Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
del
Carmen
Adviento 2022
Adviento 2022: ¿Qué es el Adviento?
El Adviento es un tiempo especial de preparación con el que se da inicio a un
nuevo “Año Litúrgico”, es decir, un nuevo año para la Iglesia Católica. El
término "Adviento" proviene del latín “adventus”, que significa “venida”,
“llegada”.
La liturgia
Las lecturas bíblicas durante el Adviento están tomadas sobre todo del profeta
Isaías (primera lectura), pero también de otros pasajes proféticos del Antiguo
Testamento. Todas en referencia a la llegada del Mesías.
El profeta Isaías, San Juan Bautista y María de Nazaret son presentados por la
Iglesia como los grandes modelos para estar debidamente preparados para
recibir al Salvador.
Primera parte
Desde el domingo 27 de noviembre, Primer Domingo de Adviento, hasta el 17
de diciembre. Esta etapa tiene marcado carácter escatológico, de cara a la
“segunda venida”, es decir, la venida del Señor al final de los tiempos.
Segunda parte
La también llamada "Corona de las luces de Adviento" debe ser siempre signo
de gozosa esperanza; ella recuerda que la luz se irá abriendo paso en medio
de la tiniebla y que la vida triunfará sobre la muerte. Esa luz no es otro que
Dios hecho hombre, Jesucristo, luz del mundo, quien se abaja para caminar
entre nosotros y darnos, con la entrega de su vida, la posibilidad de una vida
más plena y auténtica.
Sabemos que donde hay luz, el miedo se disipa, podemos iluminar el camino y
ver nuestros pasos; la luz nos congrega, porque podemos ver el rostro de quien
va a nuestro lado.
Un poquito de historia
Desde antiguo, en Europa, las casas se llenaban de velas o cirios durante el
invierno, cuyos días son habitualmente más cortos. En tiempos precristianos,
esta práctica, además, se realizaba con ánimo de honrar al sol, el sol invictus
(“el sol inconquistado”, o dios sol) al que se aguardaba con ansías cada
mañana para que ilumine y caliente, hasta verlo brillar victorioso en los días de
verano.
Esta costumbre, muy arraigada en los días de la Roma tardía, fue acogida
después por los misioneros y evangelizadores cristianos, quienes la
encontraron muy apropiada para significar el misterio de la venida de Cristo al
mundo, al encuentro de la creación expectante.
La forma circular
El círculo no tiene principio ni fin. Es señal del amor de Dios que es eterno, es
decir, sin comienzo ni final. Nuestro amor a Dios y al prójimo deben procurar
ser de la misma manera: para siempre.
Son cuatro velas las que se colocan en la corona y que se encienden, una a
una, durante los cuatro domingos de Adviento en el marco de la oración en
familia. Las tres primeras son de color morado y se encienden el primer, el
segundo y el cuarto domingo. Entre las velas debe haber una de color rosado
que se enciende el tercer domingo, conocido como el domingo de Gaudete o
‘de la alegría’. Este domingo tiene un significado especial asociado a la
conciencia del gozo creciente porque el Señor está cada vez más cerca.
Otros símbolos:
Sugerencias
El tiempo de Adviento tiene una duración de cuatro semanas. Este año 2021,
comienza el domingo 27 de noviembre, y se prolonga hasta el 18 de diciembre.
Podemos distinguir dos periodos. En el primero de ellos, aparece con mayor
relieve el aspecto escatológico y se nos orienta hacia la espera de la venida
gloriosa de Cristo. Las lecturas de la misa invitan a vivir la esperanza en la
venida del Señor en todos sus aspectos: su venida al final de los tiempos, su
venida ahora, cada día, y su venida hace dos mil años.
En cuanto a las lecturas de las misas dominicales, las primeras lecturas son
tomadas de Isaías y de los demás profetas que anuncian la Reconciliación de
Dios y, la venida del Mesías. En los tres primeros domingos se recogen las
grandes esperanzas de Israel y en el cuarto, las promesas más directas del
nacimiento de Dios. Los salmos responsoriales cantan la salvación de Dios que
viene; son plegarias pidiendo su venida y su gracia. Las segundas lecturas son
textos de San Pablo o las demás cartas apostólicas, que exhortan a vivir en
espera de la venida del Señor.
Durante esta semana puedes buscar en los diferentes templos que tienes
cerca, los horarios de confesiones disponibles, para que cuando llegue la
Navidad, estés bien preparado interiormente, uniéndote a Jesús y a los
hermanos en la Eucaristía.
Sabemos que María está siempre acompañando a sus hijos en la Iglesia, por lo
que nos disponemos a vivir esta tercera semana de Adviento, meditando
acerca del papel que la Virgen María desempeñó. Te proponemos que
fomentes la devoción a María, rezando el Rosario en familia, uno de los
elementos de las tradicionales posadas. Encendemos como signo de espera
gozosa, la tercera vela, color rosa, de la Corona de Adviento.
Señor Dios
Todos: Amén.
Lector: Su venida histórica, que recordamos cuando el Hijo de Dios nace como
Hijo de María, como Hombre para habitar entre los hombres; su venida litúrgica
en cada Eucaristía, en su Palabra y en la Comunión; y su venida escatológica,
que esperamos con viva fe, al final de los tiempos.
TODOS: POR ESO, ENCENDER UNA VELA TIENE SENTIDO EN LA MEDIDA
EN QUE, PERSONAL, FAMILIAR Y COMUNITARIAMENTE, NOS
DISPONGAMOS A RECIBIR AL HIJO DE DIOS, A NUESTRO SEÑOR
JESUCRISTO, QUE VIENE A NOSOTROS PARA SALVARNOS.
TODOS: AMÉN.
*** ESTA MISMA BENDICIÓN SE PUEDE USAR EN LOS DOMINGOS II, III y
IV DE ADVIENTO.
Indicaciones:
· Ambiente: Capilla
· Símbolo: Una “corona de adviento” con 4 cirios los cuales deberán ser
prendidos al inicio de cada una de las primeras cuatro meditaciones; en la
quinta meditación se encenderá el cirio de la Virgen. La corona se coloca a los
pies de la imagen de la Virgen
Materiales:
· Imagen de la Virgen
· Cancioneros
MONICION INICIAL:
PRIMERA MEDITACION:
SEGUNDA MEDITACION:
LA ORACIÓN
El Adviento es tiempo de acercamiento sincero al Señor, quien está por venir y
que a la vez ya está entre nosotros. Pero no podemos acercarnos a Él sino lo
buscamos, sino estamos en constante tensión por ponernos en su presencia.
La oración, personal y comunitaria, constituye un medio eficaz de búsqueda
hacia un encuentro real con el Señor Jesús; mediante la escucha atenta, la
meditación y la interiorización de su Palabra, lo que debe constituirse en una
exigencia y necesidad en este tiempo de espera.
