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Memorias a mi Fray Martín…

Mi nombre es Sheyla Carrasco, estudiante del tercer año de secundaria de la I.E.P. Fray Martín,
para algunos es un colegio más del Perú; pero para mí, fue la casa de estudio de mi hrna. Carla
y actualmente la casa de estudio de la brigadier general, mi hrna. Shirly. Quizás se podría decir
que mi familia es Fraymartiriana y lo anecdótico es que yo me siento cómoda en esta
fascinante institución; les cuento, aprendí hablar en mi casa (mi primer hogar), y lo traduje al
papel en las aulas del colegio aprendiendo a escribir, creo que los docentes vienen haciendo
un buen trabajo, porque, quizás no sean perfectos, pero entendí también que nadie es
perfecto y que depende de cada estudiante aprovechar al máximo casa clase. Un día un
docente pregunto al finalizar su explicación “¿pensamos todos iguales?”, tontos nosotros,
respondimos ¡sí!; muy decepcionado nos dijo, siento que he podido lograr mi objetivo.
Entiendo que dicho docente quiso darnos a entender que cada persona debe tener su propio
pensamiento, si propia idea, para así poder tener sus propias decisiones. Todo esto me lleva
entender de la calidad de docentes que direccionan mi amada casa de estudio, en colegio
ubicado a 2,123 m.s.n.m. en un mágico distrito llamado Huarmaca, donde la paz y sobre todo
la seguridad reinan en los valores de cada ciudadano. Un colegio donde su lema es “Somos la
luz y la esperanza del mañana”, la misma luz que ilumina este país, un país que guarda la
esperanza en nosotros, un país que viene invirtiendo año tras año en mi formación en un
colegio de calidad, con un director lleno de valores, con docentes profesionales que
engrandece nuestra institución, con su heroica labor entregándonos su esfuerzo y talento, con
tesón, calidad y esplendor y aun en sus suspicacias de sus anécdotas y experiencia ganadas
año tras año.

102 años son los que está próximo a cumplir, el más grande colegio de Huarmaca y no solo por
la cantidad de estudiantes, sino también por la cantidad de logros ganados, un colegio lleno de
cultura, valores y sobre todo integridad, cubierto por la identidad, no solo de ser peruano o
huarmaquino, sino por la identidad de sentirme y sentirnos fraymartirianos.

Siempre agradeceré a mi padre por inscribirme en este colegio y a mi madre que es mi estrella
que me ilumina desde el firmamento y que vive siempre presente en mi pecho, que jamás
permita que me aparten de este monumento, un monumento serrano apodado
fraymartiriano.

Gracias.

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