Está en la página 1de 21

FACTORES CAUSANTES DE LA HOMOSEXUALIDAD

LOS ORÍGENES DE LAS INCLINACIONES Y LOS COMPORTAMIENTOS


HOMOSEXUALES
POR RICHARD FITZGIBBONS, M.D.
INTRODUCCIÓN
En la actualidad, la mayoría de los católicos saben muy poco o nada acerca de las causas
emocionales de la inclinación y conducta homosexuales. Tampoco conocen el poderoso papel que
la espiritualidad católica puede jugar en la curación de la homosexualidad. Las razones de esta
ignorancia son muchas e incluyen: la escasa difusión de escritos que traten sobre el valor de la fe
católica y de los sacramentos para la curación de la homosexualidad; el fracaso de la terapia
tradicional en lograr el mismo objetivo; las opiniones en las Asociaciones de Psiquiatría y
Psicología de EE.UU de que la homosexualidad no es un desorden; la influencia que poderosos
grupos ejercen sobre los medios de comunicación social y sobre la educación, los servicios sociales,
los servicios de salud y la política. Además, hay muchas personas y grupos dentro de la misma
Iglesia que tratan de desvirtuar la doctrina moral tradicional sobre este tema. La falta de
conocimiento sobre las causas de la homosexualidad se extiende también a aquellos que dirigen a
adolescentes y adultos. Los terapistas frecuentemente dicen a aquellos que buscan ayuda en este
sentido, que la doctrina de la Iglesia Católica sobre la homosexualidad es insensible hacia los
homosexuales, poco científica y errónea. Les aconsejan que se acepten como personas creadas
homosexuales por Dios. Desafortunadamente, los que así aconsejan son poco conscientes de los
conflictos emocionales que causan la homosexualidad, así como del poder de curación existente a
través del perdón y de la espiritualidad católica. En mi experiencia clínica de los últimos 20 años,
he sido testigo de la curación del dolor emocional que causaba la homosexualidad en varios cientos
de hombres y mujeres. Su proceso de curación ocurrió, primero, a través de una psicoterapia que
identificaba los orígenes de sus conflictos, y luego, por medio del perdón y de una espiritualidad
católica. Tal enfoque es similar al uso de la espiritualidad en el tratamiento del abuso de sustancias.
Las mejorías radicales en el tratamiento de este problema ocurrieron sólo después de que la
confianza en Dios se propusiera como la piedra angular del tratamiento. Anteriormente, la
psicoterapia tradicional, por sí sola, sólo producía mejorías mínimas. El uso de la espiritualidad en
el tratamiento de la homosexualidad ha seguido un modelo parecido.
Los orígenes de la homosexualidad
Los conflictos más comunes que predisponen a las personas hacia la homosexualidad son 1- la
soledad y la tristeza, 2- profundos sentimientos de ser inadecuado y la falta de autoaceptación, 3- la
desconfianza y el miedo, 4- el narcicismo, 5- el excesivo sentido de responsabilidad, 6- el maltrato
sexual en la niñez y 7- el enfado excesivo. Durante los períodos de tensión, estas dificultades
internas se activan. Entonces pueden surgir fuertes tentaciones homosexuales en un intento por
encontrar alivio o un escape al dolor emocional inconsciente. Esta dinámica de dolor emocional que
puede llevar a la homosexualidad rara vez se manifiesta durante la infancia, pero normalmente se
revela al principio de la adolescencia. Veamos a continuación con más detalle cada uno de estos
factores causantes de la homosexualidad que hemos mencionado:
1. Soledad y tristeza
En el pasado, la causa que con más frecuencia se veía de la tristeza que conduce a la
homosexualidad en los muchachos era el rechazo, durante la infancia y la adolescencia, por parte de
sus compañeros, con motivo de sus limitadas aptitudes atléticas. [Sin embargo, por razón de lo que
se verá a continuación, trataremos esta causa un poco más adelante.]

Más recientemente, el fracaso matrimonial y familiar, con casi un 45% de niños y adolescentes que
viven separados de sus padres, ha producido serios problemas de tristeza y soledad en la juventud.
El Papa Juan Pablo II, en su Carta a las familias de 1994, ha descrito la trágica suerte de estos
jóvenes, caracterizando a muchos de ellos como "huérfanos con padres vivos".
Cuando no se satisface la necesidad de cariño, aprobación, afecto físico y ánimo de un padre, se
desarrolla un vacío interior comúnmente llamado "hambre de padre". En un intento por superar este
dolor, algunos adolescentes y jóvenes adultos buscan el confort de ser abrazados por otro hombre.
En mi experiencia clínica he observado que mientras más temprano es el abandono paterno, mayor
es la posibilidad de que se desarrollen tentaciones homosexuales.

Mientras que muchos hombres no han recibido el ánimo y afecto físico de sus padres, y nunca han
desarrollado inclinaciones homosexuales, los particularmente vulnerables son aquellos que, a causa
de limitadas actitudes atléticas, tampoco fueron aceptados por sus compañeros.

También, en algunos chicos especialmente sensibles, un continuo maltrato por parte de sus
hermanos mayores produce una soledad interior que puede llevarlos a sentir inclinaciones
homosexuales.

La falta de cariño, afecto y ánimo de una madre también puede producir un vacío y una terrible
tristeza. Algunas chicas intentan llenar ese vacío del amor materno dulce y consolador por medio
del comportamiento homosexual. Esta "soledad sin madre" no se observa tan a menudo como la
"soledad sin padre", porque las madres generalmente tienen mucha más libertad a la hora de
comunicar su amor y su ánimo a los hijos que la que tienen los padres.

Sue era la más joven de tres hijos, y tenía cuatro años cuando su madre los dejó. Vio a su madre
intermitentemente durante su infancia, pero nunca sintió intimidad con ella. Sue salió con
muchachos varias veces en el Instituto, pero cuando tenía alrededor de 20 años se involucró en
relaciones homosexuales.

Comenzó a tratarse con psicoterapia para resolver la tristeza y el enfado que sentía hacia su madre.
Conforme su entendimiento del problema crecía, se dio cuenta de que ninguno de los chicos con los
que había salido podía proporcionarle el afecto que la niña pequeña en su interior ansiaba de su
madre. Durante un tiempo el afecto de sus novias le consolaba. Sin embargo, estas relaciones no la
satisfacían tampoco. Poco a poco Sue vio que la niña pequeña que llevaba dentro necesitaba curarse
del dolor de esa "soledad sin madre" antes de que pudiera tener una relación adulta de amor estable
y sin relaciones sexuales fuera del matrimonio.

Algunos adultos que se sienten muy frustrados y solos porque todavía no han encontrado la persona
correcta para casarse caen en un comportamiento homosexual en su intento de aliviar esa soledad.
Algunas personas casadas comenten actos homosexuales como resultado de la tensión y soledad en
su matrimonio. También, la tristeza y la soledad que se siente después de un serio fracaso
matrimonial puede resultar en una conducta homosexual, porque estas personas tienen miedo de
volverse vulnerables ante alguien del sexo opuesto. En mi trabajo he visto este tipo de conducta
ocurrir más frecuentemente en las mujeres.

Como la soledad es una de las experiencias más dolorosas de la vida, se gastan enormes cantidades
de energía inconscientemente en un intento de negar la presencia de ese dolor tan debilitante. Como
resultado, muchas personas ni siquiera saben que están luchando contra esa profunda herida
emocional. Frecuentemente tienen miedo de afrontarla, en parte porque no creen que se pueda
curar. De hecho, los que así piensan tienen razón cuando sus intentos de curarse excluyen la
espiritualidad, porque ninguna cantidad de amor de otros adultos puede compensar lo que no se
recibió de su padre, madre, hermanos y amigos de la infancia o adolescencia. Muchos hombres y
mujeres con estas dolorosas heridas emocionales de soledad y tristeza prefieren creer que son
homosexuales para no enfrentarse con su terrible situación interior.
El fracaso de cualquier relación adulta, a la hora de llenar el vacío de la soledad infantil y
adolescente, es la mayor causa de la extraordinaria promiscuidad en el estilo de vida homosexual, y
por eso algunos estudios arrojan un promedio de 60 compañeros/as sexuales al año.
Inconscientemente, estas personas no buscan un compromiso estable, porque sienten que ningún
adulto puede satisfacer al niño y adolescente interior. Tal proceder compulsivo, patológico y
peligroso para la salud apoya la idea de que la homosexualidad es un serio desorden emocional,
mental y conductual.

Por supuesto, los conflictos de soledad y tristeza se pueden manifestar de muchas formas aparte de
un comportamiento sexual, como, por ejemplo, las actuaciones infantiles de dependencia, una
constante necesidad de atención y afecto, una excesiva fantasía sexual, masturbación compulsiva,
atracción hacia los adolescentes, dependencia en la pornografía, comportamiento narcisista,
agotamiento y síntomas de depresión.

