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Semana 1

El Espíritu Santo,
Creador y Fuente
de Vida
PRIMERA SEMANA DE PROFUNDIZACIÓN PERSONAL

El inicio de nuestra historia de salvación manifestada en la revelación biblica,


comienza con la creación en la que participa no solo el Padre y el Hijo, sino también
el Espíritu Santo. Durante esta primera semana, es importante tener en cuenta que
la relación entre las lecturas del Antiguo y Nuevo Testamento junto con cada una
de las meditaciones, tiene como fundamento la nueva creación; es decir, la obra
que realiza el Espiritu Santo en el corazón humano, la cual es una obra de
"re-generación" que comienza con la manifestación de Dios hecho hombre en la
persona de Jesús de Nazaret, quien inaugura la nueva humanidad. Es el Espíritu
Santo que realiza en el creyente la regeneración y la perfección haciendo que
vivamos un "mundo nuevo", en un nuevo "Cosmos", una vida en el orden y la
belleza, a imagen de Jesucristo, el rostro del Padre; volviéndonos no sólo al estado
de inocencia y belleza en el que fuimos creados sino más aun, haciéndonos imagen
viva de Cristo Jesús, llenos de gracia y de verdad. Nuestra condición de bautizados
nos da la gracia de vivir como nuevas creaturas. Por esta razón, la Palabra de Dios
y las respectivas meditaciones nos ayudarán a profundizar en la grandeza de
nuestro ser "bautizado", de nuestro ser "recreado", de nuestro ser "reengendrado",
por la obra del Espiritu Santo que Dios ha derramado en nuestros corazones.

El santo propósito durante esta semana será el de abrir los ojos del corazón al
Espiritu Santo, que nos hará ver la fealdad y la desemejanza que produce el
pecado en las almas, pero sobre todo, nos hará ver y experimentar la grandeza
del alma que ha sido embellecida y recreada por la obra del mismo Espiritu de
Dios, que Jesús exhala de su boca para que cantemos el cántico nuevo de los
hijos amados de Dios.
DÍA 1 PRIMER DOMINGO:

ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS

Vení Creator Ilumina nuestros sentidos;


infunde tu amor en nuestros corazones;
Ven, Espíritu Creador, y, con tu perpetuo auxilio,
visita las almas de tus fieles fortalece la debilidad de nuestro cuerpo.
llena con tu divina gracia,
los corazones que creaste. Aleja de nosotros al enemigo,
danos pronto la paz,
Tú, a quien llamamos Paráclito, sé nuestro director y nuestro guía,
don de Dios Altísimo, para que evitemos todo mal.
fuente viva, fuego,
caridad y espiritual unción. Por ti conozcamos al Padre,
al Hijo revélanos también;
Tú derramas sobre nosotros los siete dones; Creamos en ti, su Espíritu,
Tú, dedo de la diestra del Padre; por los siglos de los siglos
Tú, fiel promesa del Padre;
que inspiras nuestras palabras. Amén

LECTURAS

ANTIGUO TESTAMENTO

"En el principio creó Dios los cielos y la tierra. 'La tierra era caos y confusión y
oscuridad por encima del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las
aguas" (Gn 1,1-2).

NUEVO TESTAMENTO

Había un hombre de los fariseos, llamado Nicodemo, prominente entre los judíos.
Este vino a Jesús de noche y le dijo: Rabí sabemos que has venido de Dios como
maestro, porque nadie puede hacer las señales que tú haces si Dios no está con
Él. Respondió Jesús y le dijo: En verdad, en verdad te digo que el que no nace de
nuevo no puede ver el reino de Dios. Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre
nacer siendo ya viejo? ¿Acaso puede entrar por segunda vez en el vientre de su
madre y nacer? 'Respondió Jesús: En verdad, en verdad te digo: el que no nazca de
agua y de Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios. Lo nacido de la carne, es
carne; lo nacido del Espíritu, es espíritu. "No te asombres de que te haya dicho: Tenéis
que nacer de lo alto. 'El Espíritu sopla donde quiere, oyes su voz, pero no sabes de
dónde viene ni a dónde va. Así es todo el que nace del Espíritu"
(Jn 3, 1-8).

MEDITACIÓN

San Agustin

"Pero tu Espiritu bueno se movía sobre las aguas no llevado por ellas, como si en ellas
descansara. Porque en quienes se dice que descansa tu Espíritu, más bien son ellos
los que descansan en Él...Ya tenía, pues, en el nombre de Dios al Padre que creó; en el
nombre de principio el Hijo en el cual creó todo; y creyendo como creia en la Trinidad
de mi Dios, yo le buscaba en sus santas palabras; y he aquí que tu Espíritu se movia
sobre las aguas. He aquí a mi Dios trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo, creador de
todo lo creado... A partir ya de aquí, siga el que pueda con el pensamiento a tu
Apóstol, que dice: La caridad se ha difundido en nuestros corazones por el Espiritu
Santo que se nos ha dado, que nos enseña las cosas espirituales, nos muestra el
camino soberano de la caridad, y dobla la rodilla por nosotros ante ti, para que
conozcamos el amor de Cristo que excede todo conocimiento" (cf. Ef 3,19) y que ésta
es la razón del por qué desde el principio se movía (el Espíritu) soberanamente sobre
las aguas. (San Agustín. Confesiones 13. Caps. V-VIII).

ORACIÓN FINAL

SOPLA SOBRE MI, ALIENTO DE DIOS

Sopla sobre mi, Aliento de Dios. Llename con una nueva vida
para que yo pueda amar las cosas que tú amas, y hacer las que
tú harías.

Sopla sobre mi, Aliento de Dios, hasta que mi corazón sea puro,
hasta que contigo yo tenga una sola voluntad, para vivir y
soportar.

Sopla sobre mi, Aliento de Dios, mi alma con refinada gracia,


hasta que esta terrenal parte de mi, brille con tu fuego divino.

Sopla sobre mí, Aliento de Dios, así yo no moriré eternamente,


para vivir contigo la vida perfecta en tu eternidad.

