera derivar una relación laboral, regulada por
las normas del Código de Trabajo, si se dan los elementos de dependencia
económica y subordinación jurídica entre los administradores y la sociedad.

Cuando el artículo dispone que la remuneración será “fijada por la


sociedad” en atención al “desempeño de sus funciones”, pudiera pensarse que los
términos económicos de la retribución del administrador serán impuestos por la
sociedad – en virtud de decisión de la asamblea de socios por ser el órgano
societario que hace el nombramiento del administrador- en atención a los
resultados de su gestión. En contraposición a ello, sobra decir que, como en toda
relación bilateral, la contratación del administrador y la asignación de su
remuneración deberán ser objeto de negociación por las partes, de manera que
prevalecerán los términos y condiciones que ellos convengan. Si el administrador
hubiera sido nombrado en el pacto social sin mediar acuerdo sobre su contratación,
bien podría renunciar al cargo sin responsabilidad.

El artículo 55 de la Ley 24 también reconocía la remuneración de los


administradores por sus servicios, así como el pago de bonificaciones a discreción
de la sociedad, si ésta hubiera repartido a los socios utilidades por un monto
superior al 7% del valor real de las cuotas de participación.

127
Artículo 43 Juan Pablo Fábrega Polleri

RESPONSABILIDAD DE LOS ADMINISTRADORES

Artículo 43. Los administradores, sean socios o no, responderán frente a la


sociedad, frente a los socios y frente a terceros de los daños y perjuicios que
causen por culpa, dolo o negligencia o por violación de disposiciones legales,
incumplimiento de cláusulas del pacto social o de acuerdos adoptados por la
sociedad y, en general, por el mal desempeño de las funciones que les fueron
encomendadas. Si la responsabilidad alcanzara a dos o más administradores,
estos responderán solidariamente.

Este artículo imputa de manera expresa a los administradores de la SRL la


responsabilidad tipificada en la legislación nacional por la que todo individuo debe
responder por sus actos cuando medie dolo, culpa o negligencia. Adicionalmente,
adscribe responsabilidad a los administradores por el incumplimiento del pacto
social o de los acuerdos sociales y los deberes que les fueron encomendados.

La norma no establece mecanismo legal para reclamar dicha


responsabilidad, por lo que, en atención a lo que dispone el segundo párrafo del
artículo 37 de la Ley, la pretensión tendrá que tramitarse mediante proceso oral
ante la jurisdicción ordinaria.

La Ley no requiere que el ejercicio de la acción legal por los socios sea
autorizado por la asamblea, de manera que cualquiera de ellos, a título personal e
individual, contará con legitimación para demandar responsabilidad al administrador
o administradores por incurrir en alguna de las causales tipificadas en el presente
artículo..

Ante el silencio de la Ley sobre el término de prescripción para reclamar a


los administradores la responsabilidad en cuestión, consideramos que aplicaría de
manera supletoria el plazo especial de 3 años establecido en el artículo 1652 del
Código de Comercio para demandar las acciones legales sobre controversias que
derivan de la relación societaria entre la sociedad y sus socios, y de éstos entre
ellos.

En virtud de la última oración de la norma, de contar la sociedad con más


de un administrador, la responsabilidad será solidaria si “alcanza” a ellos: de haber
incurridos todos en la actuación de la cual deriva la responsabilidad o consentido o
autorizado el acto en cuestión.

El artículo 56 de la Ley 24 contemplaba una disposición similar, con las


variantes de que no imputaba responsabilidad por culpa y, en lugar de simple
negligencia, requería la comisión de negligencia grave. Además, prohibía a los
administradores, aun cuando no fueran socios, incurrir en los actos de competencia
a que hace referencia el artículo 22 de la Ley.

128
Ley Panameña sobre Sociedades de Responsabilidad
Limitada - Comentada por Artículo Artículo 44

CAPÍTULO V
Disolución y Liquidación

CAUSALES DE DISOLUCIÓN

Artículo 44. Las sociedades de responsabilidad limitada se disolverán:


1. En los casos previstos en el pacto social.
2. Por acuerdo de los socios.
3. Por haberse realizado el objeto social o por imposibilidad manifiesta de
proseguir las operaciones sociales.
4. Por cumplimiento del término fijado en el pacto social, salvo prórroga
acordada antes de esa fecha o que el pacto social establezca su prórroga
automática por periodos sucesivos.
5. Por fusión con otra sociedad u otras sociedades, de no ser la sociedad
sobreviviente. En caso de fusión se entenderá que no hay traspaso de
bienes para todos los efectos legales.
6. Por justo motivo declarado por sentencia judicial.
7. Por haberse reducido el activo de la sociedad a menos de la mitad del
capital fijado en el pacto social por causa de pérdidas. En este caso, sin
embargo, los socios podrán impedir la disolución si convinieran en
aportar las sumas necesarias dentro del término de treinta días, contado
desde la fecha en que se produjo la causal.
8. Por reducción del número de socios a menos de dos, salvo que se
obtenga otro socio en un plazo no mayor de sesenta días hábiles.

El artículo 44 tipifica las causales de disolución de una SRL. La Ley, sin


embargo, no establece los procedimientos y requisitos para perfeccionar la misma,
por lo que los trámites correspondientes dependerán de cada supuesto de
disolución en particular.

En el primero, la disolución tendrá lugar por las distintas circunstancias que


los suscriptores del pacto social estipulen en el documento de constitución de la
sociedad. En la práctica, suele circunscribirse a la decisión de los socios o al
transcurso del término consignado, de tener la sociedad vigencia definida. En el
primer caso, como se verá, será necesario que la resolución que apruebe la
asamblea de socios sea protocolizada e inscrita en el Registro Público. En el
segundo caso, la .extinción de la sociedad ocurrirá por el solo transcurso del
tiempo.

El numeral 2 es un anticipo de la potestad que confiere a la asamblea de


socios el numeral 5 del artículo 33 de la Ley, de decretar la disolución de la

129
Artículo 44 Juan Pablo Fábrega Polleri

sociedad. Como se indicó en el párrafo anterior, la resolución de aprobación


respectiva tendrá que protocolizarse en escritura pública y ésta inscribirse en el
Registro Público.

La disolución de la sociedad por haberse realizado el objeto social o por


imposibilidad manifiesta de proseguir las operaciones societarias a que alude el
numeral 3), procederá en virtud de decisión de la asamblea de socios, por ser ellos
quienes, por estar involucrados en el quehacer de la sociedad, determinarán si ha
acaecido alguno de esos supuestos. Pensamos, también, que un tribunal de justicia
pudiera decretar la disolución de la sociedad por alguna de dichas circunstancias
producto de la reclamación judicial de algún interesado. En cualquiera de los dos
casos, el documento que apruebe la disolución deberá ser inscrito en el Registro
Público para que tenga eficacia frente a terceros.

De darse el cumplimiento del término fijado en el pacto social sin que medie
en éste provisión sobre prórroga automática o sin que los socios acuerden la
extensión de su vigencia, producirá la disolución de la sociedad al tenor del numeral
4), que tendrá lugar, en nuestra opinión, por el solo transcurso del tiempo, sin que
haya que inscribir documento alguno en el Registro Público. En este caso, como
veremos más adelante, será deber de los administradores proceder con la
liquidación de la sociedad.

La fusión a que hace referencia el numeral 5 constituye una forma de


integración societaria denominada “fusión por absorción”, que surge cuando una
sociedad absorbe a otra u otras, dando lugar, por disposición implícita de la Ley, a
la extinción de las sociedades absorbidas. La fusión tiene que ser aprobada por
asamblea de socios, según se desprende del numeral 5 del artículo 33 de la Ley.
Los convenios de fusión tendrán que inscribirse en el Registro Público para su
perfeccionamiento y eficacia frente a terceros. La fusión produce la incorporación
del patrimonio de las sociedades absorbidas al de la sobreviviente, que los adquiere
como propios, por efecto de la propia Ley. Por ello, el numeral 5 dispone que “se
entenderá que no hay traspaso de bienes para todos los efectos legales”. Este
señalamiento produce, por ministerio de la ley, el desgravamen de la transacción de
las cargas tributarias que, conforme a las disposiciones fiscales, recaen sobre la
transferencia de bienes muebles o inmuebles.