2. Profundos sentimientos de ser inadecuado y falta de autoaceptación

La homosexualidad también puede ser el resultado de fuertes sentimientos de inseguridad. La


desconfianza en sí mismo se suscita por el rechazo de padres, compañeros, hermanos u otras
personas significativas en las cuales se ha depositado la confianza. En un intento inconsciente de
deshacer una historia de rechazos, la persona busca reafirmarse y ser aceptado por miembros del
mismo sexo. En mi experiencia clínica este doloroso conflicto emocional se observa mucho más
frecuentemente en hombres que en mujeres.

La autoestima se basa principalmente en la aceptación de un modelo de conducta en la primera


infancia, el niño de su padre y la niña de su madre. Todo niño pequeño añora recibir la aceptación,
al apoyo y el ánimo de su padre -- de esta forma establece un sentido positivo y un grado de
bienestar consigo mismo. Aunque el amor de una madre es esencial para los niños, no es tan
importante como el amor y la afirmación del padre para la formación de una sana identidad
masculina. La falta de reacciones positivas de un padre produce una seria debilidad en la imagen
masculina y una falta de autoaceptación. Muchos de los que sufren inclinaciones homosexuales
crecieron de niños pensando que nunca podrían agradar a sus padres.

Los hermanos mayores también juegan un papel importante en la formación de una positiva
identidad masculina en la infancia. Los rechazos en estas relaciones pueden producir un serio
debilitamiento de la autoestima masculina.

Sin embargo, las desilusiones más comunes de la vida infantil que producen inclinaciones
homosexuales son el resultado de los rechazos por parte de amigos a causa de una deficiente
coordinación psicomotriz y atlética. Esta es una limitación especialmente dura de tener en una
cultura obsesionada hasta tal punto con el éxito deportivo que se llega a considerar ese éxito como
el indicador principal de la masculinidad. Los niños que no son buenos atletas son a menudo
víctimas del rechazo y del ridículo. Frecuentemente les dan apelativos femeninos y les llegan a
decir que corren o juegan como una niña. A medida que estos rechazos continúan año tras año,
estos chicos se sienten cada vez más inadecuados, confusos, solos y débiles. El maltrato de los
compañeros produce en ellos una imagen muy deficiente de su cuerpo y de su masculinidad. La
angustia de estos chicos puede llegar a ser tan dañina que puede hasta anular los beneficios
psicológicos de una positiva relación con su padre. Para muchos de estos chicos, las inclinaciones
homosexuales comienzan en el sexto o séptimo grado. La inclinación es siempre hacia adolescentes
fuertes y atléticos.
En los 50 y 60, se realizó un estudio en Nueva York de 500 varones que se consideraban
homosexuales. El estudio reveló que más del 90% de ellos tenía problemas de coordinación atlética
y que de pequeños fueron objeto de humillación por parte de sus compañeros. Muchos contaron que
no sólo se sentían fracasados como varones porque no eran buenos en el deporte o porque no les
gustaba, sino que también sentían que desilusionaban a sus padres, quienes -- en su opinión --
esperaban que fueran buenos atletas. La falta de interés por los deportes interfería en la relación y
unión íntima entre padre e hijo.

La necesidad de ser aceptado por otros varones es esencial para el desarrollo de una positiva
identidad masculina y es anterior al nivel de desarrollo adolescente. Si la autoaceptación no ocurre
por medio de la afirmación de otros compañeros, raramente podrá un muchacho sentirse atraído
hacia las muchachas.

Lou era un estudiante universitario muy bueno que había considerado la vocación sacerdotal desde
su temprana adolescencia. Sin embargo, su mayor obstáculo era la presencia de inclinaciones
homosexuales que comenzaron cuando tenía 13 años. Buscó el consejo de un sacerdote en su
universidad que le dijo que continuara con la idea del sacerdocio, pero que tratara de aceptar su
homosexualidad y de sentirse cómodo con ella, ya que Dios lo había creado así. En aquel momento
de este consejo tan equivocado, ni Lou ni el sacerdote tenían la menor idea de la influencia que
había ejercido sobre él el constante rechazo que había sufrido por parte de sus compañeros durante
la infancia y la adolescencia. Sus compañeros a menudo le ponían apodos femeninos porque, según
ellos, lanzaba la pelota como una niña.

Lou decidió que no podría tomar el camino del sacerdocio porque no sería capaz de vivir consigo
mismo si intentaba llevar una doble vida: practicando la homosexualidad y al mismo tiempo
presentándose ante la comunidad católica como un sacerdote célibe.

Durante varios años Lou intentó vivir como un homosexual. Más tarde, buscó ayuda psicológica
porque sentía repugnancia hacia muchos aspectos de ese estilo de vida, especialmente hacia la
promiscuidad tan extrema y el abuso de sustancias. No podía aceptar que eso fuese el plan de Dios
para su vida.

Hace varios años, en la conferencia nacional del grupo Courage ("Coraje") -- grupo que ofrece
ayuda para las personas homosexuales para que vivan castamente -- pude confirmar la influencia
que tienen los rechazos de los compañeros en el desarrollo de los deseos homosexuales. Después de
una charla sobre los orígenes de la homosexualidad y sobre la curación de la soledad y el enojo en
aquellos que estaban afectados por este desorden, toda la hora siguiente la ocuparon las historias
personales de hombres cuyas identidades masculinas fueron heridas y los diferentes tipos de
comportamientos sexuales relacionados con el rechazo durante la infancia y la adolescencia por
causa de la falta de habilidad deportiva. Estos hombres compartieron con la audiencia que los
rechazos de sus compañeros jugaron un papel mucho más importante en el desarrollo de sus
impulsos homosexuales que las heridas causadas por una mala relación con sus padres.

Los conflictos básicos de una baja autestima se manifiestan de diferentes maneras en los varones
que tienen inclinaciones homosexuales. Entre estos conflictos se encuentran: una atracción obsesiva
hacia hombres atléticos y musculosos; una necesidad excesiva de actuar de forma agresiva; una
necesidad compulsiva de aumentar la musculatura; y un profundo sentimiento de no ser amados.

3. Desconfianza y miedo
Otro factor importante en el desarrollo de la homosexualidad es el miedo a ser vulnerable en las
relaciones heterosexuales. Esta incapacidad de sentirse seguro amando a alguien del sexo opuesto es
usualmente inconsciente y la mayoría de las veces tiene su origen en experiencias traumáticas en el
hogar.

En el caso de los varones, puede ser la consecuencia de haber tenido una madre demasiado
controladora, excesivamente dependiente, enfada y crítica, poco afectiva y fría, narcisista e
insensible, muy desconfiada, adicta o enferma.

En el caso de las chicas, el miedo de confiar en cualquier varón en una relación amorosa puede
surgir de haber tenido un padre muy enfadadizo, rechazador y distante, insensible hacia su madre,
abusivo, duro, egoísta, adicto o falto de afecto. Actualmente, el abandono de un padre a causa del
divorcio es una de las mayores fuentes de desconfianza que muchas chicas experimentan hacia los
chicos. Estas chicas desarrollan una fobia inconsciente de ser heridas como vieron que lo fueron sus
madres. Como resultado, durante un tiempo se sienten seguras sólo con el amor consolador de otra
mujer.

Diane era una joven arquitecta cuyo padre era un enojado alcohólico. Había presenciado durante
años el maltrato físico y psicológico que su padre le había infligido a su madre. En los comienzos
de su adolescencia, a Diane le atraían los chicos e incluso salió con ellos. Pero en la universidad se
encontró mucho más a gusto con otras chicas y acabó por darse cuenta de que tenía mucho miedo
de ser herida como su madre, si se comprometía con un hombre. A Diane no le satisfacían sus
relaciones homosexuales. Durante la terapia, reconoció que su padre controlaba sus relaciones con
los muchachos y decidió actuar resueltamente para romper ese dominio paterno sobre sus relaciones
de amistad con los hombres.

La madre de Pete era una mujer muy sarcástica que había tenido un padre alcohólico. Rara vez Pete
vio a su madre mostrar afecto hacia el padre de él, al contrario, a menudo lo criticaba mucho. Pete
acabó por entender que la necesidad compulsiva de su madre de controlar las cosas en casa venía
del miedo que ella había experimentado en su propia familia como resultado del caos que
acompañaba a un padre bebedor. Pero para Pete el control de su madre era asfixiante y, como
resultado, hizo lo que pudo para distanciarla. Pero como ella era el fundamento para relacionarse
con otras mujeres, Pete no se sentía emocionalmente compatible con las chicas que encontraba
atractivas. Temía que si se volvía vulnerable ante ellas, acabarían por ser tan insensibles como lo
era su madre con él y con su padre. Sus tentaciones homosexuales se desarrollaron por el miedo a
confiar en el amor femenino y, al mismo tiempo, por su necesidad de afecto por parte de alguien en
quien pudiera confiar.

