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Vol. 91
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Preámbulo
Álvaro Arias
Introducción.......................................................................................................... 15
Relación de revisores............................................................................................ 19
Sección I
Teoría lingüística funcional
José A. Martínez
Capítulo 1. La configuración del contenido en una gramática funcional:
reflexiones críticas y autocrítica........................................................................ 23
1. El proceso de conocimiento en lingüística...................................................... 23
2. Lingüística funcional aplicada al español (LFE)............................................ 24
3. La «función de signo», objeto teórico de la Lingüística................................. 24
4. Fonología del español y la dualidad «tema» – «predicado»........................... 25
5. Glosemática y GFE......................................................................................... 26
6. Conmutación, sustitución y permutación........................................................ 27
7. El signo entonativo y el enunciado................................................................. 28
8. El sintagma, potencial unidad comunicativa................................................... 30
9. La conmutación por cero o «supresión»......................................................... 31
10. Subordinación: núcleo y adyacentes............................................................... 32
11. Un sintagma, varias funciones........................................................................ 33
12. La función de «dependencia recíproca».......................................................... 33
13. El verbo conjugado, núcleo de todas las subordinaciones.............................. 34
14. Limitaciones de la prueba de supresión.......................................................... 35
15. Las categorías generales de los sintagmas...................................................... 36
16. Transposición y reducción categorial.............................................................. 38
17. Varios sintagmas, una función: categoría del grupo sintagmático.................. 39
18. La rección morfológica y semántica de los transpositores.............................. 40
19. Desarrollo de la sintaxis en la GFE................................................................. 42
20. Linealidad y orden secuencial del significante................................................ 44
21. Orden secuencial en la oración y en el grupo nominal................................... 46
Sección II
Estudios de fonología funcional
Sección III
Estudios de morfología funcional del español
Sección IV
En torno al enunciado y las clases de palabras
en gramática funcional del español
Serafina García
Capítulo 6. Ecuativas, protoecuacionales y ecuacionales. Estudio diacrónico
funcional............................................................................................................... 155
1. Preliminar......................................................................................................... 155
Álvaro Arias
1
En el primer capítulo puede el lector encontrar un repaso detallado sobre los orígenes y
adscripción de esta escuela y su desarrollo hasta hoy (§§ 2-5 y 19).
2
En ese orden las organizamos, también, como suele ser habitual, y, dentro de cada sec-
ción, ordenamos los capítulos por el apellido de los autores.
Alcalá de Henares
Primavera, 2022
Cada capítulo fue sometido a una revisión anónima por parte de dos inves-
tigadores. Detallamos aquí la relación conjunta de todos ellos como agradeci-
miento por su colaboración:
José A. Martínez
Ainsi mon dessein n’est pas d’enseigner ici la méthode que chacun doit
suivre pour bien conduire sa raison, mais seulement de faire voir en
quelle sorte j’ai tâché de conduire la mienne (René Descartes, Discours
de la méthode, 1637).
[…] una vez hallada y descrita esta constancia [la estructura de las lenguas], podrá
entonces proyectarse sobre la realidad «exterior» al lenguaje, cualquiera que sea
la especie de esta realidad (física, fisiológica, psicológica u ontológica); de modo
que, incluso al considerar esa «realidad», el lenguaje, como punto de referencia
central, continúe siendo el objeto principal, y no un conglomerado, sino una tota-
lidad organizada, con una estructura lingüística como principio dominante (1971:
18) (cf. § 19).
De Saussure (1986) la LFE toma la concepción del signo como unión so-
lidaria (aunque convencional y diferente en cada lengua) entre significante y
significado, distintos ambos de su referente extralingüístico. Más la hipótesis
de que cada signo en sus dos caras consiste en ser lo que lo otros no son, de
que las lenguas son sistemas de diferencias internas que se proyectan en el
análisis del continuum mental o real, y de que todo en ellas se relaciona me-
diante la «función de signo»; que no se limita a la «palabra» (arbor, equos…),
sino que abarca todos los niveles y define todos los componentes de la lengua.
En todo caso, Alarcos Llorach –en confluencia metodológica con Martinet y
objetual con la gramática histórica española– va más allá y aborda la evolu-
ción fonológica del castellano como una «diacronía de sincronías» (relega-
da, como se sabe, por Saussure), y devuelve al sistema lingüístico el «texto»
5. Glosemática y GFE
por cierto, implica una clara asimetría entre ambos planos del signo (innega-
ble, aunque no reconocida por Hjelmslev)– la formula el funcionalista francés
Martinet (1968) señalando dos tipos de economía inversamente proporcio-
nales: la sintagmática y la paradigmática. También Jakobson y Halle (1967)
defienden su célebre binarismo –trasladable a la gramática– con base en su
mayor economía y mínimo esfuerzo para adquirir y manejar los sistemas fo-
nológicos por parte del cerebro humano.
pequeña, pero es única la relación o función –la de sujeto léxico– que guardan
con se les marchó.
Esto pone en cuestión el análisis (presente en la gramática tradicional) se-
gún el cual, en la concurrencia de varios sintagmas, se reserva para solo uno
de ellos la etiqueta de «sujeto» (en este caso, la hija); o cuando, en casos de
yuxtaposición, coordinación o aposición (como el de la hija más pequeña,
la rubia, se les marchó), se habla no de uno sino de dos o más «sujetos»
(cf. § 14). Se pasa así por alto que lo que hace de varios sintagmas sucesivos
un grupo sintagmático es su entidad de término de una única función, en este
caso de dependencia con el verbo conjugado.
1
Figuran como «N[úcleo] ← ady[acente]» o «ady → n», pues la función es jerárquica, no
lineal; ↵ representa la subordinación directa al Núcleo (y no al sintagma o grupo contiguo); por
su parte, «n ↔ n» simboliza la interdependencia o solidaridad.
La hija más pequeña se les marchó disfrazada de chico muy lejos el mes pasado
[N ← (ady → n)] → N ← [N ← ady] ↵[ady → N] ↵[n ↔ n]
[Sust←(adv.c.→adj)] → Verbo (Orac) ←Adj ← s.prep.]↵[adv.c.→Adv] ↵Frase adv.
[…] y exigen «que pidan perdón» a los Reyes de España (El Mundo, 27/03/2019).
[condena de] quince años de cárcel a la manada de Villalba por agresión sexual
continuada.
ser el que hace la limpieza o la especie de pinzas largas de que se sirve. (A estos
se asimilan los pocos casos en que el sustantivo no es ‘objeto’, como crecepelo,
interpretado como «factitivo»: ‘hace crecer el pelo’.)
En estos casos, el «sujeto lexemático» –con el significado de ‘instrumen-
to’ o ‘agente’– puede concretarse sintácticamente en un sintagma sustantivo
nuclear al que se adjunta (cf. § 24) el compuesto atributivo: una chica limpia-
cristales, un detergente limpiacristales, un producto quemagrasas, etc.; y lo
hace a la manera de como, en la oración, el sujeto léxico perro especificaría
al «sujeto lexemático» o implícito en el verbo ladrar (cf. § 4). Además, el
compuesto se acomoda y se pliega en género al del sustantivo nuclear: un cre-
cepelo, pero una (loción) crecepelo, una (máquina) quitanieves. Una vez más
se observa cómo la desdotación morfológica favorece la integración léxica y
semántica, en estos casos en torno a –y al servicio de– un denotador.
Por lo demás, cada compuesto evoluciona incorporando como rasgos
semánticos –vía metáfora o metonimia– otros aspectos de la realidad por
su uso continuado: a guardapolvos se le reconocen hasta siete acepciones;
guardabarrancos nombra a varias aves; quebrantahuesos es un buitre, no un
bate de béisbol; rompecabezas, un puzle, y no una maza vikinga, aunque su
significación bien podría haber tomado la dirección o sentido de tan contun-
dente arma.
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1
Según apunta Gamallo Fierros (1981: 17).
2
Tal vez la primera mención conocida al dialecto gallego hablado en el occidente de As-
turias en un trabajo con un planteamiento científico sea la de Åke W:son Munthe (1887) en su
estudio sobre el asturiano occidental hablado en los lugares de Pousada de Rengos y Viḷḷouril
de Bimeda del concejo de Cangas del Narcea, llamado Cangas de Tineo por aquellas fechas. En
varios pasajes del libro señala con claridad que su objeto de estudio es el asturiano occidental y
que «la zona asturiana al oeste del río Navia (que sin embargo desde el punto de vista lingüísti-
co no puede considerarse asturiana)» (1887: 16) queda fuera de su ámbito.
Baste hoy decir que la afirmación ya antigua de que el gallego llega, dentro de
Asturias, hasta el río Navia es justísima, si bien, como es sabido, algunos fenóme-
nos típicamente asturianos penetran al Oeste de esta línea. Estas hablas de entre el
Navia y el Eo, fundamentalmente gallegas, pero con algunos rasgos asturianos, las
designo con el nombre de gallego-asturiano. Dentro de esta zona, políticamente
asturiana, lingüísticamente gallega […] (1972: 391).
3
Las más representativas son la de A Veiga y su concejo (Fernández Vior 1997), la dedi-
cada a El Franco (García García 1983) y la de las parroquias de habla gallega del concejo de
Allande (Muñiz 1978).
4
Sin embargo, la distribución de fonemas vocálicos puede diferir respecto de otros dia-
lectos del gallego. En gran parte del dominio lingüístico se da, por ejemplo, el fenómeno de
la metafonía nominal, que consiste en el cierre, o la abertura, de algunas vocales tónicas por
influencia de la vocal final correspondiente. En gallego-asturiano, como norma general, no hay
inflexión metafonética en los sustantivos.
5
Es lo que ocurre en el punto de encuestación de Poxos (Andrés Díaz et al. 2017: 252).
Esta nasalización también se produce de forma sistemática en el gallego del valle de Ancares,
(ligera nasalización) (DA, V); ũa vou depenar ũa pita (DA, V); ũŋa
lebre (DA, S); uŋ, ṹa (DA, V); ũn, úa (DA, SM); ọ̃ covachada es una ọ
ligeramente nasalizada (DA, S)6.
Esta nasalidad vocálica también aparece ante consonante nasal traban-
te, que puede llegar a perderse: Nũn es la pron. habitual de SM: nũn lle
[ye] salín (DA, SM); Xa nũn hai caridá (DA, S); Lu d’aquí nũn salíu
(DA, S); ũŋa serra (DA, S); ũ morto (DA, S); ũn (DA, SM); cento y ũa
(DA, V).
