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SEMÁNTICA Y SEMIÓTICA Dr.

AUGUSTO RAMIRO BRITO DÍAZ

“A la inmensa mayoría”
Blas de Otero
Análisis y propuesta didáctica
BLAS DE OTERO – “A LA INMENSA MAYORÍA” (DE PIDO LA PAZ Y LA
PALABRA, 1955)
A la inmensa mayoría
Aquí tenéis, en canto y alma, al hombre 1
aquel que amó, vivió, murió por dentro
y un buen día bajó a la calle: entonces
comprendió: y rompió todos sus versos.

Así es, así fue. Salió una noche 5


echando espuma por los ojos, ebrio
de amor, huyendo sin saber adónde:
a donde el aire no apestase a muerto.

Tiendas de paz, brizados pabellones,


eran sus brazos, como llama al viento; 10
olas de sangre contra el pecho, enormes
olas de odio, ved, por todo el cuerpo.

¡Aquí! ¡Llegad! ¡Ay! Ángeles atroces


en vuelo horizontal cruzan el cielo;
horribles peces de metal recorren 15
las espaldas del mar, de puerto a puerto.

Yo doy todos mis versos por un hombre


en paz. Aquí tenéis, en carne y hueso,
mi última voluntad. Bilbao, a once
de abril, cincuenta y uno. 20

Blas de Otero, de Pido la paz y la palabra (1955)

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A. ANÁLISIS
Blas de Otero Muñoz (Bilbao, 1916 – Majadahonda, Madrid, 1979) es el poeta más
emblemático de la poesía existencial y social española de posguerra. Sus poemarios
recogen con viveza y expresividad lingüística el malestar espiritual y la protesta
contra la situación social y política en la España franquista. Sin embargo, sus
registros van más allá de los encasillamientos; también posee una poesía religiosa
inicial y otra intimista final muy interesante.
1. Resumen
El poema que ahora comentamos, “A la inmensa mayoría”, presenta un contenido
social visible a primera vista, en una eficaz combinación narrativa y explicativa, de
tono intimista. El yo poético se presenta a sí mismo frente a la comunidad. Realiza
un pequeño repaso de su vida previa, que coincide con el cierre de un ciclo vital
centrado en su persona y aislado del exterior. Al agotarse ese estilo de vida (“murió
por dentro”, v. 2), decide abrirse al mundo y a la gente. En ese momento comprende
su situación y decide comenzar de cero (“rompió todos sus versos”, v. 4). En la
segunda estrofa afirma que ese es su pasado, pero solo hasta el día de la ruptura, que
es su presente. Una noche sale de su encerramiento y está dispuesto a escuchar,
comprender y compartir con los demás sus cuitas y necesidades, pues comprende que
en la comprensión y empatía hacia los demás se halla el sentido de la vida y la clave
de la felicidad personal. Huye de su muerte interior, que lo había poseído (“adonde
el aire no apestase a muerto”, v. 8). En la tercera estrofa se dibuja a sí mismo, en el
campo, como un elemento positivo y alegre, pues se identifica con “tiendas de paz”
y tiendas de campaña (“pabellones”, v. 9) como acunados (“brizados”, v. 9),
ofreciendo un refugio. Pero pronto se ve asaltado por “olas de sangre” y “olas de
odio” que cubren su cuerpo. Las exclamaciones de la cuarta estrofa parecen que llama
a unos enemigos armados, para que se centren en él; se acercan por el cielo con
aviones de combate (“ángeles atroces / en vuelo horizontal”, vv. 12-13) y por el mar
en barcos de guerra (“horribles peces de metal”, v. 15). La quinta y última estrofa
expresa su deseo de que acaben los enfrentamientos y llegue la paz. Para ello, el yo
poético entrega lo que tiene: “todos mis versos” (v. 17), que es su palabra definitiva
y última, como si fuera un testamento. De ahí que se cierre el poema como si fuera
un documento público, consignando el lugar y la fecha de su escritura (Bilbao, 11-4-
1951). En las tres primeras estrofas el poeta está desdoblado, pues habla de sí mismo
en tercera persona, como si él se viera fuera. En la última estrofa asume su entera