TERCERA MEDITACION:
LA PENITENCIA
CUARTA MEDITACION:
LA CARIDAD
QUINTA MEDITACION:
MONICION FINAL
4.3K
LECTOR: Lectura del libro del profeta Isaías: "Levántate, brilla, Jerusalén; que
llega tu luz y la gloria del Señor amanece sobre ti. Pues mira cómo la oscuridad
cubre la tierra, y espesa nube a los pueblos, mas sobre ti amanece el Señor y
su gloria sobre ti aparece".
TODOS CANTAN:
TODOS: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
INDICACIONES
MONITOR:
Vamos a encender la segunda vela de nuestra corona. El Señor está cada vez
más cerca de nosotros y debemos prepararnos dignamente para recibirlo en
nuestros corazones. Hagamos un momento de silencio para elevar nuestra
oración al Señor.
LECTOR:
"En el año quince del imperio de Tiberio César, siendo Poncio Pilato procurador
de Judea, y Herodes tetrarca de Galilea; Filipo, su hermano, tetrarca de Iturea y
de Traconítida, y Lisanias tetrarca de Abilene; en el pontificado de Anás y
Caifás, fue dirigida la palabra de Dios a Juan, hijo de Zacarías, en el desierto. Y
se fue por toda la región del Jordán proclamando un bautismo de conversión
para perdón de los pecados, como está escrito en el libro de los oráculos del
profeta Isaías: Voz que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor,
enderezad sus sendas; todo barranco será rellenado, todo monte y colina será
rebajado, lo tortuoso será recto y las asperezas serán caminos llanos. Y todos
verán la salvación de Dios".
MONITOR:
Debemos preparar el camino del Señor y esto nos exige estar dispuestos
interiormente para la venida de Jesús, para que lo recibamos con un corazón
reconciliado, cada vez más convertido y transformado, capaz de amar y
entregarse a los demás. Hagamos un compromiso concreto que nos ayude
esta semana a disponernos mejor para su venida (se hace un momento de
silencio).
Mientras encendemos la segunda vela de nuestra corona cantemos HOY SE
ENCIENDE UNA LLAMA (u otro canto apropiado):
TODOS CANTAN:
MONITOR:
LECTOR:
Te pedimos, Padre, por las intenciones del Papa Francisco y por toda la Iglesia
Católica que se prepara para la venida de tu Hijo, para que siempre tengamos
fijos los ojos en Aquél que nos trae la reconciliación.
Te pedimos, Padre, por cada uno de nosotros, para que hagamos esfuerzos
por caminar al encuentro del Señor Jesús, que es la "Luz del Mundo".
Te pedimos que Santa María aliente nuestros pasos en este Adviento, y sea
Ella quien nos enseñe a crecer en confianza y esperanza en la venida del
Salvador.
MONITOR:
Acudamos a nuestra Madre para que nos obtenga las gracias que necesitamos
en este tiempo de preparación, y así recibir a Jesús de la misma manera como
Ella lo hizo. Recemos juntos un Avemaría. Terminemos nuestra oración
cantando LOS CIELOS Y LA TIERRA (u otro canto apropiado).
TODOS CANTAN:
Las viejas profecías que hablaban del Señor nutrían la esperanza de Israel:
la flor que nacería de tierra virginal, un Hijo que sería el Emmanuel.
Quien hizo las estrellas al Ángel te envió, que fueras Madre suya te pidió.
Dios Todopoderoso no quiso renunciar al gozo de acunarse en tu querer.
Los magos y pastores que fueron al portal hallaron en tus brazos a Jesús.
Sabemos que a tu lado lo vamos a encontrar lo mismo en la alegría que en la
Cruz.
MONITOR:
Madre de la Esperanza…
TODOS:
TODOS:
INDICACIONES
TODOS:
MONITOR:
LECTOR:
MONITOR:
TODOS CANTAN:
Acudamos ahora a Santa María, que colaborando con el Plan del Padre
permitió que la luz del Señor ilumine a la humanidad, y pidámosle que siga
intercediendo por nosotros en este tiempo de preparación. Entonemos un canto
a María (puede ser otro canto u oración mariana):
TODOS:
INDICACIONES
TODOS:
MONITOR:
TODOS CANTAN:
CELEBREMOS UNIDOS A LA VIRGEN MARÍA,
PORQUE ESTÁBAMOS CIEGOS Y NOS DIO A LUZ EL DÍA,
PORQUE ESTÁBAMOS TRISTES Y NOS DIO LA ALEGRÍA.
LECTOR:
María dijo entonces: «Mi alma canta la grandeza del Señor, y mi espíritu se
estremece de gozo en Dios, mi salvador, porque él miró con bondad la
pequeñez de su servidora. En adelante todas las generaciones me llamarán
feliz, porque el Todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas: ¡su Nombre es
santo!»
MONITOR:
La presencia del Señor Jesús entre nosotros nos llena de gozo y alegría. Es la
Madre quien nos lo hace cercano; es Ella quien refleja la Luz de su Hijo y
permite que esta llegue hasta nosotros, iluminando nuestras vidas. En
compañía de Santa María encendamos la última vela de nuestra corona de
Adviento mientras cantamos HOY SE ENCIENDE UNA LLAMA (u otro canto
apropiado):
TODOS CANTAN:
(Peticiones libres)
MONITOR:
TODOS:
Amén.
TODOS:
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Benignísimo Dios de infinita caridad que nos has amado tanto y que nos diste
en tu Hijo la mejor prenda de tu amor, para que, encarnado y hecho nuestro
hermano en las entrañas de la Virgen, naciese en un pesebre para nuestra
salud y remedio; te damos gracias por tan inmenso beneficio. En retorno, te
ofrecemos, Señor, el esfuerzo sincero para hacer de este mundo tuyo y
nuestro, un mundo más justo, más fiel al gran mandamiento de amarnos como
hermanos. Concédenos, Señor, tu ayuda para poderlo realizar. Te pedimos que
esta Navidad, fiesta de paz y alegría, sea para nuestra comunidad un estímulo,
a fin de que, viviendo como hermanos, busquemos más y más los caminos de
la verdad, la justicia, el amor y la paz. Amén.
Padre Nuestro
Señor, haz de nuestro hogar un sitio de tu amor. Que no haya injuria porque Tú
nos das comprensión. Que no haya amargura porque Tú nos bendices. Que no
haya egoísmo porque Tú nos alientas. Que no haya rencor porque Tú nos das
el perdón. Que no haya abandono porque Tú estás con nosotros. Que
sepamos marchar hacia ti en tu diario vivir. Que cada mañana amanezca un
día más de entrega y sacrificio. Que cada noche nos encuentre con más amor.
