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INTRODUCCIÓN.

En 1986 el autor peruano, Mario Vargas Llosa, publicó una novela cuyo

nombre es “¿Quién mató a Palomino Molero?” Donde insinúan que se podría

tratar de una novela policial. El objetivo de la presente monografía es examinar los elementos
policiales en esta novela y descubrir si se trata realmente de una novela policial con rasgos
propios de este género o si el autor sólo se sirvió del género para decirnos algo diferente. En
primer lugar, daremos a exponer el espacio y tiempo en el que se desarrolla dicha novela,
seguidamente de las características de cada personaje, como también los hechos importantes,
argumentando dos temas principales, asimismo veremos las situaciones encontradas en esta
historia, generando en el lector un sin parar de emociones descritas a lo largo de la lectura. La
novela cumple una estructura de desarrollo con tres fases sucesivas: descubrimiento del
asesinato, su investigación policial y esclarecimiento delos hechos. La novela está dividida en
ocho capítulos de naturaleza episódica y progresiva. El primer capítulo cuenta el hecho del
asesinato, describiendo el caso y el lugar, introduciendo la víctima y al guardia Lituma. La
primera escena empieza con el descubrimiento del cadáver de Palomino, hecho típico de la
novela policial. Una de las principales similitudes entre los rasgos

de una novela policial tradicional y la novela “¿Quién mató a Palomino Molero’” es que hay
crueldad y violencia que están relacionadas con la

presentación del homicidio. Los capítulos siguientes comprenden las entrevistas con diversos
personajes y representan la fase de la reconstrucción con los interrogatorios de todas las
personas vinculadas al asunto, una por cada capítulo: la madre de Palomino, el coronel
Mindreau, el teniente Dufó, doña Lupe y Alicia. El teniente Silva pronuncia las preguntas
básicas del género policial que aplica el investigador en su trabajo: «Quiénes lo mataron. Cómo
lo mataron. Por qué lo mataron.» Tampoco faltan en la novela otros elementos fundamentales
para generar la intriga. Entre las pistas podemos nombrar la guitarra desaparecida de Palomino
o la nota misteriosa que indica hacia dónde dirigir las primeras investigaciones. En la actualidad
el mundo ha sido partícipe de varios avances, pero nos damos cuenta que muchas cosas aun
no cambian ya sea tanto en los prejuicios sociales y éticos como los que encontramos en esta
obra. La presente monografía se encargará de dar un mayor alcance de comprensión de la
lectura en cada una de sus estructuras de manera ordenada para describir nuestro tema a
informar. En síntesis, trataremos de analizar los puntos más exactos de la novela para así poder
entender mejor su desarrollo y a dónde quiere llegar el autor. Por otro lado, veremos cómo
estos hechos han sido reflejados sobre nuestra realidad.

OBRA LITERARIA:

AUTOR:

BIOGRAFIA DEL AUTOR:

MARIO VARGAS LLOSA


Jorge Mario Pedro Vargas Llosa. (Arequipa, Perú, 28 de marzo de 1936). Escritor,
político y periodista peruano. Premio Nobel de Literatura 2010.
Pasa su infancia entre Bolivia y Perú y al terminar sus estudios primarios colabora en los
diarios La Crónica y La Industria. En 1952 escribe una obra de teatro titulada La huida
del Inca, que se estrena en un teatro de Lima.
Estudia Letras y Derecho en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y empieza a
colaborar profesionalmente en periódicos y revistas, siendo editor de los Cuadernos de
Composición y la revista Literatura.
En 1958 le conceden la beca de estudios "Javier Prado" en la Universidad Complutense de
Madrid, donde obtiene el título de Doctor en Filosofía y Letras. Un año más tarde se traslada a
París, y allí trabaja en diferentes medios hasta que logra entrar en la Agencia France Press y,
más tarde, en la Radio Televisión Francesa, donde conoce a numerosos escritores
hispanoamericanos.
En 1965 se integra en la revista cubana Casa de las Américas como miembro de su
consejo de redacción y permanece en ella hasta 1971. En esos años actúa varias veces como
jurado de los premios Casa de las Américas.
Posteriormente viaja a Nueva York, invitado al Congreso Mundial del PEN Club, e instala su
residencia en Londres, donde trabaja como profesor de Literatura Hispanoamericana en el
Queen Mary College.
Durante este periodo trabaja además como traductor para la UNESCO en Grecia, junto a Julio
Cortázar; hasta 1974 su vida y la de su familia transcurre en Europa, residiendo en París,
Londres y Barcelona.
En 1975 inicia una serie de trabajos cinematográficos, y en marzo de ese año es elegido
Miembro de Número en la Real Academia Peruana de la Lengua. En 1976 es elegido presidente
del PEN Club Internacional, cargo que ocupa hasta 1979.
En Perú presenta el programa televisivo La Torre de Babel y en 1983 preside la Comisión
Investigadora del caso Uchuraccay, dedicado a resolver el asesinato de ocho periodistas. A
finales de los ochenta entra en el mundo de la política en Perú y en 1990 regresa a Londres,
donde retoma su actividad literaria.
En marzo de 1993 obtiene la nacionalidad española, sin renunciar a la peruana. Colabora en el
diario El País y con la revista cultural Letras Libres.
En 1994 es nombrado miembro de la Real Academia Española y ese mismo año gana el Premio
Miguel de Cervantes; posteriormente es reconocido doctor honoris causa en numerosas
universidades. Su obra ha sido traducida a más de 30 idiomas.
En 2013 le conceden el premio Columnistas de El Mundo, en reconocimiento a su faceta
periodística.
OBRAS LITERARIAS DEL AUTOR:

Narrativa
1959.- Los jefes
1963.- La ciudad y los perros
1966.- La casa verde
1967.- Los cachorros
1969.- Conversación en la catedral
1971.- Día domingo
1973.- Pantaleón y las visitadoras
1977.- La tía Julia y el escribidor
1981.- La guerra del fin del mundo
1984.- Historia de Mayta
1986.- ¿Quién mató a Palomino Molero?
1987.- El hablador
1988.- Elogio de la madrastra
1993.- Lituma en los Andes
1997.- Los cuadernos de don Rigoberto
2000.- La fiesta del Chivo

2003.- El paraíso en la otra esquina


2006.- Travesuras de una niña mala
2010.- El sueño del celta
2010.- Fonchito y la luna
2013.- El héroe discreto
2014.- El barco de los niños
2016.- Cinco esquinas