Amén.
DÍA 2

ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS

Vení Creator Ilumina nuestros sentidos;


infunde tu amor en nuestros corazones;
Ven, Espíritu Creador, y, con tu perpetuo auxilio,
visita las almas de tus fieles fortalece la debilidad de nuestro cuerpo.
llena con tu divina gracia,
los corazones que creaste. Aleja de nosotros al enemigo,
danos pronto la paz,
Tú, a quien llamamos Paráclito, sé nuestro director y nuestro guía,
don de Dios Altísimo, para que evitemos todo mal.
fuente viva, fuego,
caridad y espiritual unción. Por ti conozcamos al Padre,
al Hijo revélanos también;
Tú derramas sobre nosotros los siete dones; Creamos en ti, su Espíritu,
Tú, dedo de la diestra del Padre; por los siglos de los siglos
Tú, fiel promesa del Padre;
que inspiras nuestras palabras. Amén

LECTURAS

ANTIGUO TESTAMENTO

"En el principio creó Dios los cielos y la tierra. La tierra era caos y confusión y
oscuridad por encima del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las
aguas. Dijo Dios: "Haya luz". Y hubo luz. Vio Dios que la luz era buena y separó
Dios la luz de la tiniebla. Llamó Dios a la luz "día", y a la tiniebla "noche"
Transcurrió la tarde y la mañana: el día primero" (Gn 1, 1-5).

NUEVO TESTAMENTO

Lo que existía desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con
nuestros ojos, lo que hemos contemplado y lo que han palpado nuestras manos,
acerca del Verbo de vida -pues la vida fue manifestada, y nosotros la hemos visto
y damos testimonio y os anunciamos la vida eterna, la cual estaba con el Padre y
se nos manifestó-;' lo que hemos visto y oído, os proclamamos también a
vosotros, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y en verdad
nuestra comunión es con el Padre y con su Hijo Jesucristo. Os escribimos estas
cosas para que nuestro gozo sea completo. Y éste es el mensaje que hemos oído
de Él y que os anunciamos: Dios es luz, y en Él no hay tiniebla alguna. "Si decimos
que tenemos comunión con Él, pero andamos en tinieblas, mentimos y no
practicamos la verdad; más si andamos en la luz, como Él está en la luz, tenemos
comunión los unos con los otros, y la sangre de Jesús su Hijo nos limpia de todo
pecado.' Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos
y la verdad no está en nosotros. Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo
para perdonarnos los pecados y para limpiarnos de toda maldad. Si decimos que
no hemos pecado, le hacemos a Él mentiroso y su palabra no está en nosotros"
(1Jn 1,1-10).

MEDITACIÓN

Padre Raniero Cantalamessa

"La acción creadora del Espíritu está, por tanto, en el origen de la perfección de lo
creado; podríamos decir que Él no es tanto aquel que saca el mundo de la nada y
le da el ser, sino aquel que lo transforma de ser informe a ser formado y perfecto.
En otras palabras, el Espíritu Santo es aquel que lleva la creación del caos al
cosmos que la convierte en algo bonito, ordenado, limpio: un "mundo"
precisamente, según el significado originario de esta palabra.

"Cuando el Espiritu empezó a aletear sobre ella, la creación no tenía aún ninguna
belleza. En cambio, cuando la creación recibió la acción del Espiritu, obtuvo todo
ese esplendor de belleza que la hace resplandecer como "mundo" (San Ambrosio.
El Espiritu Santo II, 32).

Él Espíritu Santo es aquel que lleva del caos al cosmos; en definitiva: del desorden
al orden, de la confusión a la armonía, de la deformidad a la belleza, de la vejez a
la novedad. Es evidente que no lo hace mecánicamente y de golpe, pero trabaja
en ello su proceso a buen término. Es aquel que siempre "crea y renueva la faz de
la tierra".

"Si tratas de sustraer el Espíritu a la creación, todas las cosas se

mezclan y su vida aparece sin ley, sin orden, sin determinación alguna" (S. Basilio
Magno, Sobre el Espíritu Santo, XVI, 38) "Sin el Espíritu, la creación entera no
puede perdurar" (San Ambrosio, El Espiritu Santo, II, 5,33)

CANTALAMESSA, R. Ven, Espiritu Creador Ed. Monte Carmelo; Burgos 2007. p.54-55.
ORACIÓN FINAL

SOPLA SOBRE MI, ALIENTO DE DIOS

Sopla sobre mi, Aliento de Dios. Llename con una nueva vida
para que yo pueda amar las cosas que tú amas, y hacer las que
tú harías.

Sopla sobre mi, Aliento de Dios, hasta que mi corazón sea puro,
hasta que contigo yo tenga una sola voluntad, para vivir y
soportar.

Sopla sobre mi, Aliento de Dios, mi alma con refinada gracia,


hasta que esta terrenal parte de mi, brille con tu fuego divino.

Sopla sobre mí, Aliento de Dios, así yo no moriré eternamente,


para vivir contigo la vida perfecta en tu eternidad.

Amén.
DÍA 3

ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS

Vení Creator Ilumina nuestros sentidos;


infunde tu amor en nuestros corazones;
Ven, Espíritu Creador, y, con tu perpetuo auxilio,
visita las almas de tus fieles fortalece la debilidad de nuestro cuerpo.
llena con tu divina gracia,
los corazones que creaste. Aleja de nosotros al enemigo,
danos pronto la paz,
Tú, a quien llamamos Paráclito, sé nuestro director y nuestro guía,
don de Dios Altísimo, para que evitemos todo mal.
fuente viva, fuego,
caridad y espiritual unción. Por ti conozcamos al Padre,
al Hijo revélanos también;
Tú derramas sobre nosotros los siete dones; Creamos en ti, su Espíritu,
Tú, dedo de la diestra del Padre; por los siglos de los siglos
Tú, fiel promesa del Padre;
que inspiras nuestras palabras. Amén

LECTURAS

ANTIGUO TESTAMENTO

Estos son las origenes de los cielos y de la tierra cuando fueron creados, el dia en
que el Señor Dios hizo la tierra y los cielos. Y aún no había ningún arbusto del
campo en la tierra, ni había aún brotado ninguna planta del campo, porque el
Señor Dios no habia enviado lluvia sobre la tierra, ni había hombre para labrar la
tierra. Pero se levantaba de la tierra una fuente que regaba toda la superficie del
suelo. Entonces el Señor Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su
nariz el aliento de vida; y llegó a ser el hombre un ser viviente. Y plantó el Señor
Dios un huerto hacia el oriente, en Eden; y puso allí al hombre que había formado"
(Gn 2,4-8).
NUEVO TESTAMENTO

