Está en la página 1de 5

17/7/2020 https://espanol.medscape.

com/verarticulo/5905627_print

espanol.medscape.com

Cirujano vascular amputado por sepsis: lo que he aprendido después de


perder las piernas
Siobhan Harris

3 de julio de 2020

Un consultor en cirugía vascular que había amputado cientos de extremidades a lo largo de su carrera volvió a trabajar después de
que le amputaran ambas piernas por debajo de la rodilla.

Dr. Neil Hopper (Fuente: Dr. Neil Hopper)

El Dr. Neil Hopper de 43 años precisó una amputación por sepsis grave en abril del año 2019.

El Dr. Hopper del Royal Cornwall Hospital en Truro, Reino Unido, ha llevado a cabo su primera operación desde que volvió a
trabajar. Era una amputación. Volvió justo antes de la pandemia por la COVID-19 y desde entonces ha trabajado con sus
compañeros para ayudarles a luchar contra el virus.

Medscape UK preguntó al Dr. Hopper acerca de su experiencia y lo que había aprendido de ella.

https://espanol.medscape.com/verarticulo/5905627_print 1/5
17/7/2020 https://espanol.medscape.com/verarticulo/5905627_print

¿Cuáles fueron las circunstancias que provocaron la amputación?

Alrededor de la Pascua del año pasado salí a acampar con mis dos hijos. Mi hija y yo enfermamos la primera noche fuera de casa,
con fiebre y vómito, y por la mañana temprano dejamos el campamento y volvimos a casa.

Durante los dos días siguientes mi hija mejoró, pero yo seguía aletargado y febril. Teníamos previsto visitar a la familia de mi esposa
esa semana. Mi hija se recuperó, por lo que decidimos que mi mujer, Raquel, y los niños viajaran mientras yo permanecía en casa.
Al día siguiente de irse me sentía un poco mejor. Seguía cansado, pero pensaba que estaba mejorando. Empecé a tener dolor en
los hombros y en los pies, por lo que decidí tomar un whisky e irme pronto a dormir. No recuerdo bien lo que ocurrió después. Mi
siguiente recuerdo concreto es en la unidad de cuidados intensivos del Royal Cornwall Hospital. Tengo recuerdos fugaces, pero no
estoy seguro si son muy fiables.

Me han contado que mi esposa llamó por teléfono y respondí pero le hablé sin sentido. Le pidió a Rachel Barnes, una compañera
que vive cerca, que fuera a ver cómo me encontraba. Cuando Rachel me vio pidió una ambulancia de inmediato. Tenía la presión
arterial baja y estaba aletargado.

Mejoré rápidamente con líquidos intravenosos y antibióticos. Recuerdo que me dolían los pies y en la unidad de cuidados intensivos
pensé que el problema era grave. La única esperanza para salvar mis pies era la terapia con oxígeno hiperbárico, pero no estaba
disponible en el Royal Cornwall Hospital, por lo que me trasladaron al Diving Diseases Research Centre, denominado también
Hyperbaric Medical Centre en Plymouth donde recibí terapia con oxígeno urgente, que consistía en entrar en una cámara
presurizada y respirar oxígeno a 100% con presión alta durante 3 a 4 horas. Es la misma cámara que usan para tratar a los buzos de
grandes profundidades con síndrome de descompresión.

El tratamiento consistía en una inmersión de 3 horas diarias durante 2 semanas. Entre estas inmersiones me atendían en el
Derriford Hospital el Dr. Francis Dix y el Dr. Christopher Parry, jefe de servicio, con los que había tenido relación profesional. Me
cuidaron muy bien. Recuerdo con nitidez sus esfuerzos para salvar mis pies, pero después de 2 semanas era obvio que la terapia
con oxígeno hiperbárico no estaba siendo efectiva.

Aunque veía que mis pies habían empeorado y tuve varios episodios de sepsis, me resultó muy difícil oír que era necesario amputar.
Lo entendía a nivel intelectual, sabía que era la única opción, pero no me pareció real hasta que tuve que firmar el consentimiento
informado un día antes de la operación programada.

La tarde antes de la operación tuve una crisis de ansiedad. Nunca había tenido una y fue muy desagradable. Sentía una opresión
enorme en el pecho y no podía respirar. Tampoco conseguía dejar de pensar en lo que iba a sucederme. Sentía que había perdido el

https://espanol.medscape.com/verarticulo/5905627_print 2/5
17/7/2020 https://espanol.medscape.com/verarticulo/5905627_print
control y era una sensación completamente extraña para mí. Sabía que era una crisis de ansiedad pero no fui capaz de evitarla.

