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DIOS
¿ILUSIÓN O REALIDAD?

EWALD LIBIS WANDERSLEBEN


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INDICE
Pág.

Introducción -------------------------------------------------- 7

1. La Realidad de la Deidad ------------------------------ 9

2. El Origen de la Existencia ----------------------------- 13

3. El Origen de la Energía -------------------------------- 19

4. El Origen de las Leyes ---------------------------------- 23

5. El Origen de la Vida ------------------------------------ 25

6. El Origen de las Especies ----------------------------- 27

7. El Origen del Diseño ------------------------------------ 29

8. El Origen del Alimento Orgánico ------------------- 31

9. El Origen de la Inteligencia -------------------------- 33

10. El Origen de las Sagradas Escrituras ------------- 37

11. Dios y la Ciencia ---------------------------------------- 67

Conclusión ---------------------------------------------------- 73

Apéndice ------------------------------------------------------- 77

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Introducción
¿Es razonable creer en Dios? ¿Es Dios una realidad viviente o es
simplemente una invención humana? ¿Existe Dios? ¿Puede probarse
científicamente que hay un creador viviente que sostiene y gobierna
todo lo que existe?

Uno de los aspectos más importantes de la vida es saber con certeza si


realmente hay un Dios Creador que gobierna y sostiene todo lo que
existe. La mayoría de las personas acepta o rechaza a Dios como
realidad, sin jamás haber hecho un estudio detallado y un análisis
minucioso sobre una de las cuestiones más trascendentales de la
existencia.

Por un lado, los ateos no creen en la realidad de la Deidad y señalan


que Dios no existe, y por el otro, las personas que desde la niñez se les
ha enseñado a aceptar como un hecho a priori la existencia de Dios,
suponen su existencia como creencia sin contar con la evidencia que la
respalde. Todo hombre debe estar seguro de lo que sabe, y este saber
debe estar exento de meras suposiciones o creencias subjetivas. En esta
obra presentaremos evidencias absolutas e inmutables que
demostrarán la realidad de Dios. Después de examinarlas
desprejuiciadamente, usted nunca dudará otra vez de la realidad del
Dios Creador. Estas pruebas son incuestionables y son fiel testimonio
de un Creador Inteligente. No pretendemos hacer un estudio
exhaustivo respecto a la naturaleza y atributos de la Deidad. Este texto
tiene como único propósito entregar sólida evidencia que demuestre la
realidad del Dios Creador y dejar en el lugar que le corresponde todas
las demás ideologías falaces que tratan de relegar a la Deidad a una
mera idea mitológica cuya aceptación, creen ingenuamente sus
defensores, es propia de gente ignorante, crédula y supersticiosa.

A través de esta obra, examinaremos las evidencias que existen que


determinarán si debemos aceptar o rechazar la cuestión más
fundamental de todas: la realidad del Supremo Creador, conocido en el
lenguaje popular como Dios.

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CAPITULO 1
La Realidad
de la Deidad
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La postura atea señala ingenuamente que Dios no existe. Esta idea
simplista, desde el punto de vista ateo, indica que no hay Dios, pero
encierra en términos lingüísticos estrictos una gran verdad que los que
la pronuncian (los ateos) realmente no comprenden lo que están
diciendo. Los ateos no saben lo que dicen, ya que al afirmar que Dios
no existe están diciendo, sin saberlo, una verdad absoluta. En efecto,
Dios no existe pero eso no significa que no sea real. Realidad no es lo
mismo que existencia.

Definamos claramente los términos. Todo lo que es creación es


existencia y esta existencia es proyectada o manifestada por una
realidad trascendente, absoluta e inmutable que llamamos Dios. Por lo
tanto, cuando el ateo señala que Dios no existe, sin saberlo ha dicho
una gran verdad. Pero el ateo en su ignorancia lo ha dicho en el sentido
simplista de que no hay Dios, creyendo que los que aceptan la realidad
de Dios lo fueran a encontrar en algún lugar del universo. Dios no se
encuentra en ningún lugar del universo y sin embargo se encuentra en
todos. Plantearle a un ateo que resuelva esta paradoja sería como
pedirle a un perro que vuele, o, a un inválido que camine. La Escritura
lo dice de manera elocuente al señalar dos veces lo siguiente:

“Dice el necio en su corazón: No hay Dios”


(Salmos 14: 1; 53: 1)

Dios está más allá de la existencia

En este estudio demostraremos la realidad de la Deidad. Nuestra


premisa fundamental es la siguiente: Dios, el Supremo Creador es la
única realidad, y esta realidad está más allá de la existencia. Por lo
tanto, Dios no existe pero es real. Dios sostiene y gobierna de manera
soberana la existencia pero Él en sí mismo está más allá de la misma.
Ahora bien, Dios, el creador supremo, puede optar por manifestarse en
la existencia, pero cualquiera de sus manifestaciones no es Dios en sí
mismo sino tan sólo una proyección de sí mismo.

Comenzaremos por contestar una de las interrogante anteriormente


planteadas ¿Se puede comprobar científicamente la existencia de Dios?
La respuesta es un rotundo No, porque no es posible llevar a Dios a un
laboratorio y comprobar materialmente que existe. De hecho, si la

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ciencia llegara a afirmar que ha encontrado a Dios y comprobado que
existe, eso no podría ser Dios. Reiteramos, Dios no puede existir
porque la existencia es creación y Dios no es la creación, sino el
Creador que sostiene a su creación. La realidad de Dios no se
comprueba (concretamente) sino que se demuestra (abstractamente)
por medio de la razón y la lógica. En este último sentido, la ciencia
también puede ayudarnos a demostrar la realidad viviente que es el
Dios Creador. Esto ya lo había señalado Louis Pasteur cuando dijo que:
“un poco de ciencia aleja de Dios, pero mucha lo acerca”.

El universo y su conjunto de elementos existenciales que lo componen


como: galaxias, sistemas solares, planetas, minerales, vegetales,
animales, hombres, dioses, etc., existen, o sea, sólo tienen realidad
aparente. En cambio, Dios el Supremo Creador es el único que posee
realidad, la cual está más allá de toda creación o existencia (tiempo,
espacio, energía, movimiento).

¿Qué es Dios?

Humanamente no podemos responder a esta pregunta porque


cualquier respuesta estaría dentro del ámbito de lo creacional y Dios el
Creador está más allá de toda creación. El hecho de pensar en Dios y
señalar cualquier concepción mental acerca de Él, se está generando
una creación, y eso precisamente no es Dios.

A Dios sólo podemos tratar de entenderlo parcialmente de acuerdo a lo


que el mismo ha revelado de sí mismo en su sagrada Palabra. Tres
pasajes de las Sagradas Escrituras nos revelan de Dios lo siguiente:

“Mas el Eterno es el Dios verdadero; él es Dios vivo y Rey eterno”


(Jeremías 10: 10)

“Yo soy el Eterno, y ninguno más hay; no hay Dios fuera de mí…no
hay más que yo; yo el Eterno, y ninguno más que yo, que formo
la luz y creo las tinieblas, que hago la paz y creo la adversidad.
Yo el Eterno soy el que hago todo esto”
(Isaías 45: 5-7)

“Porque en él vivimos, y nos movemos, y somos”


(Hechos 17: 28)

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La Escritura también nos revela que Él habita la eternidad, o sea, que
está más allá del tiempo (Isaías 57: 15). Dios, el Creador, a través de los
pasajes precedentes, no nos está diciendo que no exista ningún otro
dios en el universo, lo que Él está revelando es que Él está en toda la
creación y que la misma está dentro de Él y nada puede existir fuera de
Él. Por eso, sólo Él es real (o verdadero) y todas sus criaturas (incluidos
los dioses o potencias celestes) son sólo manifestaciones existenciales
ilusorias que proceden de Él. En la realidad, más allá de toda creación
(trascendencia), Él está sólo, Él es la fuerza suprema e infinita. Él es la
única y eterna realidad que no existe, pero que puede, si así lo desea (y
de hecho lo hace), manifestarse existencial o creacionalmente.

¿Cuál Dios?

Al examinar lo precedente podemos darnos cuenta entonces de la


diferencia abismal que existe entre creer en un dios cualquiera y creer
en el verdadero y único Dios Creador que sostiene a su creación y a
todos los seres que la constituyen. Por eso el apóstol Pablo inspirado
por Dios escribió:

“Porque aunque haya algunos que se llamen dioses, sea en el cielo,


o en la tierra (como hay muchos dioses y muchos señores), para
nosotros, sin embargo, sólo hay un Dios, el Padre, del cual proceden
todas las cosas… pero no en todos hay este conocimiento”
(1º Corintios 8:5-7)

Aquí nuevamente la Escritura afirma que dentro de la creación pueden


existir muchos dioses o potencias celestiales, sin embargo, ya sea que
existan o no, más allá de toda creación (incluido los dioses) sólo está la
eterna y única realidad: Dios, el Creador Supremo.

Dios, el Padre, de quien proceden todas las cosas y seres, se ha revelado


al hombre a través de su nombre santo. El testimonio de la propia
Escritura, en Éxodo 3:14, señala inequívocamente que el Nombre con el
que Dios quiere que se le identifique a sí mismo es por el de “Yo Soy el
que Soy” (su fonética hebrea es “Ehié asher Ehié”) o simplemente “Yo
Soy” (“Ehié”). En relación a este nombre de Dios, que está relacionado
con el Ser eterno (por eso su nombre es un presente continuo),
tenemos también el sagrado Tetragrámaton, en hebreo (YHWH)
que es un acróstico que explica el nombre de Dios, porque combina

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todos los tiempos del verbo ser: pasado (‫היה‬: era), presente (‫הוה‬: es) y
futuro (‫היהי‬: será). De modo que, las cuatro letras hebreas que forman el
Tetragrámaton forman el acróstico de era, es y será, que Dios utiliza
para referirse a sí mismo como «el que era, el que es, y el que siempre
será », o sea, “El Eterno”. Para más detalles, consulte nuestra obra:
“TETRAGRAMATON Los Nombres Sagrados”.

Manifestaciones de Dios

Además, Dios el Padre se puede manifestar en la creación a través de


múltiples y variadas modalidades existenciales. Podemos nombrar siete
formas de manifestación que Dios ha utilizado y utiliza para
comunicarse con el hombre:

1. La Conciencia
2. La Naturaleza

3. Los Ángeles

4. El Hijo de Dios

5. El Espíritu Santo

6. Los Sueños y Visiones

7. Las Sagradas Escrituras

No explicaremos cada una de estas formas o instrumentos de


manifestación porque no es el objetivo de este trabajo, sin embargo, las
nombramos porque son las claves divinas que permiten evidenciar la
realidad de la Deidad. Para más detalles consulte nuestra obra de siete
tomos “Misterios Revelados”.

CAPITULO 2
El Origen de la
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Existencia
Al ser participantes de un universo espacio-temporal que se caracteriza
por una serie de sucesos. La mente, naturalmente, se pregunta: "¿Qué
es esto? ¿De dónde vino?". ¿Acaso el universo, lo que vemos,
simplemente vino a la existencia de la nada, o ha estado, este universo
material del cual formamos parte, siempre aquí? ¿O es que algo o
alguien, que trasciende este universo material, es responsable de
traerlo a la existencia, y a nosotros con él? Cuando intentamos
contestar estas preguntas básicas acerca del origen y las causas de la
existencia circundante, a la conciencia humana sólo se le presentan las
siguientes tres razones fundamentales para dar cuenta o explicar el
origen de la existencia y del universo.

1. El universo surgió de la nada: este punto de vista es


irracional porque deja de lado la razón y la lógica. Dado que la
nada (nada real y nada existencial) no puede producir algo,
concebir esta idea es una verdadera locura sólo concebible en
personas que no razonan con lucidez.

2. El universo es eterno: esta perspectiva señala que la


energía/materia es eterna y es capaz de producir la realidad
existencial por medio del azar ciego. Este punto de vista ha
dado origen al materialismo (o naturalismo). El materialismo
tienen como premisa que no existe nada más allá de la materia.
El materialismo es una ideología ateísta, un poco más
elaborada que la primera pero absolutamente falaz e irracional
pese a todos los vanos esfuerzos por “maquillarla” como
racional.

3. Dios creó el universo: Esta cosmovisión, el teísmo, sostiene


que algo o alguien inteligente trasciende y a la vez creó el
universo del cual formamos parte. No hay ninguna otra
alternativa lógica para explicar el origen universo. La presencia
de la creación universal exigen la presencia de un Creador

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inteligente que le dio origen. Los teístas, aceptan este tercer
punto de vista, como la explicación más razonable de lo que
encontramos como cierto acerca de nosotros y del mundo.
Sostener este punto de vista no es una simple declaración de fe
ciega. Hay argumentos sólidos y racionales para sostener este
punto de vista por sobre los otros dos. El teísmo, por lo tanto,
es una idea razonable. De hecho, es más razonable creer en
Dios que no creer en la Deidad. Los teólogos han planteado
varias líneas de evidencias para argumentar a favor de la
realidad de Dios. Estos argumentos, si bien no comprueban
científicamente la realidad de Dios, sin embargo, si la
demuestran racionalmente de manera abstracta. Estos
argumentos son: el cosmológico, el teleológico y el moral:

a) Argumento cosmológico: este argumento señala que


no puede haber efecto sin causa. La racionalidad implica
aceptar el hecho irrefutable que todo suceso existencial
tiene una causa. El universo tuvo un principio, el tiempo,
el espacio, la energía y el movimiento en el universo no
son infinitos ni eternos, por lo tanto, tuvo que haber
habido una causa que lo generó. Nada en el universo es
infinito y eterno. Pero el que lo sostiene y gobierna sí, y
este es Dios. El universo es el efecto y la causa es Dios.
Algunos plantean la siguiente interrogante: ¿Y de donde
vino Dios? Si bien es cierto es a la vez razonable y
legítimo hacer esta pregunta con relación al universo, es
irracional y no tiene ningún sentido hacer la misma
pregunta en el contexto de Dios, ya que sugiere que la
Deidad tendría características que sólo se encuentran en
el universo: espacio y tiempo. Por definición, algo eterno
debe existir fuera del espacio-tiempo ¡La misma
pregunta planteada revela la falacia del que la hace de
razonar desde un contexto creacional ligado al espacio y
al tiempo! Reitero, por definición, algo eterno debe
existir fuera del tiempo y del espacio. Dios no tiene
principio; ¡Él ES! (Éxodo 3:14).

b) Argumento teleológico: este segundo argumento


trata con el estructurado orden, complejidad, inteligencia

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y diversidad que existe en el universo y la naturaleza. El
orden, la complejidad la armonía, la interdependencia de
todas los seres y cosas observables en el universo y la
naturaleza demuestra que funciona según un diseño
inteligente y no pueden ser de ninguna manera el fruto
del mero azar, esto sería irracional. Este argumento se
explica en la analogía del reloj y el relojero. No puede
haber reloj si no hay antes un relojero que lo haya
diseñado y creado con un propósito en mente. Así la
creación en todas sus diversas y variadas formas de
expresión fueron creadas por un creador quien las diseñó
y creo con un propósito en mente. La inteligencia no
puede ser producida por la no inteligencia, así como la
nada (en términos de realidad) no puede producir algo.
Hay, por lo tanto, una inteligencia eterna y necesaria
presente y reflejada en toda la naturaleza y el universo.
Sea que miremos por el microscopio o el telescopio, se
vuelve más difícil, a la luz de la ciencia experimental,
sostener la vana y superficial hipótesis de que este orden
y complejidad son productos del azar ciego. Toda la
creación apunta a diseño inteligente.

c) Argumento moral: este tercer argumento está basado


en el reconocimiento de que la humanidad posee el
sentido del bien y del mal, este “sentido” está grabado en
mayor o menor grado en su conciencia (ver Romanos
2:14-15). No hay ninguna cultura que no tenga normas de
comportamiento. Todos los grupos reconocen que la
honestidad es una virtud, junto con la sabiduría, la
valentía y la justicia. Y aun en las tribus más remotas de
la jungla, el homicidio, la violación, la mentira y el robo
son reconocidos como malos, en todo lugar y en todo
tiempo. Surge la pregunta: ¿De dónde vino este sentido
moral? o ¿De donde surge el concepto de lo justo o
injusto? Ningún hombre puede hablar de justicia sino
tiene una idea, por vaga que sea, del sentido de la justicia.
Dios se manifiesta en el hombre en mayor o menor grado
a través de la conciencia de éste. Existe una brújula moral
en todos los seres humanos, todos la poseen auque no
todas están en las mejores condiciones. Todo esto sugiere

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de algún modo que el hombre no sólo tiene una relación
hacia abajo, con los animales, las plantas y la tierra, sino
también una relación hacia arriba, con el Dios en cuya
imagen fue hecho.

Hemos examinado las pruebas tradicionales que por sí mismas


demuestran la realidad de un Dios Creador. Los tres argumentos
señalados tienen la fuerza suficiente para demoler cualquier argumento
ateísta de carácter materialista. Esta tercera razón fundamental y
expresada a través de los tres argumentos expuestos, serán explicados
más ampliamente en capítulos posteriores.

Como hemos dicho, no es posible comprobar científicamente la


realidad o no realidad divina, dados, aparte de lo que ya hemos
señalado, los estrechos márgenes de movilidad en que se encuentra
circunscrita la ciencia, la cual está encerrada en la estrecha esfera
materialista. Sin embargo, aunque no se pueda comprobar
científicamente la realidad de la Deidad ello no implica la no realidad
de la misma. Hay muchas cosas y fenómenos de carácter energético,
abstracto, mental e incluso social que no es posible comprobar
científicamente, pero no por ello dejan de ser menos verídicos o ciertos.

Rechazar la realidad de la Deidad es una cuestión de mera creencia


dogmática, creencia, que en el fondo se opone a la razón y la lógica más
depurada. Y aunque aceptar la realidad de la Deidad es una cuestión de
Fe, está no es una mera creencia gratuita, dogmática y ciega, sino que
está fundada en sólida evidencia. La fe verdadera no es ciega ni
dogmática, como lo es la mera creencia. Sino que está fundamentada
en razones muy válidas que la justifican. A la fe verdadera le sobran
razones para aceptar y estar convencido de la realidad de la Deidad.
Tristemente, al ateismo le faltan razones racionales para justificar y
sostener sus débiles y frágiles creencias basadas en la nada. El ateo
tiene una torre de naipes que vasta el más leve toque en cualquier parte
de su estructura para que caiga, en cambio, el teísta tiene una fortaleza
inconmovible que ni el espacio ni el tiempo han podido jamás echar por
tierra.

