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CÓDIGO TÉCNICO DE LA

EDIFICACIÓN Y EFICIENCIA
ENERGÉTICA

UNIDAD DIDÁCTICA 01
Introducción: Directiva Europea
91/2002/EC y su transposición

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CÓDIGO TÉCNICO DE LA EDIFICACIÓN Y EFICIENCIA ENERGÉTICA

1 Directiva Europea 91/2002/EC y su transposión

ÍNDICE

Unidad 1. Introducción: Directiva Europea 91/2002/EC


y su transposición.

1.1 La directiva europea sobre el rendimiento energético de los


edificios

1.1.1 Introducción

1.1.2 La directiva “EPBD”

1.1.3 Obligaciones específicas

1.1.3.1 Definición de un rendimiento mínimo para los


edificios nuevos y para las rehabilitaciones
importantes

1.1.3.2 Certificación energética de los edificios

1.1.3.3 Inspección de las calderas y de las instalaciones de


climatización

1.1.3.4 Acreditación de los expertos y de los inspectores

1.2 Conclusiones

1.3 Bibliografía General

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1.1. La directiva europea sobre el rendimiento


energético de los edificios

1.1.1. Introducción

La mayor parte de los países europeos tienen su propia Reglamentación


Térmica de los Edificios desde hace muchos años. La mayoría de estas
Reglamentaciones se generaron a partir de la primera crisis del petroleo de
los años 70 y solo se refieren a la reducción de las necesidades de
calefacción. Aunque las necesidades varían de un pais a otro y de una a
otra región, la mayor parte de las reglamentaciones se basan en la
adaptación del aislamiento a las condiciones locales del clima. Consideran
y favorecen también los aportes solares pasivos y algunas tienen también
en cuenta la permeabilidad de los edificios, la presencia de puentes
térmicos y otros elementos de la envolvente que afectan a su rendimiento
en invierno. (Visier, 2004).

En la mayor parte de países la reglamentación se revisa regularmente,


aunque algunos, quizás demasiados, no lo han hecho desde hace bastante
tiempo, quizás porque los precios de la energía se han mantenido
moderados durante la última década del siglo XX y el inicio del XXI. En el
2004 se ha presentado un cambio significativo, pero es todavía demasiado
reciente para que los países hayan reaccionado a la nueva crisis del
petróleo.

Por otro lado, hacia los años 70 la climatización no era aún un problema
importante. Los edificios residenciales y terciarios utilizaban
mayoritariamente construcción tradicional, bien adaptada para evitar
sobrecalentamientos. Además, en la mayoría de los países europeos, los
aportes internos se limitaban a los propios de un uso limitado de equipos
eléctricos y de alumbrado artificial.

El objetivo de reducir la factura de calefacción era tan importante en los


años 70 que se cometieron un cierto número de errores. En especial un
esfuerzo exagerado para mejorar la estanquidad de los edificios limitando
su permeabilidad sin asegurar, por un sistema u otro, una buena
ventilación, condujo a la aparición de serios problemas de calidad del aire
interior, conocidos con el nombre de síndrome del edificio enfermo o “Sick-
Building Syndrome”.

Las nuevas técnicas de construcción y la evolución de los estilos


arquitectónicos internacionales reproducen, de forma uniforme y por todo el
mundo, el uso exagerado de fachadas acristaladas poco protegidas, junto
con estructuras ligeras.

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Esto ha causado una tendencia generalizada a la aparición de


sobrecalentamientos interiores en verano o en estaciones intermedias,
incluso en climas fríos donde estos problemas no habían existido
anteriormente. A pesar de ello las reglamentaciones térmicas han seguido
ignorando estos problemas hasta el inicio de los años 90. Francia y
Portugal (Maldonado et al, 1993) introdujeron exigencias para el confort de
verano en sus reglamentaciones hacia el 1980.

Una evaluación más reciente de las reglamentaciones europeas (Visier,


2004), realizada en el marco del proyecto europeo SAVE ENPER-TEBUC,
ha demostrado que la situación ha mejorado hoy sensiblemente, pero el
número de países que tienen exigencias para el confort de verano es
todavía limitado:

• Siete países (CH, DE, FR, GR, PT, UK et YU) tienen exigencias de
protección solar.

• Cuatro países (CH, FR, GR et PT) han desarrollado métodos para


tener en cuenta la inercia térmica de los edificios, un importante
parámetro, que influye mucho en la evolución de las temperaturas
interiores de los edificios.

