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LOS ANTECEDENTES 1890-1914
El período que antecedió a la Gran Guerra, la conocida como “Belle Epoque”, se
caracterizó en el terreno internacional por una creciente tensión entre las grandes
potencias. La globalización económica y al auge del colonialismo incrementaron las
rivalidades. En ese contexto, una serie de crisis internacionales fueron conformando dos
alianzas enfrentadas. El asesinato del Archiduque austriaco Francisco Fernando en
Sarajevo en junio de 1914 fue el incidente que desencadenó la primera guerra mundial.
La nueva política exterior alemana, la Weltpolitik, no explica por sí sola el proceso que
llevó a la Gran Guerra. Para comprender este camino es necesario que reparemos en
otras transformaciones de fondo que van alterar de manera decisiva el mundo que
transitaba del siglo XIX al XX.
Las transformaciones del cambio de siglo y los conflictos entre las potencias.
Los roces y conflictos entre las potencias tuvieron lugar en un marco geográfico mucho
mayor, pudiendo tener lugar en cualquier sitio del mundo.
La tendencia de los imperios a crear economías cerradas imperiales propició una feroz
lucha por territorios. Posteriormente, cuando el reparto colonial hubo concluido, las
potencias se lanzaron a una guerra de aranceles. El proteccionismo comercial fue otro
elemento que enrareció las relaciones internacionales.
En este contexto, las rivalidades territoriales entre las potencias europeas se agudizaron.
Estos dos conflictos estuvieron en el origen de la primera guerra mundial:
Así, los países europeos se preocuparon de defender sus intereses a toda costa. También
alentaron la creación de símbolos y la protección de lo que consideraban propio. Cosa
que en algunos casos llevó al menosprecio de otras naciones. Se gestó entonces una
rivalidad maliciosa.
Entre 1860 y 1914 aconteció la segunda revolución industrial y los países europeos
tuvieron que competir en dos frentes. Por una parte, necesitaban dominar más territorios
para vender sus productos en condiciones ventajosas. Por otra parte, requirieron de
colonias para poder explotar recursos naturales en otros continentes a bajo costo.
Así, los países europeos se disputaron el dominio del continente africano en 1885. Eso
promovió la hostilidad que sintió Alemania hacia Francia e Inglaterra, que en el reparto
de África pasaron a dominar extensos territorios, un factor que facilitaba su desarrollo
comercial y aumentaba su influencia geopolítica.
Los países europeos no querían que sus rivales se hicieran muy fuertes. Por esa razón,
algunas naciones se aliaron para hacer contrapeso a otros países vistos como
adversarios. Entre las alianzas más importantes tenemos:
La Triple Alianza de 1882: se formó con el fin de defender los intereses de los
países del centro de Europa. Eran miembros el Imperio Alemán, el Imperio
Austro-húngaro e Italia. Alemania y Austria continuaron siendo aliados en la
Primera Guerra Mundial. Italia salió de esta alianza en 1915 y pasó a integrar y
apoyar las fuerzas de la Entente.
La Paz Armada
El periodo que va desde 1871 hasta el inicio de la Gran Guerra se conoce como la Paz
Armada. Entre Francia y Alemania existía una gran rivalidad después del resultado de la
guerra franco-prusiana (1870-1871). Asimismo, entre el Imperio Austrohúngaro y Rusia
había desacuerdos por el dominio político de los Balcanes.
A pesar de las tensiones entre las distintas naciones europeas, estas habían evitado
enfrentarse directamente por años. El 28 de junio de 1914 la paz en Europa llegaría a
su fin cuando el archiduque Francisco Fernando de Austria sufre un atentado que
culmina en su muerte en la ciudad de Sarajevo, región de los Balcanes.
Francisco Fernando era el heredero al trono del Imperio Austro-húngaro. Ese imperio
dominaba entonces a los Balcanes. No obstante, allí existían movimientos nacionalistas
de ideales yugoslavos (serbios, bosnios, croatas) que deseaban la independencia. A uno
de estos grupos pertenecía Gavrilo Princip, el encargado de ejecutar el asesinato que se
convirtió en la causa detonante de la Primera Guerra Mundial.
