Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
1. Introducción��������������������������������������������������������������������������������������������������������������������������������������� 3
6. Listado de imágenes������������������������������������������������������������������������������������������������������������������������� 12
El presente trabajo se muestra como una pequeña y primera revisión, mediante la cual,
extraemos algunos de los primeros autores (especialmente desde el siglo XVII) que han estu-
diado e investigado sobre el patrimonio de Aracena. Presentamos aquí, de forma resumida,
algunas de las ideas y hallazgos, que consideramos más relevantes sobre el patrimonio de
Aracena y su historia hasta la primera mitad siglo XX. Pondremos especial interés en el área
del Castillo de Aracena que, como veremos, es una zona clave y fundamental en la historia de
la localidad. Tanto por ser considerada como la zona donde, con mayor probabilidad se inicia
el establecimiento del primer núcleo urbano de la población y, por tanto, la zona principal
de la misma durante siglos. Como por ser una de las áreas con mayor volumen de patrimo-
nio inmueble y mueble de la localidad. Con ello, este trabajo pretende suponer el inicio y el
primer paso para una posterior y mayor investigación que nos permita continuar describien-
do y exponiendo el patrimonio de Aracena e ir, paralelamente, construyendo y ensanchando
su historia. Del mismo modo, los estudios y obras que aquí presentamos, enlazándolos desde
nuestro punto de vista y en función de nuestro interés particular. Suponen un pilar fundamen-
tal para poder hablar, en un futuro, del valor que dicho patrimonio ha tenido y sigue teniendo
para la historia de Aracena, no sólo desde un punto de vista “intelectual” o “académico”. Si no
mirando a la repercusión y a la influencia vital y real que tienen la historia y el patrimonio en
la realidad de un pueblo, en la vida sus habitantes.
3 . Tr a s e l o r i g e n d e u n p u e b l o .
Ya desde los siglos XV-XVI ha existido un interés particular por establecer y construir la
línea histórica de Aracena. Persiguiendo encontrar el origen de Aracena en el tiempo para,
desde ahí, trazar su recorrido a lo largo de los siglos. Así, encontramos en la obra de Rodrigo
Caro Antiguedades y principado de la ilustrissima ciudad de Sevilla ; y Chorographia de su
convento... (Caro, 1634). Interesantes aportaciones a la construcción histórica de la localidad.
En ella, se dedica el capítulo LXXVII a la villa de Aracena en particular. En primer lugar, el
autor intenta establecer una evolución etimológica del nombre de Aracena, trazando un inevi-
table paralelismo con su evolución histórica:
“Algunos juzgan del Árabe esta dicción Aracena, y que se llamó Dar Hazen, el Palacio de
Hazen y de ahí se corrompió la voz Aracena (…) No podemos afirmar esto, más que referirlo,
como ni tampoco lo que otros piensan, que sea Arcilasis, la que pone Ptolomeo en la Béti-
ca;(…) más esta opinión se opone, que el lugar de la Bética, que Ptolomeo llama Arcilasis,
estuvo en los pueblos Turdulos, lejos de este sitio(…) y aún que este Comentador de Ptolo-
meo no tiene en las cosas de España para conmigo autoridad alguna; porque habla a tiento, y
estoy muy cierto que el sitio de Aracena perteneció a los Turdetanos y no a los Turdulos. En
Elio Lampidio hallo una ciudad llamada Arcena, patria del Magno Alejandro, y como vinie-
ron a poblar España tantos Griegos, no sería maravilla, que acá fundasen ciudad del nombre
de alguna de su tierra, antes esto es muy ordinario, y común en todas las naciones. Con todo
esto tengo por más verosímil, que la villa de Aracena sea la antigua Laelia, según la gradua-
ción de Ptolomeo, en el cual halló esta población en seis grados y treinta minutos de longitud,
y treinta y ocho grados, y cuarenta minutos de latitud en la Bética Turdetana” (Caro, 1634).
El análisis de este Autor del siglo XVII resulta cuanto menos, interesante y, como veremos,
algunos de los apuntes que realiza sobre el origen Árabe del nombre, si bien no son del todo
correctos. Si permiten plantear la cuestión sobre un posible asentamiento Árabe en la loca-
lidad. El autor va más allá de lo que podríamos definir hoy como investigación por revisión.