Haz Señor con nuestras vidas, que quisiste unir, una página llena de ti. Haz
Señor de nuestros hijos lo que anhelas, ayúdanos a educarlos, orientarlos por
tu camino. Que nos esforcemos en el apoyo mutuo. Que hagamos del amor un
motivo para amarte más. Que cuando amanezca el gran día de ir a tu
encuentro nos conceda el hallarnos unidos para siempre en ti. Amén.
Soberana María, te pedimos por todas las familias de nuestro país; haz que
cada hogar de nuestra patria y del mundo sea fuente de comprensión, de
ternura, de verdadera vida familiar. Que estas fiestas de navidad, que nos
reúnen alrededor del pesebre donde nació tu Hijo, nos unan también en el
amor, nos hagan olvidar las ofensas y nos den sencillez para reconocer los
errores que hayamos cometido.
Santísimo San José, esposo de María y padre adoptivo del Señor, tú fuiste
escogido para hacer las veces de padre en el hogar de Nazaret. Ayuda a los
padres de familia; que ellos sean siempre en su hogar imagen del padre
celestial, a ejemplo tuyo; que cumplan cabalmente la gran responsabilidad de
educar y formar a sus hijos, entregándoles con un esfuerzo continuo, lo mejor
de sí mismos. Ayuda a los hijos a entender y apreciar el abnegado esfuerzo de
sus padres. San José modelo de esposos y padres intercede por nosotros.
Amén.
Padre Nuestro
Vamos a afianzar nuestros valores de modo que la navidad sea lo que debe
ser; una fiesta dedicada a la RECONCILIACIÓN. Dedicada al perdón generoso
y comprensivo que aprenderemos de un Dios compasivo.
Con el perdón del Espíritu Santo podemos reconciliarnos con Dios y con los
hermanos y andar en una vida nueva. Es la buena noticia que San Pablo
exclamó en sus cartas, tal como leemos en su epístola a los Romanos 5. 1 –
11. Vivir la Navidad es cancelar los agravios si alguien nos ha ofendido, y es
pedir perdón si hemos maltratado a los demás.
Así, del perdón nace la armonía y construimos esa paz que los ángeles
anuncian en Belén: paz en la tierra a los hombres que aman al Señor y se
aman entre sí. Los seres humanos podemos hacernos daño con el odio o
podemos ser felices en un amor que reconcilia. Y esa buena misión es para
cada uno de nosotros: ser agentes de reconciliación y no de discordia, ser
instrumento de paz y sembradores de hermandad.
Gloria al Padre
7.- Gozos
Dulce Jesús mío, mi Niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes
tanto!
Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes
tanto!
- Niño del pesebre, nuestro Dios y Hermano, Tú sabes y entiendes del dolor
humano; que cuando suframos dolores y angustias, siempre recordemos que
nos has salvado.
Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes
tanto!
Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes
tanto!
- Rey de las naciones, Emmanuel preclaro, de Israel anhelo, Pastor del rebaño.
Niño que apacientas con suave cayado, ya la oveja arisca ya el cordero manso.
Dulce Jesús, mío mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes
tanto!
- Ábrase los cielos y llueva de lo alto bienhechor rocío, como riego santo. Ven
hermoso niño, ven Dios humanado; luce hermosa estrella, brota flor del campo.
Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes
tanto!
- Tú te hiciste Niño en una familia llena de ternura y calor humano. Vivan los
hogares aquí congregados, el gran compromiso del amor cristiano.
Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes
tanto!
- Del débil auxilio, del doliente amparo; consuelo del triste, luz de desterrado.
Vida de mi vida, mi sueño adorado; mi constante amigo, mi divino hermano.
Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes
tanto!
- Ven ante mis ojos de ti enamorados, bese ya tus plantas, bese ya tus manos.
Prosternado en tierra te tiendo los brazos y aún más que mis frases te dice mi
llanto.
Dulce Jesús mío mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes
tanto!
- haz de nuestra patria una gran familia; siembra en nuestro suelo tu amor y tu
paz. Danos fe en la vida, danos esperanza y un sincero amor que nos una más.
Dulce Jesús mío, mi Niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes
tanto!
- Ven Salvador nuestro por quien suspiramos. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no
tardes tanto!
Benignísimo Dios de infinita caridad que nos has amado tanto y que nos diste
en tu Hijo la mejor prenda de tu amor, para que, encarnado y hecho nuestro
hermano en las entrañas de la Virgen, naciese en un pesebre para nuestra
salud y remedio; te damos gracias por tan inmenso beneficio. En retorno, te
ofrecemos, Señor, el esfuerzo sincero para hacer de este mundo tuyo y
nuestro, un mundo más justo, más fiel al gran mandamiento de amarnos como
hermanos. Concédenos, Señor, tu ayuda para poderlo realizar. Te pedimos que
esta Navidad, fiesta de paz y alegría, sea para nuestra comunidad un estímulo,
a fin de que, viviendo como hermanos, busquemos más y más los caminos de
la verdad, la justicia, el amor y la paz. Amén.
Padre Nuestro
Soberana María, te pedimos por todas las familias de nuestro país; haz que
cada hogar de nuestra patria y del mundo sea fuente de comprensión, de
ternura, de verdadera vida familiar. Que estas fiestas de navidad, que nos
reúnen alrededor del pesebre donde nació tu Hijo, nos unan también en el
amor, nos hagan olvidar las ofensas y nos den sencillez para reconocer los
errores que hayamos cometido.
Santísimo San José, esposo de María y padre adoptivo del Señor, tú fuiste
escogido para hacer las veces de padre en el hogar de Nazaret. Ayuda a los
padres de familia; que ellos sean siempre en su hogar imagen del padre
celestial, a ejemplo tuyo; que cumplan cabalmente la gran responsabilidad de
educar y formar a sus hijos, entregándoles con un esfuerzo continuo, lo mejor
de sí mismos. Ayuda a los hijos a entender y apreciar el abnegado esfuerzo de
sus padres. San José modelo de esposos y padres intercede por nosotros.
Amén.
Padre Nuestro
Con un amor comprensivo somos capaces de ver las razones de los demás y
ser tolerantes con sus fallas.
Gloria al Padre
7.- Gozos
Dulce Jesús mío, mi Niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes
tanto!
Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes
tanto!
- Niño del pesebre, nuestro Dios y Hermano, Tú sabes y entiendes del dolor
humano; que cuando suframos dolores y angustias, siempre recordemos que
nos has salvado.
Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes
tanto!
Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes
tanto!
- Rey de las naciones, Emmanuel preclaro, de Israel anhelo, Pastor del rebaño.
Niño que apacientas con suave cayado, ya la oveja arisca ya el cordero manso.
Dulce Jesús, mío mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes
tanto!
- Ábrase los cielos y llueva de lo alto bienhechor rocío, como riego santo. Ven
hermoso niño, ven Dios humanado; luce hermosa estrella, brota flor del campo.
Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes
tanto!
- Tú te hiciste Niño en una familia llena de ternura y calor humano. Vivan los
hogares aquí congregados, el gran compromiso del amor cristiano.
Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes
tanto!
- Del débil auxilio, del doliente amparo; consuelo del triste, luz de desterrado.
Vida de mi vida, mi sueño adorado; mi constante amigo, mi divino hermano.
Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes
tanto!
- Ven ante mis ojos de ti enamorados, bese ya tus plantas, bese ya tus manos.
Prosternado en tierra te tiendo los brazos y aún más que mis frases te dice mi
llanto.
Dulce Jesús mío mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes
tanto!
- haz de nuestra patria una gran familia; siembra en nuestro suelo tu amor y tu
paz. Danos fe en la vida, danos esperanza y un sincero amor que nos una más.
Dulce Jesús mío, mi Niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes
tanto!
- Ven Salvador nuestro por quien suspiramos. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no
tardes tanto!
Benignísimo Dios de infinita caridad que nos has amado tanto y que nos diste
en tu Hijo la mejor prenda de tu amor, para que, encarnado y hecho nuestro
hermano en las entrañas de la Virgen, naciese en un pesebre para nuestra
salud y remedio; te damos gracias por tan inmenso beneficio. En retorno, te
ofrecemos, Señor, el esfuerzo sincero para hacer de este mundo tuyo y
nuestro, un mundo más justo, más fiel al gran mandamiento de amarnos como
hermanos. Concédenos, Señor, tu ayuda para poderlo realizar. Te pedimos que
esta Navidad, fiesta de paz y alegría, sea para nuestra comunidad un estímulo,
a fin de que, viviendo como hermanos, busquemos más y más los caminos de
la verdad, la justicia, el amor y la paz. Amén.
Padre Nuestro
Señor, haz de nuestro hogar un sitio de tu amor. Que no haya injuria porque Tú
nos das comprensión. Que no haya amargura porque Tú nos bendices. Que no
haya egoísmo porque Tú nos alientas. Que no haya rencor porque Tú nos das
el perdón. Que no haya abandono porque Tú estás con nosotros. Que
sepamos marchar hacia ti en tu diario vivir. Que cada mañana amanezca un
día más de entrega y sacrificio. Que cada noche nos encuentre con más amor.
Haz Señor con nuestras vidas, que quisiste unir, una página llena de ti. Haz
Señor de nuestros hijos lo que anhelas, ayúdanos a educarlos, orientarlos por
tu camino. Que nos esforcemos en el apoyo mutuo. Que hagamos del amor un
motivo para amarte más. Que cuando amanezca el gran día de ir a tu
encuentro nos conceda el hallarnos unidos para siempre en ti. Amén.
Soberana María, te pedimos por todas las familias de nuestro país; haz que
cada hogar de nuestra patria y del mundo sea fuente de comprensión, de
ternura, de verdadera vida familiar. Que estas fiestas de navidad, que nos
reúnen alrededor del pesebre donde nació tu Hijo, nos unan también en el
amor, nos hagan olvidar las ofensas y nos den sencillez para reconocer los
errores que hayamos cometido.
Padre Nuestro
Una cualidad del amor que nos mueve a aceptar a los otros tal como son.
Gloria al Padre
7.- Gozos
Dulce Jesús mío, mi Niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes
tanto!
Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almás! ¡Ven, no tardes
tanto!
- Niño del pesebre, nuestro Dios y Hermano, Tú sabes y entiendes del dolor
humano; que cuando suframos dolores y angustias, siempre recordemos que
nos has salvado.
Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almás! ¡Ven, no tardes
tanto!
- Rey de las naciones, Emmanuel preclaro, de Israel anhelo, Pastor del rebaño.
Niño que apacientas con suave cayado, ya la oveja arisca ya el cordero manso.
Dulce Jesús, mío mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes
tanto!
- Ábrase los cielos y llueva de lo alto bienhechor rocío, como riego santo. Ven
hermoso niño, ven Dios humanado; luce hermosa estrella, brota flor del campo.
Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes
tanto!
- Tú te hiciste Niño en una familia llena de ternura y calor humano. Vivan los
hogares aquí congregados, el gran compromiso del amor cristiano.
Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes
tanto!
- Del débil auxilio, del doliente amparo; consuelo del triste, luz de desterrado.
Vida de mi vida, mi sueño adorado; mi constante amigo, mi divino hermano.
Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes
tanto!
- Ven ante mis ojos de ti enamorados, bese ya tus plantas, bese ya tus manos.
Prosternado en tierra te tiendo los brazos y aún más que mis frases te dice mi
llanto.
Dulce Jesús mío mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes
tanto!
- haz de nuestra patria una gran familia; siembra en nuestro suelo tu amor y tu
paz. Danos fe en la vida, danos esperanza y un sincero amor que nos una más.
Dulce Jesús mío, mi Niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes
tanto!
- Ven Salvador nuestro por quien suspiramos. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no
tardes tanto!
Benignísimo Dios de infinita caridad que nos has amado tanto y que nos diste
en tu Hijo la mejor prenda de tu amor, para que, encarnado y hecho nuestro
hermano en las entrañas de la Virgen, naciese en un pesebre para nuestra
salud y remedio; te damos gracias por tan inmenso beneficio. En retorno, te
ofrecemos, Señor, el esfuerzo sincero para hacer de este mundo tuyo y
nuestro, un mundo más justo, más fiel al gran mandamiento de amarnos como
hermanos. Concédenos, Señor, tu ayuda para poderlo realizar. Te pedimos que
esta Navidad, fiesta de paz y alegría, sea para nuestra comunidad un estímulo,
a fin de que, viviendo como hermanos, busquemos más y más los caminos de
la verdad, la justicia, el amor y la paz. Amén.
Padre Nuestro
Señor, haz de nuestro hogar un sitio de tu amor. Que no haya injuria porque Tú
nos das comprensión. Que no haya amargura porque Tú nos bendices. Que no
haya egoísmo porque Tú nos alientas. Que no haya rencor porque Tú nos das
el perdón. Que no haya abandono porque Tú estás con nosotros. Que
sepamos marchar hacia ti en tu diario vivir. Que cada mañana amanezca un
día más de entrega y sacrificio. Que cada noche nos encuentre con más amor.
Haz Señor con nuestras vidas, que quisiste unir, una página llena de ti. Haz
Señor de nuestros hijos lo que anhelas, ayúdanos a educarlos, orientarlos por
tu camino. Que nos esforcemos en el apoyo mutuo. Que hagamos del amor un
motivo para amarte más. Que cuando amanezca el gran día de ir a tu
encuentro nos conceda el hallarnos unidos para siempre en ti. Amén.