Un mes después del asesinato, Austria le declaró la guerra a Serbia, pero esta contaba
con el apoyo de Rusia. Entonces se desencadenó el juego de alianzas que hizo que
Francia apoyara al Imperio Ruso y, por otra parte, que Alemania apoyara a Austria. La
contienda se extendió y así se inició la Primera Guerra Mundial.
Guerra de movimientos
En la primera etapa de la Gran Guerra, las tropas de las Potencias Centrales fueron
movilizadas para invadir a sus enemigos y obtener la victoria con rapidez. Estos
movimientos generados por el ataque alemán en 1914, así como los movimientos del
ejército francés hacia el frente occidental, además del desplazamiento de las fuerzas de
Inglaterra hacia el continente se conocen como la guerra de movimientos.
Frente occidental
El frente occidental se localizó en una extensa línea de 800 kilómetros de longitud
desde Suiza hasta Bélgica. Allí se llevaron a cabo bombardeos, ataques de artillería e
incluso ataques con gas venenoso entre las fuerzas del Imperio Alemán y Francia e
Inglaterra.
Luego de la primera batalla de Marne, los ejércitos buscaron consolidar sus posiciones
en el terreno. Por eso construyeron trincheras esperando ganar estratégicamente cada
vez más espacio. A pesar de las tácticas puestas en marcha, los avances fueron escasos y
hubo numerosas bajas en cada batalla.
Las posiciones de las trincheras variaron poco hasta casi el término de la guerra, cuando
la balanza se inclinó finalmente en favor de los aliados. Entre los enfrentamientos más
duros del frente occidental se cuentan la batalla de Verdún, la batalla del Somme y
la batalla de Passchendaele, cada una responsable de la pérdida de cientos de miles de
vidas humanas.
Líneas rojas demarcan el frente occidental. Las posiciones poco se movieron en los
años 1915 y 1916. Los campos de batalla se situaban en la frontera de Francia con
Alemania y con Bélgica, que había sido ocupada por las Potencias Centrales. Los
rectángulos azules muestran las posiciones de batallones aliados y los rojos la de
batallones alemanes. Imagen cortesía de: Benjamín Núñez González.
Frente oriental
En el frente oriental combatieron las tropas alemanas y austriacas en contra de las
rusas. En términos territoriales, el frente oriental fue incluso más amplio que el
occidental, y se extendió desde el Mar Negro y los montes Cárpatos en el sur hasta el
Mar Báltico en el norte de Europa.
Cuando se pensaba que la victoria alemana en este frente estaba cerca, los rusos
respondieron con la Ofensiva de Brusilov en 1916. Esta fue una serie de operaciones
militares en las que el ejército de Rusia recuperó ciudades tomadas por austriacos y
alemanes. Los combates prolongados dejaron miles de muertos y millones de heridos en
ambos bandos.
Sin embargo, la suerte del frente oriental sería decidida al interior de Rusia. Allí una
revolución socialista derrocó al Zar Nicolás II y acabó con el poder imperial en ese país.
Rusia entonces firmó el Tratado de Brest-Litovsk en 1917 y abandonó la contienda.
En verde las zonas disputadas del frente
oriental que pasaron a control de las
Potencias Centrales luego de la firma del
Tratado de Brest-Litovsk en 1917. Un año
después tanto Alemania como Austria
perderían la posesión de esos territorios
por su derrota en la guerra.
Las largas líneas de agujeros cavados en la tierra no contaban con condiciones óptimas
de higiene para los soldados. Por ello se convirtieron en espacios insalubres, siendo
también culpables de enfermedades y muertes. En ocasiones, los militares vivieron en
las trincheras de manera miserable.