Porque la gracia de Dios se ha manifestado, trayendo salvación a todos los


hombres, enseñándonos, que negando la impiedad y los deseos mundanos,
vivamos en este mundo sobria, justa y piadosamente, aguardando la esperanza
bienaventurada y la manifestación de la gloria de nuestro gran Dios y Salvador
Cristo Jesús, quien se dio a sí mismo por nosotros, para redimirnos de toda
iniquidad y purificar para sí un pueblo para posesión suya, celoso de buenas
obras"

También nosotros en otro tiempo éramos insensatos y desobedientes,


corrompidos, esclavos de toda clase de pasiones y placeres, Viviendo en la
maldad y en la envida, odiosas y odiándonos los unos a los otros. Pero cuando se
manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor hacia la humanidad, El
nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino
conforme a su misericordia, por medio del baño regenerador y renovador del
Espíritu Santo, que Él derramó sobre nosotros abundantemente por medio de
Jesucristo nuestro Salvador, para que justificados por su gracia fuésemos hechos
herederos según la esperanza de la vida eterna" (Tit 2,11-14; 3,3-7).

MEDITACIÓN

San Basilio Magno

"El Señor, que es quien nos da la vida, estableció para nosotros la institución del
bautismo, simbolo de muerte y de vida: por el agua es representada la muerte y
por el Espíritu se nos dan las arras de la vida.

El bautismo tiene una doble finalidad: la destrucción del cuerpo de pecado, para
que no fructifiquemos ya más para la muerte, y la vida en el Espiritu, que tiene
por fruto la santificación, por esto el agua, al recibir nuestro cuerpo como en un
sepulcro, suscita la imagen de la muerte, el Espíritu, en cambio, nos infunde una
fuerza vital y renueva nuestras almas, pasándolas de la muerte del pecado a la
vida original. Esto es lo que significa renacer del agua y del Espiritu, ya que en el
agua se realiza nuestra muerte y el Espiritu opera nuestra vida.

Con la triple inmersión y la triple invocación que la acompaña se realiza el gran


misterio del bautismo, en el que la muerte halla su expresión figurada y el espíritu
de los bautizados es iluminado con el don de la ciencia divina. Por tanto, si
alguna virtualidad tiene el agua, no la tiene por su propia naturaleza, sino por la
presencia del Espíritu. Porque el bautismo no es remoción de las manchas del
cuerpo, sino la petición que hace a Dios una buena conciencia. Y para
prepararnos a esa nueva vida, que es fruto de su resurrección, es por lo que el
Señor nos propone toda la doctrina evangélica: que no nos dejemos llevar por la
ira, que soportemos los males, que no vivamos sojuzgados por la afición a los
placeres, que nos libremos de la preocupación del dinero; todo esto nos lo
manda para inducirnos a practicar aquellas cosas que son connaturales a esa
nueva vida.

Por el Espíritu Santo se nos restituye en el paraíso, por Él podemos subir al

reino de los cielos, por Él obtenemos la adopción filial, por Él se nos da la


confianza de llamar a Dios con el nombre de Padre, la participación de la gracia
de Cristo, el derecho de ser llamados hijos de la luz, el ser participes de la gloria
eterna y, para decirlo todo de una vez, la plenitud de toda bendición, tanto en la
vida presente como en la futura; por Él podemos contemplar como en un espejo,
cual si estuvieran ya presentes, los bienes prometidos que nos están preparados
y que por la fe esperamos llegar a disfrutar. En efecto, si tales son las arras, ¿cuál
no será la plena posesión? Y si tan valiosas son las primicias, ¿cuál no será su
total realización?". (Del Libro de san Basilio Magno, obispo, Sobre el Espíritu
Santo (Cap.15, no. 35-36: p. 32, 130-131) LH. Semana IV del tiempo pascual).z

ORACIÓN FINAL

SOPLA SOBRE MI, ALIENTO DE DIOS

Sopla sobre mi, Aliento de Dios. Llename con una nueva vida
para que yo pueda amar las cosas que tú amas, y hacer las que
tú harías.

Sopla sobre mi, Aliento de Dios, hasta que mi corazón sea puro,
hasta que contigo yo tenga una sola voluntad, para vivir y
soportar.

Sopla sobre mi, Aliento de Dios, mi alma con refinada gracia,


hasta que esta terrenal parte de mi, brille con tu fuego divino.

Sopla sobre mí, Aliento de Dios, así yo no moriré eternamente,


para vivir contigo la vida perfecta en tu eternidad.

Amén.
DÍA 4

ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS

Vení Creator Ilumina nuestros sentidos;


infunde tu amor en nuestros corazones;
Ven, Espíritu Creador, y, con tu perpetuo auxilio,
visita las almas de tus fieles fortalece la debilidad de nuestro cuerpo.
llena con tu divina gracia,
los corazones que creaste. Aleja de nosotros al enemigo,
danos pronto la paz,
Tú, a quien llamamos Paráclito, sé nuestro director y nuestro guía,
don de Dios Altísimo, para que evitemos todo mal.
fuente viva, fuego,
caridad y espiritual unción. Por ti conozcamos al Padre,
al Hijo revélanos también;
Tú derramas sobre nosotros los siete dones; Creamos en ti, su Espíritu,
Tú, dedo de la diestra del Padre; por los siglos de los siglos
Tú, fiel promesa del Padre;
que inspiras nuestras palabras. Amén

LECTURAS

ANTIGUO TESTAMENTO

y aconteció que cuando los hombres comenzaron a multiplicarse sobre la faz de


la tierra, y les nacieron hijas, los hijos de Dios vieron que las hijas de los hombres
eran hermosas, y tomaron para sí mujeres de entre todas las que les gustaban.
Entonces el Señor dijo: No permanecerá mi Espíritu para siempre con el hombre,
porque ciertamente él es carne. Serán, pues, sus días ciento veinte años. Y había
gigantes en la tierra en aquellos días, y también después, cuando los hijos de Dios
se unieron a las hijas de los hombres y ellas les dieron a luz hijos. Éstos son los
héroes de la antigüedad, hombres de renombre." Y el Señor vio que era mucha la
maldad de los hombres en la tierra, y que toda intención de los pensamientos de
su corazón era sólo hacer siempre el mal." Y le peso al Señor haber hecho al
hombre en la tierra, y sintió tristeza en su corazón. Y el Señor dijo: Borraré de la
faz de la tierra al hombre que he creado, desde el hombre hasta el ganado, los
reptiles y las aves del cielo, porque me pesa haberlos hecho. Más Noé halló gracia
ante los ojos del Señor" (Gn 6, 1-8).

