Número 404 5,50€

www.espaciomisterio.com

LAS DIOSAS
OSCURAS DE LA
ANTIGÜEDAD

LAS DIVINIDADES MÁS

MISTERIOSAS, ATERRADORAS
Y PODEROSAS DEL PASADO
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DEL 29 DE CON NUESTROS MEJORES EXPERTOS

JUNIO AL
LAURA
6 DE JULIO FALCÓ
JOSEP
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SUMARIO EN PORTADA

Destacamos los
seres femeninos
más aterradores

#404 www.espaciomisterio.com
de la mitología
japonesa.

DIOSAS
DE LA
OSCURIDAD

Contenidos

34
@revistaanocero @revistaAño/Cero

8 42 106
LA GRAN DIOSA MADRE HÉCATE, REINA DE LA GRAN DIOSA EN EL
EN LA PREHISTORIA BRUJAS Y HECHICERAS NEOPAGANISMO
En tiempos paleolíticos y neolí- Diosa griega de la magia y la A mediados del siglo XX hubo un
ticos hizo su primera aparición hechicería, esta deidad posee sector que retomó el culto a la
la figura de la Gran Madre y su una doble vertiente: una buena y Gran Diosa y el matriarcado para
veneración de ecos mágicos. otra terrible que llega hasta hoy. desafiar al status quo.

16
ISHTAR, DIOSA DE
LA FERTILIDAD
Conocida como Inanna en
Sumeria, fue una de las
principales deidades del
panteón mesopotámico, una
diosa de gran ambivalencia.
74
ISIS, MADRE DE ESTRANGULADORES
DIOSES Y REYES DE KALI
Figura capital de la cosmovi- Durante siglos, una temible
sión egipcia, esposa de Osiris, secta de asesinos mató en
su culto se extendería por todo nombre de la diosa hindú de la
el Mediterráneo antiguo. destrucción.
 EDITORIAL

MALAS DIOSAS
os dioses del pasado tienen poco de bue-

L
na gente. Es más, entre que se pasan la
mitad de la vida obligando a sus feligreses
a que sacien su sed de sangre con algún
que otro sacrificio, o les piden pruebas de
su fidelidad a base de clavar puñales en el
corazón de sus hijos, da la sensación de
que eso de meter miedo para afianzar la fe no es cosa
de ahora; ya en tiempos pretéritos se tenían costum-
bres tan feas. Y aún así, hay que decir que las diosas,
esas que se movían en la oscuridad como serpientes
sobre la arena del desierto, buscando a su siguiente
víctima, despiertan en mi una turbadora fascinación.
Lorenzo Fernández Bueno Y como ya he comentado en alguna que otra oca-
Director sión, reconozco que siempre he sentido una especial
atracción por la diosa griega Hécate, o por la egipcia
@LorenzoFBueno
Sekhmet, la leona, tan colérica como zalamera, porque
una de sus caras más desconocidas era la vampírica. Y
es que hay que decir que antes de que el todopoderoso
Zeus apareciese en la escena divina, o de que Osiris se
convirtiese junto a Isis y Horus
en la Trinidad egipcia, ellas
HAY QUE DECIR QUE LAS DIOSAS, ESAS gobernaban los designios
QUE SE MOVÍAN EN LA OSCURIDAD del mundo antiguo. A veces
COMO SERPIENTES SOBRE LA ARENA DEL con justicia divina; otras con
miedo y desasosiego. Siem-
DESIERTO, BUSCANDO A SU SIGUIENTE
pre con esa fascinante sutileza
VÍCTIMA, DESPIERTAN UNA TURBADORA que envuelve todas y cada
FASCINACIÓN QUE ES IMPOSIBLE DE unas de las historias que se
DEJAR PASAR disponen a leer…

Director Lorenzo Fernández Bueno
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Redacción digital Josep Guijarro
Asesora editorial Laura Falcó
Redacción de textos Óscar Herradón
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Presidenta Laura Falcó Lara conlicencia.com; 91 702 19 70 / 93 272 04 47).
 DEL 25 DE MAYO AL 1 DE JUNIO

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CON LOS MEJORES

EXPERTOS Lorenzo Josep
Fernández Guijarro
Bueno

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 LA
GRAN MADRE
EN LA
PREHISTORIA
EL ESTUDIO DE LAS IMÁGENES MÍTICAS
DEL PASADO, DE SUS SIGNOS Y SÍMBOLOS
SAGRADOS, PONE DE MANIFIESTO LA
PERSISTENCIA DE UN CULTO A LA GRAN DIOSA
CENTRADO EN SU PODER PARA GENERAR
VIDA Y EN LA FERTILIDAD. UNA CULTURA
MATRIFOCAL Y MATRILINEAL QUE PERDURÓ
DURANTE MILES DE AÑOS.
ace unos 20.000 años apareció la imagen de
H la diosa sobre un amplio territorio del conti-
nente europeo: desde España y los Pirineos
hasta Siberia. Redondas figuras de pechos
caídos, amplio vientre y grandes caderas, imágenes
maternales que serían conocidas como «venus pa-
leolíticas» y que anunciaban el nacimiento y hablaban
de una Diosa Madre en contacto permanente con la
naturaleza, esa misma naturaleza que hoy parece una
entidad extraña para el hombre moderno, casi exótica,
que nada tiene que ver con aquellos que viven, vivi-
mos, en las gigantescas ciudades, con todo lo que ello
conlleva, desvirtuando la verdadera sincronización que
desde miles de años atrás nos une a ambos.
Se han descubierto más de 130 de estas escultu-
ras de diosas, apoyadas sobre rocas y sobre la tierra,
entre los huesos y las herramientas de los pueblos del
Paleolítico, halladas en las cuevas (trasunto del útero
materno). Muchas de estas estatuillas fueron salpica-
das de ocre rojo (el color de la sangre que proporciona
la vida) y estaban fabricadas con materiales diversos:
hueso, asta, piedra, terracota, marfil, madera e incluso
barro; su descubrimiento ha ayudado a empezar a
comprender el insondable secreto que supuso durante
miles de años el pasado más remoto del hombre –ver
recuadro–. Los antropólogos suponen que la religión
de la Diosa hunde sus raíces en el Paleolítico Superior,
principalmente en la Europa occi-
dental, y que emergió en Oriente
próximo en el Neolítico Posterior.
Puesto que no existen registros es-
critos que puedan arrojar informa- Venus de Dolní
ción sobre su origen y la existencia Vestonice, una
de su culto en aquellos tiempos, estatuilla de
todo ha de circunscribirse al incier- terracota paleolítica
to campo de la especulación. Lo
que sí apoyan los investigadores
datada entre el
29.000 y el 25.000
es la existencia de un parentesco a.C.
matrilineal, basado en el linaje ma-
terno y el culto a los ancestros.
Los estudios de las tribus primi-
tivas (epíteto no demasiado acerta-
do si tenemos en cuenta algunos
de sus logros en diversos campos)
concluyen que algunos pueblos
aislados y «primitivos», incluso ya
avanzado el siglo XX, no poseían
todavía una comprensión cons-
ciente de la relación entre el sexo
y la concepción, por ello, según
la arqueólogo y escritora británica
Jacquetta Hawkes (1910-1996),
«los australianos y otros pueblos
primitivos no comprendían la
VENUS paternidad biológica ni aceptaban
DE LAUSSEL una necesaria relación entre el acto
TALLADA EN PIEDRA sexual y la concepción»; y según S.
CALIZA, ES UNA G. F. Brandon, profesor de religio-
DE LAS PIEZAS nes comparadas en la Universidad
FUNDAMENTALES de Manchester: «El hecho de que
PARA ENTENDER EL el niño llegue a la matriz era, sin
ARTE PALEOLÍTICO. duda, un misterio para el hombre
FUE DESCUBIERTA primitivo […] a la vista del periodo
EN 1909 EN que separa la fecundación del
MARQUAY, FRANCIA. nacimiento, parece probable que
el significado de la gestación y el
parto se apreciara mucho antes de
comprender que estos fenómenos
eran el resultado de la concepción
después del coito». Sería algo que
ANCESTROS

reverenciada como Ancestra Divi-

La mujer era concebida como la única
progenitora de la familia, la productora
exclusiva de la siguiente generación
solo comprenderían, posiblemen-
te, a partir de la domesticación de
los animales y la convivencia con
ellos.
Y en las primeras fases del ser
humano, antes de que el coito
se asociara al parto, la mujer era
reverenciada como dadora de vida.
En palabras del escritor y perio-
dista británico Leonard Cottrell
(1913-1974): «Solo las mujeres
podían traer al mundo a otros seres
humanos y la participación del
hombre es este proceso aún no se
reconocía». De ahí el matrilinaje:
la mujer era concebida como la
única progenitora de la familia, la
productora exclusiva de la siguien-
te generación, y por ello era natural
que los hijos adoptaran el nombre
de la tribu o clan de su madre, un
linaje que se mantenía a través de
la línea materna, de madre a hija,
y no de padre a hijo como en las
sociedades occidentales.
Así, el estatus de la mujer era
muy superior que en el de las
sociedades patriarcales, en las
que el hombre ha permanecido
ostentando casi en exclusiva el
poder desde hace al menos 5.000
años. Junto a esto, cobra importan-
cia capital en aquel largo periodo
del pasado el culto a los ancestros,
que se ha dado en sociedades tri-
bales de todo el mundo. El experto
en religiones Johannes Maringer
(1902-1981), en Los dioses de la
prehistoria, las religiones en Europa
durante el Paleolítico (Ediciones
Destino, 1972), afirmó, en una
fecha tan temprana para nosotros
como 1956, cuando componía
aquel ensayo, que todavía ciertas
tribus de Asia seguían fabricando
unas pequeñas esculturas llama-
das «dzuli», de las que decía: «Los
ídolos son femeninos y represen-
tan los orígenes humanos de toda
la tribu».
LA DIOSA DE
NUESTROS ANCESTROS
En estas sociedades del Paleolítico
Superior, el concepto de la creado-
ra de toda la vida humana proba-
blemente se formuló «a partir de
la imagen de la mujer más antigua
del clan, su antepasada primigenia,
una imagen que fue deificada y
na», en palabras de Merlin Stone,
autora de Cuando Dios era Mujer
(Kairós, 2022).
Christine Downing, profesora
emérita de estudios de religión
en la Universidad de San Diego,
California (EE. UU.), en su obra La
Diosa. Imágenes Mitológicas de
lo femenino (Kairós, 2010), señala
que parece estar establecido que
el primer objeto de culto religioso
fue la Gran Madre, asociada desde
el principio con la nutrición y la
provisión de los alimentos. Algo
que corroboran mitos posteriores
(y que veremos en los siguientes
JOSEPH reportajes): Démeter, Ceres, Ninlu
e Isis (y también Ishtar) son las
CAMPBELL
El prestigioso
divinidades que enseñan a los
hombres a cultivar el grano.
En los objetos artísticos hallados
mitólogo, en múltiples excavaciones descu-
escritor y profesor brimos a la mujer como un poder
estadounidense primigenio, situándose en el centro
fue uno de los mismo de lo sagrado. A pesar de
mayores expertos la controversia entre los expertos,
en los cultos de las pequeñas esculturas de cerá-
la antigüedad, y mica femeninas del periodo paleo-
también se centró lítico casi con seguridad deben ser
en la figura de las consideradas evidencias del culto
diosas. a la Diosa. No obstante, parece
estar aceptado en términos gene-
rales la coincidencia del desarrollo
de la agricultura consciente en el
proto-neolítico (9.000-7.000 años
atrás) y el culto de las deidades
femeninas. Siguiendo el esmerado
trabajo de Downing: «El énfasis

«VENUS» DE LA PREHISTORIA

La escultura más antigua de una
diosa está fechada aproxima-
damente en el 22.000 a.C., de
la que se conserva tan solo una
pequeña cabeza (falta el cuer-
po), tallada en hueso de mamut
y de solo 3,65 cm de altura. Se
halló en Brassempouy, en la
región francesa de las Landas y,
a diferencia de estatuillas poste-
riores de la Gran Madre, gruesas
y de pechos opulentos, gestan-
tes, esta tiene facciones delica-
das, un fino cuello enmarcado
por cabellos lisos y largos, cejas
y nariz muy pronunciadas.
Célebre es también la diosa o
«Venus» de Willendorf (20.000-
18.000 a.C.), de 11 centímetros
de altura, hallada en Austria.
Su cabeza revela un diseño de
muescas que forman 7 círculos
concéntricos (7 son los días
que componen un cuarto del
ciclo lunar y siete los plane-
tas… ¿casualidad?), una figura
grávida de fertilidad. Por otro
lado, en la estatuilla de marfil
de Pavlov, hallada cerca de
Dolní Vestonice, en la República
Checa, los pechos (que simboli-
zan la lactancia), protuberantes
al igual que en las otras «Venus
paleolíticas», son el eje central
del significado de la figura. Una
imagen que, aunque parezca
increíble, cuando se encontró
en 1937 fue descrita como «por-
nografía plástica del diluvio»
(en alusión a la época glacial o
antediluviana).
En Mal’ta, cerca del lago Baikal,
en Siberia, se descubrió un
impresionante lugar de enterra-
miento fechado entre 16.000-
13.000 a.C. Allí se hallaron 14
animales sepultados y al menos
20 figuras de diosas talladas en
huesos de mamut, de entre 3,2
y 13,3 centímetros, una de ellas
vestida con piel de león.
Con el paso del tiempo, estas
«diosas» de la naturaleza exten-
derían mucho más su presencia.
Hoy en día se conocen aproxi-
madamente 30.000 esculturas
en miniatura hechas de arcilla,
mármol, hueso, cobre y oro,
de unos 3.000 yacimientos del
Neolítico y el Calcolítico.

10

Diosa de la fertilidad neolítica. Destacan sus formas gruesas y lactantes. Arriba, la Dama de
Brassempouy, hecha en marfil y datada en el Paleolítico Superior.
escultural en los pechos carnosos
y caderas generosas pretendía
sugerir no tanto el atractivo sexual
como la prodigalidad de la madre
que da leche y su fuerza procrea-
dora. El que las diosas identifi-
cadas con la fertilidad vegetal
pudieran asociarse con la fertilidad
humana parece inevitable. Las
mujeres estaban conectadas con
los alimentos, no solo porque los
cultivaran y prepararan, sino tam-
bién porque sus propios cuerpos
eran una fuente de alimento y de
vida. No solo labraban la tierra sino
que en su aspecto reproductivo
eran como la tierra». Y añade: «Los
antiguos rituales agrícolas estaban
formados por la intuición de las
analogías entre la siembra y las re-
laciones sexuales, entre la cosecha
ANCESTROS
y el parto». Para esta académica
feminista y experta en mitología, lo
que generaba la veneración hacia
una Diosa era «el reconocimiento
de la energía femenina como ener-
gía transformable».
Y trayendo a colación uno de los
trabajos fundamentales para com-
prender el papel desempeñado por
la Gran Madre en tiempos ances-
trales, El mito de la Diosa, de las
investigadoras Anne Baring y Jules
Cashford, publicado en castellano
por Ediciones Siruela y por muy
influido por el del veterano Joseph
Campbell: «Imágenes de parto, del
acto de amamantar, y del de recibir
al muerto de nuevo en el útero
materno para su renacimiento,
se suceden tanto en el Paleolítico
como en el Neolítico, 10.000 años
11
ANCESTROS

más tarde, y 5.000 años después el origen de toda actividad cultural.

en la Edad del Bronce y la del La diosa, en la vieja concepción,
DEL NEOLÍTICO A LA Hierro. Se hallan presentes incluso
en la cultura occidental, en los cul-
no solo crea el mundo, sino que
su cuerpo es el mundo. La cíclica
EDAD DE BRONCE tos que rodean a la Virgen María.
No causa sorpresa que esas imá-
desaparición y reaparición de la
diosa (Ishtar en Babilonia, Démeter
genes de la diosa aparezcan a lo en Grecia, como veremos, en sus
Hubo un salto importante entre el Paleolítico y el
largo de la historia humana: todas viajes al inframundo y ascenso
Neolítico, pero la veneración a la diosa, a la Gran ellas expresan una visión similar de nuevamente a la superficie) está
Madre, no menguó, sino todo lo contrario: se la vida en la tierra, en que la fuente estrechamente conectada con su
expandió de forma sorprendente. Como señala creativa de la vida se concibe en la asociación con crecer y decrecer,
José M. Gómez-Tabanera en la introducción a imagen de una madre y en que la proteger y abandonar, crear y
otro monumental trabajo publicado por Siruela, humanidad siente que ella misma, destruir, con la vida y la muerte, la
Dioses y diosas de la Vieja Europa (7.000-3.500 y el resto de la creación, son hijos abundancia y la escasez. De ahí su
a.C.), de la arqueóloga lituanoestadounidense de la madre». doble naturaleza: lo que la diosa
Marija Gimbutas (1921-1994): «La tradición da, también lo puede quitar.
escultórica y pictórica encon- LA AMBIVALENCIA Y es que, como arquetipo
trada en la ‘Vieja Europa’ nos DE LA GRAN MADRE primordial, la Gran Madre provoca
ha sido transmitida desde el Siguiendo estos reveladores profunda ambivalencia: su cruel-
Paleolítico. En arte e imagina- trabajos asistimos a una evidencia: dad es tanto o más notable que su
ría míticos no es posible esta- que estamos tan acostumbrados benevolencia. En palabras de Ba-
blecer un límite entre estos a considerar la civilización en tér- ring y Cashford: «En el mundo de
dos periodos, el Paleolítico minos masculinos que al hombre las diosas, creación y destrucción,
y el Neolítico, de la misma actual le sorprendería descubrir abundancia y escasez, eran consi-
manera que no es posible que hubo un tiempo, y no preci- deradas dos fases de un modelo
separar radicalmente plantas
samente pequeño, en el que fue ineludible y siempre recurrente,
silvestres y cultivadas y ani-
natural que las diosas, responsa- y no opuestos irreconciliables. La
males salvajes y domésticos».
Y puntualiza que la mayoría
bles del origen de la agricultura, gran enseñanza de la diosa a sus
del simbolismo de los prime- estuvieran también implicadas en hijos, a todos nosotros, es que el
ros agricultores fue tomado
de cazadores y pescadores
posteriores: «Imágenes tales
Marija Gimbutas

como el pez, la serpiente, el pájaro o las astas no

son creaciones del Neolítico, sino que hunden
sus raíces en el Paleolítico. Y aun así, el arte y
los mitos de los primeros agricultores diferían en
inspiración y, por tanto, en forma y contenido del
de cazadores y pescadores».
No obstante, asegura, mucho antes de que se
fabricara cerámica por primera vez, hacia el
6.500 a.C., ya se fabricaban figurillas de arcilla y
piedra, y es que el gran incremento de esculturas
durante el Neolítico y su diferencia con respecto
a los tipos del Paleolítico no fue consecuencia de
innovaciones tecnológicas, sino de «un asenta-
miento permanente de las comunidades y de su
posterior crecimiento». Según Cashford y Baring:
«Los artistas del Neolítico continuaron exploran-
do su sentido de la totalidad a través de la figura
de la diosa madre, experimentando la tierra,
los animales y las plantas como epifanía de su
presencia». De lo que no cabe duda es de que
nuestros antepasados poseyeron una destreza
artística (con capacidad de abstracción), una
comprensión de la naturaleza y una cosmovisión
simbólico-sagrada mucho más avanzadas de lo
que hasta hace apenas décadas se creía. Para
Gómez-Tabanera, grandes cantidades de vasi-
jas para ritos, altares, útiles para el sacrificio,
objetos con inscripciones, maquetas de templos
hechas con arcilla, pinturas en vasijas o paredes
de sepulcros de hace milenios, dan cuenta de
«una genuina civilización».

12

bien y el mal, la vida y la muerte,
están entrelazadas de manera
inextricable», algo que debemos
tener muy en cuenta a la hora de
sumergirnos en estas «Historias
del Año/Cero» y en esas deidades
oscuras de tiempos pretéritos.
Por ello, las diosas de la fertili-
dad, los personajes de diversos
panteones que salpican estas
páginas, son diosas del mundo
subterráneo, del reino de los
muertos: morir es volver a la
madre generadora; la tierra es su
útero (al igual que la cueva donde
el hombre realizó sus primeras
prácticas religiosas y chamánicas)
y el entierro se realiza en aquellos
pueblos del pasado en posición
fetal.
LA CUEVA, EL SÍMBOLO,
LA MAGIA, EL CHAMÁN
Además de las estatuillas, la diosa
como fuente creativa de la vida
fue representada con fuerza de
modo abstracto con la figura de un
triángulo o «con una clara división
de las piernas abierta al inicio del
La Venus de vientre». Solo en Francia, existen
Hohle Fels, más de 100 imágenes paleolíticas
hallada en 2008 de la vulva.
en las cuevas del Para los antropólogos, la historia
mismo nombre de la gran diosa primigenia se
en Alemania, de
entre 35.000 y narra en las cavernas del sudoeste
40.000 años de de Francia a través del arte y los
antigüedad. A la rituales que tuvieron lugar en su
izquierda, la Venus interior. Durante al menos 20.000
de Kostienki, años (del 30.000 al 10.000 a.C.) la
hallada en Rusia. cueva paleolítica parece que fue el
lugar más sagrado, el santuario de
la diosa y la fuente de su poder re-
generador. Penetrar en su interior
era como entrar en el cuerpo de la
propia diosa. Para las citadas au-
toras, «seguir el tortuoso sendero
que lleva al santuario, o descender
a una caverna-útero enorme,
luminosa y espaciosa (tras recorrer
un largo camino prácticamente
en total oscuridad) tiene todas las
características de una iniciación tri-
bal». Y es que todas estas cuevas
paleolíticas fueron protegidas por
un acceso muy difícil.
Pero aún es mucho lo que nos
falta por saber sobre las creencias
y estructuras sociales de nuestros
ancestros. Hace apenas 130 años,
nadie sabía que seres humanos
convivieron con el mamut lanudo
en un tiempo en que este habitaba
los páramos helados que cubrían
casi todo el continente europeo
y Asia. Hasta que tuvieron lugar
asombrosos descubrimientos
arqueológicos que se sucedieron
en pocas décadas: las cuevas de
Altamira en 1879 o La Pasiega
en 1911; entre 1912 y 1014, en
la región francesa de Ariège, se
descubrió un vasto complejo de
cuevas laberínticas a 18 metros
bajo tierra, una cueva-laberinto que
se extendía desde Tuc d’Audou-
bert (donde se hallaron impresio-
nantes bisontes de arcilla) hasta
Trois Frères que, según Joseph
Campbell, se utilizó durante al
menos 20.000 años «y constituyó
uno de los centros de religión más
importantes, si no el mayor, del
mundo». A ellas siguieron Niaux,
Les Combarelles, Pech Merle y
Lascaux en 1940… y solo por
citar las más importantes. Aquello
supuso un verdadero cataclismo
para la comunidad académica y
reveló la realidad de un pasado
muy diferente, en el que la mujer,
la diosa madre, tuvo un papel
ANCESTROS
capital que permanecería olvidado
e injustamente perdido durante al
menos los últimos 5.000 años.
UN OLVIDO
IMPERDONABLE
¿Cómo se perdió el mito de la dio-
sa? Nuevamente según Ashford
y Baring, a partir de la mitología
babilónica (c. 2000 a.C.) la diosa
comenzó a asociarse casi exclusi-
vamente con la «naturaleza» como
fuerza caótica que debe ser some-
tida. «El dios, por su parte, adoptó
el papel de someter o poner orden
en la naturaleza desde su polo
contrario, el del ‘espíritu’», una opo-
sición que no había existido hasta
entonces. Para estas investigado-
ras, tras una ardua investigación,
se puede concluir que el principio
femenino, como expresión de la
santidad y unidad de la vida, lleva-
ba perdido 4.000 años.
Nuestra mitología (judeocristia-
na) está articulada a partir de la
imagen de un dios masculino que
se sitúa más allá de la creación y
que la ordena desde el exterior,
en lugar de estar en el interior de
la misma, como lo estuvieron las
diosas madre antes que él. Como
resultado, hay un fuerte desequili-
brio entre los principios masculino
y femenino, lo que trae consigo
consecuencias fatales para la
forma en que creamos nuestro
mundo y en que vivimos en él.
A pesar de ello, el mito de la
diosa nunca desapareció, sino que
se mantuvo de forma oculta. En
la mitología griega Zeus se casa
con las ancestrales diosas madre,
que continuaban dominando por
derecho propio todo lo referente a
los partos (Hécate), la fertilidad o la
transformación personal, aunque
hubieran de rendirle cuentas en úl-
tima instancia al propio dios padre.
Sin embargo, en la mitología he-
brea, «la diosa pasó prácticamente
a la clandestinidad. Se ocultó en
los dragones del caos, Leviatán y
Behemot, o el inevitable atracti-
vo de Astarté, la diosa cananea
prohibida, o, de forma abstracta,
en Sofía, personificación femenina
de la ‘sabiduría’ de Yahvé, y en la
Sekiná cabalística, personificación
femenina de su ‘presencia’». Un
camino de la diosa que transitare-
mos en los siguientes reportajes.
13
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 LA DIOSA MESOPOTÁMICA DE FERTILIDAD Y LA GUERRA

ISHTAR
LA EPOPEYA DE GILGAMESH ES UNA DE LAS FUENTES PRINCIPALES PARA RASTREAR
EL ORIGEN DE ESTA DEIDAD EN LOS MITOS MESOPOTÁMICOS. VENERADA Y TEMIDA
A PARTES IGUALES, MOSTRABA UNA DOBLE FACETA, LUMINOSA Y TERRIBLE. BAJO
DISTINTOS NOMBRES, SERÍA ADOPTADA POR CIVILIZACIONES POSTERIORES. SU VIAJE
INICIÁTICO A LOS INFIERNOS MUESTRA A UNA MUJER DECIDIDA QUE HABRÁ DE MORIR
PARA RENACER, COMO LO HACE CADA AÑO LA PROPIA TIERRA.

a diosa Ishtar de los babilonios, la Inanna de tierra y que sale victoriosa en su

L los antiguos sumerios, vinculada al amor y

la guerra, era amada a la vez que temida. Se
solía representar como una estrella de ocho
puntas y se la asoció con el planeta Venus, con la
estrella de la mañana. En distintas representaciones
camino iniciático. Se le asigna-
ron dos funciones claramente
diferenciadas: como diosa del
amor, la fertilidad y la procrea-
ción, y como diosa de la guerra
aparece de pie, completamente desnuda, con las Jarrón Uruk y de la destrucción, cuando
manos sobre el vientre o bien sosteniéndose los ya los mitos mesopotámicos
senos; también se la muestra, en ocasiones, sobre También llamado incorporaron influencias
un carro tirado por leones blandiendo un arco, en jarrón Warka, re- semíticas.
tono amenazante. presenta ofrendas Llena de matices, algunos
votivas a Inanna
Diosa del cielo, la fertilidad y del amor, los griegos (3200-3000 a. C.). de los cuales se escapan a
la llamarían Afrodita y los romanos Venus, con sus la comprensión del hombre
propias particularidades y diferencias entre culturas actual, a lo que se añade la confu-
que fueron heredando antiguos dioses. Desde su sión de los cambios de nombres
victoria contra la muerte, que enseguida conoce- y asimilación de diversas deida-
remos, Inanna es representada con alas, cuerpo des entre civilizaciones, Inanna/
humano y garras de bestia que recuerdan su viaje Ishtar, además, detentaba los dos Una de las represen-
al inframundo para convertirse en reina de los sexos, era Venus y Marte a la taciones de Isthar
infiernos, a la vez que de la tierra y el cielo. Tocada vez, lo que evoca a un ser primor- como una deidad
con cuernos, porta un bastón de serpientes, y en dial con una condición natural de oscura. A lo largo de
algunas representaciones aparece con las llaves del «hermafrodita divino», algo que los siglos irían aña-
diéndosele nuevos
cielo y la tierra, como la romana Cibeles y la Ceres nos encontraremos en más de atributos, algunos
olímpica. una ocasión en estas páginas. siniestros.
En sumerio, Inanna significa «Reina del Cielo» y Sus funciones son múltiples,
se la conocía como «La princesa hija de la Luna» casi dicotómicas, y, como símbo-
y «La Estrella de la Mañana y de la Tarde». En la lo, revela aquello que Mircea Elia-
mitología sumeria era responsable del crecimiento de llama «la unidad fundamental
de las plantas y animales y de la fertilidad humana; de varias zonas de lo real». En
sin embargo, tras su viaje a los infiernos sería reves- palabras del prestigioso histo-
tida con los poderes y misterios de la muerte y la riador de las religiones rumano:
resurrección, emergiendo a la vez como deidad que «Todas las diosas locales tienden
gobernaba el firmamento, la tierra y el inframundo. a convertirse en la Gran Diosa y,
Una diosa cuya rica mitología es de carácter lunar, en última instancia, a anexionarse
con un lado oscuro y otro luminoso, como la mayoría toda la sacralidad disponible».
de deidades que salpican el pasado de los pueblos, Así, Ishtar se convierte en «la
que representa el drama del desafío humano en la diosa» por antonomasia a la que
APÓCRIFA

la religión le asigna la misión de

«identificar en sí la presencia de
lo trascendente en la experiencia
humana». Los poemas a Inanna
Zigurat
que influirían los relatos poste- mesopotámico. A la
riores de Ishtar son un canto de derecha, otra imagen
alabanza a La Mujer; la deidad de Ishtar donde
representa la femineidad por podemos apreciar
excelencia en la antigua Mesopo- sus alas y sus garras,
tamia. como representación
de su ambivalencia:
En la época del auge del era una deidad que
imperio babilónico –periodo otorgaba dones pero
de Hammurabi– se llegó a un que también podía
sincretismo tal que, en palabras ser terrible.
del historiador belga Jacques
Pirenne, «Ishtar, la diosa de la
fecundidad, confundió en ella a
todas las divinidades femeninas».
Lo mismo sucedió con los dioses
masculinos, cuyos atributos
pasaron a Marduk, que devendría
en divinidad principal del panteón
mesopotámico. Ininna, Innana/
Ishtar… ambos nombres se con-
funden para nombrar a la divini-
dad femenina más importante del
panteón sumerio-acadio.

HUELLAS ARQUEOLÓ-
GICAS DE UNA DEIDAD
IMPLACABLE
Han sido numerosas las repre-
¿EL ORIGEN DE LA MARÍA BÍBLICA?
sentaciones de Ishtar desente- En relación a la importancia cultual e influencia posterior de la deidad
rradas en las excavaciones de mesopotámica, Baring y Cashford escriben: «Inanna es el eslabón que
extensas áreas del antiguo Cre- conecta a la gran madre del Neolítico con la Eva bíblica, con Sofía y con
ciente Fértil, donde se asentaron María. Su iconografía conforma las raíces de Sofía (la Hokmá –Sabiduría–
las civilizaciones mesopotámicas. hebrea), de la gran madre de los gnósticos e incluso de la Sekiná medieval
La última, precisamente en enero de la cábala judía. La civilización sumeria ofrece una perspectiva esencia-
de 2024, en la antigua ciudad asi- lista de las culturas hebrea y cristiana posteriores, que tanto heredaron de
ria de Nimrud, que sufrió un gran ella, y es la fuente de muchas historias e imágenes del antiguo Testamento,
deterioro a manos de los fanáti- entre ellas la del jardín del Edén, el Diluvio, la tradición
cos terroristas del ISIS y su cruza- sapiencial y el Cantar de los cantares. Con Inanna, al igual
da iconoclasta contra los ídolos y que con Isis en Egipto, la imagen del arquetipo femenino
los monumentos que consideran adquiere una definición en la mitología que ha pervivido –al
paganos, todo un desastre para la margen de lo mucho que haya podido oscurecerse, fragmen-
conservación del valioso patrimo- tarse y distorsionarse– durante más de 5.000 años».
nio de la humanidad. Los himnos y alabanzas en loor de Inanna en el sur de Sumer
El hallazgo ha llegado de la y en el norte a su equivalente, Ishtar (reina virgen del cielo y la
mano de arqueólogos del Museo tierra) «anunciaban ya los que hoy se ofrecen a María, reina
Virgen del Cielo. Asimismo, los atributos de la diosa eran,
de Arqueología y Antropología
al igual que los de María, la luna creciente y la estrella
de la Universidad de Pensilvania
matutina y vespertina, a la que damos el nombre de la
(EE.UU.), que han trabajado en diosa romana del amor (Venus). El consorte de Inanna (su
colaboración con un equipo de hijo-amante Dumuzi/Tammuz) moría y descendía cada
arqueólogos iraquíes. Se trata de año al inframundo, fulminado por los rayos abrasa-
una representación de la diosa dores del sol de julio que resecaban la tierra para
Ishtar inserta en una estrella de ascender nuevamente bajo la forma de los
cinco puntas. En un comunicado primeros brotes de cereal que traían consi-
conjunto, el director del Programa go la fertilidad de la tierra».
de Estabilización del Patrimonio Al igual que Ishtar, María tiene un hijo
de Irak y el arqueólogo Michael (Jesús) que es muerto por sacrificio, desciende
Danti, de la citada Universidad de al inframundo y resucita de entre los muertos.
Pensilvania, declararon: «Esta es

18

la primera representación inequí-
voca de la diosa Ishtar como
Ishtar Sharrat-niphi, un aspecto
de la diosa asociada con el ascen-
so del planeta Venus, la estrella
de la mañana, que se encuentra
en este templo dedicado a ella».
El hallazgo tuvo lugar en el
templo de Ishtar, que se erigió
en el centro de un conjunto de
viviendas en las que probable-
mente residieron sus acólitos, al
menos hasta que el edificio sacro
fue pasto de las llamas tras el
saqueo y posterior destrucción
de Nimrud por las incursiones de
babilonios y medos en el año 612
a.C. Los arqueólogos también
se centraron en el interior de
un palacio, desenterrado hace
apenas un año, de 2.800 años
de antigüedad: el hallazgo de dos
enormes bases de columnas de
piedra sugieren –afirman– que el
palacio estaba magníficamente
decorado con columnas talladas
de exquisita factura, y en el in-
terior de la sala del trono descu-
brieron restos de un cuenco de
piedra de gran tamaño (que indica
que posiblemente estaba dotado
de un sistema de calefacción
central, toda una proeza para su
época).
El palacio parece que perte-
neció al rey asirio Adad-nirari III,
que reinó entre los años 810 y
783 a.C. También se encontraron
fragmentos de cáscaras de huevo
de avestruz y restos de marfil,
materiales muy raros en esas
latitudes por aquel entonces y
de gran valor a comienzos de la
Edad del Bronce, lo que eviden-
cia el lujo y la suntuosidad de
aquella dinastía. Los restos del
culto a Ishtar recién descubiertos
evidencian la importancia de esta
deidad femenina en tiempos pre-
téritos que evolucionaría y sería
asimilada por diferentes civiliza-
ciones bajo distintos nombres:
sería Elat o Ilat para los fenicios;
Athart o Astarté para los cana-
neos; la Derketo de los griegos y
Ashera en la franja sirio-palestina.
Sería asimilada por diferentes civilizaciones:
fue Elat para los fenicios, Astarté para los
cananeos y Afrodita para los griegos
APÓCRIFA
En Persia fue, tanto para arme-
nios como para persas, Ana-hit,
la Afrodita griega o Artemisa,
la diosa de la fecundidad que
protegía los partos; también era
la Astarté de los fenicios, y así
un largo etcétera de sincretismos
y adaptaciones –ver recuadro–.
Un culto que se extendería bajo
diferentes formas por múltiples
zonas del Mediterráneo antiguo,
aquel que los romanos bautizaron
como Mare Nostrum.
DIOSA DE LA TIERRA…
Y DEL SEXO
Para simbolizar su marcado
componente sexual, se la solía
representar con flores de loto,
con fines un tanto libidinosos:
se cocían sus rizomas en alcohol
con objeto de extraer alcaloides
que causaban en el acólito, en
combinación con el opio, vívidos
19
APÓCRIFA
sueños que excitaban el deseo
sexual.
Hay numerosas fuentes que
recogen la existencia de una
prostitución sagrada en su honor
que se extendió incluso hasta
la península ibérica, donde llegó
de la mano de los fenicios y se
asimiló a deidades nativas con
atributos similares. Enclaves de
la cultura tartésica como Can-
cho Roano o Cástulo fueron el
escenario de rituales violentos
en los que se realizaban ciertas
transgresiones sexuales, según
arrojan los vestigios arqueológi-
cos. Su culto se extendió por las
costas mediterráneas e Ishtar fue
asociada también con un tronco
de árbol que se clavaba en el
patio de los templos en su honor:
se recogía leña para prender fue-
go, cocinar tortas sacramentales
con su figura, quemar incienso y
realizar libaciones.
Sus templos estaban ador-
nados con grandes cuernos en
Su culto se extendió por el Mediterráneo e Ishtar
fue asociada con un tronco de árbol que
se clavaba en los patios de los templos
20
forma de luna creciente, ima-
gen de la capacidad de nuestro
satélite para fertilizar la tierra y,
como la vaca, para nutrir a su
progenie. En una tierra donde los
rayos abrasadores del astro rey
causaban la muerte de la vegeta-
ción y las cosechas, los frescos
rayos lunares proporcionaban
el refrescante fertilizante rocío.
Ishtar era, además, llamada «llena
de rocío». Anne Baring y Jules
Cashford, autoras del magnífico y
monumental ensayo El mito de la
diosa, publicado en castellano por
Ediciones Siruela, señalan que:
«La leche, el agua, el semen, la
lluvia y el rocío estaban relacio-
nadas con la faceta de la luna
como fuente de vida». Como la
diosa neolítica del cielo, Inanna
era la deidad de la lluvia que hacía
crecer el grano. Además, como
pastora sagrada, era la guardiana
de los animales domesticados,
como la oveja y la vaca; pero
también de los animales salvajes,
especialmente el ciervo y el león
(precisamente los leones tiran de
su carro o aparecen junto a ella,
debajo del trono o bajo su pie).
La Puerta de Ishtar. Es la diosa de los animales
Consagrada a la que, para Baring y Cashford,
deidad, fue una de indican que desciende de la diosa
las ocho puertas neolítica: «La entrada al establo o
monumentales de la aprisco de Inanna era la entrada
muralla interior de al útero del que procedía todo
Babilonia, acceso al ser vivo; la diosa regía este lugar
templo de Marduk. como pastora de ovejas y vacas.
La entrada estaba marcada por
una puerta especial, simbólica-
mente la vulva de la diosa».
Como reina de los placeres y
del amor voluptuoso, cuenta con
una larga lista de amantes; en
Mesopotamia, los dioses Anv
y Dumuzi/Tammuz, además de
otros que se encuentran en la
Epopeya de Gilgamesh. Se habla
incluso de cultos libidinosos
y orgiásticos, celebrados por
hombres vestidos de mujeres,
en Uruk, considerada «la ciudad
de las cortesanas sagradas y las
prostitutas».
Las sacerdotisas que prestaban
servicio en los templos de Inanna
e Isthar, mediante sus uniones
sexuales con los hombres que
acudían a celebrar un ritual sagra-
do, se erigían en hilos conduc-
tores de la vida creadora de la
diosa. Su unión con los hombres
que acudían al recinto sacro
proporcionaban a estas mujeres
una experiencia similar al éxtasis
que simbolizaba la «vida» de la
diosa. Según M. Esther Harding:
«El sacrificio de la virginidad de
una joven a la diosa llevaba la
sexualidad al reino de lo sagrado
tanto para la mujer como para el
hombre que perseguía la unión
sexual con la diosa a través de la
sacerdotisa, porque la sexualidad
de ambos no era ‘suya’ sino que
procedía de la diosa».
A su vez, los hombres castra-
dos (que también servían a Ishtar
como sacerdotes), le ofrecían su
sexualidad como sacrificio para
suscitar una nueva vida, práctica
que sería transmitida a los sacer-
dotes de la diosa Cibeles y a las
deidades femeninas cananeas.
Un sacrificio que queda reflejado
en el voto de castidad de los
sacerdotes consagrados por la
Iglesia católica.
APÓCRIFA

21
APÓCRIFA
EL VIAJE INICIÁTICO A
LOS INFIERNOS
No es sencillo, y menos en el
espacio reducido de un artículo,
esclarecer las múltiples facetas y
la evolución de distintas divinida-
des del pasado. Hay que acudir
a obras monumentales (como
las escritas por Joseph Camp-
bell o mucho antes por James
Frazer) para acercarnos si cabe
a su envoltura, y ni siquiera así
tendremos todas las piezas del
complejo puzle que componen
los mitos del pasado, marcados
por el sincretismo con otros
cultos, la falta de información en
muchos casos y en otras la des-
trucción de sus huellas por parte
de civilizaciones posteriores, la
mayoría patriarcales y belicosas,
que intentaron ocultar los indicios
de la veneración de los pueblos
humanos a una Gran Diosa (bajo
distintos nombres y formas)
22
que gobernaba un mundo muy
diferente, quizá más justo y
equilibrado.
Así que nos centraremos en
La Danza de los Siete algunas de las características
Velos. Hay quien más singulares de Inanna/Ishtar
cree que su origen se y aquellos rasgos que la vinculan
halla precisamente con la oscuridad en contrapo-
en el mito que
habla de la muerte
sición a la luz, que ella misma
y resurrección de también encarnaba, dualidad muy
la diosa Ishtar, extendida entre las diosas de
alegoría de los tiempos pretéritos. Madre de
periodos invernales todos los dioses, poseía el com-
y primaverales del ponente telúrico ambivalente de
ciclo natural.
dar y quitar la existencia, convir-
tiéndose en un mito que engloba-
ba la vida y la muerte.
Lo que más nos interesa
aquí es su descenso a la región
infernal de los muertos. Ishtar, al
menos en la versión más extendi-
da, porque, insisto, hay múltiples
adaptaciones posteriores, tenía
dos hermanos: Ereshkigal y Utu
(Shamash). Tenía al menos tres
amantes y cinco esposos, algo
inconcebible en las deidades
femeninas tras la imposición del
judeocristianismo en Occidente
y el islam y las religiones fuerte-
mente patriarcales en el próximo
Oriente.
Incluso para los dioses, su
amor tenía fatales consecuencias:
según la Epopeya de Gilgamesh,
en su juventud Ishtar había ama-
do al dios de la cosecha, Tam-
muz, y ese amor fue la perdición
de dicho dios, conduciéndole a la
muerte. Precisamente Tammuz
fue su primer esposo (según
algunas versiones del mito, ade-
más era su hermano), y tras su
fallecimiento, Ishtar descendió a
los infiernos (la tierra de las tinie-
blas o el mundo inferior, conocido
como Irkalla), para arrancarle a su
hermana, la terrible Ereshkigal, el
poder sobre la vida y la muerte.
Según analicemos los poemas
a Inanna o los relatos mitológicos
posteriores bajo el nombre y

