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Los textos argumentativos

1. Argumentación
Los textos en los que predomina el tipo textual argumentativo tienen como
finalidad persuadir, conseguir adhesión o convencer a sus destinatarios
acerca de una hipótesis (idea, opinión, punto de vista, creencia) sobre
determinado tema. Una hipótesis supone una toma de posición respecto de
un asunto o materia opinable (ej.: La pena de muerte denigra la justicia
humana). El asunto o tema admite diferentes maneras de ser tratado y
puede ser formulado como una pregunta que la hipótesis tiende a responder
(¿La pena de muerte denigra o restaura la justicia humana?).

Para sostener la hipótesis, estos textos enuncian una serie de argumentos


tanto a favor de la hipótesis propuesta como en contra de aquella a la que se
oponen; de modo que son textos polémicos. Hay polémica cuando un texto
se dedica a enunciar argumentos en contra de una postura adversa.

Los argumentos se despliegan y se construyen desde la lógica de la


experiencia (resaltando valores, creencias, pasiones), por ejemplo,
buscando conmover al auditorio, o desde la lógica formal (ligada a la
demostración científica y a los criterios de verdad/falsead, de
causa/consecuencia). Acuden también a la cita de la palabra de los otros, de
la que avalan sus aserciones o bien refutan las posturas adversas; así, las
citas de autoridad.

Entonces, todo texto argumentativo ofrece:

a) una hipótesis,

b) una serie de argumentos que la sostienen (cuya dimensión polémica se


agudiza con la mención y refutación de los argumentos que se le oponen, a
través de conectores adversativos),

c) una conclusión.
Es decir, estructuralmente, presenta una situación inicial (que introduce el
tema), un desarrollo básicamente argumentativo y una conclusión. La
conclusión suele ser redundante pues retoma la hipótesis dándola por
comprobada a partir de los argumentos expuestos. En cambio, la hipótesis
central aparecerá en cualquier parte del texto: en el momento inicial (“El
objetivo de este trabajo es demostrar que…”), o en el desarrollo o en la
conclusión: como consecuencia de los argumentos que la sostienen. Las
secuencias argumentativas pueden aparecer en cualquier texto, pero
predominan en los siguientes géneros discursivos: ensayo, artículo
académico o científico, discurso político, nota de opinión, propaganda
publicitaria, tesis, monografía. Estos géneros necesitan exponer la firma o
el nombre del autor (que se hace cargo de sus palabras) o bien de la
institución que los respalda (como el caso de la editorial de un diario o
revista, los panfletos y manifiestos).

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