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VAYAMOS AL PESEBRE

GUIADOS POR LA LUZ…

Novena y meditaciones
para el camino hacia Belén.

Tienes en estas páginas una guía de camino, camino hacia Belén. Un mapa cartográfico
de campaña, dibujado a partir de algunos elementos que se descubren en la geografía de
Israel. Nueve personajes que nos mostrarán nueve etapas en el camino; éste es largo
(algunos de los personajes vienen desde Oriente), pero el objetivo está cerca: “el Reino de
los cielos está dentro de vosotros”.

LOS ÁNGELES

“Se les apareció un ángel del Señor y la gloria del Señor los envolvió con su luz, por lo
que se asustaron grandemente, Pero el ángel les dijo: „no temáis, porque os anuncio una
gran alegría, que será para todo el pueblo, Hoy os ha nacido en la ciudad de David un
Salvador, que es Cristo, el Señor. Y esta es la señal: hallaréis al niño envuelto en pañales
y acostado en un pesebre‟. De repente apareció con el ángel una muchedumbre del
ejército celestial que alababa a Dios diciendo: Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra
paz a los hombres de buena voluntad”.

Los ángeles cumplen bien su oficio: cantan la gloria de Dios. Y ese cantar consiste en
anunciar Sus misterios a los otros ángeles y a los hombres, misterios que son causa de
nuestra alegría.
Anunciaron el misterio de Cristo en primer lugar a los antiguos Patriarcas y Profetas; a
los paganos, que llegando ya el tiempo, intuyeron la llegada de un Restaurador del Orden
del Universo. Anunciaron a Nuestra Señora: la Virgen que concibió y dio a luz un niño,
Dios con nosotros. Anunciaron a san José: no temas, recibe a María tu esposa, pues su
Hijo es el Hijo de Dios, concebido por obra divina del Espíritu Santo. Anunciaron a los
pastores y a los Magos de Oriente, y anuncian ahora a toda la humanidad: venid y
adoremos.
Pero no quedan en el anuncio: la gloria de Dios está también en que las creaturas Lo
busquen, Lo sigan y Lo encuentren, para unirse a Él por el amor. Por eso los ángeles
purifican y mueven a los hombres para que realicen lo que les fue anunciado: vamos a
Belén. Y todos siguieron el impulso amoroso que los llevó hasta el Pesebre, para adorar.
Y ellos también adoran en el cielo como en la tierra: adoran a que es Uno y Trino en sí
Mismo; y adoran al Verbo escondido en el Niño de Belén. Su adoración llenó de luz la
noche de Navidad, brilló su luz en todo Belén, para manifestar al que es la Luz eterna y
que vio por vez primera la luz creada, obra de sus propias manos.

ORACIÓN

Oh Dios, que has establecido el universo visible y el invisible con orden y armonía
admirables, y has dispuesto que los seres superiores eleven a los inferiores hacia Ti, te
pedimos que también ahora envíes a tus ángeles para que hagan que el mundo conozca y
adore a Cristo, Dios y hombre verdadero. Por el mismo Cristo Nuestro Señor. Amén.
LOS PASTORES

“Cuando los ángeles partieron de allí para volver al cielo, los pastores se decían unos
a otros: „vayamos a Belén a ver esto que ha ocurrido y que nos ha manifestado el Señor‟.
Fueron presurosos y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. Al
verlo, dieron a conocer lo que se había dicho de aquel niño. Todos los que lo oyeron se
admiraron de lo que les narraban los pastores… Los pastores se volvieron glorificando a
Dios por todo lo que oyeron y vieron conforme se les había dicho”.

Estos hombrecitos, “poco inferiores a los ángeles”, fueron siempre, parecería, los
preferidos de Dios: “los últimos serán los primeros”. Porque Dios eligió lo que el mundo
no elige: David el pastorcito, que Dios eligió para rey y para padre del Mesías; y en
Fátima, Guadalupe, La Sallete, Lourdes, etc., son pastorcitos los elegidos para recibir el
mensaje de salvación. No porque fueran pobres sociológicos-socialistas, sino porque
fueron pobres de Yahvé, quizás (y sin quizás) poco instruidos en catecismo, pero que
mostraron una verdadera religiosidad, al partir “sin demora” a donde eran llamados y
llevados por el amor divino. Los fariseos y sumos sacerdotes los tenían por “malditos”
por no conocer la Ley judaica, pero la ignorancia (en gente analfabeta pero no ineducada)
estaba iluminada por la verdadera devoción.
El niño estaba envuelto en pañales, porque no era un Salvador político sino religioso:
Cristo no hizo una opción política, salvo su amor por Jerusalén, la capital de Israel (su
patria) y ciudad santa de Dios.
Los pastores, así llevados como de la mano por los ángeles, encontraron al Buen Pastor,
el Pastor Bello y Perfecto, y se llenaron de gozo y alegría, de devoción, y adoraron a su
Mesías y a su Dios.

