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2-Urribarri Libro Estruct Psiquica - Latencia Cap 3, 4 y 5 - PS Des 2
2-Urribarri Libro Estruct Psiquica - Latencia Cap 3, 4 y 5 - PS Des 2
Urribani, Rodolfo
Estructuración psíquica y subjefivación del niño de escolaridad
primaria : el trabajo de la latenda - la ed. - Buenos Aires : Centro de
Publicaciones Educativas y Material Didáctico, 2008.
296 p. ; 23x16 cm. (Conjunciones dirigida por Marcela Pereira)
ISBN 978-987-538-213-8
Rodolfo Urribarri
1. Psicología Infantil. 2. Desarrollo Intelectual. I. Titulo
CDD 155.4
Colección Conjunciones
Director editorial: Daniel Kaplan
Directora de colección: Marcela Pereira
Corrección de estilo: Susana Pardo
Diagramación: Patricia Leguizamón Analia Kaplan Estructuración psíquica
y subjetivación del niño
de escolaridad primaria
1' edición, febrero de 2008
El trabajo de la latencia
Ediciones Novedades Educativas
del Centro de Publicaciones Educativas y Material Didáctico S.R.L.
Av. Corrientes 4345 (C11 95AAC) Buenos Aires - Argentina
Tel.: (54 11) 4867-2020 - Fax: (54 11) 4867-0220
E-mail: noveduc@noveduc.com / www.noveduc.com
ISBN. N° 978-987-538-213-8
DE LO OBSERVABLE
A LO INFERIDO EN
LO INTRASUBJETIVO
I 108
EXPRESIÓN GRÁFICA
1. C. Samoff (1976, pág. 66) señala que en el pasaje de primera a segunda !aterida tien-
den a desaparecer las transparencias en los dibujos, pero 110 explica por que.
« Á
I Estructuración psíquica y subjetivación del niño...
Rodolfo Urribarri I De lo observable... I
que podrían realizarse otras lecturas de los dibujos desde perspectivas desarrolla arriba y otra abajo, mundo aéreo, visible y mundo subterrá-
teóricas diferentes, pero no es mi meta.2
neo, submarino, oculto, espacializando en la hoja la diferencia entre lo
Es frecuente que dibujen lugares, conocidss, (la calle donde viven, el manifiesto-consciente y lo latente-inconsciente y, a veces, sus conexiones
campo o club que frecuentan, el barco en el que pasean, etc.), pero que, (por ejemplo, la línea del pescador) o sus irrupciones (por ejemplo, el
tras la reproducción de lo conocido, "encubren" la fantasmática conflic- pez que salta sobre el agua) o sus formaciones intermedias (por ejemplo,
tiva; como por ejemplo un niño que dibujaba la cuadrasiguiente a su ¿a- hormigueros o cuevas), como graficación de la organización de su apa-
sa, donde lo significativo era que, en medio de las casas y negocios, se rato y funcionamiento psíquico. También expresan todas las dimensiones
destacaba un aserradero y carpintería que representaba la conflictiva en del espacio: arriba, abajo, izquierda, derecha y diagonal (Hagelin, 1980).
torno a la escena primaria. También en el caso de una escena con un bar- Podemos ver en el dibujo D que la línea demarcatoria persiste, pero la
co y una muy fuerte tormenta que se avecina, que representaba la furia parte inferior (lo inconscientizado) está vacía, porque, desencadenado
que lo invadía frente a la soledad en que lo sumía la escena primaria, pe- por un episodio externo (ciclón), se produce una irrupción desorgani-
ro más profundamente el riesgo ante el incipiente cambio puberal. Pue- zantesn lo consciente (nótese que el epicentro del huracán parte de de-
de observarse, entonces, de manera encubierta, la conflictiva inconscien- 1 bajo de la línea).
\
\I, te, que se v_al_e_stesscenas_y situaciones de lo cotidiano, pudiendo _c_o_le:i- Una especial consideración debe darse a la frecuente y llamativa apari-
1.1 ,gitse el sutil y refinado encubrimiento y la simbolización.
ción de un barco hundido (por ejemplo, dibujo A), o un barco hundién-
( Se observá, el pasaje del dibujgde algún elemento de interés (por ejem- dose (por ejemplo, dibujo C), a veces otros objetos en el fondo, que re-
plo un autoTcTri ma- novia), a fi representación de una escena tipo foto presentan el "irse a pique" o "hundimiento" del complejo de Edipo,3 así
/ (por ejemplo, una mujer pintándose o un arquero de fútbol atajando) y como lo "olvidado" por la amnesia infantil.
a escenas con acción en pocas_ secuencias, (por ejemplo, un match de Es frecuente que dibujen el contorno de sus manos (más los varones
box), hasta, a veces
_ la realización de una historieta con argumsnts_e_n_su- que las niñas), lo que, aparte de una tarea de reconocimiento de su cuer-
merosas
_ secuencias gráficas, con parlamentos incluidos. po e impronta de su identidad, generalmente sirve para graficar la pro-
También se nota (sobre todo en la latencia tardía) la progresiva búsque- : blemática en torno a la masturbación y la castración. Un niño contorneó
/I da de graficartla
L Pers
_ P-ectivi.\ en sus
. diseños i sus manos, luego dibii-jP las uñas y dos de ellas las coloreó, representan-
, > así como realizar objetos, coi: i
do restos de materia fecal derivados de su masturbación anal encubierta
I. trucciones o reproducciones tipo maquetas donde se incluye la corporei- :
dad,, la tercera dimensión. Esto probablemente ligado a una más afinada
dad- por rituales de limpieza.
- captación perceptual, noción del cuerpo propio y de los otros, sus volúme- Puede observarse cómo, siguiendo los mismos mecanismos (simboliza-
nes y diferencias, conceptualización de tamaños y distancias, así como el ción, desplazamiento, encubrimiento, etc.) grafican la diferencia de sexo
apego a lo "real", tan marcado en el latente que lo mueve a graficar o cons-
, truir más "objetivamente" (relativo predominio del principio de realidad). 3. Escritores y literatos han reconocido siempre en S. Freud, la justeza y precisión idio-
mática, así como su riqueza literaria. Es interesante que el término untetgang que uti-
Un dibujo típico de esta organización del aparato psíquico (dibujos A, liza (seguramente no al azar), para aludir al destino del complejo de Edipo, es emplea-
B, C) es aquel en donde la hoja está dividida y una situación o escena se do en alemán, según R. Harnisch (1985), en tres sentidos: a) caída del sol, crepúscu-
lo; metáfora de un proceso natural, resabio de un pensamiento animista y mágico que
otorga vida a los objetos; b) hundimiento o pérdida de un barco; c) declinación o caí-
2. Téngase en cuenta que por cuestiones de diagración y para evitar la reiteración y no da de un imperio, dinastía o cultura. Las dos últimas acepciones tienen en común la
abrumar al lector, se acordó reducir a la quinta parte la reproducción de dibujos para persistencia de elementos, trazas u objetos que persisten ocultos en el fondo o funda-
ejemplificar.
mento, lo que suele observarse en los dibujos de latentes.
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Rodolfo Urribarri De lo observable...
(dibujo E), el órgano sexual (dibujo F), ola escena del coito (dibujo G).
También cómo el mismo objeto (por ejemplo la bandera) varía de una mente atribuibles a uno u otro sexo. Éstos fueron mostrados, en un lap-
niña (dibujo H) a un varón (dibujo I), en las características del mástil, la so entre veinte y treinta minutos y en el mismo orden, a distintos grupos
presencia del asta (glande), o las diferencias en las bandas azules, iguales de terapeutas, a saber: a) profesionales en formación del Instituto de la
en la niña, de diferentes tamaños (como los testículos) en el varón, así Asociación Psicoanalítica Argentina, sus profesores de seminarios y miem-
como del contexto general del dibujo. bros de la misma institución que cursan el curso de especialización en ni-
Igualmente, se observa la diferencia de los dibujos acorde con el sexo: ños y adolescentes; b) terapeutas del servicio especializado de una institu-
es más frecuente en las niñas la gráfica de espacios cerrados, en los varo- ción de medicina prepaga; c) terapeutas de un servicio de una institución
nes espacios abiertos y acciones; así como en cuanto a los elementos se- asistencial privada del conurbano bonaerense; d) terapeutas de niños la-
cundarios (adornos, complementos, etc.), que en los dibujos de niñas son tentes de un importante hospital público de niños.
en general más organizados, coloridos, con detalles y aditamentos secun- El porcentaje de aciertos fue alto. Al observarse que los, encuestados no
darios y en los de varones más centrados en el hecho, la acción que repre- 1 podían expresar desde fundamentos teóricos las especificas diferencias
sentan, con escasos o nulos aditamentos, aunque detallistas en el objeto F r del grafismo y sus predicciones, surgió la siguiente pregunta: si la predic-
principal (avión, arma, 'auto, etc.). La expansión hacia lo exterior, la bús- tibilidad no se debe tanto a la formación profesional sino a la asiduidad
queda de dominio del espacio, de su organización, así como la capacidad 1 de observación de niños y sus prodticaon-es, entonces sería muy proba-
de graficarlo, se expresan en algunos como planos de urbanizaciones o ible observar similar predictibilidad, por ejemplo, en maestros de escue-
ciudades. En este sentido, un niño lo utilizaba también para expresar algo las primarias, por lo que decidí realizar la misma -p—rueba con ellos.
de su dinámica familiar, pues dibujaba planos de aeropuertos —lo que se li- Por razones de tiempo y posibilidad institucional,
. la prueba sólo pudo
gaba con que su padre había sido piloto y su madre azafata—. concretarse con dos escuelas privadas. Los resultados obtenidos fueron
En el dibujo J, un varón en la transición a la adolescencia graficó la ten- 1 cercanos
/4 a los de los terapeutas.
tación (serpiente) emergente del cacho de bananas (pujanza puberal), Llamó la atención que, tanto en el grupo de maestros como en el de
acechando desde abajo a las ramas (pensamiento) con la reemergencia de psicoterapeutas, algunos de los porcentajes más elevados de aciertos fue-
la práctica masturbatoria ("hacerse la del mono", como suele decirse). ron obtenidos por personas con poca experiencia en las actividades,
Como es frecuente la afirmación, en medios psicoterapéuticos, de que mientras que algunos con más de veinticinco años de práctica obtenían
es posible, sin saber quién hizo un dibujo, decir si fue realizado por al- porcentajes por debajo de la media. Esto me llevó a pensar que quizás
guien de uno u otro sexo con alto grado de acierto, me planteé como los aciertos no estaban condicionados por los conocimientos y el contac-
objetivo verificar si esa hipótesis era válida, ya que implicaría diferencias to intenso con los niños latentes, sino más bien por el procesamiento de
para cada sexo en la expresión gráfica, lo que remite una organización lg diferencias respecto del sexo que cada tino realizara durante su desa-
psíquica diferencial. rrollo individual. Por tal motivo, me decidí a realizar igual prueba con ,
Se seleccionó una serie de cuarenta dibujos de pacientes entre seis y iiiños de —6° 377° rado de las dos escuelas privadas donde encuesté a los
once y medio años, de sesiones psicoanalíticas o dibujos libres en proce- maestros y en otra tercera.
sos diagnósticos, sin que hubiera igual número perteneciente a cada se-
xo, ni se presentaran en una secuencia regular predecible, así como algu-
nas producciones que no fueran por su temática y características clara-
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Los resultados obtenidos fueron: De lo antedicho pueden inferirse las siguientes conclusiones:
La sexualidad continúa pujante y se produce cierto procesamien-
Aciertos (%) Diferencias to de ella en torno a las diferencias para cada sexo.
Dicho procesamiento se realiza de manera oculta, encubierta, no
68 psicoterapeutas 76,84 verbal y produce formas o modos de expresión diferenciales rela-
1,47 cionadas con el propio sexo.
27 maestros 75,37
Sería plausible suponer diferencias expresivas en otros ámbitos o
1,98
76 alumnos de 70 73,39 conductas.
2,11
Me propongo desarrollarlas en algunos de los próximos puntos.
82 alumnos de 6° 71,28
Quisiera señalar dos observaciones largamente corroboradas por diver-
sos medios (asociaciones, otros dibujos, índices clínicos), una referida a
los varones y su cuerpo, la otra, a la representación de una instancia.
Puede observarse que el porcentaje obtenido por los adultos no difie-
re mucho de acuerdo con la profesión. Las cifras de los niños resultaron He podido observar reiteradamente en los dibujos de los varones
más elevadas de lo supuesto y, con una diferencia con los maestros, ape- la recurrencia a una configuración, en que junto a una figura cen-
nas del 0,51% más de lo que diferenciaba a éstos de los psicoterapeutas. tral prominente y alargada se ubican dos 'formaciones menores, con
La diferencia de 2,11% entre los niños de 60 y 70 grado mostraría que el la particularidad de que una es algo menor y una está más hacia aba-
procesamiento psíquico finalizando la latencia (con la cercanía puberal) jo que la otra. Esta configuración representa el pene y los testículos,
) posibilita un reconocimiento de las formas expresivas diferentes para va- que tienen esa característica.
rones y mujeres, muy probablemente
_. por I trabAo_ psíquico sobre el Podrán visualizado en los dibujos IC, L, M, de cohetes, autos, aviones
_ (diferente tamaño y altura de las aletas, los neumáticos o las alas); en el
; propio cuerpo y sexo (como por ejemplo se Verá en lo referido al juego).
El alto porcentaje de aciertos y la escasa diferencia entre ellos parece- dibujo N, la doble quilla del barco ("error" del dibujo, pese a que este
ría confirmar: niño concurría a un club náutico regularmente y estaba perfectamente
familiarizado con las características de un barco); en castillos como for-
Existirían diferencias entre la modalidad de expresión gráfica entre mas más desplazadas, e incluso en una figura humana (dibujo O), don-
niños y niñas en edad de latencia, tanto en las elecciones de temas de se ven diferencias de altura y tamaño en los ojos, las orejas y los pies,
como en las formas de ejecución. Si bien difíciles de ser definidas desplazamiento simbólico a otros órganos pares, que remiten al simbo-
y/o clasificadas, son en general reconocibles para el observador que lismo de los testículos, como bien ha señalado P. Blos (1981, cap. 18).
ha captado las sutilezas de la realización.
También observé, en niños con —. kuna fismosis_asintomática, la realiza- I-)
,
Que dicha diferencia sería predominantemente explicable como ión de dibujos expresivos de su problema orgánico, cuando en el pro- 5
una expresión de diferencias en la organización de la estructuración ?ceso
c terapéutico se trabajaba Sobre el cuerpo y las diferencias sexuales. t
del aparato psíquico en la latencia, en relación con la diferenciación Este conocimiento me ha posibilitado detectar esa anomalía aun cuando
sexual y a su cuerpo, así como la captación de las modalidades de no me había sido informada e, incluso, en un caso en que tampoco lo sa-
los otros, sean o no del mismo sexo. bían los padres. Realizan, preferentemente, aviones, automóviles o mo-
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tocicletas (L, M, P) con algún coloreado en la parte delantera (mayor- Es interesante observar su ausencia en niños con marcada impulsividad
mente con negro o rojo). Ante la pregunta sobre qué representa eso en y desbordes físicos, así como en los niños de hogares violentos; a veces,
el
_ dibujo, a veces verbalizan respuestas como "es diferente", c res-t1 Cho- si :bien está presente durante algunos años, desaparece con la irrupción
cado", "le pasa algo". puberal brusca. También se ve cómo en el proceso terapéutico, a medi-
El dibujo P, de las motos, corresponde a un niño de nueve años (que da que elaboran sus conflictos, estabilizan controles operativos y se ex-
a los cinco años y medio había sido operado de fismosis), cuando la pro- panden las vías sublimatorias, aparece el cuello en el dibujo. de la figura !
blemática de su intervención quirúrgica surgió en relación con el "daño" humana, o a veces en el de un animal o. como. una niña que se dibuja sin
en su pene y las consecuencias para su masculinidad y los trastornos de cuello, pern-dilrujar a". su terapeuta se lo coloca, lo que marca su no
aprendizaje que motivaron el tratamiento. Primero pidió que yo le dibu- dónde! cuerpo: y del cuello, pero simboliza una diferencia entre ambas .
jara una moto, él la coloreó (en verde), la reprodujo en rojo en tamaño en la organización,psíquica. También el de un niño en que el pequeño ,
similar, luego la amplió (ambas sin conductor). Puede inferirse que aún cuello dibujado tiene la mezcla de colores de la cara y del cuerpo, como --
estaba "sangrante" la operación pese al tiempo transcurrido, pero tam- I aún no bien diferenciado.
bién pueden visualizarse las diferencias de altura y tamaño en los bordes
Estimo que el dibujo del cuello y sus características son un índice
del manubrio, asiento, pedales y horquilla que ajusta en la rueda, que re-
diagnóstico destacable a tener en cuenta dada la importancia que el pre-
miten, como ya señalara, a los testículos en relación con el pene.
consciente tiene en el trabajo de la latencia y también con respecto a la di-
Verán en el dibujo M un avión que tiene la característica de que, a lo
ferenciación de subperíodos.
largo del fuselaje, lo recorren dos líneas de color diferente (en los ante-
riores-dibujos de este niño había sólo una línea). Esto apareció reiterada- Asimismo, destaco la utilización de los dibujos como índice clínico de
mente luego de que trabajáramos sobre su fismosis, significando la. dife- evaluación del tratamiento, como puede observarse entre el dibujo del
re_nciación sutil 4e lo urinario y_lo genital, (Lusting de Ferrer, 1973-80), avión (dibujo Q), donde la problemática fálica está aún impregnada de
que al esclarecerse implicó que dejara de realizar esos dibujos. fuertes elementos de sadismo anal y persecutorios, comparado con el di-
En una serie de sesiones, el mismo niño de la moto dibujó diferentes bujo J del mono (un año y dos meses después), donde las características
rifles que se cargaban "por atrás" o "desde abajo"; luego pistolas que se son completamente diferentes, incluso el árbol "abierto", que coincidía
.cargaban "por la culata" o revólveres que "llevaban las balas en el tam- con una efectiva mejoría de su trastorno asmático.
bor", correspondiendo a la elaboración del pasaje de la potencia anal, a Para terminar, quiero referirme a lo reiteradamente comentado acerca
lo fálico, la representación y valor de los testículos. de los dibujos repetitivos de los niños de esta edad, que son más frecuen-
Estos elementos serían el correlato en los gráficos, de lo a desarrollar-so- tes en períodos resistenciales, en modalidades defensivas fiiertemente ob-
bre las /derencias
if en el juego- y' utilización del cuerpo para cada SCX0, así sesivas o frente a conflictivas que les son difíciles de abordar más directa-
como de lo inferido de la mostración de dibujos a profesionales, maestros mente. Hay que tener presente que entre las características de la latencia
y a niños, que describí previamente. está el ocultar, el encubrir, pero a la vez algo puja por expresarse en el di-
El otro elemento que quiero destacar es la aparición en los dibujos bujo y se manifiesta a través de algún pequeño detalle (agregado o fal-
del cuello, que en circunstancias normales suele diferenciarse hacia los tante) al modo de retorno de lo reprimido.
ocho años y que, a mi entender, representa el lugar mediatitador que Como ejemplo breve, comentaré el caso de una niña de diez años, que
tiene lo preconsciente entre lo pulsional-inconsciente representado por hacía dos años que estaba en tratamiento con una colega, de buen con-
el cuerpo y lo consciente representado por la cabeza. tacto y expresividad con ella, pese a su relativa inhibición y parquedad.