NUEVO TESTAMENTO

Pues yo considero que los sufrimientos del tiempo presente no merecen


compararse con la gloria venidera que se revelará en nosotros. "Porque la
creación, en anhelante espera, aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de
Dios. La creación, en efecto, está sometida a frustración, no por propia voluntad,
sino a causa del que la sometió pero con una esperanza: "que esta creación misma
se verá liberada de la esclavitud de la corrupción, para entrar en la libertad
gloriosa de los hijos de Dios." Pues lo sabemos bien: la creación está hasta ahora
toda ella gimiendo y sufriendo dolores de parto." Y no es esto sólo; sino que
también nosotros mismos, que poseemos las primicias del Espíritu, gemimos
igualmente en nuestro propio interior, aguardando con ansiedad una adopción
filial, la redención de nuestro cuerpo" (Rom 8,18-23).

San Pedro Crisologo

"Os exhorto por la misericordia de Dios. Pablo, o, mejor dicho, Dios por boca de
Pablo, nos exhorta porque prefiere ser amado antes que temido. Nos exhorta
porque prefiere ser Padre antes que Señor. Nos exhorta Dios, por su misericordia,
para que no tenga que castigarnos por su rigor. Oye lo que dice el Señor: «Ved,
ved en mi vuestro propio cuerpo, vuestros miembros, vuestras entrañas, vuestros
huesos, vuestra sangre. Y si teméis lo que es de Dios, ¿por qué no amáis lo que es
también vuestro? Si rehuís al que es Señor, ¿por qué no recurris al que es Padre?
Quizás os avergüence la magnitud de mis sufrimientos, de los que vosotros habéis
sido la causa. No temáis. La cruz, más que herirme a mi, hirió a la muerte. Estos
clavos, más que infligirme dolor, fijan en mí un amor más grande hacia vosotros.
Estas heridas, más que hacerme gemir, os introducen más profundamente en mi
interior. La extensión de mi cuerpo en la cruz, más que aumentar mi sufrimiento,
sirve para prepararos un regazo más amplio. La efusión de mi sangre, más que una
pérdida para mí, es el precio de vuestra redención. Venid, pues, volved a mi, y
comprobaréis que soy Padre, al ver cómo devuelvo bien por mal, amor por
injurias, tan gran caridad por tan graves heridas.>>

Pero oigamos ya qué es lo que nos pide el Apóstol: Os exhorto-dice-, por la


misericordia de Dios, a presentar vuestros cuerpos. Este ruego del Apóstol
promueve a todos los hombres a la altisima dignidad del sacerdocio. A presentar
vuestros cuerpos como hostia viva. Inaudito ministerio del sacerdocio cristiano: el
hombre es a la vez victima y sacerdote. El hombre no ha de buscar fuera de sí que
ofrecer a Dios, sino que aporta consigo, en su misma persona, lo que ha de
sacrificar a Dios; la víctima y el sacerdote permanecen inalterados; la víctima es
inmolada y continúa viva, y el sacerdote oficiante no puede matarla.

Admirable sacrificio, en el que se ofrece el cuerpo sin que sea destruido, y la


sangre sin que sea derramada. Os exhorto-dice-, por la misericordia de Dios, a
presentar vuestros cuerpos como hostia viva. Este sacrificio, hermanos, es
semejante al de Cristo, quien inmoló su cuerpo vivo por la vida del mundo: El hizo
realmente de su cuerpo una hostia viva, ya que fue muerto y ahora vive. Esta
víctima admirable pagó su tributo a la muerte, pero permanece viva, después de
haber castigado a la muerte. Por esta razón, los mártires nacen al morir, su fin
significa el principio, al matarlos se les dio la vida, y ahora brillan en el cielo,
cuando se pensaba haberlos suprimido en la tierra. Os exhorto -dice-, por la
misericordia de Dios, a presentar vuestros cuerpos como hostia viva, santa. Es lo
que había cantado el profeta: No quisiste sacrificios ni ofrendas, pero me has
preparado un cuerpo.

Sé, pues, oh hombre, sacrificio y sacerdote para Dios; no pierdas lo que te ha sido
dado por el poder de Dios; revistete de la vestidura de santidad, ciñete el cingulo
de la castidad; sea Cristo el casco de protección para tu cabeza, que la cruz se
mantenga en tu frente como una defensa; pon sobre tu pecho el misterio del
conocimiento de Dios; haz que arda continuamente el incienso aromático de tu
oración; empuña la espada del Espíritu; haz de tu corazón un altar; y así, puesta en
Dios tu confianza, lleva tu cuerpo al sacrificio.

Lo que pide Dios es la fe, no la muerte; tiene sed de tu buena intención, no de


sangre; se satisface con la buena voluntad, no con matanzas. (De los Sermones de
san Pedro Crisólogo, obispo, (Sermón 108: PL 52, 499-500) L.H. Semana IV del
tiempo pascual).

ORACIÓN FINAL

SOPLA SOBRE MI, ALIENTO DE DIOS

Sopla sobre mi, Aliento de Dios. Llename con una nueva vida
para que yo pueda amar las cosas que tú amas, y hacer las que
tú harías.

Sopla sobre mi, Aliento de Dios, hasta que mi corazón sea puro,
hasta que contigo yo tenga una sola voluntad, para vivir y
soportar.

Sopla sobre mi, Aliento de Dios, mi alma con refinada gracia,


hasta que esta terrenal parte de mi, brille con tu fuego divino.

Sopla sobre mí, Aliento de Dios, así yo no moriré eternamente,


para vivir contigo la vida perfecta en tu eternidad.