Esta disposición no hace referencia a la denominada “fusión por


integración”, que tiene lugar cuando las sociedades objeto de fusión dejan de existir
para unificarse en un nuevo ente legal que adquiere el patrimonio de aquéllas. Esta
modalidad produce los mismos efectos y consecuencias que la fusión por
“absorción” respecto de las sociedades absorbidas, por lo que consideramos que el
artículo 44 también aplicaría a ella.

El justo motivo de disolución declarado por sentencia judicial como causal


de disolución, tipificada en el numeral 6, se dará únicamente como consecuencia de
una acción legal que produzca la declaratoria de disolución de la sociedad. Ésta

130
Ley Panameña sobre Sociedades de Responsabilidad
Limitada - Comentada por Artículo Artículo 44

tendrá lugar desde el momento en que la sentencia judicial quede ejecutoriada. No


obstante, la misma tendrá que inscribirse en el Registro Público para que tenga
efectos frente a terceros.

La reducción del activo de la sociedad a menos de la mitad del capital fijado


en el pacto social por causas de pérdidas “sin que los socios aporten las sumas
necesarias” contemplada en el numeral 7) como causal de disolución resulta
particular ya que, en nuestra opinión, ello no produce una situación de insolvencia
que amerite la disolución de la sociedad: la misma podría ser objeto de
reorganización y hacer frente a sus deudas. Por otro lado, esta disposición hace
referencia a la aportación de las sumas “necesarias”, sin precisar cuantía. Debemos
entender, del contexto del requisito, que la finalidad es que los socios efectúen
contribuciones adicionales por montos que permitan aumentar el capital social para
solventar el déficit.

La reducción del número de socios a menos de dos como causal de


disolución responde a la naturaleza de la SRL, que no permite socios
unipersonales, como quedó dicho al analizar los elementos constitutivos de la
sociedad. De darse este supuesto, el artículo 44 confiere 60 días hábiles de gracia
para la incorporación de otro miembro. En nuestra opinión, ese período se
computará a partir de la fecha en que se dio la referida disminución de socios. De
no lograrse la integración de un nuevo miembro, entendemos que la disolución se
dará de pleno derecho, con el solo transcurso del tiempo, por faltar uno de los
elementos esenciales para la constitución de la sociedad y su posterior
subsistencia.

Además de las señaladas en el artículo 44, el artículo 57 de la Ley 24


contemplaba como causal de disolución la decisión judicial por razón de la
separación de un socio, o cuando lo solicitaba un socio con causa justificada.

La Ley 24 establecía en el artículo 62 que la sociedad debía disolverse y


liquidarse cuando el número de socios se redujera a dos y éstos fueran cónyuges, a
menos de que alguno de ellos optara, en el término de treinta días, por
transformarla en una empresa individual de responsabilidad limitada. Como quedó
dicho, la Ley no hace esta consideración; trata a los esposos como personas
autónomas e independientes, con capacidad propia para ejercer derechos
societarios de manera individual.

Es de destacar que el artículo 424 del Código de Comercio también


contempla la sentencia judicial como causal de disolución de la sociedad cuando
sus fines o manera de funcionar fueren ilícitos o contra la ley y, además, cuando
uno o más socios lo demandaren fundamentados en legítima causa. En este último
caso el tribunal podrá ordenar la exclusión de determinados socios en vez de la
disolución de la sociedad, si así lo solicitaren los otros. En nuestra opinión, por
tratarse de una disposición general que no contraviene la Ley, bien podría aplicarse
de manera complementaria a las SRL. Advertimos que no hemos encontrado

131
Artículo 44 Juan Pablo Fábrega Polleri

precedentes judiciales sobre la aplicación de esta norma del Código de Comercio,


por lo que desconocemos el alcance de su eficacia. En todo caso, se entiende que
el solicitante de la disolución tendrá que sustentar y justificar esta medida extrema..

La Ley no contiene disposición que requiera la publicación de un aviso de


disolución, de manera que las personas que mantengan vínculos contractuales con
la sociedad tendrían conocimiento de la extinción del ente legal cuando les fuera
notificada por el administrador. Consideramos, sin embargo, que tendría que
observarse el artículo 527 del Código de Comercio, según el cual “La disolución de
una sociedad deberá inscribirse en el Registro Mercantil y publicarse dentro de los
siete días siguientes a aquél en que tuviere lugar, expresando la causa y fecha de
disolución y el nombre y domicilio de los liquidadores.” En la práctica, esta
exigencia se satisface con la simple publicación en un diario de circulación nacional
de una certificación expedida por el Registro Público en que se acredita la
inscripción de la escritura de disolución.

132
Ley Panameña sobre Sociedades de Responsabilidad
Limitada - Comentada por Artículo Artículo 46

EFECTOS DE LA DISOLUCIÓN

Artículo 45. Una vez disuelta la sociedad, conservará su personalidad para los
efectos de su liquidación y, en consecuencia, únicamente podrá cobrar sus
créditos, pagar sus deudas, disponer de los activos, ejercitar acciones
judiciales y extrajudiciales y distribuir el neto de la liquidación a los socios en
proporción a su participación social.
Antes de proceder a la distribución de beneficios de la liquidación si los
hubiera, se procederá al cobro de las sumas que se adeuden a la sociedad, se
liquidarán los activos y se pagarán las deudas sociales.

El artículo 45 señala de manera general los efectos de la disolución y los


fines de la liquidación. Al contrario de lo que dispone la legislación de sociedades
anónimas panameñas, la Ley no establece plazo para concluir la liquidación de la
SRL, por lo que finalizará cuando se hayan hecho todas las gestiones posibles para
cobrar sus créditos, pagar sus deudas, honrar sus compromisos y distribuir a los
socios el neto resultante de la liquidación.

La norma reconoce la existencia temporal de la sociedad tras su disolución,


sólo para que el administrador gestione la liquidación del ente legal hasta su
conclusión; la sociedad no podrá, en consecuencia, incursionar en nuevos
negocios.

El segundo párrafo del artículo 45 condiciona el pago a los socios a que se


hayan cobrado las sumas que se adeuden a la sociedad, liquidado los activos y
pagado las deudas que tuviera al momento de su disolución. Pareciera, entonces,
que no se pueden hacer abonos o pagos parciales a los socios a medida que se
avanza en la liquidación del patrimonio de la sociedad; tendrán que esperar hasta la
conclusión del proceso para recibir el saldo resultante de su inversión.

Por el contrario, el artículo 549 del Código de Comercio permite el pago


progresivo a los socios a medida que se va ejecutando la liquidación si así lo
aprueba la asamblea de socios, al señalar que “Terminada la liquidación, los
liquidadores procederán a distribuir entre los socios, el fondo social, de acuerdo con
sus respectivos derechos. Las proporciones disponibles del capital social, podrán
ser repartidas durante el curso de la liquidación, si los socios acordaren un reparto
proporcional a medida que los bienes se vayan realizando después de satisfechas
todas las obligaciones sociales.” Por ser la Ley una norma especial y con vigencia
posterior, consideramos que prevalecerá el artículo 45 sobre dicha disposición del
Código de Comercio.