ORACIÓN

Oh Dios, que has proclamado bienaventurados a los pequeños y pobres de espíritu, danos
humildad y verdadera devoción, para poder adorarte en espíritu y en verdad. Por Cristo
nuestro Señor. Amén.

LOS TRES REYES MAGOS

“Los reyes de Tarsis y de las islas ofrecen ofrendas, los reyes de Arabia y de Saba llevan
dones”.
“Nacido Jesús en Belén de Judá en tiempo del rey Herodes, unos Magos desde Oriente
llegaron a Jerusalén, diciendo: ¿dónde está el rey de los judíos que ha nacido? Porque
hemos visto su estrella en el Oriente y venimos a adorarlo…. La estrella que vieron en
Oriente marchaba delante de ellos hasta que llegó y se puso encima de donde estaba el
niño. Al ver la estrella se alegraron muchísimo. Y entrando en la casa vieron al niño con
María su madre, y postrándose en tierra lo adoraron; y abriendo sus cofres le ofrecieron
sus dones: oro, incienso y mirra.”

También los paganos son llamados por el Niño; ellos eran hombres piadosos, sabios y
ricos, pero herederos de las antiguas tradiciones de la humanidad: que llegaría el día en
que se nos será dado un Redentor, “cuando la virgen nos de un niño, y éste se alegre con
la sonrisa de su madre”. Sabios que sabían mirar el cielo “que proclama la gloria de Dios,
y el firmamento que pregona la obra de sus manos”, el Kosmos-Orden que participa y
refleja la Belleza Increada. Eran paganos pero no ateos impíos, sino verdaderos varones
religiosos, guiados por el ángel de Dios. Su sabiduría consistía además en dejarse guiar
como de la mano por esa estrella, señal de la presencia del rey de Israel, esa nación
pequeña y sojuzgada al Imperio Romano, casi esclavizada, pero con un destino divino
para toda la humanidad, no sólo para los judíos sino verdaderamente universal. Porque
eran sabios, buscadores de la Verdad, se admiraron, se dejaron guiar, y llegando ante el
Niño se llenaron de alegría. Y postrándose por tierra Lo adoraron.
Le ofrecieron oro, como a Rey; incienso como a Dios; mirra como a quien habría de
sufrir la Pasión.

ORACIÓN

Oh Dios, que quisiste que Cristo se entregara por la salvación de todos los hombres, que
quisiste fundar una Iglesia que fuera universal, llamado a pobres y ricos, a sabios e
ignorantes, a poderosos y a pequeños: concédenos amar toda verdad, para que toda
verdad nos lleve hasta Ti, Verdad divina y admirable, la única que satisface y dará reposo
a nuestros corazones. Por Cristo Nuestro Señor. Amén.

EL BUEY Y EL ASNO

“El buey conoce a su amo y el asno el pesebre de su dueño; pero Israel no me conoce, mi
pueblo no entiende”.
“El burro no tropieza dos veces con la misma piedra”.

También los animales, y todas las creaturas irracionales, están en Belén, junto al
niño,”para adorarlo” a su modo; pues todas las creaturas, siendo tal como Dios las creó,
“dan testimonio de la Verdad”: cuando el buey se comporta como buey, cuando el asno
se comporta como asno, nos están enseñando que debemos hacer lo mismo; no debemos
actuar como animales, sino como personas hechas a imagen y semejanza de Dios.
Cuando el varón es varón y la mujer es mujer, cuando el sacerdote es sacerdote, el
político es político, etc., y “cada cual atiende a su juego”, entonces estamos listos para ir
a Belén. Y en esto está la belleza del buey y el asno, la belleza de Dios derramada en este
mundo.
El buey y el asno nos dan muestra de fidelidad: “conocen a su amo”. Dios es nuestro
amo, nuestro Señor, y además es nuestro Padre, y además se hizo nuestro hermano. En lo
cual estamos por sobre el buey y el asno. Ellos no tienen pecado, tampoco tienen
virtudes, ni derechos; pero “cantan la gloria de Dios”
Ellos no tienen nombre propio, tan sólo “el buey y el asno”, porque no son personas,
pero nosotros, cada uno con su nombre y apellido somos infinitamente valiosos, pues
Dios nos ha creado y llamado “a cada uno por su nombre; los animales están
“masificados”, nosotros “personalizados”.
En el pesebre los animales no hablan: adoran en el silencio de sus bocas y en el silencio
de sus corazones. Aprendamos de ellos esta lección de sabiduría, amor y devoción.