LOS SÍMBOLOS DE
PODER DE ISHTAR
En la 1ª puerta es despojada,
según el relato semita, de la gran
corona que porta en su cabeza,
que en el relato sumerio es cono-
cido como la shugurra, la corona
de la llanura. En la 2ª de sus
pendientes (en el caso sumerio,
de la vara para medir y de la cuer-
da de lapislázuli). Ya ante la 3ª
puerta, como la Ishtar babilónica
pierde las cadenas de su cuello
y como Inanna las piedrecitas de
lapislázuli. En la 4ª, los adornos
del pecho (piedras chispeantes
en el mito fundacional). Para atra-
vesar la 5ª debe dejar el ceñidor
de piedras de alumbramiento de
sus caderas (el brazalete de oro
en la versión sumeria), y en la
6ª las abrazaderas para el relato
semita y la coraza del pecho en la
versión anterior. Para atravesar la
7ª y última puerta y presentarse
ante Ereshkigal, fue despojada
del calzón que cubría su cuerpo
(en Sumeria, «el manto de su
Señoría»).
En relación a nuestra diosa hay
muchos puntos oscuros, entre
los que se cuenta la onomástica,
los problemas de sexo, función
y ubicación en relación a otras
divinidades, también a la hora de
determinar su paternidad. Este
honor unas veces le es conferido
a Anu y otras a Sin, pero en el
relato sobre la apropiación de los
«Me» (los decretos preordenados
inmutables de los dioses, que
Ishtar pretendía robar en otro de
los relatos) es Enki quien aparece
como su progenitor.
Tras presentarse ante los jueces del
inframundo, su hermana Ereshkigal
asesinó a Ishtar y colgó su
cuerpo de un arpón
forma de Ishtar, hay diferencias
(muchas de ellas en los nom-
bres) en relación con su viaje al
inframundo, aunque recogemos
a continuación la más extendida.
En Exaltación a Inanna se narra
su ascensión a los cielos, y el
relato del Descenso de Inanna
a los infiernos nos sumerge en
los más profundo de la Tierra, en
el reino del que no se vuelve, el
mundo inferior, «el país sin retor-
no, dominio de Ereshkigal», que
esta domina junto a su consorte
Nergal.
Para llegar hasta su destino,
la diosa ha de traspasar las siete
puertas del infierno, y en cada
una de ellas debe desprenderse
de parte de su atuendo, según el
decreto del mundo inferior –ver
recuadro–. Al perder sus atribu-
tos, tuvo que mostrarse indefen-
sa y desnuda ante Ereshkigal,
diosa de la muerte. Entonces
fue rodeada por los jueces del
inframundo, quienes dictaron
sentencia en su contra: su propia
hermana la ejecutó y colgó su
cuerpo en un arpón.
A partir de ese momento, el
mundo comenzó a languidecer:
se produjo en los reinos del este
la interrupción de la reproduc-
ción de los seres humanos y los
animales. El poeta señala que el
viaje de la diosa trae trágicas con-
secuencias que irrumpen en el
ciclo de la vida; nos dice que todo
se confunde, se vuelve caótico,
porque:
«el toro ya no cubre a la vaca,
el asno no monta a la burra
el hombre no fecunda a la
doncella…».
El ciclo vital se rompe abrup-
tamente. La diosa del amor ha
sido retenida en el mundo inferior
APÓCRIFA
y como consecuencia de ello la
vida sexual se detiene y solo su
regreso asegurará que el ciclo vi-
tal vuelva a funcionar con normali-
dad. Sin embargo, nuestra deidad
de la fecundidad, que a su vez lo
es de la guerra (en ese doble rol
característico) no deja de realizar
sus otras funciones. Y el contras-
te entre ellas, en palabras de la
profesora Ana María Tapia, «es
grande: vida y muerte, amor y
odio; todo aunado en una única y
magnífica figura religiosa de ecos
milenarios». Es necesario, por
tanto, que nuestra deidad femeni-
na de la fecundidad renazca.
LA RESURRECCIÓN
Y LA VIDA
Así, por intermediación de
Nishibur, cuyo papel principal era
el de sukkal (asistente divina) de
Inanna/Ishtar, el dios mensajero
del panteón acadio, Papsukal,
llegó hasta los dioses y les pidió
que creasen un ser capaz de
penetrar en el mundo de los
muertos y resucitar a Ishtar con la
comida y el agua de la vida. Enki
decidió resucitar a su hija (ostenta
su paternidad en algunas sagas,
aunque en otras se atribuye a Sin,
dios de la Luna, ser el padre de
Ishtar): esparció por el suelo con-
chas apotropaicas –que tenían el
poder de amuletos– y roció con
ellas el agua de la vida, trayéndola
de nuevo.
La resurrección, sin embargo,
comprendía pagar un alto precio:
la diosa debía dejar a alguien en
su lugar; así, durante seis meses
al año Tammuz (o Dumuzid) de-
bería vivir en el inframundo (com-
partiendo con su hermana Geshti-
nanna su estancia en tan lóbrego
lugar); mientras tanto, Ishtar
habría de lamentar su pérdida,
hasta que en primavera emerge
23
APÓCRIFA

LAS MÚLTIPLES CARAS DE

UNA DEIDAD FEMENINA
En el enorme perímetro que iba de las costas
orientales del Mediterráneo al Golfo Pérsico
se solaparon una serie de legendarias mujeres
con una emparentada polinomasia que suge-
ría unos orígenes semejantes, con valores,
atributos y actitudes que mostraban un nexo
común, aunque desarrollaron particularidades
dependiendo del punto geográfico, a la vez que
cultuales (de culto). Inanna/Ishtar fue una de
las grandes diosas de la Edad de Bronce, junto
a la Isis egipcia y a la Cibeles de Anatolia. En
palabras de Anne Baring y Jules Cashford, auto-
ras del magnífico ensayo El mito de la diosa,
publicado en castellano por Ediciones Siruela:
«Las tres reflejan
la imagen de la
gran madre cuya
figura presidió las
civilizaciones más
antiguas surgidas
entre Europa y el
subcontinente
indio».
Algunos autores,
como el antropó-
logo de la religión
comparada E. O.
James, señalan
que en Egipto se la
podía encontrar en
las diversas mani-
festaciones de la dio-
sa-madre, como Namais
(una fusión sincrética entre
la divinidad egipcia Isis y la
babilónica Nanna), y Anata,
unión de la citada Isis con Anat,
cuando aparecieron en el Nuevo
Reino egipcio fuertes influencias
semíticas, siendo reverenciada como «señora
del cielo», «la señora de los Dioses» o «la hija
de Ptah».
Como ya señalamos, es una divinidad en sumo
conflictiva porque detenta ambos sexos, mas-
culino y femenino, y en ocasiones un sexo
indeterminado. Como mujer tenemos la Ishtar
acadia, la Athart o Astarté de los cananeos y la
Ishtar sumerio-acadia, manifestación del plane-
ta Venus vespertino. Como deidad masculina,
la vemos en Athar, en Arabia meridional; Attar
en Etiopía, la Arsu y Azizu del antiguo reino de
Aram. Como ser andrógino (hermafrodita sagra-
do) tenemos a la diosa sumeria Inanna citada,
donde se señala que se convirtió en diosa
madre una vez que perdió los atributos masculi-
nos que poseía y a la propia Ishtar, de quien se
dice que es Marte y Venus a la vez.

24

del inframundo hacia la superficie
y la tierra recupera su luz, un mito
en el que algunos autores ven el
origen de la «danza de los siete
Relieve velos», el baile erótico interpreta-
mesopotámico que do por Salomé que se cita en el
muestra a la diosa pasaje bíblico de la degollación de
Ishtar con algunos
Juan el Bautista (Marcos 6:14-29
de sus terribles
atributos, como y Mateo 14:6-12), que a su vez
deidad oscura, que explica los periodos invernales y
es protegida por primaverales del ciclo natural. El
un león –su animal relato también sentó las bases
sagrado–, va tocada del posterior mito estacional que
por cuernos y porta
adquirió distintas formas con
alas, que aluden a su
renacimiento. Perséfone en Grecia o Siyawash
en Persia.
UN CULTO
MUY EXTENDIDO
En tiempos sumerio-acadios
tuvo, al menos que sepamos
gracias a las excavaciones
arqueológicas, al menos siete
templos (aunque es casi seguro
que bastantes más), el mayor de
ellos en Uruk, Eanna, dedicado
a dicha deidad y a Anu, dios del
cielo del panteón mesopotámico.
Precisamente en Uruk se lleva-
ban a cabo varias celebraciones
de connotación sexual y carácter
violento (hay fuentes que hablan
de que la copulación en las calles
era una práctica habitual). Existen
fragmentos del poema babilónico
APÓCRIFA
a Erra, dios de la guerra, los dis-
turbios y las incursiones, donde
se condena duramente la actitud
de un rey de Uruk que no trataba
con la amabilidad que merecían
«a las prostitutas, cortesanas y
busconas […] a los chicos alegres
que cambiaron su masculinidad
por feminidad así como a los
portadores de dagas, navajas, cu-
chillas y pedernal, ya que estos,
con sus actos, agradan al corazón
de Ishtar».
Muchos siglos después,
Inanna/Ishtar recibió culto en
el templo babilónico de E.tur.
Karlamma («Casa del Establo del
País»), restaurado por Hammura-
bi (rey piadoso a la vez que impla-
cable) en el año 1.758 a.C., quien
instaló en su interior un trono en
honor de la deidad, lo que revela
su importancia.
De hecho, la puerta de entrada
a la ciudadela interna de Babi-
lonia recibió su nombre: Puerta
de Ishtar, célebre monumento
reproducido en Berlín y una
verdadera maravilla del pasado.
Sin embargo, su devoción fue dis-
minuyendo a la par que ganaba
peso el monoteísmo judaico,
que consideraba su culto como
manifestación de la más salvaje
idolatría.
25
MAGIA, FANTASMAS Y EXORCISMOS

MESOPOTAMIA Y SUS MUCHOS REINOS FUERON PIONEROS EN NUMEROSOS

CAMPOS, TAMBIÉN EN LA LUCHA CONTRA EL MAL Y EN LA CONFIGURACIÓN DE
TODO UN UNIVERSO MITOLÓGICO DONDE LOS DIOSES PUGNABAN CON MONSTRUOS
ANTEDILUVIANOS, LAS ENFERMEDADES ERAN CAUSADAS POR DEMONIOS Y
LOS ORÁCULOS VATICINABAN EL PORVENIR. EXORCISTAS, MAGOS, VAMPIROS,
FANTASMAS Y DEIDADES OSCURAS FEMENINAS JALONAN LAS PRÓXIMAS PÁGINAS.

n el extenso periodo com- propiamente dicho, que prescribía

E prendido entre el 3.000 y

el 2.000 a.C. los hombres
pensaban que las enfer-
medades –a las que llamaban
shêrtu– no podían ser causadas
directamente por los dioses, sino
que los culpables de las mismas
eran nada menos que un ejército
de 6.000 demonios –ni en acadio
ni en sumerio existía un término
para evocar a los «demonios» o
los «diablos», sino designaciones
particulares de seres misteriosos y
nocivos que a día de hoy no cono-
cemos bien– dispuestos a causar
el mal ajeno provocando pestes,
fiebres, abortos y todo tipo de
epidemias destinadas a castigar
los pecados. En la cosmovisión
de los mesopotámicos, la religión
nunca podía ir desligada de la vida
cotidiana y relacionaban el dolor
físico con el más allá.
Existían dos especialistas a
la hora de paliar la enfermedad,
cuyas acciones se complementa-
ban para curar: el asû, el médico
qué tratamientos debía seguir el
enfermo para curar sus males
físicos o anímicos, y el âshipum o
ásipu –sacerdote mesopotámico–,
una suerte de mago-exorcista que
se encargaba de los enfermeda-
des que consideraban de índole
sobrenatural y cuya finalidad era
expulsar a los «agentes malig-
nos» del cuerpo. El exorcista –en
sumerio, lú-mas-mas– ejercía, en
palabras del dominico e historia-
dor francés Jean Bottéro, «una
verdadera profesión sacerdotal,
delicada y compleja; ducho en el
diagnóstico de los pacientes que
iban a consultarle y al corriente de
las condiciones adivinatorias en
las que cada uno se encontraba,
capaz también de elegir para él la
fórmula que le convenía exac-
tamente y de organizar y dirigir
su ejecución, en el ‘momento
propicio’, debía ser a la vez adivino,
psicólogo, médico, confidente
perspicaz y liturgista».
Debía ser obligatoriamente culto
SUPERSTICIÓN

y le correspondía preparar y presi-

dir todo su ritual, recitando él mis-
mo ciertos ritos orales, comisio-
nado –según creía– por los dioses
y dotado por ellos de los poderes
especiales necesarios. Además,
tras la ceremonia, pertrechaba al
«poseído» o enfermo de amuletos
y consejos protectores, siendo así
el miembro más importante del
clero en materia de culto sacra-
mental. Siguiendo a Bottéro, «el
exorcismo ocupó ciertamente un
lugar sin igual en la vida ‘interior’
de los antiguos mesopotámicos».
El primer paso era que el propio
enfermo ordenase a los demonios
salir de su interior: «¡Salid de mi
cuerpo, alejaos de mi cuerpo, que
vuestras perversidades suban
hacia el cielo como el humo!»,
y después se pedía a los dioses
que intercedieran para llevar la
expulsión a buen término. El dios
protector del âshipum era Enki/
Ea, divinidad mesopotámica de la
sabiduría y del Apsú, la inmensa
laguna subterránea de agua dulce el pequeño enfermo con pasta SUEÑOS Y VISIONES
y pura en la interpretación cosmo- de harina. En cuanto a la mujer PROFÉTICAS
gónica de las mitologías sumeria encinta, se la protegía colgando La magia y los encantamientos
y acadia, del que obtendrían sus cerca de ella lo que se conocía eran utilizados en Siria y Me-
aguas todos los manantiales, ríos, Placa de bronce con como «piedras del parto» (recor- sopotamia tanto por los brujos
lagos y otras fuentes. El mismo relieves apotropaicos demos el papel de protectora de –considerados asociales y, por
responsable de ayudar a Ishtar a contra Lamashtu. los partos de Ishtar, función que tanto, perseguidos por practicar
regresar de entre los muertos tras Se encuentra en el también tendría la diosa helenís- magia dañina que podía perturbar
su viaje al Irkalla, como vimos en Museo del Louvre y tica Hécate, en esa doble faceta el orden social e incluso afectar
el reportaje anterior. pertenece al periodo benigna/maligna de muchas al rey– y por los sacerdotes y
Esta defensa contra el mal de neoasirio (934-609 deidades femeninas). Pero tam- adivinos, que solían depender de
carácter «mágico» se organizó en a.C.). En la parte bién existían conjuros especiales algún templo.
fórmulas, procedimientos y ritua- superior aparece para el dolor de muelas, contra Las técnicas más frecuen-
les, muy elaborados, adaptados representado el la parálisis, contra enfermedades tes para realizar augurios –tras
cada uno de ellos a los efectos demonio Pazuzu, de diverso género o para expulsar agasajar a los dioses protectores
que se querían obtener, o a los consorte y enemigo a los demonios que se hubieran y patrocinadores de la adivina-
inconvenientes que se querían del demonio instalado en una casa. ción, Shamash y Adad–, eran
evitar. Los ritos exorcísticos con- femenino. Los textos que contienen exor- la hepatoscopia –observación
sistían, generalmente, en actos y cismos están la mayoría recogidos del hígado–, la interpretación de
palabras en forma de oraciones. en las 30.000 tablillas de la biblio- los sueños –oniromancia– y la
Uno de los seres malignos a los teca de Asurbanipal –descubiertas observación de los astros. En los
que más solían combatir era al en Nínive en 1841 por el viajero tiempos sumerios más remotos,
demonio femenino Lamashtu, que británico y arqueólogo Austin Hen- el examen de las entrañas de las
se creía que atacaba principalmen- ry Layard–, de las que unas 800 víctimas (principalmente de cabri-
te a niños y a mujeres embaraza- están dedicadas a la medicina, la to) era ya una práctica habitual.
das –ver recuadro–. Las «recetas» sobrenatural incluida. La interpretación de presagios
para los ritos exorcísticos de los Al margen de la enfermedad, a través de fenómenos astronó-
niños solían ser complejas: había los demonios que podían afectar micos y atmosféricos también
que mezclar piel de caballo, grasa a otras esferas eran combatidos era habitual: por lo general se
de pescado y de un cerdo de también por medio de la magia. consideraba a los eclipses de luna
color blanco, ceniza, manteca, Igualmente, se recitaban encan- especialmente funestos, así como
tierra recogida junto a las puertas tamientos en los ritos contra los cambios en la tonalidad del sol,
de los templos, diferentes tipos espíritus de los muertos. Toda la lluvias de estrellas y cometas, así
de hierbas, etcétera. A su vez, sociedad estaba impregnada por como a las tormentas. También se
se rodeaba el lecho donde yacía esta relación invisible. consideraban presagios relevan-

28

El mago-sacerdote mesopotámico
debía ser a la vez que adivino,
psicólogo, médico, confidente
perspicaz y liturgista
tes los movimientos de distintos
animales, como el vuelo de las
aves o el reptar de las serpientes,
y se hacían predicciones –normal-
mente nefastas– a través de los
partos anormales de animales y
seres humanos. Se podía cono-
cer el futuro, además, mediante la
profecía: particularmente conoci-
dos eran los profetas extáticos en
Mari, así como entre los cananeos
y los hebreos. En Mesopotamia
existía la raggimtu o «gritadora»,
proclamadora del oráculo que,
en una suerte de éxtasis –maju,
«fuera de sí»–, era la equivalente
mesopotámica de la pitonisa
helénica. Como sucedía con los
oráculos de la Grecia clásica, en
el templo de Ishtar en Arbela
existían hombres-profetas que por
boca de esta divinidad babilónica
del amor y la fertilidad, la belleza
y la guerra, asociada como vimos
con la sexualidad, comunicaban
oráculos en primera persona,
pues el majju o eshshebu –«el
que salta»– se consideraba como
poseído por la propia Ishtar.
VAMPIROS
Y FANTASMAS
Los asirios recogen
uno de los primeros
y más antiguos mitos
sobre los antecesores
de los vampiros: los
Ekimmu o Edimmu, que
tomaban forma cuando las
personas fallecían de forma
prematura: a sus desdichadas
almas se les negaba la entra-
da al inframundo –de ahí el
nombre, pues ekimmu signi-
fica «el que fue atrapado»–,
y ello los convertía en seres
violentos y malhumorados,
espíritus vengativos que
regresaban para absorber
la energía de los vivos.
SUPERSTICIÓN
PAZUZU Y LAMASHTU
Entre los más célebres entes sobrenatura-
les del panteón mesopotámico tenemos a
Pazuzu, príncipe de los demonios del viento,
que se hizo célebre por su aparición en la
mítica película El Exorcista, bien conocido
entre sumerios, acadios y asirios, inspirado
en la figurilla que se guarda en el Museo del
Louvre, del primer milenio antes de Cristo,
hallada en Irak. Era responsable de distribuir
tormentas, plagas de langostas y enferme-
dades. Entre los sumerios, era uno de los
Siete Demonios Malvados, invocado para que
hiciera volver a los infiernos a otros demo-
nios. En la parte trasera de la citada estatuilla
se encuentra la siguiente inscripción: «Soy
Pazuzu, hijo de Anu –Hanbi–, soy rey de los
demonios del aire que desciende con fuerza
de las montañas haciendo estragos».
Solía ser representado con cuerpo de hombre,
cabeza de león o perro, cuernos de cabra en
la frente, garras de ave en lugar de pies, dos
pares de alas de águila en cruz, cola de escor-
pión y pene con forma de serpiente. Su mano
derecha aparece hacia arriba y la izquierda
hacia abajo, simbolizando la vida y la muerte.
Curiosamente, era el único capaz de detener
a su enemiga y consorte, la temible Lamashtu
o Labartu –Dimme para los sumerios–, una
criatura, vampiresa de alta alcurnia y origen
divino, que se alimenta de la sangre de
hombres y niños y en ocasiones los devora.
Precisamente en el Louvre se encuentra un
amuleto de bronce conocido como «Placa de
conjuro contra la Lamashtu», confeccionado
para no caer enfermo o curar un mal y que se
encontró en Irak junto a la figura de Pazuzu.
Para evitar su acecho, las mujeres lactantes
y embarazadas recurrían precisamente a
Pazuzu en forma de
amuletos. Se creía que
era Lamashtu la que
causaba los abor-
tos tocando siete
veces el vientre de
las encintas y la que
durante la lactancia
chupaba la leche de la
madre impidiendo que el
niño se alimentase: si no lo
conseguía, ajaba los pechos
de la mujer, dejándolos secos.
Los sacerdotes –ashipu y
mashmashu– recurrían a fór-
mulas mágicas para alejarla,
como hacer una figurilla
de Lamashtu con arcilla y
colocarla sobre su víctima
durante tres días.
29
SUPERSTICIÓN

LOS
Los asirios describieron a los
Ekimmu como seres musculosos
y fuertes que podían volverse

APKALLU
invisibles y transformarse en figu-
ras de humo, sombras o vientos
malignos, y con el tiempo fueron
adquiriendo la forma de lo que
más tarde sería el mito del vam-
piro moderno. Aquellos que se A la derecha, uno
convertían en un Ekimmu podían de los Apkallu o
ser las personas que murieron Abgal, que eran
por ahogamiento, deshidratación, siete espíritus
inanición o encerradas en prisión, sabios, creados por
así como los que tenían un funeral Enkil en el Apsu.
impropio o aquellos que murieron Debajo, bajorrelieve
sin ningún pariente o alguien que mesopotámico que
cuidase de sus tumbas. Camp- representa a un
bell R. Thompson escribe en The demonio.
Devils and Evil Spirits of Babylonia,
que el espíritu ekimmu «no puede
encontrar ningún descanso,
mientras su cuerpo permanezca
insepulto».
Por otro lado, según cita Bob
Curran en Vampires: a field guide
to the creatures that stalk the
night, el ekimmu «se uniría a sus
víctimas y les chuparía la ener-
gía hasta que solo restara una
sombra de lo que solía ser». Solían
cobijarse en lugares inhabitables
o desconocidos donde no había
encantamientos o amuletos que
pudieran contenerlos.
Existía una forma aún más
temible de Ekimmu: aquellos que
habían tenido una muerte violenta

NINKARRAK, LA DIOSA DE LA SANACIÓN

Gula o Ninkarrak era una diosa de la curación mesopotámica a la que también se conocía como Ninisinna o «Dama de
Isin». Según la cosmogonía babilónica, era hija de Anu, dios del cielo y rey de los dioses y esposa de varias encarna-
ciones del dios guerrero Pabilsag, a la vez que madre de otras tres deidades vinculadas a la sanación: Damu (con
capacidad para expulsar a los demonios y unir «el tendón desgarrado), Gunurra y Ninazu (una deidad que mora en el
inframundo, vinculada a la agricultura, la guerra y simbolizada por las serpientes). Posteriormente, otras deidades
se sincretizarían con Ninkarrak/Gula y se convertirían, igualmente, en dioses de la sanación. Aparecía en diversos
encantamientos médicos como belet balati, «Dama de la Sanación», y mostraba, como Ishtar, un aspecto de dama
de la vegetación y la fertilidad, con poderes regenerativos de la tierra, siendo invocada, como aquella, en sueños
y visiones nocturnas. Por supuesto, como contrapartida de sus cualidades benéficas, poseía un aspecto violento,
considerada como la «reina» cuya «tempestad» –similar a una tormenta furiosa según los poemas fundaciona-
les– «hace temblar el cielo», dicotomía característica de las diosas que protagonizan este número monográfico.
Se la invocaba también en maldiciones, a ella y a sus perros, sus animales sagrados. En Isin se hallaba su
centro de culto más importante, un templo consagrado a ella bajo el nombre de é-u-gi7-ra o «Templo Perro», y
donde las excavaciones han sacado a la luz al menos 30 enterramientos de estos animales bajo la rampa que
conduce al edificio sagrado. También era relevante el templo en el que se la veneraba en Nippur. A su vez, hay
vestigios de otros centros de culto a Gula en Lagas, Umma, Larsa, Uruk, Borsippa, Babilonia y Assur. En este
último se situaban tres de sus templos, donde se colocaban figuras votivas de terracota que representaban a
seres humanos sosteniendo partes del cuerpo, que indicaban la dolencia que buscaban que sanase mediante
la intercesión de la deidad, así como figuras de perros donde se inscribía una oración a la diosa.

Uno de los «vampiros» más temidos eran los Alû,
seres descarnados con la piel blanquecina,
costras en los labios y que bebían sangre
se convertían en Alû, seres des-
carnados con la piel blanquecina,
costras en los labios y que ade-
más eran bebedores de sangre.
Aparecían durante la noche,
rondando a las víctimas o viajeros
extraviados para alimentarse. Los
asirios consideraban que la única
forma de protegerse de los Alû
eran el fuego o las ofrendas de
carne sanguinolenta.
Los babilonios pensaban, a
su vez, que las personas que
potencialmente tenían más
posibilidades de convertirse en
una suerte de vampiros eran las
mujeres vírgenes, las que morían
amamantando, los hombres
solteros y malvados, cualquier
persona que estuviese enterrada
en una sepultura poco profunda o
aquella que no fuese enterrada, y
las prostitutas. En cuanto a los fan-
tasmas o espíritus merodeadores
de las diferentes religiones que
salpicaban la región mesopotámi-
ca, existen numerosas referencias
en la literatura antigua y que los
hace muy similares a las sombras
de los fallecidos del inframundo
de la mitología clásica, lo que
denota el fuerte sincretismo de
las religiones y mitos del hombre
en todas las épocas. Las sombras
o espíritus de los fallecidos eran
conocidos como gidim en sume-
rio y como etemmu en acadio.
Estos seres sobrenaturales eran
similares a los demonios, con
capacidades sobrehumanas que
compartían con los dioses, como
su inteligencia, poder o inmor-
talidad. Se creía que los gidim
o etemmu se formaban –como
los vampiros– en el momento de
la muerte, tomando la memoria
y la personalidad del individuo
fallecido. Entonces viajaban al in-
SUPERSTICIÓN
framundo, al Irkalla –regido como
sabemos por la diosa Ereshkigal y
su consorte, el dios de la muerte
Nergal–, donde eran clasificados:
un tribunal presidido por los
Anunnaki, la corte del inframundo,
daba la bienvenida a cada fantas-
ma, les explicaba las reglas del
«más allá» y les asignaba un des-
tino y una posición, llevando una
existencia en algunos aspectos
similar a la de los vivos, con sus
propias casas y podían incluso re-
unirse con los miembros difuntos
de su familia y conocidos.
Se esperaba que los familiares
de los fallecidos hiciesen ofrendas
–culto a los antepasados– para
aliviar su sufrimiento: comida, be-
bida… si no lo hacían así, los «fan-
tasmas» podían tomar represalias
contra ellos e infligirles desgracias
y enfermedades en su vida. En el
Irkalla había otro tribunal, distinto
al de los Anunnaki, presidido en
este caso por Shamash –Utu para
los sumerios y Tammuz para los
babilonios–, titular de la justicia
y que era representado con un
disco solar de ocho puntas –no
lo olvidemos, símbolo de Inanna/
Isthar– o mediante una figura
masculina de cuyos hombros
emanaban llamas. Visitaba los
inframundos en su vida diaria y
podía castigar a los fantasmas que
acosaban a los vivos.
Las dolencias físicas de oír o
ver a un fantasma iban desde
dolores de cabeza, problemas en
ojos y oídos, molestias intesti-
nales, dificultad para respirar y
Ruinas de la mareos o fiebres hasta trastornos
espectacular ciudad neurológicos y mentales: se creía
de Palmyra, en Siria, que se introducían por el oído y
que fue duramente podían volver loca a su víctima.
castigada por Para luchar contra ello, se recurría
militantes del ISIS en a la conocida como «mano de
2015 en el marco de espectro» –qat etemmi– durante
la guerra que asola los rituales y prácticas mágicas.
el país. También se realizaban ofrendas,
libaciones, se daba forma a figu-
rillas y sepulturas rituales, cercos,
amuletos, fumigaciones, ungüen-
tos, pociones, lavados e incluso
supositorios, según recoge Joann
Scurlock en Magico-Medical
Means of Treating Ghost-Induced
Illnesses in Ancient Mesopotamia.
Invocar a los fantasmas a través
de la nigromancia era considerado
también muy peligroso.
31
ASTRONOMÍA

n tiempos remotos, la luna, estaba evidentemente extendi- el Sol cedía su presencia a la Luna,

E al igual que la totalidad de la

naturaleza, se experimen-
taba como la Diosa Madre,
de manera que las fases lunares
pasaron a ser las fases de la vida
de la madre: la luna creciente era
la joven, la doncella; la luna llena,
la mujer encinta, la madre; la luna
nueva, la anciana sabia, cuya luz se
ocultaba en su interior, según se
recoge en el muy recomendable
ensayo El Mito de la Diosa.
Las dos caras de la luna propor-
cionaron al hombre «primitivo»
la primera noción de secuencia,
medida y tiempo, un significado
que todavía puede apreciarse en
el lenguaje actual: el griego meme
significa «luna», el latín mensis,
«mes», y mensura, con la misma
raíz, significa «medida», de donde
proviene, en palabras de Cashford
y Baring, el nombre del ciclo
menstrual, «pues los cambios de
la luna hicieron posible el medir por
vez primera los periodos de tiempo
que superasen el día (que podía
medirse con el sol)».
En las fases rítmicas de luz y
oscuridad, las tribus del Paleolítico
debieron de percibir un patrón de
crecimiento y decadencia siempre
renovado, y ello les proporcionaría
«confianza en la vida». En todas las
mitologías desde la Edad del Hierro
(c. 1250 a.C.), se percibía la luna
–gran luz brillante en la oscuridad
de la noche– como una de las
imágenes supremas de la diosa,
«el poder unificador de la madre
de todo»: gobernaba la fecundidad
de las mujeres, las aguas del mar
y todas las fases del crecimiento
y decrecimiento. Las estaciones,
como las fases de la luna, se suce-
dían en secuencias.
LA TRÍADA LUNAR
Desde Anatolia, pasando por
Grecia hasta la Alemania neolítica,
da la idea de una madre mítica
primordial, que se representaba
en su típica posición exhibicionista
(desnuda y oronda, como símbolo
de fertilidad y fecundidad). Aunque
no hay pruebas de que se haya
rendido culto a esta figura, tuvo
sin duda una gran importancia en
la vida espiritual y cultural de las
culturas neolíticas.
Para Robert Graves, autor del
extenso ensayo de corte femi-
nista La diosa blanca, propuso la
existencia de una deidad europea,
la «Diosa Blanca del Nacimiento, el
Amor y la Muerte», muy similar a la
Diosa Madre inspirada y represen-
tada por las fases de la luna, que
se oculta tras los rostros de las
diversas diosas de varias mitolo-
gías europeas y paganas. Según
Graves, la poesía «verdadera» o
«pura» estaba inextricablemente
ligada al antiguo culto-ritual de esa
Diosa Blanca y su hijo.
El inglés habla de un lengua-
je mágico de la Europa antigua
mediterránea y septentrional,
vinculado a ceremonias religiosas
muy extendidas en honor a la
Diosa Luna: afirma que en el viejo
continente y en Oriente próximo
existían culturas matriarcales que
adoraban a una Diosa Suprema
y que reconocían a los dioses
masculinos solo como sus hijos,
consortes o víctimas para el sacrifi-
cio, culturas que serían eliminadas
por la conquista patriarcal que
elevó a los consortes de la diosas a
una posición de supremacía divina,
reconstruyendo mitos y rituales
para ocultar el pasado, todo ello en
una fecha aproximada al 400 a.C.
No solo la Luna, sino el Sol, eran
los símbolos celestiales de la diosa.
Sin embargo, como apunta Justo
Fernández López en el trabajo
«Mito y realidad de la Gran Diosa»,
en la mitología griega más antigua,
que inspiraba el gran temor supers-
ticioso al no oscurecerse al declinar
el año y tener el poder de conceder
o negar el agua a los campos. Las
tres fases de la Luna nueva, llena y
vieja recordaban las tres fases de la
doncella, ninfa (mujer núbil) y vieja
de la matriarca. Luego, la diosa
llegó a identificarse con los cam-
bios de estación en la vida animal y
vegetal; y en consecuencia, con la
Madre Tierra.
Más tarde, siguiendo al citado
autor, se la pudo concebir como
otra tríada: la doncella del aire supe-
rior, la ninfa de la tierra o el mar y la
vieja del mundo subterráneo, repre-
sentadas, respectivamente, por
Selene, Afrodita y Hécate. Unas
analogías místicas que fomentaron
el carácter sagrado del número
tres, y la diosa Luna aumentó hasta
nueve las facetas «cuando cada
una de las tres personas –doncella,
ninfa, anciana– apareció en tríada
para demostrar su divinidad».
Sus devotos no olvidaron por
completo que no existían tres
diosas, sino una sola (eran tres
aspectos de la misma divinidad);
sin embargo, en la época clásica
el Templo de Estínfalo en Arcadia
(mencionado por Pausanias) era
uno de los pocos subsistentes don-
de todas ellas llevaban un mismo
nombre: Hera.
Sin duda, las facetas de las dio-
sas en tiempos ancestrales fueron
tantas y tan complejas que hoy no
hay unanimidad entre los expertos,
como en el caso de Fernández
López, que no está completa-
mente de acuerdo con la versión
sostenida por Robert Graves o
Marija Gimbutas. Sea cual sea la
verdad, no cabe duda de la enorme
importancia de la Gran Madre, de
la Diosa Suprema, en la antigüedad
y a lo largo de muchísimos siglos.
Y de la Luna asociada a esta.

LA INFLUENCIA DE LA LUNA EN LA CULTURA

En otro magnífico ensayo
publicado por Atalanta, La
Luna. Símbolo de transfor-
mación, la citada especialista
Jules Cashford aborda la
figura capital del satélite en
los mitos y creencias de los
pueblos, siendo objeto de fas-
cinación eterna no solo en la
antigüedad, sino en el mundo
contemporáneo. Escribe: «Los
viejos mitos sobre la Luna
nueva en realidad nunca se
han ido. Aparecen en el folclo-
re, están en todas partes en
Shakespeare, en las canciones
infantiles, en la poesía román-
tica y en los debates sobre la
‘influencia’ de la Luna llena;
en todos ellos implícitamente
se asume que hay una rela-
ción entre la Luna y la Tierra
y entre los seres humanos
y la Tierra, e indirectamente
con toda la creación». Por
su parte, la astrologa Julieta
Suárez Valente, en una entre-
vista concedida al periódico
argentino Clarín, señala que:
«Los antiguos consideraban
los astros deidades y rituali-
zaban en su honor. Conocían
 ASTRONOMÍA

LA
LUNA
SÍMBOLO
DE LA
DIOSA
SI HAY UN ELEMENTO VINCULADO
A LA DIOSA DESDE TIEMPOS
PRETÉRITOS ESE ES SIN DUDA LA
LUNA Y SUS FASES DE CAMBIO, CUYO
RENACIMIENTO REPRESENTÓ PARA
NUESTROS ANCESTROS SU PROPIO
RENACIMIENTO DESDE LA MUERTE.

sus fases, vivían a través de
sus ritmos». E incide, en la
misma línea que Ashford, en
que: «En la actualidad, esto
sigue sucediendo, nos sigue
maravillando la conexión con
la Luna y cada vez somos
más conscientes de que la
ciclicidad lunar nos habita».
La autora insiste en que el
principio lunar como dador de
vida es cierto, pero el arque-
tipo no es uno solo, sino que
integra diversos aspectos
de la Diosa, y pone como
ejemplo a Artemisa, que era
diosa lunar, pero su energía
es intrépida y cazadora, (lo
mismo podría decirse de
Ishtar y Hécate). Por ello, para
comprender la magnitud de
las energías lunares debemos
tener en cuenta, una vez más,
la ambivalencia de la diosa:
«Lo lunar no es necesaria-
mente sumiso, suave o armo-
nioso, también puede ser
devorador. Simbólicamente,
hay un momento para salir
del útero, si nos quedamos
allí sin salir, habremos de
morir atrapados».
 LA GRAN DIOSA
MADRE DEL
PANTEÓN EGIPCIO
REINA Y DIOSA MADRE DEL RESTO DE DIVINIDADES EGIPCIAS Y LA DEIDAD
FEMENINA MÁS VENERADA EN EL PAÍS DEL NILO, ISIS ERA HERMANA Y
ESPOSA DE OSIRIS, REY DE LOS MUERTOS, Y MADRE DE HORUS, EL DIOS
HALCÓN, CONCEBIDO DE FORMA SOBRENATURAL. FUE ADEMÁS UNA
PODEROSA MAGA CUYAS ATRIBUCIONES SE EXPANDIRÍAN POR TODO EL
ORBE GRECORROMANO BAJO DISTINTAS FORMAS DIVINAS.
na de las deidades femeninas más céle-
U bres y adoradas (bajo distintas formas y en
diferentes siglos) es sin duda figura capital
de una de las mitologías más cautivadoras
y ricas del mundo antiguo: Isis. Fue la mayor de las
diosas de Egipto durante más de 3.000 años, desde
épocas predinásticas hasta el siglo II d.C., cuando
su culto y muchas de sus imágenes se transfirieron
directamente a la figura cristiana de María.
Durante esos largos siglos cruzó fronteras, llegan-
do hasta Grecia en el siglo III a.C. y extendiéndose
por todo el Imperio romano, incluso hasta las fron-
teras del Rin y del Danubio. Fue también una figura
protagónica de la historia fundacional osiríaca. Grosso
modo, el Mito de Osiris cuenta que este, hermano a
la vez que esposo de Isis, reinaba sobre Egipto, pero
su hermano Seth lo envidiaba y acabaría con su vida
para tomar el poder. Osiris se había convertido en el
primer rey de Egipto, creador de la civilización, ense-
ñando a su pueblo el arte de la agricultura así como el
culto a los dioses y estableciendo la justicia a ambas
orillas del Nilo. Enseñó a los egipcios a cultivar la vid,
plantar trigo y cebada y a recolectar frutos de los ár-
boles. Cuando partió a expandir sus enseñanzas por
otros rincones, Isis gobernó en su ausencia «atenta y
pacíficamente».
EL ASESINATO DE OSIRIS
Seth intentó deshacerse de Osiris dos veces: Plutar-
co cuenta en Isis y Osiris que este, habiéndose ente-
rado de las medidas exactas de su hermano, mandó
construir un fabuloso ataúd que llevó a un banquete
en palacio para celebrar su regreso y ofreció rega-
larlo a quien encajase a la perfección en su interior.
Solo Osiris encajó en él, claro, y Seth y 72 de sus
cómplices aprovecharon el momento para colocar la
tapa, soldarla con plomo fundido y después arrojar el
arcón, con el soberano egipcio en su interior, al Nilo.
Isis, asolada por la aflicción, cortó su pelo, se vistió
con ropas de duelo y buscó el arcón por todo el curso
del gigantesco río. La diosa supo finalmente que el
arcón, que había salido al mar, quedó varado en la
costa de Biblos, en Fenicia, retenido por las ramas de
un árbol eriáceo; precisamente si tenemos en cuenta
que Osiris era el dios de la creación y la agricultura,
comprendemos mejor el mito de ecos mágicos que
se cuenta a continuación: el árbol creció rápidamente
y rodeó el arcón con sus ramas hasta ocultarlo por
CIVILIZACIONES
completo. Era tan exuberante que
los reyes de Biblos ordenaron
talarlo y lo convirtieron en una
columna de su palacio.
Después, Isis se presentó con
velos, disfrazada de anciana y sin
revelar su identidad junto a uno de
los pozos de la ciudad (un arroyo
de agua dulce), hasta que algunas
de las doncellas de la reina fueron
a por agua. Entonces la divinidad
las saludó cortésmente y comen-
zó a trenzar sus cabellos, exhalan-
do una maravillosa fragancia que
la reina olió con el regreso de las
muchachas a palacio, impregnado
en sus trenzas. Entonces ordenó
que le trajesen a la extranjera ante
su presencia, la admitió en su
casa y la convirtió en la nodriza de
su hijo (precisamente, los para-
lelismos que existen entre este
pasaje de la historia de Isis y la
de Démeter recogida en el himno
homérico son testimonio evidente
de una continuidad directa de la
tradición).
Sin embargo, en lugar de darle
el pecho, Isis introducía al peque-
ño cada día su pulgar en la boca,
y por las noches lo colocaba entre
36
las llamas para quemar todo lo
que tuviera de mortal; hasta que
su madre lo descubrió una noche
y despojó a su hijo para siempre
del preciado don de la inmorta-
lidad. Entonces, Isis reveló su
verdadera naturaleza y pidió que
le entregasen la columna. La bajó,
cortó la madera del árbol y extrajo
de su interior el sarcófago de su
esposo. Cuando la diosa lo vio, se
abalanzó sobre el arcón dando un
alarido tan fuerte que el pequeño
de los hijos de la reina murió de
miedo.
Entonces la deidad se llevó al
hijo mayor y se embarcó rumbo a
Egipto con el arcón, travesía en la
que vemos la vertiente oscura de
la diosa egipcia: como le pareció
que el río Nilo estaba demasiado
agitado y hacía mucho viento, se
enojó y secó su corriente (algo
muy notorio si tenemos en cuenta
que era la fuente de sustento de
todo Egipto, rodeado de desier-
to, y por tanto de inanición). Sin
embargo, había un testigo de su
desolación: el hijo mayor de los
reyes de Biblos. Cuando Isis se
dio cuenta de la presencia del
niño, que la observaba, le lanzó
una mirada tan grande y terrible
que el pequeño murió también de
miedo al instante. Isis, la madre
Izda., Horus, Osiris que alimenta el espíritu de los
e Isis, la llamada hombres, y que los hace eternos
Tríada de Abidos al purificarlos con el fuego de la
u Osiríaca, la
más sagrada de consciencia, sin embargo, aniquila
Egipto (aunque a aquellos intrusos que sin estar
no la única). Su listos intentan penetrar en su
culto comenzó en intimidad. El mensaje es que solo
el delta del Nilo, el iniciado puede compartir su
donde se hallaba secreto y alcanzar la inmortalidad,
su santuario más
importante, el de base de los misterios isíacos.
Behbeit el-Hagar.
DESCUARTIZAMIENTO Y
RESURRECCIÓN
Hay varias versiones de lo que
sucedió después: mientras Isis,
que había tomado la forma de una
golondrina, revoloteaba alrededor
de la columna, concibió a su hijo
Horus, engendrado por Osiris;
otra versión del mito cuenta que
eso sucedería cuando Isis yacía
junto a su esposo en la barca y
sería ahí cuando concibió al dios
halcón: transformándose en un
milano, se cernió sobre el cadáver
con ternura, devolviéndole la vida
con el batir de sus fuertes alas, y