Aportando pruebas arqueológicas que refuerzan su teoría sobre un asentamiento griego llama-
do Laelia en la zona y que sería la original Aracena:
4 . Si g l o X X . Nu e v a s ap or t a c i one s
A finales del siglo XIX y principios del siglo XX, hay un cambio notable en las aportacio-
nes de un importante número de autores. No solo refiriéndonos a la localidad de Aracena, si
no, en toda la provincia de Huelva, proliferan los hallazgos y textos que incorporan aportacio-
nes arqueológicas (Gavilán et al., 2019). Resulta de especial relevancia la contribución que, en
esta línea, realiza Amador de los Ríos:
“De que habitada estuvo en el periodo de la piedra pulimentada, prue-
ba parece ser el hacha de diorita pulimentada, de 365 mm. de longitud que reco-
gió en Aracena o en su término, –pues esto no se determina–, el ingeniero D. Reca-
dero de Garay, y que por donación de sus hijos se conserva en la sección 1ª del Museo
Arqueológico Nacional con el número 18.841” (Amador de los Ríos, 1909, pág. 435).
De igual modo, realiza una interesante observación acerca del tema que en el presente
trabajo tratamos, la investigación en el área del castillo: :“no se ha practicado, que sepamos,
reconocimiento ni investigación en el cerro del castillo; y en la parte baja de Aracena, esto es,
en el emplazamiento actual de la villa, no ha aparecido rastro ni indicio siquiera que, no ya
a la época de la dominación romana, sino ni aún a la visigoda sea referible” (Amador de los
Ríos, 1909, pág. 435). Esta observación puede parecer un apunte más y así, pasar desapercibi-
da. No obstante, consideramos que hemos de detenernos brevemente en ella, ya que resulta de
especial interés para el presente trabajo y supone un argumento de relevancia histórica para la
realización del mismo. La figura de Amador de los Ríos, alumno del catedrático de árabe Fran-
cisco Javier Simonet, es de una importancia notable. Considerado el principal especialista en
arqueología islámica española de finales del XIX. Fue nombrado director del museo Arqueo-
lógico Nacional en los años 1911-1916 y responsable de las excavaciones de Itálica en Sevilla
(Mederos Martín, 2015). Se le encomendaron multitud de publicaciones y estudios arqueológi-
cos, históricos, artísticos y patrimoniales por todo el territorio nacional. A finales de la prime-
ra década del siglo XX participa en el Catálogo de los Monumentos históricos de la Nación,
encargándose de las provincias de Barcelona, Málaga, Huelva y Albacete (Zapata Parra, 2004).
Es precisamente en este Catálogo de Huelva donde encontramos las citas expuestas anterior-
mente. Cobra ahora una especial relevancia el apunte del autor. Que dicho experto y erudito
en la ciencia arqueológica y en el estudio histórico y patrimonial establezca y fundamente la
importancia existente en el estudio del castillo de Aracena y en su entorno para extraer indi-
cios que permitan trazar una historia de la localidad. De manera que se pueda fundamentar
su pasado visigodo o romano. Aporta, como hemos mencionado, un argumento notable y un
impulso inicial para nuestra investigación. No hemos de detenernos en este punto, ya que
Amador de los Ríos no solo en esta obra dedicó a la localidad que aquí tratamos estudio e
investigación. Pues en su obra monográfica Huelva, que se incluye en la obra magna Espa-
ña: sus monumentos y artes, su naturaleza e historia (Pablo Piferrer et al, 1884). En esta obra,
el autor realiza un extenso estudio sobre los orígenes de la civilización en la Sierra. De esta
forma, recopila una importante cantidad de información, tanto en la literatura existente como
a nivel de campo. Exponiendo sus hallazgos y los descubrimientos arqueológicos existentes,
los cuales acompaña con fotograbados y heliografías realizadas por Joaritzi y Mariezcurrena,
así como dibujos y cromos de Isidro Gil. Debido a la escasez de evidencias arqueológicas que
permitiesen fundamentar y corroborar materialmente la presencia visigoda y musulmana en
la zona. El autor hace referencia a los vestigios etimológicos de la zona, tomando como ejem-
plo el río Aceche, traducción del apelativo Urión íbero, que hoy llamamos Río-Tinto. Tras este
argumento afirma que: “Lícito resulta pues, desde luego, el asegurar que no fueron estas minas
desconocidas en absoluto para los muslimes”. Y es precisamente en Aracena, donde encuentra
el autor un monumento de construcción musulmana que le permite afianzar en mayor medida
sus hipótesis:
“y de otro muy interesante monumento que se muestra gallardo en Aracena,—es tan
exiguo el caudal de reliquias mahometanas, y es tal la tenacidad ó la avaricia con que,
(…), oculta la tierra en sus entrañas las memorias de aquella cultura en la región onuben-
se que, si á juzgar por ello fuéremos, acaso no nos sería permitido afirmar que en estas co-
marcas, desde el año 713 hasta mediar la XIII.a centuria, habitaron y prevalecieron los sec-
tarios del Islám, como pueblo independiente y libre.” (Amador de los Ríos, Huelva, 1891).
