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COVIELLO P, La teoria general del contrato adm CONCEPTO
COVIELLO P, La teoria general del contrato adm CONCEPTO
Producción Integral
concept design
de Fem ando Lucas D ecaim a
La contratación
pública
1
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J o s é L u is D e p a l ,vía ■» e d it o r
^ .3
Pedio José JorgeCOTieilo1"1'
Ld teoría general del contrato administrativo
a través de lajurisprudencia de la CSJN
si. I n t r o d u c c ió n
Este aporte trata un tema que hacia mediados de la década del ’90 del pa
sado siglo movió a un debate interesantísimo entre dos de las mejores plumas
en el Derecho administrativo argentino como los profesores Juan Carlos
Cassagne y Héctor A. Mairal. Más alíá de la posición que se adopte sobre la
utilidad o peligrosidad de una doctrina sobre el contrato administrativo, lo
cierto es que, desde nuestro humilde punto de vista, una doctrina tal es abso
lutamente necesaria1. _
Ello es así, en la medida que frente al resto de les contratos privados, en los
que celebra el Estado la situación de las partes es claramente distinta. Mien
tras en los primeros los intereses enjuego son meramente particulares y sal
vo cuestiones de orden público lo que en ellos se estipule no trasciende —en
principio— a la comunidad, en los contratos públicos el Estado actúa ea sa ca
rácter de gestor del bien común, puesto que su función esvicarial, corno dijo
el maestro García de IJnterría, es decir, que está al, servicio de los admiaistra-
dos. En otros términos, como alguna vez se dijo,, el Estado no tiene fines pro
pios, sino que ellos son los de la comunidad a la que sirve.
' Precisamente, la doctrina del contrato administrativo da formajurídica a
una realidad contractual, especificándola p ara el cumplimiento de los fines
estatales, en la observancia estricta dei mareo insoslayable de la juridicidad.
Tal juridicidad abarca no sólo la normatividad positiva, sino también los va
lores y principios que dimanan del Estado de Derecho1,de modo que, a raitan -
do el peligro que para algunos podría significar la doctrina del contrato ad
ministrativo, configurado por el ejercicio de la arbitrariedad ante la posibili
dad del ejercicio de potestades como el ius variandi o la réscísión unilateral
por la Administración de los contratos —aunque estén legalmente previstas
en el ordenamiento o en el contrato—, lo cierto es qué, como pretendemos de
mostrarlo, ella es la que permite el encuadre del ejercicio de aquellas potes
tades dentro de los límites de la legalidad y la legitimidad.
i Antes de comenzar con el estudio del tema asignado, estimamos conve
niente señalar que sus líneas arguméntales son las que hemos diseñado a
partir de un trabajo nuestro ya publicado2. En el presente escrito hemos in
troducido —sin pretender modificar las líneas ni la doctrina tenida en cuen
ta en aquellas monografías— algunos ajustes y actualizaciones de acuerdo
con la ulterior doctrina de nuestra Corte (y, por qué no, con algunas medita
ciones personales hechas sobre la materia).
Otra nota que es preciso dar a quienes no conozcan nuestro marco institu
cional, es que pese al régimen federal que ostenta el país, según el art. Io de
la Const. Nacional, y que, la materia iusadminístrativa es de carácter local,
propia dé cada provincia (de modo que, por ejemplo, en materia de actos y
contratos administrativos dictan sus propias normas y se rigen por la inter
pretación de sus tribunales provinciales; otro tanto ocurre, aunque en menor
medida, con la Ciudad Autónoma de Buenos Aires), por imperio también de
los arts. 121 y 122 de aquélla, lo cierto es que la influencia de su doctrina se
expande sobre el resto de las jurisdicciones del país, a punto tal que en algu
nos supuestos puede convertirse en obligatoria —aunque en esta materia se
prefirió respetar los principios locales, que, en definitiva, coinciden con los
sustentados por el\a—.
Asimisino, también conviene señalar que la Corte, por lo general, se ha ce
ñido —y iasí por cierto corresponde— al texto dé la norma escrita en materia
de contratos administrativos. Sin embargo, en la mayoría de los casos que se
exponeiílá Corte se encontró frente a la ausencia de normas que receptaíán
el principio jurídico pertinente. Hoy en día en el orden nacional a través de!
decr. delegado 1023/01, por el que se aprobó el régimen de contrataciones del
Estadoy'él deer. 436/00, que aprobó el reglamento parala adquisición, ena-
§ 2. E l c r i t e r i o d e c o n t r a t o a d m in is t r a t iv o
La mismaideaha sido sostenida en Francia por Prosper Weil: “ Cuando los poderes pú
blicos confieren la gestión de un servido público —sea éste administrativo, o industrial y
comercial— a una persona privada, sería bien normal aceptar que los contratos que ella
celebrare dependieran del criterio general: son ellos, en definitiva, contratos que se inser
tan en la actividad administrativa bajo el mismo título que aquellos celebrados por perso
nas públicea raalizando misiones del mismo orden...” (¿a crisis det criterio de contrato
administrativa, trad. de Eduardo Soto Kloss, en “Revista de Derecho Público”, nros, 39 y
40, Facultad, de Derecho de la Universidad de Chile, ene.-dic. 19861.
11 Villar Palasí, José L. - Villar Ezcurra, José L., Principios de derecho administrati
vo,Ved., Facultad de Derecho de la Universidad Complutense, Madrid, 1983, t. III, p. 27.
12 Hauriou, Maurice,/’recísdedroiíadmintsfroítfeí da droiípuWic, 10*ed.,Sirey,Pa-
ris, 1921; Jéze, Gastón, Principiosgenerales del derecho administrativo, trad. de la 3* ecl
francesa, Depalma, Buenos Aires, 1948 y 1949,1.1, p. 1, y t. TV, p. 5; Duguit, León, Las
transformaciones del derechopúblico, Madrid, s/f, p. 98; De Laubadére, Traite de droit ad
ministratif, op. cit., p. 348; ídem, Traite théorique etpredique des contrata administratifs,
LGDJ, París, 1956, t.I,o . 66.
13 Caso “EpouxBértin”, del.20/4/56, en el que un acuerde verbal de hospedaje de re
fugiados soviéticos se consideró “que había tenido.por objeto confiar... a los interesados
la ejecución misma de un servicio público, en este caso la tarea de aseguras1la repatriación
de los refugiados de nacionalidad extranjera qua se encontraban sobre el territorio fran
cés; que esta circunstancia basta, ella sola, para imprimir al contrato que se trata el ca
rácter de un contrato administrativo..." (Long.Mareean - Weíl, Frosper - Braibant, Guy,
Lesgrands arréts de lajurisprudenceadmimstratiue.T e l , Sirey, Paria, 1978, p. 440).
14 FemándezdeVélazco,Recaredo,£oseoítímíosafi»iínBíraíiyos,EibrerfaCfeneral
de Victoriano Suárez, Madrid, 1927, p. 46.