Mención especial merece la evolución del indefinido y numeral feme-
nino unha~úa en Os Ozcos y en concejos vecinos que, según recoge
Dámaso Alonso en multitud de ejemplos, cuando actúa como adjetivo
determinativo puede evolucionar hacia una articulación [o] u [ɔ]7 con
un rasgo nasal más o menos acentuado según los casos: ǫ cuenta, ǫ
cọusa (DA, V); Se cocera mañá dabach’ǫ fogaza (DA, SM); o = unha
tía o pita e morreu (no me atrevo a decir si es abierto, o cerrado) (DA,
SM); tía ọ pita e morreu (DA, V); ọ̃ covachada es una ọ ligeiramente
nasalizada (DA, S).
que no deja de ser la prolongación meridional del gallego-asturiano (Fernández González 1981:
31-36; Alonso 1972: 340-345).
6
Señala Dámaso Alonso a propósito de la forma o del indefinido femenino: «Quedamos
Benjamin y yo en que esa o no es claramente abierta ni cerrada; no tiene o casi no tiene acento.
Puede ser nasalizada, y así lo es a veces en Santalla. Existen también las formas ũa que oí en VL».
7
En la actualidad, y en esto estamos de acuerdo con Menéndez y Suárez Fernández (1998:
91), la articulación que predomina en esta forma del adjetivo indefinido y numeral es [ɔ].
a) El cierre [e] > [i] –hemos de tener en cuenta que se trata de dos realiza-
ciones posibles del archifonema /E/– es muy común en el habla popular,
sobre todo entre los hablantes de más edad. Es más frecuente cuando
la vocal tónica es una /i/: dicir, pidir, midir, vicín; pero se da también
en otros contextos: prisunción (DA, RE). En algunos concejos el adje-
tivo o adverbio comparativo mellor se articula de forma generalizada
con /i/: millor. El diptongo decreciente [ei] en la sílaba tónica también
favorece el cierre de la átona inicial: rigueiro, pireira. También se da
este cierre de forma recurrente cuando una /e/ forma hiato con otra vo-
cal abierta, la tendencia a convertir ese hiato en un diptongo está muy
extendida: pior, tiatro, Liandro.
b) Otro tanto sucede en la serie de las vocales velares. El cierre /o/ > /u/
es mucho más frecuente si la vocal tónica es cerrada: cucía ‘cocina’,
dumingo, pultrín. catiguría (DA, RE), culuna (DA, V), durmir; pero
también se da ocasionalmente cuando la tónica es abierta: cuntar.
c) El paso /ai/ > /ei/ es muy habitual en posición átona: peisano (DA),
gueiteiro (E), beilar (DA).
d) La vocal /e/ puede abrir su articulación hasta llegar a articularse como
una /a/, sobre todo ante /r/ o consonante nasal: zarrar (DA), zarro (DA);
antroiro, anantias, antoncias~astoncias. También es frecuente este fe-
nómeno tras /s/: sacreto (DA), sasenta, satenta.
e) La vocal pretónica puede elidirse cuando va precedida de una conso-
nante oclusiva o fricativa y seguida de una líquida: c(e)reixa, v(e)rao,
c(u)ruxa, p(a)ra, paolla cruñesa (DA, M), p(e)ró.
f) El paso /e/ > /o/ es muy frecuente en gallego-asturiano cuando la vocal
va precedida o seguida de una consonante labial (/p, m, f/): asomeñar
Cerrado E O
Abierto a
c) En la posición átona final las vacilaciones [o] ~ [u] y [e] ~ [i] se pro-
ducen sobre todo cuando confluyen dos vocales, ya sea en hiato o en
diptongo: eu ~ eo, vecíos ~ vecius, río ~ riu, frío ~ friu, pao ~ pau, cae
~ cai.
d) Adición, o mantenimiento en su caso, de una /e/ paragógica: frágile,
imbécile, beilare, cantare. Se recoge sobre todo en el romancero y en la
lírica popular tradicional.
a) Adición de una yod epentética: andias ‘andas de los santos’ (DA, SM),
curtio (DA, M), acortiar (DA, S), cruciar (DA, S), foquiar ‘alumbrar
con un foco’ (DA, SM), pa que ardia ben (DA, S), arrumbiarme (DA,
SM), abalanciar (A).
b) También se puede dar el caso contrario: fastidado (DA, S), cirales ‘ci-
riales’ (DA), varación ‘variación’ (DA, SM), E muita molesta ‘moles-
tia’ (DA), limpo (E, El Pato), limpar (DA, S), alimpar (DA, SM y V),
alimpas (DA, SM).
c) Un caso específico es el de la /i/ del diptongo /io/ que se pierde de forma
sistemática en el área más occidental del gallego-asturiano y también en
zonas de Lugo y de A Coruña (ALGa, III, mapas 105 y 106), en casos
como los siguientes: piollo > pollo (DA, S) ~ poyo (DA, SM); miola >
mola (DA, S) / miola (DA, SM); miolo > molo (DA, S) / miolo (DA,
SM); vorto, vorta (DA, S), vorto (A) / vi(l)orto, vi(l)orta.
d) El grupo latino -ult- presenta en la mayor parte del ámbito gallego-
asturiano el resultado /-uit-/: muito, cuito, escuitar. Esta solución, que
se extiende también por la parte oriental de Lugo y Ourense y por el
asturiano occidental colindante con el gallego-asturiano, se distingue
de la más general en gallego (moito, escoitar). Sin embargo, en algu-
nos puntos de Ibias y en el concejo gallego de A Fonsagrada hay una
metátesis de la yod hacia la segunda sílaba (mutio, escutiar). Dámaso
Alonso señala que esa solución es la propia de pueblos de A Fonsagrada
limítrofes con Santalla –cita ejemplos de Liñares de Maderne–, pero
que no se da en Os Ozcos.
e) Es muy común en gallego-asturiano la sustitución de hiatos por secuen-
cias fónicas más fácilmente articulables, para ello se emplean varios
8
En los verbos estas consonantes antihiáticas pueden tener su origen en la analogía con
otras formas de la conjugación en las que sí son etimológicas. El infinitivo faguer, por ejemplo,
podría originarse a partir de la 1.ª persona del presente de indicativo fago.
9
La /d/ de fader podría ser una evolución de la africada y posterior fricativa sonora medie-
val como ocurre, por ejemplo, en el gallego zamorano de Calabor y en las hablas gallegas del
norte de Cáceres (Costas González 2011: 100-101).
10
En estos dos últimos casos el [w] es secundario, ya que originalmente se trataba de hia-
tos: coallar, coallado.
11
Como es habitual, la posición derecha indica sonoridad y la izquierda sordez. En relación
con el fonema /f/, D. Alonso anota en varias ocasiones que algunos hablantes lo articulan como
bilabial [ɸ] y no labiodental.
En cuanto a /ŋ/, solo tiene pertinencia fonológica en los concejos más occidentales en los
que encontramos las formas unha(s), algunha(s), ningunha(s) del numeral cardinal y de los in-
definidos femeninos. En algunos como Castropol, A Veiga, Santiso de Abres o Santalla también
aparece en la forma masculina: unhos, algunhos, ningunhos (ALGa, II, mapa 219). En el resto
del gallego-asturiano la articulación de la [-ŋ] es casi siempre velar, pero no tiene entidad de
fonema, es un alomorfo más del archifonema /N/.
Junto con /ʎ/, anotamos [ʝ] como realización en las áreas yeístas.
12
Forma recogida por Muñiz (1978: 158).
go ‘milano’ (DA, T), muricego (DA, S); fía, fiangón (DA, SA); afiar, desenfiar
(A); cobra, moa, quente (T), ral, rais ‘reales’ (DA, S y CF, 39), fiu (DA, M),
fío (DA, S) / filo (DA, SM).
En casos como aguia ‘águila’ (DA, M), tras la pérdida de la /-l-/ puede
darse también la metátesis de la yod: aiga, aiguelos ‘crías del águila’ (DA,
SM).
Dentro de la comarca de Os Ozcos, en Santalla la pérdida de la /l/ intervo-
cálica es bastante común –aunque no del todo generalizada– frente a lo que
ocurre en San Martín, donde se mantiene en la mayoría de los casos: caella
(DA, SE) / caleya (DA, SM). Sin embargo, en palabras aisladas como pao
‘palo’ o rais ‘reales (moneda)’ (CF, 39) la forma sincopada está mucho más
extendida y es la de uso común incluso en concejos en los que lo regular es
que la /-l-/ no se pierda: pao (DA, S, SM y V), pao (G).
Masculino Femenino
Singular bon búa ~ boa
Plural bus ~ bos búas ~ boas
Masculino Femenino
Singular chen ~ cheo chía ~ chea
Plural chíos ~ cheos chías ~ cheas
Dámaso Alonso señala que en Santalla se dan los resultados -eo(s) y -ea(s),
mientras que en San Martín se imponen las soluciones chen, chía. Algo simi-
lar ocurre cuando el hiato -ea tiene otros orígenes: pavea (DA, SM) ~ pavía
(DA, SM).
Dejando aparte los cultismos, hay alguna excepción a la síncopa de /-n-/:
minudanza (DA, SM), achanar (DA), aunque también se documenta achaiar
(DA, SM) con yod antihiática.
13
En Santiso de Abres y en algunos puntos de Ibias también se emplea la forma de plural
bois.
Normalmente con sonoridad en posición final de sílaba y de palabra ante otra consonante
14
4. Conclusiones
Siglas empleadas
Referencias bibliográficas
1. Neutralización y sincretismo
(1) El hombre es un ser mortal (el hombre ≡ los hombres, ‘singular’ ≡ ‘plural’).
(2) Los gatos son muy cariñosos (los gatos ≡ las gatas, ‘masculino ≡ ‘femenino’).
(3) Si eres pobre, no tienes nada que hacer (‘primera persona’ ≡ ‘segunda per
sona’).
1
La no distinción arranca ya en los trabajos de Hjelmslev (1972, 1980: 135-146), que,
como es sabido, tuvo una notable influencia en el desarrollo del funcionalismo español. Alarcos
Llorach, por ejemplo, no duda en explicar como casos de neutralización los que para Coseriu
se definirían como evidentes ejemplos de sincretismo: «También habrá neutralización ‘singu-
lar’ – ‘plural’ en francés il(s) mange(nt); de ‘primera’ – ‘tercera persona’ en español comía; de
‘presente’ – ‘perfecto’ en amamos» (Alarcos Llorach 1957: 18). Martínez, aunque consciente de
que los conceptos de neutralización resultan «muy poco aclarados en gramática» (1994b: 181),
no duda en afirmar a propósito del pronombre neutro lo reproductor del atributo que «[…] la
misma conmutación comprueba que en ciertas posiciones o funciones sintácticas esas diferen-
cias se borran y “neutralizan”; solo en este caso el “neutro” es el resultado de un “sincretismo”»
(Martínez 1994b: 181). Cf., en este sentido, los trabajos de Rodríguez Díaz (1988), Jiménez
Juliá (1991), Casas Gómez (1997) y Muñoz Núñez (2000: 747-748).