Amén.
DÍA 5

ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS

Vení Creator Ilumina nuestros sentidos;


infunde tu amor en nuestros corazones;
Ven, Espíritu Creador, y, con tu perpetuo auxilio,
visita las almas de tus fieles fortalece la debilidad de nuestro cuerpo.
llena con tu divina gracia,
los corazones que creaste. Aleja de nosotros al enemigo,
danos pronto la paz,
Tú, a quien llamamos Paráclito, sé nuestro director y nuestro guía,
don de Dios Altísimo, para que evitemos todo mal.
fuente viva, fuego,
caridad y espiritual unción. Por ti conozcamos al Padre,
al Hijo revélanos también;
Tú derramas sobre nosotros los siete dones; Creamos en ti, su Espíritu,
Tú, dedo de la diestra del Padre; por los siglos de los siglos
Tú, fiel promesa del Padre;
que inspiras nuestras palabras. Amén

LECTURAS

ANTIGUO TESTAMENTO

"Cantad de júbilo en el Señor, oh justos; apropiada es para los rectos la alabanza.


Dad gracias al Señor con la cítara; cantadle alabanzas con el arpa de diez cuerdas.
Cantadle cántico nuevo; tañed con arte, con voz de júbilo. Porque la palabra del
Señor es recta; y toda su obra es hecha con fidelidad Él ama la justicia y el
derecho; llena está la tierra de la misericordia del Señor Por la palabra del Señor
fueron hechos los cielos, y por el aliento de su boca sus ejércitos. "Encierra en un
odre las aguas marinas y mete en depósitos los océanos tema al Señor toda la
tierra; tiemblen en su presencia todos los habitantes del mundo. "Porque Él habló,
y fue hecho, El mandó, y todo se confirmó" (Sal 33,1-9)
NUEVO TESTAMENTO

Y aconteció que cuando Isabel oyó el saludo de María, la criatura saltó en su


vientre; y Isabel fue llena del Espíritu Santo, y exclamó a gran voz y dijo: ¡Bendita
tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre!" ¿Por qué me ha acontecido
esto a mí, que la madre de mi Señor venga a mi? Porque he aquí, apenas la voz de
tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de gozo en mi vientre Y
bienaventurada la que creyó que tendrá cumplimiento lo que le fue dicho de
parte del Señor. Entonces María dijo: Proclama mi alma la grandeza del Señor y mi
espíritu se regocija en Dios mi Salvador. Porque ha mirado la humilde condición
de esta su sierva; pues he aquí, desde ahora en adelante todas las generaciones
me llamarán bienaventurada. Porque grandes cosas me ha hecho el Poderoso; y
santo es su nombre." Y de generación en generación, es su Misericordia para los
que le temen. Ha hecho proezas con su brazo, ha esparcido a los soberbios en el
pensamiento de sus corazones. Ha quitado a los poderosos de sus tronos; y ha
exaltado a los humildes; a los hambrientos ha colmado de bienes y ha despedido
a los ricos con las manos vacías. Ha ayudado a Israel, su siervo, para recuerdo de
su misericordia tal como dijo a nuestros padres, a Abraham ya su descendencia
para siempre" (Lc 1,41-55).

MEDITACIÓN
San Agustin

"Cantadle un cántico nuevo. Despojaos de lo viejo: habéis conocido un cántico


nuevo. Nuevo hombre, nuevo Testamento, nuevo cántico. No es propio de
hombres envejecidos el cántico nuevo. Sólo lo aprenden los hombres nuevos, los
renovados de la vejez por la gracia, los que ya pertenecen al Nuevo Testamento,
que es el reino de los cielos. Por El suspira todo nuestro amor, y canta el cántico
nuevo. Si, que cante un cántico nuevo, pero no con los labios, sino con la vida.
Cantadle un cántico nuevo: cantádselo bien. Podrá preguntarse cada uno cómo
se canta a Dios. Cántale, pero que sea bien. No quiere que ofendas sus oídos.
Canta bien, hermano. Cuando se te pide que cantes ante un experto en música
para deleitarlo, te echas a temblar, para no desagradarle, cuando careces de una
educación en el arte musical: pues lo que un inexperto no aprecia en tu actuación,
lo criticará el artista. Ahora bien, ¿quién es el que se ofrece a cantar bien ante
Dios, tan excelente perito del canto, tan perfecto conocedor de todo, y con tan
finisimo oído musical? ¿Cuándo vas a poder ofrecerle una tal maestria en el arte
del canto, hasta el punto de no desagradar en nada a un oído tan perfecto como
el suyo? Pero mira, es Él quien te ofrece la modalidad del canto; no andes
buscando palabras como para explicar de qué modo se deleita Dios. Canta con
júbilo. Es así como se canta bien a Dios: cantando con júbilo. ¿Qué es cantar con
júbilo? Comprender, pero sin poder explicar con palabras, lo que se canta con el
corazón. Por ejemplo, los que cantan en la cosecha de la mies, o mientras
vendimian, o mientras realizan algún otro trabajo con alegría, cuando por las
palabras del canto comienzan ya a alborozarse de alegría, y llegan como a la
plenitud de su alborozo, hasta el punto de no poder expresarlo con palabras, se
apartan de las sílabas, y se entregan a sonidos de puro júbilo. El júbilo sería algo
así como lo que da a luz el corazón para expresar algo imposible de decir con
palabras. ¿Y a quién le gusta esta expresión jubilosa, sino al Dios inefable? Es
inefable lo que no puedes expresar con palabras. Pero si no lo puedes pronunciar,
y tampoco lo debes callar, ¿Qué queda, sino que te desahogues en el júbilo, para
que, sin palabras, se regocije tu corazón, y el campo inmenso de las alegrías no
quede aprisionado por los límites de las sílabas. Cantadle bien, cantadle con
júbilo? (San Agustín, Comentarios a los Salmos, 32. Comentario 1, 8)

4. [v. 6] La tierra está llena de la misericordia del Señor. ¿Y los cielos ¿qué?
Escucha lo que pasa con los cielos. No necesitan la misericordia, porque allí no
hay miseria alguna. En la tierra abunda la miseria del hombre, y la misericordia del
Señor sobreabunda; la tierra está llena de la miseria del hombre, pero también
está llena de la misericordia del Señor. Los cielos, entonces, al carecer de toda
miseria, y no tener necesidad de misericordia, ¿no tendrán necesidad del Señor?
Necesidad del Señor la tienen todos: los miserables y los felices. Sin Él, el
desgraciado no se levantará; sin El, el feliz no sabe gobernarse. Por lo tanto, para
que no te andes preguntando sobre los cielos, cuando oyes decir La tierra está
llena de la misericordia del Señor, mira cómo también los cielos tienen necesidad
del Señor: Los cielos están consolidados en la Palabra del Señor. No, los cielos no
se consolidaron a sí mismos, no se dieron ellos mismos su propia estabilidad. Los
cielos están fundamentados en la Palabra del Señor, y toda su fortaleza en el
Espíritu de su boca. No tienen algo por si mismos, y luego como si el resto les
hubiera venido como un suplemento del Señor. Del Espíritu de su boca le ha
venido no una parte, sino, toda su fortaleza.