15 Bielsa, op: cíí.,ps.7 y 295; Escola, op. cií., ¡j. 127; Bfeejaitz,, MiguelA-, Tmría gene
ral de los contratos administrativos, 2a ed., Depalma, Busros Aires, 1980, p. 246; Marien-
,fc
hofF,T r a t a d o o p , cit. HI^Aj p. 353.
Bielsa, que se adhirió a la doctrina del servicio público, definió —en tal sentido— al
Derecho administrativo como “el conjunto de normas positivas y de principios de Derecho
público de aplicación .concreta a la institución y funcionamiento de los servicios públicos
96 J u an C a r l o s Ca ssa g n e • E n r iq u e R iv e r o Y s e r n (dirección)
Sin embargo, el criterio exclusivo del fin público fue más tardé dejado de la
do en un precedente17, donde pese a reconocer que el contrato celebrad o coa el
actor para el proyecto y dirección técnica de distintas obras, sí bien era cierto
que dichos trabajos tendían a una finalidad da interés general,-ello no es
suficiente por sí solo para acordar al contrato el carácter de obra pública
Para arribar a esa conclusión, el tribunal entendió que la entidad (autár-
quica) citada se había asimilado, conforme su régimen jurídico, a una empre
sa del Estado, reguladas por la ley 13.653, a las que no les eran aplicables las
disposiciones de la ley 13.064, de obras públicas. Es decir, más que el fin pú
blico, importaba el régimen jurídico al que se había sometido la entidad.
Tal doctrina varió luego18, oportunidad en la que derechamente sostuvo
que un contrato de suministro de locomotoras y repuestos, y remodelación de
otras celebrado entre Ferrocarriles Argentinos y al actor era “... de naturale
za administrativa y, como tal, pudo ser rescindido unilateralmente por la Ad
ministración por motivos de. oportunidad o conveniencia”.
No obstante,.más adelante la Corte sostuvo que un contrato destinado a
la provisión de zorras para Ferrocarriles Argentinos no era administrativo
—como así lo había dicho el juez de grado, aunque, luego, revocado este crite
rio por la alzada— por la exclusión explícita que hacía del régimen de los con
tratos públicos la ley 18.36019. Veremos más abajo como este criterio variaría
fundamentalmente, en oportunidad de comentar los fallos del tribunal dicta
dos durante el año 1984.
En el caso “Cooperamet”, la Corte mencionó la doctrina de otro fallo20 pa
ra dar sustento al criterio que allí elaboraba sobra el fia público como compo
nente sustancial del contrato administrativo. Sin embargo, a nuestro juicio,
le hizo decir a dicho precedente más de lo que de él se extraía. En éste se dio
un interesante supuesto de delegación a una empresa estatal (la Empresa
Nacional de Transportes) del ejercido de atribuciones de otros organismos
estatales para la adquisición de locomotoras en el exterior, que requería la
aprobación del Poder Ejecutivo.
Bajo tales pautas, laCorte sentó la doctrina que luego invocaría'en el caso
“Cooperamet^, donde, reiteramos, se le hizo decir más de lo que de su texto se
4 — LaCONTRATACION PUSUCA. T. 1
98 J u an Ca r l o s Ca ssa g n e • E w ¡q u e R iv e r o Y s e r n (dirección)
desprendía: .. no cabe excluir de las defensas pertinentes del Estado, las que
son jurídicamente adecuadas a la naturaleza de los actos debatidos, en el caso
losprincipios propios del Derecho administrativo. Tales principios integran el
ordenamiento jurídico argentino, como conceptos generales de la legislación
específica sobre la materia —CSJN-Fallos, 248:157 y otros—y en tal sentido,
constituyen el Derecho positivo del caso” (la cursiva nos pertenece).
En este caso la Corte buscó ahondar en la sustancia de las normas impli
cadas y, por ello, hizo mención a la naturaleza de los actos, pero no describió
cuáles eran sus componentes, como, por ejemplo, el fin público. Evidente
mente, por io hasta ahora visto, se desprende que el criterio del tribunal no
estaba suficientemente desarrollado en punto a fijar un concepto claro al
respecto. La gran oportunidad se dará a partir de los fallos que se tratarán
seguidamente.
21 Védel, Georges, Droit administratif, 6a ed., Presses Uni versitaires de Franca, Pa
rís, 1975, p. 233; Rivero, op. cit., p. 117; Waline, Marcel, Frécis de droit administratif,
Montchrestien, París, 1969, t. i, p. 394.
22 De Laubadére, Traitéthéorique etpratique des contrats.... op.cit.,t.l, p. 85, n°62;
véase, también, Long - Weil - Braibant, op. cit., p: 112.
23 “Recueü Dalloz”, año 1916, ps. 35 y 36.
La contratación pública 93
24 Nos remitimos en aste punto a la lectura de los casos citados en Coviello, Pedro. J. „
£¿ criterio, acápite IIL
^ Véase “Revue de Droit Public”, 1922, p. 74 y siguientes.
100 J u an Ca r l o s Ca ssa g n e • E n r iq u e R iv e r o Y s e r n (dirección)
económico financiero,,o bien la presencia de fines que son los que inspiran di
chas cláusulas, que son de interés público26. De allí que prefiriera, más ade
lante, en la segunda edición de su obra sobre los contratos administrativos,
hablar más que de cláusulas exorbitantes de régimen exorbitante, siguiendo
en este aspecto la jurisprudencia del Consejo de Estado en el caso “Société
d’explpitation électrique de la riviére du Sant”, del 19/1/7327.
En ese caso, que se trataba de un conflicto de competencia —a propósito de
la demanda dirigida por la actora (la “Société”, entidad privada proveedora
de electricidad) por una cuestión tarifaria surgido con “Electricité de Fran-
ce”, entidad pública estatal adquirente de fluido eléctrico—, el Consejo de
Estado entendió que, conforme al pliego de cláusulas generales anejadas, se
confería a la autoridad administrativa una competencia de tal grado que de
terminaban que “los contratos celebrados por Electricitéde trance... estu
vieran] sometidos a un régimen exorbitante del Derecho común y presenta
ran] el carácter de contratos administrativos, por donde íá contienda queda-
[ba] sometida al juez administrativo
Ahora bien, pese a la unidad expositiva del tema de las cláusulas exorbi
tantes, Benoit criticó con duros términos esta doctrina: “[E]s ésta [la teoría
de las cláusulas exorbitantes] una de las nociones más radicalmente falsas
que jamás hayan obstaculizado nuestro aparato "jurídico”, puesto que es
erróneo que el régimen de los contratos administrativos es “un régimen de
equilibrio y cooperación, ampliamente más favorable al cocontratante de la
Administración que lo sería el Derecho privado”28.
26 De Laubadére, Traite théorique etpratique des contrats..., op. cit., ps, 100y 101,
n° 77. Por ello, De Laubadére no coincidió totalmente con quienes veían en las cláusulas
exorbitantes la existencia de una prerrogativa de poder público o cuyo contenido fuera in-
suscepüble de hallar en los contratos privados o bien que fueran inhabituales en éstos.
w “Recueil”, año 1973, ps, 48 y 49. Respecto a la 2“ ed. del Traité théorique et pratique
des contrats ...,op. cit., véase más abajo nota 29.