2. Neutralización y atributo
2
La coincidencia de los medios fónicos (materiales) no presupone necesariamente la coin-
cidencia de los significantes. En lo artículo neutro no hallamos el mismo significante (ni el
mismo signo) que en lo pronombre masculino ni en lo pronombre neutro. Identificar sustancia
fónica con expresión o significante fónico nos llevaría equivocadamente a detectar una misma
solidaridad de signo, y de una sola forma de contenido en todos estos casos y dejaría un pano-
rama incierto en el análisis de la homonimia (banco, gato, vaca…).
Por esta razón, pueden funcionar como atributos sustantivos cuyo género y
número no concuerdan con los del sujeto:
(6) Esa persona es todo un caballero.
Ese chico es una maravilla.
César era el mejor esposo de todas las mujeres y [era] la mejor esposa de todos
los maridos.
Ella era lo más importante para mí.
Su nieta ya es médico.
El presidente será muchas cosas, pero tonto no es.
Mis niñas son lo mejor de todo.
3
Se entiende aquí por figuras las unidades lingüísticas –del plano del contenido o de
la expresión– que son conmutables, pero que no son signos. La conmutación hombre/mujer
nos permite aislar los semas o figuras de contenido léxicas ‘macho’/’hembra’. En toro/ca-
ballo, ‘bóvido’/‘equino’. En la conmutación queremos/queréis se aíslan las figuras de con-
tenido morfológicas o morfemas ‘primera persona’/’segunda persona’; en quiero/queremos,
‘singular’/’plural’, etc. Pero ninguna de esas figuras, semas o morfemas, tiene un significante
propio distinguido del de otras figuras. En queremos, por ejemplo, las figuras de ‘primera per-
sona’ + ‘plural’ + ‘presente’ + ‘indicativo’ se amalgaman en un significante o expresión única e
indiferenciado para todos ellos -mos (cf. Alarcos Llorach 1957 y 1978).
4.1. A partir de los trabajos de García González, hoy sabemos que la extensión
de esta concordancia basada en el carácter continuo de la sustancia semántica
referida por los sustantivos «no contables» excede los límites sociolingüísti-
cos y geográficos del asturiano y comprende una zona bastante más amplia
del centro y norte peninsular. Una zona que, por la costa, se extiende desde
el Nalón en Asturias hasta el Nervión en Vizcaya, y que, hacia el interior, se
registra en las dos Castillas, en puntos de Burgos, norte de Valladolid, oriente
de León (García González 1999: 529).
Como queda dicho, el neutro de materia interfiere en las variaciones del
español hablado en las zonas central y oriental del Principado de Asturias y
Cantabria (Fernández-Ordóñez 1999: 1355, 1356). En la actualidad, los datos
proporcionados por el Corpus Oral y Sonoro del Español Rural (COSER) nos
brindan un conocimiento bastante detallado no solo de su extensión geográfi-
ca –entre la Cornisa Cantábrica y los montes de Toledo–, sino también de sus
diferentes manifestaciones gramaticales –coincidentes en general con las del
asturiano–, así como de sus distintos grados de vitalidad. Veámoslo a partir de
algunos ejemplos tomados de Fernández-Ordóñez (2006-2007, 2007)4:
(20) Ves gente joven, y a mí me da pena gente joven enfermo ¿entiendes? (Santa
Eulalia, Asturias).
Había lana marrón y había lana blanco, pero más bien blanco, marrón
había menos (Tios, Asturias).
Qué tela más guapo (Sobrescobio, Asturias).
[…] pero antes era con ropa, ropa viejo, las mujeres igual se vestían de hom-
bre (Fechaladrona, Asturias).
A las gallinas yo les echo maíz, les echo pan con harina masáu y pienso
también, un poquitín de pienso. Antes nada más maíz. Téngolas ahí (Parres,
Asturias).
Como hay arroyo, aquí hay un agua fabuloso, tenemos una fuente buenísima
(Hontangas, Burgos).
Una síntesis de la distribución dialectal en castellano del fenómeno puede verse en Arias
4
(2015: 96-98).
(21) Variar la lana, dejalo muy finino, muy finino y luego echalo a la tela pa
hacer el colchón (Fechaladrona, Asturias).
[…] esta miel es riquísimo, además es muy bueno pa[ra] la garganta y pa[ra e]
l catarro (Mata de Hoz, sur de Cantabria).
La carne lo echábamos en la máquina y salía pica[d]ito (Pulgar, Toledo).
[…] La ceniza decían que era bueno pa[ra] las patatas (Villar de Sobrepeña,
Segovia).
[…] se echa la levadura esa envuelto en agua caliente (Quintanaloranco,
Burgos).
¿Al final pudo coger el coche? –Después de que se quitó la nieve. Es que una
vez que se aprieta, se pone duro, duro como un bloque, porque se pisa, esa
nieve se pone durísima (Boca de Huérganos, León).
(22) ¿Había que dejar enfriar la leche? –No, enfriaba ello solo enseguida por-
que… si venía del monte, ya venía frío (Pelúgano, Asturias).
¿No tenían que comprar más piel [para los chorizos] entonces ni nada? –
Hombre, a lo mejor luego ya, de último, si [los cerdos] eran muy grandes se
compraba algo, pero de eso seco, en fin, ya de lo que fuera, pero vamos, como
aquello no, no había (El Arenal, Segovia).
La sopa hay que revolverlo y dejarlo enfriar (Cantabria).
La lana antes lo vendían y estaba mu[y] caro, ahora la lana está tira[d]o, no
lo quiere nadie (Sotosalbos).
4.2. Desde el punto de vista del contenido, los límites de la construcción son
los establecidos por la propia continuidad léxica, que, como rasgo sémico, se
superpone y coexiste con otros de distinta naturaleza; por tal razón, el neutro
(24) ¿No ha matado nunca un jabalí? –No, pero sí que les he visto ¿eh?, y he co-
rrido detrás de ello con el tractor […] (Arenillas de Muñó, Burgos).
En cualquier casa, pues aunque no tengas manzanas, lo compren y luego ya
vienen pa hacer la sidra (La Cruz, Asturias).
Las algarrobas lo comía el gana[d]o de rubio, como las ovejas y los bueyes
(Villaverde de Íscar, Segovia).
Es que las quesillas se comen tierno. A los dos o tres días ya se come (Vi-
llamoronta, Palencia).
Hacían diecisiete panes de dos kilos y medio o tres, y estaba mejor lo último
que lo primero, porque era de aquel trigo candial, que era tan suave (Lozoya,
Madrid).
¿Crudas las morcillas? No, las morcillas crudas no, tienes que cocerlas,
a[ho]ra recién cocido está que se chupan los dedos (Pedrosa de Valdelucio,
Burgos);
(26) Y esa piedra blanca haylo más… hay ala de cuervo, haylo de veranu… lo
blanco ye más blandino, rómpelo nada, lo negro es más fuerte, lo negro ye
más fuerte que lo blanco (Bueres, Asturias).
La lana se vende recién esquilada ante a los laneros, pero ellos después iban
a unos lavaderos que había de lana. –¿Y qué hacían allí? –Pues lavarlo, se-
carlo y, en una palabra, dejarlo limpia, porque la lana de por sí tiene mucha
suciedad (Olmos de Ojeda, Palencia).
Con la parte más gorda del cerdo, digamos, que tenía más gordo, pues mez-
clábamos algo de carne de vaca, lo traíamos ya picada de la carnicería (Ciga-
les, Valladolid).
(27) Y poco a poco voy cogiendo complejo de que soy la que sobro… De que te
sobro a ti, y le sobro a mis padres y a todos (Martínez Mediero, Juana).
Me compra manises para que le dé a los monos (Benedetti, Primavera).
[…] todos los días oímos frases como éstas: «yo no le tengo miedo a las balas»; «le
dice a todos que vengan»; «este suceso le ha enseñado los partidos el modo como
han de manejarse». […] El le debe ser en todos estos casos les […]. En libros así
antiguos como modernos, se nos ha deparado ejemplos de esta corruptela […]. De
suerte pues que entre los hechos que los gramáticos califican de errores, pocos hay
que sean más geniales de nuestra lengua (Cuervo 1955: § 335);
5
Cf., por ejemplo, Alonso/Henríquez (1968: 120), Kany (1969: 139-140) y Martínez
(1999: 2776).
6
Este hecho lleva a Montes Giraldo a la conclusión de que «el uso de le por les […] se
explica, en parte al menos, como un caso de economía en el campo morfológico […], induda-
blemente la causa determinante de tal uso se encuentra en que el signo de plural resulta en tales
casos superfluo» (1965: 624).
5.2. Aunque de manera breve, Marcos Marín apunta una posible interpreta-
ción de la naturaleza morfológica de este le, al caracterizarlo como un caso de
neutralización numérica:
Nuestra cala nos ofrece cuatro ejemplos de fosilización en los que el le catafórico
está en lugar de un les, o sea, fosilización en cuanto al número, neutralizándose la
oposición numérica, como era de esperar, en el término no marcado, es decir, el
singular (Marcos Marín 1978: 267).
No obstante, no son imposibles los usos anafóricos: «distingue ya las monedas falsas sin
7
6. Conclusiones
Referencias bibliográficas
Montes Giraldo, José Joaquín (1965): «Le por les. ¿Un caso de economía morfológi-
ca?», Thesaurus, XX, 3, pp. 622-625
Morala Rodríguez, José Ramón (2015): «Datos para la historia del neutro de materia
en castellano», Revista de Filología Española, XCV/2, pp. 307-337.
Muñoz Núñez, M.ª Dolores (2000): «De la neutralización al sincretismo en la consi-
deración de algunos hechos de polisemia», en M. Martínez Hernández et al. (eds.),
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Congreso Internacional de Semántica (Universidad de La Laguna, 1997). Madrid:
Ediciones Clásicas, vol. 1, pp. 743-752.
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turianos.
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dios ofrecidos a Emilio Alarcos Llorach. Oviedo: Universidad de Oviedo, vol. 3,
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Rodríguez Díaz, Bonifacio (1988): «Neutralización y sincretismo», Contextos, VI/1,
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Sánchez Ruipérez, Martín (1954): Estructura del sistema de aspectos y tiempos del
verbo griego antiguo. Análisis funcional sincrónico. Salamanca: Colegio Trilin-
güe de la Universidad.
Viejo Fernández, Xulio (1998-1999): «Algunos apuntes pragmáticos sobre el conti-
nuo asturiano», Archivum, XLVIII-XLIX, pp. 541-572.
— (2002): «Pragmática, semántica y gramaticalización de estados y procesos. Una
aproximación cognitivista a la expresión del continuo en asturiano», Revue de
Sémantique et Pragmatique, 11, pp. 27-45.
— (2003): «Nuevos datos antiguos y modernos sobre’l neutru continuu asturianu»,
Lletres Asturianes, 84, pp. 7-14.