Ensayo
1958.- Bases para una interpretación de Ruben Darío
1969.- Carta de batalla por Tirant lo Blanc
1971.- García Márquez: historia de un deicidio
1971.- Historia secreta de una novela
1975.- La orgía perpetua: Flaubert y Madame Bovary
1981.- Entre Sartre y Camus
1983.- Contra viento y marea
1984.- Botero: la suntuosa abundancia
1990.- La verdad de las mentiras
1991.- A writer´s reality
1992.- George Grosz: un hombre triste y feroz
1993.- El pez en el agua
1994.- Desafíos a la libertad
1996.- La utopía arcaica: José María Arguedas y las ficciones del indigenismo
1996.- Making Waves
1997.- Cartas a un joven novelista
2000.- Nationalismus als neue Bedrohung
2001.- El lenguaje de la pasión
2003.- Diario de Irak
2005.- La tentación de lo imposible
2005.- Dictionnaire amoureux de l'Amérique latine
2006.- Israel-Palestina. Paz o Guerra Santa
2008.- El viaje a la ficción
2009.- Sables y utopías
2010.- Investidura como doctor "honoris causa" del Excmo. Sr. D. Mario Vargas Llosa
2011.- Lección magistral y acto de investidura como académico de honor del Excmo. Sr. D.
Mario Vargas Llosa
2011.- Testigos del olvido. [Crónicas, Mario Vargas Llosa, Sergio Ramírez, Laura Restrepo...]
2011.- Una lama de Bilbao. [Testimonios de Mario Vargas Llosa y Mauricio Wiesenthal]
2012.- La civilización del espectáculo
Teatro
1983.- Kathie y el hipopótamo
1983.- La señorita de Tacna
1990.- La Chunga
1993.- El loco de los balcones
2000.- Ojos bonitos, cuadros feos
2006.- Obra reunida
2009.- Las mil noches y una noche
2015.- Los cuentos de la pest