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cializado, desarrollándose la noción de limitaciones y reglas, así como la Es interesante observar cómo algunos niños en tratamiento, en la me-
competencia y la actitud cooperativa. dida en que van resolviendo sus conflictos, o en otros espontáneamente
Se incluyen inicialmente las letras, los números y las novedades apren- en tanto consolidan sus capacidades y se equilibra la relación intersisté-
didas en la escuela como juguetes que utiliza en sus ratos de ocio (por mica, estando consecuentemente en ambos casos menos agotados y do-
ejemplo: copia, hace cuentas, dibuja con la regla y el compás), ejercitan- minados por la defensa y con un incremento de la autoestima, cambian
do sus adquisiciones, aunque es frecuente su utilización con fines defen- su puesto en el equipo (por ejemplo, sus acciones pierden impulsividad,
sivos para evitar el despliegue de la fantasía vivenciada como una amena- individualidad y violencia, para ser más precisas y combinadas con sus
za de descontrol. - compañeros, siendo por ende su rendimiento más efectivo y estable;
otros pasan de ocupar roles defensivos a posiciones de ataque y posibili-
Tanto la actividad motriz como el juego varían entre la latencia tem- dades de gol).
prana y la tardía. Al comienzo, se nota que el movimiento es expresión
de alegría gozosa y placentera. Predomina la actividad motriz gruesa, Sin duda, estas actividades corporales de juego son unas de las vías pri-
particularmente la de las piernas, como correr, patear la pelota, patinar, vilegiadas para la descarga energética pulsional "neutralizada" y la evita-
saltar y trepar, donde gravita más la fortaleza que la habilidad; ejercitán- ción de la masturbación, a la vez que favorecen el desarrollo en otros
dose de una manera rítmica y normativa que revela el avance del control sentidos (integración de la imagen corporal, ampliación de los recursos
yoico en la descarga, mostrando su carácter defensivo que lo acerca a lo yoicos, interiorización, intercambio y cooperatividad de roles, rivalidad y
patológico cuando se torna repetitiva y compulsiva (por ejemplo, patear competitividad, distanciamiento de los familiares e integración en grupos
la pelota contra la pared) o fuera de lugar o momento. de pares, etc.), así como la obtención de placer por el movimiento. Las
raíces en la vida temprana, tanto de la descarga energética por vía de la
Una actividad peculiar de este período suele ser el realizar equilibrios actividad corporal como la obtención de placer por el movimiento, posi-
y balancearse (con riesgo de su integridad), lo que, además de corres- bilitan el asentamiento de esta vía sublimatoria y la sustitución del placer
ponder con la ejercitación de las nuevas capacidades, pareciera escenifi- masturbatorio por el placer del juego.
car en el espacio, mediante lo corporal, ese riesgoso y precario equili-
Convendría recordar, en apoyo de lo antedicho y de lo que seguirá lue-
brio intrapsíquico que el niño se empeña en dominar y estabilizar.
go, que S. Freud (1905a) señala que desde pequeños los niños tienen
Al principio, la actividad de juego, aunque compartida, es tumultuosa sensaciones placenteras con los sacudimientos mecánicos del cuerpo de
y desordenada; los vemos, por ejemplo, en el correr todos tras la pelota carácter rítmico. Como ejemplo, el hamacarse, el movimiento de los ca-
en los deportes grupales. Luego, con la posibilidad de interiorizar los ro- rruajes, el interés por el ferrocarril, ay en la edad en que se activa la fan-
les, diferencia lugares y funciones, puede encuadrarse en una tarea de tasía (poco antes de la pubertad), suelen convertirlo en el núcleo de un sim-
equipo en que cada uno realiza una parte de la acción destinada a un fin bolismo refinadamente sexual', enlace que para él proviene del carácter
común eligiendo, y/o siendo elegido, acorde con sus habilidades, ima- placentero de las sensaciones de movimiento (pág. 183); agregando lue-
gen de sí, afinidades y el rol a desempeñar. go que una intensa actividad muscular constituye para el niño una ne-
Desde los ocho años en más, en su actividad motriz ya combina lo ar- cesidad de cuya satisfacción extrae un placer extraordinario (pág. 184).
mónico con lo plástico, el desplazamiento y el ingenio (por ejemplo, En una nota incluida en 1910, dice que los trastornos de la marcha y la
gambetear en el fútbol o eludir en el basquetbol); predominando la ha- agorafobia no plantean dudas sobre las características sexuales del placer
bilidad más que la fortaleza, y la secuencia para la obtención de un logro del movimiento y que en la educación se utilice el deporte para apartar
sobre la repetitividad. a los jóvenes de la práctica sexual, aunque sería más correcto decir que
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«
sustituye en ellos el goce sexual por el placer del movimiento y circunscri-
be la práctica sexual a uno de sus componentes autocráticos» (pág. 184, tiempo es influenciado por la de los otros y los influye con la propia, tor-
nota al pie 47). nándose un proceso compartido de interacción de lo intra y lo intersub-
jetivo en un marco transubjetivo, pues la tradición cultural de las carac-
Vemos, por ejemplo, en el uso intensivo de la bicicleta, que confluyen terísticas y reglas del juego condicionan sus interacciones.
la coordinación viso-motriz, anudando la potencia y la habilidad con la
En la medida en que se asienta la utilización de la sublimación, se in-
excitación y descarga que produce el asiento en la zona anal y genital (es-
crementan la capacidad simbólica, las mediaciones preconscientes y se lo-
pecialmente en las niñas), con el placer de la ejercitación muscular, uni-
gra posponer la acción, el juego se complejiza y mediatiza, se proponen
do al compartir con el grupo y a conocer y ejercer el desplazamiento en
el espacio amplio (más allá de lo conocido o "familiar"). estrategias, se combinan habilidades con el azar (inclusión de lo fortuito
e inesperado de la vida), se colabora con otros para un fin común (por
Retomo, para destacar, que la actividad motriz de juego es un elemen- operancia de pulsiones de meta inhibida). El "quedarse quieto" le per-
to central en la relación con pares, al punto que aquel que no participa mite realizar juegos de salón y, cuando logra (7 u 8 arios) la descentra-
es dejado fuera del grupo, o aquellos menos hábiles son desconsiderados ción (Piaget), las reglas y normas adquieren real importancia y se desa-
y/o descalificados. Idealizan y toman como modelo a los adultos "de ac- rrolla un sentido de la justicia y la equidad diferente (no por lo impues-
ción", tales como figuras destacadas del deporte, adultos que realizan ta- to por la autoridad externa, sino por lo compartido con el grupo de pa-
reas de riesgo, e incluso personajes violentos.
res). Estas modificaciones en el juego se posibilitan por aquellos logros
Es frecuente que a lo rítmico-corporal se asocien elementos del lengua- y, a la vez, el jugar desarrolla, estabiliza e integra dichos logros con la
je, como los cánticos y rimas, juegos con las palabras, que contribuyen consecuente ampliación yoica, aumento de la autoestima y sentimiento
(además del dominio del habla, la comunicación con pares y la pertenen- de sí (ver el último párrafo sobre Sentimientos).
cia grupa° a la ligazón preconsciente entre fantasía y palabras, ampliando
En este sentido, se puede pensar el juego (así como la ensoñación diur-
la capacidad simbólica y las cadenas asociativas, transmitiendo de genera-
na, el dibujo, etc.) no sólo como equivalente masturbatorio y descarga
ción en generación la tradición cultural que cristaliza fantasías propias de energética, sino como ligazones complejas Y sutiles mediaciones y articu-
este período (Kaplan, É. B., 1965; Goldings, H., 1973; Denis, P., 1979).
laciones en diversos niveles del aparato, con múltiples objetos y novedo-
El típico juego de "las escondidas", que podría entenderse como re- sas situaciones que posibilitan las actividades lúdicas, y su realización re-
levo natural del juego del carretel, como señala B. Brusset (1987), o aun, vierte sobre el Yo asentándolo, enriqueciéndolo, «como una relación nu-
como lo señala I. Herman, como elaboración de la ruptura del vínculo tricia que procura al Yo el sentimiento de una mayor plenitud» (Green, A.,
primario de apego (pág. 333), escenifica a mi entender el funciona- 1996, pág. 42).
miento psíquico propio de la latencia. Los jugadores están encubier-
La inclusión de la regla en el juego establece lo prohibido y lo permi-
tos, disimulados, escondidos, acechando el momento para emerger, o sea
tido, lo que genera limitaciones, dificultades, posibilidades y facilitacio-
latentes. Uno de ellos busca descubrirlos y evitar, en una función homó-
nes, generalmente reforzadas con rituales y sistemas de premios y casti-
loga a la del Superyó, que el resto, retoños pulsionales, alcance su meta,
gos, en el marco de la competitividad y cooperatividad que, además de
mientas que los otros buscan caminos alternativos y ardides, esperando
los sentidos esbozados, le permiten (a través de la simbolización y el des-
el relajamiento (distracción) o distanciamiento del que vigila (censura)
plazamiento) reactualizar y elaborar, mediante el juego, situaciones vita-
para escapar y "liberarse". Este juego espacializa el funcionamiento intra-
les, como la problemática edípica, fraterna y familiar. Así vemos, por
subjetivo, pero, en tanto grupal, se torna intersubjetivo, especialmente
ejemplo, en el ajedrez o las damas, a través de una modalidad obsesiva y
con los pares, ya que cada participante expone su singularidad al mismo
con forma enmascarada, desplegarse el enfrentamiento a los padres, los
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IEstructuración psíquica y subjetivación del niño... Rodolfo Urribarri De lo observable...
contenidos edípicos, el buscar incluirse en el mundo adulto y competir cubrir algo aludido, sugerido, no explícitamente dicho, presente, pero de
con ellos; o en los juegos grupales la relación con los otros (compañeros alguna manera encubierto, disimulado o ligeramente oculto, que remite
o rivales) se liga con las actitudes hacia los hermanos. Estos juegos no de- al deseo de conocer-saber sobre lo sexual (escena primaria, origen de los
penden sólo del azar, sino de la habilidad; no sólo de realizar los movi- niños, etc.) aquello secreto, pero aludido, donde al afán investigativo ma-
mientos acordes con las reglas, sino especialmente de prever los movi- nifiesto le subyace lo latente prohibido, en contenido y forma propias del
mientos posibles del rival para planificar una estrategia. Esto se logra más relativo encubrimiento, simbolización y desplazamiento de la operancia
tardíamente y con la práctica del juego, mientras que al principio se no- del novedoso modo de funcionamiento psíquico. Similarmente podría-
ta más un afán de triunfo inmediato (por ejemplo, "comerle" las piezas mos pensarlo para el juego de "dígalo con mímica" que suele aparecer
al rival sin medir los riesgos ni trazar un plan). más cercano a la pubertad.
Algunos juegos como los "palitos chinos", más allá de las reglas, pun- Digamos, para no abundar en numerosos ejemplos posibles, que se
tajes, competencias, requieren habilidad motriz fina y retoman la cues- produce un movimiento desde el uso de los juguetes (para el despliegue
tión del equilibrio en el espacio (ya mencionada al comenzar este tema), de la fantasía) hacia la práctica de juegos, actividades regladas y compar-
en este caso reducido y ejecutado sólo con las manos. tidas, que escenifican el camino exogámico, las alternativas frente a la vi-
Otros juegos, como el de la oca o las carreras de autos (con dado y so- da, en la sociedad (azar, cooperación, competencia, etc.), en anudamien-
bre la mesa) representan la salida al mundo externo, con sus riesgos, pe- to con la problemática singular del sujeto (traumas, fijaciones, resolución
nalidades, facilitaciones y azar, en la competencia con los otros. Dentro edípica, complejo fraterno, etc.). En este movimiento, el trabajo de la
de la misma problemática, aunque más elaborado en cuanto a reglas, en- latencia actuó proponiendo un uso del cuerpo en el que se eludiera el
contramos el ludo, que hace más que notoria la partida de un encierro componente erótico manifiesto en su manipulación o en el contacto con
inicial (la casa). Igualmente debe salvar obstáculos, correr riesgos que es- otros cuerpos. En la transición a lo puberal, reaparece la erotización del
capan a su control, así como puede recibir ayuda por azar. Asimismo de- contacto, disimulada en juegos tales como el del "cuarto oscuro".
be decidir una estrategia con respecto a si saca todas sus fichas o reserva En alguna medida, podríamos establecer con el juego un paralelismo
alguna, así como cuál de sus fichas avanzar en cada jugada, en relación respecto del sueño. En los niños pequeños es directo y escasamente de-
con sus adversarios, simbolizando y elaborando un modo de utilización formado, mientras que en la latencia actúa la "censura", que genera un
de sus recursos y circunstancias en la adaptación y conquista del mündo contenido manifiesto encubridor y permite jugarlo sin angustia y, de es-
externo, al tiempo que es condicionado por la fantasmática edipica, fra- ta manera desplazada, elaborar la situación. Desde esta perspectiva, la in-
terna y familiar y favorece su elaboración. clusión del azar es una formación defensiva destinada a encubrir el con-
En otros juegos "de la vida",-la utilización de "dinero" introduce una tenido del juego.
variante importante respecto de su valor y uso en la vida, en un intento
de elaborar las angustias y culpabilidades que genera en nuestra sociedad
actual, así como respecto de sus representaciones inconscientes y rasgos
PREFERENCIAS PARA CADA SEXO
de carácter asociados (avaricia, desinterés, derroche, etc.).
Cuando la capacidad investigativa y expresiva (tanto verbal como ges-
mal o corporal) están más asentadas, promediando la latencia, aparece el Si bien podemos ver que ambos sexos tienen actividades y juegos com-
interés por adivinanzas y acertijos. En ambos se trata de desentrañar-des- partidos, una observación más cuidadosa nos mostrará diferencias en la
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Rodolfo Urribarri I De lo observable...
forma en que se entregan a ellos. Por ejemplo, las niñas tienden a utili-
zar la bicicleta de una forma en que lo placentero está ligado a lo armó- vagina y el útero, así como de su funcionalidad, como pude inferir en la
nico, cadencioso y al desplazamiento, mientras que en los varones está clínica, al igual que otros colegas.
más centrada en la velocidad, habilidad y el arrojo. El varón tiende (no También podemos observar la diferencia de sexo en relación con el
es taxativo) a una utilización del músculo más ligado con el vigor, la for- coito; por ejemplo, la tendencia de varones hacia la carpintería, donde
taleza y la resistencia, mientras que la niña tiende a una utilización de su predomina el interés por descargar en el serruchar y clavar, dos accio-
cuerpo en bloque, más ligado a la coordinación, al ritmo y a lo estético nes que en el lenguaje común utilizan los mayores para aludir al coito.
del movimiento. Al varón no le interesa tanto la forma, el modo o el De manera similar, el jugar de las niñas al cocinar y servir la comida, ac-
atuendo, como la efectividad, los récords, la descarga de fuerza y la com- tividades ligadas al "misterioso" interior femenino y a la gestación —re-
petitividad, lo que parece estar regido por diferencias en la manera de cordemos que los adultos se refieren a veces al genital femenino como
conceptualizar y utilizar placenteramente el cuerpo para cada sexo, "la cocina" o la "cacerola" y al embarazo como "se le llenó de humo
como así también en el uso del espacio. la cocina"—.
Además, se observan juegos típicamente practicados con intensidad por Entonces, de manera simbólica y desplazada, «explora y prueba» sus
un sexo, en diferentes situaciones culturales y sociales, que para el otro no genitales, mediante un juego manifiestamente ingenuo que le permite
revisten interés (por ejemplo, el balero, cuyas connotaciones genitales son eludir las prohibiciones superyoicas y el control de los adultos, al par que
obvias). mantiene ocupadas sus manos como una defensa frente a la tendencia a
masturbarse, mientras juega rítmicamente (equivalente masturbatorio),
En los varones, el usar la pelota para dirigirse a ubicarla en una cesta,
con lo que da curso desplazado a la descarga energética, resultándole pla-
arco o meta, sorteando las dificultades que le plantea el adversario, es un
juego frecuente que persiste desde la remota antigüedad, siendo eviden- centero a la vez que integrativo.
tes los contenidos genitales subyacentes, así como la importancia de la Estos juegos o actividades raramente son practicados por el otro sexo,
competitividad y el triunfo sobre el rival, al punto que el juego carece de y en caso de acercarse a ellos suelen hacerlo para ver si tienen la habili-
sentido y placer si no se tiene a quién vencer. dad motriz, pero no los practican intensamente ni revisten para unos el
interés y el placer que para los otros. En general, en los varones se ob-
En las niñas, el juego con el elástico o saltar la soga aparece sin conno-
taciones significativas, más allá de lo motriz, para el observador. Pero en servan actividades que están más ligadas con la penetración, la fuerza, la
competitividad y el mayor desplazamiento en el espacio, mientras que en
el segundo, si imaginamos la sucesión de posiciones de la soga al despla-
las niñas lo están con la receptividad, lo rítmico-armónico y los espacios
zarse, veremos que desarrolla una cavidad virtual en la cual queda inclui-
más reducidos o cerrados. Estas diferencias en las configuraciones lú-
da la niña, así como una ocasional compañera que entra y sale de ella (ge-
dicas y de movimiento más frecuentes para cada sexo parecen repre-
neralmente al ritmo de cánticos-palabras). Algo similar ocurre con el jue-
sentar la funcionalidad de los genitales y corresponder con una ela-
go del elástico, ya que éste, al desplazarse de las posiciones inferiores (to-
boración y ejercitación preparatoria del rol sexual a desempeñar, co-
billos) de las que lo sostienen, hasta las más altas (caderas), también des-
mo una activa tarea de diferenciación sexual encubierta.
cribe una cavidad virtual de la que entra y sale la participante, cumplien-
do con los rituales establecidos (sea de forma, verbalización, velocidad o Esta hipótesis, corroborada en la clínica y en la observación directa, po-
una combinación). En ambos casos, esta cavidad virtual, elástica y varia- dría asentarse en lo que dice S. Freud (1905a): "El malogro de la función
ble, de la que se entra y se sale, es una representación espacializada de la del mecanismo sexual por culpa del placer previo se evita, sobre todo cuando
ya en la vida infantil se prefigura de algún modo el primado de las zo-
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nas genitales. Los dispositivos para ello parecen estar realmente presentes en Los latentes, aunque pueden compartir situaciones que les son comu-
la segunda mitad de la niñez (desde los 8 años hasta la pubertad). nes, como las tareas escolares o la música, tienden a separarse y desarro-
En esos años, las zonas genitales se comportan ya de manera similar a la llar actividades propias de cada sexo, lo que generalmente ha sido expli-
época de la madurez; pasan a ser la sede de sensaciones de excitación y alte- cado por la angustia de castración, lo cual estimo parcialmente válido pe-
raciones preparatorias cuando se siente alguna clase de placer por la satis- ro insuficiente, por entender que ésta inaugura la necesidad de cada gru-
facción de otras; este efecto no obstante sigue careciendo de fin, vale decir, po de conocer y ejercitar sus diferencias, en particular, ligadas a la sexua-
en nada contribuye a la prosecución del proceso sexual» (pág. 193). lidad. O sea que, frente a la angustia de castración, se produce un movi-
Estimo que de una lectura cuidadosa de este párrafo sobresalen las si- miento defensivo que tiende al apartamiento (y en los casos en que es in-
guientes ideas: tensa se extrema en el aislamiento y la inhibición), pero que en el laten-
te también se manifiesta un aspecto progresivo, que promueve la di-
Si bien la primacía genital es un logro de la adolescencia, ésta se ferenciación sexual, su exploración desplazada en el juego y la encu-
prefigura en el período previo. Bosquejo, esbozo, esquicio, prefigu- bierta preparación para el futuro rol genital.
ra, diferentes vocablos que podrían utilizarse en la traducción del
Lo antedicho seguiría la línea señalada por S. Freud (1924b) sobre «los
texto freudiano, que aluden todos a pruebas o ensayos de algo que
empeños del niño que quiere hacerse señor de sus propios miembros» (pág.
luego se concretará; se trata de una tarea exploratoria o de una eta-
125), en tanto mostraría cómo el latente, mediante la actividad corporal
pa preparatoria de importancia para una definición posterior.
y de juego, busca ejercitar, conocer y adueñarse de su propio cuerpo, lo
Freud ubica esta tarea temporalmente y es evidente que alude a un que está en relación con el mayor distanciamiento físico, temporal y afec-
período que toma la segunda mitad de la latencia y parcialmente lo tivo de los padres y de las posibilidades que otorga el pensamiento en es-
que luego se ha dado en llamar preadolescencia. ta etapa, para procesar estas vivencias desde el cuerpo.