1. Introducción
El sintagma que desempeña esta función suele ser un sustantivo que consti-
tuye el tema del que se predica lo expresado por el núcleo verbal. Los propios
morfemas subjetivos del verbo (número y persona) contribuyen, mediante la
concordancia, a presentar lo designado por el sustantivo como parcialmente
conocido. Sin embargo, para que este quede bien determinado en su signifi-
cación léxica es necesario que el sustantivo sujeto incorpore a su expresión el
morfema artículo, el cual, además de reflejar los morfemas concordantes, sir-
ve para presentar el tema como algo identificado en el contexto comunicativo
concreto. En el español de hoy la actualización del artículo es obligatoria con
los sujetos antepuestos al verbo; pospuestos, solo es forzosa con los sustanti-
vos contables en singular pero no en plural: El periodista hablaba; Hablaba
el periodista, pero: Hablaban periodistas, y tampoco es obligatorio el artículo
con los sustantivos medibles o continuos, que cuando lo llevan es porque se
refieren a una clase mencionada: Salía (el) agua del grifo; frente a Salía tris-
teza de sus ojos.
(2) Ferido es el mio cauallo (EE2 fol. 140v); la tu mano & el tu poder crebanta-
ra todos tus enemigos (EE2 fol. 16r); como el su Rey Yssem le mando (EE2
fol. 107v).
Los nombres propios, por su parte, nunca han precisado del artículo en
ningún contexto, porque su valor característico es, precisamente, la particu-
larización que proporciona el artículo a los sustantivos comunes, que, por na-
turaleza, son meros clasificadores de la realidad. En el castellano antiguo, los
topónimos ni siquiera lo llevaban como resultado de omitir el sustantivo loca-
tivo nombrado, como se ve en los ejemplos siguientes con el sustantivo río:
(3) quiso ganar la prouincia de Luzenna que es la tierra poro corre Guadiana (EE1
fol. 131r); e no finco rio en toda espanna ques no secasse sino guadalquiuir y
ebro (EE1 fol. 8r).
(4) E cometieron me tan derrecio e tan assoora que sol apenas uuie poner puer-
tas ala cibdat con que me deffendiesse de los enemigos (EE1 fol. 29r); Que
es amor? Egualdat de coracones. Que es fe? Marauillosa certedumbre (EE1
fol. 90v).
(5) Mas uentura que pocas uezes dexa a omne ficar en un estado guiso por que lo
perdiesse todo (EE1 fol. 27r); leuantos les alli tempestad & perdios alli grand
parte de la su huest (EE1 fol. 145r); entro en una naue por foyr a Affrica &
meter se enpoder de los Vuandalos mas uinol tormenta & ouo por fuerça a
tornar (EE1 fol. 149r); serien libres ellos e su cibdat e toda su tierra ca libertad
es una de las meiores cosas del mundo (EE1 fol. 31v); Que es pobreza? Bien
aborrecido (EE1 fol. 90v).
(6) […] que nasciera rey que auie a ser sennor de todos los reyes del mundo (EE1
fol. 68v); perdio el natural amor que madre deuie auer contra fijo & tornosse
contral ninno & dixo […] (EE1 fol. 83v); Ella quando uio a Ascanio so fijo
tan fermoso touo en so coraçon que padre que tal fiio fiziera muy fermoso
deuie ser (EE1 fol. 27r); cato por una finiestra & uiol estar con ella en su solaz
como esta marido fablando con su muger & llamol estonces & dixol […] (GE1
fol. 78v).
(7) Demas el sennorio nolo deue auer omne por linage mas por merecimientos
(EE1 fol. 89v); Mas entre todas las tierras que ell onrro mas; Espanna la de oc-
cidente fue. Ca a esta abasto el de todas aquellas cosas que omne suel cobdiciar
(EE1 fol. 192v); Ca crebanto en una ora mas ayna la nobleza de los godos que
lo non podrie omne dezir por lengua (EE1 fol. 193v).
(8) Ni ell omne no pudo yr contra dios (EE1 fol. 118r); ca no se ocupando el ombre
en algunas cosas buenas e honestas nasçele dende pensamiento en el coraçón
(LCA).
(9) E todos los delas yslas que lo oyeron crecieron les coracones por fazer otro tal
(EE1 fol. 9r); E si armas les auien dadas que aun les fincaran algunas a ellos
(EE1 fol. 31v); E ascletarion dixo. No durara mucho que me despeçaran todo
canes (EE1 fol. 86v); Que son riquezas? Carga doro. sirujentes de cuydados
(EE1 fol. 90v); & uinieron denoche lobos & royeron los tanto que royendo en
ellos que los derribaron. Los romanos otro dia quando esto uieron & sopieron
cuemo lo fizieran lobos fueron en dubda (EE1 fol. 35v).
(10) Nin puedo otrossi creer que omne labrador criasse sus fijos tan apuesta mien-
tre como uos parescedes criados (GE1 fol. 104r); E acaecioles estonces peri-
glo de fambre (EE1 fol. 142v); mas alçosse le tierra de siria & fuesse luego
pora alla (EE1 fol. 64r); que folgo entonce en paz tierra de Espanna (EE1
fol. 66r); Auino assi que se alço tierra de germania (EE1 fol. 67r).
1
El morfema de plural es un cuantificador impreciso del sustantivo contable y por ende lo
actualiza, así como transpone un sustantivo medible en contable, a diferencia del singular que
ni cuantifica ni actualiza.
2
Cuando la pluralidad venía dada por la coordinación de dos o más sintagmas sustantivos,
la concordancia con el verbo se establecía con el más próximo en singular: E las pennas eran
tan altas dell un cabo e dell otro que uientos ni tempestad no podie y fazer mar por que era
aquel puerto tenido por el meior (EE1 fol. 32v).
(11) E quando uino la mannana leuantosse por yr su uia (EE1 fol. 90r); teniendo
sus huestes guisadas por lidiar otro dia con el Rey Sapor uino la tarde & sus
caualleros con atreuimiento & con locura ueyendo que era el dia pasado &
que entraua la noche; demandaron la batalla (EE1 fol. 122r).
(12) E dixol entonce el uieio […] (EE1 fol. 118r); Ca el uendudo maguer que
finca sieruo; pero uiue (EE1 fol. 142v); La tercera a pestilencia que murien
los uiuos de la fedor de los muertos (EE1 fol. 129r); los mandaderos fueron
estos (EE1 fol. 156r); El mal que los malos fazen (EE1 fol. 163v); como es
tollido & leuado deste mundo el iusto & el bueno & ninguno non uee esto
(EE2 fol. 10v).
3
Las construcciones del tipo Entre tú y yo subiremos el equipaje y Eso lo saben hasta los
niños no son excepcionales sino aparentes sujetos con preposición, pues entre tú y yo es atribu-
(14) E como non abonda all Emperador de dar sus quitaciones a los caualleros
(EE1 fol. 171v); Deguisa que non queda de dia ni de noche de traer ante mi la
tu semeiança (EE1 fol. 28r); E por que les conuinie de yr se ayna al mandado
de su sennor (EE1 fol. 196v); Costumbre fue entre los sabios antigos de bus-
car razones por que los grandes fechos se fazien enel mundo (EE1 fol. 34r);
fasta este logar uos conuiene desta guisa a uenir con armas (EE1 fol. 44r);
uos conuiene a fazer uuestra uida en las huestes (EE1 fol. 49r); Ca diz que
non conuiene adezir del mas (EE1 fol. 149v).
Pero el registro del mismo verbo sin la preposición en el siglo xiii (y hasta
en los mismos textos) indica que al menos algunos de ellos (por ejemplo,
conuenir y abondar) perdieron la preposición y consolidaron la función de
sujeto para el infinitivo, construcción que se impondría a partir del siglo xvi5
y que llega hasta hoy, por lo general con un complemento que representa el
sujeto lógico del infinitivo:
tivo del auténtico sujeto léxico, que sería nosotros (Así subiremos nosotros el equipaje), y en
la segunda oración hasta no funciona como preposición sino como adverbio inclusivo (Eso lo
saben incluso los niños). Cf. Martínez 1992: 613-641, y 1994a: 13-24. Según este autor, hasta
derivó del árabe hattà, que ya en el propio árabe clásico funcionaba como preposición y como
partícula que acompañaba a un nombre, pero que no influía en su función.
4
Hablamos de construcciones de infinitivo y no de oraciones de infinitivo, porque estas
formas no personales del verbo no pueden contraer nunca la relación predicativa y, en con-
secuencia, no pueden funcionar como núcleos de oración. Por eso el infinitivo, por categoría,
puede desempeñar la función de sujeto o también la de suplemento.
5
Los cambios son revoluciones «momentáneas» y pueden tardar siglos en asentarse en una
lengua, por tanto, históricamente, es normal la coexistencia de dos unidades o estructuras para
un mismo fenómeno, sea este fonético, morfológico, léxico o sintáctico.
(15) conuiene all emperador salir daqueste mundo (EE1 fol. 85r); & no les abon-
do deffender su tierra (EE1 fol. 103v).
(16) Et de las feridas que dauan en ell cayo de la sangre sobre las tocas & en los
pannos de donna Llambla (EE2 fol. 86r); las feridas que fazen de los dardos
& de las piedras alli o aciertan luego y matan (EE1 fol. 180v); E en aquella
arca eran estas reliquias […] Del pan que ceno con sus disciplos en el dia de
la cena (EE2 fol. 17v); juntaronse de los cuerpos y escudos e yelmos vno con
otro, tan brauamente que ambos fueron a tierra (AG 59-60).
(17) dexauan se despennar a furto por los adarues a dentro & dellos faziense muer-
tos por tal que los leuassen ende (EE1 fol. 76r); e los que buenos salen dellos
son muy maravillosos garçeros e grueros, pero non lo deven tener a maravilla
(LCA 68); aduxo dios el grand diluuio sobre la tierra con que los mato a todos
assi que no finco dellos fueras noe e su mugier e tres sos fijos. Sem. Cam. e
Japhet e sus mugieres (EE1 fol. 3v); Porque quien la miel trata, siempre se le
apega della (C 166),
(18) […] non fincara ninguno de los xpristianos en la tierra que a la batalla non
uiniesse que dell un cabo que dell otro dellos en ayuda del rey Rodrigo dellos
del cuende Julian (EE1 fol. 193v); & el logar o fue soterrado & onde resuscito
que solien ante seer fuera de la cibdat, que son agora dellos dentro, dellos
cerca de los muros (EE1 fol. 91v).
(19) E cercolos & quexo los de fambre mas que de armas assi que todos desma-
yaron & murieron dellos los mas (EE1 fol. 144r); E fueron y dellos los unos
muertos a fierro, los otros esparzudos por unas montannas que auie y (EE1
fol. 143r).