Dada la limitación de responsabilidad de los socios en las SRL, salvo que el


pacto social disponga otra cosa, éstos no estarán obligados a hacer aportes
adicionales a la sociedad en caso de insolvencia si en el curso de su liquidación no
tuviera activos suficientes para hacerle frente a sus deudas. Conforme al artículo

133
Artículo 45 Juan Pablo Fábrega Polleri

551 del Código de Comercio, “No bastando los fondos de la sociedad para pagar
las obligaciones de la misma, los liquidadores requerirán a los socios para que
entren en la caja social las cantidades necesarias en los casos en que éstos
estuvieran obligados a suministrarlas.” Al no requerir la Ley aportaciones
extraordinarias de los socios, ante la ausencia de compromisos de ellos, no
“estarán obligados a suministrarlas”, de manera que los liquidadores no podrán
demandar a los miembros las cantidades que fueran necesarias para honrar los
pasivos de la sociedad. No obstante, como la insolvencia causaría la quiebra del
ente legal, durante el proceso judicial habrá que determinar si los actos de los
socios contribuyeron a su iliquidez, en cuyo caso responderían personalmente ante
los acreedores de la sociedad.

Como se verá al analizar el artículo 47, corresponderá al administrador


realizar las gestiones para la liquidación de la sociedad una vez decretada la
disolución e, incluso, iniciar de oficio el proceso tras darse alguno de los supuestos
de disolución expresa señalados en el artículo 44 de la Ley, como serían el
cumplimiento del término fijado en el pacto social para la duración de la sociedad,
salvo prórroga acordada antes de esa fecha o que el pacto social estableciera su
prórroga automática; la declaración judicial de disolución; haberse reducido el activo
de la sociedad a menos de la mitad del capital fijado en el pacto social por causa de
pérdidas y que los socios no aportaran las sumas necesarias dentro del término de
treinta días contados desde la fecha en que se produjo la causal, o darse la
reducción del número de socios a menos de dos sin que se hubiera incorporado
otro socio en el plazo de sesenta días hábiles tras haberse producido la reducción
de miembros.

El artículo 59 de la Ley 24 tenía un contenido similar al del artículo 47, con la


diferencia de que no atribuía a los administradores las gestiones de liquidación en
caso de que la disolución de la sociedad fuera decretada por un juez. Además,
especificaba que el proceso de la liquidación se ajustaría a las normas establecidas
en el Capítulo XII, Título VIII, Libro Primero del Código de Comercio, que estipulan
las atribuciones y deberes de los liquidadores, cosa que no hace la Ley.

134
Ley Panameña sobre Sociedades de Responsabilidad
Limitada - Comentada por Artículo Artículo 46

LA QUIEBRA DE UNA SRL

Artículo 46. La quiebra de una sociedad de responsabilidad limitada no


produce su disolución, a menos que sea calificada como fraudulenta y podrá,
en consecuencia, celebrar convenio con sus acreedores, de conformidad con
las disposiciones legales correspondientes.

El proceso de quiebra de los entes comerciales está regulado por el Libro


Tercero del Código de Comercio. Conforme a su artículo 1534, la quiebra es el
estado de insolvencia en que puede caer toda persona natural o jurídica en el curso
de sus actividades empresariales cuando no cuente con capacidad para pagar una
o más obligaciones líquidas y ciertas resultantes de actos de comercio. Según la
norma, la quiebra debe ser declarada por un tribunal de justicia del lugar donde el
deudor tenga su domicilio, a petición del propio quebrado, a solicitud de algún
acreedor o a solicitud del Ministerio Público. Dicha autoridad judicial nombrará a
una persona, denominada curador, para administrar el proceso de insolvencia del
quebrado a efectos de procurar honrar de manera ordenada sus deudas con el
producto de la gestión de cobro de los créditos y la disposición de activos. Por ello,
los convenios que celebre el quebrado con sus acreedores deben ser acordados y
suscritos dentro del proceso de quiebra. Como efecto de la declaratoria de
insolvencia, el juez removerá al administrador y delegará en el curador la
conducción de las operaciones de la sociedad durante el proceso.

Esta disposición se circunscribe a señalar que la quiebra no produce la


disolución del ente legal si su bancarrota no ha sido producto de fraude, en cuyo
caso podrá celebrar convenios con sus acreedores. Ello implica que, de no mediar
delito, el ente legal conservará su personería jurídica y continuará operando de
manera supervisada para procurar salvar su situación financiera. Esto se logrará,
precisamente, celebrando convenios con los acreedores, “de conformidad con las
disposiciones legales correspondientes”, como indica el artículo 46, o sea las
normas del Código de Comercio que regulan la quiebra. De esta manera, el artículo
46 está remitiendo implícitamente a dicho cuerpo legal para dar inicio al proceso
ordenado que procure la recuperación financiera de la sociedad.

El artículo 58 de la Ley 24 contemplaba la misma disposición, si bien se


refería en forma expresa a “las disposiciones pertinentes del Código de Comercio”
para regular el trámite de la quiebra.

Finalmente llama la atención, por razones simplemente formales, que el artículo


46 haya sido insertado en forma aislada dentro del capítulo que regula la disolución
y liquidación de las SRL, que no guarda relación con la quiebra de esta forma
societaria. Ello, sin embargo, no tiene ningún efecto material.

135
Artículo 47 Juan Pablo Fábrega Polleri

ATRIBUCIONES DE LOS ADMINISTRADORES DURANTE LA DISOLUCIÓN

Artículo 47. En caso de disolución, los administradores de la sociedad


actuarán como liquidadores, a menos que la sociedad decidiera designar
otras personas naturales o jurídicas antes o después de iniciarse la
liquidación. El proceso correspondiente se ajustará a las disposiciones que
contengan para el caso el pacto social o las normas legales.

Cuando el artículo 47 señala que los administradores actuarán como


liquidadores de la sociedad, está disponiendo que corresponderá a ellos encargarse
del proceso de liquidación del ente legal, es decir, efectuar las gestiones
conducentes para cumplir con lo dispuesto en el artículo 45 de la Ley: cobrar los
créditos de la sociedad, pagar sus deudas, disponer de los activos, ejercer acciones
judiciales y extrajudiciales que sean necesarias en el ejercicio de su gestión y
distribuir el neto de la liquidación a los socios en proporción a su participación
social.

No obstante, esta atribución no es exclusiva ni absoluta. Al contrario de lo


que ocurre en las sociedades anónimas panameñas, la norma permite a “la
sociedad” delegar la gestión de liquidación a un tercero en cualquier momento,
incluso luego de iniciado el proceso de liquidación. Corresponderá a la asamblea de
socios el ejercicio de esta atribución por ser el órgano superior del ente legal.
Dicha decisión, como se vio, debe ser aprobada con el voto de los socios que
representen la mayoría del capital social pagado, salvo que el pacto social exija una
proporción mayor.

Cuando la parte final del artículo 47 señala que el proceso se “ajustará a las
disposiciones que contenga para el caso el pacto social “o las normas legales”, se
está refiriendo al proceso de liquidación y no al de designación de nuevos
liquidadores. Por otro lado, a nuestro parecer, la conjunción “o” que se emplea en
dicha oración no pretende denotar una opción, en cuanto a poder seguirse,
indistintamente, el proceso de liquidación que disponga el pacto social “o” las
normas legales. Pensamos que hay un orden de prelación. Sólo si el pacto social
no prevé un proceso de liquidación, se aplicarán “las normas legales”. Éstas
corresponderían a los artículos del Código de Comercio que regulan el trámite de la
liquidación de sociedades en general, contenidos en el Capítulo XII, Título VIII del
Libro Primero, como disposición supletoria de cualquier vacío del pacto social en
esta instancia de la extinción de la sociedad.
Conforme al artículo 540 del Código de Comercio, “La representación de la
sociedad en liquidación corresponderá exclusivamente a los liquidadores, quienes
estarán sujetos a las mismas responsabilidades que los administradores, por el
cumplimiento exacto del mandato y de las prescripciones de la ley.” Como
complemento de ello, el artículo 541 prevé que “Los actos del liquidador y
obligaciones contraídas por él para los fines de la liquidación y en el límite de sus

136
Ley Panameña sobre Sociedades de Responsabilidad
Limitada - Comentada por Artículo Artículo 47

poderes, obligarán a la sociedad y a los socios como si hubieran sido realizados por
el gerente durante la existencia de la compañía”. Como las SRL no cuentan con
gerente, sino con administrador, será éste quien obligará a la sociedad durante la
liquidación, como lo hacía cuando ejercía la administración de la sociedad, si no se
nombra a un tercero como liquidador, en virtud de la potestad que confiere el
artículo 47.