ORACIÓN
Oh Dios, que quisiste que todas las creaturas sin excepción vinieran a reconocerte como
su Dueño todopoderoso y digno de amor, que nadie falte en Belén; y los que somos como
animales no dejemos por eso de venir a adorarTe. Por Cristo nuestro Señor. Amén.

HERODES EL IDUMEO, REY ILEGÍTIMO DE ISRAEL.

Al oír a los Magos, “se turbó el rey Herodes y con él toda Jerusalén, y congregando a
todos los sacerdotes y escribas del pueblo, les preguntó donde había de nacer el Mesías.
… Entonces Herodes, llamando en secreto a los Magos, se informó cuidadosamente por
ellos acerca de la aparición de la estrella, y enviándolos a Belén les dijo: id y preguntad
diligentemente por el niño, y cuando lo encontréis avisadme, para que yo vaya también a
adorarlo.” … “Entonces Herodes, viendo que había sido burlado por los Magos, se
encolerizó sobremanera, y mandó matar a todos los niños que había en Belén y en sus
alrededores, menores de dos años, según el tiempo que había averiguado por los
Magos”.

Si quisiéramos hablar bien de Herodes no podríamos: era cruel, ambicioso, asesino, un


tirano totalitario, con un barniz de religión; era más bien supersticioso, su religión se
reducía a elementos extrínsecos y estéticos, y sobre todo pragmáticos: consultó a los
sabios judíos no para saber algo de Dios, sino para custodiar sus propios intereses
políticos y su bienestar.
Gula, lujuria, ira, pereza, acedia, envidia, vanagloria, soberbia; los vicios no sólo
degradan al hombre sino que le impiden ver, amar y por lo tanto adorar a Dios. Por eso
Herodes miente respecto a sus intenciones con el Niño, y se convierte en realidad en su
perseguidor, en un anticristo. Herodes fracasa como rey, como humano, como llamado
por Dios a la conversión. Hasta fracasó como asesino, pues el Niño huyó a Egipto
salvándose así de sus garras. Cristo venció a Herodes huyendo, pero más lo venció
volviendo a Jerusalén a morir por él. Cristo, en medio de las alegrías navideñas, de los
cantos angélicos y de los adoradores, comenzó su Vía Crucis, porque el amor divino, en
esta vida, va unido al dolor.

ORACIÓN

Señor, ya ves que no somos buenos. Perdónanos y danos tus gracias y las virtudes para
vencer nuestros vicios. Estamos arrepentidos y queremos ser santos, seguir a Cristo en las
alegrías y en los sufrimientos, para ser verdaderos adoradores. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.

LOS SABIOS JUDÍOS

Los sacerdotes y escribas dijeron que el Mesías debía nacer “en Belén de judá, pues así
está escrito por el profeta: „tú, Belén de Judá, de ningún modo eres la más pequeña entre
la principales ciudades de Judá, porque de ti saldrá el caudillo que apacentará a mi
pueblo, Israel”. “Su nacimiento será de los tiempos antiguos, de los días eternos. Por
eso se les dará hasta el tiempo, en que la parturienta dará a luz”.
Estos eran los sabios, los conocedores de la Escritura, de la Tradiciones y de los
profetas, los expertos en religión y maestros en Israel; conocieron, pero no podemos
entender, y estamos estupefactos, cómo sabiendo estas cosas no fueron presurosos,
incluso antes que los Magos, hacia Belén. No adoraron, porque no amaron; quizás fue
más grande el temor a Herodes que el santo temor de Dios. Quizás temieron perder “los
subsidios del gobierno”, no lo sabemos, pero sí sabemos que no fueron … Ellos
consideraban a los paganos como impíos, y los paganos adoraron al Niño; consideraban a
los pastores como ignorantes y malditos, y los pastores adoraron al Niño; y a los
animales… incapaces de elevar la mirada al cielo, pero los animales también estaban
junto al Niño. Los sabios que no amaron al Mesías no eran sabios, eran meros estudiosos
de la religión, que si hubieran tenido verdadero amor a Dios y al prójimo habrían sido
llevados por el impulso amoroso, y atraídos por ese Amor que apareció en Belén, que
vino a buscarlos también a ellos.