3.- Oración a la Virgen
Soberana María, te pedimos por todas las familias de nuestro país; haz que
cada hogar de nuestra patria y del mundo sea fuente de comprensión, de
ternura, de verdadera vida familiar. Que estas fiestas de navidad, que nos
reúnen alrededor del pesebre donde nació tu Hijo, nos unan también en el
amor, nos hagan olvidar las ofensas y nos den sencillez para reconocer los
errores que hayamos cometido.
Santísimo San José, esposo de María y padre adoptivo del Señor, tú fuiste
escogido para hacer las veces de padre en el hogar de Nazaret. Ayuda a los
padres de familia; que ellos sean siempre en su hogar imagen del padre
celestial, a ejemplo tuyo; que cumplan cabalmente la gran responsabilidad de
educar y formar a sus hijos, entregándoles con un esfuerzo continuo, lo mejor
de sí mismos. Ayuda a los hijos a entender y apreciar el abnegado esfuerzo de
sus padres. San José modelo de esposos y padres intercede por nosotros.
Amén.
Padre Nuestro
Una cualidad sin la cual el amor no puede subsistir, ya que no hay amor donde
hay mentira. Amar es andar en la verdad, sin máscaras, sin el peso de la
hipocresía y con la fuerza de la integridad.
Sólo en la verdad somos libres como lo anunció Jesucristo: Juan 8, 32. Sólo
sobre la roca firme de la verdad puede sostenerse una relación en las crisis y
los problemas.
Con la sinceridad nos ganamos la confianza y con la confianza llegamos al
entendimiento y la unidad.
El amor nos enseña a no actuar como los egoístas y los soberbios que creen
que su verdad es la Verdad.
Gloria al Padre
7.- Gozos
Dulce Jesús mío, mi Niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes
tanto!
- Niño del pesebre, nuestro Dios y Hermano, Tú sabes y entiendes del dolor
humano; que cuando suframos dolores y angustias, siempre recordemos que
nos has salvado.
Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes
tanto!
Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes
tanto!
- Rey de las naciones, Emmanuel preclaro, de Israel anhelo, Pastor del rebaño.
Niño que apacientas con suave cayado, ya la oveja arisca ya el cordero manso.
Dulce Jesús, mío mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes
tanto!
- Ábrase los cielos y llueva de lo alto bienhechor rocío, como riego santo. Ven
hermoso niño, ven Dios humanado; luce hermosa estrella, brota flor del campo.
Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes
tanto!
- Tú te hiciste Niño en una familia llena de ternura y calor humano. Vivan los
hogares aquí congregados, el gran compromiso del amor cristiano.
Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes
tanto!
- Del débil auxilio, del doliente amparo; consuelo del triste, luz de desterrado.
Vida de mi vida, mi sueño adorado; mi constante amigo, mi divino hermano.
Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes
tanto!
- Ven ante mis ojos de ti enamorados, bese ya tus plantas, bese ya tus manos.
Prosternado en tierra te tiendo los brazos y aún más que mis frases te dicen mi
llanto.
Dulce Jesús mío mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes
tanto!
- haz de nuestra patria una gran familia; siembra en nuestro suelo tu amor y tu
paz. Danos fe en la vida, danos esperanza y un sincero amor que nos una más.
Dulce Jesús mío, mi Niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes
tanto!
- Ven Salvador nuestro por quien suspiramos. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no
tardes tanto!
Benignísimo Dios de infinita caridad que nos has amado tanto y que nos diste
en tu Hijo la mejor prenda de tu amor, para que, encarnado y hecho nuestro
hermano en las entrañas de la Virgen, naciese en un pesebre para nuestra
salud y remedio; te damos gracias por tan inmenso beneficio. En retorno, te
ofrecemos, Señor, el esfuerzo sincero para hacer de este mundo tuyo y
nuestro, un mundo más justo, más fiel al gran mandamiento de amarnos como
hermanos. Concédenos, Señor, tu ayuda para poderlo realizar. Te pedimos que
esta Navidad, fiesta de paz y alegría, sea para nuestra comunidad un estímulo,
a fin de que, viviendo como hermanos, busquemos más y más los caminos de
la verdad, la justicia, el amor y la paz. Amén.
Padre Nuestro
Señor, haz de nuestro hogar un sitio de tu amor. Que no haya injuria porque Tú
nos das comprensión. Que no haya amargura porque Tú nos bendices. Que no
haya egoísmo porque Tú nos alientas. Que no haya rencor porque Tú nos das
el perdón. Que no haya abandono porque Tú estás con nosotros. Que
sepamos marchar hacia ti en tu diario vivir. Que cada mañana amanezca un
día más de entrega y sacrificio. Que cada noche nos encuentre con más amor.
Haz Señor con nuestras vidas, que quisiste unir, una página llena de ti. Haz
Señor de nuestros hijos lo que anhelas, ayúdanos a educarlos, orientarlos por
tu camino. Que nos esforcemos en el apoyo mutuo. Que hagamos del amor un
motivo para amarte más. Que cuando amanezca el gran día de ir a tu
encuentro nos conceda el hallarnos unidos para siempre en ti. Amén.
Soberana María, te pedimos por todas las familias de nuestro país; haz que
cada hogar de nuestra patria y del mundo sea fuente de comprensión, de
ternura, de verdadera vida familiar. Que estas fiestas de navidad, que nos
reúnen alrededor del pesebre donde nació tu Hijo, nos unan también en el
amor, nos hagan olvidar las ofensas y nos den sencillez para reconocer los
errores que hayamos cometido.
Santísimo San José, esposo de María y padre adoptivo del Señor, tú fuiste
escogido para hacer las veces de padre en el hogar de Nazaret. Ayuda a los
padres de familia; que ellos sean siempre en su hogar imagen del padre
celestial, a ejemplo tuyo; que cumplan cabalmente la gran responsabilidad de
educar y formar a sus hijos, entregándoles con un esfuerzo continuo, lo mejor
de sí mismos. Ayuda a los hijos a entender y apreciar el abnegado esfuerzo de
sus padres. San José modelo de esposos y padres intercede por nosotros.
Amén.
Padre Nuestro
Dios nos concede a todos el don de comunicarnos sin ofensas, sin juicios, sin
altanerías, con respeto y empatía, lo que genera acogida y mutua aceptación.
7.- Gozos
Dulce Jesús mío, mi Niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes
tanto!
Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almás! ¡Ven, no tardes
tanto!
- Niño del pesebre, nuestro Dios y Hermano, Tú sabes y entiendes del dolor
humano; que cuando suframos dolores y angustias, siempre recordemos que
nos has salvado.
Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almás! ¡Ven, no tardes
tanto!
Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes
tanto!
- Rey de las naciones, Emmanuel preclaro, de Israel anhelo, Pastor del rebaño.
Niño que apacientas con suave cayado, ya la oveja arisca ya el cordero manso.