La desconfianza también puede desarrollarse como resultado de vivir en una casa con frecuentes
conflictos y peleas entre los padres. Como la relación entre los padres es el modelo para un niño/a
de lo que es una relación heterosexual, un matrimonio mermado por el constante dolor y conflicto
puede llevar a que el hijo o la hija desarrolle un miedo de volverse vulnerable ante las personas del
sexo opuesto. Este miedo puede llevar a algunos a caer en una relación homosexual. Una dinámica
similar se presenta a veces después de un divorcio, cuando muchos adultos tienen miedo de ser
heridos por las personas del sexo opuesto y se retraen en una relación homosexual. La epidemia de
divorcios en nuestra cultura actual está causando también un miedo muy grande entre los jóvenes
adultos de asumir el compromiso del matrimonio.

La desconfianza y el miedo a un compromiso total, como lo es el matrimonio, son extremadamente


comunes en los que sufren inclinaciones homosexuales. La rampante promiscuidad sin fidelidad a
nadie de hoy en día es una de las manifestaciones más significativas del miedo al compromiso.
Según el Dr. William Foege, director de los Centros para el Control de las Enfermedades o CDC
(Centers for Disease Control) de EE.UU., la víctima promedio del SIDA ha tenido 60 compañeros
sexuales durante el último año.

En el caso de los católicos, esta desconfianza se manifiesta como una desconfianza hacia Dios
Padre como un Padre afectuoso o hacia María como una madre afectuosa.

El comportamiento sexual compulsivo, muy peligroso para la salud y la vida de un gran porcentaje
de homosexuales puede indicar la presencia de un desorden adictivo en estas personas. A pesar de
que la categoría diagnóstica específica de adicción sexual no ha sido oficialmente aceptada todavía
en el campo de la salud mental, existen programas clínicos en varios lugares de EE.UU. para el
tratamiento de las adicciones sexuales y también existe una revista dedicada completamente a este
tema.

La adicción sexual se parece al desorden de abuso de sustancias en que las personas que la practican
tienen una comportamiento compulsivo y médicamente dañino. Estas personas también se engañan
poderosamente a sí mismas en cuanto al serio peligro que su comportamiento entraña para la salud
propia y para la de otros. Además, muchos terapistas consideran que la adicción sexual, al igual que
otras, es el resultado de numerosos conflictos emocionales.

La opinión clínica de que el comportamiento homosexual tiene mucho de adictivo ha recibido el


apoyo de numerosos estudios sobre el homosexualismo y también del hecho de que en años
recientes se ha estimado que la mitad de todos los hombres homosexuales de Nueva York portan el
virus del SIDA. La naturaleza adictiva de la conducta homosexual también explica por qué las
infecciones del virus del SIDA se han cuadriplicado en San Francisco desde 1987.

Además de todo esto, el comportamiento homosexual de muchas personas es frecuentemente


precedido del uso del alcohol y de drogas. El Padre Mike practicaba la homosexualidad después de
consumir alcohol. Luego sentía una enorme culpabilidad pues verdaderamente deseaba seguir la
enseñanza de Cristo y de la Iglesia. Conocía el valor del celibato y deseaba vivirlo.
Afortunadamente, fue capaz de entender y poner los medios para vencer la adicción al alcohol y a la
homosexualidad.

4. Narcisismo

El narcisismo o egoísmo es otro factor principal de la homosexualidad. El narcisismo tiene varios


aspectos atrayentes, como el no tener que comprometerse con otra persona en el matrimonio o no
tener que darse completamente como padre. El narcisista quiere permanecer infantilmente con
obligaciones mínimas en sus relaciones interpersonales y con pocas limitaciones en la búsqueda del
placer. El hedonismo caracteriza a muchos de los que practican la homosexualidad.

Otra seria manifestación del narcisismo en la homosexualidad es el albergar pensamientos de


grandeza. Esos pensamientos hacen que la persona se crea muy superior a los demás y que es tan
especial y tan excepcional que se cree incluso inmune al virus del SIDA. Todo esto explica por qué
muchos homosexuales viven un modo de vida muy peligroso para la salud y para la vida.

Anthony era un joven extremadamente egoísta, y en eso se parecía mucho a su madre. Durante su
niñez se sintió privado de apoyo material y emocional, porque su madre gastaba la mayoría de los
modestos ingresos de la familia en ella misma. Recordaba, por ejemplo, sentirse avergonzado de la
ropa que usaba de pequeño.

Como reacción a esas privaciones, pensaba que la vida le debía mucho. Su mundo llegó a estar
completamente centrado en sí mismo. Creía que podía usar a la gente para satisfacer su constante
deseo de placer y no sentía ningún serio remordimiento por el hecho de tener relaciones
homosexuales con un promedio de 60 a 100 compañeros al año.

5. Intentos de evadir un excesivo sentido de responsabilidad

Algunos intentan escapar de excesivas presiones y cargas practicando la homosexualidad, en la cual


no hay compromiso, obligaciones ni responsabilidad. Hay hombres casados que a veces luchan
contra una intensa inseguridad después de experimentar la tensión que le causa un jefe negativo,
una falta de éxito profesional o una ansiedad arrolladora por cuestiones financieras. Entonces
empiezan a ver a sus esposas e hijos como cargas y dificultades, en vez de verlos como dones de
Dios. Practican la homosexualidad en un intento de evadir la tensión y de sentirse más amados y
especiales. Las ideas perfeccionistas llevan a sentir una responsabilidad excesiva. Este conflicto
interfiere con la capacidad de estar tranquilo y de recibir el don del amor que viene de la familia, de
los amigos y más aún del Señor y de María.

Jim era un hombre agradable, estaba casado y tenía dos hijos. Disfrutaba de su trabajo; sin embargo,
éste era muy exigente y lleno de presiones. Su esposa Jean también tenía una carrera ocupada y
llena de tensión. Por las tardes, además de atender a sus hijos, los dos les dedicaban tiempo a sus
respectivas carreras. Como resultado, pasaban poco tiempo juntos.

Bajo esta tensión Jim empezó a visitar librerías pornográficas cerca de su trabajo y allí se involucró
en el homosexualismo. Luego se sentía muy culpable por haber traicionado a su esposa, a sus hijos
y a Dios.

Cuando un marido está emocionalmente distante o ausente de su familia, la esposa puede sentir una
intensa soledad y, como resultado, empieza a depender emocionalmente de un hijo. A menudo
hablará con él cosas y preocupaciones que normalmente compartiría con su esposo. Mientras que la
mayoría de los jóvenes disfruta a nivel consciente de esta relación con sus madres,
inconscientemente empiezan a preocuparse excesivamente y a sentirse demasiado responsables por
ellas. Posteriormente pueden desarrollar inconscientemente una visión del amor femenino como una
carga agotadora.

Ralph era el mayor de tres hijos y creció en un hogar en el que su padre tenía una gran dificultad en
expresarle amor a su familia. La necesidad de su padre de distanciarse de los demás era a su vez el
resultado del alcoholismo de sus padres. Las heridas en la infancia de este hombre le hacían incapaz
de darse a los demás porque se sentía inseguro e intranquilo al relacionarse interpersonalmente en
términos de amor y cariño. A consecuencia de esto, la madre de Ralph era muy infeliz y se divorció
cuando Ralph tenía 12 años. Ralph recordaba sentirse el hombrecito de la casa después del divorcio
de sus padres. Sentía que tenía que hacerse responsable de su madre y de sus hermanos menores.

Cuando Ralph tenía 13 años le gustó mucho una chica de su clase. Pero se sentía confundido porque
no sentía atracción física hacia ella. Continuó confuso por esto y, aunque no quería sentirse atraído
hacia los hombres, experimentó sus primeros deseos homosexuales cuando tenía 15 años.
Ralph comenzó la terapia cuando tenía 25 años. Nunca había practicado la homosexualidad y
esperaba poder superar sus tentaciones homosexuales y casarse algún día. Al principio del
tratamiento, Ralph se dio cuenta de que se había sentido excesivamente responsible por la felicidad
de su madre durante muchos años y que esto había constituido para él una gran carga. Esa presión le
había causado un miedo inconsciente de entrar en una relación profunda con una chica.

Bajo la presión de estos conflictos, las relaciones homosexuales le parecían atrayentes por estar
libres de excesiva responsabilidad. Su mayor conocimiento de sus miedos a un compromiso de
amor con una mujer le liberaron y le llenaron de esperanza para el futuro.

6. Trauma sexual en la infancia

Un buen número de varones que fueron violados o maltratados sexualmente en su infancia


desarrollan una confusión con respecto a su identidad masculina. Al igual que otras víctimas de
violación, piensan que de alguna manera causaron el abuso. Durante la adolescencia, su relación
con las muchachas está mermada por la vergüenza y por la creencia de que ninguna chica podría
amarles si conociera sus experiencias sexuales.

7. Enfado excesivo

El tipo de enfado que más induce la homosexualidad es el enfado consigo mismo. Como resultado
de un continuo rechazo por parte de sus compañeros, muchos niños adquieren un intenso disgusto
hacia sus propios cuerpos – piensan que éstos son débiles, poco atractivos y poco masculinos. Se
sienten tan incómodos con su físico que pasan muchísimo tiempo fantasiando sobre cómo escapar
de su cuerpo y entrar en el cuerpo de otro. Esta ilusión enfermiza puede empezar cuando son
jóvenes e inducir una fuerte atracción física hacia otros del mismo sexo.