Cuando Isis bajó la columna y vio el
sarcófago de su esposo, dio un alarido
tan grande que el hijo pequeño
de los reyes murió de miedo
CIVILIZACIONES
LOS MISTERIOS DE ELEUSIS
Al parecer, los Misterios de Eleusis están relacio-
nados con el paso de la diosa Démeter por el Ática
mientras busca a su hija Perséfone (o Proserpina)
raptada por Hades y retenida por este en los
infiernos. Disfrazada de anciana, Démeter llegó
a la localidad de Eleusis, donde fue acogida por
el rey Céleo. Como agradecimiento, tomó bajo
su protección a uno de los hijos del monarca,
Triptolemo, a quien transmitió sus conocimien-
tos sobre la agricultura y el cultivo de la tierra,
siendo este quien los difundiría entre los
distintos pueblos.
Así, los Misterios de Eleusis
eran una conmemoración del
aprendizaje de la agricultura
por parte de los griegos y su
paso de un estado de pueblos
nómadas de cazadores-reco-
lectores a la civilización plena.
Puesto que como reza su nom-
bre tenían un carácter secreto,
son pocos los datos que nos
han llegado de estas prácticas,
aunque se sabe que existieron
dos, los mayores y los menores,
que se celebraban en distintas
fechas anuales, y se remontan al
menos hasta la época micénica,
a mediados del segundo milenio,
alcanzando gran celebridad en
todo el mundo helenístico durante las épocas clá-
sica y arcaica, atrayendo a visitantes desde lejanas
regiones de Occidente, conservándose la costum-
bre en tiempos de dominación romana.
La primera parte de estos misterios era pública y
consistía en una procesión que partía de Atenas
y culminaba en el templo de Démeter en Eleusis,
donde los iniciados eran sometidos a un proceso
de ayuno que finalmente se rompía tras la jornada
con la ingesta de una bebida especial compuesta
de agua, cebada y hierbas que recibía el nombre de
Cicerón. Tras la purificación con el brebaje, los ini-
ciados penetraban en el Telesterion, el recinto más
importante del templo, donde se realizaban los
ritos más relevantes de los misterios, esta vez sí,
con carácter secreto, teniendo prohibido sus adep-
tos revelar qué sucedía en su interior, por lo que
existe un vacío de información que fue rellenado
posteriormente con hipótesis de distinto tipo. Se
sabe que concluían, después de toda la noche, con
cantos, danzas y el sacrifico de un toro y la ingesta
posterior de su carne previamente cocinada.
Finalmente, los Misterios eleusinos finalizarían con
un decreto del emperador Teodosio, que profesa-
ba el cristianismo, en el año 392 d.C., por el que
todos los templos y santuarios paganos debían ser
clausurados, aunque hay fuentes que apuntan que
sobrevivieron más tiempo, hasta que el caudillo
visigodo Alarico arrasó los territorios del Ática e
impuso el cristianismo arriano como único dogma
permitido.
CIVILIZACIONES

lo concibieron. Pero aquel no sería de que fue en ese momento son». Por la misma razón, en los
el fin del sufrimiento de nuestra cuando concibieron a Horus y rituales de embalsamamiento los
protagonista. En un descuido, no antes). A través de la magia intestinos del difunto se ponen
Seth robó el cuerpo de Osiris, lo devolvió la vida a su esposo; pero bajo el cuidado del mismo Anubis,
escondió y posteriormente des- no a la vida de los mortales, sino cuya imagen está pintada en el ja-
membró el mismo en 14 pedazos como rey de los muertos. Osiris, rro (vaso canopo) que los contiene
que esparció por distintos lugares resucitado por el amor y las artes tras la muerte.
de Egipto. 14 trozos que corres- mágicas de Isis, su hermana-es- En este mito fundacional, uno
ponden a los 14 días –medio ciclo posa, ascendió al cielo, incor- de los más célebres del pasado,
lunar– que necesita la Luna Nueva porándose al carro de Ra, tras se conjugan la vida, la muerte y
para convertirse en Luna Llena, delegar sus poderes en su hijo. la resurrección (tan importantes
vitales para Isis, símbolo lunar, Entonces Osiris pasó a ocupar en otras cosmogonías religiosas
como tantas deidades femeni- el trono del inframundo con todo como el propio cristianismo),
nas, reflejo, a su vez, de Osiris, poder y majestad en la llamada la fecundidad (capital entre las
símbolo solar. Sala de las Dos Verdades, donde deidades femeninas de todas las
Como hemos visto, la luna juzga las almas de los muertos. culturas) tanto de los hombres
tiene capital importancia en este Representación del Estas son pesadas en uno de como de la propia tierra, y los
y otros mitos, y la desaparición dios Horus, hijo de los platillos de la balanza, que ciclos solares y lunares, así como
y hallazgo de Osiris también se Osiris e Isis, que según controla Anubis; el otro lo ocupa cualidades tan humanas como el
hacían patentes en el menguar el mito fue concebido la pluma de la verdad de la diosa amor, la envidia o el espíritu de
y crecer del astro. Nuevamente de forma natural Ma’at –ver recuadro–, a cuyo venganza.
Plutarco fue quien escribió que gracias a la magia cargo se encuentran las leyes del Lo que distingue a los dioses
los años de vida de Osiris fueron que dominaba su Universo. Anubis es quien equili- de los hombres es la magia, sus
28 y que «el desmembramiento progenitora. bra la balanza cuando el corazón poderes sobrenaturales. Y si bien
de Osiris en catorce partes hace del difundo se pesa para decidir no podemos considerar a Isis una
alusión a los días en que el astro si el alma es digna de entrar a deidad oscura, no hay que olvidar
se desvanece, desde el plenilunio presencia de Osiris; él es el juez que era consorte del dios de los
hasta el novilunio». encargado de pesar porque, al muertos, y actuó de forma impla-
Isis, desconsolada, se entregó comer, «el chacal distingue con cable, terrible, en varias ocasio-
a la laboriosa tarea de encontrar exactitud los elementos capaces nes, como cuando sus alaridos y
los restos de su esposo muerto. de transformarse de los que no lo su mirada acabaron con la vida de
Contó con la ayuda de Anubis, el
dios chacal que pesa las almas
de los muertos en el Juicio y que
había sido concebido también
por Osiris, que una noche muy
oscura confundió a Neftis (esposa
a su vez de Seth) con Isis. Esta
también ayudaría a juntar las par-
tes perdidas del dios de dioses,
y Horus, que ya tenía la edad
apropiada, además de Thot, el
dios de la Luna y la sabiduría, que
tenía cabeza de ibis y podía tomar
la forma de un babuino.
Dondequiera que Isis encon-
traba un trozo de cuerpo de su
esposo/hermano, lo enterraba
con todo el ritual que merece un
dios, ritos que se celebrarían por
todo Egipto a partir de entonces.
En aquel macabro rompecabezas
faltó por encontrar una parte,
el pene, que según la tradición
fue devorado por tres peces: el
oxirrinco, el pargo y el lepidoto.
Pero Isis, que dominaba la magia,
moldeó un falo, colocándolo en su
justo lugar y copulando después
con Osiris (algunas versiones, que
se confunden en el transcurso de
milenios de sincretismo, hablan

38

los pequeños hijos de los reyes
de Biblos. Curiosamente, sobre
todo a partir de la época imperial,
el marido de Isis no será Osiris,
sino Serapis, aunque ambos son
prácticamente las dos caras de
una misma moneda.
ORÍGENES Y EVOLUCIÓN
La diosa Isis surge en el País del
Nilo a mediados del III milenio
a.C., fecha en que se la documen-
ta por primera vez. Los antiguos
egipcios la veneraban bajo el
nombre de Ast. Su nombre más
extendido proviene de Eset, «el
asiento», que alude tanto a su
estabilidad como al trono del
Egipto faraónico, ya que se la
consideraba la madre de todos los
faraones a través de su asociación
con Horus. Sus símbolos son el
escorpión (que la mantuvo a salvo
mientras se escondía), el milano,
un ave que le permitió devolver la
vida a su esposo, el trono vacío y
el sistro, un antiguo instrumento
musical.
Normalmente se la represen-
taba como madre, esposa y
protectora abnegada que ante-
El vínculo entre Isis y Osiris es una
de las fuerzas creativas de la vida,
porque juntos se convierten
en el alma del crecimiento
pone el interés de los demás al
suyo propio, pero tenía muchos
otros nombres dependiendo del
papel que desempeñaba en cada
momento: en el rol de diosa que
traía cada año la inundación del
Nilo para fertilizar la tierra era Sati,
y como diosa que creaba y pre-
servaba la vida era Ankhet. Con el
tiempo su popularidad alcanzaría
tan altas cotas que se llegó a
considerar que todos los dioses
del panteón egipcio eran simples
aspectos de Isis, y fue la única
deidad que todo el mundo adoró
en el país norteafricano.
Además de representar
el rol que se reservaba a
las mujeres en esta y otras
civilizaciones, la de esposa
y madre ejemplar, respon-
día también al prototipo de
deidad femenina matriarcal,
diosa madre con un serie de
atribuciones que rozan, en
ocasiones, la omnipotencia.
El vínculo entre Isis y Osiris es
una de las fuerzas creativas de la
vida, porque juntos son el alma
del crecimiento. Si él es la
inundación del Nilo, ella es la
CIVILIZACIONES
tierra que el Nilo cubre; los egip-
cios creían que «de esta unión»,
en palabras de Plutarco, «engen-
dran a Horus» (símbolo del cereal,
Estatua que la nueva vida).
representa a la Osiris, Isis y Horus se cono-
diosa Isis, que con cen como la Tríada de Abidos,
el tiempo alcanzó tal y reemplazaron con el tiempo a
popularidad que se la anteriormente célebre Tríada
llegó a considerar que tebana, formada por Amón, Mut y
todos los dioses del Jonsu. Hemos hecho alusión a su
panteón egipcio eran fuerte vinculación con la magia y
simples aspectos de lo sobrenatural, y en este sentido
esta deidad femenina. se la conocía como Urethekau, «la
gran magia» (nombre también de
la antigua personificación egipcia
de los poderes sobrenaturales),
y como Mut-Netjer, «madre de
los dioses». Isis es descrita en
algunos relatos e inscripciones
de maneras diversas: como una
mujer indigente, una anciana, una
mujer asolada por la muerte de su
esposo que va en su busca o una
madre que llora a su hijo perdido.
EL NOMBRE
SECRETO DE DIOS
Tenía también, como vimos, el
don de la magia, y acabaría con-
virtiéndose en una hechicera muy
poderosa a raíz de una argucia:
Seth, transformado en un alacrán
de dos colas, picó a Horus. Isis
entonces tomó la forma de
serpiente y picó a Ra, el dios de
dioses del panteón egipcio; según
estaba previsto, este acudió a
la deidad femenina para que lo
curara e Isis le hizo creer que para
ello necesitaba un poder similar al
suyo. Ra accedió y fue entonces
cuando el dios solar le reveló el
verdadero nombre del astro rey,
un dato que conllevaba un poder
mágico que permitió a Isis curar
del veneno a su hijo.
Como comentaba nuestro
admirado doctor Fernando Jimé-
nez del Oso en un libro espec-
tacular y profusamente docu-
mentado, Brujas. Las amantes
del diablo (Anaya, 1995): «Isis, la
esposa-madre, la mujer en sus
funciones esenciales, represen-
tará un papel secundario pero
fundamental: sin ella el drama
osiríaco no sería posible. Solo Isis
conoce el nombre secreto de Ra,
la clave que permite transformar
la voluntad en acción, el deseo
en realidad».
39
CIVILIZACIONES

Respecto a la palabra que Isis

arrancó a Ra, la más poderosa de
todas, cuenta Diodoro de Sicilia
que constituía el mayor de los
secretos, transmitido únicamente
a través de los ritos isíacos a los
iniciados, y que su conocimiento
proporcionaba la inmortalidad,
el mayor anhelo, por imposible,
codiciado por los mortales.
La Disputa o Juicio entre Horus
y Seth es una compilación de tex-
tos diversos del Imperio Nuevo;
durante la misma, que durarían
tres días y tres noches, Horus
perdió su ojo izquierdo y Seth un
testículo. Horus finalmente venció
a Seth y se lo entregó encade-
nado a Isis para que su madre
le diera muerte, pero la diosa lo
liberó. El dios halcón, muy enfada-
do con su progenitora, le cortó la
cabeza, pero Thot la sustituyó por
la de una vaca. Una dualidad que
vemos en numerosas deidades
del mundo antiguo: pueden ser
benévolas y heroicas, pero a su
vez terribles y sanguinarias, inclu-
so con los suyos.
Luego, Horus viajó al infra- El Juicio de Osiris.
talismánico. Según Anne Baring su santuario más importante:
mundo para despertar a Osiris, Podemos apreciar al
y Jules Cashford: «Cuando Osiris Behbeit El-Hagar. Con el tiempo,
«poner su alma en movimiento» dios chacal Anubis
revivía, el espíritu de la vida y sin embargo, su veneración se
y transmitirle las novedades de la manejando la
del crecimiento se despertaba y expandiría por todas las provincias
superficie. Le dio como obsequio balanza del Destino,
comenzaba el año nuevo». egipcias y fuera de sus fronte-
su ojo perdido, lo que devolvió donde corazones y
ras –ver recuadro–. El clero que
a Osiris/Padre la vida eterna y plumas decidirán
LUGARES DE CULTO Y FIN la servía estaba compuesto por
pasó a ser conocido como el ojo el Futuro Eterno del
DE UNA ERA hombres y mujeres y su culto
wedjat, el ojo de la eternidad, difunto.
El culto a su Isis comenzó en el consistía en erigir un templo
el «Completo», que protegía de delta del Nilo y allí precisamen- en su honor para que le sirviera
todo daño con un fuerte poder te se erigía como «casa terrenal», donde

OTRAS DEIDADES DEL PANTEÓN EGIPCIO

La diosa Maat (o Mayat) encarnaba el orden y
la justicia en el Antiguo Egipto. Hija del dios
solar Ra, era representada como una mujer
tocada con una pluma de avestruz y en ocasio-
nes como una deidad alada. Su principal obje-
tivo era mantener a raya las fuerzas caóticas
del universo, contribuyendo a que el orden,
capital para la mentalidad egipcia, fuese la
base esencial del mundo, pues los antiguos
egipcios no hacían distinciones entre la justi-
cia humana y la divina, lo que nos da una idea
de la importancia del más allá en su día a día.
Algunos consideraban a Maat la esposa de
Thot. A menudo se la representa insuflando
el hálito de vida en los faraones, para lo que
sostiene un ankh (la llave de la vida) contra
su nariz, infundiendo el aliento de vida sobre
el comienzo de las cosas. La pluma de Maat
se colocaba en la balanza de la
justicia para comparar su peso
con el del corazón del que había
muerto. Si el corazón era más
pesado que la pluma, la balanza
se inclinaba y el corazón caía a
las fauces abiertas del monstruo
con cabeza de cocodrilo, cuerpo
de hipopótamo (preñado) y
pies de león que había agaza-
pado debajo y que respondía al
nombre de Ta-Urt o Tueris, «la
Grande», curiosamente también
una deidad femenina, diosa
celeste conocida como «Señora
del Horizonte» y a la vez diosa
de la fertilidad y protectora de
las embarazadas.
Para Baring y Cashford, «de forma
comprensible ‘hazme ligero’ era
la súplica que se elevaba a Ra
(ligero como una pluma, podría-
mos decir). Si el difunto había
vivido verdaderamente ‘con
Maat en su corazón’, entonces
Thot lo llevaba ante Osiris, señor
del inframundo y de la vida eter-
na, detrás de quien estaba Isis y
Neftis».
Otra interesante diosa del
panteón egipcio es Sekhmet (o
Sejmet), con magnífica cabeza de
leona que porta el sol rodeado
por el ureo, precisamente repre-
sentación de otra diosa, Uadyet,
con forma de cobra erguida

«Solo Isis conoce el nombre
secreto de Ra, la clave que
permite transformar la
voluntad en acción, el
deseo en realidad»
que escupe fuego, como imagen de energía
poderosamente concentrada. Según implican
sus imágenes, la fuerza misma de su concen-
tración puede volverse destructiva si yerra el
blanco, donde nuevamente aflora esa duali-
dad de las divinidades femeninas: los reyes
más sanguinarios usaban a Sekhmet para jus-
tificar sus incursiones militares pero también
se la invocaba como sanadora, considerando
que del mismo modo que podía desencade-
nar la peste, podía curarla.
En la Trilogía de Menfis es la consorte de
Ptah, aquella que «da poder a la palabra
que el dios pronuncia desde su corazón». En
cambio, en Tebas se fundió con Mut, esposa
de Amón, lo que podemos observar en nume-
rosas estatuas a las puertas del templo de
Menfis.
una estatua que la representaba
era meticulosamente venerada
y cuidada por los sacerdotes y
sacerdotisas consagrados a ella.
El pueblo dejaba ofrendas y
realizaba plegarias en el interior
del templo, pero únicamente la
suma sacerdotisa (o su contrapar-
te masculina) podían entrar en el
sagrario donde se custodiaba la
estatua de la diosa. En este senti-
do, al igual que los Misterios eleu-
sinos, el culto a Isis está rodeado
de grandes secretos, convertido
en una religión misteriosa que
prometía los secretos de la vida
y la muerte para los iniciados,
pero de la que sabemos muy
poco porque los adeptos debían
realizar un juramento de confiden-
cialidad. Su obligación era guardar
el secreto.
Los escritores clásicos tardíos
hablan de una antigua tradición
en la que Isis recogía los miem-
bros dispersos de Osiris en un
serón de aventar (un aparejo de
esparto para separar el grano) y
precisamente en época romana
hay fuentes que hablan de que en
las procesiones de Isis se llevaba
un cesto, una costumbre extendi-
da por todo el Imperio.
Siguiendo el monumental
trabajo de Baring y Cashford, en
muchas otras de sus imágenes,
concretamente en Egipto, donde
nació, Isis se funde con muchas
otras diosas o se separa de ellas,
«como si el principio femenino
estuviera tan omnipresente
–inconcebible en su ausencia–
que pudiera llegar a manifestarse
en cualquier momento en cual-
quier personaje y bajo cualquier
nombre». En este sentido, en
alternancia con el trono, Isis
también porta sobre su cabeza
una corona con cuernos de vaca
y con el disco solar descansan-
do entre ellos, precisamente el
tocado representaba a la diosa
Hathor, madre simbólica de los
faraones, representantes terrena-
les de Horus y Ra.
Según las investigaciones
arqueológicas, la expansión del
culto a Isis (una diosa de la tierra
que acabaría por convertirse en
deidad del mar a través de su
difusión), partió del puerto de
Alejandría y gracias al comercio
CIVILIZACIONES
por el Mediterráneo logró asen-
tarse en distintos enclaves de la
Hélade, urbes como Atenas y el
Pireo, así como en el archipiélago
de las Cíclades en el Mar Egeo.
Se cree que Isis llegó a Roma
durante la dictadura de Sila, pues
se encuentran monedas acuña-
das con su efigie y un Collegium
Pastophorum establecido en la
ciudad eterna.
Tras algunos episodios de
rechazo a su culto por parte de
emperadores como Augusto o
Tiberio, durante la segunda mitad
del siglo II d.C. Isis y Serapis
entrarían dentro del panteón
romano como miembros de
pleno derecho, mientras que su
culto se fue abriendo paso por
los dominios del Imperio, como
en Baelo Claudia, en la actual
pedanía de Bolonia, en Tarifa
(Cádiz), y los restos del templo
isíaco (isco) excavado en la zona
son los mejores conservados de
la península ibérica.
Finalmente, se expandiría tam-
bién por toda la franja norte que
daba al océano Atlántico, inclui-
das las islas británicas. En la Galia
Aquitania, en Burdigala (la actual
Burdeos) apareció una estatuilla
de bronce que representaba a Isis
Fortuna, advocación en la que
se atribuía a la deidad femenina
la facultad para superar cuanto
los hados nos deparaban a los
pobres mortales.
En lo que fue la Galia Belgica
(partes del actual país belga,
Francia, Alemania, los Países
Bajos y Luxemburgo), a orillas
del Atlántico, también se han en-
contrado huellas de su presencia.
Pero, con independencia de cuál
fuese su grado de expansión,
pues al igual que otros aspectos
de la veneración a Isis y los cultos
egipcios, la presencia de estos en
torno al océano Atlántico conti-
núa siendo difícil de aclarar para
los investigadores, de lo que no
hay duda es de que, en última
instancia, esta poderosa deidad
terminaría siendo barrida del
mapa tras el fulgurante ascenso
del cristianismo, y con ello, se
perdió para siempre una forma
de entender el mundo, la religión
y la vida muy diferente de la que
conocemos.
41
LA DIOSA LUNAR DE LA HECHICERÍA Y LA MAGIA

LA DIOSA GRIEGA DE LA MAGIA

ES UNA DE LAS DIVINIDADES
MÁS FASCINANTES DEL PASADO.
MULTIFACÉTICA, POSEE UNA
DOBLE VERTIENTE, UNA
BENÉVOLA Y OTRA TERRIBLE, Y
TRAS SU VIAJE AL HADES SERÁ
LLAMADA «LA PORTADORA DE
ANTORCHAS», AQUELLA QUE
GUÍA A LAS ALMAS ENTRE DOS
MUNDOS.

n contra de la creencia más extendida,

E Hécate no fue una diosa originariamente

griega, sino que los estudios arrojan que su
culto se desarrolló en un primer momento en
Caria, en Asia Menor, propagándose posteriormente
por toda la Hélade y gozando de gran celebridad en
Tesalia (curiosamente, o no tanto, un emplazamiento
muy vinculado a las mujeres hechiceras). La primera
mención a ella la encontramos en el «Himno a Héca-
te», en la Teogonía de Hesíodo, en el siglo VIII a.C.,
quien señaló su origen como titánide (descendiente
de Asteria y Perses), aunque tradiciones posteriores
la emparentarían con Circe y Medea, hechiceras por
excelencia de la literatura griega.
Según el relato de Hesíodo, a la deidad femenina,
tras participar en la Titanomaquia –también lo haría
en la Gigantomaquia– que se saldó con la victoria
sobre los Titanes, Zeus le permite conservar sus an-
tiguos privilegios como señora del cielo, la tierra y el
mar. No fue una diosa del panteón olímpico, pero su
papel como intermediaria era esencial para obtener
el éxito en cualquier empresa humana relacionada
con sus poderes (lo que hacía que invocarla fuera
HISTORIA IGNORADA
muy tentador). Como Ishtar en
Mesopotamia, Hécate mostraba
una doble faceta (luminosa y
oscura a la vez): al ser una divini-
dad capaz de surcar la tierra, el
cielo, los mares y el inframundo
a placer, se le atribuyó el rol de
creadora y destructora, sanadora
y devoradora.
Al ayudar a Démeter en la
búsqueda de su hija Perséfone
(raptada por Hades) Hécate se
convierte en diosa del inframun-
do. La representación de este
mito, muy popular en Grecia, no
lo fue tanto en Roma, aunque su
función como mediadora entre
los vivos y los muertos fue de
gran importancia en el Bajo Im-
perio, donde se la consideró una
suerte de «canal» que permitía
la transmigración de las almas. A
causa de esto, se transformará
en la diosa de la necromancia,
apareciendo como parte de la
iconografía de varios cultos mis-
téricos, entre ellos principalmente
los de Serapis y Mitra, poseyendo
a su vez sus propios misterios y
Durante el Bajo Imperio romano
se conside a Hécate una suerte de
de «canal» que permitía la
transmigración de las almas
44
funciones oraculares. Adorada,
por tanto, por griegos y romanos,
el historiador británico Leo
Ruckbie señala en Witchcraft out
of the shadows: a complete his-
tory (2004) que los helenos tenían
dos días consagrados a ella (el 13
de agosto y el 30 de noviembre) y
los romanos le reservaban el día
29 de cada mes, lo que evidencia
su gran importancia en el mundo
clásico.
LA DIOSA DE
LAS TRES CARAS
Existe igualmente una dualidad en
su iconografía, y en sus represen-
taciones aparecen una Hécate
antropomórfica y otra tricéfala o
triforme, con una clara función
apotropaica, por lo que sería
conocida como «La Triple Diosa».
Algunos la representaban con
tres cuerpos yuxtapuestos y otros
únicamente con tres rostros,
pero siempre bajo el aspecto de
una mujer/madre, una anciana y
una joven. Era una deidad lunar
(como Inanna/Ishtar) y por ello se
Una Hécate tricéfala
que representa las
tres fases lunares:
Luna menguante,
Luna llena y
Luna creciente,
lo que equivalía
a la transición
del ser humano
por este mundo:
nacimiento,
juventud y vejez.

la simbolizaba con las tres fases
lunares: Luna menguante, Luna
llena y Luna creciente, lo que
equivalía a una representación de
la transición del ser humano por
este plano de la realidad: naci-
miento, juventud y vejez. En su
triple forma, aparece sosteniendo
las antorchas, sus atributos más
comunes.
Es curioso, casi paradójico
teniendo en cuenta su evolución
posterior, que en las fuentes más
antiguas no se hace mención
a Hécate como poseedora de
rasgo siniestro alguno que la
relacionara con la oscuridad o la
muerte. De hecho, su capacidad
protectora para con los demás
(tanto mortales como dioses)
está tan acentuada que parece
inverosímil que una diosa de tales
características pudiera ser más
tarde cómplice de nigromantes y
brujas que ejercían la magia con
fines ruines y destructivos. De
hecho, en los primeros tiempos
de su devoción, se la asociaba
con la protección en los partos
y el crecimiento de los niños.
Ello ha llevado a algunos historia-
dores incluso a barajar que nos
encontremos ante dos deidades
de origen diferente, debate que
sigue abierto.
Plutarco es el primero en
especificar la doble naturaleza de
Hécate, al tener influencia tanto
en el cielo como en la tierra. Su
poder y funciones se desarrollan
en el espacio intermedio del cos-
mos, y es allí donde Plutarco sitúa
a la Luna, porque el astro es el
hito físico entre ambos mundos.
En palabras de la investigadora
Nerea López Carrasco, «Hécate
vincula el mundo terrenal y el de
los dioses y custodia la frontera
entre los dos, motivo por el que
se asimila al dios egipcio Anubis».
A partir de autores como
Ovidio, Apolonio de Rodas o
Estacio, se convertirá en diosa de
la magia y de la noche, inclu-
yendo en su iconografía nuevos
atributos más siniestros, como
cuchillos y látigos, además de
tocados y coronas. Según los
himnos homéricos, del siglo VII
a.C., como ya señalamos Hécate
ayuda a Démeter a encontrar a
su hija Perséfone, guiándola entre
HISTORIA IGNORADA
SACRIFICIOS DE PERROS EN
LOOR DE LA DIVINIDAD
El perro, a diferencia de otras especies y de lo que
sucede en nuestros tiempos, era considerado en
la antigua Grecia un animal salvaje y terrible cuya
naturaleza no era totalmente pura, por lo que su
sacrificio no servía para honrar a los dioses del
Olimpo sino para invocar la protección de Hécate
en las encrucijadas y como elemento expiatorio
del mal.
El geógrafo heleno Pausanias Ático, citando a
Aristófanes, señala que el perro es un animal iras-
cible y lo colocaban junto a estatuas de la diosa
Hécate portadora de antorchas, uno de sus símbo-
los; un sacrificio, el de cachorros, como acto expia-
torio entre los atenienses que evoca la costumbre
de sacrificar un perro en loor de Enialio, el sangui-
nario dios de la guerra de los helenos, protector de
soldados y guerreros, al igual que la ceremonia de
purificación que tenía lugar en Beocia por la cual
las tropas del ejército pasaban entre las dos mita-
des de un perro cortado en canal.
El emperador y filósofo Flavio Claudio Juliano
(conocido como «el Apóstata») también conside-
raba al perro como animal sacrificial para Hécate
tanto por parte de los griegos como de los roma-
nos, y estos últimos, durante los Lupercalia, sacri-
ficaban a estos animales vinculados a la humani-
dad como símbolo enemigo del lobo. Se dejaban
sus cuerpos junto a los hekataia o en cuevas cuan-
do su ejecución estaba relacionada con los rituales
mistéricos de Hécate.
El sofista griego Euctenio alude en su paráfrasis de
los Theriaca de Nicandro a una cueva consagrada a
Hécate al norte de Samotracia donde se realizaban
sacrificios de cachorros de canes. También la rana
(un animal que se consideraba podía cruzar dos
elementos) estaba consagrada a ella. Como diosa
tricéfala, en los papiros mágicos de Heliópolis
aparece a veces con cabeza de animal, de perro (su
animal sagrado), caballo y de oso, y en ocasiones
con cabeza de perro, serpiente y león.
HISTORIA IGNORADA

la oscuridad, por los bosques y rendirle culto para que los guiara toria entre el mundo terrenal y
caminos más tenebrosos hasta la en su camino y pasó a ser «la el Hades subterráneo, de donde
entrada al inframundo y, finalmen- diosa de las encrucijadas», cuya podía hacerles entrar o salir.
te, será quien le brinde compañía prueba material más destacada La consagración de los
a la diosa de la primavera (Kore/ son los hekataia, pequeñas esta- hekataia consistía en la ofrenda
Perséfone) tras ser desposada tuillas consagradas a la diosa que de determinados alimentos que
por Hades y verse obligada a solían colocarse en los cruces de se colocaban junto a las esta-
volver al inframundo cada seis los caminos. Consistían en tres tuillas y que conformaban las
meses, mito claramente influen-
ciado por el relato mesopotámico
de Inanna/Ishtar-Dumuz/Tammuz
ESTRABÓN
El geógrafo e histo-
figuras femeninas representadas
de pie y unidas en torno a una co-
lumna central, cada una orientada
llamadas «cenas» de Hécate. Su
culto parecía estar bien asentado
en la sociedad, lo que evidencia
que analizamos en otro reportaje riador griego seña- en una dirección. Servían como el hecho de que los hekataia no
de estas «Historias del AÑO/ la en su Geografía elemento apotropaico (como las se colocaban únicamente en las
CERO». que había un conchas que Enki esparció por el encrucijadas, sino también en
Tras ese viaje como guía a templo consagra- Irkalla para rescatar a Ishtar de la las entradas de las casas, a las
Démeter por el inframundo do a Hécate en el muerte a manos de su hermana puertas de los palacios de los
griego, el Hades, la encontramos recinto del templo Ereshkigal) para los viajeros que reyes y de los templos o en los
directamente relacionada con de Artemisa, en encomendaban su seguridad puntos de acceso a las ciudades,
la oscuridad, las tinieblas y la Éfeso (Turquía). a la diosa para protegerse de pues estos puntos fronterizos,
muerte, y comienza a conocérse- los malvados espíritus que los aquellos que permiten la transi-
la como «la deidad que guía las griegos asociaban a lugares peli- ción de un espacio a otro, han
almas». En esta nueva faceta, se grosos, como las trifurcaciones. sido históricamente considerados
la suele representar con sus dos Como señora de los espíritus, la peligrosos, ya que se consideraba
antorchas características, acom- intervención de Hécate resultaba que los espíritus podían penetrar
pañada de perros negros (una capital al guiarlos en su trayec- la vida cotidiana en este plano de
suerte de guardianes protectores,
feroces y peligrosos, una jauría
que en algunas versiones del
mito es guiada por una hembra
canina). Su gran amistad con Per-
séfone nos muestra un carácter
ctónico (término que en la religión
griega hace referencia a los
dioses o espíritus del inframundo,
en oposición a las divinidades ce-
lestiales), que comienza a vincular
a la deidad con el inframundo,
del que, al ser la «portadora de
antorchas», puede salir y entrar a
voluntad.
También la vemos sostenien-
do una serpiente (símbolo lunar
que encontramos igualmente en
las representaciones de Inanna/
Ishtar en el Creciente fértil), evo-
cando la magia y siendo objeto
de rituales para la invocación de
espíritus, por lo que con el paso
de los siglos se la relacionará con
la brujería moderna. Tiene nu-
merosos significados que aluden
tanto a las bondades como a las
maldades de la noche, y dentro
de su universo, la Luna tiende
a relacionarla con los conjuros y
ritos mágicos nocturnos.

DEIDAD DE LA MAGIA Y
LA HECHICERÍA
En este sentido, el de la hechi-
cería, los viajeros de la antigua
Grecia comenzaron a adorarla y

46
 HISTORIA IGNORADA

la realidad. Una de sus funciones

primordiales era la de ser guar-
FIGURA CAPITAL DE diana y protectora, aunque su as-
pecto ritual-religioso aún plantea
LOS ORÁCULOS CALDEOS incógnitas. Otra de sus facetas
Las referencias (clásicas) más tardías a la diosa las encontramos en los más fascinantes y que más nos
oráculos caldeos, editados en la Alejandría grecorromana y datados interesan en estas «Historias del
en el siglo II d.C. Estos presentan a Hécate como alma y soberana del AÑO/CERO» es la de diosa de la
mundo, «madre fundadora». En la doctrina caldea, la tierra es el centro magia, donde muestra un carác-
geométrico del universo de siete esferas (ómphalos del sistema), y el
ter ambiguo (como la mayoría de
astro rey, el Sol (centro orgánico o vital) su corazón. Aquí, la figura de
deidades femeninas que analiza-
Hécate es capital al ser intermediaria «entre lo soberanamente tras-
cendente y el cosmos», ocupando la región hipercósmica, «que está
mos en estas mismas páginas),
sobre este mundo». En el Comentario de los Oráculos, de Miguel Pselo es decir, puede actuar como
(texto datado en el siglo XI de nuestra era), se afirma que: «Hécate es una diosa benévola que asiste y
la fuente de los ángeles, démones, almas y naturalezas. Hacen bajar favorece a quienes llevan a cabo
a menudo el alma en el mundo por causas múltiples, bien sea por pér- de forma concreta sus rituales
dida de alas, o por voluntad paterna para adornar el lote terrestre. En mágicos, pero la mayoría de los
su resumen de las doctrinas caldeas, señala: «Hécate llena todo de luz que realizan dichas prácticas
intelectiva y de vida». suelen hacerlo para causar mal a
En dichos oráculos la deidad femenina fue también asociada a un labe- un enemigo, provocar sufrimien-
rinto serpentino alrededor de una espiral que fue conocido como rueda to a una víctima (generalmente
de Hécate (Strophalos), cuyo simbolismo alude al poder de la serpiente una mujer, obligándola a acudir
para renacer (al mudar su piel), al Laberinto del Conocimiento a través a casa del solicitante) o enviar a
del cual la diosa guiaba a la Humanidad y también a «la llama de la una persona terribles visiones
propia vida». nocturnas por lo general en forma
de pesadillas durante el sueño.
Una diosa que beneficia a unos
(los magos que la invocan para
que les preste su ayuda) mien-
tras resulta dañina para aquellos
objeto de sus prácticas mágicas.
En este sentido, Hécate actúa
como una deidad intermedia, con
la potestad de enviar daimones
–espíritus de la condición huma-
na que personificaban estados
diversos de existencia y que
conformaban un concepto de la
religión y mitología griegas (serían
llamados genios por los romanos)
de difícil comprensión y a veces
malinterpretación posterior– del
mundo subterráneo al mundo
de los vivos para que cumplan
el cometido de la invocación. La
diosa es señora de los daimones
y puede hacerles entrar o salir del
Hades en el mundo subterráneo.
Por ello Hécate se convierte en
una de las divinidades principales
para magos y teúrgos, como
demuestran los oráculos caldeos.
Asimismo, se le consagraron
las almas de los difuntos en las
Se convertirá en diosa de estelas funerarias de Asia Menor
de época tardía, en torno al siglo
la magia y de la noche, III de nuestra era. Además, los
incluyendo nuevos textos de algunos autores revelan
que Hécate era temida por ser
atributos violentos: capaz de enviar visiones terribles
a los humanos.
cuchillos y látigos
47
HISTORIA IGNORADA

LIBACIONES Y SACRIFI-
CIOS DE ANIMALES
A Hécate se la honraba con
incienso, tortas y galletas, y
también con sacrificios con los
que se lustraban y coronaban sus
estatuas como al resto de los
dioses, pero también hay fuentes
que aluden a sacrificios concre-
tos de determinados animales:
Apolodoro (180 a.C. – 120 a.C.)
habla del uso de mújol, un pez
carnívoro y carroñero, así como
cachorros de perros como vícti-
mas sacrificiales para la diosa en
los rituales griegos de purifica-
ción, pues se creía que favorecían
los nacimientos y la crianza de los
hijos: tras los partos, se purificaba
el lugar donde se había producido
el alumbramiento. También se
realizaba la purificación de una
persona mediante un proceso
que consistía en frotar el cuer-
po del individuo impuro con un
cachorro.
Las estatuillas de Hécate, culto
muy asentado en la sociedad,
se colocaban en las encrucijadas
(una ofrenda de tipo apotropaico
que servía para alejar el mal de
quien lo consagraba), pero tam-
bién en las entradas de las casas,
a las puertas de los palacios de
los reyes o en los puntos de acce-
so de las ciudades.
Luego es muy singular la pre-
sencia del culto a Hécate en Egip-
to. Se cree que pudo ser introdu-
cida en el país de los faraones por
su afinidad con Isis, la diosa por
antonomasia del panteón egipcio,
esposa de Osiris y madre de
Horus, en una suerte de sincre-
tismo, ya que ambas son diosas
relacionadas con la Luna. Aunque
Strophalos
no se han encontrado pruebas
También llamado arqueológicas que lo confirmen,
Rueda de Hécate. según el historiador y filósofo
Un símbolo griego Hecateo de Abdera había
caracterizado un templo dedicado a Hécate cer-
por una estrella ca de Menfis. A su vez, Diodoro
hexagonal asoció este templo con el culto
rodeada por egipcio de los muertos y con el
un círculo viaje de ultratumba de las almas,
en el centro, afirmando que estaba situado en
un laberinto Egipto, «cerca de las puerta de
«trilateral» y un Cocito y las de Lete sujetas con
círculo exterior. cadenas de bronce».
Como señala Nerea López
Carrasco, «Hécate también
participaba en los Misterios de
Eleusis consagrados a Démeter
y Perséfone, mientras que a ella
se le dedican rituales mistéri-
cos en Samotracia, Frigios, ríos
Fasis y Halis, Egina y el istmo de
Corinto».
El único gran templo dedicado
a Hécate que ha llegado hasta
nuestros días es el de Lágina,
una ciudad-estado teocrática en
la que los cuidados y ritos a la
diosa eran llevados a cabo por
eunucos (varones castrados con

INVOCACIÓN A LA DIOSA

Luciano de Samósata (ca. 120-
180 d.C.) relata un episodio
mágico muy singular protagoni-
zado por Hécate: un mago hiper-
bóreo lleva a cabo un conjuro
de atracción erótica en el que la
deidad femenina es invocada.
El cliente del mago es Glaucias,
estudiante de filosofía y física,
heredero de una gran fortuna
tras la muerte de su padre
Alexideo. El joven se ha enamo-
rado de una muchacha llamada
Crisis y su maestro le lleva a visi-
tar al hechicero, del que se dice
que es capaz de volar y caminar
sobre el agua, especializado en
enviar hechizos amorosos en
los que invocaba espíritus y lla-
maba a los cadáveres estadizos
(elementos propios de la magia
erótica y de las maldiciones).
Además, exponía a la misma
Hécate a la vista de todos los
presentes y hacía descender a
Selene.
Tanto Luciano como Lucano
aluden al aspecto infernal de
Hécate, que no muestra a los
humanos porque lo camufla
en sus epifanías en la tierra.
Además, el hecho de hacer des-
cender a la Luna evoca a las bru-
jas tesalias y su habilidad para
atraer la Luna hacia la Tierra de
modo que esta ejerza una mayor
influencia sobre sus conjuros. El
mago espera a que la Luna esté
crecida, momento en el que se
creía que surtían mayor efecto
sus hechizos. Excava un
hoyo en un espacio de
la casa al descubierto
y a medianoche llama a
sus clientes e invoca al
recién fallecido padre de
Glaucias, quien tras hacer
acto de presencia termina
por dar el consentimiento
al enamoramiento de su

48

Hécate también participaba de los
Misterios de Eleusis, y le dedicaban sus
propios rituales mistéricos en
distintas regiones helenísticas
hijo. Después, el mago hiperbó-
reo hace que Hécate ascienda
desde los infiernos acompañada
de Cerbero, a la vez que obliga
a Selene a descender del cielo.
Mientras tanto, Hécate adopta
formas cambiantes: primero
forma de muchacha, luego de
buey precioso y después de
cachorro. Finalmente, el mago
modela un Amorcillo de barro y
le ordena que se marche y que
traiga a Crisis.
Un rato después se presenta en
su puerta con la joven, que se
Ruinas del antiguo
templo dedicado
a la diosa Hécate
en Lagina, la diosa
griega de la Luna y
posteriormente de la
magia, la brujería y
los fantasmas.
lanza a los brazos de Glaucias.
Concluido el acto mágico, Selene
regresa al cielo, a la vez que
desaparecen las otras aparicio-
nes y envían a Crisis de regreso
a su hogar al amanecer. Este
pasaje evidencia la importancia
ritual que se le rendía a la diosa
que protagoniza estas líneas, a
través de numerosos y variados
encantamientos, a pesar de
que la intención de Luciano es
ridiculizar con su tono satírico
la creencia supersticiosa en el
ámbito mágico.
HISTORIA IGNORADA
intención ritualística y mágica), y
que se hallaba en Estratonicea,
en Caria (actual Turquía), ciudad
de la que, según recoge Estrabón
en su Geografía, era patrona. En
el templo erigido en su honor, de
gran celebridad, se celebraban re-
uniones y festividades cada año.
Había igualmente un templo
consagrado a Hécate en el
recinto del templo de Artemisa,
en Éfeso (Turquía), cuya construc-
ción la inició el rey Creso de Lidia
(a quien volveremos a encontrar
en el artículo relacionado con los
oráculos en este número especial
monográfico), donde, siguiendo
a Estrabón, oficiaban sacerdotes
igualmente eunucos. En cuanto a
las mujeres, una de las principa-
les sacerdotisas de Hécate según
la mitología era Medea, que
aprendió los principios de la he-
chicería junto con su tía, la diosa y
maga Circe, siendo protagonista
de la célebre tragedia Medea de
Eurípides.
En la isla de Samotracia se
le rendía culto en la conocida
como Cueva de Cerinto, donde
a Hécate se la conocía como
Cerintia. Después su culto se
iría perdiendo o fusionando con
otras deidades en un sincretismo
que desdibujarías sus primeras
funciones, aunque en una fecha
tan alejada de la antigüedad
clásica como 1486 volvemos a
encontrar una mención a ella en
el abominable Malleus Malefica-
rum, el temible «martillo de bru-
jas» que iniciaría una persecución
sin cuartel de miles de mujeres
inocentes que serían ejecutadas,
la mayoría en la hoguera, al ser
consideradas una amenaza para
el status quo y el patriarcado
que simbolizaba el cristianismo
de aquellos siglos (que había
desdibujado por completo el
mensaje de su Mesías, Jesu-
cristo), un texto envenenado en
el que se decía que Hécate era
adorada por toda clase de brujas
como una suerte de «diosa de la
hechicería». En plena brujomanía,
se desvirtuaron sus antiguos atri-
butos y se vinculó a la diosa con
las «criaturas de las tinieblas»,
imagen que permanecería con
fuerza en el imaginario colectivo
hasta tiempos recientes.
49

