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Las lenguas tupí-guaraní constituyen una subfamilia de 53 lenguas de la familia macro-tupí

que se hablan o se hablaban en la Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Guayana Francesa,


Paraguay, Perú, y Venezuela.

Comprende once subgrupos y una lengua no clasificada. Once lenguas se hallan extintas y
al menos otras ocho están en peligro de extinción. Es la subfamilia más importante de la
familia tupí, la de mayor extensión geográfica en el territorio de América del Sur. Además las
lenguas tupí-guaraní son probablemente el grupo de lenguas mejor estudiadas de la
Amazonia, habiendo sido convenientemente reconstruido el proto-tupí-guaraní (proto-TG).
Historia
El nombre de esta rama de las lenguas macro-tupí proviene de las tres lenguas
históricamente más importantes de esta rama: el tupí, el tupinambá (que en su versión
criollizada se denominó ñe'engatú o língua geral) y el idioma guaraní que es actualmente
lengua oficial en lugares como Bolivia, Paraguay y la provincia de Corrientes (Argentina), y
que tiene varios millones de hablantes.

Los tupinambá vivían a lo largo de la costa, estando la mayor parte de la población en lo


que actualmente es el área de Río de Janeiro y algo más al norte. Este grupo fue el mayor
de los grupos indígenas con el que contactaron inicialmente los portugueses. Su lengua
alcanzaba tal extensión, que durante los siglos XVI y XVII su lengua se llamó simplemente
língua brasílica o brasiliano, apareciendo el nombre tupinambá hacia el siglo XVIII. El
sacerdote José de Anchieta (1595) documentó extensivamente el estadio más antiguo de
esta lengua, señalando que se tratataba de la "lengua más usada lo largo de la costa de
Brasil", superando en el primer período de la colonización al portugués. El tupinambá ha
sido una importante fuente de préstamos léxicos al portugués de Brasil, especialmente en lo
que respecta a la flora y la fauna. Varias de esas palabras se han difundido masivamente a
otras lenguas, entre ellas: tapioca (< typy ʔók-a) , jaguar (< jawár-a), mandioca (< mani
ʔók-a), tucán (< tukán-a) o tapir (< tapi ʔír-a).

Los guaraníes vivían al sur de lo que ahora es São Paulo fueron el grupo más amplio con el
que los exploradores españoles tuvieron contacto en la costa este de América del Sur. El
antiguo guaraní, documentado y descrito por Antonio Ruiz de Montoya (1639). A diferencia
del tupí y el tupinambá el guaraní no es una lengua extinta, sino que con el tiempo ha
llegado a ser una de las mayores lenguas indígenas de América contando en la actualidad
con casi 5 millones de hablantes (2007).

El tupí propiamente dicho estaba estrechamente relacionado con el tupinambá, aunque


comparte con el guaraní la ausencia de consonantes finales. Los tupíes vivían en el área de
lo que ahora es São Paulo, en el área de São Vicente y en el curso alto del río Tieté. La
forma criollizada de esta lengua se llamó língua geral paulista. En la actualidad el tupí, a
diferencia de la versión criollizada del tumpinambá o ñe'engatu, es una lengua extinta.

Lenguas de la familia
El término tupí-guaraní fue usado inicialmente por Alfred Métraux, el primer antropólogo que
usó datos de las crónicas de los siglos XVI y XVII sobre los tupinambáes y los guaraníes. Y
aunque hubo intentos de clasificación de las lenguas de esta rama en las décadas de 1940
y 1950, la primera clasificación basada en datos lingüísticos, en lugar de datos geográficos
o listas de etnónimos, es la de Rodrigues (1958) presentada originalmente en el XXXII
Congreso Internacional de Americanistas. Esta clasificación permitió reconocer claramente
la rama tupí-guaraní del resto de lenguas que conforman la familia macro-tupí. La siguiente
tabla resume la clasificación propuesta por Rodríguez:

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