A. Green (1996), en un artículo sobre la sexualidad (en particular la
Se infiere que, al no promover la prosecución del acto, el niño debe bisexualidad), señala el modelo freudiano previo al Edipo como semejan-
buscar una canalización de la descarga en forma sublimada y el medio pri- te para la niña y el varón y centrado en el de éste. Disiente afirmando:
vilegiado son las actividades motrices y juegos de los que hablara anterior- «en los dos sexos las etapas pregenitales se viven de un modo muy diferente.
mente, con sensaciones placenteras y claro simbolismo sexual. (Cuando Tales etapas son recorridas de un modo que me parece específicamente mas-
estas vías se ven bloqueadas se producen generalmente síntomas somáti- culino y ftmenino en el varón y en la niña» (pág. 76). Marca, por ejem-
cos más o menos transitorios.) plo, en la analidad, a la retención y expulsión como factores comunes,
pero resalta vivencias diferenciales con respecto al ano, también lo hace
Es interesante destacar, en cuanto a esta tarea de "práctica de lo geni-
luego respecto de lo fálico y la práctica masturbatoria. Pasa a referirse a
tal" mediante las actividades corporales y juegos, que varios autores (por
la pubertad y a la edad adulta en la dirección de que ambos sexos no vi-
ejemplo, Kaplan, E. B., 1965; Becker, T., 1981) señalan que en pacien-
vencian las situaciones de manera idéntica. Estimo que mis observacio-
tes adultos con disfunciones sexuales, durante el curso del análisis co-
nes y postulaciones diferenciales para cada sexo, desarrolladas respecto
mienzan ciertas ejercitaciones corporales o deportivas; correlativamente
de la expresión gráfica, como del desempeño con el cuerpo y el juego,
mejora su actividad sexual, lo cual corroboraría el nexo y la tarea que se-
ñalara en los párrafos anteriores. están cumplimentando a dicho autor en lo atinente a la latencia que él
no desarrolla.,
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DESARROLLO INTELECTUAL Esta actividad se inicia tempranamente en torno al enigma "¿de dónde
vienen los niños?" y al procesamiento subjetivo de los fantasmas origina-
Y DEL PENSAMIENTO rios (por ejemplo, las teorías sexuales infantiles), situando en los puntos
de anclaje de la fantasmatización las redes de sentido que van definiendo
La actividad de pensamiento (consciente-preconsciente) en sus oríge- al sujeto en la relación con sus objetos, determinando modalidades de re-
nes se vincula, para S. lación, de forma escénica y argumental. Durante la latencia, tal actividad
Freud, con la pulsión de saber, que promueve el
investigar y luego intenta explicar lo observado y fantaseado, como por subjetivante del pensamiento se ve acrecentada por las características in-
ejemplo, las teorías sexuales infantiles. S. Freud (1905a) postula: ala pul- hibitorias del desenlace edípico y las fantasías van siendo reprocesadas,
sión de saber no puede computarse entre los componentes puhionales elemen- ampliadas, otorgándoseles nuevos sentidos en diversos ámbitos, situacio-
tales, ni subordinarse de manera exclusiva a la sexualidad», nes y personas, acorde con la adquisición de nuevas posibilidades del
aunque recae
tempranamente «sobre los problemas sexuales y aun quizás es despertada por pensamiento. Tengamos en cuenta que, como consecuencia de la repre-
éstos» (pág. 176). Agrega: sión secundaria, se instala una separación entre lo reprimido y el pensa-
"su acción corresponde, por una parte, a una
manera sublimada del apoderamiento, y, por la otra, trabaja con la ener- miento que se diferencia, complejiza y acrecienta.
gía de la pulsión de ver» Se instalan dos órdenes de causalidades (según Aulagnier, P., 1980),
(pág. 177), aclarando que son intereses prácti-
cos, concretos, los que motorizan la investigación, como actividad diri- cuya alianza es la que asegura la movilidad, la posibilidad de la búsque-,
gida a saber, que deviene en teoría explicativa como resultado del pensa- da de verdad y de eventualmente modificar las causas y sus efectos. Este
miento; es decir, se produce doble principio de causalidad es:
una modificación de lo escoptofilico por el
apoderamiento (aprehender, captar) que conduce a lo epistemofilico. En 1°) Causalidad del deseo, subjetivo, orden causal que funda y organiza
otros términos, el placer derivado del ver, unido a la representación las posiciones defensivas a las que el sujeto recurrirá. Es la causali-
del objeto, produce un efecto de apoderamiento y dominación (a la dad que el sujeto privilegia en la puesta en sentido de su vivenciar
vez placentero en tanto permite tolerar la distancia o ausencia del obje- afectivo, de su realidad psíquica, en su búsqueda descante.
to). Surge la posibilidad de "manipular" representaciones, en lugar
de la manipulación del objeto y, posteriormente, la búsqueda de 2°)Causalidad conforme a un orden causal y temporal, compartido por
ideas que implican relaciones causales y explicativas entre las repre- el conjunto cultural al que pertenece el sujeto y que éste privilegia-
sentaciones, que dan cuenta y organizan los hechos de su realidad rá en su puesta en sentido de la realidad externa, en su búsqueda de
(tanto externa como interna). conocimiento.
Ya en el pasaje de infans a niño se unen los inicios del lenguaje con una Digamos que cada orden se expresa a través de diferentes produccio-
nueva capacidad funcional, lo pensable, prerrequisito para lo decible. Es- nes: el primero con la fantasmática, el segundo a través del pensamiento.
ta nueva "función de intelección" se adjuntará a otras funciones parciales "LO primario presupone el reconocimiento de un exterior cuya presencia y
previas, presentándose progresivamente al psiquismo como nueva "zona- separación no pueden ser anuladas; lo secundario, el reconocimiento de un
función" erógena cuyo objeto, fuente y producto será la idea, siendo ésta discurso portador de significaciones no arbitrarias, que lo informa acerca
de cual será el nuevo postulado lógico que so verá obligado a tomar en cuen-
la condición de catectización del proceso primario de esta "zona-pensan-
te", cuya actividad placentera se expresa en el pensar, siendo a la vez con-
dición de existencia del Yo (Aulagnier, 1977, pág. 62).' 1. Retorna P. Aulagnier desde otra perspectiva la clásica afirmación de Descartes: Cogi-
to ergo sum - Pienso luego existo.
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tucionales. Esto se interrelaciona con lo desarrollado en el capítulo V: "El (en este giro hacia el conocimiento del mundo y su tecnología), estaría
camino exogámico, identificaciones". cargando el interés general y el del Yo.
En tanto el latente retorna y refuerza la noción de que, a diferencia de Pero, y sobre todo, en tanto la "idea" es fuente de placer, el placer de
las manifestaciones corporales visibles y evidentes (gestos, movimientos pensar impulsa el "deseo de pensar" y lo aprendido, en tanto catectiza-
del cuerpo, acciones, etc.) el pensamiento es ocultable, relativamente in- do, adquiere para el Yo una función de referencia identificatoria.
tangible, puede ser o no comunicado o deformado y, por lo tanto, no La anterior preocupación por las diferencias de sexo se modifica con la
pone en riesgo su integridad corporal o su vida, éste se transforma, por latencia; apoyada en el camino exogámico, se dirige hacia las diferencias
el trabajo psíquico en marcha, en un vigoroso elemento de autonomía, en términos de habilidades y capacidades (tanto físicas como intelectua-
que posibilita el rechazo u oposición interna de las ideas/teorías/histo- les), a las diferencias étnicas, sociales, grupales, nacionales, etcétera. Pau-
rias de los padres y también de aquello que le estaba vedado conocer y latinamente se produce una ampliación de los horizontes del saber y el
pensar sobre lo que sus padres, en especial la madre, no pueden pensar. comparar (con enriquecimiento simbólico y posibilidades de desplaza-
Esta peculiaridad de secreto y ocultamiento que caracteriza al pensa- mientos), confluyendo en una marcada tendencia a la diferenciación, ca-
miento, lo es particularmente de la modalidad de funcionamiento del la- tegorización y generalización, recurriendo a la prueba de realidad, con-
tente, ya que, además, debe sortear a sus padres internalizados que "vi- comitante con un progresivo predominio del juicio de realidad.
gilan y amenazan" desde el superyó, por lo que la formalización de sus S. Freud señalaba que el desarrollo yoico contribuye a modificar las vi-
pensamientos mediante simbolizaciones y desplazamientos, cada vez más vencias angustiosas frente a ciertos hechos, de suerte que éstas varían con
complejos, disimulan la idea original y posibilitan su procesamiento. Es- la edad, así como las situaciones dolorosas. Las fantasías criminosas edí-
tas cualidades del pensamiento lo hacen en el mundo interno una espe- picas y la amenaza de castración aparecen desplazadas, en la latencia, co-
cie de equivalente del juego de la escondida (Klein, A., 2005). A la vez, mo una progresiva preocupación por la muerte (de los padres primero,
sus pensamientos secretos le permiten una revancha, resarciéndolo de las luego de él y, finalmente, de todos), que se deriva a la de la enfermedad
vivencias acerca de los secretos de los padres, de los que él fue apartado y, en última instancia, se acerca al problema científico y filosófico de la
(particularmente de los secretos de la sexualidad y de la escena primaria), vida y la muerte, que lo lleva a una cierta cosmovisión y cuestionamien-
realizando activamente lo sufrido pasivamente, lo que tiende a restañar tos ético-religiosos que se intensificarán y ampliarán en la adolescencia.
la injuria narcisística al respecto y a compensar su estima de sí.
A comienzos de este período se instala el pensamiento operatorio con-
El antiguo interés por el cuerpo y su funcionamiento se desplaza hacia creto (Piaget) y se tiende a esta modalidad comparativa y actitud cuestio-
los objetos y sus mecanismos de acción y/o el mundo, los fenómenos na- nadora científica en búsqueda de explicaciones (que ejemplificara ante-
turales y sus leyes. Caracterizan este período no sólo el cambio del obje- riormente); es dable observar momentos de pensamiento mágico, actitu-
to a conocer, sino también, por la operancia de los mecanismos obsesi- des supersticiosas y mágicas, como emergencia de resabios narcisísticos,
vos y la presión cultural (en especial a través de las instituciones educati- con esa modalidad ritualista rayana en lo obsesivo, característica de esta
vas), una organización sistemática que promueve los rudimentos del ac- etapa, o como intentos omnipotentes de controlar la angustia de muerte
cionar científico. En otros términos, diría que pasa de la acción y lo con- activada por fantasías edípicas (escasamente simbolizadas y desplazadas),
creto (por ejemplo, la manipulación) a la utilización del pensamiento y así como resabios de funcionamientos primarios, con alejamiento de la
el lenguaje como herramientas para investigar este objeto más abstracto realidad, tendientes a una gratificación en la fantasía.
(alejado por desplazamiento y simbolización). Este proceso puede qui-
zás ser planteado en términos de que la curiosidad sexual, al sublimarse
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do en este sentido clara y correctamente instalado en la problemática pro- La otra meta que indica S. Freud, la ambición, no la desarrolla y tien-
pia de la latencia. Nótese cómo, sin resaltárselo, se remite en esta explica- de a subsumirla en la anterior, señalándola como encubrimiento de lo
ción a: 1) la permanencia y continuidad de la pujanza pulsional; 2) la con- erótico, lo cual, si bien cierto a veces, no agota su significación. Cuando
secuente necesariedad de un esfuerzo destinado a evitar el acto directo, de resalta en la ensoñación lo ambicioso, implica en general que el sujeto
descarga; 3) el hecho de que este esfuerzo puede encauzarse como sofoca- ocupa un lugar central, prominente, enaltecido a través de sus acciones
ción, desalojo (igual a represión), en cuyo caso no se registra la ensoñación, salvadoras, eficientes, arriesgadas, abnegadas. Mediante, este rol de ribe-
que se torna inconsciente (potencialmente patógena), requiere la persisten- tes heroicos, se muestra ante sí astuto, inteligente, hábil, fuerte aun en
cia de contracatexia, camino que tiende al empobrecimiento energético y a las debilidades o frente a sus limitaciones, que supera inhibiciones o fran-
la inhibición del niño y lo acerca más a la neurosis que a la latencia evoluti- quea límites donde otros no se animan, aparece "grande" y "poderoso".
vamente efectiva; 4) que se posibilita entonces un cierto cumplimiento que Siendo reconocido y valorado por los otros, que generalmente antes lo
atiende lo señalado en 1, sorteando el riesgo de 2, sin limitaciones y/o pe- habían desconsiderado y/o desvalorizado y ahora se disculpan e inclinan
ligros como en 3, mediante un esfuerzo del aparato (trabajo) converge en ante él, despliega imaginariamente un relato que finaliza con un acto de
la ensoñación que si bien originariamente ligada a la masturbación, es
"reparación histórica" frente a una injusticia que lo había hecho sentir
algo más y diferente. Decir que es equivalente masturbatorio tiende a desplazado y relegado. Esta colocación como personaje central, con ta-
clausurar, a excluir otros sentidos, efecto de saturación que a la vez les características y atributos, resarcido de las injurias infligidas básica-
conlleva un cierto matiz valorativo-moralizante que la descalifica, per- mente en su entorno familiar y ejecutadas por ellos, es muestra inexcu-
diéndose la noción de esfuerzo y trabajo psíquico que se pone en jue- sable de su cuño narcisístico y de un intento de recuperación o compen-
go y de la nueva formación que implica un cambio cualitativo respec- sación de su dañada imagen y estima de sí, más que un disfraz de lo eró-
to de su origen y forma, que amplia y consolida el procesamiento psí- tico en general y/o un derivado del erotismo uretral en particular, aun-
quico y la tramitación pulsional por la vía de la sublimación. que no por ello se excluyan sino que tienden a superponerse y operar de
Implica encubrimiento, o sea que operan las censuras, por ende dife- consuno.
renciación de los sistemas Inconsciente / Preconsciente-Consciente, uti- Algunos de estos sueños diurnos cumplimentan a veces otra función.
lización de pequeñas cantidades de carga, ligazón de representaciones, li- Me refiero a cierto carácter de acción de prueba de un rol futuro y de
mitación del desplazamiento, simbolización, etcétera. Es un refinado y una tendencia modificatoria de su realidad vital (tanto intra como inter-
sutil esfuerzo del trabajo de la latencia que facilita la descarga sin produ- subjetiva) que tienen un valor preparatorio de configuraciones y acciones
cir limitaciones ni riesgos mayores, haciendo visible y consciente, y a la precisas a desempeñarse en un futuro. En 'ese imaginarse en tal o cual rol,
vez encubiertos, sus contenidos, propendiendo o posibilitando otros o forma de ejecutarlo, la respuesta de los otros, con tal o cual resultado
procesamientos y/o actividades, dando curso a lo deseado soslayando lo final, va modificando parcialmente su ensueño, que persiste en el tiem-
temido y, por lo tanto, el surgimiento de angustia, consolidando y po- po, pero a la vez va cambiando. Está realizando pruebas, ensayos de si-
blando su incipiente espacio de intimidad y secreto, perfilando lo dife- tuaciones que imagina como posibles/deseables en su futuro, y progra-
rencial y su sello personal que contribuyen a la subjetivación.' ma, acomoda, ajusta, su proyecto identificatorio, conteniendo en ger-
3.
men la tendencia a modificar su realidad.