• Únicamente PT impone restricciones específicas para los edificios


de baja inercia en términos de calidad de los sistemas de protección
solar.

• Solo CH exige una predicción de la temperatura interior mediante


simulación con la ayuda de un método simplificado.

• Siete países (CH, BE, FR, GR, NL, PT et YU) exigen un cálculo
específico para caracterizar el comportamiento térmico del edificio
en verano.

Entre los 18 países integrados en el estudio ENPER, tres de ellos (Irlanda,


Italia y Suecia) no tienen exigencias ni recomendaciones para el verano.
Estas recomendaciones cubren como mucho las ganancias solares en
términos de superficie vidriada, orientación de los edificios y sistemas de
protección solar, así como preconizan la ventilación natural para evitar
sobrecalentamientos. Hablando estrictamente estas recomendaciones no
son obligatorias en la mayoría de los casos y únicamente una minoría de 7
países sobre 18 tienen realmente exigencias para el comportamiento
térmico de verano en nuevos edificios. En especial los países de Europa
del Sur, como España e Italia, donde las necesidades de climatización
pueden ser importantes, no tienen actualmente (2005) reglamentación
específica para el verano.

Además, durante los últimos veinte años, el acondicionamiento del aire se


ha desarrollado mucho en Europa. Las tasas de crecimiento anual han
sobrepasado el 10% en la mayoría de los países de la Europa de los 15.

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En Italia, por ejemplo, entre 1996 y el 2002, el crecimiento ha sido del 14%,
del 12% en España, 10% en el Reino Unido, y del 8% en Francia (Dupond
et al, 2005). Pero las estadísticas de la industria de la climatización
muestran que este crecimiento afecta también a países donde
aparentemente las necesidades de climatización son menores,
Santamouris (1996) mostraba que las ventas de los aparatos de aire
acondicionado están correlacionadas con el nivel del PIB, con dos países
(Alemania y el Reino Unido) que no se asocian con veranos largos y
cálidos y que están entre los usuarios más importantes de Europa.

Esta situación es perfectamente comprensible: los países con un clima más


frío están preocupados por conseguir la máxima reducción posible de las
necesidades de calefacción, por ello se centran en aumentar el nivel de
aislamiento, limitar las infiltraciones y poner grandes superfies de vidrio
para captar el sol... Sin embargo los errores en la limitación de los mismos
aportes solares en verano o en estaciones intermedias, incluso a veces en
invierno (especialmente en los edificios terciarios que tienen los aportes
internos más importantes), conducen fácilmente a sobrecalentamientos y
finalmente al uso de climatización. Es bastante frecuente encontrar en Es-
candinavia edificios de oficinas que utilizan refrigeración incluso en
invierno. Estos edificios podrían beneficiarse de otras técnicas menos
consumidoras de energía y las reglamentaciones deberían comenzar a
resolver este problema lo antes posible. En algunos casos el
sobreaislamiento puede conducir a aumentar las necesidades de frío y, por
lo tanto, a un aumento global de la demanda total anual de energía
(Chavtal et al, 2005).

A pesar de todas las alarmas posteriores a los años 80 y al hecho de que el


aire acondicionado se extiende cada vez más por toda Europa, parece ser
que la mayoría de los países europeos siguen ignorando estos peligros. A
pesar del impacto significativo de la demanda energética para refrigeración
en las redes eléctricas y el consumo global de energía, se han tomado
escasas medidas para que las reglamentaciones térmicas evolucionen y
así intentar limitar el alcance de este problema. Incluso en los países de
clima más cálido, donde se debería considerar un problema prioritario,
normalmente se ha ignorado el mismo.

La conciencia ambiental y concretamente la necesidad de alcanzar los


objetivos asignados por el protocolo de Kyoto, además de los problemas de
suministro eléctrico en verano, han dado un nuevo impulso para cambiar
esta situación. La Unión Europea ha adoptado en Diciembre del 2002 la
Directiva para el Rendimiento Energético de los Edificios (EPDB) que, entre
otros objetivos, pide a los estados miembros que revisen sus
reglamentaciones térmicas para el 4 de Enero del 2006, utilizando un
método común definido, en términos generales, por la misma directiva. Los
detalles y las implicaciones de esta directiva son el objeto de los apartados
siguientes.

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1.1.2. La directiva “EPBD”

La directiva define 5 obligaciones para los estados miembros:

• Armonización de los métodos de cálculo del rendimiento energético


de los edificios.

• Establecimiento de un rendimiento mínimo para edificios de nueva


construcción y en el caso de rehabilitaciones importantes.