La experiencia de ser sostenido y abrazado por alguien del mismo sexo puede disminuir el sentido
de autorrechazo durante algún tiempo. Sin embargo, la incomodidad o el disgusto hacia el propio
cuerpo persiste, a pesar de la afirmación, afecto o actividad homosexual. Esto ocurre porque el
afecto en la adolescencia o después de ella no puede deshacer el odio hacia uno mismo que se ha
experimentado en la infancia y en la adolescencia.

En muchos homosexuales, la conducta autodestructiva, peligrosa, adictiva y sadomasoquista nace


de un intenso disgusto hacia uno mismo. El enfado consigo mismo también puede llevar al varón a
vestirse como una mujer. Finalmente, el colmo de la aversión hacia uno mismo y hacia el propio
cuerpo se puede observar en aquellos que se someten a cirugía para cambiar de sexo.

Paul era sensible y muy tímido debido a su pequeña estatura. Aunque no se sentía directamente
rechazado por sus compañeros, se sentía débil e inadecuado. Como no era físicamente fuerte,
pensaba que no podía practicar ningún deporte. A medida que aumentaba en él el sentimiento de
auto-aislamiento de sus compañeros, también aumentaba el disgusto hacia su propio cuerpo. Le
preocupaba mucho su apariencia física y nunca se sentía cómodo quitándose la camisa en el
vestuario de la escuela o en la piscina en el verano.

Antes de su adolescencia, Paul empezó a obsesionarse con los cuerpos bien formados de sus
amigos. A este pensamiento obsesivo le siguieron fuertes sentimientos de atracción hacia esos
muchachos y luego deseos homosexuales.
Cuando comenzó a practicar la homosexualidad en la universidad, usualmente se imaginaba que
asumía el cuerpo de sus compañeros homosexuales y que se despertaba con un físico diferente. Sus
primeros encuentros homosexuales le produjeron un sentimiento muy superficial de sentirse
especial y de ser amado, pero no le daban una mayor auto-aceptación. De hecho, a medida que caía
en la promiscuidad se sentía cada vez más incómodo consigo mismo, entonces decidió empezar a
recibir terapia.

En un grupo reducido de personas, la homosexualidad se origina en una "necesidad" de rebelarse


fuertemente contra sus padres, su familia, sus compañeros, la cultura judeo-cristiana o Dios. La
conducta homosexual que es inducida por el enfado se observa en aquellos cuyos padres del sexo
opuesto eran extremadamente controladores, emocionalmente insensibles, físicamente abusivos o
profundamente narcisistas.

Al igual que a otra gente enfadada, esa rebelión les produce cierto placer. A algunos de ellos les
encanta que sus madres sepan cómo su estilo de vida es el rechazo extremo de un amor femenino o
(en el caso de las lesbianas) como sus padres comprueban que no sienten necesidad del amor
masculino. El enfado excesivo también se manifiesta en otros aspectos de la vida homosexual. El
más notable es el enfado agresivo-pasivo, que consiste en un silencioso desahogo de hostilidad
mientras se pretende no estar enfadado y se manifiesta en no informar al compañero sexual de que
se es portador del virus que causa del SIDA. Estas personas a menudo sienten que porque ellos
tienen que sufrir, otros también deben hacerlo. Por último, se observa también un intenso enojo en
los homosexuales dentro de los medios de comunicación social, en la educación, en la salud o en la
política, cuando intentan obligar al resto de la sociedad a que acepte la homosexualidad. A menudo
sus métodos consisten en asaltar directamente a la moral judeo-cristiana, a la familia y a las
diferencias básicas entre el hombre y la mujer.

Fuentes: Richard P. Fitzgibbons, Médico Psiquiatra, "Los orígenes y curación de atracciones y


comportamiento homosexuales," Digesto Familiar 223-224 (1997): 7-13, 16-24, 44-52. La revista
Digesto Familiar es publicada por el Instituto de Ciencias Familiares (CENAPLANF) que dirige el
Padre Pedro Richards, gran defensor de la vida y la familia. Instituto de Ciencias Familiares, Pablo
de María 1362, Montevideo, Uruguay. Tel.: (5982) 40-3251. Fax: (5982) 40-9049. Estos artículos
son traducción del Apéndice I del mismo autor y que forma parte del libro del Padre John F.
Harvey, O.S.F.S., S.T.D., The Truth About Homosexuality (San Francisco, Ignatius Press, 1996).
Este libro se puede conseguir en las oficinas centrales de Human Life International, 4 Family Life,
Front Royal, Virginia, 22630, U.S.A., Tel.: 1-800-549-5433. Fax: (540) 636-7363. E-mail:
hli@hli.org. Página Web: http://www.hli.org. El Padre Harvey dirige la organización Courage
("Coraje"), que se dedica a la atención pastoral de las personas homosexuales y a ayudarlos a vivir
una vida casta y según la enseñanza de la Iglesia Católica. Para más información véase: Ayuda para
las personas homosexuales.

DE DÓNDE NACE EL CONCEPTO


Introducción

Los conceptos sociales son las herramientas que utilizamos para interactuar con el medio social y
físico en el que nos desenvolvemos. Es la sabiduría que no hemos tenido que aprender de la
experiencia, la que se ha implantado en nosotros mediante la transmisión oral o el aprendizaje
vicario, es decir, observando y escuchando a los demás. Estos conocimientos son muy útiles para
nosotros ya que evitan que cometamos importantes y peligrosos errores al enfrentarnos con el
mundo físico y social. Pero estas ventajas también tienen su contrapartida; no siempre estos
conceptos responden a una realidad objetiva y útil, sino que al ser construcciones sociales que se
implantan en el individuo desde la primera infancia limitan claramente la forma que tiene éste de
conocer la realidad que le rodea. Es lo que habitualmente se conoce como "prejuicio", es decir,
valoraciones realizadas sin que medie una experiencia previa directa.

Es importante aclarar esto antes de pasar a analizar el concepto que nuestra sociedad tiene de las
personas homosexuales y de su forma de vida, es decir, de las características específicas que
socialmente se atribuyen a estas personas por el simple hecho de sentir atracción sexual por otras de
su mismo sexo.

Los agentes de socialización

Nuestra mente funciona, como ya hemos explicado, mediante ideas tipo o conceptos aprendidos.
Estos conceptos o ideas los interiorizamos principalmente dentro del grupo familiar, desde el mismo
momento de nuestro nacimiento y, por lo tanto, la mayoría de ellos son los que nuestro grupo
familiar más cercano valora como adecuados. La escuela y los amigos también tienen un papel
importante de forma posterior en su conformación. Podemos decir que la familia, la escuela, y los
amigos son nuestras fuentes básicas de socialización. Por lo menos esto era así hasta hace pocos
años. Desde que existen los medios de comunicación de masas, éstos tienen también un importante
papel en la transmisión de ideas y, por lo tanto, también en la construcción que hacemos de la
realidad que nos circunda.

No importa hasta que punto son útiles o reales los conceptos que hemos interiorizado, simplemente
nuestra mente los guarda para el momento en que podamos necesitarlos. Por supuesto no todos los
conceptos se graban en nuestra mente con la misma intensidad. Unos son fáciles de modificar por el
propio individuo, como por ejemplo las costumbres en el vestir, pero otros son mucho más difíciles
de borrar o alterar. Lo relacionado con el ámbito sexual es un buen ejemplo de este último tipo de
conceptos. Desde pequeños se nos enseña que el sexo es algo fundamental en nuestra sociedad, que
es un elemento de primerísima importancia. Aprendemos en consecuencia que existen grandes
castigos para todos aquellos que se atreven a transgredir el sistema normativo que rodea a lo sexual.

El peso del sistema normativo cultural en los individuos es absoluto. Somos la consecuencia de
nuestra cultura, nuestra libertad personal esta seriamente limitada por ella. Y esto es así hasta el
punto de que no somos ni siquiera conscientes de nuestras propias limitaciones. Cogemos el tenedor
sin plantearnos que podríamos comer con otro tipo de instrumentos o tal vez con las manos, nos
comemos una gamba pero nunca nos comeríamos un saltamontes... Si la influencia de la cultura
sobre los individuos es tan importante en cosas tan nimias... ¿qué decir del caso de la sexualidad
que es uno de los principales valores de nuestro sistema cultural?

Construcciones teóricas y prejuicios

Hay que tener en consideración también que los conceptos que habitualmente manejamos, y
especialmente los relacionados con la sexualidad no responden a una realidad objetiva, varían en el
tiempo y son específicos de cada cultura. Sin embargo, para cada individuo son fundamentales, le
sirven para valorar las actuaciones de los demás y para guiar las propias. Desde pequeños hemos
aprendido a distinguir lo que está bien de lo que está mal, lo normal de lo anormal. Posteriormente
nuestra propia experiencia vital hará que revisemos este sistema normativo y aceptemos aquellas
pautas que nos parezcan correctas o útiles y desechemos las que consideremos inútiles o ineficaces.