Un ateo es una persona que no cree en Dios no porque posea reales


argumentos o pruebas para sostener su hipótesis, sino simplemente
porque se ha dejado llevar por la corriente del sistema materialista
imperante que trata de explicar la creación sin la necesidad de un

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creador. Un ateo si es sincero en lo que cree con toda seguridad no ha
estudiado lo suficiente como para estar convencido de ello y por lo
tanto sus conclusiones son dogmáticas basadas en meras creencias
materialistas que no tienen sólidos fundamentos para sostenerse en
pie. Cualquier prueba que un ateo entregue para desacreditar la
realidad de la Deidad, el fundamento mismo de su evidencia,
cualquiera que esta sea, refleja en el fondo la ignorancia en temáticas
metafísicas y abstractas e incluso científicas que ya en la hora actual la
ciencia de vanguardia poco a poco se ha ido dando cuenta de que no
puede dejar de lado a Dios en ninguna ecuación existencial.

En los próximos capítulos entregaremos una serie ordenada de pruebas


que evidencian de manera incuestionable la realidad de Dios. Estas
pruebas emanan de dos fuentes fundamentales: LA CREACIÓN y LAS
SAGRADAS ESCRITURAS. Consideraremos el material que descansa
en el agudo filo del entendimiento científico, estas son las pruebas
establecidas por la ciencia y que, por un lado echan por tierra cualquier
postura ateísta, y por el otro, avalan sólidamente la aceptación racional,
lógica e incuestionable de la realidad de Dios como Supremo Creador.
También consideraremos el aporte sobrenatural que nos entregan las
Sagradas Escrituras a través de sus sorprendentes revelaciones que
demuestran que detrás de tales registros escriturales está “la mano” de
un Supremo Hacedor.

Existen dos explicaciones para el origen del universo, de la vida y del


hombre. Una es la creación, llevada a cabo por un Dios Creador, y la
otra, es la teoría de la evolución. En los círculos intelectuales ha llegado
a prevalecer la doctrina de la evolución. Esta última ha ganado
aceptación general no sólo entre científicos y educadores sino también
en muchos que profesan el cristianismo la han aceptado, si bien
únicamente en forma pasiva. Por eso examinaremos los hechos
racionalmente y veremos cual de las dos explicaciones es la que entrega
verdadera evidencia.

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CAPITULO 3

18
El Origen de
la Energía
¿Cuál es la verdad de la ciencia moderna respecto al origen de toda la
energía y materia en el universo? ¿Nos dicen los científicos que la
materia siempre ha existido? o ¿Han determinado ellos que hubo un
momento en el tiempo cuando la materia vino a la existencia? La
respuesta a la segunda pregunta es, ¡Sí! Pero ¿cuál es la prueba de que
esto sea verdad?

La primera ley de la termodinámica declara lo siguiente: La energía


(energía y materia son los dos polos de una misma cosa: energía) nunca
puede ser creada o destruida. Esto significa que no hay nueva materia o
energía viniendo a la existencia y no hay nueva materia o energía
dejando de existir. Ya lo dice la propia Escritura al declarar que:

“Las obras suyas estaban acabadas desde la fundación del mundo”


(Hebreos 4: 3)

De esta primera ley de la termodinámica ¿podríamos concluir que la


energía o materia han existido eternamente?, No, ¿Por qué? Porque el
sistema energético que llamamos universo (o multiverso por otros) de
acuerdo a las evidencias científicas emergentes de la radiactividad de
los elementos prueban que el universo (energía y materia) no son
eternos. Por lo tanto, la primera ley de la termodinámica que
podríamos llamar la ley de la “conservación de la energía” es cierta,
haciendo la aclaración eso sí, que su funcionalidad comienza desde el
momento en que el universo fue fundado o empezó a existir.

Con la llegada de la Era Atómica, comenzando con el descubrimiento


del radio en 1898 por Marie Curie, llegó el conocimiento de que todos
los elementos radioactivos continuamente emiten radiación. El Uranio,
por ejemplo, a medida que se descompone se convierte en Radio y éste
finalmente se trasforma en Plomo. Este lento proceso de

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trasformaciones de los elementos radiactivos toma por supuesto miles
de años. No hay evidencia alguna de que en la actualidad se estén
creando nuevos depósitos de uranio. Esto implica que hubo un punto
en el tiempo cuando el uranio no pudo haber existido, porque éste
siempre se descompone en una forma altamente sistemática y
controlada. El uranio no es estable como el plomo u otros elementos. El
uranio se descompone. Esto significa que hubo un momento específico
en el tiempo cuando todos los elementos radioactivos vinieron a la
existencia. Recuerde, todos ellos — uranio, radio, torio, radón,
plutonio, francio, protactinio y otros — no han existido por siempre.
Esto representa una prueba absoluta de que la energía/materia vino a
la existencia o, en otras palabras, ¡la energía/materia no siempre ha
existido! Por eso los científicos han tenido que elaborar la famosa
teoría de la gran explosión o teoría del big bang porque necesariamente
el universo no es eterno y tuvo un comienzo.

Los elementos radiactivos que existen hoy todavía no han existido lo


suficiente como para agotarse en su proceso de desintegración y quedar
convertidos en plomo. De haber existido SIEMPRE, sin tener un
comienzo definido en el pasado, este período de "vida" o "existencia" de
los elementos radiactivos hubiera cesado hace mucho tiempo, y todos
los elementos radiactivos ya se hubieran convertido en plomo. Puesto
que estos elementos existen únicamente por un período definido, y
puesto que aún hay uranio, radio, torio y otros elementos radiactivos
en el mundo, los cuales aún no han existido lo suficiente para sufrir las
trasformaciones correspondientes, ¡tuvo que haber un tiempo en el
pasado cuando estos elementos NO EXISTÍAN!

Aquí tenemos la prueba científica de que LA MATERIA NO HA


EXISTIDO SIEMPRE. Hay elementos específicos que, en algún tiempo
en el pasado remoto, no existían. Luego hubo un tiempo,
posteriormente, cuando estos elementos VINIERON A LA
EXISTENCIA. En consecuencia, se deduce claramente que el universo,
y toda la materia y la energía, deben haber tenido un origen divino —
un momento específico en el cual fueron creados por un poder o fuerza
inteligente y todopoderosa.

Por otra parte, es totalmente irracional suponer que la creación o


existencia del universo (energía y materia) haya surgido de la NADA.
Esta nada significa necesariamente, para el ateo, nada absolutamente,
o sea, nada real. Hacemos esta aclaración porque desde el punto de

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vista existencial Dios es Nada, dicho en términos de nada existencial o
creacional, pero esta “Nada” es el potencial energético real del cual
“Todo” existe. Sin embargo, el que deja de lado a Dios, tendrá que
convenir que, dadas las evidencias científicas, el universo tendría que
haber surgido de la NADA absoluta (nada de inteligencia, fuerza,
energía, etc., etc.), y eso es irracional. ¿Podría concebir que algo surja
por si mismo de la Nada y de la nada se desarrolle gradualmente? Eso
es absurdo, irracional, una locura y carece de todo fundamento
sostenedor ya sea científico o lógico. Entonces, ¿puede el escéptico
creer que todas las cosas en el universo entero, en la totalidad de sus
exquisitos detalles, vino a la existencia completamente por sí mismo?
Sea honesto, acepte los hechos. ¡Esto es prueba de que la existencia del
universo y la naturaleza exigen la necesaria existencia de un Gran
Creador! Por eso la Escritura declara lo siguiente respecto a todos
aquellos que pretenden dejar fuera a Dios de la ecuación existencial:

“Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen


claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas
por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa. Pues
habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron
gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio
corazón fue entenebrecido”
(Romanos 1: 20-21)

Por lo tanto, si usted es sensato y su mente no ha sido “entenebrecida”,


no tiene excusa para negar la realidad de la Deidad, y necesariamente
tendrá que aceptar el hecho de una CREACIÓN especial y muy bien
planificada por un Creador inteligente, o sea, necesariamente ALGÚN
PODER o ALGUNA FUERZA tuvo que llevar a cabo dicha creación. No
hay efecto sin causa, y al aceptar el inevitable HECHO, comprobado
por los descubrimientos de la ciencia, usted necesariamente si es
honrado y racional debería aceptar la GRAN PRIMERA CAUSA, al gran
Creador a quien llamamos DIOS.

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CAPITULO 4

22
El Origen de
las Leyes
En el universo existen toda clase de leyes que estructuran y le dan
funcionalidad a la luz, al calor, al movimiento, a los cuerpos celestes, a
los seres y las cosas y en general a todo lo que existe.

Los científicos sólo pueden proponer teorías que expliquen como


funcionan estas leyes y como a través de las mismas funciona (en parte)
el universo y la naturaleza, pero lo que no pueden hacer es explicar de
manera racional y lógica, dejando fuera del escenario creacional a Dios,
por qué causa o como se originaron las leyes que rigen la energía y la
materia.

Los evolucionistas evaden la cuestión de los orígenes de la energía y las


leyes que la rigen partiendo cómodamente con un universo ya
ordenado y regido por leyes inamovibles, obviamente porque no
pueden explicar como es posible que en la naturaleza haya cientos de
leyes que regulan inteligentemente cada departamento de la existencia.

Así como la creación exige la presencia de un Creador que esté detrás


de la misma, así también la existencia de leyes en toda la creación exige
también la presencia de un Gran Legislador que esté detrás de las
mismas y que no puede ser otro que Dios. La existencia misma de leyes
invisibles e inmutables, exige de manera absoluta la presencia de un
Dios invisible que las puso en movimiento. No es casualidad que la
propia Escritura declare lo siguiente:

“Uno solo es el dador de la ley”


(Santiago 4: 12)

Ese dador de la ley no puede ser otro que Dios.

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Nuevamente, tratar de explicar la presencia en el universo de leyes
precisas que regulan todo lo que existe, sin la presencia del gran
legislador a quien llamamos Dios, y pensar que las mismas se
generaron simplemente por accidente o generación espontánea, resulta
ser una postura absolutamente improbable que raya con lo irracional y
absurdo.

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CAPITULO 5
El Origen de
la Vida
¿Qué decir de la presencia de la vida? ¿De dónde provino la primera
forma de vida?

La ideología ateísta señala que la vida en nuestro planeta se desarrollo


por evolución. Se supone que la evolución es el desarrollo gradual
desde las condiciones desorganizadas y simples de la materia primaria
hasta desarrollarse cada vez en estructuras más complejas. Para el caso
de la vida, los evolucionistas afirman temerariamente que en definitiva
la vida surgió de materia inorgánica o no viviente. Sin embargo, la
verdadera ciencia jamás ha podido probar ni ofrecer la más mínima
evidencia que pruebe que lo inorgánico o no viviente pueda convertirse
en algo orgánico o viviente. Esto de por sí, hecha por tierra todo el
edificio evolucionista.

Más aún, la ciencia moderna ha realizado algunos descubrimientos


respecto a principios y leyes biológicas que son inmutables y que
desmienten absolutamente la postura evolucionista. Está comprobado
científicamente que LA VIDA SOLAMENTE PROVIENE DE LA VIDA y
esta gran verdad se conoce como la ley del biogénesis. La vida no puede
surgir de lo que no tiene vida. Lo inerte jamás podrá dar origen a lo
viviente. La ciencia no nos proporciona ni un ápice de verdad que
explique la presencia de la vida en la Tierra por otro medio que no sea
el de una creación especial, efecto de la primera y gran causa original:
Dios, quien es vida y es la fuente de toda vida. Es absolutamente cierto
ahora, por todo lo que la ciencia ha demostrado, y conforme a todo lo
que es racional, que se requirió una VERDADERA CREACIÓN para
producir vida de la materia inerte, lo orgánico de lo inorgánico.

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Muchos evolucionistas lo saben, pero para mantener en pie su frágil
edificio ideológico, afirman livianamente, sin ofrecer prueba alguna,
que todas las formas de vida que conocemos hoy en día, incluyendo la
humanidad, han evolucionado gradualmente a partir de formas de vida
más simples hasta llegar a formas de vida cada vez más complejas,
eficientes e interdependientes. ¡Linda idea! Pero es sólo una
especulación engañosa y tiene dos fallas, la primera, es que es una
simple especulación basada en cero evidencia, y segundo,
cómodamente parte con la existencia, por simple que sea, de vida, sin
embargo, no explica ni prueba de donde surgió la vida.

Los evolucionistas sólo pueden suponer y adivinar, ofreciendo vagas y


nebulosas “teorías” para tratar de explicar el posible origen accidental
de la vida. Pero esto no es verdadera ciencia, sino meras creencias que
no ofrecen evidencia.

Por lo tanto, uno no puede negar racionalmente la realidad de Dios, a


menos que pueda explicar el origen de la VIDA sin un Creador, un
Creador quien, Él mismo, es vida. Así, el Creador empieza a ser
revelado por la ciencia y por la razón como un Dios VIVO, un Dios en
quien hay VIDA y quien es el único que ha impartido vida a todos los
seres que la poseen. Dios, el Supremo Creador, es el que tiene vida
inherente en sí mismo y emanó vida de sí mismo para impartirla en
toda la creación en diferentes escalas existenciales. Él ha establecido el
carácter cíclico de la misma que permite en todos los niveles su
reproducción en conformidad con leyes predeterminadas.

26
CAPITULO 6
El Origen
de las Especies
Los evolucionistas creen que las especies más complejas evolucionaron
de especies o géneros de vida más simples. Sin embargo, la ciencia
jamás ha podido probar semejante teoría.

Los evolucionistas pueden afirmar muchas cosas, que la materia sólo


“llegó a existir”, que la vida simplemente “ocurrió” y que todas las
formas complejas de vida “evolucionaron gradualmente” de formas
inferiores, pero no puede dar pruebas de sus declaraciones. Que una
clase de criatura se transforme en otra, esto es científicamente
inaceptable y esto debería hacer replantear su falaz teoría a los
evolucionistas.

Los evolucionistas declaran que de los invertebrados surgieron los


vertebrados. Que de los peces surgieron los anfibios, de éstos los
reptiles, de éstos las aves y mamíferos. Y que de una de las especies de
animales del orden de los mamíferos, específicamente el mono, surgió
el hombre. Sin embargo, por convincente, en apariencia, que se vea
esta idea para muchos, la realidad es que las leyes biológicas de cada
especie poseen barreras infranqueables que biológicamente son
imposibles de traspasar naturalmente. No existe ninguna evidencia que
pruebe que una especie se pueda naturalmente trasformar en otra por
mera virtud del tiempo y de combinaciones químicas al azar.

Durante décadas, los evolucionistas han tratado de encontrar por todos


los medios posibles los famosos eslabones perdidos para utilizarlos
como los necesarios “puentes” que supuestamente probarían su falaz
teoría. Sin embargo, los hechos son contundentes, no se han
encontrado los eslabones EN NINGUNA ESPECIE CONOCIDA. Por lo

27
tanto, no es posible darle crédito a una teoría que no ofrezca ninguna
evidencia, sino meras especulaciones fundadas en la nada.

Para el caso del hombre, los supuestos hombres mono, en la actualidad


se han podido constatar por la ciencia, que eran meros fraudes
intelectuales que en su momento se utilizaron para querer probar la
teoría evolucionista y así ser aceptada como un hecho comprobado.

En cada especie animal sólo pueden existir diferentes variedades pero


cada variedad seguirá siendo siempre el mismo género de vida. Por
ejemplo, pueden existir diferentes variedades en los gatos, pero no es
posible que un gato se transforme gradualmente en un perro. Todos los
gatos son del mismo género animal.

Algunos evolucionistas señalan que la embriología comparativa


muestra que en sus etapas iniciales los embriones de los peces, los
renacuajos y los humanos son muy parecidos. Esto es cierto. Sin
embargo, esto no prueba absolutamente nada a favor del
planteamiento evolucionista. Nunca de un embrión de pez ha surgido
ninguna otra especie que no sea un pez. Por otro lado, los
evolucionistas a veces señalan las mutaciones como evidencia de la
evolución, sin embargo, las mutaciones jamás han mostrado y probado
que una especie se trasforme en otra. Muy por el contrario, la
observación objetiva en toda la creación señala claramente la existencia
de leyes absolutas e inmutables que gobiernan la reproducción de todas
las formas de vida vegetal, animal y humana, y que esas leyes crean
límites inviolables que impiden que una especie o género de vida se
transforme en otro.

Tal como lo declaran las Sagradas Escrituras cada especie vegetal,


animal y por supuesto la humana se reproduce según su especie y
género.

“Luego dijo Dios: Produzca la tierra seres vivientes según su género,


bestias y serpientes y animales de la tierra según su especie. Y fue
así. E hizo Dios animales de la tierra según su género, y ganado según
su género, y todo animal que se arrastra sobre la tierra según su
especie. Y vio Dios que era bueno”
(Génesis 1: 24-25)

28
CAPITULO 7
El Origen
del Diseño
El mundo que nos rodea es un mundo complejo e interdependiente. El
mundo está tan inteligentemente diseñado con una indefinida variedad
de formas de vida las cuales son completamente interdependientes
unas de otras ¿puede ser esto sólo fruto del mero azar? o ¿toda esta
maravillosa creación que nos rodea no es otra cosa que la obra de un
gran Creador inteligente y todopoderoso?

El maravilloso e increíble diseño observable en toda la creación no


puede ser fruto del accidente, el azar o la generación espontánea sino
que nos habla de un supremo iniciador, de un supremo arquitecto y
diseñador que de acuerdo a una planificación inteligente enmarcó y
enlazó todos los elementos de la creación junto con todas las formas de
vida existentes.

En nuestro mundo, todo ser vivo, sea planta, animal o humano


contribuye a la perpetuación de la vida de los demás seres vivientes.
Nada vive o muere sólo para sí mismo. Existe una total
interdependencia entre todas las formas de vida conocidas por el
hombre.