El artículo 544 del Código de Comercio dispone que “Dentro de los sesenta
días contados desde la fecha de su nombramiento, los liquidadores deberán
establecer el estado de la compañía, según lo que resulte de la comprobación del
balance, con vista de la contabilidad y por avisos que habrán de publicarse por lo
menos tres veces en un periódico de la localidad; requerirán a los acreedores y
demás interesados para que dentro de un término no menor de sesenta días, se
presenten a reclamar sus derechos. No podrá hacerse ningún pago antes de que
transcurra este plazo si el balance no demostrare la solvencia segura de la
sociedad.” Conforme al artículo 545, también del Código de Comercio, “pasado
dicho término, el acreedor que no hiciere su reclamo y cuyo derecho no conste en
los libros y documentos de la compañía, podrá ser excluido de la liquidación. Los
acreedores que notificaren sus créditos después del término prescrito, no tendrán
derecho a ser pagados, sino de la parte del capital que aun no hubiere sido
distribuida entre los socios, después de satisfechas todas las otras obligaciones de
la compañía.”
Adicionalmente, el artículo 546 del Código de Comercio señala que “Los
liquidadores estarán obligados, aparte de los deberes que el acto de su
nombramiento o la ley les impongan: 1) A hacerse cargo y guardar todas las
existencias de cualquier clase que sean que constituyan el patrimonio social, así
como de los libros, correspondencia, documentos y papeles de la sociedad; 2) A
revisar dentro de los quince días inmediatos a su nombramiento, el balance y las
cuentas presentadas por los administradores y a poner en conocimiento de los
socios el resultado; 3) A ejecutar y terminar las operaciones mercantiles que
tiendan a la liquidación de la sociedad; 4) A llevar un libro diario en que asienten por
orden de fecha todas las operaciones relativas a la liquidación; 5) A vender los
bienes de la sociedad; 6) A hacer efectivos los créditos a favor de la sociedad y
cumplir las obligaciones de la misma; 7) A comparecer ante los tribunales
ejercitando las acciones de la sociedad o contestando las que contra ella se
intentaren; 8) A hacer transacciones y contraer compromisos dentro del giro de la
liquidación; 9) A enviar mensualmente a cada socio un informe sobre el curso de la
liquidación y un balance parcial de las operaciones realizadas.”
Es de destacar, sin embargo, que el Código de Comercio impone ciertos
límites a los liquidadores en sus actuaciones. Conforme al artículo 547, “Sin
disposición especial de la escritura de sociedad o autorización expresa de los
socios, los liquidadores no podrán continuar las operaciones de la sociedad o
emprender otras nuevas, sino en cuanto esto sea indispensable para el
cumplimiento de la liquidación. Tampoco podrán sin el requisito de la autorización,

137
Artículo 47 Juan Pablo Fábrega Polleri

ceder a otra sociedad o persona el activo bruto de la liquidación, ni desistir de las


acciones que la sociedad tuviera pendiente al comenzar la liquidación.”
También observamos que la Ley calla respecto de la conclusión de la
liquidación. El artículo 555 del Código de Comercio señala para las sociedades
mercantiles en general que “Los liquidadores al terminar sus funciones deberán
rendir a los socios la cuenta final debidamente detallada y documentada de todos
los actos de su gestión, expresando, aparte de cualesquiera circunstancias que
consideren oportuno someter al conocimiento de la sociedad: 1) La suma exacta del
activo y pasivo de la sociedad; 2) la forma como se efectuaron la satisfacción del
pasivo y la distribución del activo entre los socios; 3) El pago de los gastos de la
liquidación, y la solución de las reclamaciones contra ésta; 4) Las medidas tomadas
para la conservación de los libros y papeles de la sociedad. Su responsabilidad
subsistirá hasta la aprobación definitiva de sus cuentas de liquidación y partición,
salvo las acciones a que hubiere lugar por errores o fraudes descubiertos
posteriormente en dicha cuenta, las cuales habrán de intentarse dentro de los tres
meses siguientes de la publicación del acta final de aprobación de las cuentas.” De
esta norma deriva la obligación de los liquidadores de rendir cuentas sobre su
gestión a los socios.
Como consecuencia de lo anterior, el artículo 556 del Código de Comercio
prevé que “Si los socios negaren la aprobación a la cuenta final de los liquidadores,
podrán éstos ocurrir al juez, el cual, oyendo a los socios si se tratare de sociedad
colectiva, o en comandita simple, o a los síndicos y accionistas que se presenten, si
de sociedad por acciones, la aprobará o improbará según fuere el caso.” Se puede
deducir, así, que los socios no tienen una participación pasiva en la liquidación,
circunscrita a la recepción de lo que arrojen las cuentas de los liquidadores: tienen
el derecho de cuestionar los informes y las cuentas presentadas por el liquidador.
Para concluir la liquidación, el artículo 557 del Código de Comercio dispone que
“El acta final de aprobación de las cuentas de liquidación y partición, o la sentencia
judicial que sobre ella recayere, se publicará e inscribirá en el Registro Mercantil y
fijará el término de la existencia jurídica de la sociedad. En dicha acta se indicará el
lugar donde quedan los libros de la sociedad.” El acta a que hace referencia esta
norma concluye la liquidación y pone fin a la existencia de la sociedad. La norma no
dice, sin embargo, qué ocurre con los procesos judiciales que se prolongan en el
tiempo. Suponemos que deberán continuar y que los liquidadores permanecerán en
sus cargos hasta que concluya el litigio.
Los liquidadores serán objeto de sanción en caso de incumplir con sus
obligaciones. Conforme al artículo 560 del Código de Comercio, “Los liquidadores
incurrirán en la misma multa señalada en el artículo anterior, sin perjuicio de las
otras responsabilidades a que hubiere lugar: 1. Si dejaren de publicar el estado de
liquidación y el llamamiento de los acreedores en el término prescrito; 2. Si
omitieren solicitar la declaratoria de quiebra cuando llegaren a descubrir la
existencia de ésta; 3. Si hicieren pago alguno a los acreedores antes del término
fijado por la ley o de las reglas establecidas para la liquidación; 4) Si distribuyeren

138
Ley Panameña sobre Sociedades de Responsabilidad
Limitada - Comentada por Artículo Artículo 47

entre los accionistas el activo, antes de que estuvieren satisfechas las obligaciones
de la compañía.”
La multa en cuestión, conforme al artículo 559 del Código de Comercio, es de
cien a quinientos Dólares, sin perjuicio de la responsabilidad civil y penal que
pudiera caber. En adición a esta sanción, el artículo 561 del Código de Comercio
establece que “Los administradores, gerentes, síndicos, o liquidadores estarán
sujetos a una multa de doscientos cincuenta a mil Balboas, sin perjuicio de ser
juzgados conforme a las disposiciones del Código Penal, si con conocimiento de
causa hicieren declaraciones falsas verbalmente o por escrito a las autoridades, a
la asamblea general o al público, concernientes a la condición presente de los
bienes o al estado de los negocios de la compañía, o si con intención dolosa
disimularen la condición verdadera de los bienes o el estado real de los negocios.
Los empleados y oficiales de la compañía que participen en dicha infracción sufrirán
las mismas penas.” Téngase presente que estas sanciones se fijaron hace más de
noventa años, cuando se adoptó el Código de Comercio -en 1916-, sin que se
hayan actualizado en el tiempo, por lo que, a la fecha, resultan desproporcionadas
con las lesiones que se puedan causar.