28 Benoit, Frands-Paul, E l derecho administrativo francés, Instituto de Estudios
Administrativos, Madrid, 1977, p. 728 y ss. La realidad nos indica que la afirmación de
Benoit no deja de contener su grado de acierto, al igual de lo que h a ocurrido en la doctri
na española, puesto que la cláusula exorbitante (explícita o implícita, como lo sostiene el
profesar Marienhoffl es la consecuencia del régimen exorbitante propia de los contratos
administrativos (y, aún más, del Derecho administrativo) y no la nota tipificante necesa
ria para que un contrato sea de Derecho público.
Igualmente, José Luis Villar Palasí y José Luis Villar Ezcurra han señalado lo siguien
te: “Elcriterio de las cláusulas exorbitantes es, sin emhargo, un criterio estéril yaque en
cierra en sí mismo una petición de principio, se lo aplicamos a la determinación a priori de
la naturaleza civil o administrativa de un contrato. Es evidente, pese al carácter sugestivo
que presenta la teoría, que las cláusulas exorbitantes no son causa de que la actividad ad
ministrativa sea pública, sino consecuencia; esto es, no son un prius justificativo del carác-
La contratación pública 101
b) La segunda etapa
38 Cfr. Marienhoff, op. cit., p. 53, n° 595. La presencia del Estado no la consideraba
como un requisito, sino como un presupuesto. Jorge I. Muratorio. en un meritoriotraba
jo, ha receptado este concepto, (Los contratos administrativos viciados de nulidad abso
luta,LL, 1995J5-1205).
39 CSJN, 29/3/90, “Dulcamara S J l c. ENTfel», CSJN-Fallos, 313:376; Cbviellp, Pe,
dro J.,El caso “Tecnobra": un fallo con interesantes planteos, LL, 1993-E-486 (comentario
a la sentencia de la Corte recaída en la causa “Ifecnobra S-A.C.I.C.I.F. c. Comisión Nacio
nal de Energía Atómica s/Cobra de pesos”, del 20/4/93). La sentencia está publicada en
CSJN-Fallos, 316:729.
40 CSJN, 3/3/92, ‘Yacimientos Petrolíferos Fiscales c. Corrientes, provincia de y
Banco de Comentes s/Cobro de australes”, CSJN-Fallos, 315:158.
La contratación pública 105
45 Cfr. definición dada por Marienhoff, op. cit., p. 34: “es el acuerdo de voluntades, ge
nerador de obligaciones, celebrado entre un órgano del Estado en ejercicio délas fundones
administrativas que le competen, con otro órgano administrativo o con un particular o ad
ministrado, para satisfacer finalidades públicas”. Igualmente, Cassagne, Los contratos
op.cit., acág. IV, último párr.,p. 37: “Contrato administrativo es todo acuerdo de volunta
des generador de obligaciones celebrado por un órgano estatal en ejercicio de lafunción
administrativa, caracterizado por un régimen exorbitante del Derecho privado, suscepti
ble de producir efectos en relación con terceros1’. Este autor no incluye en la definición los
contratos celebrados entrepersonas públicas estatalesícontratos interadministrativos),
a diferencia del profesor Marienhoff, por considerar que en ellos no se da la presencia del
régimen jurídico exorbitante propio de aquéllos; véase trabajos citados, ps. 37y 82, res
pectivamente
46 CSJN, 10/8/95, “S.A- Organización CoordinadoráArgentina c. Secretaríade Inte
ligencia de Estado”, CSJN-Fallos, 318:1518, sentencia comentada por Coviello, Pedro J.,
El caso “O .C J i.u n a aclaración conceptual de la Corteen materia de contratos adminis
trativos,LL.t 1996-E-76.
47 La sentencia de la Cámara fue publicada enDJ, 1995-1-1044.
La contratación pública 109
§ 3. C o n t r a t o s a d m in is t r a t iv o s r c o n tr a t o s
d e D e r e c h o pr iv a d o d e i a A o u h o s t r a c io n
48 Marienhofifap. cit., t. IH-A, p. 20 y ss.; Cassagne, op. cit.; Berpaifcz, op. cit, p. 148
y as.; Escola, op.cii.,p.252y ss.; Muratorio; ap: cit; D®Latibadfere, Traitéthéorique etpra-
tique des contrata..., op. cit., 1.1, p. 8 y ss-, y la mayoría de la doctrina francesa. Sin, embar
go, Weil, en el artículo citado más arriba, ha dicho que “todo contrato celebrado en el mar
co de la actividad administrativa debería poder ser administrativo, no debiendo el idean-
110 J u a n C a r lo s C a ssa g n e • E n r iq u e Emito Y s e r n (dirección)-
turas. Ello aparece prefigurado en los casos “Albano” e “Intecar”, citados más
arriba; mas fue en los casos “Dulcamara” (voto del juez Fayt), “Y.P.F. c. Pro
vincia de Corrientes”y “Cinplast”, donde, explícitamente, se exigió la presen
cia del Estado “en ejercicio de funciones públicas que le competen” (consid. 3“
de “Y.P.E”) o “fin público o propio de laAdministración”(“Dulcamara” y “Cin
plast”), de donde se extraería, a contrario, que cuando no se encontrara el res
pectivo ente u órgano estatal cumpliendo uno de los fines propios de ía Admi
nistración Pública el contrato sería de Derecho privado.
dos de la Administración, no les aplican el mismo régimen, puesto que, de una u otra for
ma se tendrán en cuenta factores que no cuentan —en la mayoría de los casos— en los con
tratos de Derecho común, como, por ejemplo, la competencia, la habilitación presupuesta
ria o el procedimiento. En tal sentido, Keyes señala que en esta materia el conocimiento de
las limitaciones de la autoridad (nosotros diríamos competencia) es la clave de la diferen
cia entre los contratos privados y la contratación del gobierno; es esta ¡a primer cuestión
generalmente considerada por el abogado del Estado (goverment altómey). Por ello, seña
la el autor, en toda negociación contractual con el Gobierno el primer problema consistirá
en determinar si el funcionario posee competencia (autkority) —op. cit., ps. 13 y 14-—.
Vale la pena reproducir un interrogante que se han formulado Modemey Devoivé en
el antes mencionado trabajo: “¿Se puede decir que los contratos de Derecho privado he
chos por personas públicas obedecen en todos sus puntos al Derecho contractual privado?
Sería seguramente excesivo, y algunos autores han establecido hace poco que las cosas es
taban lejos de ser tan simplés" (áqvú citan eh no tasLamarque, Jaan, Reeherches sur l’ap-
plication du droit privé aux services publica administmtifs, LGDJ, Paria, 1960).
