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¿Debemos los cristianos

guardar el sábado?

Superluna1

La semana de siete días se debe a las fases de la luna.


Los babilonios celebraban cada séptimo día como un
día sagrado contando desde la luna nueva, los judíos
porque Dios creó en seis días cielos y tierra, y
descansó en el séptimo.

1
Imagen: Supermoon Nov-14-2016-minneapolis.jpg de Wikimedia Commons
Título: ¿Debemos los cristianos guardar el sábado?
Colección: El segundo testimonio.
Libro: primero.
Autor-editor: José Manuel Batalla Bautista.
Copyright © 2020, Galicia, España.
Fecha de publicación: 11-03-2020
Revisión: 29-11-2023
Contacto: josemanuel.batalla.gal@gmail.com

Derechos reservados
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© La Biblia de las Américas


Para las citas bíblicas he recurrido preferentemente a La
Biblia de las Américas, por lo que indicaré de cuál Biblia se
trata cuando emplee otra diferente.

De las citas
Todos los resaltados y subrayados de las citas de este libro son
del autor, y no originales de las referencias traídas.

Abreviaturas
a.C. Antes de Cristo Ibíd. En el mismo lugar
d.C. Después de Cristo Lit. Literal
RV Biblia Reina Valera Op. cit. Obra citada anteriormente
cf. Comparar con
gr. Griego
I.e. Es decir

2
Índice
1. Sabatismo............................................................................................... 5
Rito...................................................................................................................... 5
Sabatismo.......................................................................................................... 7
2. Diez palabras de Pablo.....................................................................13
1. Que nadie os juzgue en cuanto a día de reposo..........................14
2. Libres de la ley......................................................................................... 14
3. Cristo es el objetivo de la ley..............................................................15
4. El resumen de la ley...............................................................................16
5. Uno juzga que un día es superior a otro........................................17
6. Ya no estamos bajo ayo.........................................................................17
7. Jesucristo nacido bajo la ley...............................................................18
8. La ley de Cristo........................................................................................ 19
9. Aboliendo la ley de los mandamientos..........................................19
10. Un pacto mejor......................................................................................20
3. Los diez mandamientos...................................................................22
Deuteronomio 5........................................................................................... 25
Te saqué de la tierra de Egipto...............................................................28
No tendrás otros dioses............................................................................29
El sábado del séptimo día........................................................................30
Últimas palabras para comenzar a andar..........................................31
Y no añadió más........................................................................................... 32
Dios Padre abolió el sábado....................................................................34
4. Jesucristo y la ley............................................................................... 37
La ley no es el decálogo.............................................................................37
Jesucristo, eslabón entre dos pactos....................................................38
El sábado y la redondez de la tierra.....................................................41
Otra vez Él dice ‘vuestra ley’...................................................................45
5. Sí, ¡Jesús guardó el sábado!............................................................47
Mi Padre trabaja, y yo también trabajo...............................................48
El bautismo de Juan.................................................................................... 53
6. Un nuevo pacto................................................................................... 60
Dos montes, dos pueblos y dos leyes...................................................60
No he venido a abolir, sino a cumplir...................................................66
No he venido para destruir, sino para cumplir................................68
Si vuestra justicia no supera la de los fariseos................................69

3
Índice

Mateo 5:17-18 interpretado correctamente....................................75


Sobre el entrar en el reino de los cielos.............................................78
¿Somos como los fariseos?......................................................................79
Jesús es LEY para nosotros......................................................................80
7. De lo antiguo a lo nuevo..................................................................83
Esto también es historia...........................................................................84
Dios deroga la ley de Moisés...................................................................85
Transitando de lo antiguo a lo nuevo..................................................87
Cornelio y su familia (basado en Hechos 10-11)............................89
En casa de un incircunciso.......................................................................91
Algunas reflexiones.................................................................................... 93
Y al oír esto se callaron.............................................................................96
Cero apología................................................................................................ 98
8. Alegato final...................................................................................... 100
Observaciones previas............................................................................100
Alegato final................................................................................................ 102
El próximo capítulo..................................................................................108
9. El domingo........................................................................................ 110
Introducción............................................................................................... 110
Pocos versículos y tergiversados a conveniencia.........................113
Un absurdo.................................................................................................. 117
En el día del Señor.................................................................................... 121
El domingo: testimonios muy antiguos...........................................124
Constantino I el grande..........................................................................128
Poco después de Constantino..............................................................133
Conclusión................................................................................................... 134
10. ¿De regreso al sábado? Nuevos judaizantes.........................136
El falso sábado de Ellen Gould de White.........................................137

4
1. Sabatismo

Una iglesia sabatista

Rito
Encuentro la siguiente definición de la palabra rito:

1. Conjunto de prácticas establecidas que regulan en cada


religión el culto y las ceremonias religiosas.
2. Costumbre o acto que se repite siempre de forma
invariable.2

U n ritual principal de la religión judía era el continuo de


sacrificios de tarde y mañana. En la actualidad, a
ningún cristiano se le ocurriría practicar dicho ritual
porque entiende que quedó abolido por el Cordero de Dios
que quita el pecado del mundo, por el sacrificio antitípico del
ritual judío de sacrificios, Jesucristo. Con el rito judío del
2
Diccionario OxfordLanguages

5
1. Sabatismo

sábado ocurrió exactamente lo mismo y, sin embargo, una


minoría cristiana no lo comprende de este modo.

Guardar reposo entre las puestas de sol de viernes y sábado


no deja de ser una costumbre que se repite de forma
invariable, una práctica motivada por la religión; y como todo
rito, pasó a ser antiguo cuando alcanzó el tiempo al que
apuntaba. Ese tiempo fue el de Jesucristo, el mismo a quien
señalaba el ritual de sacrificios. Porque si el cordero
simbolizaba a Jesús, el sábado igualmente al reposo de Cristo
en el que se adentró toda aquella bienaventurada generación.
Y como es imposible que la figura o sombra supere a la
realidad prefigurada, así el reposo judío del decálogo fue
sobrepasado por el reposo espiritual de Jesucristo, siendo por
tanto el reposo de Cristo superior en todos los sentidos al
judío del séptimo día, como más excelente lo fue el sábado
prístino de la creación al del cuarto mandamiento del
decálogo, precepto básico del conjunto de ritos judíos , todos
abolidos por causa de Cristo. El reposo prístino de la creación
es, pues, el de los ángeles, el de profetas y apóstoles y el del
propio Hijo, reposo en el que pronto nos adentraremos todos
los escogidos para nunca salir de él. Es el reposo en el que ya
se encuentran los que pertenecen a “la primera resurrección”.3

En este libro trataré de rebatir la mayoría de los argumentos


aportados por los cristianos que observan el sábado.
Sostienen que debemos guardar aún hoy el séptimo día por
ser el cuarto mandamiento de la ley de Dios, reforzando esta
aseveración con muchas otras razones como que en el libro
del Génesis el séptimo día es bendecido y santificado por Dios
en la creación. El evangelio dice que nuestro Señor Jesucristo
guardó el sábado, por lo que los sabatistas concluyen que
debemos seguir su ejemplo como así hicieron, según ellos, los
3
Apocalipsis 20:5,6

6
1. Sabatismo

apóstoles. También que fue el emperador romano Constantino


I el Grande quien en el siglo IV abolió el mandamiento de Dios
para sustituirlo por el domingo, el día pagano del sol, y que
bajo este engaño se encuentra la mayoría de iglesias
cristianas. Siendo así, y según este modo de pensar, son ellos,
los observadores del sábado, los que se encuentran en la
verdad al convertir esta práctica en una prueba de
discipulado. En este libro compruebo que estos argumentos
no se sostienen tras ser analizados y verificados desde los
puntos de vista legal, hermenéutico e histórico, y que las
iglesias cristianas que descansan en domingo no quebrantan
al hacer esto ninguna ley, ni se les puede por tanto juzgar por
ello. Como se suele decir, lo interesante no es tan solo llegar al
final del camino, al destino que nos habíamos propuesto, sino
también disfrutar del trayecto. Puede que usted, como yo, ya
lo tuviera claro; pero como en la elaboración de esta obra he
aprendido aun más sobre esta cuestión, pienso que puede
resultar de interés, tanto para los que no consideran el sábado
en vigor como, por supuesto, para los que sí.

Sabatismo
El sabatismo forma parte del cristianismo al haber sido su
fundador, Jesucristo, judío, y los judíos guardan el sábado del
séptimo día. Nadie sensato dudaría de la realidad del
sabatismo en el seno del cristianismo prístino. Tampoco de
que a lo largo de la historia han existido grupos sabatistas en
el seno del cristianismo, así como después de la Reforma. Pero
esta no es la discusión. Lo que aquí se discute es sobre la
obligatoriedad de la norma, porque si resultase ser voluntaria
u opcional y no un mandamiento vigente de Dios quedaría,
pues, relegada a una mera costumbre u opción individual tal
como hacerse vegetariano.

7
1. Sabatismo

E n esta primera parte abordaré la cuestión del


sábado desde un punto de vista legal.

Confesiones sabatistas modernas son, por ejemplo, la Iglesia


Cristiana Adventista del Séptimo Día (1863), la Iglesia
Cristiana de Dios (Séptimo Día) (1858), ambas descendientes
del movimiento millerita de Estados Unidos, y la Iglesia
Cristiana Bautista del Séptimo Día surgida en Inglaterra a
finales del siglo XVII, por consiguiente al menos siglo y medio
más antigua que las anteriores. Sostienen que el sábado es el
verdadero día de reposo basándose en el mandamiento divino
registrado en Éxodo 20:8-11 que dice:

«Acuérdate del día de reposo para santificarlo. Seis días


trabajarás y harás toda tu obra, mas el séptimo día es día de
reposo para el Señor tu Dios; no harás en él obra alguna, tú, ni
tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu sierva, ni tu ganado, ni el
extranjero que está contigo. Porque en seis días hizo el Señor
los cielos y la tierra, el mar y todo lo que en ellos hay, y reposó
en el séptimo día; por tanto, el Señor bendijo el día de reposo y
lo santificó.» Éxodo 20:8-11

Los que se adhieren a esta creencia la fortalecen con muchos


otros argumentos entre los cuales que Jesús y los discípulos
guardaron el sábado, y que el culto al domingo fue instaurado
por el emperador romano Constantino en su famoso edicto
del 321 d.C., edicto que a la sombra del mandamiento divino
convertiría esta discusión en incuestionable para los
defensores del sábado, al menos en apariencia. Los sabatistas
han descubierto que millones de cristianos están engañados:
¡siguen a la bestia romana!, y que finalmente se perderán por
ello. Muchos no entienden que Jesús salva a personas, no a
Iglesias.

8
1. Sabatismo

Los actuales campeones del sábado son, sin lugar a dudas, los
adventistas del séptimo día. La Iglesia Cristiana Adventista del
Séptimo Día se constituyó formalmente en Asamblea General
de mayo de 1863. Aunque entre los adventistas posmiller
hubieron bautistas del séptimo día, no fue sino hasta que la
fundadora y para ellos profeta, Ellen Gould de White,4 recibió
en visión celestial revelación sobre la vigencia y santidad del
sábado del cuarto mandamiento, que su adventismo se
convirtió en del “séptimo día”. Ellos eran muy pocos ¡pero
escogidos! Se llaman a sí mismos ¡el remanente!, ¡manada
pequeña! y, al mismo tiempo, portadores de la verdad
presente por poseer los escritos inspirados de la hermana
EGW. ¿Qué sabrán los teólogos de las demás Iglesias
evangélicas y protestantes que se reúnen varios días a la
semana, incluidos los domingos, día al que llaman “del Señor”.
Todos ellos, pastores igual de sinceros y estudiosos de la
Biblia que los adventistas, están equivocados, engañados
sobre la cuestión del sábado. Los adventistas del 7º día y
demás grupos sabatistas están en lo cierto porque los diez
mandamientos fueron dados por Dios y grabados en piedra
con su propio dedo. Al adorar los cristianos en el día pagano
romano del sol, el domingo, están siguiendo a la iglesia caída
de Roma. Millones de hermanos son, pues, mirados con recelo
desde esta minoría más instruida.

En los escritos de EGW, para el adventismo del séptimo día 5 la


última profeta del tiempo del fin, se prepara a sus seguidores
para la llegada de un decreto dominical universal de
cumplimiento obligado so pena de muerte, será “la gran
tribulación” de la que habló Jesús6 a la que sucederá, según

4
Elena Gould de White, abreviado EGW.
5
Adventismo del séptimo día o adventistas del séptimo día, abreviado ASD.
6
Mateo 24:21

9
1. Sabatismo

esta doctrina, la Segunda Venida.7 La minoría cristiana


observadora del sábado se convertirá, según esta predicción,
en objeto de execración universal, pero resultará protegida
por Dios durante aquellos momentos difíciles. Lo que ocurre
es que con el paso de más de ciento cincuenta años, y
fracasando la visión escatológica de ellos, todo va quedando
en evidencia. El adventismo histórico recalcitrante no se
rinde, se han atrincherado en su verdad y no hay quien los
saque de ella. El ASD, además, ha montado toda una doctrina
del santuario alrededor del sábado, publican decenas y
decenas de argumentos en presentaciones brillantes y
atractivas y siguen engañando a cientos de personas en el
mundo entero. Son unos pocos millones, actualmente dicen
sobrepasar los veintiún millones de fieles, pero no importa
que comparativamente sean tan pocos, pues Jesús dijo que el
camino de la salvación es angosto. Y así es, el sabatismo es
mayormente protestante.

Imaginemos un camino que sube hasta el cielo por el que


transitan todos los cristianos protestantes del mundo entero,
unos ochocientos millones (excluyo de la parábola a católicos
que representan un 50% del cristianismo mundial, y a
ortodoxos, 36-37%). Ochocientos millones de personas
subiendo al cielo, como un 10% de la población mundial,
ciertamente la salvación es un camino estrecho. Pero en el
sendero ya de por sí angosto, se ha tenido que delimitar un
carril en su extremo derecho para los sabatistas. Y por ahí
ascienden, caminando por su carril, apartados de los demás;
creen que solo ellos se salvan. Para ellos su carril es el camino
estrecho que conduce a la salvación, los que caminan a su
izquierda son catalogados como los perdidos observadores
del domingo de Roma, sin percatarse de que el sendero entero
7
Ellen Gould de White, El Conflicto de los Siglos, Capítulo 40: El tiempo de
angustia.

10
1. Sabatismo

es en verdad bastante estrecho. Así que los hermanos


protestantes que los acompañan les miran con cierta tristeza,
apenándose por su insistencia en ir por un sendero separado.
No les importa demasiado que guarden el sábado, incluso ven
en ello algunos aspectos positivos, pero les entristece ser
juzgados por los sabatistas que creen estar guardando de este
modo “los mandamientos de Jesucristo”, y es que son muy
tenaces. Lo curioso es que cuando llegan al cielo, se
sorprenden en una expansión tal que la vista no puede ni
abarcar y en cuyo centro destaca, elevado, el trono de Dios y
del Cordero, y todo alrededor un incontable número de
personas que se han ido añadiendo por mucho tiempo a
través del mismo camino por el que ahora subían los
protestantes. Y allí les resultó imposible distinguirse por la
cuestión del sábado, no pudieron juzgar a ninguna
denominación cristiana por este asunto. Entendieron, al fin,
que el séptimo día no era relevante en absoluto para los
discípulos del Maestro.

Es tan solo una parábola, y ya he dicho que Dios salva a


personas, no a Iglesias. Pero que no se me mal interprete, no
estoy diciendo que la búsqueda de la verdad no sea
importante que sí lo es. Tampoco es mi intención que los
sabatistas dejen de apartar las horas del sábado con el fin de
buscar más plenamente a Dios y de adorarle disfrutando de la
fraternidad de sus hermanos, evitando en ellas los quehaceres
más rutinarios que dejan para el resto de la semana. Entiendo
que en la libertad que tenemos en la fe en Cristo Jesús pueden
hacerlo, como también el propio apóstol Pablo, en su libertad,
volvió a Jerusalén y se rapó la cabeza cumpliendo con ritos
judíos a los cuales no estaba obligado como cristiano. 8

8
Hechos 18:18; 20:23; 21:24

11
1. Sabatismo

M i intención en este estudio es que los


sabatistas comprendan que al guardar el
sábado no están cumpliendo ningún mandamiento
de Jesucristo y, por lo tanto, no pueden juzgar a los
demás por no hacer lo mismo que ellos. En esto no
son, en absoluto, un ejemplo a seguir, ni es el
sábado prueba de verdadero discipulado.

Sé que es difícil hacer ver la verdad de esta cuestión a un


sabatista. Lo intentaré igualmente porque entiendo que es
bueno para ellos, así que me animo a sumar este trabajo a los
muchos testimonios análogos. Y es que el sabatismo y los
falsos profetas o profetisas imposibilitan que la visión sea
vista correctamente ya que estas falsas doctrinas la
contaminan, y que la visión profética no sea comprendida
debidamente dificulta su propio cumplimiento, pero de
ningún modo lo impide. Vivimos en días difíciles y muy
cercanos a la Segunda Venida de Jesús, aunque resta todavía
un poquito de tiempo.

12
2. Diez palabras de Pablo

Cruces. Imagen de just4today en Pixabay

Q uisiera oponer a los diez mandamientos dados por Dios


en el Sinaí, otras diez citas totalmente contundentes del
apóstol Pablo. Sé que los sabatistas tienen tan
interiorizado su sábado, que frente a los diez mandamientos
dados por Dios en medio de fuerte sonido de trompeta, de
truenos y relámpagos y de una densa nube de humo sobre el
monte9, no se amilanarán en absoluto por las palabras del
humilde apóstol que padeció cárceles, torturas y varazos,
privaciones y persecuciones,10 finalmente el martirio. Aunque
estas citas incomoden de algún modo, siempre serán
relativizadas. Creerán que en ningún caso Pablo se refirió a los
diez mandamientos y, en consecuencia, al sábado. A pesar de
ello presentaré las siguientes diez citas importantes del
apóstol de los gentiles con la estrategia de dar al sabatista una
primera sacudida.
9
Éxodo 19:16
10
2ª Corintios 11:23-33

13
2. Diez palabras de Pablo

1. Que nadie os juzgue en cuanto a día de


reposo
«Y cuando estabais muertos en vuestros delitos y en la
incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con Él,
habiéndonos perdonado todos los delitos, habiendo cancelado
el documento de deuda que consistía en decretos contra
nosotros y que nos era adverso, y lo ha quitado de en medio,
clavándolo en la cruz. Y habiendo despojado a los poderes y
autoridades, hizo de ellos un espectáculo público, triunfando
sobre ellos por medio de Él [O, ella; i.e., la cruz]. Por tanto, que
nadie se constituya en vuestro juez [Lit., nadie os juzgue] con
respecto a comida o bebida, o en cuanto a día de fiesta, o
luna nueva, o día de reposo; cosas que sólo son sombra
de lo que ha de venir, pero el cuerpo pertenece a Cristo.»
Colosenses 2:13-17

Una amiga que guarda el sábado me ha escrito recientemente


diciendo que le gustaría que yo también observase el sábado
del mandamiento del Señor, “que está escrito muy clarito”
reseñó. También me recordó a modo de martillazo o zasca,
que “el que dice que me ama pero no guarda mis
mandamientos, el tal es mentiroso.”11 Creo que desoiré su
consejo, porque como cristiano digo como Pablo “que nadie os
juzgue por día de reposo alguno”. Pablo dice que Dios hizo con
los documentos escritos un espectáculo, y el espectáculo fue la
cruz de Cristo.

2. Libres de la ley
«Pero ahora hemos quedado libres de la ley, habiendo muerto a
lo que nos ataba, de modo que sirvamos en la novedad del

11
1ª de Juan 2:4

14
2. Diez palabras de Pablo

Espíritu [O, espíritu] y no en el arcaísmo de la letra.»


Romanos 7:6

Pablo no puede ser más claro, ¡hemos quedado libres de la ley!


Pero un sabatista dirá: ¡pero no de los diez mandamientos!,
haciendo distinción entre estos y el resto de la ley. Pero ¿hacía
Pablo esta excepción? ¿La hacían los judíos? ¿Separaba el
propio Jesús ‘ley ceremonial’ de ‘ley moral’ o diez
mandamientos como en la actualidad enseña y hace cumplir el
adventismo del séptimo día? Veremos que no.

3. Cristo es el objetivo de la ley


«Porque Cristo es el fin [O, la meta, o, el objetivo] de la ley para
justicia a todo aquel que cree.» Romanos 10:4

La declaración de Pablo es tan radical que dice que la ley


apuntaba, en exclusiva, a Cristo. Es otro modo de decir que Él
la ha cumplido por cada uno de nosotros, ya que ninguno de
nosotros la podemos cumplir, ni por mucho que nos
esforcemos: la ley, pues, siempre nos condena. La cruz de
Jesús también es un acto de justicia, porque Él salió del Padre
y su cruz estuvo clavada entre otras dos, y uno se salvó porque
creyó y el otro no. Así pues, todos somos salvos por creer en
Él, con todo lo que ello implica. Abraham creyó al mirar hacia
delante o con fe y perspectiva, nosotros mirando hacia atrás o
retrospectivamente, pero igualmente con fe como Abrahám. Y
el crucificado a su lado que creyó, aunque moribundo, fue de
los bienaventurados que tuvieron la suerte de conocerlo. No
obstante, el sabatista seguirá poniéndonos a cada uno de
nosotros bajo la lupa de los diez mandamientos del Sinaí. Dirá
que estamos obligados a guardar el séptimo día desde el
atardecer del viernes al atardecer del sábado, convirtiendo
esta obediencia en prueba de discipulado. Y no

15
2. Diez palabras de Pablo

conformándose con ello, eleva el sábado a la categoría de


prueba escatológica definitiva del verdadero pueblo de Dios
que será, claro está, el cristiano sabatista. El sábado, pues, es
convertido en ‘sello’ o ‘marca’ de Dios, mientras que la
observancia del domingo en ‘la marca de la bestia’; el domingo
ligado a Roma es visto como algo pagano y demoníaco. Así
discurren los ASD, los sabatistas más conocidos o populares
de hoy en día. Esperan el revivir del papado, por lo que están
muy pendientes de sus movimientos y de la aplicación de un
decreto dominical universal cuyo incumplimiento será
castigado con la muerte. Esta paranoia condiciona su modo de
interpretar la visión profética y les impide ver la
interpretación correcta.

4. El resumen de la ley
«Porque esto: No cometerás adulterio, no matarás, no hurtarás,
no codiciarás, y cualquier otro mandamiento, en estas palabras
se resume: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. El amor no
hace mal al prójimo; por tanto, el amor es el cumplimiento
de la ley.» Romanos 13:9-10

Esta cita es preciosa. Puede que el sabatista piense que el


amor es un principio subyacente a toda la ley y no un
mandamiento. Pienso que es ambas cosas.

«Y Él [Jesús] le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu


corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el
grande y el primer mandamiento. Y el segundo es semejante a
éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos
mandamientos dependen toda la ley y los profetas.» Mateo
22:37-40

Jesús está diciendo que de toda la ley de los judíos, estos dos

16
2. Diez palabras de Pablo

son los mayores mandamientos. En la cena de despedida


pascual dijo algo parecido, pero en un contexto totalmente
diferente, en un acto formal y constituyente:

«Un mandamiento nuevo os doy: que os améis los unos a los


otros; que como yo os he amado, así también os améis los unos
a los otros. En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si
os tenéis amor los unos a los otros.» Juan 13:34-35

Y este sí es un mandamiento de Cristo y, de sí, ¡es nuevo! (y


acabamos de leer Mateo 22:37-40).

5. Uno juzga que un día es superior a otro


«Uno juzga que un día es superior a otro, otro juzga
iguales todos los días. Cada cual esté plenamente convencido
según su propio sentir [Lit., su propia mente].» Romanos 14:5

No parece sentirse el apóstol Pablo muy obligado a guardar un


día de reposo en particular. Es una cita clara como el agua
pura, pero sé que el sabatista pensará que Pablo habla de
‘otros reposos’, no del séptimo día, sino de ‘otros días’, de
‘otras fiestas judías diferentes’. Pero este es un error
hermenéutico grave.

6. Ya no estamos bajo ayo


«De manera que la ley ha venido a ser nuestro ayo [O, tutor]
para conducirnos a Cristo, a fin de que seamos justificados por
la fe. Pero ahora que ha venido la fe, ya no estamos bajo
ayo [O, tutor].» Gálatas 3:24-25

De nuevo la esencia del cristianismo: todos somos pecadores,


todos estamos bajo ’el ayo’ de la ley, pero ¡Cristo ha vencido! y

17
2. Diez palabras de Pablo

somos justificados al creer en Él. Así de sencillo. Pero aunque


Dios nos justifica por la fe en Cristo nos pide, además, que nos
santifiquemos en sus mandamientos, y aquí el sabatista dirá
que la observancia del sábado está alojada en ellos, entre
otros motivos “Porque el Hijo del Hombre es Señor del día de
reposo”,12 y porque ‘nos dio ejemplo’: “Llegó a Nazaret, donde
se había criado, y según su costumbre, entró en la sinagoga el
día de reposo, y se levantó a leer.” 13 Pero todo es fantasioso,
porque ni los mandamientos de Jesús son la ley que Dios dio a
Israel, ni tampoco nos dio Jesús ejemplo a nosotros los
cristianos al guardar Él el sábado. Y es que mientras los
sabatistas no comprendan que los mandamientos del Sinaí no
son los dados a la Iglesia, no dejarán de tergiversar todas estas
importantes, potentes y clarificadoras citas del insigne apóstol
de los gentiles, Pablo. Pero vayamos poco a poco, paso a paso;
no hay prisa y la verdad es diáfana como un día soleado.

7. Jesucristo nacido bajo la ley


«Pero cuando vino la plenitud [O, el cumplimiento] del tiempo,
Dios envió a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la ley.»
Gálatas 4:4

Esta cita es muy importante: ¡Cristo nació bajo la ley! ¿Pero


bajo qué ley nació Jesucristo? Pues bajo todos los decretos que
nos eran contrarios de los que nos habló Pablo en su carta a
los Colosenses, la ley de Israel. Y si Jesús no hubiera nacido
“bajo la ley”, no se habría hecho justicia. Esta cita fulmina de
un plumazo el argumento sabatista de que Jesús ‘nos dio
ejemplo’ al guardar el sábado. Lo explicaré después.

12
Mateo 12:8
13
Lucas 4:16

18
2. Diez palabras de Pablo

8. La ley de Cristo
«Llevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de
Cristo.» Gálatas 6:2

¿Pero hay una ley de Cristo? ¿Y cuándo fue dada? ¿Y por qué?
¿Pero no son la ley de Cristo los diez mandamientos?

Observadores del sábado que juzgáis a los demás por pensar


que siguen a la bestia romana, ¿qué diréis ahora que se habla
de “la ley de Cristo”? Lo sé, lo sé: la ley de Cristo es la misma de
siempre, los diez mandamientos, porque son inmutables y
Cristo no hizo más que darles todo su sentido, ¡si ya lo sé!

9. Aboliendo la ley de los mandamientos


«aboliendo en su carne la enemistad, la ley de los
mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en sí
mismo de los dos un nuevo hombre, estableciendo así la paz.»
Efesios 2:15

¡Maravilloso Pablo! De nuevo resume en una sola cita el


evangelio entero, la redención efectuada por Jesús: ¡Cristo ha
abolido en su carne la ley de los mandamientos!

Y mirad que analogía realiza, dice que con la ley de los


mandamientos y su carne ha creado a un hombre nuevo
estableciendo así la paz, y la paz es reconciliación. Y de
muchos modos Pablo nos enseña que el nuevo hombre es
libre14 y no se sujeta a los antiguos mandamientos escritos
como ordenanzas, sino a la ley del espíritu. Mas aún esto no
valdrá a los sabatistas.

14
Romanos 8:21; 1ª Corintios 8:9; 2ª Corintios 3:17; Gálatas 5:1,13-15

19
2. Diez palabras de Pablo

La siguiente y última cita del erudito apóstol Pablo no deja


lugar a dudas, salvo en aquellos que se empeñan en subir al
cielo por ese carril derecho del camino de la parábola. Pablo
nos habla de dos pactos, ¡casi nada!

10. Un pacto mejor


«Pero ahora Él ha obtenido un ministerio tanto mejor, por
cuanto es también el mediador de un mejor pacto, establecido
sobre mejores promesas. Pues si aquel primer pacto hubiera
sido sin defecto, no se hubiera buscado lugar para el segundo.
Porque reprochándolos, Él dice: Mirad que vienen días, dice el
Señor, en que estableceré un nuevo pacto con la casa de Israel
y con la casa de Judá; no como el pacto que hice con sus
padres el día que los tome de la mano para sacarlos de la tierra
de Egipto; porque no permanecieron en mi pacto, y yo me
desentendí de ellos, dice el Señor. Porque este es el pacto que
yo haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice el
Señor: Pondré mis leyes en la mente de ellos, y las escribiré
sobre sus corazones. Y yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo.
Y ninguno de ellos enseñará a su conciudadano [O, prójimo] ni
ninguno a su hermano, diciendo: Conoce al Señor, porque
todos me conocerán, desde el menor hasta el mayor de ellos.
Pues tendré misericordia de sus iniquidades, y nunca mas me
acordare de sus pecados.15 Cuando Él dijo: Un nuevo pacto,
hizo anticuado al primero; y lo que se hace anticuado y
envejece, está próximo a desaparecer.» Hebreos 8:6-13

Esto es algo de lo que los sabatistas no suelen hablar, de que


Cristo estableció un pacto nuevo que hizo desaparecer el
anterior. Porque si resultase que en el anterior estuviese
alojado el sábado del séptimo día, pues fin de la discusión:

15
Pablo trae Jeremias 31:31-34

20
2. Diez palabras de Pablo

¡abolido quedaría con el pacto entero! Pero la doctrina


sabatista elevará los diez mandamientos por encima del pacto
Dios-Israel, blindándolos de cualquier derogación posible.
Dicen que lo que Cristo abolió fue solamente el ritual de
sacrificios, veremos si la Biblia respalda tal suposición.