En el caso concreto de la sexualidad todos, homosexuales y heterosexuales, hemos interiorizado los


mismos conceptos y, por lo tanto, los mismos prejuicios contra la homosexualidad que existen en
nuestra sociedad. Uno de los principales es la identificación entre homosexualidad y perversión,
anormalidad o enfermedad. Otro prejuicio importante es la identificación de las personas
homosexuales con el género contrario al que realmente poseen, a un hombre homosexual se le
atribuyen comportamientos femeninos y a una mujer masculinos.

Esta impronta cultural se graba en lo más profundo de nosotros mismos impidiéndonos valorar con
ecuanimidad los comportamientos que se salen fuera de la norma. Por otro lado esa misma sociedad
tiene un segundo sistema de control de los individuos mediante el cual literalmente castiga a
aquellas personas que se saltan las normas, imponiéndoles penas progresivamente más graves
dependiendo del grado de importancia que la sociedad atribuye a las leyes transgredidas. La
combinación de ambos elementos, control interno y control externo, limita la posibilidad de
actuación sexual efectiva de los individuos, imponiéndoles el cumplimiento de la norma
heterosexual-reproductiva, la adecuada y deseable según nuestro sistema cultura.

ORIENTACIÓN SEXUAL Y SEXO : HOMOSEXUALIDAD

La homosexualidad puede definirse como la atracción sexual o interacción entre personas del
mismo sexo, y no describe una población uniforme, ya que los hombres y mujeres con esta
orientación constituyen un grupo tan diferente como los heterosexuales, desde los puntos de vista de
educación, ocupación, estilo de vida, características de personalidad y apariencia física. Hay una
gran diversidad en la definición de homosexualidad en la literatura científica. Algunos autores
restringen el término a la descripción del contacto sexual entre dos personas del mismo sexo,
mientras otros amplían la definición para incluir deseo, fantasía o apertura social.
El comportamiento homosexual ha sido descrito en el arte, literatura e historia de las más antiguas
civilizaciones; su aceptación social y legal ha variado con el tiempo, cultura y circunstancias.

La palabra homosexual se puede usar para describir la orientación de los hombres y mujeres que
prefieren parejas del mismo sexo. No debe, sin embargo, utilizarse para describir a dichas personas.
La mayoría de las personas son heterosexuales, porque prefieren a parejas de su mismo sexo, y las
describimos como "personas", no como "heterosexuales", a no ser que estemos hablando
específicamente de su orientación sexual. Hay personas heterosexuales y personas homosexuales,
de la misma manera que hay ricos y pobres, gordos y delgados, altos y bajos, negros y blancos, etc.
El elemento común es que son "personas"; las características secundarias que pueden ten, son
simplemente esto: secundarias. El identificar a la gente que es homosexual por su elección de pareja
implica reducir las complejas dimensiones de su humanidad a un mero interés sexual.

El término homosexual empezó a utilizarse hacia finales del siglo XIX. Parece ser que procede del
griego "homo", que significa "mismo", "igual" (no de la palabra latina "homo" que significa
"hombre"), y de la palabra "sexualidad". Aunque la palabra "homosexual" describe hoy día tanto al
hombre como a la mujer, existe alternativamente la palabra "lesbiana" para designar a las mujeres
homosexuales. Esta deriva de la isla griega de Lesbos, donde en el Siglo VII antes de nuestra era, la
poetisa Safo vivió y escribió sobre su apasionado amor por las mujeres. Otro de los términos
utilizados, indistintamente para hombres y para mujeres es la palabra gay, palabra inglesa que
propiamente significa "alegre", y que probablemente se empezase a usar como una palabra código
entre los hombres y mujeres homosexuales, para comunicarse, sin peligro, su orientación sexual, ya
que en nuestra civilización la homosexualidad ha sido condenada durante casi todas las épocas y ha
sido una actividad ilícita y encubierta.
El origen de una orientación homosexual en una determinada persona, es algo que mucha gente se
ha planteado, algunos con prejuicios, otros con paciencia y con un gran esfuerzo por ser objetivos.
Nadie tiene una respuesta segura, pero exponemos aquí algunas de las teorías más populares:

La teoría genética. Una de las primeras explicaciones científicas de la homosexualidad fue


presentada por Kallman en 1952. Según el, la orientación homosexual viene dictada por los genes;
es decir, que la gente hereda la homosexualidad. No ha habido otros científicos que hallan apoyado
su estudio y, puesto que no hay pruebas que confirmen la teoría de Kallman, sus conclusiones han
sido descartadas.

La teoría hormonal. Algunos han sugerido que el origen de la homosexualidad, esta en el


desequilibrio de hormonas en el feto, o en la introducción de hormonas inapropiadas. El fallo de
esta teoría esta en que aún no se han encontrado pruebas físicas de tal desarreglo hormonal en el
recién nacido ni en gente adulta.

La teoría del psicoanálisis. Hay varias. El problema, con todas estas teorías , es que nunca se han
puesto a prueba ni han sido verificadas en un sector amplio de gente, sino solo en pequeños grupos
de personas sometidas a una terapia.

Freud creía que la tendencia homosexual era una etapa natural que se debía atravesar para alcanzar
la madurez. Según eso, la madurez significaba, entre otras cosas, una orientación heterosexual. Un
adulto homosexual era alguien cuyo desarrollo psicosexual se había interrumpido. El razonamiento
de Freud era que, cuando las chicos descubrían que las niñas no tenían pene, temían perder el suyo
si mantenían contacto con ellas. Temían la castración. Puesto que los otros hombres no tenían pene,
no correrían ese peligro de castración si mantenían contacto solo con hombres.

La orientación homosexual se ha atribuido también a unas relaciones distantes y hostiles con los
padres. Los chicos buscan una relación homosexual para obtener el amor masculino que en realidad
nunca recibieron de su padre. Las mujeres buscan a otras mujeres para compensar la falta de amor
femenino por parte de su madre. El lesbianismo se ha atribuido también a tener padres distantes, lo
cual hacía que la niña no supiese relacionarse con hombres adultos. La homosexualidad masculina,
mantienen algunos, puede atribuirse también a haber tenido madres demasiado protectoras, que no
han soltado a sus hijos en el mundo masculino competitivo y así estos no han aprendido a luchar en
condiciones iguales por las mujeres.

Todas las teorías sobre homosexualidad y relaciones con los padres parecen venirse abajo cuando
son sometidas a experimentación. Una misma pauta de relaciones padre-madre y de relaciones
padre-hijo o madre-hijo puede producir hijos homosexuales e hijos heterosexuales, tanto si las
relaciones son íntimas como si son distantes.

La más reciente y la más popular de las teorías psicoanalíticas es la narcisista. Según esta teoría, los
niños, en su etapa de desarrollo, se encuentran a veces tan atraídos por sus propios encantos que
buscan parejas sexuales que se les parezcan.

La teoría de la influencia de los compañeros. Algunos investigadores sugieren que la orientación


homosexual se forma por la presión de los compañeros. Sin embargo, hasta la fecha ha sido
prácticamente imposible clasificar a los jóvenes y sus actividades con claridad y significación
suficiente como para mantener si hay o no algo de cierto en esa teoría. Uno de los problemas que se
presentan es el siguiente: ¿Un joven se une a otro joven y juntos desarrollan una orientación
homosexual o, más bien, se juntan a otros jóvenes porque ya tienen una orientación homosexual?
Esta teoría, al igual que las otras, no ha ido más lejos.

Hasta ahora hemos comentado el porqué: pero algo que intriga a muchas personas heterosexuales es
el qué y el cómo: ¿Qué hacen los homosexuales en la cama y como lo hacen?

Lo primero que hay que aclarar es que no hay actos que sean propiamente homosexuales. Los
homosexuales hacen el amor de una forma parecida a como lo hacen los heterosexuales. El único
acto que no es posible para los hombres y las mujeres homosexuales es, naturalmente, la
introducción del pene en la vagina. En lo demás, las diferencias son solo de matices.

La mayoría de las personas, sea cual fuere su orientación, incluyen las caricias, los besos y los
abrazos en su repertorio sexual. Una gran parte de las personas incluyen también la masturbación y
el sexo oral. Las mujeres homosexuales probablemente hacen más énfasis en frotar el cuerpo unas
con otras para obtener orgasmo (es lo que se llama tribadismo) que las parejas heterosexuales; y los
hombres homosexuales probablemente ponen mas énfasis en el coito anal; pero ninguna de estas
prácticas es exclusiva u obligatoria de los hombres o las mujeres homosexuales.

La idea de hacer el amor con otra mujer o con otro hombre repugna a muchos heterosexuales. Las
personas gays comentan a veces que resulta algo extraño al principio; a veces, los hombres gays
son, por ejemplo, reacios al beso. Añaden, sin embargo, que los contactos sexuales gays pueden ser
muy satisfactorios precisamente por ser la pareja del mismo sexo. Nunca dos mujeres son iguales en
sus respuesta, pero se parecerán más que un hombre y una mujer. Las mujeres tienen una base para
saber como les gusta ser tratadas, y los hombres comprenden que atrae a los hombres...cosa que las
mujeres sólo pueden aprender con la experiencia.