50 Bielsa, op. cit., p. 285; Marienhoff, op. cit., ]¡. 39; Piorini, Bartolomé,Derecho admi
nistrativo, 2a e<L,Abeíedo - Perrpt, Buenos Aires; 1976,11, ps. 597 y 598; Cassagae, d uan
Carlos, Derecho administrativo, 3*ed..Abeledo *Perrot, Buenos .Aires, 1991, p, 24S; Ba
rra, Contrato.,., op;citi t.1, p. 23; Comadira^Acta-admihistratim..., op, citips. 16 y 17;
Muratorio, op. cit. En él extranjero-han seguido entre otros la misma postura: Garrido Fa
lla, op. cit., 1.1, p. 399; De Laubadére, Traite de, droit administratif, op. cit, p. 240, n° 403;
Rivero, Jean, Dn>it ad>ninistratif, 8a ed,, Dalloz, Paria, 1977, ps. 91 y 92; Eisenmann,
Charles, Cours de droit administratif, LGDJ, París, 1983, t II, p; 394.
51 Diez. Manuel M., Derecho administrativo, 2‘ ed„ Plus Ultra, Buenos Aires, 1977,
t. II, p. 203; Gordíllo, Agustín, Tratado de derecho administrativo, Macchi, Buenos Aires,
112 J uan Ca r l o s Ca s s a g n e » E n r iq u e R iv e r o Y s e r n (dirección)
1023/01 (delegado, para lo cual se invocó la delegación dada por la ley 25.414
al Poder Ejecutivo52) , por el que se aprobó el Régimen de Contrataciones del
Estado, y la reforma introducida al art. 7° de la Ley N acional de Procedimien
tos Administrativos.
Mas lo cierto es antes de dicha reforma la Corte poco a poco había deli
neando al contrato administrativo como acto administrativo bilateral, pri
meramente en el conocido caso “Metalmecánica"M, donde receptó la doctri
na que entre los actos administrativos individuales “... los hay de carácter
unilateral y bilateral, según que la expresión de voluntad corresponda a uno
o a dos sujetos de Derecho: la Administración Pública, en el primer caso, y és
ta y el administrado en el segundo”.
Sin embargo, en dicha causa, que se trataba de la responsabilidad del Es
tado por Sos daños causados a la actora en el desarrollo de una relación de pro
moción industrial, la Corte no definió tal relación como de naturaleza con
tractual, pero sí es importante en cuanto admite k existencia de tales actos54.
Más adelante, la Corte iría perfilando más la cuestión, cuando, en ocasión
de decidir una cuestión de competencia originaria suscitada a raíz de una de
manda por responsabilidad contractual dirigida contra la provincia de Cata-
marca, dijo: ,. quedan excluidos de tal concepto (‘causa civil’) los supuestos
que requieren para su solución la aplicación de normas de Derecho público
provincial o el examen y revisión, en sentido estricto, de actos administrati
vos o legislativos de carácter local... no es causa civil aquélla en que a pesar
de demandarse restituciones, compensaciones o indemnizaciones de carác
ter civil, tienda al examen y revisión de los actos administrativos, legislativo
ojudiciales de la provincias en que éstas procedieron dentro de las facultades
propias reconocidas por el art. 104y ss. de la Const. Nacional ...”ss.
1979, i. III, p. IV-27; Dromi, op cit., p. 153; Linares, Juan F.,Fundamentos de derechoad-
ministratiuo, Ástrea, Buenos Aires, 1975, p. 201, n° 166; Bergaitz, op. cit., p. 5; Escola, op.
cit., p. 98; G arda de Enterría - Fernández, op. cit., 5a ed., Civitas, Madrid, 1991,1.1, p. 529.
92 Aunque no surgiría del texto de la ley cuál es ía norma que explícitamente delega
la atribución ejercida.
53 CSJN, 23/12/76, “Metalmecánica S.A.C.I. c. Gobierno de la Nación s/Nulidad de
resolución e.indemnización”, CSJN-Fallos, 296:692.
54 El profesor Marienhoff,. en ocasión de comentar este pronunciamiento, sostuvo la
naturaleza contractual del contrato (efe El acto administrativo “bilateral"y la Córte. Su
prema de Justicia de la Nación. Lo atinente al contrato y al cuasicontrato administrati
vos, en “Revista del Derecho Comercial y de las Obligaciones”, n“ 61, BuenosAires, 1978,
p. 71 y siguientes.
50 GSJN, 6/9/88, “Diarios y Noticias S.A. c. Formosa, provincia de s/Cobro de austra
les y devolución de equipos”, CSJN-Fallos, 311:1791.
La contratación pública 113
Como antes se dijo, el decr. 1023/01 puso fin a la discusión (aunque estaba
superada por la doctrina de nuestro Alto Tribunal), al modificar por su art. 35
el último párr. del art. 7ode la Ley Nacional de Procedimientos Administra
tivos, en estos términos: “Los contratos que celebren las jurisdicciones y en
tidades comprendidas en el Sector Público Nacional se regirán por sus res
pectivas leyes especiales, sin perjuicio de la aplicación directa de las normas
del presente título, en cuanto fuere pertinente” (la cursiva nos pertenece)69.
59 El texto anterior decía: “Los contratos que celebre el Estado, los permisos y las
concesiones administrativas se regirán por sus respectivas leyes especiales, sin perjuicio
de la aplicación analógica de las normas del presente título, si ello fuera procedente” (la
cursiva nospertenece).
60 Dromi, José R., La licitación pública, Astrea, Buenos Aires, 1975, p. 69 y ss. (hay
una 2“ ed., CiudadArgentina, Buenos Aires. 1995); Barra, Contrato ...,op. cit., p. 213 y si
guientes,
61 “ Tbdo acto administrativoes, necesariamente, formal, porque si la declaración
no se produce, no existe, técnicamente, acto administrativo” (Comadira, Acto administra-
tiua...,op.cit.,p. 37).
La contratación pública 115
bles uno de otro pero cuya entitatividad se da en el contrato. Dichos actos han
sido diversamente denominados como actos “separables”62, o, también, “li
gados” o “coligados”63.
Más allá de las denominaciones, lo que interesa aquí es el significado ne
tamente procedimental y procesal administrativo al que se orientó esta cons
trucción, en punto a permitir la impugnación independiente de los actos se
parables o ligados64.
62 Dromi, José R., Los actos separables en la contratación administrativa, JA, Doctri
na, 1975-216 y 277; ídem J le r e c h o o p . eit.,t. 1, p. 347 y ss., n“211.1975-216; De Lauba
dére, Traitédé droit adnunistratif, op. cu., 1.1, p. 536, n° 900; Stassinopoulos, Michel,
Traité des actes administ&itifs, Collection de l’Institut Francais d’Athénes,Atenas, 1954,
p. 265; Lamarque, op. cit., p. 175 y ss.; Devolvé, Pierre, Vacie administratif, Sirey, París,
1983, ps. 81 a 83, nros. 166-168; Modeme - Devolvé,op. cit.; Garrido Falia, op. cií.,p. 81.