Querido hermano observador del sábado, le invito a que se


haga la siguiente pregunta: ¿qué habrían entendido los
hermanos contemporáneos de Pablo? ¿De qué modo podía ser
interpretado aquel lenguaje natural, claro y sencillo del
apóstol de los gentiles? ¿Piensa de verdad que el sábado judío
quedaba exento de aquel discurso? ¿Sí?

21
3. Los diez mandamientos

Moisés. Imagen de Prawny en Pixabay

L os sabatistas enseñan que los diez mandamientos no


han sido abolidos con la cruz de Cristo, solo la ley ritual
de Israel. Supongamos que así haya ocurrido, y tampoco
atendamos el apartar el séptimo día de la semana como un
rito que es, por definición, un acto o costumbre que se repite
de forma invariable. Leamos los diez mandamientos que
encontramos en nuestras Biblias pensando, y como ejercicio,
que son aún para nosotros, y veamos qué sucede. Se
encuentran tanto en Éxodo 20 como en Deuteronomio 5.

En Éxodo 20 la observancia del sábado se justifica “porque en


seis días hizo el Señor los cielos y la tierra, el mar y todo lo que
en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, el Señor
bendijo el día de reposo y lo santificó.”16 Se dice que Dios
16
Éxodo 20:11

22
3. Los diez mandamientos

bendijo y santificó el séptimo día de la creación. Pero fíjense


que en el relato no se encuentra ningún mandamiento, Dios
no ordenó a nadie guardar dicho día de reposo, sino que Él
bendijo y santificó aquel reposo. Mucho después, en el Sinaí,
Dios sí ordenó a Israel que guardase un séptimo día,
diciéndoles además que se acordaran de observarlo en lo
sucesivo. Es decir, que para ellos fuese una ordenanza
perpetua junto con todas las demás que recibieron. Y el
séptimo día por dos motivos: como recuerdo o figura de aquel
lejano sábado prístino de la creación (Éxodo 20), y porque
Dios los sacó de Egipto liberándolos de la esclavitud de Faraón
(Deuteronomio 5); y sobre las diferencias entre el sábado
prístino de la creación y el sábado del mandamiento hablaré
más adelante.

Es falaz y absurdo pensar en la observancia cristiana del


sábado como un distintivo veraz, como una prueba que Dios
nos ha dejado desde la misma creación para distinguir entre
adoradores verdaderos y falsos, como si se tratase de una
marca divina que acreditase al que la posee de encontrarse en
el pueblo genuino que Dios tiene sobre la tierra. Discurrir de
este modo evidencia que en verdad no se conoce a Dios, pues
Él nos juzga por otros parámetros, no por la observancia de
ningún día de reposo; demuestra que no se ha comprendido el
verdadero evangelio de Jesucristo y sus apóstoles, ni tampoco
la visión profética que ha venido del Padre. Hoy el sabatismo
es puro legalismo. Tanto como el de aquellos judíos que en
plena fiesta de Pascua se negaron a entrar al Pretorio romano
para no contaminarse (era día de reposo de la fiesta) al mismo
tiempo que enviaban a la muerte al Hijo de Dios. La
observancia cristiana del sábado judío es, además de legalista,
absurda, por hacer creer los sabatistas que solo ellos veneran
al Dios creador, como si los demás cristianos que se reúnen en
el día de la resurrección de Jesucristo no creyesen en Él,

23
3. Los diez mandamientos

habiendo además tantos millones de evangélicos


creacionistas, muchos de ellos creacionistas fundamentalistas,
tan creacionistas fundamentalistas como los que puedan
hallarse entre las filas sabatistas. Por tanto pensar que la
observancia cristiana del sábado judío es una marca de Dios,
es tan incongruente como que los millones de judíos no
mesiánicos que aún continúan guardando el sábado, y que
también creen en el Dios creador, no necesitasen de más nada,
haciéndose así inútil la cruz de Cristo. Si creer en el Dios
creador y guardar el sábado de la creación es hoy la prueba
del cristiano, entonces la predicación de los apóstoles sobre
Cristo y este crucificado fue en verdad vano, no habría hecho
falta pues hubiese bastado con lo antiguo. Pero aquella
antigua ley fue dada a Israel, no a nosotros los cristianos, a
nosotros nos fue concedida una ley diferente y mejor.

El Deuteronomio fue redactado con posterioridad al libro del


Éxodo para contextualizar convenientemente la entrega del
decálogo, y en él se dice que el sábado fue dado para recordar
a los israelitas que Dios los había librado de la esclavitud de
Egipto.17 Colateralmente esto desmonta lo que también dicen
los sabatistas, que Israel guardó el sábado antes del Sinaí
porque el mandamiento fue dado en la creación, mas se
comprueba que en el relato de la creación Dios no impuso
mandamiento alguno sino que bendijo y apartó aquel sábado
que son cosas bien diferentes. Porque si Israel guardó el
sábado del séptimo día antes del pacto, ¿para qué dar el
sábado en el pacto como un recordatorio de la liberación de
Egipto? ¿No sería porque nunca antes lo habían observado, ni
en Egipto ni en ningún otro lugar, y en Egipto ni siendo libres
ni después esclavos?

17
Deuteronomio 5:21-22

24
3. Los diez mandamientos

Deuteronomio 5
«Entonces llamó Moisés a todo Israel y les dijo: Oye, oh
Israel, los estatutos y ordenanzas que hablo hoy a vuestros
oídos, para que los aprendáis y pongáis por obra. El Señor
nuestro Dios hizo un pacto con nosotros en Horeb.»
Deuteronomio 5:1-2

¿A quién se dirigió Dios? ¿Qué es lo que se dice?: “Oye, oh


ISRAEL”. ¿Y acaso somos nosotros israelitas? La mayoría
cristiana no. Incluso aunque se perteneciese a la nación de
Israel, nada se debería a aquel pacto por haberse creído en
Jesús, la fe en Jesús libera del mismo como bien nos explicó
Pablo, pues el nuevo pacto también es para “la casa de Israel y
de Judá”.18 El sabatista dirá que somos el Israel espiritual, y
que Jesús nos ha sacado del Egipto espiritual, es decir, del
mundo. Pero ocurre que si el Egipto de la Torá (‘el
Pentateuco’) es además un Egipto espiritual, ¿qué viene a ser
entonces el Israel espiritual? ¿No sería necesariamente la
Iglesia? Pero la Iglesia primera fue constituida por el Hijo de
Dios, por Jesucristo, y no se necesita espiritualizar a Israel
para escuchar los mandamientos de Jesús, pues la Iglesia
dispone de la enseñanza de su fundador, de su piedra
principal a través de los apóstoles que fueron de los que
estuvieron todo el tiempo con Él, desde el bautismo de Juan y
hasta el día que de entre ellos fue recibido arriba. 19 Y además
disfrutamos de la comprensión del último apóstol llamado por
Jesucristo, Pablo. Si disponemos, pues, de los mandamientos
de Jesús a través de los apóstoles, ¿por qué recurrir al
subterfugio de decir que los diez mandamientos son para un
Israel espiritual que es la Iglesia? No es necesario. Pero el
sabatista se escurrirá diciendo: Sí, bien. Se dice que es para
18
Hebreos 8:6-13
19
Hechos 1:21-22

25
3. Los diez mandamientos

Israel, pero los diez mandamientos son para toda persona,


moralmente de aplicación universal. Israel fue tan solo un
vehículo de comunicación de la voluntad de Dios para el mundo.
Si usted piensa de este modo le ruego que tenga paciencia y
continúe leyendo en la ley que Dios dio a Israel. Y recuerde
que debemos atenernos a toda la Escritura y no tan solo a una
parte de ella, por muy sagrada y elevada que nos parezca esa
fracción respecto al resto. Continuemos leyendo.

«No hizo el Señor este pacto con nuestros padres, sino con
nosotros, con todos aquellos de nosotros que estamos vivos
aquí hoy.» Deuteronomio 5:3

¡Esta sí que es buena! ¡Resulta que el Señor no hizo aquel


pacto con los padres de aquella generación de israelitas, sino
con ellos y en aquel día! ¿Y qué significa esto y qué
implicaciones resultan? Pues varias e importantes. En primer
lugar, desbarata completamente la idea de que Israel guardase
el séptimo día antes del pacto. ¿Por qué razón? Porque
Abraham no estuvo sujeto a él. ¿Han escuchado bien?
¡Abraham no guardó ningún sábado! Abraham, el padre de
Israel, no estuvo bajo la ley pues solo se le dio la circuncisión,
a él y a toda su descendencia 20 y, sin embargo, caminó con
Dios y se dice de él que “Él [Dios] se lo reconoció por justicia”.21
¿Y qué le fue reconocido por justicia? Pues la fe, pues “Abram
creyó en el Señor”. ¿Y qué fue lo que creyó? Pues que Dios le
daría a su descendencia, que sería numerosa como las
estrellas del cielo (otra promesa), toda aquella tierra, y esto
cuando su esposa Sara aún no había concebido hijo alguno.
Así que Abram creyó al Señor y le fue contado por justicia,
Abram fue un hombre de fe y no estuvo sujeto a ley alguna
salvo a la circuncisión y la obediencia basada en el amor y la
20
Génesis 17:9-14
21
Génesis 15:6

26
3. Los diez mandamientos

confianza en Dios, Abram practicó la religión de la relación:


¡maravilloso! Dios confirmó dicho pacto cuando Abram tenía
noventa y nueve años de edad, y le dio un nombre nuevo:
“Abraham”, que significa “padre de multitud” (“Abram” es
“padre enaltecido”), y también a su esposa Sarai que pasó a
llamarse Sara (“princesa”)22. Y aquí la tercera e importante
implicación de Deuteronomio 5,3:

Q ue el pacto que Dios propuso a la descendencia


de Abraham desplegada por completo en
Horeb fue el cumplimiento de la promesa que le
había sido dado a Abraham siglos atrás. Y nunca
antes ellos tuvieron el sábado, ni tampoco antes
habían sido nunca un Estado-nación sobre la tierra
pues no poseían territorio alguno y necesitaron
cuarenta años para tan solo adentrarse en él.

Entonces con Abraham el pacto fue una promesa que con Dios
en el Sinaí fue convertida o tranformada en una bendita
realidad, por lo que la fe de Abraham dio vida a la promesa y
Dios la hizo después tangible o real.

Y si Dios justificó a Abraham por la fe en el


pacto que iba a venir, y no por guardar sábado
alguno, ¿por qué razón o motivo ustedes los
sabatistas quieren obligarnos a nosotros los
cristianos, un pueblo de fe, a observar el sábado
nacional de Israel, siendo nosotros un pueblo
distinto y estando bajo otro pacto mejor, el de
Jesucristo?

22
Génesis 17:1-22

27
3. Los diez mandamientos

«Lo que digo es esto: La ley, que vino cuatrocientos treinta


años más tarde, no invalida un pacto ratificado anteriormente
por Dios, como para anular la promesa. Porque si la herencia
depende de la ley, ya no depende de una promesa; pero Dios se
la concedió a Abraham por medio de una promesa.» Gálatas
3:17-18

Así que es la fe la que justifica, y Dios tenía un plan para Israel


como nación escogida entre todas las de la tierra, y era traer
de su seno al Salvador del mundo, a Jesucristo quien dijo de
Abraham: “Vuestro padre Abraham se regocijó esperando ver
mi día; y lo vio y se alegró.”23

Y a medida que Jesús crecía, el pacto Dios-Israel


constatado en el Sinaí moría, hasta que
definitivamente expiró con Jesús en la cruz.

Y a partir de entonces, otro fue el pueblo escogido, otra la ley,


y otro el modo de adorar a Dios; y todo lo antiguo quedó en el
sepulcro de Jesucristo, y Jesucristo del sepulcro salió
victorioso; y el que pueda oir, que oiga.

«Pero la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos


adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque
ciertamente a los tales el Padre busca que le adoren. Dios es
espíritu, y los que le adoran deben adorarle en espíritu y en
verdad» Juan 4:23-24

Te saqué de la tierra de Egipto


«Cara a cara habló el Señor con vosotros en el monte de en
medio del fuego, mientras yo estaba en aquella ocasión entre el

23
Juan 8:56

28
3. Los diez mandamientos

Señor y vosotros para declararos la palabra del Señor, porque


temíais a causa del fuego y no subisteis al monte. Y Él dijo: Yo
soy el Señor tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de la
casa de servidumbre.» Deuteronomio 5:4-6

El pueblo de Israel era esclavo y Dios le arrebató la vida al


antiguo dueños de ellos, al faraón, convirtiéndose el
Todopoderoso en su nuevo dueño; esta fue la credencial de
Dios para aquella generación de hebreos. Y como nuevo dueño
entregó nuevas normas morales, rituales, sanitarias, de
organización, etcétera, al pueblo de la incipiente nación. Y en
este contexto legislativo, el decálogo fue la norma suprema
que debía regir a la nación en su relación con su libertador y
nuevo propietario. Fueron normas buenas y mejores que las
que Israel tuvo en Egipto.

No tendrás otros dioses


«No tendrás otros dioses delante de mí. No te harás ningún
ídolo, ni semejanza alguna de lo que está arriba en el cielo, ni
abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No los
adorarás ni los servirás; porque yo, el Señor tu Dios, soy Dios
celoso, que castigo la iniquidad de los padres sobre los hijos, y
sobre la tercera y la cuarta generación de los que me aborrecen,
pero que muestro misericordia a millares, a los que me aman y
guardan mis mandamientos. No tomarás en vano el nombre
del Señor tu Dios, porque el Señor no tendrá por inocente a
quien tome su nombre en vano.» Deuteronomio 5:7-11

Dios no desea relacionarse con un pueblo idólatra. La relación


de Israel con Dios debía ser exclusiva y no se toleraría en el
seno de la nación incipiente adoración alguna a otro dios
distinto del verdadero, porque el Dios que los sacó de Egipto
es el único Dios, no el producto de mano humana alguna, y su

29
3. Los diez mandamientos

nombre debía ser tratado con respeto y santidad. El tono de la


ley es de quien se dirige a un pueblo que está acostumbrado a
obedecer a su dueño o propietario.

El sábado del séptimo día


«Guardarás el día de reposo para santificarlo, como el Señor tu
Dios lo ha mandado. Seis días trabajarás y harás todo tu
trabajo, mas el séptimo día es día de reposo para el Señor tu
Dios; no harás en él ningún trabajo, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni
tu siervo, ni tu sierva, ni tu buey, ni tu asno, ni ninguno de tus
animales, ni el forastero que está contigo, para que tu siervo y
tu sierva también descansen como tú. Y acuérdate que fuiste
esclavo en la tierra de Egipto, y que el Señor tu Dios te sacó de
allí con mano fuerte y brazo extendido; por lo tanto, el Señor
tu Dios te ha ordenado que guardes el día de reposo.»
Deuteronomio 5:12-15

Esta norma es la primera ritual de la ley, ritual porque debía


ser observada cada siete días y un rito es una costumbre que
se repite siempre de forma invariable. El “no matarás” no es
un rito, pero dejar de trabajar cada siete días sí lo es. Se trata
de una costumbre motivada, en este caso, por la religión. Hoy
diríamos que dejar de trabajar un día a la semana es un
derecho laboral. El decálogo es una norma nacional que debía,
por tanto, ser observada por los forasteros que se encontrasen
en el entonces todavía proyecto de Estado nación de Israel,
aunque no perteneciesen a la religión judía. El descanso
semanal tendría que ser respetado por todos, también por las
pertenencias de los israelitas, estos son siervos y animales, y
por los forasteros que se encontrasen entre ellos, por tanto los
egipcios que los acompañaron también fueron favorecidos con
el día de descanso. Los siervos no trabajarían durante las
horas apartadas, ni tampoco los animales. Se recuerda que

30
3. Los diez mandamientos

Israel fue esclavo, por lo que no había de ser esclavista con sus
propios siervos que tendrían, igual que ellos, derecho a
disfrutar del día de reposo semanal.

Últimas palabras para comenzar a andar


«Honra a tu padre y a tu madre, como el Señor tu Dios te ha
mandado, para que tus días sean prolongados y te vaya bien en
la tierra que el Señor tu Dios te da.
No matarás.
No cometerás adulterio.
No hurtarás.
No darás falso testimonio contra tu prójimo.
No codiciarás la mujer de tu prójimo, y no desearás la casa de
tu prójimo, ni su campo, ni su siervo, ni su sierva, ni su buey, ni
su asno, ni nada que sea de tu prójimo.»
Deuteronomio 5:16-21

El decálogo estaba llamado a ser La Constitución o normal


legal suprema del Estado nación de Israel, una nación
escogida por Dios de entre todas las habidas sobre la tierra. El
Estado nación de Israel estaría vinculado al único y verdadero
Dios entretanto el pacto estuviese vigente. Es lo que Moisés
quiso decir cuando escribió: “No hizo el Señor este pacto con
nuestros padres, sino con nosotros, con todos aquellos de
nosotros que estamos vivos aquí hoy”.24 El hecho de que Dios
estableciese una nación santa o apartada como había
prometido a Abraham, es en sí mismo un acontecimiento
extraordinario, único, digno de ser investigado con seriedad
por los historiadores. El modo empleado por el nuevo dueño
de Israel en su liberación de Egipto, con poder, debió ser

24
Deuteronomio 5:3

31
3. Los diez mandamientos

entonces un testimonio imposible de esconder o de encubrir,


ahora resulta tapado por el escepticismo. ¿Pero para qué
desarrollar la ley que ordenará al nuevo Estado, si la nación
hebrea no acepta primero las condiciones de Dios? Todavía no
habían respondido a Dios y se encontraban frente a Él en el
desierto, en la península del Sinaí. Así que del mismo modo
que Dios los sacó con poder de Egipto, los hubiera podido
igualmente restablecer allí, o incluso dejarles a su suerte en la
tierra de la promesa, en su libertad, en el caso de que ellos
rehusasen las condiciones del pacto del nuevo dueño
propuesto. De ahí las siguientes palabras de Moisés, las
últimas del quinto capítulo del Deuteronomio.

Y no añadió más
«Estas palabras el Señor habló a toda vuestra asamblea en el
monte, de en medio del fuego, de la nube y de las densas
tinieblas con una gran voz, y no añadió más. Y las escribió
en dos tablas de piedra y me las dio. Y aconteció que
cuando oísteis la voz de en medio de las tinieblas, mientras el
monte ardía con fuego, os acercasteis a mí, todos los jefes de
vuestras tribus y vuestros ancianos, y dijisteis: He aquí, el Señor
nuestro Dios nos ha mostrado su gloria y su grandeza, y hemos
oído su voz de en medio del fuego; hoy hemos visto que Dios
habla con el hombre, y éste aún vive. Ahora pues, ¿por qué
hemos de morir? Porque este gran fuego nos consumirá; si
seguimos oyendo la voz del Señor nuestro Dios, entonces
moriremos. Porque, ¿qué hombre hay que haya oído la voz del
Dios vivo hablando de en medio del fuego, como nosotros, y
haya sobrevivido? Acércate tú, y oye lo que el Señor nuestro
Dios dice; entonces dinos todo lo que el Señor nuestro
Dios te diga, y lo escucharemos y lo haremos. Y el Señor
oyó la voz de vuestras palabras cuando me hablasteis y el Señor
me dijo: He oído la voz de las palabras de este pueblo, que

32
3. Los diez mandamientos

ellos te han hablado. Han hecho bien en todo lo que han


dicho. ¡Oh si ellos tuvieran tal corazón que me temieran, y
guardaran siempre todos mis mandamientos, para que les
fuera bien a ellos y a sus hijos para siempre! Ve y diles:
Volved a vuestras tiendas. Pero tú, quédate aquí conmigo,
para que yo te diga todos los mandamientos, los estatutos
y los decretos que les enseñarás, a fin de que los cumplan
en la tierra que les doy en posesión. Y cuidad de hacer tal
como el Señor vuestro Dios os ha mandado; no os
desviéis a la derecha ni a la izquierda. Andad en todo el
camino que el Señor vuestro Dios os ha mandado, a fin
de que viváis y os vaya bien, y prolonguéis vuestros días
en la tierra que vais a poseer.» Deuteronomio 5:22-33

E ntonces el pueblo de Israel aceptó el acuerdo,


respondió sí a Dios.

También aceptó a Moisés como interlocutor destacado y


válido en el diálogo Dios-Israel, respondió que haría todo lo
que Dios le ordenase dando por buenas estas primeras diez
palabras. Como contrapartida a la aceptación del pacto,
ISRAEL RECIBIRÍA EN ADELANTE LA TIERRA QUE DIOS LE
DARÍA EN POSESIÓN, y LE IRÍA BIEN. ESTE ERA EL DESEO DE
DIOS PARA ELLOS POR SIEMPRE. Pero se requería de ellos no
desviarse ni a izquierda ni a derecha. Por desgracia sabemos
que Israel no se mantuvo en la obediencia, más bien en lo
contrario sufriendo las consecuencias: fue castigado por
Babilonia y sometido a cautivero por setenta años, y esto por
la misericordia de Dios que tocó el corazón del medo-persa
Ciro por que los israelitas salieran de la capital caldea y se
cumpliera la buena palabra dada a los profetas. Antes Israel
había estado sometido a Asiria, y después de Babilonia a
medos y persas, a Grecia, a ptolomeos y seléucidas, y al último

33
3. Los diez mandamientos

rey poderoso de estos, al malvado Antíoco IV Epífanes, que


por poco acaba con la identidad nacional del pueblo hebreo.
Finalmente, primero la república de Roma, después la
monarquía romana, la dominó hasta hacerla desaparecer
como Estado nación sobre la tierra. Israel incumplió
numerosas veces el pacto aceptado y Dios dejó de cumplir con
su parte, de protegerla de las naciones vecinas o de enemigos
lejanos, pero sin llegar al término de permitir que Israel
desapareciese como Estado nación sobre la tierra, y esto por
causa de Jesucristo.

Dios Padre abolió el sábado


El pacto Dios-Estado nación de Israel no fue roto por la
primera parte a pesar de las infracciones de la contraparte. El
Eterno se mantuvo fiel al mismo, aunque sí se vio libre de
cumplir con todos sus términos, ¡que les fuera bien! No podía
dejar que les fuese bien mientras fuesen desobedientes, nunca
se corregirían. Contrariamente Dios rompió por completo
aquel convenio cuando Israel alcanzó su misión o cometido
principal, ¡la de ver nacer y morir a Jesucristo!

El tiempo determinado por Dios para el nacimiento del Mesías


fue fijado en el calendario de este mundo en el libro profético
histórico de Daniel25 con la precisión de una hebdómada o
septenio, y una antelación de aproximadamente 530 años.
Alcanzado el tiempo determinado, nació en Israel Jesucristo. Y
cumplido el último acto salvífico de Jesús, morir en la cruz, el
Padre mismo dio por concluido aquel pacto, no sintiéndose
Dios desde entonces vinculado a dicho documento. Por su
parte, los principales y dirigentes de Israel hicieron lo propio
al rechazar a Jesucristo y enviarlo a la muerte. Fue entonces
que el Padre rompió definitivamente con Israel, cuando Jesús,
25
Daniel 9:26-27

34
3. Los diez mandamientos

el Hijo del hombre de la visión daniélica, expiró en la cruz:

«Entonces Jesús, clamando otra vez a gran voz, exhaló el


espíritu. Y he aquí, el velo del templo se rasgó en dos, de
arriba abajo, y la tierra tembló y las rocas se partieron; y los
sepulcros se abrieron, y los cuerpos de muchos santos que
habían dormido resucitaron; y saliendo de los sepulcros,
después de la resurrección de Jesús, entraron en la santa ciudad
y se aparecieron a muchos. El centurión y los que estaban con
él custodiando a Jesús, cuando vieron el terremoto y las cosas
que sucedían, se asustaron mucho, y dijeron: En verdad éste
era Hijo de Dios.» Mateo 27:50-54

En ese momento Dios dio por concluido su compromiso legal


con Israel. El pacto quebrantado en sus fundamentos por
haber Israel rechazado a Jesús, pacto violado por los mismos
de siempre de muchos otros modos y desde tiempos antiguos,
provocó que al fin fuera también abandonado por Dios que
hasta ese momento lo había observado con bastante
generosidad dada la actitud de la contraparte. Pero a partir de
la cruz Dios se vio libre de Israel e Israel fue libre de Dios;
podría Israel hacer lo que quisiese, igual que las demás
naciones de la tierra, como así hizo tras la resurrección de
Cristo hasta que alcanzó su final, como ahora vuelve a hacer
en la actualidad que ha vuelto a constituirse como Estado-
nación sobre la tierra. Así pues:

T oda la ley fue abolida por Dios Padre, no por


Cristo, y esto por causa de Cristo Jesús Señor
nuestro. Así que aquel antiguo pacto quedó
invalidado a pesar de haber venido de Dios y estar
basado en principios eternos, letra inspirada por
Dios quien pensó al concederla en el bienestar de

35
3. Los diez mandamientos

aquel pueblo, en el pueblo de aquel tiempo y para


un determinado propósito.

A partir de entonces otro fue el pueblo escogido, otro el


tiempo y lugar de establecimiento del nuevo pacto, y otra la
ley, la de Cristo. Entonces, si estamos bajo un nuevo pacto y
otra ley, ¿de dónde viene o procede el empeño reciente de
judaizarnos con la observancia del sábado, la distinción entre
alimentos puros e impuros, incluso por parte de algunos
judíos mesiánicos la intención de que nos circuncidemos
(increíble, pero cierto, otros se circuncidan voluntariamente)
cuando todo esto fue resuelto por los apóstoles en el primer
concilio de Jerusalén?26 Desde luego que nada de todo esto
vino de arriba, sino de falsos maestros o falsos profetas.
Cuando Dios rasgó en dos el velo del templo, dejó al
descubierto o a la vista el interior del santuario al que solo
accedían los sacerdotes, y dentro de él, el Santísimo, en el que
solo se introducía y con toda solemnidad el sumo sacerdote en
ocasión anual del Día de Expiación o Yom Kipur. Y el velo era
tan pesado que para ser retirado se requería de la fuerza de
muchos hombres, pero el día de la crucifixión fue rasgado de
arriba abajo por una mano invisible; el acto fue, pues, divino.
Siendo así, al romper Dios el velo del templo descubriendo o
dando acceso a su interior, a lo más santo, al arca del pacto o
del testimonio, nos enseñó que también había la Majestad
fracturado en dos el compromiso adquirido por su parte con
el Estado nación de Israel. A partir de aquel momento entró
en vigor el pacto de Jesucristo, el de su enseñanza. Y si el
pacto del Sinaí fue abolido por Dios cuando la cruz, ¿ qué valor
tiene para nosotros el reposo judío?

26
Hechos 15:1-29

36
4. Jesucristo y la ley

Pantocrator. Imagen de Dimitris Vetsikas en Pixabay

La ley no es el decálogo

M e consta que en la mentalidad sabatista se encuentra


alojada en un lugar destacado, la idea de la
inmutabilidad de los diez mandamientos como
manifestación del carácter invariable y perfecto de Dios. Entre
ellos el del sábado brilla más que ningún otro cual sello o
firma de Dios. También igualan el reposo del séptimo día al de
la creación, cuando verdaderamente no son el mismo reposo.
De este modo, y de muchos otros que no menciono, segregan
el decálogo del resto de la ley sacralizando su sábado a lo
sumo, materializándolo en una especie de monumento,
rozando con ello el quebrantamiento de la segunda palabra
del decálogo que prohíbe hacerse de ídolos. Este modo de
pensar es fantasioso. En primer lugar:

37
4. Jesucristo y la ley

P ara Israel, la ley o torá de Dios no es solamente


el decálogo, sino todo el Tanaj, nuestro
Antiguo Testamento; Torá o torah significa
enseñanza.

Jesucristo, eslabón entre dos pactos.


Jesús tenía un curioso modo de hablar de la ley de Moisés
cuando se dirigía a fariseos, saduceos, escribas, principales
sacerdotes y judíos en general. Pondré un ejemplo.

«¿No os dio Moisés la ley, y sin embargo ninguno de


vosotros la cumple? ¿Por qué procuráis matarme? La multitud
contestó: ¡Tienes un demonio! ¿Quién procura matarte?
Respondió Jesús y les dijo: Una sola obra hice y todos os
admiráis. Por eso Moisés os ha dado la circuncisión (no
porque sea de Moisés, sino de los padres), y en el día de reposo
circuncidáis al hombre. Y si para no violar la ley de Moisés
un hombre recibe la circuncisión en el día de reposo, ¿por qué
estáis enojados conmigo porque sané por completo a un
hombre en el día de reposo? No juzguéis por la apariencia,
sino juzgad con juicio justo.» Juan 7:19-24

Maravillosa y elocuente cita que provoca hablar sobre la


observancia del sábado de Jesús. Lo haré después. Pero ahora
quisiera llamar vuestra atención sobre el curioso modo que Él
tenía de referirse a la ley. Él dice la ley de Moisés, y también
Moisés os ha dado: ¿dado a quién?, me pregunto. Pues a LOS
ISRAELITAS, quienes con la ley de Moisés recibieron tanto la
circuncisión como el sábado. Jesús, el Rabí de Israel, continuó
con su argumentario poniendo de manifiesto la hipocresía de
ellos al condenarle por sanar a personas en día de reposo.
¿Por qué hipocresía? Porque lo que realmente sucedía era que
se valían de la ley de Moisés para condenarlo injustamente

38
4. Jesucristo y la ley

con el fin de matarle, le tenían envidia. Y ahora la reflexión


que me interesa.