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personalidad, pues los verbos están en primera persona (“Yo doy…”, v. 17). Como
si se hubiera encontrado a sí mismo y el sentido de su vida, por eso lo constata a
modo de escritura pública.
2. Tema
El tema del poema se puede enunciar así: constatación del hallazgo del sentido de su
vida del yo poético, que, al abandonar su ensimismamiento y abrirse al mundo, ofrece
lo que tiene y lo que es para que el hombre encuentre la paz y la concordia, superando
las guerras.
3. Apartados temáticos
El poema presenta una línea lógica y coherente compacta. Cuenta una historia (al
modo poético, no al narrativo), su sentido y su conclusión. Cada estrofa introduce
una modulación de contenido nueva, de modo que podemos distinguir cinco
apartados temáticos:
 El primer apartado (vv. 1-4) se centra en la prehistoria del yo poético; vivía
aislado y como que se desesperó y pudrió por dentro porque no encontraba ni
sentido ni salida para sus actos y su vida. Todo eso acaba cuando “un buen día”
decide salir a la calle y se encuentra con la vida real.
 El segundo apartado (vv. 5-8) cuenta cómo sale a la calle buscando el encuentro
y la comunicación con otras personas, absorbido por una corriente intensa de
filantropía. Allí encontró la vida, frente a su muerte interior, que desea dejar
atrás.
 El tercer apartado (vv. 9-12) presenta un fuerte contraste entre la paz y la
concordia que ofrece el yo poético y lo que recibe: sangre y odio.
 El cuarto apartado (vv. 13-16) alcanza el culmen del choque entre sus
intenciones de encuentro pacífico y las máquinas de guerra. Llama acaso a los
demás, acaso a los agresores. Y le hacen daño, como expresa la interjección
“¡Ay!” (v. 13). Explicita cómo son esos artefactos bélicos a través de dos
metáforas: aviones de combate y barcos (o submarinos) de guerra.
 El quinto y último apartado (vv. 17-20) adquiere un tono conclusivo explícito.
El yo poético da todo lo que tiene, que son sus versos, por alcanzar la paz entre
los hombres. Lo presenta como su “última voluntad”, es decir, como un acto
testamentario otorgado ante un notario, idea que se refuerza con la inclusión del
lugar y la fecha donde se levantó ese documento, que, en realidad, es el poema
que tenemos delante.

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4. Aspectos métricos y de rima


El poema está compuesto por veinte versos endecasílabos, excepto el último, que
solo tiene diez sílabas (se diría que deliberadamente, como para romper la armonía
del poema y trasladar el texto a un ámbito administrativo). En cada estrofa, los versos
1 y 3 riman entre sí, y los versos 2 y 4. Los versos pares riman en asonante (ó-e) y
los impares quedan en é-o, justo la rima inversa. Cada estrofa forma, pues, un
serventesio (ABAB), aunque se observan ligeros desvíos en la rima (por ejemplo, el
verso 6).
5. Comentario estilístico
El primer aspecto que llama la atención es el título del poema, pues es toda una
declaración de intenciones. El poeta se dirige a la sociedad en su conjunto, a la
mayoría de las personas. Juega, a la contra, con el famoso título de Juan Ramón
Jiménez, “a la inmensa minoría”. Frente a un supuesto elitismo esteticista de este,
una poesía social, abierta y de ambición generalista de este. Ello se ve confirmado en
la primera estrofa, en la que se dirige, a través de un verbo en segunda persona del
plural, “tenéis” (v. 1), a un “vosotros” implícito que coincide con los lectores o los
miembros de la comunidad en la que el poeta se incardina. El poeta se abre
enteramente y se ofrece a esa comunidad; lo hace “en canto y alma” (v. 1); llama la
atención la alteración de la frase hecha, “en cuerpo y alma” a otra nueva. Es un
recurso muy típico de la poesía de Blas de Otero; con ello, crea una nueva y potente
expresividad. La palabra “canto” funciona como metonimia de “poeta”, llamando así
la atención sobre voluntad de apertura social. Tres verbos en situación paralela en el
verso 2 comprimen toda la vida previa del yo poético; por cierto, acaba en un fracaso
importante, como delata la metáfora contenida en “murió por dentro” (v. 2).
Afortunadamente, todo cambia cuando se abre a la sociedad; lo expresa con la
metáfora “bajó a la calle” (v. 3). Ahí comprende que su salvación radica en saber
escuchar y solidarizarse con los demás. Esa revelación es tan radical que comienza
su tarea poética de cero, como expresa con la metáfora “y rompió todos sus versos”
(v. 4) porque carecen da validez.
La segunda estrofa resume todo lo dicho con una antítesis de tiempos verbales y una
repetición, creando un efecto paralelístico impactante: “Así es, así fue” (v. 5); el
juego de presente / pasado intensifica la idea de una trayectoria asfixiante. Luego
continúa su relato: el yo poético se lanzó a la calle, sin importarle que fuera de noche,
lleno de ilusión y ardor filantrópicos, como sugieren las metáforas “echando espuma