Igualmente, el excelente desarrollo de Da Solas Rafecas, José M., Contratos administra
tivos y contratos privados de la administración, Tecnos, Madrid, 1990, p. 231 y ss. Se ob
serva, no obstante, que todos esos autores hicieron hincapié en la faz precontractual para
desarrollar la teoría de los actos separables, sin detenerse lo suficiente en el aspecto inte
gral de esta especie de relación iusadmínistrativa.
63 La primera denominación la dio, receptando la doctrina italiana, García-'frevija-
no Fos, José A., Los actos administrativos, Civitas, Madrid, 1986, ps. 194 y 1£|5. Barra, si
guiendo la doctrina italiana, emplea la denominación “coligados” a dichos actos para re
saltar su vinculación a la relación contractual: . no debe creerse que la consideración de
los actos del procedimiento como ‘separables’significa otorgarles una independencia ab
soluta en relación con el acto principal objeto de dicho procedimiento. Si fuese así, el pro
cedimiento perdería su coherencia interna, la necesaria unidad causal que determina su
estructura, o, por lo tanto, deseaparecería como tal. La independencia predicada, en lo
que hace a su individualidad jurídica, es relativa y no absoluta. En cierto sentido el acto
precedente se incorpora, al acto final, por cuanto este último no tendría razón de ser sin el
primero. Pero, a la vez, el acto precedente es susceptible de producir efectos jurídicas pro
pios, en el procedimiento y por el procedimiento, pero no por eSlo en desmedro de esa inde
pendencia que hemos calificado como relativa. El acto precedente vive así como una doble
vida: interesapor sí mismo, pero siempre dentó del procedimiento y como referencia al ac
to final, al cual se incorpora, cumpliendo así con su destino natural. Es acto separable y es
acto incorporado, ésta es la originalidad del procedimiento administrativo. Por esa razón
es preferible, siguiendo a la doctrina italiana aunque refiriendo y restringiendo si térmi
no al ámbito del procedimiento administrativo* hablar de actos coligados (atti amminis-
trativi collegati), en lugar de actos separables” (Contrato...,op. cit, ps. 219 y 220; ídem,
Los actos..., p. 98 y ss.X
Comoescribe Virga: “Mientras en la hipótesis del procedimiento, todos los actos están
preordenados a la producción de un efecto único yestán concadenados para {«emisión ¿e
un acto central o conclusivo, en el caso del coligamiento (collegamento), los distintos actos
son autónomos y traducen efectos independieres, pese a existir un vínculo entre ellos,
que posee relavancia bajo un particular perfil jurídico'’ ('Virga, Pietro, 11grovaedimento
amministrativo, 4?ed., Giuffré, Milano, 1372, ps. 150 y 151).
64 “El efecto jurídico más importante de los actos (aligados es su doble unpugnabili-
dad: pueden ser impugnados tanto el antecedente como el consecuente, por las mismas ra-
J uan C a r lo s C a ssa g n e • E n r iq u e R iv e r o Y s e r n (dirección)
116
zones, siempre que no medie cosa juzgada administrativa, si bien ésta, en determinados
supuestos, podría ser revisada por la Administración” (Barra, Contrata ...,op. cit., p. 220).
13/8/91, “Conafer S.A. c. -Estado Nacional - Fuersa. Aérea Argentina s/Obra pública*,
CSJN-Fallos, 314:802; ídem, 24/9/91, “Sclmeider da Gueíperiti, Lina c. Municipalidad de
la Ciudad de Buenos Aires”, CSJN-Fallos; 314:1147; ídem; 6/10/92, “Adáa¡ Viciar Hora
cio c; Municipalidad de fe Ciudad de Buenos Aires", CSJN-Fallos, 315:2346.
73 Tawil, Guido S., Administración y justicia, edición del autor, distribuido por De
palma, Buenos Aires, 1993, t. II, p. 195.
74 CSJN, 16/12/97, “Herpazana S.R.L. c. Banco de la Nación Argentina s/Contrato
administrativo”, CSJN-Fallos, 320:2808.
La contratación pública 12]
75 Se citó como apoyo de lo dicho, la doctrina de Linares, Juan F., Derecho adminis-
íraíiuo.Asíréa.'BuenosAires, 1986, p. 326, § 289; MarierJioff.Ikrfado..., op.ci't,5”ed.st,
I, p. 667, § 230; Escola, op. cií.,p. 306; García-Treviiano Fos, José A., lo s actos adminis-
tratiuos, Civitas, Madrid,1986, p. 246,
76 Se citó al efecto la doctrina deGordillo, op. cit , p. 1X48; Linares, op. cit, p. 326;
Dromi, José E.,El acto administratiuja;IEAL, Madrid»1985, p. 181; ídem ,la licitación
op. cit.,.2? ed., Ciudad Argentina, BuénósAires, 1995, p, 469. La doctrina que exgrasó el
profesor Qordillo en la Ia ed. del t. IIIde suT ra ta d o ., op. c it; parece apoyarse en el pen
samiento del propio autor, habida cuentd que no citó al efecto rasguña otra autoridad. En
la 5a ed., p. H-4 y notas 2-14 y 15, en cambio, menciona los precedentes que receptaron ía
teoría,, entre ellos “H erpazanai-,
77 Atodb evento, lo “sanearía* ó estaría dictando un nuevo acto.
78 . Secitó a.estos fines aPéquígnof, Gebrges, Théarizgénémk dea contrate adm im »
tratifs, Editions Techniques, Paris, 1961, fase. 505, nros. 353 y 354; De Laubadére, 2>ai-
té..., op. cit, t. í, ps. 180 y 189-190,y la T ed., t,1, ps. 520 y ss.; Bardusco, Aldo, La strut-
tura dei cóntratti delle pubbliche amnáhütrazioni, Giiifire, Milano, 1974, p. 196 y ss.;
Buscema, Salvatore - Buscemá, Angelo, “Icontrató della pubblica amministrazione”, en
Trattato di diritíoamministratiao, Cedam, Padóva, 1987, vol. VII, p. 357 y siguientes.
122 J u a n C a r lo s Ca ssa g n e , • E n r iq u e R ive ro Y s e r n (dirección)
de la tutela que el órgano superior de un ente puede ejercer sobre los inferio
res en virtud de las distintas competencias y en preservación de los intereses
generales, control que no puede estimarse limitado al mero análisis de legali
dad de un acto, sino que se extiende a su oportunidad, mérito o conveniencia,
toda vez que en definitiva es el acto unilaíeral del órgano aprobante el que da
eficacia jurídica a la convención (doctrina de CSJN-Fallos, 314:491). 8o) Que
de lo precedentemente expuesto se sigue que lá aprobación otorga ejecutorie-
dad a un acto que es válido desde su origen. El acto aprohado existe por sí, con
independencia del hecho condicionante, por cuanto reúne los requisitos lega
les exigidos para sú formación y cuenta con elementos esenciales propios qu§
' difieren de los del acto aprobatorio. En efecto, en el primer caso el objeto y la
finalidad se manifiestan sn el contenido del acto; en él segundo consisten en
la aceptación de lo que obró otro órgano y en la necesidad de salvaguardar la
regularidad en el funcionamiento de la administración. 9a) Que ... habida
cuenta de la competencisdel sübgerente de suministros [quien había suscrip
to el contrato], cabe concluir que el acuerdo celebrado... importó el perfeccio
namiento de un contrato, cuya existencia no estaba subordinada al refrendo
del directorio. La aprobación del mencionado órgano sólo importó otorgarle
eficacia a aquel acto, con alcances retroactivos al momento de su celebración
(arg. art. 543, Cód. Civil). En consecuencia, la actora no podía retirar válida
mente su consentimiento, por lo que su retractación resultó irrelevante (arg.
art. 120, Cód. Civil)”.