«Cuando se cumplieron los ocho días para circuncidarle, le


pusieron por nombre Jesús, el nombre dado por el ángel antes
de que Él fuera concebido en el seno materno» Lucas 2:21

¿Acaso Jesús no era israelita, y no fue circuncidado como ellos


al octavo día como ordenaba la ley? ¿Por qué dice Jesús, pues,
que Moisés les dio A ELLOS el sábado y la circuncisión? ¿No
guardó Él también el sábado? ¿No fue circuncidado? ¿Por qué
parece dar a entender que aquella ley no era su ley, al mismo
tiempo que, como buen israelita, la cumplía? Pondré otro
ejemplo. Fíjense ustedes:

«Vosotros juzgáis según la carne; yo no juzgo a nadie. Pero si


yo juzgo, mi juicio es verdadero; porque no soy yo solo, sino yo
y el Padre que me envió. Aun en vuestra ley está escrito que
el testimonio de dos hombres es verdadero.» Juan 8:15-17

Jesús vuelve a hacerlo. Vuelve a decir que la ley es de ellos: ¿se


dan cuenta? ¿Y por qué habla Jesús de este modo? Pues el
motivo es evidente. El Rabí de Israel hablaba de este modo
porque:

Jesús cumplía la ley de Moisés a la vez que la


abandonaba. Jesús rompía con la antigua ley
judía con la autoridad que le otorgaba ser el único
que podía satisfacer con plenitud todos sus
requerimientos.

Y por cierto: ¿a qué acaba de llamar Jesús ley? ¿Citaba alguno


de los mandamientos del decálogo? Pues no. Él dice que en

39
4. Jesucristo y la ley

vuestra ley está escrito, ¿de acuerdo? ¿Y dónde encontramos


que el testimonio de dos hombres es verdadero? Veamos:

«No se levantará un solo testigo contra un hombre por


cualquier iniquidad o por cualquier pecado que haya cometido;
el caso será confirmado por el testimonio de dos o tres [Lit., en
la boca de dos testigos o por la boca de tres] testigos.» Deuteronomio
19:15

Así es. Jesús está citando del Deuteronomio, el último libro de


la Torá, y la Torá para los judíos es LA LEY. Y de este modo
Jesús habló como cualquiera de ellos llamando ley a una
norma no incluida en el decálogo. Y es que en su cultura no se
hacía distinción entre ley moral y ritual, estaban obligados a
toda la ley. Además, ¿se imaginan ustedes a Israel
obedeciendo la ley sin territorio ni templo? No hubieran
podido celebrar los sábados de Pascua, Semanas, Expiación o
Tabernáculos de presencia obligatoria en Jerusalén, ni
tampoco ofrecer sacrificios sobre el altar, ni adorar a Dios
como un solo pueblo. Toda la ley de los judíos, incluido el
decálogo, requería de los elementos distintivos de la nación,
véase un territorio en propiedad y la ciudad santuario de
Jerusalén. Toda su legislación consideraba estos elementos
como realidades, porque la ley de Moisés era para el Estado
nación de Israel, aquella antigua nación esclava liberada por
Dios de la potencia egipcia, también los diez mandamientos
que los sabatistas segregan de ella.

Las iglesias sabatistas, como la mayoría de iglesias trinitarias,


piensan que la persona Dios Jesucristo fue quien esculpió con
su propio dedo los diez mandamientos en las tablas de piedra
entregadas a Moisés. Sin embargo, cuando llegó el tiempo de
presentarse en Jerusalén, paradójicamente nunca dijo a los
judíos (él también lo era) que la ley fuese suya, nunca dijo “mi

40
4. Jesucristo y la ley

ley”, a pesar de haber sido Él mismo quien, supuesto por los


trinitarios, la había promulgado en el Sinaí? O, y si los diez
mandamientos son inmutables, eternos y universales
(incluido el sábado), y fueron dados en el Sinaí por el propio
Jesucristo como sostienen los sabatistas: ¿por qué siempre
dice Jesús la ley de Moisés o en vuestra ley, en lugar de en mi
ley? ¿No hubiese tenido que hablar de este otro modo? ¿No?
¿Acaso no dijo que Él y el Padre eran uno?

Evidentemente sí, habría tenido que hablar de este otro modo.


Pero no lo hizo por dos motivos fundamentales: primero,
porque la persona individuo de Jesucristo no fue quien dio a
Israel los mandamientos (no se habría cumplido tampoco con
toda justicia); y segundo, porque la ley era solamente para el
Estado nación de Israel, y los diez mandamientos el prefacio
de la ley entera, su portada o resumen, la primera hoja que
Israel debía firmar en señal de aceptación del documento
completo. No; Jesús empleó los términos debidos o adecuados,
el lenguaje apropiado. La ley era de Moisés y de los judíos, es
decir, era nuestra ley y no la de Jesús, a pesar de ser Él
israelita; también había nacido para cumplirla.

El sábado y la redondez de la tierra


«Él extiende el norte sobre el vacío, y cuelga la tierra sobre la
nada.» Job 26:7 27

He explicado que los diez mandamientos son un resumen de


toda la ley de Israel, la cual requería de Jerusalén y el templo.
¿Y el sábado? ¿Acaso puede pensarse en la santidad del
sábado y en su observancia, más allá de estos límites tal y
como se encuentran expresados en la ley de Moisés?: no

27
El libro de Job es de los más antiguos de la Biblia, y en él se dice que la tierra
está suspendida en el vacío, sobre la nada.

41
4. Jesucristo y la ley

recoger leña, no encender fuego en las casas, no moverse de la


ciudad, que cada uno quede en su lugar; no trabajar de puesta
de sol del viernes a puesta de sol del sábado, ni tampoco los
forasteros, ni siquiera siervos y animales, etcétera. ¿Tiene esto
sentido si no es pensando solamente en el Estado nación de
Israel? Porque si no hay territorio, ¿qué motivaría guardar el
sábado de puesta a puesta de sol?

P orque si el sábado hubiese sido dado a todas


las naciones de la tierra, la redondez y giro de
rotación del planeta impediría que dichas
veinticuatro horas sagradas fueran las mismas: ¡no
se trataría de un único sábado, sino de muchos!

Curiosamente la geografía de Israel se despliega


verticalmente, en latitud, por lo que ahora que vuelve a existir
como Estado nación (desde 1948) se encuentra bajo un solo
huso horario. Mi país, España, algo más longitudinal, bajo dos.
Países de mayor extensión longitudinal poseen muchos más:
Estados unidos, ocho; Rusia, ¡once!; Francia, ¡catorce husos
horarios por las colonias lejanas! Reino Unido, ocho; etcétera.
El sábado en Australia no es el mismo que el de España ni este
igual al de los Estados Unidos, son sábados diferentes. ¿Dónde
se encuentra “el monumento del tiempo a Dios” tan
apasionadamente defendido por el sabatismo, en un sábado
difuminado por toda la Tierra? Los sabatistas rozan, por ser
suaves, la idolatría con el sábado que han creado y exaltado
hasta la locura. Traigo dos citas adventistas del séptimo día.

«Vi que el sábado jamás sería eliminado, sino que los santos
redimidos, y toda la hueste angélica, lo observará en honor
del gran Creador por toda la eternidad.»28

28
Ellen Gould de White, Spiritual Gifts, Vol. I, pág. 113.

42
4. Jesucristo y la ley

«Deducimos que los más altos órdenes de sus inteligencias


guardan el sábado también (...) El sábado de cada una de sus
criaturas será el sábado de todos los demás, de modo que
todos observarán el mismo período de tiempo juntos, con el
mismo propósito.»29

¿Se imaginan a “la incontable hueste angélica” guardando el


sábado de puesta a puesta de sol, “al mismo tiempo”? Nada
sabía Urías Smith (o Uriah Smith, 1832-1903) sobre la teoría
de la relatividad general, ni de la realidad espacio-tiempo
descubierto tres décadas después por Albert Einstein. Tanto
Urías Smith como la profetisa del ASD contribuyeron, ya no
solo a divulgar la falsa doctrina de la vigencia del sábado, sino
a su enaltecimiento, a su exagerada exaltación. Tanto lo
inflaron que prácticamente lo convirtieron en un ídolo, en un
dislate. Por esta y otras falsedades solo puede colegirse que
ella, Ellen Gould de White, en realidad no vio nada sino que
mintió, es una falsa profetisa. Traeré más citas del estilo de
estas y volveré a hablar del verdadero reposo “de toda la
hueste angélica”, ya que no es el mismo reposo que el del
sábado judío.

El sábado del decálogo, junto al resto de la ley judía, fueron


ideados y redactados para una determinada nación, para un
pueblo que ocupaba un territorio específico: Israel. Entonces
que Dios emplazase el ritual del sábado en la parte central del
decálogo no quería decir más que representaba, a su vez, el
tiempo de vigencia de todos los demás rituales judíos hasta
que dicho tiempo fuese cumplido y llegase el objeto de todos
ellos: Jesucristo. ¡Todo enseñaba sobre Jesús!: sábados,
sacrificios y templo. Todo revelaba acerca de Aquel que había
de nacer en Israel, el Mesías, y todo Israel había de ser una
enorme escuela de Dios. De ahí que el sábado esté alojado
29
Urías Smith, pastor adventista y amigo del matrimonio White, en Biblical
Institute.

43
4. Jesucristo y la ley

hacia el centro del decálogo porque representa, a su vez, el


tiempo de vigencia de la nación de Israel como pueblo
escogido, apuntaba directamente al Estado nación de Israel,
por lo que una vez que se vio el santísimo del templo en
ocasión de la muerte de Cristo, objeto de todo aquel ritual,
todo el sistema y su sábado nacional pasó a ser antiguo como
bien supieron y enseñaron después nuestros amados
apóstoles.

Como estrategia, la observancia de un día de veinticuatro


horas solo es posible, sin causar demasiados problemas a la
comunidad, si es practicada con la connivencia de toda ella. A
nivel planetario no sería posible ni asumible, ni siquiera
impuesto por un hipotético gobierno mundial del que
barruntan los conspiranoicos, y nunca este ha sido el
propósito de Dios para este mundo. De ahí también la
paranoia adventista del séptimo día del decreto dominical.
Todo es fantasioso. Y de un error se desprende otro y otro y
otro, ..., y se construye toda una falsa doctrina. Y si los
pioneros de una determinada religión echan un falso cimiento,
los seguidores de generaciones futuras no podrán más que
artesonar todo el edificio haciéndolo más atractivo y engañoso
para los demás, y más personas quedarán prendidas en la red
de engaño y confusión, mas nada de ello deja de tener
consecuencias graves para la consecución de la voluntad de
Dios: Venga tu reino, dijo Jesucristo.

La verdad que entreluce es que Jesús guardó la ley de Israel, y


también que rompió con ella y, por consiguiente, con su
sábado del séptimo día. Él bien sabía que al pueblo del nuevo
pacto no se le iba a requerir apartar las horas de puesta a
puesta de sol de viernes a sábado, porque dicho pueblo nunca
más sería Israel, sino la Iglesia dispersa por el mundo entero:
iba a tener costumbres algo diferentes.

44
4. Jesucristo y la ley

No puedo dejar de recordar otra vez más, las palabras que el


Maestro dirigió a la samaritana:

«La mujer le dijo: Señor, me parece que tú eres profeta.


Nuestros padres adoraron en este monte, y vosotros decís que
en Jerusalén está el lugar donde se debe adorar. Jesús le dijo:
Mujer, créeme; la hora viene cuando ni en este monte ni en
Jerusalén adoraréis al Padre.» Juan 4:19-21

Créeme dice Jesús a la mujer simbólica (Iglesias), y a todas las


iglesias sabatistas amadas igualmente por Dios: Creedme, les
dice a todas ellas Jesucristo, el verdadero Maestro: “Ni en este
monte ni en Jerusalén adoraréis”. Y si no es en este monte,
ningún sentido tiene el sábado. La ley de Moisés era para
Israel, ni sus rituales ni sus sábados fueron concebidos en
ausencia del territorio o de su ciudad santuario. Dios rompió
hace siglos con aquel primer pacto o compromiso y, en
consecuencia, el Estado de Israel fue quebrado por Roma
como testimonio al mundo entero. ¿Por qué entonces guardar
hoy alguno de sus sábados? El Padre dijo: “Este es mi Hijo
amado. A Él oíd.”30 Pues si el Autor de la ley de Moisés nos pide
que escuchemos a Jesús: ¡hagámoslo!

Otra vez Él dice ‘vuestra ley’


«Los judíos volvieron a tomar piedras para apedrearle. Jesús les
dijo: Os he mostrado muchas obras buenas que son del Padre.
¿Por cuál de ellas me apedreáis? Los judíos le contestaron: No
te apedreamos por ninguna obra buena, sino por blasfemia; y
porque tú, siendo hombre, te haces Dios. Jesús les respondió:
¿No está escrito en vuestra ley: Yo dije: sois dioses? Si a
aquellos, a quienes vino la palabra de Dios, los llamó dioses (y
la Escritura no se puede violar), ¿a quien el Padre santificó y
30
Marcos 9:7

45
4. Jesucristo y la ley

envió al mundo, vosotros decís: Blasfemas, porque dije: Yo soy


el Hijo de Dios?» Juan 10:31-36

Jesús lo volvió a hacer. Volvió a decir “no está escrito en


vuestra ley”, dejándonos claro como el agua que toda aquella
legislación era para Israel, mandamientos que Él, Jesús,
cumplía por completo, debidamente, plenamente. En esta otra
ocasión trajo del libro de los Salmos:

«Yo dije: Vosotros sois dioses, y todos sois hijos del Altísimo.»
Salmos 82:6

Y a pesar de citarse de los Salmos (no de los diez


mandamientos), Jesús dijo como buen judío que era, ¿No está
escrito en vuestra ley? Así que,

H ermano o hermana: que el error de separar el


decálogo del resto de la ley de Israel no se
extienda más, no contribuya usted a esto si fuese el
caso.

46
5. Sí, ¡Jesús guardó el sábado!

Jesús y la ley. Imagen de Gerd Altmann en Pixabay

«Llegó a Nazaret, donde se había criado, y


según su costumbre, entró en la sinagoga el día
de reposo, y se levantó a leer.» (Lucas 4:16)

S í queridos hermanos sabatistas: ¡Jesús guardó el sábado!


¿Cómo no? ¡Y también fue circuncidado al octavo día!
Entonces ¿debemos nosotros circuncidar a nuestros
varones? La respuesta es tan obvia como obvio es que el
antiguo pacto quedó abolido con la cruz, incluido su prefacio,
las diez palabras o decálogo conservado por Israel en el
perdido arca del testimonio. Como leímos en el capítulo de las
diez citas de Pablo, Jesús nació bajo la ley31, esto es que Jesús,
descendiente de Abraham, la simiente prometida, israelita por
sangre y de la religión de los judíos fue obediente a la ley de
Moisés, y como israelita se sujetó, como todos ellos, al primer
pacto. Jesús, sin lugar a dudas, fue visto por sus hermanos cien
31
Gálatas 4:4

47
5. Sí, ¡Jesús guardó el sábado!

por cien judío, y reconocido como Rabí y sanador hasta por


sus enemigos. Para muchos fue profeta, de igual modo que
profeta había sido antes Juan el Bautista. Y para sus
seguidores Jesús llegó a ser más que profeta, el Mesías
esperado por Israel, y después de la resurrección fue llamado
por los suyos: ¡Señor mío y Dios mío! 32: ¡claro que Jesús guardó
el sábado!

Mi Padre trabaja, y yo también trabajo.


«Después de esto, se celebraba una fiesta de los judíos, y Jesús
subió a Jerusalén. Y hay en Jerusalén, junto a la puerta de las
ovejas, un estanque que en hebreo se llama Betesda y que tiene
cinco pórticos. En éstos yacía una multitud de enfermos,
ciegos, cojos y paralíticos que esperaban el movimiento del
agua; porque un ángel del Señor descendía de vez en cuando al
estanque y agitaba el agua; y el primero que descendía al
estanque después del movimiento del agua, quedaba curado de
cualquier enfermedad que tuviera. Y estaba allí un hombre que
hacía treinta y ocho años que estaba enfermo. Cuando Jesús
lo vio acostado allí y supo que ya llevaba mucho tiempo en
aquella condición, le dijo: ¿Quieres ser sano? El enfermo le
respondió: Señor, no tengo a nadie que me meta en el estanque
cuando el agua es agitada; y mientras yo llego, otro baja antes
que yo. Jesús le dijo: Levántate, toma tu camilla y anda. Y al
instante el hombre quedó sano, y tomó su camilla y echó a
andar. Y aquel día era día de reposo. Por eso los judíos decían
al que fue sanado: Es día de reposo, y no te es permitido cargar
tu camilla. Pero él les respondió: El mismo que me sanó, me
dijo: Toma tu camilla y anda. Le preguntaron: ¿Quién es el
hombre que te dijo: Toma tu camilla y anda? Pero el que había
sido sanado no sabía quién era, porque Jesús, sigilosamente, se
32
Juan 20:28

48
5. Sí, ¡Jesús guardó el sábado!

había apartado de la multitud que estaba en aquel lugar.


Después de esto Jesús lo halló en el templo y le dijo: Mira, has
sido sanado; no peques más, para que no te suceda algo peor.
El hombre se fue, y dijo a los judíos que Jesús era el que lo
había sanado. A causa de esto los judíos perseguían a Jesús,
porque hacía estas cosas en el día de reposo. Pero Él les
respondió: Hasta ahora mi Padre trabaja, y yo también
trabajo. Entonces, por esta causa, los judíos aún más
procuraban matarle, porque no sólo violaba el día de reposo,
sino que también llamaba a Dios su propio Padre,
haciéndose igual a Dios.» Juan 5:1-18

Juan no especifica de qué fiesta se trata. Los comentarios


bíblicos han sustituido la expresión “una fiesta de los judíos”
por todas las posibles. No obstante se puede suponer que la
sanación se produjo en un día de reposo semanal o sábado, y
sobre el sábado se dice en la Torá:

«Cuando los hijos de Israel estaban en el desierto, encontraron


a un hombre que recogía leña en el día de reposo. Los que lo
encontraron recogiendo leña, lo llevaron a Moisés y a Aarón y
a toda la congregación; y lo pusieron bajo custodia, porque no
se había aclarado qué debería hacerse con él. Entonces el
Señor dijo a Moisés: Ciertamente al hombre se le dará
muerte; toda la congregación lo apedreará fuera del
campamento. Y toda la congregación lo sacó fuera del
campamento y lo apedrearon, y murió, tal como el Señor había
ordenado a Moisés.» Deuteronomio 15:32-36

Los israelitas no sabían qué hacer con aquel infractor porque


nunca antes habían guardado el sábado, su historia como el
pueblo del pacto estaba iniciando su andadura. En día de
reposo, además de no poderse recoger leña como acabamos

49
5. Sí, ¡Jesús guardó el sábado!

de leer, tampoco era lícito llevar cargas: “Así dice el Señor:


Guardaos, por vuestra vida, de llevar carga en día de reposo, y
de meterla por las puertas de Jerusalén”33; y nadie podía salir
de la ciudad, cada uno debía quedar en su lugar: “Mirad que el
Señor os ha dado el día de reposo; por eso el sexto día os da pan
para dos días. Quédese cada uno en su lugar, y que nadie salga
de su lugar el séptimo día.”34 Tampoco se podía encender fuego
en las casas: “No encenderéis fuego en ninguna de vuestras
moradas el día de reposo.”35 Los cristianos sabatistas debieran
guardar consecuentemente todas las exigencias del sábado,
pues para ellos el mandamiento continúa vigente. Y si el
sábado sigue en vigor: ¿a quién ha encomendado Dios la
ardua tarea de su revisión y acomodo a cada tiempo presente?
¿En el siglo XIX a Ellen Gould de White?

En tiempos de Jesús, la secta de los fariseos vigilaba el


cumplimiento de la tradición de la nación, tradición recogida
después en el Talmud en el que se concretaban algunos
pormenores como la distancia máxima a recorrer en sábado, 36
qué podía ser llevado y qué no, etcétera; pormenores sí, pero
que en caso de incumplimiento podía acarrear la muerte al
infractor:

«Durante seis días se trabajará, pero el séptimo día será día de


completo reposo, santo al Señor. Cualquiera que haga obra
alguna en el día de reposo morirá irremisiblemente.» Éxodo
31:15

Jesús le dijo al paralítico, y con toda intención: “Toma tu

33
Jeremías 17:21
34
Éxodo 16:29
35
Éxodo 35:3
36
Según Hechos 1:12 la distancia comprendida entre el Monte de los Olivos y
Jerusalén era “camino de un sábado”, como 1,1 Kms.

50
5. Sí, ¡Jesús guardó el sábado!

camilla, y anda”, aun sabiendo que el hombre tendría


problemas. Pudo haberle dicho: Deja aquí tu camilla y anda,
pero quiso poner de manifiesto la gracia y la verdad de Dios
frente al legalismo judío. Jesús pretendió enseñar a los judíos
que, a veces, se podía quebrantar la letra de la ley sin violentar
su espíritu, aunque aquel hombre no quebrantaba ningún
mandamiento de Moisés al trasladar su camilla en día de
reposo, solamente alguna disposición o acento posterior al
mismo, interpretación radical de los escribas.

«Y si para no violar la ley de Moisés un hombre recibe la


circuncisión en el día de reposo, ¿por qué estáis enojados
conmigo porque sané por completo a un hombre en el día de
reposo? No juzguéis por la apariencia, sino juzgad con
juicio justo.» Juan 7:23-24

Dios obraba maravillas por medio de Jesucristo y aquellos


judíos legalistas le condenaban en lugar de glorificar a Dios
porque, según su tradición, Jesús no dejaba de trabajar al
realizar aquellas sanaciones milagrosas en sábado. (¿Tantas
eran que necesitaba descansar?) ¡Qué hipocresía! ¿Cómo
podían considerar un trabajo sanar de forma milagrosa? En
esta segunda ocasión, Jesús argumentó que si ellos trabajaban
al circuncidar a un hombre en sábado conforme al
mandamiento, ¿por qué no iba a poder Él hacer la voluntad
del Padre y sanar a un hombre por completo, aunque fuese
sábado? Ellos no estaban siendo justos sino que reviraban el
espíritu de la ley con tal de condenarle porque le odiaban, le
tenían envidia. En otra ocasión, Jesús les preguntó si acaso
ellos no rescatarían a un hijo, incluso a un buey de un hoyo,
aunque hubiesen caído en día de reposo, y nada le pudieron
responder.37 El Rabí Jesucristo estaba resultando ser un
verdadero maestro para todos ellos. Pero volvamos a la
37
Lucas 14:1-5

51
5. Sí, ¡Jesús guardó el sábado!

sanación del paralítico al que Jesús dijo que llevase su camilla,


aun siendo día de reposo, no sabemos si de séptimo día. Si la
situación resultaba como mínimo incómoda para los
enemigos de Jesús, este, lleno de espíritu y de verdad, no se
acobardó. Añadió leña al fuego diciéndoles:

«Pero Él les respondió: “Hasta ahora mi Padre trabaja, y yo


también trabajo.”» Juan 5:17

Y esto debió de ser una verdadera bomba, todo un desafío


para su doctrina, ¡una provocación!, debieron ver blasfemias
por todos lados. Primero por decir Jesús que Dios trabaja en
séptimo día cuando la Torá declara que Dios descansó durante
el séptimo día de la creación; segundo, atención sabatistas,
por reconocer que sí estaba trabajando en sábado; y, tercero,
por hacerse igual a Dios por que al llamar a Dios mi Padre se
hacía igual a Dios, y así lo entendieron ellos, y Jesús así quiso
que ocurriese. Y esto para ellos era claramente una blasfemia
porque en su ley se dice:

«Además, el que blasfeme el nombre del Señor, ciertamente ha


de morir; toda la congregación ciertamente lo apedreará. Tanto
el forastero como el nativo, cuando blasfeme el Nombre, ha de
morir.» Levítico 24:16

Y también:

«Escucha, oh Israel, el Señor es nuestro Dios, el Señor uno es»


Deuteronomio 6:4

Así que aparentemente tenían sobrados motivos para


apedrearle.

Ellos y Jesús vivían en mundos paralelos. Ellos eran el hombre

52
5. Sí, ¡Jesús guardó el sábado!

natural, Jesús el hombre espiritual; ellos venían de la tierra,


Jesús había salido del Padre; ellos se creían justos por guardar
la ley de Moisés, Jesús podía condenarlos al ellos desear su
muerte, la del Hijo único en su género de Dios. Pero Él no les
condenó, sino dijo que el propio Moisés del que ellos decían
ser seguidores se levantaría en el juicio contra aquella
generación perversa. Ellos debieron esforzarse en no juzgar
según las apariencias, en aplicar un juicio justo tal y como les
recomendó aquel Rabí que realizaba prodigios, pero es que la
sangre les hervía.

Y usted querido hermano sabatista: ¿continúa


pensando que al guardar Jesús el sábado nos
dio ejemplo a nosotros que vivimos en la gracia, o
por el contrario entiende que Jesús guardó el
sábado como cualquier israelita, puesto que era
necesario que cumpliese con toda justicia por
haber nacido ‘bajo la ley’ (Gálatas 4:4) dando, así,
ejemplo a sus propios hermanos descendientes de
Abraham?

Un último ejemplo.

El bautismo de Juan
«Entonces Jesús llegó de Galilea al Jordán, a donde estaba Juan,
para ser bautizado por él. Pero Juan trató de impedírselo,
diciendo: Yo necesito ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí? Y
respondiendo Jesús, le dijo: Permítelo ahora; porque es
conveniente que cumplamos así toda justicia. Entonces
Juan se lo permitió.» Mateo 3:13-15

¡Increíble! Fíjense ustedes. Jesús está pidiendo a Juan que le

53
5. Sí, ¡Jesús guardó el sábado!

permita bautizarse porque era necesario que ambos


cumpliesen con toda justicia: ¿se dan ustedes cuenta? No solo
Jesús estaba haciendo lo correcto al ser bautizado por Juan,
sino que Juan, aun sabiendo que Jesús era el Mesías, también
debía participar de aquel acto justo: ¿por qué razón? Me
responderé:

P orque el bautismo de Juan era solo para los


judíos.

¿Comprenden? El profeta y predecesor del Mesías fue enviado


a Israel, y su bautismo traído para arrepentimiento y
capacitación de los judíos a encontrarse con el Mesías. Jesús
pidió ser bautizado por Juan porque como él era israelita y
aquel bautismo estaba dirigido a Israel. El bautismo de Juan
vino del cielo, esto es que manifestó la voluntad de Dios para
Israel, pues Juan trajo el bautismo en agua para
arrepentimiento, en hebreo Teshuvah que significa cambiar de
mentalidad, cambiar de forma de pensar respecto a Dios. El
mandato divino traído por el profeta consistía en introducirse
por completo en el agua para arrepentimiento y preparación
del encuentro con el Mesías. Jesús, pues, quiso ser bautizado
para validar aquel bautismo como voluntad de Dios para
Israel, y así también les daba a ellos ejemplo y les ayudaba a
obedecer.

Otra vez los dirigentes judíos se acercaron a Jesús para


entramparlo con una nueva argucia.

«Cuando llegó Jesús al templo, los principales sacerdotes y los


ancianos del pueblo se le acercaron mientras enseñaba,
diciendo: ¿Con qué autoridad haces estas cosas, y quién te dio
esta autoridad? Y respondiendo Jesús, les dijo: Yo también os
haré una pregunta, que si me la contestáis, yo también os diré

54
5. Sí, ¡Jesús guardó el sábado!

con qué autoridad hago estas cosas. ¿De dónde era el


bautismo de Juan?, ¿del cielo o de los hombres? Y ellos
discurrían entre sí, diciendo: Si decimos: Del cielo, Él nos dirá:
Entonces, ¿por qué no le creísteis? Y si decimos: De los
hombres, tememos a la multitud; porque todos tienen a Juan
por profeta. Y respondiendo a Jesús, dijeron: No sabemos. Él a
su vez les dijo: Tampoco yo os diré con qué autoridad hago
estas cosas.» Mateo 21:23-27

El testimonio de Juan vino del cielo pero su bautismo no fue el


ordenado por Jesús para la Iglesia primera. 38 El bautismo dado
a la Iglesia primera fue mayor que el traído por Juan, aunque
ambos vinieron de Dios, y Jesucristo, como ya he explicado,
fue sumergido en el bautismo de Juan por ser descendiente de
Abraham, al hacer esto daba ejemplo a Israel.

«Llegó entonces a Éfeso un judío que se llamaba Apolos,


natural de Alejandría, hombre elocuente, y que era poderoso en
las Escrituras.39 Este había sido instruido en el camino del
Señor, y siendo ferviente de espíritu, hablaba y enseñaba con
exactitud las cosas referentes a Jesús, aunque sólo conocía el
bautismo de Juan. Y comenzó a hablar con denuedo en la
sinagoga. Pero cuando Priscila y Aquila lo oyeron, lo
llevaron aparte y le explicaron con mayor exactitud el
camino de Dios.» Hechos 18:24-26

El bautismo de Juan no era el de Cristo pues el de Juan estaba


solamente destinado para Israel, para arrepentimiento.40 Por
otro lado, el apostólico comprendía el ungimiento del espíritu
38
La Iglesia primera es el pueblo de Dios del nuevo pacto, y posee “el testimonio
de Jesucristo”. Apocalipsis 1:2
39
Es decir, Apolos era poderoso en el Tanaj judío, nuestro Antiguo Testamento. El
Nuevo Testamento se encontraba todavía en proceso de formación.
40
Mateo 3:11

55
5. Sí, ¡Jesús guardó el sábado!

santo que después se perdió. 41 El bautismo que Jesús ordenó


fue el de la Iglesia primera.

«Y reuniéndolos, les mandó que no salieran de Jerusalén, sino


que esperaran la promesa del Padre: La cual, les dijo, oísteis de
mí; pues Juan bautizó con agua, pero vosotros seréis
bautizados con el espíritu santo dentro de pocos días.»
Hechos 1:4

Y esta promesa se cumplió durante el Pentecostés, siete


semanas después de la Pascua de la crucifixión. Y en el don del
espíritu santo42, y por primera vez en toda su vida, el nuevo,
bendecido o ungido Pedro se dirigió a todo el pueblo. Y tras
dar él testimonio acerca de Jesucristo ocurrió lo siguiente:

«Al oír esto, compungidos de corazón, dijeron a Pedro y a los


demás apóstoles: Hermanos, ¿qué haremos? Y Pedro les dijo:
Arrepentíos y sed bautizados cada uno de vosotros en el
nombre de Jesucristo para perdón de vuestros pecados, y
recibiréis el don del espíritu santo. Porque la promesa es
para vosotros y para vuestros hijos y para todos los que están
lejos, para tantos como el Señor nuestro Dios llame.» Hechos
2:37-40

Mientras que el bautismo de Juan era solo para


arrepentimiento de Israel, este otro estaba dirigido, además, a
los gentiles, “para todos los que están lejos”, e implicaba
recibir el don del espíritu santo, tal y como había prometido
Jesucristo que ocurriría. La promesa del Padre fue para ellos
un anticipo de la eternidad, aquel espíritu resultó ser “las
arras”43 de la salvación. Recibir la promesa del Padre, las
41
Sí, han leído bien, se perdió, ¡subió al cielo! (Apocalipsis 12:5)
42
En hebreo, ‘Ruaj’, viento, soplo, y ‘HaKodesh’, santo.
43
2ª Corintios 1:22; Efesios 1:14.