• Certificación obligatoria de los edificios.

• Inspecciones regulares de los sistemas de calefacción y de


climatización.

• Acreditación de expertos encargados de la certificación y de las


inspecciones de las calderas y de las instalaciones de climatización.

En el 2000, existía un amplio conjunto de reglamentaciones en los estados


miembros respecto a la térmica de los edificios. La Comisión Europea
deseaba un cierto grado de convergencia. Durante las negociaciones sobre
la Directiva, la Comisión ha insistido siempre en la necesidad de
convergencia, mientras que los estados miembros luchaban por su libertad
de iniciativa, cada pais deseaba poder elegir por si mismo la forma de
alcanzar los objetivos asignados de rendimiento energético de los edificios.
De esta forma la directiva EPBD es un compromiso: convergencia, seguro,
pero preservando para cada estado la iniciativa de definir su propio camino.

La directiva fue publicada el 4 de Enero del 2003 y los estados miembros


tienen tres años para aplicarla. Según ello, a partir del 4 de Enero del 2006
todo debe estar solucionado. Las medidas concernientes a la certificación y
a la inspección de las calderas y de las instalaciones de climatización
pueden retrasarse tres años más, dado que se precisa un elevado número
de expertos y de inspectores formados y certificados. Esto debe ser, en
cualquier caso, aprobado por la Comisión y los estados miembros deben
demostrar que no pueden formar un número suficiente de expertos antes
del 4 de Enero del 2006.

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1.1.3. Obligaciones específicas

1.1.3.1. Definición de un rendimiento mínimo para los edificios nuevos


y para las rehabilitaciones importantes

El artículo 3 de la directiva EPBD estipula que “Los Estados Miembros


deben aplicar, a nivel nacional o regional, una metodología de cálculo del
rendimiento energético de los edificios sobre la base de un cuadro
general…”. Esta metodología común (un anexo de la directiva), debe incluir
los elementos siguientes:

a) Las características térmicas del edificio (envolvente y divisiones


internas, etc.). Estas características pueden también incluir la
permeabilidad al aire.

b) Las instalaciones de calefacción y de producción de agua caliente


sanitaria, incluyendo sus características de aislamiento.

c) Las instalaciones de acondicionamiento de aire.

d) La ventilación.

e) Las instalaciones de alumbrado (principalmente en el sector no


residencial).

f) La posición y la orientación de los edificios, considerando el clima.

g) Los sistemas solares pasivos y las protecciones solares.

h) La ventilación natural.

i) Las condiciones de los ambientes interiores.

Cuando los elementos siguientes tengan una acción positiva, también se


deben tener en cuenta:

a) Los sistemas solares activos y cualquier otro sistema eléctrico o de


calefacción que utilice las energías renovables.

b) La electricidad producida por cogeneración.

c) Las redes urbanas de calefacción o de distribución de frío.

d) El alumbrado natural.

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El rendimiento energético de un edificio debe expresarse de forma


transparente y puede incluir un indicador de emisiones de CO2.

Esta metodología debe prepararse sobre la base de un conjunto de nuevas


normas europeas CEN (Fig. 1). Estas están en exposición pública durante
el primer semestre del 2005 y deben ser efectivas en el 2007. La
refrigeración y la climatización deben tenerse en cuenta, tal y como puede
verse en la relación precedente.

Fig. 1: Las nuevas normas europeas asociadas a la directiva EPB

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La nueva versión revisada de la norma EN ISO 13790 incluye cálculos de


climatización y de alumbrado. En esta nueva versión, la norma permite tres
métodos diferentes para calcular las necesidades energéticas para la
calefacción y la climatización:

a) Un método mensual (por defecto).

b) Un método anual simplificado, basado en principios idénticos al


anterior.

c) Un método anual basado en una simulación horaria monozona o


multizona basado sobre un modelo simplificado de tipo RC para el
edificio que permite introducir estrategias más complejas: ventilación
diurna y nocturna, ocupación discontinua, etc.

Los países pueden adoptar una de las tres opciones, la misma para todos
los edificios o bien opciones diferentes para diferentes tipos de edificios.

Además, en el artículo 4, la Directiva pide que "Los Estados Miembros


tomen las medidas necesarias para asegurar que las exigencias mínimas
en términos de rendimiento energético sean activadas, basadas en la
metodología descrita en el artículo 3".