Queda claro que en estos casos de contratos sujetos a aprobación, el contra
tista, por un lado, no puede retractarse de lo que se comprometió. ¿Puede ha
cer otro tanto laAdministración antes de la aprobación? Creemos que tampo
co, habida cuenta que si existe y a un compromiso que sólo aguarda la eficacia,
sólo podrá liberarla de su obligación (en realidad la de la Administración) el
órgano competente para aprobarla. Asu vez, el acto de aprobación no signifi
caría, siguiendo la línea trazada por el Alto Tribunal, que la Administración
pudiera no aprobar adnutun el acuerdo. En otros términos: si se trata de una
Administración que está regida por el principio de la legalidad, no cabe duda
que las razones de oportunidad, mérito o conveniencia que pudieran invocar
se para no aprobarlo deberán existir, invocarse y demostrarse de ser necesa
rio, y el Poder Judicial, en caso de impugnación, podrá verificar la existencia
de las razones que se invocan para no aprobar.
Es importante advertir que la doctrina expuesta por la Corte en“Herpa-
zana”contaba con dos precedentes 79, en los que ésta hacía mención a los con
tratos celebrados ad referendum. En el primero se trataba de un contrato ad
§ 5. E l c o n tr a to a d m in istr a t iv o como m m im i
DE LA LEGALIDAD ADMINISTRATIVA
norma lato a stricto sensu. Mas no cabe duda que participa del carácter pre
ceptivo propio de toda norma jurídica81) al imponer, a través del compromiso
o acuerdo asumido por las partes, bien sea en forma unilateral por laAdmi
nistración Pública o bilateral a través del contrato administrativo82.
De allí que el ligamen que comportan los contratos llevó a que Vélez Sárs-
field haya plasmado en el art. 1197 del Cód. Civil el precepto conforme al cual
“las convenciones hechas en los contratos forman para las partes una regla a
la cual deferí, someterse como a la ley misma”.
En la doctrina nacional33 y extranjera84 se ha hecho extensiva a los con
tratos administrativos la aplicación del principip lex interpartes y, su deriva
do lógico,pp.cta sunt seruanda, a los contratos administrativos, ello, sin dejar
d'e apuntar que al lado de dicho principio jugaba igualmente el de su mutabi
lidad, en virtud de los intereses superiores en ellos inferidos85.
La Cort’3 utilizó los citados principios en un precedente86 que trataba de
una demanda por diferencias que se reclamabaruen concepto de reajuste de
un certificado final de vacaciones de costos, al sosténer que “...la modifica
ción unilateral de lo convenido por las partes llevada a cabo por laAdminis
tración con independencia de la voluntad de la contratista, no puede justifi
81 Sobra el carácter normativo del Derecho véase trabajoy citas efectuadas en Covie-
11o, Pedro J., El derecho: norma o realidad moral. A propósito de la tesis de Michel Villey,
en “Prudentía Iuris”, n“ 29-49.
82 Sobre el carácter normativo del acto administrativo véase Linares, Fundamen
tos..., op. cit., p. 204 y ss., aunque este autor—se recuerda— no admite que el contrato ad
ministrativo sea acto sidministrativo. Sobre el contrato como fuente del ordenamiento ju
rídico, véase Keisen, Hans, Teoría pura del derecho. Introducción a la ciencia del derecho,
trad. esp. de la edición francesa, 13a ed., Eudeba, BuenosAires, 1975,passim y esp. p. 36
yss.; Goldschmidt, Weroér, Introducción al derecho, 3“ ed., Depalma, BuenosAires, 1967,
p. 176 y ss.; Montejano, Bemardino (h) - Noacco, Julio C., Estáticajurídica, Eudeba, Bue
nos Aires, p. 10 y ss.; Herváda, Javier, Cuatro lecciones de derecha natural, 2“ ed., Eunsa,
Pamplona, 1990, p. 90; ídem, Introducción critica al derecho natural, Eunsá, Pamplona,
1981, p. 131 y ss. Sobre la concepción del acto administrativo como norma, véase Barra,
Rodolfo C.,Ejecutoriedad del acto administrativo., en “Revista de Derecho Administrati
vo', n“ 1, Depalma, Buenos Aires, may.-ago. 1989, p. 65 y siguientes.
83 Marienhoff,Tratado op. cit., t. III-A, p. 440; Berjaitz, op. c it, p. 347y ss:; Esco
la, op. c it, p. 371 y ss.; Mairal, Héctor A.-, La doctrina de los propios actos y la administra
ciónpública, Depalma, BuenosAires, 1988, p, 108 y siguientes.
84 Garrido F alia, op. cit-, t. II, ps. 86 y 87; Santamaría Pastor, Juan A. - Parejo Alfon-
so^Lucianc, Derecho administrativo. La jurisprudencia del tribunal supremo, Centro de
Estudios Ramón Areces, Madrid, 1992, p. 413.
85 Véanse autores y obras citadas en las dos notas precedentes.
86 CSJN, 9/2/89, “Marocío y Cía. S.A.C.I.F.I.C.A. c. Dirección Nacional de Vialidad
s/Ordinario”, CSJN-Fallos, 312:84.
La contratación pública 125
carse a la luz de lo expresamente dispuesto por el a rt 1197 del Cád. Civil, sin
que la posibilidad reconocida a la Administración Pública de poder alterar
los términos del contrato en función del ius variandi pueda extenderse a su
puestos como el de autos, en el que no se ha alegado y menos aún ha sido ma
teria de demostración, cuál es el interés público que resultaría comprometido
en caso de no accederse a la pretensión de la comitente de hacer prevalecer su
voluntad por sobre la clara manifestación en contrario puesta de manifiesto
por la adjudicatario. Si así no fuera, la noción misma de contrato quedaría
desvirtuada? (la cursiva nos pertenece).
Obsérvese que en el decisorio el tribunal jugó eon los dos principios del
contrato-ley y el de la mutabilidad, dando, en el caso, prevalencía al primero
al no darse los recaudos fácticos que habilitaban el segundo.
Este concepto fue reformulado en el voto de! juez Fayt en el caso ‘‘Dulca
mara”, cuando, citando el precedente antes transcripto, dijo que el con
trato administrativo constituye una ley para las p a rte s...”.