LAS
PROFETISAS QUE
A LO LARGO DE LOS SIGLOS EL HOMBRE HA MOSTRADO UN
INUSITADO INTERÉS POR CONOCER LO QUE LE DEPARABA EL
FUTURO. EN LA ANTIGÜEDAD, LOS ENCARGADOS DE VATICINAR EL
PORVENIR ERAN LOS SACERDOTES Y PITIAS QUE INTERPRETABAN
LAS RESPUESTAS DE LOS ORÁCULOS. ALGUNOS PERMANECIERON
OCULTOS A OJOS DE LOS HOMBRES DURANTE SIGLOS.
ráculos como el de Delfos, el de Olimpia
O o el del oasis de Siwa, en Egipto, forman
parte del imaginario colectivo, centros de
saber de tiempos pretéritos en los que se
adivinaba el porvenir mediante oscuras artes de difícil
comprensión para el hombre moderno, lugares muy
alejados de la intencionalidad con la que hoy cualquie-
ra armado de una bola de cristal, incienso de colores,
un sombrero hortera y una línea telefónica puede
«leer» el futuro, desvirtuando artes milenarias como
la quiromancia o el Tarot y aconsejar al más incauto el
rumbo que debe tomar su desdichada vida.
Pero ¿en qué consistían esos oráculos? ¿Qué
había de cierto en las artes que desempeñaban los
sacerdotes y pitonisas que estaban a su cuidado?
¿Existió fraude? ¿Se adivinaba realmente el futuro?
Cuestiones de difícil respuesta que abordaremos a
continuación en un viaje por una época que duerme el
sueño del olvido, donde mujeres sagradas y deidades
femeninas tuvieron un papel preponderante borrado
más tarde de forma deliberada.
ÉFIRA, EL ORÁCULO DE LOS MUERTOS
Iniciamos nuestro periplo por uno de los más célebres
–y tétricos– oráculos de la antigüedad: el de Éfira, co-
nocido popularmente como «el oráculo de los muer-
tos». En 1958, el arqueólogo experto en la Grecia
clásica Sotoris Dakaris situó el lugar histórico donde
ORÁCULOS
Y SIBILAS
supuestamente se levantaba el oráculo, basándose
en textos clásicos de Homero y Heródoto. Según el
autor de la Ilíada, «la oscura morada del Hades» se
situaría en «los bosques consagrados a Perséfone»,
donde crecen «elevados álamos y estériles sauces»,
y donde «el Piriflegetón y el Cocito, que es un arroyo
tributario de la laguna Estigia, llevan sus aguas al
Aqueronte». El mito y la realidad se confundían; una
descripción topográfica que parecía corresponderse
con un lugar real. Al parecer, donde aún hoy el Pirigle-
fetón desemboca en el Cocito y este se vierte en el
Aqueronte, se corresponde con los restos de Éfira.
Allí, si hacemos caso de los textos clásicos, se hallaría
la entrada al Hades, al infierno de los griegos.
Sea como fuere, Dakaris se personó en el lugar,
donde se hallaban los restos de una pequeña iglesia
bizantina situada al lado de un cementerio, y comenzó
a excavar con el permiso de la Sociedad Arqueológica
de Grecia, que aceptó correr con los gastos. Entre
1958 y 1964, Dakaris exhumó todo un cementerio,
colocó una losa de hormigón armado debajo de la
pequeña iglesia bizantina y la socavó sin dañar la
capilla. En 1970 continuó con las excavaciones y dejó
al descubierto un rectángulo de 62 por 46 metros que
se correspondía –afirmaba– con el oráculo de Éfira.
Siguiendo relatos como el de la Odisea, el milena-
rio oráculo presentaba un aspecto confuso: largos
pasillos en cuyas paredes se abrían puertas estrechas
ADIVINACIÓN
que conducían a habitaciones
minúsculas, corredores que en
cualquier momento cambiaban de
dirección, como para confundir al
visitante, pasadizos laberínticos
que conducían a las habitaciones
de un santuario central sobre el
que en la actualidad se levanta
la iglesia… Dakaris descubrió un
foso de dos metros de profundi-
dad en el que hallaron los restos
de cuatro ventrudas vasijas de
barro de un diámetro que estaban
destinadas a contener los sacrifi-
cios con los que el consultante del
oráculo debía pagar para que se
realizase su deseo.
Un lugar que todavía hoy, a pe-
sar de la ruindad, sigue mantenien-
do un aura siniestra. En la entrada,
el consultante dejaba los sacrifi-
cios que ofrecía y debía pronunciar
la pregunta que quería plantear al
difunto, pues en este enclave eran
los difuntos los que «hablaban»,
de ahí que fuera conocido como el
oráculo de los muertos.
Delante de la entrada se halla-
ban las viviendas de los sacerdo-
tes y de las personas que acudían
Un emplazamiento que todavía
hoy, a pesar de la ruindad, sigue
manteniendo un aura siniestra
que envuelve su interior
52
al lugar. Una vez que el consultan-
te conseguía entrar, permanecería
sin ver la luz del sol nada menos
que veintinueve días, sin excep-
ción, confiándose ciegamente a
la guía de un sacerdote, sin saber
qué era lo que le esperaba.
Conduciendo y casi empujando
al visitante, el sacerdote recorría
con este un oscuro pasillo mien-
tras murmuraba sin interrupción
extrañas oraciones y letanías. A
la izquierda del pasillo, en una
estancia de apenas veinte metros
cuadrados, el consultante pasaba
los primeros días como si fueran
una única e interminable noche.
Al parecer, los consultantes del
oráculo recibían todo lo necesa-
rio para entrar en un estado que
favoreciera el trance, una especie
de sueño oratorio, pues Dakaris
y su equipo hallaron montones
de negruzcos pedazos de hachís
en el interior de las estancias. El
sueño oratorio era conocido por
los babilonios, los egipcios y por
supuesto los griegos, y Heródoto
cuenta que los zasamones tenían
también el don de la profecía: se
instalaban junto a la tumba de
sus antepasados para dormir allí
y recibir en sueños la revelación
del futuro. Asimismo, también el
sueño formaba parte del culto a
Isis y a Serapis y, según Diodoro,
tenía efectos de tipo curativo.
Volviendo al oráculo, los actos
mágicos, las misteriosas oracio-
nes y los relatos sugestivos sobre
SOTIRIS las almas de los difuntos que pro-
ferían los sacerdotes convertían al
DAKARIS
El arqueólogo
consultante del oráculo, despo-
jado de su voluntad, según Philip
Vandenberg, en un instrumento
griego descubrió de los religiosos, lo que hacía que
en 1958, estuviera predispuesto a interpre-
guiándose por tar sueños y a ver apariciones que
las descripciones casi seguro eran inexistentes.
de la Odisea, la Tras varios días entre la vigilia y
zona cercana al río el sueño, en trance, se presentaba
Aqueronte donde el sacerdote iluminado con una an-
se levantaba el torcha, semejante a una aparición,
Nekromanteion. blanco como se creía era el alma
de los muertos, murmurando
en voz muy baja, casi impercep-
tible y pidiendo al visitante que
le siguiera, dándole una piedra y
ordenándole que, una vez llegado
al largo corredor, la arrojara hacia
atrás en un gesto que alejaría de
 ADIVINACIÓN

PROFETISAS
DE UN TIEMPO
PERDIDO

El mito de la Sibila nació en Asia

Menor y de allí pasó a Grecia y
más tarde a Roma. La palabra pro-
cede del griego y su significado es
«consejo del dios». Las primeras
videntes oraculares que recibie-
ron ese nombre profetizaban en
santuarios naturales de origen
preindoeuropeo, bajo la influencia
de una deidad, originariamente,
según Pierre Grimal, una de la dio-
sas ctónicas de la tierra. Las profe-
cías siempre se manifestaban en
estado de trance y eran recogidas
por sacerdotes que asistían a las
consultas y transmitidas por escri-
to en hexámetros griegos de difícil
interpretación para los profanos.
Antes de que fuese fundado el
Santuario de Delfos, la tradición
más antigua asegura que hubo un
primer santuario consagrado a la
diosa Gea (madre Tierra) que pro-
tegía su hijo Python (un dragón
Restos del laberinto que existían en el interior del Nekromanteion y que salieron
o serpiente). Según la leyenda,
a la luz gracias a la tenacidad del griego Sotiris Dakaris. Debajo, representación del
juicio del inframundo en la mitología griega. Apolo dio muerte a Python y tomó
posesión del templo y el oráculo.
Al parecer, de aquel monstruo
viene el nombre de Pitia, la sacer-
dotisa y profetisa de su templo.
La fama que alcanzó la Sibila con-
virtió al oráculo en un fenómeno
que se extendió por todo el arco
mediterráneo de influencia griega,
y llegaron a existir hasta nueve
sibilas en época helenística, con
una más, la décima, en tiempos
romanos. Entre estos, la sibi-
la que más trascendió fue
la Sibila de Cumas, que
habitaba en una gruta y
cuyo santuario estuvo
en activo en torno a
los siglos VI y V a.C.
ADIVINACIÓN

su persona todo mal. Piedras que

han sido halladas por los arqueólo-
gos en grandes cantidades y que
demuestran la veracidad del rela-
to. En un extremo del corredor se
hallaba una habitación, aún más
pequeña que la primera, donde
el consultante proseguía con su
interminable letargo.
Al final del corredor, a la dere-
cha, se hallaba un laberinto que
Dakaris también encontró. Llega-
do a este punto, el consultante
olvidaría por completo cuanto
había dejado atrás. Diminutos
cuartos que estaban cerrados con
puertas guarnecidas de hierro que
no se abrían hasta que la anterior
no había sido cerrada, en medio
de un ambiente asfixiante que
bien podría recordar a los relatos
sobre el Hades. Los sacerdotes le
habían avisado de que, cuando hu-
biese atravesado el último umbral,
hallaría bajo sus pies la hirviente
morada del dios de los muertos,
Hades, y de Perséfone, su espo- En el suelo se abría un
sa. Se hallaba ante el mismísimo
reino de las sombras. agujero del tamaño de un
Entonces, en el suelo se abría
un agujero del tamaño de un sillar,
sillar, donde el consultante
donde el consultante debía verter
la sangre de los animales sacrifi-
vertía la sangre de los
cados que llevaba consigo en un animales sacrificados
jarro. Las almas de los muertos
debían beberla para recobrar su
conciencia y así poder revelar el y un crujido, mientras sonidos
futuro a aquel que les había hecho extraños llenaban la estancia. En
una pregunta. el extremo opuesto colgaba del te-
El «Hades» medía apenas 15 cho un enorme calderón de cuyo
m de largo y Sotoris Dakaris había borde sobresalía una mano…
conseguido sacarlo a la luz tras después podía verse otra y por
más de 2.000 años sin que ningún último la cabeza, un rostro pálido y
ser humano hubiese pisado su una figura extrañamente inhuma-
suelo sagrado. Aterrado, casi na que acababa manteniéndose
sumido en el delirio e incapaz de pie dentro del caldero. Para el
de distinguir entre el sueño y la consultante no podía ser otro que
realidad, el consultante, tras verter el difunto. La aparición comen-
la sangre del sacrificio, esperaba zaba a moverse y hablaba con
casi desvanecido el momento palabras mesuradas, mientras una
culmen: la aparición del «muerto» balaustrada impedía al visitante
que estaba deseando ver y que acercarse más a la aparición. Una
le aportaría luz sobre su futuro. Ya vez dada la respuesta –que no
habían pasado los veintinueve días siempre se ajustaba a los deseos
de rigor, y los sacerdotes proyec- del consultante– se escuchaba un
taban, con el humo y las antor- gran estruendo y el caldero volvía
chas, siluetas fantasmagóricas en a ponerse en marcha, se elevaba
las paredes de la sala, mientras y desaparecía en medio de una
proseguían su cántico. Vista aérea de las ruinas del Oráculo de Éfira, donde se puede densa nube de humo, mientas el
De repente, siguiendo el trabajo apreciar la iglesia bizantina que se levantó justo encima del canto monótono se extinguía, las
de Vandenberg y lo recopilado por lugar más sagrado del santuario heleno. antorchas se apagaban y la estan-
Dakaris, se podía oír un gemido cia quedaba en completo silencio.

54

Entonces, el visitante era cogido
del brazo y trasladado a lo largo de
los corredores hasta un peque-
ño cuarto donde era expuesto
a los procesos de purificación
obligatorios después de haber
«contactado» con los muertos.
Para Dakaris, todo era real, incluso
la aparición, pero se debía a una
ingeniosa escenificación de los
sacerdotes, un papel que es posi-
ble que interpretaran los mismos
religiosos, temerosos de que un
actor pudiera delatar el fraude.
Durante el tiempo que el consul-
tante permanecía incomunicado y
en trance, los sacerdotes parece
que sutilmente obtenían de él la
información concreta para que
después el «difunto» pudiera darle
una respuesta adecuada.
DELFOS, EL
OMBLIGO DEL MUNDO
Si hay un oráculo que haya tras-
pasado la barrera de los siglos,
ese es sin duda el de Delfos, el
misterioso «ombligo del mundo»,
el centro religioso de los griegos.
Su descubrimiento fue harto
complejo, pues apenas quedaba
rastro del oráculo y su enorme
complejo arqueológico. El redes-
cubrimiento de Delfos se produjo
trece siglos después de que la
Pitia pronunciase la última senten-
cia oracular. En la primavera de
1676, el científico inglés George
Wheeler y el investigador francés
Jacques Spon, desembarcaron en
la bahía de Itea, teniendo como
única referencia las descripciones
de los viajes de Pausanias, redac-
tadas casi mil quinientos años
antes. La primera noche, que pa-
saron en Anfisa, el tabernero del
lugar les habló de unas antiguas
ruinas sobre las que entonces se
elevaba el pueblo de Kastri. Una
vez allí, bajando la montaña, en el
desfiladero de Papadia, se encon-
traba un pequeño monasterio. El
ADIVINACIÓN
suelo de la iglesia estaba cubierto
de antiguas piedras talladas, en
algunas de las cuales se podían
apreciar caracteres del alfabe-
to griego. Wheeler consiguió
descifrar seis letras: D-E-L-F-O-I;
se hallaban ante lo que antigua-
mente había sido el mayor oráculo
conocido. Sin embargo, no se
realizaron excavaciones.
Pasados dos siglos y siguiendo
la pista de los pioneros, en 1840
el arqueólogo alemán Karl Otfried
Müller excavó en el lugar y des-
cubrió entre las casas del poblado
una parte del gran muro poligonal
del recinto del santuario. Empe-
zaron entonces los tratos para
trasladar a la población de Castri y
en 1881 hubo una convención en-
tre el gobierno griego y el francés,
muy interesado en los hallazgos,
para expropiar, trasladar y recons-
truir el nuevo emplazamiento, la
actual Delfí. Los ciudadanos se
quedaron sin su antiguo hogar
pero la humanidad redescubrió
uno de los enclaves más fascinan-
tes del mundo antiguo gracias a
una gran actividad arqueológica
dirigida por el jefe de la Escuela
Francesa de Arqueología de
Atenas, Théophile Homolle, que
desenterró parte de las antiguas
edificaciones y encontró numero-
sos tesoros y monumentos.
Yendo a lo que nos interesa,
cómo era el santuario en la anti-
güedad y qué ritos se practicaban
allí, el oráculo se trataba de un
Acceso al gran recinto sagrado dedicado
Nekromanteion, principalmente al dios Apolo,
en Éfira, donde se aunque también se rendía culto a
encontraba el Oráculo Atenea Pronaia y durante el siglo
de los Muertos V a.C. a Asclepio. El templo de
redescubierto Apolo, en el centro del enclave,
por el arqueólogo era el más imponente y relevante
Sotiris Dakaris. A la y a él acudían los griegos para
izquierda, exteriores preguntar a los dioses sobre cues-
del complejo tiones relevantes. Estaba situado
arqueológico. en el emplazamiento de lo que fue
la antigua ciudad de Delfos, al pie
del monte Parnaso, consagrado al
propio dios y a las musas, en me-
dio de las montañas de la Fócida.
LA SUMA SACERDOTISA
La Pitia o Pitonisa era un perso-
naje fundamental en el funcio-
namiento del oráculo. Se sabe
que la elección de este personaje
se hacía sin distinción de cla-
55
ADIVINACIÓN

ses, aunque a la candidata se le «con grandes tiritonas, desgre- de Lidia, quien, según Herodoto
pedía que su vida y costumbres ñada y arrojando espuma por la y Cicerón, envió una consulta al
hubiesen sido irreprochables. boca», eran unos gases tóxicos DELFOS oráculo antes de decidirse a inva-
El nombramiento era vitalicio e que emanaban de una grieta que dir el Imperio persa; el monarca
implicaba vivir para siempre en el se hallaba en el trípode sobre el quería saber si era un momento
santuario. Aunque la Pitia era una, que se sentaba, esto unido a la propicio para iniciar la ofensiva. El
en los momentos de mayor auge «masticación de hojas de laurel», RUINAS DE oráculo parece que le dijo: «Creso,
del oráculo fue necesario nombrar según recogieron autores como DELFOS, DONDE si cruzas el río Halys, destruirás
hasta tres para poder atender las Orígenes o san Juan Crisóstomo. SE ENCONTRABA un gran imperio». El soberano lidio
numerosas consultas. Sin embargo, hasta el día de hoy EL ORÁCULO MÁS interpretó que era una respuesta
Los consultantes se entrevista- no se ha podido demostrar que IMPORTANTE DE favorable a la invasión, creyendo
ban un día antes del oráculo con aquello fuera realmente así y que LA ANTIGÜEDAD que ese «gran imperio» que caería
la Pitia, y este se celebraba un los vaticinios de la sacerdotisa se Y EL ÓNFALOS, EL sería el de los persas, pero se
día al mes, concretamente el día debieran a un estado alterado de «OMBLIGO DEL equivocó: el oráculo se refería al
7, que se consideraba fecha del conciencia. MUNDO». suyo, y Lidia pasó a manos de sus
nacimiento de Apolo. Los consul- Una de las más célebres res- enemigos. Las respuestas de los
tantes, de todo el escalafón social, puestas –y supuesto acierto– del oráculos, no solo en Delfos, solían
debían en primer lugar ofrecer Oráculo de Delfos fue la dada a ser ambiguas y había que interpre-
un sacrificio en el altar situado Creso (560-546 a.C.), último rey tarlas en el sentido adecuado.
delante del templo, después pagar
las tasas correspondientes y por
último presentarse ante la Pitia y
realizar sus consultas.
Aunque el ritual permanece
rodeado de sombras, gracias a
los autores clásicos sabemos que
la Pitia se sentaba en un trípode
situado en el aditon, al fondo del
templo de Apolo Pitio. Lo más
sorprendente de Delfos es el
gran número de «aciertos» que
tuvo el oráculo y que lo hicieron
famoso no solo en su tiempo,
sino muchos siglos después de
su desaparición. Se sabe que la
Pitia entraba en trance, y según
autores cristianos que pretendían
desacreditar la creencia en este
reducto del paganismo (donde la
mujer tenía un papel preponde-
rante en el culto a los dioses que
el judeocristianismo borró), lo que
le hacía penetrar en un estado
de embriaguez y desesperación,

Gea (hoy conocida como Gaia),
cuyo significado literal es «tie-
rra», es la diosa primigenia que
personifica la Tierra en los mitos
griegos. Se trata de una deidad
primordial y ctónica (término
GEA, LA GRAN que hace referencia a los dioses
o espíritus del inframundo, o
DIOSA MADRE deidades telúricas) del panteón
helenístico, considerada la Madre
PRIMORDIAL Tierra, que en Roma equivaldría
a Terra o Tellus Mater. Es con-
siderada una de las deidades
primordiales (Gran Madre), que
brotó de forma espontánea, sin
que mediara algún tipo de acto
sexual: las Rapsodias órficas
señalan que se formó a partir del
lodo primordial que surgió de
Hydros, las aguas primordiales.
Para autores como James Mellaart
o Barbara Walker, Gea, como
diosa madre, es una evolución
de la Gran Madre del periodo
preindoeuropeo, una deidad que,
como la mayoría de las que inte-
gran este número especial, tenía
una doble vertiente: diosa de la
vida y la muerte, generosa pero
aterradora a la vez, que ya fuera
venerada en tiempos neolíticos
en Oriente próximo, Anatolia,
Malta y en las regiones etruscas.
Algunos estudiosos interpre-
tan que las diosas Démeter (la
«madre»), Perséfone (la «hija») y
Hécate (la «vieja»), según las con-
cebían los antiguos griegos, eran
tres aspectos de una Gran Diosa

56

anterior, que podría identificarse
con la titánida Rea (hija de Urano
y Gea) o con la propia Gea. En
1979, el médico y ambientalista
inglés James Lovelock se apropió
del nombre de la deidad para su
hipótesis de Gaia, base de los
movimientos new age, que afirma
que la presencia de vida en la
Tierra fomenta unas condiciones
adecuadas para el mantenimien-
to de la biosfera, teoría no muy
apreciada por los científicos.
En la terraza que se extendía justo
delante del Templo de Apolo
se hallaba el altar de los
sacrificios, y al lado el ónfalos
En cuanto al nombre de la Pitia,
que pasó a ser conocida universal-
mente como la Sibila, la tradición
cuenta que así se llamaba la pri-
mera de las pitonisas que realizó
sus servicios en Delfos, por lo
que el nombre se generalizó y re-
presentar esta profesión –célebre
fue también la llamada Sibila de
Cumas–; se creía que las sibilas
procedían de Asia y fueron las que
sustituyeron a las primeras Pitias.
Ya apuntamos que el primero
que recogía información sobre
cómo era en la antigüedad el
recinto sagrado fue Pausanias,
en el siglo II a.C., descripciones
confirmadas por las excavacio-
nes arqueológicas. No obstante,
Pausanias estaba muy influido por
las leyendas locales y la mitología,
y recogió en sus escritos que
los tres primeros templos del
complejo fueron construidos uno
con laurel, otro con cera de abeja
mezclada con plumas y el tercero
de bronce.
Al parecer, una cerca sagra-
da, cuyo nombre era períbola,
rodeaba todo el santuario. En la
esquina suroriental del complejo
comenzaba la vía sacra, que,
serpenteando, conducían hacia
la cima de la montaña dejando a
sus lados pequeñas edificaciones
conocidas como tesoros, peque-
ñas capillas donde se guardaban
los ricos exvotos y donaciones
de los consultantes –existían dis-
tintos complejos–; el consultante
también pasaba por delante del
estadio y diversos monumentos
de gran valor, muchos de ellos
donados por los grandes manda-
tarios que consultaron el oráculo.
En la terraza que se extendía
justo delante del Templo de
Apolo se hallaba el altar de los
sacrificios, y en el enclave sacro
se hallaba uno de los espacios
ADIVINACIÓN
más importantes para la cultura
helénica: el ónfalos, el ombligo del
mundo, una piedra en forma de
medio huevo –hallada durante las
excavaciones cerca del Templo
de Apolo–, que simbolizaba el
centro, el lugar donde empezaría
la creación del mundo. Según la
leyenda, en tiempos inmemoriales
Zeus mandó volar a dos águilas
desde dos puntos opuestos del
Universo, y estas, finalmente, se
encontraron en el lugar donde se
levantaba el ónfalos, al que ren-
dían culto todos los griegos que
visitaban el oráculo.
El declive del conjunto comenzó
en el siglo I a.C. y continuó hasta
el siglo III de nuestra era, per-
diendo prestigio y consultantes,
aunque los emperadores romanos
continuaron manteniendo una
regular correspondencia con el
oráculo. Como hiciera Alejandro
Magno con el Oráculo de Amón,
en Siwa (Egipto), el emperador
Adriano también visitó Delfos, y
en el lugar ordenó levantar una
espectacular estatua en honor de
su favorito Antínoo, quien había
muerto ahogado en el Nilo en
extrañas circunstancias. Después,
el enclave fue paulatinamente
destruido por las inclemencias del
tiempo y saqueado. En el siglo III,
godos, bastarnos y hérulos destru-
yeron algunas estatuas y el resto
se vino abajo tras el edicto del
emperador romano Teodosio, con
el que este, que había abrazado
con fervor el cristianismo, preten-
día acabar con todos los ídolos del
paganismo. El magnífico Oráculo
de Delfos, que en su día había
sido centro de peregrinación y el
núcleo del mundo clásico en el
arte de la adivinación del futuro,
cesó su actividad el año 390,
dejando enterrados numerosos
secretos acerca de la actividad de
57
ADIVINACIÓN
El propio Homero hablaría del Oráculo
de Dodona hasta en dos ocasiones,
otra de las fuentes de la que han
bebido los historiadores
sus sibilas, de las respuestas que,
como Dódona o Siwa, había dado
a grandes gobernantes, y un mis-
terio que, a día de hoy, continúa
siendo tan profundo como el
propio designio de lo que nos
espera a cada uno de nosotros.
DODONA, EL ORÁCULO DE
LA MADRE NATURALEZA
Después de Delfos, el Oráculo
de Dodona sería el segundo más
célebre de la antigüedad. Dodona
es un lugar que se halla a 80 km
al este de la isla de Corfú, en la
región de Epiro, cerca de la fron-
tera de Grecia y Albania. Fue un
santuario dedicado al dios Zeus y
a la Diosa Madre, la Naturaleza.
Una de las más valiosas
descripciones que poseen los
arqueólogos del milenario oráculo
fue la dejada por Heródoto: «Las
sacerdotisas de los dodonienses
cuentan que de Tebas, en Egipto,
partieron dos palomas negras; una
58
viajó hasta Libia, y la otra hasta
ellas; una vez allí, la paloma se
posó sobre un roble, y con voz
humana articuló que el destino
quería que se estableciera en
aquel lugar un oráculo de Júpiter;
los dodonienses, mirándola como
una mensajera de los dioses, obe-
decieron de inmediato. Cuentan
también que la paloma que voló
hasta Libia ordenó a los libios
construir el oráculo de Amón, que
es también un oráculo de Júpiter.
Esto es lo que me dijeron las sa-
cerdotisas de los dodonienses, de
las cuales la más vieja se llamaba
Preumenia, la siguiente, Timarete,
y la más joven, Nicandra. Su relato
fue confirmado por el resto de
dodoneos, ministros del templo».
Fue así como surgió el culto al
«Gran Roble», un árbol sagrado al
que se rendía devoción en honor
de Zeus Naios –Zeus residente–
y Dione Naia, su contrapartida
femenina. En el siglo V a.C. las
OTROS ORÁCULOS
DEL MUNDO ANTIGUO
En el mundo clásico fueron célebres el de la
ciudad enterrada de Dídimo, Claro; el oráculo
de los mil nombres; el oráculo de Olimpia, en
Elis, o el de Delos, en el Mar Egeo. De gran
importancia fue también el Oráculo de Amón
en el oasis de Siwa, en Egipto, consultado
por grandes mandatarios y reyes, entre ellos
Alejandro Magno. Pero no solo en Grecia y
Roma los centros de adivinación gozaron de
gran repercusión social. En toda Caldea y
Babilonia, donde se rindió culto a numerosas
deidades femeninas, algunas un tanto oscuras,
como Lilith o Ishtar, también fueron habituales;
en aquellos pueblos, al igual que en los de
Asiria, los encargados de predecir el futuro eran
los bele-beri o «señores de la adivinación», al
igual que en Roma se encargaban de esta tarea
los augures, quienes ocupaban un puesto ofi-
cial en la sociedad.
Tuvieron también importancia en Fenicia, en
relación con las deidades Baalzebub –Belcebú–
y Baalim. Y así en muchas partes del mundo
del pasado. Los antiguos pueblos germánicos
basaban la adivinación en la interpretación
de la escritura rúnica e incluso el pueblo
hebreo dio gran importancia a los augurios a
través del oráculo de la Torah conocido como
Goral –cuyo plural es Goralot–, que sería mal
traducido como «lotería». Existieron diferen-
tes Goral entre los judíos, como el Urim y los
Thummin, que eran interpretados por el sumo
sacerdote o Gadol Hakohen. También la tradi-
ción cabalística (que demonizaría la figura de
Lilith) ha dado gran relevancia a la adivinación
del futuro, a través del Oráculo del Pectoral
de 12 Piedras Preciosas, que al parecer emitía
sonidos y destellos de luz cuando daba su res-
puesta (al menos eso recoge la tradición). En la
actualidad, entre el pueblo hebreo es célebre
el oráculo cabalístico Goral Ahitofel, que consta
de 117 casillas que se corresponden con los 117
nombres de ángeles a los que se invoca para
pedir respuestas.

sacerdotisas serían tomadas por
adivinas y conocidas como las
Sellas. El propio Homero hablaría
del oráculo de Dodona en la Ilíada
hasta en dos ocasiones, otra de
las fuentes de la que han bebido
los historiadores posteriores.
Al parecer, las Sellas vaticinaban
el futuro de diversas formas: inter-
pretando la caída de las hojas del
roble sagrado, el ruido causado
por uno o varios recipientes de
bronce y puede que también el
vuelo de las aves –lo que se cono-
ce como ornitomancia–, en este
caso de las palomas. En el siglo IV
a.C. el ateniense Demón ofreció
una tradición paralela sobre el
oráculo: afirmaba que el santuario
estaba delimitado por un cerco de
calderos de bronce que estaban
dispuestos en trípodes y que,
cuando el viento los golpeaba, el
sonido que emitían por medio de
una cadena era el que debía ser
interpretado por las sacerdotisas.
Por su parte, Homero apuntaba
que, en relación con el simbolismo
de los árboles y el roble sagrado
del santuario, los sacerdotes y
sacerdotisas de Dodona no podían
lavarse los pies y debían dormir
en el suelo. Algunos cronistas
apuntan que en los primeros
tiempos, el oráculo ordenaba a los
consultantes sacrificar una víctima
al río Aqueloo cada vez que debía
contestar una pregunta, aunque
no existen vestigios arqueológicos
de ello.
La historia del santuario guarda
numerosos enigmas, y la arqueo-
logía no ha podido datar con exac-
titud su origen. En fecha reciente
se han encontrado restos de la
época micénica, de alrededor
del siglo XV a.C. El culto al Zeus
Dodoniano llegaría a Epiro con los
tesprotos en el conocido como
periodo Heládico reciente, en
torno al 1200 a.C., aunque parece
ser que existía un culto anterior
ADIVINACIÓN
dedicado a la diosa ctónica prehe-
lénica de la fertilidad y la abun-
dancia relacionada con las raíces
sagradas del «Gran Roble».
Hasta el siglo VI a.C., el santua-
rio gozaba de gran renombre y
era consultado regularmente por
los atenienses, que enviaban a
su consulta una embajada anual.
Plutarco cuenta cómo Agesilao
II (444-360 a.C.) rey de Esparta,
preguntó al oráculo sobre si sería
oportuno lanzar una gran ofensiva
contra los persas, mientras que
los espartanos viajaron también
a Dodona para que les realizaran
un vaticinio antes de la batalla
de Leuctra contra Tebas, en el
371. Las consultas parece que se
hacían en laminillas de plomo de
las que se han hallado bastantes
ejemplares en las excavaciones.
Después, Delfos suplantaría
progresivamente a este como
sede principal de los oráculos
del mundo heleno y en torno al
siglo IV a.C. el santuario parece
haberse reducido a un simple
templo en torno al Roble Sagrado,
hasta que recuperó su máximo
esplendor gracias al mandato de
Pirro –célebre por las guerras que
emprendió– en Epiro, entre el 297
y el 272 a.C., quien reconstruiría
casi todos los edificios de Dodo-
na, convirtiéndolo en una especie
de santuario nacional de Epiro:
reconstruyó el templo de Zeus,
el de Heracles y el de Temis, que
ganaron en espacio, y también los
Ruinas del edificios cívico: el Bouleuterion y
Oráculo de el Pritaneo, además de ordenar
Dodona, en Epiro, al construir el teatro para acoger
noroeste de Grecia. espectáculos dramáticos y musi-
Fue, tras Delfos, el cales que servían como acompa-
segundo centro de ñamiento de la fiesta de los Naia
adivinación más en honor de la tríada constituida
importante de la por Zeus, Dione y Temis, y que en
antigua Grecia. época romana sería reconvertido
en circo.
Tras la repentina muerte de Pirro
en Argos en el 272 a.C., se produ-
ciría el rápido declive del enclave,
que sería saqueado en diferentes
épocas y nuevamente reconstrui-
do. El santuario sería destruido en
el año 218 a.C. durante la guerra
con los etolios, aunque los ar-
queólogos creen que volvió a ser
restaurado. Un misterio más de
aquel tiempo pretérito que sigue
sin aclararse.
59
 EN LA ANTIGUA GRECIA
DEIDADES
VENGADORAS
Y MENSAJERAS DE LA MUERTE
EN LA COSMOGONÍA GRIEGA EXISTEN UNAS SINGULARES FIGURAS
QUE TRAEMOS A ESTAS «HISTORIAS DEL AÑO/CERO» TANTO POR SUS
CONDICIONES DE DEIDADES FEMENINAS COMO POR SU VÍNCULO CON LA
MÁS INSONDABLE OSCURIDAD.
n primer lugar tenemos las
E Erinias (llamadas Furias en
la mitología romana). Se
trata de fuerzas primitivas
más antiguas que los dioses olím-
picos, personificaciones femeni-
nas de la venganza que perseguían
de forma implacable a los respon-
sables de cometer determinados
delitos. También se las conocía
como Euménides (que significa en
griego antiguo «las benévolas»),
pero no tenían precisamente nada
de «benévolas»; se usaba esta an-
tífrasis precisamente para evitar su
ira que, según se creía, se desata-
ba si se pronunciaba su verdadero
nombre. Algunas fuentes señalan
que su número es indeterminado,
aunque el poeta Virgilio nombra a
tres de ellas: Alecto («la implaca-
ble»), encargada de castigar los
delitos morales; Megera («La Ce-
losa»), encargada de los delitos de
infidelidad, y Tisífone («la venga-
dora del asesinato») que castigaba
los delitos de sangre.
Cuenta el poeta y primer filósofo
griego Hesíodo que las Erinias/Eu-
ménides eran divinidades ctónicas
(deidades o espíritus del infra-
mundo); eran hijas de la sangre
derramada de Urano sobre Gea
después de que Cronos (su hijo)
lo castrase, por lo que nacieron en
un primer momento para vengar
el parricidio, aunque hay distintas
versiones del mito. Al castigar los
crímenes en el seno de la familia,
eran las encargadas de restablecer
el orden que había sido alterado.
UNA APARIENCIA
ESTREMECEDORA
En la antigua Grecia se las repre-
sentaba como homicidas deidades
vengadoras, genios femeninos con
serpientes negras enroscadas en
sus cabellos que además portaban
látigos y antorchas (como Hécate)
y de cuyos ojos, en lugar de lágri-
mas, brotaba sangre. Según se
recoge en las Metamorfosis: «Las
Sorores Genitae Nocte (Hermanas
nacidas de la noche) [Erinyes],
divinidades implacables, cargadas
de fatalidad… Se sentaban, cus-
todiando las puertas diamantinas
de la mazmorra, y peinaban las
serpientes negras que colgaban de
su cabello (…) Las serpientes, des-
prendidas, emitían silbidos; algu-
nas reptaban sobre sus hombros,
algunas, deslizándose alrededor de
su seno, vomitaban una baba de
veneno, moviendo sus lenguas y
silbando horriblemente…».
Se erigieron en una suerte de
«vengadoras del pasado»: se
ocupaban principalmente de los
homicidios, la conducta no filial,
las ofrendas contra los dioses y el
perjurio, la violación del respeto
debido a la vejez, la desobediencia
a los padres, la violación de la ley
de hospitalidad y «la conducta
impropia hacia los suplicantes».
De hecho, una víctima en
busca de justicia podía invocar
la maldición de las Erinias sobre
el criminal. La maldición más
poderosa era aquella que el padre
lanzaba sobre el hijo porque, como
señalamos, las Erinias tienen su
origen en el parricidio. El más
grave de los castigos que podían
infligir era la locura atormentadora
impuesta, por tanto, al/la parricida
o matricida. Los asesinos podían
sufrir enfermedades o dolencias
y la nación que les diera cobijo,
escasez, hambre y enfermedad.
No sirve ninguna oración, sacri-
ficio o derramamiento de lágrimas
para aplacarlas, y acuden a Dice
(personificación de la justicia en el
mundo humano) cuando un crimi-
nal se les escapa. Su ira solo podía
aplacarse con el ritual de purifica-
ción y la realización de alguna tarea
asignada para la expiación.
Moraban en el Érebo, nombre
de una región y también de la divi-
nidad homónima, un dios primor-
dial, personificación de la oscuri-
dad y la sombra (que llenaba todos
los rincones y agujeros del mundo
y que era hermano de Nix, ambos
hijos de Caos, el estado prístino
del cosmos anterior al resto de los
dioses y fuerzas elementales), de
MITOS Y LEYENDAS
LAS MOIRAS Y EL
DESTINO DE LOS
HOMBRES
Las Moiras, equivalentes a las Parcas romanas,
eras las tres deidades hermanas responsables
del destino de los humanos desde que nacían,
asignando la duración de sus vidas y el momen-
to de su muerte. Sus nombres eran Cloto (la
Hilandera), Láquesis (la que medía o asignaba) y
Átropos (la Rígida o la Inflexible) y el mito cuen-
ta que eran, como Némesis, hijas de Nix, y otra
versión posterior las convierte en progenie de
Zeus y Temis (diosa preolímpica que representa
la Ley y la Justicia). El filósofo y profeta griego
Epiménides (que vivió en el siglo VI a.C.), por su
parte, las hace hijas de Crono, al igual que las
Erinias y Afrodita.
Eran representadas enhebrando un hilo dorado,
que simbolizaba la vida de cada persona y su
destino. Una vez que esta llegaba a su ocaso,
cortaban el hilo: Cloto hilaba la hebra (nacimien-
to), Láquesis asignaba la duración del tiempo de
su vida y Átropos la cortaba en el momento de
su deceso –esta última elegía la forma en la que
moría cada hombre–. Eran solo las Morias las que
decidían el destino y ni siquiera los otros dioses
podían intervenir para salvar la vida ni a sus hijos
mortales ni a sus mortales predilectos. Hasta el
propio Zeus debía someterse a sus designios.
Aunque inspiraban a su vez un gran temor y res-
peto, eran reverenciadas y podían ser adoradas
como otras deidades. Por ejemplo, en Atenas
las novias ofrecían a las Morias mechones de
pelo y muchas mujeres hacían juramentos en su
nombre. Como hijas de Nix, eran hermanas de
las fuerzas tenebrosas del mundo (de nuevo la
ambivalencia de las deidades femeninas) que
incluían a la Culpa, la Angustia entristecedora, a
la citada Némesis y al Conflicto. Se las mostraba
como mujeres hieráticas, de aspecto severo y
con túnicas y, por lo general, con apariencia de
ancianas. De hecho, Shakespeare se inspiró en
ellas para dar forma a las tres brujas que apa-
recen en Macbeth e intervienen en el destino
del valeroso noble escocés que protagoniza la
inmortal tragedia.
donde salían para castigar a los
criminales vivos que pululaban por
la tierra. Otras versiones hablan
de que moraban en el Tártaro, un
profundo y oscuro abismo en el
centro de la Tierra que servía de
mazmorra de sufrimiento y prisión
para los titanes, poderosas dei-
dades que gobernaban antes de
Zeus. Mientras residían en dichas
regiones del inframundo, some-
tían a los condenados por diversos
delitos a torturas inimaginables y
eternas.
Se les ofrecían como sacrificios
ovejas negras y libaciones de
nêphália (un brebaje consistente
en miel mezclada con agua) y sus
objetos sagrados eran las tórtolas
blancas y las flores del narciso.
Sus mitos –y maldiciones– más
importantes son los relacionados
con Orestes y Edipo. En cuanto
a su culto, en la región helena
de Arcadia quedan los restos de
dos santuarios consagrados a las
Erinias: uno conocido como Ma-
niai, cuyo significado es «las que
vuelven loco», y otro no muy lejos
cuyo culto, según Pausanias, se
sincretizaba con el de las Cárites
(diosas del perdón).
OTRAS DIOSAS
DE LA VENGANZA
Había otras divinidades del
panteón griego que re-
presentaban conceptos
similares y en ocasio-
nes sus funciones se
solapaban con las
de las Erinias. Es
el caso de la diosa
Némesis. Al igual
que estas, era una
deidad primordial que no rendía
cuentas ante los dictámenes de
los dioses del Olimpo. Cuenta
la Teogonía de Hesíodo que fue
alumbrada por Nix (sin intermedia-
ción masculina), para «ser azote
de los mortales», aunque como
sucede con casi todos estos
personajes de la antigüedad cuyo
rastro se confunde con el paso
de los siglos, hay distintas teorías:
según recoge Gayo Julio Higino
en sus Fábulas (Fabulae), sus pro-
genitores fueron, efectivamente,
la Noche (Nix) y el Érebo (donde
moraban, como señalamos, las
Erinias). Pausanias, por su parte,
recoge que los atenienses «dicen
que el padre de la diosa está en
Ramnunte y es Océano». Y es
que Némesis era conocida tam-
bién como Ramnusia, «la diosa de
Ramnunte» (o Ramnonte) por el
santuario que tenía dicha deidad
en esta ciudad del Ática.
Era la diosa de la justicia retribu-
tiva, la venganza, y curiosamente
(de nuevo la ambivalencia), de
la solidaridad, el equilibrio y la
fortuna y su equivalente romano
era, con matices, la Envidia. Su
principal diferencia con la Erinias
es que no se ocupaba de castigar
las faltas cometidas contra otros
hombres, sino contra los dioses.
Se la representaba con una
diadema (o un velo que cubría
su rostro), portando una rama de
manzano en una mano y en la
otra una rueda. También adornaba
su corona una flor de narciso y
era representada con alas «para
expresar la rapidez con la que
atendía sus ruegos y funciones,
y como diosa de la venganza

iba armada de antorchas (como
Hécate), espadas y serpientes, al
igual que las Erinias. El origen de
su culto se encuentra en el temor
que sentían los antiguos helenos a
la cólera divina.
SERES FEMENINOS HÍBRI-
DOS Y MONSTRUOSOS
Precisamente las Erinias con las
que comenzamos este reportaje
solían ser comparadas, a causa de
su espantosa apariencia, con las
Gorgonas, las Grayas y las Arpías.
Las Gorgonas eran despiadados
monstruos femeninos que a su
vez, mostrando una dualidad, se
erigían en deidades protectoras
heredadas de conceptos religiosos
antiguos de tierras helenísticas.
Sus colmillos eran como los de las
serpientes y los expertos apuntan
a que podrían estar relacionados
con los conceptos griegos primi-
tivos utilizados en los Oráculos y
centros de adivinación.
Era tan inmenso su poder,
que la tradición afirma que aquel
que se atreviese a mirarlas a los
ojos quedaba inmediatamente
petrificado. Uno de los primeros
en referirse a ellas es Homero (a
finales del siglo IX o principios del
VIII a.C.), que en la Odisea habla
en singular y la describe como un
monstruo del Inframundo: «(…)
el pálido terror se apoderó de mí,
temiendo que la ilustre Persé-
fone no me enviases del Hades
la cabeza de Gorgona, horrendo
monstruo».
Pero muchos siglos después,
hacia el año 700 a.C., Hesíodo
hablará de tres Gorgonas: Esteno
(«Poderosa»), Euríale («que surge
lejos») y Medusa («Reina»). Sería
Ovidio, sin embargo, quien con-
vierta a Medusa en la más célebre
de todas ellas en sus Metamorfo-
sis, siendo esta la única que porta
serpientes en la cabeza en lugar
de cabellos a causa de una maldi-
ción lanzada por la diosa Atenea.
Más tarde Medusa aparecerá vin-
culada al mito de Perseo, siendo la
única de las tres Gorgonas que es
mortal: este la matará cortándole
la cabeza.
En la antigua Grecia era común
usar una Gorgoneion, una cabeza
de piedra, grabado o dibujo de una
Gorgona terrible como símbolo
apotropaico (defensa mágica y
sobrenatural). Según describe
Marjorie Reader en The Medusa
Reader (2003), con la intención
de alejar el mal, se colocaban en
suelos, muros, puertas, escudos,
corazas e incluso lápidas; también
en templos y cráteras de vino. Se-
gún la mitología griega, la sangre
recogida del lado izquierdo de una
Gorgona era un potente veneno
mortal, mientras que la del lado
derecho tenía la capacidad de
resucitar a los muertos.
Por su parte, las Arpías (Harpías
en latín, por lo que se aceptan
ambas grafías), eran seres mito-
lógicos griegos con apariencia de
bellas mujeres aladas que tenían
la misión de castigar (por orden de
Zeus) a Fineo, rey de Tracia, que
era ciego y gozaba del don de la
profecía y aparece en la saga de
los Argonautas: robaban continua-
mente su comida antes de que
este pudiera ingerirla.
Hesíodo, en su Teogonía, las
describe como «doncellas aladas
MITOS Y LEYENDAS
de adorables cabellos», hijas de
Electra y el dios marino Taumante
y hermanas de Iris, que vivían
en las islas Estrófades, en el mar
Egeo; afirma que volaban raudas,
conteniéndose los cielos con
los mismos vientos. Para este,
fusionaban lo bello con lo salvaje;
aunque como es habitual, hay
distintas versiones del mito e
interpretaciones que incluso se
contradicen con respecto a su
origen dependiendo de la fuente
que consultemos.
Con el tiempo fueron evolu-
cionando y oscureciendo sus
funciones: pasaron de robar
comida a corromperla con sus
excrementos, siendo difusoras
de la enfermedad y la inmundicia,
momento en que adquirieron su
De izquierda célebre aspecto monstruoso que
a derecha: llegaría hasta el medievo e incluso
representación de hasta nuestros días: genios malé-
una gorgona; las ficos con cuerpo de ave de rapiña,
Furias atormentando un rostro de mujer horripilante,
a Orestes y una orejas de oso y garras afiladas que
representación de arrostraban tempestades, pande-
Nix, la diosa griega mias y graves infortunios.
de la Noche. Uno de los responsables de la
transmisión de esta imagen fue
Esquilo, quien en Las Euménides
las presenta como seres mons-
truosos, oscuros y repugnantes,
de aliento fétido y apariencia
terrible, buitres hambrientos
que vuelan en círculo sobre los
animales moribundos. Curiosa-
mente, en ese doble papel que
se puede apreciar también en
otros seres mitológicos, ejercían
a su vez como instrumentos de la
justicia divina, pues según recoge
Homero en la Odisea, portaban a
los malhechores y asesinos ante
las Erinias. También trasladaban a
los muertos en su destino al más
allá; Virgilio las situará después
custodiando las puertas del
infierno.
Su figura acabaría por fundirse
en tradiciones posteriores con las
sirenas. Personificaciones de las
fuerzas destructivas del viento,
eran concebidas como daimones
que «vuelan y saquean», por lo
que eran, y con razón, muy temi-
das en la antigua Grecia, donde
las divinidades formaban parte
de la vida cotidiana en un sentido
profundo y complejo que hoy nos
es difícil de comprender.
63
 DIOSAS
NÓRDICAS
DE LA
OSCURIDAD
LA MITOLOGÍA NÓRDICA ES RICA TAMBIÉN EN DIVINIDADES OSCURAS,
ALGUNAS DE ELLAS FEMENINAS, A PESAR DE QUE YA HACIA EL AÑO 800 D.C.
LOS VIKINGOS MOSTRABAN EN SUS SAGAS Y EN SU COTIDIANIDAD UN PAPEL
PREPONDERANTE DEL SEXO MASCULINO. NO OBSTANTE, LAS MUJERES
GOZABAN DE UNA AUTONOMÍA Y TOMA DE DECISIONES IMPORTANTE.