(20) […] que se leuantaron por muchas tierras del sennorio de roma malfechores
de muchas guisas dellos que descendien de nobles omnes & dellos dotros &
dellos que eran cossarios que guerreauan por mar (EE1 fol. 38r).
(21) […] que el diera ell Jmperio a su padre & a su hermano (EE1 fol. 86v); Este
tarif dio al Cuende Julian doze mill omnes (EE1 fol. 191v); que ell Empera-
dor Honorio diera al Rey Vualia (EE1 fol. 146r); los romanos quand entraron
dieron fuego a aquella torre (EE1 fol. 33v); dize Orosio que esta onra dio el
Cesar ala batalla de los de Cantabria (EE1 fol. 65v); de veyntynueue dias
que fincauan al mes de febrero cuemo es dessuso dicho tomaron le ell uno
& dieron lo a Agosto (EE1 fol. 64v); de la ley que dio dios a Moysen (EE1
fol. 3r)6.
(22) […] que son fechos que no conuienen a emperador ni a rey ni aotro princep
ni a ningun omne bueno (EE1 fol. 95v); E theuderedo recibio lo much on-
rada mientre cuemo a yerno deuie fazer (EE1 fol. 132v); ruego uos que me
consegedes assi como buenos uassallos deuen fazer a sennor (EE2 fol. 74r);
6
Cuando se trata de un nombre propio, como en estos dos últimos ejemplos Agosto y
Moysen, nunca ha sido necesario el artículo porque este tipo de sustantivos ya es identificador
por sí mismo.
E desque fue robado ell Emperador Honorio de quant auie por onrar le ya
depues este Rey Athaulpho cuemo a cunnado; dexol a Jtalia (EE1 fol. 145v).
(23) & uendieron amos todo quanto auien & dieron lo a pobres (EE1 fol. 126r);
Fazie muchas elmosnas a pobres & a lazrados (EE1 fol. 165v); cuemo conui-
nie a fijos de rey (EE1 fol. 32v
(27) […] que puede dar sanidat al que el fizo (EE1 fol. 114r); que no quiso dar
cabo alos que lo despreciauan por sanna (EE1 fol. 114v); assi cuemo es culpa
de la negar alos que la piden; assi es mal en la dar alos que la no demandan
(EE1 fol. 114v).
(28) […] por que lo uiessen andar assi todos aquellos a que el fiziera mal (EE1
fol. 128r).
(29) & auie y entonce un conde a que llamauan Agripino (EE1 fol. 150r); el muj
fremoso huerto que y a, al que llaman los moros por su Arauigo Razapha
(EE2 fol. 12r).
(30) & entraron en una tierra que dizien rugila (EE1 fol. 151v); uno a que dizien
Viterigo (EE1 fol. 166v); tenie el cuende Julian por tierra la ysla uerde a
la que dizen agora en arauigo Algezira talhadra (EE1 fol. 190v); uino don
Alffonsso al que dixieron catholico ayudar al Rey (EE2 fol. 5v).
Quizás tal oscilación se deba a que, con los verbos denominativos, la fun-
ción sintáctica del nombre propio es la de atributivo, y siempre han sincretiza-
do las funciones de implemento y complemento neutralizando sus referentes
pronominales (lo ~ le llamaron Alfonso; la ~ le llamaron Rugila) (Meilán
García 1990: 332-334). El implemento, como se verá en el apartado siguiente,
no fue tan exigente en el uso del artículo ni de la preposición a y eso puede
explicar su falta en los casos señalados.
En cualquier caso, la lengua tiene recursos endógenos para salvaguardar
la distinción funcional ante la ausencia de la preposición y el artículo. En
los ejemplos que siguen, la función de complemento viene distinguida por la
(34) […] que son fechos que no conuienen a emperador ni a rey ni aotro princep
ni a ningun omne bueno (EE1 fol. 95v); A los Reys a los sacerdotes & a los
pueblos; demostraua les el cada dia la ley de dios & las cosas que les conui-
nien en este mundo (EE1 fol. 173r); ca por ninguna manera non querien y
seer ni les conuinie (EE1 fol. 49r)
(35) E sobresto cometieron a Vespasiano & rogaron le que tomasse el gouerna-
miento dell Jmperio de roma que iua todo amal & el nolo quiso otorgar di-
ziendo que no conuinie pora el (EE1 fol. 81v); Este fizo muchas cosas que
non conuinien pora rey (EE1 fol. 167r).
(36) […] llamo los suyos quel diessen conseio pora muert o pora uida (EE1
fol. 181r); E con grand quexo; aparto en sus casas el logar o solie comer
& dexo lo pora morada a su mugier & a sus fijos & lo al todo de las casas
alquileolo por el tiempo que fincaua por passar daquel anno (EE1 fol. 81r);
assi que el fue el primero que puso de la camara dell Emperador cient marcos
pora cadanno a cada uno de los maestros que leyen y rectorica en griego &
en latin. E otro si alos gramatigos & alos otros maestros daua les muy grand
algo por que mostrassen en roma de sus artes (EE1 fol. 85r).
(37) Eneas despues que se espidio de su mugier non quiso luego entrar en mar mas
andudo una pieça por la tierra por que los omnes buenos e onrados se pudies-
sen espedir del antes que se fuesse e otrossi por que pudiesse catar puerto poro
se fuesse mas ayna a ytalia (EE1 fol. 27v); que uiniessen dezir uerdat daquel
fecho (EE1 fol. 59v); Qvando Julio Cesar ouo uençido a Ponpeyo yl fizo foyr
puso en recabdo tierra de Thessalia lo mas apriessa que pudo (EE1 fol. 53r);
diziendo que no era pora guerra ni pora gouernar tierra (EE1 fol. 82r).
(38) […] dauan le aquella carta & leyela & aquel dia mismo en que la leye o fazien
los barbaros paz con ellos o fuyen con miedo (EE1 fol. 99r); & començo gue-
rra con el por lo matar & toller le el sennorio (EE1 fol. 115v); dio a su fijo Cos-
tantino los clauos que fueran fincados en los pies & en las manos de nuestro
sennor & el fizo ende freno a su cauallo & yelmo a su cabeça (EE1 fol. 118v);
los romanos quand entraron dieron fuego a aquella torre (EE1 fol. 33v).
(39) E desta guisa apodero Africa Escipion (EE1 fol. 20r); diol respuesta ell ydolo
& dixol (EE1 fol. 60v); E dieron muchos annos los de Espanna renda al sol-
dan de Babilonna (EE1 fol. 195v); que valiesse diez de los de la moneda usa-
da que corrie aquella sazon por la tierra et con que mercauan las gentes sus
cosas (EE1 fol. 62v); E desta guisa dio dios pena alos de tiro (EE1 fol. 23v)
(40) E diol este Rey grandes cauallerias & muy grand poder (EE1 fol. 35v); & diol
la eglesia de Roma libertad pora siempre (EE1 fol. 185v).
(41) E diol respuesta ell ydolo & dixol (EE1 fol. 60v).
(42) E por la bondade del dieron los caualleros ell Jmperio a su fijo Valentiniano
(EE1 fol. 124r); E dieron muchos annos los de Espanna renda al soldan de
Babilonna (EE1 fol. 195v).
7
La preposición latina ad tenía varias significaciones según las diversas relaciones que
expresaba. Miguel y Gómez de la Cortina, entre otras muchas, señalan: «ad urbem, Ces., a la
(44) E desta guisa apodero Africa Escipion (EE1 fol. 20r); dexo sant Antidio el
diablo ala puerta (EE1 fol. 126v); Toda la tierra desgastaron los enemigos.
Las casas hermaron. Los omnes mataron. Las cibdades quemaron (EE1
fol. 193v); E affogar omne sus fijos es dalles de pequennos & assoora grandes
sennorios (EE1 fol. 89v).
(45) De cuemo uencio Ponpeyo a Mitridates (EE1 fol. 39v); Aquell anno porfijo
Agusto a Gayo agripa bien cuemo fiziera a Tiberio (EE1 fol. 66v); que onre el
fijo al padre segund manda la natura & el derecho (EE1 fol. 93r); assi que los
romanos que y uinien que eran muchos de cada part connocieron se ell her-
mano all hermano & el padre al fijo & cada uno a so parient (EE1 fol. 47r);
como quando fiere alguno a otro (EE1 fol. 48v),
(46) […] la ley era estonces entre los romanos que no amasse amigo a amigo ni
parient a parient mientre en huestes & en armas estidiessen unos contra otros
(EE1 fol. 47r); que quando dios quier que los pocos uencen a los muchos
(EE2 fol. 13r).
ciudad; ad cetĕra vulnĕra, Cic., además de las otras heridas; Adambulābo ad hostĭum, Apul.,
pasaré alrededor de, delante de la puerta; Ad decem annos, Cic., después de diez años; Ad mon-
tem Taurum, Cic., cerca del monte Tauro; Herbae ad vulnĕra, Cic., yerbas contra las heridas;
Decidĕre ad terras, Luc., caer en la tierra; Ad septentriōnem, Plin., hacia el septentrión; Ad
mensem Januaríum, Cic., hasta el mes de enero» (1867: s. v.).
(47) E desi llamo todos los ricos omnes & diogelo por señor (EE1 fol. 72r); E
cuemo era Juliano gentil & querie mal los xpristianos; mando a Valentiniano
que aorasse los jdolos (EE1 fol. 124r); aquellos mataron los elefantes por
que toda su hueste ouo a foyr e fue la fazienda uençuda. Y estos caualleros
uelites trayen unas armas fechas adedrannas pora matar alos elefantes (EE1
fol. 18r).
(48) començaron a destroyr toda la tierra & a matar todos los omnes & las mugie-
res que y fallauan (EE1 fol. 129r); & mato y a todos los mas dellos & a totila
su rey (EE1 fol. 161r); & mataron los a todos cada unos en sus logares (EE1
fol. 127r).
(49) & ellos otrossi mataron a todos los que fueran en la muerte de Ponpeyo (EE1
fol. 53v); ca a los que so padre echara & desterrara de tierra torno los el
y (EE1 fol. 188r); e mataron a quantos y fallaron (EE1 fol. 9r); mato al rey
Hylderigo que tenie preso & a todos sus fijos & a quantos caualleros tenie
presos con el (EE1 fol. 159r).
(50) E los que su padre deseredara, torno los ell a buen estado & dioles lo suyo
(EE1 fol. 188r); & mataron quantos y fallaron (EE1 fol. 158v).
(51) […] uio los que siruien a los altares & ala eglesia andar descalços (EE2
fol. 138v); Et destruyeron dessa vez a tierra de Pannonia et a Italia (EE1
fol. 141r); vete para los griegos e diles que a diez años auera cabo esta batalla
e que destroyran a Troya e a toda su tierra (TME 224).