ORACIÓN

Oh Dios, que muestras tu omnipotencia principalmente en tu misericordia y tu perdón,


ten misericordia de nosotros, que te conocemos desde hace tantos años, y no hemos
podido aún amarte como te mereces; te pedimos por la conversión de los judíos, ellos que
fueron los primeros en recibir las promesas y sobre todo los primeros en recibir al Mesías
Prometido, Jesucristo nuestro Señor. Amén.

SAN JOSÉ, PADRE ADOPTIVO DE CRISTO.

“El nacimiento de Jesús fue de esta manera: desposada su madre María con José, antes
de que conviviesen se halló que había concebido del Espíritu Santo. José, su marido,
como era justo y no quería denunciarla, decidió despedirla en secreto. Mientras estaba él
con estos pensamientos, un ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: José hijo
de David, no temas recibir contigo a María tu mujer, porque lo concebido en Ella es
obra del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y le pondrás por nombre JESÚS, porque Él
salvará al pueblo de sus pecados. Todo esto aconteció para que se cumpliera lo que dijo
el Señor por el profeta:‟he aquí que la Virgen concebirá y dará a luz un hijo, y lo
llamarán de nombre Emmanuel (que significa Dios con nosotros)‟. Despertado José del
sueño hizo lo que le mandó el ángel del Señor: tomó consigo a su mujer, y no la conoció
hasta que dio a luz a su hijo, y le puso por nombre JESÚS”

Cuando entramos en una librería o biblioteca cristiana, encontraremos muy pocos y


escasos libros que nos hables de san José, el varón fiel y prudente que Dios colocó al
frente de su familia, como custodio.
San José es el santo que no vio, pero creyó y obedeció a Dios. No entendió el embarazo
de María, puesto que sucedió algo que no podía ser, algo inaudito y maravilloso, pero
anunciado por el profeta; se cumplió en él las palabras de san Juan de la Cruz: “entreme
donde no supe, y quedeme no sabiendo, toda ciencia trascendiendo”. Creyó porque
amaba a Dios y a su esposa María, y por eso lo llamamos “varón justo”, es decir
preparado por Dios con una sobreabundancia de la gracia, para poder estar a la par de la
Inmaculada Llena de Gracia; Dios lo llevó, por medio de los ángeles, por el camino
silencioso de la contemplación; fue justo, por encima de la Ley de Moisés; obediente sin
demora, con un discernimiento espiritual sobrenatural, para reconocer en los sueños al
ángel de Dios: adorador continuo de su Hijo adoptivo, desde el vientre de María, el
Pesebre y hasta el final de sus días.
Fue segundo en la misión corredentora, y recibió el premio mayor y glorioso: en la
tierra tuvo como esposa a María y como hijo a Dios; y en el Cielo tendrá, suponemos, el
lugar junto a Nuestra Señora.
También tuvo el privilegio de participar de las angustias de Cristo: la huída a Egipto, la
vida oculta, silenciosa y fatigosa de Nazaret.

ORACIÓN

Glorioso Patriarca san José, elegido para una misión tan alta y santificado en esa medida
divina, enséñanos a adorar como tú adoraste al Niño, con amor y silencio. Amén.