La guerra se estancó hasta que en septiembre del año 1916, tanto los franceses como los
alemanes intentaron romper el frente. En la batalla de Verdún los alemanes intentaron
tomar la región, pero no lo lograron ante la defensiva francesa.
Guerra submarina
En las batallas submarinas poco se respetaron las restricciones y reglas establecidas para
los combates navales. En mayo de 1916, la armada británica y la armada alemana se
enfrentaron en la batalla de Jutlandia.
Estados Unidos se vio empujado a entrar en la guerra en 1917. Hasta entonces el país
había permanecido neutral. Sin embargo, tras el hundimiento del Lusitania y de otros
barcos mercantes por parte de submarinos alemanes, también EE.UU le declaró la
guerra a Alemania, y se sumó al apoyo de la Entente.
Revolución Rusa
En 1917, Rusia tuvo que apartarse de la Gran Guerra a causa de la revolución dirigida
por Lenin y los bolcheviques. Ese año, entre febrero y octubre derrocaron al zar Nicolás
II e impusieron un gobierno socialista.
Tras estos eventos, los alemanes y los rusos alcanzaron acuerdos con el tratado de
Brest-Litovsk. La firma de ese tratado permitió que las tropas alemanas se trasladaran
del frente oriental al occidental y Rusia dejó los combates para atender los conflictos
internos provocados por la revolución.
La Gran Guerra. Así es como se conoció durante años a la Primera Guerra Mundial,
que tuvo lugar entre julio de 1914 y noviembre de 1918, y que entre otras cosas le costó
la vida a 9 millones de combatientes de los 65,8 millones que participaron en los
conflictos armados.
Uno de los avances más destacados de la Primera Guerra Mundial fue la creación del
tanque -inicialmente denominados "buques de tierra"-, que surgió tras el auge del
automóvil unos años antes y que se convirtió en una poderosa forma de combatir las
absurdas guerras de trinchera en las que las ametralladoras ya causaban estragos.
Los resultados de su uso fueron desiguales por su limitada fiabilidad, y aunque los
alemanes tardarían en producir sus propios tanques, sí descubrieron artillería antitanque,
a la que se sumó la creación de trincheras más anchas que los tanques no podían
superar. La guerra de trincheras como tal había tocado a su fin.
Los lanzallamas ya habían sido utilizados siglos atrás, pero ese concepto sería
aprovechado primero por los alemanes con un diseño de un lanzallamas moderno que se
aprovecharía en las guerras de trincheras: en las últimas etapas de esos ataques a las
trincheras estas armas permitían eliminar a los enemigos sin causar daños estructurales
graves a unas trincheras que podían acabar siendo útiles para quienes las tomaban.
Mucho más peligroso fue el uso de los gases venenosos: los gases lacrimógenos
comenzaron a usarse en agosto de 1914 por parte del ejército francés pero los alemanes
pronto acudirían a una solución similar. Sin embargo la cosa pasó a mayores en enero
de 1915, cuando los alemanes dispararon 18.000 obuses con bromuro de xililo líquido
sobre posiciones rusas en la Batalla de Bolimov. Aquel ataque fue un fracaso, no
obstante: el producto se congeló y no tuvo el efecto deseado por los alemanes.
El uso del cloro tampoco tuvo el efecto deseado, pero a partir de ahí aumentaron la
toxicidad de ese gas con fosgeno. Mucho más efectivo y letal acabaría siendo el gas
mostaza, aunque esa guerra química no era del todo efectiva, puesto que también
frenaba el avance de las posiciones "liberadas" por el despliegue de esas armas a los
ejércitos que las utilizaban.
Las ametralladoras eran ya un elemento clásico de las batallas a esas alturas, pero su
efectividad sobre todo en ataques nocturnos era muy limitada ya que era casi imposible
ver dónde se disparaba. Las cosas mejoraron con la invención de las balas trazadoras,
que emitían un material inflamable que dejaba un reguero fosforescente.