(52) […] por razon que diera a Honorio Costancia su hermana que robara el Rey
Alarico segund que a desuso contado (EE1 fol. 129v); E ensennal de verda-
dero amor enuio al rey remismundo muger con que casasse & enuiogela con
Sallano un ric omne much onrado del su palacio (EE1 fol. 151r).
(53) Otrossi priso a los Alaraues a aquellos que se acertaran al prender de la uilla
quando la tomaron a los a los xpristianos & echo los en carcel (EE2 fol. 3v-
4r); […] Et dio alli otrossi Armenia la menor a deyotaro Rey de galacia […]
Et Dio otrossi a Atalo a paflagonia (EE1 fol. 40r); Et dio hercules a Oridria a
su hermana Antiabe que regnaua con ella (EE1 fol. 138r); Mas Belasario pues
que ouo dado all Emperador Justiniano al rey Vitigis assi como dixiemos
(EE1 fol. 159r).
(54) […] e fizieron le sennor e dieronle el regno e la fija dieron la acriar a un her-
mano de so padre el rey carton que era obispo daquella uilla (EE1 fol. 23v);
E los que su padre deseredara, torno los ell a buen estado & dioles lo suyo
(EE1 fol. 188r).
(55) […] & de los fechos que ellos fizieron por las otras tierras; diremos ende algu-
nos (EE1 fol. 38r); si nascien fijas tenien las consigo & criauan las & ensenn-
auan las a usar delas armas (EE1 fol. 137v); que les uendiessen de las cosas
que trayen (EE1 fol. 24v); apenas le dexaron beuer del agua (EE2 fol. 212v);
pusieron les otrossi plazo que los entregassen de los nauios e con esto fueron
se pora su cibdat (EE1 fol. 31v); tan grand fue el corrompimiento dell aer &
tanto entro por la tierra a adentro que mato de los ganados & de las bestias
quanto ende alcanco (EE1 fol. 35r); & diol de sus dones (EE1 fol. 143v).
(56) […] que se torno a predigar alos gentiles & dellos conuertio dond ensancho
enla su fe (EE1 fol. 22v); los meiores dos cabritos que y fallares & adobare-
mos dellos atu padre que coma ca es maniar que ama el (EE1 fol. 79v); por
cuya razon mato Moysen dellos un dia xxiij uezes mil (EE1 fol. 135r).
(57) & aquel anno guiso de cabo sus huestes muchas & muy bien guisadas &
enuio dellas contra oriente; dellas contra occidente (EE1 fol. 105v); Ca diz
que los arranco el uiento & desboluio los & dio con ellos a tierra dellos a
luenne dellos a cerca a todas partes (EE1 fol. 22v).
(58) […] no dubdaua de lo contradezir luego (EE1 fol. 69v); nos non queremos
fablar de los otros linages (EE1 fol. 3v); E ellas doliendo se mucho de la
muerte delos maridos que perdieran (EE1 fol. 137r); E començaron le de
dezir ques marauillauan della (EE1 fol. 26r); […] me querello ati mismo de
la deslealdat que feziste (EE1 fol. 28r).
(59) Mas des que se assentaron a auer sos solazes en uno departieron en muchas
cosas (EE1 fol. 47r); Quando esto uieron acordaron se todas atrauar del &
forcar le (EE1 fol. 97v); por esto se quexauan los moros con la grand costa
(EE2 fol. 186v).
(60) […] firieron en la hueste de los de África (EE1 fol. 9v); cercaron los & ma-
tauan en ellos a grand poder (EE1 fol. 36r); daua les sus cartas en que los
tornaua en su buena fama (EE1 fol. 81r); se tornara tu sennor a gozar se
sobre ti en todo bien assi como se gozo en tus padres sil amares de coraçon
(GE1 fol. 336r); mando los todos traer ante si por se uengar en ellos pero no
se uengo (EE1 fol. 75r).
En los textos medievales son contados los casos en que los contables con-
cretos prescindían del artículo cuando se utilizaban en sentido genérico, como
en este ejemplo:
(61) […] mas usaua mucho de tirar de ballesta (EE1 fol. 86r).
(63) & aquella era la primera arma de que se el acorrie (EE1 fol. 115r); Pirus so
yerno de que uos dixiemos (EE1 fol. 7r); tanne ala estoria de espanna de que
uos queremos contar (EE1 fol. 3r).
(64) […] seyendo Sinderedo del que dixiemos ya Arçobispo de Toledo (EE1
fol. 191r); […] fizimos aqui remenbrancia delos Longobardos delos que
dexamos a contar (EE1 fol. 151r).
(65) […] que si el sacerdote que es ell orador que ora por los otros que dios cu-
rie del diablo (GE1 fol. 229v); por fuerca les conuinie a dexar de comba-
ter se con los enemigos & fazer carrera con las espadas poro subiesen (EE1
fol. 46r).
(66) Non gozes tu de tus fijos ca non gozo yo de ti (GE1 fol. 21r); Ay mezquina
cuemo me mienbra que fablando en aquella razon oy unas uozes com enel
cielo (EE1 fol. 28v).
También los sustantivos de los que se toma una parte suelen venir iden-
tificados por el artículo o por un demostrativo. Como sucedía con los que
realizaban las funciones de sujeto o de implemento, igualmente se encuentran
restos de construcción partitiva transformados en suplemento. Algunos verbos
tomaron la preposición de como régimen y se convirtieron en verbos suple-
mentarios (probar, beber, entender de algo). Ejemplos de claros suplementos
partitivos, en que se puede sobreentender el cuantificador de la parte, son los
siguientes:
(67) Et apenas le dexaron beuer del agua (EE2 fol. 212v); dexamos aqui las ra-
zones dela estoria dela biblia & diremos de las razones delos gentiles (EE1
fol. 81r); torna a contar delos fechos que fizo Cipion en espanna (EE1
fol. 18v); comien de buenas carnes & bien adobadas (EE1 fol. 169v); ma-
tauan los uenados & daquello se gouernauan (EE1 fol. 141v).
(68) Albucatar yndo empos el firio en los de la celada (EE2 fol. 10r); el Rey fizo
muy grand uengança en los de Astorga (EE2 fol. 38v); Çulema non se fiando
en los de Cordoua […] (EE2 fol. 104r); aguiso assi que los de tiro maguer
se sabien guardar delos enemigos de fuera non se sopieron guardar de los de
dentro ca enla cibdat auie muchos sieruos (EE1 fol. 23r).
Es propia de los adverbios, por tanto, cualquier otro sintagma nominal tie-
ne que ser transpuesto a categoría adverbial para establecerla. En el caso de
los sustantivos, son las preposiciones las que realizan la transposición a la fun-
(69) […] & el sabbado dixo les Moysen por aquello que condesaran (GE1
fol. 171v); & mandol que sacrifficasse en este altar dos corderos annales en
cada uno daquellos siete dias. Ell uno mannana & ell otro la uiespera (GE1
fol. 209r).
Pero esta construcción alternaba con otra en que el nombre propio se su-
bordinaba mediante la preposición de al sustantivo día; este aparece sin ar-
tículo o con él, pero ambos sustantivos eran correferenciales, formando una
construcción cuasi apositiva:
(70) Ponemos que yenero començo dia de Domingo &començo donna doluca dia
de domingo ala primera ora que es del sol (GE1 fol. 174r); & murio en Toledo
a cabo de quaranta & iij annos que començara a regnar yueues primero dia de
Julio (EE2 fol. 259r).
(71) […] si santiguaredes el dia del sabbado que non fagades aquel dia ninguna
obra (GE4 fol. 84v).
mannana de los ejemplos que siguen, donde aparece solo sin actualizadores
(72), especificando al sustantivo día de forma subordinada (73), o él mismo
especificado por el adverbio cras (74):
(72) Balaam leuantos mannana & dixo alos mandaderos id uuestra carrera (GE1
fol. 302v).
(73) Vn dia mannana quando nascie el sol (EE1 fol. 36r); Otro dia mannana quan-
do lo uio el Cid […] (EE2 fol. 197v).
(74) […] seamos cras mannana en el campo ante del sol salido (EE2 fol. 61v).
(75) […] teniendo sus huestes guisadas por lidiar otro dia con el Rey Sapor uino la
tarde (EE1 fol. 122r); e fue un dia la lit entrellos muy fuerte (EE1 fol. 22r); &
ando grand pieça sobrel agua (EE1 fol. 112r); lidiaron la grand tiempo (EE1
fol. 194v); E es anno fueron destroidas & assoladas las tebas de egipto (EE1
fol. 64v).
(76) mando prender a sant paulo & echallo en cárcel (EE1 fol. 78r); esto era cosa
que contecie muchas uezes en guerra uencer los unos e depues cobrar los
otros (EE1 fol. 31v); entro annibal en la uilla e derribola por suelo y astragola
(EE1 fol. 10r); touieron por bien de salir & lidiar con ellos en campo pero
que se temieron de celada (EE1 fol. 180r); Desi metios en mar pora ir se pora
ytalia (EE1 fol. 26v).
(77) cal pusieron delante en ella dos mil peces de los mas escogidos que a en el
mar ni en todos los rios (EE1 fol. 81v); & fizol prender a ell & a todos otros
que andauan con ell & echar los en la cárcel (EE1 fol. 157r); & lidiar con
ellos e matar a ell o prendelle o echar le de la tierra (EE1 fol. 44r); que fin-
casse ell una dellas en la tierra por guarda; & ell otra que saliesse en huest;
et fuesse a ganar algo (EE1 fol. 137v); mostraron le cuemo ponpeyo & el
senado los auien echados de la cort & de tierra (EE1 fol. 44r).
Tal como era esperable, la ausencia del artículo es sistemática con los sus-
tantivos de referente único y con los topónimos:
(78) & por esto numqua dexaua de Judgar derecho por Rey ni por otro omne on-
rado (EE1 fol. 116r); […] gano que salliesse de Jnfierno ell alma de traiano
& se fuesse pora paraíso (EE1 fol. 89v); La otra poblaron cabo ebro contra
parte doriente (EE1 fol. 4v); fuesse pora guadalquiuir al logar o mandara
fazer la ymagen (EE1 fol. 6r); un rey muy poderoso auie en esperia que tenie
la tierra desde taio fasta en Duero (EE1 fol. 6r); fuesse después con el pora
Meca (EE1 fol. 164r); alli descendio la gloria de nuestro sennor & y finco
sobre Sinaí (GE1 fol. 196r).
(79) Los ancianos & uieios de dias; moriron en las batallas & fueron todos acaba-
dos por guerra (EE1 fol. 193v); e por que no tomassen mayor esfuerço de se
defender mas yua los leuando por palabra y entre tanto tomaua les las forta-
lezas e mandaua matar quantos dellos alcanc’aua (EE1 fol. 33v); ni queremos
fazer premia a ninguno por fuerça del sennorio mas mostralles por razon &
rogalles que tomen la xpristiandat (EE1 fol. 114v); E don Pelayo tomo de los
omnes aquellos que entendio que eran meiores pora armas (EE2 fol. 2v).
