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Día Uno “Bienvenidos al Reto de Abundancia”

BENDICIONES DE MI CORAZON AL TUYO.

Hace cuatro años*, Kate Nowak tomó la decisión de actuar


como “conejillo de indias” en su propio experimento de bendecir.
Aunque ya había estado enviando bendiciones a los que estaban a
su alrededor desde hacía años y había experimentado resultados
positivos, la verdad es que nunca había practicado de manera
consistente el bendecir a los demás, más allá de dar a diario una
bendición rápida a sus hijos. Siempre había sido de esas cosas que
hacía a veces y a veces dejaba. Empezaba bendiciendo a la
gente, a los objetos o a las circunstancias por un rato y de repente,
la vida se interponía en su camino y dejaba de hacerlo (¿te suena
conocido?); generalmente dejaba de hacerlo hasta que aparecía
el siguiente problema, como una nube tormentosa, en el horizonte.

Entonces, en el verano del 2004, tomó la decisión de practicar el


bendecir lo que hacía. En ese momento estaba promoviendo una
línea de productos para una nueva compañía de velas de soya que
un socio y ella habían iniciado el año anterior, y aunque su producto
era excelente, sus precios maravillosos, y su servicio al cliente
extraordinario, a ella no le gustaba efectuar las llamadas para lograr
hacer ventas.

Esto, por supuesto, no era algo bueno. El futuro de su compañía


dependía de su habilidad para crear nuevas cuentas de mayoreo,
pero cada vez que se acercaba a un cliente potencial, sentía los
nudos formándose en su estómago y constantemente estaba
perdiendo las ventas. Ella sabía que si algo no pasaba pronto, no
tendrían otra alternativa que la de cerrar las puertas de la
compañía. No se permitía fallar, y aún más, no deseaba ser la
responsable de que su socio fallara también.
Como bendecir le había funcionado en el pasado, conocía lo
poderosas que podían ser las bendiciones enviadas por un
desconocido; decidió probarlo en sus actividades. Deseaba
descubrir si la práctica de bendecir podía ser utilizada como un
planteamiento viable para la mercadotecnia.

Para probar su teoría, dejó de hacer llamadas de ventas por


completo. En lugar de eso, efectuaba llamadas de bendiciones. Por
supuesto, ella no le decía a nadie lo que estaba haciendo, pero en
lugar de acercarse a sus clientes con el propósito de venderles su
producto, llegaba al lugar de trabajo de los clientes potenciales,
dejaba que ellos hablaran mientras que ella tan solo escuchaba, y
mientras tanto los llenaba de bendiciones y pensamientos de amor
incondicional. En lugar de utilizar su tarjeta de presentación, como
siempre lo había hecho, no mencionaba su compañía ni sus
productos, a menos de que se lo preguntaran, y sólo si sentía que el
cliente recibiría bendiciones suyas por haber hecho negocios con
ella.

Los resultados fueron asombrosos. Casi de inmediato las ventas se


incrementaron, yendo de uno o dos clientes mayoristas por semana
a tener muchas cuentas nuevas ¡a diario! Entre más se negaba a
vender, más vendía. Hasta cuando visitaba un negocio y se topaba
con que el dueño o el gerente no se encontraban, se quedaba unos
minutos a platicar con el vendedor o con el subgerente y les dejaba
su tarjeta. Frecuentemente, recibía llamadas del dueño o el gerente
para decirle que sentían mucho no haber estado en el momento de
su visita y le solicitaban información sobre sus productos, lo cual ella
les enviaba, resultando en más ventas. Entre más bendecía a los
demás, se dio cuenta de que recibía más bendiciones a cambio.
No tardó mucho en empezar a buscar otras formas de bendecir. Ya
que su compañía también tenía una tienda de venta al menudeo,
comenzó a trabajar temprano cada mañana con el único propósito
de bendecir la tienda. Ella se paraba en medio de la pequeña
tienda y la imaginaba brillando con amor. En su mente, cada
estante irradiaba amor y alegría y cada cliente que entraba por las
puertas recibía bendiciones de amor, paz y felicidad. Este proceso
de bendiciones diarias tan solo le tomaba unos cuantos minutos
cada mañana, pero casi inmediatamente empezó a notar que
estaban atrayendo clientes felices, el tipo de gente que le gustaba
gastar dinero y que deseaban gastarlo en su tienda. Hasta el equipo
de ventas empezó a reportar que cada vez, más y más, los clientes
comentaban cómo disfrutaban entrar a la tienda, porque sentían
que había paz y un ambiente relajado.

Debido al rápido crecimiento, cuando decidió vender la compañía


en Ebay un año después, lo logró hacer en tan solo cuatro días y al
doble del precio inicial. Y aún entonces, las bendiciones eran parte
de la ecuación.

Deseo remarcar aquí que no estaba efectuando bendiciones para


tener una ganancia monetaria. Las bendiciones no funcionan así.
Nada funciona así en el Universo. Cada vez que das para ganar,
pierdes. Sin embargo, tenía un motivo oculto, porque sabía que si
alejaba su mente de sus preocupaciones para apoyar a los demás,
las cosas mejorarían para todos. El bendecir a los demás es una
manera excelente de ir de la energía negativa a la positiva. Como
se ha dicho antes, eleva el humor de inmediato.
Decidí compartirles esta historia, porque les enseña como Kate lo
comprobó, que cuando elegimos bendecir el mundo a nuestro
alrededor, recibimos bendiciones a cambio. Realmente es mejor
dar que recibir.

Por esta razón ESTOY SEGURO que juntos logramos hacer una gran
diferencia en el mundo, y al mismo tiempo, impactamos dramática
y positivamente en nuestras propias vidas.

El Pensamiento del Día:


Tu deseo por apoyar a otro a tener abundancia, crea abundancia
para ti.
-- Peggy McColl
de “Distinctions of Wealth”

La Afirmación del Día:


¡Ya me siento próspero!

Imagina un mundo donde todos


Somos bendecidos por la presencia de los demás.
Sólo imagina que hermoso mundo sería ese.

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