RUNAS
na de las más veneradas fue Freyja o Freya sión es Hela, diosa de la muerte

U (del nórdico «la señora»). Hay bastante

incertidumbre en relación a su culto y
prácticas paganas, debido a que muchas
de las fuentes sobre su tradición religiosa en el norte
y centro de Europa hace más de un milenio fueron
del panteón nórdico que regenta
uno de los Nueve Mundos de su
cosmogonía, Helheim, el infra-
mundo (precisamente de dicho
lugar deriva la palabra inglesa
escritas mucho tiempo después. Era la diosa del hell, «infierno»). Una diosa con SÍMBOLOS
amor, la belleza y la fertilidad. En este sentido, la la ambivalencia habitual de las SAGRADOS QUE
gente la invocaba para obtener beneficios amorosos, deidades oscuras y nocturnas: CONFORMAN
para asistir en los partos (como a Ishtar en Babilonia posee una mitad de su cuerpo EL ALFABETO
o a Ilitía en la antigua Grecia) y también para que las –concretamente la derecha– de NÓRDICO Y QUE
estaciones, y con ello las cosechas, fueran favora- gran belleza y la otra, la izquierda, TIENEN PODERES
bles, así como para obtener riquezas. es estremecedora: similar a un ADIVINATORIOS.
No obstante, como buena deidad femenina, cadáver en descomposición que
mostraba también una faceta oscura: era la diosa de Portada de la desprende un olor nauseabundo,
la guerra y la muerte, así como de la magia y la pro- Edda prosaica una dualidad que alude al concep-
fecía. Odín recibía a la mitad de los muertos en com- o Edda menor, to de la muerte entre los vikingos,
bate (el mayor honor para un vikingo) en el Valhalla, del historiador y que la consideraban compuesta
mientras que la otra mitad era recibida por Freyja en jurista islandés de una parte hermosa y otra
su palacio Fólkvangr (del nórdico antiguo «campo del Snorri Sturluson, tenebrosa.
ejército»); estos espíritus de los guerreros (einherjar) manuscrito que vio De hecho, el mito cuenta que
llegaban a un salón conocido como Sessrúmnir. Otra la luz por primera cuando los dioses, incluido Odín
versión del mito (pues hay múltiples variaciones vez hacia el año (padre de todos ellos) la vieron
dependiendo de la época o la zona geográfica donde 1270. por vez primera, quedaron tan
se desarrollara: germanos, vikingos, eslavos…) espantados que la confinaron en
señala que mientras que los espíritus de los guerre- el citado Helheim, el rincón más
ros acudían al Valhalla, hasta el Sessrúmnir llegaban profundo y oscuro de los mun-
los de los bardos y artesanos; también parece ser dos, convirtiéndose en soberana
que se reunían allí los espíritus de los amantes que de los muertos, pero no de todos
habían sido separados a causa de la muerte. los difuntos, sino de aquellos que
habían fallecido sin honor, por en-
HELA, REINA DE LOS INFIERNOS fermedad o vejez, en sus lechos.
Otra de las figuras destacadas de aquella cosmovi- Según la mitología nórdica, la
APÓCRIFA

gloria solo se alcanzaba cuando
los guerreros morían en combate:
entonces iban al Valhalla.
Tan temido era el Helheim para
los vikingos que la mayoría pre-
fería suicidarse antes de acudir
a él: atravesarse con una lanza,
arrojarse por un desfiladero, lan-
zarse al mar o a un río para morir
ahogado o incluso ser quemado
vivo. En relación con su árbol ge-
nealógico, Hela era la menor de
los tres hijos que Loki tuvo con
la giganta Angrboda; los otros
dos eran Fenrir (un gigantesco
lobo de aspecto monstruoso) y
Jörmungandr (la Serpiente de
Midgard). El palacio de Hela en el
Helheim se conocía como Eliud
(«la miseria»), una morada rodea-
da de altas y fuertes rejas a cuya
puerta –conocida como Falanda
Forad, «el principio»– nacía una
de las raíces del fresno Yggdrasil
(el árbol de la vida o el fresno del
universo cuyas raíces mantienen
unidos los nueve mundos de la
cosmogonía nórdica); y los obje-
tos que la rodeaban no eran me-
nos siniestros: Hela descansaba
sobre un lecho llamado Keur («el
insomnio»), su mesa era Hungour
(«el hambre») y tenía dos criadas
llamadas Ganglate («el retraso») y
Gangleura («la pereza»). Portaba
además un cuchillo de nombre
Sultin («La Sed»). Como la mayo-
ría de deidades relevantes, a Hela
se le atribuye un papel (destino)
concreto en el Ragnarök, el desti-
no de los dioses.
Otra deidad fundamental es
Frigg, esposa de Odín, reina
de los AEsir (principales dioses
del panteón nórdico) y diosa del
cielo, la fertilidad (como Freyja), el
amor, la sabiduría doméstica, el
matrimonio y la maternidad –una
figura que comparte notables
rasgos con la diosa griega Hera–.
Según los Eddas, tiene el don de
la profecía, aunque Snorri Sturlu-
son, su autor entre los siglos XII
y XIII, señala que «nunca revela
lo que sabe». Muestra también
un lado tenebroso, pues participa
junto a su esposo en la Cacería
Salvaje, de la que ahora nos ocu-
paremos, y es la única que, con
Odín, tiene permitido sentarse en
el trono Hlidskjálf («el
asiento de honor»),
desde donde puede
ver los nueve mun-
dos de la cosmogonía
nórdica, uno de los cuales
es el Helheim.
Sus hijos son Baldr y
Hödr, y en ocasiones es
asistida por otra deidad femeni-
na, Eir, la diosa de las curaciones,
y sus ayudantes son Hlin (en
nórdico antiguo, «protectora»),
«encargada de proteger a los
hombres que Frigg quiere librar
de algún peligro», según la Edda
prosaica; Gna, la mensajera ce-
leste que cabalga a través del aire
a lomos del caballo Hofvarpnir
para transmitir los mensajes de
la diosa Frigg, y una divinidad
conocida como Fulla, que
Estatua que era la encargada de vestir con
representa a joyas a su señora, personificaba
Freya, diosa del la abundancia y tenía el don de
amor y la fertilidad, hacer que las mujeres se queda-
pero también de la sen embarazadas.
guerra y la muerte,
así como de la LA CACERÍA SALVAJE
magia y la profecía. En la mitología vikinga, Odín era
representado en ocasiones cabal-
gando por el aire sobre su corcel
de ocho patas a gran velocidad
en medio de la tormenta, acom-
pañado de un séquito de espíri-
tus incorpóreos sobre corceles
jadeantes con perros ladrando,
una procesión nocturna en la que
a veces, como hemos señalado,
participaba su esposa, Frigg.
Aquella turba guerrera sobrenatu-
ral era conocida como «la Cacería
Salvaje», una suerte de procesión
de ánimas a medianoche que con
sus particularidades es recogida
por los mitos de varios pueblos.
De hecho, con sus diferen-
cias con los cultos nórdicos,
en España adquiere
diversas formas y
nombres: la Hués-
peda o la Güestia en León, la
Genti de Muerti en las Hurdes,
Estantigua en Castilla (derivado
de Hoste Antica y Hestantigua)
y la célebre Santa Compaña del
folclore gallego. Todas ellas, por
lo general, presagian la muerte o
son portadoras de malos augu-
rios. De hecho, esa tradición en
parte se debe a una herencia
de origen céltico que en Irlanda
tiene su propia manifestación

CAMINO DEL INFIERNO

El acceso al Hel o Helheim (cono-
cido como Helway) es, según
las crónicas, horrible, dantesco
mucho antes de que se acuña-
se dicho adjetivo: encadena a
los seres humanos con inque-
brantables ligaduras mientras
«la angustia roe su corazón».
Cuando el hombre (léase vikingo,
germano, etc.) está moribundo,
cada noche las sirvientas de Hela
acuden a visitarlo, y ante sus ojos
se despliega la desasosegante
visión de una horrible y oscura
región, tomada por las brumas; llos que vivían en la blasfemia perpetua». En el Niflheim habita
y cuando está llegando su y la deshonra aunque hubiesen el dragón Nídhöggr (también
inexorable final, el desdichado muerto en la batalla. llamado Nidhogg o Nidhug) que
puede escuchar los chillidos de En nórdico antiguo su significa- se puede traducir como «el que
los goznes de la Puerta de Hel do es algo así como «Hogar de golpea lleno de odio», en alusión
(Helgate), que se abre la Niebla» y es el reino a que roe sin descanso una de
para recibirlo. de la oscuridad y las las raíces del Yggdrasil hasta la
Justo encima tinieblas que, según llegada de la batalla del fin del
del Helheim recoge John Grant mundo. Siguiendo el trabajo
se hallaba un en Los vikingos: citado de Grant, tras el Ragnarök,
lugar no mucho cultura y mitología Nídhöggr ocupará su tiempo
más acogedor, (Evergreen, 2008), (eterno) en atormentar a las
el Niflheim, a estaba envuelto almas que permanezcan en esta
donde iban aque- «por una niebla dimensión.

66

en los denominados Banshees,
espíritus femeninos que según la
mitología se aparecen a las perso-
nas para anunciar con sus llantos
y gritos la muerte de un familiar;
una suerte de «hadas verdes»
mensajeras de otro mundo o, en
otras interpretaciones, ángeles
caídos del folclore irlandés.
Volviendo a la Cacería Salvaje
nórdica, Jacob Grimm, uno de los
hermanos que dieron forma a los
inolvidables cuentos infantiles,
recogió en Deutsche Mythologie
(1835) alusiones a esa siniestra
partida de caza en la que un
grupo de cazadores fantasmales
y oscuros, a caballo y acompa-
ñados de perros furiosos, se
manifestaba a algún viajero en
una especie de montería celeste
de mal agüero. Aunque fascina-
do por el pasado germánico y el
paganismo interpretó mal algunas
señales y recogió los mitos pe-
cando de escaso academicismo,
fue Grimm quien bautizó dicha
procesión espectral como Wilde
Jagd («Caza Salvaje»).
Cuando las gentes oían el
rugido del viento, temerosas,
gritaban ruidosamente, para
evitar ser arrastradas por la
furiosa comitiva. Incluso, tras la
implantación del cristianismo, las
gentes del norte seguían temien-
do las tormentas. ¿Y qué cazaban
aquellos espectros? Dependien-
do de la saga nórdica a la que nos
remitamos, el trofeo podía ser un
caballo salvaje, un jabalí visionario
o las Doncellas del Musgo –Nin-
fas de la madera–, simbolizadas
por las hojas caídas en otoño.
FRIGG Y LA MUERTE DE BALDR
En distintos lugares de la vieja
Europa, era una forma alegórica
de explicar las tormentas. Se
encuentran mitos similares en
Polonia, Suiza, Inglaterra, Austria,
la propia España, Francia y en
algunos otros rincones. Ser testigo
de la Cacería Salvaje podía presa-
giar la muerte de un familiar o la
propia, pero también el anuncio
profético de alguna catástrofe,
ya fuera en forma de guerra o
de plaga, como la peste negra.
Los testigos podían optar por
arrojarse al suelo –y sentir sobre
sus atormentadas espaldas los
cascos de las monturas–, o bien
dejarse llevar por la partida, lo que
podía arrojarlos lejos de sus casas
o morir por la furiosa embestida
y convertirse en uno más de la
comitiva nocturna, algo relativa-
mente similar a la Santa Compaña
y sus luceros.
Con el paso de los siglos, en
algunas zonas como el norte de
Inglaterra el mito se fue modifi-
cando y los dioses nórdicos origi-
narios (como Wotan u Odín) fue-
ron dando paso a otras deidades o
héroes populares como el corsario
y azote de la flota hispánica sir
Francis Drake o el mismísimo
Rey Arturo en la Bretaña france-
sa. En otros rincones de Francia,
comandaba la cacería Carlomag-
no, acompañado de su fiel paladín
Roldán. La Cacería Salvaje fue
un mito de origen principalmente
nórdico que muy probablemente
se extendió –adquiriendo dife-
rentes formas y particularidades
dependiendo de la zona– con las
conquistas vikingas de Europa.
APÓCRIFA
Una de las historias más célebres en relación
a Frigg es la que incumbe los dos hijos que
tiene con Odín: Baldr (su predilecto) y Hödr,
que padecía ceguera. Después de que Baldr
tuviera una suerte de sueños proféticos
funestos, Frigg intentaría protegerlo de su
destino: la diosa recorrió los Nueve Mundos y
obligó a todas las cosas a prestar juramento
de que no harían daño a su hijo. Tal era su
invulnerabilidad, que los dioses reunidos
en la asamblea (Thing) lanzaban a Baldr
distintos objetos como entretenimiento. Sin
embargo, Loki tomó la apariencia de una
mujer y embaucó a Frigg preguntándole si
había olvidado
tomar juramento
a alguna cosa de
las distintas reali-
dades. La deidad,
confiada, dijo que,
«debido a su juven-
tud», no había
querido hacer jurar
al muérdago.
Tras conocer
aquello, Loki con-
feccionó un dardo
de muérdago y lo
colocó entre las
manos de Hödr,
quien hasta ese
momento no se
había unido al
juego debido a su ceguera. Loki, ocultando
deliberadamente su identidad, se ofreció a
guiar su mano y de esta forma, según narra
Sturluson en el capítulo 49 de Gylfaginning
(La visión o alucinación de Gylfi, primera
sección de la Edda menor), «ayudó a arrojar a
Hödr el dardo que dio muerte a Baldr».
Más tarde cuenta la leyenda que Odín envió a
uno de sus hijos, Hermódr, para negociar con
Hela el regreso de Baldr del inframundo a la
superficie. La deidad de los muertos aceptó,
pero puso una condición para ello: que abso-
lutamente todas las cosas que componían los
Nueve Mundos lo llorasen. Sin embargo, Loki
decidió ocultarse bajo la forma de una ancia-
na gigante dentro de una cueva y, violando
la orden, no le lloró, causa por la que Baldr
nunca pudo regresar a este mundo. Loki sería
castigado más tarde, según Sturluson, en
algún momento que conduce al fin del mundo
(Ragnarök), concretamente sería encadenado
a una roca con una serpiente venenosa pen-
diendo sobre su cabeza.
67
 EL CULTO ANDINO A LA MADRE TIERRA

PACHAMAMA
ES UNA DE LAS DEIDADES INCAS MÁS FASCINANTES, A LA Tras realizar dicha ofrenda,
repleta de significados tantos
QUE MILES DE DEVOTOS SIGUEN RINDIENDO CULTO. MADRE siglos después, los miembros de
DE LA NATURALEZA Y DADORA DE VIDA, PACHAMAMA la comunidad dan las gracias a
Pachamama por el buen tiempo,
TAMBIÉN ALBERGA OSCURIDAD EN SU CORAZÓN. el ganado y las cosechas anuales,
pidiendo a la deidad femenina
–que produce y engendra– que
les proteja también el siguiente
oy, más de cinco siglos agua o la toma de una acequia), año y les brinde abundancia.

H
Montículo de
después de la Conquista, en la tierra, que simboliza a la piedras levantado El día previo a la celebración
los pueblos andinos de boca de la Pachamama, y se sobre un hoyo en se conoce como «la llamada»,
América del Sur siguen introduce en el mismo una olla el suelo en el que jornada en la que se sahúman
celebrando, cada 1 de agosto, el de barro que contiene comida previamente se han los hogares, corrales y huertos
enterrado ofrendas
Día de la Pachamama, la diosa (frutas, semillas, cacahuetes y en forma de para alejar los malos espíritus,
inca de la fertilidad, la Madre Tie- parte de la comida preparada alimentos y otras además de herrar los caballos,
rra que protegió desde tiempos para la ocasión), hojas de coca, cosas. Una suerte marcar el ganado y señalar a
inmemoriales a las comunidades cigarrillos, diversas plantas me- de altar ceremonial las ovejas con lanas de colores.
indígenas cuyos cultos serían dicinales, bebidas fermentadas y en honor de la En las viviendas de la familia se
vistos como idolatría por la impor- algunos objetos hechos a mano. Pachamama. cocina la tijtincha, una comida
tada religión del dios único. A continuación, los oferentes tradicional andina elaborada a
Los pueblos se reunían –y lo entierran las ofrendas y colocan base de carne de vaca, choco,
siguen haciendo– para realizar sobre el lugar un montículo de habas y papas. Por la tarde se le
una serie de rituales milenarios piedras y flores en una suerte de ofrenda en un pozo todo lo que
transmitidos de forma generacio- altar ceremonial. Y es que el favor esta ha proporcionado, el ritual
nal (y en su mayor parte oralmen- y protección de la deidad tiene- que hemos descrito más arriba, y
te), basados en el «principio de un precio, el de ofrecerle parte la fiesta, entre cánticos y danzas,
reciprocidad», base de la cosmo- de lo que se recibe gracias a su se prolonga por la noche hasta el
visión andina: se da las gracias intercesión. amanecer.
a la Pachamama como la eterna
proveedora de la humanidad,
por su abundancia y generosi-
dad. Ese día, los miembros de la
comunidad deben devolver a la
Madre Tierra todo lo que esta les
ha dado en el tiempo en que la
Tierra da una vuelta completa al
Sol. Creen que así se mantiene el
equilibro entre los seres humanos
y la naturaleza, cuyo importante
vínculo con nuestra especie, que
en tiempos pretéritos vivía en co-
munión absoluta con esta, ha sido
prácticamente olvidado en Occi-
dente y en los países fuertemente
industrializados y tecnológicos.

RITOS MÁGICOS
DE FERTILIDAD
El ritual principal es el siguiente:
se cava un hoyo en el suelo (o
se aprovecha un pozo, un ojo de
RITOS PAGANOS

PRÁCTICAS MÁGICAS
QUE TRASPASAN
FRONTERAS

En los rituales aimara de Bolivia, los yatiri

(curanderos) humedecen el suelo, el día de su
festividad, con bebidas de carácter ritual, se
ofrenda comida y sangre de llama y se queman
las llamadas «mesas dulces» que, con diversas
formas, incluyen los llamados «misterios», una
pequeñas tablas de azúcar que representan
diversas imágenes, entre ellas, del Sol y la Luna;
también usan la planta medicinal wira k’oa,
incienso, resinas aromáticas (copal) y grasa
igualmente de llama, ofrendas que más tarde
bendicen con alcohol y deben quemarse hasta
quedar reducidas a cenizas.
En Chile, por su parte, se conoce la festividad
como Día de la Plata o Día de la Abundancia (del
aimara Qulqi Uru).
En Perú, en Cusco, se celebra por todo lo alto
La palabra «pacha» acabó por
la Fiesta de la Madre Tierra. Los chamanes que
entran en conexión con la Pachamama dicen que
representar la tierra generadora de
son capaces de comunicar con los dioses de la vida, símbolo de la fertilidad
naturaleza.
Y en Argentina, los rituales que se celebran en las
provincias de Jujuy y Salta consisten en ofrendas
formadas por comida cocinada, alcohol (vino y EL ORIGEN DE UN MITO andinos. La descripción en
cerveza), cigarrillos y otros elementos que se
Entre ciertas civilizaciones pre- los textos es la de una figura
introducen en una olla que luego se entierra,
colombinas la palabra «pacha» indígena de baja estatura, gran
según el procedimiento que hemos descrito.
Además, sin salir del país, los pueblos guaraníes
designó, en un principio, úni- cabeza y enormes pies que
tienen por costumbre ingerir una bebida com- camente un tiempo o edad del calzan ojotas (especie de sanda-
puesta de rama de ruda macho y caña, cuya fina- mundo (cosmos o universo con- lias), tocada con sombrero alón.
lidad es ahuyentar los males y conservar la salud. creto) para pasar después a sim- Su hogar está en los cerros, y,
En la misma nación argentina, la Pachamama bolizar algo mucho más amplio: como otras deidades de sexo
tiene incluso un museo, obra del artista plásti- a la misma tierra generadora de femenino, suele ir acompañada
co Héctor Cruz y creada en 1996 sobre la Ruta vida, símbolo de fertilidad, un de un perro, en este caso negro
Provincia 307, en el acceso a Amicha del Valle, elemento fuertemente asocia- y de gran ferocidad.
donde en una amplia superficie se exponen do a las divinidades femeninas Y como buena deidad femeni-
motivos religiosos, culturales y sociales de desde la prehistoria. na, tiene una doble vertiente: es
las diferentes tribus que habitaron el valle Pacha significa «universo», la diosa brindadora y la sanadora
Calchaquí; también se muestran simbologías «mundo», «tiempo» y «lugar», (se aparece a las gentes en los
mitológicas y grandes esculturas de dioses mile- entre otras concepciones de di- cerros y en las casas, dispuesta
narios hechas en cuarzo de distintos colores. fícil adaptación a nuestra visión a pasar un rato charlando), pero
del mundo, y Mama, «Madre» también es celosa y puede ser
(la Naturaleza). Así, la Pachama- rencorosa y vengativa con aquel
ma es la madre de los cerros que no le cae en gracia, envian-
y los hombres, la madre de los do truenos que preceden a la
frutos que multiplica el gana- tormenta. Protege especialmen-
do, a la que se conjura desde te a las vicuñas (un mamífero
hace siglos para frenar heladas que posee parentesco con las
y plagas y que otorga buena llamas), y aunque su templo es
suerte en la caza; también es in- la naturaleza en su totalidad, los
vocada mediante varios rituales montículos artificiales de pie-
para combatir enfermedades y dras que hemos señalado que
ayudar contra el apunamiento o le erigen a modo de ofrenda
«mal de altura», muy frecuente conforman los centros principa-
en las latitudes de los pueblos les de su culto en amplias zonas

70

MAMA QUILLA: LA DIOSA INCA DE LA LUNA
La contrapartida de la diosa
femenina de la tierra era Mama
Quilla, la diosa de la luna.
Hermana y esposa del dios sol
Inti, al que acompañaba en
igualdad de condiciones en la
corte celestial, era conocida
también como «Quille», «Illa»
o «Mama Illa». Representaba,
como digo, a la Luna, y era tam-
bién asociada a la magia y el
conocimiento.
Madre del firmamento, marcaba
las épocas de las cosechas y
fundamentalmente asumía la
protección de todas las mujeres;
eran estas precisamente las que
formaban el núcleo principal de
de Latinoamérica: las regiones
andinas de Colombia, Ecuador,
Perú, Bolivia, Chile y Argentina.
Dice la tradición que su mo-
rada está en un enclave mítico
conocido como Cerro Blanco
(Nevado de Cachi, en Argenti-
na), y cuentan que en la cumbre
hay un lago que rodea a una isla
habitada por un toro de astas
doradas que al bramar emite por
la boca nubes de tormenta.
La tradición señala que la
Pachamama es una diosa ham-
brienta, y como tal, si no se le
nutre con las correspondientes
ofrendas (el hueco donde se
dejan simboliza su voraz boca),
causa enfermedades, mostran-
do esa oscuridad de las diosas
que caracterizan estas «Histo-
rias del AÑO/CERO».
Por ello, su ritual central se
conoce como «la challa», el
Museo de la tributo, en el sentido de «dar de
Pachamama, en la comer y beber a la tierra». La
localidad tucumana ceremonia propiciatoria cono-
de Amaicha del cida como challaco abarca una
Valle. A la izquierda, compleja serie de pasos rituales
arriba, restos del que empiezan la víspera de
Quillarumiyoc, el su festividad y culminan al día
templo inca dedicado siguiente. Y es que además de
a la diosa de la Luna. dadora de vida, la Pachamama
simboliza la cultura, también
la idiosincrasia y los mitos y
sus acólitos, a la que mostraban centro cere-
un enorme fervor religioso, ya monial cono-
que como mujer (aunque divina) cido hasta la
comprendía mejor que nadie sus fecha en Perú
necesidades, anhelos y temores, dedicado en
dándoles protección y amparo. exclusiva a
Puesto que la plata era el metal la mujer, a lo
que se vinculaba a la luna, este femenino y su
material aparecía decorando sus vínculo espiritual
templos. Los incas la represen- con la Luna (Quilla),
taban como un disco y, a veces, está en el centro arqueo-
como un semicírculo de plata. lógico Quillarumiyoc, a 3.600
En el noveno mes del calendario metros sobre el nivel del mar, en
inca, Coya Raymi (que corres- la provincia de Anta, en Cuzco.
ponde a septiembre) se lleva Su nombre deriva de varias pala-
a cabo una celebración en su bras quechuas que significan
honor, una fiesta especial dedi- algo parecido a «el hogar de
cada solo a las mujeres. El único la roca de la Luna». Un centro
RITOS PAGANOS
cosmogonías de los distintos
pueblos que la adoran –ver
recuadro–. En este sentido,
cuenta la leyenda que cuando
la Pachamama era de «carne y
hueso», vívida y real, en tiem-
pos ancestrales, y visitaba a los
hombres, los feudos incaicos de
la deidad precolombina estaban
al oeste, mientras que al este se
asentaba el llamado reino de la
Paracuaria.
Es de gran importancia su
mensaje ecologista, muy ante-
rior a los movimientos verdes
de la sociedad de consumo cu-
yas advertencias, no obstante,
deberían ser escuchadas cada
vez con más atención, teniendo
en cuenta el delicado momento
que atraviesa nuestro planeta,
al que, contrariamente a las
enseñanzas de esta deidad que
lo representa, hace demasiado
tiempo que dejamos de cuidar,
y también de sentir.
Y su poderoso mensaje es
que somos soberbios al destruir
la naturaleza y, en un mundo
como el actual, fuertemente
desacralizado, que adoramos a
un falso ídolo: el consumismo,
práctica que contribuye a dañar
todavía más un planeta en esta-
do crítico.
arqueológico
formado por
terrazas,
canales,
áreas de cul-
tivo, aceras
y un ushnu
(construcción en
forma de pirámide
que usaba el Inca
para presidir las ceremo-
nias más importantes del año),
así como una pequeña cueva
en cuyo interior hay petroglifos.
También existe una enorme roca
que posee un grabado único:
una talla semicircular, en forma
de trono, dedicado a Quilla.
71
CREENCIAS
OTRAS DEIDADES
MESOAMERICANAS
os mitos de los pueblos
L que habitaron el centro
y el sur del continente
americano antes de la lle-
gada de los europeos son ricos
en divinidades femeninas que
presentaban esa doble naturale-
za benévola y terrible. Cada una
de las numerosas cosmogonías
de los pueblos precolombinos
es tan colosal y cautivadora que
necesitaríamos el monográfico
en su totalidad para siquiera
acercarnos a su superficie.
Ante la necesidad de economía
narrativa, repasaremos algunas
de sus deidades femeninas más
sorprendentes:
ITZPAPÁLOTL. En las mitologías
azteca, chichimeca y pipil es la
diosa de la muerte y la obsidia-
na. Patrona de los sacrificios
y regidora del Paraíso Terrenal
conocido como Tamoanchan, se
la representa como un esqueleto
de mujer, con piel extremada-
mente fina y oscura con alas de
mariposa –y cuchillas– que en
lugar de manos tiene garras de
jaguar y su naturaleza es muy
temida: según algunos mitos
es una de las deidades malévo-
las Tzitsimime que pretendían
evitar la puesta de sol y que se
alimentaban de carne humana.
Su leyenda comienza con su
aparición en la tierra, in-
visible a ojos humanos
gracias a la capa que
porta. Tras obtener
el mandato sobre
los chichimecas,
se convirtió
en una deidad venerada a la vez
que temida por sus guerreros.
Considerada la patrona de la
muerte y el inframundo, tam-
bién fue venerada como Madre
en la Guerra. En la cosmovisión
mexica, es algo más que una dei-
dad, pues en su figura se aúnan
elementos de la vida, la muerte y
la fertilidad.
COYOLXAUHQUI. Es la diosa que
para los mexicas explicaba la
aparición de la luna llena en el
firmamento. Mostraba también
ese principio violento y «devora-
dor» de muchas deidades lunares
femeninas. Cuenta el mito azteca
que la diosa de la luna nació
como líder celestial: era hija de
Coatlicue, la diosa de la fertili-
dad con falda de serpientes, y
encabezó a la hueste de dioses
que nacieron del seno de esta,
en total otros 400 hijos a los
que se conoce como «Centzon
Huitznáhuac» (y que explican en
la cosmovisión mexica la multi-
tud de estrellas que lucen cada
noche en el firmamento).
El mito narra que
Coyolxauhqui –que en náhuatl
significa «la adornada de cas-
cabeles»– organizó a toda la
hueste celestial para asesinar a
su propia madre. ¿El motivo de
la rebelión? La indignación que
sintieron cuando Coatlicue quedó
embarazada de Huitzilopochtli,
dios de la guerra del panteón
mexica, cuya concepción consi-
deraban deshonrosa: pensaban
que lo había engendrado con un
desconocido, cuando en realidad
quedó embarazada por una bola
de plumas que cayó del cielo y
guardó en su vientre. Cuando
Huitzilopochtli nació, lo hizo com-
pletamente armado, y el colibrí
zurdo (como se le conocía) se
enfrentó a su hermana con toda
su furia para evitar que matara a
su progenitora. Este finalmente
salió victorioso y, tras someter
a sus 400 hermanos, decapitó
a Coyolxauhqui y se comió su
corazón. Luego, pateó su cabeza,
que salió disparada hacia el cielo,
aventó el resto de su cuerpo
descuartizado montaña abajo, a
través de las ladera del cerro de
Coatepec, y condujo a los aztecas
hacia su nuevo hogar. Fue así
como la Luna (Coyolxauhqui) co-
menzó a brillar en su fulgor pálido
en el cielo.
Dicho mito fue representado en
el Templo Mayor del recinto cere-
monial de Tenochtitlan, capital del
imperio mexica. Además, la gran
pirámide truncada coronada con
el templo de Huitzilopochtli repre-
sentaba el Coatepec (salpicado de
cabezas pétreas de serpiente) y a
su pie yacía el monolito de
Coyoalxauhqui desmembrada.
Precisamente los sacrificios
humanos que se realizaban en
la cima (en ocasiones, de niños)
aludían a dicho mito, pues los
cuerpos de las víctimas sacrifi-
ciales, tras haberles arrancado
el corazón, rodaban hacia abajo
como lo hiciera al principio de los
tiempos el de la diosa lunar.
IXCHEL. Era la poderosa diosa
maya de la Luna. Su nombre
significa «la Blanca» y podía
dar vida a los seres humanos y
a la naturaleza; además, regía
el nacimiento de los bebés y
tenía capacidades curativas. Sin
embargo, también mostraba una
capacidad destructiva: enviaba a
la tierra inundaciones y tormentas
a modo de castigo. En esta faceta
oscura, se la representa rodeada
de símbolos de la muerte y la
destrucción, con una serpiente
enrollada en su cuello y la cabeza
adornada con huesos humanos,
así como pies en forma de garras
amenazadoras.
Era la esposa de Itzamná, dios
todopoderoso artífice del mundo
y al que se asocia con el Sol,
contrapartida de la Luna: juntos
tuvieron, según los mitos, 13 hi-
jos. A Ixchel se la asocia también
con la araña, cuya tela simboliza la
placenta: el arácnido creaba el hilo
de la vida, que alude al ombligo
umbilical. Era asimismo una diosa
oracular, cuyo templo principal se
hallaba en Dcuzamil, en la provin-
cia de Ecab, a donde acudían los
peregrinos/consultantes a bordo
de canoas. También se la adoraba las fases de la luna. Mostraba, ade-
en la punta sur de una isla en el más, una gran ambigüedad: era
que en ocasiones podía verse una de las deidades más adoradas
un espectacular arcoíris, otro de pero también de las más temidas.
los símbolos (naturales) de la Conocida como «la comedora de
deidad; un enclave que, tras ser suciedad», recibía dicho apelativo
descubierto por los españoles, porque aseguran que visitaba a la
fue bautizado como Isla Mujeres, gente a punto de morir. Mostraba
precisamente por las numerosas también las contradicciones de
estatuillas que se encontraron en algunos valores morales sobre la
honor a dicha diosa: la tradición feminidad en la sociedad azteca:
cuenta que cuando una mujer mientras provocaba el sufrimiento
daba a luz, las hechiceras que la a través de diversas enfermedades
veneraban acudían a la casa de la venéreas, también las curaba con
parturienta y depositaban bajo su la medicina; y aunque inspiraba
cama una pequeña representa- «desviaciones» sexuales –como
ción de Ixchel. las consideraban entonces– era ca-
paz de absolverlas. Patrona de los
XTABAY. Esta deidad maya, cono- médicos, la fertilidad y los partos,
cida también como Ix tab, era la era a su vez una deidad cruel que
esposa de Yum Kimil, nada menos podía provocar la locura.
que el Señor de los Muertos. Era, En los códices mexicas es
como tantas de nuestras prota- representada en ocasiones con la
gonistas, una diosa ambivalente, posición de dar a luz, pero también
que podía ser benefactora pero defecando, puesto que los peca-
también cruel y embaucadora. dos de lujuria eran simbolizados
Los mayas la consideraban la por los aztecas con excrementos.
«señora de la cuerda», llamada También aparece sosteniendo la
así por ser patrona de los suicidas conocida como «raíz del diablo»,
–en particular, los que morían por una planta que usaban para inten-
ahorcamiento–. En este senti- sificar los efectos de una bebida
do, su favor era positivo, pues, de origen prehispánico relacionada
contrariamente a la moral católica, con la lascivia conocida como
para los mayas el suicidio era, pulque (o aguamiel).
como para los samuráis nipones,
una forma honorable de morir.
Asimismo, se la consideraba una
deidad de los pecados carnales
y, como algunos yokai japoneses
o los súcubos de las leyendas
medievales occidentales, se solía
aparecer a los hombres para
seducirlos y después volverlos
locos. Una de sus representacio-
nes más celebres aparece en el
Código Dresde, donde la diosa es
representada con una soga que
cuelga del cielo y rodea su cuello,
mientras su rostro permanece
con los ojos cerrados, símbolo de
la muerte.
TLAZOLTÉOTL. Deidad mexica de
origen huasteco cuyo nombre
significa «diosa de la suciedad»,
pero que era realmente la diosa de
la pasión y la lujuria (los apetitos
carnales), y estaba relacionada con
 LA SECTA DE LOS ESTRANGULADORES
ADORADORES
DE
FUE UNA DE LAS ORGANIZACIONES CRIMINALES MÁS LETALES
DE LA HISTORIA. LOS ADORADORES DE KALI, CONOCIDOS COMO
LOS ESTRANGULADORES, ACABABAN CON LA VIDA DE SUS
VÍCTIMAS PARA OFRECERLAS EN SACRIFICIO A LA DIOSA DE LA
DESTRUCCIÓN, EN UNA ORGÍA DE SANGRE QUE DABA ORIGEN A
RITUALES DE FUERTE SIMBOLISMO.
a letanía se repetía al unísono mientras
L el olor a incienso impregnaba el templo,
mezclándose con el aroma dulzón de la
sangre humana. El viajero yacía en el suelo,
cubierto de pétalos de loto, mientras su rostro
permanecía tapado por una tela ricamente decorada.
Previamente estrangulado, su cuerpo era desmem-
brado por el sacerdote, el jemadar. Mientras, una
gigantesca efigie de color azul turquesa, con varios
brazos –cada uno portando un objeto o realizando un
símbolo preciso con los dedos–, coronada por una
abundante cabellera negra y una lengua viperina que
surgía de los labios de un rostro femenino de mirada
lasciva, presidía la escena, amenazadora, hierática.
Y parecía reír para sus adentros, satisfecha del culto
recibido.
Era Kali, la diosa de la destrucción del panteón hin-
dú, una suerte de Madre Universal, aunque de corte
algo siniestro, como otras tantas de las deidades
que protagonizan estas «Historias del Año/Cero»,
cuya ira pretendían calmar sus adoradores a base de
carne y sangre, durante los próximos mil años. Un
largo sueño que traería la paz entre generaciones
acostumbradas al crimen y la guerra. Los Estran-
guladores, como se hacían llamar sus prosélitos,
sembrarían el caos y la violencia en la India a lo largo
de dos siglos –o más, dependiendo de la fuente
consultada–, dejando un rastro de miles
de cadáveres sacrificados en loor de la
Diosa Madre de la Destrucción.
El culto a Kali se remonta varios
siglos atrás y hay que echar mano de
la mitología oriental para buscar su
origen, siendo una de las principales
diosas hindúes. Se pueden rastrear
distintos orígenes del personaje:
en las páginas del conocido como
Matsia-purana, se indica que surgió
como diosa tribal de la montaña en
la parte norte-central de la India,
en una región del monte llamado
entonces Kalanyar y hoy conocido
como Kalinjar, una teoría abierta a
controversia, a la que se suman dis-
tintas interpretaciones de los textos
sagrados.
La versión más extendida,
recogida en el compendio religioso
Markandeia purana –escrito entre
los años 300 y 600 de nuestra era–, que
toma la forma de un diálogo entre el
sabio Yaimini y el sabio Markandeia, con-
cretamente en el texto conocido como
Devi-mahatmya –o Chandi–, describe a
CULTOS

una diosa de hombre Kálika que

fue emanada de la frente de la
diosa Durga –designada como la
«inaccesible», asesina de demo-
nios– durante una batalla librada
entre las fuerzas demoníacas y
divinas, muy habituales en los
antiguos Puranas.
En tradiciones posteriores, la
diosa sería fuertemente ligada
a Shiva, uno de los dioses de la
Trimurti, la Trinidad hinduista. A
Kali se le atribuye una persona-
lidad salvaje e irrefrenable, im-
pulsiva, que Shiva se encargaría
de suavizar de distintas formas,
entre ellas desafiándola a bailar
el tandava –la danza tradicional
de la totalidad– hasta alcanzar un
estado de frenesí. La violencia
es inherente a esta diosa, de
una gran oscuridad, aunque en
relación a su figura se confunden
tantos mitos y leyendas que es
difícil separarlos. Por ejemplo, los
seguidores del tantrismo creían
que era esencial hacer frente a la
maldición que la acompañaba y al
terror de la muerte que represen-
taba. Para ello, la transformaron,
impulsando su aspecto maternal
en su implicación con Shiva. Por Diversos grabados que muestran a los Thugs realizando el estrangulamiento ritual y trasladando los cuerpos de sus
su parte, el shaktismo daría forma víctimas sacrificiales. Arriba a la derecha, varios miembros de la secta en una de las pocas fotografías que existen.
a la etapa final en el desarrollo de
la adoración a Kali, reconvirtién-
dola en la Gran Diosa Madre y
por lo general desposeyéndola de
toda violencia. SACRIFICIOS HUMANOS A KALI… EN LA ACTUALIDAD
LOS ESTRANGULADORES
Los adoradores de Kali tomarían
la forma de una sanguinaria so- Todavía hoy, en pleno siglo arbustos cercanos y el torso perviven creencias según
ciedad secreta que sería conocida XXI, existen casos aislados presentaba profundos cortes. las cuales «es posible atraer
como Thugs o los Estrangulado- de sacrificios en honor a Kali, En el lugar donde se halló el el favor de los dioses ofre-
res. La misma palabra, en indi, que parece que tienen poco cuerpo encontraron también ciéndoles vidas humanas».
significa «ladrón», aunque en que ver con los antiguos una estampa que representa- En abril de 2016 saltaba a
sánscrito alude a «ocultación», Thugs. Varias noticias vienen ba a Kali. los medios una escalofriante
a corroborarlo, aunque pare- Ese mismo año de 2010 se dio noticia: «Queman viva a una
lo que da una idea del sentido
cen más bien fruto de accio- a conocer el caso de un matri- familia acusada de brujería en
de dicha hermandad: una banda
nes de enajenados solitarios monio que, siguiendo las ins- la India». Cientos de personas
organizada de delincuentes cuyos que de sacrificios coordina- trucciones de un brujo local, armadas con palos y objetos
miembros vivían diseminados por dos. En abril de 2010 la poli- envenenó a cinco niños de su cortantes se presentaron en
distintos territorios de la India y cía india halló el cuerpo de un vecindario porque «pensaban el hogar de dicha familia,
trabajaban coordinados de mane- hombre decapitado junto a que de este modo tendrían en Lohardaga, rodeando la
ra soterrada. Robaban, torturaban un templo al norte de Calcuta, un hijo varón». También el misma y, tras encerrar a sus
y asesinaban siendo una de las según informaba entonces el mismo rotativo español infor- siete inquilinos en el inte-
organizaciones criminales más diario El Mundo: «El cadáver maba de que «hay registrados rior, prender fuego al lugar.
temidas entonces de Oriente. estaba rodeado de varillas casos de fanáticos adorado- Govadhan Bhagat, su esposa
Sin embargo, sus miembros no de incienso, guirnaldas de res de Kali que han llevado Mato Devi y su hija fallecie-
actuaban movidos únicamen- flores y cenizas, lo que según a cabo asesinatos, muchas ron en el acto, mientras que
te por la codicia o el afán de las autoridades apunta a un veces de mendigos, en su uno de los hijos tuvo que ser
enriquecimiento como las mafias asesinato ritual». La cabeza honor». En algunos lugares ingresado con quemaduras en
modernas, puesto que estaban se encontraba oculta en unos remotos de la India rural aún el 85 por ciento de su cuerpo