56
5. Sí, ¡Jesús guardó el sábado!

vestiduras de Jesucristo, el don de Dios, es lo que significa ser


bautizado “en el nombre de Jesucristo” y lo que mayormente lo
distingue del bautismo de Juan.

«Yo a la verdad os bautizo con agua para arrepentimiento, pero


el que viene detrás de mí es más poderoso que yo, a quien no
soy digno de quitarle las sandalias; Él os bautizará con el
espíritu santo y con fuego» Mateo 3:11

El bautismo en agua en el nombre de Jesús, y acompañado por


la promesa del Padre, fue el verdadero bautismo entregado a
aquella generación de discípulos, a la generación apostólica.
Aquel bautismo lleva siglos desaparecido, ¡subió al cielo! ¿En
qué nombre bautizan, entonces, las iglesias cristianas de la
actualidad, en su mayoría, además, trinitarias? 44 ¿Qué quieren
decir, o qué están entendiendo cuando muchos cristianos
rematan sus oraciones diciendo: En el nombre de Jesús, amén?
Nosotros no somos espiritualmente la Iglesia primera y nunca
lo hemos sido. Actualmente las iglesias de toda la redondez de
la tierra son la orgullosa Laodicea, la que se cree rica. Por el
contrario, Jesús dice de ella que es ¡miserable, ciega y
desnuda!, pero esto también es una enseñanza.

C reo que nosotros no sabemos ni quiénes somos


en realidad, de ahí que el cristianismo esté roto
en más de veinticinco mil denominaciones diferentes
y discutamos como en este documento acerca del
verdadero día de reposo.

El cristianismo no es uno solo ni uno su bautismo y doctrina.


44
“En el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo” (Mateo 28:19) es un texto
adulterado por los trinitarios con la probable pretensión de ayudarnos a
comprender el texto. Pero al hacerlo se equivocaron y estorbaron la verdad
contenida en las Escrituras originales.

57
5. Sí, ¡Jesús guardó el sábado!

Pero los verdaderos adoradores tenemos algo en común, que


amamos a Dios y a Jesucristo y caminamos con Él por fe.

P or tanto somos semejantes a los discípulos


antes de haber recibido el don del Padre que,
aun discutiendo entre ellos por quién sería el
mayor en el nuevo reino, acompañaron y siguieron
a Jesús fuera donde fuese porque lo amaban.

Unos creen que son mayores que los demás porque guardan el
sábado, otros hablan como si estuviesen viviendo en el tiempo
apostólico, y la mayoría se aplica la vivencia apostólica a su
propia existencia mas todo es fantasioso. Nosotros no somos
espiritualmente ellos, y debemos saber como cristianos
quiénes somos en realidad a la luz de la profecía. Nunca
seremos lo que Dios espera de nosotros si no nos
reconocemos primero en el espejo de la realidad profética.
Nosotros vivimos por fe y no somos, a día de hoy, el pueblo de
quien se puede decir que “es bienaventurado”,45 pero este sería
otro tema de estudio, ¡el de la visión profética!, y ahora
debemos volver al tema que nos ocupa, a la cuestión del
sábado. Así que,

A Jesús lo circuncidaron al octavo día porque


era israelita, de la tribu de Judá. Jesús pidió a
Juan que lo bautizase porque aquel bautismo era
para Israel, y ambos debían cumplir con todos los
mandatos. Jesús guardó el sábado porque era un
mandamiento para Israel. Nada de esto lo hizo
Jesús para dar ejemplo a los cristianos, sino por

45
Daniel 12:13, el último versículo del libro, y Apocalipsis 14:13 se refieren a dos
tiempos de bendición diferentes: respectivamente al lejano tiempo apostólico y
al actual tiempo final, tiempo de bendición que espero llegue enseguida, amén.

58
5. Sí, ¡Jesús guardó el sábado!

ser Él descendiente de Abraham, nacido bajo la ley


de Moisés. En estas cosas no consistieron sus
mandamientos.

La Iglesia primera tuvo otra circuncisión y otro bautismo, el


del espíritu, bendición que no puede ser debidamente
comprendida mientras no sea renovada: ¡es poder! (nosotros
vivimos en la desnudez). Porque aunque disfrutamos de otras
bendiciones y de algún que otro anticipo, no vivimos hoy en
aquella bendición, por lo que es difícil hablar de la falta, de lo
que no se tiene, porque no se sabe que no se tiene, y el
laodicense, ¡qué casualidad!, no sabe.46 La Iglesia primera
también tuvo otro sábado: el reposo en Cristo, un reposo que el
mundo no puede ni sabe dar. Y es que,

S olo Jesús pudo satisfacer la ley, y lo hizo. Solo


Él pudo traspasarla y cumplir con toda justicia,
y fue hecho. Y ninguna persona se perderá por no
cumplir la ley pues nadie, salvo Jesucristo, la
puede satisfacer. Los que se pierden lo harán por
no creer en Dios una vez que lo hayan visto, como
se perdió aquella generación perversa que, aun
viendo a Dios en Jesucristo, lo rechazaron porque
amaron más al mundo que al Señor, pecaron
contra el espíritu santo, fueron rebeldes. Y solo
Jesús puede condenar a cada uno de nosotros por,
precisamente, haber Él cumplido la ley y, sin
embargo, no lo hace porque vino a salvar lo que se
había perdido, no a condenar, amén.

46
Apocalipsis 3:17

59
6. Un nuevo pacto

Pentecostés. Imagen de Gerd Altmann en Pixabay

Dos montes, dos pueblos y dos leyes.

A l menos mil trescientos años antes de Cristo,


seguramente más, Dios Padre pactó con la nación de
Israel en el desierto del Sinaí, en medio de fuerte
sonido de trompeta, de truenos y relámpagos y de una densa
nube de humo sobre el monte:47 todo el pueblo había salido
del campamento para encontrarse con Dios.

«Y habiendo tomado pan, después de haber dado gracias, lo


partió, y les dio, diciendo: Esto es mi cuerpo que por vosotros
es dado; haced esto en memoria de mí. De la misma manera
tomó la copa después de haber cenado, diciendo: Esta copa es
el nuevo pacto en mi sangre, que es derramada por
vosotros.» Lucas 22:19-20

Era día de preparación para la Pascua, esto es cuando se


sacrificaba el cordero pascual, el catorce de Nisan (marzo o

47
Éxodo 19:16

60
6. Un nuevo pacto

abril), en el crepúsculo, comenzando a contarse el quince.48 Es


antes de la fiesta de la Pascua49, probablemente del año 33 ó
34 d.C. En la intimidad con sus discípulos, Jesús hablaba del
“don del Padre, del espíritu santo de la promesa”, y el
moribundo primer pacto tenía sus horas contadas, ya daba
estertores ante las poderosas palabras del Hijo de Dios
pronunciadas en medio del reverente silencio de los suyos. El
traidor se había ido, y ahora Él quedaba libre para decirles
más de lo que podían recibir, debían pasar por un último mal
trago estando en su espíritu viejo, tan viejo como la
humanidad. Jesús sabía que todo debía ser cumplido para que
ellos pudieran tener vida verdadera; solo entonces la tristeza
de ellos se volvería alegría y serían, como Él, uno con el Padre.

«No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros. Un poco más de


tiempo [Lit., Todavía un poco] y el mundo no me verá más, pero
vosotros me veréis; porque yo vivo, vosotros también viviréis.
En ese día conoceréis que yo estoy en mi Padre, y
vosotros en mí, y yo en vosotros.» Juan 14:18-20

Aunque ellos no lo sabían aún, todo iba a ser hecho nuevo


para ellos, tan solo debían esperar un poquito más de tiempo.

«Un mandamiento nuevo os doy: que os améis los unos a los


otros; que como yo os he amado, así también os améis los unos
a los otros. En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si
os tenéis amor los unos a los otros.» Juan 13:34-35

En medio de sus mandamientos, este sería, a semejanza con la


ley de Israel, el primero y más importante de todos, tanto que
en el futuro debiera igualmente guardarse incluso durante los
siglos en los cuales la bendición ya no estuviese presente por
48
Mateo 26:17; Marcos 14:12; Lucas 22:7
49
Juan 13:1

61
6. Un nuevo pacto

el largo tiempo de dilación de las siete iglesias simbólicas. 50


Según la tradición, este mandamiento resultó ser el reiterado,
último y casi exclusivo discurso a los hermanos del apóstol
Juan,51 el último testigo vivo sobre la tierra. Y es que Juan
había comido “el librito abierto” de la mano del segundo ángel
poderoso de La revelación que Dios Padre dio a Jesucristo 52 y,
por lo tanto, sí comprendió el misterio del cumplimiento del
tiempo53 no revelado a su generación, 54 misterio que por amor
a los suyos calló, pues sabía lo que iba a venir.

El mandamiento supremo de Jesús era nuevo, porque se dice


“como yo os he amado”, y nunca antes había sido manifestado
Dios en el nombre de Jesucristo.

«Amados, no os escribo un mandamiento nuevo, sino un


mandamiento antiguo, que habéis tenido desde el principio; el
mandamiento antiguo es la palabra que habéis oído. Por otra
parte, os escribo un mandamiento nuevo, el cual es verdadero
en Él y en vosotros, porque las tinieblas van pasando, y la luz
verdadera ya está alumbrando. El que dice que está en la luz, y
aborrece a su hermano, está aún en tinieblas. El que ama a su
hermano, permanece en la luz y no hay causa de tropiezo en él.
Pero el que aborrece a su hermano, está en tinieblas y anda en
tinieblas, y no sabe adónde va, porque las tinieblas han cegado
sus ojos.» 1ª Juan 2:7-11

Cuando Juan escribió o dictó esto, ya era un anciano. Sucedió


probablemente durante el reinado de Trajano. 55 Juan había
50
Apocalipsis 10:6
51
1ª Juan 4:11,21
52
Apocalipsis 10:8-10
53
Apocalipsis 10:4
54
Hechos 1:7
55
Trajano reinó entre 98 y 117 d.C.

62
6. Un nuevo pacto

sido recluido por Domiciano56 en la isla de Patmos donde


recibió el Apocalipsis hacia el año 96 d.C. Después Nerva 57 lo
liberó, y la tradición dice de Juan que vivió sus últimos días en
Éfeso donde encontró el descanso y fue enterrado, y Éfeso es
la primera iglesia del Apocalipsis. Así que cuando el último
apóstol escribió o dictó estas palabras, los mandamientos de
Jesús ya eran antiguos, esto es, conocidos por todos. Y el
evangelio había sido predicado en todo el Imperio y más allá
de sus fronteras,58 tal y como el Señor había dicho que
sucedería, y además antes de la destrucción de Jerusalén
como Él manifestó en su discurso profético magistral del
monte de los Olivos.59 Juan, que sabía mucho más de lo que
decía, dio un giro al mandamiento más importante de Jesús.
Juan pidió que el amor por el hermano siempre resultase
nuevo, renovado; que siempre estuviese vigente ¡pasase lo
que pasase durante el tiempo de dilación! El mandamiento del
amor debía persistir, incluso por el largo tiempo de las siete
iglesias simbólicas, y así reconoceríamos a los verdaderos
discípulos de Cristo. El mandamiento nuevo de Juan era el
antiguo de Jesús, pero expresado de otro modo: Jesús pidió
que nos amásemos como Él nos amó, ¡casi nada!, y Juan
después lo convirtió en verdadera prueba de discipulado: “El
que ama a su hermano, permanece en la luz y no hay causa de
tropiezo en él. Pero el que aborrece a su hermano, está en
tinieblas.”.

P or lo tanto, la prueba verdadera de discipulado


es el amor, no la observancia del sábado de
Israel.

56
Domiciano reinó entre 81 y 96 d.C.
57
Nerva reinó brevemente, entre 96 y 98 d.C.
58
Colosenses 1:5-6,23; Romanos 1:8.
59
Mateo 24:14

63
6. Un nuevo pacto

Siempre el amor, y con amor se puede hablar. El amor permite


discutir de la verdad a pesar de las muchísimas diferencias, a
pesar de todas las separaciones.

«Entonces los que temían al Señor se hablaron unos a otros, y


el Señor prestó atención y escuchó, y fue escrito delante de Él
un libro memorial para los que temen al Señor y para los que
estiman su nombre. Y ellos serán míos —dice el Señor de los
ejércitos— el día en que yo prepare mi tesoro especial, y
los perdonaré como un hombre perdona al hijo que le
sirve. Entonces volveréis a distinguir entre el justo y el impío,
entre el que sirve a Dios y el que no le sirve.» Malaquías 3:16-18

Si el primer pacto fue pronunciado desde el monte Sinaí, el


segundo resultó sellado con la sangre de Jesucristo en el
monte Calvario o Gólgota que significa Lugar de la Calavera. Ni
siquiera tenemos plena certeza de qué lugar de Jerusalén se
trata. Pero fuera donde fuese, allí el Hijo de Dios murió
crucificado entre pecadores para el rescate de muchos.

«Y desde la hora sexta [I.e., las doce del día] hubo oscuridad
sobre toda la tierra hasta la hora novena [I.e., las tres de la
tarde] (…) Entonces Jesús, clamando otra vez a gran voz,
exhaló el espíritu. Y he aquí, el velo del templo se rasgó en
dos, de arriba abajo, y la tierra tembló y las rocas se
partieron; y los sepulcros se abrieron, y los cuerpos de muchos
santos que habían dormido resucitaron» Mateo 27:45,50-52

Si “todo el monte Sinaí humeaba, porque el Señor había


descendido sobre él en fuego”, y “el humo subía como el humo
de un horno, y todo el monte se estremecía con violencia, el
sonido de la trompeta aumentaba más y más y Moisés hablaba,

64
6. Un nuevo pacto

y Dios le respondía con el trueno”,60 en el Gólgota se hizo


oscuridad sobre toda la tierra por tres horas, hubo un fuerte
terremoto y las rocas se partieron abriéndose los sepulcros,
más el arca del testimonio quedó a la vista de todos como
señal de que Israel había llegado al final de su tiempo como
pueblo del pacto. Las tribus de Israel fueron reemplazadas por
los apóstoles de Jesucristo, y su ley por la enseñanza y
doctrina del Maestro, y todas las bendiciones futuras
predichas por los profetas para Israel se cumplirán al final,
cuando Israel e Iglesia sean un único pueblo pues el pueblo
del primer pacto y el del segundo son, en realidad, uno solo, el
pueblo del mismo Dios.

H ermano o hermana: ¿en qué pacto quiere


usted fijarse? ¿En el de Israel o en el de los
apóstoles? ¿En cuál desea vivir?

Sabemos que Jesús cumplió la ley de Moisés. Como israelita


fue circuncidado al octavo día y guardó todos los reposos,
también el del séptimo día. Incluso pidió a Juan ser bautizado
en el río Jordán, porque el bautismo de Juan vino para
arrepentimiento de Israel. Pero ninguna de estas cosas fueron
mandamientos de Él para nosotros. Usted, hermano o
hermana, puede observar el sábado si lo desea, pero no
estaría bien que juzgase a otro por tal motivo ya que el sábado
del séptimo día no es un mandamiento de Jesucristo. El
mandamiento de Jesucristo no consiste en esto, sino que tiene
más que ver con el ser que con el hacer, o con el hacer porque
se es. Al mismo tiempo que nadie piense que los
mandamientos de Jesucristo rebajaron el nivel de exigencia
que establecía la ley de Moisés. Todo lo contrario. La
enseñanza de Jesucristo es aun más difícil de guardar que la
antigua ley de Israel, ¡mucho más difícil! Tanto, que sin la
60
Éxodo 19:18,19

65
6. Un nuevo pacto

renovación del pacto hecho con la Iglesia primera resulta


inalcanzable, y así todos dependemos de nuevo de Él, y somos
justificados como Abraham por la fe y no por las obras.

No he venido a abolir, sino a cumplir.


«No penséis que he venido para abolir la ley o los profetas; no
he venido para abolir [lit. a destruir], sino para cumplir. Porque
en verdad os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, no se
perderá ni la letra más pequeña ni una tilde de la ley hasta que
toda se cumpla. Cualquiera, pues, que anule uno solo de estos
mandamientos, aun de los más pequeños, y así lo enseñe a
otros, será llamado muy pequeño en el reino de los cielos; pero
cualquiera que los guarde y los enseñe, éste será llamado
grande en el reino de los cielos. Porque os digo que si vuestra
justicia no supera la de los escribas y fariseos, no entraréis en el
reino de los cielos.» Mateo 5:17-20

Esta cita es muy socorrida por los sabatistas. Al leerla


entienden que los diez mandamientos continúan vigentes y
con ellos su sábado, pues Jesús dijo que ni la más pequeña
letra de la ley quedaría abolida, sino hasta que pasen el cielo y
la tierra. Pues bien, este es uno de tantos ejemplos en los que
se tuerce el sentido del texto a conveniencia en lugar de
escuchar a Jesús con el fin de entender la verdad. Para ello no
conviene en absoluto aislar un solo versículo sino tomar el
discurso entero en el que se aloja.

Encuentro dos problemas hermenéuticos no menores a la


interpretación sabatista. Primero, si Jesús estuviese diciendo
que nosotros aún hoy debemos guardar el sábado, ya que los
diez mandamientos, la ley, no fue abolida, entonces los
apóstoles Pedro, Pablo y Juan estarían en conflicto con esta
doctrina ya que enseñaron lo contrario tal y como podemos

66
6. Un nuevo pacto

leer en el Nuevo Testamento. Segundo, en todo caso, y


tomando las palabras de Jesucristo al pie de la letra, los diez
mandamientos estarían vigentes “hasta que todo se cumpla”, o
hasta “que pasen el cielo y la tierra”. Y curiosamente, las
últimas palabras de Jesús sobre la cruz fueron: ¡Cumplido
está!,61 y no resultaron de un susurro sino dichas “a gran
voz»62 por lo que nuestro querido Señor tuvo que esforzarse a
lo sumo. ¿Y fue este grito de Cristo Jesús el “hasta que toda se
cumpla” de Mateo 5?

También dijo que ninguna, ni de las letras más pequeñas de la


ley, se perdería, sino “hasta que pasen el cielo y la tierra”.
Entonces ¿sí se perderán cuando pasen el cielo y la tierra? ¿Y
cuándo pasan el cielo y la tierra? Y de nuevo encontramos el
cumplimiento de la aseveración de Jesús respecto la ley, pues
el “que pasen el cielo y la tierra” se halla en el propio Evangelio
de Mateo, en su capítulo 24, el que contiene el sermón
profético magistral de Jesucristo en el que se dice lo siguiente:

«En verdad os digo que no pasará esta generación hasta que


todo esto suceda. El cielo y la tierra pasarán, mas mis
palabras no pasarán.» Mateo 24:34-35

Jesús enseña sobre el fin del mundo y su segunda venida, y en


este discurso precisó que justo antes de verse en el cielo su
señal ocurrirá que:

«… el sol se oscurecerá, la luna no dará su luz, las estrellas


caerán del cielo y las potencias de los cielos serán sacudidas.
Entonces aparecerá en el cielo la señal del Hijo del Hombre; y
entonces todas las tribus de la tierra harán duelo, y verán al
Hijo del Hombre que viene sobre las nubes del cielo con poder
61
Juan 19:30
62
Mateo 27:50

67
6. Un nuevo pacto

y gran gloria. Y Él enviará a sus ángeles con una gran trompeta


y reunirán a sus escogidos de los cuatro vientos, desde un
extremo de los cielos hasta el otro.» Mateo 24:29-31

Por tanto ¿no será este el pasar del cielo y la tierra? Y si así
fuera, ¿no quedarían los diez mandamientos y su sábado
abolidos (literal, “destruidos”) con la segunda venida de Jesús?
Pero los sabatistas dicen que estaremos guardando el sábado
por toda la eternidad, también en la Tierra Nueva, de puesta
de sol del viernes a puesta de sol del sábado. ¿Cómo se
explican, entonces, estas contradicciones? Pues que se llega a
ellas al torcerse un versículo sin tener en cuenta el propósito
del discurso entero en el que se encuentra.

No he venido para destruir, sino para cumplir.


«No penséis que he venido para abolir la ley o los profetas; no
he venido para abolir, sino para cumplir. Porque en verdad
os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, no se perderá ni
la letra más pequeña ni una tilde de la ley hasta que toda se
cumpla.» Mateo 5:17-18

¿Qué quiso decir Jesús con estas palabras? ¿Que debemos


guardar todavía hoy el sábado del séptimo día? Pues me temo
que nada de esto. Existen dos oraciones clave que descubren
la intención de Cristo. La primera es que Él vino para cumplir,
no para destruir. ¿Y para cumplir lo qué? Pues la ley. ¿Y de qué
ley está hablando Jesús? ¿De la de Moisés que según Pablo
quedó clavada en la cruz?

Debemos entender que en esta ocasión Jesús no empleó la


expresión ley de Moisés ni en vuestra ley, como sí hizo en otras
discusiones con los judíos. Aquí Él solo dice la ley, por lo que
debemos inferir que no puede estarse refiriendo solamente a

68
6. Un nuevo pacto

la Torá que incluye el mandamiento del sábado sino, y a la vez,


a otra ley diferente a esta primera. De hecho, el nombre
Moisés no aparecerá hasta el capítulo octavo de Mateo.
Leamos el preámbulo de 5:17-18. Dice así:

«Y cuando vio las multitudes, subió al monte; y después de


sentarse, sus discípulos se acercaron a Él. Y abriendo su
boca, les enseñaba, diciendo: Bienaventurados los pobres en
espíritu, pues de ellos es el reino de los cielos.» Mateo 5:1-3

Por tanto Él está hablando mayormente a sus discípulos,


ténganlo ustedes en cuenta.

Si vuestra justicia no supera la de los fariseos


Esta sería la lección para los discípulos y la segunda clave que
permite a los buenos oidores entender el discurso completo.

¡Tremendo! Los fariseos eran estrictos observadores del


sábado y de toda la ley de Moisés, ¡pero Jesús los excluye del
reino de los cielos! Y entonces ¿cómo lograrían los discípulos
tener más justicia que los israelitas más celosos en la
observancia de la ley mosaica? El nivel de exigencia de Jesús
parecería insoportable para todos. Sin embargo, Él continuó
diciendo:

«Habéis oído que se dijo a los antepasados: No mataras y:


Cualquiera que cometa homicidio será culpable ante la corte.
Pero yo os digo que todo aquel que esté enojado con su
hermano será culpable ante la corte; y cualquiera que diga:
Raca [I.e., insensato, o, inútil (en arameo)] a su hermano, será
culpable delante de la corte suprema [Lit., del Sanedrín]; y
cualquiera que diga: Idiota, será reo del infierno [Gr., guéenna]
de fuego.» Mateo 5:21-22

69
6. Un nuevo pacto

¡Y esta sí que es buena! El no matarás del decálogo (ley de


Moisés) es amplificado en exigencia hasta el punto de
transformarse en un no llamarás inútil. Jesús está diciendo,
dense ustedes cuenta, que por insultar a tu hermano mereces
la misma pena que por matarle. Desde nuestro punto de vista
legal sería del todo injusto, pero Jesús es claro: si le llamas
raca (insensato o inútil) mereces ir a la guéenna (al fuego).

Expresemos cual notación matemática f(x) = y esta


amplificación efectuada por Jesucristo a la ley de Moisés, en
donde la equis sería la ley de Moisés y la y, la ley de Cristo.
Entonces la función f(x) representaría la multiplicación o
amplificación aplicada por Cristo a la ley mosaica:

f (‘no matarás’) = ‘no insultarás’ [f (ley de Moisés) = ley de Cristo]

En este caso Jesús ha traído un mandamiento del decálogo: no


matarás. El siguiente por orden es no cometerás adulterio, y Él
continuó diciendo:

«Habéis oído que se dijo: No cometerás adulterio. Pero yo os


digo que todo el que mire a una mujer para codiciarla ya
cometió adulterio con ella en su corazón.» Mateo 5:27-28

f (‘no cometerás adulterio’) = ‘no mires a una mujer para codiciarla’

Y en hipérbole literaria añadió:

«Y si tu ojo derecho te es ocasión de pecar [Lit., te escandaliza o


te hace tropezar], arráncalo y échalo de ti; porque te es mejor que
se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea
arrojado al infierno [Gr., guéenna].» Mateo 5:29

Como la condena por el quebrantamiento de la ley es la

70
6. Un nuevo pacto

muerte, mejor sería arrancarse los ojos que mirar a una mujer
para codiciarla: aunque ciegos, nos salvaríamos. Es una
evidente exageración que pretende manifestar la validez
absoluta de “LA LEY”. El siguiente mandamiento del decálogo
es no hurtarás, y Jesús continuó diciendo:

«Y si tu mano derecha te es ocasión de pecar, córtala y échala


de ti; porque te es mejor que se pierda uno de tus miembros, y
no que todo tu cuerpo vaya al infierno [Gr., guéenna].» Mateo
5:30

Es una alusión tácita al no hurtarás: si no deseas ir al fuego, te


conviene cortarte la mano del delito antes que robar, pues es
mejor entrar en el reino de los cielos manco que ir a la
guéenna. El insistente lenguaje hiperbólico de Jesucristo tiene
una única y clara finalidad, y es la de enseñarnos algo
diametralmente opuesto a lo que torticeramente entienden
los sabatistas cuando leen el no se perderá ni la letra más
pequeña de LA LEY.

Mateo continúa recordando que Jesús habló sobre el repudio,


los juramentos y la venganza, así que invito al lector a que
vaya dando nuevos valores a la equis de nuestra función que
convierte mandamientos de la ley de Moisés en mandamientos
de la ley de Cristo, hasta alcanzar el mandamiento supremo de
LA LEY: EL AMOR, y aquí quisiera detenerme un poco.

«Habéis oído que se dijo: Amaras a tu prójimo y odiarás a tu


enemigo. Pero yo os digo: amad a vuestros enemigos y orad
por los que os persiguen, para que seáis hijos de vuestro Padre
que está en los cielos; porque Él hace salir su sol sobre malos y
buenos, y llover sobre justos e injustos. Porque si amáis a los
que os aman, ¿qué recompensa tenéis? ¿No hacen también lo
mismo los recaudadores de impuestos? Y si saludáis solamente

71
6. Un nuevo pacto

a vuestros hermanos, ¿qué hacéis más que otros? ¿No hacen


también lo mismo los gentiles? Por tanto, sed vosotros
perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto.» Mateo 5:43-
48

El amor hacia el prójimo forma parte de la Torá y los profetas:


“No te vengarás, ni guardarás rencor a los hijos de tu pueblo,
sino que amarás a tu prójimo como a ti mismo; yo soy el
Señor”;63 o, “aprended a hacer el bien, buscad la justicia,
reprended al opresor, defended [O, vindicad] al huérfano,
abogad por la viuda”.64 En el Tanaj no se enseña a odiar, no he
encontrado en él ningún odiarás a tus enemigos. Jesús debió
recoger este dicho del refranero o de la tradición de los judíos.
El amar a los hijos de tu pueblo o prójimo del mandamiento,
pudo con el tiempo y las continuas pérdidas de autonomía de
Israel, siempre sometida a potencias extranjeras,
transformarse en un xenófobo ama a tu prójimo israelita, odia
al enemigo extranjero. Pero Jesús magnifica LA LEY al
considerar como prójimo ¡incluso a los enemigos! Entonces
prójimo es también el samaritano o el romano opresor, y de
ahí algunas de sus parábolas. ¿Y quién prestó mucha atención
a esta enseñanza imposible de cumplir por un israelita que,
como buen nacionalista, entendía que la voluntad de Dios
consistía en verse libre de todos los enemigos de ellos?

«Cuando Jesús se fue de allí, vio a un hombre llamado Mateo,


sentado en la oficina de los tributos, y le dijo: ¡Sígueme! Y
levantándose, le siguió.» Mateo 9:9

Así es, ¡Mateo! Sus homólogos evangelistas se refirieron a él


como Leví. En Lucas encontramos ampliado este llamamiento:

63
Levítico 19:18
64
Isaías 1:17

72
6. Un nuevo pacto

«Después de esto, Jesús salió y se fijó en un recaudador de


impuestos [O, publicano; i.e., uno que explotaba la recaudación de los
impuestos romanos] llamado Leví, sentado en la oficina de los
tributos, y le dijo: Sígueme. Y él, dejándolo todo, se levantó y le
seguía. Y Leví le ofreció un gran banquete en su casa; y había
un grupo grande de recaudadores de impuestos y de otros que
estaban sentados [Lit., recostados] a la mesa con ellos. Y los
fariseos y sus escribas se quejaban a los discípulos de Jesús,
diciendo: ¿Por qué coméis y bebéis con los recaudadores de
impuestos y con los pecadores? Respondiendo Jesús, les dijo:
Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los que están
enfermos. No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al
arrepentimiento.» Lucas 5:27-32

El pecador Mateo, publicano y recaudador de impuestos para


Roma y, por tanto, un enemigo de Israel, fue amado por
Jesucristo mientras que los fieles y escrupulosos observadores
del sábado lo odiaban.65 Pues Jesús enseñó que esto
igualmente era quebrantar LA LEY, porque “Él (Dios) hace
salir su sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos e injustos.
Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tenéis?
¿No hacen también lo mismo los recaudadores de
impuestos? ¡Qué fino era Jesús!, ¡y de qué modo se grabaron
estas palabras en la mente del pecador publicano Mateo! Jesús
dijo a los observadores de la ley de Moisés que, al amar
solamente a los que ellos consideraban prójimos, actuaban del
mismo modo que los pecadores, esto es que, por ejemplo, los
recaudadores de impuestos como el publicano Mateo: ¡Jesús
entonces afirmaba que los justos fariseos y saduceos eran
igual de pecadores que los recaudadores de impuestos de
Roma! Y Cristo predicó con el ejemplo pues pidió al publicano
Mateo que lo siguiese a lo que este accedió, y después Jesús le
65
Les era lícito; su ley obliga a amar solamente a sus prójimos, esto es a los hijos
de Israel.