Ante el silencio de la Ley, corresponderá a los administradores de la


sociedad, en virtud del artículo 530 del Código de Comercio, tomar la iniciativa de la
liquidación de la sociedad en caso de ocurrir alguna causal de disolución. Conforme
a la referida norma, “Desde el momento en que los administradores de la sociedad
se impusieren de la existencia de un motivo de disolución de la misma, deberán
participarlo sin demora a los demás socios y provocar la liquidación de la compañía
y nombramiento de liquidadores. … La falta de cumplimiento de las disposiciones
de este artículo hará incurrir a los administradores en responsabilidad personal y
solidaria por los daños y perjuicios que ocasionaren a la compañía o a terceros con
su omisión.” No tendrán, en consecuencia, que esperar instrucciones de la
asamblea de socios.

Finalmente, destacamos que la Ley no confiere atribuciones o facultades a la


asamblea de socios durante el proceso de liquidación mas allá de la destitución de
los administradores en cualquier instancia de su gestión liquidadora, como permite
el artículo 47; tampoco sustituye en los administradores durante el proceso de
liquidación las facultades de la asamblea de socios como órgano supremo de la
sociedad. Pareciera así, que el administrador, en el ejercicio de su cargo de
liquidador, está subordinado a la asamblea de socios; al no existir impedimento
legal, éstos podrán requerire la presentación de informes o la rendición de cuentas
sobre los avances de la liquidación, con fundamento en las normas citadas del
Código de Comercio.

139
Artículo 48 Juan Pablo Fábrega Polleri

TRANSFORMACIÓN DE LA SOCIEDAD A OTRO TIPO DE ENTE LEGAL Y


VICEVERSA

Artículo 48. La sociedad de responsabilidad limitada podrá transformarse en


cualquier tipo de sociedad o fusionarse con otra sociedad de cualquier clase,
por acuerdo adoptado de conformidad con las disposiciones del pacto social
o por decisión de los socios que representen la mayoría del capital social,
salvo que el pacto exija una proporción mayor. Del mismo modo, cualquier
clase de sociedad podrá transformarse en sociedad de responsabilidad
limitada.

La norma permite la transformación de las SRL en otras formas de ente


legal, siempre que cuenten con la aprobación de los socios que representen la
mayoría del capital social, si el pacto social no exige una proporción mayor. Para
materializar la conversión se tendrán que satisfacer las formalidades que
establecen las disposiciones legales que regulan el tipo de sociedad a que se
transformará la SRL. Recuérdese que solo tienen derecho a voto los socios que
hayan pagado las cuotas de participación suscritas. Sobra decir que también se
tendrá que cumplir con los requisitos particulares que establezca la legislación que
regula el tipo de sociedad al que se vaya a transformar la SRL.

El artículo también contempla la posibilidad de convertir otras formas


societarias a SRL panameña. Para ello, deberán seguirse las formalidades, trámites
y requisitos que establezca la legislación de constitución del ente legal objeto de
transformación y adecuarlo a las disposiciones de la Ley.

Aun cuando la Ley no lo señala, debe concluirse que la transformación de


la sociedad no produce su disolución ni altera sus derechos y obligaciones, tal cual
se reconoce en otras jurisdicciones, ya que no se da la creación de un ente legal.
La personería jurídica de la sociedad transformada continuará con el patrimonio y
las relaciones jurídicas tal cual fueron originalmente adquiridas, como ocurre en la
fusión.

Si bien el artículo 48 no lo prevé, las actas y documentos que se aprueben


tendrán que constar en escritura pública e inscribirse en el Registro para que el
ente legal que deriva de la transformación de la SRL tenga personalidad jurídica, al
tenor de lo dispuesto en el artículo 6 de la Ley.

Esta disposición también reconoce de manera sutil la posible fusión de una


SRL, modalidad de integración societaria que desarrolla en el artículo siguiente y a
la que nos referimos al analizar el numeral 5 del artículo 44 de la Ley.

La Ley 24 reconocía la transformación de SRL a otro tipo de ente legal, así


como de éste a SRL. El artículo 60 demandaba para ello la aprobación de los
socios que representaran, por lo menos, dos tercios del capital social. De igual

140
Ley Panameña sobre Sociedades de Responsabilidad
Limitada - Comentada por Artículo Artículo 48

forma, la Ley 24 obligaba la conversión de la SRL a sociedad anónima en caso de


llegar a tener más de veinte socios, o de que su capital superara los Quinientos Mil
Dólares.

Resulta oportuno comentar que la legislación nacional no contempla la figura


de la escisión de una sociedad, reconocida en legislaciones extranjeras, y que
consiste en la segregación del patrimonio de la misma para producir una sociedad
nueva, independiente de la primera. Mientras la fusión persigue la concentración
empresarial, la escisión, por el contrario, busca la separación del patrimonio de una
sociedad.

Enrique Gaviria Gutiérrez, citado por el Dr. Mario Galindo Heurtematte en un


enjundiosa opinión sobre la escisión fechado 8 de agosto de 2002, la define como
“una reforma estatutaria de naturaleza peculiar, en virtud de cuya adopción y
formalización, una sociedad reduce su capital y se desprende de una determinada
parte de su patrimonio, constituyendo en el mismo acto una nueva sociedad, cuyo
capital se forma con la porción patrimonial que la sociedad escindida le transfiere y
cuyos socios serán los mismos que ésta, conservando la correspondiente
proporcionalidad de sus participantes. Se trata, pues, de una decisión única pero
compleja, adoptada por la junta de socios o asamblea general de accionistas, que
implica la división del patrimonio de la sociedad y su traslado a una nueva
compañía, cuya creación ocurre de manera simultánea y de la cual serán socios o
accionistas los mismos de la primera, con igual participación sobre el capital
escindido.”

Sobre esta figura, Fernando Cerda Albero, citado igualmente por el Dr.
Galindo, expresa que “La escisión de una sociedad anónima es la división de su
patrimonio social en dos o más partes, a fin de traspasar en bloque una, varias o la
totalidad de estas partes resultantes de la división a una o varias sociedades
preexistentes, o constituidas a raíz de esta operación, recibiendo los accionistas de
la sociedad escindida acciones o participaciones de la/s sociedad/es beneficiaria/s
en contraprestación a esta aportación.”

Consideramos que, de pretender estructurarse, los efectos patrimoniales y


fiscales de esta figura no serán los mismos que los que le reconoce la legislación
nacional a la fusión por no estar aquélla regulada en nuestra legislación. En nuestro
medio, la escisión se daría con la simple creación de una nueva sociedad y la
cesión o traspaso a ésta de una serie de activos y pasivos de una sociedad
existente, con el pago de los correspondientes impuestos, a cambio de la emisión
de acciones a favor de los accionistas de la sociedad escindida

141
Artículo 49 Juan Pablo Fábrega Polleri

FUSIÓN O CONSOLIDACIÓN DE UNA SRL

Artículo 49. Una sociedad de responsabilidad limitada podrá fusionarse o


consolidarse con otra sociedad nacional o extranjera de cualquier clase,
mediante acuerdo de los socios, expresando el nombre de la sobreviviente y
los derechos que los socios tendrán en la sociedad resultante.
La fusión o consolidación deberá inscribirse en el Registro Público y no
producirá transferencia de bienes incluso para todos los efectos legales.
La sociedad resultante tendrá los derechos y las obligaciones de la
sociedad fusionada o consolidada.

Esta disposición contempla la fusión y la consolidación como modalidades


de unificación societaria de las SRL, sin desarrollarlas. Se limita a señalar las
formalidades que hay que cumplir y los efectos que producen.

La Ley no define la modalidad de fusión de que trata el artículo 49. No


obstante, su texto contempla de manera implícita tanto la fusión por absorción como
la fusión por integración. Al requerir el primer párrafo de la norma que el acuerdo de
fusión exprese “el nombre de la sociedad sobreviviente”, está haciendo alusión a la
“fusión por absorción”, que se da cuando una sociedad absorbe a otra u otras,
dando lugar, por ministerio de la Ley, a la subsistencia de la primera y a la extinción
de las sociedades absorbidas.