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por los ojos, / ebrio de amor” (vv. 5-6). Expresa su necesidad de encontrarse y
compartir con los demás. Para ello, lo importante es huir de sí mismo, un lugar donde
“el aire no apestase a muerto” (v. 8), que era su situación previa. La concatenación
(anadiplosis) creada con “adonde” (vv. 7-8) expresa muy bien la determinación del
yo poético de buscar un lugar más respirable para vivir.
En la tercera estrofa describe lo que encuentra en el exterior. Él monta tiendas y
pabellones acogedores en son de paz y confraternidad. El símil establecido con un
hipérbaton chocante “eran sus brazos, como llama al viento” (v. 10). Pero lo que
recibe, en viva antítesis, es odio y agresión con malas intenciones. Lo expresa con
las metáforas y metonimias “olas de sangre” (v. 11) y “enormes / olas de odio” (vv.
11-12). Las repeticiones, los paralelismos y el epíteto “enormes” (v. 11) enfatizan los
sufrimientos que hubo de arrostrar en su persona, expresado tautológica y
metonímicamente con “por todo el cuerpo” (v. 12). El imperativo “ved” (v. 11) es
una llamada de atención, a través de una apóstrofe, a los lectores, acaso a los
miembros de su comunidad, con los que desea confraternizar.
La cuarta estrofa cambia bruscamente de tono. De uno descriptivo, pasa a otro
exclamativo, con nada menos que tres enunciados exclamativos; en el primero pide
ayuda o anima al coraje (“¡Aquí!”, v. 13); en el segundo los apremia para que
reaccionen pronto (“¡Llegad!”, v. 13); en el tercero expresa dolor, pues tal vez está
herido (“¡Ay!”, v. 13). Las tres exclamaciones crean una atmósfera bélica, de
choque. Acto seguido, explica su precaria situación: es atacado por aire y por mar.
Lo expresa con dos impactantes metáforas referidas a los aviones de guerra (“ángeles
atroces”, v. 13) y a los barcos bélicos (“horribles peces de metal”, v. 15).
La quinta y última estrofa adquiere un aire conclusivo. Tras las vivencias previas, el
yo poético propone un pacto para acabar con los enfrentamientos, la guerra y la
muerte entre personas: da “todos mis versos” (v. 17) metonimia de lo más valioso de
sus posesiones, con tal de alcanzar la paz. Cierra el poema con un giro intenso y
chocante. Convierte el poema en un testamento que recoja sus últimas voluntades. Y
lo hace “en carne y hueso” (v. 18), es decir, con toda la fuerza de su persona física y
espiritual. Y lo cierra como se hace un documento público, con el lugar y la fecha en
el que se levantó la escritura: “Bilbao, a once / de abril, cincuenta y uno” (vv. 19-20).
El aire de verosimilitud que imprime al poema es convincente, al introducir este
prosaísmo. Por otro lado, la fecha nos coloca en un contexto temporal preciso: 1951.

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Estamos en plena posguerra española y europea, tras el fin del conflicto civil y de la
Segunda Guerra Mundial.
6. Contextualización
Blas de Otero (Bilbao, 1916 – Majadahonda, Madrid, 1979) es un eminente poeta
que supo expresar el malestar, la angustia, el dolor y la frustración personal y
colectiva a causa de los terribles conflictos bélicos de la primera mitad del siglo XX.
Él mismo, con poco más de veinte años, hubo de luchar como soldado en el bando
franquista (que bien pudo ser el otro) en un conflicto muy frustrante y cruel.
Su poesía pasó por una fase espiritual, coincidente con los primeros tanteos y
aprendizaje, bajo el influjo de la poesía de Juan Ramón Jiménez y de la Generación
del 27. Estos poemas religiosos están recogidos en un poemario que imita el título
del de San Juan de la Cruz, por donde podemos ver las influencias de la poesía clásica
española, Cántico espiritual (1942). A continuación, inicia una fase existencial, esto
es, centrada en el presente, en la existencia como un deber a veces doloroso,
frustrante y con aspectos inextricables. Esta visión pesimista genera sentimientos de
amargura y de desfallecimiento existencial. Queda recogido este ciclo en sus
poemarios Ángel fieramente humano (1950) y Redoble de conciencia (1951).
La etapa social es la siguiente. El poeta se fusiona con el pueblo doliente y se erige
como en su portavoz. El tono de denuncia y crítica contra una situación política de
supresión de libertades y adoctrinamiento es un vector principal. Blas de Otero
contempla cómo una amplia capa de la sociedad, humilde, esforzada, al borde de la
hambruna, y carente de cultura y de educación está abandonada a su suerte. Critica
airadamente esta situación y exige respuestas de justicia e igualdad. Los poemarios
más importantes de esta fase son Pido la paz y la palabra (1955), En castellano (1977)
y Que trata de España (1964). Posteriormente, retorna a una poesía más intimista y
personal.
7. Interpretación y valoración
Blas de Otero es un magnífico poeta. Representa muy bien el ambiente cultural de
posguerra española, dominado por el existencialismo pesimista, en un primer
momento; y por la literatura social, con intención política, en un segundo momento.
Su poesía rebosa autenticidad, expresividad y frescura, gracias, entre otras cosas, a
su empleo del lenguaje coloquial transpuesto a un nivel poético y a construcciones
sintácticas sorprendentes y rupturistas. Lo alcanza, muchas veces, como se ve en este

