Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Durante años fue considerado uno de los hombres más poderosos de México, el
líder que encabezó la guerra contra los carteles de la droga.
Hoy, a sus 54 años, Genaro García Luna es el más alto exfuncionario mexicano
en ser declarado culpable por cargos relacionados con el narcotráfico.
¿Quién es?
Ingeniero de formación, García Luna fue reclutado en 1989 como investigador del
desaparecido Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen), el área de
Inteligencia de la Secretaría de Gobernación mexicana.
En sus primeros años en el Cisen se encargó de monitorear la actividad de los
grupos guerrilleros activos en México, especializándose posteriormente en el
combate a bandas de secuestradores.
Sus conocidos de la época cuentan que García Luna logró el rescate de varios
personajes importantes, sobre todo empresarios que años después lo ayudaron en
su carrera en el gobierno.
El proceso contra García Luna fue interpretado como una especie de secuela del
llamado "juicio del siglo" contra el Chapo Guzmán, que se resolvió con cadena
perpetua contra el capo de la droga.
Un exmiembro del cartel de Sinaloa dijo durante aquel proceso judicial que se
había encargado de entregar maletas a García Luna con al menos US$6 millones
en efectivo en 2005, 2006 y 2007.
Según la Fiscalía, García Luna acordó no interferir en los envíos de droga, revelar
información a los traficantes sobre operaciones de control, eliminar a miembros de
carteles rivales y colocar a otros funcionarios corruptos en posiciones de poder.
En total, enfrentaba cinco cargos: tres por conspiración de narcotráfico, uno por
pertenencia continuada a organización criminal y otro por emitir declaraciones
falsas a las autoridades estadounidenses cuando solicitó la ciudadanía de ese
país en 2018.
El exsecretario de Seguridad se había declarado inocente de todos los cargos.
Otras polémicas
Antes del juicio, García Luna protagonizó varias polémicas durante su etapa al
frente de la seguridad mexicana.
Antes de explotar su caso, una investigación del canal Univisión reveló nexos
cuestionables con un empresario privado de seguridad que se habría beneficiado
de la guerra contra las drogas que él liberaba.
Pero una de las situaciones más polémicas sucedió cuando García Luna era
director de la Agencia Federal de Investigaciones.
Era diciembre de 2005 y millones de mexicanos vieron por televisión cómo sus
agentes entraron a un rancho en el sur de Ciudad de México para arrestar a la
ciudadana francesa Florence Cassez y a su compañero, Israel Vallarta, quien
confesaba ante las cámaras el secuestro de tres personas.
Todo fue un montaje. Cassez y Vallarta habían sido arrestados el día anterior.
Según García Luna, el show televisivo fue "una recreación" pedida por las
televisoras, con las que mantenía una relación muy cercana.
El jurado
Siete mujeres y cinco hombres fueron los encargados de decidir sobre la inocencia
o culpabilidad del antiguo jefe de la Policía de México. Por orden del juez, el jurado
fue anónimo y permaneció parcialmente aislado.
Estos 12 ciudadanos estadounidenses fueron escogidos de entre 400 candidatos.
Cada uno tuvo que responder preguntas básicas sobre su identidad, su etnia, su
profesión y cualquier dato que pudiera influir en el veredicto.
El juez Cogan ordenó estas condiciones a petición de la fiscalía. Cogan dijo que la
violencia persistente y el amplio alcance del cártel, al que García Luna ha sido
vinculado por los fiscales, hacían que fuera razonablemente probable que los
miembros del jurado sintieran miedo por su seguridad si no se les garantizaba el
anonimato.
Mi opinión