73
6. Un nuevo pacto

correspondió añadiéndolo al apostolado; Mateo ocupó uno de


los lugares más íntimos y cercanos al Hijo de Dios. Y es gracias
a Leví, el convertido Mateo, que disponemos del mayor
despliegue de mandamientos de Jesús en los relatos del
Evangelio. Por todo ello, Leví prefirió emplear en su narración
su antiguo nombre de pecador, de publicano, Mateo, para así
engrandecer a Dios que tanto lo había amado: ¡gracias Dios
mío por tu palabra! ¡Gracias Leví! ¡Gracias Mateo por dejarlo
todo y haber seguido a Jesucristo, por el esfuerzo de habernos
dejado por escrito tu testimonio y así podamos comprender!

Así que debo añadir un nuevo valor a la equis de nuestra


función:

f (‘amarás a tu prójimo como a ti mismo’) = ‘amarás a tu prójimo


como a ti mismo, pero tu enemigo es también tu prójimo.’

He traído de Mateo 5 tres mandamientos del decálogo: no


matarás, no cometerás adulterio, y no hurtarás, y otro del
Levítico, amarás a tu prójimo como a ti mismo, acompañado
por un dicho, refrán o tradición judía: odiarás a tu enemigo, de
ahí que no haya incluido este último en mi función que solo
trabaja con leyes de la Torá. Recordar que Jesús reconoció que
amar a Dios con todo el ser y al prójimo como a uno mismo
eran los mayores mandamientos de los judíos, y que de ellos
dependían la ley y los profetas,66 un mandamiento semejante
fue dado a los apóstoles. 67 Entonces a tenor de lo leído en el
capítulo quinto de Mateo, podemos escribir la siguiente
fórmula: f (Deuteronomio 5) = Mateo 5, porque la ley de Cristo
anula por superación a la de Moisés resumida y representada
por el decálogo, siendo la de Cristo mucho más difícil de
cumplir, mucho más exigente pues se dirige directamente a la

66
Mateo 22:37-40
67
Juan 13:34-35

74
6. Un nuevo pacto

mente y al corazón del ser humano, a sus intenciones,


elevándose tanto que resulta inalcanzable, ¿no les parece?

Y Jesús dijo a los suyos que entrarían en el reino


de los cielos cuando su justicia superase la de
fariseos y escribas: ¿cómo sería esto posible?

Mateo 5:17-18 interpretado correctamente


«No penséis que he venido para abolir la ley o los profetas; no
he venido para abolir, sino para cumplir. Porque en verdad os
digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, no se perderá ni la
letra más pequeña ni una tilde de la ley hasta que toda se
cumpla.»

¿Entendemos ahora? ¿Debemos por la lectura de esta cita


colegir que estamos obligados a guardar el reposo del séptimo
día? ¿Se comprende por qué Jesús no mencionó en absoluto a
Moisés cuando traía de la Torá, y por el contrario empleó el
término LEY sin nada detrás, LEY que dice Él viene A
CUMPLIR? Entonces ¿cuál es la lección?, ¿cuál la enseñanza?
Porque si el estricto observador de la ley de Moisés, fariseo y
escriba, es para Jesús tan pecador como el publicano, y al
mismo tiempo se cumple que “si vuestra justicia no supera la
de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos”:
¿qué debemos inferir?

Así las cosas, la lección es clara como el agua y una sola la


enseñanza, que

S olo Jesús es el Justo, solo Él podía cumplir la


ley, ¡y lo hizo!

Esta es la lección que se desprende de todo aquel discurso. Y

75
6. Un nuevo pacto

ahora la correcta interpretación de Mateo 5, 17-18:

Jesús está trayendo de dos leyes: de la mosaica y


de la suya, de ahí que las ponga en claro
contraste y siempre emplee el término genérico
“ley”; y ambas legislaciones se encontrarán con su
respectivo final: cuando todo se cumpla; y ese todo
incluye, a su vez, dos finales, una por cada ley. El
primero llegó con la cruz cuando Jesús gritó
cumplido está, fue entonces que la ley mosaica
quedó reemplazada por la segunda ley, la de
Cristo. ¿Y cuándo concluirá la segunda ley o pacto,
el de la gracia de Jesucristo?

Jesús vivió bajo la ley mosaica como enseñó Pablo en Gálatas


4:4, mas la ley de Moisés quedó reemplazada por la de Cristo
como también enseñó el apóstol, por ejemplo, en Efesios 2: 17.
La ley mosaica fue abolida por el Padre de lo que testificó que
el velo del templo fuera rasgado de arriba abajo, quedando a
la vista el arca del pacto, y con ello el Hacedor de aquella ley
quebró su compromiso con aquel pueblo, también en
respuesta a los actos delictivos de sus dirigentes.

Aún hoy continúa vigente la ley de Cristo, mas también se


encontrará con su final, cuando se complete la segunda mitad
de aquel todo se cumpla de Jesucristo, porque sus palabras
nunca pasarán. El segundo final llegará con el pasar del cielo y
la tierra enseñado por Jesús en su sermón profético, y su
sermón profético fue posteriormente desarrollado con La
revelación de Jesucristo que Dios le dio o Apocalipsis en el que,
de nuevo, aparece, y en un solo lugar de todo aquel librito, un
arca del pacto, y este como el literal judío es también
descubierto pues de él se dice que se veía. Este hecho revelado

76
6. Un nuevo pacto

hace siglos quedó emplazado para un tiempo futuro muy


próximo al de la escritura de este libro que tiene entre sus
manos, representa el fin del pacto de la gracia de Jesucristo:

«El templo de Dios que está en el cielo fue abierto; y el arca


de su pacto se veía en su templo, y hubo relámpagos, voces
y truenos, y un terremoto y una fuerte granizada.» Apocalipsis
11:19

Se da como fecha aproximada más probable a la redacción del


Apocalipsis el año 96 d.C., y que su autor fue el discípulo
amado, el apóstol Juan, confinado por Domiciano a la isla de
Patmos. Por aquel entonces todos los creyentes supieron que
el velo del templo de Herodes había sido rasgado cuando el
Señor gritó ¡Cumplido está!68, comprendieron lo que aquello
significó: el fin de la ley mosaica. Pero este hecho registrado
por Leví Mateo es en el Apocalipsis solo la historia conocida,
en realidad un medio para revelar sobre la muy futura al
tiempo de Juan conclusión de la segunda ley, la de Cristo,
sobre el final del segundo pacto de la gracia para toda una
generación de habitantes de la tierra. Explicar el cuándo y el
por qué de este hecho escatológico trascendente para los
habitantes de la tierra excedería el contenido temático de este
librito, puesto que implicaría adentrarnos de lleno en la visión
profética a la que me dedicaré, Dios mediante, en libros
posteriores de esta colección. Por el momento, y para rematar
este apartado, traeré otra vez uno de los versículos más
hermosos de Pablo:

«Porque esto: No cometerás adulterio, no matarás, no hurtarás,


no codiciarás, y cualquier otro mandamiento, en estas palabras
se resume: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. El amor no
hace mal al prójimo; por tanto, el amor es el cumplimiento
68
Mateo 27:51

77
6. Un nuevo pacto

de la ley.» Romanos 13:9-10

El pacto de la gracia de Jesucristo también pasará porque


todos los salvos habremos entrado en el santuario, el reino de
Dios habrá llegado y el santuario simbólico habrá sido
purificado, justificado y restaurado por siempre. Y sin pecado
la ley no será necesaria pues el amor es el cumplimiento de la
ley, amén y amén.

Sobre el entrar en el reino de los cielos


«Si vuestra justicia no supera la de los escribas y fariseos, no
entraréis en el reino de los cielos.» Mateo 5:20

Los discípulos se abrieron paso entre la multitud para situarse


cerca de Jesús. Hasta que no estuviesen, Él no comenzaría
aquel discurso pues ellos representaban a todos los que iban a
entrar en el reino de los cielos bajo la ley de Cristo. ¿Y cómo
ellos (y nosotros) podían (podemos) estar a la altura de los
mandamientos de Jesús, pues son inalcanzables?
Sencillamente, no podían (ni nosotros tampoco) sin la
intervención directa de Dios por medio del bautismo del don
del espíritu santo, así de claro.

«Pero ahora hemos quedado libres de la ley, habiendo muerto a


lo que nos ataba, de modo que sirvamos en la novedad del
espíritu y no en el arcaísmo de la letra.» Romanos 7:6

La novedad de Pablo es ‘la ley del espíritu’ que es la ley de


Cristo para aquella generación apostólica. Ellos entraron de
este modo en el reino de los cielos y Dios los capacitó para
cumplir la ley inalcanzable de Jesucristo. ¿Y nosotros? ¿Hemos
entrado en el reino de los cielos? Pues sí y no. Hemos entrado
por fe, pero no vivimos aún como ellos en la ley del espíritu.

78
6. Un nuevo pacto

Aquel tiempo cesó, se cerró, y esto sucedió por voluntad del


Padre. Nosotros hoy nos encontramos hacia el final del tiempo
de la dilación, y resta todavía un poquito de tiempo para su
conclusión. Somos, pues, semejantes a los discípulos que
caminaban con Jesús antes de su resurrección y, por tanto, del
bautismo del espíritu. Ellos lo amaban y acompañaban, el
espíritu estaba con ellos pero no en ellos.

H e comprendido por el estudio de la visión


profética que la renovación del pacto santo
será la verdadera señal del fin.

«Si me amáis, guardaréis mis mandamientos. Y yo rogaré al


Padre, y Él os dará otro Consolador [O, Intercesor; gr., Parácletos;
i.e., uno llamado al lado para ayudar] para que esté con vosotros
para siempre; es decir, el espíritu de verdad, a quien el mundo
no puede recibir, porque ni le ve ni le conoce, pero vosotros sí
le conocéis porque mora con vosotros y estará en
vosotros.» Juan 14:15-17

Jesús les pidió que no marchasen de Jerusalén, porque en


pocos días recibirían el don del espíritu santo, 69la ley que
estaría en ellos. Y en la bendición vivieron como una sola
persona en los mandamientos de Jesús, (bien pocos que son)
juntos y unánimes. Nosotros también debemos estar juntos en
el amor que es el primer y casi único mandamiento que nos
dejó Jesús, ni sábados ni diezmos; ni alimentos puros e
impuros, etcétera, solo el amor.

¿Somos como los fariseos?


¿Somos nosotros hoy en día como los fariseos? Pienso que en
buena medida sí, me consta personalmente. Jesús dice lo
69
Hechos 1:4-5

79
6. Un nuevo pacto

siguiente a la última iglesia simbólica:

«Porque dices: Soy rico, me he enriquecido y de nada tengo


necesidad; y no sabes que eres un miserable y digno de lástima,
y pobre, ciego y desnudo.» Apocalipsis 3:17

Y díganme, ¿acaso esto no es haber caído en el fariseísmo? Los


fariseos, con toda sinceridad, se creían justos pues guardaban
la ley mosaica. Como nosotros, ¡no sabían que estaban
desnudos! Y si no se sabe tampoco se es culpable por ello.
Pero ¡vaya!, llegó Jesucristo y los puso en evidencia, Jesucristo
fue juicio para ellos. Si ellos no hubiesen visto hacer a Cristo
las obras que hizo y no hubiesen escuchado las palabras de
verdad que dijo, no habrían tenido pecado, pero como las
vieron y escucharon estuvieron en pecado. Así ocurrirá en
breve. Cuando el don del Padre sea renovado conforme a la
promesa, entonces el que no abandone el legalismo se
perderá: ¿recuerdan ustedes la parábola de las diez
muchachas?

Jesús es LEY para nosotros


Porque sus palabras y obras nos condenan por cuanto
contrastan con nuestra realidad. Sus intenciones son tanto
más elevadas que las nuestras como superior es su espíritu.
Jesucristo es el hombre espiritual, nosotros el terrenal, el
carnal o natural. Los fariseos y escribas se esforzaron en
cumplir la ley mosaica, pero ante Cristo que ES LEY, se vieron
pecadores. Sin condenarles Jesús, eran condenados. Pedro
dijo: ¡Apártate de mí, Señor, pues soy hombre pecador!,70 y esto
estaba bien dicho porque la humildad es condición del
cristiano, sentirse espiritualmente pobre, ciego y desnudo
frente a Cristo es el primer gesto para vestirse, significa que se
70
Lucas 5:8

80
6. Un nuevo pacto

progresa adecuadamente en la verdad. De ahí que no fuese


casual que ante el despliegue de la ley de Cristo, Mateo
antepusiera las bienaventuranzas. Los orgullosos fariseos y
escribas (no todos) arreaban a Jesús con la ley de Moisés.
Pretendían dañarle, entramparlo de algún modo legal. Tan
confortados vivían en su ley que no necesitaban de nada más:
se sentían y creían justos. Jesús, sin embargo, hablaba a los
pecadores.

Para aquellos justos Jesús debía de resultar un verdadero


estorbo, una persona insufrible e insoportable. Y es que el
hombre natural solo puede optar por dos actitudes ante el
hombre espiritual: escuchar con humildad, con sed y hambre
de justicia, o ser rebelde. El hombre espiritual no busca el
mundo del diablo. El que ama más al mundo y sus malas obras
que a Cristo se perderá, nunca podrá entrar en el reino de los
cielos. Así que Cristo es nuestra ley y quien no juzga a los que
creen en Él, solo a los que no creen. Y fuera del espíritu nos
dejó muy pocos mandamientos, realmente dos:

1) Que nos amásemos los unos a los otros; es el mandamiento


supremo junto con el amar a Dios y a Jesucristo, y este
mandato ha seguido en vigor por todo el tiempo de la
dilación.
2) Que lo recordáramos partiendo el pan y tomando el vino
como ordenó en la última Pascua judía.71

¿Ama usted a Dios? ¿Ama a Cristo? ¿Quiere a sus hermanos y


se mueve con amor? Pues entonces es usted un buen
discípulo, porque el que ama a Cristo y aborrece al hermano
anda en tinieblas dijo Juan, no ha visto la luz. Así que el AMOR
y un solo RITUAL, partir el pan y tomar el vino en memoria de

71
Lucas 22:19-20

81
6. Un nuevo pacto

Él, ni sábados ni diezmos ni alimentos puros, etcétera; nada de


estas cosas son “mandamientos de Jesucristo”, al tiempo que
por amor mucho más que todas ellas pueden ser realizadas. Y
ustedes me dirán: ¡Eh!, ¡que te has olvidado del bautismo! Pues
no, no me he olvidado. El rito del bautismo ordenado por
Cristo se acompañaba por el poder del espíritu santo que
producía señales milagrosas entre los que creían en su
nombre.72 Yo he sido bautizado dos veces: primero siendo un
bebé con el bautismo católico y después de adolescente por
los adventistas del séptimo día, y ninguno de ambos
bautismos son el de la generación apostólica, el bautismo en el
nombre de Jesucristo, y nunca más seré bautizado en agua
pues espero un bautismo mejor para así entrar en el
verdadero sábado, en el reposo de Cristo Jesús.

«Venid a mí, todos los que estáis cansados [O, exhaustos de tanto
trabajar] y cargados, y yo os haré descansar. Tomad mi yugo
sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de
corazón, y hallareis descanso para vuestras almas. Porque
mi yugo es fácil [O, agradable, o, suave] y mi carga ligera.» Mateo
11:28-30

Jesús dijo de los rituales que hasta el fin del mundo.73 ¿Y


cuándo comienza el fin del mundo? Y es que hay un tiempo en
el que Él camina entre los candelabros 74 y otro en el que ya no:
¿y quién puede entender esto? Aún me toca hablar desde la
desnudez y de la desnudez, y es difícil hablar de lo que no se
tiene ni se ve, aunque al menos yo sé lo que me falta, soy un
laodicense frío. El que está frío sabe lo que le falta, el que tiene
calor ya ha sido vestido mientras que el tibio ¡no sabe!

72
Marcos 16:15-18; Hechos 2:38-39
73
Mateo 28:20
74
Apocalipsis 1:13

82
7. De lo antiguo a lo nuevo

Barca. Imagen de Gerd Altmann en Pixabay

«Y las mujeres que habían venido con Él desde


Galilea siguieron detrás, y vieron el sepulcro y cómo
fue colocado el cuerpo. Y cuando regresaron,
prepararon especias aromáticas y perfumes. Y en el
día de reposo descansaron según el
mandamiento [...] Pero el primer día de la semana,
al rayar el alba, las mujeres vinieron al sepulcro
trayendo las especias aromáticas que habían
preparado.» Lucas 23:55-56; 24:1

E sta es la última noticia de la que disponemos en las


Sagradas Escrituras sobre que seguidores de Jesucristo
guardaran el sábado del cuarto mandamiento del
decálogo judío, nunca más volverá a decirse algo semejante: el
reposo del séptimo día quedó por siempre en la tumba de
Jesús junto a la circuncisión y todos los mandatos, ordenanzas
y ritos de Israel, el pueblo del primer pacto.

83
7. De lo antiguo a lo nuevo

Hasta aquí he estado evaluando la realidad del sábado


mientras se mantuvo vigente el pacto de Yahweh con la
descendencia de Abraham, lo que viene a ser lo mismo que
hasta los Evangelios, pues son el testimonio escrito de los
hechos de Jesucristo con quien dicho convenio llegó a su final.
A partir de aquí evaluaré el reposo del séptimo día desde la
perspectiva de la Iglesia primera, lo que análogamente
equivale a decir que desde el libro de los Hechos de los
apóstoles. E increíblemente aquel sábado desaparece, no
encontrarán ni un solo versículo en su defensa, ni una sola
apología del “santo sábado”, siendo tan importante según
nuestros queridos hermanos sabatistas: ¿por qué motivo?

«Porque cuando se cambia el sacerdocio,


necesariamente ocurre también un cambio de la
ley.» Hebreos 7:12

Esto también es historia


En el capítulo anterior creo que acerté con el sentido correcto
de la siguiente cita de Jesús:

«No penséis que he venido para abolir la ley o los profetas; no


he venido para abolir, sino para cumplir. Porque en verdad os
digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, no se perderá
ni la letra más pequeña ni una tilde de la ley hasta que toda se
cumpla.» Mateo 5:17-18

Expliqué que la lección que se desprende de todo aquel


discurso, no es que el sábado del séptimo día siga vigente: ¡no,
no, no! Sino que solamente es Jesús quien cumple la ley, solo
Él pudo satisfacer todos sus requerimientos, solo Él es el Justo
y nosotros somos justificados por creer en Él; entonces no por
obras sino por fe.

84
7. De lo antiguo a lo nuevo

La segunda lección es que Jesús no está hablando de una única


ley, sino de dos. De ahí que en aquella ocasión continuamente
dijese la ley sin señalar de cuál se trataba, como sí
acostumbraba cuando discutía con los judíos al decirles en
vuestra ley o en la ley de Moisés.

El bueno de Leví Mateo recogió maravillosamente aquel


discurso de Jesucristo (en Mateo 5) en el que se contrasta,
incluso exageradamente, entre ambas legislaciones: la
mosaica y la que Jesús representa. Entonces el no matarás de
la ley de Moisés es un no llames inútil en la de Cristo, y así
sucesivamente. Ambas legislaciones se encontrarán con el
final anunciado por Jesús, de modo que el hasta que todo se
cumpla se trata, en realidad, de dos fines, uno por cada ley. Y
no es casualidad que Mateo nos informe sobre ambos
extremos, algo tangencialmente, pero sí lo hace.

Dios deroga la ley de Moisés


«Entonces Jesús, cuando hubo tomado el vinagre, dijo:
¡Consumado es! [O, ¡Cumplido está!] E inclinando la cabeza,
entregó el espíritu.» Juan 19:30

«Entonces Jesús, clamando otra vez a gran voz, exhaló el


espíritu. Y he aquí, el velo del templo se rasgó en dos, de arriba
abajo, y la tierra tembló y las rocas se partieron.» Mateo 27:50-51

Y este fue el primer hasta que todo se cumpla de Mateo 5:18.


Por la medida en codos proporcionada por el historiador judío
Josefo, sabemos que el velo pudo tener hasta dieciocho metros
de altura, o incluso más, y diez centímetros de grosor, y que ni
con la fuerza tractora de dos caballos tirando de ambos
extremos podía ser rasgado. Solo Mateo nos informa sobre lo
ocurrido en el templo, que aquel grueso velo fue roto de

85
7. De lo antiguo a lo nuevo

arriba abajo, y esto cuando Jesús murió. Y por Juan, que las
últimas palabras del Señor fueron: ¡Cumplido está!

Mateo se refiere al velo del interior del templo que separaba el


lugar santo del santísimo, ya que el templo de Herodes no era
como el atrio de Moisés con velo exterior e interior. El templo
de Herodes lucía unas grandes puertas de madera a su
entrada, entonces lo que quedó a la vista al rasgarse
milagrosamente el velo en dos fue el arca del testimonio, cuyo
interior guardaba las tablas del pacto con sus diez palabras
esculpidas en ellas. Israel había respondido que sí a Dios al
escuchar en el Sinaí aquellas diez primeras palabras de su ley,
mas al romperse el velo de arriba abajo se nos reveló que este
fue un acto divino, no humano. Así que Dios Padre, el mismo
que acordó con ellos en el Sinaí, fue quien después rompió el
velo dejando al descubierto el arca del testimonio enseñando,
entre otras cosas, que aquel primer convenio había concluido;
con la muerte de Jesús se había hecho justicia, la ley quedaba
satisfecha. Y no solo esto, sino también que el tiempo de Israel
como pueblo escogido había finalizado y con Israel toda
aquella legislación incluido, por supuesto, el reposo del
séptimo día que, a su vez, representó en el tiempo aquella
antigua dispensación de ritos y figuras, el tiempo del Estado
de Israel como nación escogida por el Altísimo. Y parece que
así lo entendieron los apóstoles y todos los discípulos de
Jesús, salvo unos pocos judaizantes. Pablo enseñó muchísimo
sobre este aspecto del evangelio:

«Y la ley se introdujo para que abundara la transgresión, pero


donde el pecado abundó, sobreabundó la gracia, para que así
como el pecado reinó en la muerte, así también la gracia reine
por medio de la justicia para vida eterna, mediante
Jesucristo nuestro Señor.» Romanos 5:20,21

86
7. De lo antiguo a lo nuevo

«Porque el pecado no tendrá dominio sobre vosotros, pues no


estáis bajo la ley sino bajo la gracia.» Romanos 6:14

Y así podríamos seguir y seguir y seguir, añadiendo citas de


Pablo en el mismo sentido, Pablo fue muy diligente y
trabajador. ¿Y por qué pensar que los demás apóstoles y
discípulos entendieron estas cosas de algún otro modo?
Veremos que Juan y Pedro coinciden en esto con Pablo, por lo
que solo se puede inferir que toda aquella generación
comprendió que se encontraba bajo otra ley, bajo otro pacto,
el de la gracia de Jesucristo, quedando libres de toda exigencia
de la ley del primer pacto. ¿Entonces por qué pensar que el
sábado continuaba en vigor y era considerado santo por los
apóstoles? No lo puedo entender. Además, los judíos no
distinguían una parte de la ley de otra. En su mentalidad, todo
era ley de Moisés. Así, pues, el sábado para ellos era tan ley de
Moisés como ley del primer pacto lo fue la circuncisión y
todos los reposos (sábados) de las demás fiestas judías, o los
sacrificios, y todo en su conjunto había quedado anulado por
Cristo. En consecuencia, la generación apostólica fue un
pueblo nuevo bajo una ley mejor, la del espíritu, y el espíritu
también es la palabra viva de Dios, las palabras o enseñanza
de Jesucristo.

Transitando de lo antiguo a lo nuevo


Aun bendecidos en el don del espíritu santo, los discípulos no
se vieron al principio libres de tensiones provocadas por no
terminar de soltarse de lo antiguo. Tengamos en cuenta, y es
comprensible, que siglos de tradición mosaica no habrían
podido desaparecer abruptamente. Pero lo increíble es que así
sucedió, salvo excepciones. Tras un tiempo de transición, y
una vez que Dios instruyó en la verdad a los suyos como Jesús
dijo que sucedería, que después de su resurrección ellos

87
7. De lo antiguo a lo nuevo

recibirían más luz, más verdad, no tenemos por qué colegir


que guardasen sábado alguno más que el reposo espiritual de
Cristo. No tenemos por qué pensar que ellos no
comprendiesen que todo lo antiguo había sido destruido por
la cruz de Cristo, y me refiero como antiguo a la ley de Moisés,
solo a esto, no a la profecía. En la segunda parte del Evangelio
de Lucas, nuestro libro bíblico de los Hechos de los Apóstoles,
se nos dibuja esta situación de transición entre lo antiguo y lo
nuevo, y de qué modo Dios dio instrucciones claras para que
todos tuviesen solo certezas y ningún miedo a soltarse de la
ley abolida de Moisés, sábado incluido. Lucas nos dejó la
experiencia vivida por el centurión de Roma Cornelio y su
familia y amigos íntimos, y del apóstol Pedro y acompañantes,
vivencia compartida después con la Iglesia en Jerusalén. Y esta
no fue la única intervención directa de Dios que nos consta en
el libro de los Hechos y con la misma finalidad. Y es lógico. La
cuestión no era menor y los posibles enganches con lo antiguo
podía contaminar todo lo nuevo.

A sí que Dios intervino sucesivamente tras


haber rasgado el velo del templo. De hecho,
¿acaso no fue el propio llamamiento por Jesucristo
del perseguidor judío Pablo de Tarso, una
intervención directa de Dios para que todos
entendiesen que lo antiguo había sido destruido?
Pablo fue fariseo y fiel observador de toda la ley
judía. Entiendo que sí, que Pablo resultó ser un
instrumento escogido por Dios para proclamar
esta enseñanza, y con él también Pedro y Juan.75

75
2ª Pedro 3:15-16. Cf. Romanos 13:9-10; 1ª Juan 2:7-11

88
7. De lo antiguo a lo nuevo

Cornelio y su familia (basado en Hechos 10-11)


Cornelio era “centurión de la cohorte [I.e., unidad militar
romana compuesta de varias centurias] llamada la Italiana.”
Una centuria no equivale a cien hombres, sino a una unidad
administrativa y política que en Roma tenía su propia
vertiente civil. En el siglo primero, la centuria contaba con
entre treinta y sesenta hombres. Cornelio estaba al mando de
varias centurias y la Biblia dice de él que era “piadoso y
temeroso de Dios con toda su casa, que daba muchas limosnas
al pueblo judío y oraba a Dios continuamente.” Cornelio vivía
en Cesarea, un pueblo costero situado muy al norte de
Jerusalén, que debía su nombre al primer rey de Roma,
Octavio Augusto. Reinando Augusto, nació el Rey de reyes
Jesucristo, el reino de Dios y el de Roma pugnaban entre sí. El
relato continúa diciendo que “como a la hora novena del día”,
es decir, hacia las tres de la tarde, Cornelio recibió la visita de
un ángel que reconoció sus oraciones y limosnas y le pidió que
despachara unos hombres hacia Jope con el fin de traer a
Pedro a su casa.

E l ángel visitó al centurión romano a la hora de


la crucifixión de Jesús cuando exhaló su último
aliento gritando: ¡Cumplido está! y se rasgó en dos
el velo del templo: ¿casualidad? No lo creo en
absoluto.

Jope es la actual Jaffa (Tel Aviv). Jaffa se ubica a


aproximadamente 48 kms al sur de Cesarea, y como esta mira
hacia el Mediterráneo. Cornelio informó de lo sucedido a dos
de sus criados y a un soldado de su máxima confianza. Al día
siguiente partieron hacia Jope por la ruta costera, dirección
Jerusalén. Y entretanto, ¿qué ocurría en casa de Simón el
curtidor donde se hospedaba Pedro? Pues entretanto los

89
7. De lo antiguo a lo nuevo

hombres de Cornelio se acercaban a la ciudad, Dios preparaba


a Pedro, el querido Pedro debía abrir su mente. Vivía en el don
de Dios, en el amor de Cristo, pero igualmente necesitaba
aprender. El espíritu vivifica e ilumina, pero no formatea el
cerebro. Dios le iba a dar una lección que jamás olvidaría. Con
este último empujón, Pedro dejaría de ver la realidad desde el
exclusivismo judío y aprendería a caminar de verdad sobre el
agua, esto es a no tener miedo a soltarse de la ley de Moisés,
de todas las muletas de su antigua religión.

E l velo de la religión de Pedro tenía también


que ser rasgado de arriba abajo. ¿Y cuántos
velos de nuestra religión cristiana no tendrán que
ser rasgados en dos? Le doy infinitas gracias a Dios
por cada uno que he tenido que traspasar para
comprender la verdad: ¡gracias Dios mío!

Pedro entró en visión mientras oraba, y vio bajar del cielo un


objeto parecido a un lienzo lleno de todo tipo de animales
impuros según la ley de Moisés (Levítico 11), pero una voz le
dijo que matara y comiera. Era mediodía y tenía hambre.
Pedro se negó por causa de la ley, pero la voz insistió en que
no llamara impuro lo que Dios había limpiado. Esta escena se
repitió hasta tres veces, el mensaje, pues, era enfatizado por
su importancia. ¿Qué significaba la visión?

T odos podemos comprender que el mensaje es


el mismo que el que quedó a la vista al
romperse el velo del templo, un mensaje con
tantas vertientes como veces bajó el lienzo del
cielo.