Los Estados miembros pueden diferenciar las exigencias entre edificios


nuevos (artículo 5) y los existentes (artículo 6) y para diferentes categorías
de edificios:

a) Vivienda unifamiliar de diferentes tipos.

b) Viviendas y apartamentos en inmuebles colectivos.

c) Oficinas.

d) Edificios educativos.

e) Hospitales.

f) Hoteles y restaurantes.

g) Instalaciones deportivas.

h) Locales y edificios comerciales.

i) Otros tipos.

Únicamente se autorizan algunas excepciones:

• Edificios o monumentos oficialmente protegidos como parte de un


conjunto arquitectónico o histórico, en los que estas exigencias
pudieran producir una alteración inaceptable de su carácter o de su
apariencia.

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• Edificios religiosos.

• Edificios temporales con una duración máxima de vida prevista de


dos años, localizaciones industriales, talleres y edificios agrícolas
con una baja demanda energética según su propia legislación
nacional.

• Residencias utilizadas menos de cuatro meses al año.

• Edificios aislados con una superficie inferior a 50m2.

Para evitar los problemas de calidad del aire interior antes descritos, la
Directiva establece que "Estas exigencias deben tener en cuenta la calidad
global de los ambientes interiores de forma que eviten cualquier efecto
negativo, como una ventilación inadecuada a las condiciones locales, en
función de la edad del edificio."

La Directiva finalmente impone que estas exigencias se revisen a intervalos


regulares, inferiores a 5 años y, si es necesario, sean puestas al dia de
forma que reflejen los progresos tecnológicos realizados en el sector de la
edificación.

Para los edificios nuevos (artículo 5), la Directiva pide que “los Estados
Miembros deben tomar las medidas necesarias para asegurar que los
edificios nuevos verifiquen las exigencias mínimas de eficacia energética”.
Esto significa que no basta con establecer reglas sin preveer y poner en
marcha sistemas adecuados para verificar su aplicación.
2
Además, para los edificios nuevos de más de 1000 m , los Estados
Miembros deben velar para que, previamente a la licencia de construcción,
se hayan estudiado correctamente las posibilidades de instalar los sistemas
que se exponen a continuación:

• Sistemas descentralizados de suministro energético utilizando


energías renovables.

• Producción combinada de calor y de electricidad.

• Redes urbanas de calefacción o de frío cuando existen.

• Bombas de calor, bajo ciertas condiciones.


2
Para los edificios existentes de una superficie superior a 1000 m y que
sean objeto de trabajos de rehabilitación importante, el articulo 6 establece
que "su rendimiento energético debe estar definido de forma que responda
a las normas mínimas de eficacia energética, en la medida en que este
objetivo sea técnicamente posible y que las inversiones que requiera
garanticen un rendimiento satisfactorio". Existe por lo tanto una clara
preocupación en evitar imponer soluciones que no sean económicamente
viables.

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Esta exigencia puede referirse al edificio en su totalidad o a sus com-


ponentes o sistemas que deban renovarse en un lapso de tiempo limitado.

Finalmente se define lo que se entiende como una rehabilitación


importante; los Estados Miembros tienen dos opciones:

• El coste de renovación es superior al 25% del valor asegurado del


edificio (sin incluir el coste del terreno).

• O bien, se interviene sobre más del 25% de la envolvente del


edificio.

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1.1.3.2. Certificación energética de los edificios

“La Certificación Energética” es probablemente el punto más importante de


la Directiva. Por un lado, prácticamente todos los países ya tienen
reglamentaciones térmicas para los edificios y las aplican desde hace un
cierto número de años. Por otro lado, solo Dinamarca y algún otro país han
puesto en marcha un sistema de certificación energética hace menos de 10
años. O sea, que se trata de una novedad para la mayoría de países.

El artículo 7 de la Directiva preconiza la puesta en funcionamiento de un


certificado relativo a la eficacia energética para todo edificio nuevo, y para
los edificios existentes en el momento de la venta o el alquiler (este
certificado de menos de 5 años debe ser facilitado por el propietario al
comprador o al inquilino), pero también para los edificios públicos de más
2
de 1000 m . Para los edificios públicos, debe ser expuesto de forma visible
para el público. Los edificios que no entran en el cuadro de la
reglamentación quedan así excluidos de esta obligación, a discreción de
los países afectados.

Los certificados deben emitirse por organismos acreditados, reconocidos e


independientes. Su validez no puede exceder los 10 años, pero los estados
pueden imponer duraciones más cortas.