Por eso cuando se le plantean a los evolucionistas las siguientes


interrogantes como por ejemplo: ¿Qué vino primero el huevo o la
gallina? o ¿Qué evolucionó primero, la flor o la abeja? ¿Acaso la abeja
evolucionó lentamente por miles de millones de años
independientemente de las flores y el polen de las plantas que son su
fuente de vida? Estas y otras preguntas similares son las que los
evolucionistas no pueden contestar porque en su teoría se olvidaron del
gran detalle, EL CREADOR. Estas preguntas para los evolucionistas
son molestas ¿por qué? Porque simplemente no las puede contestar de

29
manera racional y convincente. Los evolucionistas al insistir en su
teoría pueden parecer muy “científicos” y “sabios”, sin embargo, el
hecho es que no lo son. Ellos contradicen principios científicos
probados y que se supone deberían conocer y respetar. Ya lo dice la
Escritura cuando señala:

“Profesando ser sabios, se hicieron necios”


(Romanos 1: 22)

En definitiva, el diseño del universo en todas sus partes constituyentes


como galaxias, estrellas, sistemas solares, y nuestro planeta en el que
vivimos, todo ello nos habla de un diseño maravilloso en cada uno de
sus elementos. Nuestro planeta tiene un diseño espléndido, tan
complejo, detallado, armónico y bello que asombra hasta en sus partes
más pequeñas. El diseño mineral, vegetal, animal o humano hablan de
un diseñador maestro e inteligente, y, de ninguna manera de accidente
o azar ciego. Al examinar las facetas de un cristal de cuarzo, de una flor,
de las alas de un ave, del ojo humano o de cualquier parte del cuerpo
humano o animal, todo ello nos habla en un lenguaje mudo de un
supremo diseñador que no puede ser otro que Dios. El diseño del
universo demuestra la realidad trascendente e inmanente de un
supremo y universal diseñador.

30
CAPITULO 8
El Origen del
Alimento Orgánico
Materialmente hablando todo ser humano está compuesto por
determinados elementos físicos que deben ser sustentados con aire,
agua y alimento si es que se espera que sobreviva en este mundo.

Con todo el avance científico y tecnológico que el hombre posee no


puede tomar materia inorgánica y trasformarla en materia orgánica
para utilizarla como alimento para su sustento. Sin embargo, en
nuestro mundo alguna fuerza o poder inteligente diseñó y creo un
sistema de producción natural de alimentos que sirviera para la
nutrición humana. ¿Es posible que esto haya sido producto del azar
ciego? No. Todos los vegetales, plantas, legumbres y árboles frutales
están diseñados de una forma tan maravillosa que superan cualquier
proceso creativo que el ser humano pudiera generar. Todo en la
naturaleza esta asombrosamente diseñado de manera interdependiente
que sería absurdo pensar que todo esto se produjo por medio del azar
ciego.

Las semillas, las plantas, lo árboles, el suelo, la luz del sol, la humedad,
la lluvia, las estaciones y todos los procesos de trasformación,
germinación y cosecha, están tan inteligentemente planeados en la
naturaleza que pensar que todo este milagro viviente se haya generado
por accidente es inconcebible para cualquier mente que piense y razone
con relativa lucidez y solidez.

El hombre carece de la inteligencia y los poderes creativos para


trasformar materia inorgánica y producir alimento vivo. Ni siquiera
puede producir un solo grano de trigo. Por eso, hay un poder supremo
que es una inteligencia infinitamente superior a la del hombre la que

31
realmente diseño y creo toda esta maravilla del alimento orgánico y lo
puso en movimiento para que se autoreproduzca por sí mismo.

El hombre lo único que ha hecho es utilizar este producto divino para


despojarlo de su verdadero valor nutritivo. El hombre en nuestro
mundo no ha sabido valorar la perfección de las obras creadoras de
Dios y ha pisoteado cada una de ellas. El hombre, al olvidarse de Dios y
sus leyes, ha contaminado la tierra, las aguas el aire, y por supuesto, ha
contaminado el alimento orgánico despojándolo de sus nutrientes
esenciales, lo que ha sido la causa de incontables enfermedades.

El Creador quien creo nuestro mundo y toda su vegetación dejó


consignado en las Sagradas Escrituras que es necesario que el hombre
deje reposar la tierra cada séptimo año, pero el hombre en su
ignorancia y rebeldía a hecho caso omiso de esta sagrada instrucción y
los campos de producción natural están agotados y los alimentos
orgánicos carecen de las necesarias vitaminas y minerales. El hombre
motivado por su creciente afán de lucro en materia de alimentación, ha
pervertido el sistema natural creado por Dios y lo ha reemplazado por
su propio sistema artificial, lo que ha generado alimentos que están
desvitalizados lo cual ha producido efectos desastrosos que sólo han
traído debilidad, malestar, enfermedad y muerte en los seres humanos.

Por lo tanto, otra prueba que evidencia la realidad de un Creador


inteligente y todopoderoso es el milagro del alimento orgánico,
elemento clave para la vida en nuestro planeta no sólo del hombre sino
de todas sus criaturas.

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CAPITULO 9
El Origen de
la Inteligencia
Si miramos a nuestro alrededor, reconoceremos que la mente humana
recibe conocimientos sólo por medio de los cinco sentidos. De manera
que ahora yo le pregunto, apreciado lector: ¿Sabe usted de algo que sea
superior a la mente humana?

Observemos los planetas que giran en sus órbitas en el espacio.


Observemos el universo entero, en todo su esplendor, con sus miles de
millones de galaxias, sistemas solares y planetas. Todos estos sistemas
estelares y cuerpos celestes se mueven por medio de fuerzas que los
mantienen fijos en sus órbitas respectivas, los llamamos objetos
inanimados y no tienen voluntad propia. No pueden hacer lo que el
hombre puede hacer: pensar, razonar, hacer planes y llevarlos a cabo
según su voluntad particular.

La mente humana puede conocer, pensar, razonar, hacer planes y


ejecutarlos. Puede inventar y producir instrumentos con los que le es
posible investigar el vasto universo o estudiar la más diminuta
partícula. Con el desarrollo de naves espaciales y computadoras, el
hombre ha sido capaz de enviar astronautas a la Luna y traerlos
nuevamente a la Tierra, sanos y salvos. Puede hacer que los ríos fluyan
en dirección opuesta y aprovechar las fuerzas de la naturaleza
poniéndolas a su servicio. Y ahora ha aprendido a desencadenar la
energía del átomo y a utilizar un poder tan descomunal que finalmente
cuenta con la capacidad de aniquilar todo lo que tiene vida sobre la faz
de nuestro planeta. Pero hay una cosa que ningún hombre ha logrado
hacer: ¡No puede construir, fabricar, producir o crear ninguna cosa que
sea superior a él mismo! la inteligencia y los poderes necesarios para
inventar y producir cualquier cosa por el hombre, son siempre
superiores al objeto producido.

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Si yo le insinuara que algo que usted pudiera inventar, fabricar,
construir o traer a la existencia podría ser superior a usted y a su mente
en inteligencia y habilidad, ¡ciertamente sería una afrenta a su
inteligencia!

Ahora bien, permítame preguntarle con toda franqueza: ¿Cree usted


sinceramente que algún poder o fuerza de menor inteligencia que la de
su mente lo produjo a USTED?

Si usted no acepta la realidad de Dios, entonces sólo le queda la


alternativa de creer que algo inferior a su inteligencia lo produjo a
USTED, que la inteligencia que usted tiene fue producida por una
fuerza irracional, sin propósito y SIN INTELIGENCIA. La única
posibilidad racional es reconocer que la presencia misma de la mente
humana es la PRUEBA de que la gran primera causa es también la
SUPREMA INTELIGENCIA, ¡cuyas habilidades son infinitamente
superiores a las del hombre mortal!

Suponga que usted pudiera agregar a sus poderes de razonar, planear y


diseñar, el poder mismo de CREAR de tal manera que pudiese
proyectar su voluntad en cualquier dirección para producir y traer a la
existencia cualquier cosa que su mente planeara y deseara. Luego,
suponga que se propusiera diseñar, crear, dar forma y poner en
movimiento un universo cósmico indefinido, con planetas, soles, y
galaxias en todo su esplendor, siendo cada una de estas vastas unidades
de la misma complejidad que el universo existente. En uno de estos
planetas usted planearía y produciría todas las formas de vida que
habitan el planeta Tierra, y no quiero decir reproducir, ya que no
existiría el universo actual para ser copiado. Habría mundos dentro de
ese mundo, llegando hasta las más diminutas partículas de materia que
ni siquiera podemos ver con la ayuda de los microscopios más potentes.
Ahora deténgase y reflexione en profundidad ¿Cree usted que su mente
podría realizar semejante empresa?

Tomando en cuenta su reflexión anterior ¿Le parece racional pensar


que algún poder o fuerza que carezca siquiera de la inteligencia
humana pudiera haber planeado, diseñado, creado, formado, integrado
y puesto en movimiento el increíble universo que contemplamos? Por
tanto, la gran primera causa que creó la materia y la energía queda
revelada como la ¡SUPREMA INTELIGENCIA y como el SUPREMO
ARQUITECTO DEL UNIVERSO!

34
Por lo tanto, podemos concluir que esa gran PRIMERA CAUSA es un
poder o fuerza inteligente y no una fuerza ciega e irracional que generó
el universo y la vida.

35
36
CAPITULO 10
El Origen de las
Sagradas Escrituras
Cuando la gente opina sobre las Sagradas Escrituras, o sobre, lo que
comúnmente se denomina como la Biblia, creen o suponen que se trata
de un libro religioso que relata cuentos, mitos o leyendas, sin embargo,
la gente no sabe realmente lo que está diciendo, pues las personas por
lo general suponen lo que no saben y opinan lo que no conocen.

Sin embargo, a lo largo de la historia del hombre, ilustres personajes


que realizaron valiosos aportes a la ciencia como Isaac Newton, Blaise
Pascal, Michael Faraday, James Clerk Maxwell, Lord Kelvin, Albert
Einstein, Wernher Von Braun, entre muchos otros, todos reconocían a
Dios como la raíz y causa origen de la existencia y reconocían además
su manifestación a través de los textos sagrados compilados a través en
lo que conocemos como la Biblia.

Las Sagradas Escrituras afirman ser la Palabra de Dios dirigida a los


seres humanos (2º Timoteo 3:16; 2º Pedro 1:21). ¿Cómo podemos
saber si los textos que se dicen ser divinos lo son realmente? ¿Existen
pruebas de que estas escrituras tengan realmente un origen
sobrenatural? La respuesta a estas trascendentales preguntas, son un
rotundo ¡Sí! Las Escrituras afirman solemnemente ser una guía
esencial y útil en muchos sentidos:

“Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para


redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el
hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado
para toda buena obra”
(2º Timoteo 3: 16)

Las Sagradas Escrituras no son textos científicos sino que son una guía
esencial e insustituible de conocimiento que el ser humano no podría

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obtener por medio de ninguna otra fuente de información. El Creador
sabía que el ser humano por sí mismo puede alcanzar mucho
conocimiento del mundo material, sin embargo, le entrego a través de
su Palabra, aquel conocimiento clave para su propósito de vida que de
ninguna otra manera podría haber obtenido por sí mismo.

Para el verdadero estudioso, estos textos sagrados evidencian


claramente que no pueden haber sido escritos por inspiración humana
sino que su inspiración es de carácter divino. La propia Escritura
declara:

“Porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana,


sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo
inspirados por el Espíritu Santo”
(2º Pedro 1: 21)

Lógicamente el ateo escéptico podría decir que todo esto suena muy
bien y preguntar con justa razón, cuales son las evidencias concretas
que respaldan estas declaraciones.

Y a eso respondemos que las Sagradas Escrituras están llenas de


pruebas de todo tipo: históricas, arqueológicas, geográficas,
antropológicas, físicas, astronómicas, hidrológicas, biológicas,
genéticas, medicinales, psicológicas, proféticas, entre otras, que
evidencian su inspiración divina o sobrenatural. Es decir, las Escrituras
afirman hechos y verdades que las anteriores disciplinas científicas y
humanas jamás han podido desmentir, sino todo lo contrario, en cada
caso, han confirmado su absoluta veracidad.

No tenemos el espacio para señalar en detalle cada una de estas


evidencias, pero nombraremos algunas pocas, para que el lector las
conozca. He aquí algunas de ellas:

I. La singularidad y unidad de las Sagradas Escrituras

El conjunto de textos sagrados denominados la Biblia fueron escritos


por alrededor de 40 autores que provienen de diferentes estratos socio-
culturales y que escribieron los textos sagrados (la Biblia) durante un
período de unos 1600 años (aproximadamente desde el 1500 antes de
la era común hasta el 100 de la era común) en tres idiomas (Hebreo,
Arameo y Griego), en tres continentes, con un tema en común. Lo

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sorprendente es que en tales registros escriturales no existe
contradicción doctrinal alguna en lo que escribieron, pese a que cada
uno de los que escribió vivió en épocas y lugares muy diferentes. La
unidad y armonía de las Sagradas Escrituras, sugieren a Uno muy por
encima de cualquier humano como el autor verdadero que dirigió a
cada uno de sus escribas y Ese no podría ser otro que quien afirma ser
el verdadero autor de estos registros, Dios.

II. Exactitud histórica y geográfica

Jamás ha podido ser desmentido un relato histórico o espacio


geográfico que las Sagradas Escrituras hayan señalado que sucedió o
existió. En cada caso, la arqueología y otras fuentes de información
humana han ido confirmando los relatos históricos y geográficos, y han
hecho que los críticos y detractores de la Biblia se tengan que retractar.

III. Exactitud científica

Las Sagradas Escrituras contienen una abundante cantidad de


conocimiento que en la actualidad ya ha sido confirmado como
verdadero en las distintas áreas del conocimiento científico. Los
descubrimientos de la ciencia, sorprendentemente han confirmado las
aseveraciones de carácter científico que mencionan los textos sagrados.
Esto confirmaría que estos registros son lo que afirman ser: la Palabra
de Dios. Pero veamos concretamente la evidencia que demuestra lo que
estamos señalando:

1. Cinco fundamentos de la ciencia

Existen básicamente cinco fundamentos de la ciencia: TIEMPO,


ACCION, FUERZA, ESPACIO Y MATERIA. El libro de Génesis señala
estos cinco grandes fundamentos de la ciencia: "En el principio
(tiempo) creó (acción) Dios (fuerza) los cielos (espacio) y la tierra
(materia)" (Génesis 1:1). ¿Cómo supo Moisés que su frase iba a tener
total correspondencia y armonía con la ciencia? ¿Casualidad?

2. El universo tuvo un principio

La Teoría de la Relatividad General es un tema que la mayor parte de


las personas desean ignorar, pues las perciben como muchas
operaciones matemáticas y como una simple teoría del físico Albert

39
Einstein. Pero la verdad es que es mucho más que todo esto. Cuando
Einstein vivía, esta teoría pudo probarse en un 90%, y muchísimos
científicos se volvieron del ateísmo a Dios. Actualmente, ya no es una
teoría, es un hecho demostrable científico. Pero, ¿qué significa? La
esencia es que (sin ecuaciones) la materia, la gravedad, el tiempo, la
energía y la aceleración están todos interrelacionados. A través de
muchos años, se han conducido muchas pruebas verificando la
exactitud de este concepto y sus ecuaciones. Entre otras cosas, algunas
conclusiones importantes han sido probadas, como “El tiempo, el
espacio y la energía tuvieron un principio”. Ahora bien, si existió un
principio, necesariamente tiene que haber una causa, un Creador
necesariamente inteligente. En 1992 se agregaron mayores
descubrimientos apoyando el "principio" del universo, cuando se pudo
definir el "cuando" y el "cómo" de todo lo que existe a nuestro
alrededor (el proceso que Dios empleó). Entre estos científicos, se
encuentran, Stephen Hawking, Carlos Frenk y Michael Turner, los
cuales han afirmado creer en la posibilidad de un Creador. Es irónico
que Isaac Newton, descubridor de las leyes del movimiento, que fueron
usadas después por otros científicos para desacreditar algunas partes
de la Biblia, fuera uno de sus más grandes defensores. Newton escribió
varios ensayos apoyando la exactitud de las revelaciones bíblicas, en
contra de los críticos de su tiempo. Fue hasta la confirmación de la
Relatividad (200 años después y desarrollada por Einstein) que el
conocimiento científico llegó a su nivel necesario para comprobar las
revelaciones bíblicas en cuanto al tiempo y el espacio (2º Timoteo 1:9;
Tito 1:2; 1º Corintios 2:7).

3. La expansión del universo

Descubrimientos recientes han confirmado que el universo se


encuentra en expansión. Aun cuando esta nueva idea no fue popular
científicamente hasta el siglo 20, la Biblia ya revelaba este concepto
(Salmo 104:l-2; Isaías 42:5; 45:12).

4. La Tierra y el vacío espacial

La Escritura asombrosamente nos revela: “El extiende el norte sobre


vacío, Cuelga la tierra sobre nada” (Job 26: 7). Durante muchísimo
tiempo, se creía que la tierra era plana, y que estaba apoyada en unos
gigantescos pilares. Esto sostenía la teoría Geocéntrica (ptolemaica)
que situaba la Tierra como centro de orbitación solar. Copérnico y

40
Galileo después, sostuvieron la teoría Heliocéntrica, es decir, que era la
Tierra la que giraba alrededor del Sol. Para ello, tenía que estar
sostenida en "la nada", en el vacío, y sabemos que las autoridades
eclesiásticas y científicas del momento eran tan taxativas, como lo es la
"ciencia moderna", es decir, "lo que dice la Biblia en Job 26:7 no era
científicamente sostenible, por lo tanto, mentira". Ahora nadie duda,
de que la Tierra está suspendida en el vacío espacial, y se enseña a
nuestros hijos el sistema solar en los colegios. Pero durante miles de
años (ya que entre Copérnico nacido en el 1473 de la era común y Job,
libro escrito alrededor de 1500 antes de la era común, hay alrededor de
3.000 años), corría peligro de tortura y muerte el que sostuviese esto.
¿Cómo sabía Job esto? Nadie tuvo la "ciencia" suficiente para
demostrarlo o saberlo durante miles de años. Sólo una Mente superior
se lo pudo haber revelado.

5. La redondez de la Tierra

Es sabido que diversas culturas de la antigüedad creían que la tierra era


plana, sin embargo, el profeta Isaías declaró: "El está sentado sobre el
círculo de la tierra" (Isaías 40:22). El término hebreo que usó Isaías
para "círculo" es la palabra khug, que indica una esfera que es redonda.
Es revelador que incluso en la época de este profeta se enseñaba que la
tierra era plana. También en Proverbios 8:27 se hace otra afirmación
semejante: "Cuando formaba los cielos, allí estaba yo; Cuando
trazaba el círculo sobre la faz del abismo". Cuando Cristóbal Colón
decía que la Tierra era redonda, no faltaron las risas de los científicos
del momento. Pues sacó la idea de los textos sagrados. Galileo Galilei
en 1610 confirmaría oficialmente la curvatura de la Tierra. Ahora, nadie
duda de que la Tierra sea redonda. Entre Colón y Galilei e Isaías hay
más de 2.000 años de diferencia. En otras palabras, durante más de
2.300 años, todo aquél que decía que la Tierra era redonda, "porque lo
dice la Biblia", fue objeto de burla, menosprecio por no ser "científico"
e incluso sufrió persecución. ¿Cómo supo Isaías que la Tierra era
redonda y no plana como lo sugería la opinión popular? ¿Casualidad?