La artillería fue desde luego la causa del mayor número de bajas de la Primera Guerra
Mundial, y aunque hubo avances relevantes -la necesidad hizo que se diseñaran las
primeras armas antiaéreas- la revolución en este tipo de armamento fue inferior al que
se vio en otros terrenos. Eso sí: las ametralladores, pesadas y grandes, evolucionaron
para convertirse en armas de menor tamaño. La ametralladora Lewis o el rifle
automático Browning M1918 -que sería mucho más popular en la Segunda Guerra
Mundial- hicieron su aparición en este conflicto y pusieron fin a las tácticas de oleadas
de ataque de gran tamaño: los ataques en pequeños grupos comenzaron a ser mucho más
relevantes.
La utilización de los aviones también comenzó a ser vital en la Primera Guerra Mundial,
pero el uso de ametralladoras se limitaba a las alas y hacía poco eficiente este tipo de
combate. Situar la ametralladora en el morro era imposible ya que al dispararla las balas
impactaban en las palas de la hélice, pero los alemanes idearon mecanismos
sincronizadores que permitían utilizar ametralladoras en el morro que disparaban de
forma sincronizada con el paso de la hélice. Desde 1918 hasta 1930, de hecho, el
armamento estándar en los aviones fueron dos ametralladoras sincronizadas que
disparaban a través del círculo de la hélice.
Roland Garros
¿Cómo lograron los alemanes idear ese mecanismo? Aquí toca curiosidad histórica:
el piloto francés Roland Garros y el fabricante Raymond Saulnier idearon una serie
de placas deflectoras en las palas de la hélice que permitían utilizar una ametralladora
directamente de frente ya que blindaban esas palas.
El 1 de abril de 1915 Garros se cobró su primera víctima: un Albatros B II alemán
quedó perplejo ya que tradicionalmente los pilotos se disparaban con un rifle o revólver
que llevaban encima. Cosechó dos victorias aéreas más antes de que apenas unos días
después, el 18 de abril, su avión cayera en líneas enemigas. El problema: los alemanes
no solo le atraparon a él, sino que capturaron ese aeroplano y copiaron aquella
técnica. El mítico Anthony Fokker sería el encargado de desarrollar el sistema de
sincronización definitivo, y según la leyenda la idea fue una mejora (importante, sí) de
la idea que Garros y Saulnier habían tenido.
Otro avance sería importante para los inicios de esas batallas aéreas: la instalación de
radios en los aviones para la comunicación con otros pilotos o con bases en tierra. En
1916 se instalaron los primeros sistemas que permitían enviar radiotelégrafos a 225 km
de distancia, mientras que en 1917 se logró por primera vez la comunicación por voz vía
radio entre un operador en tierra y un piloto de un avión. La torre de control había
nacido.
Los aviones demostraron ser otro de los elementos clave en estas guerras no solo en
combates o bombardeos, sino también en misiones de inteligencia en las que se
recababa información sobre posiciones enemigas o sobre líneas de suministro. Los
zepelines alemanes también tuvieron impacto en este sentido y se convirtieron en
bombarderos estratégicos de largo alcance, aunque tras la guerra su popularidad se
diluyó enormemente.
Este fue también el primer conflicto en el que entraron en acción -de forma muy
limitada- los portaaviones. El primer aeroplano que despegó de un barco en
movimiento lo hizo en 1912 (aunque tendría que aterrizar en tierra), pero el primer
portaaviones real fue el HMS Furious, en el que se produciría el primer aterrizaje de un
Sopwith Pup el 2 de agosto de 1917.
Los alemanes desarrollaron submarinos que permitieron atacar las líneas de suministro
británicas causando verdaderos estragos, lo que hizo que entre otras cosas se
desarrollaran las cargas de profundidad, que no eran más que bombas submarinas que
se podían detonar a cierta profundidad detectada gracias a una pistola hidrostática que
medía la presión del agua.