ARGUMENTO:
La obra está ambientada en el Colegio Militar Leoncio Prado, donde adolescentes y
jóvenes internos reciben formación escolar secundaria bajo una severa disciplina
militar. Se narran las diferentes historias de unos muchachos que descubren y
aprenden a convivir con una forma de vida alienante que no les permite desarrollarse
como personas, y donde se les somete y humilla. No obstante, a través de este
sistema, algunos encuentran la fortaleza necesaria para asumir sus retos.
Vargas Llosa critica la forma de vida y cultura castrenses, donde se potencian valores
determinados (agresividad, valentía, hombría, sexualidad, etc.) que mutilan el
desarrollo personal de los muchachos de ese internado. Con gran profusión de
personajes, las vidas de estos se van entrecruzando, hasta tejer el tapiz de la obra. El
nudo del relato se concentra en torno al robo de las preguntas de un examen, que es
delatado por un cadete apodado el Esclavo, quien luego muere, presumiblemente a
manos de otro cadete apodado El Jaguar. Otro cadete, el Poeta, tratará
infructuosamente de denunciar al Jaguar. Todo ello enfrentará a los cadetes entre sí, y
a todos ellos con las autoridades del colegio, que son a la vez oficiales del ejército. El
epílogo de la novela certifica lo que ha sido el colegio para los protagonistas: una
estación de paso que los ha formado o deformado, para integrarlos a la sociedad civil.
ANÁLISIS DE LOS PERSONAJES:
Personajes principales:
Alberto Fernández
Empezamos conociendo a uno de los personajes de La ciudad y los perros más
importantes: Alberto Fernández, también conocido como "El Poeta". Es el protagonista y su
manera de comportarse es muy similar a la que el autor tenía cuando estuvo internado en un
centro militar, durante algunos años de su juventud. Este personaje es un cadete joven y
sensible que se enfrenta a la dura realidad del Colegio Militar Leoncio Prado.
Desde el principio se muestra como un personaje idealista que se esfuerza por mantener su
integridad moral, aunque se encuentre rodeado por un entorno opresivo y violento. A lo largo
de la novela, Alberto se convierte en un observador crítico de la corrupción, el abuso de poder
y la brutalidad que hay en el colegio. A pesar de la presión que sufre y las amenazas a las que
se enfrenta, El Poeta se niega a ceder ante las normas injustas y se muestra como un
personaje valiente y ético.
Su interés por la poesía y la literatura le proporciona un refugio emocional y una forma de
expresión en medio del caos en el que está sumergido.
Ricardo Arana, el antagonista de la novela
Ricardo Arana es uno de los antagonistas principales de la novela y se muestra en
contraposición directa con Alberto. Este es un cadete cruel y abusivo que disfruta ejerciendo su
poder desmesuradamente sobre sus compañeros. Su comportamiento autoritario y violento es
el que hace que sea temido y odiado por muchos de los cadetes de su colegio.
El personaje de Ricardo funciona como representación de la corrupción que existe en el
mundo. Utiliza su poder para someter y humillar a los demás, a fin de reafirmar su dominio
sobre los más débiles. A pesar de su crueldad, en algunas ocasiones Ricardo se muestra como
un individuo vulnerable y resentido que está roto por dentro y solamente es capaz de ver sus
inseguridades.
Jaime
Jaime, apodado "El Jaguar" , es otro de los personajes de La Ciudad y los Perros. Es un cadete
del colegio y un amigo cercano de Alberto. Se trata de un personaje complejo y ambiguo que
se divide constantemente entre su amistad con Ricardo y las represalias que esto puede
acarrearle por parte del grupo liderado por Ricardo. Es testigo de la crueldad y los abusos del
colegio, pero a menudo se encuentra en una situación difícil, al tratar de equilibrar su lealtad a
su amigo y su propia supervivencia.
Jaime muestra la lucha interna que muchos de los cadetes experimentan en esos entornos
opresivos. Aunque se muestra como un personaje inseguro, también tiene momentos de
valentía y muestra constantemente un deseo de que se haga justicia.
Teresa, el principal personaje femenino
Teresa es el principal personaje femenino significativo en la obra de La ciudad y los perros.
Aunque su participación en la trama es relativamente breve, su presencia tiene un impacto
profundo en la historia. Teresa es una joven estudiante de un colegio cercano al de los
protagonistas y se convierte en el interés romántico de varios cadetes. La novela la describe
como una chica bonita y atractiva, lo que hace que se convierta en objeto de deseo por parte
de los jóvenes.
Su presencia en el colegio representa la conexión entre el mundo exterior y el entorno aislado
y opresivo de la institución militar. A través de su relación con los cadetes, especialmente con
Alberto, Teresa representa la esperanza y la búsqueda de la libertad en un ambiente represivo.
Teniente Gamboa, el alto cargo de La ciudad y los perros
El Teniente Gamboa es un personaje alto, atlético y de músculos pronunciados, que se
presenta como la figura de autoridad frente a los cadetes del colegio. Lo que parece
distinguirlo de los demás tenientes y oficiales es su amor por la vida militar y cree que la única
manera de transmitir esta pasión a sus alumnos es a través de la disciplina y la jerarquía de
poder.
A lo largo de la novela, Gamboa se muestra como un hombre implacable y ambicioso. Utiliza
métodos cuestionables para mantener su autoridad y obtener la información que necesita (por
ejemplo, el chantaje y la violencia). Su objetivo principal es descubrir quién es el responsable
de un robo ocurrido en la escuela, pero su obsesión lo lleva a cometer actos despiadados e
injustos.
El Negro
El Negro es el último de los personajes de La Ciudad y los Perros más importantes. Es un chico
afro-peruano y es uno de los cadetes más destacados y respetados en la escuela, a causa de su
físico atlético y valentía. Este es uno de los pocos personajes que se rebela contra la rígida
estructura y disciplina de la escuela militar y representa la rebeldía, la resistencia y la lucha por
la identidad, en un entorno opresivo del que nadie se atreve a salir.
El Poeta y él deciden escaparse del colegio, pero un grupo de cadetes lo linchan y le dan una
paliza que termina con la muerte de El Negro. A través de este personaje, Vargas Llosa explora
temas como la discriminación racial y las consecuencias de las acciones y las decisiones en un
contexto militar y socialmente restrictivo.
Ahora que ya conoces un poco mejor los personajes de La ciudad y los perros es posible que
entiendas mejor la trama de esta novela y lo que el autor quería transmitir a sus lectores. Si
quieres seguir aprendiendo acerca de todos los secretos que se esconden detrás de los libros
de la literatura española, no dudes en consultar nuestro apartado de Lectura.
PERSONAJES SECUNDARIOS:
“El Boa”[editar]
El “Boa”, debido a su actitud feroz y gran fuerza física, es otro de los miembros del grupo
selecto de quinto año conocido como “El Círculo”, que está conformado por los matones del
colegio. Su apodo, que él detesta, viene de su miembro viril notoriamente desarrollado. Boa
también es uno de los narradores de la historia, notoriamente uno de los únicos dos en
primera persona.
Boa es el mejor amigo del líder del Círculo, El Jaguar. Boa sigue fielmente a su amigo y cumple
todas sus instrucciones a pesar de no siempre concordar con ellas debido a que confía en que
la inteligencia y temeridad de su amigo siempre prevalecerá. Es el único que defiende al Jaguar
cuando toda el aula acusa a este de soplón, y termina agarrándose a golpes con el brigadier
Arróspide.
Boa considera vital siempre demostrarse brutal y violento debido a que la naturaleza del
colegio premia esas cualidades y crea un sistema en el cual el que no domina es dominado. A
pesar de vivir en un universo tan severo y salvaje, Boa tiene una amiga, la perra “Malpapeada”
que es la mascota del colegio. Él admira la fidelidad que presenta este animal, convirtiéndose
en un escape del mundo en el que se encuentra sumergido, es por eso que su vida gira en
torno a ella, como una forma de liberación y transmisión de sensaciones de protección y calor
que brinda la inocente criatura. Una interpretación común es que Malpapeada representa al
mismo Boa y su relación con la perra es paralela a su relación con El Jaguar, ya que el Boa se
mantiene leal y amigable con el Jaguar sin importar qué ocurra o qué abusos este le haga, tal
como la Malpapeada hace con el Boa.
Porfirio Cava, "El Serrano"[editar]
Porfirio Cava es otro de los integrantes del “Círculo”. Es apodado “el serrano” por ser oriundo
de la sierra; también le dicen “el cholo”. Una característica física peculiar suya era que le solían
crecer pelos en toda la frente, debiendo afeitarse constantemente, lo que era motivo de la
burla de sus compañeros. Después del Jaguar, era el que más batía al Esclavo y a algunos
profesores, como a Fontana, el profesor de francés. Era de los pocos alumnos que sentía
realmente la vocación militar y su sueño era ser oficial de artillería. A él le encargaron el robo
de las preguntas del examen de química, pero en su nerviosismo rompe un vidrio de la ventana
por donde entra a cometer la fechoría. Sus amigos del Círculo lo increpan y lo califican de
bruto. Delatado por El Esclavo, es degradado públicamente y expulsado, pierde todos los años
cursados en el colegio y vuelve a su tierra, en total fracaso. «Los serranos tienen mala suerte,
les ocurre lo peor. Es una suerte no haber nacido serrano.», reflexiona el "Boa".
El teniente Gamboa[editar]
El teniente Gamboa, tutor de la primera sección, es el encargado de que todo fluya de manera
correcta. Desarrolla un papel muy importante dentro de la institución puesto que debe ser
modelo y ejemplo para los cadetes, y además el primero en corregir cualquier anomalía dentro
de dicha institución. Su método de enseñanza se basaba exclusivamente en una severísima
disciplina militar, esta actitud siempre hostil le otorga el respeto que necesita para dirigir esta
sociedad en la que prevalece la ley del más fuerte. A pesar de ser constantemente cruel con los
cadetes, la mayoría de estos (notoriamente el Jaguar) lo respetan y admiran por su valentía e
historia de combate. A diferencia de la mayoría de los otros oficiales del colegio, Gamboa es un
militar devoto que cree en la disciplina, la jerarquía y el honor del ejército.
Al ocurrir la muerte de Ricardo Arana (el Esclavo), supuestamente a causa de un accidente,
Gamboa recibe una confidencia del cadete Alberto Fernández, quien le asegura que en
realidad el Jaguar había asesinado al Esclavo. Frente a tal acusación, Gamboa trata de
comportarse siguiendo sus principios éticos y realiza un informe sobre el suceso para sus
autoridades, pero estas prefieren mantener la tesis del accidente para evitar un escándalo que
pudiera comprometerlos a todos. Después de interrogar personalmente al Jaguar, Gamboa se
da cuenta de que es culpable e insiste en una investigación, lo que causa que lo destituyan y lo
envíen a un puesto insignificante en una base olvidada de la ciudad de Juliaca.
Al ver esto, el Jaguar le confiesa que mató al Esclavo y le dice que lo informe a sus superiores
para recuperar su carrera, pero Gamboa le dice que ya es demasiado tarde para eso y que en
cambio él tiene que cambiar su actitud y «sacarle algún provecho a todo esto». La partida de
Gamboa tiene un profundo efecto en el Jaguar, quien se siente culpable por todo y es lo que lo
lleva a cambiar el curso de su vida.
"El Rulos"[editar]
“El Rulos” es otro de los integrantes del “Círculo”, es decir, de los matones de la primera
sección del 5.º año. Particularmente se divierte fastidiando al Poeta y algunos creían que lo
hacía por envidia. Cuando toda el aula se abalanza sobre el Jaguar, acusándolo de ser el soplón,
El Rulos huye y deja desamparado a su amigo. Por esa razón se enemista con el Jaguar, con
quien no vuelve a hablar más.
El Brigadier Arróspide[editar]
Arróspide es el brigadier de la sección y junto con el Poeta de los pocos
“blanquitos” miraflorinos del Colegio, y los únicos de su sección. Era un estudiante muy
dedicado, “un chancón”, por lo que lo eligieron brigadier tres años consecutivos. Es quien
encabeza a toda el aula contra el Jaguar, gritándole a coro “soplón”.
Raúl “El Negro” Vallano[editar]
Vallano es un cadete de origen afroperuano; todos le llaman «el negro», apelativo que en el
Perú no es ofensivo a no ser que se diga en un tono despectivo. Se siente orgulloso de lucir el
uniforme de cadete en las salidas, pues a decir de él, «el uniforme atraía a las hembritas». Él es
quien aconseja a los de su cuadra a visitar a la “Pies Dorados”, la meretriz del jirón Huatica.
Suele tener duelos verbales con el Poeta, pero este le gana siempre.
“Pies Dorados”[editar]
“Pies Dorados” es el apelativo de una prostituta que atendía en la zona roja de Lima, el jirón
Huatica, del distrito de La Victoria. Era una mujer menuda, de cabellos rubios rizados y de piel
muy tersa y clara. Su apodo peculiar derivaba por el hecho de que tenía los pies pequeños,
blancos y cuidados. Se convierte en la preferida de los cadetes de la primera sección del 5.º
año. Cobraba 20 soles y muchos cadetes hacían todo lo posible para juntar esa suma e ir a
visitarla los fines de semana, entre ellos el Poeta, que reunía el dinero vendiendo sus novelitas
eróticas y escribiendo cartas de amor a pedido. A decir del escritor, la “Pies Dorados” es el
único personaje de la vida real que ha sido reproducido fielmente en la novela, comenzando
por su apelativo.7
Paulino[editar]
Paulino, a quien le dicen «el injerto» por parecer un mestizo de japonés, negro y cholo, atendía
un kiosco, llamado “La Perlita”, situado cerca del muro posterior del colegio; allí vendía
golosinas y bebidas. Se dedicaba también a introducir clandestinamente en el colegio cigarrillos
y pisco, mercadería que ocultaba cuidadosamente y que revendía a precio subido. Los fines de
semana se reunían en “La Perlita” algunos alumnos para tomar y fumar. Paulino
era homosexual y en una de las escenas de la novela se le describe haciendo sexo oral a un
grupo de alumnos, con la promesa de dar premios (diez soles y un botellón de pisco) a quienes
“duraran” más.
PERSONAJES REFERENCIALES:

El capitán Garrido es el superior inmediato del teniente Gamboa y su amigo más cercano en el
colegio; también es el único que lo apoya en la investigación de la muerte de Arana y el único
oficial que lo despide tras su expulsión del colegio. Él es quien encuentra a Ricardo Arana tirado
en el cerro y herido por un disparo durante la campaña de práctica. Es descrito así: «… un
hombre alto, de piel pálida, algo verdosa en los pómulos. Le decían Piraña porque, como esas
bestias carnívoras de los ríos amazónicos, su doble hilera de dientes enormes y blanquísimos
desbordaba los labios, y sus mandíbulas siempre estaban latiendo.»
El teniente Huarina. «Pequeño, enclenque, sus voces de mando inspiraban risa, sus cóleras no
asustaban a nadie, los suboficiales le entregaban los partes sin cuadrarse y lo miraban con
desprecio». Él es uno de los oficiales a cargo de la primera división de quinto año, pero su
autoridad es constantemente ignorada en presencia de la del teniente Gamboa. Es a él ante
quien el Esclavo denuncia al serrano Cava como el autor del robo del examen de química, pero
Huarina se atribuye él solo el mérito del descubrimiento. Cuando Gamboa es trasladado a
Juliaca debido a su insistencia en investigar el supuesto homicidio de Ricardo Arana, Huarina
toma su lugar, esperando (y fallando en) ganarse el respeto de los estudiantes.
El Suboficial Pezoa, «un mestizo pequeño y musculoso, de grandes fauces carnívoras. Juega
muy bien al fútbol y su patada es violentísima». Los cadetes insolentes le apodan “rata”, ya que
siempre se encarga (con gran placer) de repartir los castigos a los cadetes. Es el personaje más
odiado de todo el colegio.
El Suboficial Joaquín Morte, acompaña al suboficial Pezoa.
El Teniente de servicio Pedro Pitaluga, amigo y compañero de Gamboa desde los días de la
escuela militar.
El Comandante Altuna, hombre alto y corpulento; era un personaje «silencioso y huidizo, rara
vez se lo veía por las cuadras o las aulas».
El Coronel, director del colegio, un hombre bajo y muy gordo, que «tenía los cabellos casi
blancos y usaba anteojos; tras los cristales se velan unos ojos grises, hundidos». Es quien
convence al Poeta para que desista de su denuncia sobre el supuesto asesinato del Esclavo.
El Mayor: tercero al mando, aparece cuando el teniente Gamboa y el Capitán Garrido
presentan el parte sobre la muerte del cadete Arana y es el que pasa el informe sobre el
comportamiento ante sus superiores sobre el teniente Gamboa.
El profesor de Química, un hombre escuálido y cohibido.
Fontana, el profesor de francés. Según el mismo autor, este personaje se inspira en el poeta
César Moro, que en efecto fue profesor del colegio Leoncio Prado.8 Por sus maneras finas y su
voz aterciopelada es calificado como "marica" por los alumnos; los más insolentes le escupen
mientras está de espaldas en la pizarra o hacen ruido con hojillas de afeitar mientras da la
lección. Fontana soporta estoicamente todo y nunca llama al oficial de guardia para que
imponga el orden, a excepción de una sola vez, cuando el teniente Gamboa intervino,
experiencia de la que quedó avergonzado.
El capellán del colegio es un cura rubio y jovial, que pronuncia sermones patrióticos,
predicando el amor a Dios y a la patria. Sin embargo, no se oponía a las diferentes agresiones
que se presentaban en el colegio.
Debemos también mencionar a los personajes de las historias alternas:

Los amigos y familiares del Poeta: sus padres, sus amigos El Bebe, Emilio, Tico y Pluto, su
enamorada Marcela, entre otros.
Los amigos y familiares del Jaguar: su madre Domitila, su amigo el flaco Higueras (quien le
ingresa al mundo de la delincuencia), sus compañeros ladrones, sus padrinos que le acogen,
etc.
Los padres del Esclavo Ricardo Arana.
USO DEL LENGUAJE:
Lenguaje coloquial:
En "La ciudad y los perros", Mario Vargas Llosa utiliza un lenguaje coloquial que refleja la
manera en que hablan y se relacionan los jóvenes cadetes de la Escuela Militar Leoncio Prado.
Aquí tienes algunos ejemplos de expresiones y giros coloquiales presentes en la obra:
1. Jerga militar: Los cadetes utilizan un lenguaje específico relacionado con el ámbito
militar, con términos como "cachimbo" (cadete de primer año), "bote" (castigo),
"chupar" (obedecer ciegamente las órdenes), entre otros.
2. Insultos y vulgaridades: En momentos de tensión o conflicto, los personajes pueden
recurrir a insultos y expresiones vulgares para expresar su frustración o desprecio hacia
otros cadetes o autoridades.
3. Regionalismos y modismos peruanos: Vargas Llosa incluye expresiones y modismos
propios del habla peruana, lo cual le da autenticidad y realismo al diálogo de los
personajes. Por ejemplo, "chamba" (trabajo), "jato" (casa) o "cholo" (persona de origen
indígena).
4. Expresiones de camaradería y complicidad: Los cadetes suelen utilizar expresiones y
gestos de camaradería para demostrar su lealtad y solidaridad entre ellos, como
llamarse "pana" (amigo) o utilizar diminutivos afectuosos.
5. Slang juvenil: Vargas Llosa captura el habla juvenil de la época, incluyendo expresiones
y giros propios de la juventud limeña de los años 50, lo cual contribuye a crear un
ambiente realista y auténtico en la novela.
Lenguaje culto:
n "La ciudad y los perros", Mario Vargas Llosa también emplea un lenguaje culto que refleja la
educación y el entorno social de algunos de los personajes, así como la narrativa en sí misma.
Aquí tienes algunos ejemplos de características del lenguaje culto presente en la obra:
1. Vocabulario sofisticado: Los personajes pueden emplear un vocabulario más amplio y
refinado, utilizando palabras menos comunes o términos técnicos propios de ámbitos
específicos como la literatura, la política o la filosofía.
2. Frases elaboradas y estructuras complejas: La narrativa de Vargas Llosa en ocasiones
se caracteriza por oraciones complejas y bien construidas, así como por el uso de
figuras retóricas como metáforas, hipérboles o paralelismos.
3. Referencias literarias y culturales: El autor hace referencia a obras literarias clásicas,
eventos históricos o personajes célebres, demostrando un conocimiento profundo de
la literatura y la cultura tanto nacional como universal.
4. Formalidad en el trato: Algunos personajes, especialmente aquellos en posiciones de
autoridad o con mayor educación, pueden utilizar un tono más formal y respetuoso en
sus conversaciones, evitando expresiones vulgares o coloquiales.
5. Discurso reflexivo y filosófico: En momentos clave de la obra, los personajes pueden
entablar diálogos que abordan temas más profundos y abstractos, como la moralidad,
la identidad o el sentido de la vida, utilizando un lenguaje más reflexivo y filosófico.
Lenguaje policial:
En "La ciudad y los perros", el lenguaje policial se refiere a las expresiones y términos utilizados
por los personajes que están relacionados con el ámbito de la policía y la seguridad. Aunque la
novela se desarrolla principalmente en el entorno militar de la Escuela Militar Leoncio Prado,
hay ocasiones en las que se hace referencia a acciones policiales o a la interacción con
autoridades de seguridad. Aquí tienes algunos ejemplos de lenguaje policial presentes en la
obra:
1. Procedimientos policiales: Se pueden mencionar términos relacionados con los
procedimientos de investigación y seguridad, como "interrogatorio", "investigación
criminal", "patrulla", "registro" o "informe policial".
2. Términos legales: Se utilizan expresiones relacionadas con la ley y la jurisprudencia,
como "acusación", "delito", "culpable", "sentencia", "detención preventiva" o "libertad
condicional".
3. Jerga policial: Algunos personajes, especialmente aquellos que tienen experiencia en el
ámbito policial o de seguridad, pueden utilizar jerga específica de este campo, como
"código penal", "código de procedimiento penal", "pruebas forenses", "orden de
arresto" o "presunción de inocencia".
4. Términos militares relacionados con seguridad: Dado que la novela se desarrolla en
una institución militar, es posible que se utilicen términos militares que también
tengan aplicación en el ámbito de la seguridad pública, como "vigilancia", "patrullaje",
"control de acceso" o "protocolos de seguridad".
5. Relaciones con la policía: En algunos momentos de la trama, los personajes pueden
interactuar con autoridades policiales, ya sea como sospechosos, testigos o víctimas de
algún delito, lo que podría implicar el uso de lenguaje propio del ámbito policial en
esas situaciones.
DELIMITACIÓN DEL TEMA:
Tema principal:
La virilidad y el machismo
El tema principal de esta novela, cuyos personajes son varones adolescentes enviados por sus
padres como pupilos a un colegio militar, es la virilidad. Y es que tanto en los episodios que
suceden dentro del colegio como en aquellos que forman parte del pasado familiar de los
personajes principales, se observa la presión, inculcada a estos varones desde niños, de "ser
hombres".
Este mandato apunta al cumplimiento de un conjunto de concepciones adjudicadas a lo viril: la
fuerza física, el poder sexual, la capacidad de dominar y no ser dominado, la autoridad y el
respeto impuestos por el miedo. Dice el Jaguar en una ocasión: “en el colegio todos friegan a
todos, el que se deja se arruina. No es mi culpa. Si a mí no me joden es porque soy más
hombre” (p.328). Este personaje se define precisamente por su falta de temor y su habilidad
para la pelea, no así otros, como por ejemplo el Esclavo, incapaz de alcanzar la "hombría" que
su padre le exige desde niño (“te han criado como mujerzuela. Pero yo te haré un hombre”
(p.167)).
La rigidez de la meta de virilidad impuesta a los varones, propia de una sociedad machista, se
corresponde con los valores de un pensamiento binario que comprende a los géneros sexuales
en términos de opuestos y absolutos. Así, los varones de esta historia se terminan catalogando
en dos bandos: aquellos que demuestran ser "hombres" y aquellos que no, y que por lo tanto
son señalados como inferiores en la pirámide de poder y dominación, es decir, como mujeres.
El Esclavo recibe este tipo de críticas y exigencias por parte de su padre, quien en más de una
ocasión se expresa en términos femeninos -y negativos- sobre su hijo: "Lo has educado mal (...)
tú tienes la culpa de que sea así. Parece una mujer” (p.81). Así, revela una jerarquía de valores
donde lo femenino, en un varón, es motivo de vergüenza, una falta a corregir, a enderezar por
medio de la disciplina militar: "Ahí te harán un hombre. Todavía estás a tiempo de corregirte”
(p.208). La idea de enviar a los adolescentes a la escuela militar para "corregirlos" en términos
de comportamiento y volverlos más viriles es confirmada por una de las autoridades, que
afirma que la mitad de los alumnos son inscritos en el colegio "para que no sean maricas”
(p.176).
Tanto padres como autoridades militares exigen "hombría" o virilidad, entonces, a los cadetes
del Leoncio Prado, y la presión de esa meta obligada parece gobernar desde las sombras los
comportamientos, pensamientos, culpas y frustraciones de los alumnos del colegio. En bromas,
peleas, y prácticamente todo intercambio, los cadetes se agreden entre sí desafiándose según
los mismos valores y exigencias de virilidad que internalizaron en su educación. Así, varios
llaman al Esclavo "hembrita” (p.119) o se refieren a él como una suerte de "acompañante"
femenina de Alberto: "Te has traído tu putita -dijo-. ¿Qué vas a hacer si la violamos?" (p.119).
Alberto le explica al Esclavo: “aquí eres militar aunque no quieras. Y lo que importa en el
Ejército es ser bien macho, tener unos huevos de acero, ¿comprendes? O comes o te comen,
no hay más remedio” (p.27).
“Comer”, así como “fregar”, son verbos usados con cierta ambivalencia en la novela, en tanto
refieren tanto al ejercicio sexual como a la idea de golpiza. Esta asociación entre la fuerza física
y el poder sexual se da constantemente en la novela, en tanto supuestas virtudes de la
virilidad, y quien posee ambos atributos (un "macho") se establece como dominador sobre
dominado: aparentemente, los únicos dos roles que se pueden ejercer dentro de ese universo.
En este marco, lo que define a Alberto Fernández como uno de los protagonistas es la
particularidad de su “rol”: “yo me hago el loco, quiero decir el pendejo. Eso también sirve, para
que no te dominen. Si no te defiendes con uñas y dientes, ahí mismo se te montan encima”
(p.28).
En este sentido, pareciera ser una estrategia de supervivencia más que una fe lo que impulsa a
los cadetes a comportarse según las reglas exigidas por el régimen militar al que son sometidos
durante los tres años de escolarización en el Leoncio Prado. Y, para algunos, dicha
supervivencia se presenta como imposible de conseguir. Dice el narrador focalizando en el
Esclavo:
Y es en este personaje, más que nada, que la novela acaba evidenciando las consecuencias
trágicas que puede tener la doctrina de virilidad.
Temas secundarios:
La violencia
Ligada a las nociones de virilidad y machismo, la violencia tiene presencia constante en la
novela, tanto en su acepción física como simbólica. Se da también en distintos espacios y entre
personajes con relaciones muy diferentes entre sí: al interior del colegio, por parte de
autoridades a sus subordinados, de oficiales a alumnos y entre alumnos; en las casas familiares
de los alumnos, de padres a madres. Por esta amplitud es que no podemos decir que la novela
constituye una crítica solamente a la violencia del Ejército y el colegio militar, sino también a la
violencia instalada en una sociedad machista.
Lo que sí podemos observar como una apreciación general sobre el modo en que se presenta
la violencia en la novela es su condición cíclica. Porque mediante su particular estilo narrativo
consistente en relatar de modo fragmentario, Vargas Llosa logra evidenciar, en un mismo plano,
momentos muy diversos o aislados en el tiempo de la historia de un mismo personaje,
facilitando así la asociación entre episodios de vida que podrían, de otra manera, considerarse
aislados. De este modo se presentan escenas donde Arana presencia cómo su padre violenta
física y psicológicamente a su madre (y, luego, también a él), en paralelo a otras escenas en las
cuales se ve a ese mismo niño, ya adolescente, no pudiendo ni intentar defenderse de los
ataques de sus compañeros que, al igual que su propio padre, lo tratan de mujer a modo de
insulto. Algo equiparable sucede con el Jaguar, cuya infancia está signada por la pobreza y la
necesidad de sobreponerse a la hostilidad del mundo, y al que al mismo tiempo vemos, de
adolescente, erigido como líder por su superioridad en la lucha y su falta de temor.
Sin embargo, donde más puede evidenciarse la violencia en su funcionamiento cíclico es en el
rito del "bautizo" que sucede cada año en el colegio, y según el cual los ingresantes de tercer
año son sometidos a torturas y humillaciones por los de cuarto. En este aspecto, más que nada,
la novela configura un universo de violencia, al mismo tiempo que deja al descubierto un
entramado militar pleno de fisuras, fracasos, efectos corrosivos. El episodio del “bautizo”
funciona particularmente como evidencia de las peligrosas consecuencias de una educación
militar opresiva.
La estructura cíclica de esta violencia consiste en la repetición del mismo ritual: adolescentes
de trece y catorce años ingresan al Colegio y son violentados no solo por las autoridades
oficiales sino también por jóvenes que, durante un año, fueron ejercitados en el odio y la
violencia. La frustración por la obediencia ciega y el disciplinamiento que coarta toda libertad
decanta en un nuevo ejercicio de la autoridad, por parte de los alumnos de cuarto año, a los
únicos individuos que se ubican, dentro de la jerarquía militar, en un rango aún menor al