Más adelante, tomando el tribunal principios contenidos en el caso “Inte-
car”, ya mencionado anteriormente87, y en “Marocco”, en el caso “Necon”88
formuló concretamente esa idea directriz al decir que e... aun tratándose de
contratos adminis trativos, el principio es sifempre el cumplimiento de lo pac
tado: pacta sunt servando
Finalmente, en el caso “Montes”89, la Corte, al valorar la procedencia de
un recurso, sentó el mismo principio formulado ea el voto del juez Fayt en el.
caso “Dulcamara”, pero tomando como base 1a. doctrina ya estaba ínsita en
el caso “Hotel Internacional Iguazú”90:"... el fallo recurrido es arbitrario por
apartarse de una estipulación esencial del contrato, que es ley para las partes
(.CSJN-Fallos, 308:618, entre otros)”—la curara nos pertenece—,
¿Cómo se integra esa “norma” que es él acto administrativo bilateral o
contrato administrativo? En el caso “Hotel Internacional Iguazú”elAlto Tri
bunal fue bien explícito: “La ley de la licitación o ley del contrato es el pliego
glas de Derecho donde la mayoría, más no todas, están contenidas en las le
yes formales”93.
Si se considera, analógicamente al contrato administrativo como una
“ley”, no cabe duda entonces que aquél se toma en una de las fuentes que dan
razón al principio de legalidad.
La Corte, si bien no adoptó posición al respecto, dio, empero, una pauta de
la inteligencia que ha dado al principio de legalidad al decir en uno délos con
siderandos del caso “Serra” que la Administración estaba “... positivamente
sometida al ordenamiento jurídico, como consecuencia del principio de lega
lidad administrativa ...”94. Con ello, podría sostenerse que el contrato admi
nistrativo es en sí un componente de la legalidad administrativa, por cuanto,
primeramente, su contenido e interpretación no puede dejar de estar confor
me al ordenamiento jurídico superior. Así, en el caso “Sociedad de Eleetrici-,
dad de Rosario”95se dijo que “... confo los contratos administrativos deben in
terpretarse de modo tal que sus consecuencias no sean discordantes con las
normas fundamentales del país, no es dable admitir una inteligencia de
aquéllos qüe contradiga la propia Constitución de la Nación”.
En segundo término, la propia Administración, es la que positivamente de
be sujetarse á él, ya sea, por un lado, absteniéndose de hacer aquello para lo
que, en virtud de tal ordenamiento esté inhibida (véase, por ejemploja doctri
na del caso “Marocco”), como, por otro, adoptando per se o a instancia de otro,
aquellas medidas que el mismo sistema le ofrece para cumplir sus finalidades
públicas (multas, rescisiones, modificaciones, actualizaciones, etcétera).
Posteriormente, en la causa “Espacio”96, la Córte se refirió a la aplicación
del principio de legalidad en materia de contratos administrativos, en el pri
mero de los sentidos indicados en el jpto. c, esto es, la sujeción del contenido
de los pliegos a las normas da rango superior UT )... cabe destacar que, en
materia de contratos públicos, así como en los demás ámbitos en que desarro
lla su actividad, la Administración y las entidades y empresas estatales se
93 De Laubadére, Traite de droit administratif, op. cit.,t. I,p. 245, n°406; véase, tam
bién, Barra, Los actos ...,op. 15 y siguientes.
94 La Corte ha hecho mención al principio de legalidad administrativa en las causas
CSJN-Fallos, 312:1686 (“Sesto de Leiva"; disidencia del jaez Belluscio); C.437XXIII,
“Consejo de Presidencia de la DelegarióhBshia Blanca de laAsamblea Permanente por los
Derechos Humanos s/Acción de amparo", sentencia del 23/6/92, y en la resolución de supe
rintendencia n° 174, del 19/11/92. Dichas causas constituyen verdaderas gemas para inda
gar el contenido jurídico que el tribunal le asigna al principio de legalidad administrativa.
95 CSJN, 14/4/75, “Sociedad de Electricidad dé Rosarios/Recursos de apelación-im
puestos a los réditos y de emergencia”, CSJN-Fallos, 291:290.
96 CSJN, 22/12/93, “Espacio S-A. c. Ferrocarriles Argentinos s/Cobro de pesos”, cau
sa E.286.XXII, CSJN-Falíos, 316:3157.
128 J uan Ca b i o s Ca s s a g n e * E n r iq u e R ív e r o Y s e r n (dirección)
a) El principio general
En nuestro país la tendencia general de los distintos ordenamientos iu-
sadministrativos —nacionales, provinciales y municipales— ha sido la de fi
jar como principio el de la selección mediante licitación (pública o privada) y
ello gn grado tal que en algunos casos las mismas constituciones provincia
les lo han así establecido.
Al lado de esta elaboración legislativa que, al igual que en otros países eu
ropeos y americanos, hacía suponer que la licitación (especialmente pública)
era el principio general en cuanto a procedimiento de selección, autores na
cionales, como Marienhoff, Escola, Diezy Cassagne98, y extranjeros como De
99 De Laubadére, Traite théorique et pratique des contrats, op. cit, i. I, p. 817 y as.;
Péquignot, op. c it, fase. 505, p. 9, n° 73.
100 Bielsa.op. cit., t.H, p. 198; Fiorini,Derecho..., op. cit., 11, p. 627; Piorini, Barto
lomé -Mata, Ismael, La licitación pública, Abeledo - Perrot, BuenosAires, 1972, p. 27; Ba
rra, Contrato de obra pública, op, cit., 1 2, p. 410. Comadira se ha pronunciado en un cri
terio análogo; a través de un profundo y actualizado estudio, acorde con la reforma cons
titucional de 1994 y los convenios internacionales suscriptos por nuestro país, en el sen
tido de que el principio fundamental está dado por la concurrencia a través de la licitación
pública u otro sistema que a ello conduzca y favorezca la Igualdad de trato, la trasparen
cia y la publicidad—efe Cómadira, Julio: R., La licitación pública (nociones, principios,
cuestiones)^Depalma, BuenosAires;2000, p. 83 y siguientes—.
101 CSJN; 24/4/79, “Meridiano S.(XA. y otras c. Administración General de Puertos
s/Dañosy perjuicios” CSJN-Fallos, 301:292. Véase comentario al fallo de Cassagne,
JuanC,, Principios de derecho administrativa en un fallo de la Corte, ED, 83-444.
108 Sobre la aplicacián analógica o subsidiaria en materia de nulidad de les actos ad
ministrativos, véase Cassagne, Derecho ...,op.eit„ 3“ ed., Abeledo - Perrot, Buenos Aires,
1992, t.1, p. 129 y t, II, p. 154.