6. Orbita fija de la Tierra

Un pasaje de la Escritura declara la siguiente verdad científica:

41
“Afirmó también el mundo, y no se moverá”
(Salmos 93: 1)

Este pasaje de las Escrituras afirma que el movimiento de la Tierra es


fijo y previsible. El Creador puso a la Tierra en su órbita alrededor del
Sol y ella no se moverá de este lugar en los cielos porque Dios
determinó su órbita y él controla las fuerzas que la mantienen en su
lugar.

7. Fuego en el centro de la Tierra

La Escritura declara la siguiente verdad científica:

“De la tierra nace el pan, Y debajo de ella está como


convertida en fuego”
(Job 28: 5)

Antes de que se descubriera que en el centro de la Tierra hay fuego, ya


las Sagradas Escrituras lo habían revelado al hombre ¿Cómo lo pudo
saber Job?

8. El movimiento de la luz

Con respecto a la luz y las tinieblas, el Eterno preguntó a Job: "¿Por


dónde va el camino a la habitación de la luz, y dónde está el lugar de
las tinieblas?" (Job 38:19). De la luz es dicho que viaja por un "camino"
(del hebreo derek), que es literalmente una senda o vía (ver Génesis
16:7). Por otro lado, de las tinieblas es dicho que está en un "lugar" (del
hebreo maqom), que indica un paraje o sitio (ver Génesis 1:9; 28:11).
Hasta el siglo diecisiete, se creía que la luz se trasmitía
instantáneamente. Entonces, Isaac Newton sugirió que la luz estaba
compuesta de pequeñas partículas que viajan en una línea recta,
Christian Huygens propuso la teoría de la onda de la luz, y Olaus
Romer midió la velocidad de la luz como es evidenciado por su demora
a medida que viaja a través del espacio. Los científicos saben ahora que
la luz es una forma de energía llamada energía radiante, y que viaja en
ondas electromagnéticas en una línea recta a una velocidad de
aproximadamente 300.000 kilómetros por segundo. ¿Cómo pudo el
autor del texto haber hablado de la luz viajando en una senda o camino,

42
cuando esa información no sería descubierta hasta varios milenios
después? ¿Casualidad?

9. El sol está en movimiento

Al hablar del Sol, el salmista declaró que: “De un extremo de los cielos
es su salida, y su curso hasta el término de ellos; y nada hay que se
esconda de su calor" (Salmos 19: 6). Por muchos años los científicos
enseñaron la idea de la geocentricidad (esto es, la idea de que el Sol gira
alrededor de la Tierra). Luego fue descubierto que el Sol no está fijo o
estacionario, como una vez se pensó, sino que realmente se está
moviendo a través del espacio. En efecto, es estimado que está viajando
aproximadamente a 965.580 kilómetros por hora, en una órbita tan
grande que le tomaría alrededor de 200 millones de años para
completar una sola órbita. ¿Cómo pudo el salmista saber que el Sol
tiene un "circuito" (órbita)? También hay otra sorprendente revelación
en la frase: "y nada hay que se esconda de su calor". El salmista insinuó
el hecho de que el Sol es la gran fuente de energía para la Tierra. ¿Otra
casualidad?

10. Todas las estrellas son diferentes e innumerables

Creencias populares manifestaron que todas las estrellas eran


idénticas. Fue el astrónomo griego, Hiparco, en el año 125 antes de la
era común, que comenzó a clasificar las estrellas de acuerdo a su
brillantez. Pero no fue más que cientos de años más tarde que la ciencia
descubrió que todas las estrellas eran diferentes, por el astrónomo,
Herschel, en el año de 1780. En la Biblia, hace dos mil años, el apóstol
Pablo describió que "una estrella es diferente de otra en gloria" (1º
Corintios 15:41). Además, durante muchos años se enseñó que había en
el cielo sólo 1.100 estrellas. En el año 100 después de la era común,
Tolomeo comenzó a catalogar algunas estrellas. Sin embargo, Moisés
escribió, miles de años antes "que Dios multiplicaría la descendencia
de Abraham como las estrellas del cielo" (Génesis 22:l7); y alrededor
del año 600 antes de la era común, el profeta Jeremías escribió que
“Como no puede ser contado el ejército del cielo, ni la arena del mar se
puede medir, así multiplicaré la descendencia de David mi siervo, y
los levitas que me sirven” (Jeremías 33: 22). Ver también Génesis 15: 5
donde también se declara algo parecido. Los hombres siempre han
estado ocupados a sí mismos en los intentos por calcular el número de
las estrellas en el universo visible. El mencionado Hiparco declaró que

43
había contado las estrellas y que halló que el número era de 1.026.
Aproximadamente en el año 150 de la era común, el astrónomo
Tolomeo contó las estrellas y documentó el cálculo en 1.056. En el año
1600 de la era común, el astrónomo alemán que sugirió las leyes del
movimiento planetario, Johannes Kepler, publicó el número de las
estrellas como siendo de 1.005. En la actualidad, por supuesto,
sabemos que el cálculo es mucho mayor. Por ejemplo, el renombrado
astrónomo Carl Sagan, (ya fallecido), sugirió que por encima de 25
sextillones de estrellas han sido documentadas (eso es, un 25 con 21
ceros delante de éste), sin embargo, en ninguna parte escuchamos que
se haya terminado de contar las estrellas en el universo. No obstante
Jeremías 33:22 y Génesis 15:5 señalan que las estrellas de los cielos
simplemente son demasiadas para ser contadas. ¿Cómo supieron
Jeremías y Moisés, mucho antes de que fuera inventado el telescopio,
lo que sabemos hoy día? Las estrellas de los cielos son literalmente
innumerables. De hecho, los astrónomos ahora consideran que existen
más de 100 billones de estrellas sólo en nuestra galaxia, y se estiman
que existen ¡más de 100 billones de galaxias! ¿Fue esto simplemente
otro golpe de suerte de parte de estos dos escribas?

11. El aire pesa

Desde los días de Aristóteles, a través de la Edad Media y hasta el


Renacimiento, el mundo científico creía que el aire no tenía ningún
peso. Pero la Biblia, con miles de años de anticipación, ya revelaba que
el aire sí tenía peso. El libro de Job revela lo siguiente: “…Al dar peso al
viento” (Job 28: 25). La Escritura afirma categóricamente que el viento
tiene peso; o sea, que el aire puede ser pesado. Pero no fue hasta que el
italiano Torricelli, en el año 1643 quien inventó el barómetro
(instrumento que sirve para determinar la presión atmosférica), que se
confirmó científicamente esta verdad bíblica. ¿Cómo lo supo Job varios
milenios antes?

12. La vaporización y condensación de las nubes

Las Sagradas Escrituras nos informan sobre la vaporización y


condensación de las nubes con miles de años de anticipación a su
descubrimiento por parte de la ciencia.

44
“El atrae las gotas de las aguas, Al transformarse el vapor
en lluvia, La cual destilan las nubes, Goteando en
abundancia sobre los hombres”
(Job 36: 27-28)

Nuevamente podemos preguntarnos ¿cómo lo supo Job en ese tiempo?

13. El aire viene del norte y tiene un curso circular

La Escritura revela que: “del sur viene el torbellino, Y el frío de los


vientos del norte” (Job 37: 9). Y por otro lado también declara: “El
viento tira hacia el sur, y rodea al norte; va girando de continuo, y a
sus giros vuelve el viento de nuevo” (Eclesiastés 1: 6). Estos pasajes
revelan asombrosamente que el viento viene del norte y que tiene un
curso circular en su trayectoria. Y esto está en total armonía con lo que
la ciencia nos revela. Pero estos principios que la ciencia ha descubierto
la Biblia lo había dicho milenios antes. ¿Cómo lo supieron Job y
Salomón?

14. Patrones de vientos globales

Solo con la avanzada tecnología satelital se han podido definir con


exactitud las corrientes globales del viento. Pero, hace 3.000 años, el
rey Salomón escribió, en el pasaje ya citado de Eclesiastés 1:6,
describiendo el ciclo repetitivo del viento soplando hacia el sur,
volviendo sobre el norte y regresando al mismo patrón. Salomón jamás
tuvo satélites ni otras herramientas que le pudieran revelar estos
hechos científicos, entonces reiteramos ¿Cómo lo supo?

15. El ciclo hidrológico

El agua llega a la Tierra a través de la lluvia, corre por las montañas


hacia los ríos, regresa a los océanos y se evaporiza, para volver a caer
como lluvia. Este concepto tan simple, no fue claramente reconocido
por la ciencia hasta el año 1740 de la era común, por Perrault y
Mariotte. Pero la Biblia identificaba este proceso con miles de años de
anticipación. Hace mucho el rey Salomón escribió: "Los ríos todos van
al mar, y el mar no se llena; al lugar de donde los ríos vinieron, allí
vuelven para correr de nuevo" (Eclesiastés 1:7). Esta declaración, a
primera vista, puede no parecer profunda. Pero cuando es considerada
con evidencia adicional, además de otros pasajes bíblicos, se convierte

45
en una declaración muy interesante y reveladora. Por ejemplo, el río
Mississipi, cuando se mueve a una velocidad normal, vierte
aproximadamente más de seis millones de galones de agua por
segundo en el Golfo de México. Y eso es meramente un sólo río. ¿A
dónde va toda esa agua? La respuesta, por supuesto, reposa en el ciclo
hidrológico que está tan bien ilustrado en la Biblia. Eclesiastés 11:3a
declara que "si las nubes fueren llenas de agua, sobre la tierra la
derramarán”. Amós 9:6b anota, al hablar de Dios, que "... él llama las
aguas del mar, y sobre la faz de la tierra las derrama; el Eterno es su
nombre”. La idea de un ciclo de agua completo no fue entendido o
aceptado completamente hasta los siglos 16 y 17. La primera evidencia
substancial vino de los experimentos, como señalamos, de Pierre
Perrault y Edme Mariotte. El astrónomo Edmund Halley también
contribuyó información valiosa al concepto de un ciclo completo de
agua. No obstante, más de 2.000 años antes, las Escrituras indicaban
claramente el ciclo del agua. Nuevamente cabe la pregunta ¿Fue esto
meramente una suposición accidental de parte de los escritores
bíblicos?

16. Corrientes en los océanos

Los arqueólogos han usado muchas veces la Biblia como un documento


histórico confiable que en muchas ocasiones les ha guiado al
descubrimiento y confirmación de culturas antiguas descritas con
cientos de años de anticipación en las Sagradas Escrituras. Uno de
estos científicos, fue Mathew Fontaine Maury, quien razonó que "las
sendas de las aguas", mencionadas en el libro de Isaías 43:16, tenían
que ser correctas científicamente. Como resultado, gastó la mayor parte
de su vida investigando y mapeando las corrientes de los océanos
usadas por los marineros. Esto contribuyó a la disminución de
accidentes en el mar y a la eficacia de la navegación. Sus
descubrimientos fueron publicados en 1855, por lo cual se le llamó "El
Padre de la Oceanografía". En el Salmo 8:8, 2.800 años antes de estos
descubrimientos, también se menciona "los senderos del mar".

17. Las profundidades de los océanos

A Job le fue preguntado por Dios: “¿Has entrado tú hasta las fuentes
del mar, y has andado escudriñando el abismo?” (Job 38:16). Los
términos “escudriñando el abismo” pueden ser traducidos también
como “andando en las profundidades del abismo”. Pero ¿qué son "las

46
profundidades del abismo? La palabra “abismo” literalmente significa
“profundo” y corresponde a zonas infradimensionales que se
corresponden con los mares y océanos, es decir, si tales mundos
dimensionales son muy profundos, así también, en nuestro mundo, por
correspondencia energética deben ser los mares y océanos. El hombre,
en los siglos anteriores, consideraba la orilla del mar como algo poco
profundo, con la extensión arenosa moviéndose suavemente de un
continente a otro. Luego, en 1873 de la era común, un equipo de
científicos trabajando en el Océano Pacífico en la nave británica
Challenger descubrió una "profundidad" de 8 kilómetros. Casi cien
años después, en 1960, los científicos localizaron en el Océano Pacífico
una zona de una profundidad de casi 10 kilómetros. ¿Cómo pudo el
escritor del libro de Job haber sabido que estas “profundidades del
abismo” existían cuando nosotros no los descubrimos hasta siglos
después? ¿Simplemente otro golpe de suerte?

18. Átomos y moléculas

En el año 400 antes de la era común, el filósofo griego Demócrates,


especuló que la materia estaba compuesta de pequeñas e invisibles
partículas, a las cuales llamó átomos, su idea fue recibida con mucho
escepticismo. Casi todos los científicos y filósofos creían que la materia
estaba compuesta sólo de diferentes proporciones de tierra, agua, aire y
fuego. La Biblia describía claramente que la materia estaba compuesta
de "cosas no vistas" (Hebreos 11:3). La ciencia pudo finalmente
confirmarlo cuando en 1803, John Dalton, desarrolló la moderna teoría
atómica. El mero diseño de una simple célula viva es mucho más
complejo que cualquier computadora o aeroplano moderno. Los
organismo vivos no solo son capaces de más funciones, más rápidas y
en espacios más pequeños, sino que tienen habilidades mucho más
complejas que cualquier máquina que conozcamos (reproducción, auto
diagnosis, sanidad, sistema de defensa, etc.). Se reconoce fácilmente el
genio de los inventores, pero ¡que difícil es reconocer al más grande
genio del universo, al Creador mismo de la vida!

19. La poderosa energía atómica

La Biblia dice claramente: "los cielos pasarán con grande estruendo y


los elementos ardiendo serán deshechos, y la Tierra y las obras que en
ella hay, serán quemadas"(2º Pedro 3: 10). No fue hasta 1945 que el
mundo conoció la primera explosión de una bomba atómica, sin

47
embargo, la Biblia ya predecía estos efectos nucleares con muchos años
de anticipación (Zacarías 14:12).

20. Primera Ley de la Termodinámica

En Génesis 2:1 Moisés declaró, “Fueron, pues, acabados los cielos y la


tierra, y todo el ejército de ellos”. Esta es una declaración intrigante,
porque Moisés escogió el tiempo hebreo pasado definido para el verbo
"acabado", indicando una acción completada en el pasado, sin efectos
continuos en el futuro. Moisés declaró que la creación fue “acabada”
[terminada] - de una vez por todas. Esa es exactamente la implicación
de la Primera Ley de la Termodinámica. Ningún científico puede
disputar la primera Ley de la Termodinámica llamada también ley de la
conservación de la energía, la cual establece que "la energía no se crea
ni se destruye, solo se transforma". Esta fue descubierta por dos
científicos, Joule y Mayer, el mismo año de 1842. Sin embargo, la Biblia
otra vez, con miles de años de anticipación, estableció que "ninguna
materia o energía ha sido introducida al universo desde que Dios
acabó su creación". En Hebreos 4: 3 también se dice: “…aunque las
obras suyas estaban acabadas desde la fundación del mundo”.
Ciertamente, no hay "creación" ocurriendo hoy día. Fue acabada,
exactamente como lo declaró Moisés. Pero ¿cómo pudo saber él esta
clase de información científica avanzada? ¿Otro hecho fortuito?

21. Segunda Ley de la Termodinámica

Esta Ley llamada también ley de la entropía, fue definida en 1850 por
Clausius. La entropía, en su más simple sentido, significa que "las
cosas tienden a moverse naturalmente desde un estado de orden hacia
otro de desorden". En otras palabras, todo tiende a decaer, a oxidarse,
a corromperse, a echarse a perder con el tiempo. Solo cuando energía
es añadida a propósito, puede el orden ser salvado del deterioro. Esta
por sí misma es una ley que invalida completamente la teoría de la
evolución, pues el aumento complejo de las especies - sin un Creador -
violaría esta Ley de la Entropía. Así como la primera ley de la
termodinámica, la Biblia hace muchas referencias, directa o
indirectamente a la ley de la entropía (Salmo 102:25-26; Isaías 51:6;
Mateo 24:35; Romanos 8:20-22; 1º Juan 2:17; Hebreos 12:27). Por otra
parte, en tres lugares en la Biblia (Hebreos 1:11; Isaías 51:6; Salmos
102:26) es dada la indicación de que la Tierra, como una vestidura, se
"envejecerá". Acorde con la Segunda Ley de la Termodinámica, la

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energía se está volviendo menos y menos disponible para su uso.
Declarado de manera sencilla, esto quiere decir que todo en el mundo
material se está envejeciendo y degradando, y que teóricamente el
universo material eventualmente experimentará en el futuro un evento
designado como "muerte calurosa", esto es, el punto en el tiempo
cuando no habrá más energía disponible. Los escritores de la Biblia
sabían que la Tierra se estaba "envejeciendo". No obstante, no
descubrimos esta verdad hasta, relativamente, poco tiempo. ¿Cómo
pudieron los escritores de la Biblia haber sabido eso?

22. La ley del biogénesis

La ley del biogénesis señala que solamente la vida proviene de la vida y


no de la materia inorgánica, el azar o la generación espontánea como
señala falazmente la teoría de la evolución. En Hechos 17:25, Pablo
declaró que es Dios quien da a todos vida. Por siglos los hombres han
tratado de crear vida a través del proceso de la generación espontánea.
Aún después que científicos como Spallanzani, Redi, Pasteur, y otros
documentaron que la generación espontánea es imposible, los
evolucionistas aún así continúan insistiendo, para que su frágil teoría
pueda ser aceptada como cierta, que la vida surgió por medio de un
accidente químico. Sin embargo, hasta la fecha, nadie jamás ha "creado
vida". El apóstol Pablo supo hace mucho, que era el Creador quien da la
vida, y que sólo de la vida se puede perpetuar ésta a través del tiempo.
¿Fue eso simplemente una mera creencia supersticiosa de parte del
apóstol o un conocimiento revelado por el Creador?

23. El Orden de la Creación

Hace más de 3500 años Moisés sin tener telescopios, ni microscopios,


ni nada con que observar las estrellas, las plantas, el agua, etc.,
describió el orden perfecto de la creación de nuestro mundo. En el
capítulo 1 de Génesis se señala un orden estricto para la aparición de
los reinos y especies en la naturaleza.

Primer día: la luz

Esto se refiere al espectro electromagnético que rodea al planeta tierra,


esto permite que las ondas de luz y sonido se puedan transmitir
fluidamente.
Segundo día: el firmamento

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Aquí el Creador creo la atmósfera, elemento esencial para que las
criaturas que más adelante se crearían pudieran respirar, las aves
pudieran volar, etc.

