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Misterios masculinos (Spanish Edition) - Sergio Sinay
Misterios masculinos (Spanish Edition) - Sergio Sinay
Hay una diferencia evidente entre hombres y mujeres, pero ella no guarda
ninguna relación con las supuestas diferencias entre "masculino" y
"femenino". Es mucho mejor quedarse con el misterio verdadero de hombre y
mujer, que con la falsa mistificación de masculino y femenino.
Sam Keen
Soy un hombre entre hombres. Una persona entre otras personas. Un ser
viviente entre otros seres vivientes. Un varón entre otros varones. Como a la
mayoría de los individuos de mi sexo, se me ofreció (a través de la familia, la
escuela, y los diferentes mensajes sociales) un modelo de "masculinidad"
rígido, escaso en imaginación, en libertad, en desarrollo de las
potencialidades más profundas. Con eso un varón debía hacerse "hombre".
•Este libro no garantiza a las mujeres el éxito en sus vínculos con los varones.
Me parece importante advertirlo antes de que sea tarde. Las respuestas
que emito en cada capítulo están lejos de activar un mecanismo que
permitirá hacer de los hombres seres transparentes, previsibles o
manejables. Este libro habla sobre las actitudes, los sentimientos, los
pensamientos y las sensaciones de un grupo de personas que tienen en
común su sexo. Y también tienen en común su condición de seres
humanos. Es decir, cada uno es único, cada uno es inédito, cada uno debe
y merece ser considerado como alguien en sí y no como una generalidad.
Todo vínculo humano se establece entre dos seres únicos. Lo que una
mujer pueda entender y comprender de los varones a través de estas
páginas enriquecerá o no su relación con los hombres sólo y en tanto
pueda ser tomado apenas como un ingrediente en la argamasa de una
relación particular y única.
•Este libro no pretende excusar a ningún varón por sus actitudes. No escribí
estas páginas para defender a nadie ni para dar argumentos que
contribuyan a fomentar ese fenómeno patético que llaman "la guerra de
los sexos". Cada capítulo es la respuesta a una pregunta específica. No es
una defensa, es un relato, una explicación, una narración de sensaciones,
vivencias, emociones y sentimientos, hecha desde este lado del mostrador.
Habrá alguien a quien le amplíe los horizontes de su mirada o la
capacidad empática. Y habrá alguien a quien le dará nuevas y poderosas
razones para su frustración, su bronca o su resentimiento. Las dos
reacciones están dentro de lo natural. Lo que sea, será.
•Este libro no contiene ni todas las preguntas ni todas las respuestas. Porque
cada mujer y porque cada hombre es un ser único, y porque cada vínculo
entre una y otro también lo es, estoy convencido de que cada mujer podría
formular, desde su experiencia, su imaginación, su necesidad o su
sensibilidad, una pregunta que aquí no figura. Y cada varón, mi
congénere, podría ofrecer, desde su sensibilidad, sus vivencias, sus
indagaciones interiores y su historia, una respuesta diferente de las que
proporciono aquí. Y está bien. Tengo la convicción de que lo importante
ante una pregunta no es necesariamente la respuesta sino la posibilidad de
explorar, de buscar, de recorrer caminos.
Por este motivo, los misterios (de los varones o de las mujeres) pueden ser
comentados, narrados, recorridos y buceados, pero nunca eliminados,
negados o descalificados. Aproximarse a esos misterios respetándolos
seguramente no permitirá desentrañarlos ni revelarlos, pero sí algo acaso más
importante: permitirá convivir con ellos.
1)Nada
2)No sé
Es así. Los hombres no sabemos, la mayoría de las veces, qué es eso que
ocurre en nuestro interior. No hemos entrenado nuestro lenguaje en esa área.
Nuestro vocabulario suele ser ajustado y efectivo: habla de cosas concretas,
externas a nosotros, emite juicios taxativos, propone soluciones a problemas
tangibles. Creo que esto tiene dos orígenes:
•Cuando la palabra no existía y los seres humanos nos comunicábamos a
través de las acciones corporales, la mayor masa muscular, el mayor
desarrollo físico, la mayor fuerza de los hombres nos permitía ser dueños
de la "palabra". Cuando, evolución mediante, ésta se instaló entre
nosotros, las mujeres descubrieron que el lenguaje ingresaba en un estadio
en el cual no era necesario ser más fuertes, más grandes ni más
resistentes. Ellas desarrollaron la palabra en toda su profundidad y
extensión, le dieron un valor especial. El lenguaje de la mujer se hizo
amplio y abarcador, y, sobre todo, afectivo. Es decir, incluyó emociones,
sensaciones, deseos y pensamientos.