Mientras Pedro, perplejo, trataba de comprender la visión,

90
7. De lo antiguo a lo nuevo

llegaron a la casa los criados de Cornelio y, de nuevo, Dios


intervino. Dios Padre le hizo ver a Pedro que unos hombres lo
buscaban, y que aquello venía de Él, que no dudara en
acompañarles. Aquellos hombres le informaron de lo sucedido
en Cesarea y Pedro partió con ellos al día siguiente. Podemos
imaginar la expectación de Pedro durante el camino.
Comprendió que este asunto venía de Dios, pero nunca antes
lo había empujado a una casa gentil, siempre había predicado
el Nombre a sus compatriotas. Ni siquiera se encaminaba a
Jerusalén, a la ciudad santa, sino más al norte, a Cesarea, a un
lugar levantado en honor al primer monarca de Roma, a casa
de un centurión. Mientras caminaba, ¿recordaría Pedro el
modo en que Jesús habló, incluso alabó, a algunos extranjeros?
¿Habría venido a su mente aquella extraña parábola de los
invitados a las bodas? ¿En qué acabaría todo aquello?

Simón Pedro desconocía la realidad que se avecinaba, que no


solo el centurión y toda su casa iban a ser bendecidos, sino él
mismo, y después toda la Iglesia. Con Pedro habían salido
otros hermanos de Jope, todos ellos judíos cristianos.

En casa de un incircunciso
Tras hacer noche, continuaron el viaje hasta que, al fin,
entraron en Cesarea. Cornelio les esperaba con un buen grupo
de personas compuesto por amigos íntimos y parientes, y
atención al detalle, el jefe de varias centurias Cornelio se
postró a los pies de Pedro ¡y lo adoró nada más verle!, al fin y
al cabo un ser celestial hizo traerle a su casa. Pedro corrige
esta acción y recuerda que para un judío no es lícito asociarse
con un extranjero o visitarle. Pero aclara que Dios le mostró
que no debía llamar impuro a ningún hombre (primera
lección aprendida por el apóstol, no sabía que Dios lo había
metido en un curso intensivo). Y habiéndose Pedro

91
7. De lo antiguo a lo nuevo

encontrado con “mucha gente reunida” les preguntó, atención,


lo siguiente:

«¿por qué causa me habéis enviado a llamar?» (v. 27)

¡Vaya pregunta! Los hombres de Cornelio ya le habían


informado sobre lo sucedido:

«A Cornelio el centurión, un hombre justo y temeroso de Dios,


y que es muy estimado por toda la nación de los judíos, le fue
ordenado por un santo ángel que te hiciera venir a su casa para
oír tus palabras.» (v. 22)

Entonces ¿por qué razón el apóstol pregunta ahora por el


motivo de la invitación? Pues porque en ese momento Pedro
solo entendía que “no debía llamar impuro a ningún hombre”,
nada más, pero aún no se atrevía a predicar el Nombre a
aquella gente, todavía no acertaba a saber si era lo correcto.
La respuesta de Cornelio es, en los oídos de Pedro, casi un eco
de las palabras dichas dos días antes en Jope por el soldado de
confianza, salvo por un detalle y, en apariencia, de poca
importancia. Y mientras Cornelio hablaba, Dios trabajaba en la
mente y en el corazón del apóstol. Cornelio aportó un dato
nuevo. Dijo:

«A esta misma hora, hace cuatro días, estaba yo orando en


mi casa a la hora novena; y he aquí, un hombre con
vestiduras resplandecientes, se puso delante de mí» (v. 30)

Era demasiada casualidad. Sin haberlo previsto, Pedro se


encontró ante ellos a las tres de la tarde, a la misma hora que
el ser resplandeciente visitó al centurión cuatro días antes, a
la misma hora que Jesús exclamó ¡Cumplido está! cuando se
rasgó en dos el velo que dejó desnudo el arca emplazado en lo

92
7. De lo antiguo a lo nuevo

más íntimo del templo. Y en ese preciso instante Dios también


terminó de romper el velo que impedía a Pedro ver lo el Señor
que estaba haciendo delante de sus propias narices.

«Ciertamente ahora entiendo que Dios no hace acepción de


personas, sino que en toda nación el que le teme y hace lo
justo, le es acepto [O, Dios se agrada de él]» (vv. 34, 35)

Y ahora sí se atrevió a hablarles de Jesucristo, y solo entonces


sucedió el milagro:

«Mientras Pedro aún hablaba estas palabras, el espíritu


santo cayó sobre todos los que escuchaban el mensaje. Y todos
los creyentes que eran de la circuncisión, que habían
venido con Pedro, se quedaron asombrados, porque el don
del espíritu santo había sido derramado también sobre los
gentiles, pues les oían hablar en lenguas y exaltar a Dios.
Entonces Pedro dijo: ¿Puede acaso alguien negar el agua para
que sean bautizados estos que han recibido el espíritu santo lo
mismo que nosotros? Y mandó que fueran bautizados en
el nombre de Jesucristo. Entonces le pidieron que se
quedara con ellos unos días.» Hechos 10:44-48

Algunas reflexiones
Cuatro días antes, Pedro, aun en el don del Padre, no se
hubiera atrevido a:

1º) Hospedarse en casa gentil.


2º) Comer alimentos impuros. Y,
3º) Hablar de Jesucristo a los gentiles.

Pero cuatro días después, y tras la intervención de Dios:

93
7. De lo antiguo a lo nuevo

1º) Se hospedó en casa de Cornelio, un centurión romano que


vivía en una ciudad de origen romano levantada en honor
a Octavio.
2º) Comió alimentos impuros pues pasó “unos días” con ellos.
3º) Se convirtió, al fin, en un verdadero pescador de
hombres: comprendió que el evangelio no solo estaba
destinado a los judíos, sino también a los gentiles, a todas
las naciones de la tierra.

Importantes lecciones aprendidas en igual número que


aquella especie de lienzo había subido al cielo.

E n resumen, que Pedro interiorizó, con la ayuda


de Dios, que la antigua ley de Moisés había
sido abolida en la novena hora cuando Jesús
exclamó ¡Cumplido está!, a la misma hora que
Cornelio recibió la visita del ser resplandeciente y
a la misma hora que Pedro comenzó a hablarles de
Jesucristo y fue derramado el don del Padre, las
vestiduras de Jesús. Pedro, al fin, aprendió a
caminar sobre las aguas, sin miedo, sin temor. Con
Cristo y en Cristo no necesitaría nunca más de
ninguna de aquellas cosas antiguas, de ninguna
sombra pasada de las realidades para él presentes.

¿Y pidió acaso Pedro: Adoctrinadlos en el sábado, en los


diezmos, en los alimentos puros e impuros (etcétera), y después
bautizadlos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu
Santo? No, ¿verdad? Aquel hombre con mando que, como toda
su casa, ni guardaba sábados ni distinguía entre alimentos
puros e impuros y que poco sabía de la ley de los judíos hasta
el punto de haber adorado a Pedro nada más verle entrar, no

94
7. De lo antiguo a lo nuevo

obstante, fue aprobado por Dios porque el Señor ve el interior


del corazón humano y aquel hombre con mando vivía en el
amor, en el único mandamiento que tenemos de Jesucristo
fuera del haced esto en memoria de mí, ¡el único! Y el
bautismo, de nuevo, es “en el nombre de Jesús”76 porque fue
acompañado por el don del espíritu santo. ¡Y cuánto tarda uno
en comprender esto y qué sencillo es en realidad! Porque en
aquel primer amor aquella generación no se reunía cada
séptimo día sino cada día de la semana; y no daban diezmos a
los sacerdotes sino que entregaban más y sin que nadie lo
exigiera, no a los sacerdotes sino a sus propios hermanos para
que no se viesen necesidades entre ellos, aunque un obrero de
Dios a tiempo completo merece salario, y si la comunidad se lo
puede permitir: ¿por qué no?

En el amor no se distingue entre alimentos puros e impuros


sino que se come con alegría y agradecimiento con todos, en la
escasez y en la abundancia (aunque si alguien es débil, respete
esta distinción por amor al débil, así hablaba Pablo). ¿Y cuánto
tiempo requerimos para comprender esta gran verdad, la del
mandamiento único del amor? ¿Cuándo los cristianos dejarán
de tener miedo a soltarse de la ley del decálogo superándolo?
Aquella generación vivía en el amor de Cristo, y en la ley de
Cristo a nadie se le ocurre robar, ni matar, ni cometer
adulterio; ni adorar a otro Dios que no sea al Padre y a
Jesucristo. A Cornelio nadie le pidió que guardase el sábado y
el centurión romano fue igualmente bendecido por Dios
Padre, y siguió sin el sábado después de la bendición puesto
que había entrado en el reposo de Cristo Jesús: ¿y quién se
atrevería a judaizarlo? El apóstol Pedro, columna de la Iglesia
primera, no. Pedro aprendió por siempre la lección: ¿y
nosotros?

76
Cf. Hechos 2:38

95
7. De lo antiguo a lo nuevo

Y al oír esto se callaron


«Los apóstoles y los hermanos que estaban por toda Judea
oyeron que también los gentiles habían recibido la palabra de
Dios. Y cuando Pedro subió a Jerusalén, los que eran de la
circuncisión [Lit., los de entre la circuncisión; i.e., judíos cristianos] le
reprocharon, diciendo: Tú entraste en casa de incircuncisos
y comiste con ellos. Entonces Pedro comenzó a explicarles
en orden lo sucedido.» Hechos 11:1-4

Ya en Jerusalén, a Pedro le pidieron explicaciones por esta


acción impropia de un judío. No sabían que Dios había
intervenido directamente. Pedro les relató todo lo sucedido, y
por esta segunda narración conocemos que fueron seis los
hombres judíos cristianos que lo acompañaron desde Jope, fue
la voluntad de Dios que hubiese testigos, el doble del mínimo
que demandaba la ley de Moisés, de dos a tres. Y hacia el final
del relato, Pedro dijo:

«Entonces me acordé de las palabras del Señor, cuando dijo:


Juan bautizó con agua, pero vosotros seréis bautizados con el
espíritu santo. Por tanto, si Dios les dio a ellos el mismo don
que también nos dio a nosotros después de creer en el Señor
Jesucristo, ¿quién era yo para poder estorbar a Dios? Y al
oír esto se calmaron [Lit., “se callaron”], y glorificaron a
Dios, diciendo: Así que también a los gentiles ha
concedido Dios el arrepentimiento que conduce a la
vida.» Hechos 11:16-18

Tanta fue la luz de Jesucristo, tantas lecciones de vida, tanta la


instrucción dada en relativamente tan poco tiempo, que todos
ellos necesitaron de más tiempo para asimilar la voluntad de
Dios. Jesús había dicho que esto sucedería:

96
7. De lo antiguo a lo nuevo

«Estas cosas os he dicho estando con vosotros. Pero el


intercesor, el espíritu santo, a quien el Padre enviará en mi
nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo
que os he dicho.» Juan 14:25

Los hermanos se callaron. Los hechos narrados y el


razonamiento de Pedro eran incontestables, incuestionables:
¿Quién era yo para poder estorbar a Dios? ¿Y cuántas veces
habré yo estorbado a Dios? ¿Y habré comprendido todo lo
necesario? El tiempo para entender se agota rápidamente.

El resto del capítulo undécimo de los Hechos, resumiendo,


dice que algunos judíos cristianos predicaron de Jesucristo a
los griegos, y que “la mano del Señor estaba con ellos, y gran
número que creyó se convirtió al Señor.” Esta noticia llegó a
Jerusalén, por lo que enviaron de allí a Bernabé, un hombre
bueno, lleno del espíritu santo. Y como una gran multitud se
agregaba a la fe, Bernabé fue a Tarso en busca de Pablo. Pablo
y Bernabé estuvieron un año en Antioquía y predicaron a
multitudes. Fue allí donde nos llamaron por primera vez
cristianos. ¿Y díganme? ¿Alguien puede pensar que a toda
aquella multitud de creyentes, Pablo y Bernabé les impusieran
el sábado del séptimo día? ¿Por qué motivo iban a hacer
semejante cosa? ¿En base a qué extraña doctrina? El silencio
en la Biblia es absoluto. Sin embargo, sí somos informados de
otra noticia, y en mi opinión, mucho más interesante.

«Por aquellos días unos profetas descendieron de Jerusalén a


Antioquía. Y levantándose uno de ellos, llamado Agabo, daba a
entender por el espíritu, que ciertamente habría una gran
hambre en toda la tierra. Y esto ocurrió durante el
reinado de Claudio. Los discípulos, conforme a lo que cada
uno tenía, determinaron enviar una contribución para el
socorro de los hermanos que habitaban en Judea. Y así lo

97
7. De lo antiguo a lo nuevo

hicieron, mandándola a los ancianos por mano de Bernabé y


de Saulo.» Hechos 11:27-30 y final del capítulo 77

Y esto porque aquella generación se encontraba bajo el único


mandamiento no ritual de Jesucristo, el del amor,
mandamiento vigente aún hoy. Y tampoco es casualidad que a
la primera iglesia simbólica del tiempo de la dilación, Cristo le
dijese:

«Pero tengo esto contra ti: que has dejado tu primer amor.»
Apocalipsis 2:4

Y es que nuestro Señor Jesucristo es también nuestro querido


Maestro.

E l jefe de centurias Cornelio estaba listo para la


bendición, aun siendo gentil. El que no estaba
preparado para traerla era el apóstol Pedro, uno
de los principales de la Iglesia: él debía soltarse
definitivamente de la ley de Moisés. El velo del
templo debía de romperse también en su interior,
en su mente, porque el espíritu puede estar listo
pero los yugos y velos doctrinales ser aún muy
fuertes.

Cero apología
Ahora podría recordar el primer concilio de Jerusalén, y cómo
se resolvió allí y por siempre el problema de los judaizantes. 78
También podría recordar la enseñanza del apóstol Pablo,
instrumento escogido por Jesucristo que, en resumen, viene a

77
Claudio reinó entre enero del 41 y octubre del 54.
78
Hechos 15.

98
7. De lo antiguo a lo nuevo

ser equivalente a lo que dice Juan, que el mandamiento de


Jesús es el amor y que se persevere en la bendición del
espíritu santo, porque el amor es el cumplimiento de la ley
escribió Pablo, y Juan que el amor es la prueba verdadera de
discipulado: nada dijeron sobre la observancia del sábado del
decálogo. Podría buscar decenas de citas que hablasen de que
estamos en el pacto de la gracia y no en la ley de Moisés, pero
creo que esto no sería lo más inteligente.

L o realmente significativo es el silencio. El


profundo silencio mantenido por los apóstoles
respecto del sábado, ausencia plena de apología
alguna en defensa de la permanencia del santo día
del decálogo, del día de nuestros queridos
hermanos sabatistas: ¡ni un solo versículo! ¡Nada!
¡Cero!

Ahora quisiera incidir en esto último para, casi, concluir este


libro.

99
8. Alegato final

Imagen de Gerd Altmann en Pixabay

Observaciones previas
Primera

N o es mi intención quitar a nadie su día santo, su


sábado. Puede ser guardado hasta la misma segunda
venida de Jesucristo si así se desea. Mi verdadera
intención, por el contrario, es que pueda llegar a verse la
verdad de las Escrituras que conduce a la bendición, pues he
comprendido que esto supera la observancia de cualquier día
santo. Por tanto, sinceramente, creo que se sale ganando con
el cambio.

Segunda
He estado reflexionando sobre la cuestión viejos y nuevos
judaizantes, y llegado a la conclusión de que, salvando la falta
de honestidad que también encontramos,79 los cristianos que
79
Por desgracia, en el santuario cristiano hemos hallado unos cuantos falsos
profetas mentirosos y deshonestos.

100
8. Alegato final

guardan el sábado y enseñan a los demás que también deben


observarlo porque es un mandamiento de Dios, en general no
son judaizantes en sentido estricto, sino otra cosa;
sencillamente cristianos sinceros pero equivocados al no
haber comprendido las Escrituras. Judaizantes en sentido
estricto lo fueron los de la circuncisión, es decir, israelitas que
tras el derramamiento del don del espíritu santo, y por tanto
estando en la bendición, igualmente pretendieron imponer la
ley de Moisés con la fe de Cristo contaminándola.

Tercera
Es comprensible que para los judíos cristianos del tiempo
apostólico, al principio resultase dificultoso comprender la
verdad del evangelio de Jesucristo, precisamente por su
pasada relación con Dios, por su historia y tradición, y porque
a ellos les fue dada la ley que quedaba anulada. De ahí que nos
conste en el libro de los Hechos de los Apóstoles de qué manera
intervino directa y milagrosamente Dios, de un modo especial
en aquel primer y difícil tiempo de transición entre lo antiguo
y lo nuevo, y todo para que ellos, los de la circuncisión,
comprendiesen que su ley había sido derogada enteramente.
Sin embargo esta no es en absoluto nuestra situación:

N osotros debemos tener en cuenta toda la


actuación de Dios con los judíos, ¡toda ella!
(toda actuación registrada en las Escrituras)

Debo añadir que nuestra generación se enfrenta a otros


problemas más difíciles que el del sabatismo, superables
únicamente con un estudio sincero, honesto e inteligente de
las Escrituras y acompañado por una actitud humilde de
búsqueda de la verdad.

101
8. Alegato final

Cuarta
Nos basamos en las Escrituras, en el escrito está; creemos que
en las Escrituras encontramos la verdad. Cualquier cristiano
que a día de hoy considere otra fuente tendría que dar un
paso hacia atrás y dejar que los cristianos de la Biblia discutan
entre sí. Esto es, si por ejemplo, un católico dijese (como dice
el catolicismo) que la tradición de la Iglesia (católica) es
también un mandamiento. Esto, desde mi punto de vista, no
tendría cabida en una discusión sincera sobre doctrina.

Alegato final
Primero
Ustedes, apreciados observadores del sábado, con la Biblia en
la mano, no podrán enseñar ni un solo versículo en todas las
Escrituras que nos diga que nosotros los cristianos debemos
guardar, aún hoy, el sábado del séptimo día: ¡ni uno solo!

Segundo
Tanto Éxodo 20 como Deuteronomio 5 están dirigidos a Israel.
Escrito está: Oye, oh Israel. ¿Y acaso somos nosotros israelitas?
¿Somos en la carne descendientes de Abraham? ¿Somos de la
religión judía? Y aunque alguno lo fuese, la promesa es para
vosotros y para vuestros hijos.80 Así, pues, con la Biblia en la
mano, somos cristianos gentiles, no cristianos de la
circuncisión, y Dios dio el decálogo a Israel: escrito está.

Tercero
Si el sábado es tan santo e importante como sus observadores
cristianos dicen, es decir, es la marca del Dios creador, el sello
de Dios, lo que distingue a un verdadero cristiano de uno
falso, porque este se reúne en un día pagano no ordenado por
80
Hechos 2:39; cf. Hebreos 8:6-13.

102
8. Alegato final

Dios y, por tanto, al estar incluido en el corazón de los diez


mandamientos el sábado es universal, inderogable e
irrevocable.

S i todo lo anterior fuese cierto, la doctrina del


sábado tendría que haber sido igualmente
importante, sino más, en el tiempo apostólico,
pues Roma era pagana y politeísta, ¿cierto?
Entonces ¿por qué en ningún libro ni carta de los
apóstoles (Hechos, Romanos, Gálatas, Colosenses,
las cartas de Juan y de Pedro, a los Hebreos,
etcétera) encontramos ni una sola apología del
sábado del cuarto mandamiento? ¡Nada!

Solo existe una razón:

P orque el cristianismo no incluyó el


mandamiento del sábado del séptimo día en
su evangelio. El cristianismo predica a Jesucristo y
a este crucificado, amén y amén Señor.

Así que ante la supuesta veracidad, santidad y permanencia


del sábado encontramos un silencio sepulcral de toda aquella
generación apostólica que en ninguna parte escribió en su
defensa ni un solo versículo, más bien todo lo contrario. Sin
embargo lo que sí encontramos, y con abundancia, es la
denuncia de actitudes judaizantes. Esto es, contra el intento
por parte de algunos judíos cristianos de imponer la ley de
Moisés a los creyentes. En mi opinión este punto es
totalmente demoledor.

Cuarto
En el relato de la creación Dios santifica el séptimo día, y los

103
8. Alegato final

sabatistas sobreentienden que aquel sábado es el mismo


sábado del decálogo eterno, piensan que es el mismo
reposo que el de la creación. Pues con la Biblia en la mano,
respondan a la siguiente pregunta: ¿qué sábado es santificado
en el relato de la creación? ¿El primer sábado? ¿El segundo?
¿El tercero? ¿Todos ellos a la vez? Les respondo. Con la Biblia
en la mano Dios no santifica en dicho relato a ninguno de los
anteriores: ni al primero, ni al segundo, ni al tercero, ni a
todos ellos, porque...

E n el relato de la creación, Dios no santifica


ningún sábado del séptimo día de puesta de
sol del viernes a puesta de sol del sábado.

¿No me creen? Pues escrito está:

«Y fue la tarde y fue la mañana: un día» (Gén.1:5) (la luz)


«Y fue la tarde y fue la mañana: el segundo día.» (Gén.1:8) (los
cielos)
«Y fue la tarde y fue la mañana: el tercer día.» (Gén.1:13) (la
tierra y vegetación)
«Y fue la tarde y fue la mañana: el cuarto día.» (Gén.1:19) (las
lumbreras y estrellas)
«Y fue la tarde y fue la mañana: el quinto día.» (Gén.1:23) (las
aves y los seres marinos)
«Y fue la tarde y fue la mañana: el sexto día.» (Gén.1:31) (los
animales terrestres y a la pareja humana)

«Así fueron acabados los cielos y la tierra y todas sus huestes. Y


en el séptimo día completó Dios la obra que había hecho, y
reposó en el día séptimo de toda la obra que había hecho. Y

104
8. Alegato final

bendijo Dios el séptimo día y lo santificó, porque en él reposó


de toda la obra que Él había creado y hecho.» Génesis 2:1-3

Y díganme: ¿dónde está escrito en sus biblias:


“Y fue la tarde y la mañana el séptimo día”?
¿Lo encuentran? ¿Sí? ¿No?

No. Ustedes no lo encuentran porque Dios desea enseñarnos


algo importante. ¿Y qué es lo que el Señor quiso revelar al no
delimitar el séptimo día como los seis restantes? Pues que...

S obre el sábado de la creación no había de


ponerse el sol.

Así es. En la mente de Dios el sábado de la creación es eterno.


Por tanto la humanidad debía vivir por siempre en el sábado
de la creación, debía introducirse por siempre en aquel
reposo. Esa es la lección, y esa la intención prístina de Dios
para la humanidad, y ese el verdadero sábado. Igual será el
sábado del futuro una vez se hallen restauradas todas las
cosas, amen. Pero vino el pecado y entonces Dios tuvo que
decir:

«maldita será la tierra por tu causa; con trabajo comerás de ella


todos los días de tu vida. Espinos y abrojos te producirá, y
comerás de las plantas del campo. Con el sudor de tu rostro
comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella
fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás.» Génesis
2:17-19

Y miles de años después, Dios le dio a Israel una sombra de


aquel sábado perdido para que, viviendo en el pecado y para
descansar de los trabajos que trajo el pecado, recordasen

105
8. Alegato final

aquel sábado verdadero, prístino y eterno del Génesis, es el


reposo de Cristo y el de los ángeles del cielo, un reposo sobre
el que no se pone ningún sol, un reposo distinto en forma y
fondo al del decálogo judío.

A sí, pues, el sábado de la creación no es el


sábado del séptimo día del decálogo que Dios
dio a Israel, a un pueblo esclavo. Son sábados
sustancialmente diferentes. El sábado de la
creación es el sábado de los ángeles de Dios, el de
profetas y apóstoles y el del Hijo Cristo Jesús.

Quinto
Dios sí abolió el mandamiento del sábado del séptimo día,
contrariamente a lo que creen sus defensores que están, con
este comportamiento, estorbando a Dios. Pero Dios no derogó
la ley de Moisés del mismo modo que la proclamó en el Sinaí,
con truenos y sonido de trompeta. Lo hizo a través del Hijo
amado, por medio de sí mismo y a través de sus instrumentos
escogidos, véase los testigos de Jesucristo, los apóstoles. El
Padre dijo de Jesús que era su Hijo amado y en quien se
complacía, que a Jesús escucháramos, y Jesús enseñó que Él
había venido para cumplir la ley y que todos nosotros
estábamos condenados por ella. Así, pues, Él vino para
cumplir y a nosotros se nos pide que le creamos. Por otro lado,
al exclamar el Hijo clavado en la cruz ¡Cumplido está!, la ley
quebrantada quedó satisfecha, se había hecho justicia. Y casi
simultáneamente Dios rasgó en dos el velo del templo dejando
al descubierto el arca del testimonio que contenía las diez
primeras palabras de la ley de Moisés, el pacto con ellos había
llegado a su término entrando en vigor el pacto de la gracia de
Jesucristo en el que no tenía cabida ningún reposo antiguo.
Todo sería hecho nuevo y uno solo sería el mandamiento.

106
8. Alegato final

Rasgar el velo en dos resultó ser solo la primera intervención


milagrosa encaminada a enseñarnos, como su Hijo nos
enseñó, que la ley de Moisés quedaba derogada por cumplida
y superada. En el mismo sentido, Jesucristo resucitado y
glorificado intervino directa y milagrosamente llamando a
Pablo de Tarso, antiguo perseguidor de los seguidores de
Jesús. Jesucristo desprendió de los ojos de Pablo, cuales
escamas, sus velos doctrinales. Milagrosamente, aquel antiguo
fariseo, escrupuloso observador de la ley de Moisés, pasó a
proclamar a Jesucristo y a enseñar que la ley de Moisés había
pasado a ser lo viejo, y que todo aquello no había sido más
que una sombra de una realidad futura y mejor, la de su
presente: ¡JESUCRISTO!

E l milagro de la conversión de Pablo es uno de


los mayores testimonios que encontramos en
las Escrituras en contra de la vigencia del sábado
judío, producto de la intervención milagrosa de
Jesucristo.

Pero Dios no descansó. Intervino milagrosamente con el


centurión romano Cornelio, y con él toda su casa, parientes y
amigos íntimos. El Padre derramó el prometido don sobre
aquellos gentiles, y ninguno de ellos guardó sábado alguno del
séptimo día ni antes ni después, siendo igualmente bautizados
en el nombre de Jesús. Pedro comprendió la lección, y después
de él toda la Iglesia primera, por su testimonio y el de los seis
hombres que lo habían acompañado desde Jope. Esta fue otra
señal milagrosa realizada por el Padre para que también
nosotros entendiésemos. Así que Dios sí abolió el sábado del
séptimo día por medio del milagro del velo del templo, por los
apóstoles, por el don del espíritu santo y, sobre todo, por el
testimonio del Hijo que dio su vida por nosotros. El Padre,
efectivamente, no abolió el sábado con palabras de trueno y

107
8. Alegato final

sonido de trompeta, sino con su espíritu.

El próximo capítulo
El evangelio de Jesús, la doctrina de los apóstoles, brotaron en
medio de la religión judía. Como una esponja en medio del
mar, el cristianismo está empapado de judaísmo y enseña,
igual que este, que Dios es el creador de la vida y al único a
quien debemos adorar, y que el amor a Dios y a nuestros
semejantes es el mayor mandamiento de todos, esto lo tienen
en común. Pero como la esponja filtra el agua que se introduce
en ella, el cristianismo tampoco deja pasar todo lo judío y,
además, añade más luz. Atrás quedaron los reposos de la ley
incluido el del séptimo día junto con los demás rituales, y el
cristianismo sabe que Jesús es Dios 81 y que solo hay un
mandamiento y dos ritos ordenados por Jesucristo. En el
próximo capítulo reflexionaré sobre el domingo.

Había dos hermanos. Los dos se peleaban por un juguete que


les divertía. El pequeño era muy pelotudo, pesado, mientras
que el mayor un abusón que cuando podía arreaba al
pequeño. Un tercer hermano mediano, sensatamente les dijo:
Dejad de pelear por algo que no tiene importancia alguna, pero
no le hacían caso, ambos le despreciaban. Entonces llegó el
padre de familia y les arrebató el juguete rompiéndolo y les
preguntó: ¿Por qué no escuchasteis a vuestro hermano que os
decía que dejaraseis de pelear por algo que no tiene
importancia? ¿Acaso no lo era más que se llevasen bien, que se
amasen? El padre castigó a ambos y recompensó al hijo que
había sido más sensato y prudente. Pues el hermano pequeño
de la historia son los observadores del sábado de la ley de
Moisés, el hermano mayor el catolicismo y su mandamiento
romano del domingo, y el mediano cualquier siervo prudente
81
Aunque la verdad de las personas Dios fue adulterada con el paso del tiempo.

108
8. Alegato final

que ha entendido el evangelio; el padre de familia es


Jesucristo. Todo tiene sentido, todo debe ser comprendido,
todo explicado. Que Dios nos bendiga, amén y amén Señor.

109
9. El domingo

Introducción
«Pasado el día de reposo, al amanecer del primer día
de la semana, María Magdalena y la otra María
vinieron a ver el sepulcro. Y he aquí, se produjo un
gran terremoto, porque un ángel del Señor
descendiendo del cielo, y acercándose, removió la
piedra y se sentó sobre ella. Su aspecto era como un
relámpago, y su vestidura blanca como la nieve; y de
miedo a él los guardias temblaron y se quedaron
como muertos. Y hablando el ángel, dijo a las
mujeres: Vosotras, no temáis; porque yo sé que
buscáis a Jesús, el que fue crucificado. No está aquí,
porque ha resucitado, tal como dijo. Venid, ved el
lugar donde yacía.» Mateo 28:1-6

110
9. El domingo

H e procurado dar respuesta a la pregunta del título de


este libro: ¿Debemos los cristianos guardar el sábado?
A lo largo de ocho capítulos he estado ocupándome de
esta cuestión. La respuesta es que no, no estamos por ningún
mandamiento obligados a guardar el sábado del séptimo día.
En este capítulo hablaré del domingo.

«Ocho días después, sus discípulos estaban otra vez dentro, y


Tomás con ellos. Y estando las puertas cerradas, Jesús vino y se
puso en medio de ellos, y dijo: Paz a vosotros.» Juan 20:26

Los judíos contaban cada día, es el llamado cómputo inclusivo,


y así ocho días después contados desde el primer día de la
semana recae, de nuevo, sobre el primer día de la semana
siguiente. Seguramente ellos estuvieron reunidos cada día,
pero Jesús esperó una semana completa para ponerse en
medio de ellos: ¿por qué razón?