76
 CULTOS

Los Thugs eran conocidos por los

viajeros de la Ruta de la Seda por sus
tétricas ceremonias en honor
de la diosa de la destrucción

profundamente impregnados de Films Terence Fisher. Kali, reitero,

un fuerte sentimiento religioso.
Los Thugs eran conocidos en-
tre los hindúes y los viajeros que
frecuentaban la Ruta de la Seda
por sus tétricas ceremonias en
honor a la diosa Kali, consagran-
do a aquella a la que guardaban
devoción algunos de los bienes
robados a sus desdichadas víc-
timas, ceremonias que servirían
de inspiración a George Lucas y
Steven Spielberg para su exitosa
saga del doctor Jones –ver re-
cuadro–. No fue, sin embargo, la
primera película que se ocupó de
tan siniestra secta: antes lo hicie-
ron Gunga Din (1939), adaptación
del célebre poema de Rudyard
Kipling y Los estranguladores de
Bombay (1960), del maestro de
la productora británica Hammer
diosa de la destrucción y la muer-
te, era el ídolo que se hallaba
detrás de toda esta cosecha de
muerte y destrucción que sem-
bró el espanto en los corazones
de los viajeros europeos que
decidían aventurarse entre los
siglos XVIII y XIX en las remotas
regiones de la India. Aunque todo
indica que tan temida organiza-
ción acabó por desaparecer en
tiempos decimonónicos, se le
atribuyen miles de muertes.
Con un supuesto origen en la
Edad Media, que no obstante
permanece rodeado de claroscu-
ros, fueron una red de fraternida-
des secretas que operarían en la
India al menos hasta la década
de 1830. Según la tradición, los
Thugs creían que en tiempos

y los otros tres miembros le sucedió poco después a el Estado de Maharashtra–,

lograron ser rescatados por la
policía. Según el jefe policial
del distrito, Kartik S.: «Hubo
un rumor de que habían
secuestrado a un menor para
un sacrificio y a eso siguió el
ataque». Siguiendo lo que
recogía entonces El Mundo,
en los últimos 15 años (hasta
2016) más de 2.000 personas,
en su mayoría mujeres, han
sido asesinadas en la India
acusadas de brujería, según
datos recopilados por la
Oficina Nacional de Registros
de Delitos. En 2015, en el
Estado de Assam, 16 personas
fueron detenidas en relación
al asesinato de una mujer que
supuestamente practicaba
la magia negra, al igual que
cinco mujeres en la región
de Jharkhand, crímenes que
parecen ligados al culto a Kali
y al tantrismo, y en ocasio-
nes a los seguidores de los
Orkas o los Mudkatwa, que
llevaban a cabo sacrificios de
seres humanos –en ocasiones
niños– y animales, una ofren-
da a los dioses en la creencia
de que ayudarán en las bue-
nas cosechas o para proteger
a la comunidad de enferme-
dades o espíritus malignos,
aunque en la mayor parte de
los casos se trata de ajustes
de cuentas para arrebatar las
tierras a las familias.
Un año antes, en 2014, tuvo
lugar un espeluznante suceso
en la localidad de Wardha –en
en el centro de la India,
cuando un hombre secuestró,
asesinó y se comió a un niño
de nueve años durante un
ritual con la intención de con-
seguir «poderes especiales»:
estranguló al pequeño hasta
la muerte, después le extrajo
los ojos y los riñones y, tras
esconder el cadáver mutilado,
llevó los restos a un templo
hindú y los cocinó para luego
comérselos. Su intención,
dijo, era recuperar un tesoro
escondido. Tras ser detenido,
afirmó que «necesitaba ese
poder para enfrentarse a los
fantasmas que guardaban el
tesoro», según el comisario
de policía del distrito, Anil
Paraskar.
CULTOS

TRAS LOS PASOS

DEL TEMPLO
MALDITO

Aunque sin duda el tándem Lucas-Spielberg

tomó como referencia a la secta de los Thugs
–en la cinta llamados thuggee– para la segunda
entrega de su exitosa saga cinematográfica, lo
cierto es que se permitieron notables licencias
narrativas que poco tenían que ver con la rea-
lidad de estos implacables criminales. Indiana
Jones y sus acompañantes –el pequeño Tapón
y la artista de cabaret Willie Scott–, acuden al
siniestro y ficticio palacio de Pankot –inspira-
do en el Palacio de los Vientos de Jaipur– en
busca de las piedras robadas del santuario
de un poblado, las piedras de Shankara, las
Shivalingham, consideradas objetos sagrados
de gran poder en el hinduismo.
Una vez en Pankot tendrán lugar las muchas
desventuras de «Indi», entre ellas, presenciar
las ceremonias sacrificiales de los thuggee en la
caverna que horada el templo, presididas por el
sumo sacerdote del culto, Mola Ram. En la cinta
los esclavos están zombificados –se convierten
en seres sin alma al beber la sangre de Kali–,
algo que evidentemente no es cierto, a pesar de
que es posible que algunos Estranguladores se
ancestrales un demonio de sos entre los que se incluía el
sumieran en una suerte de éxtasis al cometer
sus crímenes en loor de su deidad. nombre Rukt Bij-dana devoraba a bendecir los picos empleados
Asimismo, Mola Ram arranca el corazón a sus los recién nacidos. Entonces Kali para enterrar los cuerpos de sus
víctimas, que continúan vivas antes de caer –que tenía una doble vertiente, víctimas: aunque mataban sin
en un foso de fuego, algo físicamente imposi- la sanguinaria y la honorable (una derramar sangre, luego desfi-
ble, al menos de la forma en que sucede en la dualidad casi siempre presente guraban los cadáveres para que
película, donde el pecho de la víctima se cierra en torno a las deidades feme- no fuesen identificados, para
como por arte de magia en medio de oscuras ninas de la oscuridad)–, intentó después abrirlos en canal y en-
letanías hacia un ídolo cadavérico siniestro a detenerlo, pero cada vez que terrarlos con las citadas piquetas
más no poder. derramaba una gota de sangre de previamente consagradas.
la bestia en cuestión, un nuevo La leyenda continúa afirman-
demonio aparecía en el acto, do que los dos seres humanos
quedando la deidad exhausta de creados del sudor de la diosa –los
la lucha contra estos seres del Hijos–, cumplieron con la misión
inframundo hindú. encomendada, convirtiéndose en
Así, paró para recuperar el los primeros Thugs, de los cuales
aliento y quitarse el sudor que creían descender los ladrones-es-
cubría su rostro cuando dos hom- tranguladores que luego tomaron
bres surgieron de las gotas que dicho nombre y que, en la línea
perlaban su frente. Entonces Kali de otros grupos mafiosos como
les ofreció un largo chal o pañuelo las Tríadas chinas, creían que
–rhumal–, que debían utilizar para matar era un acto sagrado, dando
estrangular a los demonios, un a sus crímenes un aura romántica
objeto de gran poder que debían que pretendía excusar lo execra-
legar a su primer descendiente ble de los mismos.
varón, que, ya adulto, debería Cuentan los autores estadou-
emprender la misma lucha contra nidenses Lois H. Gresh y Robert
aquellos seres homicidas. Weinberg que si alguien que no
Los Estranguladores mataban pertenecía al culto de Kali usaba
siguiendo antiguos ritos religio- el rhumal para estrangular, los dis-

cípulos de la diosa de la destruc-
ción del panteón hinduista debían
matarlo. Cada asesinato tomaba,
pues, la forma de un sacrificio a
Kali. Al parecer, los miembros de
la secta tenían la convicción de
que realizando dichos sacrificios
humanos mantendrían a su ídolo
tranquilo al menos durante un
milenio. Adquirido el rol de ven-
gadores sagrados, los Estrangu-
ladores no se consideraban unos
criminales, inmorales o malvados,
sino todo lo contrario: la deshonra
venía de no cumplir con su deber
religioso.
CRÍMENES
DE CARÁCTER RELIGIOSO
Los Thugs, a pesar de compartir
rasgos con otras sociedades
secretas, eran bien conocidos por
Trabajaban en cuadrillas de 10 a 20 hombres,
llegando a los 50 dependiendo del
momento histórico y del líder de la secta
los ciudadanos más ricos de la
India. No eran simples bandole-
ros. Los autores citados señalan
que «a menudo se hacían amigos
de sus ricas víctimas cuando
estas viajaban. No era sino
después de ganar la confianza
y amistad de estas cuando los
Thugs las estrangulaban, robaban
y enterraban».
Trabajaban en cuadrillas de 10 a
20 hombres, llegando a alcanzar
hasta los 50 miembros depen-
diendo del momento histórico y
del líder que encabezara la secta.
Tras ganarse la confianza de los
viajeros o peregrinos que marcha-
ban en caravanas, los sorpren-
dían ya caída la noche, mientras
estos, confiados, se hallaban
acampados: cogían a su víctima
y la estrangulaban rápidamente,
CULTOS
impidiendo que gritara, utilizando
el citado rhumal, clara alegoría del
Kala Bhairava, una de las encarna-
ciones de Shiva como avatar de
la destrucción.
Aunque la secta de los ado-
El Kalighat, en
Calcuta, en el
radores de Kali se haría mun-
estado de Bengala dialmente famosa con la citada
occidental. El película Indiana Jones y el Tem-
templo está plo Maldito, protagonizada por
consagrado a la Harrison Ford hace justo ahora
diosa Kali y en sus la friolera de 40 años, este culto
alrededores aún sangriento ya era conocido en
es habitual que se Occidente un siglo antes, no solo
realicen sacrificios gracias a los colonos británicos
de animales. En
tiempos de los
que narraban historias sobre el
Thugs, las víctimas mismo a numerosas audiencias
fueron humanas. de curiosos en su regreso a Lon-
dres, sino principalmente gracias
a la literatura, concretamente a un
bestseller de finales del XIX: en
su novela La vuelta al mundo en
80 días, el visionario Julio Verne
incluye una escena en la que una
mujer india es salvada por Phileas
Fogg, su criado Jean Passepar-
tout, un guía parsi y un militar
británico de morir en la hoguera
como ofrenda sacrificial organiza-
da por unos adoradores de Kali.
No fue la única referencia ni
sería la última: en la exitosa saga
Sandokán, Emilio Salgari pre-
sentaría a Kali como una deidad
salvaje, adorada por los asesinos
thags –o Thugs– en un tiempo en
el que eran fuertemente temidos
por los viajeros. El culto, según
se cree ya desaparecido, segui-
ría presente en gran parte de la
cultura popular del siglo XX.
Rastreando su origen histórico,
hallamos la primera mención
conocida a los Thugs en 1356,
en la Historia del Shah Firoz
–o Firuz– del pensador político
Ziauddin Barani. Hay teorías que
apuntan a un origen islámico,
habiendo nacido así entre siete
tribus musulmanas, aunque el
culto a la diosa hindú aleja dicha
hipótesis de la aceptación ge-
neral. Aunque parezca increíble,
a finales del siglo XVIII la secta
criminal contaba con alrededor de
un millón de adeptos, todos ellos
muy peligrosos, que sin embar-
go consideraban el asesinato
premeditado como un importante
deber religioso, lo que convertía
sus acciones, a sus ojos, en una
«honorable profesión». Como
79
CULTOS

buena organización clandestina
de ecos místicos, sus miembros
se identificaban entre sí con de-
terminados símbolos y hablaban
un argot propio, el Ramasi.
Al parecer, se entraba a formar
parte de la misma por herencia, y
era una organización disciplinada
y metódica, aunque no existía
discriminación entre sus miem-
bros: todos, ancianos, jóvenes,
enfermos o débiles, podían
formar parte de la red. Si debido a
la avanzada edad o a los estragos
de una enfermedad, un Thug
no podía dedicarse a cometer
crímenes rituales, se le destinaba
a labores de espionaje, dispersán-
dose eficaz e impunemente por
toda la India durante siglos.
Se les ha llegado a atribuir más
de dos millones de muertes,
aunque la fuente más fiable es
la del historiador británico Mike
Dash, que habla de unas cincuen-
ta mil, pues afirma que existieron
durante tan solo 150 años hasta
su erradicación, echando por
tierra las teorías que rastrean sus
raíces hasta el medievo.
ACORRALADOS POR LA
JUSTICIA BRITÁNICA
En 1871 se dictó el Acta de tribus
A lo largo de más de una década, Sleeman y sus
hombres detuvieron a cerca de un millón de
Thugs, ejecutando a miles de ellos
criminales y alrededor de 1879
el culto thug parece que se había
extinguido. Aunque dicha ley se
derogó con la independencia
del país de la Corona británica,
el concepto sigue presente hoy
en la India, donde los casos de
sacrificios humanos y animales
en honor a Khali siguen brin-
dando titulares a la prensa –ver
recuadro–.
Dejando a un lado la ficción,
que siempre tiende a distorsionar
la realidad histórica con excesos
imaginativos, lo cierto es que
los Thugs comenzaron a ser
conocidos fuera de su hermético
entorno gracias al testimonio del
oficial del Ejército británico sir
William Henry Sleeman, desti-
nado en Bengala. En 1822, de
manos del gobernador general
Lord Bentinck, recibió el encargo
de erradicar la temida secta thug
de todo el territorio de la India,
tras haber sido el primer
oficial que probó que
los adoradores de Kali
habían cometido asesi-
natos en masa por todo
el país.
Utilizando un
mapa, el oficial
británico señaló los
La obra The Yellow lugares conocidos en los que
Scarf, que narra habían tenido lugar crímenes per-
la historia de sir petrados por la secta, así como la
William Henry fecha en que tuvieron lugar. Tras
Sleeman, el oficial
una minuciosa labor de recopila-
británico que se
encargaría de per- ción, Sleeman pudo prever dónde
seguir y acorralar a atacarían a su próxima víctima.
los Thugs en el siglo De esta forma, el militar podía
XIX por orden de la enviar a un grupo de sus agen-
Corona británica en tes al lugar y, si estos veían en
territorio hindú. la zona a gente sospechosa, se
enviaba a un segundo grupo de
agentes, por lo general vestidos
como ricos comerciantes, que
servirían de cebo a los miembros
de la organización delictiva.
En un periodo de alrededor
de una década, Sleeman y sus
agentes detuvieron a cerca de
un millar de Thugs. Sometidos
casi con seguridad a una brutal
tortura en un tiempo muy anterior
a la Convención de Ginebra, un
centenar de ellos confesaron,
señalizando las escenas del
crimen y brindando otras in-
formaciones de vital impor-
tancia para la desarticula-
ción del sanguinario grupo.
Entonces se produjo una
auténtica caza de brujas
por la que el resto de los
adoradores de Kali fue-
ron ahorcados o encerra-
dos de por vida. Justo
antes de ser ejecutados,
algunos de los Thugs, fieles a
sus tradiciones ancestrales y a su
rol de «cazadores de demonios»,
pidieron llevar consigo, alrededor
del cuello que en breve acariciaría
la soga, sus propios chales. Un
final anunciado desde tiempo
atrás que facilitó el tránsito de los
viajeros y puso a buen recaudo el
oro de los mercaderes.

EL CULTO ACTUAL
A LA DIOSA HINDÚ
ASESINO IMPLACABLE En la actualidad ya no se mata a
El más célebre de los líderes de la secta, y también uno de los más sangui- seres humanos en su honor, o
narios, fue Thug Behram (1765-1840), al que se atribuyen hasta 931 asesi- quizá sí –ver recuadro–, pero lo
natos cometidos entre 1790 y 1830, aunque todo señala que estos crímenes
cierto es que este culto pervive
fueron cometidos por la cuadrilla a sus órdenes y que personalmente él
en diferentes formas entre los
«solo» habría quitado la vida a 125 personas, cifra nada despreciable.
Quien recogió su historia fue el oficial de la Compañía Británica de las
hindúes. La diosa es la santa
Indias Orientales James Paton, que trabajaba para el Departamento Thugs patrona de la importante ciudad
y Dacoitis y escribió un documento manuscrito sobre los Estranguladores en india de Calcuta, en el estado de
1830. Thug Behram probó de su propia medicina en 1840, cuando fue eje- Bengala occidental. Allí se le han
cutado por ahorcamiento. De poco le sirvió haber traicionado a sus erigido varios templos, el principal
compañeros de armas, confesando los crímenes de los adora- de ellos el Kalighat, enclave en
dores de Kali como forma de pedir clemencia ante el rey de el que, todavía hoy, se realizan
Inglaterra. Fue el último de los grandes líderes de los thugs. sacrificios de animales en su

honor. El recinto sacro se erigió
en 1809. La tradición afirma que
cuando el cuerpo de Kali fue
cortado en pedazos, uno de sus
dedos cayó en este lugar, en la
ribera del río Hugli, importante
centro de peregrinación hindú. En
su interior se venera a la Diosa de
la Destrucción, cuya efigie erigida
en piedra se muestra envuelta
en ricos mantos y orlada de
guirnaldas; de su boca sobresale
una lengua de oro de forma
prominente, una imagen única en
la iconografía clásica de la diosa
del panteón hinduista.
Su rostro es de color negro,
muestra tres grandes ojos rojos
y en dos de sus manos sostiene
una espada ensangrentada y una
cabeza cercenada, lo que hace
referencia al culto sangriento que
representa desde tiempos an-
cestrales. Según los exégetas, la
espada simboliza el conocimiento
divino y la cabeza humana, por el
contrario, el Ego mortal que debe
ser abatido por el primero. En sus
muchas efigies, Kali suele ser
representada con cuatro brazos
y de su cuello cuelga un collar
hecho de cráneos humanos.
Parece ser que el Kalighat fue
uno de los centros que utilizaron
sus adoradores para ofrecer-
le sacrificios humanos. En la
actualidad continúan realizándose
ofrendas sacrificiales, en este
caso con sangre de animales
–gallinas o cabras–. También
son habituales los sacrificios de
cabras negras en los alrededores
del templo, actos que se llevan a
cabo generalmente al amanecer.
Después, los devotos exponen
los cadáveres de los animales
que, según la creencia, serán
purificados por el fuego del
atardecer.
A pesar del culto sangriento del
que ha sido objeto durante siglos
por parte de los Thugs, actual-
mente la deidad que protagoniza
estas líneas está considerada
una suerte de madre –Kali Ma–,
que ofrece su consuelo a todos
aquellos peregrinos que rogan
por su intercesión para la solución
CULTOS
de distintos problemas. En la
actualidad, el Kalighat es visitado
por decenas de miles de fieles
que llegan de todos los rincones
Representación de
de la India y de amplias zonas del
Kali en la fachada
mundo, principalmente durante de las cuevas
los festivales bengalíes del Año de Badami, en
Nuevo –Paila Baishak–, celebrado Karnataka, en la
en el mes de abril, y el Durgá India. La diosa de
Pujá, que tiene lugar en octubre, la destrucción está
con ceremonias especiales de bailando el Tandava,
culto celebradas cada martes y que Shiva creó
sábado. para aplacar su
ferocidad.
Hoy se recuerda, con cier-
to aura romántica potenciada
por el morbo hacia lo grotesco
que tanto gusta en nuestros
tiempos, aquel culto sangriento
con una sensación que aúna el
temor con la atracción hacia el
pasado más oscuro, y cuando el
viajero recorre aquellos parajes,
ya menos remotos, que un día
fueron el campo de acción de los
Thugs, no puede evitar hacerse
esta pregunta: ¿existirán todavía
miembros de la secta de los
adoradores de Kali? Miedo da la
respuesta.
81
LEYENDAS
OTRAS DEIDADES
DEL GIGANTE ASIÁTICO
Xiwangmu o Reina Madre de Occidente era,
según la mitología china, la reina de los
dioses y espíritus inmortales, especialmen-
te de los espíritus femeninos que moraban
en la tierra mística de Xihua, además de
diosa de la inmortalidad. Con la dualidad
habitual de este tipo de deidades, es des-
crita como una mujer hermosa con dientes
afilados y cola de leopardo (o bien, como
una mujer vieja y fea con la espalda encor-
vada, dientes de tigre y cola de leopardo)
según sus estado de ánimo. Recompensaba
a sus devotos con la vida eterna, pero, colé-
rica, castigaba a aquellos que la enfurecían.
Por otro lado, Chang’e es confundida a
veces con otra diosa lunar menos conocida,
Changxi, de la que existen pocos datos a
día de hoy. Su historia se remite casi en
exclusiva al Shan Hai Jing («Clásico de las
Montañas y los Mares»), un texto clási-
co chino que recopila geografía mítica y
diversos mitos y cuya primera versión se
remonta muchísimo en el tiempo, al siglo
IV a.C. En el mismo se afirma que Changxi
es una de las esposa de Taiyan Di Jun, uno
de los dioses supremos del panteón chino,
y madre de las doce lunas, que pasaba
su tiempo bañando a sus hijas desde que
las engendró. En el texto no está clara la
razón por la que se baña a las lunas, aun-
que según el libro Handbook of Chinese
Mithology (2005), algunos mitos de los
grupos étnicos Miao, Buyi y Yi señalan que
el Sol y la Luna «debían limpiarse del polvo
acumulado durante su trayecto para volver
a brillar».
84
Se separaron, razón por la que la
Diosa del Sol y el Dios de la Luna
nunca se encuentran en el cielo, y se
produce la división entre el día y la noche
nando el largo invierno y llegando
la primavera. En ese momento,
además, los dioses sellaron la en-
trada de la caverna, impidiéndole
volver a su interior y su hermano
Susanoo fue desterrado, aunque
se reconciliaron cuando este le
entregó a su hermana la legenda-
ria espada Kusanagi-no-Tsurugi
(«Espada de la lluvia de las nubes
en racimo»), una de las tres insig-
nias imperiales de Japón.
Cuenta el mito nipón que desde
entonces la diosa vive en el cielo
(Takama no Hara), y que, al igual
que sus padres (que eran también
hermanos) se casó con Tsukuyo-
mi, algo bastante habitual en este
tipo de mitos ancestrales. Durante
un tiempo feliz gobernaron juntos
el cielo, pero un día la diosa descu-
brió que su esposo albergaba un
lado oscuro: habían sido invitados
a una fiesta organizada por Uke
Mochi, la diosa sintoísta de la
fertilidad y los alimentos, y como
Amaterasu no pudo ir, envió a su
esposo/hermano. Una vez allí,
Tsukuyomi vio a la diosa preparar
el suculento banquete: Uke Mochi
creaba los alimentos con su propio
cuerpo: los sacaba de la nariz y los
escupía por la boca: algas, peces,
arroz, carne de caza… una imagen
que al dios de la Luna le pareció
tan repugnante y escabrosa que
acabó con la vida de Uke. Una vez
muerta, de su cadáver comenza-
ron a brotar otros alimentos: de
sus ojos salió arroz y de sus oídos,
mijo; de sus genitales, trigo, de su
nariz judías y de su ano, soja.
Amaterasu no pudo perdonar
aquel crimen a su marido y se
separaron, razón por la que la
diosa del Sol y el dios de la Luna
nunca se encuentran en el cielo, y
se produce la inexorable división
del día y la noche. En base a las
historias narradas en el Kojiki y
el Nihon Shoki, los emperadores
de Japón se consideran descen-
dientes directos de Amaterasu.
La leyenda afirma que la razón se
encuentra en que seis generacio-
nes después, Jinmu, nieto de la
deidad solar, se convirtió en el pri-
mer emperador del sol naciente,
mito que establecería la divinidad
del soberano según los principios
del sintoísmo, religión oficial del
Estado nipón en 1868 cuando el
emperador Meiji tomó el poder.
LA DIOSA
CHINA DE LA LUNA
En los últimos años han sido
célebres las misiones espaciales
chicas que Beijing ha lanzado al
espacio para explorar el lado os-
curo de nuestro satélite y que han
sido bautizadas como Chang’e.
Una denominación que demuestra
la relevancia que aún tiene, incluso

en un régimen comunista y ateo,
una de los diosas fundadoras de la
cosmogonía del gigante asiático; y
es que Chang’e es el nombre de
la deidad china de la Luna.
La versión más difundida del
mito (aunque hay varias, y en
ocasiones notablemente distintas)
cuenta que Chang’e era la esposa
de un famoso arquero de nombre
Houyi; eran tan felices que el
guerrero visitó a la Diosa del Cielo
para pedirle el elixir de la inmor-
talidad y no separarse nunca,
ese mismo que obsesionó, entre
otros. Cuando la diosa le entregó
la poción con el elixir al arquero,
advirtió a este de que la botella
únicamente alcanzaba para hacer
inmortales a dos personas, y que
si solo una de ellas bebía el con-
tenido al completo, volaría hacia
el cielo. Hou-yi salió de su casa y
dejó el brebaje allí, momento que
uno de sus alumnos, aprendiz de
guerrero, intentó robarle la botella.
Chang’e, que lo descubrió, en su
afán por evitar el robo, bebió todo
su contenido, y su cuerpo se elevó
rápidamente hacia el cielo, con-
virtiéndose en una diosa, pero sin
poder compartir su existencia con
su amado; sin embargo, para estar
lo más cerca posible de la Tierra y
de Hou-yi, se quedó en la Luna.
Hay diferentes versiones del
mito. En la llamada «Versión de
Jade», se cuenta que Chang’e
y su esposo eran inmortales y
vivían en el cielo, momento en el
que existían diez soles que eran
los hijos del Emperador de Jade.
Durante mucho tiempo, cruzaron
el cielo uno por uno, pero un día,
aparecieron todos a la vez en el
firmamento, provocando un calor
abrasador que quemaba la Tierra.
Entonces el emperador invocó
a Houyi que le ayudara, y este
disparó a nueve de sus hijos y
dejó solo a uno para que fuese el
astro rey, solución que no gustó al
Emperador de Jade, que conde-
nó a Hou-yi y a su esposa a vivir
como mortales en la Tierra.
Aquella situación provocó una
enorme tristeza en Chang’e, y en-
tonces su esposo emprendió un
largo viaje en busca de la píldora
de la inmortalidad, y cuando llegó
al final de su travesía, se encontró
con la Reina Madre del Oeste
(Xiwangmu), momento en que
se produce una historia de gran
similitud con la anterior: la diosa le
da la píldora, pero le advierte de
que cada uno solo necesitará la
mitad para alcanzar la vida eterna.
Al regresar, Hou-yi guardó el pre-
ciado tesoro en un cajón, y antes
de ausentarse advirtió a su esposa
de que no lo abriera. Chang’e,
movida por la curiosidad, abrió el
cajón y encontró la píldora justo
LEYENDAS
cuando Hou-yi regresaba al hogar;
nerviosa por si era descubierta,
la tomó entera e inmediatamente
comenzó a flotar hacia la Luna.
EL CONEJO BLANCO
Y EL DEMONIO CERDO
Otra versión afirma que tras
derribar a los nueve soles, la diosa
Xiwangmu le dio a Hou-yi un
elixir de la inmortalidad, pero solo
había bastante para una persona,
y puesto que el arquero no quería
abandonar a su esposa, ocultó el
brebaje bajo su cama. Chang’e
lo descubrió, y esa noche bebió
el elixir hasta su última gota y
comenzó a elevarse. Hou-yi salió
al exterior y la encontró a la deriva.
Enojado, cogió su arco e intentó
derribarla, pero erró los disparos.
Con el tiempo, Hou-ji no dejaba
de mirar hacia la Luna, pensando
que Chang’e debía sentirse muy
sola allí, y comenzó a dejarle sus
postres y frutas favoritas fuera
cada noche, origen de una cele-
bración milenaria. Y aún hay otro
final alternativo, aún más oscuro:
Amaterasu, la Chang’e es castigada por traicio-
diosa del Sol del nar a su marido y convertida en un
sintoísmo japonés. A sapo de horrible fealdad, condena-
la izquierda, arriba, da a vivir una solitaria y repulsiva
la diosa dentro de la existencia en la Luna. También
cueva y el comienzo se la muestra adicta al elixir de la
de la danza milenaria. inmortalidad, elaborándolo y con-
Debajo, Uke Mochi, sumiéndolo a perpetuidad, hasta
la diosa sintoísta que un conejo blanco («El Conejo
de la fertilidad y de Jade») vuela hasta la Luna para
los alimentos, que hacerle compañía y ayudarle a
es asesinada por preparar el brebaje.
Tsukuyomi. Salvo el descuido –o robo– del
elixir de la inmortalidad, Chang’e
no muestra, como otras deidades,
una faceta oscura o ambivalente.
Sin embargo, sí se la relaciona
con un importante demonio de la
mitología china. En Viaje al Oeste,
una novela del siglo XVI escrita
por Wu Cheng’en, se cuenta la
historia de Zhu Baijie, comandante
celestial de las fuerzas navales del
Emperador de Jade, castigado por
coquetear con Chang’e: es despo-
jado de su puesto y convertido en
un demonio cerdo desterrado al
reino de los mortales. En honor a
la diosa se celebra, cada día 15 del
octavo mes del calendario lunar
chino, el Festival de la Luna o de
Mediados de Otoño, en toda Asia
oriental y sudoriental.
85
 SERES ESPECTRALES DEL
SOL NACIENTE
EN LA MITOLOGÍA JAPONESA SE CUENTAN HASTA SEIS
MILLONES DE KAMI, ESPÍRITUS QUE COMPRENDEN TODO
TIPO DE SERES SOBRENATURALES, UNOS MALIGNOS Y
OTROS DIVINOS: YOKAI, YUREI, DEMONIOS, ESPECTROS...
e los conoce con multitud
S de nombres desde tiem-
pos pretéritos (bakemono,
mononoke, obkae, oni…)
pero a día de hoy el término más
utilizado en yokai. Estos, junto
a los yurei, habitan un mundo
paralelo y sus vidas no difieren
demasiado de las de los pobres
mortales. Por lo general, permane-
cen en su universo y los seres hu-
manos en el suyo (nuestro), pero
en el momento del Crepúsculo la
división entre ambos universos es
menor y es más fácil franquearla;
en este caso, los mortales salen
bastante malparados.
La hora del crepúsculo entre la
puesta del sol y el oscurecimiento
del firmamento, justo cuando
no es de día ni de noche, se
conoce como Omagatoki, y es el
momento en el que somos más
vulnerables y los seres sobrena-
turales se vuelven una amenaza,
pues se reduce la frontera entre
el sekai (el mundo de los vivos) y
el ikai, el «otro mundo», un gran
desconocido para los mortales,
donde viven los espíritus, y es esa
precisamente la hora a la que se
despiertan los espíritus malignos
–los chimimoryo–, y vagan a sus
anchas los yokai, los yurei y otros
entes oscuros.
Esta es la razón por la que,
desde tiempos pretéritos, los
japoneses volvían a sus casas
antes de ponerse el Sol, e incluso
a día de hoy (en una sociedad que
combina, a veces no sin dificul-
tades, el avance imparable de la
tecnología y la modernidad con
su cabello y lo utiliza para hacerlo
pequeños pedazos.
Iyaya. Expresión de jerga que
significa «¡De ninguna manera!»:
habitan en calles oscuras y por de-
trás tienen la apariencia de atrac-
tivas jóvenes con bonitos ropajes
(normalmente kimonos), y cuando
alguien las llama para atraer su
atención o les lanza un piropo, al
el respeto y mantenimiento de La mitología nipona darse la vuelta descubren unos
las tradiciones), se mantienen nu-
merosas prácticas supersticiosas
relacionadas con estos seres y la
forma de mantenerlos contentos
y alejados. En las próximas líneas,
es rica en seres
sobrenaturales,
extraños y aterrado-
res, unos benignos
y otros y malvados.
Se cuentan hasta
rostros feos y arrugados como
los de un anciano. A pesar de su
actitud, a diferencia de otros yokai
no son dañinos, aunque viven úni-
camente para perturbar a la gente.
conoceremos a algunos de estos seis millones de Itsumade. Se consideran aves
seres (muchos de ellos femeni- Kami, palabra que extrañas con rostro de ser huma-
nos) capaces de paralizarnos del alude a las múltiples no, pico puntiagudo, cuerpo de
entidades adoradas
espanto. en el sintoísmo.
serpiente con alas de casi cinco
metros de envergadura y garras
CANCIÓN DE terribles. Su primera aparición
CUNA PARA UN YOKAI en los mitos se produce en el
Dodomeki («Demonio de los Taiheiki («Crónica de la Gran Paz»),
100 ojos»). Son mujeres maldias una epopeya histórica japonesa
con brazos de gran longitud cuya escrita en el siglo XIII. Estos
piel está cubierta por pequeños seres monstruosos aparecen en
ojos de pájaro; la longitud de sus
extremidades superiores alude a
la cleptomanía: cuenta la leyenda,
recogida por el dibujante especiali-
zado en seres del folclore japonés
Sekien Toriyama en Cien demo-
nios del pasado y del presente,
que una vez fueron jóvenes huma-
nas que desarrollaron la afición de
robar dinero y fueron castigadas
de esta forma.
Kejoró. Son prostitutas cuyo
rostro y cuerpo están cubiertos
por cortinas de pelo mate negro
y largo que se aparecen en los
burdeles y sus víctimas son
hombres jóvenes que frecuentan
los prostíbulos. Cuando el joven
se encuentra con una de ellas,
confundiéndola en primer lugar
con una meretriz, al darse cuenta
de que su cara y su cuerpo están
cubiertos de una gruesa capa de
pelos, se queda desconcertado,
momento que esta aprovecha
para atacarle: enreda al incauto en
SUPERSTICIÓN

el cielo nocturno en tiempos de

dificultad, normalmente durante
plagas y desastres o sobrevolan-
do campos de batalla donde ha
habido muchas muertes, lugares
plagados de sufrimiento donde
los extraños pajarracos vuelan
en círculo durante toda la noche,
gritando de forma terrible.

YUREI: LOS
«FANTASMAS» NIPONES
En cuanto a los yurei, según la
especialista en historia religiosa
Koyama Satoko, frente al yurei de
la Antigüedad y la Edad Media,
que era ante todo el alma de un
muerto y, como tal, podía ser
objeto de una ceremonia religiosa
o funeral por su descanso eterno,
a partir del siglo XV comienzan a
aparecer en Japón casos en los
que esta palabra se utiliza para
designar espíritus vengativos.
El yurei, en su acepción original
y en la más reciente (mononoke,
onryo y akuryo) van yuxtapo-
niéndose y poco a poco las
diferencias entre ellos se vuelven
más difusas. En el periodo Edo
(1603-1868) se creía que aquellos
que habían sido enemigos en
vida buscarían la venganza tras la
muerte, y se multiplican entonces
las menciones a espíritus venga-
tivos, a los que indistintamente
se conoce con el nombre de
mononoke, que pasa a designar
«ser monstruoso».
Siguiendo a Satoko, las formas
de enfrentarse a ellos eran muy
variadas. Por ejemplo, en el libro
Colección de extrañas historias
sobre las andanzas del viejo
Basho, se decía que el gran poeta
Matsuo Basho (1644-1694) era
capaz, con sus haiku (el tipo de
poesía japonesa que cultivaba),
de mandar definitivamente al
otro mundo a las almas en pena.
Las almas que no regresaban a
su cuerpo podían arreglárselas
para encontrar el camino hacia
el paraíso terrenal o jodo («tierra
pura»), pero aquellos que morían
sin haberse librado previamente
de sus bajas pasiones, odios o
rencores, vagaban en pena por
el mundo y cometían fechorías.
Veamos algunos ejemplos.
Onryo. Aquellos que eran
vengativos provocaban epide-
Los Itsumade aparecen en el cielo nocturno en las
guerras, y sobrevuelan en círculos sobre
los cadáveres gritando terriblemente
mias, desastres naturales y otras
desgracias, siendo muy temidos
y objeto de diversos ritos de
aplacamiento o desagravio, como
Representación clá- sucedía con algunos seres espec-
sica de una onryo, trales de otras culturas, como los
con largos cabellos demonios mesopotámicos o los
negros desgre-
ñados y kimono
seres sobrenaturales de la antigua
blanco de luto, uno Grecia. Aunque los había masculi-
de los yurei más nos, la mayoría eran mujeres que
conocidos del en vida se habían sentido débiles
folclore japonés. y sometidas a los caprichos de
su amante, pero tras la muerte
su espíritu podía volverse muy
poderoso y vengativo.
Controladas por su deseo de
venganza, cometen maldades
y fechorías, aunque raramente
contra aquellos que las dañaron
en vida. Suelen ir ataviadas con lo
que se conoce como mortaja: un
kimono funerario, de color blanco
y abrochado al revés. Poseen una
larga cabellera, negra y despeina-
da. Tradicionalmente carecen de
piernas y pies y van acompañadas
de dos fuegos fatuos –de colores
azul, verde o púrpura– y suelen
tener también un trozo de papel
o tela con forma triangular en su
frente. Como muchos monstruos
del folclore japonés, pueden ser
repelidos con un tipo de amuleto
o talismán conocido como Ofuda,
una suerte de escrituras sintoístas
santificadas que se cuelgan del
techo.
Ubume. Se trata del fantasma
de una madre que murió durante
el parto o que lo hizo dejando
completamente desvalidos a sus
hijos recién nacidos. Aparecen en
multitud de historias, por lo gene-
ral con la apariencia más común
de yurei (pelo negro enmarañado
y ropajes de color blanco). En
algunos relatos compran para sus
hijos dulces y distintas viandas
que obtienen con monedas que
acaban por convertirse en hojas
secas.
BIENVENIDOS
AL INFIERNO
El nombre del infierno en la rica
mitología japonesa es Jigoku,
y aunque no se permanece allí
toda la eternidad, como en el
caso del inframundo cristiano, se
pueden pasar periodos de tiempo
inconcebibles para el ser humano:
billones o trillones de años. Según
se describe en diversos textos
confeccionados a partir del siglo

88
 SUPERSTICIÓN

XII, al final del periodo Heian, si de toro») y Mezu («el cabeza de

no hay nada que ate al difunto al
reino de los vivos (donde perma-
necerá como un fantasma), su
alma se despertará a orillas del
río Sazu, donde le espera una an-
ciana de nombre Datsue-ba junto
a un árbol sin vida. Del mismo
cuelgan los ropajes de los muer-
tos: Datsue-ba pedirá al difunto
que se desnude y le entregará
sus atavíos al demonio anciano
Keneo para comprobar el peso de
sus pecados, algo que recuerda al
pesaje de las almas en el Antiguo
Egipto. Si el difunto acude desnu-
do tampoco se librará: Datsue-ba
arrancará su piel para pesarla.
Si es un alma sin pecados,
cruzará el río por un puente al pa-
raíso, donde será premiada con la
iluminación por toda la eternidad,
pero si ha llevado una existencia
algo torcida, deberá subirse a una
Las almas de los embarcación que, al igual que
condenados son la barca de Caronte en la laguna
conducidas por el Estigia de la tradición griega, cru-
gigante demonio zará su alma al otro lado. Y si los
Mezu. Debajo, pecados son demasiado grandes,
representación deberá nadar en aguas gélidas
de una ubume, entre criaturas horripilantes, a
fantasma que pierde mayor distancia dependiendo de
a su hijo tras dar los delitos cometidos.
a luz. Entonces llegará al Jigoke, al
infierno, cuyas puertas están
custodiadas por dos demonios
descomunales armados de
hachas gigantes: Gozu («el cabeza
caballo»), cuya misión es que nin-
gún pecador se escape de allí.
Una vez franqueada, estará ante
la corte de los muertos, donde
varios jueces menores lo interro-
garán antes de conducirle ante
Enma Daio, el rey del inframundo,
al que deberá narrar (sin omisión)
todos los pecados cometidos
durante su vida mortal. Depen-
diendo de la cantidad y gravedad
de los mismos, Enma lo enviará a
uno de los ocho infiernos budis-
tas (hay variaciones, en las que
están los ocho infiernos helados y
los ocho infiernos ardientes), con
penas realmente estremecedoras
que nada tienen que envidiar al
inframundo descrito por Dante en
la Divina Comedia, más suaves
en el nivel superior y mucho más
terribles en el inferior, el octavo,
conocido como Mugen Jigoku,
reservado a aquellos que han
cometido parricidio o asesinado a
personas santas.
Según los mitos, ningún
humano sabe lo que sucede en
este nivel inferior, pero al parecer,
la agonía llega a tal punto que los
condenados acaban por matarse
entre ellos para intentar poner fin
a su tortura. La leyenda cuenta
que aquel que ha intentado enten-
der este nivel del infierno nipón
ha muerto presa de un terror
indescriptible.

«NIÑAS ESPECTRALES» EN EL HOGAR

Un Zashiki-warashi es el fan-
tasma de un antepasado de la
familia que normalmente se
representa como una niña de
corta edad vestida a la manera
tradicional: vistiendo kimono y
con el cabello corto. A diferencia
de otros vengativos y malig-
nos, protegen las casas y a sus
habitantes de cualquier peligro,
proporcionando a sus miembros
(con los que comparten ascen-
dencia) felicidad y prosperidad.
En su calidad de niños, suelen
jugar de manera inofensiva, pero
a veces causan travesuras, como
sentarse en la silla de un invita-
do, girar las almohadas de las
camas e incluso emitir sonidos
similares a los que se tocan en
una antigua danza ceremonial
teatral japonesa en honor a los
dioses conocida como Kami. En
ocasiones también dejan peque-
ñas huellas como si fueran de
ceniza, y para mantenerlos en el
hogar, deben sentirse aprecia-
dos y cuidados como lo haría un
adulto con su propio hijo. Para
conocer mucho más a fondo a
este tipo de seres fascinantes
del folclore nipón, un libro total-
mente recomendable es La hora
del encuentro con los espíritus
malignos. Guía ilustrada de
mononoke y magia, de Matthew
Meyer, editado en castellano
por una editorial que publica lo
más nutrido de la literatura del
país del sol naciente, Quaterni.
También El desfile ilustrado de
los 100 demonios. Guía ilustrada
de yokai japoneses, igualmente
de Matthew Meyer, publicado
por la misma editorial.