De lo antedicho puede desprenderse el error de la propuesta de Ch. Saznoff plantean-
do corno defensa el recurso a la fantasía en la latencia, no captándola como un recur-
Esta figuración interna aunque escenificada en lo externo, subjetiva y
so más complejo y refinado, que posibilita ligazón y descarga, si bien a veces la fan- a la vez objetiva, virtual al mismo tiempo que real, concreta aunque in-
tasía se torna más cerca del síntoma que de la sublimación. tangible, con una temporalidad singular (se vive en lo actual, remite a un
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4
posible futuro, y alude a un pasado), conforma un objeto transicional tampoco ve en la escena, sino que sabe que es así). Otras veces le pare-
(Winnicott) dentro del funcionamiento del pensamiento como espa- cía más bien que interceptaba una pelota, más que recibir un pase de un
cio potencial, de allí su creatividad y efecto modificador. Probablemen- compañero, pocas veces la imagen es más tangible.
te a esto se refiere S. Freud cuando dice, en el párrafo ya transcripto,
Haré una abreviada alusión a lo condensado en este sueño diurno, pro-
«rectificación de la vida'.
ducto de las numerosas veces que pude adentrarme en sus significacio-
Con relación a lo expuesto, Piera Aulagnier (1977) señala: «La parti- nes (sin que el orden de presentación implique jerarquización alguna) y
cularidad del Yo será poder diferir el placer esperado e, igualmente, poder que remiten a lo teorizado. Vemos:
huir de su propia tensión y atención soñando con la satisfacción que anhe-
la. Este poder de ensueño es una necesidad de su funcionamiento, una exi- Ocupa el lugar central, ligado a: sentirse relegado e insignificante, su
lugar en lo edípico, su carácter de ser el menor de varios hermanos,
gencia de su estructura, los momentos de tregua durante los cuales suspen-
de la acción, tanto si se trata de un hacer como de un pensar, para soñar la No ve otros personajes, aunque los alude, ligado a: hacer desaparecer
inutilidad de la acción, para volver a dar lugar fugitivamente a la ilusión a sus iguales, homologados a rivales (hermanos y padre en lo cc-típi-
de una oferta que precedería a toda demanda, de una realización que pre- co); intento de repliegue a lo narcisístico, aunque fallido en tanto
cedería a todo deseo. Aun en el trascurso de la actividad teórica más catee- que, al menos en mención, aparecen los otros; refuerza el ocupar el
tizada y ri:gurosa, el teórico puede, y quizá necesita, levantar los ojos e ima- lugar central; si bien aludido, hay equipos y un partido, escenario de
ginar: el teorema demostrado, el Premio Nobel ofrecido, un viaje a Marte, su problemática en torno a la competitividad-cooperatividad, rela-
el retorno del amado. La acción esencial de la represión, obra del Yo, es per- ción con pares y hermanos; su egocentrismo y actividad predomi-
mitir que estos momentos de coexistencia en la misma instancia de los dos nante compensando su sumisión-pasividad.
principios sean solo `momentos-enclaves': reservas de ilusiones gracias a las Efectividad y dificultad de su acción, ligado a: reforzamiento de sus
cuales el Yo vuelve a encontrar sus fuentes y sus precursores familiares, se su- capacidades frente a inseguridad y baja autoestima (en relación con
merge de nuevo en su propia infancia, olvida su aceptación de una poster- sus potencialidades como niño); hiperestimación que, mediante el
gación que siempre implica una difIrencia entre lo anhelado y lo obtenido» superar y sobresalir respecto de sus rivales y compañeros, lo resarce
(pág. 109). del lugar frente a sus hermanos y padre; resarcimiento de injurias en
Para ejemplificar, creo interesante relatar una recurrente ensoñación de otros niveles (por ejemplo, no sentirse limitado o dificultado por una
un adulto, originada en la época de su latencia, que se afirmó en su ado- operación vivida como castratoria).
lescencia y parece haber sufrido pocas modificaciones posteriores en lo Actividad deportiva, ligado a: realización de una actividad que le re-
manifiesto, desplegada en diferentes campos, en tanto adquiría variadas sultaba placentera y practicaba con interés en conexión con satisfac-
significaciones como expresión del trabajo preconsciente, a lo largo del ciones yoicas y sublimatorias; en relación con la masturbación infan-
tiempo. til; despliegue de una escena de coito con orgasmo; concreción de lo
La imagen que le aparecía era: él dirigiéndose a recibir un pase de la deseado y superación de lo temido en un marco que lo posibilita por
pelota (de un compañero de equipo que no ve), eludiendo la marca de el encubrimiento simbólico; el específico deporte que practicaba es-
un rival (que casi no ve, o lo hace en forma difusa-borrosa y muy breve) taba en conexión con problemas en torno de su parto y nacimiento
y dirigiéndose hacia adelante (en el campo de juego) y organizando-pro- y ligado a fantasías placenteras intrauterinas.
duciendo una jugada triunfal con sus compañeros (que no ve, al igual Dirigiéndose hacia delante, ligado a: alusión a lo de atrás = lo ocul-
que la jugada) que, vía la aclamación, lo catapulta a la gloria-fama (lo que to = lo reprimido = lo inconsciente; distanciamiento (maniobras de-
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fensivas, sublimación, etc.) para eludir y seguir creciendo, hacerse naba como disparador que lo incitaba a "ir adelante", seguir "jugando",
grande; representación de la amnesia infantil, fantasías de autoen- no ceder al riesgo regresivo melancolizante, propendiendo al investimien-
gendramiento, en conexión con los pocos datos del comienzo y el to y continuidad en el futuro. Dicho de otra manera, se constituía en un
énfasis en la acción que él desarrolla y sus consecuencias; expectativa elemento trófico (progresivo), aunque mantenía la vigencia de las fanta-
de resarcimiento en el futuro (capacidad de demora y espera); prefi- sías infantiles (regresivo) como aspectos nucleares, o sea que se transfor-
guración, proyecto de su futuro y el lugar que desea ocupar y como maba, cambiaba, a la vez que conservaba, y era utilizado en circunstancias
lograrlo; énfasis en lo de adelante = pene, como reforzamiento de su diferentes aunque homólogas, demostrando complejización y plasticidad
masculinidad y a la vez defensivamente para eludir sus conflictos en yoica y del funcionamiento psíquico; lo que puede mostrar en acción, des-
torno a lo homosexual y la analidad. de diferentes perspectivas, la compleja y fructífera operancia del trabajo de
Ser visto/aplaudido/aclamado por un público presente, pero invisi- la latencia y su importancia en la vida adulta.
ble, ligado a: fantasías exhibicionistas y de orgullo fálico (en cone- Reseñaré algunos elementos señalados por S. Freud (1908c) e invito al
xión con los otros ítem); necesidad de ser realzado en su autoestima lector a ponerlo en relación con lo ejemplificado: «El jugar del niño esta-
declinante en particular frente a los sentimientos de inferioridad res- ba dinifido por deseos, en verdad por un solo deseo H.]: ser grande y adulto.
pecto de sus hermanos y al relegamiento en la atención de sus padres [...] —Cuando cesa de jugar, sólo resigna el apuntalamiento en objetos rea-
y sustitutos; resarcimiento a su narcisismo herido. les; en vez de jugar, ahora fantasea. Construye castillos en el aire, crea lo que
Gloria-fama, ligado (además de los considerandos del ítem ante- se llama sueños diurnos. Opino que la mayoría de los seres humanos crean
rior) a: un proyecto identificatorio futuro en el que aquí privilegia el fantasías en ciertas épocas de su vida. He ahí un hecho por largo tiempo des-
triunfo que lo lleva a superar al padre (triunfo edípico) al par que cuidado y cuyo valor, por eso mismo, no se apreció lo suficiente. [...] —El di-
completa y perpetua al padre idealizado/omnipotente de la infancia choso nunca fantasea; sólo lo hace el insatisfecho. Deseos insatisfechos son las
temprana. fuerzas pulsionales de las fantasías, y cada fantasía singular es un cumpli-
miento de deseo, una rectificación de la insatisfactoria realidad. Los deseos
Es interesante destacar la reaparición de esta ensoñación en la vida pulsionantes difieren según sexo, carácter y circunstancias de vida de la per-
adulta acorde con lo que pude observar. Se presentificaba ante encruci- sonalidad que fantasea; pero con facilidad se dejan agrupar siguiendo dos
jadas vitales o en situaciones en las que enfrentaba problemas a resolver. orientaciones rectoras. Son deseos ambiciosos, que sirven a la exaltación de la
Funcionaba en este sentido como elemento asegurador y de estímulo pa- personalidad, o son deseos eróticos. [...] — Guardémonos de imaginar rígidos
ra encarar la situación presente, a la vez que como un paradigma de ac- e inmutables los productos de esta actividad fantaseadora, (...) se adecuan
ceso a una solución útil y operante, en tanto estaba en conexión con el a las cambiantes impresiones vitales. [...] —Una fantasía oscila en cieno mo-
buen desempeño logrado realmente en ese deporte durante su juventud do entre tres tiempos, tres momentos temporales de nuestro representar (...)
(si bien no lo catapultó a la fama) y a los logros efectivos obtenidos en se anuda a una impresión actual, (...) desde ahí se remonta al recuerdo de
distintos niveles de su vida desde finales de su adolescencia. una vivencia anterior, infantil las más de las veces, en que aquel deseo se
Reaparecía también en momentos de caída de su autoestima, especial- cumplía y entonces crea una situación referida al futuro, que se figura co-
mente en momentos de relativa inactividad y más bien de falta de pro- mo el cumplimiento de ese deseo (...) Vale decir, presente, pasado yfuturo son
yectos o emprendimientos en los que "jugarse". Funcionaba entonces como las cuentas de un collar engarzado por el deseo» (pág. 128-30). «En la
como recordándole de manera condensada sus capacidades y logros, in- invulnerabilidad se discierne sin trabajo (...) a Su Majestad el Yo, el héroe
tentando restañar la autoestima vacilante y/o declinante; a la vez funcio- de todos los sueños diurnos, así como de todas las novelas» (pág. 132).
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Resalto el valor organizador, que propende a acciones/situaciones fu- En tanto no todos se permiten la ensoñación —como una producción
turas; se trata de una actividad muy seria que encara el sujeto, como se donde no opera con tanta estrictez la represión— y por consiguiente la in-
desprende del citado texto, en el que S. Freud compara y conecta el jue- hiben, puede verse cómo se utilizan "ensoriaciones socializadas", por
go, la ensoñación y la creación literaria: «todo niño que juega se comporta ejemplo, las vertidas en revistas de historietas, libros y actualmente en las
como un poeta, pues se crea un mundo propio o, mejor dicho, inserta las co- series televisivas o en los juegos electrónicos; aunque habiéndose modi-
sas de su mundo en un nuevo orden que le agrada. Además, sería injusto ficado el medio expresivo, sus contenidos ideacionales son semejantes.
suponer que no toma en serio ese mundo; al contrario, toma muy en serio su Estas historias reemplazan o complementan la ensoñación diurna indi-
juego, emplea en él grandes montos de afecto. Lo opuesto al juego no es la se- vidual y al masificarla se producen dos fenómenos:
riedad, sino (...) la realidad efectiva" (pág. 127).
a) Posibilitan la aceptación de la fantasía desplegada, amparándose del
Estimo que el desarrollo precedente sobre esta formación psíquica, la accionar superyoico con la autoría ajena y la socialización de la cul-
ensoñación, propia del período de latencia, habrá sido suficientemente pa. Al encontrarla plasmada en lo social se permite disfrutar de esas
convincente como para demostrar que ella no es una formación menor o fantasías e incluso las propias sin culpa o vergüenza.
minusválida de un anodino e intrascendente período de latencia, sino
b)Un fenómeno identificatorio con los pares que vibran al unísono
que, por el contrario, sirve para aquilatar sus profundas y sutiles transfor-
con las vicisitudes de los personajes de la historia, con un sentimien-
maciones con implicancias metapsicológicas y en la vida posterior, que
revelan el trabajo de la latencia. to de pertenencia y de diferenciación con otros grupos de edades
y/o sexo (hay ciertas historias compartidas por varones y otras bus-
cadas sólo por niñas, siendo en general motivo de crítica o burla por
el otro sexo).
Otra formación importante, que es cercana a un sueño diurno y a la
cual le caben muchas de las consideraciones arriba mencionadas, es la del Como bien señaló L. Peller (1959), las historias que se transforman en
amigo imaginario. Suele aparecer en niños aislados del contacto social, exitosas lo son en tanto encarnan ensoñaciones que tienen cierta univer-
particularmente con pares y frecuentemente sin hermanos de edad cerca- salidad:4 "La historia comienza, se levanta el telón, el lector se identifica con
na. Muestra la importancia qua adquiere en esta edad la presencia del el héroe y goza con experiencias inaccesibles para él en la realidad. La in-
otro, de un interlocutor con quien compartir experiencias y emociones. tensidad y comprensión de emociones que encuentra en la historia puede por
Ante su falta recurre a "imaginarlo", creando un personaje con quien se momentos ser dolorosa en la vida real» (pág. 430-31). Es conveniente se-
conecta, así da lugar al "intercambio" y posibilita ciertos pensamientos. ñalar que no siempre la identificación es con el héroe sino con su anta-
No abordaré aquí el tema, pero quiero señalar su relación con lo desa- gonista o con algún personaje auxiliar (como algún acompañante o co-
rrollado en lo referido a las relaciones con pares y hermanos y, particu- laborador del héroe). La actitud, el gesto y las emociones que expresan
larmente, que es una formación del tipo de la ensoñación, que oscila en- el televidente o el lector muestran claramente su desconexión del mun-
tre la normalidad y la patología, que puede ser trófica —contribuyendo a do circundante, de los "llamados de la realidad", y su activa inmersión
sortear una dificultad y a posibilitar la continuidad del desarrollo— o rigi- en la historia de la que, identificación mediante, se hace partícipe, lo-
dificarse y tornarse nociva —como parte de una formación sintomática grando una descarga y gratificación vicariante en la fantasía.
que la acerca a los delirios—.
4. Ella ha reseñado ciertas fantasías prototípicas aún vigentes, cuya síntesis se encontra-
rá al final de este capítulo.
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Esta autora, en otro artículo, alude a la diferencia de las ensoñaciones sante observar que, en las fantasías compartidas, socializadas, persiste la
respecto del sexo, y señala que las producidas por mujeres (podríamos
tendencia a ligarse a la realización mágica dedos deseos. Por cierto tiem-
también decir que las historias dirigidas al público femenino infantil) tie-
po continúan viendo dibujos animados, donde, por ejemplo, se vulnera
nen más cercanía con los cuentos de hadas, hay menos viajes y aventuras,
la ley de gravedad o el personaje "aplastado" emerge vivo, aunque cami-
menos agresión manifiesta que en las dirigidas a los varones, cambios en
nando "aplanado", sin volumen, o realiza acciones imposibles, etc., co-
el cuerpo (o situación) de la heroína y es frecuente que la niña esté dor-
mo también en algunas series televisivas, persistiendo la conexión con su-
mida, desvanecida o inconsciente en un momento crucial del relato.
perhéroes poderosos, aunque abandonaron su uso lúdico.
También podemos observar que la ensoñación (propia o socializada)
Parecieran necesitar, más allá de sus logros evolutivos, restañar la heri-
como exutorio y compensación puede tener a la vez un sentido de pla-
da narcisística inferida por la conflictiva edípica (en particular, su viven-
neamiento o preparación de intervenciones en posibles situaciones futu-
cia de minusvalía en tanto incapaz de acometer el acto genital y su dife-
ras, así como favorece el pensamiento y la imaginación; puede, en caso
rencia inferiorizante con los adultos) mediante su participación identifi-
de estereotiparse en las formas y/o de excesiva recurrencia a ellas, ser un
catoria en las producciones socializadas donde retoman su alicaída enso-
signo evidente de repliegue defensivo y psicodinámicamente pasa a tener
otro rol. Un índice a utilizar para determinar el carácter patológico ñación omnipotente.
de las ensoñaciones es (además de su frecuente recurrencia y fijeza Por otra parte, las "nuevas" series animadas no han cambiado en
de la historia) determinar el grado de aislamiento en el contacto so- esencia, sólo que, como provienen básicamente de Japón, muestran
cial, la participación en las actividades grupales (particularmente las rostros orientales de ojos rasgados y un diseño gráfico muy diferente a
de esparcimiento y juego) y la creatividad. los clásicos, pero los personajes heroicos y sus superpoderes o habilida-
El latente tiende cada vez más a atenerse a los "datos objetivos", a las des siguen en el centro, así como la lucha contra el maligno de turno,
reglas demostrables de funcionamiento, a privilegiar la prueba de reali- las alianzas, traiciones y amores, más allá de las "novedosas tecnolo-
dad, es decir, a un progresivo predominio del proceso secundario, con gías" que introduzcan.
una notoria primacía de lo objetivo-pragmático y un relativo acallamien- Es destacable que la agresión y violencia desplegada en muchas de las
to o apartamiento de la vida de fantasía. Pero, paralelamente, vemos es- series ha crecido notoriamente, quizás en consonancia con lo que ocurre
ta tendencia compensatoria de descarga y desmentida en la ensoñación, en la vida actual en nuestro planeta; probablemente sea éste otro de los
con predominio del principio del placer; durante su despliegue pareciera aspectos atrayentes para los niños, en tanto, vía identificatoria, facilitan
producirse como una suspensión de ese otro modo de funcionamiento su descarga agresiva.
psíquico. Como bien señalara S. Freud (1900): «gozan de cierto relaja- Puede erróneamente pensarse la presencia y persistencia de las ensoña-
miento de la censura respecto de sus creaciones' (pág. 488). Los reacomo-
ciones como "fracasos" en el dominio y sustitución del proceso primario
damientos libidinales y psíquicos de la latencia implican un nuevo equi- por el secundario. Acuerdo en plantear la relación entre ambos procesos
librio entre el Yo-placer y el Yo-realidad.
en términos de colaboración y no de antagonismo y oposición, A. Creen
En lo referido al juego, señalé el progresivo pasaje de lo lúdico (por (1990) dice: «Es una concepción demasiado rígida o demasiado ideal la
ejemplo, en varones, de las múltiples variantes con muñecos de superpo- que nos lleva a pensar que se trata de transformar los procesos primarios en
deres o traniormers al armado de objetos o a la práctica deportiva con procesos secundarios. Más exacto sería decir que se trata de instituir un jue-
pelota). Si bien hay cierto paralelismo con las actividades del pensamien- go entre procesos primarios y secundarios, por medio de los procesos que pro-
to y con la expresión "realista" manifiesta de las ensoñaciones, es intere- pongo llamar terciarios (Green, 1972), que no tienen más existencia que la
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Estructuración psíquica y subjetivación del niño... Rodolfo Urribarri De lo observable... E
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de ser procesos de relación» (pág. 85). Y en otro lugar: "La situación que Fantasías básicas en los cuentos infantiles
acabo de describir supone que el Yopuede ser capaz de reconocer la existen- Lili Peller (1959) ha reseñado ciertas fantasías típicas de los cuentos in-
cia de los procesos primarios de la razón subjetiva sin negar todo derecho a fantiles, que sólo señalaré brevemente.
los procesos secundarios de la razón objetiva. Sobre todo, supone que el Yo- La fantasía de pérdida y recuperación, en la que generalmente un ni-
puede pasar de la una a la otra sin desmentir su realidad psíquica y sin ño pierde a su madre (o padres) y tras riesgosas y/o angustiosas situacio-
repudiar la realidad material. El Yotiene que ser capaz, principalmente, nes los recupera. «Con un animal como personaje central, el que relata
de establecer conexiones flexibles, que, en alternancia, se hagan para for- puede introducir los temores y fantasías canibalísticos de los pequeños y así
mar hipótesis y conclusiones provisionales, y se deshagan para dejar espacio incrementar e1 drama."
a otras que representen mejor la situación. Considero que conviene pensar La fantasía de la inversión de roles, en la que el hijo menor, el sim-
que existe una tercera categoría de procesos. Propongo llamar procesos ter- plón, el tímido, etc., da muestras de ser más fuerte, hábil o arrojado que
ciarios a estos instrumentos de ligazón o a estas conexiones. En efecto, en los otros (adultos, hermano mayor, etc.) cuando un gran peligro o pro-
oposición a lo que Freud creía, no se trata tanto de que los procesos secun- blema acecha. De esta manera se torna en amado y admirado benefactor.
