El modelo hegemónico se refiere a un sistema o estructura social,
económica y política que impone sus valores, normas, creencias y prácticas
como dominantes y universalmente aceptados. Algunas características del modelo hegemónico son:
Dominio y control: El modelo hegemónico ejerce un poder dominante
sobre otros grupos o sistemas alternativos, imponiendo sus ideas y perspectivas como superiores.
Universalidad: Se presenta como la única forma válida y legítima de
organizar la sociedad y las relaciones humanas, desacreditando cualquier otra forma de pensamiento o acción.
Permanencia y estabilidad: El modelo hegemónico tiende a mantenerse en
el tiempo, resistiendo los cambios y adaptándose a las circunstancias para seguir siendo el sistema dominante.
Invisibilización de alternativas: Se encarga de silenciar, marginar o
desacreditar a otras formas de pensar, organizarse o actuar que puedan representar una amenaza a su hegemonía.
Reproducción y legitimación: Se encarga de perpetuarse a través de
diversos mecanismos, como la educación, los medios de comunicación, las instituciones y las normas sociales, legitimando su posición dominante.
Imposición de valores: Promueve y privilegia determinados valores,
creencias y comportamientos que se ajustan a sus intereses y objetivos, desvalorizando o marginando a aquellos que no se ajusten a su ideología.
En resumen, el modelo hegemónico se caracteriza por su poder de
dominación, su capacidad para perpetuarse y legitimarse a sí mismo, así como por su imposición de valores y normas sobre otros grupos y sistemas alternativos.