Tercer día: el mar, la tierra y la vida vegetal

El planeta hasta ese momento era un inmenso océano, por lo tanto del
océano surgieron la tierra seca, los continentes y a manera de una
alfombra natural, el reino vegetal que serviría de base para la vida
animal y humana que surgiría después.

Cuarto día: el Sol, la Luna y la Estrellas

Se establece correctamente la inclinación de la Tierra, el movimiento de


rotación y la órbita de traslación para que con la correcta distancia y
disposición con el Sol, la luna y las estrellas se puedan establecer las
estaciones y la medición del tiempo.

Quinto día: los animales marinos y aéreos

Ya habiendo establecido el basamento de las anteriores etapas


creativas, se crea la vida marina y aérea.

Sexto día: los animales terrestres y el hombre

Finalmente se crea los animales terrestres y como pináculo creativo se


crea la raza humana (adámica).

Séptimo día: reposo creacional

Se conmemora el término de la creación con un espacio temporal de


descanso o cese de las actividades. Se establece el sábado como día de
reposo y renovación para el hombre.

Estas etapas creativas llevadas a cabo por el Creador están en total


armonía con lo que señala la ciencia. Por ejemplo, se ha comprobado
que para que haya existido la vida vegetal tendría que haber primero
agua. Y para que hayan surgido todos los demás tipos de vida, tendría
que haber existido como prerrequisito la luz, el aire, el agua y la vida

50
vegetal. El libro de Génesis revela en total armonía con la ciencia el
orden correcto para los reino de la naturaleza en nuestro mundo:
primero el reino mineral, luego el vegetal, posteriormente el animal y
finalmente el humano.

¿Cómo se enteró de este orden estricto Moisés? ¿Quién le reveló a


Moisés este orden que ya la ciencia lo ha confirmado como correcto?
No pudo haber sido otro que aquel que la Escritura se hace llamar
como nuestro Creador. Esto, reiteramos, está en total armonía por los
descubrimientos, las pruebas y las evidencias científicas.

24. Cuatro clases de vida básicas en el planeta

Existen cuatro clases de vida orgánica fundamentales en el planeta que


son la vida marina (peces), aérea (aves), terrestre (bestias), estas
corresponden al ámbito animal. Y el cuarto tipo de vida es también
terrestre, pero de otro género, la humana (hombres). Génesis 1 y 1º
Corintios 15: 39 señalan estas cuatro tipos de especies de vida
fundamental que existen en el planeta y que son distintos en su
composición bioquímica ¿cómo supieron Moisés y Pablo de esto?

25. Todo se reproduce según su género y especie

La Palabra de Dios declara que todo en la creación se reproduce según


su género y según su especie. Todos los organismos vivientes sean
plantas, animales, hombres y todo organismo viviente siempre seguirá
este patrón inamovible que fue revelado a Moisés hace más de 3500
años.

“Después dijo Dios: Produzca la tierra hierba verde, hierba que dé


semilla; árbol de fruto que dé fruto según su género, que su semilla
esté en él, sobre la tierra. Y fue así. Produjo, pues, la tierra hierba
verde, hierba que da semilla según su naturaleza, y árbol que da
fruto, cuya semilla está en él, según su género. Y vio Dios que era
bueno… Luego dijo Dios: Produzca la tierra seres vivientes
según su género, bestias y serpientes y animales de la
tierra según su especie. Y fue así”
(Génesis 1: 11-12, 24)

51
Los que niegan la existencia de Dios como Creador y se adhieren a la
teoría de la evolución dicen que el hombre desciende de la especie
animal, es decir, de otra especie o género de vida distinto. Sin
embargo, esto está absolutamente invalidado por la ciencia. En cambio,
lo que señala la Escritura Sagrada está en total armonía con la ciencia.
Cada especie vegetal, animal y humano siempre se reproducen según
su género o especie de vida especifico, no existe ninguna evidencia
científica que indique lo contrario. Pero ¿cómo pudo saber Moisés esta
verdad genética? Sencillamente porque Dios se lo reveló.

En las semillas se encuentran los genes, los principios de vida donde


están encerrados los grandes secretos para la perpetuación de todas las
especies vivientes.

Más aún, cuando se pretenden cruzar sexualmente dos especies


distintas como efecto biológico emerge la esterilidad, especie de juicio
divino, ante todo aquello que pervierta el orden natural establecido ya
que Dios prohíbe que se mezclen especies distintas. Por ejemplo,
cuando se ha inducido la cruza del caballo con la burra, se produce la
mula pero ahí se frena el proceso ya que la mula nace estéril, como
castigo divino por la mezcla de dos especies distintas. En 1º Corintios
15: 38-39 dice: “...Dios le da el cuerpo a cada grano como el quiso, y a
cada semilla su propio cuerpo. No toda carne es la misma carne, la
carne de los hombres es diferente a la de las bestias, a la de las aves y
a la de los peces". O sea, un esperma de un cerdo no producirá jamás a
una jirafa, ni tampoco un esperma humano producirá un animal. El
código genético hereditario dentro de cada semilla, dentro de cada
esperma de las diferentes especies que existen en nuestro planeta,
¡impiden e impedirán que se mezclen las especies!

Antes de que Mendel descubriera las leyes de la herencia alrededor de


1860, ya las Sagradas Escrituras, hace más de 3.500 años, declaraban
con absoluta consistencia que todo se reproduciría según su género y
especie. Como hemos dicho, Moisés declaró más de una vez en Génesis
1:11-12, 21, 24 que las cosas se reproducen “según su género”. Esto, por
supuesto, no nos sorprende hoy día, porque entendemos la genética y
las leyes hereditarias, que aseguran que las cosas se reproduzcan según
su género. Un búfalo no da a luz un caballo; un banano no da a luz un
tomate; un perro no da a luz un gato. Las cosas siempre se reproducen
según su género, y aún hoy día estas cosas son ciertas en la naturaleza.
Pero, ¿cómo pudo saber Moisés estas verdades científicas, milenios

52
antes de que la genética emergiera como ciencia y se desarrollara. No
debemos olvidar que la genética como disciplina científica empezó a
desarrollarse seriamente recién en el siglo veinte.

26. El cuerpo humano viene del polvo de la tierra

La ciencia confirma lo que las Sagradas Escrituras señalaron respecto


al cuerpo del ser humano. La Escritura declara:

“Entonces el Eterno Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y


sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente”
(Génesis 2: 7)

Eso demuestra que la Palabra de Dios (la compilación de textos


llamados la Biblia) supera con mucho ha cualquier otro texto o
conjunto de testos considerados divinos o sagrados.

Los científicos han descubierto que el polvo de la tierra esta formado de


cuatro gases: carbono, hidrógeno, oxígeno y nitrógeno; y además el
polvo de la tierra tiene: azufre, cal, calcio, cloro, fósforo, flúor, hierro,
magnesio, potasio, sodio, y, yodo. Y estos mismos elementos y gases
químicos forman el cuerpo humano. Por lo tanto, ya se ha comprobado
científicamente que el cuerpo humano está hecho del polvo de la tierra.

¿Coincidencia que Moisés lo haya sabido?

27. Primero fue creado el hombre y luego la mujer

Esta es ahora una clara prueba de carácter genético respecto de la


veracidad de las Sagradas Escrituras la cual ha sido confirmada por los
descubrimientos de la ciencia. Veamos lo que declara la Palabra de
Dios:

“Entonces el Eterno Dios hizo caer sueño profundo sobre Adán, y


mientras éste dormía, tomó una de sus costillas, y cerró la carne en su
lugar. Y de la costilla que el Eterno Dios tomó del hombre, hizo una
mujer, y la trajo al hombre. Dijo entonces Adán: Esto es ahora hueso
de mis huesos y carne de mi carne; ésta será llamada Varona,
porque del varón fue tomada”
(Génesis 2: 21-23)

53
El término “costilla” es una traducción incorrecta del original hebreo,
debería haberse traducido como “lado” o “costado” de Adán en donde
pudo o no haber sido una costilla. Lo concreto que revela este pasaje es
que el hombre fue creado primero y luego fue creada la mujer.

Los biólogos y genetistas saben perfectamente que el sexo se


determina por los cromosomas. Los cromosomas del hombre son
diferentes de los cromosomas de la mujer. El hombre tiene dos
cromosomas XY, y la mujer tiene dos cromosomas XX. Si la mujer
hubiera sido creada primero, no hubiera sido posible crear al hombre
del material genético de la mujer, ya que la mujer no tenía cromosomas
Y en sus células. Por lo tanto, si la mujer hubiera sido creada primero,
la raza humana hubiera sido una raza humana híbrida. Pero al haber
sido creado primero el hombre, ambos hombre y mujer pudieron
relacionarse perfectamente el uno con el otro.

De modo que, en términos genéticos resulta asombroso que las


Sagradas Escrituras nos revelen precisamente el orden correcto para la
creación de la raza adámica ¿cómo pudo haberse registrado esta ley
genética hace más de 3500 años?

28. El Hombre fue creado a imagen y semejanza espiritual


del creador

El hombre lleva la “imagen” y “semejanza” del creador dentro de sí


mismo. La Escritura al respecto revela lo siguiente:

“Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme


a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los
cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se
arrastra sobre la tierra. Y creó Dios al hombre a su imagen,
a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó”
(Génesis 1: 26-27)

Pero ¿qué significa la imagen y semejanza del creador? Significa que el


hombre es un espíritu. Antes de la Caída del hombre, su espíritu lo
vinculaba o conectaba directamente con Dios. Un espíritu es lo que
podríamos llamar la “imagen” existencial del Creador dentro de la
creación. Recuérdese que Dios en sí mismo no posee imagen, sin
embargo se manifiesta en el universo a través de espíritus que son

54
imágenes existenciales de Él. Antes de la caída el hombre como espíritu
puro e inocente era la perfecta imagen y semejanza del Creador sin
embargo, al pecar “perdió” esta “imagen” y “semejanza” hasta llegar al
estado actual en que la humanidad prácticamente ya no tiene ningún
contacto consciente con Dios porque por el pecado los seres humanos
se han desconectado de sí mismos, o sea, de sus espíritus (el espíritu de
cada hombre).

El hombre es un espíritu que habita en un cuerpo y que posee un alma


como producto de la unión que existe entre el espíritu y el cuerpo
físico. El alma del hombre es lo que produce todas las distorsiones e
incomunicaciones que impiden actualmente que el hombre sea la
“imagen” y “semejanza” del creador. Si su alma estuviera inmaculada y
sin pecado, espíritu y alma serían una misma cosa y corporalmente se
manifestaría la “imagen” y “semejanza” del Creador en la Tierra.

Queda claro entonces, que esta imagen y semejanza se refiere


exclusivamente a todo lo que involucra el mundo interno del hombre,
sus sentimientos, pensamientos, carácter, etc. El espíritu es lo que es el
hombre interior y su alma es la vestimenta del espíritu, o sea, las
virtudes y defectos que se generan por la interacción entre el espíritu y
el cuerpo. La humanidad guarda dentro de lo más profundo de sí
mismo, y sin estar consciente de ello, la imagen y semejanza de Dios,
pero por el pecado su alma se ha corrompido y se ha desconectado de la
“imagen” y “semejanza” espiritual. Pensamientos, sentimientos y
emociones corruptas y degradadas lo han separado de sí mismo (de su
espíritu) y de Dios.

Sin embargo, pese a que la imagen y semejanza del Creador se


encuentra, producto del pecado, distorsionada en el hombre. La
humanidad aún conserva el eco lejano y semiconsciente del llamado del
espíritu que lo vincula de algún modo al Creador. El hombre tiene, lo
desee o no, el potencial de contactarse con lo espiritual. Por eso han
surgido todas las religiones, porque más allá de que las mismas sean
verdaderas o falsas, Dios ha grabado en el corazón humano el llamado
hacia su propio espíritu y la esfera espiritual.

El hombre a escala humana y en términos relativos, es la imagen y


semejanza del Creador porque posee voluntad (libre albedrío, aunque
muy restringido por causa del pecado), pensamiento, palabra,

55
sentimiento (amor, odio, compasión, alegría, tristeza, etc.) y acción,
fuerzas que dinamizan lo corporal, y que en términos absolutos y en
correspondencia y analogía, posee también Dios, cuyo “cuerpo”,
metafóricamente hablando, vendría a ser el universo con todas sus
dimensiones existenciales.

29. El Diluvio Universal (Génesis 6-8)

Las Sagradas Escrituras nos informan que hace más de 4.000 años el
planeta fue sumergido totalmente por un Diluvio. Todos los pueblos,
tribus y razas en todo el mundo han registrado en su historia primitiva
este cataclismo universal. Asirios, egipcios, persas, hindúes, chinos,
griegos, esquimales, etc., todos lo pueblos de la tierra nos hablan que
realmente hubo un diluvio universal.

También el arqueólogo ingles George Smith que pertenece al Museo


Británico de historia, descubrió en 1872 en Nínive una tablilla de arcilla
de la época de Abraham en la cual se registra la historia babilónica del
diluvio. Además, los geólogos desde aproximadamente los años 1950 en
adelante han encontrado a través de excavaciones realizadas en
Mesopotamia ciudades enteras que fueron sepultadas repentinamente,
todo lo cual prueba la veracidad del Diluvio registrado en las Sagradas
Escrituras.

Y adicionado a lo anterior, Fernando Navarra, un industrial francés de


ascendencia española, que además es alpinista e investigador del
fenómeno del Diluvio, en 1952 organizó una expedición al Monte
Ararat en Armenia y encontró al escalar el monte Ararat en Turquía (o
sea, cerca de la frontera con Rusia) el Arca de Noé a una altura de 3.794
metros, en la ladera noreste del Monte Ararat. El señaló que vio una
estructura de acuerdo a las dimensiones que detalla la Biblia cubierta
por una capa de hielo de más de medio metro de espesor. Él dijo que si
aquello no era el Arca de Noé, entonces ¿qué otra embarcación de tales
dimensiones podría haber “escalado” las cumbres de Ararat. En
definitiva, este investigador consiguió llegar hasta los restos de esta
antigua embarcación de madera enterrada en el hielo a cerca de 3.800
metros de altura y que cumple todos los detalles del Arca que se
describe en el libro de Génesis. Después de no pocas dificultades y
aventuras, Navarra consiguió llevar consigo trozos de madera de esa
embarcación que los análisis certificaron como de más de 4.000 años
de antigüedad. El descubrimiento de Navarra en los años 50' ha sido

56
confirmado recientemente por fotografías de satélites de de los Estados
Unidos y de la NASA.

Otro antecedente que prueba la fidelidad del relato bíblico del Diluvio
es que en muchas de las montañas más altas del mundo se han
encontrado en las puntas de las montañas hallazgos de yacimientos
coralíferos como: conchas marinas, mandíbulas de tiburones, dientes
petrificados, todos materiales arqueológicos y geológicos de una
antigüedad de más de 4.000 años. Todos estos hallazgos son un
testimonio silencioso pero fiel de que el mundo fue presa de una
inundación planetaria global hace más de 4.000 años atrás, todo lo
cual es absolutamente coincidente con lo que señala y describe el
registro del Génesis. Las pruebas arqueológicas y geológicas evidencian
claramente que el mundo estuvo sepultado por un Diluvio todo lo cual
ya ha sido comprobado científicamente por el mundo moderno.

30. La vida del cuerpo está en la sangre

Moisés dijo a los israelitas que: “la vida de la carne en la sangre está"
(Levítico 17:11). Ciertamente, Moisés estaba en lo correcto. En los
humanos (y en muchos animales), por ejemplo, la vida es hecha posible
debido al hecho que los glóbulos rojos de la sangre pueden transportar
oxígeno (gracias a la hemoglobina encontrada en aquellos glóbulos). En
realidad, en los glóbulos rojos de la sangre hay aproximadamente 270
millones de moléculas de hemoglobina por glóbulo. Si hubiera menos,
no habría suficiente oxígeno restante para sustentar la vida. Hoy día ya
sabemos que literalmente la "vida de la carne" está en la sangre, sin
embargo, esto no se sabía en los días de George Washington quien
murió como resultado de un tratamiento médico de sangría en uso en
ese tiempo. Sin embargo, miles de años antes de que se descubriera la
circulación de la sangre (en 1630 por los médicos ingleses William
Harvey y Michael Servet), la Biblia ya había establecido este principio
científico. La sangre es la que lleva todos los nutrientes (vitaminas,
minerales) a todas partes del cuerpo, así como también el oxigeno.
Durante siglos los médicos "drenaban" (sacaban) la sangre de sus
pacientes creyendo que, de esta manera, serían librados de sus
padecimientos, lo cual resultaba en la muerte de sus pacientes
(incluyendo George Washington). ¿Cómo pudo Moisés haber sabido tal
cosa?

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31. La circuncisión

Dios estableció como señal del Pacto con Israel, que todo varón debería
ser circuncidado (Gén 17:11). Esta práctica ha demostrado tener su
valor, pues en una investigación realizada en 1940, se descubrió que las
mujeres judías mantenían un índice asombroso de ausencia de cáncer
cervical. Más tarde se descubrió y se identificó que la mayor causa del
cáncer cervical era causado por el "bacilo smegna", el cual es fácilmente
transportado en el prepucio de los varones no circuncidados y
transmitido a las mujeres. Además, Dios dijo a Abraham en Génesis
17:12 que al octavo día el recién nacido de los varones hebreos debía ser
circuncidado. ¿Por qué al octavo día? En 1935 el profesor Henrik Dam
propuso la "Vitamina K" para el factor en alimentos que ayudaban a
prevenir las hemorragias en los niños. Sabemos ahora que la Vitamina
K es responsable de la producción de protrombina para el hígado. Si la
protrombina no está a niveles adecuados, este déficit puede provocar
hemorragias. Sin embargo, es solamente del quinto al séptimo día de
vida del varón recién nacido que la Vitamina K empieza a ser producida
(por bacterias en el sistema intestinal). Y es solamente al octavo día que
el porcentaje de protrombina realmente se trepa por encima del 100%
de lo normal. El único día en toda la vida de los varones que el
elemento coagulante de la protrombina está por encima del 100% es al
octavo día. Por tanto, el mejor día para la circuncisión, es al octavo día.
Pero ¿cómo supieron Moisés y Abraham esto cuando todavía el
conocimiento científico no se había levantado?