Dulce Jesús, mío mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes
tanto!
- Ábrase los cielos y llueva de lo alto bienhechor rocío, como riego santo. Ven
hermoso niño, ven Dios humanado; luce hermosa estrella, brota flor del campo.
Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes
tanto!
- Tú te hiciste Niño en una familia llena de ternura y calor humano. Vivan los
hogares aquí congregados, el gran compromiso del amor cristiano.
Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes
tanto!
- Del débil auxilio, del doliente amparo; consuelo del triste, luz de desterrado.
Vida de mi vida, mi sueño adorado; mi constante amigo, mi divino hermano.
Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes
tanto!
- Ven ante mis ojos de ti enamorados, bese ya tus plantas, bese ya tus manos.
Prosternado en tierra te tiendo los brazos y aún más que mis frases te dice mi
llanto.
Dulce Jesús mío mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes
tanto!
- haz de nuestra patria una gran familia; siembra en nuestro suelo tu amor y tu
paz. Danos fe en la vida, danos esperanza y un sincero amor que nos una más.
Dulce Jesús mío, mi Niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes
tanto!
- Ven Salvador nuestro por quien suspiramos. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no
tardes tanto!
Benignísimo Dios de infinita caridad que nos has amado tanto y que nos diste
en tu Hijo la mejor prenda de tu amor, para que, encarnado y hecho nuestro
hermano en las entrañas de la Virgen, naciese en un pesebre para nuestra
salud y remedio; te damos gracias por tan inmenso beneficio. En retorno, te
ofrecemos, Señor, el esfuerzo sincero para hacer de este mundo tuyo y
nuestro, un mundo más justo, más fiel al gran mandamiento de amarnos como
hermanos. Concédenos, Señor, tu ayuda para poderlo realizar. Te pedimos que
esta Navidad, fiesta de paz y alegría, sea para nuestra comunidad un estímulo,
a fin de que, viviendo como hermanos, busquemos más y más los caminos de
la verdad, la justicia, el amor y la paz. Amén.
Padre Nuestro
Señor, haz de nuestro hogar un sitio de tu amor. Que no haya injuria porque Tú
nos das comprensión. Que no haya amargura porque Tú nos bendices. Que no
haya egoísmo porque Tú nos alientas. Que no haya rencor porque Tú nos das
el perdón. Que no haya abandono porque Tú estás con nosotros. Que
sepamos marchar hacia ti en tu diario vivir. Que cada mañana amanezca un
día más de entrega y sacrificio. Que cada noche nos encuentre con más amor.
Haz Señor con nuestras vidas, que quisiste unir, una página llena de ti. Haz
Señor de nuestros hijos lo que anhelas, ayúdanos a educarlos, orientarlos por
tu camino. Que nos esforcemos en el apoyo mutuo. Que hagamos del amor un
motivo para amarte más. Que cuando amanezca el gran día de ir a tu
encuentro nos conceda el hallarnos unidos para siempre en ti. Amén.
Soberana María, te pedimos por todas las familias de nuestro país; haz que
cada hogar de nuestra patria y del mundo sea fuente de comprensión, de
ternura, de verdadera vida familiar. Que estas fiestas de navidad, que nos
reúnen alrededor del pesebre donde nació tu Hijo, nos unan también en el
amor, nos hagan olvidar las ofensas y nos den sencillez para reconocer los
errores que hayamos cometido.
Madre de Dios y Madre Nuestra, intercede por nosotros. Amén.
Santísimo San José, esposo de María y padre adoptivo del Señor, tú fuiste
escogido para hacer las veces de padre en el hogar de Nazaret. Ayuda a los
padres de familia; que ellos sean siempre en su hogar imagen del padre
celestial, a ejemplo tuyo; que cumplan cabalmente la gran responsabilidad de
educar y formar a sus hijos, entregándoles con un esfuerzo continuo, lo mejor
de sí mismos. Ayuda a los hijos a entender y apreciar el abnegado esfuerzo de
sus padres. San José modelo de esposos y padres intercede por nosotros.
Amén.
Padre Nuestro
Sencillez que fue el adorno de María de Nazaret tal como ella misma lo
proclama en su canto de Magníficat.
Gloria al Padre
7.- Gozos
Dulce Jesús mío, mi Niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes
tanto!
Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes
tanto!
- Niño del pesebre, nuestro Dios y Hermano, Tú sabes y entiendes del dolor
humano; que cuando suframos dolores y angustias, siempre recordemos que
nos has salvado.
Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes
tanto!
Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes
tanto!
- Rey de las naciones, Emmanuel preclaro, de Israel anhelo, Pastor del rebaño.
Niño que apacientas con suave cayado, ya la oveja arisca ya el cordero manso.
Dulce Jesús, mío mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes
tanto!
- Ábrase los cielos y llueva de lo alto bienhechor rocío, como riego santo. Ven
hermoso niño, ven Dios humanado; luce hermosa estrella, brota flor del campo.
Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes
tanto!
- Tú te hiciste Niño en una familia llena de ternura y calor humano. Vivan los
hogares aquí congregados, el gran compromiso del amor cristiano.
Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes
tanto!
- Del débil auxilio, del doliente amparo; consuelo del triste, luz de desterrado.
Vida de mi vida, mi sueño adorado; mi constante amigo, mi divino hermano.
Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes
tanto!
- Ven ante mis ojos de ti enamorados, bese ya tus plantas, bese ya tus manos.
Prosternado en tierra te tiendo los brazos y aún más que mis frases te dice mi
llanto.
Dulce Jesús mío mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes
tanto!
- haz de nuestra patria una gran familia; siembra en nuestro suelo tu amor y tu
paz. Danos fe en la vida, danos esperanza y un sincero amor que nos una más.
Dulce Jesús mío, mi Niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes
tanto!
- Ven Salvador nuestro por quien suspiramos. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no
tardes tanto!
Benignísimo Dios de infinita caridad que nos has amado tanto y que nos diste
en tu Hijo la mejor prenda de tu amor, para que, encarnado y hecho nuestro
hermano en las entrañas de la Virgen, naciese en un pesebre para nuestra
salud y remedio; te damos gracias por tan inmenso beneficio. En retorno, te
ofrecemos, Señor, el esfuerzo sincero para hacer de este mundo tuyo y
nuestro, un mundo más justo, más fiel al gran mandamiento de amarnos como
hermanos. Concédenos, Señor, tu ayuda para poderlo realizar. Te pedimos que
esta Navidad, fiesta de paz y alegría, sea para nuestra comunidad un estímulo,
a fin de que, viviendo como hermanos, busquemos más y más los caminos de
la verdad, la justicia, el amor y la paz. Amén.