Del mismo modo que hay confusión en muchos heterosexuales sobre lo que hacen los
homosexuales, hay también confusión sobre como lo hacen. Automáticamente se piensa que hay
dos roles, uno dominante (el "hombre") y otro sumiso ("la mujer"). La verdad es que así ocurre a
veces. Hay mujeres gay que serán sumisas y desempeñarán el papel de "femme" ante la pareja
dominante. Hay hombres gay que se sitúan en el rol "femenino", que puede incluir tanto lavar los
platos como ser penetrado, en vez de penetrar, en el coito anal. Pero para la mayor parte de los
hombres y mujeres gay, el desempeño regular de estos roles es completamente irrelevante. La
igualdad es clave; y efectuar turnos, la norma.

Otro tema interesante es descubrir a que edad se manifiesta en una persona una orientación
homosexual. Los niños y niñas, tienen normalmente contactos genitales entre ellos cuando juegan.
Esto preocupa mucho a los padres, especialmente si dicho contacto es con alguien del mismo sexo,
temiendo por la futura orientación sexual del niño. Desaprueban dichos contacto y a veces
consultan con un profesional sobre el significado de esa conducta. de hecho, están dando demasiada
importancia a una experiencia corriente y adecuada en el desarrollo de una persona.

Del mismo modo que estos actos de los niños no indican cual será su orientación sexual en el
futuro, los actos homosexuales de los adolescentes tampoco están normalmente en relación con su
orientación sexual. La mayoría de los informes obtenidos como resultado de investigaciones en este
campo, indican que aproximadamente le 11 % de los niños y el 6 % de las niñas tienen algunas
experiencias sexuales con individuos del mismo sexo antes de los 15 años.
De hecho, los jóvenes se entregan a este tipo de actividades con individuos del mismo sexo en
respuesta a una curiosidad normal, a una presión por parte de los compañeros, a un auténtico
disfrute, a probar algo nuevo y prohibido, etc. Independientemente del porcentaje de adolescentes
con ese tipo de actividad, el porcentaje de población adulta con orientación homosexual permanece
invariable a lo largo del tiempo. Debemos, por tanto, considerar la experiencias tempranas de los
chicos con otros chicos y de las chicas con otras chicas como una parte natural de su desarrollo
sexual. Es muy posible que dichas experiencias no tengan efecto alguno en la orientación sexual de
la persona; muchos expertos opinan que la orientación queda ya fijada bastante antes.

Entre la adolescencia y la edad media, las personas gays sufren degradaciones y presiones por parte
de la sociedad, pero los problemas con que se encuentran no están siempre relacionados con su
orientación. Estamos en una cultura de juventud; y la gente mayor, cualquiera que sea su
orientación sexual, sufre cierta alienación. Los jóvenes pueden ser insensibles a los sentimientos de
los mayores, y los jóvenes gay no son una excepción. Estos son problemas que se pueden presentar
a todas las personas.

El problema irreal de la gente gay al hacerse mayor es la idea estereotipada de la sociedad de que se
vuelven depresivos, inactivos, solitarios. Desde luego, la gente a los 60 años no puede estar igual
que a los 20, pero no tienen porque ser menos atractivos, menos activos sexualmente o menos
capaces de mantener relaciones.

Evidentemente, algunos gay mayores experimentan soledad y depresiones; pero también las
experimentan un gran número de heterosexuales. Del mismo modo, un gran número de
homosexuales mayores están perfectamente adaptados, equilibrados y conformes consigo mismo.
Es posible que muestren más capacidad de adaptación que los heterosexuales de la misma edad,
debido a los golpes que han ido recibiendo por parte de la sociedad o a lo largo de su vida. Las
personas gay mayores son menos competitivas, más seguras de mismas y menos visibles que los
jóvenes. Precisamente porque su vida encaja tan bien con el patrón aceptado por la sociedad,
tendemos a no darnos cuenta de que también existen personas gay así.

Los sentimientos: millones de hombres y mujeres con orientación homosexual han tenido que
pagar por su sexualidad un precio muy alto a una sociedad sin sentimientos, cuya respuesta a una
orientación sexual diferente es ponerle la etiqueta de inferior y mala. Formar parte de un grupo de
gente tan caracterizada lleva naturalmente a sentimientos de poca estima y poca valía. Pero algo
está cambiando, el movimiento de liberación gay, el movimiento de liberación de las mujeres y el
movimiento de derechos humanos han ayudado a dar a los gays un clima en el que desarrollar
sistemas de apoyo y ha contribuido a reducir sus sentimientos de alienación y aislamiento. El apoyo
les ha proporcionado confianza; se ha logrado que muchos gays que sufrían el rechazo de la
sociedad se acepten a si mismos y acepten su orientación sexual como parte de sí mismos.

La lucha que los gays han mantenido y continúan manteniendo con sus sentimientos sobre sí
mismos no tiene nada que ver con su condición, sino con el punto de vista de la sociedad que los
considera inferiores, faltos de dignidad humana y como individuos que no tienen derechos ni
merecen respeto alguno. Cuando, como sociedad, aceptemos que a la gente no se el debe rechazar
por un aspecto de salud o de personalidad, los sentimientos negativos hacia los gay desaparecerán.

Las relaciones entre los gays son complicadas y simples, duraderas y cortas, felices y
problemáticas, de hecho tan variadas como las relaciones entre los heterosexuales. Pero hay algunos
problemas específicos de las relaciones gays.
Cuando no se puede legalmente reconocer ni reglamentar una relación, cuando la mayor parte de la
sociedad la ve como una amenaza y cuando se tiene que llevar con medidas de secreto, es muy
posible que esa relación sufra un stress especial. Todas las relaciones pasan periodos de stress; pero,
si el stress forma ya parte de su relación, entonces es más difícil para la pareja hacerla llevadera en
las etapas malas. Deberíamos felicitar a los jóvenes gay que han que han desarrollado y mantenido
una relación estable con miembros de su propio sexo a pesar del clima hostil que les ha rodeado.

La verdadera diferencia entre las relaciones homosexuales y las heterosexuales es que no hay
precedente claro respecto a quién hace qué. Si bien hay muchas parejas heterosexuales que han
rechazado los roles tradicionales, dichos roles siguen ahí por si quieren acomodarse a ellos. Si la
relación es entre dos mujeres o entre dos hombres, se a de decidir y negociar quien hace una cosa y
quien otra. En el matrimonio, las ganancias de ambos normalmente se juntan; esta es la forma
tradicional de proceder. Pero, ¿es esto aplicable cuando ambas personas tienen profesiones
independientes, como suele ocurrir en las relaciones gay? El arreglo al que se llegue requiere una
negociación.

Una idea tradicional entre los heterosexuales acerca de las relaciones homosexuales es creer que
siempre esta la figura dominante y la figura sumisa, idea que parte del estereotipo (no de la
realidad) del matrimonio heterosexual. Efectivamente, hay relaciones gay en las que ocurre esto,
donde los roles desempeñados son parecidos a los de padre e hijo, madre e hija, extrovertido
dominante e introvertido y sumiso, pero cada vez se da menos este caso, puesto que los gays
tienden a aceptarse a sí mismos como personas enteras.

Algunos gays discuten las relaciones tradicionales y la idea de fidelidad sexual. Creen que su
libertad individual se verá limitada si se subscriben, por imitación, a un sistema cultural que les a
oprimido durante siglos. Esto no significa que no experimenten y disfruten con relaciones cariñosas
y duraderas, sino que se niegan a aceptar sin más los patrones tradicionales de relaciones
dependientes.

El futuro parece ahora más claro para los gays y para las relaciones gay. Si embargo, debemos
añadir que se ha de dar un gran paso antes de que los gays reciban de la sociedad un trato normal
de seres humanos.

http://www.sos-sexo.com.ar/sexoysalud/homosex.htm

Teorías

Algunos estudios científicos, incluyendo Sexual Behavior in the Human Male (1948) y Sexual
Behavior in the Human Female (1953) por el Dr. Alfred C. Kinsey, constataron que, analizados
tanto comportamiento como identidad, la mayor parte de las personas parecen tener por lo menos
alguna tendencia bisexual. La mayor parte de la población tiene alguna atracción hacia ambos
sexos, aunque ordinariamente un sexo u otro es preferido. Kinsey y sus estudiantes consideraron,
pues, que sólo una minoría (5-10%) es completamente heterosexual u homosexual. Al contrario,
sólo una minoría aún más pequeña puede considerarse completamente bisexual. Estudios ulteriores
han querido demostrar que el informe de Kinsey haya exagerado la prevalencia de bisexualidad en
la población; pero todavía su idea de un continuo de sexualidad goza de una gran aceptación.