32. Higiene y salud pública

Respecto a este punto el libro de levítico tiene mucho conocimiento al


respecto, he aquí algunos pocos ejemplos:

a) Principios de la cuarentena y el tratamiento del


excremento humano

Cuando la "plaga negra" estaba matando media Europa, antes del


Renacimiento, las naciones desesperadas, se volvieron a la iglesia.
Descubrieron las antiguas leyes dadas a Moisés, los principios
practicados por Israel para enfermedades como la lepra (alejando al
muerto y enterrando sus pertenencias) y otras medidas sanitarias e
higiénicas.

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La "cuarentena" ha sido comprendida hasta tiempos actuales como
el control de las enfermedades infecciosas. En los días de Moisés y
en los tiempos de la "plaga negra", el mandamiento de Dios en
Levítico 13:45-46, tuvo que ser obedecido, aunque no se supiera la
razón. La pobre práctica de no aislar el enfermo y a sus secreciones
(excremento y orina), ayudaron a propagar más rápido esta plaga en
Europa. Dios ya había hecho provisión para estos problemas de
carácter higiénico y salubre con miles de años de anticipación. Aun
la manera de manejar a un cuerpo muerto, fue descrito en la Biblia
(Num. 19:11-14). Las Sagradas Escrituras declaran muchos buenos
principios de sanidad ambiental para evitar la proliferación de las
enfermedades infecciosas, así por ejemplo la Escritura recomendaba
a los Israelitas: "Tendrás un lugar fuera del campamento a donde
salgas; tendrás también entre tus armas una estaca; y cuando
estuvieres allí fuera cavarás con ella, y luego al volverte cubrirás
tu excremento" (Deuteronomio 23:12-13). Aquí se proponía el
saneamiento, pero la teoría de la propagación infecciosa de
enfermedades no surgió oficialmente sino cerca de 3500 años más
tarde. Y así hay muchas otras recomendaciones similares como la
que declara que luego de tocar a un muerto se tenga el cuidado de
lavarse las manos para evitar la proliferación de las bacterias
infecciosas.

b) Esterilización

Otra revelación bíblica no descubierta hasta finales del siglo XIX,


fue el principio de la esterilización básica (lavarse las manos y la
ropa). La dirección para el lavamiento del cuerpo, está establecido
en Números 19, cuando manejaban a un muerto. Las prácticas
básicas de la purificación (algunas ceremoniales), el control de la
contaminación, estaban también incluidas y especificadas,
incluyendo: comida no apropiada (Lev.11:29-40), deshechos
humanos (Lev.15:1-5, 18, 24-25), nacimientos humanos (Lev.12:1-3),
infecciones diversas (Lev.13 la lepra). Aun con el sacrificio
ceremonial y las ofrendas se controlaban las enfermedades
quemando y lavando los sacrificios sacerdotales (Lev.6:8-11).
Durante 1840, las tragedias acaecidas por ignorar los principio de la
más elemental higiene y salubridad, fueron poco a poco descubiertas
por la ciencia. Por ejemplo, el Dr. Ignaz Semmelweis, originario de
Viena, comenzó a observar el alto índice de mortalidad que estaba

59
teniendo en los partos. Este médico introdujo la costumbre del
lavamiento de manos, después de haber leído los principios
higiénicos en la Biblia. Sus colegas se burlaron de él y lo
ridiculizaron, pero no pudieron negar que las muertes comenzaron a
disminuir de manera “milagrosa”. Sin embargo, no fue hasta 1865
que esta práctica fue instituida oficialmente en el mundo de la
medicina, por Joseph Lister.

c) No consumir animales muertos naturalmente

Cuando Moisés enseñó en Levítico 17:15 que un animal que ha


muerto naturalmente no debe ser comido, proveyó a los israelitas
con lo que conocemos hoy como las regulaciones más avanzadas de
higiene y salud pública. En esa época, por ejemplo, era contra la ley
consumir un animal que había muerto naturalmente. Si el animal
murió de rabia, ántrax, o cualquiera de las numerosas enfermedades
de animales, ciertamente no sería aconsejable para los humanos
consumir la resultante carne descompuesta. Pero ¿cómo pudo
Moisés haber sabido acerca de tales cosas, mucho antes de la llegada
de los métodos usados para reconocer y diagnosticar las
enfermedades transmisibles por animales?
d) No consumir el cerdo

En Levítico 11 Moisés dio a los israelitas, estrictas leyes sanitarias,


incluyendo las instrucciones de no comer cerdo (entre otras cosas).
¿Por qué daría Moisés tal prohibición? Hoy día podemos al menos
teorizar en cuanto a su razonamiento. En primer lugar la carne de
cerdo es muy grasosa y en ese sentido no es adecuada para el
consumo humano. En segundo lugar, los cerdos son animales que se
alimentan de carroña, comerán casi cualquier cosa, son una especie
de “basureros biológicos”. Consecuentemente, son los mas
propensos a infecciones bacteriales y de parásitos que muchos otros
animales. Uno de los parásitos que los cerdos algunas veces
adquieren como resultado de sus hábitos alimenticios es el
organismo Trichinella spiralis - la enfermedad conocida como
triquinosis. Es una enfermedad dolorosa, a veces fatal, causada por
comer cerdo medio cocinado o crudo que esté infectado con el
parásito vivo. Reconocemos que la prohibición puesta en el lugar
por Moisés era científicamente correcta. Pero, ¿cómo pudo Moisés

60
haber sabido tal información por sí mismo? ¿Simplemente otro
golpe de buena suerte?

e) No consumir grasa ni sangre

La Escritura ordena: “Estatuto perpetuo será por vuestras edades,


dondequiera que habitéis, que ninguna grosura ni ninguna sangre
comeréis” (Levítico 3: 16). Esto está totalmente comprobado por la
medicina moderna. El consumo de grasa animal es causa de que las
paredes de las venas y arterias se tapen y ello ocasione problemas
cardiacos y de circulación. Por otro lado, el consumir sangre puede
ocasionar el contraer determinados sustancias tóxicas o venenosas
que podría contener la sangre y que eventualmente podrían causar
problemas en la salud humana.

33. Forma correcta de tratar heridas

En las Sagradas Escrituras se encuentran medidas prácticas para la


salud. Por ejemplo, en el relato del buen samaritano (Lucas 10: 34) se
nos relata una forma eficaz en que puede ser tratada una herida. Se
aplicó a las heridas de la víctima, vino y aceite, y luego las vendó para
protegerlas mientras sanaban. El vino sirvió como desinfectante y el
aceite de oliva como ungüento sedante. La mezcla de vino y aceite,
actualmente se sabe que son un método curativo eficaz y aún utilizado
por la medicina moderna para tratar diversas heridas. Esto corrobora
la veracidad de un principio de salud consignado hace miles de años.

34. Forma correcta de usar la mente

La Escritura declara el siguiente principio psicológico:

“El corazón alegre constituye buen remedio;


Mas el espíritu triste seca los huesos”
(Proverbios 17: 22)

Este es un principio de salud, también consignado hace miles de años,


que ha sido corroborado por la ciencia moderna. La investigación
científica confirma que generalmente una actitud positiva, optimista y
alegre, propician un buen estado de salud orgánica y en no pocos casos
pueden ayudar a restablecer la salud perdida. Y por el contrario, una

61
actitud negativa, pesimista o triste llevada a cabo de manera
prolongada puede conducir a deterioros orgánicos de toda índole.

35. Consejos sabios para la vida práctica

Los textos sagrados que componen la Biblia están llenos de consejos


prácticos en todas las áreas de la vida para que el ser humano pueda,
vivir sabiamente los pocos años que tiene, con salud, estabilidad
emocional, tranquilidad y satisfacción. La glotonería, la falta de
ejercicio de nuestro cuerpo, el estrés diario, los malos hábitos provocan
que muchos seres humanos manejen mal los asuntos de la vida y
mueran prematuramente. La Biblia nos advierte en contra del uso
abusivo del alcohol, de la glotonería y de la inmoralidad sexual. (1º Co.
6:9-10; Rom.13:13), entre muchos otros malos hábitos y prácticas. La
Biblia enfatiza nuestra necesidad de llevar una vida de trabajo y
esfuerzo, de perdonar a los que nos han ofendido, para evitar rencores
y amarguras que nos llevarán a enfermedades graves de carácter
emocional y físico, y en general a enfocar nuestra mente en cosas
elevadas y nobles que nos lleven a una actitud entusiasta y positiva
hacia la vida, lo cual está comprobado por la ciencia médica que mejora
las defensas del organismo y la salud y contribuye a elevar la calidad de
vida de las personas y les facilita el camino al éxito en todo ámbito de
cosas.

36. El arca de Noé

Los detalles y el diseño del arca de Noé es un ejemplo de ingeniería


naval que sobrepasa la capacidad humana para comprender una obra
de tan alta envergadura con tantos años de anticipación. - Los
ingenieros navales, ahora comprenden que las dimensiones del arca de
Noé consignadas en el registro bíblico (Gén.6:15), eran el diseño ideal
para la estabilidad de un barco de esas dimensiones en mares
turbulentos. No fue hasta el siglo XX, que comenzaron a construirse
barcos semejantes (el Titanic, por ejemplo). Otros detalles de esta
construcción incluían el piso y el techo a prueba de agua (Gén.6:14). El
arca tenía alrededor de: 137 mts. de largo; 22 mts. de ancho; y 13 mts.
de alto. Tenía tres pisos y el área total de estos pisos sería de alrededor
de unos 96.000 pies cuadrados (equivalente a 20 campos de basket-
ball o a 522 vagones de un tren). Cabrían en el arca 40 mil animales. Su
tonelaje (medida de espacio cúbico en lugar de peso) sería de unas
14.000 tons., lo cual lo situaría dentro de la categoría de un gran barco

62
moderno. Y fue sólo en el año 1884 cuando fue construido un gran
barco, llamado el "Eturia".

37. Construcción de edificios

Aun cuando en la Biblia son mencionados varios edificios y diferentes


construcciones, solo el Tabernáculo y el Templo de Salomón fueron
diseñados y dirigidos por Dios (I Reyes 6; 2 Cron 2-4; Éxodo 25). La
ingeniería de estas dos construcciones fue maravillosa, simple y
efectiva. La arquitectura con su magnífica y compleja simbología, ha
asombrado por siglos a la mayoría de los ingenieros y arquitectos del
mundo. Construcciones como la Torre de Babel, las columnas y bardas
del Templo de Salomón, etc., han sido confirmadas por la arqueología
moderna.

38. La creación fue llevada a cabo por Dios

En el primer versículo del libro de Génesis dice: “En el principio creo


Dios los cielos y la tierra”. Esta afirmación es concluyente y posee
autoridad soberana que ningún evolucionista, escéptico o ateo ha
podido desmentir jamás. Las evidencias científicas apuntan hacia la
creación llevada a cabo por un creador inteligente y todopoderoso, o
sea, Dios. Esta declaración de las Escrituras está sólidamente
fundamentada en la razón y la comprensión profunda. Ningún
pensador, filósofo, científico o estudioso cualquiera podrá mejorar esta
solemne declaración divina.

Esta simple afirmación refuta al ateo que dice que no hay Dios; al
agnóstico, que afirma que no puede conocer a Dios; al politeísta que
adora a muchos dioses; al panteísta, que dice que «toda la naturaleza es
Dios»; al materialista, que argumenta que la materia es eterna y no se
crea; y al fatalista, que enseña que no hay plan divino detrás de la
creación y la historia.

Algunos científicos podrán tan sólo afirmar que la materia


simplemente «llegó a existir», que la vida «ocurrió» y que todas las
formas complejas de vida «evolucionaron gradualmente» de formas
inferiores, pero no podrá dar prueba alguna de sus declaraciones
fundadas en meras suposiciones gratuitas.

63
IV. Exactitud Profética

Las Sagradas Escrituras contienen información profética que para


cualquier estudioso serio no lo pueden dejar indiferente. Alrededor de
una tercera parte de las Sagradas Escrituras son profecías, muchas ya
se han cumplido con asombrosa exactitud. El Creador señala en su
palabra categóricamente lo siguiente:

“Acordaos de las cosas pasadas desde los tiempos antiguos; porque yo


soy Dios, y no hay otro Dios, y nada hay semejante a mí, que anuncio
lo por venir desde el principio, y desde la antigüedad lo que aún
no era hecho; que digo: Mi consejo permanecerá, y haré
todo lo que quiero”
(Isaías 46: 9-10)

El hecho mismo de que Dios pueda predecir el futuro y hacer que


suceda cada uno de los eventos tal como Él los predijo, son una prueba
sobrenatural de su realidad como amo del tiempo y de la creación. Más
aún, el Dios Creador señala que Él es el único que conoce el final desde
el principio y desafía irónicamente a todos los incrédulos y escépticos a
que puedan realizar semejante proeza sobrenatural. Su desafío lo
expone del siguiente modo:

“Traigan, anúnciennos lo que ha de venir; dígannos lo que ha pasado


desde el principio, y pondremos nuestro corazón en ello; sepamos
también su postrimería, y hacednos entender lo que ha de
venir. Dadnos nuevas de lo que ha de ser después, para que sepamos
que vosotros sois dioses; o a lo menos haced bien, o mal, para que
tengamos qué contar, y juntamente nos maravillemos”
(Isaías 41: 22-23)

Obviamente en materia de predicción profética, el hombre por sí


mismo es totalmente impotente.

No tenemos el espacio para realizar un completo análisis sobre esta


fascinante temática en este breve apartado. Sin embargo, si a nuestro
apreciado lector le interesa hacer un estudio profético detallado,
contamos con varias obras al respecto que puede solicitar con entera
libertad al correo electrónico de la última página: estas obras son:
“TETRAGRÁMATON Panorama Profético”, “MISTERIOS

64
REVELADOS La Profecía”, y, “El Fin de los Tiempos”. En estas obras
el lector interesado encontrará, a la luz de las Sagradas Escrituras, un
completo estudio profético de eventos que ya han sucedido y de otros
que aún están por suceder.

En conclusión

De modo que, las Sagradas Escrituras desde varios puntos de vista


demuestran ser un conjunto de textos sagrados y divinos, únicos, que
no se contradicen y que se armonizan doctrinalmente unos con otros.
Estos registros escriturales han demostrado ser exactos en términos
históricos, geográficos, científicos y proféticos.

¿Cómo pudieron los escritores de las Sagradas Escrituras haber tenido


acceso a las evidencias que hemos señalado? La única respuesta
razonable y plausible es que, el Creador, quien creó el universo y todo
lo que este sistema cósmico y multidimensional constituye, se las
transmitiera de algún modo. Es irracional e ilógico sugerir que tales
datos pudieran haber llegado a través de la simple creencia o la
invención caprichosa de sus escritores. Tal posición es indefendible, y
no puede ser sustentada a la luz de las verdades y hechos que el
conocimiento y la ciencia humana han descubierto.

Por lo tanto, la conclusión es que las Sagradas Escrituras (la Biblia) es


lo que afirma ser - la Palabra Inspirada de Dios. Esto es terminante, y
ha sido dada al hombre para que pueda vivir sabiamente en esta
dimensión material, pueda alcanzar la regeneración de su alma y con
ello la vida abundante y eterna en lo porvenir (Juan 3:16; 10:10). Las
evidencias que sustentan sus afirmaciones son innumerables e
irrefutables. No en vano, las propias Escrituras declaran “la palabra
del Dios nuestro permanece para siempre” (Isaías 40: 8).

65
66
CAPITULO 11
Dios y la
Ciencia
En esta obra hemos demostrado que la realidad de Dios es evidente no
por una cuestión de fe ciega o creencia gratuita, sino por una cuestión
de razonamiento, de conciencia y de lógica natural. Es imposible
comprobar a través de los medios científicos convencionales la realidad
de la Deidad. La ciencia sólo acepta como válidas realidades materiales
y cuantitativas y no realidades metafísicas y cualitativas. La realidad de
Dios no se comprueba pero si se demuestra. Por ejemplo, la física y la
química son ciencias comprobables, pues ambas ciencias conllevan la
experimentación práctica o concreta de la mayoría de sus leyes; en
cambio, la matemática es una ciencia más demostrable que
comprobable, pues implica la sistematización de construcciones
teóricas, lógicas y muy abstractas. Así entonces, la realidad del Creador
no se comprueba pero si se demuestra a través de las innumerables
evidencias que hemos expuesto en esta obra.

Naturalmente no es posible cuantificar al Poder o Fuerza Suprema


(Dios), pues sería como poder cazar al infinito. El infinito es muy real,
no necesita argumentos para una mente que razona con solidez. Que
algo no pueda traerse a la manifestación concreta no implica la no
realidad de la misma. Dios, lo real, lo que es, no puede dejar de SER,
porque el ser es la realidad inmanente a todos los fenómenos de la
naturaleza y de no ser así la existencia del universo y todas sus
dimensiones existenciales no podrían ser. Si el universo es el efecto,
algo (la causa) tiene que originarlo, ¿Puede algo surgir de NADA? En
otro sentido, ¿Se puede comprobar científicamente la fuerza del amor o
el odio que son fenómenos metafísicos? Evidentemente no. Sin
embargo, las proyecciones de estas fuerzas son evidentes por sí mismas
de manera indirecta y esto escapa del rango o margen de acción
materialista de la ciencia convencional.

67
Haciendo un paralelo con la geometría, podemos llegar a entender de
algún modo la realidad de la Deidad, para ello diremos que: del punto
adimensional podemos traer a la existencia un triángulo que tiene tres
lados (el primer “átomo” geométrico), un cuadrado (que contiene 2
triángulos en su interior y cuatro lados), un pentágono (que contiene 3
triángulos en su interior y cinco lados) y así sucesivamente hasta llegar
al macro-punto: EL CÍRCULO. Ahora preguntémonos ¿cuántos lados y
triángulos tiene el círculo? Respuesta: TODOS (estos no son evidentes
para los sentidos físicos aunque muy reales para los “ojos” de la
inteligencia) y NINGUNO (en apariencia, porque el sentido de la vista
no percibe la infinitud de lados y triángulos).