89
CHAXIRAXILA ÚLTIMA DIOSA MADRE
DE OCCIDENTE
MÁS ALLÁ DE LAS COLUMNAS DE HÉRCULES, EN AQUELLOS DOMINIOS
DE LO DESCONOCIDO QUE LAS CULTURAS CLÁSICAS CONVIRTIERON
EN TERRITORIO DE DIOSES, HÉROES Y MONSTRUOS, SE CUSTODIABA
A CHAXIRAXI, UNA VIRGEN NEGRA EN LA QUE EN PLENO SIGLO XIV SE
AUNABA LA HUELLA TEMPLARIA CON LA EXPRESIÓN FEMENINA DE LA
DIVINIDAD ABRAZADA POR LA ENIGMÁTICA CULTURA TIFINAGH.
TEXTO: JOSÉ GREGORIO GONZÁLEZ

l menos cien años antes imagen mariana, a la que también deración el universo de creencias

A de finalizada la conquista
de las islas Canarias,
una imagen mariana
de corte cristiano recibía atencio-
nes de diosa entre los antiguos
guanches de la isla de Tenerife.
Para la fe católica sería Nuestra
Señora la Virgen de Candelaria,
pero para la población aborigen
que la custodiaba, era Chaxiraxi,
aquella «que carga o sostiene el
firmamento» en lengua nativa.
El conquistador gaditano Alonso
Fernández de Lugo, que en 1496
puso fin para la Corona de Castilla
a varias décadas de incursiones y
duras batallas con las aguerridas
poblaciones de las islas, ganaba
también de forma definitiva para la
cristiandad un archipiélago donde
perduraba el culto a los astros, a
los antepasados, y en el marco de
su comunión con la naturaleza, a la
Diosa Madre. Allí los europeos, en-
tre una población que parecía vivir
encapsulada en un remoto pasado,
y que contaba con una estirpe
de sacerdotisas conocidas como
harimaguadas, así como con ídolos
femeninos de grandes atributos y
zonas de culto a la fertilidad en el
interior de las grutas, encontraron
una Virgen-Madre cristiana. Esa
se referían los guanches como «La
Extranjera», o bien bajo la expre-
sión Axmayex Guayaxerax Achoron
Achaman, traducida medio milenio
atrás como la Madre del Sustenta-
dor del Cielo y la Tierra, y, desde la
filología actual, como «la susten-
tadora del Universo», estaba en
Tenerife desde finales del siglo XIV.
Según el recuerdo de los guanches
de mayor edad que hablaron con
los primeros cronistas, no pudo
ser antes del año 1380, aunque la
discusión sobre este punto llega a
retrasar su llegada hasta mediados
del siglo XV. El dato no es baladí,
pues como veremos, de esa fecha
depende identificar al ideólogo
de este fenómeno de sincretismo
religioso. Y es que más allá de la
candidez de las crónicas milagre-
ras, que atribuyen su presencia en
la isla a los ángeles, la talla original
de madera policromada de apenas
un metro de altura debió de ser
traída por cristianos, posiblemente
en el marco, y como avanzadilla,
de un plan de evangelización
religiosa y conquista militar trazado
a medio plazo. Dicho plan, que
al menos en este aspecto optó
por la persuasión antes que por
la confrontación, tuvo en consi-
espirituales y prácticas cultuales de
procedencia bereber de la pobla-
ción aborigen, dado que la elección
de una figura femenina, la estética
de la misma, así como los enclaves
en los que transcurre su aparición
y primeros compases, resultaron
oportunamente compatibles con
lo que los guanches, ajenos a
la nueva fe, venían creyendo y
practicando desde hacía milenios.
¿Quiénes estuvieron detrás de su
providencial irrupción en las islas?
¿Qué representaba exactamente la
preciada talla, cuyo estilo encaja en
el gótico tardío? ¿Cómo encajó en
la cosmovisión de origen nortea-
fricano de los guanches? Para dar
respuesta a estas y otras pregun-
tas sobre la que posiblemente haya
sido la última virgen negra de los
Caballeros Templarios, además de
la representación física del principio
creador femenino en el ámbito
bereber, conviene contextualizar
históricamente al pueblo protago-
nista.
UNA MADRE
HACEDORA DE PRODIGIOS
Los prehistoriadores ya no alber-
gan dudas sobre la procedencia
norteafricana de las poblaciones
SINCRETISMO
preeuropeas de las Islas Canarias.
En su origen continental, estas
poblaciones bereberes hetero-
géneas que se extendían por
un vasto territorio que abarcaba
desde el norte del Sáhara hasta
Egipto, parecían tener un substrato
cultural y religioso troncal, reivindi-
cándose en las últimas décadas el
uso de la denominación pueblos
imazighen, –plural de Amazigh,
que es traducible como «hombres
libres»–, frente al concepto árabe
bereber, equivalente a bárbaro.
Aunque se mantienen algunas
incógnitas sobre el momento
exacto en el que alcanzan Cana-
rias, el número de arribadas y el
mecanismo usado para las mis-
mas, dado que se asume que eran
unas poblaciones que no conocían
la navegación, tanto la arqueología
como la cultura comparada y la
moderna genética, han dejado
claro que el archipiélago fue pobla-
do originalmente, al menos hace
dos mil años, por tribus imazighen
preislámicas instaladas en el
El relato legendario afirma que Chaxiraxi fue
hallada en una roca por dos pastores, en la que
sería conocida posteriormente como
Playa de El Socorro, en Güímar
92
Magreb. Es en ese contexto en
el que habremos de rastrear los
orígenes de la manifestación
femenina de lo sagrado entre los
guanches, orígenes que debieron
permanecer presentes, aunque
sometidos a procesos de adapta-
ción y evolución propia en las islas,
durante al menos quince siglos.
Es decir, que para cuando irrumpe
esta advocación mariana en la
historia insular, las poblaciones
indígenas de Canarias ya llevaban
alrededor de 1500 años habitán-
dolas, desde una época en la que
el cristianismo no había surgido,
la península ibérica estaba bajo el
poder de Roma, y en Egipto gober-
naba la dinastía Ptolemaica.
En cuanto a la aparición de
la enigmática imagen, Chaxira-
xi-Candelaria, el relato legendario
describe cómo fue hallada sobre
una roca por dos pastores guan-
ches, a escasos metros del mar,
en la que sería conocida posterior-
mente como Playa de El Socorro,
en el valle tinerfeño de Güímar.
Allí, un pozo milagroso y una cruz
recuerdan tal prodigio. Las cabras
de su rebaño se detuvieron ante
la presencia de la efigie, que
desconcertó a los propios indíge-
nas. Entendiendo que era mujer
por llevar un niño en brazos, y
conforme a la norma social vigente
entre los guanches de no poder
dirigirle la palabra a una mujer que
estuviera sola, la leyenda cuenta
que le hicieron señas para que se
apartara. Obviamente no lo hizo, lo
que llevó a uno de ellos a lanzarle
una piedra para que se apartara,
Óleo que muestra paralizándosele milagrosamente
el hallazgo de el brazo. Ante esto, el otro cabrero
Chaxiraxi y que ha intentó cortarla con una piedra afi-
sido relacionada con lada de obsidiana, llamada tabona,
la primitiva imagen recibiendo en sí mismo los cortes.
adorada por los A partir de ahí avisarían al mencey
guanches antes de la o jefe tribal de la zona, y tras la
conquista de las islas curación milagrosa de los heridos,
Canarias. sería traslada a la cueva-residencia
del mandatario, donde recibiría un
trato reverencial asignándole un
rebaño propio, que en la época era
un tributo de extraordinario valor.
Este relato fue inmortalizado, entre
otros, por el dominico fray Alonso
de Espinosa, autor que recibiría el
encargo a finales del siglo XVI de

recoger la historia de su aparición
y prodigios en el libro Del origen
y milagros de la Santa Imagen
de nuestra Señora de Candelaria,
publicado hacia 1594. Una versión
alternativa de la leyenda, aportada
por el fraile franciscano Martín
Ignacio de Loyola hacia el año
1580, sitúa la aparición dentro de
una cueva, un espacio sagrado
guanche conocido como Achbi-
nico que sería consagrado a San
Blas una vez acabada la conquis-
ta. El detalle de la cueva no es
despreciable, en la medida en que
ya era un recinto sacro guanche
donde, por tradición, se describía
la existencia de un ídolo nativo. La
arqueología ha revelado la existen-
cia de un gran área de combustión
de al menos 5 m2, con oquedades
que hablan de la simultaneidad
de las hogueras, posiblemente
fuegos rituales anteriores a su uso
cristiano. En todo caso, ambos
autores, además de estar clara-
mente sesgados por su cultura
cristiana, recogen sus relatos un
siglo después de la Conquista y
dos siglos más tarde de producirse
la aparición, de manera que no
podemos exigirles una excesiva
LA ESTRELLA CANOPUS
VERSUS CHAXIRAXI
Canopo o canopus es una gigantesca estrella de
primera magnitud ubicada en la constelación
de Carina, tradicionalmente integrada en la del
Navío Argos. Su magnitud la convertirían en
la más brillante del firmamento, pero la mayor
cercanía de Sirio a la Tierra hace que ocupe el
segundo lugar en el ranking de las más brillan-
tes. Algunas traducciones interpretan Canopus
como «tierra dorada». En las últimas décadas ha
ido ganando fuerza la hipótesis de que Canopo
fue una destacada referencia cultual entre los
pueblos del Magreb, y que la misma explicaría el
fenómeno de la Diosa Madre Chaxiraxi. El mate-
mático y Doctor en Historia José Barrios sostiene
que tres advocaciones canarias y sus fechas de
celebración a partir del 15 de agosto, son en
realidad un sincretismo del culto a dicha estre-
lla, que marcaría sus festividades en función
de su aparición en los cielos canarios. La citada
Chaxiraxi en Tenerife, la también Virgen de
Candelaria ubicada en la localidad de Chipude,
en La Gomera, y la Virgen del Pino, al culto en el
municipio de Teror, en la isla de Gran Canaria.
Una parte de su propuesta recae en los trabajos
antropológicos llevados a cabo en el norte de
África por la antropóloga Viviana Pâques, quien
encontró un sistema cosmogónico común a toda
la zona.
«En este sistema –escribe Barrios siguiendo a
Pâques– Dios creó el universo por la explosión
de Canopo, la estrella primigenia, la más gran-
de, la más antigua. Huevo primordial, madre de
todas las estrellas, de su explosión surge el uni-
verso que conocemos. De la matriz de Canopo
surgió la serpiente triple y otras seis estrellas. El
Universo involucionó cuando un héroe mató a la
serpiente. Este héroe descendió a la Tierra
por el triple árbol cósmico formado por
el cuerpo de la serpiente decapita-
da. Más tarde, ese héroe ascendió
por el mismo árbol cósmico en
ocasión de un segundo sacrificio
de la serpiente. Todos esos suce-
sos míticos ocurrieron cuando el
sol estaba en una determinada
posición en relación con
Canopo, para la explosión,
y con las Pléyades, para
el sacrificio». En el marco
de esta propuesta, los
religiosos cristianos que
explicaron a los antiguos
guanches la naturaleza
de la imagen de Nuestra
Señora de Candelaria,
le dejaron claro que la
diosa Chaxiraxi era la
celestial Canopo.
SINCRETISMO
precisión en los mismos. Tras
unos años en una u otra cueva, y
una vez vencidos los guanches en
1496, la talla mariana terminaría
contando con iglesia propia, un
templo que, paralelo a su culto, iría
transformándose y ganando en
esplendor hasta que fue arrasa-
do por un virulento temporal en
los primeros días de noviembre
del año 1826. Aquella catástrofe
también se llevó consigo la talla
original de La Candelaria, privándo-
nos de la oportunidad de realizar
estudios directos sobre ella que
despejasen definitivamente sus
incógnitas, aunque sus siglos de
culto nos permiten contar con de-
talladas descripciones, además de
con representaciones en cuadros
y esculturas que la plasmaron con
bastante exactitud.
MENERA,
TEMPLARIOS Y TANIT
La gran incógnita que persigue
a los historiadores que se han
ocupado del asunto concierne
al mecanismo por el que los
antiguos guanches aceptaron
e integraron en su cosmovisión
aquella imagen, en apariencia,
ajena por completo a su cultura.
De hacer caso a las crónicas,
la identificaron como valiosa, la
custodiaron y le dieron un trato
preferente muchos años antes de
la llegada de cristianos, de manera
que tuvieron que ver en ella algo
propio. La manera en la que esto
fue posible en esa primera etapa
es un enigma. Lo que sí sabemos
es que décadas después de su
providencial aparición, según
el relato de Alonso de
Espinosa, aparece en la
trama la figura de Antón
Guanche, un indígena que
según nos cuenta el do-
minico y otros autores, fue
capturado como niño en
las costas de Güímar y
educado como cristiano
durante unos años en
la ya cristianizada isla
de Lanzarote. Por lo
general se acepta que
posiblemente fue el
conquistador Hernán
Pereza el respon-
sable de la captura
y educación. El
93
SINCRETISMO
muchacho terminaría escapándo-
se, y, reintegrado nuevamente en
su pueblo guanche, explicaría a los
suyos el significado cristiano de la
talla y la manera en la que encaja-
ba en su marco ancestral religioso,
recayendo en él a partir de ese
momento la misión de custodiarla.
Es imposible saber cuánto de
real y cuánto de mito interesado
existe en todo este asunto. Lo que
sí está claro es que la rareza de los
hechos ha llevado a especular du-
rante siglos a todo tipo de autores
sobre la naturaleza y significado de
la imagen. Y es así que, dejando
fuera que fuese trasladada por los
ángeles, o la hipótesis de que la
imagen llegó fortuitamente tras
desprenderse de la proa de un
barco, al que servía de adorno,
encontramos otros apasionan-
tes escenarios. Es el caso de la
tesis del prestigioso historiador
del Temple y el mundo medieval
Rafael Alarcón Herrera. Este autor
sostiene que Nuestra Señora de
la Candelaria es una Virgen Negra
de origen templario. «Tal figura
mariana –escribe Alarcón– repre-
senta el sincretismo insular de
una antigua Madre-Tierra, adorada
por los isleños prehispánicos bajo
una forma hoy perdida pero con
unos rituales concretos, relativos
a la fertilidad y a la fecundidad
propios de su cultura neolítica».
De acuerdo con su propuesta, la
efigie fue trasladada a las islas
pocas décadas después de la
disolución de la Orden del Tem-
ple por los herederos ideológicos
de la misma, concretamente por
el conquistador normando Jean
IV de Bethencourt. Este oscuro
personaje sería el encargado
de conquistar las islas de
Lanzarote, Fuerteventura y
El Hierro a comienzos del
siglo XV. Bethencourt
habría entregado en
aquellos años la ima-
gen a una reducida
comunidad neotem-
plaria que convivía
con los guanches
de forma pacífica,
circunstancia esta
que Alarcón apoya
en la tradición guanche
recogida por Alonso
de Espinosa sobre la
94
llegada, por la zona donde hoy
está el turístico municipio de Icod
de los Vinos, de un contingente
de sesenta personas. ¿Templarios
quizás, huidos de la persecución
que sufrían en Francia desde el
año 1307? Es imposible saberlo,
pero los guanches viejos recor-
daban que al lugar de su morada
llamaban en su lengua Alxanxi-
quian abcanahac xerax, que quiere
decir: «Lugar del Ayuntamiento
del hijo del grande». También, en
apoyo de la existencia clandestina
en la isla de ese colectivo neo-
templario sugerido por Alarcón,
estarían las llamadas «procesiones
de ángeles», desfiles nocturnos
Representación vistos por muchos testigos en las
de la diosa púnica playas próximas al templo de la
Tanit, equivalente Candelaria, en los que además de
la la Astarté de aromas y cánticos, quedaban en
los fenicios, que la arena y en las rocas los restos
algunos autores de cera. ¿Rituales esotéricos para
han vinculado la Diosa? Tal vez. Pero, ¿por qué
con la imagen de traer a Canarias esa imagen? El
Chaxiraxi. motivo pudo ser el de señalar a las framiento de su código en su con-
islas como un lugar especial, bien dición de filólogo, concluyó que
por haberse escondido algo muy se trataba de una representación
valioso en ellas, o por constituir- de la diosa Menera, asignándole
se para el mundo en expansión una antigüedad de dos milenios y
que amanecía en aquellos años atribuyéndola, de manera bastante
en un nuevo centro difusor de atrevida, a supuestas poblaciones
la civilización y el conocimiento. etruscas o íberas que habrían
Estaríamos, en resumen, desde habitado el archipiélago canario.
esta apasionante lectura, ante una Menera es Menrva o Menarva,
Virgen Negra, una representa- diosa etrusca de la sabiduría que
ción de la Gran Diosa Madre que formaba parte de la triada principal
tomaría el relevo e integraría en sí de dioses de esta cultura, siendo la
misma la tradición y significados predecesora de la Minerva romana
de diosas antiguas como Isis, Ce- y la Atenea griega.
res, Artemisa, Cibeles, Démeter o De mayor éxito ha gozado la
Isthar, entre otras. vinculación de Chaxiraxi, y por lo
Pero antes de esta propuesta tanto de Nuestra Señora de Can-
templaria, existieron otras que delaria, con la diosa púnica Tanit
conectaban la imagen con una o Tinit, equivalente a la Astarté
Gran Diosa. En 1898 entró de los fenicios. Esta divinidad
en escena el reputado presente durante milenios por
erudito escocés John toda Europa y el África medite-
Campbell, a quien el rránea está asociada a la Luna y
investigador tinerfeño a la fertilidad, viviendo su mayor
Juan Bethencourt Al- protagonismo como divinidad
fonso remitió algunas principal entre los cartagineses.
representaciones de la En Tanit vemos también a la Hera
imagen, así como la de los griegos, a la Juno de los
transcripción de las romanos y a la diosa madre de
enigmáticas letras los árabes prehispánicos, Al-lat o
que adornaban los Alilat. Su presencia entre el pueblo
ropajes de la talla Amazigh está bien documentada,
original. A través en gran medida por la influencia de
de la estética de la Cartago, de manera que es muy
figura y del desci- plausible que formara parte del

paquete fundacional de conoci-
mientos, cultura y creencias con el
que se asentaron en Canarias hace
dos milenios. Esquemáticamente
se la representa como un triángulo
equilátero, símbolo femenino por
excelencia, con un círculo en su
vértice superior, como emblema
solar a la par que expresión de su
compañero de culto Baal Ham-
mon, dios de la fertilidad en la
naturaleza para los cartagineses
equivalente a Saturno, Cronos o
Poseidón. El creciente lunar y la
estrella, la T con los brazos ligera-
mente curvos, o el cono truncado
en piedra llamado betilo, también
son esquematizaciones de esta
diosa. El agua y manantiales, así
como las cuevas, son sus espa-
cios de culto, elementos ambos
que aparecen claramente refleja-
dos en la leyenda de la aparición
de La Candelaria, así como muy
presentes en la espiritualidad de
los antiguos guanches.
Sin embargo, resulta mucho
más interesante a la hora de explo-
rar esta conexión entre Chaxiraxi y
Tanit el hallazgo de varias repre-
sentaciones esquemáticas de esta
diosa púnica-cartaginesa en las
islas, así como el análisis, siempre
discutible, de diversidad de topó-
nimos, nombres y palabras que
han perdurado hasta nuestros días
La rareza de los hechos ha llevado a especular
durante siglos a todo tipo de autores sobre la
verdadera naturaleza y significado de la
imagen que veneraban los guanches
desde tiempos de los guanches,
vocablos que parecen derivar del
término Tanit y sus variantes. En
cuanto a las fuentes escritas y la
Arriba, interior investigación arqueológica, existen
de San Blas al menos tres elementos espe-
Achbinico. A cialmente llamativos que podrían
la derecha, la estar vinculados al culto a esta
mejor copia de la diosa. Por un lado, el fenómeno
imagen original de las harimaguadas, una estirpe
de la Candelaria de mujeres sagradas que vivían
conservada en Adeje. en grutas aisladas del resto de la
comunidad y estaban dedicadas
al culto. Estas mujeres vírgenes
vestían de blanco y realizaban ritua-
les con el agua en el mar, así como
ofrendas propiciatorias con leche y
manteca en ciertos enclaves pro-
minente de las islas. No está claro
sí eran sacerdotisas o bien jóvenes
por cuya pureza y fertilidad se vela-
ba en beneficio de su comunidad,
aunque en ambos casos parecen
vinculadas a la fecundidad y a un
modelo socio-religioso matriarcal.
SINCRETISMO
En segundo lugar, la presencia
de un buen número de ídolos de
barro y piedra que, de forma explí-
cita o más esquemática, parecen
representar divinidades femeninas
que evocan la fertilidad, al modo
de las venus paleolíticas. No está
claro si estas figuras estaban en
santuarios colectivo o bien como
ídolos propiciatorios o protectores
en el ámbito doméstico.
Y, por último, la abrumadora
presencia en la isla de Gran Ca-
naria de cuevas que contienen en
su interior grabados triangulares,
formas que han sido interpretadas
como pubis, como vulvas, y que
ha llevado a los prehistoriadores
a suponer que eran el escenario
de cultos y prácticas propiciatorias
de la fecundidad. ¿Ofrendas, tal
vez, como sugieren las cazoletas
y canalillos que hay en algunas de
ellas? ¿Tal vez prácticas sexuales?
Ciertamente, no lo sabemos.
95
 APUNTES
INCREÍBLES

( pero ciertos *
(

UNA TRADICIÓN MILENARIA

Una consorte divina

DESDE EL SIGLO VII SE VIENE CELEBRANDO UN RITUAL SINTOÍSTA DE ECOS SOBRENATURALES DURANTE LA
ENTRONIZACIÓN DE CADA EMPERADOR DE JAPÓN: EL MATRIMONIO SAGRADO ENTRE EL MANDATARIO Y LA DIOSA
AMATERASU. EL ÚLTIMO FUE EN 2019.

E
n 2019 era coronado el actual celebra una sola vez por emperador y que NARUHITO
emperador de Japón, Naruhito, y incluyó la construcción de un complejo de ES ACTUALMENTE
aunque en 1947 la Constitución 30 estancias temporales, una cena de lujo EL EMPERADOR
nipona puso fin a la divinidad de los para unos 550 invitados y otra más priva- DE JAPÓN. FUE
Tenno («Soberano Celestial»), promulgan- da entre el emperador y Amaterasu. ENTRONIZADO EN
do la separación entre religión y Estado, el Durante el ritual, tan solo el nuevo em- UNA CEREMONIA
nuevo mandatario quiso rendir culto a una perador tiene acceso a dos de las estan- DURANTE LA CUAL
de las grandes divinidades de la tradición: cias construidas ex profeso –el Yukiden SE «CASÓ» CON
Amaterasu, la diosa y el Sukiden– y allí LA DIOSA MADRE
del Sol. El escánda- ofrece a la diosa un AMATERASU.
lo estuvo servido arroz sagrado, algo
cuando saltó a los de sake bendito y
medios de comuni- otras viandas (no pre-
cación que para tal cisamente frugales).
evento, la «boda» Durante la ceremonia
mística de Naruhito y sus pies nunca tocan
la deidad, el gobierno la tierra y una sombri-
gastó 1.700 millones lla rematada por un
de yenes del erario ave fénix evita que el
público (unos 22,5 aire profane su figura.
millones de euros). Más tarde se conver-
Fue el último gran tirá en el intercesor
ritual de la entroni- divino entre la diosa
zación: un fastuoso del Sol y el pueblo
festival que se nipón.

96
 APUNTES INCREÍBLES

EL LINGAM Y EL IONI

SIGNOS SEXUALES LILITH, LA DIOSA

DESTERRADA
HINDÚES DE LO DIVINO Es descrita habitualmente en las
El ioni, también llamado pindica, es un elemento cultual importante crónicas como una mujer de gran
dentro del hinduismo: una representación abstracta o anicónica (con belleza, con largos cabellos y
la intención de evitar representar a los seres divinos) de la diosa hin- muchas veces representada con
dú Shakti. Es una representación de la puerta natural de todos los alas, una imagen que realza su
nacimientos (vientre, útero, vulva, vagina…), principalmente en las naturaleza etérea y su capaci-
modalidad esotéricas del tantrismo y el kaula, así como en las tradi- AMULETOS dad para desplazarse entre los
ciones del shaktismo y el shaivismo. El célebre antropólogo Joseph CONTRA EL MAL mundos terrenal y espiritual. Muy
Campbell relacionó el ioni con la diosa de la destrucción Kali. LOS ANTIGUOS relacionada en distintas culturas
Su contrapartida masculina es el lingam, representación abstracta EGIPCIOS EMPLEA- con la seducción y la sexualidad,
e igualmente anicónica de Shiva (que representa el falo de una de RON DISTINTOS se le atribuye la capacidad de
las deidades supremas del hinduismo). Juntos, el lingam y el ioni AMULETOS Y utilizar su irresistible belleza para
simbolizan la fusión del micro y del macrocosmos y, según el profe- TALISMANES COMO doblegar a los hombres y atraer
sor de religión y estudios asiáticos James G. Lochtefeld, «la unión PROTECCIÓN CONTRA también a los ángeles hacia el
de lo femenino y lo masculino que recrea toda la existencia». LAS FUERZAS MA- pecado. Con orígenes meso-
Curiosamente, en textos clásicos como el Kama-Sutra, escrito LIGNAS QUE CREÍAN potámicos, su naturaleza sería
por Vatsiaiana sobre prácticas sexuales, el ioni deja atrás su en- QUE LES ACECHA- desvirtuada por el judaísmo y el
voltorio místico y se refiere únicamente a la vulva como objeto de BAN. LOS PORTABAN islam hasta convertirla en un ser
placer para el varón. LOS VIVOS, PERO oscuro y terrible, una amenaza al
TAMBIÉN SE patriarcado por ser mujer e inde-
COLOCABAN ENTRE pendiente (aquella que precedió
LOS VENDAJES DE a Eva), descrita como oscura y
LOS DIFUNTOS PARA peluda.
PROTEGER SU ALMA En relación con la fertilidad,
DE LOS PELIGROS muestra cierta ambigüedad: se
QUE DEBERÍA SOR- cree que puede favorecerla a tra-
TEAR EN SU VIAJE vés de amuletos o encantamien-
AL INFRAMUNDO. EL tos específicos, pero también se
PAPIRO DE LEIDEN la ha asociado con la infertilidad y
EXPLICA LOS PASOS los abortos espontáneos, siendo
A SEGUIR PARA una deidad oscura que represen-
CONFECCIONARLOS ta un verdadero peligro para las
Y MEJORAR SU EFI- mujeres embarazadas y los recién
CACIA FRENTE A LAS nacidos. Una diosa que muestra
FUERZAS MALIGNAS. múltiples facetas y encarna la
LOS HABÍA DE LA DIO- complejidad de los arquetipos
SA NUT ALADA, DE femeninos en la mitología y el
BASTET CON FORMA folclore.
DE GATO, SEKMET
COMO LEONA O
TUERIS CON FORMA
DE HIPOPÓTAMO.
EXTRAVA
ANTE

LAS DIOSAS PREISLÁMICAS

En Petra, la maravillosa ciudad del desierto que aparecía en Indiana Jones y la
Última Cruzada, en el periodo nabateo, se adoraban tres piedras sin forma que
simbolizaban las diosas Al-Uzza, Al-Lat y Menat, derivaciones de la vieja Gran
Madre Ana, la Gran Diosa de Anatolia, que conformaban la tríada de diosas
lunares árabes con funciones protectoras, a las que se conocía como «las grú-
llas de alto vuelo». En los tiempos en que Mahoma comenzó a predicar, eran la
tríada más famosa de aquella zona y tenían sus propias capillas (por separado).
En un principio, el profeta del Islam las aceptó, sin embargo, al avanzar el pa-
triarcalismo de su movimiento religioso, se retractó, aduciendo que su toleran-
cia no había sido inspirada por Alá, sino por el mismo diablo. Entonces comenzó
una implacable persecución de los devotos de las deidades ancestrales. En el
año 630 d.C., cuando Mahoma conquistó la Meca, puso fin al culto idolátrico y
destruyó las estatuas de las diosas de la Luna.
LA SECTA DE LAS BRULAS FEMINISTAS

A FINALES DE LOS AÑOS 60 LOS ESTADOS UNIDOS ERAN UN POLVORÍN. A LAS

PROTESTAS POR LA GUERRA DE VIETNAM Y LA SEGREGACIÓN RACIAL, SE SUMABAN
PROCESOS JUDICIALES QUE PONÍAN CONTRA LAS CUERDAS AL MISMO STATUS QUO.
EN MEDIO DE VERTIGINOSOS CAMBIOS SOCIALES, SURGIÓ UN GRUPO DE MUJERES
ACTIVISTAS QUE, RECONVERTIDAS EN HECHICERAS CONTRA EL PATRIARCADO,
CAUSARON CONMOCIÓN ENTRE LOS AMERICANOS CONSERVADORES.

scogieron para su funda- «Conspiración Terrorista Interna- antibélica (que generaba una

E ción la noche de Ha-

lloween de 1968, el año
de las barricadas en París,
de la Primavera de Praga, de las
marchas estudiantiles contra una
cional de las Mujeres del Infierno»
(Women’s International Terrorist
Conspiracy from Hell).

guerra librada a miles de kilóme-
tros y de la canción-protesta. El
mismo en que las fuerzas más
reaccionarias se encargaron
de dilapidar las esperanzas de
minorías étnicas y los garantes
de los derechos civiles con los
magnicidios de Robert Kennedy
y de Martin Luther King. Eligie-
ron también una ciudad icónica,
Nueva York, donde los medios de
comunicación tenían una mayor
presencia y fortaleza.
Y parece que causaron bastante
revuelo, pues fue el inicio del fe-
minismo radical que hoy profesa
todo el mundo libre. Hablo de un
movimiento que se creó en esa
fecha y en dicha ciudad y tomó
el nombre de W.I.T.C.H. (bruja
en inglés), acrónimo de toda
una declaración de intenciones:
DE HIPPIES A YIPPIES
Para entender el origen del grupo
contracultural W.I.T.C.H. y sus
muchas facciones hay que echar
un vistazo al escenario previo
en muchas ciudades estadouni-
denses. En un tiempo donde la
represión seguía siendo notable,
así como el racismo, la homofobia
y la misoginia, con el conflicto de
Vietnam y sus veteranos muti-
lados de fondo, el movimiento
hippie tomó una forma combativa
y radical que sería bautizada como
«Yippie» por el nombre del cada
vez más exitoso Youth Internatio-
nal Party (Partido Internacional de
la Juventud). Sus miembros más
radicales crearon una organización
antiautoritaria y antimilitarista,
defensora de la libertad de expre-
sión, que hizo uso del efectismo
teatral y la performance activista y
reacción verdaderamente urti-
cante entre la llamada América
tradicional, «Blanca, Anglosajona
y Protestante»), la parodia y el
boicot al status quo. Se estaban
erigiendo en auténticos desesta-
bilizadores del sistema y empeza-
ron a ser objetivo de las autorida-
des y los servicios de inteligencia.
Sus principales cabecillas fue-
ron los activistas sociales Abbie
Hoffman y Jerry Rubin. Fueron
responsables de notables accio-
nes antisistema y el propio Rubin,
en Do it! (¡Hazlo!), en 1971,
hablaba con evidente sarcasmo
del yippie en estos términos: «un
vagabundo drogado con el fusil al
hombro tan feo que la sociedad
pequeño-burguesa se aterroriza
con su aspecto», también como
«un loco hijo de puta con pelos
largos y barbudo cuya vida es
teatro y que crea a cada instante
la nueva sociedad mientras des-
truye la vieja». Su canto de guerra
fue «Revolución o muerte».
NEOPAGANISMO

El nombre Yippie! –así, con

exclamación, «como de sorpre-
sa y júbilo»– surgió durante la
Nochevieja de 1967, cuando sus
futuros miembros celebraban el
año nuevo en medio de una fiesta
de ácido, música rock y planes
conspiracionistas con la intención
de derrocar a Lyndon B. Johnson,
el presidente demócrata que sus-
tituyó a JFK e implicó profunda-
mente a los EE.UU. en la Guerra
de Vietnam.
Se identificaron además con
las reivindicaciones del Black
Power, con un discurso arrollador
y su retórica del nacionalismo y la
raza como confrontación cultural
al «American Way of Life», la
llamada acción directa y su radical
e inminente reinterpretación de
su propia historia. Ello conectó
con los movimientos sociales de
izquierdas, parte de la comunidad
negra que formaba los Black Pan-
thers y también con lo que daría
en llamarse feminismo radical.
Precisamente Hoffman y Rubin Una de las principales fundadoras del grupo fue
estuvieron involucrados, junto
al también yippie Juice Box y el
la activista Robin Morgan, que entró en las
cofundador del partido The Black filas de la New York Radical Women
Panthers, Bobby Seale, en los
graves disturbios que tuvieron
lugar en 1968 en Illinois, Chicago, provocó una escisión que llevaba Movimiento de Liberación de las
durante la Convención Nacional tiempo gestándose en el seno del Mujeres, de cuyo seno salieron
Demócrata, donde se enarbolaron feminismo. también parte de las integrantes
consignas en contra de la Gue- de W.I.T.C.H.
rra de Vietnam. En el Anfiteatro Arriba, integrantes INDEPENDENCIA Una de las principales fundado-
Internacional de Chicago masas de los Panteras ABSOLUTA ras del grupo fue la activista Robin
de manifestantes fueron agitadas Negras. A la de- El propio movimiento de izquier- Morgan, ex estrella infantil de la
recha, debajo, los
por discursos políticos y por el Siete de Chicago,
das –afirmaban– las relegaba a un televisión, que a la vez que milita-
eléctrico sonido de las guitarras entre los que se segundo plano, a meras «taquí- ba hacia 1967 en los yippies, entró
del vanguardista grupo MC5. encontraban los grafas» en comités y asambleas, en las filas de la organización femi-
Después, estallaron las revueltas, activistas yippies asegurando que repetían los nista New York Radical Women,
reprimidas por métodos que al- Abbie Hoffman y mismos esquemas machistas que responsables de algunas perfor-
gunos medios describieron como Jerry Rubin. habían sufrido sus madres y abue- mances sonadas y escandalosas.
«de la Gestapo». las. Hasta ese momento, muchas Entre otras acciones, boicotearon
Hoffman, Rubin, Box y Seale de las reivindicaciones feministas el concurso de Miss América
fueron detenidos en el marco de se habían visto infravaloradas, un que tuvo lugar en Atlantic City en
los disturbios junto a David Dellin- discurso que la propia izquierda 1968, al tiempo que se fundaba
ger, Tom Hayden, John Froines había ridiculizado e incluso llegó a W.I.T.C.H. Morgan, que hoy se
y Lee Weiner, dando forma a los catalogar de contrarrevolucionario. sigue considerando una «bruja»
llamados Chicago Eight (los Ocho Estas mujeres querían que sus moderna, se hizo una experta en
de Chicago), que serían acusa- compañeros de lucha varones rea- la historia de estas y en las perse-
dos de cargos de conspiración e lizaran una interiorización sincera cuciones religiosas que acabaron
incitación a los disturbios contra de la necesidad de una política con la vida de millares de mujeres
la policía. El hecho de que solo feminista y de la reinterpretación acusadas de hechiceras, realizan-
fuesen detenidos los líderes mas- de los propios valores masculinos do conferencias y talleres.
culinos, y que las mujeres –que tradicionales. Promovían una lucha En 2006 publicó con Melvin
también participaron activamente anticapitalista para derribar al House una novela de brujería titu-
en las protestas– fueran relegadas patriarcado, algo que reivindicarían lada The Burning Time («El Tiem-
a un segundo plano y exculpadas, grupos como las Redstockings del po de la Quema»). Ella misma

100
 NEOPAGANISMO

de algunas religiones previas al

escribió décadas después de la
fundación de W.I.T.C.H.: «He sido
una activista durante veinte años y
bruja durante mucho más tiempo.
He envejecido intentando conven-
cer y enseñar a las feministas, y
a las mujeres en general, que la
espiritualidad y la reverencia por la
Diosa realzarían sus tareas y que,
de hecho, las estimularían cuando
se sintieran agotadas por dema-
siado trabajo de tipo político».
LA GRAN DIOSA PAGANA
Por supuesto, no todas las
feministas radicales mostraban
esa vertiente espiritual. Muchas
eran declaradamente ateas, pero
otras, como Morgan, reivindicaron
la vuelta a una divinidad feme-
nina y pagana, a la Gran Diosa
cristianismo, principal represen-
tante del patriarcado en el ámbito
de las almas, como hemos visto
en estas «Historias del Año/Cero».
A finales de 1967, Morgan dijo a
sus compañeras del movimiento
de mujeres: «Mirad, tenéis un
análisis político, pero no tenéis una
cosmología, no podéis tener una
revolución sin cosmología». Acto
seguido les habló de las religiones
antiguas y las torturas y quema
de brujas y les enseñó cómo «la
Diosa está en todas partes», alla-
nando el terreno para la formación
de W.I.T.C.H. Señaló que aunque
la acogida de esta espiritualidad
fue muy fría al principio, puesto
que se había ganado con creces
sus galones como activista, le
permitieron llevar a cabo su primer
Sabbat. Se reunió con seis amigas
para esa suerte de aquelarre del
siglo XX: «Sé lo suficiente para
comenzar esto. El resto nos lo
tenemos que inventar».
NACIMIENTO
Y EXPANSIÓN
En 1968, en el seno del femi-
nismo radical que proclamaba el
apartamiento del hombre, emer-
gieron grupos de mujeres que
comenzaron a reunirse de manera
autónoma y desarrollaron los
llamados «grupos de autoconcien-
cia» –consciousness-raising–, una
forma de conocerse más a fondo
entre ellas intercambiando sus
visiones de la vida y sus experien-
cias, descubriendo que a pesar de
tener orígenes muy distintos, su
opresión era la misma, y comen-
zaron a hacer política alejada de
los cauces comúnmente acepta-

LA PRIMERA BRUJA FEMINISTA

Según recoge la periodista francesa de Le Monde Diplomatique, Mona Chollet, en el ensayo Brujas. ¿Estigma o la
fuerza invencible de las mujeres? –Ediciones B, 2019–, la primera feminista en desenterrar la historia de las brujas
y en reclamar dicho título para sí misma fue la estadounidense Matilda Joslyn Gage (1826-1898), que defendía el
derecho al voto de las mujeres, pero también los derechos de los nativos americanos y la abolición de la escla-
vitud, siendo condenada por ayudar a escapar a varios esclavos fugitivos. En la obra Woman, Church and State
(1893), abordó una lectura feminista de la Caza de Brujas: «Cuando, en lugar de ‘brujas’, decidimos leer ‘mujeres’,
comprendemos mejor las atrocidades cometidas por la Iglesia contra esa porción de la humanidad». Gage inspiró
el personaje de Glinda en El Mago de Oz, escrito por Lyman Frank Baum, que a la sazón era su yerno. Al adaptar la
novela a la gran pantalla en 1939, Victor Fleming dio origen a la primera «bruja buena» de la cultura popular.
NEOPAGANISMO
dos –y patriarcales– fomentando
su independencia y autonomía
y llamando a una revolución que
empezara por ellas mismas, la
llamada «revolución interior» o
«revolución desde dentro».
W.I.T.C.H. nacía oficialmente en
una significativa fecha: la noche
de Halloween de 1968, heredera
de la festividad celta y pagana
de Samhain, la festividad de los
espíritus. Al parecer, las mujeres
que formaron parte de ese primer
grupo, entre ellas Morgan, Florika,
Peggy Dobbins, Judy Duffet, Cyn-
thia Funk y Naomi Jaffe, decidie-
ron juntarse como protesta ante
la decisión de la HUAC –Comité
de Actividad Antiamericanas,
por sus siglas en inglés–, de no
imputar a ninguna mujer por la
participación en la protesta de la
Convención Nacional Demócrata
de ese año. Pretendían hacer un
hechizo contra la HUAC y contra
los responsables de las manifesta-
ciones de Chicago. Según contaría
Roz Payne, una de las militantes,
«Estábamos discutiendo qué
Algunas reivindicaron la vuelta a una divinidad
femenina y pagana, a la Gran Diosa de las
religiones previas al cristianismo
102
significaban las letras de la palabra
WITCH (bruja) cuando, desde
otra habitación, vino la voz de Ken
diciendo ‘Women’s International
Terrorist Conspiracy from Hell?’
Nos gustó a todas». Así, el nom-
bre surgió casi por casualidad.
Como acción inaugural, en
Halloween del 68, disfrazadas de
brujas, marcharon por Wall Street
para «echar una maldición al
distrito financiero» neoyorkino. El
periódico izquierdista Rat describió
así el acto: «Con los ojos cerrados
y las cabezas bajadas invocaron
un hechizo de las brujas argelinas,
a la vez que anunciaban el próximo
hundimiento de la Bolsa». Resulta
curioso el hecho –reivindicado
por Morgan– de que aquel día el
índice Dow Jones cerrase con
una caída de 1,5 puntos y al día
siguiente con otra de 5. ¿Brujería?
En sus manifiestos se jactaban de
acciones de este tipo que tuvieron
una gran repercusión mediática:
«Hicimos hechizos a las empre-
sas, condenamos a los bancos,
exorcizamos y también golpea-
mos algunas mentes, aconseja-
mos a quien nos preguntaba so-
bre la bolsa de valores y cantamos
la melodía de fabricación casera
Up Against the Wall Street»
Una protesta que apoyaba la
lucha de la clase obrera contra
la causa capitalista. Según la
académica Cynthia Eller, que
ha estudiado ampliamente el
movimiento espiritual femenino
en América, WITCH se dedicó a
derrocar el dominio patriarcal de
la sociedad, y eligieron hacerlo de
manera «ingeniosa, extravagante
y teatral» mezclando performan-
ces de tipo político con la temática
de la brujería y el culto a la Diosa.
Insistieron en la idea, aparen-
temente tan sencilla, de que
cualquier mujer podía ser bruja
simplemente con repetir «soy
una bruja» tres veces. A pesar
de la ingenuidad de la propuesta,
W.I.T.C.H. sería registrada en el
movimiento del feminismo radical
con letras de oro. La imagen de
un grupo de mujeres ataviadas de
negro, disfrazadas de brujas –con
el atuendo típico de la cultura
popular: ropajes negros, sombrero
de picos, escobas…– y conspi-

rando contra el sistema, evoca los
cónclaves del pasado, prados o
cuevas donde se reunían aquellas
mujeres que serían perseguidas
para liberarse de las cadenas
del patriarcado, entregándose a
libidinosas ceremonias en pro de
su libertad individual que la Iglesia
católica, pero también el anglica-
nismo y otras religiones, converti-
rían en «las putas del diablo», en
gran parte por temor a su espíritu
independiente.
Así, Morgan miró al pasado y
recuperó para la lucha feminista
esa iconografía de las brujas,
mujeres vanguardistas persegui-
das y asesinadas en proporciones
desmesuradas por las autorida-
des eclesiásticas. Pusieron en
práctica protestas muy imaginati-
vas y teatrales y muchos de sus
comunicados son tremendamente
ingeniosos y actuales, tanto
que parecen haber sido escritos
cinco décadas después, en pleno
movimiento #MeToo. Combinarían
tácticas propias del teatro callejero
y en sus comunicados invocaban
la violencia, un campo hasta en-
tonces reservado a los activistas
masculinos.
Susan Wildburg, en el prólogo al
magnífico libro sobre el movimien-
to que publicó hace unos años
La Felguera Editores, afirma que:
«fueron precursoras del intento
por romper con el tabú de la vio-
lencia en manos de las mujeres,
afirmando que el Estado nunca las
protegería, sino todo lo contrario.
Su irresistible seducción, aparte
de una brillantez literaria, reside en
su manera explosiva de hacer polí-
tica y de expresarse políticamente
desde el feminismo ultramilitante,
algo nunca antes visto, ni tampoco
después».
Para los miembros de
W.I.T.C.H., la brujería era una
estrategia de subversión. En uno
de sus comunicados podía leerse:
«La historia oculta de la liberación
de las mujeres comenzó con
las brujas y gitanas, porque son
las más antiguas guerrilleras y
luchadoras de la resistencia, las
primeras pro abortistas practican-
tes y distribuidoras de hierbas
anticonceptivas». Estas mujeres
descubrían así que el camino de la
llamada «biopolítica» se abría paso
de la Edad Media hasta 1968,
recogiendo el eslogan «Nosotras
parimos, nosotras decidimos»,
que continúa de plena vigencia
De izquierda a dere- cinco décadas después.
cha, manifiestos También en la década de los
feministas de la dé-
cada de los 60. Al sesenta Silvia Federici se hizo
lado, Robin Morgan militante feminista y más tarde dio
detenida en 1970; forma al libro Calibán y la bruja,
debajo, las fuerzas una investigación sobre la brujo-
de seguridad tras manía, los procesos de acumula-
los disturbios en ción de capital y el colonialismo a
Chicago. A la izda.,
portada del libro de
partir del siglo XVI. En el mismo
La Felguera. hablaba de caza de brujas en una
época en que esta volvió a tomar
forma bajo el pánico al comunis-
mo y a la Unión Soviética y cuyo
máximo representante institucio-
nal fue el Comité de Actividades
Antiamericanas –la citada HUAC–,
contra el que también protestaron
las integrantes de W.I.T.C.H. y
cuyos años más duros fueron los
50, cuando el senador Joseph
McCarthy acorraló –arrestó y
acabó con sus carreras– a nume-
rosos representantes de la cultura
y del cine de Hollywood por su
supuesta «filiación roja», fomen-
tando la delación y la sospecha
como en tiempos de inquisidores
y Martillos de Brujas.
NEOPAGANISMO
ACTOS DE
INAUGURACIÓN
El primer acto de gran repercu-
sión mediática de W.I.T.C.H. fue
presentarse ante el Gem Spa de
Nueva York para realizar el sabbat
fundacional: Sharon Krebs, Robin
Morgan, Nancy Kurshan y Roz
Payne se colocaron dentro de
un círculo realizado con orégano
–querían simular que era mari-
huana– y pronunciaron un conjuro
mágico. Lo harían poco después
en Washington, durante el proce-
so de los Ocho de Chicago, para
denunciar tanto la hipocresía del
sistema en las acusaciones como
el hecho, ya citado, de que nin-
guna mujer había sido imputada
simplemente por su género.
Ese día Nancy Kurshan, pareja
de Jerry Rubin, compareció en
rueda de prensa, en una ingeniosa
performance, para denunciar el
«montaje judicial». Existen fotogra-
fías de aquel momento en el que
se ve a las convocantes vestidas
de brujas frente a una pancarta
que reza: «Somos forajidos a los
ojos de América», una frase que
cogieron prestada de los Mo-
therfuckers y que popularizaría
también el grupo de rock psicodé-
lico Jefferson Airplane y más tarde
el partido de extrema izquierda y
antirracista Pantera Blanca.
Y repitieron en un espectáculo
maravilloso para los defensores
del activismo, ofensivo y nefando
para la América más conservado-
ra, el llamado «exorcismo de Chi-
cago», cuando lanzaron un conjuro
contra el sistema capitalista dentro
de un círculo en el que estaban
Krebs, Kurshan, Morgan y Payne.
Pura provocación. La propia
Sharon Krebs ya había hecho una
escandalosa aparición en un acto
en el que entregaban un premio
como «gran estadounidense» a
Henry Kissinger. Apareció comple-
tamente desnuda y portando una
bandeja con una cabeza decapi-
tada de cerdo, que le entregó al
hombre que le había dicho al presi-
dente Nixon que llevara a Vietnam
de nuevo «a la Edad de Piedra» (y
que paradójicamente recibiría el
Premio Nobel de la Paz en 1973
por su contribución a poner fin a
esa misma guerra). En unas pocas
semanas tras su fundación en
103
NEOPAGANISMO