Algunos pensadores en los estudios de identidad sexual, el más famoso siendo el filósofo francés
Michel Foucault (aunque algunos hayan argumentado que sus ideas en este tema hayan sufrido
distorsión) atacan la idea de que identidades sexuales como homosexualidad, heterosexualidad o
bisexualidad tengan cualquier existencia objetiva. Dicen, en su lugar, que son construcciones
sociales. Este punto de vista teórico se llama Queer theory. Un argumento frecuente es que la
homosexualidad premoderna era diferente de la homosexualidad moderna, siendo estructurada por
edad, género o clase en vez de igualitaria. Los críticos contestan que, aunque la homosexualidad de
épocas distintas haya tenido rasgos distintos, el fenómeno básico ha siempre existido y no es una
creación de la sociedad actual.

TEORIAS
Introducción
A continuación se exponen de una forma sucinta las principales teorías que intentan explicar la
conducta homosexual. Su valor real es muy discutido pero, sin duda, es importante tener un mínimo
conocimiento de ellas.
Teorías biológicas
Si sobre el género de la persona influyen tantos factores de tipo biológico, ¿no podría ser alguno de
ellos el responsable de que las personas homosexuales lo sean? Diversos estudios apuntaban a la
carga hormonal como un posible factor que podría explicar este tipo de comportamiento. Esta
hipótesis fue mayoritariamente aceptada durante mucho tiempo por los científicos. Se comprobó
que las personas tenían hormonas de ambos sexos, andrógenos y estrógenos, aunque el nivel de la
correspondiente a su sexo era siempre mucho mayor. Los hombres tenían un nivel alto de
andrógenos y las mujeres de estrógenos. Si existían hormonas sexuales propias del sexo masculino
y del sexo femenino, era fácilmente aceptable que el deseo homosexual pudiera ser causado por la
carencia o exceso de dichas hormonas. Una mujer homosexual podría tener un nivel de andrógenos
más elevado de lo normal, por lo cual su deseo sexual se dirigirá hacia personas de su mismo sexo.
En el caso de los hombres homosexuales el nivel de estrógenos debería ser mayor de la media.
La teoría se descartó cuando se comprobó que su puesta en práctica no corregía los desarreglos
sexuales que pretendía. A un grupo de personas homosexuales se les inyectaron las hormonas de las
cuales presuntamente carecían, a fin de corregir estos desequilibrios y modificar su objeto de deseo
sexual. Sin embargo, el resultado que se obtuvo no fue el deseado. Las personas sometidas al
tratamiento no modificaron su objeto de deseo, sino que aumentó su libido sexual. En resumen, las
hormonas elevaron su deseo sexual pero no modificaron su preferencia por personas del mismo
sexo.
Las teorías biológicas siempre han estado de actualidad, tal vez porque son las más fáciles de probar
o refutar mediante el método científico. Buscar pruebas que confirmen teorías sociales o
psicológicas es prácticamente imposible. La biología al apoyarse en lo material lo tiene más fácil.
Últimamente este tipo de teorías han vuelto a estar otra vez de actualidad, especialmente las que
aluden a deformidades en conjuntos celulares del cerebro, especialmente del hipotálamo. En
cualquier caso, de ser la biología la responsable de la orientación sexual todavía está por demostrar.

Teoría del aprendizaje


Según esta teoría el comportamiento se aprende. Toda conducta es objeto de un aprendizaje, sea por
imitación, o por ensayo y error. Y el comportamiento sexual, pese a su enorme complejidad, es
también objeto de aprendizaje. En sentido amplio, este comportamiento implica tanto el aprendizaje
de las motivaciones, los sentimientos, las conductas de seducción y de los roles masculino y
femenino, como el aprendizaje sexual en sentido estricto, es decir, dar y recibir placer.
Así, según lo planteado por esta teoría, la homosexualidad es el fruto de un aprendizaje de modelos
equivocado, o de mantener relaciones sexuales homosexuales en la infancia.

Teoría dinámica o freudiana


Freud nació en Viena en 1856 y murió en 1939. Su teoría se centraba en la construcción de la
personalidad y el desarrollo psicosexual. La teoría que planteó Freud ha sido muy controvertida, y
sigue siéndolo en la actualidad. Sus principales innovaciones fueron:
Entender la sexualidad como un aspecto fundamental de la vida y personalidad de los individuos
Proponer la idea de que la sexualidad es consustancial a la existencia de la persona, por lo cual a los
niños también les debe atribuir sexualidad.
Para Freud la personalidad y el desarrollo psicosexual, pasa por diferentes fases o etapas:
 Fase Oral: Aproximadamente de 0 a 1 años. La principal fuente de placer se centra en la
boca.
 Fase Anal: Entre 1 y 2,5 años. El niño empieza con el control de esfínteres y su fuente
de placer se centra en el ano, con la expulsión y retención de las heces.
 Fase Fálica: Entre los 2,5 y 5 años. El placer lo obtiene de los genitales. En esta etapa se
da el complejo de Edipo o de Electra, en el cual el niño se "enamora" del progenitor de sexo
opuesto; pasado lo cual se identifica con el progenitor del mismo sexo.
 Fase de Latencia: entre los 5 y 9 años. El placer se obtiene en finalidades distintas de la
satisfacción sexual, tales como la cultura, el arte, etc.
 Fase de Pubertad: De los 9 a las primeras menarquías o poluciones nocturnas. Es una
etapa de transición a la sexualidad adulta y se caracteriza por grandes cambios físicos y
psicológicos.
Para Freud la homosexualidad no era en sí una enfermedad. Según lo entendía, el individuo
homosexual se había detenido en una de las fases del proceso que, según él, existía. Esto podía ser
debido a una ineficaz resolución del complejo de Edipo/Electra, causado por un modelo de madre
demasiado dominante o absorbente, o por una figura de padre demasiado distante como para que se
produjera la identificación.

Teoría del apego


El niño tras su nacimiento, comienza a establecer una relación con la madre o la persona que hace
de tal, y la relación va haciéndose cada vez más estrecha. Ésta viene establecida no sólo por la
satisfacción que le produce la alimentación, sino por una necesidad de contacto corporal con la
persona que cuida al bebé.
Se ha demostrado que la carencia de contacto corporal puede producir consecuencias negativas en
la socialización, mundo cognitivo y, por supuesto, en la sexualidad del individuo. La
homosexualidad, en este caso, sería la consecuencia de una relación primaria defectuosa.
VALORACION TEORICA
Introducción
Actualmente se han vuelto a retomar las razones biológicas como explicaciones fundamentales de la
homosexualidad.
Últimamente se ha hecho especialmente famosa la teoría que plantea que el hipotálamo de los
homosexuales es diferente al de los heterosexuales.
La ciencia no es neutra, y cada estudio que se realiza pretende una finalidad concreta. El estudio
sobre el hipotálamo fue desarrollado por un investigador homosexual de EE.UU., con la finalidad
consciente de eliminar la culpa que se atribuye a los homosexuales y trasladarla a la biología y así
conseguir apoyo del Estado para estas personas. Es evidente que si la homosexualidad está
programada genéticamente no se puede culpar a nadie por tener deseos homosexuales. Este ejemplo
nos demuestra que siempre hay que intentar ver más allá de lo que plantea una teoría. La ciencia
nunca es neutra, ya que los científicos que la construyen son humanos.
Pero hay que ser conscientes de que unos mismos resultados pueden ser utilizados de formas muy
diversas. Tal vez este investigador logre su objetivo y consiga que la Administración de EE.UU.
declare a los homosexuales objeto de atención especial, pero con toda seguridad el gobierno de
Hitler habría utilizado esta misma justificación para una finalidad muy diferente.

El Informe Kinsey
Entre 1937 y 1948 Alfred Kinsey realizó el mayor y más completo estudio sobre sexualidad
masculina. Logró reunir datos de un total de 17.000 hombres, por lo que se considera el estudio
estadístico más fiable nunca realizado sobre el tema. De la muestra estudiada Kinsey extraía las
siguientes conclusiones:
 El 50% de los hombres son exclusivamente heterosexuales, sin contactos ni fantasías
homosexuales de ningún tipo.
 Un 13% de los hombres siente ocasionalmente cierta atracción erótica hacia otros
hombres.
 Un 37% ha tenido alguna relación homosexual con orgasmo en su vida adulta.
 Un 25% de los hombres tienen experiencias y deseos homosexuales que van más allá de
lo puramente ocasional.
BIBLIOGRAFIA

 TRIPP, C.A. "La cuestión homosexual" Ed. EDAF. Madrid, 1978.


 GUASCH, OSCAR "La sociedad rosa" Ed. Anagrama. Barcelona, 1991.

 Información Les-Gai; Fundación Triángulo


 Sociedad Sexológica de Madrid

Actitudes sociales hacia la homosexualidad

Muchos moralistas y diferentes grupos religiosos mantienen que la homosexualidad es un pecado.


Por éstas razón, la homosexualidad (y específicamente el sexo anal) ha sido considerada un crimen
en muchas culturas, aunque sea consensual.