Por su parte, el tercer párrafo alude a la “fusión por integración”, al hacer


referencia a “la sociedad resultante”, por cuanto esta modalidad de fusión tiene
lugar cuando todas las sociedades objeto de fusión dejan de existir para unificarse
en un nuevo ente legal que adquiere el patrimonio de aquéllas.

El artículo 49 permite la fusión o consolidación de una SRL con entes


legales de cualquier naturaleza o nacionalidad. Para lograr su perfeccionamiento
tendrá que cumplirse con los requisitos formales que establezcan las normas
regulatorias de los entes legales objeto de fusión o consolidación con la SRL. En el
caso de ésta, el artículo 49 solo requiere el acuerdo de los socios y que éste sea
inscrito en el Registro Público.

Aun cuando el último párrafo del este artículo hace referencia a “la sociedad
resultante”, estimamos que ambas modalidades de fusión producen los mismos
efectos: la adquisición de los derechos y las obligaciones de la sociedad o
sociedades desaparecidas por la nueva sociedad o el ente legal sobreviviente,
según el caso.. Como quedó dicho, para perfeccionar la fusión por integración se
tendrá que cumplir con las mismas formalidades, requisitos y trámites que para
materializar la fusión por absorción.

142
Ley Panameña sobre Sociedades de Responsabilidad
Limitada - Comentada por Artículo Artículo 49

Aun cuando el artículo 49 reconoce la fusión con un ente legal extranjero,


guarda silencio sobre el procedimiento que deberá seguirse para su
perfeccionamiento. Este vacío será cubierto con la aplicación del artículo 11-A del
Código de Comercio, mediante el cual “Una o más sociedades constituidas
conforme a las leyes de la República de Panamá, podrán fusionarse con una o más
sociedades extranjeras, para constituir una sola sociedad siempre y cuando se dé
cumplimiento a los siguientes requisitos: a) Que las sociedades extranjeras estén
debidamente inscritas en la Sección de Persona Mercantil del Registro Público, en
la forma que establece el artículo 90 y siguientes de la Ley 32 de 1927; b) Que si la
sociedad resultante de la fusión ha de ser la sociedad de nacionalidad extranjera
con la cual se ha fusionado la sociedad panameña, dicha sociedad resultante
deberá permanecer inscrita en la Sección de Personas Mercantil del Registro
Público por un lapso no menor de cinco años (5), a partir de la fecha de fusión.
Durante ese lapso, la sociedad resultante de la fusión deberá mantener un
apoderado en la República de Panamá, debidamente facultado para recibir
notificaciones en representación de la sociedad. Si por cualquier circunstancia, la
sociedad careciere en un momento determinado de dicho apoderado, entonces la
notificación de cualquier acción en su contra, se podrá hacer a su Agente
Residente.”

La citada norma del Código de Comercio pareciera contemplar únicamente la


fusión por absorción, al describir la característica propia de esta modalidad de
unificación corporativa. No obstante, en nuestra opinión, dicha norma también
aplica, por analogía, a la fusión por integración, que da lugar a la creación de una
nueva sociedad, que bien pudiera ser extranjera. Si bien el literal b) solo hace
referencia a “la sociedad de nacionalidad extranjera con la cual se ha fusionado la
sociedad panameña”, sin tratar el supuesto de que el producto de la fusión fuera la
creación de un nuevo ente legal de otra jurisdicción, lo que pretende es establecer
que cuando la sociedad resultante de la fusión es la extranjera, ya sea nueva o
sobreviviente, ésta siga registrada en Panamá por un período de 5 años para que
los acreedores de la panameña absorbida tengan la certeza de que la sociedad
extranjera tiene personería en Panamá.

Conforme a la norma, con anterioridad a la fusión, la sociedad extranjera


tendrá que ser inscrita en el Registro Público de Panamá. Una vez perfeccionada la
inscripción, el trámite de fusión será igual al que prevén las disposiciones legales
antes comentadas. Si la nueva sociedad o si la sociedad sobreviviente o
absorbente fuera la extranjera, su inscripción en el Registro Público, según dispone
el artículo 11-A del Código de Comercio, deberá mantenerse no menos de cinco
años a partir de la fecha de fusión. Además, tendrá que contar con un apoderado
en la República de Panamá, debidamente facultado para recibir notificaciones en
representación de la sociedad. Si la sociedad careciere del apoderado, entonces,
según esta disposición legal, la notificación de cualquier acción en su contra se
podrá hacer a su Agente Residente.

143
Artículo 49 Juan Pablo Fábrega Polleri

Ni la Ley ni el resto de nuestra legislación definen lo que comprende la


consolidación de una sociedad, de manera que no hay certeza de cómo se produce
esta figura y la forma de aplicar el artículo 49 a dicha forma de integración
societaria. Según el léxico jurídico, la consolidación es la acción y efecto de
consolidar, lo que el Diccionario de Ciencias Jurídicas, Políticas y Sociales del
argentino Manuel Osorio define como “Dar firmeza a una cosa; Reunirse el
usufructo con la propiedad; Juntar el dominio útil y el directo en una propiedad
sometida al censo; Extinguir una servidumbre por coincidir en una persona los
dominios del predio dominante y del sirviente; Convenir una deuda flotante en fija o
perpetua; Afianzar un régimen o un gobierno.” Ninguno de esos conceptos guarda
relación con aspectos societarios. Del contexto de la Ley deduciremos que la
consolidación viene a ser una suerte de unión de sociedades que se integran o
aglutinan bajo un nuevo ente legal. Pareciera ser una fusión en cualquiera de las
modalidades ya vistas, por lo que, en virtud del artículo 49, tendrá que cumplir con
los mismos trámites y formalidades que la fusión, y surtirá los mismos efectos.

Como la norma no demanda una cantidad de votos para aprobar la fusión o


consolidación, se requerirá el consentimiento de los socios que representen, por lo
menos, la mayoría del capital social, a menos de que el pacto social requiera una
proporción mayor, como quedó explicado al analizarse el artículo 36 de la Ley.

Para dar cumplimiento a la inscripción que ordena el segundo párrafo de la


norma será necesario protocolizar en escritura pública primero el conjunto de
resoluciones adoptadas por los respectivos órganos sociales de los distintos entes
legales involucrados en la fusión o consolidación junto con los acuerdos que
contienen los términos y condiciones de la integración, siguiendo las formalidades
explicadas al comentar la constitución de la sociedad.

El artículo 49 termina señalando que “la sociedad resultante tendrá los


derechos y las obligaciones de la sociedad fusionada o consolidada.” De ello deriva
que la sociedad sobreviviente o el nuevo ente legal que surja de la integración en
cuestión mantendrá como propias las relaciones jurídicas de las sociedades
absorbidas, de manera que los derechos y obligaciones de éstas no se extinguen ni
afectan como resultado de la fusión o consolidación.

El segundo párrafo de esta disposición repite la salvedad que hace el


numeral 5 del artículo 44 de la Ley, de que la fusión no produce el traspaso de
bienes; es decir, la transferencia de los activos de las sociedades absorbidas a la
sobreviviente o a la nueva sociedad resultante de la fusión, según el caso. Ello
persigue, como se explicó al analizar dicha disposición, dejar constancia de la
continuidad de las relaciones jurídicas de los entes legales absorbidos en cabeza
de la sociedad sobreviviente o la nueva sociedad que surja producto de la fusión,
incluyendo la propiedad de sus activos, para no aplicar a dicha relación jurídica las
disposiciones fiscales relativas al impuesto de transferencia de bienes muebles o
inmuebles y servicios al traspaso de activos por fusión, que gravan la enajenación
de bienes por cualquier causa.