Halloween del 68 en Nueva York, en las acciones de W.I.T.C.H. cua- espontánea. Por ejemplo, en otro
los grupos de brujas surgieron en renta años antes, un ceremonial aquelarre en Madrid quemaron
puntos del país tan diversos como que fue difundido en YouTube. En dinero, un sujetador y un cuadro
Boston, San Francisco, Carolina su «conjuro mágico» y activista, de una virgen mientras gritaban:
del Norte, Portland (Oregón), estas mujeres reivindicaron a «las «porque la brujería es poder, por-
Austin (Texas) y, claro, en Chicago. barbudas, a las sucias, a las abue- que la brujería es nuestra historia.
Los grupos de W.I.T.C.H. en esta las con perfume de todo a 100, a ¡Porque brujas somos todas!», en
ciudad esparcieron en el Departa- las malolientes y hediondas, a la un discurso claramente similar al
mento de Sociología mechones femme fatale de paso firme, a la de Morgan y sus correligionarias
de pelo y uñas tras el despido de camionera de pelo en pecho…», Los movimientos en la década de la «paz y el amor
una profesora feminista radical y entre otras categorizaciones. A de nuevas «brujas», libre».
la vez, reivindicaron su derecho a mujeres empode-
también se manifestaron contra
radas y feministas,
una temporal subida de las tarifas «quemarlo todo, a crearlo todo, a gozaron de un BRUJAS CONTRA TRUMP
universitaria. Otras delegaciones no sentir miedo, a provocar miedo, renacimiento bajo En los Estados Unidos de Donald
de la organización boicotearon subvertir, transgredir, desordenar, la Administración Trump, los grupos herederos
concursos de «miss», y en San desbaratar, desobedecer, a equi- Trump, cuyas polí- de W.I.T.C.H. y sus derivados,
Francisco, Dakota del Norte o vocarnos, a garabatear nuestro ticas reaccionarias desde su llegada a la Casa Blanca,
deseo, a penetrarnos las orejas, combatieron a realizaron actos «mágicos» de
Nueva Inglaterra, interrumpieron
través del acti-
celebraciones nupciales locales. a dildearnos el ombligo, porque vismo. protesta contra él. Cada mes des-
En Washington D.C., W.I.T.C.H. nuestro ombligo, porque los cuer- de que alcanzó el poder en enero
realizó una acción-protesta pos, son un campo de batalla». de 2017, varios miles de «brujas»
durante la cual dijo hechizar a la Un sabbat de género que fue sumaron fuerzas durante la fase
política opresora de la United Fruit replicado por otros colectivos y de luna menguante para echar una
Company en el Tercer Mundo y la pequeñas comunidades de forma maldición al hombre más podero-
discriminación contra las secre-
tarias de sus oficinas en territorio
estadounidense. En aquel tiempo
ya se sabía que dicha compañía
nacional y la propia CIA habían
colaborado con regímenes dictato-
riales latinoamericanos, y durante
esa época en concreto –finales de
1968–, con el gobierno guate-
malteco. En la protesta «mági-
co-revolucionaria» usaron lemas
como los siguientes: «Plátanos
y rifles, azúcar y muerte / Guerra
por beneficios, respiración de las
tarántulas / United Fruit hace mon-
tones de dinero / la CIA está en las
últimas». En este último punto se
equivocaron de pleno.

UN DISCURSO
DE PLENA VIGENCIA
Los ecos del movimiento
W.I.T.C.H., con su reivindicación
de «un concepto total de identidad
femenina revolucionaria», aunque
efímero en el tiempo, siguieron
reverberando en la sociedad. Y
lo siguen haciendo a día de hoy
no solo en territorio estadouni-
dense. Cosas de la globalización.
En 2008, el colectivo feminista
madrileño «El Grito de las Brujas»
organizó un aquelarre en la Noche
de San Juan: llevaron a cabo el
simbólico ritual alrededor de una
hoguera para, según sus miem-
bros, «que arda el heteropatriar-
cado», inspirándose claramente
Y TAMBIÉN EN HOLLYWOOD…
El movimiento tuvo tanto éxito que algunas celebrities se
sumaron a él. En Halloween de 2019, la actriz mexicana
Salma Hayek se disfrazó de bruja y en el mejor espíritu de
las W.I.T.C.H. sesenteras, lanzó un hechizo contra Donald
Trump, aunque según publicó en su cuenta de Instagram,
quería ponerlo «de empatía en lugar de odio», y se refirió
al presidente estadounidense como «cualquier cabeza de
calabaza que quiera construir un muro» –en alusión a su
decisión de levantar un gigantesco muro, o ampliar el ya existente, con su vecino del sur,
propuesta que ha retomado en su nueva carrera por la Casa Blanca este 2024–. El propio
Trump que afirmó públicamente estar inmerso en una «Caza de Brujas» durante el proceso
de Impeachment que encabezó la demócrata Nancy Pelosi, algo que fue denunciado por
colectivos feministas como «una afrenta a la dignidad de las mujeres perseguidas».

104

W.I.T.C.H. nacía oficialmente en 1968, la
noche de Halloween, fecha heredera de la
festividad celta pagana de Samhain
so del mundo en ese momento.
Algunas se dieron cita al pie de
la Trump Tower, en Nueva York y
otras oficiaron en su casa, ante su
altar, desde donde difundían foto-
grafías en las RRSS con hashtags
como #BindTrump y #MagicResis-
tance. El material que utilizaron en
sus rituales iba desde símbolos de
los cuatro elementos y cartas del
Tarot, a retratos poco halagadores
del magnate neoyorquino y trozos
de vela de color naranja.
Pero el de Trump no fue el único
caso. El 20 de octubre de 2018 un
grupo de brujas se reunieron en
Brooklyn para lanzar un maleficio
al nuevo juez del Supremo, Brett
Kavanaugh, designado precisa-
mente por el primero. Según
el diario The Independent, los
dueños de la librería de ocultismo
Catland, sita en el barrio neoyor-
quino, punto de encuentro de
numerosas «brujas», afirmaron
que el maleficio era un acto de
resistencia y resiliencia tras la
controversia generada por las
denuncias de agresión sexual
contra Kavanaugh. El hechizo fue
transmitido en vivo por Facebook
e Instagram y también iba dirigido
«a todos los violadores, así como
al sistema patriarcal que los alien-
ta, recompensa y protege».
El 8M de 2020, algunos co-
lectivos de mujeres de distintas
partes del mundo se vistieron de
brujas para reivindicar su inde-
pendencia. Fue el caso de un
grupo de mujeres en la ciudad de
Nezahualcóyotl, a las afueras de
Ciudad de México, que, ataviadas
de riguroso negro y con sombrero
de pico, pegaron carteles con fo-
tografías de jóvenes asesinadas y
con el hashtag #NosEstánMatan-
do y el eslogan «¡No necesitamos
permiso para luchar por la vida!»,
en un país en el que solo en 2019
murieron asesinadas 3.000 mu-
jeres. El mismo 8M, en España,
se pudieron ver carteles que
rezaban: «Somos las nietas de las
brujas que no pudisteis quemar».
La periodista y conferenciante
wiccana Margot Adler, muerta en
2014, sugirió que, durante el corto
tiempo que existieron, y a pesar
de su fuerte contenido político,
W.I.T.C.H. fueron precursoras
parciales del Diadismo, «miem-
bros (o miembras, como les gusta
autodenominarse) de una forma
de paganismo moderno de orien-
tación feminista que se desarrolló
en los EE. UU. en la década de
los 70. La fuerte influencia se
Estas herederas de W.I.T.C.H. se evidencia en las
W.I.T.C.H. y sus pro- performances políticas actuales
clamas, de gran ac-
tualidad a pesar de de muchos colectivos feministas,
haber transcurrido a pesar de que la propia Robin
50 años, también Morgan repudiase hace unos
realizaron mani- años al grupo como una forma de
festaciones contra «proto-anarquismo excéntrico»
el supremacismo que, según ella, «no había elevado
blanco y la nueva
extrema derecha o nuestra propia conciencia más
alt-right. allá de nuestras propias botas de
combate».
Sus máximas siguen de plena
brujas
actualidad, y sus palabras rever-
beran en los discursos de los
nuevos colectivos «mágicos» y
feministas: «El matrimonio es una
institución deshumanizadora. Es la
prostitución legal de las mujeres.
Haz frente a los perpetradores de
nuestra explotación como muje-
res. Haz frente a las instituciones
que nos convierten en títeres
de una cultura dominada por los
hombres».
105
EL NEOPAGANISMO
Y EL RESURGIR DE
LA GRAN DIOSA
EN UNA SOCIEDAD PROFUNDAMENTE PATRIARCAL Y BELICISTA, HUBO UN SECTOR
QUE RETOMÓ CONCEPTOS PAGANOS COMO EL CULTO A LA GRAN DIOSA Y EL
MATRIARCADO PARA DESAFIAR EL STATUS QUO Y COMBATIR LA PREEMINENCIA DE
LAS RELIGIONES MONOTEÍSTAS. FUE ASÍ COMO SURGIERON MOVIMIENTOS QUE HOY
COSECHAN MILLONES DE ADEPTOS.
ue un estadounidense, el fol-
F clorista y humorista Charles
Godfrey Leland, quien contri-
buiría a rescatar del olvido el
culto a la Gran Diosa, impulsando,
quizá sin quererlo, los posteriores
movimientos del neopaganismo
moderno: la Wicca y la Stregheria,
entre otros. En 1899 publicó Aradia
o el evangelio de las brujas, donde
se centraba en el culto y los ritos
de un movimiento religioso oculto
relacionado con la brujería que
según el autor se desarrollaba en la
región italiana de la Toscana y que
existía desde hacía siglos.
Aradia hacía alusión a que Erodia-
de (el nombre italiano de Herodías)
fue objeto de culto de brujería en
la Toscana italiana en tiempos
medievales. El mitólogo estadou-
nidense narra una suerte de gesta
mesiánica de corte pagano en la
que Aradia, una hermosa bruja hija
del dios latino Lucifer y de la diosa
Diana, profetizaba que algún día re-
gresaría para convertir la brujería en
la religión mayoritaria del mundo,
siendo perseguida incesantemente
por la Iglesia católica.
Aunque su existencia ha sido
largamente cuestionada, así como
la mayoría de informaciones con-
tenidas en el libro, el texto tendría
una repercusión inaudita, sobre
todo a partir de 1950, cuando se
comenzaron a discutir otras teorías
sobre el paganismo y su posible
supervivencia hasta el siglo XX. Al
parecer, una parte del libro sería
una traducción al inglés de manos
del propio Leland de un manuscrito
en italiano conocido como Vangelo
(«Evangelio»). El estadounidense,
oriundo de Filadelfia, afirmaba que
se lo había facilitado una mujer, que
firmaba sus misivas con el nombre
de «Maddalena Talenti». Según la
folclorista Rona Lister, quien fuera
amiga de Leland, aquella mujer
se llamaba realmente Margherite
y procedía de Florencia: afirmaba
que su linaje se remontaba a los
antiguos etruscos.
Desde el principio, Charles
Leland consideró el manuscrito
como un auténtico testimonio
sobre la «Religión Antigua» de las
brujas, aunque no supo determi-
nar si sus fuentes eran orales o
escritas (sí parece que el texto que
recibió estaba manuscrito por la
propia Maddalena). Leland escribió:
«en ese Evangelio de las brujas
tenemos al menos una fidedigna
descripción de la doctrina y de los
rituales durante los aquelarres.
Rendían culto a deidades prohibi-
das y practicaban actos prohibidos,
inspirados tanto en la rebelión
contra la sociedad como en sus
propias pasiones».
El libro contenía en su mayor
parte hechizos, rituales y bendicio-
nes, distribuidas a lo largo de 15 ca-
pítulos poco uniformes, así como
historias y mitos que denotaban
una clara influencia de la mitología
romana y el catolicismo, teniendo
relevancia, entre otros personajes,
la diosa Diana, un dios del sol que
bautizaron como Lucifer, el Caín del
Antiguo Testamento que conside-
raban nada menos que un dios de
la Luna y Aradia en una suerte de
papel mesiánico (la propia Madda-
lena afirmaba ser una vidente). Un
método práctico de brujería y una
suerte de contrarreligión opuesta al
poder y al catolicismo imperante.
GERALD GARDNER Y EL
NACIMIENTO DE LA WICCA
El texto permanecería circunscrito
a un pequeño grupo de lectores
hasta que tuvo una gran difusión
con el nacimiento y desarrollo del
neopaganismo. La Wicca nacería
en Reino Unido a principios del si-
glo XX y fue lanzada al gran público
en 1954 por Gerald Gardner, un
funcionario británico jubilado que
afirmaba haber descubierto una an-
tigua religión pagana; según este y
muchos de sus seguidores, la caza
de brujas en la Europa moderna
fue una tapadera para la perse-
cución de una religión pagana,
milenaria, semiorganizada y oculta
que sobrevivió a la cristianización
del viejo continente. Sus defenso-
NEOPAGANISMO

res, afirmaban que en realidad el

culto de las brujas adoraba a un
dios cornudo de la fertilidad que los
cristianos bautizaron como Satán.
Las creencias de la Wicca fueron
esbozadas en las décadas de los
40 y 50 del siglo pasado por el
propio Gardner y Doreen Valiente,
una de sus primeras sacerdotisas,
aunque con el tiempo acabarían
enfrentados. El mandato de la
Wicca, «Haz tu voluntad», apareció
por vez primera en el libro The Old
Laws («Las Viejas Leyes») de Gard-
ner, publicado en 1953, momento
en que empezó a cosechar nume-
rosos adeptos, un lema que parece
estar directamente inspirado en la
obra del ocultista Aleister Crowley.
Después, la Wicca extende-
ría su influencia en los Estados
Unidos de la mano de Raymond
Buckland, quien afirmó en 1968
haber sido el primero en reeditar el
libro de Charles Leland, Vangelo,
a través de su editorial Buckland
Museum of Witchcraft, aunque
en realidad ya existía una reedi-
ción anterior. Aunque Buckland
comenzó en el marco de la Wicca
gardneriana, más tarde fundaría su
propia tradición bajo el nombre de
«Seax Wicca», que honraba a los
dioses del panteón germano de
la tribu Sajona, siendo una religión
moderna pagana, donde primaban
los aspectos de la Dedicación en
Solitario (Self-Dedication) o lo que
su artífice llamaba Auto-iniciación.
En el seno de los movimientos
wiccanos, por ejemplo, goza de
gran importancia el culto a la triple
diosa (Hécate) que se rige por ci-
clos lunares en los cuales se rinde
culto a su gran diosa madre; así, la
antigua deidad griega que más tar-
de se erigiría en diosa de la magia
y la brujería, se ha convertido en
una suerte de icono feminista.
La verdadera diosa es conside-
Gran parte de la rada actualmente un símbolo de
Wicca y sus deri- feminidad empoderada, y venera-
vados se basan en da principalmente en rituales de
rituales, oraciones índole natural. La deidad masculina
paganas y hechizos. a la que veneran es el dios Cornu-
En su seno, goza de
gran importancia do –ver recuadro–.
el culto a la triple
diosa (Hécate) y WICCA DIÁNICA
también a Diana. El dianismo o Wicca diánica se
centra en el culto a la diosa pagana
Diana, con base en un feminismo
matriarcal, donde se combinan la
Wicca de origen británico y parte
de la italiana, con valores feminis-
tas, magia folclórica y prácticas
curativas supuestamente transmi-
tidas por la diosa (madre).
Diana, en la mitología romana,
era la diosa virgen de la caza,
protectora de la naturaleza y los
animales salvajes (una evolución
de la helena Artemisa), y más
tarde pasó a ser diosa de la Luna.
Parece que su culto procedía de
Aricia, en el Lacio, donde residía el
sacerdote consagrado a la deidad,
el Rex Nemorensis. Era adorada
en un festival que se celebraba el
1 de agosto, momento en que se
conmemoraba que el rey Servio
Tulio (578 a.C.-534 a.C.) –el sexto
rey de Roma–, le consagró un
altar en el monte Aventino. Con el
neopaganismo, tras la publicación
del libro de Charles Leland, Diana
pasaría a ser la diosa protectora de
las brujas, lo que poco tiene que
ver con sus atribuciones originales.
La Wicca diánica, que la honra,
comenzó en la década de los 70
en los Estados Unidos de mano
de la escritora y activista estadou-
nidense de ascendencia húngara
Zsuzsanna Budapest, fundadora
y directora de la organización sin
fines de lucro Foro de Espiritua-
lidad de la Mujer. Activista del
movimiento de liberación femeni-
na, se convirtió en la fundadora y
Gran Sacerdotisa del Aquelarre de

EL DIOS ASTADO
Siguiendo los modernos postulados wiccanos,
el consorte de la Diosa Madre, su contraparti-
da masculina, es el Dios Cornudo, una deidad
sincréticas de otras figuras divinas como el dios
Pan griego (el romano Fauno), el egipcio Osiris,
el galaico derivado de la tradición celta Vestio
Alonieco o el hindú Pasupati, así como el dios
céltico Cernunnos, nombre que precisamente la
egiptóloga Margaret Murray utilizaría de forma genérica para aludir a
ese dios astado que ha llegado hasta nuestros días.
Antes del surgimiento de la Wicca, la hipótesis de que las imágenes
astadas fueron representaciones de una única deidad que el catolicis-
mo intentó erradicar al asociarlo con la veneración
a Satán, fue desarrollado por círculos ocultistas
franceses e ingleses a lo largo del siglo XIX, por
figuras como el ocultista galo Eliphas Lévi; para
este, el dios astado –en sus múltiples versiones–
no era una figura maligna, sino un dios ancestral
que fue condenado a la clandestinidad tras ser
relacionado con la brujería y la figura del macho
cabrío presente en los aquelarres. Para la citada Margaret Murray, era
la evidencia de un culto esotérico paneuropeo dedicado a la fertilidad,
cuya veneración hubo de permanecer oculta, perseguida por las religio-
nes imperantes.

108

Según Gardner, la Caza de Brujas fue una
tapadera para la persecución de una
religión pagana, milenaria y oculta
Susa B. Anthony #1, el primero –al
menos registrado– que incluía solo
a mujeres entre las participantes.
También fue la responsable de
crear un Escuadrón Anti-Violación
y del movimiento «Retomemos la
Noche» en el sur de California.
Su activismo la llevó a ser arres-
tada acusada de «adivinación» en
1975, por echar lecturas del Tarot
en su tienda de velas y libros de
temática pagana y feminista en
Venice, siendo acusada de violar
el «Código 43.30», una ordenanza
municipal según la cual la adivi-
nación era ilegal. El proceso sería
publicitado por su defensa como
el de una mujer convertida en «la
primera bruja procesada desde
Salem», lo que le valió una notable
repercusión mediática. Escribió
una canción titulada We All Come
From the Goddess («Todos noso-
tros venimos de la Diosa».
Los seguidores del dianismo
creen que antes de que la historia
fuera registrada hubo un matriar-
cado extendido o universal, y que
aquellas culturas matriarcales
rendían culto a la Diosa, tenían
estructuras matrilineales, igualdad
entre sexos y no practicaban la
guerra, culturas que acabarían
siendo suplantadas por violentos
cultos patriarcales, en la línea de lo
postulado por la arqueóloga varias
veces citada en este número
especial, Marija Gimbutas.
LA STREGHERIA
Dentro del neopaganismo, tiene
también relevancia la llamada
Stregheria (cuyo significado es
«brujería» en italiano antiguo), un
tipo de religión politeísta italiana
que para algunos autores es
una continuación del paganismo
itálico desde tiempos anteriores
al cristianismo, nada menos que
desde la época etrusco-romana y
que ha permanecido latente hasta
la actualidad.
Una de las obras capitales de
este movimiento es el libro Italian
Witchcraft: The Old Religion
Of Southern Europe, publicado
en 1995 y cuyo autor es Raven
Grimassi, quien llevaba desde los
años 80 enseñando lo que deno-
minó «tradición Aridiana», reinter-
pretando lo recogido por Charles
G. Leland a finales del siglo XIX.
Según Grimassi, la Stregheria se
mantuvo en secreto, al margen de
la Iglesia católica, por brujos y bru-
jas rurales de la península itálica,
una tradición que se mezclaría más
tarde con la cultura gitana, también
relativamente misteriosa y exótica,
rica en alusiones proféticas, talis-
manes, maldiciones, pócimas y
adivinación.
Aunque existen incongruencias
en su corpus ideológico, hay pre-
cedentes históricos de la Streghe-
ria, anteriores al neopaganismo: en
1751, Girolamo Tartarotti señaló en
Apologia del Congresso Notturno
Delle Lamie, que la Stregheria
era un tipo de brujería italiana que
rendía culto a Diana, mientras que
el etnohistoriador Paolo Portone
sostiene que el culto a la deidad
greco-romana está presente en los
primeros juicios por brujería, e in-
cluso en el Canon Episcopi, un tex-
NEOPAGANISMO
to medieval centrado en el tema
que sería derogado en 1484 por la
temible bula Summis desiderantes
affectibus, del papa Inocencio VIII,
que desató la brujomanía en el
viejo continente y la publicación de
los infames «Martillos de Brujas»
que provocaron el asesinato de
miles de personas, la mayoría de
ellas mujeres.
Retomando los postulados de
Leland, una obra que consideraba
una «versión cristianizada distor-
sionada» que no mostraba a la ver-
dadera Aradia, y su clara influencia
en la Wicca, Grimassi reconstituyó
el mito, afirmando que Aradia se
trataba en realidad de una figura
histórica de verdadero nombre
Aradia di Toscano que dirigió a un
grupo de «brujas adoradoras de
Diana» en el siglo XIV, en la citada
región de la Toscana.
Arriba, Aradia o el Aunque Diana es la diosa prin-
evangelio de las cipal del culto, se adora también a
brujas, escrito por otras divinidades, como Hécate,
el estadounidense Apolo, Mefitis (diosa de los pue-
Charles Leland. A blos itálicos de las aguas sulfúricas
la izquierda, Gerald
Gardner en su de carácter curativo), Jano (el
cuarto para rituales. dios de las dos caras), Dioniso o
Asclepio. Postulan una religión
basada en no dañar a nadie y en
la reciprocidad, también veneran
a los espíritus de la naturaleza y
a sus ancestros (a los que llaman
Manes, en alusión a los dioses
familiares y domésticos de la
mitología romana) y creen en el
inframundo y en la metamorfosis;
aunque utilizan como símbolo el
pentagrama, no usan el invertido,
pues repudian el satanismo, sino el
que simboliza a Venus y a Diana.
También utilizan la meditación y
prácticas chamánicas, el trance, la
autohipnosis, los viajes astrales, la
interpretación de los sueños y la
adivinación, así como el mal de ojo
o la imposición de manos. Como
el resto de movimientos neopa-
ganos (al menos los que no están
vinculados con la extrema dere-
cha, que también los hay), tienen
un fuerte componente feminista,
de reivindicación del papel de la
mujer en el pasado (y su influencia
en el presente), y sus prosélitos
conciben la Naturaleza como una
entidad sagrada y la magia como
una forma benévola de desarrollo
espiritual y una herramienta de
emancipación.
109
OCIOCULTO LIBROS, EXPOSICIONES Y CINE

POR ÓSCAR HERRADÓN

no de los libros de referencia

LA LUNA. SÍMBOLO
DE TRANSFORMACIÓN
JULES CASHFORD /
EDICIONES ATALANTA.
LIBROS DEL MES
U sobre el tema que aborda-
mos en este número especial,
considerado un verdadero
clásico contemporáneo, es El
Mito de la Diosa: Evolución de
una Imagen (Siruela, 2005), que
citamos varias veces, escrito a
cuatro manos por las mitólogas
y antropólogas Jules Cashford
y Anne Baring. Precisamente la
primera es también la autora de
una obra monumental publica-
da igualmente por Ediciones
Atalanta: La Luna. Símbolo de
Transformación, un trabajo que
desarrolla la larga y fascinante
historia de los mitos y los sím-
bolos que, desde el Paleolítico
hasta nuestros días, tiene a
nuestro satélite como protago-
nista. Un cuerpo celeste que ha
moldeado nuestra imaginación
desde el albor de los tiempos y
que ha sido uno de los grandes
símbolos de la Diosa.

diciones Atalanta publicó en 2019 un libro

E maravilloso centrado en el tema que hemos

tratado a lo largo de estas «Historias del
Año/Cero», Diosas, del mitólogo y escritor
a autora de este magnífico
Lciones
trabajo publicado por Edi-
Obelisco, la mitóloga y
antropóloga lituanoestadouni-
estadounidense Joseph Campbell. El autor,
responsable de obras monumentales y eruditas dense Marija Gimbutas, es una
como los varios volúmenes de Las Máscaras de de las eruditas citadas en estas
Dios, Imagen del Mito o El héroe de las Mil Caras páginas, y es lógico, teniendo
–todos ellos editados en castellano por Atalanta–, en cuenta que es una de las
no llegó a publicar como tal un libro sobre la diosa, autoras que más saben sobre el
pero realizó multitud de conferencias donde abordó asunto. Las Diosas Vivientes es
este fascinante asunto. Gracias a la esmerada labor el volumen que Gimbutas, que
de la profesora Sagron Rossi, que rescató el material contradijo las teorías sostenidas
de esas ponencias realizadas entre 1972 y 1986, por la arqueología contempo-
tenemos acceso a las iluminadoras revelaciones de ránea al reconstruir el devenir
uno de los grandes mitólogos del siglo XX, sobre de las culturas centradas en la
la figura de la diosa, su simbolismo y su función LAS DIOSAS VIVIENTES figura de la Diosa que antece-
en las diferentes culturas de la Antigüedad: desde MARIJA GIMBUTAS / EDICIONES dieron a las culturas históricas
la prehistoria hasta las diosas micénicas, sumerias OBELISCO. patriarcales en muchos miles
y egipcias; de los cultos mistéricos y las deidades de años, estaba a punto de
femeninas del panteón romano a la devoción culminar cuando murió. El
medieval por la Virgen María. mismo contiene el extracto
de sus estudios, combinados
con nuevos descubrimientos y
DIOSAS. MISTERIOS DE LO DIVINO FEMENINO las notas de la editora Miriam
JOSEPH CAMPBELL/ EDICIONES ATALANTA. Robbins Dexter.

RASTREANDO
TIEMPOS PASADOS
sta joya de Ático de los Libros,
E Pax. Guerra y paz en la edad
de oro de Roma, tiene detrás al
prestigioso historiador británico
Tom Holland, con títulos en
su haber centrados también
en la Roma clásica, Rubicón y
Dinastía. Pax, con su habitual
pulso narrativo y una exuberante
documentación, narra la deslum-
brante historia de una Roma en
la cúspide de su poder, en sus
años de máximo esplendor,
desde el año 69 d.C. hasta siete
décadas después, con la muerte
de Adriano. La épica y definitiva
historia de la Pax romana.
e la mano de otra editorial
D que ama la historia, Pasado
& Presente, nos llega un libro
difícil de clasificar, pero que
es una delicia –preñada de
erudición– página tras página.
Hablamos de Reinos Incom-
parables. España en el Siglo
de Oro, del especialista en
Estudios Hispánicos Jeremy
Robbins. El autor construye una
tesis cohesionada y convincen-
te, multidisciplinar, que nos trae
una profunda reflexión sobre
el pensamiento en la España
del Renacimiento y el Barroco.
Cautivador.
esperta Ferro publica el libro
D definitivo sobre la batalla de
las Navas de Tolosa, escrito por
el medievalista Francisco García
Fitz. Un hito histórico que tuvo
lugar en el paraje homónimo de
Sierra Morena el 16 de julio de
1212, donde el rey de Castilla,
Alfonso VIII, junto a Pedro II de
Aragón y Sancho VII, así como
las tropas de cada uno, huestes
de varias órdenes militares
y numerosos voluntarios, se
enfrentaron y derrotaron a las
fuerzas del califa almohade
Muhammad al-Násir, marcando
el retroceso definitivo de Al-
Ándalus.
OCIOCULTO
LA ERA DEL
N uevo título de la colec-
ción Valdemar Gótica con
FUTURO…
impactante imagen de portada:
MARK SAMUELS
La Era del Futuro Degradado,
VALDEMAR / 256 PÁGS
de Mark Samuels, uno de los
principales autores de la actual
narrativa de terror sobrena-
tural heredera de Lovecraft y
su horror cósmico que murió
en 2023, dejando un brillante
legado literario. Esta magnífica
edición reúne una selección de
sus mejores relatos, con abun-
dantes referencias a los clási-
cos de la literatura fantástica.
En sus páginas se dan la mano
muertos vivientes, sueños
opresivos, edificios laberínticos
o abandonados, los mandalas,
la alienación generalizada o los
muertos vivientes. Los héroes-
víctimas pergeñados por el
autor se limitan a vagar por una
Dimensión Desconocida de lo
insólito hasta alcanzar la revela-
ción del misterio, que es visto
tanto con sobrecogimiento y
maravilla como con horror.
Por cortesía de Valdemar,
sorteamos 5 ejemplares.
MÁS ALLÁ también Valdemar reedita un
DE LOS EONES... Y título emblemático de la mis-
ma colección Gótica, Más allá
H. P. LOVECRAFT
VALDEMAR / 688 PÁGS de los eones y otras historias en
colaboración, del maestro del
horror cósmico H. P. Lovecraft.
Una nueva edición que incluye
los relatos «En los muros de
Eryx», un insólito cuento de
ciencia ficción escrito sobre un
boceto de Kenneth J. Sterling, y
«Encerrado con los faraones»,
una historia de terror basada
en una idea original del presti-
gioso ilusionista Harry Houdini.
Debido a la penuria económica
que siempre le acompañó, el
escritor oriundo de Providen-
ce se vio obligado a realizar
asesoramientos y revisiones de
textos de otros autores –por lo
general, mucho peores– que en
algunos casos sometió a una
revisión de estilo y en otros a
una reescritura completa.
Por cortesía de Valdemar,
sorteamos 5 ejemplares.
OCIOCULTO
LA OPINIÓN DEL EXPERTO
ANDREA D. MORALES ES HISTORIADORA
ESPECIALIZADA EN LA EDAD MEDIA Y
ESCRITORA. ES AUTORA DE VARIAS NOVELAS
HISTÓRICAS Y AHORA PUBLICA CON
ALFAGUARA «DIVINAS. MITOLOGÍA, PODER Y
ENERGÍA FEMENINA».
112
LIBROS, EXPOSICIONES Y CINE
ablas de doce diosas para los
H doce meses del año, pero
¿con cuál te identificas más?
No creo que me identifique
únicamente con una, ya que todas
han sido escogidas por poseer un
rasgo que podría formar parte de la
personalidad de muchas lectoras
y lectores. Son, además, carac-
terísticas comunes. En mi caso,
considero que tengo esa tendencia
al estudio y las artes –algo intrín-
seco en Minerva–, pero también
ese ansia de libertad tan propia de
Artemisa, esa necesidad de per-
fección y autoridad de Ereshkigal,
y esa protección hacia las criaturas
pequeñas, como Taweret. Al final
somos un cúmulo de virtudes y
faltas.
Como reina de la muerte en la
mitología sumerio-acadio, ¿qué
papel representaba la diosa
Ereshkigal?
En un principio, los relatos mito-
lógicos se crean para así dar res-
puestas a todos los enigmas que
perturbaban al ser humano. Del
mismo modo, los dioses acaban
representando lo peor y lo mejor
del hombre, no son seres supe-
riores que nadan en la perfección,
sino que están compuestos de
múltiples atributos.
Las diosas del Inframundo
funcionan igual, son mujeres con
defectos y virtudes, y nosotros
decidimos qué es lo que quere-
mos abrazar de ellas. Podríamos
quedarnos solo con que Ereshkigal
mata a su hermana Inanna de una
mirada debido a la furia que siente,
pero también podemos ahondar
en la cuestión y podemos que-
darnos con que esa furia nace de
que Inanna ha desobedecido las
leyes que rigen el mundo de los
vivos y los muertos, penetrando
en un territorio que le está vetado
y perturbando el descanso de las
almas que allí residen.
Sugieres que antiguas diosas
pueden ayudar a la mujer de
hoy. ¿Cómo?
Lo primero, en reconocernos en lo
que otrora fuimos. Siempre incido
en que conocer el pasado nos
permite conocer el presente. En el
caso de la mujer me parece muy
importante, ya que desde tiempos
inmemoriales ha existido un mode-
lo al que hemos de acogernos, una
división que nos ha separado en
dos categorías, la de «mala mujer»
y la de «buena mujer». Lo segun-
do, frente a la idea preestablecida
de que solo hay diosas destinadas
al amor, el hogar, la maternidad y la
fertilidad, hay que demostrar que
no es cierto. Muchas divinidades
han ostentado roles muy diferen-
tes, y estas actividades, tradicional-
mente masculinas, están abiertas a
la presencia de mujeres. Y lo terce-
ro, y es este el principal objetivo del
libro, es ofrecer la posibilidad de
que las niñas y las mujeres puedan
aceptarse en su peor y en su mejor
versión. Que se sientan repre-
sentadas en diosas, diosas que
podrían ser ellas mismas, come-
tiendo errores y aciertos o siendo
víctimas de grandes tragedias a las
que sobreviven. Pienso en Sedna,
la deidad inuit que sufrió la traición
de su padre y su marido, quien la
maltrataba, o en Ereshkigal, que
fue sometida por su esposo.
 OCIOCULTO

SORTEO

LA CON-
QUISTA DEL
OCÉANO

LA HORDA VIDAS DE ALEJANDRO. 24 HORAS EN

MARIE FAVEREAU
ÁTICO DE LOS LIBROS
tico de los Libros publica la pri-
Á mera historia completa de los
mongoles occidentales, uno de
los imperios más influyentes de la
historia que dio forma a la primera
globalización, de la mano de la
profesora asociada de Historia en
la Universidad de París Nanterre,
Marie Favereau.Aquel fue uno
de los imperios más extensos y
diversos de la época medieval,
una sociedad étnicamente diversa
y políticamente flexible que supo
adaptarse a los múltiples cambios
políticos de su entorno.
DOS RELATOS… LA ROMA DE NERÓN
VVAA DIMITRI TILLOI D’AMBROSI
EDICIONES SIRUELA EDITORIAL CRÍTICA
Por cortesía
de Edaf sor-
diciones Siruela nos trae un na cautivadora inmersión en la teamos cinco
E precioso volumen: Vidas de
Alejandro. Dos relatos fabulosos,
U vida cotidiana de la capital del
Imperio romano bajo el mandato
ejemplares
de este libro.
en edición de Carlos García Gual. de uno de los emperadores más Puedes
Por primera vez en un solo volu- controvertidos. Obra que publica escribir a
men podemos disfrutar de Vidas Crítica y cuyo autor es el doctor AÑO/CERO,
y hazañas de Alejandro Magno, en historia Dimitri Tilloi d’Ambrosi, c/ Luca de
una obra miscelánea firmada por quien deja claro que ni Nerón esta- Tena 17,
Pseudo Calístenes en el siglo III, ba tan loco ni incendió Roma. Por 2ª, 28027,
y Nacimiento, hazañas y muerte sus páginas podemos seguir el día Madrid y
de Alejandro de Macedonia, obra a día de los ciudadanos romanos, a a-cero@
de autor anónimo y basada en acompañándolos por las calles de prismapu-
la primera, transmitida de forma la capital, los templos, los palacios, blicaciones.
oral e impresa por vez primera en los barrios bajos, hasta las arenas
Venecia en el siglo XVII. del Circo Máximo.

CÓMICS Y LIBROS ILUSTRADOS

Norma Editorial nos trae Mezkal, del guionista Kevan Stevens y el dibujante Jef, una
soberbia novela gráfica que, protagonizada por el afligido Vananka Darmont, nos
cuenta su traslado de Chicago al corazón de un México repleto de acción, droga y
peligros. Tengu Ediciones es la responsable de lanzar una exuberante edición de
Shibumi, de Pat Perre y JB Hostaden, la adaptación gráfica de la novela homónima,
obra inclasificable del misterioso escritor estadounidense Trevanian, y que cuenta
la historia del mejor asesino de su época y el hombre más buscado, Nikolái Hel.
También Norma publica La Sociedad Paranormal británica (de la que sorteamos tres
ejemplares): dos de sus miembros, Simon Bruttenholm y Honora Grant, deberán
enfrentarse a un terrible secreto ancestral y pagano en el extraño pueblo de Noxton.
Panini publica el segundo y lujoso tomo de Lobezno en la colección Marvel Gold,
donde Logan compartirá aventura con Nick Furia y tendrá que descubrir el sorpren-
dente secreto que se esconde bajo la máscara del nuevo Escorpio. Y ECC nos brinda
una nueva aventura del Universo Sandman, Los detectives muertos, donde Charles
Rowland y Edwin Paine luchan contra unos aterradores fantasmas tailandeses.
LA ÚLTIMA PALABRA

Anónimo Dagina invoca a «Maketón y a los espíritus»

para que Dionosifón la tome a ella en matrimo-
nio y no a Tetima, y a su vez para que jamás se
case con otra mujer, a menos que ella misma
recupere y desenvuelva el rollo. Reproducimos
a continuación el texto:

«De [Teti]ma y Dionisofón la ceremonia y

La maldición
el matrimonio
escribo en encantamiento, y de todas las
otras

DE PELA
mu[je]res, tanto viudas como vírgenes,
pero
especialmente de Tetima, y confío a
Makrón
ya

[los] espíritus, y (solo) cuando yo desen-

El amor y tierre
y vuelva a leer esto desenrollado,
la posesión,
[¿] que ella pueda casarse con Dionisifón,
asuntos eternos pero no antes, pues no quiero que tome

I
que a lo largo nscrita en una plancha de plomo datada
a otra
mujer sino a mí,
de los siglos entre los siglos IV y III a.C., contiene una
maldición o hechizo griego de amor. Se que [yo] envejezca con él, y ninguna otra.
han impulsado conocían como katadesmoi (defixiones Vuestra suplicante [soy]:
a hombres en latín) y eran encantamientos escritos
sobre material no perecedero (en este caso Compadeceos de [¿Fil?]a, estimados
y mujeres a el plomo) enterrados en lugares secretos para espíritus, pues estoy ¿dagina? de todos
recurrir a garantizar su eficacia. La Tablilla de la Maldición
de Pela fue encontrada en 1986 en Pella, una
los
míos y estoy abandonada. Pero
todo tipo de antigua ciudad que se encuentra en la llanura
central de la región de Macedonia. guardad [esto] por mi bien para que estas
sortilegios y Se trata de un hechizo mágico o conjuro de cosas no pasen y la malvada Tetima
maldiciones amor escrito por una mujer (de nombre Dagi- perezca
de mala manera.
na), cuyo amante Dionosifón (Dionysophon,
para la que significa «la voz de Dioniso») está a punto
consecución y de casarse con una tal Thetima o Tetima (cuyo
significado es «la que honra a los dioses»).
[…] pero que yo me quede feliz y bende-
cida».
mantenimiento
del ser amado.