El domingo anterior, Jesús dijo a María Magdalena que todavía


no había subido al Padre,82 así que necesitó tiempo para ello y
conocemos lo relativo del tiempo por la teoría general de la
relatividad de Einstein, que a velocidades cercanas a la luz, el
tiempo se dilata casi hasta el infinito deteniéndose
prácticamente, deja de existir. Así que parece totalmente
premeditada la elección del día por parte de Dios, que Jesús
no se apareciese sino hasta que ellos alcanzasen el primer día
de la semana siguiente, el día de la resurrección, y en ninguno
anterior ni posterior.

Procuraré ser lo más aséptico posible, hasta incrédulo como


Tomás, en cuanto a creer que los cristianos debemos guardar
el primer día de la semana en lugar del sábado como asevera
la Iglesia católica. No existe tal mandamiento en las Escrituras
82
Juan 20:17

111
9. El domingo

como el catolicismo mismo reconoce. Ni Dios, ni Jesús, ni el


espíritu del Padre en los discípulos nos indicaron que así
hubiese sucedido, sino que la ley de Moisés había concluido.
Entonces, que Jesús esperase hasta el siguiente primer día de
la semana para aparecer en medio de ellos, lo interpreto como
que Cristo está superando el séptimo día del primer pacto;
esto es que con el octavo día de la resurrección se traspasó el
séptimo quedando el sábado del decálogo en la sepultura.
Después los discípulos recordaron todos estos detalles que, en
su conjunto, enseñaban que ya no se encontraban bajo la ley, y
así lo predicaron estando en el espíritu santo. Entonces ellos
mismos dieron la interpretación de todas estas cosas y nada
dijeron sobre la observancia de día alguno, tengámoslo muy
en cuenta.

El cumplimiento de la principal promesa dada a Israel, que


todas las naciones serían benditas en la simiente de Abraham
que es Jesucristo, motivó que el evangelio traspasara las
fronteras de aquella nación. De ahí que el pueblo de la fe en
Cristo no pudiera circunscribirse a los mandamientos de
Moisés que eran tan solo para Israel. Esto era lo que daba a
entender Cristo esperando hasta el octavo día para estar en
medio de los suyos. Ellos iban a quedar libres de cualquier
sombra de reposo pues se introducirían en el de Cristo.

P or tanto un siervo fiel y prudente, ni deja de


mirar la actuación de Dios registrada en
Hechos de los Apóstoles para solo leer Éxodo 20 y
salvaguardar el sábado judío, ni buscará tampoco
cualquier vestigio de reunión en domingo para
defender que, por el contrario, debemos guardar el
primer día de la semana. Un siervo fiel y prudente
entenderá que no estamos obligados a observar

112
9. El domingo

día alguno y, al mismo tiempo, que somos libres de


reunirnos cuando queramos. El siervo fiel y
prudente es, pues, el hermano mediano de la
parábola.

Pocos versículos y tergiversados a


conveniencia
«Y el primer día de la semana, cuando estábamos reunidos
para partir el pan, Pablo les hablaba, pensando partir al día
siguiente, y prolongó su discurso hasta la medianoche.» Hechos
20:7

Este es uno de los tres únicos versículos del Nuevo


Testamento que son traídos a conveniencia del descanso
dominical, mientras que los sabatistas los emplean en sentido
contrario. Así que estos dirán que el motivo de la reunión es la
intención del apóstol de partir al día siguiente, y nada quieren
escuchar sobre la posibilidad de que tuvieran la costumbre de
partir el pan en ese día.

Tres versículos no hacen doctrina, sino todo el discurso del


espíritu santo registrado en los libros y cartas de los
apóstoles. Como entiendo que el Señor no ordenó a las iglesias
observar día alguno de veinticuatro horas como sí dispuso
para Israel, mi interpretación debe ser más neutral. No
obstante, la lectura natural del versículo recién traído parece
indicar que, en aquella ocasión, los discípulos se reunieron un
primer día de la semana para partir el pan, es decir, para
recordar la muerte y resurrección de Jesús como había pedido
que se hiciera.83 Al mismo tiempo, Pablo alargó dicha reunión
porque partía hacia Jerusalén. Se encontraba en Troas, en

83
Lucas 22:19-20

113
9. El domingo

Misia, una antigua región situada en la parte noroccidental de


la península de Anatolia, la actual Turquía, y este episodio se
encuadra en el tercer viaje misionero de Pablo, en el que
decidió ir por quinta vez a Jerusalén a pesar de que Dios le
indicaba que no lo hiciese, sino que mantuviera su intención
de viajar a Roma sin necesidad de volver a Jerusalén. Pero
Dios no anuló el deseo de Pablo y después lo acompañó
igualmente. Estas cosas sucedieron entre los años 54 y 58 y
Claudio reinó entre enero del 41 y octubre del 54. Ya había
transcurrido una década desde que Pablo y Bernabé llevaron
una ayuda o “contribución” a Jerusalén.84

Después del alboroto de Éfeso, Pablo pasó por Macedonia y


estuvo tres meses en Grecia. Con intención de embarcar a Siria
desistió, porque los judíos buscaban su muerte. Así que
adoptó la decisión de volver por Macedonia y encontrarse con
los que se le habían adelantado a Troas, entre ellos Timoteo.
En Troas estuvo siete días.85 En este contexto se entiende que
las iglesias cristianas asentadas por el apóstol y sus
colaboradores se reunían asiduamente, y el texto parece
descubrir que en la reunión del primer día de la semana
recordaban a Jesús partiendo el pan, por tanto, celebrando un
rito cristiano.

«Ahora bien, en cuanto a la ofrenda para los santos, haced


vosotros también como instruí a las iglesias de Galacia. Que el
primer día de la semana, cada uno de vosotros aparte y
guarde según haya prosperado, para que cuando yo vaya no se
recojan entonces ofrendas. Y cuando yo llegue, enviaré con
cartas a quienes vosotros hayáis designado, para que lleven
vuestra contribución a Jerusalén.» 1ª de Corintios 16:1-3

84
Hechos 11:30; 12:25
85
Hechos 20:6

114
9. El domingo

Esto fue escrito antes de la cita anterior, pero en el mismo


contexto del tercer viaje misionero de Pablo cuando recorría
Macedonia. Las iglesias de Cristo estaban bien asentadas hacia
el año 54, bien adoctrinadas. Podría incluso ya estar reinando
Nerón, Pablo caminaba hacia el final de su ministerio. Es
totalmente fantasioso que se reunieran para adorar a Dios el
séptimo día de la semana como sueñan los sabatistas,
reposando los griegos de puesta de sol de viernes a puesta de
sol del sábado como hacían los judíos, los judíos, por cierto,
que conspiraban contra Pablo para matarlo. El sabatismo
tuerce las palabras del apóstol hasta el punto de imaginarse
que lo que las motivó fue, precisamente, la santidad de su
sábado, según ellos un día no propicio para “trabajar
almacenando ayuda” (un claro exceso de interpretación) en
casa de cada cual para socorrer a los de Judea. Sobrentienden,
primero, que los cristianos continuaban guardando el sábado
del mandamiento dado a Israel como hacen ellos hoy en día y,
segundo, que lo natural es pensar que ellos apartaban la
ayuda el día natural siguiente al sábado de adoración, esto es,
el primer día de la semana, como si no hubiese para ello
cualquier otro día de ser cierto su fantástico supuesto.

El espíritu santo es amor de Dios en el corazón, 86 y así es como


lo recuerdo.87 En ese amor, y porque el don de Dios, al menos
diez años antes, hizo profetizar a Agabo cuando comenzaba a
reinar Claudio que vendría una gran hambre durante su
reinado,88 decidieron enviar por mano de Bernabé y Saulo una
contribución para el socorro de los hermanos de Judea, y así
hicieron en la segunda visita de Pablo a Jerusalén 89 tras haber
estado un año entero en Antioquía predicando de Cristo a

86
Romanos 5:5
87
Por la primera visita del espíritu de Dios que viví en septiembre de 1996.
88
Hechos 11:25-30
89
Hechos 11:30; 12:25

115
9. El domingo

multitudes. Esta contribución no consistió en alimentos ni


ropas como sugieren los sabatistas, sino en una ayuda
pecuniaria o similar fácilmente transportable. Al menos diez
años después, Pablo organiza el modo de recoger una segunda
ofrenda, y parece que quiere aprovechar la reunión del primer
día de la semana para que entonces cada uno, recordando a
Cristo, hiciera lo propio con los hermanos.

Dios sacó a los israelitas de Egipto, eran esclavos. A ellos les


ordenó que guardasen el sábado. Los seguidores de Jesús ya
no eran esclavos, sino libres, vivían en el mandamiento del
amor, en la ley de Cristo que es el don del espíritu santo. Cristo
los llamó amigos, ya no eran siervos. Después de la
resurrección del Señor, y tras el Pentecostés que resultó ser el
sellamiento inaugural del segundo pacto, se reunían cada día
y cada cual se organizaba. Pero parece que las reuniones del
primer día de la semana eran más concurridas. El día de la
resurrección de Cristo, el día que el Señor salió del sepulcro, el
mismo día que se les apareció una semana después, les
parecería más propicio para recordarle partiendo el pan como
Él había pedido que hiciesen.

S i estas reuniones dominicales cobraron mayor


relevancia con el paso del tiempo, fue por amor
a Cristo y porque ellos quisieron así recordarle; no
porque Dios lo ordenara, sino porque ellos
quisieron hacerlo así. Ya no estaban bajo decretos
o antiguas ordenanzas que fueron sombras de las
realidades presentes. Ya no eran esclavos o
siervos, sino amigos y amados de Cristo.

Si algún amado no podía asistir a la más concurrida reunión


del día de la resurrección por causa de alguna obligación,

116
9. El domingo

nada sucedería, igualmente disfrutaría en alguna otra casa.


Sabían que Pablo se encaminaba a Corinto y que llevaría una
ayuda económica a Jerusalén en su viaje de regreso a Judea
donde había nacido, vivido, muerto y resucitado Jesucristo. El
amado griego que se encontrase en tal situación, bien podría
trasladar su aportación a alguna persona de la casa que
asistiese y que sí asistiese a la reunión más concurrida para
partir el pan en el día de la resurrección de Cristo Jesús. Y allí,
cada primer día de la semana, donde se reuniesen, algunos
escogidos por ellos mismos como Pablo había solicitado por
escrito que hiciesen, se encargarían de reunir la ofrenda de
amor para Judea. De este modo, cuando Pablo llegase a
Corinto quedaría libre de hacer él mismo la colecta pudiendo
atenderles espiritualmente por entero. Realmente el trasfondo
de esta historia es el amor. Y esto es lo que después sucedió en
Troas, que permaneciendo Pablo una semana con ellos, no
pudiese dejar de participar en el rito solemne de partir el pan
en memoria de Jesús en el día de la resurrección dilatándose
la reunión hasta bien entrada la noche.

Un absurdo
«y considerad la paciencia de nuestro Señor como
salvación, tal como os escribió también nuestro amado
hermano Pablo, según la sabiduría que le fue dada. Asimismo
en todas sus cartas habla en ellas de esto; en las cuales hay
algunas cosas difíciles de entender, que los ignorantes e
inestables tuercen—como también tuercen el resto de las
Escrituras—para su propia perdición [O, destrucción].» 1ª de
Pedro 3:15-16

Eludir que la Iglesia primera se encontraba bajo la ley de


Cristo representaba estorbar a Dios y contristar al espíritu
santo, sesgo que fue manifestado de dos modos o por medio

117
9. El domingo

de dos clases de personas: los ignorantes y los inestables. Los


ignorantes son los judaizantes que, ignorando lo anterior,
trataron de imponer como prueba de verdadero discipulado la
circuncisión y los reposos de la ley de Moisés, contraviniendo
la enseñanza de los apóstoles traída en el don del espíritu
santo, en el espíritu de la verdad. La verdadera prueba de
discipulado es el amor a Cristo y a los semejantes. En
términos políticos podemos decir que los ignorantes siempre
tratan de pasar a Dios por su derecha. Pablo corrigió esto con
dureza pues las consecuencias eran tremendas.

«Para libertad fue que Cristo nos hizo libres; por tanto,
permaneced firmes, y no os sometáis otra vez al yugo de
esclavitud. Mirad, yo, Pablo, os digo que si os dejáis
circuncidar, Cristo de nada os aprovechará. Y otra vez
testifico a todo hombre que se circuncida, que está
obligado a cumplir toda la ley.90 De Cristo os habéis
separado, vosotros que procuráis ser justificados por la
ley; de la gracia habéis caído. Pues nosotros, por medio del
espíritu, esperamos por la fe la esperanza de justicia. Porque
en Cristo Jesús ni la circuncisión ni la incircuncisión significan
nada,91 sino la fe que obra por amor. Vosotros corríais bien,
¿quién os impidió obedecer a la verdad? Esta persuasión no
vino de aquel que os llama. Un poco de levadura
fermenta toda la masa. Yo tengo confianza respecto a
vosotros en el Señor de que no optaréis por otro punto de
vista; pero el que os perturba llevará su castigo,
quienquiera que sea. Pero yo, hermanos, si todavía
predico la circuncisión, ¿por qué soy perseguido aún? En
tal caso, el escándalo de la cruz ha sido abolido. ¡Ojalá
90
Y lo mismo diría Pablo sobre la observancia del sábado como enseña en
Colosenses 2:13-17.
91
“Ni tampoco los reposos” podría haber escrito Pablo pues pertenecen a la misma
ley que trataban de imponer los de la circuncisión.

118
9. El domingo

que los que os perturban también se mutilaran!»


Gálatas 5:1-12

Tremendas las palabras del apóstol: ¡Ojalá que los que os


perturban también se mutilaran!, y esta persuasión no vino de
aquel que os llama. Y así es. La mayoría de los sabatistas
mantienen esta actitud por amor a Dios, pero creen que Dios
les pide esta observancia porque han sido adoctrinados por
falsos maestros. El sabatismo no vino de aquel que os llama y
los falsos profetas serán reconvenidos por Dios como es el
caso de Ellen Gould y su esposo James White que, como
Ananías y Safira, serán juzgados por mentirosos por la Iglesia
verdadera, la que se encuentra ahora mismo en el cielo. Y
fíjense en el razonamiento de Pablo. Si la ley de Moisés no está
abolida, entonces lo que sí lo está es la cruz de Cristo, y Pablo
habría sufrido persecución por los sábados y la circuncisión,
un absurdo, el evangelio al revés. ¿Y acaso no es el mismo
absurdo que el de los sabatistas, que dicen que Pablo
guardaba el sábado porque en sábado entraba en las
sinagogas dándonos ejemplo a nosotros hoy? Estos hermanos
están siendo falsos maestros al enseñar de este modo, y como
aquellos ignorantes judaizantes estorban a Dios dejando sin
efecto el escándalo de la cruz.

Como ejemplo copio, tal cual, de la revista El mundo de


mañana patrocinada por la Iglesia de Dios Viviente. En esta
revista se dice como sigue:

«Recordemos que Pablo recibió formación de fariseo, y como


tal, conocía muy bien las Sagradas Escrituras. Estando en
Grecia, en la ciudad de Tesalónica, predicó tres sábados
seguidos a los judíos en la sinagoga. Notemos que esta era su
costumbre, es decir que, predicaba el sábado con
regularidad: «Pablo, como acostumbraba, fue a ellos, y por

119
9. El domingo

tres sábados discutió con ellos, declarando y exponiendo por


medio de las Escrituras, que era necesario que el Cristo
padeciera y resucitara de los muertos. Y decía: Jesús, a quien
yo os anuncio, es el Cristo» Hechos 17:2-3, RV 1995. Vemos,
pues, que Pablo predicaba con regularidad el día sábado a los
judíos. ¿Y a los gentiles? ¿También a ellos les predicaba los
sábados? Veámoslo en la ciudad gentil de Corinto, en Grecia.
«Discutía en la sinagoga todos los sábados, y persuadía a
judíos y a griegos» (Hechos 18:4, RV 1995). ¡Pablo predicaba a
los gentiles el sábado!»92

No hermanos, se equivocan, ¡y mucho! Ustedes están faltando


a la verdad. Pablo no predicaba a los gentiles “el sábado”
(¿dónde?, ¿cuándo?), sino circunstancialmente “en
sábado”; Pablo nunca predicó “el sábado” sino siempre a
JESUCRISTO! Y es que...

P ablo entraba en las sinagogas para predicar a


Jesucristo, y lo persiguieron por predicar el
evangelio, no por entrar necesariamente los
sábados en las sinagogas judías. Efectivamente,
razonar como en esta revista es el evangelio al
revés, abolir la cruz y ser perseguido por la
circuncisión o el sábado, predicar el sábado en vez
del evangelio de Jesús; recibir azotes, varazos y
cárcel por el sábado y no por Cristo. Esto sí es
ignorar la verdad, es caer en el absurdo.

Ni que decir tiene que Pablo también predicó a los gentiles en


domingo (primer día de la semana judía), así como en
cualquier otro día de la semana: segundo, tercero, cuarto, …

El segundo grupo lo forman los inestables que motivaron tal


92
http://elmundodemanana.org

120
9. El domingo

vez las palabras más duras de Pedro, contra los falsos


maestros.93 Podemos decir que esta segunda clase de
personas tratan de pasar a Dios por su izquierda. Como si no
estuvieran bajo la ley de Cristo, se hicieron libertinos.

«Pero se levantaron falsos profetas entre el pueblo, así como


habrá también falsos maestros entre vosotros […] Porque si
después de haber escapado de las contaminaciones del mundo
por el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo, de
nuevo son enredados en ellas y vencidos, su condición postrera
viene a ser peor que la primera. Pues hubiera sido mejor para
ellos no haber conocido el camino de la justicia, que
habiéndolo conocido, apartarse del santo mandamiento que les
fue dado. Les ha sucedido a ellos según el proverbio verdadero:
el perro vuelve a su propio vómito, y: la puerca lavada, vuelve a
revolcarse en el cieno.» 2ª de Pedro 2:1, 20-22

Y así torcieron la buena enseñanza de Pablo ignorando que


estaban bajo la ley de Cristo, volviendo a su vómito fueron
inestables. De ellos Pedro terminó su carta con la siguiente
advertencia:

«Por tanto, amados, sabiendo esto de antemano, estad en


guardia, no sea que arrastrados por el error de hombres
libertinos, caigáis de vuestra firmeza; antes bien, creced en la
gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador
Jesucristo. A Él sea la gloria ahora y hasta el día de la
eternidad. Amén.» 1ª de Pedro 3:17-18

En el día del Señor


«Estaba yo en el espíritu [O, en espíritu] en el día del Señor, y

93
2ª Pedro 2

121
9. El domingo

oí detrás de mí una gran voz, como sonido de trompeta.»


Apocalipsis 1:10

De niño me explicaron en la ICASD que este versículo


demostraba que los apóstoles aún guardaban el sábado del
mandamiento. Un ASD tiene muy interiorizado que el sábado
es el verdadero día de reposo, el ordenado por Dios, y que el
domingo es un día pagano, el día del sol que las iglesias,
siguiendo al catolicismo romano, observan equivocadamente
como ella, la ramera del Apocalipsis. Por tanto asimilé el
sábado como un mandamiento divino aún vigente y vestido de
toda santidad y bendición, y al denostado domingo como
traído por el mismísimo demonio. Sin embargo, el día del
Señor de Apocalipsis 1:10 no es el sábado del decálogo, porque
¿cuándo se le ha llamado al sábado de la Biblia el día del
Señor?

El día del Señor, en griego koiné (‘común’), te kuriake h’méra,


donde kuriake es del Señor (como en la cena del Señor de 1ª
Corintios 11:20), es necesariamente una referencia al día de la
resurrección de Jesucristo, el primer día de la semana hebrea.
Esta expresión es única en todas las Escrituras y nunca puede
corresponderse con el sábado del cuarto mandamiento.
Coincido con el ASD en aceptar el punto de vista tradicional
sobre la autoría del Apocalipsis, que Juan de Patmos es el
apóstol Juan, el discípulo amado.94 También coincido con él al
pensar que el Evangelio homónimo fue escrito con
posterioridad al Apocalipsis y bajo otras circunstancias. Pues
94
Comentario Bíblico Adventista, Tomo VII, p. 734.

122
9. El domingo

si así coincidimos: ¿por qué extraña razón iba Juan a llamar al


sábado ‘día del Señor’ en el Apocalipsis para, no mucho tiempo
después, llamarlo en su Evangelio ‘día de reposo’ hasta en once
coincidencias exactas, y ni una sola vez día del Señor?

L a respuesta es obvia: el día de reposo no es el


día del Señor. En los Evangelios, el sábado del
séptimo día es el día de reposo mientras que el
primer día de la semana llegó a ser el día del Señor,
y así lo plasmó Juan en La revelación que Dios dio a
Jesucristo, y esto por primera vez en las Escrituras,
toda una lección.

He expuesto todo lo que considero importante sobre la


supuesta vigencia del reposo del séptimo día: que Dios no nos
ordena guardar ningún día de reposo de veinticuatro horas
como en el pasado mandó a Israel, y que sin embargo la
Iglesia primera sí adquirió libremente la costumbre de partir
el pan el día de la resurrección de Jesucristo (y en esto la
Iglesia católica dice la verdad), día nombrado en los
Evangelios como el primer día de la semana. Los sinópticos
son composiciones basadas en el testimonio de los testigos
oculares de las obras y vida de Jesucristo. En dicho contexto, y
como Jesús era judío, en todos ellos el sábado es el día de
reposo y el actual domingo, el primer día de la semana. Tal es
así, que la composición más tardía del Evangelio de Juan
mantiene la misma nomenclatura, a pesar de que entonces el
primer día de la semana ya se sentía como el día del Señor,
pero es que el Evangelio tardío de Juan transporta al lector a
los días de Cristo, y Juan está siendo fiel a todo lo que vio con
sus propios ojos supliendo maravillosamente las
composiciones previas de Marcos, Mateo y Lucas. Sin
embargo, La revelación de Jesucristo que Dios le dio mira hacia
el futuro cuando el testigo Juan era un anciano, la revelación

123
9. El domingo

del Apocalipsis parte desde el comienzo del enorme tiempo de


dilación representado por las siete iglesias, y el apóstol vivió
en Éfeso sus últimos años donde murió en paz. Y en este
segundo contexto el primer día de la semana es convertido por
primera vez en todo el Nuevo Testamento en el día del Señor95
siendo Juan tan testigo de ello como de que...

«llegó primero al sepulcro; e inclinándose para mirar adentro,


vio las envolturas de lino puestas allí, pero no entró. Entonces
llegó también Simón Pedro tras él, entró al sepulcro, y vio las
envolturas de lino puestas allí, y el sudario que había estado
sobre la cabeza de Jesús, no puesto con las envolturas de lino,
sino enrollado en un lugar aparte. Entonces entró también el
otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro, y vio y
creyó.» Juan 20:4-8

Y si creemos que Juan vio y creyó, ¿por qué no


le íbamos a creer cuando, siendo ya un
anciano, dijo que el primer día de la semana era
cuando recibió el Apocalipsis el día del Señor? Tan
testigo fiel de la verdad fue Juan de joven como en
su vejez.

El domingo: testimonios muy antiguos.


«En cada día del Señor reuníos y partid el pan y dad gracias
después de haber confesado vuestros pecados, a fin de que
vuestro sacrificio sea puro. No permitáis que nadie teniendo
disensión con su prójimo, se reúna con vosotros hasta que no
se hayan reconciliado, para que no sea profanado vuestro
sacrificio.»96
95
Apocalipsis 1:10
96
Didajé 14, 70-100 d.C., tomado de la publicación católica
www.religionenlibertad.com.

124
9. El domingo

Este es un testimonio muy antiguo, sino el que más con el de


Juan. Restan más de dos siglos hasta el edicto de Constantino.
Está escrito en el tiempo histórico de la iglesia simbólica de
Éfeso, el que había perdido su primer amor. Los seguidores de
Jesucristo tenían sus propias costumbres, distintas a las del
primer pueblo del pacto que continuaba en la ley mosaica.

«Aquellos que fueron criados en el orden antiguo (ej. Judíos)


han llegado a poseer una nueva esperanza, sin tener que
observar mas el “sábado” sino viviendo en la observancia
del día del Señor, en el cual también nuestra vida se ha
elevado de nuevo por Él y por su muerte.»97

«Ignacio de Antioquía, quien fue ordenado obispo por el


mismo Juan el apóstol, en el año 110 escribió: “Si los que se
habían criado en el antiguo orden de cosas vinieron a una
nueva esperanza, no guardando ya el sábado, sino viviendo
según el día del Señor (Domingo), día en el que surgió
nuestra vida por medio de él y de su muerte.”»98

Otro testimonio casi tan antiguo como el anterior, y sobre


alguien que había conocido al apóstol. Este es muy puro y
esclarecedor, si entendemos por pureza la verdad prístina del
evangelio. Los sabatistas debieran leerlo con detenimiento
porque en él se manifiesta que los cristianos ya no guardaban
el sábado. Este sería la primera parte de este testimonio tan
antiguo. ¿Qué dirán de ello los sabatistas? ¿Y cómo pudo
llegarse a esta situación, si no fuese cierto lo que se dice en el
libro de los Hechos de los Apóstoles? Esta primera parte es
negativa: no guardando ya el sábado. La afirmación siguiente
es positiva: si no guardaban el sábado de Moisés: ¿qué
observaban entonces en su lugar? Ignacio prosigue: sino
viviendo según el día del Señor. Es decir, viviendo en el sábado
97
Ignacio de Antioquía, Carta a los Magnesianos 9. 107 d.C. Religión en libertad.
98
Ibíd., 9, 1. es.m.wikipedia.org/wiki/Domingo

125
9. El domingo

de Cristo, en su ley que es un espíritu, una enseñanza. Así


pues, Ignacio, como enseñaron los apóstoles antes que él,
sigue entendiendo el sábado como un reposo espiritual, no
como un séptimo día de veinticuatro horas.

«San Justino mártir en el año 155 d.C. dijo: “Nos reunimos


todos en el día del sol, pues es el primer día (después del
‘sábado’ judío, pero también, el primer día de la semana)
cuando Dios, separando la materia de la obscuridad, hizo el
mundo; y en este mismo día, Jesucristo nuestro salvador,
resucitó de entre los muertos.”»99

«Justino Mártir, vivió entre los años 100 y 164, en su primera


apología escrita, en el capítulo 67 dice: “El día que se llama
día del sol tiene lugar la reunión en un mismo sitio de todos
los que habitan en la ciudad o en el campo. Celebramos esta
reunión general el día del sol, por ser el día primero, en que
Dios, transformando las tinieblas y la materia, hizo el mundo,
y el día también en que Jesucristo, nuestro Salvador,
resucitó de entre los muertos; pues es de saber que le
crucificaron el día antes del día de Saturno, y al siguiente al
día de Saturno, que es el día del sol, se apareció a sus
apóstoles (cf. Mt 28,9) y discípulos, enseñándoles estas
mismas doctrinas que nosotros les exponemos para su
examen.”»100

Tres o cuatro décadas después, aparece este otro testimonio


impresionante de un cristiano mártir, por tanto perteneciente
a la iglesia simbólica de Smirna. Los sabatistas también
debieran considerarlo. En él se da fe de que en el siglo II los
cristianos celebraban una reunión general en el dies Solis del
calendario romano juliano que para ellos es el primer día de la
semana del calendario hebreo, y el día en el que Jesucristo
salió del sepulcro habiendo sellado con su vida el nuevo pacto
99
Justino mártir, 1ª Apol 67. Religión en libertad.
100
San Justino, Apología, 1, 69 1. Wikipedia.

126
9. El domingo

del amor. Esto confirma mis sospechas de que en el siglo


primero los seguidores de Jesús se reunían muchas veces o
cada día en reuniones menores, y que con el paso de no
mucho tiempo terminaron organizando o acostumbrándose
en recuerdo a Jesús a una mayor el primer día de la semana
para partir el pan lo cual es un rito cristiano. Por tanto las
iglesias asentadas por Pablo vivían ajenas al séptimo día judío,
y este ha sido otro testimonio a siglo y medio de distancia del
malicioso, famoso e importante (para los sabatistas) edicto de
Constantino.

«Tertuliano (año 202 d.C.) es el primer escritor que menciona


el domingo expresamente como día de descanso: “Sin
embargo, nosotros (tal como nos lo ha enseñado la tradición),
en el día de la resurrección del Señor debemos guardarnos no
solamente de arrodillarnos sino de toda postura y posición de
diligencia, difiriendo incluso nuestros negocios, no sea que
demos lugar al diablo.”» Artículo: Domingo, Enciclopedia
Católica 101

Debo precisar el sentido de la cita. Como he recordado, el


primero en llamar domingo al primer día de la semana fue
Juan de Patmos, que la tradición más antigua identifica con
Juan el apóstol, el discípulo amado. Juan escribió en griego te
kuriake h’méra que significa el día del Señor, que equivale a
domingo, del latín dies Dominica. La revista sabatista pretende
contrastar entre mandamiento de Dios y tradición para
engañar a los débiles. No entienden que Jesucristo fue el
mandamiento de Dios que abolió el sábado, ni que Dios mismo
lo derogó en ocasión de la crucifixión, ni que después el
Eterno instruyó a sus testigos sobre la tierra a que lo
superasen. Y entre la anterior cita y el edicto de Constantino
dista más de un siglo. Este testimonio de Tertuliano pone de
101
Revista El mundo de mañana, patrocinada por la Iglesia de Dios Viviente, una
iglesia sabatista. www.elmundodemanana.org

127
9. El domingo

manifiesto otro hecho no menos relevante, que en el


transcurso de un siglo que separa a Ignacio de Antioquía de
Tertuliano, el primer día de la semana del Nuevo Testamento
comienza a transformarse en otra cosa diferente, en un
segundo día de reposo o sábado. Es decir, que...

L o que al principio fue un sábado espiritual y


diario con la peculiaridad de celebrarse una
reunión mayor el primer día de la semana, pronto
fue transformándose en un día de reposo no
ordenado por Dios.

