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“SOLEDAD PRIMERA”

as retóricas

La introducción estaría compuesta por los 14 versos iniciales. En esta, se nos


presenta la situación mediante una larga prosificación. Un náufrago se encuentra en el
mar y está luchando por sobrevivir. El poema se inicia con un hipérbaton que nos
indica la estación del año en la que se encuentra, la primavera. Además, nos dice
justamente los días en los que pasa la acción, durante la constelación de Tauro (del 21
de abril al 20 de mayo). Para reflejar esta idea hace uso de la imagen mitológica
“mentido robador de Europa”, recurso estilístico que designa a Júpiter, disfrazado de
Toro, cuando robó a la princesa Europa. A continuación, se nos informa de que el
protagonista, que es un náufrago, sería mejor copón que “el garzón de Ida” ya que es
más bello. Con esta metáfora se describe a Ganimedes, joven que raptó Júpiter
deslumbrado por su belleza.

Ahora, se nos comunica sobre la desdichada vida del náufrago. En el verso 9, se


resume y posteriormente, se desarrolla la cuestión. El protagonista está apartado de su
amada y da al mar “lagrimosas dulces querellas de amor”. Una gran hipérbole sigue
estos versos y esta dice que las desgracias del náufrago son tan fuertes y tan grandes que
conmueven la furia del mar y del viento, igual que lo hizo el sonido de la lira de Arión
con los delfines.

El nudo de la historia es la segunda parte, que empieza en el verso 15 y acaba en


el 51. Des del verso 15 hasta el 21, el náufrago agradece al leño, sinécdoque de barco de
madera, el haberse salvado. Se compara el trozo de madera que le ha salvado la vida
con los delfines que salvaron a Arión. En el verso 20, se utiliza el nombre de “Libia”
para denominar al desierto de olas en el que se encuentra el protagonista.

Más tarde, se explica que el náufrago, que fue engullido por el mar, ahora es
“vomitado”, es decir, el mismo mar lo lleva de vuelta a la tierra. Este sale de él,
completamente lleno de algas y espuma. Entonces, encuentra refugio en un nido de
águila abandonado, el mismo sitio donde “el ave de Júpiter (el águila real) halló nido”.
Después, el peregrino llega a la orilla y regala el leño que le salvó la vida, a las
rocas, estas “aun se dejan […] lisonjear de agradecidas señas”. Esta última oración
menciona uno de los dichos de la época “dádivas quebrantan peñas” que significa que se
puede conseguir cualquier cosa, dando ofrendas a las personas adecuadas. En el verso
31 se utiliza un cultismo, “expuso”, verbo que utilizaba César cuando desembarcaban
sus tropas.

A continuación, el joven desnudo escurre su ropa y la dispone en la arena para


que la seque el Sol. Este la embiste, es decir, se pone en ello y lo hace suavemente y con
delicadeza, hasta secar la última gota de agua. En estos versos, del 34 al 41, se
personifica al astro ya que se dice que lame la ropa con “su dulce lengua de templado
fuego”.

Conclusión

En este poema del autor español Luis de Góngora, se refleja la intención del
poeta de crear una composición lírica compleja. Para conseguir su objetivo, utiliza
numerosos cultismos, elementos mitológicos, hipérbatos. Con esta obra, Góngora
introduce el culteranismo en la literatura española.

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