El punto adimensional representa a la Deidad inmanifestada, la NADA


creacional, el cero absoluto, es decir, el TODO potencial. Y el circulo
representa a la Deidad manifestada, la Nada creacional manifestada en
toda su plenitud a través de TODO lo que existe. NADA (inexistencia
del universo) y TODO (existencia del universo) no son más que los dos
polos del Poder o Fuerza Suprema que llamamos Dios. NADA, es el
polo de la inmanifestación de la Deidad (trascendencia), y, TODO, es el
polo de la manifestación de la Deidad (inmanencia). El hombre está
imposibilitado de encontrar y percibir en la creación o universo la
NADA (cero absoluto) y el TODO (el infinito), porque Dios (el NADA-
TODO) es lo que en el fondo sostiene y gobierna la Creación.
Podríamos afirmar que al llevar a cabo el “supremo cruzamiento
sexual” entre la Nada y el Todo (cero x infinito) estas dos fuerzas
crearon el universo. Si esto lo pudiéramos llevar a un modelo
matemático diríamos que: 0 x 00 = universo. El punto geométrico es el
agujero negro y el potencial energético del cual todo ha salido. El
círculo sería la expresión geométrica ilusoria de todo lo que existe, del
universo en su conjunto. Decimos ilusoria porque nada realmente en el
universo es circular sino que aparenta serlo. Para los matemáticos, el
circulo (polígono inexistente porque posee infinitos lados rectos) es la
única figura geométrica que rompe los patrones de cualquier polígono
(figura que tiene un número finito de lados rectos). El círculo es la
figura que tiene un número infinito de lados rectos y por lo tanto no
puede existir en el universo, ya que nada en la creación es infinito, sólo
puede existir una tendencia al infinito. Si una figura o cuerpo
geométrico cualquiera alcanzara el infinito desaparecería de la creación
y alcanzaría el estado de Creador, o sea, pasaría a la posición de la
realidad de Dios. Por eso, el universo no es infinito, sino que es

68
indefinido, es decir, no tiene límite porque está expandiéndose y si se
está expandiendo no puede ser infinito por grande que sea. Por lo
tanto, todo cuerpo geométrico, sea éste una piedra, planta, animal u
hombre, es creación, y representan a los polígonos que siempre están
en los límites existenciales determinados por el punto (cero) y el círculo
(infinito). Sólo los polígonos pertenecen a la creación, en cambio el
punto (micro círculo) y el círculo (macro punto) pertenecen sólo a
DIOS como su gran “herramienta” para llevar a cabo la creación o
existencia de los seres y cosas en todos los mundos y dimensiones del
universo (o multiverso).

Por eso muchos sabios antiguos simbolizaban a Dios, el supremo


Creador, con el Sol, una esfera de fuego y luz que ilumina y da vida a
todo lo que existe. Los sabios antiguos ilustraban a Dios del siguiente
modo. Ellos decían:

“Dios es un esfera cuyo centro está en todo el universo”

Por supuesto, la esfera es un mero símbolo. Pero si esta esfera tuviera


un radio infinito, ello necesariamente implicaría que el centro tendría
una correspondencia con cualquier lugar del universo. Todo espacio-
tiempo de la creación o universo sería el centro de la esfera. Por eso la
esfera no puede ser perceptible. Por otro lado, se debe tener el cuidado
de no confundir a esta esfera con el universo. El universo no es la
esfera, sino que el universo esta sostenida por el centro de la esfera, el
cual a su vez es el enlace hacia Dios. Dejaremos que el lector deduzca
todo lo demás que no hemos señalado pero que está entre líneas.

Por eso el hombre que quiera de algún modo comprender y vislumbrar


de algún modo a la Deidad tendrá que necesariamente agudizar su
conciencia y su inteligencia a través de la ciencia y el conocimiento
verdaderos. No en vano, la propia Palabra de Dios señala:

“El alma sin ciencia no es buena”


(Proverbios 19: 2)

Bueno le sería a los ateos y escépticos que se pusieran a estudiar la


naturaleza en todas sus manifestaciones a través de la observación y las
ciencias, entre ellas la matemática, quizás si lo hicieran con tenacidad,
humildad y devoción pudieran aprender algo. Sin embargo, por lo

69
general estas mentes están tan hipnotizadas por los convencionalismos
socioculturales que difícilmente podrán reconocer la falsedad de la
verdad. Respecto a estas mentes la Escritura declara:

“Estas siempre están aprendiendo, y nunca pueden llegar


al conocimiento de la verdad”
(2º Timoteo 3: 7)

A estos, la verdadera ciencia no es grata a sus almas (Proverbios 2: 10)


porque no poseen la madurez conciencial para apreciarla y
aprehenderla debidamente, y en consecuencia, no pueden llegar a la
Verdad, precisamente porque a sus almas les falta verdadero
conocimiento y ciencia. Recuerde lo que dijo Louis Pasteur: “Un poco
de ciencia aleja de Dios, pero mucha lo acerca”.

Muchos creen que la ciencia se opone a la religión y eso no es así. La


verdadera ciencia y la verdadera religión no son opuestos antagónicos
sino opuestos complementarios. Al decir opuestos nos referimos
simplemente a que sus campos de conocimiento abarcan dos territorios
de conocimientos distintos. La ciencia en nuestro mundo interviene en
el mundo físico y material y la religión abarca el mundo metafísico y
espiritual. Así, la verdadera ciencia y la verdadera religión se
complementan mutuamente y con ambas se puede avanzar por el
territorio de la Verdad. Ciencia y religión deben potenciarse
mutuamente. El más grande científico debe necesariamente ser
religioso, y el mejor religioso no puede alejarse de la ciencia sino
servirse de ella.

Los “ignorantes ilustrados” de nuestra “esclarecida” época son los que


verdaderamente carecen de verdadera ciencia y en su reemplazo se han
cubierto de un mero barniz de adoctrinamiento sociocultural.

“Profesando ser sabios, se hicieron necios”


(Romanos 1: 22)

Es así como podemos apreciar que, el hombre sin ciencia en las cosas
que son realmente importantes o trascendentales desecha lo real y se
queda con lo aparente. DIOS no es evidente para los cinco sentidos de
percepción, sino que es evidente para los sentidos de la conciencia y de
la inteligencia. Dios el Creador se manifiesta en la creación (el

70
universo) pero no puede ser encontrado en ella, puesto que a diferencia
de todo en la creación, Dios no es nada creacional y no puede ser
comparado con nada que exista, o sea, que esté creado. No existe
ninguna posibilidad de comparar a Dios con algo o con alguien, porque
Dios, lo real, está más allá de todo lo existente.

Evidentemente, quién vive desde el punto de vista ilusorio (existencial),


Dios es una ilusión y el universo es la única realidad. Sin embargo,
quién vive desde lo real, el universo es una mera ilusión holográfica y
Dios es la genuina realidad. Y así llegamos al famoso cuestionamiento
filosófico trascendente: “SER o NO SER esa es la cuestión”. Y esa
cuestión lo determina el nivel de conciencia del sujeto, tema del que
nada hablaremos en este trabajo.

Para todos aquellos que deseen profundizar más allá de lo que hemos
señalado hasta aquí en este trabajo, contamos con dos obras más que
amplían mucho más el estudio de la Deidad y de los orígenes, estas
obras son: “MISTERIOS REVELADOS El Supremo Creador”, y, “LOS
ORÍGENES Evolución o Creación”. Si usted desea estudiar estas dos
obras, no deje de solicitarlas, se la enviaremos con mucho gusto y sin
costo para usted.

71
72
Conclusión
En esta obra hemos visto que existen dos explicaciones posibles para el
origen del universo, del mundo, de la vida y del hombre – la teoría de la
evolución, y, el sistema de pensamiento que señala que la creación fue
llevada a cabo por un Dios Creador.

Hemos examinado desprejuiciadamente la evidencia disponible en


ambos lados de este planteamiento bilateral y podemos concluir que no
existe la menor prueba que le de alguna validez o credibilidad a la
desdibujada teoría evolucionista. En cambio, a la teoría Creacionista le
sobran evidencias que desde diferentes perspectivas del conocimiento
la apoyan y avalan, incluso desde la perspectiva científica, todo lo cual
respalda la realidad de Dios y desmiente cualquier postura ideológica
que pretenda relegar a la Deidad a una posición mitológica o ilusoria.

Desde hace dos siglos, los ateos han ido desarrollando una serie de
teorías para dejar fuera de la escena a Dios. Surgieron ideologías
pseudoeruditas que se popularizaron y conocieron como
“racionalismo”, “marxismo”, “evolucionismo”, entre otras, estos
nombres fueron utilizados para seducir la vanidad intelectual del
mundo y así lograr su masiva aceptación, así se extendieron
rápidamente por el mundo nombres y títulos altisonantes como
“progreso”, “avance” o “desarrollo”. La teoría de la evolución es la que
se encuentra de moda y se ha popularizado ampliamente dentro de los
círculos intelectuales. La vasta mayoría de quienes han aceptado esta
débil y falaz teoría, simplemente la aceptaron, no porque tuviera
evidencia sólida que la respalde, sino por ser lo que colectivamente se
enseña en el colegio y la universidad, y cuentan además, con el
prestigio y el reconocimiento del colectivo humano. Por lo general
aceptar el planteamiento evolucionista se ha trasformado en un
símbolo de inteligencia y de estar en una categoría académica o
intelectual superior, y en consecuencia, rechazar esta teoría sería un
sello de ignorancia o de inferioridad intelectual.

Todo esto nos muestra que, en general, la gente cree lo que cree
simplemente porque así se le ha enseñado o porque es lo aceptado en

73
su medio social. ¡La gente quiere pertenecer a un grupo! Acepta lo que
acepta su grupo. En general, cree lo que descuidadamente ha dado por
hecho - ¡sin examinarlo, comprobarlo o demostrarlo!

También sabemos muy bien que las personas generalmente creen


SÓLO lo que ESTÁN DISPUESTAS A ACEPTAR. En la mayoría de los
casos la gente no desea rechazar lo que se acepta en su medio social,
cultural o geográfico, por falso que sea. Como dijo un filósofo, la
mayoría de los que se aferran a la teoría de la evolución lo hacen
porque no quieren creer en Dios. La teoría de la evolución proporciona
entonces una excelente escapatoria (aunque irracional) para todas
aquellas personas que consideran como algo muy conveniente el
rechazar a Dios, dejándolo fuera del escenario de sus vidas y así evadir
la obediencia, respeto y adoración que se le debe conferir. El conjunto
de textos sagrados conocidos como la Biblia y que afirman ser la
Palabra inspirada de Dios declaran que: "Los designios de la carne son
enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni
tampoco pueden" (Romanos 8.7). Todos los hechos, todos los
razonamientos y todas las pruebas del mundo jamás inducirán a una
persona a aceptar aquello contra lo cual tiene un prejuicio o le resulta
algo inconveniente para él o ella el aceptarlo.

En este mundo para medir el tiempo las personas usan relojes


artificiales que según sea su diseño y construcción pueden ser más o
menos exactos. Lo cierto es que ningún reloj de hechura humana marca
el tiempo perfectamente. Pero por más preciso que sea el reloj creado
por el hombre, de cuando en cuando, tendrá que ser corregido y
ajustado con respecto al reloj maestro del universo, es decir, con el reloj
cósmico, compuesto por los cuerpos celestes que viajan por el
firmamento, el cual nunca se atrasa o adelanta. Ya hemos examinado a
lo largo de esta obra todas las evidencias que no dejan lugar a dudas
sobre la realidad de un Creador inteligente. Ahora bien y sumado a
tales evidencias, si yo le dijera que, por ejemplo, el reloj artificial que
usted seguramente usa y que le ayuda a medir el tiempo para sus
diferentes actividades diarias, realmente no fue armado en una fábrica,
que no fue diseñado, planeado y armado por ningún relojero, y que en
definitiva, todo el proceso creativo simplemente ocurrió por mero azar,
o sea, que todas los engranajes, resortes, perillas y todas las piezas del
reloj, simplemente se formaron, moldearon y se dio cuerda a sí mismo
para marcar el tiempo. Si yo tratara de hacerle creer semejante historia
con toda razón usted diría que mis procesos de raciocinio han sufrido

74
un estado transitorio o permanente de locura. Porque obviamente la
presencia de un reloj es prueba racional y positiva de la presencia de un
relojero.

De manera análoga, si uno eleva la vista hacia el cielo y observa el reloj


maestro del universo, que es más preciso que cualquier reloj de
hechura humana y el escéptico ateo señala simplemente que aquello
sucedió y que en realidad no hubo ningún “Gran Relojero Cósmico”, y
que ninguna mente maestra realmente planeó, diseño y trajo a la
existencia las galaxias, las estrellas y planetas, ni tampoco puso cada
uno de estos cuerpos celestes en su lugar y órbita precisa. Si el
escéptico no quiere considerar toda la positiva evidencia que prueba la
realidad de un Creador inteligente e insiste en declarar que el universo,
las galaxias, los sistemas solares, nuestro planeta y todas las diferentes
formas de vida de nuestro mundo simplemente se diseñaron solas y
que realmente no hubo ninguna inteligencia maestra que estuvo detrás.
En breve, que no hubo creación, ni Dios. Entonces las propias Sagradas
Escrituras tienen algo tajante que decir de una persona que piensa así
(declaración bíblica que ya habíamos señalado al inicio de este trabajo):

“Dice el necio en su corazón: No hay Dios”


(Salmos 14: 1; 53: 1)

En definitiva, así como la presencia de un reloj precisa la necesaria


existencia de un relojero que lo haya diseñado y creado, así también, la
presencia de una creación precisa la realidad de un Creador que esté
detrás. La creación en cuanto a todas sus expresiones tales como: su
grandeza, orden, leyes, belleza y sabiduría, son un testigo mudo pero
elocuente de un Creador Inteligente. Pensar de otro modo, es
verdadera locura y necedad.

75
76
Apéndice
Existen en nuestro mundo numerosos factores que demuestran la realidad de
un supremo Hacedor a quién llamamos Dios, que creó activamente el mundo y
sus habitantes. La siguiente información es un extracto de uno de los libros del
Rab Shmuel Waldman que, considero interesante reproducir en cuanto a lo
que él expone con un razonamiento sencillo pero al mismo tiempo muy sólido,
respecto al asombroso diseño que existe en la naranja y la banana como
prueba de que en todo ello tiene que haber detrás un supremo e inteligente
Hacedor quien diseño todo ello. Se podrían señalar infinidad de otras cosas y
su asombroso diseño, pero la demostración de la realidad de Dios es tan
evidente, que este rabino sólo nos señala estas dos expresiones de la
naturaleza como elementos más que suficiente para probar la realidad de Dios.

Cuando el ser humano contempla la asombrosa profundidad del diseño en el


mundo natural, desde las moléculas hasta las plantas, los animales y los
humanos, el mundo parece gritar: “¡Alguien Inteligente me ha creado! ¡No
nací meramente a la existencia por azar!”.

Mostraremos cómo la ciencia puede representar un magnífico lente para ver la


sabiduría y arquitectura Divinas presentes en la naturaleza. La ciencia, cuando
es utilizada correctamente, nos ayuda a enfocarnos en el hecho de que este
mundo no pudo, de ninguna manera, haber surgido a través de factores
meramente casuales. El universo demuestra un complejo diseño –y donde hay
un complejo diseño, existe un Diseñador. Examinar la naturaleza con todas
sus maravillas es considerado por muchos como el modo más rápido, más
fácil y mejor para reconocer a Dios. Estudiar la naturaleza utilizando algunos
de los textos científicos básicos, nos aportará suficiente evidencia de que este
mundo debe tener un Creador. Y por esa razón ¡muchos científicos llegaron a
esta conclusión también!

Comencemos con algo tan complejo y aun tan, tan simple, que todos tendemos
a pasar por alto en cuanto a su gran mensaje. Comencemos estudiando una
simple naranja.

77
La naranja

La simple naranja prueba, más allá de toda duda, que Dios es una realidad que
no puede ser negada. Empecemos por considerar el tronco y las ramas del
árbol del naranjo (por supuesto, lo siguiente no sólo se aplica al naranjo sino a
otros árboles también). Son de madera, pero ¿de dónde provino esa madera?
¿Del agua? Obviamente no. La madera y el agua son dos sustancias totalmente
diferentes.

¿Provino entonces esa madera de la luz solar? Por supuesto que no. ¿De la
semilla de la naranja? Eso no puede ser tampoco, puesto que el carozo no está
hecho de madera. Entonces tiene que venir de la tierra, ¿verdad? Pues bien,
aparte de que la madera no es del mismo material que la tierra, hay otro
problema con esta hipótesis. Hagamos un pequeño experimento. Digamos que
usted coloca un carozo de naranja en 200 Kg. de tierra y espera quince años, o
algo así, para que crezca un árbol de naranjo bien desarrollado. Si usted pesara
la tierra alrededor del árbol de naranjo quince años después, adivine cuántos
kilogramos habría. ¡Exacto! Aproximadamente 200 Kg.

¿De dónde provino entonces esta tonelada o algo así, de madera? ¿Cómo
surgió esta compleja combinación? ¿Cómo supieron los microorganismos que
viven en la tierra, combinar materiales totalmente no relacionados, para
formar un árbol viviente? El equivalente humano sería una fábrica
increíblemente grande con docenas de técnicos altamente entrenados y
capacitados (los microorganismos), trabajando para crear un automóvil,
usando sólo algo de papel, bandas elásticas y broches de papel (el agua, la luz
solar y el carozo). Es algo sumamente improbable que tengan éxito,
independientemente de qué maquinaria o químicos utilicen. Sin embargo, sin
ninguna herramienta ni maquinaria, el pequeño carozo de naranja produce un
gran árbol con cientos de frutos en él. ¡Frutos que tienen incluso la capacidad
de reproducirse a sí mismos! De alguna forma, una semilla se transforma en
millares. Es verdaderamente asombroso. Es una fábrica en miniatura y, sin
embargo, no tiene ningún capataz, ni planos, ni electricidad ¡y aun así
funciona!

Examinemos este “accidente” un poco más.

Imaginemos que un amigable extraterrestre aterriza en la tierra y que usted ha


sido elegido para mostrarle nuestro planeta. Usted asume que él no sabe

78
mucho acerca de este planeta porque nuestro mundo es completamente
diferente del suyo. La primera cosa que decide mostrarle es nuestro árbol de
naranjo.

Comienza por informar al extraterrestre que el árbol se desarrolló solamente a


partir de agua, tierra, un carozo, luz solar y tiempo; y le muestra un ejemplo de
agua, un carozo y tierra.

- No espera que le crea - dirá él - que este gran árbol que está aquí, provino de
esas cosas.

- ¿Qué es lo difícil para creer? - pregunta usted.

- Para empezar, ¿de dónde vino toda la madera.

- De todos los elementos existentes en el suelo, en combinación con la luz


solar y agua que cayó del cielo; esa agua que nosotros, los terrícolas,
llamamos lluvia.

- Pero ¿cómo puede eso suceder si están hechos de elementos tan


completamente diferentes.

- Se llama naturaleza.

- ¿Naturaleza? - pregunta el extraño - ¿Es esa toda la explicación?