Es a la iglesia del castillo a la que se refiere, a concebirla como monumento o “reliquia
mahometana” lo lleva la revisión bibliográfica. Encuentra en la obra Diccionario geográfico de
Madoz la siguiente descripción de la iglesia: “«se conoce fué en lo antiguo mezquita árabe por
los arcos de herradura, y otros adornos que conserva; especialmente,—añade,—la torre que se
conoce sirvió de minarete á aquella mezquita, agrandada y reedificada en los primeros años
de la conquista, por lo cual aún subsisten en ella adornos que revelan el gusto arquitectónico
de aquella época»” (Madoz, 1891). Por último, Amador de los Ríos, si que expone la existen-
cia de un hallazgo arqueológico en Aracena del que ya se tenía constancia en la época: “en
Aracena fué encontrado un ad-dinár o moneda de oro, probablemente referible al Califato de
Al-Hakém I , acuñado en España el año 202 acaso” (Amador de los Ríos, Huelva, 1891). Dicho
descubrimiento es situado por Víctor González Tello, estudioso local y erudito, en su obra La
Gruta de las Maravillas y Aracena (González Tello, 1950). De igual modo, en dicha obra expo-
ne otros hallazgos de interés: “de los romanos, se dice que se limitaron a vivir la población que
encontraron establecida y de su existencia existen numerosas pruebas con las monedas que
obran en poder de aracenenses. En la finca Los Lozanos aparecieron armas usadas por Viriato,
según denuncia la piedra que las cubrió” (González Tello, 1950). Gracias a un estudio realiza-
do anteriormente (Gavilán et al,. 2019), hemos podido perseguir la pista de dicha referencia.
Así, hallamos una interesante fuente documental, la Comisión de Antigüedades de la Real
Academia de la Historia, concretamente el tomo correspondiente a Andalucía (Maier Allende
y Salas, 2000). Este tomo, compuesto por 551 expedientes y más de 2500 documentos, supuso,
además, un importante logro y avance en la puesta en valor de la riqueza patrimonial andalu-
za. En su introducción podemos leer: “creemos que marcará un hito en el estudio y valoración
de nuestro Patrimonio Histórico. De su enorme interés da idea no solo el amplio periodo de
200 años que abarca (…) si no, sobre todo, su extraordinario volumen (…). Lo que constitu-
ye el mayor conjunto documental de la Comisión de Antigüedades de la Real Academia de
la Historia y que no es si no el mero reflejo de la riqueza patrimonial de Andalucía.” (Maier
Allende y Salas, 2000). Bien, concretando aún más, en la parte dedicada a Huelva, hallamos
dos expedientes de especial interés. El primero de ellos, con signatura CAHU/9/7957/21(1) y
fechado el 4 de Noviembre de 1927. Contiene “una carpetilla de expediente sobre el hallazgo
de una sepultura y diversos objetos arqueológicos en Aracena que pudieran corresponder al
enterramiento de Viriato.” Se concretiza aún más, indicando la presencia de distintos materia-
les: ”flechas de bronce; piedra tumular; cerámica prerromana.” (Maier Allende y Salas, 2000).
El segundo, con signatura CAHU/9/7957/21(2), fechado el 7 de Octubre de 1927. Contie-
ne una Minuta de oficio, haciendo referencia a uno de los materiales indicados en el anterior.
En este, se comunica a José Ramón Mélida y Alinari, su designación para “informar sobre el
descubrimiento de una piedra tumular en Aracena que pudiera corresponder al enterramiento
de Viriato” (Maier Allende y Salas, 2000, pág. 255).
Por último, hemos de mencionar la obra Apuntes históricos sobre Aracena y su distrito de
Victor González Tello (González Tello, Apuntes sobre Aracena y su distrito, 1949). En ella el
autor describe la disposición de la tumba a la que hacen referencia los anteriores expedientes
confirmando, además, la presencia de armas. Así mismo, ahondando en el emplazamiento de
los mismos, llega a su paradero y los ubica en poder de José Andrés Vázquez, vecino local.