darios dominen a los primarios cuanto de que el analizando pueda hacer Relato heroico - historias de nivel edípico, en las que el héroe obtiene
el empleo más creador de su coexistencia, y ellos en las actividades espiri- el triunfo para sus deseos edípicos de un modo que es aceptable para el
tuales más refinadas lo mismo que en la vida cotidiana. Tal vez sea mu- Yodel niño latente, sus ingredientes son semejantes a aquellos que ape-
cho pedir» (pág. 34-35).
lan a la audiencia adulta y que analizara S. Freud y posteriormente Fried
Concepción concordante con la que desde otra perspectiva desarrolla Lauder, quien menciona clásicos como David Copperfield, La isla del Te-
P. Aulagnier (1977): 'Estas modificaciones que debemos al trabajo de soro, y Jane Eyre.
'uesta en sentido' del Yo son tanto más esenciales cuanto que esta instan- El chico malo, en donde la figura principal es el antihéroe, que care-
cia puede distanciarse de sus precursoras y la actividad secundaria reducir
ce de las virtudes habitualmente adscriptas al héroe y a quien se presen-
las producciones de lo primario que se abren camino entre las propias. Re-
ta como desagradable y hasta cruel, haciendo gala y despliegue de sus
ducción, sin embargo, no quiere decir anulación: se comprueba la persisten-
maldades. Son poco frecuentes estas historias y no suelen ser las más se-
cia de la actividad de lo primario en lo secundario, y la imposibilidad de
guidas por los niños (menos aún las niñas), aunque en algunos libros es
que estos dos procesos eviten un efecto de interacción. Lo que se modificará es
parte de una línea argumental paralela entre el mundo de aventuras en
el lugar cada vez más reducido que otorgará lo secundario a una represen-
que es bien recibida (como en Tom Sawyer).
tación del mundo acorde con un postulado heterogéneo respecto del propio,
sin que pueda nunca excluirla en forma definitiva' (pág. 111). Fantasía del mellizo, considerada por D. Burlingham como una «fan-
tasía consciente, construida en el período de latencia como resultado de la
Estas postulaciones no sólo enmarcan las ensoñaciones desde otro
decepción de los padres'. El niño busca «un compañero qne le dé toda la
ángulo, sino también aluden al enorme trabajo de complejización del
atención, amor y camaradería que desea y que le proveerá un escape de su
aparato psíquico que se despliega durante la lateada. La ampliación
soledad'. Puede también estar al servicio de una compensación de las in-
del pensamiento y la imaginación se producen paralelamente a lo re-
jurias fraternas y, en otro sentido, como defensa que aleja de padres que
señado respecto de las relaciones intersubjetivas y del camino exogá-
tienden a un contacto e intimidad lisica estrechos, vivida como seducto-
mico. Son procesos que se interconectan e influyen mutuamente, fa-
ra y edípicamente peligrosa. Hay una variación referida con un animal
voreciendo su estabilización, ampliación y enriquecimiento.
(potrillo, perro, pony, etc.) como leal compañero, salvador ante riesgos y
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I Estructuración psíquica y subjetivación del niño... Rodolfo Urribarri I De lo observable... I
desventuras. En otros casos, los mellizos aparecen como caracterológica- mayor-menor, que impregnan y dan forma a nuestra vida y producen gran
mente opuestos, espacializando en dos personajes aspectos disociados de presión sobre el Yo del niño, son mayormente inexistentes» (pág. 427-28).
una persona, como en Príncipe y mendigo, de M. Twain. En otros apare-
Agrega que en estas historias los amigos son devotos, considerados el
ce como reaseguramiento fiisional en el que los personajes sienten al uní- uno con el otro, con amor libre de conflictos, sin celos, ni rivalidades, y
sono, más allá de la distancia que los separa, como en Los hermanos corsos.
que no son comparados y no aluden a vida familiar sino a camaradería
No entran en juego aspectos competitivo-agresivos, ni de rivalidad frater- del grupo de amigos. Además, destaca que, a diferencia del resto de las
na o con pares, ni de la sexualidad; queda más bien limitado a lo tierno- producciones (particularmente los relatos "edípicos"), en las que el/los
cariñoso de una relación sin conflictos y al borramiento de diferencias, personaje/s central/es, a partir de las vicisitudes afectivas en relación
movimientos defensivos que se ven facilitados con la utilización de anima- con los eventos de la trama, se ve/n modificado/s, cambiado/s, creci-
les. Por otra parte, el mellizo o, diría más bien, alma gemela, u otro yo, do/s al final de la historia respecto del principio, en este grupo de rela-
no deja traslucir elementos que lo conecten con lo descripto por S. Freud tos no es así, los héroes son estáticos, sin cambios. Cita un comentario
como el doble siniestro (salvo en el caso de historias del tipo Príncipe y que le hicieran con respecto a la similitud de estos personajes con los ha-
Mendigo, en las que podría aplicarse este concepto en su develamiento).
bitantes del Jardín del Edén, cuya vida serena fluye sin lucha, crimen o
Historias del "no tener»: que agrupan quizás demasiado abarcativa- sexualidad.
mente diferentes tipos, pero que en general deben su especial atractivo Es evidente que estos cuentos se basan en la desmentida de las diferen-
más que al personaje (héroe) o a la trama que desarrolla, al medio o en-
cias ya mencionadas de sexo y edad, consolidando una fantasía idealiza-
torno en que transcurre, que incluye al "soñador" en un ambiente o si-
da de vida en la que agresión, rivalidad y competencia tampoco intervie-
tuación deseado y fuera de su alcance, y a través de la cual se siente trans-
nen y que, a la vez, cristaliza una temporalidad sin tiempo, en la que no
portado como participante. Entre las agrupadas están, por ejemplo, las
hay crecimiento ni envejecimiento, por lo que claramente surge como un
historias que transcurren en prestigiosos colegios e instituciones, las de
anhelo de evitación de las angustias y dolores del crecer, en un intento
aventuras (sean históricas o de ciencia ficción referidas al futuro), las de
narcisístico de ser el "niño feliz eterno".
grandes juegos o gestas; así como también las biografias, aunque en és-
tas es importante el papel de modelo a emular del personaje, que contri-
buye a la conformación del ideal del Yo.
Relatos tempranos: Delinea la situación a través de Winnie- the Pooh
(Christopher Robin Stories), Dr. Doolittle, Mary Poppins y El viento en los LENGUAJE
sauces, dice: "Aquí hay obviamente cuatro muy diferentes cuentos..., ¿pero
qué tienen en común? En cada relato encontramos un grupo de leales ami- Sintetizando lo ya expuesto y adelantando algo de lo que desarrollaré,
gos, y un Protector que puede hacer magia [...] Cada miembro de este grupo insisto en el cambio que en este período se produce en el discurso. La
tiene dones, habilidades y debilidades únicas. En historias de animales son de verbalización adquiere paulatinamente preeminencia respecto de la ac-
diferentes especies y en realidad no conviven [...] Ningún miembro es defini- ción. El sentido ya no es predominantemente expresado por lo corporal-
do como menor o mayor, así como masculino o femenino (excepto los niños de gestual-movimiento-lúdico, como en la primera infancia, sino que esos
M. Poppins). El sexo del protector-mago está dado, pero él. (o ella) tiene una canales se restringen, con paralelo incremento de lo verbal. No sólo co-
edad o apariencia donde la masculinidad o feminidad genital es de escasas mo acompañamiento o complemento de palabras. El significante verbal
consecuencias [...] En estos relatos, las dos grandes dicotomías, varón-mujer, es un anudamiento o confluencia de lo trans, lo inter y lo intrasubjetivo,
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to", reaccionando con vergüenza. Si bien este sentimiento ha sido atri-
SENTIMIENTOS buido a orígenes fálico-exhibicionistas e incluso puede ser observado en
niños menores, en este período adquiere relevancia. Surge ante una sen-
sación de pérdida de control instintivo, o un equivalente desplazado de
Es útil recordar que S. Freud señala: «ocurre algo que el Yo es totalmen-
ésta para el sujeto (por ejemplo, el "mancharse", como expresión despla-
te incapaz de conceptualizar pero que, si pertenece al orden del lenguaje,
zada de pérdida de control esfinteriano), especialmente si se hace públi-
podría expresarse de tal o cual otro modo». Siguiendo a P. Aulagnier
co y en particular frente a sus pares, ya que para el latente es muy impor-
(1977), diré que la nominación impone un estatuto a lo vivenciado, lo
tante cómo es visto y valorado por ellos, enrojeciendo al ser descubierto,
delimita y define, así cómo, enunciando lo que hasta entonces no era
pues siente que todas las miradas convergen en él.
"decible", surge un enunciante que, mediante la comprensión y la apro-
piación del lenguaje compartido, lleva la vivencia al terreno del proceso El pudor, en cambio, es una formación reactiva frente a las tendencias
secundario. Y en este movimiento, que realiza el sujeto en cuanto Yo, se exhibicionistas, mientras que el sentimiento de vergüenza aparece frente
define él, el otro, la relación que los liga y el afecto producido, que a par- a una acción en la que se "falla", vivido como descontrol o incumplimien-
tir de la nominación se transformaría en sentimiento, lo cual implica el to de un ideal esperado. En otros términos, el pudor corresponde a lo
abandono de una representación mediante la imagen de cosa corporal en pulsional-objetal, mientras que la vergüenza remite a lo ideal-narcisístico.
beneficio de una imagen que se refiere al otro (págs. 145-46). Se rela- Por extensión, otros elementos son sentidos por algunos niños como
ciona con lo desarrollado en el capítulo IV, "Preconsciente". vergonzantes: los defectos fisicos, la inoperancia o la posición socio-eco-
Durante la latencia (si tenemos en cuenta el capítulo anterior y lo se- nómica, especialmente si su grupo de referencia (en particular el de pares)
ñalado respecto del pensamiento, la actividad corporal y de juego, así co- hace de eso objeto de burla o segregación. Por tanto, la tendencia es ocul-
mo el inicio del camino exogámico), se producirá una notoria ampliación tar la falla o el defecto, tratar de evitar ser visto. De ahí que, en parte, los
de la experiencia emocional, así en el registro del placer como del displa- engaños, las fabulaciones, las mentiras y los ocultamientos sean frecuen-
cer, tanto en la relación con los otros como con el propio cuerpo, que tes en esta edad, como intento de solventar la vergüenza, pues lo que la
en cuanto puede ser nominada y procesada en el registro del pensamien- produce es tomado como irreparable y necesita el soporte de la acepta-
to secundario contribuye no sólo a un mayor conocimiento sobre sí mis- ción y reconocimiento de los otros.
mo y las relaciones con otros, sino a un control y adecuación de las res- Por ejemplo, un niño decía a sus compañeros que sus padres no lo de-
puestas que implican una ampliación y fortalecimiento del Yo; caso con- jaban ir a dormir fuera de su casa, cuando en realidad, como era enuré-
trario, persisten como vivencias corporales (tensiones, dolores, malesta- tico, no se animaba a ir a otro lugar en que pudiera ser descubierto en su
res, etc.) como equivalentes de afecto o incluso organizarse como afec- "incapacidad" que lo avergonzaba. Tradicionalmente, las mentiras han
ciones psicosomáticas. sido ligadas a la agresión como etiología, pero desde esta perspectiva sur-
Es de mi interés delinear algunas ideas sobre este tópico que han sido ge como más importante el sentido de encubrimiento para evitar el sen-
poco esclarecidas. timiento de vergüenza ante los otros.
El sentimiento de vergüenza no se despierta en la intimidad, no se pro- Los sentimientos de inferioridad, a pesar de que a veces están unidos a
duce sólo como resultado de la relación intersistémica, sino que tiene los anteriores, no están ligados a tendencias pulsionales o narcisísticas es-
que ver con un otro que percibe una inadecuación del niño, frente a lo pecíficas, sino que son, más bien, la expresión de la frustración en cual-
cual éste se siente como "descubierto" en algo que no debería ser "vis- quier área donde el logro yoico es vulnerado, sobre todo si los pares ac-
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Entiendo que el sentimiento de sí, además de vincularse con las activi- 'de castración y posible búsqueda de castigo, así como enclaves agresivos
dades realizadas y los logros acumulados, está condicionado por el sen- derivados de etapas previas.'
timiento de pertenencia, el lugar otorgado y la aprobación obtenida del Quiero resaltar la aparición de una forma agresiva hacia el otro (en
grupo de pares, que aumenta su peso relativo en razón directa a la pér- especial, las figuras de autoridad), pero muy encubierta y bajo estilos
dida de valor de las opiniones de los padres y que llega a su apogeo en la socialmente aceptables. Me refiero a la utilización de la agresión pasiva
adolescencia. como modo de desafio y a la ironía en el hablar. Empiezan también a
realizar gestos, tomar actitudes posturales o decir frases equívocas o de
doble sentido, destinadas a atacar, pero de manera poco visible; pudiendo
detectarse el monto agresivo en juego por la intensa reacción o
AGRESIÓN sentimiento exagerado que provoca en el otro.
Por otra parte, la vida grupa' entre pares, que surge casi como
imperativa para el normal desarrollo del latente, se presta para la descarga
En este período es más frecuente que se enfaticen los destinos libidinales
agresiva. Más allá de la competitividad, vemos que la hostilidad, la
que los agresivos, así que trataré de caracterizar algunos aspectos. Como
rivalidad exacerbada y el chivoemisarismo dominan por momentos la
ya señalara, ¿ti parte la agresividad carga la nueva instancia superyoica, lo
dinámica grupal, siendo los componentes agresivos más que evidentes en
que da cuenta de su severidad y crueldad. También es canalizada a través
las peleas, insultos, motes o acciones violentas. Algo similar podemos
de actividades sublimadas como el juego, el movimiento u otras (como
decir también de la relación que entabla el grupo con los diferentes
romper, cortar, serruchar, clavar, borrar, etc.) y enfatiza en especial la
competitividad. maestros, cuidadores o profesionales, en donde se pueden observar
fenómenos semejantes.
Pero hay ciertas formas en que la agresión aparece más directamente
A diferencia con la primera infancia, en la que la agresión está más
con las características propias de este período. Me refiero, por ejemplo, a
ligada con la descarga pulsional y como reacción a la limitación o
las mentiras, los insultos, a los pequeños daños "a ocultas", las faltas a la
coartación de lo deseado, en la latencia suele predominar lo relacional
escuela, el molestar o dañar a otros desde el anonimato, las trampas en
los juegos, hurtos, la crueldad con los animales encubierta en el afán de con el otro en tanto amenaza narcisística, sea porque limita o tan sólo
conocer y experimentar, etc., suelen ser transitorios, oscilando entre lo porque puede, logra o supera las posibilidades de uno mismo.
normal y lo patológico. En general, en todas éstas, se nota la tendencia a Estimo que lo agresivo, al igual que lo fibidinal, tiende a buscar una
ocultar, disimular y encubrir propias de la organización psíquica de la forma enmascarada de descarga, aunque es menos conflictiva su
latencia, ligada a la inseguridad por su fragilidad narcisística jaqueada, en emergencia directa y, por ende, más frecuentemente observable.
búsqueda de resarcimientos y secretos triunfos, lo derivado del complejo
de homologación con los mayores, en tanto "puedo hacer lo mismo que ellos". Detrás
de estos elementos se entrevé fácilmente la exclusión edípica, la rabia por el secreto
5. En las mentiras a los padres habría que tener en cuenta, más allá del ocultamiento por sexual, la injuria narcisista y su búsqueda de reversión, etc., jugados en el escenario
la realización de acciones prohibidas por ellos o que el niño supone que serían latente.
reprobadas y/o castigadas, un sentimiento "revanchista" respecto de actos, emociones 6. E. B. Kaplan señala en las niñas una tendencia más marcada a mentir que en los
o historias no reveladas o esclarecidas por los padres y que el niño vive como ocultos varones, apuntalando con ella fantasías de aumengendramiento para promover su
secretos, mentiras o engaños parentaks, que le generan la tendencia a ejercer status entre sus pares. Los varones, en cambio, canalizan más la agresión a través de lo
activamente la mentira que sienten haber sufrido. Se une a esto el sentimiento triunfal motriz, más hacia el exterior y la acción directa.
I 180
74,
Capítulo IV
TRABAJO DE LATENCIA
•
PRECONSCIENTE
185 I
IEstructuración psíquica y subjetivación del niño... Rodolfo Urribarri 1 Trabajo de latencia
S. Freud, respecto del preconsciente, no dio una definición taxativa y
El hecho de que, en vez de una descarga inmediata (sea sobre el me-
abarcativa, sino menciones o aproximaciones (a veces divergentes) desde
dio externo o el cuerpo), pueda mediatizar la palabra y el pensa-
el Proyecto o la carta 52 hasta el Compendio, pero continuó utilizándo-
lo como un concepto clave en el funcionamiento psíquico. Por otra par- miento, posibilita al Prcc regular el intercambio de un modo cuali-
te, siempre lo consideró como estableciendo una ligazón con las pala- tativamente diferente.
bras, sin establecer con claridad la naturaleza y cualidad de dicha ligazón. El ordenamiento temporal de lo vivido por el sujeto (Icc. atempo-
Me parece entonces conveniente una escueta reseña de sus caracterís- ral - Cc sólo fugaz presente).
ticas esenciales, señaladas por S. Freud, con agregados que me pertene- Preserva al Yo en tanto lo aleja de las representaciones Ice, y es un
cen y de otros autores con los que parcialmente acuerdo: freno a la regresión.
