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MUERTE: La salud de San Francisco de Asís fue deteriorándose lentamente, ya que los estigmas le

provocan mucho sufrimiento y debilidad. A pesar de que lo llevaron a muchos doctores, murió el 3
de octubre de 1226, a la edad de 44 años, Mientras yacía en espera de la muerte, pidió a los
hermanos cantar salmos de alabanza, a los que él mismo se unió en la medida en que era capaz.
Pidió que se le leyera el relato de la pasión de Cristo del Evangelio de San Juan. Luego, finalmente,
en palabras de Tomás de Celano, "cuando muchos hermanos se habían reunido... su alma
santísima fue liberada de su cuerpo y recibida en el abismo de la luz, y su cuerpo se durmió en el
Señor".

LAUDATO SI cap. 2:

«El Evangelio de la Creación»

Habla de la armonía del prójimo y la tierra.

En este segundo capítulo, la encíclica nos aproxima a la sabiduría de los relatos bíblicos y la
necesidad de vivir en armonía con todos los seres del planeta. Por otra parte, de la necesidad de
prestar atención al destino del mundo y de la naturaleza.

En este capítulo, el papa Francisco menciona la "tremenda responsabilidad" del ser humano
respecto a la creación, el lazo íntimo que existe entre todas las criaturas, y el hecho de que "el
ambiente es un bien colectivo, patrimonio de toda la humanidad y responsabilidad de todos".

En la Biblia, "el Dios que libera y salva es el mismo que ha creado el universo", y "en él se conjugan
amor y poder". Se hace necesario estar en armonía con todos los seres de la tierra, así como
prestar atención al futuro que se nos avecina, teniendo en cuenta también a la naturaleza.

CONCLUSION: Reflexionar sobre la relación entre el ser humano y las demás criaturas, y sobre
cómo el pecado rompe el equilibrio de toda la creación en su conjunto.

"Estas narraciones sugieren que la existencia humana se basa en tres relaciones fundamentales
estrechamente conectadas: la relación con Dios, con el prójimo y con la tierra".

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