(80) A muchos de los que perdien algo por quema pechauage lo todo (EE1
fol. 72r); por que era aquel puerto tenido por el meior de toda africa por
estar y nauios en todo tiempo sin periglo de se perder por tempestad (EE1
fol. 32v).
(81) trabaiosse de lo engannara escuso si pudiesse por los priuados & por los
officiales de su casa (EE1 fol. 115r); tornaron se pora los suyos & contaron
les todo aquello que uieran (EE1 fol. 141v).
(82) deguisa que uisquieron catorze annos so el sennorio de theodosio & uno so
el de archadio & Honorio (EE1 fol. 143v); Desi boluio un torneo con los
de la villa (EE1 fol. 160v); començo luego guerra con los de Cordoua (EE1
fol. 160v).
Corpus textual
AG: Amadís de Gaula (escrito hacia 1492, 1.ª ed. de 1508). Ed. de E. E. Place.
Madrid: CSIC, 1971.
C: Tragicomedia de Calixto y Melibea, libro también llamado La Celestina, de
F. de Rojas. Ed. de M. Criado de Val y G. D. Trotter. 3.ª ed. correg. Madrid:
CSIC, 1970.
EE1: Estoria de España I.
EE2: Estoria de España II.
GE1: General Estoria I.
GE4: General Estoria IV.
LCA: Libro de la caça de las aves, de Pero López de Ayala. Introd., notas y apéndi-
ces de John G. Cummins. London: Tamesis Books Limited, 1986.
PC: Prohemio e carta, del Marqués de Santillana, en Poesías Completas, vol. 2.
Ed. de M. Durán. Madrid: Castalia, 1982.
Referencias bibliográficas
1. Introducción
1
Agradezco al profesor José Antonio Martínez sus esclarecedores comentarios, a los profe-
sores Álvaro Arias y Félix Fernández de Castro por haberme facilitado el acceso a parte de la bi-
bliografía consultada, y a los dos revisores anónimos del capítulo por sus atinadas sugerencias.
2
Además de los rasgos mencionados, el sistema pronominal permite establecer marcadas
diferencias entre el español peninsular y el americano –al cual se acerca en muchos aspectos
la variedad canaria– a partir de la ausencia de vosotros, el uso del voseo y el cruce de forma y
función de dativo y acusativo.
3
Ejemplo tomado del corpus de La Habana del Proyecto de estudio sociolingüístico del
español de España y de América (PRESEEA), en cuyas normas de transcripción el símbolo / in-
dica pausa corta y //, pausa larga. En lo adelante, los ejemplos en los que no se indique la fuente
están documentados en el uso, pero no pertenecen a ningún corpus. En los ejemplos tomados de
los corpus, el subrayado de los pronombres es mío.
4
Sobre la distinción de sujeto enfático/no enfático, cf. § 2.1.
cia para incluir la costa Caribe colombiana dentro de la región dialectal del
Caribe5. Los restantes rasgos que aquí se estudian parecen haberse ido esta-
bleciendo en la mayoría de las variedades del español, lo que no niega que
caractericen la variedad caribeña.
López Morales (1992: 140) refiere, además del rasgo anterior, «la ausencia
de marca de plural en los clíticos objeto cuando éstos copian una frase nominal
expresa». En cuanto a uno, el citado autor refiere el abandono de estructuras
impersonales con se en favor de tú y, en menor medida, de uno. Consideramos
que en los tres casos, más allá de las variables que favorecen la ocurrencia de
estas formas, el uso va igualando los términos de la oposición: singular/plural
en le, femenino/masculino en uno, y enfático/no enfático en el sujeto expreso.
5
Sobre los investigadores que incluyen la costa Caribe dentro de la zona dialectal caribeña,
cf. Orozco/Guy (2008: 72).
6
Cf. Alba (1992: 64).
7
Queda fuera de las dimensiones de este trabajo la discusión sobre cuáles son las zonas
dialectales en Hispanoamérica y qué extensión corresponde a cada una de ellas. Para más infor-
mación sobre propuestas de zonificación dialectal en América, cf. Alba (1992) y López Morales
(1992). Estos autores diferencian el español del Caribe como una variedad cuyo centro serían
las Antillas hispanohablantes: Cuba, Puerto Rico y República Dominicana, y que incluye ade-
más las zonas costeras de los países que rodean el Caribe.
8
Para una exposición detallada de estos conceptos, cf. Fernández de Castro (2015: 287-
289) y sus referencias.
[…] el modelo del inglés impone a los bilingües apariciones pronominales redun-
dantes que parecen extenderse a todas las personas gramaticales y que, por las
mismas razones que exponíamos anteriormente (el uso enfático de todo el espa-
ñol del Caribe), se manifiesta esporádicamente y sólo alcanzan cierta relevancia
numérica en las personas más neutrales (o menos afectadas por otras causas): las
terceras personas (Morales 2015: 83).
y su publicación, me permito comentar la respuesta del propio profesor Lope Blanch, cuando
al responder a una persona que justamente indagaba por la validez del Proyecto a partir de la
distancia temporal entre las muestras de unos y otros países, le dijo: “Pero qué son quince o
veinte años en la historia de una lengua”» (González et al. 2010: 7).
Otro de los rasgos que suelen caracterizar el español del Caribe, aunque
no es exclusivo de esa variedad, es el empleo habitual de la forma átona de
tercera persona le, cuando el referente del complemento indirecto es plural,
como en los ejemplos siguientes:
[…] parece que exista una relación entre el uso de le y determinados factores:
proximidad del referente y los rasgos semánticos del mismo, en el sentido de que
se propicia la inmovilización cuando el pronombre y su referente, explícito, forman
parte del mismo predicado verbal o se encuentran en la misma oración compuesta
[…] así como el hecho de que la referencia sea inanimada (Aleza 2013: 25).
16
Para otras referencias, cf. Aleza (2011: 37; 2013: 21).
17
Cuervo daba noticia de la presencia del fenómeno no solo en la lengua oral, sino tam-
bién en la lengua escrita, lo que nos permite hacernos una idea de cuán asentado estaba este
rasgo. Además, lo reporta no solo en Colombia, sino también en España: «‘Le dice adiós a las
garzas que pasan’ hemos hallado en un periódico y todos los días oímos frases como estas, ‘yo
no le tengo miedo a las balas’, ‘le dice a todos que vengan’, ‘este suceso le ha enseñado a los
partidos el modo como han de manejarse’, etc. El le debe ser en todos estos casos les, cosa que
fácilmente se convierte si se invierte el orden de las palabras en los ejemplos ‘a las garzas les
dice’, ‘a las balas no les tengo miedo’, ‘a todos les dice’, combinaciones en que nadie usaría en
Bogotá le. Le es singular como me, les plural como nos, ‘le habla al niño’ y ‘me habla a mí’,
‘les habla a los niños’ y ‘nos habla a nosotros’ […] de suerte pues que entre los hechos que los
gramáticos califican de errores, pocos hay que sean más generales de nuestra lengua» (Cuervo,
apud Montes Giraldo 1957: 225).
18
Cuervo, por ejemplo, encuentra el error en la catáfora, pero considera que se elimina el
error en la anáfora: «Le dice adiós a las garzas que pasan > a las garzas les dice adiós».
Un aspecto que podría arrojar luz sobre esta hipótesis es la causalidad del
fenómeno. Montes Giraldo refiere la presencia del le como forma de tercera
persona del plural, antepuesto al referente plural, en Colombia y lo analiza
como un caso de economía morfológica. Este concepto ha servido, apunta,
para explicar «fenómenos sincrónicos y procesos evolutivos, no solo en la
fonética y la fonología […] sino también en la morfología y la sintaxis, y en
general como una de las fuerzas determinantes del cambio lingüístico» (Mon-
tes Giraldo 1957: 224).
Otra de las causas a las que se ha atribuido la presencia de este le invariable
con referente plural es el sentido distributivo. Sturgis (1927) considera que
sería equivalente a cada uno o cualquiera de. Si bien hay ejemplos en los que
cabría esta interpretación, en otras ocasiones el referente plural tiene un sen-
tido unitario, que impide esa interpretación distributiva (Álvarez Menéndez
1981-1982). Frente a esa interpretación, posible en (7a), existen otros casos
en los que la acción del verbo no afectaría individualmente a cada uno de los
miembros del referente plural: lo haría solo en virtud de que forman parte de
un grupo, como ocurre en (7b), donde no puede entenderse que le se corres-
ponde con cada uno de los habaneros.
19
Álvarez Menéndez (1981-1982) menciona también otras interpretaciones de Kany
(1969), además del carácter distributivo: partícula expletiva, valor adverbial e influjo analógico
de se. Para aquel autor, además de que estas causas no son excluyentes –como observa Kany–
sino que pueden aparecer en un mismo uso, ninguna de ellas se sostiene (cf. Álvarez Menéndez
1981-1982: 91-94).
20
Cf. Aleza (2010) y las referencias que allí aparecen.
En el ejemplo que sigue, nótese cómo la referencia de le, si bien está pre-
sente en el contexto, no se encuentra en la oración gramatical:
(9) Como los estudiantes tienen tantos requisitos, no se les puede exigir que tengan
muchos requisitos previos, así que a veces usted tiene un estudiante cogiendo
Arte Contemporáneo que no ha tomado ni Renacimiento, ni clásico, que están
en… en… limpio. Van a que uno le enseñe todo (Puerto Rico) (Samper/Her-
nández/Troya 1998).
En resumen, lo que podría llevar a los hablantes a asimilar una sola forma
para expresar los contenidos de singular y plural no es la duplicación de la
estructura, es que no encuentran tal oposición como pertinente. Le se ha neu-
tralizado, en el plano del contenido se pierden las diferencias entre el singular
y el plural.
Mención aparte merece la aparición de le en locuciones verbales, en las
que puede formar parte de una estructura gramatical fija, que, por lo tanto, fa-
vorece la neutralización, como en el ejemplo 10, en le zumba…, le ronca… […
el mango, …la berenjena, …el merequetén, … la manigueta]21. Estas locu-
ciones que expresan sorpresa o se emplean para reprobar un hecho no parecen
admitir la variación le/les, por lo que la inmovilización constituiría un factor
21
Para mayor información sobre estas locuciones, cf. Diccionario ejemplificado del es-
pañol de Cuba (Tristá Pérez/Cárdenas Molina 2016), Diccionario de americanismos (ASALE
2010) y la página web Tesoro lexicográfico del español de Puerto Rico (Academia Puertorri-
queña de la Lengua Española 2016).
(10) Trabajo a base de mucho sentimiento, le pongo mucho corazón a las cosas y
voy viendo para dónde me va llevando la vida (Cuba) (CREA).