Pero una cosa era tener cargas de profundidad y otro saber dónde lanzarlas, claro. Para
lograr detectar a los submarinos se utilizaron los llamados hidrófonos, una especie de
micrófonos submarinos que permitían analizar las ondas sonoras producidas bajo el mar
y que permitían detectar a los temibles U-boat alemanes. Este sistema tuvo una
repercusión clave para los británicos a la hora de combatir a los submarinos alemanes.
Avances médicos... e industriales
Marie Curie sería la responsable de idear máquinas de rayos X portátiles para los
militares franceses, y de hecho muchas de ellas se instalaron en coches y camiones
("Little Curies") que iban recorriendo el frente para apoyar esos tratamientos médicos.
El inventor americano Frederick Jones desarrollaría una máquina portátil aún más
pequeña en 1919, ya acabada la guerra, y demostró el potencial de esta solución para ser
utilizada fuera de los hospitales tradicionales.
En este sentido también fue crucial la aparición de la toalla sanitaria, que se hizo
posible gracias a la utilización de la celulosa y que permitió contar con un vendaje
mucho más eficiente que los existentes hasta la fecha. Aquellas toallitas pronto se
convertirían en un producto esencial para las mujeres: habían nacido las compresas.
Francisco José I
Káiser o emperador alemán desde 1888 hasta 1918. Tras la consolidación anterior del
imperio germánico con Prusia como su base, el monarca de la familia Hohenzollern se
alió con la Austria-Hungría de Francisco José I cuando ésta le declaró la guerra a Serbia
tras el asesinato del archiduque Francisco Fernando. El fin de la Primera Guerra
Mundial también trajo consigo el de la monarquía alemana, con lo que Guillermo II
tuvo que huir hacia la neutral Holanda, donde vivió hasta su fallecimiento en 1941.
Raymond Poincaré
Noveno presidente de la Tercera República francesa entre 1913 y 1920. Tras el atentado
de Sarajevo, su gobierno se puso al lado de Serbia ante la amenaza austrohúngara y
alemana de declararle la guerra. De la mano del mariscal Phillippe Pétain y el primer
ministro Georges Clemenceau, logró hacerle frente a la continua ofensiva de las tropas
alemanas, con la ayuda posterior de Estados Unidos, lo que obligó al káiser Guillermo II
a capitular y aceptar el Tratado de Versalles. Murió en 1934 en París
Zar Nicolás II de Rusia
Zar de Rusia desde 1894. En medio de la constante represión hacia todos los sectores de
oposición, el último monarca de la dinastía Romanov decide salir en ayuda de Serbia
tras la declaratoria de guerra por parte de Austria-Hungría luego del Atentado de
Sarajevo. En plena guerra, en febrero de 1917, es depuesto por una coalición cívico-
militar liderada por Aleksandr Kerenski. Luego de meses de convulsión social, los
comunistas mantuvieron arrestado al Zar y su familia tras llegar al poder en octubre de
ese mismo año y abolir todas las instituciones monárquicas. El 17 de julio de 1918,
Nicolás II, su esposa, sus hijos y su séquito, fueron ejecutados en Ekaterimburgo.
Lawrence de Arabia
Thomas Edward Lawrence fue militar, arqueólogo y escritor británico que se destacó
por su papel en la revuelta árabe contra el Imperio Otomano, aliado de Austria-Hungría
y Alemania. Su vocación de arqueólogo lo llevó a conocer el Oriente Medio mucho
antes de la Primera Guerra Mundial, en correrías por Siria, Líbano, Palestina, Israel y el
actual territorio de Irak. Al estallar la Gran Guerra, Lawrence, quien ya había sido
destinado como 'espía' aprovechando su conocimiento del área, fue ordenado a hacer
mapas de las posiciones del ejército otomano para entregárselos a agentes británicos. En
1916, Lawrence es comisionado por su gobierno para negociar con diferentes jeques
árabes e instigar la revolución contra los turcos, lo que le llevó, con el tiempo, a liderar
las tropas angloárabes que expulsarían a los otomanos de la península en 1917. Murió
en 1935 tras sufrir un accidente de motocicleta en Clouds Hill, suroeste de Inglaterra.