5. Bien, hermanos, mirad cómo las obras del Hijo son las mismas que las del
Espíritu Santo. No debemos pasar esto por alto con negligencia, a causa de
algunos que las pretenden separar y otros que las confunden de una manera
turbia. Ambas cosas son erróneas. Unos, distinguiendo equivocadamente
confunden la criatura con el Creador; y siendo creador, como es, el Espíritu de
Dios, lo ponen entre las criaturas. Y los otros distinguen, pero confunden; que
sean ellos confundidos, para que se conviertan. Y ahora escucha cómo uno
mismo es el obrar del Hijo y del Espíritu Santo. La Palabra -el Verbo- ciertamente
es el Hijo de Dios, y el Espíritu de su boca es el Espíritu Santo. Los cielos están
consolidados en la Palabra del Señor. ¿Qué es estar consolidados, sino tener una
fortaleza firme y estable? Y toda su fortaleza en el Espíritu de su boca. Podría
haberlo dicho así: En el Espíritu de su boca están consolidados y en la Palabra del
Señor toda su fortaleza. Toda su fortaleza es lo mismo que están consolidados. Es
esto, pues, lo que realizan el Hijo y el Espíritu Santo. ¿Lo harán sin el Padre? ¿Y
quién obra por medio de su Palabra y de su Espiritu sino aquél de quien es la
Palabra y el Espíritu? Esta Trinidad es un solo Dios. A este Dios es al que adora
quien sabe adorar, a este Dios posee por doquier el que se ha convertido. No lo
buscan los alejados: es Él quien llama a los alejados, para colmarlos, una vez
convertidos. (San Agustín, Comentarios a los Salmos, 32. Comentario 11, 4-5)
ORACIÓN FINAL

SOPLA SOBRE MI, ALIENTO DE DIOS

Sopla sobre mi, Aliento de Dios. Llename con una nueva vida
para que yo pueda amar las cosas que tú amas, y hacer las que
tú harías.

Sopla sobre mi, Aliento de Dios, hasta que mi corazón sea puro,
hasta que contigo yo tenga una sola voluntad, para vivir y
soportar.

Sopla sobre mi, Aliento de Dios, mi alma con refinada gracia,


hasta que esta terrenal parte de mi, brille con tu fuego divino.

Sopla sobre mí, Aliento de Dios, así yo no moriré eternamente,


para vivir contigo la vida perfecta en tu eternidad.

Amén.
DÍA 6

ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS

Vení Creator Ilumina nuestros sentidos;


infunde tu amor en nuestros corazones;
Ven, Espíritu Creador, y, con tu perpetuo auxilio,
visita las almas de tus fieles fortalece la debilidad de nuestro cuerpo.
llena con tu divina gracia,
los corazones que creaste. Aleja de nosotros al enemigo,
danos pronto la paz,
Tú, a quien llamamos Paráclito, sé nuestro director y nuestro guía,
don de Dios Altísimo, para que evitemos todo mal.
fuente viva, fuego,
caridad y espiritual unción. Por ti conozcamos al Padre,
al Hijo revélanos también;
Tú derramas sobre nosotros los siete dones; Creamos en ti, su Espíritu,
Tú, dedo de la diestra del Padre; por los siglos de los siglos
Tú, fiel promesa del Padre;
que inspiras nuestras palabras. Amén

LECTURAS

ANTIGUO TESTAMENTO

Cuán numerosas son tus obras, oh Señor! Todas las hiciste con sabiduría; llena
está la tierra de tus posesiones." Ahí está el mar: ancho y dilatado, en Él bullen sin
numero animales pequeños y grandes. Alli surcan las naves, y él Leviatan que
hiciste para jugar en él." Todos ellos esperan en ti, para que les des su comida a su
tiempo." Tú les das, ellos recogen; abres tu mano, se sacian de bienes." Escondes
tu rostro, se espantan; les quitas el aliento, expiran, y vuelven al polvo." Envías tu
Espíritu, son creados, y renuevas la faz de la tierra." ¡Sea para siempre la gloria del
Señor! ¡Alégrese el Señor en sus obras! "El mira a la tierra, y ella tiembla; toca los
montes, y humean. "Cantaré al Señor mientras viva, tañeré para mi Dios mientras
exista." Le sea agradable mi discurso; yo me alegraré en el Señor" (Sal 104,24-34).
NUEVO TESTAMENTO

"Esto digo, pues, y afirmo juntamente con el Señor: que ya no andéis así como
andan también los gentiles, en la vanidad de su mente, entenebrecidos en su
entendimiento, excluidos de la vida de Dios por causa de la ignorancia que hay en
ellos, por la dureza de su corazón; y ellos, habiendo llegado a ser insensibles, se
entregaron a la sensualidad para cometer con avidez toda clase de impurezas.
Pero vosotros no habéis aprendido a Cristo de esta manera, si en verdad lo oisteis
y habéis sido enseñados en Él, conforme a la verdad que hay en Jesús, que en
cuanto a vuestra anterior manera de vivir, os desvistáis del hombre viejo, que se
corrompe según los deseos engañosos, y que seáis renovados en el espíritu de
vuestra mente," y os vistáis del hombre nuevo, el cual, en la semejanza de Dios, ha
sido creado en la justicia y santidad de la verdad. Por tanto, dejando a un lado la
falsedad, hablad verdad cada cual con su prójimo, porque somos miembros los
unos de los otros. " Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro
enojo, "ni deis oportunidad al diablo. El que roba, no robe más, sino más bien que
trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno, a fin de que tenga qué
compartir con el que tiene necesidad." No salga de vuestra boca ninguna palabra
mala, sino sólo la que sea buena para edificación, según la necesidad del
momento, para que imparta gracia a los que escuchan. Y no entristezcáis al
Espíritu Santo de Dios, por el cual fuisteis sellados para el día de la redención" (Ef
4,17-30).