Me operaron al día siguiente. No tenía idea de lo que había supuesto para mis colegas operarme, pero todo fue bien y me sentí
físicamente mejor casi de inmediato. Mi grado de energía mejoró y todo parecía más claro. Una semana después volví a casa.

¿Cómo fue la vuelta al trabajo?

Soy cirujano. Para mí no es un trabajo, es una vocación. Si me abres por la mitad leerás: " Neil Hopper, cirujano vascular". Por tanto,
me resultó difícil no estar trabajando. Ni siquiera estaba seguro si sería capaz de volver a trabajar. Tampoco sabía si podría caminar
bien o si sería capaz de permanecer levantado el tiempo suficiente para realizar operaciones de cirugía vascular.

No obstante, cuando me acoplaron las piernas protésicas me relajé un poco. Comprobé que podía caminar razonablemente bien y
tuve una adaptación favorable. Recibí las prótesis a finales de agosto y en octubre me sentía preparado para volver a trabajar de
manera gradual. Empecé con consultas y tareas administrativas y poco a poco empecé a operar y a hacer guardias. Nunca imaginé
que sería capaz de lograrlo.

Mi mayor dificultad era convencer a los demás para que me dejaran hacer cosas, ya que estaba muy frustrado, y notaba el impacto
psicológico de mi situación. Me concentré tanto en mi rehabilitación física que, sospecho, no dediqué el tiempo necesario a procesar
todo. Tuve varios episodios imprevistos de "enfrentamiento con la realidad". Volver a trabajar me ayudó mucho a convencerme de
que era bueno ver a mis amigos, colegas y pacientes, y a recuperar parte de la normalidad en mi vida.

¿Cómo fue la rehabilitación posoperatoria y qué aprendió de esta experiencia?

https://espanol.medscape.com/verarticulo/5905627_print 3/5
17/7/2020 https://espanol.medscape.com/verarticulo/5905627_print

Creo que ningún cirujano entiende realmente lo que supone una amputación para un paciente. Lo entendía a nivel intelectual pero
habría preferido no pasar por esta experiencia. Cambia absolutamente todo. Cambia tu manera de interactuar con el entorno.
Cambia la manera en que te ven los demás y la manera en que te ves a ti mismo.

Aprendí mucho sobre mí gracias a esto. Aprendí que era más fuerte y perseverante de lo que había imaginado. ¡También aprendí
que podía ser impaciente e indignarme mucho! Aprendí que como paciente a veces tienes que presionar para conseguir la mejor
asistencia.

Mi experiencia con la rehabilitación fue frustrante. Debo haber sido un paciente incómodo. Quería avanzar y pensaba que faltaban
medios.

Todos los profesionales que me ayudaron durante la rehabilitación y la adaptación de las prótesis trabajaron muy duro y eran muy
eficientes. El problema era que todo me parecía muy lento. Las interacciones eran muy breves e infrecuentes y había defectos en la
asistencia. Por ejemplo, en mi centro de rehabilitación no era fácil acceder a un psicólogo.

Además, vivir en Cornwall implicaba desplazarme a Plymouth para las citas con los ortoprotésicos y con los fisioterapeutas. Mirando
atrás creo que realmente debía haber recibido más apoyo psicológico. Hice frente a la ira y la depresión, pero sospecho que habría
sido más fácil con ayuda de un psicoterapeuta o de un psicólogo.

Me di cuenta de que el sistema era inflexible en muchos aspectos. Lo que es apropiado en una persona de 70 años que pierde una
pierna puede ser inadecuado para una persona de 43 años que ha perdido ambas piernas.

Los amputados son de alguna manera un grupo desatendido. Los recursos se han desviado gradualmente para atender a otros tipos
de pacientes. Mi intención es trabajar para compensar este desequilibrio y mejorar la situación de los amputados en Cornwall.

¿Cómo ha modificado esta experiencia su perspectiva de lo que es realmente una amputación y vivir como amputado?