Hindenburg y Ludendorff
Educado en el seno de una familia noble de Prusia, tenía 22 años cuando estalló la
guerra. Capitán de caballería, primero en el frente ruso y más tarde en el occidental,
poco hacía presagiar su 'glorioso' final. Fue en 1915 cuando se subió al avión: en el
primer vuelo destrozó el aparato. El año siguiente fue más bien de rodaje y ya en 1917
comenzó a forjarse la leyenda. Junto a su mítico triplano 'Fokker' de color rojo, derribó
unos 80 aeroplanos durante la contienda. Su leyenda corrió por toda Europa. El último
vuelo fue en Somme, aunque hay dudas sobre el nombre del verdugo. Los honores se
los llevó el canadiense A. Roy Brown, pero tiempo después, el observador E.C.Banks
reclamó la autoría. El fuselaje del aeroplano podría haber dado la clave y despejado
incógnitas, pero decenas de soldados desguazaron el aparato, llevándose las piezas 'de
recuerdo'. En 1925, Francia autorizó el traslado de los restos del Barón Rojo a Berlín.
«La verdad es que como espía fue poca cosa». Sentenciaría el capitán francés Ladoux,
el mismo que había pedido para ella la pena de muerte. Aunque su sensualidad venía de
lejos, la hija de un humilde sombrerero holandés comienza a tomar forma como 'Mata
Hari' tras casarse con Mac Leod. Éste es nombrado comandante del primer batallón de
infantería en Java y se trasladan a vivir al lugar, donde comienza a profundizar en las
danzas nativas. Las cosas se complican y él la tacha de lujuriosa; ella a él de borracho.
La separación llegó en 1902 -él se quedó con la pequeña Louis-. Tiempo después una
bailarina 'hindú', que decía ser princesa de Java, hacía temblar París. Margaretha
había echado a volar su imaginación y sus contorsiones respaldaban su historia. Cuando
estalló la guerra estaba actuando el Berlín y por su cama pasaba en aquellas fechas el
jefe de policía de la capital y más tarde, el cónsul alemán en Amsterdam, Kraemer. Fue
él quien la convierte en la agente H-21, cuyo objetivo es sacar información a los
militares franceses. El problema llega cuando la ambición se apodera de la bailarina y
comienza a jugar a dos bandas. En una de sus idas y venidas entre París, Ámsterdam y
Madrid fue detenida en Francia. Condenada a muerte por alta traición, murió el 15
de octubre de 1917.
Marie Curie
Polaca, pero nacionalizada en Francia, el doble premio Nobel —Física y Química—,
también tuvo algo que decir durante la Gran Guerra. La primera mujer en dar clases en
la Universidad de París —tras la muerte de su marido, Pierre, asumió su cátedra— no se
quedó de brazos cruzados cuando estalló la guerra. Ante tal orgía de muertos y heridos
puso en marcha un servicio de radiografía móvil y preparó a un equipo de
expertos con la mirada puesta en los soldados del frente. A base de donaciones
anónimas, consiguió poner en marcha unas 200 unidades. Para ello, también contó con
vehículos acondicionados, unos 20. Eran fácilmente reconocibles ya que se llamaban
'Petit Curie'. La física y química incluso se puso al volante de uno de estos vehículos,
tras sacarse el permiso de conducir en el 16. Contó con la ayuda de su hija Irene.
Ambas viajaron al frente para enseñar las técnicas a médicos y enfermeras.