MEDITACIÓN
San Agustin

"...Pero ¿Por qué haces esto? ¿Por qué apartas tu rostro para que se conturben?
Les quitas su aliento y expirarán. Su aliento era su soberbia; se atribuyen a ellos
sus méritos, y a sí mismos se justifican; apártales, pues tu rostro para que se
turben; quitales su aliento y que desfallezcan; que clamen a ti: Escúchame
enseguida, Señor; que desfalleció mi espíritu. No apartes tu rostro de mi. Les
quitarás el aliento y expirarán, y volverán a ser polvo. El hombre, al arrepentirse de
su pecado, se encuentra a sí mismo; y, al ver que no tenía fuerzas propias, se
confiesa a Dios, diciendo que es polvo y ceniza. ¡Oh soberbio!, has vuelto a ser tu
polvo, se te ha quitado tu espíritu; ya no te jactas, no te engries, no te justificas a
ti mismo. Ves que has sido hecho del polvo, y que al apartar su rostro el Señor, has
recaido de nuevo en tu polvo. Ruégale, pues, confiésale tu polvo y tu debilidad.

14. [v.30]. Mira también lo que sigue: enviarás tu Espíritu, y serán creados.
Quitarás su espíritu, y enviarás el tuyo: Les quitarás su espíritu, ya no tendrán su
espíritu. ¿Han quedado, pues, desamparados? Bienaventurados los pobres de
espíritu; no han sido, no, abandonados, porque de ellos es el reino de los cielos. No
han querido tener su propio espíritu; y tendrán el Espíritu de Dios. Esto es lo que
dijo a los futuros mártires: Cuando os arresten y os lleven presos, no os preocupéis
de lo que vais a decir, ni de cómo lo diréis, porque no sois vosotros los que habláis,
sino el Espíritu de vuestro Padre quien habla en vosotros. No os atribuyáis la
fortaleza. Si es la vuestra, dice, y no es la mía, entonces es terquedad, no fortaleza.
Les quitarás su espíritu, y desfallecerán, y volverán de nuevo a ser su polvo;
enviarás tu Espíritu, y serán creados. Somos, en realidad, hechura suya dijo el
Apóstol-, creados para hacer el bien. De su Espíritu hemos recibido la gracia para
vivir en la justicia, porque es Él quien justifica al impio. Les quitarás su espíritu, y
desfallecerán; envias tu Espíritu, y serán creados, y renovarás la faz de la tierra; es
decir, con nuevos hombres que confiesen haber sido justificados, y que no son
justos por si mismos, para que la gracia de Dios resida en ellos. Mira cómo han de
ser aquellos por los que se ha renovado la faz de la tierra. Dice Pablo: He trabajado
más que todos ellos. ¿Qué dices, Pablo? Mira a ver si has sido tú, o ha sido tu
espiritu. No he sido yo-añade-, sino la gracia de Dios conmigo, 15. [v.31].

¿Qué hacer, entonces? Puesto que, al retirar el Señor nuestro espíritu, volveremos
a ser nuestro polvo, quizá podamos mirar con provecho nuestra debilidad, para
recibir su Espíritu, y así seamos creados de nuevo. Fijate en lo que sigue: Sea la
gloria del Señor para siempre. No la tuya, ni la mía, no la de éste, o la de aquél otro;
sea la gloria del Señor, no por un tiempo, sino eternamente. El Señor se gozará en
sus obras. No en las tuyas, como tuyas; ya que tus obras, si son malas, es por tu
maldad; y si buenas, es por la gracia de Dios. Se gozará el Señor en sus obras.

18. [v.34]. Que le sean agradables mis palabras; y yo me regocijaré en el Señor.


Que le sean agradables mis palabras. ¿Cuáles han de ser las palabras del hombre
ante Dios, sino la confesión de los pecados? Confiesa a Dios lo que eres, y habrás
hablado con Él. Habla con Él, practica las buenas obras, y habla. Lavaos,
purificaos-dice Isaias-, apartad de la mirada de mis ojos la maldad de vuestras
almas, dejad de obrar inicuamente, aprended a obrar el bien, haced justicia al
huerfano, defended a la viuda, y luego venid y hablaremos, dice el Señor. ¿Qué es
hablar con Dios? Mostrarte a Él que te conoce, para que se muestre Él a ti, que lo
desconoces. Que le sean agradables mis palabras. Mira lo que le agrada al Señor
cuando le hablas: el sacrificio de tu humildad, la contrición de tu corazón, la
ofrenda de tu vida como un holocausto; esto le agrada al Señor. Y a ti, ¿qué te es
agradable? Y yo me regocijaré en el Señor. Ésta es la conversación recíproca que
ya he citado: muéstrate a Él que te conoce, y Él se muestra a ti que lo desconoces.
Lo mismo que a Él le es agradable tu confesión, a ti se te hace agradable su gracia.
Él se te ha mostrado. ¿Cómo ha sido? Por la Palabra. ¿Qué Palabra? Cristo. Al
hablarte a ti, se manifestó a sí mismo. Al enviarte a Cristo, te ha hablado de sí
mismo. Oigamos ya claramente a la misma Palabra: El que me ha visto a mi, ha
visto al Padre. Y yo me regocijaré en el Señor. (San Agustin, Comentarios a los
Salmos, 103 (104). Comentario III, 13-15.18).
ORACIÓN FINAL

SOPLA SOBRE MI, ALIENTO DE DIOS

Sopla sobre mi, Aliento de Dios. Llename con una nueva vida
para que yo pueda amar las cosas que tú amas, y hacer las que
tú harías.

Sopla sobre mi, Aliento de Dios, hasta que mi corazón sea puro,
hasta que contigo yo tenga una sola voluntad, para vivir y
soportar.

Sopla sobre mi, Aliento de Dios, mi alma con refinada gracia,


hasta que esta terrenal parte de mi, brille con tu fuego divino.

Sopla sobre mí, Aliento de Dios, así yo no moriré eternamente,


para vivir contigo la vida perfecta en tu eternidad.