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poema, con la creación de encabalgamientos abruptos, hipérbatos desconcertantes y


manipulación de frases hechas, giros coloquiales y modismos.
Este poema alcanza un magnífico equilibrio entre la subjetividad y la objetividad,
entre el mundo interior y el exterior. Expresa su malestar interno, por vivir como
encerrado y ajeno al sufrimiento de mucha gente en su comunidad y su decisión de
abrirse al mundo y actuar en él. En esa apertura, encuentra guerras, enfrentamientos
y odio a raudales. Reacciona ofreciendo lo que tiene, sus versos, para contribuir a la
paz y la concordia.
El cierre del poema con una fórmula lingüística propia del mundo administrativo y
leguleyo imprime originalidad y sorprende al lector, que no espera una transposición
tan sorprendente. El lenguaje del poema es muy expresionista: las palabras crean
imágenes potentes, con efectos sensoriales perceptibles a cada paso.
B. PROPUESTA DIDÁCTICA
(Las siguientes actividades se pueden realizar de modo individual o en grupo; de
manera oral o escrita; en clase o en casa; utilizando medios tradicionales o recursos
TIC, según las circunstancias lo aconsejen).
b.1. Comprensión lectora
1) Resume el poema (100 palabras, aproximadamente).
2) Señala su tema principal y los secundarios.
3) Delimita los apartados temáticos, atendiendo a las modulaciones de sentido.
4) Analiza los aspectos métricos y de rima; deduce la estrofa empleada.
5) ¿Qué tono tiene el poema: positivo, optimista, esperanzado, o todo lo
contrario?
6) Señala las imágenes más importantes que jalonan el poema, sobre todo
referidas al dolor y la angustia, y cómo impactan en el poeta.
7) Localiza y explica una docena de recursos estilísticos y cómo crean
significado.
b.2. Interpretación y pensamiento analítico
1) ¿Dónde y en qué momento se halla el poeta en su poema?
2) ¿Está satisfecho con su vida el poeta, a juzgar por sus palabras?
3) ¿Qué importancia poética posee la sociedad, la comunidad, en el poema?
4) ¿Cómo se aprecia en el texto el valor del amor?

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5) ¿Aparece el pronombre “yo” en el algún momento? (Busca en el verso 14).


¿En qué lugar está situado? ¿Es importante la subjetividad del poeta en el
conjunto de la significación del poema?
6) El poeta, ¿a quién se dirige?
7) En la cuarta estrofa se pinta un ambiente bélico. ¿Qué conflictos hubo
recientes en Europa que pudieron afectar a Blas de Otero?
b.3. Fomento de la creatividad
1) Elabora un poema o texto en prosa que exprese la ruptura de una persona con
su mundo interior, insatisfactorio, para pasar a otro nuevo.
2) Imagina y transcribe una conversación o plática entre la clase y el poeta Blas
de Otero.
3) Realiza una exposición sobre Blas de Otero, su poesía y su tiempo, para ser
presentada ante la clase o la comunidad escolar, con ayuda de medios TIC o
pósteres, fotografías, pequeña exposición bibliográfica, etc.
4) Aporta o crea imágenes de paisajes inquietantes y poco acogedores para
contemplarlos y proponer una transformación, siguiendo el ejemplo de Blas de
Otero.

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