propio: los ingresantes, los de tercero. Criterio jerárquico y violencia son internalizados y
heredados y, luego, reproducidos: los que fueron torturados, sin haberse podido defender de
quienes eran más fuertes, esperan a poder torturar a otros más débiles. Este es el ciclo
interminable de violencia que se presenta en la novela.
La sexualidad
Los personajes principales de la novela son varones adolescentes, y por lo tanto el despertar
sexual aparece como algo que, de por sí, atraviesa varios de los conflictos y vicisitudes de los
mismos a lo largo de la trama. Pero lo que especifica y particulariza a dichos personajes, en
términos de la vivencia de su sexualidad, es su condición de pupilos en un colegio militar,
puesto que su experiencia se encuentra por lo tanto moldeada dentro de un clima de fuerte
represión. En un relativo confinamiento y bajo una estricta disciplina militar, los placeres de los
alumnos del Leoncio Prado, tales como la sexualidad, surgen entre los cadetes a la manera de
una proliferación de excesos.
En los primeros capítulos de la novela se dan dos claros ejemplos de esa situación: por un lado,
las actividades que tienen lugar los fines de semana en La Perlita; por el otro, las novelas
eróticas escritas por Alberto y que encuentran en el apetito sexual de los adolescentes una
fuerte y desesperada demanda. La particularidad que estas situaciones guardan en común es la
condición comunitaria, compartida, del ejercicio sexual.
En un ambiente donde lo militar rige con su jerarquía de valores en la que priman la virilidad, el
poder, la dominación y, en la cual la heterosexualidad se erige como una condición
incuestionable, se da una situación paradójica: los alumnos del Leoncio Prado vivencian su
placer sexual, a falta de mujeres en la institución, en situaciones que por compartidas lindan
con lo homoerótico. Todos juntos escuchan en silencio las narraciones eróticas escritas por
Alberto, de un modo similar al que comparten sus experiencias con la misma prostituta a la
que todos visitan, Pies Dorados. De un modo aún más explícito, los jóvenes se reúnen cada
sábado en La Perlita, donde, alcoholizados, se desnudan unos frente a otros para masturbarse
o incluso, en varios casos, ofrecerse para que Paulino les practique sexo oral: “Algunos se
bajaban los pantalones, otros los abrían solamente; Paulino daba vueltas en torno al abanico
de cuerpos, con los labios húmedos (p.121). La paradoja se completa en tanto la homofobia
está siempre presente en las agresiones entre los alumnos, que se provocan unos a otros
tratándose de "hembrita", "putita", etc., insultos en los que se da por sentado que el rol
supuestamente sumiso o dominado de la mujer en la relación sexual es digno de desprecio si
es ejercido por un varón.
Es en este último punto, más que nada, en donde la sexualidad aparece en la novela como un
tema muy ligado al de la violencia y la virilidad. Porque los cadetes, víctimas de la violencia por
parte de autoridades y de los alumnos mayores con su "bautizo", desahogan su violencia
acumulada en seres que no pueden defenderse, como por ejemplo las gallinas o la perra
Malpapeada. En ambos casos lo que se ve es que la violencia aparece asociada a lo sexual: las
gallinas son torturadas a la vez que penetradas por los jóvenes, hasta que estas quedan
permanentemente heridas o bien muertas y se convierten en la cena; Boa tiene para con la
Malpapeada una relación violenta y sexual al mismo tiempo.
Esta asociación se da a lo largo de toda la novela y tiene que ver, más que nada, con la idea de
virilidad que los personajes internalizaron a través de la experiencia: numerosas veces las voces
de autoridad del Colegio hablar de que los alumnos están allí para “hacerse hombres”, y las
cualidades que pareciera deber reunir dicha hombría son la autoridad física, la fuerza y el
poder sexual.
Las clases sociales
En la historia narrada en la novela, jóvenes de procedencias geográficas y socioeconómicas
muy disímiles son reunidos y uniformados en una misma institución. La diferencia de orígenes
se hace presente tanto en los pasajes que muestran imágenes del pasado de algunos
personajes como en aquellos que narran la convivencia de los jóvenes al interior del colegio.
En cuanto a lo primero, se puede observar una distancia abismal entre el contexto social en
que se crio Alberto, uno de los protagonistas, de tez blanca y nacido en Miraflores (uno de los
barrios de mayor status socioeconómico en Lima), y aquel en que creció el Jaguar, oriundo del
distrito de Bellavista, que debió luchar contra la pobreza en que se hallaba sumergida su madre
y se vio empujado a entrar en la delincuencia, a una edad muy temprana, por no hallar otra
forma de conseguir dinero. Estas diferencias se hacen visibles a su vez luego de que los jóvenes
egresan del Leoncio Prado y se reencuentran con destinos y oportunidades de futuro muy
disímiles. Por ejemplo, Alberto, que durante su estadía en el colegio se había enamorado
de Teresa, una muchacha de Lince de bajo estrato social, al salir de la institución abandona esa
relación y entabla una nueva con Marcela, una joven de su mismo círculo social.
Al interior del colegio, las diferentes procedencias sociales de los alumnos se traducen, en
muchos casos, en expresiones racistas y clasistas. Así, se da un contraste entre los “cholos” y
los “blanquiñosos” ("No me gusta que me tutees, cholo de porquería" dice Alberto en tono
jocoso pero violento al Negro Vallano, que contraataca: "¿Qué te pasa, blanquiñoso? -dijo-.
¿Estás queriendo que te suene o qué?* (p.119)), y también entre los “serranos” y los
“costeños” ("Casi todos los militares son serranos. No creo que a un costeño se le ocurra ser
militar" (p.164) dice Boa), produciendo una suerte de segmentación a causa de los orígenes
geográficos y, por supuesto, socioeconómicos: en Perú, los habitantes de las sierras suelen
pertenecer a estratos socioeconómicos inferiores que los habitantes de la zona costera, donde
se encuentra por ejemplo la ciudad de Lima.
La traición
Dentro de un sistema de convivencia entre pupilos que pareciera depender del respeto a
ciertos códigos de fidelidad y complicidad entre iguales, la traición se presenta como un acto
indigno, repudiable y motivo del peor de los castigos.
En la novela, dos casos de traición se presentan en primer plano. Por un lado, la de Alberto al
Esclavo, al ponerse en pareja con Teresa, la muchacha de la cual Arana está enamorado. Esta
traición instala en Alberto un sentimiento de culpa que se intensifica en gran medida luego de
la muerte del Esclavo, resultando en la imposibilidad de Alberto de seguir viendo a la
muchacha, en cuyo rostro ya no puede evitar leer el signo de su culpa.
Por el otro lado, la acción de delatar un acto realizado por un compañero ante las autoridades
(lo que el Esclavo hace denunciando a Cava por robar el examen, lo que Alberto hace al acusar
a Jaguar de asesinato y a toda la sección por sus negociados ilícitos) es tomado por los alumnos
del Leoncio Prado como lo más bajo que puede hacer un compañero. Los "soplones" son
castigados, así, con golpizas y con la más atroz de las indiferencias.
La corrupción
Un tema que atraviesa la trama de la novela es la corrupción. Este aparece con más
protagonismo, fundamentalmente, una vez iniciada la segunda parte del relato: con Ricardo
Arana internado e inconsciente producto de un disparo recibido en la campaña militar, la
reacción de las autoridades máximas del Leoncio Prado devela lo corrompido de la institución.
Primero el capitán Garrido y luego el coronel y el mayor del Colegio Militar dejan al descubierto
lo que se esconde detrás del discurso institucional, así como la verdadera naturaleza de
quienes se erigen como supuestos héroes de los valores y la moral.
A excepción del teniente Gamboa, las autoridades del colegio no muestran ningún tipo de
lamento acerca del fallecimiento del alumno, así como tampoco demasiado interés en las
causas que lo originaron. En el discurso inquisitorio del coronel ante los oficiales solo se
trasluce su preocupación por las consecuencias que esa muerte puede traerle a la institución:
En la misma línea, el discurso del coronel acaba evidenciando una cadena de complicidades
que incluye al aparato médico: “Está en juego el prestigio del colegio, e incluso el del Ejército.
Felizmente, los médicos han sido muy comprensivos. Harán un informe técnico, sin hipótesis.
Lo más sensato es mantener la tesis de un error cometido por el propio cadete” (p.240). De
esta manera, en este contexto militar, incluso la medicina parece resignar las obligaciones de
perseguir una verdad científica y convertirse en cambio en un eslabón más de una maquinaria
institucional cuyo único objetivo, aparentemente, es el conservar el prestigio del Colegio
Militar y del Ejército, sin importar cuántas falacias e injusticias deban tener lugar para
sostenerlo.
Pero la corrupción queda aún más en evidencia una vez que Alberto denuncia al Jaguar como
responsable del asesinato. A excepción de Gamboa, las autoridades intentan acallar la
investigación que iniciaría la denuncia del joven. El capitán Garrido, por ejemplo, amenaza a
Alberto para que retire su denuncia, advirtiéndole que los datos que dio repercutiría en la
expulsión de varios alumnos, incluido él: "Usted sería uno de los primeros, como es natural.
Estoy dispuesto a olvidar todo, si me promete no volver a hablar una palabra más de esto"
(p.286).
En otra oportunidad, es el coronel quien evidencia un comportamiento extorsivo, haciendo uso
de unas copias de novelas eróticas escritas por Alberto. Los documentos son utilizados por el
coronel como una suerte de prueba de la falta de legitimidad del alumno: el muchacho se
presenta así como todo lo contrario a un alumno ejemplar, por un lado, y como alguien capaz
de inventar e imaginar situaciones ficticias -y por ende capaz de haber inventado la historia del
asesinato-, por el otro. Sin embargo, el gesto del coronel se corresponde más bien con la idea
de extorsión: las novelas eróticas no parecieran escandalizar realmente a las autoridades, sino
ofrecerse como un arma irrefutable para clausurar de una vez y para siempre el curso de la
investigación y los rumores del asesinato. Alberto es, a partir de entonces, amenazado: si
insiste con el asunto del crimen de Arana, será expulsado del colegio y sus padres serán
informados acerca de sus escritos.
La conquista amorosa
Muchos de los episodios vividos por los protagonistas de la novela están atravesados por el
tema de la conquista amorosa. En principio, las escenas de niñez y preadolescencia del Jaguar y
de Alberto se centran mayoritariamente en los intentos de los jóvenes por conquistar a las
muchachas de quienes están enamorados. Así, el Jaguar en primera persona narra sus
encuentros diarios con Teresa, jovencita a la que admira y con la cual intenta constantemente
tener algún acercamiento, ya sea yéndola a buscar a la puerta del colegio, esperándola en la
puerta del cine o bien juntando, con mucho esfuerzo, algún dinero para poder comprarle
regalos. Es Alberto, también, quien protagoniza este tipo de situación: el muchacho se
desespera por conquistar el corazón de Helena, la única jovencita que parece resistirse a sus
encantos, y es capaz incluso de tomar clases de baile para poder seducir a la joven y conseguir
que se vuelva su enamorada.
Ya en el período que los jóvenes atraviesan en el Leoncio Prado, la conquista amorosa continúa
siendo el eje de algunas situaciones. Tanto es así que Alberto utiliza sus dotes de escritor para
obtener un beneficio económico, escribiendo cartas de amor por encargo para que sus
compañeros puedan conquistar a sus enamoradas. Uno de esos compañeros es el Esclavo, cuyo
deseo es conquistar a Teresa, muchacha de la cual Alberto se termina enamorando también.
En el Epílogo de la novela los episodios de conquista también son protagonistas: el Jaguar
relata a su amigo Higueras cómo acabo por conquistar el corazón de Teresa y lograr finalmente
que se case con él. Es también Alberto quien vence la inseguridad producto de sus años en el
Leoncio Prado y, recobrando sus dotes seductoras, conquista a Marcela.
MENSAJE DE LA OBRA:
El mensaje de la obra "La ciudad y los perros" es esencialmente humano y social. El escritor
Mario Vargas Llosa nos a entender que la violencia, la hipocresía y el crimen rompen todas las
expectativas en busca de un nuevo Perú con rostro humano.
COMENTARIOS DE LA OBRA:

En la obra, Mario Vargas Llosa se adentra en la situación social, económica y política de su país.
Los personajes de la novela proceden de distintos ámbitos sociales y reflejan el microcosmos
de una sociedad —Lima y el Perú de los años 1950— bajo cuya fachada hierven odios y
prejuicios de todo tipo, especialmente el racial (“blancos”, “indios”, “cholos” y “negros”,
enfrentados entre sí), el regional (costeños, serranos y selváticos) y el socioeconómico. Se
vislumbra también en la obra la animadversión del escritor hacia el militarismo brutal y
antidemocrático. Como fiel escritor de la nueva literatura latinoamericana, Vargas Llosa utiliza
un lenguaje crudo y un humor negro para lograr el efecto de crítica que pretende dejar en los
lectores.

Su técnica de los "vasos comunicantes" se usa por vez primera en esta novela, con gran
maestría. Esta técnica, como la define el mismo autor, consiste en asociar dentro de una
narrativa situaciones que ocurren en tiempos o lugares distintos, para fundirlos y hacer surgir
de ellos una nueva vivencia, distinta de la que existiría si se hubieran narrado los episodios por
separado.12 Es por ello que esta obra está contada en diferentes tiempos, que en ocasiones
pueden hacer perder al lector lo que había pasado hasta ese momento, aunque le da un
característica vanguardista al relato.