El lugar del homosexual en la sociedad y la percepción de la homosexualidad cambia muchísimo


entre las sociedades y las épocas. En la antigua Grecia, por ejemplo, fue considerado normal que un
muchacho (entre la pubertad y el crecimiento de la barba) tuviera a un hombre mayor como amante.
El amante se ocupaba de la educación política, social, científica y moral del amado. Pero se
consideraba más extraño que dos hombres adultos mantuviesen una relación amorosa. En la antigua
Roma, que tenía un sistema similar, era normal que un hombre penetrara a un esclavo o a un joven,
mientras que lo contrario era considerado una desgracia.

La persecución cristiana de la homosexualidad empezó con el ataque contra los templarios, que
fueron denunciados de homosexualidad por razones políticas. En los siglos que siguieron, la mayor
parte de Europa infligió penas de muerte o tortura por homosexualidad.

Muchos países occidentales han legalizado o decriminalizado la homosexualidad, siguiendo


recomendaciones del Parlamento Europeo y del Consejo de Europa. Varios países en Europa (los
Países Bajos, Alemania, etc.) han cambiado la ley para que las parejas homosexuales tengan el
derecho de casarse o de gozar de una protección equivalente. Varios estados permiten a los
homosexuales adoptar hijos. En España, la homosexualidad fue ilegal durante el régimen de
Francisco Franco, y se legalizó después del regreso a la democracia.

Esta tendencia entre los países occidentales no ha sido seguida en otros países del mundo, donde la
sodomía sigue considerándose un crimen serio. En los extremos, la homosexualidad expone al
castigo capital en Mauritania, Irán, Nigeria, Pakistán, los Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudita,
Sudán, y Yemen. Menores penalidades de encarcelación perpetua se imponen en Bangladesh,
Bhután, Guyana, India, las Maldivas, Nepal, Singapur, y Uganda. Hasta junio de 2003, algunos
estados de los Estados Unidos tenían leyes contra la sodomía con varias penalidades.
Los homosexuales se encontraban entre los grupos que fueron exterminados en el Holocausto Nazi,
aunque no había ningún esfuerzo efectivo de eliminar a todos los homosexuales, como a los judíos
y gitanos. Los homosexuales fueron enviados a menudo a morir en los campos de concentración. A
los encarcelados homosexuales se les seleccionó a menudo para acoso, tormento, tortura, y
asesinado especial, tanto por los otros encarcelados como por los guardias. En los campos de
concentración, los homosexuales debían llevar un triángulo rosa invertido, que hoy es un símbolo
de orgullo e identidad gay.

Algunos movimientos religiosos predican que pueden curar o cambiar la orientación homosexual
por 'terapía reparativa'. Esto ha sido denunciado por todas las organizaciones profesionales de
medicina física y mental en los EE.UU. como ineficaz, innecesario, y potencialmente peligroso. En
1973 se decidió eliminar la homosexualidad de la lista de enfermedades mentales de la Asociación
psiquiátrica americana.

Todavía no se conoce la causa o causas de la orientación sexual. Aunque algunas teorías apuntan a
que es innata, no se conoce con exactitud el papel que juegan los genes (investigado por Simon Le
Vay, entre otros), el medio uterino, o el desarrollo de la niñez.

Homosexualidad

De Wikipedia, la enciclopedia libre.

La homosexualidad es una orientación afectiva caracterizada por el deseo romántico y sexual hacia
personas del mismo sexo. Se conoce a las personas con esta orientación como homosexuales
(sustantivo y adjetivo).

La homosexualidad femenina se denomina lesbianismo y las mujeres homosexuales, lesbianas.

La palabra gay o gayo se utiliza para referirse a homosexuales de ambos géneros, aunque
principalmente a hombres (entonces se dice "gays y lesbianas").

Una persona que siente deseos románticos y sexuales hacia personas de ambos sexos se llama
bisexual.

Las prácticas homosexuales parecen comunes en todos los grupos de simios, y parecen tener su
origen entre ellos en organización y dominancia social. En el caso del bonobo, cuya sociedad es
matriarcal, se dan casos de homosexualidad femenina. Estas observaciones se extienden a multitud
de especies animales.

La palabra homosexualidad fue creada en 1869 por Karl Maria Kertbeny en un panfleto anónimo
apoyando la revocación de las leyes contra la sodomía en Prusia. Fue incluida en 1886 en el estudio
detallado de Richard von Krafft-Ebing sobre las desviaciones sexuales, Psychopathia Sexualis.

Aunque hoy se emplee de forma generalizada, es oportuno reseñar que la existencia de la categoría
homosexual en sí misma, aplicada a personas, es objeto de contestación desde diferentes puntos del
espectro ideológico. Las corrientes integristas niegan la existencia de personas homosexuales, y
admiten únicamente la de prácticas homosexuales, que desde su punto de vista son condenables.
Algunas corrientes del pensamiento queer, por su parte, niegan que el signo o valencia de los usos
sexuales de una persona, incluso si son predominantes o hasta exclusivos, sean definitorios en modo
alguno de dicha persona.
Aclarando equívocos
Visto lo anteriormente expuesto, ahora podemos pasar a aclarar algunos términos y corregir
equívocos:
 ¿Un homosexual es alguien que siente que tiene un cuerpo equivocado?
No, rotundamente no. Los homosexuales se sienten generalmente conformes con su cuerpo y
aceptan sin problemas su rol de hombres o mujeres. La diferencia con la heterosexualidad se basa
exclusivamente en que los hombres y mujeres homosexuales se sienten atraídos por personas del
mismo sexo.
 Y con los transexuales ¿Qué pasa?
Los transexuales en cambio se sienten encerrados en un cuerpo que no corresponde a su género
psicológico y, por lo tanto, se encuentran incómodo/as con los atributos sexuales de su cuerpo y con
los roles sociales que conllevan. Esta es la razón de que en muchos casos decidan cambiar de sexo
quirúrgicamente. Es importante tener en cuenta que la reasignación sexual es para estas personas,
más que una opción, una necesidad.
 Y, entonces, el travestismo, ¿Qué es?
Para empezar no es una forma de identidad sexual. El travestismo sólo es lo que se llama una
parafilia, es decir, una forma concreta de disfrute sexual, por la cual a éstos individuos les produce
placer vestirse con ropas del sexo contrario, especialmente cuando mantienen relaciones sexuales.
¿Son entonces homosexuales? No, en principio. ¿Son transexuales? No. Son mayoritariamente
heterosexuales que gustan de este tipo de prácticas.

Homosexualidad en la población

La gente cuyo deseo y actividades sexuales se dirigen hacia personas de su mismo sexo constituye
una minoría de la población. El tamaño de esta minoría ha sido estimado entre 1 y 37 por ciento. A
causa de la naturaleza política de este asunto, es difícil encontrar estudios cuyos resultados no hayan
sidos puestos en duda.

En un extremo, el informe Kinsey reportó que el 37% de hombres americanos habían llegado a
orgasmo por contacto con otro varón. Al otro extremo, el National Opinion Research Center ha
reportado que aproximadamente el 0,7% de hombres americanos se consideran homosexuales. La
mayor parte de los estudios al azar efectuados en los EE.UU. y en Europa occidental estiman la
cantidad de personas que han tenido experiencias homosexuales en alrededor de un 8%, y la
cantidad de los que prefieren tener experiencias exclusivamente homosexuales alrededor del 2%.

Las personas que son generalmente heterosexuales pueden sentir deseos leves u ocasionales hacia
personas de su sexo. Por el contrario, muchas personas que se identifican como homosexuales, o
que prefieren actividades o relaciones homosexuales, se han envuelto en actividades heterosexuales
o aún han tenido relaciones heterosexuales de larga duración. Tal actividad heterosexual por
personas que ordinariamente mostrarían actividad homosexual ha sido a menudo debido a lo que se
conoce como "estar en el armario", que equivale a esconder la orientación homosexual, y tal vez
vaya disminuyendo a medida que aumenta la tolerancia social hacia los homosexuales.

La actividad sexual con una persona del mismo sexo no se considera necesariamente
homosexualidad en sí, pero sí se considera comportamiento homosexual. No todos los que desean a
personas del mismo sexo se identifican como homosexuales o incluso bisexuales. Algunos tienen
relaciones sexuales a menudo con personas del mismo sexo y todavía se ven a si mismos como
heterosexuales. Es entonces importante distinguir entre comportamiento homosexual, deseo
homosexual, e identidad homosexual, que no siempre coinciden. Por ejemplo, personas en la cárcel,
en el ejército, o en otros medios segregados por sexo, pueden tener relaciones homosexuales
llamadas "situacionales", aunque su comportamiento sea heterosexual fuera de dichos medios.
Además, hay gente que tiene relaciones homosexuales por razones distintas al deseo. Por ejemplo
los prostitutos masculinos, también conocidos como "chaperos" o "chichifos", que se prostituyen
con otros hombres. Algunos de ellos son homosexuales, pero no todos.

También podría gustarte