Padre Nuestro
2.- Oración para la familia
Señor, haz de nuestro hogar un sitio de tu amor. Que no haya injuria porque Tú
nos das comprensión. Que no haya amargura porque Tú nos bendices. Que no
haya egoísmo porque Tú nos alientas. Que no haya rencor porque Tú nos das
el perdón. Que no haya abandono porque Tú estás con nosotros. Que
sepamos marchar hacia ti en tu diario vivir. Que cada mañana amanezca un
día más de entrega y sacrificio. Que cada noche nos encuentre con más amor.
Haz Señor con nuestras vidas, que quisiste unir, una página llena de ti. Haz
Señor de nuestros hijos lo que anhelas, ayúdanos a educarlos, orientarlos por
tu camino. Que nos esforcemos en el apoyo mutuo. Que hagamos del amor un
motivo para amarte más. Que cuando amanezca el gran día de ir a tu
encuentro nos conceda el hallarnos unidos para siempre en ti. Amén.
Soberana María, te pedimos por todas las familias de nuestro país; haz que
cada hogar de nuestra patria y del mundo sea fuente de comprensión, de
ternura, de verdadera vida familiar. Que estas fiestas de navidad, que nos
reúnen alrededor del pesebre donde nació tu Hijo, nos unan también en el
amor, nos hagan olvidar las ofensas y nos den sencillez para reconocer los
errores que hayamos cometido.
Santísimo San José, esposo de María y padre adoptivo del Señor, tú fuiste
escogido para hacer las veces de padre en el hogar de Nazaret. Ayuda a los
padres de familia; que ellos sean siempre en su hogar imagen del padre
celestial, a ejemplo tuyo; que cumplan cabalmente la gran responsabilidad de
educar y formar a sus hijos, entregándoles con un esfuerzo continuo, lo mejor
de sí mismos. Ayuda a los hijos a entender y apreciar el abnegado esfuerzo de
sus padres. San José modelo de esposos y padres intercede por nosotros.
Amén.
Padre Nuestro
5.- Meditación del día
Tomemos pues, la mejor decisión: dar cariño, afecto, ternura y perdón; dar
tiempo y dar alegría y esperanza.
Demos amor, como decía San Juan de la Cruz: donde no hay amor pon amor,
y sacarás amor.
Gloria al Padre
7.- Gozos
Dulce Jesús mío, mi Niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes
tanto!
Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almás! ¡Ven, no tardes
tanto!
- Niño del pesebre, nuestro Dios y Hermano, Tú sabes y entiendes del dolor
humano; que cuando suframos dolores y angustias, siempre recordemos que
nos has salvado.
Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almás! ¡Ven, no tardes
tanto!
Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes
tanto!
- Rey de las naciones, Emmanuel preclaro, de Israel anhelo, Pastor del rebaño.
Niño que apacientas con suave cayado, ya la oveja arisca ya el cordero manso.
Dulce Jesús, mío mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes
tanto!
- Ábrase los cielos y llueva de lo alto bienhechor rocío, como riego santo. Ven
hermoso niño, ven Dios humanado; luce hermosa estrella, brota flor del campo.
Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes
tanto!
- Tú te hiciste Niño en una familia llena de ternura y calor humano. Vivan los
hogares aquí congregados, el gran compromiso del amor cristiano.
Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes
tanto!
- Del débil auxilio, del doliente amparo; consuelo del triste, luz de desterrado.
Vida de mi vida, mi sueño adorado; mi constante amigo, mi divino hermano.
Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes
tanto!
- Ven ante mis ojos de ti enamorados, bese ya tus plantas, bese ya tus manos.
Prosternado en tierra te tiendo los brazos y aún más que mis frases te dice mi
llanto.
Dulce Jesús mío mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes
tanto!
- haz de nuestra patria una gran familia; siembra en nuestro suelo tu amor y tu
paz. Danos fe en la vida, danos esperanza y un sincero amor que nos una más.
Dulce Jesús mío, mi Niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes
tanto!
- Ven Salvador nuestro por quien suspiramos. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no
tardes tanto!
Benignísimo Dios de infinita caridad que nos has amado tanto y que nos diste
en tu Hijo la mejor prenda de tu amor, para que, encarnado y hecho nuestro
hermano en las entrañas de la Virgen, naciese en un pesebre para nuestra
salud y remedio; te damos gracias por tan inmenso beneficio. En retorno, te
ofrecemos, Señor, el esfuerzo sincero para hacer de este mundo tuyo y
nuestro, un mundo más justo, más fiel al gran mandamiento de amarnos como
hermanos. Concédenos, Señor, tu ayuda para poderlo realizar. Te pedimos que
esta Navidad, fiesta de paz y alegría, sea para nuestra comunidad un estímulo,
a fin de que, viviendo como hermanos, busquemos más y más los caminos de
la verdad, la justicia, el amor y la paz. Amén.
Padre Nuestro
Señor, haz de nuestro hogar un sitio de tu amor. Que no haya injuria porque Tú
nos das comprensión. Que no haya amargura porque Tú nos bendices. Que no
haya egoísmo porque Tú nos alientas. Que no haya rencor porque Tú nos das
el perdón. Que no haya abandono porque Tú estás con nosotros. Que
sepamos marchar hacia ti en tu diario vivir. Que cada mañana amanezca un
día más de entrega y sacrificio. Que cada noche nos encuentre con más amor.
Haz Señor con nuestras vidas, que quisiste unir, una página llena de ti. Haz
Señor de nuestros hijos lo que anhelas, ayúdanos a educarlos, orientarlos por
tu camino. Que nos esforcemos en el apoyo mutuo. Que hagamos del amor un
motivo para amarte más. Que cuando amanezca el gran día de ir a tu
encuentro nos conceda el hallarnos unidos para siempre en ti. Amén.
Soberana María, te pedimos por todas las familias de nuestro país; haz que
cada hogar de nuestra patria y del mundo sea fuente de comprensión, de
ternura, de verdadera vida familiar. Que estas fiestas de navidad, que nos
reúnen alrededor del pesebre donde nació tu Hijo, nos unan también en el
amor, nos hagan olvidar las ofensas y nos den sencillez para reconocer los
errores que hayamos cometido.
Padre Nuestro
Una fe que es firme cuando nace una relación amistosa con el Señor.
Una fe que es auténtica está confirmada con las buenas obras, de modo que la
religión no sea sólo de rezos, ritos y tradiciones.
Una fe que ilumina el amor con la fuerza de la confianza, ya que “el amor todo
lo cree”. 1Cor 13, 7.
¡Qué bueno que nos puedan saludar como a la Virgen!: “Dichosa tú que has
creído”. Lc 1, 45.
Gloria al Padre
7.- Gozos
Dulce Jesús mío, mi Niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes
tanto!
Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almás! ¡Ven, no tardes
tanto!
- Niño del pesebre, nuestro Dios y Hermano, Tú sabes y entiendes del dolor
humano; que cuando suframos dolores y angustias, siempre recordemos que
nos has salvado.
Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almás! ¡Ven, no tardes
tanto!
Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes
tanto!
- Rey de las naciones, Emmanuel preclaro, de Israel anhelo, Pastor del rebaño.
Niño que apacientas con suave cayado, ya la oveja arisca ya el cordero manso.
Dulce Jesús, mío mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes
tanto!
- Ábrase los cielos y llueva de lo alto bienhechor rocío, como riego santo. Ven
hermoso niño, ven Dios humanado; luce hermosa estrella, brota flor del campo.
Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes
tanto!
- Tú te hiciste Niño en una familia llena de ternura y calor humano. Vivan los
hogares aquí congregados, el gran compromiso del amor cristiano.
Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes
tanto!
- Del débil auxilio, del doliente amparo; consuelo del triste, luz de desterrado.
Vida de mi vida, mi sueño adorado; mi constante amigo, mi divino hermano.
Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes
tanto!
- Ven ante mis ojos de ti enamorados, bese ya tus plantas, bese ya tus manos.
Prosternado en tierra te tiendo los brazos y aún más que mis frases te dice mi
llanto.
Dulce Jesús mío mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes
tanto!
- haz de nuestra patria una gran familia; siembra en nuestro suelo tu amor y tu
paz. Danos fe en la vida, danos esperanza y un sincero amor que nos una más.
Dulce Jesús mío, mi Niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes
tanto!
- Ven Salvador nuestro por quien suspiramos. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no
tardes tanto!
Benignísimo Dios de infinita caridad que nos has amado tanto y que nos diste
en tu Hijo la mejor prenda de tu amor, para que, encarnado y hecho nuestro
hermano en las entrañas de la Virgen, naciese en un pesebre para nuestra
salud y remedio; te damos gracias por tan inmenso beneficio. En retorno, te
ofrecemos, Señor, el esfuerzo sincero para hacer de este mundo tuyo y
nuestro, un mundo más justo, más fiel al gran mandamiento de amarnos como
hermanos. Concédenos, Señor, tu ayuda para poderlo realizar. Te pedimos que
esta Navidad, fiesta de paz y alegría, sea para nuestra comunidad un estímulo,
a fin de que, viviendo como hermanos, busquemos más y más los caminos de
la verdad, la justicia, el amor y la paz. Amén.
Padre Nuestro
Señor, haz de nuestro hogar un sitio de tu amor. Que no haya injuria porque Tú
nos das comprensión. Que no haya amargura porque Tú nos bendices. Que no
haya egoísmo porque Tú nos alientas. Que no haya rencor porque Tú nos das
el perdón. Que no haya abandono porque Tú estás con nosotros. Que
sepamos marchar hacia ti en tu diario vivir. Que cada mañana amanezca un
día más de entrega y sacrificio. Que cada noche nos encuentre con más amor.
Haz Señor con nuestras vidas, que quisiste unir, una página llena de ti. Haz
Señor de nuestros hijos lo que anhelas, ayúdanos a educarlos, orientarlos por
tu camino. Que nos esforcemos en el apoyo mutuo. Que hagamos del amor un
motivo para amarte más. Que cuando amanezca el gran día de ir a tu
encuentro nos conceda el hallarnos unidos para siempre en ti. Amén.
3.- Oración a la Virgen
Soberana María, te pedimos por todas las familias de nuestro país; haz que
cada hogar de nuestra patria y del mundo sea fuente de comprensión, de
ternura, de verdadera vida familiar. Que estas fiestas de navidad, que nos
reúnen alrededor del pesebre donde nació tu Hijo, nos unan también en el
amor, nos hagan olvidar las ofensas y nos den sencillez para reconocer los
errores que hayamos cometido.
Santísimo San José, esposo de María y padre adoptivo del Señor, tú fuiste
escogido para hacer las veces de padre en el hogar de Nazaret. Ayuda a los
padres de familia; que ellos sean siempre en su hogar imagen del padre
celestial, a ejemplo tuyo; que cumplan cabalmente la gran responsabilidad de
educar y formar a sus hijos, entregándoles con un esfuerzo continuo, lo mejor
de sí mismos. Ayuda a los hijos a entender y apreciar el abnegado esfuerzo de
sus padres. San José modelo de esposos y padres intercede por nosotros.
Amén.
Padre Nuestro
El amor y la esperanza siempre van de la mano junto con la fe. Por eso en su
himno al amor nos muestra San Pablo que el amor cree sin límites y espera sin
límites”. 1Cor 13, 7.
Una fe viva, un amor sin límites y una esperanza firme son el incienso, el oro y
la mirra que nos dan ánimo para vivir y coraje para no decaer.
Es gracias al amor que soñamos con altos ideales y es gracias a la esperanza
que los alcanzamos.
El amor y la esperanza son las alas que nos elevan a la grandeza, a pesar de
los obstáculos y los sinsabores.
Gloria al Padre
7.- Gozos
Dulce Jesús mío, mi Niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes
tanto!
- Oh sapiencia suma del Dios soberano, que a nivel de un niño te hayas
rebajado. Oh Divino infante, ven para enseñarnos la prudencia que hace
verdaderos sabios.
Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almás! ¡Ven, no tardes
tanto!
- Niño del pesebre, nuestro Dios y Hermano, Tú sabes y entiendes del dolor
humano; que cuando suframos dolores y angustias, siempre recordemos que
nos has salvado.
Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almás! ¡Ven, no tardes
tanto!
Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes
tanto!
- Rey de las naciones, Emmanuel preclaro, de Israel anhelo, Pastor del rebaño.
Niño que apacientas con suave cayado, ya la oveja arisca ya el cordero manso.
Dulce Jesús, mío mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes
tanto!
- Ábrase los cielos y llueva de lo alto bienhechor rocío, como riego santo. Ven
hermoso niño, ven Dios humanado; luce hermosa estrella, brota flor del campo.
Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes
tanto!
- Tú te hiciste Niño en una familia llena de ternura y calor humano. Vivan los
hogares aquí congregados, el gran compromiso del amor cristiano.
Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes
tanto!
- Del débil auxilio, del doliente amparo; consuelo del triste, luz de desterrado.
Vida de mi vida, mi sueño adorado; mi constante amigo, mi divino hermano.
Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes
tanto!
- Ven ante mis ojos de ti enamorados, bese ya tus plantas, bese ya tus manos.
Prosternado en tierra te tiendo los brazos y aún más que mis frases te dicen mi
llanto.
Dulce Jesús mío mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes
tanto!
- haz de nuestra patria una gran familia; siembra en nuestro suelo tu amor y tu
paz. Danos fe en la vida, danos esperanza y un sincero amor que nos una más.
Dulce Jesús mío, mi Niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes
tanto!
- Ven Salvador nuestro por quien suspiramos. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no
tardes tanto!