Para las viviendas o unidades concebidas para un uso independiente en un


conjunto de inmuebles colectivos, la certificación puede basarse en:

• Una certificación global del edificio entero, para los sectores que
tienen un sistema común de calefacción.

• El estudio de una vivienda o unidad representativo del bloque.

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La CEN prepara igualmente una nueva norma europea para definir las
exigencias mínimas y las recomendaciones para establecer Certificados,
para verificar las exigencias de la directiva que dice que: “Sobre este
Certificado figuran valores de referencia, según las normas y las mejores
prácticas en uso, a fin de que los consumidores puedan comparar y evaluar
el rendimiento energético del edificio”.

Aún más importante, "El certificado viene acompañado de


recomendaciones destinadas a mejorar el rendimiento energético”. Con ello
se espera que los propietarios, conociendo las posibles mejoras, las
realicen. Esto creará un inmenso mercado de la renovación y debe producir
un importante ahorro de energía en lo que ya existe. La experiencia
adquirida en los países que ya han puesto en práctica una certificación
(Dinamarca y Austria principalmente), muestra que cerca del 50% de las re-
comendaciones se tienen en cuenta y son puestas en práctica por los
propietarios en un plazo de algunos años.

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1.1.3.3. Inspección de las calderas y de las instalaciones de climatización

Según los artículos 8 y 9, los Estados Miembros deben poner en práctica


una inspección regular de las calderas y de los sistemas de climatización
centrales a partir de una cierta potencia instalada. Si después de una
inspección se diera el caso en que fuera necesario sustituir la caldera
debería comunicarse al propietario.

Para las calderas, los niveles de exigencia varían según la potencia


instalada y el combustible utilizado:

• Para las calderas que utilizan combustibles líquidos o sólidos no


renovables de potencia nominal entre 20 y 100 Kw., la periodicidad
de la inspección depende de cada país. Una nueva norma EN en
discusión actualmente recomienda un período indicativo por defecto
de 3 años.

• Para las calderas de más de 100 Kw., la inspección debe hacerse al


menos cada 2 años. Para las calderas a gas, puede ampliarse hasta
a 4 años.

Las calderas a gas de menos de 100 Kw. no estan sujetas a inspecciones


regulares.

Los sistemas de calefacción de más de 15 Kw., deben revisarse cuando


tienen 15 años.

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Según el resultado de esta inspección, que debe dar una evaluación del
rendimiento de la caldera y de su dimensionado en relación a las
necesidades del edificio, el experto debe comunicar a los usuarios la
necesidad de cambiar la caldera, si hubiera lugar, o de cualquier otra
modificación necesaria del sistema de calefacción.

El artículo 9 también impone la inspección de los sistemas de climatización


centrales de potencia superior a 12 Kw. Esta inspección debe incluir la
evaluación de la eficacia del sistema y de su dimensionado en relación con
las necesidades del edificio. Hay que informar a los usuarios sobre
cualquier mejora o substitución, eventualmente necesarias, así como de
posibles soluciones alternativas.

Sin embargo el texto de la Directiva deja una gran laxitud de interpretación


a los Estados Miembros en la aplicación de esta medida.

¿La potencia de 12kW se aplica a cada sistema individual o a la suma de


las potencias instaladas en un edificio?

Algunos países tienden a interpretar la medida como potencia individual de


los sistemas de 12 kW. Esto promoverá el uso de climatizadores
individuales en detrimento de las unidades centrales, de mejor rendimiento.
Los proyectistas y los propietarios de edificios terciarios tenderán
fácilmente a adoptar soluciones como las que aparecen en las figuras 2 y
3, lo que sería la peor manera posible de aplicar el artículo 9.

Fig. 2: Vista de sistemas individuales de climatización instalados en dos patios


interiores de hoteles: un sistema por habitación.

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Fig. 3 Vista de la fachada de un hotel con un sistema


individual de climatización por habitación.

Es necesario que las reglamentaciones térmicas adopten el límite de 12 kW


a nivel del edificio en conjunto como una forma de favorecer el uso de
sistemas con rendimiento adecuado. Los pequeños sistemas individuales
tienen su papel en la climatización de locales individuales o de pequeños
espacios específicos que están mejor acondicionados de esta forma.

A veces, las opciones que parecen a priori más simples (En este caso,
reducir el número de unidades a inspeccionar) pueden conducir a
recomendaciones totalmente indeseables como la substitución de sistemas
centrales con buen rendimiento por sistemas individuales de poca potencia
y poco eficaces que tienen la única ventaja de tener una potencia inferior al
límite fijado por la Directiva para la inspección. Los sistemas de bajo
consumo energético no tendrán opción de desarrollarse si el único
argumento es el precio de compra.

