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EL MOVIMIENTO QUE CAMBIÓ EUROPA

consecuencias de la revolución francesa: su legado y su impacto


La Revolución Francesa fue un movimiento político, social, económico y militar que provocó el
derrumbe de la monarquía absolutista de Luis XVI con el objetivo de establecer un Gobierno republicano y
democrático. Tradicionalmente, la Revolución Francesa ha sido considerada por muchos historiadores
como el final de una época y el punto de partida de la Edad Contemporánea. Con el paso de los años la
Revolución, con sus luces y sus sombras, fue un espejo en el que se miraron muchos países con
parecidos ideales y que buscaban lograr lo mismo: libertad e igualdad.
Revolución francesa
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La Libertad guiando al pueblo. Cuadro pintado por Eugène Delacroix en 1830 y expuesto en el
Museo del Louvre, en París.
Foto: PD
Actualizado a 13 de marzo de 2023 · 10:28 · Lectura: 11 min
antes de que ocurriera la Revolución Francesa, a finales del siglo XVIII, en la corte del rey Luis
XVI de Francia se vivía en medio del lujo y el derroche. Mientras que la mayoría de la población vivía
sumida en la miseria, la monarquía decidió gravar al pueblo con nuevos impuestos, lo que se hizo aún más
grave la crisis financiera que atravesaba el país. El malestar entre el pueblo iba en aumento y, finalmente,
para tratar de hallar una solución a una situación cada vez más compleja, el rey aceptó, aunque de mala
gana, la convocatoria en 1788 de los llamados Estados Generales, compuestos por representantes de los
tres estamentos de la sociedad francesa: el clero o Primer Estado, la nobleza o Segundo Estado, y el
pueblo llano o Tercer Estado. Este último exigió la convocatoria de una Asamblea Nacional en la que el
voto fuera individual y no por estamentos, como era la tradición.
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Pero el monarca no creía que todo aquello fuera a tener tan graves consecuencias: de hecho,
cuando se produjo el asalto popular a la prisión de la Bastilla el 14 de julio de 1789, el verdadero detonante
de la Revolución Francesa, Luis XVI no consideró que aquello fuera lo suficientemente importante como
para tenerlo en cuenta. Pero los acontecimientos posteriores pronto le harían darse cuenta de su error.

LOS ORÍGENES DE LA FRANCIA MODERNA REPUBLICANA


La Revolución Francesa, que dio comienzo el 5 de mayo de 1789, marcaría un antes y un
después en el devenir no solo de Francia, sino también de Europa. En apenas una década, los
acontecimientos revolucionarios transformarían la Francia absolutista en una nueva Francia
republicana, donde las personas pasarían de ser súbditos a ciudadanos libres. En Francia se instituyó
finalmente la Asamblea Nacional, que, dotada de poder constituyente, legisló para que la sociedad dejase
de estar gobernada por la aristocracia y la Iglesia, lo que abrió paso al ascenso de una pujante burguesía
que tomaría las riendas de lo que parecía que iba a convertirse en una nueva sociedad más igualitaria. De
hecho, la transformación que generó la Revolución Francesa fue tan profunda que incluso las nuevas
instituciones republicanas tomaron el nombre de las de la antigua Roma, el modelo a seguir: Senado,
consulado, tribunado, Prefectura …
La Revolución Francesa, que dio comienzo el 5 de mayo de 1789, marcaría un antes
y un después en el devenir de Francia y de Europa.
La toma de la Bastilla. Cuadro pintado por Jean-Pierre Houël y expuesto en la Biblioteca Nacional
de Francia, en París.
Foto: PD
A partir de ese momento, todos los aspectos de la vida de las personas, así como del Estado,
sufrieron un cambio drástico: la justicia y la economía, el arte y la ciencia, la educación, el ejército e incluso
el papel de la Iglesia. Asimismo, de manera inevitable, el nuevo modelo de Estado francés fue visto como
un ejemplo en muchos otros países, que también estaban convencidos de la importancia de ideales como
la soberanía del pueblo en asuntos comunes, la libertad de pensamiento político y la igualdad ante la ley.
Así, aquella nueva Francia se convirtió en la protagonista del escenario político europeo. Todo el mundo
miraba, entre fascinado y horrorizado, el renacer de la nueva nación tras una Revolución en la que no
faltaron numerosos episodios de extrema violencia (el período comprendido entre 1792 y 1794 ha pasado
a la historia como el "reinado del Terror", que vio la ejecución del monarca, aunque también la de muchos
de sus impulsores, como por ejemplo Robespierre).

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