No nos detendremos en la presente revisión (quizás si, lo hagamos en un futuro) en pro-
fundizar y teorizar sobre la posibilidad de que fueran estos los restos del enterramiento de Vi-
riato (II a.C) ya que pudiesen ser de otro general o jefe lusitano. Lo que si permite es establecer
una “estela” en el trazado histórico de Aracena estableciéndola como población ya constituida
en la época de las guerras lusitanas (mediados del siglo II a.C). Mirando a la ubicación geo-
gráfica de la localidad y comparándola con el territorio donde se desarrollaron las campañas
que enfretaron a Roma con los Lusitanos. Se hace evidente que, inevitablemente Aracena se
vio envuelta y fue partícipe de los enfrentamientos entre romanos y lusitanos. Por lo que, estas
pruebas arqueológicas, cuestionan la afirmación anteriormente aquí señalada “nada hay allí ro-
mano” de Pérez Bayer (Pérez Bayer, 1782). Es probable que, habiéndose repartido el territorio
en numerosas ocasiones e incluso y sabiendo que en varias ocasiones Roma dominó los terri-
torios lusitanos (Blázquez, 1986). Aracena fuese habitada si no durante un largo periodo, si al
menos durante las campañas mencionadas, por el pueblo romano.
De esta forma demostramos con un ejemplo enmarcado en nuestro tema de estudio.
Cómo uniendo la investigación documental y bibliográfica con los hallazgos arqueológicos
podemos, como mínimo, establecer hipótesis y trazar preguntas, que enriquecen la historio-
grafía de, en este caso, la localidad y la zona a la que aquí nos dedicamos. Reforzando nuestras
premisas y empujándonos a seguir hacia delante.
5. Conclusión y futuras líneas
González Tello, autor anteriormente citado, tras haber estudiado en su obra Apuntes sobre
Aracena y su distrito parte de la historia y el patrimonio del pueblo. Sopesando aquello a lo
que ha tenido acceso, observando aquello que ya en su presente ha salido a la luz. Apunta
hacia el futuro con una mirada, sin duda, analítica, una visión investigadora y una corazonada
ilusionante. Y así lanza una frase que más puede tomarse como una propuesta y un reto que
trasciende los años, González Tello nos alienta afirmando: “y así todos los campos aracenen-
ses están sembrados de restos de viejas civilizaciones, inexploradas en su mayor parte por las
investigaciones científicas”. (González Tello, Apuntes sobre Aracena y su distrito, 1949).
Esa inexploración es la que, partiendo de este pequeño primer estudio, intentaremos y
pretendemos hacer disminuir en posteriores trabajos. Continuando el viaje mediante futuras
investigaciones que nos lleven a descubrir posteriores hallazgos, nuevas ideas y evidencias, a
formularnos nuevas preguntas, plantear hipótesis… Sobre el origen de esta localidad. A través
de un patrimonio “enterrado” y edificado en un pequeño monte que preside, desde su cima,
cada rincón de sus calles, cada latir de sus gentes. Un patrimonio que sigue creciendo y enri-
queciéndose, fecundando y ensanchando consigo, la historia de su pueblo y la identidad de sus
vecinos.
6. Listado de imágenes
Figura 2. Rodrigo Caro, 1634. Ilustración de medalla de Bronce. [ilustración]. En: Caro,
R. (1634). Antiguedades y principado de la ilustrissima ciudad de Sevilla ; y Chorogra-
phia de su convento... Sevilla: Andres Grande.
Gavilán, B., Mas Cornellá, M., Carloni, A., & Rodríguez Espinosa, Y. (Febrero de 2019).
Primeras sociedades productoras en la provincia de Córdoba. Comienzos y desarrollos.
Madoz, P. (1891). Diccionario geográfico. En R. Amador de los Ríos, Huelva (pág. 761).
Maier Allende, J., & Salas, J. (2000). Comisión de Antigüedades de la Real Academia de
la Historia. Andalucía. Madrid: Real Academia de la Historia. Gabinete de Antigüedades.
Valle Buenestado, B. (2016). La Sierra Morena cordobesa: naturaleza, génesis del paisaje
y patrimonio ambiental. PH, 30-47. doi:https://doi.org/10.33349/2016.0.3838
Zapata Parra, J. (2004). RODRIGO AMADOR DE LOS RÍOS: LA DEFENSA DEL PA-
TRIMONIO Y LA ARQUEOLOGÍA. ArqueoMurcia.