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El futuro de la arquitectura

Los tratados y movimientos con respecto al futuro de la arquitectura por mucho tiempo y en
épocas recientes se han basado en visiones sobretodo estéticas y funcionales.

Algunos ejemplos:

El Futurismo con Antonio Sant’Elia como uno de sus representantes fue un movimiento Italiano
de 1914 en donde se presenta la arquitectura en movimiento, aerodinámica, inspirada en la
tecnología de las máquinas.

Hacia una Arquitectura, 1923, es el compendio de ensayos en donde Le Corbusier propone la


organización del programa como principio funcional generador del lenguaje arquitectónico
abstracto o la “máquina para habitar”.

Delirious New York, 1978, de Rem Koolhaas es un manifiesto sobre la disrupción en la


diversidad de usos y necesidades dentro de la congestión en la ciudad vertical y cómo se redefine
el programa en un futuro hoy materializado en edificios de usos mixtos.

Pero quizás han sido los cineastas los que se han ganado el premio por imaginarse el futuro de la
arquitectura, pensemos en Terry Gilliam y su película Brazil, de 1985, en donde la estética retro-
futurista o Steampunk de los edificios (en la película se usó Les Espaces D’Abraxas de Ricardo
Bofill) son máquinas vivas con instalaciones y tripas que funcionan o se descomponen como un
organismo vivo.

No podemos dejar fuera Blade Runner de 1982, en donde los humanos y la “inteligencia
artificial” (los Replicants) habitan entre máquinas análogas-digitales, bajo una ciudad distópica
de estilo Cyberpunk (para el departamento de Deckard se usó la Ennis House de Frank Lloyd
Wright).

Uno de mis favoritos y que sí le atinó a un futuro que ya fue y que es responsable (Estilo
Internacional / Racional Funcionalismo) de muchas de las cosas que tenemos que corregir ahora,
es Jacques Tati, con su película Play Time de 1967.

Y en todos estos casos nos cuesta trabajo encontrar un futuro de la arquitectura en donde haya
estado presente la preocupación por el medio ambiente, el consumo energético y la
sostenibilidad.

Por supuesto están las visiones independientes y acotadas en teoría o pequeñas prácticas, como
lo que hizo Archigram con su Neofuturismo tecnológico, de estructuras ligeras y espaciales,
inspirado en gente como Buckminster Fuller, o el proyecto Biosphere 2 de 1987 que buscaba
beneficiar a la tierra y entender sus sistemas de manera retroactiva imaginando la colonización
del espacio, pero poca gente se imaginó que la profesión de la arquitectura iba a dejar de tener
una narrativa estética, funcional o estructural y se tendría que redefinir (hoy) con sentido de
urgencia para atender y contrarrestar el cambio climático.
Obras técnicas de diseño, importantes a nivel social y ecológico, hemos tenido en libros como
por ejemplo El Manual del Arquitecto Descalzo. Estos han sido documentos de gran inspiración
dentro de nuestra profesión junto con la lógica y belleza de las arquitecturas vernáculas, pero
quizás el único movimiento de impacto a gran escala (institucional y corporativo) vigente a la
fecha es lo que inició en su época como “High-Tech” (adaptabilidad de programa, funcionalidad
y sostenibilidad) bajo el liderazgo de arquitectos como Renzo Piano y Norman Foster, en donde
en cada edificio sin importar la escala existe un cuestionamiento, investigación e implementación
a nivel performance energético, de flexibilidad, contexto social y rendimiento bioclimático.

El cambio climático junto con la Inteligencia Artificial (y subsets como el Deep Learning y
Machine Learning) vienen a revolucionar la relevancia de la práctica arquitectónica y a
retroalimentar el discurso que hasta ahora se ha presentado de un modo más elitista y
egocéntrico.

Como arquitectos siempre podremos atender la necesidad de un cliente por resolver la necesidad
habitacional en términos de comodidad, funcionalidad y diseño (estilo)… ¡Y nos encanta!, pero
sin lugar a duda en cada proyecto forzosamente tiene que estar el componente de sostenibilidad,
mitigación del cambio climático y consumo de energía.

Hoy estamos enfrascados en un concurso algorítmico-estilístico dentro del loop de imágenes


digitales, en donde los proyectos se están retroalimentando constantemente y cuestionándose
pocas cosas.

Así como el programa generó la forma y el estilo en el Movimiento Moderno, hoy es el análisis
del consumo energético de una casa, la arquitectura, su impacto y huella de carbono en la
estructura-materialidad y las tecnologías, lo que determinará su forma y estética, pero mucho
más importante su responsabilidad con el mundo.

Como profesión tenemos que empezar a integrar las especialidades multidisciplinarias que nos
informen nuestro proceso de diseño de modo que estemos con suerte a la par del avance de la
tecnología y no a años luz detrás. Tenemos que hacer todos los esfuerzos urgentes para revertir lo
que la industria de la construcción ha hecho con su huella de carbono.

Al final del día todos los manejos de procesos (tasks) los hará mejor la Inteligencia Artificial y es
nuestra creatividad y dirección la que hasta ahora no tiene sustituto, es donde tenemos la
oportunidad de dirigir una orquesta tecnológica en favor de la calidad del mundo.

“ la calidad del mundo es la calidad de nuestros proyectos” Otl Aicher.

Héctor Coss M.

IG: @hectorcossarquitectos

Substack: https://substack.com/@elojoentrenado?utm_source=user-menu

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