144
Ley Panameña sobre Sociedades de Responsabilidad
Limitada - Comentada por Artículo Artículo 49

El régimen tributario de las fusiones de sociedades panameñas que realizan


operaciones dentro de la República de Panamá ha sido reglamentado por el
Ministerio de Hacienda y Tesoro –hoy Ministerio de Economía y Finanzas- mediante
Decreto Ejecutivo No. 18 de 1994. El mismo ha sido regulado por la Dirección
General de Ingresos mediante Resolución No. 201-1105 de 17 de junio de 1994.
Las mismas establecen los requisitos para registrar la integración de sociedades
que son contribuyentes fiscales y fijan el trámite para reportar la fusión ante dicha
autoridad y cancelar los registros de las sociedades absorbidas como
contribuyentes fiscales. Estas disposiciones ratifican, por los efectos de la fusión,
que cualquier traspaso de activos no está sujeto a ninguna clase de impuestos. Las
normas también hacen extensivos sus efectos a la absorción.

Si bien el artículo 49 es una disposición especial, pensamos que deben


observarse las normas sobre fusión de sociedades comerciales en general,
tipificadas en el Título VIII, Capítulo IX del Libro Primero del Código de Comercio
para suplir los vacíos de la Ley en lo que respecto a los efectos de la fusión frente a
terceros. El artículo 502 de dicho cuerpo legal señala que “las sociedades que
intentaren entrar en fusión, deberán notificarlo a sus acreedores con no menos de
noventa días de anticipación presentándoles: 1) un balance que acredite el estado
de sus negocios; 2) los acuerdos tomados para el arreglo del pasivo; 3) un extracto
del convenio de fusión. Al mismo tiempo, publicarán los mismos detalles para que
todos los que tengan derecho a oponerse a la fusión puedan ejercitarlo.”

El artículo 503, también del Código de Comercio, dispone que “la fusión
sólo podrá tener efecto transcurridos noventa días desde la fecha de la publicación
a que el artículo anterior se refiere, a no ser que el Poder Ejecutivo, autorizase la
fusión con vista de la comprobación que se le presentare de estar totalmente
satisfecho el pasivo de cada una de las sociedades que tratan de fusionarse, o de
la consignación que se hiciere en la Tesorería General de la República o en la
respectiva Administración Provincial de Hacienda a la orden del Secretario de
Gobierno y Justicia o del Gobernador de la Provincia, en su caso, del importe de
dicho pasivo.”

Como complemento, el artículo 504 del Código de Comercio establece que


“dentro del plazo fijado en el artículo 502 podrá oponerse a la fusión cualquier
acreedor de las sociedades que hubieren de estar en ella. La oposición suspenderá
la realización de la fusión hasta que se retire o se resuelva judicialmente.”

Finalmente, el artículo 505 del mismo cuerpo legal establece que


“transcurrido el plazo de noventa días expresado en el artículo 502 sin que se
hubiere formulado oposición alguna, o desechadas definitivamente las que se
hubieren promovido, podrá tener lugar la fusión y la sociedad que de ella resulte,
tendrá los derechos y asumirá las obligaciones de las sociedades extinguidas.”

145
Artículo 49 Juan Pablo Fábrega Polleri

Destacamos sin embargo que, en la práctica, estas normas no son


observadas con regularidad. Al no haber en Panamá una superintendencia de
sociedades que supervise o regule a los entes legales y fiscalice el cumplimiento de
los preceptos legales que les son aplicables, las consecuencias de su
inobservancia tendrán que ser reclamadas por la parte afectada. Adelantamos que
no encontramos precedentes judiciales sobre la aplicación de estas disposiciones
legales.

La Ley 24 no contemplaba la fusión de las SRL.

146
Ley Panameña sobre Sociedades de Responsabilidad
Limitada - Comentada por Articulo Artículo 50

CAMBIO DE JURISDICCIÓN O REDOMICILIACIÓN

Artículo 50. Una sociedad de responsabilidad limitada extranjera podrá


continuar bajo la jurisdicción de la República de Panamá, cumpliendo con las
formalidades de constitución establecidas en esta Ley. Igualmente, una
sociedad de responsabilidad limitada existente en Panamá podrá continuar
operando en otro país, cumpliendo con las formalidades establecidas en este.

Este artículo admite el cambio de jurisdicción, también conocido en


legislaciones foráneas como “re-domiciliación”, tanto de SRL extranjeras hacia
Panamá, como de panameñas hacia otra jurisdicción. Ambas expresiones se
emplean en nuestro medio como sinónimas, aun cuando entrañan conceptos
jurídicos distintos. Como se explicó al analizar el numeral 2 del artículo 5 de la Ley,
el domicilio es el sitio donde la sociedad tiene su sede social; el país desde donde
el ente legal ejerce su administración o tiene sus oficinas principales. Ello, conforme
a nuestra legislación, no determina la nacionalidad de la sociedad; de ahí que el
cambio de domicilio (“re-domiciliación”) no sea más que el traslado de la sede social
de un país a otro; la mudanza de las oficinas de la sociedad, sin perder su
nacionalidad o jurisdicción de constitución.
El cambio de jurisdicción, al tenor de la presente disposición, comprende
por el contrario el traslado de la personería jurídica de la sociedad a la nueva
jurisdicción con la consiguiente renuncia a la jurisdicción originaria y adopción de la
otra como propia, que sí implica el cambio del país que regulará su régimen jurídico
y el sometimiento a una nueva legislación de constitución por adopción.
Para el cambio de jurisdicción de una SRL extranjera a Panamá, la norma
requiere que se cumpla “con las formalidades de constitución establecidas en esta
Ley.” Ello, sin embargo, carece de precisión, por cuanto la constitución de una SRL
es acordada por los suscriptores del pacto social, mientras que el cambio de
jurisdicción lo aprobará el órgano societario respectivo conforme a su documento
constitutivo y la legislación de su jurisdicción de origen. Entendemos que cuando el
artículo 50 demanda que se cumplan con las formalidades de constitución
establecidas en la Ley está aludiendo a que la resolución que aprueba el cambio de
jurisdicción de la SRL extranjera, o una certificación de la misma, junto con su pacto
social, tendrán que ser elevados a escritura pública en Panamá, que será inscrita
en el Registro Público. El pacto social de la SRL extranjera tendrá que adecuarse a
los preceptos del artículo 5 de la Ley en caso de que le haga falta alguno de los
elementos señalados en dicha disposición legal.
Para el cambio de jurisdicción de una SRL panameña habrá que respetar
los trámites y formalidades exigidos por la legislación del país donde la sociedad se
vaya a establecer.
No obstante los señalamientos del artículo 50, la Ley no desarrolla los
trámites que se deben seguir para perfeccionar el cambio de jurisdicción de una

147
Artículo 51 Juan Pablo Fábrega Polleri

SRL extranjera hacia Panamá; de ahí que deberán observarse las normas
contempladas en el Código de Comercio para las sociedades mercantiles en
general. Conforme a su artículo 11-B, “una sociedad válidamente constituida bajo
una ley extranjera podrá optar por acogerse a las leyes de la República de Panamá
y continuar su existencia al amparo de las mismas, como sociedad panameña, no
obstante lo dispuesto en su legislación de origen, mediante la presentación al
Registro Público para su inscripción de los siguientes documentos: 1) Constancia
de estar constituida y vigente con arreglo a las leyes del país o jurisdicción
correspondiente, expedida por autoridad competente en dicho país o jurisdicción o,
en su defecto, mediante certificación notarial. 2) Certificación o copia certificada del
acuerdo o resolución del órgano competente donde conste la autorización de hacer
continuar la existencia de la sociedad con arreglo a las leyes de la República de
Panamá. 3) Escritura de constitución o pacto social suscrito de acuerdo con los
requisitos prescritos por las leyes correspondientes de la República de Panamá con
indicación de que subroga el documento de constitución o formación de la sociedad
anónima extranjera. La documentación expedida en países o jurisdicciones
extranjeras deberá ser apostillada o autenticada por un Cónsul de la República de
Panamá o, en su defecto, por el de una nación amiga en el país o jurisdicción de
donde proceda la documentación.”