Sistema dinámico donde se realiza la transformación de contenidos
inconscientes para acceder a la conciencia con capacidad figurativa, La función del Prcc podría decirse que se desarrolla en dos niveles:
asociativa e interpretativa. a) más cercano a lo Ice, en parte "impregnado" por él, captando su lógi-
Mediante investiduras y ligaduras otorga a los procesos psíquicos ca, expresión y pujanza, donde ejerce la represión y otras defensas cum-
cierto grado de reposo o estabilización, pero no estanco o estático, plimentando las exigencias superyoicas para desalojar lo prohibido. No
sino capaz de encadenamientos y relaciones variables. obstante, la pujanza de algunos contenidos, así como el retorno de lo re-
primido, pese al esfuerzo defensivo de rechazo y las contracatexis, van for-
En sus fronteras está el lugar de las censuras, la represión y la con-
zando el desarrollo de: b) esa peculiaridad más destacable y creativa del
trainvestidura, lo que lo "limita y encierra" (entre Icc y Cc), pero su
Pcs, la posibilidad de una figurabilidad para los retoños pulsionales que
cualidad transformadora y creadora lo torna potencialmente abierto
una lo Icc mediante simbolismo, desplazamiento, encubrimiento, rela-
y enriquecedor.
ción de los aspectos fonemáticos, auditivos, kinestésicos de las palabras li-
Inhibición de la proclividad a la descarga (característica de las repre- gadas a situaciones y afectos (tomados como representación de cosa) con
sentaciones investidas Prcc). el sistema del lenguaje (pasaje a representación de palabra) y la organiza-
La representación de palabra permite sustituir la identidad de per- ción del pensamiento, o sea la transformación de los procesos primarios
cepción por la identidad de pensamiento, ligazón con palabras y en secundarios, con demora y elaboración de la descarga en un pasaje a
lenguaje, posibilitando el pasaje de procesos primarios a secunda- un nivel diferente, más complejo y mediatizado del funcionamiento yoi-
rios, por tanto el Prcc, por el proceso de ligadura, utiliza menores co, a la vez que enriquecedor en tanto posibilidad de diversos encadena-
cantidades de energía (y una idea de acción como tentativa de ex- mientos, sus interrelaciones y ampliaciones de sentidos.
ploración). Destaco, en la diferenciación y consolidación del preconsciente, la apa-
'Capacidad de comercio entre contenidos de las representaciones, de rición de una segunda censura que se establece en el límite entre pre-
suerte que puedan influirse unas a otras." consciente y consciente, que se diferencia de la primera censura (que
Sede de procesos organizativos, del pensamiento, el examen de rea- opera en el pasaje de inconsciente a preconsciente), en donde no es tan-
lidad, el principio de realidad y de la memoria ligada (enlace del len- to que deforme y encubra como que selecciona, consistiendo su función
guaje con el sistema mnémico) que 'ha de separar.se tajantemente de en proteger a la conciencia de ideas perturbadoras. Es por esto que, uni-
las huellas mnémicas en que se fijan las vivencias inconscientes. do a la posibilidad de dirigir pequeñas cantidades de energía libre, posi-
bilita y favorece el ejercicio de la atención, función clave para el desarro-
187 i
IEstructuración psíquica y subjetivación del niño... Rodolfo Urribarri 1 Trabajo de latencia I
lb del aprendizaje en la latencia. La atención está también condicionada iencia y, por la otra, merced a su enlace con el lenguaje, es algo particu-
,,
por la inhibición de la descarga motora (el poder "quedarse quieto") y lar, cuya naturaleza estos dos caracteres no agotan. La prueba de ello es
la demora de ésta (capacidad de espera), ambos pasos previos a la subli- :2que grandes sectores del Yo, sobre todo del Superyó —al cual no se le puede
mación y características del funcionamiento preconsciente. Como ve- Segar el carácter de preconsciente—, las más de las veces permanecen in-
mos, uno de los cambios prominentes durante el período de laten- 'conscientes en el sentido fenomenológico. No sabemos por qué es preciso que
cia, como el aprendizaje, está posibilitado y condicionado por lo -sea así» (pág. 160).
preconsciente. Si bien este párrafo no es suficientemente claro, pareciera aludir a la
Podría decirse que la sublimación sólo es posible si hay mediación y importancia que lo sensorial y lo afectivo pudieran otorgarle a lo pre-
procesamiento preconsciente. Por otra parte, podemos concebir el arma- consciente, que se establece como un lugar de pasaje, donde a la vez se
do, organización y ampliación del preconsciente como una inhibición de producen modificaciones (la ligadura de la representación verbal con la
la descarga, una redirección de la energía pulsional y una adecuación a representación-cosa), que puede ser influido (por lo sensorial y lo afecti-
códigos culturales (lenguaje), que definen ese proceso como una subli- vo), aunque lo afectivo puede llegar a pasar de lo inconsciente a cons-
mación. En otros términos: si bien el preconsciente es condición de ciente sin pasaje modificatorio por lo preconsciente, como evitándolo
posibilidad, su creación y organización ya constituyen una sublima- (Green, 1990, págs. 330-31).
ción.' Curiosa paradoja en la que proceso y producto se entremezclan y Podría pensarse la función mediadora, de paraexcitación, de rela-
codeterminan. ción, de puesta en sentido y en palabras, del preconsciente, como un
No será dificil para el lector repensar lo expresado en los capítulos pre- derivado interiorizado de las relaciones tempranas madre-infans (te-
cedentes, a la luz de lo formulado, sobre el rol central de lo preconscien- niendo en cuenta los trabajos de P. Aulagnier), que adquiere una par-
te en las características de la latencia y en sus adquisiciones. ticular vigencia, organización y ampliación como central de la latencia
Es característico de su funcionamiento la utilización de energía ligada, y cuya mayor o menor efectividad y operancia dependerán de la cuali-
a través del proceso secundario bajo la preeminencia del principio de rea- dad de dichos intercambios tempranos, del desenlace edípico y de su
lidad; no obstante, puede a veces reconocerse la influencia del proceso inserción grupal-institucional; por lo tanto: es una instancia intrap-
primario y la predominancia del principio de placer como, por ejemplo, síquica, gestada desde lo intersubjetivo, con influencias de lo
en las ensofiaciones. transubjetivo, pivote clave del funcionamiento psíquico posterior
Cierro esta apretada síntesis, citando una de las últimas referencias al a la latencia.
tema de S. Freud (1940): »El interior del Yo, que abarca sobre todo los
procesos cognitivos, tiene la cualidad de lo preconsciente... Sin embargo,
no sería correcto hacer de la conexión con los renos mnémicos del lengua-
je la condición del estado preconsciente; antes bien, este es independiente
de aquella, aunque la presencia de esa conexión permita inferir con cer-
teza la naturaleza preconsciente del proceso. No obstante, el estado pre-
consciente, singularizado por una parte en virtud de fu acceso a la con-
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Estructuración psíquica y subjetivación del niño... Rodolfo Urribarri Trabajo de latencia
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IEstructuración psíquica y subjetivación del niño... Rodolfo Urribarri Trabajo de latencia
de la verdad, poseen una propiedad particular que, por cierto, algún día
ticulación de lo económico con lo simbólico, aunque se diferencia por la
podremos caracterizar metapsicológicamentes (pág. 79). Puede inferirse,
manera específica de la latencia. Se vehiculiza por el disimular, ocultar,
acorde con lo expuesto, cómo por la intermediación de la sublimación se
encubrir, simbolizar, desplazar, aislar, en otros términos lo opuesto a lo
obtiene una descarga, fuente de placer, vía el trabajo psíquico e intelec-
manifiesto, en relación con lo prohibido y lo permitido, lo consciente y
mal, que redirige la pulsión y que he tratado de esclarecer en el nivel me-
lo inconsciente, posibilitando la canalización de lo pulsional hacia otras
tapsicológico del trabajo de la latencia y sus semejanzas, diferenciaciones
vías y metas.
y utilizaciones de otros trabajos.
Si bien el concepto de perlaboración (Durcharbeitung o Durcharbei-
Veamos de ligarlo al trabajo de duelo, que se asemeja en que su des-
pliegue a partir del «acatamiento de la realidad" (prohibiciones deriva-
ten) es poco claro en la obra freudiana, pareciera bastante relacionado
con el trabajo de la latencia, en tanto: «Se trataría de una especie de tra-
das del Complejo de Edipo, en el trabajo de la latencia) y la corden"im- bajo psíquico, que permite al sujeto aceptar cienos elementos reprimidos y li-
partida (por el Superyó, en trabajo de latencia), que se ejecuta también brarse del dominio de los mecanismos repetitivos [...] actúa especialmente
poco a poco, «pieza por pieza", es un proceso que requiere «un gran gas-
en ciertas fases en que el tratamiento parece estancado y en las que una re-
to de tiempo y de energía de investidura'. El trabajo de la latencia es tam- sistencia, aunque interpretada, persiste» (Laplanche, J. y Pontalis, J. B.,
bién arduo, costoso y algo doloroso, pero a diferencia del trabajo de due- 1971, pág. 283).
lo se realiza sin retracción y pérdida de interés respecto del medio circun-
Es un trabajo desencadenado por la interpretación del analista (o por
dante y la vida habitual, más bien todo lo contrario; y no recurre de con-
la experiencia u observaciones de otro significativo en el caso del trabajo
tinuo a la rememoración y a la sobreinvestidura, sino que apunta a nue-
de la latencia), no genera un efecto inmediato, se produce en la interio-
vos caminos y objetos a investir, a través de los cuales y de la ejercitación
ridad del sujeto bajo la apariencia manifiesta de estancamiento, realiza es-
se encamina hacia la obtención de placer. No obstante, en la temprana la-
te trabajo "silencioso y subterráneo", poco consciente aun para él. Esto
tencia suele notarse cierto retraimiento, que lo torna apocado, más limi-
permitirá explicar, por ejemplo, en latentes ligeramente perturbados por
tado, que podría parecerse al estado de duelo. El aspecto doliente, displa-
alguna inhibición, fobia o ritual, cómo cambian "sin motivo aparente"
center° por la pérdida, se nota en la renuencia y quejas que las limitacio-
sus conductas y realizan inesperadamente acciones con claro beneplácito
nes de la realidad le imponen, particularmente respecto de las normativas
y probidad, como si antes no les hubieran estado impedidas.
y exigencias escolares, así como al desprendimiento relativo de lo familiar
y de la libertad de juego y expresión. Otro trabajo (Abarbeitungsmechanismen) descripto por E. Bibring
(1943), son los mecanismos de desprendimiento del Yo: «no tienen
Es clara la relación, casi puntual, del trabajo de la latencia, con el de
elaboración psíquica (pychische verarbeitung), en tanto designa el «tra-
por finalidad provocar la descarga (abreacción), ni hacer que la tensión
deje de ser peligrosa (mecanismos de defensa); su función consiste en disol-
bajo realizado por el aparato psíquico con vistas a dominar las excitaciones
ver progresivamente la tensión modificando las condiciones internas que
que le llegan y cuya acumulación ofrece peligro de resultar patógena. Este
la originan» (Laplanche, J. y Pontalis, J. B., 1971, pág. 234), lo que las
trabajo consiste en integrar las excitaciones en el psiquismo y establecer en-
relaciona íntimamente con lo producido por el trabajo de latencia a tra-
tre ellos conexiones asociativas [...] consiste en una transformación de la
vés del recurrir más marcadamente a la meta inhibida, la sublimación,
cantidad de energía, que permite controlarla, derivándola o ligándola'
etc., que señalara como características de la organización modificada del
(Laplanche, J. y Pontalis, J. B., 1971, pág. 104), trabajo que implica la
aparato psíquico favoreciendo la ampliación yoica, el desarrollo del pre-
transformación de la excitación física en cualidad psíquica, o sea, una ar-
consciente, etc., y un nuevo equilibrio intersistémico, donde se modifica
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IEstructuración psíquica y subjetivación del niño...
la inicial recurrencia a lo defensivo (sentido otorgado por D. Lagache a
estos mecanismos), para irse generando más sustitutos que permitan
desprenderse de lo defensivo, como he señalado en diversos capítulos.
Luego de leer los textos de Annie Anzieu (reseñados en el Capítulo I),
le envié un trabajo mío (2000), señalándole que parecía haber concordan-
cias sobre nuestras postulaciones y preguntándole sobre la posible relación
entre su idea de posición y la mía de trabajo. En una carta (5/3/2001) me
responde: «Estimado amigo: He leído con gran interés el artículo que Ud.
me ha enviado. Nuestras concepciones de la latencia son, en efecto, muy cer-
Capítulo y
canas y he tenido el placer de constatarlo. Cuando yo hablo de 'posición' de la-
tencia, supongo también un trabajo psíquico. Lamento no poder debatirlo con
usted personalmente».
Trabajo de la latencia posibilita una vía elaborativa a los conflictos en- EXPLORANDO
tre deseos y prohibiciones, su redirección y vías de descarga. Vías cuya
condición de posibilidad, para ser tomadas por el Yo, es que éste haya po- LO INTERSUBJETIVO
dido llevar a cabo la renuncia edípica del objeto del deseo (identificacio-
nes secundarias mediante) posibilitando el pasaje a otros objetos, relacio-
nes e interacciones en ámbitos diversos, alejándose de lo familiar y los
objetos primarios. La redirección de lo pulsional, el logro de otros des-
tinos y las nuevas situaciones generan profundas y trascendentes mo-
dificaciones, al punto que el aparato psíquico que se gesta es radi-
calmente diferente al previo, no sólo como corolario de lo edípico,
sino por el sutil y amplio trabajo realizado en los diversos niveles
metapsicológicos.
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EL CAMINO EXOGÁMICO
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I Estructuración psíquica y subjetivación del niño.,. Rodolfo Urribarri Explorando lo intersubjedvo
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Rodolfo Urribarri 1 Explorando lo intersubjetivo
I Estructuración psíquica y subjetivación del niño...
En las actividades compartidas con el grupo de pares, al construir y/o temberg, 1975). También debemos considerar (como muchos autores lo
compartir modalidades, pautas, normas e ideales, se desarrollan identifi- han puntualizado) que el pasaje de los hijos por los diferentes momen-
caciones grupales que posibilitan el logro de un sentimiento de perte- tos de su estructuración, evoca y reactualiza en los progenitores sus pro-
nencia, habitualmente expresado en la realización de ciertos rituales o pias vivencias, angustias, defensas, modos relacionales, etc., para el perío-
contraseñas compartidas, que tienen un sentido identificante e identifi- do semejante. Consecuentemente, sus respuestas frente a los hijos están
catorio, para distinguirse del resto. La ausencia de esta participación e condicionadas por la fantasmática revivida y tienden a reproducir las ac-
identificación grupal se expresa en el retraimiento, aislamiento y soledad titudes de sus propios padres (o sustitutos) o a identificarse con el hijo
de algunos, que suele acompañarse con pérdida de la autoestima y senti- én sus padeceres.
mientos de inferioridad. En el primer caso, tiende a perpetuarse casi sin cambios una modalidad
Estas identificaciones grupales inciden también en el proyecto futuro a lo largo de la cadena generacional, a la vez que se evita cuestionar-las
al que el Yo espera devenir, 'y...imagen identificatoria valorizada por el actitudes de los propios padres y la respuesta afectiva funciona acorde
sujeto y por el conjunto, o por el subconjunto, cuyos modelos él privilegia. La con el principio de autoridad. En la segunda actitud, puede, básicamen-
posibilidad del Yo de catectizar emblemas identificatorios que dependen del te, o quedar confundido con su hijo diluyéndose la diferencia generacio-
discurso del conjunto, y no ya del discurso de un único otro, es coextensa con nal y no pudiendo actuar como progenitor o transformarse en el adulto
la modificación de la problemática identificatoria y de la economía libidi- vocero de las quejas y reivindicaciones del niño, no tanto de su hijo, si-
nal después de la declinación del complejo de Edipo. A partir de este mo- no del niño que él fue y que no pudo expresarse en la oposición a la exi-
mento, nuevas referencias modelarán la imagen a la que el Yo espera ade- gencia y dominio de la autoridad. En situaciones más favorables, oscila
cuarse» (Aulagnier, 1977, pág. 168). entre ambas identificaciones y posibilita el entendimiento empático del
hijo y su acompañamiento en los cambios.
La apoyatura del Yo en los objetos catectizados con los que se identi-
fica, así como en la mirada del otro, exceden el marco familiar de los ob- Es evidente que la situación es más compleja en tanto son generalmen-
jetos primarios y amplía al conjunto social y en particular al grupo de pa- te dos los progenitores involucrados, lo que puede generar conflicto en-
res, cuya mirada aprobatoria es buscada y necesitada. tre ellos que, de no resolverse, se traslada al hijo, a través de actitudes
y/o expectativas divergentes, que lo desconciertan.
La resolución edípica requiere también de una renuncia y apartamien-
Los PADRES Y LA LATENCIA to de los padres respecto del hijo. Ésta se concretiza en la capacidad de
poder transferir el cuidado, custodia, guía y lugar de intercambios, a la
escuela y a los maestros, así como a otras instituciones sociales y sus ins-
Aunque breves y quizás esquemáticas, quisiera transmitir algunas ob- tructores, iniciadores del camino exogámico que aparta de la familia y fa-
servaciones sobre las actitudes y respuestas de los progenitores durante cilitan la inserción en la cultura y la sociedad, lo transubjetivo.
la latencia.
Las dificultades se evidencian desde la elección, por ejemplo, de la es-
Debemos tener muy en cuenta que cada transición de un equilibrio in- cuela, respecto de las expectativas para la educación del hijo, y las carac-
trapsíquico logrado del niño (fase o "período") hacia otro nuevo modo terísticas que el establecimiento debe tener y el servicio que va brindar.
de organización e interacción con su medio, se erige como un desafio
En constelaciones parentales relativamente armónicas, la elección de la
también para los padres, ya que no sólo pone en riesgo el progreso de su
escuela recae en aquella que no presenta contraposiciones evidentes con
hijo, sino que modifica el tipo de vínculo e interacción que los liga (Kes-
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Estructuración psíquica y subjetivación del niño... Rodolfo Urribarri 1 Explorando lo intersubjetIvo I
las pautas y valores familiares, ni con la experiencia previa del jardín, lo [Es también frecuente observar, como reacción, que se adopte unaac-
que favorece el pasaje de lo familiar a la escolaridad primaria. Los padres titud de brusco desapego de la atención del hijo y de ocupar intensamen-
pueden recibir cada día con alegría al "hijo que se fue", compartir y apo- e su tiempo e interés en actividades fuera de la casa, de manera que el
yar sus logros, sosteniendo sus temores y angustias, apuntalando sus dé- {niño se siente brusca y violentamente arrojado al medio social, sin el re-
ficit y afirmando sus habilidades, e ir procesando juntos el progresivo pro consolador ni el apoyo que facilite su progresiva inserción, con vi-
desligamiento apoyándose en el placer que obtienen de ver su desempe- Vendas de abandono y desamor de sus padres, como castigado por ellos
ño y progreso, así como su desprendimiento e inserción social. Esto im- con su ausencia y desinterés.
plica una renuncia parental a la exclusividad de su lugar con el hijo y al
En algunos padres se observa que el investirniento narcisístico del hijo
contacto corporal como fuente de placer para ambos y un pasaje a una•
promueve una imagen ideal, sin fallas, de la que esperan un resarcimien-
relación con distancia y simbólica, pasando a gratificarse con los logros y
el progreso evolutivo. to. De tal manera, los fuerzan a la obtención de triunfos escolares y acti-
vidades extracurriculares en las que esperan que se destaquen, son niños
La imagen del hijo que los pares, maestros, líderes y su desempeño ins- de "agenda completa". En estos casos de flagrante violencia psíquica de
titucional les devuelven a los padres los confronta con la imagen que de apropiación, no dan lugar a la expresión de la individualidad del hijo y, si
él se forjaron, con lo que suponen y esperan de su hijo (capacidades, com- éste da alguna muestra, la desconocen. Sin duda, la sociedad actual y su
portamientos, etc.), requiriendo una reelaboración no fácil de lograr.
promoción del éxito y el eficientismo favorecen esta modalidad parental,
Cuando el investimiento narcisístico del hijo es intenso y dificil de re- con la consecuente "secuela" (Klein, A., 2005) de niños hiperadaptados
signar, no se puede incluir la terceridad que marca la ley, y los padres se con dificultades para la relación con los pares, el juego y el ocio.
enfrentan conflictivamente con la escuela y/o el maestro, en torno a las
En síntesis, la actitud de los padres frente a los cambios del hijo y su
respuestas del niño. Sea a través de vivencias de desgarramiento y robo
creciente individuación puede oscilar del extrañamiento a la añoranza de
del hijo, cuya expresión podría resumirse en: "¿qué le hace(n), o da(n) a
la relación previa y, para procesar esas vivencias, apoyarse en el orgullo de
mi hijo?", con diversos "ropajes" de encubrimiento en cada situación
verlo progresar, catectizando su futuro, así como a través de obtener gra-
puntual, lanzada generalmente por la madre que inicia la lucha. Esta
tificaciones en la vida conyugal y en otras actividades.
pugna paranoide, focalizada en la maestra o ampliada a la escuela en sus
diversos estamentos, revela la imposibilidad de aceptar otra imagen del
niño que la propia, no reconociendo sus características, limitaciones o
déficit en el desempeño escolar (tanto social como de aprendizaje), tra- RELACIONES INTERSUBJETIVAS
bando al niño no sólo en la superación de sus dificultades, sin adecuar su
imagen de sí acorde con sus logros y asentando el principio de realidad. La marcada sociabilidad del latente no es tanto una elección de él, si-
Otra modalidad perturbada de respuesta adquiere tonalidad depresiva, no una circunstancia social que se le impone, la acepta, adopta progresi-
vivenciando con extrañamiento la actividad del hijo como signo de aban- vamente las "reglas de juego" y luego tiende a burlarlas cada tanto.
dono y desamor ("ya no me quiere", "no me necesita"), por lo que, en Los objetos significativos del mundo externo estarían en una posición
vez de poder sostener y apoyar al niño en su esfuerzo, lo culpabilizan por mediadora respecto de las relaciones de objeto narcisistas y las relaciones de
su estado, lo que sin duda contribuye negativamente en el hijo, no sólo objeto anacliticas, siendo la condición de posibilidad la resolución edípica,
en el inicio de su camino exogámico, sino también en los trayectos futu- en tanto apertura a un circuito de nuevas investiduras de objeto e identifi-
ros y en su estima e imagen 'de sí mismo. caciones enriquecedoras para el sujeto, las cuales favorecen su individuación.
