Los mexicanos han estado siguiendo apasionadamente el juicio del exjefe de policía

mexicano Genaro García Luna, que ahora está a punto de concluir en Nueva York. El que

fue ministro de Seguridad Pública bajo la presidencia de Felipe Calderón, entre 2006 y

2012, es acusado por una corte federal de Estados Unidos de haber participado, cuando

fue jefe de policía y luego ministro, en el tráfico de drogas para Sinaloa. cártel del notorio

narcotraficante Joaquín “El Chapo” Guzmán.

El exjefe de policía y exministro enfrenta la pena de cadena perpetua. Fue detenido hace

tres años en Estados Unidos donde se había refugiado al final de la presidencia de Felipe

Calderón, creyéndose a salvo tras haber colaborado durante más de una década con los

organismos de seguridad estadounidenses en la lucha contra el narcotráfico. Era el doble

juego del ministro: por un lado, participaba en la lucha contra el crimen organizado, por

otro, se le acusa de haber recibido millones de dólares en sobornos de los cárteles.

Los mexicanos creen que tal juicio nunca podría haber tenido lugar en su país, dada la

corrupción que socava el sistema judicial. La suerte de García Luna está ahora en manos

de los doce miembros del jurado, que comenzaron sus deliberaciones el jueves 16 de

febrero. Pero a la mayoría de los mexicanos también le gustaría que el expresidente

Felipe Calderón fuera llevado ante la justicia.