Pero indudablemente, la mayor ambigüedad de la novela radica en la muerte del cadete


Ricardo Arana, el Esclavo. A pesar de que el Jaguar, al final de la novela, se responsabiliza de su
muerte, queda siempre un hálito de duda. Al respecto ha contado el escritor lo siguiente:

El escritor rescató entonces la importancia de la verdad del lector sobre la verdad del
autor: «Un escritor no tiene la última palabra sobre lo que escribe. Creo que es un gran
error preguntarle a un autor cómo es esto o lo otro», explicó. Es por eso que desde
entonces ha tratado de mantener la duda sobre la responsabilidad del Jaguar en el
crimen, aduciendo que sus personajes «tomaron su propia vida, [y] se me fueron de
las manos».14
ANEXOS:
En relación con "La ciudad y los perros" de Mario Vargas Llosa, existen varios anexos
y materiales complementarios que pueden enriquecer la comprensión y el análisis de
la obra. Algunos de estos anexos podrían incluir:
1. Biografía de Mario Vargas Llosa: Conocer la vida y las experiencias del autor
puede proporcionar una perspectiva valiosa sobre las motivaciones y las
influencias detrás de la escritura de la novela.
2. Contexto histórico y social de Perú en la década de 1950: Entender el
contexto en el que se desarrolla la historia, incluyendo la política, la cultura y
los eventos históricos de la época, puede ayudar a contextualizar las
situaciones y los temas abordados en la novela.
3. Análisis literario y críticas: Leer análisis y críticas de expertos sobre la obra
puede proporcionar una comprensión más profunda de sus temas, símbolos,
estilo narrativo y técnicas literarias utilizadas por Vargas Llosa.
4. Entrevistas y declaraciones del autor: Explorar entrevistas y declaraciones
del propio Mario Vargas Llosa sobre "La ciudad y los perros" puede ofrecer
perspectivas valiosas sobre su proceso creativo, sus intenciones al escribir la
novela y su visión del mundo que retrata.
5. Adaptaciones cinematográficas o teatrales: Ver adaptaciones
cinematográficas o teatrales de la novela puede proporcionar una nueva
dimensión a la historia y ayudar a visualizar los personajes y los escenarios de
la obra.
6. Estudios académicos y trabajos críticos: Investigar estudios académicos y
trabajos críticos sobre la novela escritos por académicos y críticos literarios
puede ofrecer diferentes interpretaciones y enfoques analíticos sobre la obra.
7. Materiales suplementarios: Esto podría incluir artículos periodísticos,
documentos históricos, fotografías de la época y otros materiales que arrojen
luz sobre los temas y los eventos que se presentan en la novela.
Explorar estos anexos y materiales complementarios puede enriquecer
significativamente la experiencia de lectura y el entendimiento de "La ciudad y los
perros", permitiendo una apreciación más profunda de su contenido y su significado.

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