«Orígenes en el año 225 escribió: “Si se nos opone, que


estamos acostumbrados a observar ciertos días, como por
ejemplo, el día del Señor, primero de la semana.”»102

Fíjense en que un siglo antes del edicto de Constantino los


cristianos ya estaban acostumbrados a observar el domingo, el
día del Señor, el primero de la semana hebrea.

Constantino I el grande
«En el año 321 el emperador romano Constantino I el Grande
decretó mediante edicto la llamada Ley del Dies Solis, con la
que establecía “el día del Sol” como festividad pública –dies
festus- en el calendario oficial romano. Esta medida tendría
un carácter revolucionario, pues hacía claramente referencia
al domingo cristiano [...] Temeroso de que las disputas
teológicas rompieran la unidad que representaba la religión
cristiana, apoyó a la jerarquía eclesiástica para combatir las
numerosas herejías de la época. En este contexto, convocó y
presidió el Concilio de Nicea (325) en el que se condenó el
arrianismo.»103

102
Orígenes, Wikipedia.
103
Artículo del abogado Pedro Beltrán Gamir. www.efemeridespedrobeltran.com

128
9. El domingo

«Esta política filocristiana fue completada con nuevas leyes: a


la Iglesia se le permitió recibir herencias (año 321), ello
permitió a la Iglesia convertirse rápidamente en una gran
latifundista, sin pagar contribuciones por las tierras (…) En el
año 321 se aceptó el domingo como día festivo de la semana,
y se le hizo coincidir con el día del Sol pagano,
cristianizando esta fiesta pagana, como antes se hizo con la
gran fiesta del dios Sol, el 25 de diciembre, en que se
celebró el nacimiento de Cristo, cuya fecha exacta dentro del
año se desconocía ya por entonces.»104

Calendario juliano del Museo del Teatro romano de César Augusta

«No fue hasta el 7 de marzo del año 321, cuando Constantino


I el Grande decretó que el “día del sol” (actual domingo) sería
observado como el día de reposo civil obligatorio y, aunque
tradicionalmente se ha querido ver en esta ley una muestra
del cristianismo del emperador, la ley no beneficiaba
específicamente a la Iglesia, dado que el “día del sol” era
referido al Sol Invictus, una divinidad pagana que había
cobrado especial importancia en el culto imperial: “En el
104
José María Blázquez, Constantino el Grande y la Iglesia. Catedrático Emérito de
Historia Antigua Universidad Complutense.

129
9. El domingo

venerable día del Sol, que los magistrados y la gente residente


en las ciudades descansen, y que todos los talleres estén
cerrados. En el campo, sin embargo, que las personas
ocupadas en la agricultura puedan libremente y legalmente
continuar sus quehaceres, porque suele acontecer que otro día
no sea apto para la plantación o de viñas o de semillas; no sea
que por descuidar el momento propicio para tales operaciones
la liberalidad del cielo se pierda. Dado el séptimo día de
marzo, Crispo y Constantino siendo cónsules cada uno de
ellos por segunda vez.”»105

«Bajo la entrada “domingo”, la enciclopedia Encarta dice: “El


emperador Constantino I lo instituyó como día de descanso
consagrado al culto. A partir del siglo IV la legislación civil y
eclesiástica reguló el trabajo y prescribió el culto.”»106

El calendario juliano fue introducido por Julio César en 46 a.C.


Los primeros calendarios julianos disponían de semanas de
ocho días como el de la imagen. En esta se aprecian los ocho
días de la semana por las letras A B C D E F G H, y debajo el
número de días de cada mes en letras romanas. Se distinguen
tres clases de días en el mes: las kalendas107 o primer día de
cada mes, las nonas o los nueve días previos a los idus o
mediados de mes, y de nuevo se contaban los días restantes a
la kalenda del mes siguiente. Se señalaban también los dies
fasti o F, digamos que los laborables, y los nefasti o N, son los
festivos o no laborables. La referencia al año dependía del
cónsul de turno. Posteriormente emplearon como nosotros un
año de referencia, el de la fundación de Roma, 753 a.C. El
término en latín para definir el año patrón es Ab Urbe Condita,
abreviado A.V.C. Por lo tanto el equivalente romano al año de
nacimiento de Julio César (100 a.C.) es 653 Ab Urbe Codita. En
105
Codex Justinianus, lib. 3, tit. 12, 3; Philip Schaff, History of the Christian Church,
Vol. 3 (1902), p. 380, note. (en inglés) Wikipedia.
106
Tomado del sitio web www.jw.org de los Testigos de Jehová.
107
De ahí la palabra calendario.

130
9. El domingo

Roma se popularizó el mitraísmo o culto a Mitra, un dios del


Sol, y con él se introdujo en las kalendas romanas la semana
mesopotámica de siete días. La semana de siete días se debe a
las fases de la luna. Los babilonios celebraban cada séptimo
día como un día sagrado contando desde la luna nueva, los
judíos porque Dios creó en seis días cielos y tierra, y descansó
en el séptimo.108 Los nombres de cada día se deben a los
planetas que pueden verse a simple vista: Marte, Mercurio,
Júpiter, Venus y Saturno. Estos, con el Sol y la Luna, sí varían
su posición en el cielo. En hebreo los días se enumeran
excepto el séptimo que es llamado shabbat o reposo.

En el siglo tercero el Imperio romano entró en recesión


económica. Debido a los continuos abusos de poder, la
sucesión de monarcas y los excesos de la administración,
junto con las continuas devaluaciones de la moneda (menor
aporte de plata) provocó que la economía se contrajese. Por
otro lado Constantino, hábil monarca del Imperio, se convirtió
al cristianismo en su lecho de muerte (falleció el 22 de mayo
de 337 d.C.), no sin antes haberlo legalizado en 313 d.C. Esto
significó que dejó de ser una religión perseguida y proscrita, y
que los cristianos pudiesen acceder a la administración
pública de Roma y, por supuesto, reunirse sin necesidad de
hacerlo a escondidas u ocultar los símbolos de su fe; desde
entonces, romanos de religión cristiana pudieron acceder a la
corte del rey y también comenzaron a construirse iglesias.
Constantino simpatizaba con la religión popular del
mitraísmo del dios Sol, y ocho años después de la legalización
de la religión cristiana en 313, y ante la popularidad de esta,
legisló a favor del mitraísmo, mas haciendo con esto un claro
guiño al Dios cristiano Jesucristo quien había resucitado el
primer día de la semana hebrea, el dies solis o día del Sol de la
kalenda romana. Con esta medida Constantino buscó un doble
108
Génesis 1:1-2:4

131
9. El domingo

efecto o beneficio: aumentar el control de la administración


sobre el Imperio y evitar su fragmentación: ¡Constantino
estaba haciendo política!

P or tanto Constantino no abolió o derogó


ningún sábado de ningún mandamiento judío
ni cristiano para sustituirlo por el domingo, tal y
como enseñan los sabatistas falseando, así, la
historia. Muy por el contrario, lo que sí hizo fue
elevar a rango de ley romana una costumbre
cristiana, costumbre constatada por el mismo
apóstol Juan en Apocalipsis 1:10, junto con otros
testimonios muy antiguos tal y como acabamos de
leer. Porque si es cierto como se imaginan los
sabatistas que los cristianos guardaban en el siglo
IV el sábado del mandamiento judío, y no el día del
Señor: ¿por qué iba Constantino, un rey romano, a
contrariar a quienes pretendía favorecer
(incluyendo a su madre Elena, cristiana devota)
ordenando reposar en un día distinto al de la
costumbre de ellos?

El sábado era conocido por Roma y observado por judíos y


otros gentiles, el descanso sabático no era exclusivo de los
judíos. El edicto de Constantino no fue dirigido contra el
sábado de aquellas culturas, sino, y por los motivos anteriores,
promulgado en sentido positivo para favorecer el día de la
costumbre cristiana y el suyo propio, el Dies Solis de Mitra.
Pero todos sabemos que el cristianismo no solo fue legalizado
sino que, con el paso de no mucho tiempo, convertido en
religión oficial del Imperio,109 y cuando un imperio impone
109
Por decreto del emperador de Roma de origen hispano, Teodosio I, De fide
católica, de 27 de febrero de 380 d.C., por tanto unos 67 años después del

132
9. El domingo

una religión se convierte en una bestia daniélica y


apocalíptica.

Poco después de Constantino


«Jerónimo de Estridón, vivió entre los años 340 y 420 escribió:
“Los paganos lo llaman día del Sol, y debemos reconocerlo
como tal con la mejor voluntad, puesto que en ese día
apareció la luz del mundo y en ese día amaneció el Sol de
Justicia.”»110

«Sin embargo, en el año 363, las reuniones en el sábado como


séptimo día fueron prohibidas por el Canon 29 del Sínodo de
Laodicea.»111

«La Iglesia romana también dictó un asombroso decreto en el


Concilio de Laodicea. En este declaró que «los cristianos no
han de ser judaizantes, descansando el sábado, sino que
deben laborar ese día, descansando más bien el domingo. Mas
si se hallare cualquier judaizante [guardando el sábado de Dios],
sea declarado anatema de Cristo.»112

Se comprueba que la Iglesia romana, cada vez más influyente,


acusa a cristianos observadores del sábado de judaizantes. La
revista sabatista de la que he tomado la reseña incrusta “el
sábado de Dios”. Esta cita la he copiado tal cual porque es la
primera de una pequeña serie que ilustra perfectamente dos
actitudes contrarias a la enseñanza apostólica. Por un lado
tenemos a la Iglesia romana dictando decretos contra sus
propios hermanos, y por otro a una iglesia sabatista reciente
declarando de nuevo al sábado de la ley de Moisés como día
de guardar por nosotros los cristianos; ambas actitudes son

Edicto de Milán.
110
Jerónimo de Estridón. Wikipedia.
111
Op. cit.
112
Historia de los concilios de la Iglesia, pág. 316. (La Revista de Mañana)

133
9. El domingo

erróneas.

Conclusión
«Antes de la Revolución francesa, en casi todos los países de
tradición cristiana estaban prohibidos en domingo los trabajos
manuales, el comercio y el baile. Había excepciones en casos
de trabajos urgentes o para algún tipo de corporación gremial.
Tras la Revolución, el descanso del domingo fue apareciendo
paulatinamente en el derecho laboral, y en la actualidad está
admitido en casi todas las legislaciones. La mayoría de las
confesiones cristianas actualmente consideran al domingo
como el día del descanso, un día sagrado y que habitualmente
conlleva la asistencia a misa o al servicio dominical
correspondiente. El rechazo al descanso dominical o a su
valor religioso como “día del Señor” se da en Iglesias como
los Adventistas del Séptimo Día y otros grupos sabatistas, que
reivindican el reposo sabático del Antiguo Testamento como
algo obligatorio para los cristianos.»113

En el pacto de Jesucristo Dios no ordenó observar ningún día


de reposo de veinticuatro horas, sí pide que escuchemos a su
Hijo Jesucristo y que guardemos el mandamiento que nos ha
dejado, el del amor. También legó, hasta que alcancemos el fin
del mundo, dos ritos que recuerdan a Jesús y nuestra
conversión a la fe de Cristo. Fue la tradición de la Iglesia, y no
Dios, la que convirtió el día del Señor del Nuevo Testamento
en un día de reposo de obligado cumplimiento cual sábado
judío. Así pues no estamos obligados por mandato divino a
guardar ninguno de los dos días y sí a descansar y reunirnos
cuando queramos o podamos, en el pacto de la gracia de Jesús
somos libres (no libertinos o disolutos). Y no es necesario
observar el sábado de la ley de Moisés para reafirmarse como
una Iglesia verdadera frente a la de Roma y sus muchos
pecados. Más bien que cada uno busque el reino de Dios y su
113
Wikipedia

134
9. El domingo

justicia y sea fiel a él.

«Y cuando estabais muertos en vuestros delitos y en la


incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con Él,
habiéndonos perdonado todos los delitos, habiendo cancelado
el documento de deuda que consistía en decretos contra
nosotros y que nos era adverso, y lo ha quitado de en medio,
clavándolo en la cruz. Y habiendo despojado a los poderes y
autoridades, hizo de ellos un espectáculo público, triunfando
sobre ellos por medio de Él [O, ella; i.e., la cruz]. Por tanto, que
nadie se constituya en vuestro juez con respecto a comida
o bebida, o en cuanto a día de fiesta, o luna nueva, o día
de reposo; cosas que sólo son sombra de lo que ha de
venir, pero el cuerpo pertenece a Cristo.» Colosenses 2:13-17114

De nuevo la cita de Pablo a los colosenses, ¡qué maravilla!:


Que nadie se constituya en vuestro juez, escribió el insigne
apóstol de los gentiles. Sus palabras siguen vigentes hoy.
Viejos y nuevos judaizantes así como el cristianismo
tradicional y pagano de Roma, son señalados por las palabras
del espíritu: que nadie se constituya en vuestro juez. Los ritos
ritos son, sombras de realidades pasadas (de la primera
venida de Jesús) o futuras (el venir definitivo del reino de Dios
al mundo). Partir el pan y el bautismo los únicos ritos
ordenados por Jesús, y esto hasta el fin del mundo. Tienen,
pues, sus días contados, el tiempo de las figuras se agota
rápidamente.

114
El apóstol Pablo hacia el año 57 d.C.

135
10. ¿De regreso al sábado? Nuevos
judaizantes.

De Desconocido - Ellen G. White


Estate, Dominio público,
commons.wikimedia.org

«¿De dónde sacó el mundo llamado cristiano la idea de que el


domingo es el día de culto cristiano? Quizás usted se
sorprenda en gran manera al saber que algunos grupos
religiosos enseñan que sus tradiciones ¡tienen más autoridad
que la Biblia! Veamos esta afirmación del teólogo anglicano
Isaac William: “Dónde nos dicen las Sagradas Escrituras que
debemos guardar el primer día? Allí se nos manda guardar el
séptimo día, pero en ninguna parte se nos manda guardar el
primero… La razón por la cual santificamos el primer día de
la semana en vez del séptimo es la misma razón que nos lleva
a guardar muchas otras cosas: no porque la Biblia lo haya
mandado, ¡sino porque lo ha mandado la Iglesia!”»115

115
Sermones en el catecismo, vol. 1, pág. 334, 336. (Revista El Mundo de Mañana)

136
10. ¿De regreso al sábado? Nuevos judaizantes.

U n ciego guiando a otro ciego, ambos caen en el pozo. Ni


La Iglesia de Dios Viviente que patrocina la revista de la
que extraje la cita, ni el citado teólogo anglicano, Isaac
William, aciertan. Ambos se equivocan. Un siervo fiel y
prudente entiende que las Escrituras no nos ordenan a
nosotros los cristianos guardar el sábado judío, por tanto
dicha Iglesia pierde su argumento. No obstante el teólogo sí
atina al decir que la Iglesia después obligó a la observancia del
domingo, pero la Iglesia católica romana no es Dios, y Dios sí
derogó el sábado de Israel. Debemos tener, pues,
entendimiento.

«El conocido teólogo católico cardenal James Gibbons escribió


en su libro La fe de nuestros padres, una afirmación
contundente: “Se puede leer la Biblia desde el Génesis hasta el
Apocalipsis sin encontrar un solo renglón que autorice la
santificación del domingo. Las Escrituras imponen la
observancia religiosa del sábado, día que nosotros jamás
santificamos”. De modo similar, un conocido ministro de la
Iglesia Bautista del Sur, Harold Lindsell, quien fue editor de la
revista Cristianismo hoy, escribió: “No hay nada en las
Escrituras que nos exija guardar el domingo en vez del
sábado como día santo.”»116

James Gibbons resuelve al decir que en la Biblia no se nos pide


santificar o apartar el domingo, cierto; y Harold Lindsell
acierta en parte porque el domingo no es un día de guardar,
mas desacierta al sugerir que sí lo es el sábado. De nuevo
ciegos guías de ciegos, todos caen en el pozo.

El falso sábado de Ellen Gould de White


«El sábado no debe destinarse a reparar ropas, a cocinar
alimentos, a los placeres, o a otra ocupación mundanal. Antes
de que se ponga el sol, debe ponerse a un lado todo trabajo
116
Op. cit.

137
10. ¿De regreso al sábado? Nuevos judaizantes.

secular y guardarse fuera de la vista todos los periódicos de


ese carácter. Padres, explicad a vuestros hijos lo que hacéis y
os proponéis y dejadlos participar en vuestra preparación
para guardar el sábado según el mandamiento.»117

La ICASD es familiar y cristo céntrica. Los adventistas son


amigos de la vida saludable y se abstienen de bebidas
alcohólicas, tabaco u otras drogas. Muchos de ellos son
vegetarianos. También se los conoce por la Reforma pro salud
y la campaña El plan de cinco días para dejar de fumar. Debo
añadir que igualmente considera perdido al evangélico o
protestante por causa del domingo, y que se cree la Iglesia
verdadera (en singular) por estar en posesión del espíritu de
profecía, título que otorgan a los escritos de la hermana Ellen
Gould de White a la que consideran profeta. Esta
denominación se llama a sí misma el remanente de Dios sobre
la tierra. Desde luego que no son los únicos que se auto
proclaman la Iglesia verdadera. Enseñan que el 22 de octubre
de 1844, el día del gran chasco del predicador americano
William Miller, comenzó en el cielo un juicio investigador,
cuando supuestamente nuestro amado Señor pasó del lugar
santo al santísimo de un también supuesto santuario celestial
del que el tabernáculo terrenal judío no habría sido más que
una figura. Jesús estaría ahora intermediando, mejor
intercediendo ante Dios Padre por cada una de las personas
que se salva desde Adán en adelante. Cuando Cristo concluya
esta supuesta labor de mediación, volverá a la tierra para
llevarse al cielo a los salvos comenzando, así, el milenio. 1844
es una fecha importante para el adventismo histórico y la
doctrina del santuario celestial una seña de identidad de esta
denominación cristiana, pero nada de esto tiene que ver con la
verdad enseñada por la generación apostólica, no siendo en
realidad otra cosa que un amaño al chasco millerita.

117
Ellen Gould de White, Joyas de los Testimonios; tomado de Religión en libertad.

138
10. ¿De regreso al sábado? Nuevos judaizantes.

La combinación sábado más profetisa Ellen Gould de White ha


fermentado en una doctrina cristiana muy particular o
singular y enfermiza, en donde el sábado está muy inflado,
hinchado, dolencia que llamo sabatitis. Esta enfermedad
manifiesta síntomas muy preocupantes:

1. Hará que ellos, los ASD, se vean a sí mismos distintos,


separados y moralmente superiores a los demás hermanos
en Cristo que se reúnen los domingos, ¡son los campeones
de la verdad!
2. Esperan tal y como enseña su profetisa en el conocido libro
El Conflicto de los Siglos, ser perseguidos un poco antes de
la segunda venida de Jesús por causa del sábado, porque el
papado habrá conseguido de las autoridades civiles la
aprobación de un decreto dominical de ámbito universal y
de cumplimiento obligatorio bajo pena de cárcel al
principio, de muerte al final. Recuerdan la existencia de
algunos proyectos de leyes dominicales en los Estados
Unidos de América como prueba del cumplimiento futuro
de la ley dominical anunciada por la profetisa, del mismo
modo que se podría predecir que todos moriremos de
Ébola porque en algunos lugares del mundo se padece o se
ha padecido esta temible enfermedad. Traslado algunas
escenas que ella dijo haber visto en visión.

«Una vez que el sábado llegue a ser el punto especial de


controversia en toda la cristiandad y las autoridades religiosas
y civiles se unan para imponer la observancia del domingo, la
negativa persistente, por parte de una pequeña minoría, de
ceder a la exigencia popular, la convertirá en objeto de
execración universal. Se demandará con insistencia que no se
tolere a los pocos que se oponen a una institución de la Iglesia
y a una ley del estado; pues vale más que esos pocos sufran y
no que naciones enteras sean precipitadas a la confusión y
anarquía. Este mismo argumento fue presentado contra Cristo

139
10. ¿De regreso al sábado? Nuevos judaizantes.

hace mil ochocientos años por los “príncipes del pueblo”.


“Nos conviene” —dijo el astuto Caifás— “que un hombre
muera por el pueblo, y no que toda la nación se pierda”. (S.
Juan 11:50) Este argumento parecerá concluyente y finalmente
se expedirá contra todos los que santifiquen el sábado un
decreto que los declare merecedores de las penas más severas
y autorice al pueblo para que, pasado cierto tiempo, los mate.
El romanismo en el Viejo Mundo y el protestantismo apóstata
en la América del Norte actuarán de la misma manera contra
los que honren todos los preceptos divinos.»118

Mis queridos hermanos ASD se encuentran sometidos a un


engaño masivo y poderoso, como en un profundo sueño,
adormilados; esperando el cumplimiento de sucesos que
nunca verán y desconociendo los que sí tendrán lugar, y tal
vez delante de sus propios ojos, espero que pronto. Jesús ya lo
advirtió, que vendrían muchos falsos profetas. Continuemos
leyendo en la misma obra adventista.

«El acto capital que coronará el gran drama del engaño será
que el mismo Satanás se dará por el Cristo. Hace mucho que
la Iglesia profesa esperar el advenimiento del Salvador como
consumación de sus esperanzas. Pues bien, el gran engañador
simulará que Cristo habrá venido. En varias partes de la
tierra, Satanás se manifestará a los hombres como ser
majestuoso, de un brillo deslumbrador, parecido a la
descripción que del Hijo de Dios da San Juan en el
Apocalipsis. (Apocalipsis 1:13-15). La gloria que le rodee
superará cuanto hayan visto los ojos de los mortales. El grito
de triunfo repercutirá por los aires: “¡Cristo ha venido! ¡Cristo
ha venido!”. El pueblo se postrará en adoración ante él,
mientras levanta sus manos y pronuncia una bendición sobre
ellos como Cristo bendecía a sus discípulos cuando estaba en
la tierra. Su voz es suave y acompasada aunque llena de
melodía. En tono amable y compasivo, enuncia algunas de las
118
Ellen Gould de White, El Conflicto de los Siglos, págs. 497,498. Cap.40: El tiempo
de angustia.

140
10. ¿De regreso al sábado? Nuevos judaizantes.

verdades celestiales y llenas de gracia que pronunciaba el


Salvador; cura las dolencias del pueblo, y luego, en su
fementido carácter de Cristo, asegura haber mudado el día de
reposo del sábado al domingo y manda a todos que
santifiquen el día bendecido por él. Declara que aquellos que
persisten en santificar el séptimo día blasfeman su nombre
porque se niegan a oír a sus ángeles, que les fueron enviados
con la luz de la verdad. Es el engaño más poderoso y resulta
casi irresistible. Como los samaritanos fueron engañados por
Simón el Mago, así también las multitudes, desde los más
pequeños hasta los mayores, creen en ese sortilegio y dicen:
“Este es el poder de Dios llamado grande.” (Hechos 8: 10, V.
N-C.)»119

Esta narración contradice al evangelio apostólico y blasfema


el precioso nombre de Jesús, por dejar sin efecto la cruz que
abolió el sábado. La fe en Cristo nos justifica y observar los
ritos y el único mandamiento de Jesús nos santifica en la
obediencia. En el tiempo del fin no habrá una prueba final a
superar por el pueblo de Dios, sino tan solo una advertencia
para los sellados: no dejarse seducir por la última bestia
simbólica (aunque el diablo sí se mostrará abiertamente antes
de la segunda venida). Y la marca o el sello de Dios es el
espíritu del Padre, no el sábado. En el siguiente capítulo de la
misma obra el sabatitis de la autora adventista alcanza su
máxima cota:

«Mientras estas palabras de santa confianza se elevan hacia


Dios, las nubes se retiran, y el cielo estrellado brilla con
esplendor indescriptible en contraste con el firmamento negro
y severo en ambos lados. La magnificencia de la ciudad
celestial rebosa por las puertas entreabiertas. Entonces
aparece en el cielo una mano que sostiene dos tablas de piedra
puestas una sobre otra. El profeta dice: “Denunciarán los
cielos su justicia; porque Dios es el juez.” (Salmo 50:6.) Esta

119
Ellen Gould de White, Op. cit., página 503.

141
10. ¿De regreso al sábado? Nuevos judaizantes.

ley santa, justicia de Dios, que entre truenos y llamas fue


proclamada desde el Sinaí como guía de la vida, se revela
ahora a los hombres como norma del juicio. La mano abre las
tablas en las cuales se ven los preceptos del Decálogo inscritos
como con letras de fuego. Las palabras son tan distintas que
todos pueden leerlas. La memoria se despierta, las tinieblas de
la superstición y de la herejía desaparecen de todos los
espíritus, y las diez palabras de Dios, breves, inteligibles y
llenas de autoridad, se presentan a la vista de todos los
habitantes de la tierra. Es imposible describir el horror y la
desesperación de aquellos que pisotearon los santos preceptos
de Dios. El Señor les había dado su ley con la cual hubieran
podido comparar su carácter y ver sus defectos mientras que
había aún oportunidad para arrepentirse y reformarse; pero
con el afán de asegurarse el favor del mundo, pusieron a un
lado los preceptos de la ley y enseñaron a otros a
transgredirlos. Se empeñaron en obligar al pueblo de Dios a
que profanase su sábado. Ahora los condena aquella misma
ley que despreciaran. Ya echan de ver que no tienen disculpa.
Eligieron a quién querían servir y adorar. “Entonces vosotros
volveréis, y echaréis de ver la diferencia que hay entre el justo
y el injusto; entre aquel que sirve a Dios, y aquel que no le
sirve.” (Malaquías 3: 18, V.M.) Los enemigos de la ley de Dios,
desde los ministros hasta el más insignificante entre ellos,
adquieren un nuevo concepto de lo que es la verdad y el
deber. Reconocen demasiado tarde que el día de reposo del
cuarto mandamiento es el sello del Dios vivo. Ven demasiado
tarde la verdadera naturaleza de su falso día de reposo y el
fundamento arenoso sobre el cual construyeron. Se dan
cuenta de que han estado luchando contra Dios. Los maestros
de la religión condujeron las almas a la perdición mientras
profesaban guiarlas hacia las puertas del paraíso. No se sabrá
antes del día del juicio final cuán grande es la responsabilidad
de los que desempeñan un cargo sagrado, y cuán terribles son
los resultados de su infidelidad. Sólo en la eternidad podrá
apreciarse debidamente la pérdida de una sola alma. Terrible
será la suerte de aquel a quien Dios diga: Apártate, mal
servidor. Desde el cielo se oye la voz de Dios que proclama el

142
10. ¿De regreso al sábado? Nuevos judaizantes.

día y la hora de la venida de Jesús, y promulga a su pueblo el


pacto eterno. Sus palabras resuenan por la tierra como el
estruendo de los más estrepitosos truenos. El Israel de Dios
escucha con los ojos elevados al cielo. Sus semblantes se
iluminan con la gloria divina y brillan cual brillara el rostro de
Moisés cuando bajó del Sinaí. Los malos no los pueden mirar.
Y cuando la bendición es pronunciada sobre los que honraron
a Dios santificando su sábado, se oye un inmenso grito de
victoria.»120

Esta paranoia del decreto dominical no es la única cristiana


del tiempo del fin. He visto que ninguna acierta y que sobre el
tiempo final se enseñan desde el santuario cristiano muchos
errores, equivocaciones y también engaños como el que
acabamos de leer. Queridos hermanos, no sigáis a esta falsa
profetisa ni a ningún otro que se haya proclamado como tal
hasta el día de hoy. Os digo de verdad que no les ha
amanecido. De nuevo ella os lleva al decálogo del primer pacto
dejando sin efecto la cruz de Cristo. Os lo aseguro, ninguna de
estas cosas fantásticas ocurrirá, y la prueba de Dios no
consistirá en guardar el sábado sino en ser capaz de escuchar
la verdad y recibir el don del espíritu santo cuando llegue la
hora, será el cumplimiento del fuerte clamor. Dejad de seguir a
los mentirosos y escuchad solo a los apóstoles mientras no
llegue la bendición. Y no señora de White, el día y la hora
serán conocidos antes de la segunda venida y por el mundo
entero, pues para los hijos de Dios no habrá más misterios.

«El cambio del sábado es la señal o marca de la autoridad de


la Iglesia romana. La observancia del falso sábado es la
recepción de la marca.»121

De nuevo la profetisa del ASD contradice a Jesucristo y a sus


120
Ellen Gould de White, Op. cit., págs. 513-515. Capítulo 41: La liberación del
pueblo de Dios.
121
Ellen Gould de White, Great Controversy, vol. 4, pág. 281.

143
10. ¿De regreso al sábado? Nuevos judaizantes.

apóstoles porque el sello de Dios es el espíritu santo, no la


observancia del séptimo día. Siendo así, la marca de la bestia
no es el domingo sino no haber sido sellado por Dios y dejado
en el mundo.

«Trabajad, no por el alimento que perece, sino por el alimento


que permanece para vida eterna, el cual el Hijo del Hombre os
dará, porque a éste es a quien el Padre, Dios, ha marcado
con su sello.» Juan 6:27

«En Él también vosotros, después de escuchar el mensaje de la


verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído,
fuisteis sellados en Él con el espíritu santo de la promesa,
que nos es dado como garantía de nuestra herencia, con miras
a la redención de la posesión adquirida de Dios, para alabanza
de su gloria.» Efesios 1:13,14

A continuación dejo reseña de dos importantes testimonios de


sendos pastores ex adventistas. Son un clásico entre los ex
adventistas. Leí dichas obras hace muchos años, aunque no
fue por ellas que vi que la hermana White fue deshonesta, sino
porque la verdad contrasta con la mentira dejándola expuesta.
En ellas se habla de su deshonestidad al haber sido plagiadora
y mentirosa:

1. Dudley Marvin Canright, 1914, MI RENUNCIA AL


ADVENTISMO DEL SÉPTIMO DÍA122 y,
2. Dirk Anderson, White Out, traducido, El blanqueo.123

Que Dios nos bendiga.

122
www.oocities.org/alfil2_1999/renuncia1.html.
123
https://docplayer.es/13076371-La-nube-blanca-traduccion-del-libro-white-
out-por-dirk-anderson-prologo-dale-ratzlaff.html

144

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