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I Estructuración psíquica y subjetivación del niño... Rodolfo Urribarri I Explorando lo intersubjetivo
Es de destacar, como condición de posibilidad para la expansión cuan- ífantasmáticos y sueños diurnos. Ocultar sus secretas aspiraciones o fan-
ti-cualitativa de los vínculos, el incremento como recurso a la inhibición tasías, si bien al servicio de la defensa, favorece un despliegue intrapsíqui-
de la meta pulsional, modificando el tipo de relación con el objeto. De , en enriqueciendo al Yo, facilitando una mayor diferenciación Yo-otros,
su clara fuente sexual y con meta acorde, «se detienen en el camino hacia por una parte, y una discriminación mandatos-exigencias y deseos por la
la satisfacción, de suerte que sobrevienen una duradera investidura de ob- iotra, así como se crea un espacio para la diferenciación estructural en el
jeto y una aspiración continua (...) por ej., el vínculo de la ternura» aparato y se prefigura la intimidad y lo secreto.
(Freud, 1933, págs. 89-90).`
La relación con Otros adultos, particularmente con maestros, es bastan-
Es indudable que la ventaja funcional de este recurso al no recurrir a la te similar a la de los padres, pero éstos pasan de ser relevos desplazados
defensa (por ejemplo, represión, formación reactiva, etc., que rigidifican de los padres a poder ocupar lugares superyoicos, tanto normativos-pu-
y agotan energéticamente en la contracatexis) es la ampliación y diversi- nitivos como protectores, diferenciados de los padres, al igual que con
ficación relacional con descarga afectivo-energética en procesos de enri- las funciones de Yo auxiliar antes sólo atributo parental.
quecimiento personal y social. Consideraciones similares podrían aplicar-
En tanto se afirman las diferenciaciones recién mencionadas, pueden ir
se a la sublimación.
discriminando a las personas más allá de su rol (no todos los maestros
Podríamos relativamente diferenciar, en este aspecto, cuatro tipos de son iguales, éste es más punitivo, aquel más permisivo, o aquel otro es
relaciones de los niños en latencia con los otros: con los adultos, con las más sensible o menos rígido, etc.) y permitirse acercamientos, confiden-
instituciones, con pares y con hermanos (ampliando las propuestas por cias o búsquedas de apoyo que no realizarían con sus padres, gestándo-
Rosenthal, 1975). Tengamos presente que el niño aún no sabe que sus se vínculos diferenciados.
actos y palabras lo comprometen socialmente, lo que descubrirá paulati-
Preferencias, rechazos, valorizaciones y críticas que maestros, instructores
namente en sus interacciones en diversos ámbitos.
y otros adultos significativos ejercen sobre el niño y sus pares, reactualizan
las diferencias de investidura específicas de cada progenitor con cada hijo,
a) Con los adultos las cuales contribuyen a su diferenciación y subjetivación, posibilitando no
Con los padres predomina un distanciamiento, como evitamiento del sólo la repetición de las relaciones objetales tempranas, sino a veces también
riesgo incestuoso/criminoso y salvaguarda frente a lo castratorio. Si bien, su elaboración y modificación en tanto personas y situaciones diferentes.
por otro lado, este movimiento es de claro carácter defensivo, favorece la En tanto transmisores de conocimientos, los introducen más claramen-
ampliación de recursos yoicos en el contacto y actividades compartidas te en el mundo de la realidad y en la progresiva abstracción de las normas
con otros, así como en los procesos interiorizados como los de pensa- y valores sociales y, vía la comparación, posibilitan una diferenciación y
miento e identificación. reubicación de lo familiar-conocido en lo social amplio, concomitante con
Como figuras que ejercen el control, la amenaza de castración y de un velado cuestionamiento y reevaluación de los padres (proceso que se
pérdida del amor, prevalecen el recelo y el ocultamiento, especialmente verá desplegado en toda su magnitud en la adolescencia).
en lo referido a episodios ligados a irrupciones pulsionales, despliegues Es esclarecedor al respecto el pensamiento de Freud (1914): «No sé qué
nos reclamaba con más intensidad ni qué era más sustantivo para nosotros:
ocuparnos de las ciencias que nos exponían o de la personalidad de nuestros
1. Si bien marca la tendencia a estas duraderas investiduras, también ha señalado cómo maestros. Lo cierto es que esto último constituyó en todos nosotros una co-
relaciones inicialmente signadas por la inhibición de meta pueden revenirse y trans-
formarse en relaciones erótico-amorosas (ver Freud, 1921, págs. 130-32). rriente subterránea nunca extinguida, y en muchos el camino hacia las
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Estructuración psíquica y subjetivación del niño... Rodolfo Urribarri 1 Explorando lo intersubjetivo
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ciencias pasaba exclusivamente por las personas de los maestros; [...] Los b),. Con las instituciones
cortejábamos o nos apartábamos de ellos, les imaginábamos simpatías o an- La escuela cumple una doble función, representa un ámbito ampliado del
tipatías probablemente inexistentes, estudiábamos sus caracteres y sobre la Medio familiar y de la casa con funciones protectoras ("la escuela es el se-
base de estos formábamos o deformábamos los nuestros. Provocaron nuestras
.' do hogar") y también es una Institución con estamentos, normas y au-
gún
más intensas revueltas y nos compelieron a la más total sumisión; espiába- toridades que implican una secundarización y abstracción de las relaciones.
mos sus pequeñas debilidades y estábamos orgullosos de sus excelencias, de su 'donde no prima lo afectivo y se privilegia el cumplimiento de reglas y tareas.
saber y su sentido de la justicia. En el fondo los amábamos mucho cuando
Es el ámbito privilegiado mediante el cual la sociedad promueve la re-
nos proporcionaban algún fundamento para ello; no sé si todos nuestros
nuncia a la satisfacción pulsional directa y la derivación a otras actividades.
maestros lo han notado. Pero no se puede desconocer que adoptábamos ha-
Funciona reforzando las prohibiciones, como aliada del Superyó, por tan-
cia ellos una actitud particularísima, acaso de consecuencias incómodas
para los afectados. De antemano nos inclinábamos por igual al amor y al to es temida y acatada (no sin cierto grado de conflicto y dificultad). A la
vez es cuidadora y sostén, sustitutiva de la función parental (tanto como
odio, a la crítica ya la veneración» (pág. 248).
supery6 protector, como de Yo auxiliar), por ende, enfrentada con ambi-
Si bien podría objetarse que el colegial al que se refiere corresponde a valencia. Finalmente, posibilita el desplazamiento hacia nuevos espacios
una edad algo posterior, estimo que es igualmente válido con respecto a por la adquisición de recursos, técnicas y el intercambio social.
la escuela primaria, en especial en la actualidad, en que tienen varios
Es frecuente,. en niños que van logrando un adecuado desarrollo en es-
maestros, no sólo uno como otrora. En lo planteado por el autor (así co-
te período (más claramente en el segundo subperíodo), que transiten de
mo en lo observable en la dinámica escolar) es de destacar que, si bien se
un acatamiento temeroso de las figuras de autoridad y las normas a un
pueden tomar las vicisitudes de la relación con el interés que despiertan
progresivo burlarlas, encubierto de acatamiento (por ejemplo "me olvi-
los docentes en cuanto al desempeño del rol y como personas, etc., co-
mo desplazamientos de los intercambios e interrogantes sobre los padres dé", "me equivoqué", "no escuché", etc.), que secretamente implica un
y sus actitudes con el hijo, con la fratría y entre la pareja, que encierran desafio y desacato, generalmente apoyándose en el grupo de pares.
todos los anhelos, cuestionamientos y preguntas sobre los padres y su vi- Esta actitud con un algo desafiante de autoridades y/o transgresora de
da "secreta" (escena primaria, teorías sexuales, etc., incluidas), no obs- normas ha sido atribuida generalmente a remanentes de las luchas edípicas,
tante claramente se ve que les otorga valor per se, que inaugura nuevas como una repetición, como algo que no ha sido resuelto, lo que si bien
relaciones que tienen algo de lo conocido, pero algo novedoso en cuan- puede ser parcialmente cierto, no se cuestiona, dada su frecuencia, si no res-
to las personas no son clones de los objetos primarios y el vínculo esta- ponde a otras motivaciones. Si pensamos al latente empeñado en la dificil
blecido por ende también difiere y esto aparta de lo familiar, abre al mun- misión de dar curso a lo pulsional sorteando de alguna manera las limitacio-
do amplio, habilita lo diferente, deja huellas identificatorias, caracteroló- nes que genera el Superyó (por ejemplo sustituciones simbólicas, desplaza-
gicas, en lo ético-moral y en las aspiraciones e ideales. mientos de personas, sublimaciones, etc.), podemos comprender el sentido
Podemos también pensar que estas nuevas relaciones eventualmente de tales subterfugios. Estos, en tanto eficaces, "burlan" la vigilancia tenaz
posibilitan también un replanteo a posteriori (nagtritglich) de la fantas- de dicha instancia e implican un "triunfo" yoico, que el niño experimenta
mática familiar desde los aspectos desplazados de los padres, cuyos dife- con placer, no sólo por la descarga que posibilita sino también por no que-
rentes actores, abriendo nuevas posibilidades, repercuten en la posible dar dominado por el Superyó. De igual modo podemos entender los desi-
revisión (o al menos interrogación) de la cristalización mítica familiar in- fios y transgresiones mencionados como una externalización y personifica-
consciente. ción del funcionamiento intrapsfouico a lo institucional-transpersonal.
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I Estructuración psíquica y subjetivación del niño... Rodolfo Urribarri Explorando- lo intersubjetivo
Otra vertiente explicativa creo que podemos encontrarla en lo inter- activos. Mi los grupos combinan las positividades del intercambio afec-
subjetivo. El niño, en el acmé del drama edípico y en su desenlace, sien- tivo, la pertenencia y la cooperatividad con la hostilidad, la competencia
te la imposibilidad biológica para la concreción de sus impulsos y al des- exacerbada, el chivo emisario y la exclusión (Kaplan, 1976).
cubrir que su objeto amado otorga el acceso sexual al otro progenitor, lo
Dado el acallamiento de lo erótico y agresivo, se hace posible el inter-
experimenta como injuria narcisística, que lo desvaloriza e impotentiza
cambio con objetos de manera menos conflictiva. Los vínculos que se
frente a los adultos. Estos desafios y transgresiones serían una vengativa
originan ofrecen al Yo el beneficio de encontrar el reconocimiento busca-
revancha hacia ellos que lo restaura narcisísticamente, le brinda senti-
do en aquellos semejantes, esos "extraños" que se tornan "familiares" y
mientos de poder (tanto por lo efector como por el secreto dominio del
se convierten en significativos. Estos no sólo se ofrecen como figuras de
otro) y posibilitan una descarga agresiva, engañándolos como él se sintió
identificación, sino que también brindan enunciados identificatorios con
engañado a través de hacer activo lo sufrido pasivamente.
respecto a sus cualidades y capacidades, que confirman o no los anhelos
Acuerdo con G. Rosenthal (1975) cuando dice: «Otra característica de del infantil sujeto con relación a lo que es y lo que puede llegar a ser. Ya
la institución escolar es la afina sistemática de un grupo de convivencia en- no son suficientes para él los enunciados identificatorios emitidos por los
tre pares, en un plano en el que se oscila entre la competencia por lograr el padres. A los semejantes, con los que se integra en distintos grupos del
aplauso de los adultos y la solidaridad con los iguales. En este nivel existe mundo exuafamiliar, se les demandan y se les ofrecen gratificaciones y
una diferencia con la familia, puesto que los mitos familiares con respecto confirmaciones de sí mismo. El reconocimiento y la valoración esperados
al hijo pueden contrastar fuertemente con la realidad del desempeño del ni- dependerán de las singulares características de las series complementarias,
ño en la escuela, circunstancia que pone en juego todo el conflicto con la au- de los avatares corridos por los destinos pulsionales, las vicisitudes del nar-
toestima. Aunque en la institución escolar subsisten los privilegios y las de- cisismo y las características del grupo de pares que surge como alternati-
sigualdades por diversas razones, éstos pueden no ser los mismos que los del va. La respuesta de sus pares desempeña un rol cada vez más importante
hogar, con lo cual se le ofrece al niño la posibilidad de ejercer su prueba de en la regulación de la estima de sí y el sentimiento de adecuación.
realidad para confrontar entre el mito familiar en que él se encuentra in-
El investimiento del compañeres predominantemente narcisístico, por
cluido y la realidad en la cual él efectúa experimentos con respecto a sí mis-
lo que el par es incluido en una organización fantasmática que le atribuye
mo y sus capacidades» (pág. 370).
cualidades cuya correspondencia con las cualidades reales del objeto suele
Recalco la importancia de un marco relativamente estable de intercam- divergir. Para el niño no importa tanto dicha correspondencia, sino que el
bio con pares, diferente del familiar, con reglas más formales, ligadas más comportamiento de su camarada no desmienta ostensiblemente la organi-
al cumplimiento de normas y tareas que a lo afectivo, donde el lugar que zación imaginaria en la que está incluido (Denis, 1979). Las actitudes del
ocupa está determinado por el desempeño y los resultados logrados, par discordantes con dicha fantasmática son tomadas como desilusión o
transformándose éstos en variantes de peso respecto de la imagen, del traición y no como dato que promueva la rectificación de la imagen y lo es-
sentimiento y de la estima de sí mismo, con un posible corrimiento del perado del amigo. Las desilusiones entrañan una pasajera desesperanza, que
lugar mítico familiar asignado. poco después se esfuma, restableciéndose el vínculo anterior o cierta cólera
que promueve venganza inmediata con el posterior reequilibrio del sistema
c) Con los pares a través de la alianza con otro compañero o con el mismo, "bajo juramen-
La relación entre pares es casi un imperativo para el normal desarrollo to" de que no reincidirá, en cuyo caso no serán nunca más amigos.
del niño en latencia. Se resalta la amistad, pero también las enemistades Junto a sus pares, el niño aprende a realizar con los otros, sean juegos
y rivalidades, donde los componentes agresivos y narcisísticos están más grupales, tareas escolares u objetos, utilizando los elementos y/o recur-
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IEstructuración psíquica y subjetivación del niño... Rodolfo Urribarri 1 Explorando lo intersubjetivo I
sos que el medio le ofrece, adentrándose en la tecnología y organización vimiento en el plano narcisístico con la lógica del todo o nada (negación
social, que configuran el sentido del industrialismo que señala E. Erikson de la castración). Ambas modalidades pueden también ser pensadas co-
(1966). Despliega así capacidades y descubre limitaciones, lo que puede mo continuidad del procesamiento de la conflictiva edípica.
resultar un vector de decepción de sí y promover el abandono o generar El grupo de pares surge como alternativa al vínculo con los familiares
la búsqueda de colaboración del otro para el logro de lo propuesto, de- y particularmente como contrapartida del establecido con los padres, lo que
sarrollando la complementariedad. En la actividad grupa' se desarrolla sirve a la defensa contra los impulsos incestuosos y criminosos, y se ofrece
un primer sentido de división del trabajo, de las diferencias de capacida- como sostén y apoyo al o en el apartamiento de estos últimos, pasando a to-
des y modalidades de ejecución y de los liderazgos. mar el relevo del rol de Yo mis-dial.. Vemos también cómo progresivamente
Aquí notamos también diferencias en los dos subperíodos: en el prime- el latente busca el eco afectivo y la aprobación del grupo. Mí como el rea-
ro, tienden a querer hacer todo y recién en el segundo se estabiliza la di- lizar concretamente cosas (desde tareas u objetos, a destrezas &izas o reso-
ferenciación de tareas y momentos de realizarlas. Este cambio se puede lución de problemas, acertijos o enigmas) lo afirman narcisísticamente y
dar en tanto se puedan discriminar roles, capacidades y secuencias tem- consolidan su capacidad yoica, también importa, en tanto le otorga una
porales organizadoras, que requieren, para su armonización grupal, la in- aceptación de los otros y un lugar en el grupo, resarcimiento de la injuria
teriorización de la necesidad de los otros, de las diversas capacidades y li- narcisística del tercero excluido, que no participa ni tiene lugar en la escena
mitaciones que definen grados de eficacia en diferentes roles, las reglas y primaria; de allí la crucial importancia que los niños latentes otorgan al ser
tiempos de combinación para una acción eficaz. Esto implica que ha incluido y pertenecer; "vengativamente" ¡dejan afuera (excluyenAa sus pa-
desarrollado la capacidad reflexiva de lescentrarseyle sí y tomarse dres cielos "secretos" del grupo. Similares consideraciones pueden plan-
como objeto de su propia reflexión al igual que a los otros, lo que tearse respecto de la complicidad secreta y pertenencia a un subgrupo de pa-
resume un significativo avance en relación con la predominancia del ego- res en relación con el resto, como resonancia del complejo fraterno.