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1.1.3.4. Acreditación de los expertos y de los inspectores

Conforme al artículo 10, "los Estados Miembros tomaran todas las medidas
necesarias para que la certificación de los edificios y el control de las
calderas y de las instalaciones de climatización sean ejecutadas por
personal calificado e independiente".

Los estudios realizados por los Estados Miembros evalúan la necesidad de


estos inspectores en millares y ésta es una de las mayores dificultades
para la puesta en marcha de la Directiva.

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1.2 Conclusiones

Cada país (o región) tiene libertad para poner en marcha la Directiva a su


manera siempre que respete los principios de base. Así, hay una gran
variedad de soluciones que podrán ser adoptadas por los Estados
Miembros en toda Europa.

Una de las muchas consecuencias positivas de la presente Directiva será


que las nuevas Reglamentaciones fomentarán un significativo aumento del
nivel de aislamiento en los edificios para reducir su demanda de
calefacción. Pero otra consecuencia positiva es que las reglamentaciones
actuales serán más exigentes con las condiciones de verano, ya que la
demanda de refrigeración está aumentando de forma global y se hace cada
vez más imperativo diseñar los edificios correctamente desde este punto de
vista, tanto en edificios de nueva planta como en rehabilitaciones de una
cierta magnitud, para reducir de forma significativa la demanda creciente de
refrigeración en edificios tanto terciarios como de vivienda.

Aunque en un inicio parece aceptable no considerar el problema de la


refrigeración en los países del norte de Europa, hay que ser prudente para
evitar que la climatización sea cada vez más necesaria para corregir
errores de proyecto.

La climatización (calefacción y refrigeración) debe considerarse en las


Reglamentaciones de edificios terciarios o no residenciales en “todos” los
países, incluso en los climas más fríos, ya que los edificios actuales tienen
una gran tendencia a generar importantes cargas internas, por lo que sus
necesidades de climatización no dependen mayoritariamente de los flujos
transmitidos a través de su envolvente.

Evidentemente las Reglamentaciones nacionales deben fomentar altos


niveles de aislamiento para evitar ganancias por transmisión excesivas.
Pero una Reglamentación térmica verdaderamente eficaz también debe,
directamente o indirectamente, promover el uso de técnicas pasivas de
calefacción o de refrigeración, por ejemplo limitando las ganancias internas
o utilizando la ventilación, y favorecer igualmente la utilización de los
sistemas con mayor rendimiento.

Un conjunto de Normas Europeas recientemente elaborado por el CEN


como PrENs puede ser una herramienta útil y potente para facilitar la
redacción de las nuevas Reglamentaciones térmicas nacionales.

La Certificación Energética de los edificios jugará un papel importante en la


información del mercado (usuarios y propietarios) sobre la calidad de los
edificios nuevos o existentes. Debería generar una fuerte presión del
mercado hacia edificios de gran calidad con un bonus sobre el precio de
venta o de alquiler.

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Esta medida, únicamente por sí misma, puede convertirse en el elemento


determinante, más que las Reglamentaciones que los Estados Miembros
puedan poner en práctica y mantener al día después de Enero del 2006.

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1.3 Bibliografía General

1. CEN, (2004). Explication of the general relationship between various


CEN standards and the EPBD (Umbrella Document). CEN/BT WG
173 EPBD N 15 rev, 25 October.

2. CEN (2005). Energy Performance of Buildings -Calculation of Energy


Use for space heating and Cooling.
PrEN_14_WI00089100_2004_Dec.

3. Chavtal, K. et al. (2005). The impact of envelope insulation and


ventilation on Summer performance. Palenc conference, Greece.

4. Dupont, M. and Adnot, J. (2005). Inspection and auditing of air-


conditioning facilities in Europe – A new efficiency target. ECEEE
(European Council for an Energy Efficient Economy) Summer Study,
Mandelieu, France

5. EU Official Journal (2002). Directive 91/2002/EC on the Energy


Performance of Buildings. 16 December.

6. Maldonado, E., and Oliveira Fernandes, E. (1993). Building Thermal


Regulations: Why has Summer been forgotten? In Solar Energy in
Architecture and Urban Planning, pp. 626-630, UK, H.S. Stephens
publishers.

7. Visier, J.C. et al (2004). Energy Performance of Buildings:


Calculation Procedures used in European Countries. France, CSTB.

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