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LA CUECA EN CUYO

ENSAYO SOBRE MITOS Y COSTUMBRES


Prof. Osvaldo Rodolfo Zapata mayo de 2019
Mucho se ha hablado de esta danza andariega que nos llegó de Perú, inclusive hasta su nombre
disminuido por la misma costumbre que aún tenemos de hacerlo, su primigenio nombre fue
“moza mala”, pasó a llamarse Zama Clueca” o “Zama Cueca”, (zama porque la mujer que la bailaba
era mestiza, mulata; clueca por indicar que estaba “alzada”, forma despectiva de presentarla ante
la sociedad a esa mujer), de “clueca” pasó a ser “cueca” de zama se transformó en “Zamba” de
igual significado.
En su peregrinaje nos llega por el camino real caminando por Perú primero, luego Bolivia, entró
por el norte jujeño y siempre por el camino real llegó a San Juan y allí me detengo porque fue la
entrada a Cuyo y desea cueca sanjuanina nadie mejor que aquellos que la investigaron y la
pusieron en el tapete para que quienes nos dedicamos a la investigación folklórica supiéramos
como es realmente esa hermosa versión cuyana, para no invadir investigaciones les sugiero
remitirse al profesor RODOLFO FERRER que es un maestro de primerísimo nivel académico y que
sugiero lo invitéis a compartir este coloquio entre profesores de danzas.
Luego la Cueca llega a Mendoza, - o tal vez al mismo tiempo, - ya que los juglares eran los troperos
que traían menesteres de todo tipo desde Perú, (sugiero leer “Orígenes Latinoamericanos del
Cancionero Folklórico “de SANTOS DE PAULA); luego de transitar por el NORTE mendocino cruza a
Chile. Aquí me detengo para acotar que, - como a muchos les ha pasado, - creía que la cueca nos
llegó de Chile, pero no fue así. En mis investigaciones que realicé pude comprobar que la cueca se
bailó en 1816 en Mendoza, según el registro de las memorias de un hacendado viñatero
mendocino que al inaugurar unos piletones para vino en Rodeo del Medio invita a una fiesta a San
Martín y sus generales entre los que estaba Juan Galo de Lavalle y comentaba don Francisco
Correa: “San Martín y su generalada bailaron cuecas y gatos…” Y sabemos por lo escrito que la
aparición en Cuyo primeramente pues en Chile emerge la Cueca en 1824.
Hete aquí el desarme del primer mito. También es necesario aclarar el tema de las “calles” en la
forma coreográfica y me detengo para hacer un análisis técnico, simple pero eficaz para desarmar
el mito de las calles. El movimiento coreográfico en la cultura folk es simple, espontáneo, no hay
análisis alguno de los progresos coreográficos en ninguna danza, como sabemos se inicia con el pie
izquierdo, (en otro momento puedo explicar por qué), ese inicio lúdico no se detiene y si ustedes
quieren hacer una “calle” quedarán con el pie cambiado y molesta el movimiento. Para dar una
solución a este cambio de pie el maestro Ángel Giménez inventa una figura que es llamada “el
ochito” por algunos. Pero NO es folklórico, es artístico. (Una vez en un encuentro de estudiosos de
la danza donde fui invitado escuche a alguien decir “este movimiento se está folklorizando”
cuando es imposible decirlo sin una investigación de campo exhaustiva en la cultura folk que no se
ha hecho lamentablemente. Las cuecas, todas, son “vueltas y medias vueltas” desde su origen
peruano, las calles aparecen por primera vez en un libro de Don Alberto Rodríguez, (quien fuera
maestro mío también), y por respeto a ese Gran Maestro me gustaría que el maestro ROBERTO
TORRES sea el encargado de aclarar ese tema de la publicación de esa coreografía, como referente
del Instituto de investigación y difusión del folklore cuyano. Pero lo cierto es que ese movimiento
de las “calles” es una figura contemporánea aparecida no en la cultura folk y puedo suponer que
su origen sea tal vez una coreografía montada para la vendimia donde uno debe montar
coreografías para mil bailarines inclusive. Pero es una suposición, no me he dedicado a investigar
otro estrato que el apaleado folk y que de él hablan muchos, pero sin juicio docto.
Por lo tanto, la Cueca Cuyana tiene variantes musicales, coreográficas, y de modos según la zona
que investiguemos, tales así que en San Juan es una cueca melodiosa con un paso especial, único,
con figuras particulares como la “vuelta entera”; en Mendoza norte es suave, cansina, debido a las
características de sus creadores, y en el sur cambia radicalmente y lo hace por características que
en mi libro explico exhaustivamente y que a diferencia de la mayoría de las danzas folklóricas ésta
pertenece a la “vivas” pues aún se baila en los pequeños y cada vez más aislados grupos folk de la
Argentina.

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