Ferdinand Foch
Cristhopher Clark lo define en su libro 'Sonámbulos' como uno de los personajes más
enigmáticos con alto rango militar de la época. Con una agresividad más que destacable,
este austriaco fue siempre un gran defensor de la guerra contra los enemigos de la
monarquía. Fue nombrado con 54 años jefe del Estado mayor (1906) y en muchos
momentos dudó sobre su capacidad, es más, no fueron pocas las veces que pensó en
dimitir. Hay que tener en cuenta que sufrió depresión en distintos momentos, sobre todo
desde que falleciera su mujer (1905). A pesar de haber sido ascendido por Francisco
José, su relación se fue deteriorando. Su respuesta a cualquier problema diplomático era
«guerra». Entre otras, exigió la guerra contra Serbia una y otra vez. «Mi política es
una política de paz», llegó a decirle el emperador en 1908. Hubo numerosos
enfrentamientos más, incluso el emperador había tomado la decisión de despedirle tras
su visita a Sarajevo. Tras la muerte de Francisco José, tuvo su guerra y fue elevado a
Mariscal de campo (1916). Acabó despedido el 15 de julio. La razón: quería continuar
con la guerra.
Thomas Woodrow
Gavrilo Princip
Fueron dos disparos los que cambiaron el rumbo de la Historia. Él los efectuó. El
destino, la casualidad y un chófer no muy avispado le pusieron frente al archiduque
Francisco Fernando y su esposa. Su compañero Nedelko Cabrijnovic ya había
fracasado —tanto en el lanzamiento de la bomba como en su intento de suicidio—. Era
su turno, Princip cerró los ojos y apretó el gatillo. Acertó. A él, en el cuello; a ella, en el
abdomen. Fue detenido de inmediato. Nacido en una familia humilde en la aldea de
Obljlaj, realizó sus estudios en Sarajevo hasta que fue expulsado del instituto. Siempre
tuvo un carácter rebelde, aunque fue la noticia de la anexión de Bosnia por parte del
Imperio Austro-Húngaro la que acrecentó su sentimiento nacionalista. Militó en el
grupo proserbio 'Joven Bosnia' y, en 1912, se fue a Belgrado, donde se vincula con el
grupo 'Mano Negra'. Su salud nunca fue de hierro y en la cárcel se resintió. Acabó
muriendo de tuberculosis el 28 de abril de 1918. Tenía 23 años.
Haig Douglas
Lloyd George
Primer ministro británico. Obtuvo renombre como dinámico político liberal y después
de desempeñarse como ministro de Municiones y Secretario de Estado de Guerra,
reemplazo a Asquith como primer ministro. Conocido como "el hombre que ganó la
guerra" desempeñó un papel importante en el acuerdo de paz, pero perdió el apoyo de
sus conciudadanos y no volvió a ocupar ningún cargo después de 1922.
Flora Sandés
Sofía Casanova
Ha sido casi olvidada, pero esta reportera gallega fue corresponsal en la Gran Guerra
primero, en la revolución bolchevique después y, cómo no podía ser de otra forma, en la
Segunda Guerra Mundial. Durante cerca de 20 años escribió para el 'ABC'. De
mentalidad conservadora y muy católica, fue muy respetada y valorada por sus
contemporáneos. Creció en el seno de una familia acomodada, pasando su infancia
entre la aldea de Almeiras y A Coruña. Madrid fue su ciudad durante la adolescencia y
allí frecuentó los círculos literarios y los rincones propios de la alta sociedad. Fue en
ellos donde tropezó con el polaco Wincenty Lutoslawski, que se convertiría en su
marido. Tras la ceremonia se trasladaron a Polonia. Fue allí donde se convirtió
en testigo directo de los enfrentamientos en el frente Oriental, llegando incluso a
trabajar de enfermera para la Cruz Roja. Tiempo después tuvo que dirigirse a Rusia con
los suyos, donde se centra en la Revolución, y, por último, la Segunda Guerra Mundial,
donde denuncia la ocupación nazi de Polonia. Durante la Guerra Civil Española se
decantó por el lado Franquista.