Amén.
DÍA 7

ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS

Vení Creator Ilumina nuestros sentidos;


infunde tu amor en nuestros corazones;
Ven, Espíritu Creador, y, con tu perpetuo auxilio,
visita las almas de tus fieles fortalece la debilidad de nuestro cuerpo.
llena con tu divina gracia,
los corazones que creaste. Aleja de nosotros al enemigo,
danos pronto la paz,
Tú, a quien llamamos Paráclito, sé nuestro director y nuestro guía,
don de Dios Altísimo, para que evitemos todo mal.
fuente viva, fuego,
caridad y espiritual unción. Por ti conozcamos al Padre,
al Hijo revélanos también;
Tú derramas sobre nosotros los siete dones; Creamos en ti, su Espíritu,
Tú, dedo de la diestra del Padre; por los siglos de los siglos
Tú, fiel promesa del Padre;
que inspiras nuestras palabras. Amén

LECTURAS

ANTIGUO TESTAMENTO

Cantaré a mi Dios un cántico nuevo: Señor, tú eres grande y glorioso, admirable en


poder, invensible!" que te sirva toda la creación, porque tú lo dijiste y las cosas
fueron hechas. Envlaste tu Espíritu y fueron construidas; no hay quien se oponga
a tu voz. Los montes desde sus cimientos serán sacudidos por las olas; como cera
se derretirán las rocas en tu presencia. Pero a aquellos que te temen tu serás
siempre propicio. Porque poco es todo sacrificio de suave olor y apenas nada
toda la grasa en holocausto para ti. Pero quien teme al Señor es grande para
siempre" (Jdt 16,13-16).
NUEVO TESTAMENTO

Vosotros conocéis lo que ha sucedido en toda Judea, a partir de Galilea, después


del bautismo predicado por Juan: "Como Dios ungió con Espíritu Santo y poder a
Jesús de Nazaret, que pasó haciendo el bien y sanando a todos los oprimidos por
el diablo, porque Dios estaba con Él. Nosotros somos testigos de todas las cosas
que hizo en la región de los judíos y en Jerusalén. Le mataron, colgándolo de un
madero. A éste, Dios lo resucitó al tercer día y le concedió hacerse públicamente
visible, no a todo el pueblo, sino a los testigos señalados de antemano por Dios, a
nosotros que comimos y bebimos con Él después de haber resucitado Él de entre
los muertos. Nos ordenó predicar al pueblo y dar testimonio de que Él es el
constituido por Dios juez de vivos y muertos. Todos los profetas le dan testimonio
de que por su nombre obtiene la remisión de los pecados todo el que cree en Él.
Todavía estaba Pedro diciendo estas cosas cuando descendió el Espíritu Santo
sobre todos los que escuchaban la palabra. Y se maravillaron los creyentes de
origen judio que habían venido con Pedro de que también sobre los gentiles se
hubiera derramado el don del Espíritu Santo;porque los olan hablar en lenguas y
alabar la grandeza de Dios. Dijo entonces Pedro: ¿Acaso puede alguien excluir del
agua, de modo que no sean bautizados, a éstos, que han recibido el Espiritu Santo
como nosotros?"." Ordenó, pues, que fueran bautizados en el nombre de
Jesucristo. Y le rogaron que se quedara con ellos unos días" (Hch 10,37-48).

MEDITACIÓN
Didimo de Alejandria

"El Espiritu Santo, en cuanto que es Dios, junto con el Padre y el Hijo, nos renueva
en el bautismo y nos retorna de nuestro estado deforme a nuestra primitiva
hermosura, llenándonos de su gracia, de manera que ya nada nos queda por
desear; nos libera del pecado y de la muerte; nos convierte de terrenales; esto es,
salidos de la tierra y del polvo, en espirituales; nos hace participes de la gloria
divina, hijos y herederos de Dios Padre, conformes a la imagen del Hijo,
coherederos y hermanos de éste. Para ser glorificados y reinar con Él; en vez de la
tierra nos da el cielo y nos abre generosamente las puertas del paraiso,
honrándonos más que a los mismos ángeles; y con las aguas sagradas de la
piscina bautismal apaga el gran fuego inextinguible del infierno.

Hay en el hombre un doble nacimiento, uno natural, otro del Espíritu Divino.
Acerca de uno y otro escribieron los autores sagrados. Yo voy a citar el nombre de
cada uno de ellos, así como su doctrina. Juan: A cuantos lo recibieron, a los que
creen en su nombre, dio poder de llegar a ser hijos de Dios, los cuales traen su
origen no de la sangre ni del deseo carnal ni de la voluntad del hombre, sino del
mismo Dios. Todos los que creen en Cristo, afirma, han recibido el poder de llegar
a ser hijos de Dios; esto es, del Espíritu Santo, y de llegar a ser del mismo linaje de
Dios. Y, para demostrar que este Dios que nos engendra es el Espíritu Santo,
añade estas palabras de Cristo en persona: Te aseguro que el que no nazca de
agua y de Espiritu no puede entrar en el reino de Dios. La piscina bautismal, en
efecto, da a luz de manera visible al cuerpo visible de la Iglesia, por el ministerio
de los sacerdotes; pero el Espíritu de Dios, invisible a todo ser racional, bautiza
espiritualmente en si mismo y regenera, por ministerio de los angeles, nuestro
cuerpo y nuestra alma. Juan el Bautista, en relación con aquella expresión: De
agua y de Espíritu, dice, refiriéndose a Cristo: Él os bautizará con el Espíritu Santo
y con fuego. Ya que nosotros somos como una vasija de barro, por eso
necesitamos en primer lugar ser purificados por el agua, después ser fortalecidos
y perfeccionados por el fuego espiritual (Dios, en efecto, es un fuego devorador);
y, así, necesitamos del Espíritu Santo para nuestra perfección y renovación, ya que
este fuego espiritual es también capaz de regar, y esta agua espiritual es capaz de
fundir como el fuego". (Del Tratado de Didimo de Alejandría, Sobre la Santisima
Trinidad. (Libro 2, 12: PG 39, 667- 674) L.H. Semana VI del tiempo pascual).

ORACIÓN FINAL

SOPLA SOBRE MI, ALIENTO DE DIOS

Sopla sobre mi, Aliento de Dios. Llename con una nueva vida
para que yo pueda amar las cosas que tú amas, y hacer las que
tú harías.

Sopla sobre mi, Aliento de Dios, hasta que mi corazón sea puro,
hasta que contigo yo tenga una sola voluntad, para vivir y
soportar.

Sopla sobre mi, Aliento de Dios, mi alma con refinada gracia,


hasta que esta terrenal parte de mi, brille con tu fuego divino.

Sopla sobre mí, Aliento de Dios, así yo no moriré eternamente,


para vivir contigo la vida perfecta en tu eternidad.

Amén.

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