He aprendido muchas cosas. Ahora sé lo que es el dolor del miembro fantasma (¡muy desagradable!). Ahora sé cómo te afectan los
fármacos (tomar pregabalina es como si te vertieran melaza en el cerebro), ahora sé lo difícil que es dejar de tomar la medicación
(no tenía ni idea de lo adictiva que es). Sé lo que es vivir en una silla de ruedas. Sé lo difícil que es usar un inodoro para
discapacitados o darte una ducha cuando no puedes mantenerte en pie. También he aprendido lo que es depender de otras
personas. Incluso cosas tan sencillas como la vergüenza irracional que supone pedir a alguien que se lleve la silleta después de
haberla usado se convierten en un gran problema cuando estás ingresado en el hospital.

https://espanol.medscape.com/verarticulo/5905627_print 4/5
17/7/2020 https://espanol.medscape.com/verarticulo/5905627_print
Ya sabía que el personal del National Health Service era increíble. Ahora estoy más convencido. También ha apreciado más a los
miembros infravalorados del equipo terapéutico. Los auxiliares sanitarios que me atendieron con amabilidad y mantuvieron mi ánimo
en alto, los auxiliares de fisioterapia que me aportaron motivación adicional para hacer los ejercicios y el personal de cocina que
añadió una cucharada furtiva de azúcar a mis cereales cuando no tenía mucho apetito.

También he aprendido muchas cosas prácticas, sugerencias y consejos. Siempre me preguntaba por qué los amputados de la
extremidad inferior usaban pantalón corto. Simplemente porque es mucho más sencillo que llevar pantalón largo. Puedes ajustar las
calcetas al muñón con más facilidad y no tienes que pasar las prótesis a través de las perneras del pantalón. Una ventaja añadida es
que lo hace evidente, por lo que no tengo que explicar por qué no puedo permanecer mucho tiempo en pie, por qué me balanceo un
poco al andar o por qué subo despacio las escaleras.

También he aprendido que los amputados forman una comunidad unida, amigable y servicial. He hecho muchos amigos y a menudo
son los únicos que entienden lo embarazoso que resulta un escape de aire en el encaje de la prótesis que suena como un ruido de
flatos.

Debe ser alentador para sus pacientes a los que va a realizar una amputación ver que ha pasado por lo mismo.

Nunca he sido deportista. Tampoco he destacado por mi agilidad ni por mi físico. Soy bastante normal. Probablemente soy el más
sorprendido por lo que ha ocurrido. Sentado en la cama del hospital hace un año nunca pensé que recuperaría este grado funcional.

Estoy muy contento porque puedo animar a mis pacientes a que hagan lo mismo, aunque sea un arma de doble filo. No todos van a
estar tan bien con las prótesis como yo. La mayoría de mis pacientes son adultos de edad avanzada y muchos tienen enfermedades
cardiorrespiratorias, por lo que es importante moderar sus expectativas. También les explico que es difícil y muy cansado andar, y
que verme caminar por la sala llana es completamente distinto a verme intentando subir escaleras o andar sobre el empedrado o en
la arena.

No hay duda de que ahora hablo de otra manera a mis pacientes que necesitan una amputación. Entiendo mejor lo que pasa por su
cabeza y lo que puede preocuparles o interesarles. Puedo contarles las dificultades que afronté y decirles que todo irá bien.

¡Tampoco hay nada como quitarme la prótesis para que vean cómo funciona todo!

¿Qué ha hecho durante la pandemia de la COVID-19? ¿Cuál es su situación ahora?

¡No he sido muy oportuno! Volví a trabajar a tiempo completo cuando comenzó la COVID-19. Todo el hospital estaba alterado y sentí
que era importante para mí echar una mano y formar equipo con mis compañeros. No quería estar sentado en el banquillo todo ese
tiempo.

Durante la crisis se cancelaron las intervenciones quirúrgicas programadas y muchas consultas se realizaron por teléfono. Esto era
una ventaja para mí porque mi trabajo consistía en una serie de periodos cortos de actividad, lo que al principio me resultó más fácil
de asumir que una actividad prolongada. También implicaba que mis compañeros estaban disponibles con más facilidad si tenía
dificultades y necesitaba ayuda.

La normalidad está recuperándose lentamente. Es muy extraño. Repaso el último año y apenas puedo creer lo que ha sucedido.
¡Las cosas están volviendo casi por completo a la monótona normalidad!

Para más contenido siga a Medscape en Facebook, Twitter, Instagram y YouTube.

© 2020 WebMD, LLC

Cualesquiera puntos de vista expresados antes son del propio autor y no necesariamente reflejan los puntos de vista de WebMd o
Medscape.

Citar este artículo: Cirujano vascular amputado por sepsis: lo que he aprendido después de perder las piernas - Medscape - 3 de jul de
2020.

https://espanol.medscape.com/verarticulo/5905627_print 5/5

También podría gustarte