El efecto del cambio de jurisdicción de una sociedad extranjera a Panamá


está señalado en el artículo 11-C del Código de Comercio, según el cual “una vez
inscritos los documentos correspondientes en el Registro Público, la continuación
de la sociedad al amparo de las leyes de la República de Panamá sufrirá efectos
entre las partes y respecto de terceros a partir de la fecha de la constitución inicial
de la sociedad en el país o jurisdicción de origen. La sociedad continuará con todos
sus bienes, derechos, privilegios, facultades y franquicias, como dueña y poseedora
de los mismos, sujeta a las restricciones, obligaciones y deberes que correspondían
a la sociedad en su país o jurisdicción de origen, entendiéndose que los derechos
de los acreedores de la sociedad y los gravámenes sobre los bienes de la misma
no serán perjudicados por la continuación de ella bajo las leyes de la República de
Panamá.” Ante la falta de regulación, esta disposición aplicará de manera supletoria
a las SRL extranjeras que adopten a Panamá como nueva jurisdicción.
Para el perfeccionamiento del cambio de jurisdicción de una SRL
panameña también aplicará por analogía el artículo 11-E del Código de Comercio,
en virtud del cual “una sociedad constituida de acuerdo con la ley panameña podrá,
según se establezca en la escritura de sociedad o sus reformas, continuar bajo el
amparo de las leyes de otro país o jurisdicción siempre y cuando las leyes de ese
país o jurisdicción así lo permitan y que la sociedad esté al día en sus obligaciones
tributarias en la República de Panamá. Para tales efectos, la sociedad deberá
presentar certificación o copia certificada de la decisión o acuerdo correspondiente,
así como certificado de haber quedado debidamente inscrita en la jurisdicción a que
se transfiera, en documento público, para su inscripción en el Registro Público por
medio de abogado en la República de Panamá. Una vez practicada la inscripción, la
sociedad continuará con todos sus bienes, derechos, privilegios, facultades y

148
Ley Panameña sobre Sociedades de Responsabilidad
Limitada - Comentada por Articulo Artículo 50

franquicias como dueña y poseedora de los mismos, sujeta a las restricciones,


obligaciones y deberes que correspondían a la sociedad, entendiéndose que los
derechos de los acreedores de la sociedad y los gravámenes sobre los bienes de la
misma no serán perjudicados por la continuación de ella en el país extranjero. La no
inscripción de la sociedad en el otro país, debidamente comprobada, no menoscaba
los efectos de su inscripción en la jurisdicción de origen.”

La Ley 24 no contemplaba el cambio de jurisdicción de la SRL


Finalmente, aunque no es materia del artículo 50, destacamos en su
análisis, por afinidad, lo relativo al establecimiento en Panamá de sucursales de
SRL extranjeras, ya que la Ley no contempla este importante aspecto societario,
como tampoco lo hizo la Ley 24.
El artículo 60 del Código de Comercio señala que “las sociedades
comerciales extranjeras que quieran establecerse o crear sucursales en la
República presentarán al Registro para su inscripción, además del testimonio de la
protocolización de sus estatutos, contratos y demás documentos referentes a su
constitución, el último balance de sus operaciones y un certificado de estar
constituidas y autorizadas con arreglo a las leyes del país respectivo”. Estos
documentos deberán estar legalizados por el Consulado de Panamá o por Apostilla
y tendrán que ser protocolizados ante notario público panameño. La escritura
pública que extienda el notario tendrá que ser inscrita en el Registro Público, con lo
cual quedará habilitada la agencia o sucursal de la SRL, sin perjuicio de que
también tendrá que cumplirse con los requisitos que establezca la legislación
nacional para el ejercicio del comercio o la explotación de industrias en Panamá,
según la actividad que realice la sucursal o agencia en nuestro país.
Para efectos legales de la jurisdicción panameña, la sucursal es una extensión
de la personería jurídica originaria del ente legal extranjero, por lo que las
relaciones jurídicas de la sucursal en nuestro país obligan y comprometen a la casa
matriz, como si hubieran sido contraídas directamente por ella.

149
Artículo 51 Juan Pablo Fábrega Polleri

Capítulo VI
Disposiciones Finales

EFECTOS DE LA LEY SOBRE LAS SRL EXISTENTES

Artículo 51. A partir de la promulgación de esta Ley, las sociedades de


responsabilidad limitada que hayan sido constituidas con anterioridad,
quedarán sujetas a ella.

Conforme a esta disposición, la entrada en vigencia de la Ley produjo


efectos inmediatos sobre las SRL existentes en ese momento, al señalar el artículo
51 que las mismas “quedarán sujetas a ella.” La norma no requiere la adecuación
de los pactos sociales, por lo que las sociedades continuarán rigiéndose por su
documento constitutivo. No obstante, prevalecerán las disposiciones de la Ley
sobre el pacto social en caso de contradicción.

150
Ley Panameña sobre Sociedades de Responsabilidad
Limitada - Comentada por Artículo Artículo 52

EFECTOS DE LA LEY SOBRE LA LEY 24

Artículo 52. La presente Ley deroga la Ley 24 de 1 de febrero de 1966.

Por tratarse de una derogatoria total, sin salvedades, han quedado sin
efecto, también, las disposiciones de la Ley 24 que regulaban la constitución,
administración y operación de las empresas individuales de responsabilidad
limitada, establecidas en la Sección Segunda de la Ley 24, a partir del artículo 63.
Ello ha producido un vacío legal sobre la regulación de este particular tipo de
organización mercantil, que tendrá que subsanarse con la aplicación supletoria de
las normas generales del Código de Comercio en lo que les puedan ser aplicables.
Esta forma de empresa mercantil, sin embargo, se encuentra en desuso desde
hace muchas décadas, por lo que casi se ha extinguido.

Dados los múltiples vacíos que presenta la nueva legislación, con


fundamento en los artículos 5 y 194 del Código de Comercio, las disposiciones
generales de este cuerpo legal en materia de sociedades mercantiles se aplicarán
de manera supletoria a todo aquello que no regule la Ley, como se ha indicado
cuando ha correspondido. El artículo 5 de dicho cuerpo legal indica que “Si las
cuestiones sobre derechos y obligaciones comerciales no pudieran ser resueltas ni
por el texto de la ley comercial, ni por su espíritu, ni por los casos análogos en ella
previstos, serán decididas con arreglo a los usos del comercio observados
generalmente en cada plaza y, a falta de éstos, se estará a lo que establezca el
derecho civil.” En términos similares, el artículo 194 dispone que “En cuanto no esté
dispuesto en el presente Código en materia de contratación mercantil, deberá
estarse a los usos del comercio generalmente observados en cada plaza, y a falta
de éstos a las prescripciones del derecho común relativas a las obligaciones y
contratos en general.”

151
Artículo 53 Juan Pablo Fábrega Polleri

EFECTOS DE LA LEY EN EL TIEMPO

Artículo 53. Esta Ley comenzará a regir desde su promulgación.

La promulgación de una ley consiste en su sanción por el Órgano Ejecutivo


y su publicación en la Gaceta Oficial. La Ley fue publicada en la Gaceta Oficial No.
26202-A, de 15 de enero de 2009; en virtud del artículo 53, a partir de esa fecha
entró a regir la Ley.

152
Ley Panameña sobre Sociedades de Responsabilidad
Limitada - Comentada por Artículo

BIBLIOGRAFÍA

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- Código Civil de la República de Panamá, actualizado en enero de 2009;


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2009; Editorial Mizrachi & Pujol, S.A.

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Panameñas, Comentada por Artículo; Editorial Fábrega, Molino y Mulino;
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Responsabilidad Limitada.

- Ley Española No. 21 de 23 de marzo de 1995, de Sociedades de


Responsabilidad Limitada en España.

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- Ley panameña No. 24 de 1 de febrero de 1966 sobre Sociedades


Panameñas de Responsabilidad Limitada.

153
Artículo 53 Juan Pablo Fábrega Polleri

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