5 — LA CONTRATACION PUBLICA. T. 1
130 J u an Ca r l o s Ca ssa g n e • E n r iq u e R iv e r o Y s e r n (dirección)
Vale aquí lo escrito hace tiempo por el maestro De Laubadére: “Sea admi
nistrativo o civil un contrató, se ha repetido frecuentemente, es siempre un
contrato y, en la concepción general de nuestro Derecho, esencialmente con
sensualista, como lo hemos recordado, la voluntad manifestada por las par
tes al momento de la celebración del contrato es la idea directriz a la cual el
juez debe, en primer lugar, referirse cuando hay que determinar el contenido
de las obligaciones de los contratantes en vista a aplicarlas a la ejecución”106
Por ello, en Francia, al igual que en otros países caracterizados por su ré
gimen administrativo107, como en los países del common law 108 sobre la ba
se de ese criterio fundamentalmente consensualista, no hubo inconvenien
tes en extender los principios del Derecho civil a la ejecución e interpretación
de los contratos administrativos.
Para concluir este punto, en un reciente pronunciamiento la Corte, aun*
que refiriéndose a una cuestión de Derecho fiscal, dio un concepto extensible
a la materia toda del Derecho administrativo que marca los alcances de la
aplicación analógica del Derecho privado: “... sólo excepcionalmente, en la
medida en que el Código Civil contiene principios o normas generales de De
recho, rige también en el campo del Derecho público, porque las normas jurí
dicas de Derecho privado y las normas de Derecho público fiscal actúan o
pueden actuar en ámbitos diferentes”l09.
menes de esta publicación, que comprende también el ri* 269-279, llevan coma título “El
derecho administrativo en Argentina: situación actual y tendencias actuales”).
106 De Laubadére, Traite théorique etpratique des contrats.. op. cit., t. II, p, 12, a“427.
107 Péquignot; op. cit., fase. 510, año 1962, p. 4, n° 17; RiveroYsem, Enrique,!,a inte-
pretación del contrato administratitiOj Instituto García Oviedo, Universidad de Sevilla,
Sevilla, 1971, p. 91 y ss.; Virga, Diritto ..., op. cit., ps. 322 y 323; Cianflone, Antonio,L'ap-
palto diopere pubbliche, 7“ ed., Giuffré, Milano, 1985, ps. 436 a 438.
108 En los Estados Unidos de Norteamérica la Corte Suprema ha formulado en nu
merosos pronunciamientos que los Estados Unidos está tan vinculado en sus contratos
como lo están los individuos, “UnionP. R,.Co. v. United States”,.99 US 700; que ios mismos
principios de derecho y justicia que prevalecen entre los individuos debe controlar la for
mación y ejecución de los contratos entre el gobierno y las individuos, “Unites States v.
Utah, N. & C. Stage Co.”, 199 US 414; que un contrato dei gobierno debe intepretarse co
mo lo son los contratos entre los individuos, en orden a indagar la intención de las partes
y darle efecto consiguiente, si ellppuede hacerse en íbnnacqmpatible conlos términos del
contrato (instrument) “Hollerbach v. United States”, 233 US 165.
109 CSJN, 7/9/93, “El Tambolar c. Estado Nacional y D.G.I. s/Acción declarativa
s/medida cautelar*, causa 'E.Í4:JDC[V, CSJN-Fallo$, 316:1930. Es conveniente reprodu
cir una antigua frase de Bielsa sobre la excesiva aplicación dei Derecho civil al Derecho
administrativo: “El afán de querer vei-lo todo a través del prisma no siempre diáfano del
Código Civil, determina a veces soluciones anticientíficas e infortunadas” (Relaciones
del Código Civil con ei derecho administrativo, Lajouane Bu en es Aires, 1923, p. 15).
132 J u an Ca r l o s Ca s s a g n e • E n r iq u e R ive ro Y s e r n (dirección)
La buena fe n0, como principio general del Derecho, luego receptado por el
Código Civil en el art. 1198, en virtud de la ley 17.711, fue reiteradamente re
conocido por la Corte. Así, en un antiguo precedente111, refiriéndose a un con
trato de obra pública, dijo incidentalmente que era "... primordial la buena
fe de las partes en el cumplimiento de los contratos, especialmente en el de
obra pública...”.
Casi cuarenta años después la Corte tomaría dicho precedente en el caso
registrado en “Grecco112, pero sería a partir de “Panedile”U3, que le daría la
fórmula que hasta ahora ha empleado como principio liminar en la materia;
“... los contratos deben celebrarse, interpretarse y ejecutarse de buena fe
de acuerdo con lo verosímilmente las partes entendieron o pudieron enten
der, obrando con cuidado y previsión (art. 1198, Cód. Civil), cuyos principios
son también aplicables al ámbito de los contratos administrativos...”.
Posteriormente, reiterará el mismo concepto en distintos pronunciamien
tos114. En el caso “Almacenajes del Plata” lo enunciaría, por si cabía alguna
duda, en forma bien enfática: “... resulta decisivo subrayar que el principio
cardinal de buena fe rige por igual en el campo del Derecho privado y en el del
Derecho público, por lo que carece de todo asidero pretender retacear su vi
gencia en el ámbito de este último”.
En el caso “Radeljak” se indicaría, aunque sin referirse específicamente a
dicho principio, parte de su contenido, en relación con la actitud a asumir por
parte del contratista: “Aquien contrata con laAdministración se impone un
comportamiento oportuno, diligente y activo, que obliga a poner de manifies
110 Sobre los alcances de la buena fe y su distinción con otras instituciones jurídicas,
véase Coviello, Pedro J., La protección de la confianza del administrado. Derecho argen
tino y derecho comparado, LexisNexis, Buenos Aires, 2004, p. 403 y siguientes.
111 CSJN, 26/12/38, “Gobierno de la Nación c. Tablo Besana y Hermano’, Besana Pa
blo y ‘Pablo Besana e Hijos’s/Cobro de pesos”, CSJN-Fallos, 182:502.
112 CSJN, 5/7/77, “Francisco A. Grecco SA. c. Yacimientos Carboníferos Fiscales
s/Ordinario”, CSJN-Fallos, 298:265.
113 CSJN,'4/7/83,“PanedileArgentinaS.A.I.C.F.I.c.AguayEnergíaEléctricaSocie-
dad del Estado”, CSJN-Fallos, 305:1011.
114 CSJN, 9/6/88, “Juan María de Vido e Hijos S.C.A. c. Dirección Nacional de Viali
dad s/Nulidad de resolución”, CSJN-Fallos, 311:970; ídem, “Dulcamara”, voto del doctor
Fayt; “Necon”, cits.; ídem, 12/5/92, “Astilleros Costaguta S_A. c. Estado Nacional (P.E.N-
Ministerio de Economía -Sec. Int. Marítimos) s/Nulidad de resolución y daños y perjui
cios”, CSJN-Fallos, 315:890; ídem. 30/3/93, “Vicente Robles S..A.M.C.I.C.I.F. c. Estado
Nacional (Servicio Nacional de Parques Nacionales) s/Nulidad de resoluciones”, CSJN-
Fallos,31S-.Z&2-,ídem, 16/6/92, “Lockwood SA . c. La Pampa, provincia de s/Aprobación de
contrato”, CSJN-Fallos, 315:1299 y “Cinplast”, cit., entre otros.
La contratación p ública 133
§ 8 . CONCLUSION