Como toda persona promedio, con alrededor de quince años de escolaridad
por detrás, usted confiadamente inclina su cabeza en señal de afirmación.

El visitante continúa:

- ¿Y esas cosas verdes (las hojas)? ¿De dónde vinieron? ¿Quién las sujetó al
árbol?

- Nadie las colocó. Crecieron de las ramas.

-Eso es increíble. ¿Cómo puede una cosa surgir de algo tan sólido?

- No es tan increíble.

- ¿Qué quiere usted decir? ¡Seguro que es increíble!

- No, no lo es.

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- ¿Por qué no?

- Porque simplemente no lo es, eso es todo. De cualquier modo, si usted


piensa que esto es asombroso, déjeme contarle algo realmente alucinante.
Todos los seres humanos en este planeta están vivos gracias a esas hojas.

- ¿Habla usted en serio?

- Sí, vea. Hay un proceso llamado fotosíntesis. Funciona así: el agua es


absorbida por las raíces del árbol y es enviada hasta las ramas más altas.

- ¿Cómo puede el agua ascender todo ese trayecto hasta arriba? Pensé que este
planeta poseía gravedad, que empuja todo hacia abajo.

- ¿Qué quiere usted decir?

- Quiero decir que las cosas no flotan solas así porque sí. Que esa agua alcance
las hojas superiores desafía la gravedad, de modo que ¿cómo llega allí?

- No haga preguntas tan ridículas. Sólo hará más confuso el tema. De alguna
forma el agua llega a la parte superior. Eso es todo. De cualquier modo,
volviendo a la fotosíntesis, vea usted, hay un pigmento verde en las hojas
llamado clorofila.

- ¿Clorofila?

- Sí, y funciona así: cuando la luz del sol ilumina la hoja, una parte de la
energía solar es absorbida por la clorofila. La clorofila entonces, “de alguna
forma”, provoca que ocurra una reacción química que divide el agua que se
encuentra en la hoja (usted sabe, el agua que de algún modo se elevó desde las
raíces del árbol hasta las hojas más altas) en hidrógeno y oxígeno. (Una
molécula de agua tiene dos moléculas de hidrógeno y una de oxígeno). El
oxígeno es despedido de la hoja a través de poros, agujeros especiales, en la
base de la hoja. ¿Y adivine quienes justamente necesitan de este oxígeno? Los
seres humanos y los animales. ¿Afortunados, verdad? Sin oxígeno no
podríamos respirar. Así que, como puede ver, las hojas no son tan simples.
Ellas producen justamente el gas que sostiene toda la vida humana y animal.

- ¿Quién diseñó tan maravilloso sistema? - pregunta el extraterrestre.

- ¿Diseñar? Fue un accidente con suerte. Eso es lo que la ciencia nos enseña.

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- ¿Un accidente? Imposible de creer.

- ¿Imposible? ¿Qué es lo que es tan imposible de creer?

- ¿No está usted impresionado por todo el proceso?

- ¡Nah!

-¿Qué pasa con las otras moléculas? - pregunta luego el extraterrestre.

- ¿El hidrógeno?

- ¡Sí!

- Bien, el hidrógeno es combinado químicamente con dióxido de carbono.

- ¿Qué es dióxido de carbono?

- Es también un gas.

- ¿Y de donde proviene?

- Básicamente de los humanos y de los animales. Verá; después de que


nosotros inhalamos el oxígeno, éste es procesado por el cuerpo y
posteriormente exhalado como un producto de desecho en forma de dióxido
de carbono. Por otra parte, sucede que los árboles, “casualmente”, necesitan
dióxido de carbono. Éste es absorbido por los poros de las hojas. Por supuesto,
el dióxido de carbono, por sí mismo, es inútil, pero cuando la clorofila
estimula al dióxido de carbono a combinarse con el hidrógeno, se produce un
azúcar simple. No me pregunte cómo sucede esto, pero de alguna forma el
dióxido de carbono y el hidrógeno se transforman en un azúcar que se
disuelve en agua y luego es transportada a través del árbol — y eso es lo que
le da al árbol la energía que necesita para crecer. Posteriormente la planta
toma este azúcar simple y lo convierte en azúcares y almidones más
complejos, los cuales, al ser ingeridos, representan una importante parte de la
dieta humana.

- ¿Quiere decir usted que este gas, que es un producto del desecho de animales
y humanos, es vitalmente importante para ayudar a los árboles a crecer?

- Sí.

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- ¿Y a su vez, el árbol es vitalmente importante para los humanos y para los
animales a fin de posibilitarles respirar y proveerlos de alimento?

- Sí.

- ¿Y dice usted que este impresionante ciclo sucede por accidente?

- Sí. ¿Por qué parece usted tan asombrado?

- ¿Por qué? Porque de acuerdo a lo que acaba de decir, resulta lo siguiente: si


no tuviera usted el sol, la fotosíntesis nunca podría funcionar. Y si no hubiera
fotosíntesis, la vida animal no podría existir. Pues sucede que todos estos
eventos afortunados y no relacionados que funcionan juntos con tal armonía y
posibilitan que haya vida en este planeta — ¡no son más que un accidente!

- Sí, creo que está en lo cierto. Y gracias a Dios por esto.

El extraterrestre lo mira de una forma graciosa, entonces usted dice:

- Quizá la fotosíntesis no fue lo más correcto para comenzar. ¿Por qué no me


pregunta algo diferente?

- De acuerdo - dice el extraterrestre - ¿qué son esas cosas verdes redondas


colgando allá?

- Se llaman naranjas. Son un ejemplo del alimento que nosotros, los humanos,
comemos.

- Si se llaman “naranjas”, ¿por qué son verdes?

- Todas las frutas y los vegetales del planeta entero comienzan siendo verdes.

- ¿Quiere usted decir que no permanecen verdes? ¿Cambian el color?

- Sí ¿qué es tan increíble?

- Bien, yo no sé cómo son las cosas aquí, pero allí de donde yo vengo,
supongamos que tenemos una habitación que es verde. A menos que alguien
decida pintarla, va a permanecer verde. Y sin embargo usted tiene este fruto
verde y, sin que nadie lo pinte, ¿me está diciendo que se va a tornar naranja?

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La banana

- Bien, dicho así suena como algo milagroso. Pero eso es porque usted es
ingenuo. Déjeme educarlo un poco y aprenderá a darlo por sentado, tal como
yo. Vea, todos los frutos inmaduros son verdes. He aquí una banana, por
ejemplo, usted le da al extraño un racimo verde oscuro de bananas.

- Trate de sacar una banana del grupo.

- Hmm. Es algo difícil.

- De acuerdo. Permítame ayudarlo.


Ambos forcejean juntos por un rato y consiguen arrancar una.

- Ahora - dice usted: trate de pelarla.


- No hay caso - dice él.

- Espere. Tome este cuchillo afilado - le dice usted - corte la parte superior y
luego intente pelar la cáscara. Él lo intenta.
- No funciona - dice finalmente - la piel está casi como pegada a la banana...
Oh espere, creo que lo logro ahora. Finalmente, saca la cáscara.

- ¿Es esta parte de adentro la sustancia que ustedes comen?

- Sí, - responde usted. El extraterrestre comienza a introducirla en su boca,


pero antes de hacerlo, usted se la quita.

- ¡No haga eso! ¡La banana está aún muy dura y no tiene buen sabor!

- No me preocupa. Sólo quiero conocer el sabor que tiene.

- No, usted no comprende. Si su sistema digestivo es algo así como el nuestro,


entonces tendrá dolor de estómago si la come.

- ¿Dolor de estómago? Gracias por decirme. Pero respóndame a esto: ¿Por qué
los humanos tendrían algo así en su casa si no la pueden comer?

- Eso es lo que estuve tratando de decirle. Estas bananas están en una etapa
llamada de “inmadurez”. Mucha gente las compra cuando están en esta etapa
y las guarda en su casa unos pocos días o más.

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- ¿Qué sucede después? – pregunta el visitante.

- Se vuelven amarillas.

- ¿Amarillas? ¿Cómo se vuelven amarillas?

- Simplemente cambian de color, así como la naranja cambia de color. Eso es


lo que ocurre. De todos modos, veo que está ansioso de probar una. He aquí
todo un grupo maduro, de modo que son comestibles. El visitante mira el
conjunto y cautelosamente arranca una banana.

- ¡Epa, qué fácil! - dice.

- Sí, eso es lo que pasa cuando la banana cambia de verde a amarilla.


- ¿Quiere decir que no sólo cambia de color sino de calidad también? Cuando
no está madura es casi imposible de pelar, pero cuando madura, eso se vuelve
sencillo.
- Sí, y trate de probarla ahora.

- No deseo un dolor de estómago - dice.

- Está madura ahora, no arruinará su estómago. Adelante, pruébela.


El visitante extraterrestre da una cautelosa mordida. - ¡Ah, qué sabor tan
dulce, suave y delicioso!

- Y no olvide que es nutritiva.

- ¡Increíble, milagroso!

- Es increíble y milagroso sólo la primera vez que la ve. Cuando la tiene todo
el tiempo, ya no es tan increíble.

- No importa cuántas veces la ha visto. ¿Cómo puede decir que no es


increíble? Es obvio que esta banana – esta planta viviente que no tiene cerebro
– de “alguna forma” sabe que ustedes, los humanos, existen y conoce cómo
ustedes, los humanos, funcionan.

- ¿Qué quiere usted decir?

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- La banana cambió de color cuando maduró. Debe de haber sabido que
ustedes los humanos poseen ojos que son capaces de detectar el cambio de
colores. Además, se volvió más sencillo separarla del montón y pelarla, de
modo que debe de haber sabido que ustedes tienen manos.

- Asimismo, sabe que poseen lengua y que les gustan las cosas dulces, porque
de alguna forma cambió para adecuarse a sus papilas gustativas. Y aún más
allá de esto, la banana debe de haber sabido que ustedes tienen un estómago, y
qué es lo que indigesta vuestro estómago pues, cuando no estaba madura, se
volvió difícil y nada sabrosa para comer. ¡Es simplemente increíble!

- Creo que está yendo muy lejos.

- No, para nada. Piense acerca de esto. Me dijo usted que el verde es el
símbolo universal de lo inmaduro. De modo que antes que nada, el color verde
ayuda a camuflarse permitiendo que el fruto inmaduro se entremezcle con las
verdes hojas a fin de que ustedes no se interesen en tomarlo aún. Después de
todo, aún no está maduro. Pero tan pronto como comienza a madurar, su color
cambia para ayudarlo a usted a percibirlo mejor, y su textura, su gusto y su
valor nutricional también variaron, y he aquí que ahora es perfectamente apto
para el consumo humano. Quien fuera que haya creado la banana, obviamente
tuvo en mente que los humanos la comerían.

- Está equivocado, mi amigo. Sólo parece que alguien la creó, pero le aseguro
que todo fue un afortunado accidente. De cualquier forma, veo que usted está
teniendo problemas con la banana, así que volvamos a la naranja. Tomemos
una madura del árbol y abrámosla.

- De acuerdo. Usted abre la naranja.

- ¡Eh! ¿Qué es toda esa agua de naranja que se desparrama?

- Se llama jugo de naranja. Observa más de cerca.

- Fascinante.
- ¿Qué es tan fascinante?

- Primero que todo, ¿cómo es que el agua de lluvia se transformó en esta


bebida colorida, dulce, sabrosa y nutritiva? En segundo lugar: ¿quién se sentó
a envolver individualmente cada minúscula gota de jugo de naranja?

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- ¿De qué está hablando? - pregunta usted.

- ¡Ah! usted ha estado comiendo naranjas desde que era un niño pequeño, de
modo que está demasiado familiarizado con ellas como para darse cuenta de
cuán asombrosas son. ¿Por qué no mira un poco más de cerca? Vea cómo cada
gajo de esta naranja tiene centenares de gotas de jugo de naranja, y cada gota,
por separado, está prodigiosamente contenida en su propia envoltura especial.
Debe de tomar siglos hacer sólo una naranja, y mire qué prolijamente están
todas estas gotitas envueltas. ¿Quién invirtió tiempo para envasarlas tan
cuidadosamente? Debe de costar una fortuna producir una sola naranja.

- Yo no sé de qué está hablando. No cuesta una fortuna. Nadie envolvió las


gotas. Se envuelven solas. Ya se lo dije: es todo un accidente. Un árbol de
naranjo, con sus naranjas y sus hojas, todo surge solo. Le puede preguntar a
cualquier científico o profesor si no me cree.
- Vea, yo no sé quiénes son esos científicos o profesores, pero si usted dice
que un árbol de naranjo es el resultado de un accidente, realmente no puedo
decir que concuerdo con usted. Me pregunto si alguno de ellos podría tener
otros motivos ocultos que los llevan a hacer semejantes declaraciones.

- Si la naranja y la banana no son suficientes evidencias de que una


Inteligencia Suprema las diseñó, entonces no sé lo que son. ¡Eh, espere un
segundo! Poseo una prueba absoluta de lo que estoy diciendo, - dice de
repente el extraterrestre.

- ¿Prueba absoluta? ¿Qué quiere usted decir?

- Sí. Sucede que he notado en la cáscara de la naranja, el nombre de la


Inteligencia Superior que la creó.

- ¿Pero qué quiere decir con eso?


- El Ser que ha creado la naranja, dejó Su firma en cada fruta.
- ¿De qué nombre habla usted?

- Sunkist. El Sagrado Sunkist.

- ¡Qué ingenuo es usted, mi querido amigo extraterrestre! Sunkist es sólo el


nombre de la compañía que posee los naranjales donde estas naranjas crecen.

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- Hmm. Bien, tal vez el nombre del Diseñador no sea Sunkist, - replica el
extraterrestre, pero claramente dejó Él Su firma en cada naranja. Es la cosa
más obvia del mundo (aquí concluye el relato).

La naranja y la banana son sólo pequeños ejemplos de las “maravillas del


Creador”. Los accidentes fortuitos, aun si alguna vez se combinaran para
producir un resultado positivo, lo que hasta ahora no ha sucedido, ciertamente
jamás podrían originar semejantes productos con un propósito. La naranja y la
banana revelan ante nosotros a la Suprema Inteligencia que la ha creado.

Luego de este interesante y didáctico relato el rabino declara: “debemos


puntualizar que cualquier comentario sarcástico que podamos hacer acerca
de la teoría de la evolución, no es, de ningún modo ni forma, concebido para
minimizar la importancia de la ciencia y todo lo que los científicos han hecho
por el perfeccionamiento de la humanidad. Tampoco deseamos sembrar
dudas respecto a la honestidad de la mayoría de los científicos. Sin embargo,
demostraremos con las mismas palabras de los evolucionistas, que ellos
mismos tienen serias dudas de que nuestro mundo haya surgido por
accidentes provocados por procesos macroevolucionarios. Una significativa
minoría de biólogos de primera línea, no ha podido jamás aceptar la validez
de los reclamos darwinianos debido a la gran complejidad e inventiva que
han encontrado en la naturaleza. Éste es un hecho que muchos graduados
universitarios, altamente ilustrados en otros sentidos, no conocen”.

Por mi parte, como autor de este trabajo, recomiendo a nuestro apreciado


lector dos más de mis obras relacionadas con esta trascendental temática:
“LOS ORÍGENES ¿Evolución o Creación?”,y, “MISTERIOS REVELADOS
El Supremo Creador” donde el lector encontrará más evidencias que
respaldan sólidamente la verdadera Fe en nuestro supremo Hacedor.

El lector debe percatarse y comprender en profundidad que, la ciencia


humana, no es que caprichosamente niegue la posibilidad de que haya un
Creador, eso sería absurdo pues las evidencias nos rodean por todas partes. La
ciencia humana verdadera, tal como está definida en este momento, no debe
aceptar ni negar la existencia del Creador, si es que pretende ser fiel a su
propia definición. La ciencia debe guardar, en lo que respecta a la existencia
de Dios, silencio, hasta poder de algún modo parcial, “comprobarlo”, aspecto
que obviamente jamás sucederá mientras se mantenga en el estrecho margen
de movilidad materialista en la que se encuentra. Lo que ocurre es que el
margen de movilidad de la ciencia humana es tan estrecho, que ésta, por

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propia definición, no puede reconocerlo aunque la lógica más acabada así lo
señale, ya que la ciencia sólo discute y valida cosas que puedan ser realmente
medidas o comprobadas materialmente a través del método científico basado
en la observación sensorial. Sin embargo, a Dios no se le puede medir en un
laboratorio, y si hubiera un científico que de acuerdo al modelo científico
convencional concluyera y dijera que ha comprobado la existencia de Dios,
estaría mintiendo, o en el mejor de los casos, estaría completamente
equivocado, ya que ese supuesto “dios” no puede ser Dios, ya que el Creador
no puede ser medido ni observado en sí mismo, y un reconocimiento de esa
clase no puede ser científicamente aceptado ya que quebrantaría los principios
de validación que posee formalmente. Por lo tanto, la ciencia debe guardar
silencio, no pronunciarse ni a favor ni en contra respecto a la hipótesis que no
ha podido comprobar (y que tampoco podrá) respecto a la existencia o no
existencia de Dios.

Ahora bien, si un científico niega directamente la realidad de Dios, porque


jamás lo ha visto, eso ya es otra cosa, y necesariamente es un símbolo de
ignorancia y de una mente que no razona de manera verdaderamente sólida,
lógica, racional, profunda e inteligente. De hecho, el no aceptar la realidad de
un Creador Universal porque jamás se ha visto es justamente un símbolo
intelectual de parcialidad mental y, de acuerdo a los registros sagrados, de
necedad. Es como si alguien negara la realidad del pensamiento porque jamás
se ha podido comprobar DIRECTAMENTE (no indirectamente) por la ciencia
la existencia del mismo. La ciencia humana entonces, tal como está definida,
no tiene derecho a involucrarse en temáticas filosóficas y religiosas de alto
vuelo, eso no le compete, por lo menos terrenalmente. Y el científico o
cualquier persona que para negar la realidad de Dios invoque a la ciencia, eso
sólo refleja estrechez mental y ceñimiento a creencias fundadas en la nada. A
su tiempo, ciencia y religión (la verdadera) estarán armónica y perfectamente
unidas, pero aún no ha llegado la hora.

Este libro no es para la venta.


Se distribuye gratuitamente por la Congregación de YHWH
a todos aquellos que lo solicitan. Es un servicio educativo
para el beneficio de la humanidad.

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TETRAGRAMATON
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Título original: DIOS Ilusión o Realidad
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R.P.I. Inscripción Nº 223679

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apoyar esta misión evangelizadora son gustosamente recibidos como colaboradores en
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