LA VIRGEN MARÍA, MADRE DE DIOS

Estando en Belén, “se le cumplieron a María los tiempos del alumbramiento, y dio a luz
a su Hijo primogénito, y lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no
había para ellos lugar en la posada.” “María conservaba todas estas cosas,
meditándolas en su corazón”

Estamos llegando al término del camino; y nos topamos con la señal perfecta de la
presencia luminosa de Dios: Nuestra Señora. Ella fue preparada por su Hijo para estar a
la altura de la Unión Hipostática, pues iba a dar a luz a este Dios-Hombre. Cuando la
celebramos como Inmaculada, decimos que no sólo fue preservada del pecado original,
sino también de todo pecado, y que estuvo adornada con todas las virtudes, dones y
gracias, en plenitud, como lo pueda estar una creatura. Desde el momento en que fue
engendrada en el vientre de su madre estuvo en ese estado espiritual llamado “unión
mística amorosa con Dios”. San Juan de la Cruz, hablando de la escala espiritual, escala
mística o escala de la contemplación, pone a Nuestra Señora en el último peldaño, que es
el inmediatamente anterior a la visión beatífica; por eso Ella “nunca se movió por un
impulso solamente natural”, siempre siguió la moción del Espíritu Santo. Sor Ágreda, en
la “Mística ciudad de Dios”, narra cómo la Virgen, en la anunciación se vio envuelta en
la luz divina, y el Espíritu Santo engendró a Cristo estando Ella en un éxtasis místico; lo
mismo sucedió en la Navidad: el Pesebre se llenó de una luz no humana, la luz del Verbo
que inundó la gruta y llenó de gozo a su Madre. Sólo vieron esta luz los animales,
privilegiados sin saberlo de presenciar un misterio tan admirable. El parto fue una luz
para el mundo, alegría para la Madre, y salvación para muchos.
Ella fue la primer adoradora del Hombre-Dios, primera y mejor, desde la Anunciación
hasta el Calvario, y luego en el Cielo.
Pero estas cosas, que se guardaban como un tesoro en su corazón inmaculado, quedaron
reservadas para Dios. Algo lo transmitió a san Lucas, por quien tenemos el Evangelio de
la infancia, que en su parquedad del relato es así luz y gozo para la humanidad.

ORACIÓN

Santa María. Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra
muerte. Amén.
EL NIÑO DIOS

“En el principio era el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios. Él estaba
al principio con Dios. Todas las cosas fueron hechas por Él y sin Él no fue hecho nada
de cuanto fue hecho. En Él estaba la Vida, y la Vida era la luz de los hombres. La luz
brilla en las tiniebla, y las tinieblas no la vencieron. … El Verbo era la luz verdadera
que, viniendo a este mundo, ilumina a todo hombre. En el mundo estaba, y el mundo fue
hecho por Él, pero el mundo no lo conoció. Él vino a los suyos, y los suyos no lo
recibieron; pero a todos los que lo recibieron, les dio poder de llegar a ser hijos de Dios;
a los que creen en su nombre; estos no han nacido de la carne, ni de la sangre, ni de la
voluntad de varón, sino de Dios. Y EL VERBO SE HIZO CARNE, y habitó entre
nosotros; y nosotros vimos su gloria, gloria como de Unigénito del Padre, lleno de
gracia y de verdad”.

Hemos llegado a Belén, y estamos ante el Niño. ¡Qué Niño tan hermoso! Él es
theándrico, o sea que sus gestos humanos son a la vez divinos; sus movimientos, sus
pensamientos, sus imaginaciones y todo lo que vemos hacer a este niño es humano y
divino a la vez. Como hombre es perfecto, no tanto en su cuerpo que debe aún crecer, ni
en su alma, que debe aún experimentar las cosas de este mundo (“el niño crecía en
estatura, en sabiduría y en gracia ante Dios y ante los hombres”), pero su espíritu humano
gozaba ya de lo que llamamos (sin comprender) la visión beatífica del Cielo.
Él es Rey, es Pastor, es Sabiduría de Israel, es Maestro, es Sacerdote y Víctima de la
Nueva y eterna Alianza.
Él es la hermosura divina con la hermosura creada, la bondad divina con la bondad
creada, y la verdad divina con la verdad creada. Conocerlo y amarlo a Él es todo lo que
deseamos.
Vayamos al Pesebre guiados por la Luz, y adoremos a Cristo Jesús.

ORACIÓN

Llegamos de rodillas, Señor Jesús, para adorarte y adorar este misterio que nos supera,
“Luz por sobre toda luz”. Caemos de rodillas ante el Sol que nos encandila y nos brinda
su calor; y te rogamos que envíes santos obispos y santos sacerdotes, para que realices en
tu Iglesia y en mundo una reforma verdadera, que nos restaure en la forma primera, que
no es otra que Tú, que vives y reinas con el Padre en la unidad del Espíritu Santo, y eres
Dios por los siglos de los siglos. Amén.

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