centrismo de los menores. (Similares consideraciones señalé con respec- La importancia que adquiere es tan notoria que es fácil observar cómo,
to al juego y al pensamiento.)
cuando un niño con algunas dificultades o escasa habilidad es aceptado
Si la aceptación de limitaciones y capacidades de sí mismo y del otro y apoyado por su grupo de pares, a pesar de ellas y éste a la vez lo esti-
pueden procesarse adecuadamente, se habilita la complementariedad y su mula, sus trastornos no alteran profundamente su imagen de sí, ni pro-
cualidad sinérgica, implicando en lo metapsicológico un coto a las fanta- mueven vivencias de inadecuación, ni aislamiento e incluso puede llegar
sías megalómanas de omnipotencia, la operancia moduladora del princi- a superarlos. A la inversa, el rechazo, la exigencia y la burla pueden ope-
pio de realidad frente al de placer, decrecimiento de la agresividad, don- rar negativamente en el niño, con sentimiento creciente de inoperancia
de el otro apuntada al narcisismo jaqueado; movimiento en el plano de lo e inadecuación, disminución de la autoestima, aislamiento e inhibiciones,
objetal, con la lógica de lo relativamente posible (aceptación de la castra- incrementando sus trastornos.
ción). En caso contrario, se niega la necesidad del otro, exacerbando la Este pasaje de una conflictiva intrapersonal a un intercambio en lo in-
agresión en la competitividad, donde la superación del otro exalta la om- terpersonal favorece un procesamiento oculto, latente, una reformula-
nipotencia jaqueada mediante la infamación del triunfo o, si no, la brus- ción incluso de lo referido a la conflictiva edípica y una alternativa de la
ca devaluación de la imagen y estima de sí mismo ante el triunfo del ri- paralización que implica inicialmente, en una fantasmatización progre-
val; ambas alternativas se igualan en cuanto su cualidad binaria: uno es el diente que la reubica y la resarce.
grandioso, poseedor de todos los dones y por ende avasallante triunfador
El a aparece también como un coto a la5mnipotencia infantilj es a
y el otro es el empequeñecido, desvalorizado y aniquilado perdedor, mo-
la vez necesitado y rechazado, despertando afectos ambivalentes, lo que
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Rodolfo Urribarti
IEstructuración psíquica y subjetivación del niño... 1 Explorando lo intersubjetivo
produce polarizaciones grupaks de la idealización de algunos y desvalo- que contribuye, a través de su forma de participación, de sus normas y
rización de otros, gestándose subgrupos, liderazgos y chivos expiatorios. valores, a una reformulación de su identidad, al sostén afectivo, a la dife-
renciación de los adultos, al acomodamiento intersistémico, a su progre-
El otro es percibido como un rival en la obtención de aprobación, consi-
deración, valoración y afecto de parte de adultos significativos, y a la vez siva autonomía, en síntesis, a la subjetivación.
reactiva los celos y la rivalidad relacionados con la obtención del amor y Ese trabajo psíquico a la vez individual y grupal se relacionaría con lo
atención de los padres, propios del complejo fraterno. En tal sentido, este expresado por S. Freud al decir: «no se sabe cuánto deben el pensador o el
ámbito se presta, a través de las respuestas recibidas de sus pares —diferentes creador literario individuales a la masa dentro de la cual viven; acaso no
a las de sus hermanos—, para producir un replanteo y modificación de las ac- hagan sino consumar un trabajo anímico realizado simultáneamente por
titudes previas, pudiendo compensar las falencias o. dificultades en las rela- los demás» (Freud, 1921, pág. 79).
ciones fraternas, e incluso alcanzando un efecto modificador de ellas (para También es de destacar la importancia que adquieren los pares que son
lo que se requiere una plasticidad que le permita salir de la repetición). algunos años mayores. Éstos, con los que no suelen tener un intercambio
Más allá de las dificultades y rivalidades que se susciten, los pares desa- tan intenso como con los coetáneos (a veces limitado al recreo o escasas
rrollan un estrecho vínculo intersubjetivo en el que intercambian viven- actividades escolares y deportivas), son mirados y buscados por sus capaci-
cias, ensueños y fantasías, preocupaciones, planes y actividades secretas, dades o habilidades, como por sus formas y/o modos de actuar, tanto en
vuelcan sus quejas, dolores, sufrimientos y se consuelan de las injurias de aspectos que son valorados como en otros que son criticados y rechazados,
los adultos, se estimulan en las planeadas revanchas, disfrutan de las trans- constituyéndose en modelos para ellos. Inversamente, los_rpayores saben
gresiones, desafios y ataques solapados a ellos y, paulatinamente, van sus- de este lugar de cierto privilegio que les es otorgado por los menores y ha-
tituyendo así el sostén afectivo, antes exclusivo de los padres, desarrollán- cen gala de sus dones frente a ellos, así como a la vez suelen desvalorizar-
dose la camaradería y la lealtad entre ellos. los y hacerles sentir la diferencia incluso con asresión (a veces hasta con
En el intercambio con sus pares manifiestan sus impulsos, a veces con crueldad). Esta situación también se presta para a despliegue del comple-
crudeza extrema, lo que ha sido equívocamente conceptualizado como jo fraterno, sea en términos de repetición o de rectificación, así como de la
desborde, ruptura de la defensa o relativo fracaso de la latencia, sólo en injuria narcisística del niño frente a los padres en la conflictiva edípica.
función del observable. Se pierde de vista que, si bien es clara la manifes- Creo interesante destacar cómo, en el ámbito de la escuela, se ingresa
tación del impulso, éste es predominantemente expresado en palabras como menores y con el correr del tiempo se va ocupando el otro lugar: el
(aunque acompañado de gestos y a veces acciones desplazadas, como gol- de mayores dentro del grupo de alumnos. Situación que se ofrece, inde-
pear o romper algo). En ese intercambio verbal (de alto contenido afec- pendientemente del lugar que cada uno ocupe en la fratría (incluso sien-
tivo) se está alejando de la utilización del cuerpo como descarga, mientras do hijo único), para la puesta en escena no sólo del complejo fraterno, si-
que logra cierto resarcimiento en la fantasía. Evitación relativa del acto y no también de la dinámica familiar, en tanto hay dos grupos etarios dife-
consecuente riesgo, intermediación de palabras, nominaciones de afectos, renciados: docentes y alumnos. Puesta en escena ampliada, múltiple, ya
intercambio de ideas y de propuestas de acciones (que generalmente no que son variados y diferentes no sólo los adultos, sino también los niños
se efectivizan), que implican y a la vez promueven y consolidan la media- que en ella participan; y, en tanto no son lo mismo que los objetos prima-
ción y ampliación del sistema preconsciente-consciente con representa- rios (aunque en parte los representen), posibilitan relaciones diferentes e
ciones y ligazones nuevas. interiorizaciones de vínculos, pautas, normas y modalidades distintas de
El grupo de pares se constituye en un lugar de procesamiento psíqui- lo fraternal y parental, gestionando una ampliación cuantitativa y cualita-
co, a la vez externo e interno, objetivo y subjetivo, es decir: transicional, tiva de la intersubjetividad.
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t•
Como bien dice G. Rosenthal (1975): 'En este período, entre los propios dos, personas y normas, un área de intimidad y hasta podría decirse de
niños se da una moral de cooperación en la autonomía personal por oposición cierta "hipocresía" o falso self (Winnicott) para su desempeño social.
con la heteronomía característica de los pequeños, relativa a la moral de los
adultos. Aunque los primeros sentimientos morales surgen del respeto unila-
teral del niño hacia los padres o el adulto, e implican una moral de obedien- d) Con los hermanos
cia (heteronomía), en la latencia surge un nuevo sentimiento moral, en fun- Respecto de este tema me encuentro, como diría S. Freud, entre Esci-
ción de la cooperación entre niños y de la forma de la vida social que se des- la y Caribdis; desarrollarlo en toda la profundidad que merece, y dado lo
prende de ella. En este período observamos, pues, un respeto mutuo, que se de- poco esclarecido en psicoanálisis, excedería el marco del presente traba-
tecta cuando los latentes se atribuyen recíprocamente un valor personal equi- jo y lo descentraría de su meta. Mencionar algunos aspectos podría re-
valente y no se limitan a valorizar a uno u otro según sus acciones particula- sultar aparentemente en afirmaciones temerarias o poco sustentadas teó-
res. Los sentimientos morales que emergen entonces tienen características dis- rica y clínicamente. Sin poder resolver este dilema, opto por algunas bre-
tintas, e incluyen la honestidad entre los jugadores, excluyendo la trampa, ves menciones temáticas y bibliográficas generales y luego algunas consi-
puesto que viola el acuerdo establecido entre individuos que se aprecian, la ca- deraciones respecto del período de latencia.
maradería, etcétera. (...) La mentira entre amigos es considerada mucho En general, en el psicoanálisis se ha tendido a conceptualizar al hermano
más grave que la mentira con respecto a los mayores. El sentimiento de justi- y su función como un desplazamiento de la conflictiva edípica, como susti-
cia comienza a ser muy fuerte entre los pares e incluso modifica las relaciones tuto parental, y al complejo fraterno se lo ha visto condicionado sólo por
con respecto al mundo de los adultos. En los pequeños, antes de la latencia, la celos, odios y rivalidad. Esto ha bloqueado el desarrollo y la profundización
obediencia prevalece por encima de la justicia, puesto que lo justo es equipa- de la especificidad de la representación intrapsíquica y la representación vin-
rado a lo impuesto por los mayores. En cambio, en los latentes, el sentimiento cular, y su relación con el despliegue libidinal y agresivo con aquel.
de igualdad y de justicia distributiva entre pares tiene mucho vigor. La mo- El hermano, semejante y extraño a la vez, representa a mi entender un
ral del niño, pues, alcanza un mayor grado de autonomía, tal como lo hemos destacado rol en la noción de alteridad y de subjetivación, parcialmente
señalado al aludir a que la internalización del Superyó implica la relativa
independiente de los padres. En parte, el vínculo entre hermanos está
independencia de los padres reales en la latencia» (pág. 373).
condicionado por la catectización singular de cada progenitor sobre ca-
Si bien se propende al respeto del otro, al cumplimiento del código da uno de sus hijos. Por otra parte, el vínculo se ve configurado por la
grupal, a la honestidad y la camaradería, no obstante es bastante frecuen- particular relación que entre ellos establecen y por los investimientos que
te observar la incidencia de individualismo, trampas y mentiras. Estimo se derivan, en cierta medida condicionado por las diferencias de género
que, aunque en parte generadas por las motivaciones que ya delineara y el lugar én la fratría. Me referiré a los aspectos diferenciados de los pa-
respecto de la relación con los adultos, está también presente la proble- dres y de la conflictiva edípica y principalmente a los aspectos tróficos, no
mática derivada de las relaciones con los hermanos, y puede estar influi- perturbadores o psicopatológicos, de la relación fraterna.
da por el afán de resaltar, de ganar, la intolerancia a perder, condiciona-
«Que tenga, desde el punto de vista pulsional, un estatuto lateral no impli-
dos por las vicisitudes narcisísticas, elementos de fuerte peso que expli-
ca que juegue un papel margina4 muy por el contrario, puede favorecer una
can la frecuencia del incumplimiento del esperado ideal.
gran proximidad y conferirle un papel fundamental desde el punto de vista de
Es evidente que poco a poco se muestra, ante los adultos y las institu- la constitución del n la relación de objeto fraterna se distingue de las rela-
ciones, de una manera distinta de la que lo hace con sus pares, y en sus ciones de objeto parentales por la operativización de la proyección (sobre todo
ensoñaciones y pensamientos, que configuran diferenciaciones de espa- bajo la forma de la identificación proyeetiva) en la proximidad de una rela-
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ruar la diferenciación y a evitar un vínculo demasiado estrecho, pudiendo - El hermano/a, como más presente, más accesible, y más semejante a sí
llegar hasta el extrañamiento, al prototipo del enemigo y al fratricidio. que los padres, y a la vez igualmente dependiente, sufriente y amante de
Este papel en el que oscila el hermano de aliado a enemigo, de amado los mismos padres, es objeto de intensos y mutuos investimientos que,
a odiado, consecuentemente de buscado a rechazado, recuerda lo que insisto, no son sólo agresivos sino también libidinales. Esta intensidad ca-
mencionara S. Freud (1900) respecto de su vida: «éramos inseparables y téctica y relacional (que generalmente implica más tiempo y actividades
nos amábamos, pero entretanto (...) reñíamos y nos acusábamos. Todos mis compartidas que con los padres) otorga al hermano un destacado papel
amigos son en cieno sentido encarnaciones de esta primera figura que 'an- en la estructuración psíquica y en el proceso de subjetivación. Las alter-
taño se mostró a mis opacos ojos', son resucitados. (...) Un amigo íntimo y nativas de la relación fraterna sirven a los fines de un apuntalamiento en
un enemigo odiado fueron siempre los requerimientos necesarios de mi vida cuanto a la diferenciación y a la identificación, y a un descentramiento de
afectiva; siempre supe crearme a ambos de nuevo, y no rctra vez ese ideal in- la exclusividad con los padres y de coto al narcisismo.
fantil se impuso hasta el punto de que amigo y enemigo coincidieron en la La clínica muestra cómo el hermano (especialmente si la diferencia de
misma persona, desde luego que ya no al mismo tiempo ni en una alternan- edad es marcada, por ejemplo de siete u ocho años) tiene un papel im-
cia muchas veces repetida, como pudo suceder en aquellos tempranos años de portante en lo normativo y en los valores e ideales, al ser alguien que di-
la infancia» (pág. 479), donde vemos que otorga un papel importante a ce cómo desempeñarse en el medio, que es más cercano, figurable y fac-
esas vicisitudes en el funcionamiento psíquico.' tible que el presentado por los padres. Así contribuye, por propia gra-
vitación y no como sustituto paterno, a la formación del Superyó y
En general, durante la latencia tienden a acallarse las manifestaciones
pulsionales directas hacia los hermanos, al igual que con el resto, como ex- más marcadamente del ideal del Yo.
tensión de la problemática incestuosa y disolución del Complejo de Edipo El problema que se plantea es: ¿cómo conceptualizar metapsicológica-
con la operancia del Superyó. En principio opera la represión también so- mente la relación fraternal en estos aspectos? y ¿cuánto conmueve o con-
bre los aspectos eróticos del complejo fraterno, luego se conforma la rela- tradice lo establecido, pudiendo acercarse a la herejía o no siendo inclui-
ción como de meta inhibida. Tienden a privilegiarse la cooperación y la do para eludir el riesgo?
lealtad, como derivados desexualizados y desagresivizados, en tanto se ins- Quisiera recordar que, si bien en la teorización freudiana los hermanos
tale la ampliación social y el camino exogámico. Si no se produce este pa- aparecen generalmente como desplazamiento de los padres en la situa-
saje junto a la desidealización del hermano, su comparación con otros y su ción edípica, enfatizándose los afectos odiosos, en la clínica es variable el
alejamiento relacional, se mantiene el núcleo erotizado e idealizado, trans- peso que se le otorga en la dinámica del caso. Por ejemplo, la diferencia
formándose en una traba para la relación con otros, y en el futuro en un de la significación que tiene el nacimiento de la hermanita de Juanito en
fuerte obstáculo para la elección de objeto y también vocacional. pleno acmé de la situación edípica; del valor traumático de la seducción
precoz por parte de la hermana de la que es objeto el Hombre de los Lo-
2 En esta cita se refería a su sobrino, un año mayor (hijo de su hermanastro), con quien bos; la casi intrascendencia de los hermanos del Hombre de las Ratas; la
se crió y compartió los juegos y vicisitudes de la primera infancia; si bien no era pro- hipótesis —luego confirmada— de la existencia de un hermano mayor de
piamente un hermano, él le otorgaba ese lugar y sostiene en otros párrafos la impor- Schreber; la importancia otorgada al hermano de la joven homosexual en
tancia que tuvo en su vida posterior (ver también su referencia en la interpretación del
sueño "Non vizir, 1900, pág. 421, particularmente págs. 424-25, así como las notas la elección de objeto, así como lo vertido de su autoanálisis, tanto como
al pie de la última, y lo referido por sus biógrafos). Así como puede considerarse al en lo omitido o deformado en él (su hermano menor Julius muerto, su
complejo fraterno independientemente de la existencia o no de hermanos reales, pue- hermana menor Anna, su primo, etc.). Es ipteresante hacer notar que en
de representar al hermano, y funcionar como tal, un niño así investido independiente-
mente de la cosanguinidad. una carta poco divulgada, que S. Freud remitiera a Thomas Mann a fi-
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IEstructuración psíquica y subjetiyación del niño...
nes de 1936, realiza un análisis del funcionamiento psíquico de Napo-
león, sobre la base exclusivamente de la problemática con su hermano
mayor José, hasta el punto de reducir incluso la relación con Josefina a
un derivado del complejo fraterno más que a la relación con su madre,
que sólo se menciona como al pasar, lo mismo que a su padre, sin alu-
sión a la conflictiva edípica.
En relación con lo anterior y en apoyo a la importancia de los herma-
nos en la estructuración psíquica, quisiera comentar brevemente que a
menudo en la clínica se puede observar cómo un padre o madre, identi- Capítulo VI
fica a su hijo/a con algún hermano/a y lo trata acorde con lo vivido con
él/ella (o como formación reactiva). De igual modo podríamos pensar
los lazos peculiares que en S. Freud revistiera la relación con su herma-
na menor Anna y con su hija menor Anna.
SOBRE PSICOPATOLOGÍA
Para finalizar, quisiera señalar que es a través del nacimiento y presen-
cia de los hermanos, así como de la rivalidad fraterna, que S. Freud des-L
cubre el camino que lo lleva a las formulaciones del Edipo (e incluso en
varias partes de su obra señala que es también el camino que realiza el ni-
ño para arribar a la conflictiva edípica), pero que el modelo que propo-
ne (así como el mito en que se basa) corresponde a un hijo único.
En lo desarrollado en este capítulo, puede verse, aunque no manifies-
tamente, que he tomado en cuenta el lugar del otro en tanto objeto, ri-
val, ayudante o modelo, categorías que S. Freud (1921) plantea (si algu-
no de esos lugares no ha sido suficientemente resaltado, no dudo de que
el lector podrá fácilmente completar el análisis).
Estimo haber transmitido la complejidad creciente de lo relacional, lo
peculiar y arduo que implica salir de lo familiar a lo social, el comienzo y
ampliación de relaciones con otros de diferentes estratos y cualidades, con
los cuales interactúa en campos más restringidos y especfficos (por ejem-
plo, ciertos juegos o actividades escolares), a otros más amplios (por ejem-
plo, diversidad de campos compartidos, vida social, intercambio ideativo-
afectivo), de manera episódica o reiterada, definiendo progresivamente un
posicionamiento propio y del otro que escenifica la fantasmática intrapsí-
quica y relacional en un topos social. En tanto se va désplegando, puede lo
experiencial modificar la imagen, expectativa y posicionamiento, tanto del
otro como la propia, en un proceso subjetivante.
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