Mikhailovna Shakhovskaya
Princesa y primera mujer piloto de combate en Rusia. Es la escritora Pamela Robson
en su obra 'Wild Women' quien lo desvela. Inquieta y con un perfil bastante diferente al
de las mujeres de la época, Shakhovskaya descubrió su pasión tras una demostración
aérea de Élise Léontine Deroch. No vaciló y tomó rumbo a Berlín. El 16 de agosto de
1911 tenía su licencia de vuelo. Regresó a Rusia, donde trabajó como piloto para la
empresa Wright y tomó contacto con el Ejército en alguna que otra demostración. Su
relación con el piloto ruso Vsevolod Mikhailovich Abramovich la llevó de nuevo a
Alemania, pero la tragedia se cruzó en su camino. Él perdió la vida y ella resultó herida
en un accidente aéreo. Las consecuencias pasaron por dejar de lado el vuelo y
establecerse en Moscú. Tuvo que estallar la Primera Guerra Mundial para que la joven
reaccionara y dejara su acomodada vida. Solicitó su incorporación al frente, primero al
ministro de Guerra y más tarde, al zar Nicolás II. El segundo se la concedió. Estuvo en
el noroeste, pero poco se sabe de sus actividades como piloto de guerra, los rumores
sobre su vida privada eclipsan al resto. Finalmente, fue acusada de traición y declarada
culpable. El zar la salvó de una condena a muerte, reduciéndola a la reclusión en un
convento. Con la Revolución Rusa, sólo quedan historias sin confirmar sobre el final de
su vida.
Fin de las monarquías absolutas. Con la caída del Imperio Alemán y la separación de
Austria-Hungría, llegó el fin estos regímenes.
La Primera Guerra Mundial fue el primer conflicto bélico de escala masiva conocido
por la humanidad. El saldo fue realmente terrorífico, y dejó a Europa sumida en miles
de dificultades.
¿El problema mayor? Los europeos fueron al campo de batalla con la mentalidad del
siglo XIX, pero con la tecnología del siglo XX. El desastre fue descomunal.
Desde el punto de vista humano, la Gran Guerra, como entonces se le conocía, dejó un
saldo de muertes de 7 millones de civiles y 10 millones de soldados durante los ataques,
solo durante los ataques.
Aparte, se considera el impacto de las muertes indirectas producidas por hambrunas, por
la expansión de enfermedades y por accidentes discapacitantes ocasionados durante los
ataques, los cuales generaron problemas como invalidez, sordera o ceguera.
La Primera Guerra Mundial finaliza con la firma del Tratado de Versalles, a partir del
cual se establecen condiciones de rendición para los alemanes, cuya gravedad será una
de las causas de la Segunda Guerra Mundial
Consecuencias económicas
A pesar de todos los esfuerzos europeos por mantener su dominio, la Primera Guerra
Mundial le propinó un duro golpe económico que minó su hegemonía internacional y
favoreció el ascenso de la hegemonía económica norteamericana.
Consecuencias geopolíticas
Alemania debió entregar Alsacia y Lorena a Francia; a Bélgica entregó las regiones de
Eupen y Malmedy; a Dinamarca, el norte de Schleswig; a Polonia, algunas regiones de
Prusia Occidental y Silesia; a Checoslovaquia, Hultschin; a Lituania, Memel y,
finalmente, a la Sociedad de Naciones le cedió el control de Danzig y la región
industrial de Saar, que quedó bajo su administración por unos tres lustros.
A esto se sumó la entrega de sus colonias en ultramar, las cuales fueron repartidas entre
los aliados.
Consecuencias ideológicas
A pesar de sus profundas diferencias, todas estas teorías tendrían en común el rechazo al
modelo del capitalismo liberal.
Conocer las consecuencias de la Primera Guerra Mundial será útil no sólo para que
pases tu examen de admisión y entres a la universidad, sino que es necesario para que
comprendas sucesos posteriores como la Segunda Guerra Mundial o la Guerra Fría.
Es momento de que pongas a prueba tus conocimientos y respondas esta minitrivia que
retará tus aprendizajes. No pasa nada si no contestas todo de manera correcta, ya que al
final encontrarás un enlace directo al curso de Unitips que te permitirá estudiar todo
sobre la Primera Guerra Mundial, sus causas y consecuencias y otros grandes eventos.
LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL
1894-1918