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1.

Identificación del texto, del autor y contextualización

José Hierro del Real (Madrid, 1922 – 2002) es uno de los más singulares y atractivos
poetas de la Generación del 36 o de Posguerra. Estamos ante un escritor con trayectoria
propia, un tanto ajeno a las corrientes literarias de la posguerra civil española, si bien su
poesía desarraigada, con un tono social, existencial y testimonial, ocupa una parte
importante de su producción.

El hecho de pasar varios años en las cárceles franquistas marcó su poesía. Aunque
participó en parte en las corrientes culturales del momento, como la poesía desarraigada, la
poesía social y la coloquial-confesional de la Generación del Cincuenta, José Hierro, posee
una mirada poderosa y propia sobre la vida y el hombre.

Poeta de la Generación del 36, y a la primera generación de la posguerra dentro de la


llamada poesía desarraigada o existencial, término acuñado por Dámaso Alonso, en
contraposición a la poesía arraigada, a una de las principales corrientes de la lírica
inmediatamente después de la Guerra Civil española

En sus inicios no secundó las tendencias poéticas de esos años, permaneciendo fiel a
la senda de poetas como: Juan Ramón Jiménez, Antonio Machado, Pedro Salinas, o Gerardo
Diego. De este último tomó el gusto por la poesía durante su tiempo en la cárcel.

Su poesía es reflexiva, bastante analítica, centrada en el hombre y su existencia. Es


lógico entender que el tiempo como elemento determinante de la vida humana sea un tema
central que recorre sus poemarios. Se observa en muchos de sus poemas una reflexión
aplicada al hombre concreto, al yo poético o a otro cualquiera. En este sentido, sus poemas
indagan y explican las circunstancias del vivir, justamente en la España de posguerra
(encarcelado por ideas políticas), o como emigrante en EEUU, o como hombre aturdido y
maltratado que busca el sentido de su vida en una sociedad absurda. En este sentido, el
amor y la solidaridad son dos valores sobre los que pivota el sentido de la vida, también
proyectado hacia la belleza y la verdad.

Sus poemarios más importantes son Cuanto sé de mí (1957), Libro de las


alucinaciones (1964) y Cuadernos de Nueva York (1998).

Sin embargo, su primer poemario publicado en 1947 fue Alegría, obra con la que se
dio a conocer J.Hierro dentro del panorama cultural español. Fue uno de los primeros poetas
referentes de la poesía de posguerra, clave para entender la poesía de posguerra.
2. Argumento, temas y estructuras

El título del poema, “Fe de vida”, hace alusión al documento administrativo que
acredita que una persona está viva, que su existencia es real. Por ello, en este poema el
poeta se muestra a sí mismo como ejemplo de actitud ante la vida, el sufrimiento y el dolor
y la presencia de la muerte/destino.

Por ello, el tema de este poema que nos ocupa es la desolación del hombre ante la
búsqueda de la realidad, esto es, la angustia existencial, como expresa en varias ocasiones
con la reiteración del verso “no la encontraré” o en el v.18. Aunque esta no le impide sentir
la alegría por estar vivo (vv.20-21). Cierto es que como subtema al principal, aparece el
tiempo, ya que se pregunta por las circunstancias del vivir, reflejando así en sus versos la
España de posguerra de la que es partícipe.

En cuanto al argumento y la estructura del poema, este se divide en tres estrofas, de


mayo a menor dimensión, y de menor a mayor emoción positiva. A lo largo de estas tres
estrofas predomina el tono existencial, social y testimonial de la “yo” poético.

En la primera estrofa, del verso 1 al 12, el “yo” poético tiene la certeza de un mundo
desolado, devastado por la muerte, el olvido y la soledad (vv.4, 9, 10), el cual no lo va a
volver a encontrar como lo conoció, como reitera en los vv.7, 10 y 12 (“no lo encontraré).

En la segunda estrofa, del verso 13 al 18, la voz del poeta expresa su propia fe en la
vida, la certifica, aunque muestra de nuevo parte de esa angustia existencial de los primera
parte del poema (vv.17-18).

En la tercera estrofa,a partir del verso 19, aumenta la intensidad vital, existencial de
este, aparece su optimismo por la vida (v.21). Su experiencia personal y vital se convierte,
gracias al poema, en una experiencia colectiva (para todo aquel que lo lea).
3. Características formales (estilo del autor o de la época, figuras, métrica, rasgos
genéricos)

Es una poesía en verso libre, de fácil lectura, pero intensa. Se entiende como un todo,
no verso a verso, ya que J.Hierro entendía la poesía al servicio de lo que se contaba. Se trata
de una composición crónica en la que el tema es tratado de modo directo y narrativo, pero
también con ritmo y emoción. Su experiencia personal se convierte en el tema del poema.
Por todo ello, por lo que cuenta, este poema se podría considerar parte de los poemas de la
vía de “reportajes” por la forma de abordar narrativamente el tema.

Como recursos literarios y que marcan el estilo del poeta, encontramos los siguientes:

- Reiteración de la expresión “sé que…” en los vv.1, 6, 8 y 11, para reiterar la certeza
de todo lo que es parte de su existencia vital, como la muerte, el olvido o la soledad.
- Resalta el encabalgamiento en el v.2 para separar la expresión “sé” de “que”, y dejar
así el verbo al final del verso y volver, de nuevo, a reiterar la idea de los hechos que
conoce el poeta.
- Paralelismos en los vv.1, 6, 8 y 11, con la misma estructura sintáctica y que describen
diferentes acciones cotidianas y anecdóticas de su existencia con el empleo de
verbos como “está” o “busco”. El empleo del presente ayuda a reforzar la idea de
realidad de lo que nos está contando el “yo” poético. Y el empleo del futuro en la
expresión “no la encontraré”, refuerza la idea de angustia y miedo por lo que no
puede cambiar.
- Asíndeton a lo largo de todo el verso para enlazar las ideas.
- Metáforas para representar la muerte con el “invierno” (v.1); la vida con una “rama”
(v.6). O metonimia para representar al hombre con “mano” (v.8).
- La reiteración de la partícula “pero” en los vv.13 y 19, marcan el cambio de tono del
poema, hacia un mayor optimismo por la vida y por la presencia de la alegría.
- En las dos últimas estrofas vuelve a emplear el presente (soy, estoy, me llamo, toco,
sé…), como “fe de vida” de que él sigue vivo (v.21).
- Apóstrofe en el v.15 para llamar a la Alegría, como un interlocutor al que se dirige el
poeta, así como la reduplicación de la palabra “alegría” para dar una mayor
expresividad al concepto.
- Personificación de la alegría en el v.16 y 19, atribuyéndole la cualidad de estar al lado
del poeta, a sus pies en concreto y de poder tocarla, como si de una mujer se tratara.
- Antítesis en el verso 17 entre “nada” y “todo” y “orden” y “roto”, para expresar el
caos y la desolación que rodea al “yo” poético.
- Hipérbole en el v.20, con el pronombre “todo” y la relación con la muerte, así como
una metáfora de la angustia existencial del “yo” lírico.

Para J.Hierro la alegría y el dolor eran dos conceptos que estaban unidos. Gracias al
dolor somos conscientes de la vida y así sabemos que nos podemos entregar a ella.

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