(11) yo no quería ser abogada, en realidad yo quería ser sicóloga o sea cuando uno
termina… Yo pienso que a la edad que uno termina doce grado, uno no está
realmente preparada (González et al. 2010: 11).
(12) Si a uno le gusta, uno la pasa muy bien, porque se hacen cosas que tú no
piensas que vas a hacer (Reyes Benítez 2001: t. III, Santo Domingo: 1388).
que Florencia es la ciudad ideal para esto, porque hay tanto que aprender.
Uno caminar por esas calles y ir al Duomo es algo que se le mete adentro de
uno. Todavía nosotros nos reunimos, los del grupo. Bueno, tan es así que…
que mi esposo, pues, lo conocí ahí en el grupo de Florencia […] (Samper/
Hernández/Troya 1998).
El indefinido uno da lugar a grupos nominales genéricos que pueden aludir a cual-
quier individuo. Las predicaciones en las que concurren expresan a menudo viven-
cias, ideas o sentimientos del hablante que se suponen extrapolables a los demás.
Unas veces se presentan generalizaciones que el hablante aplica a sí mismo, sugi-
riendo que pueden extenderse a otros […].
En muchas ocasiones, en cambio, la atribución que el hablante hace recae prin-
cipalmente sobre él mismo […] (RAE/ASALE 2009: 1132).
22
Para un resumen de varios de estos trabajos, cf. Hurtado (2015).
3. Conclusiones
A la luz de las reflexiones aquí expuestas parece evidente que los hablan-
tes emplean estructuras que les resultan funcionales. Los rasgos examinados
–expresión del pronombre sujeto, cambio de les por le y fijación del género
en uno– parecen ser el resultado de procesos de neutralización; es decir, de
pérdida de la oposición en determinados contextos, teniendo en cuenta que:
• Si bien no son rasgos exclusivos del Caribe, el hecho de que estén am-
pliamente documentados allí nos permite concluir que en esa variedad
aparecen altas tasas de neutralización de rasgos en el sistema pronomi-
nal, que podrían constituir evidencias de un cambio en curso.
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CD-ROM.
Seco, Manuel (1996): Gramática esencial del español. Madrid: Espasa.
Sturgis, Cony (1927): «Uso de le por les», Hispania, 10, 4, pp. 251-254.
Tristá Pérez, Antonia M.ª/Cárdenas Molina, Gisela (2016): Diccionario ejemplifica-
do del español de Cuba. La Habana: Instituto de Literatura y Lingüística/Editorial
de Ciencias Sociales.
Vaquero de Ramírez, María (1977): «Clíticos en el habla culta de San Juan», Boletín
de la Academia Puertorriqueña de la Lengua Española, 5/1, pp. 91-98.
— (1996): El español de América II. Morfosintaxis y léxico. Madrid: Arco/Libros.
Serafina García
1. Preliminar
1
Empleamos aquí la denominación propuesta por Alarcos Llorach (1984: 307-341), quien,
a propósito de oraciones como Aquí es donde se inició la sublevación; Fue en Valencia donde
lo detuvieron, estableció lo siguiente: «Se trata de oraciones “ecuacionales”, en que los dos ele-
mentos conectados con /ser/ se consideran iguales, y por tanto, el verbo es equivalente al signo
“igual a” (=) y los dos segmentos tienen que ser gramaticalmente equivalentes». Más adelante
equiparó estas estructuras con foco adverbial a las que presentan un foco nominal: A comer es
a lo que vengo; En vivir bien es en lo que piensas.
2
Cuando los dos sintagmas nominales relacionados por el verbo ser no llevan preposición.
3
Según Martínez (1994: 49), la significación particular de las ecuacionales es que el foco
restringe de tal modo la referencia que toda ecuacional conlleva como corolario o presuposición
una frase expletiva del tipo y nada / nadie más: Lo que tú quieres es atención personalizada,
y nada más.
4
Este gramático estableció dos tipos de ecuacionales basándose en el orden de aparición
de la relativa (directas e indirectas).
5
Las variaciones en el orden de la secuencia producen tres subtipos básicos: «construcción
hendida»: Fueron los ladrones los que se llevaron las joyas consigo; «construcción pseudohen-
dida directa»: Lo que se llevaron los ladrones consigo fueron las joyas; y «construcción pseu-
dohendida inversa»: Los ladrones fueron los que se llevaron las joyas consigo, dependiendo de
la posición de la oración de relativo, al principio o al final, y de la aparición del verbo ser, al
principio o intercalado.
6
Esta denominación la empleó Fernández Ramírez (1987: 254) y fue adoptada por Moreno
Cabrera (1983).
Esta capacidad referencial del sustantivo hace que las oraciones (14)-(17)
se hayan constituido en una clase especial de las atributivas, denominadas
ecuativas, caracterizadas por su reversibilidad sintáctica.
Pues bien, parece indudable que las ecuacionales tienen su origen o punto
de partida sintáctico en las ecuativas, y parten de la estructura general atributi-
va, en tanto que ambos segmentos son autónomos sintáctica y referencialmen-
te, y entre ellos hay correferencia.
[…] comportan una estructura de énfasis, cuya función es poner de relieve una
determinada unidad lingüística, y por tanto, llamar la atención sobre un aspecto de
la realidad o de la experiencia comunicada. Se trata, en consecuencia, de poner en
obra (mediante una construcción gramatical específica) las funciones expresiva y
apelativa, provocadas en otros casos por […] el cambio de orden (1994: 44); [la
cursiva es nuestra].
11
Por eso, este autor considera que, sin perder su carácter de ecuacional, podrían aparecer
en la construcción «antecedentes no sustantivos sino adjetivos como único, último o los “ordi-
nales”, que son todos semánticamente “particularizadores” o “individualizadores”» (Martínez
1994: 51).
Y la número (22) sería inviable como respuesta a una pregunta parcial, pero sí
a una total que requiera solo la confirmación o la negación: ¿Son ustedes los
que han encontrado al niño?:
(25) Nosotros somos los que hemos encontrado al niño (y nadie más),
(26) Somos nosotros los que hemos encontrado al niño (y nadie más).
(27) Los que hemos encontrado al niño somos nosotros (y nadie más).
(28) Nosotros somos los vecinos que hemos encontrado al niño (*y nadie más),
12
Por razones de espacio dejamos fuera del ámbito de este trabajo estructuras como Lo que
son es descuidados; Cansado es como me encuentro, en las que se focaliza un sintagma nomi-
nal adjetivo. Diacrónicamente son las más tardías en aparecer, pero constituyen un desarrollo
sintáctico previsible de la estructura ecuacional (cf. § 3).
13
Para Bello eran anómalas tanto las que se consideran aquí como otras, ya arcaicas, a las
que nos referiremos en este trabajo: Esta vieja casa es la en que se abrigó nuestra infancia;
ambas suponían «una transformación notable en que adverbios y complementos hacen veces de
sujetos y de predicados del verbo ser» (1988: § 802a).
14
Solo se tienen en cuenta los textos del CORDE, por lo que los resultados podrían variar
si se incorporan otros corpus.
(30) Et por encrobir su couardia que se daua a estudio de caça. & dotras cosas por
que non uinies a armas & que semeiasse a los omnes que ell algo fazie & de
algo se trauaiaua. Et esto es lo que fallamos escripto en las estorias del fecho
de Actheon Nieto del Rey Cadmo (Alfonso X, General Estoria, segunda par-
te, c. 1275).
(31) Ca esto es lo que oyestes desdel compeçamiento: que nos amemos uno a otro
(El Nuevo Testamento según el manuscrito escurialense I-j-6, a. 1260).
(38) E lo que es buena sennal pora saber si les muele bien el ceuo o si es bueno lo
que tuellen, es que sea lo blanco de lo que tuellen bien blanco (Abraham de
Toledo, Moamín. Libro de los animales que cazan, 1250).
(39) E lo que conuiene que adelantren es que tomen los çumos de las melezinas
que son dichas en este libro (Abraham de Toledo, Moamín. Libro de los ani-
males que cazan, 1250).
Todos ellos son susceptibles de una lectura enfática, contrastiva, entre una
referencia genérica y una específica (leche, sangre, Dios) muy distintos de
este otro, donde no se atisba voluntad de señalamiento enfático de la referen-
cia del sintagma nominal:
15
Antes de 1500 no hemos registrado ningún otro ejemplo más que los citados.
16
En estos casos, la selección modal de la subordinada está regida por el verbo de la rela-
tiva encabezada por lo que, de igual manera que dicho verbo es el que dirige la combinatoria
sintáctica de los sintagmas nominales.
17
Esta expresión sería meramente expletiva, en tanto que se deduce de la propia construc-
ción, y no tendría carácter remático.
(41) E todos los otros del reino recudirán a las bozes de Rey, assí como las abejas
a la miel, que aquella es la cabeça a que deven recudir, que el rey es el que
puede fazer bien y merced acabadamente en todo su reino a todos y no otro
ninguno (anónimo, Libro del cavallero Cifar, 1300-1305).
(44) […] e cuenta maestre Pedro que éste es al que nós dezimos setiembre (Alfon-
so X, General Estoria, primera parte, c. 1275).
(45) E este Aarón e este Moisén son a los que Nuestro Señor Dios fabló (Alfon-
so X, General Estoria, primera parte, c. 1275).
18
En este caso, la naturaleza referencial del demostrativo llevaría a una relativa explicati-
va, igual que si el antecedente fuera un nombre propio.
19
Cf. Tullio (2017), donde aparecen documentadas construcciones, distintas a las pro-
toecuacionales, a las que denomina pseudohendidas asimétricas, pero que también participan
de la característica de la no repetición de la preposición, esto es, de la ruptura de la simetría,
como Lo que se oía hablar era de la carrera de abogado. La gran diferencia es que, evoluti-
vamente, estas son posteriores, en tanto que las protoecuacionales son las precursoras de las
ecuacionales, de acuerdo con nuestra hipótesis de partida.
(46) Esto es por lo que a las uezes los seynores non pueden ir por enfermedades &
por enemiçtades (Fuero General de Navarra [Versión A], BNM ms. 17653,
1250-1300).
(47) […] & este es al que llaman carabides (Alfonso X, General Estoria, quinta
parte, a. 1284).
(48) El buen rey es al que dura la su buena nonbradía, e del que fablan después
de su muerte, de las sus buenas virtudes (Bocados de oro, a. 1250).
(49) E aqueste Theofilo es a quien el bienaventurado evangelista sant Lucas, que
ovo naçimiento en esa mesma çibdat, escrivio los Abtos de los Apostoles
(anónimo, Traducción de la «Historia de Jerusalem abreviada» de Jacobo
de Vitriaco, h. 1350).
(50) & estos son a los que Maestre godofre llama aqui Senones gallos (Alfonso X,
General Estoria, cuarta parte, c. 1280).
(51) Vos sois de quien nadie se aparta sino engañado, á quien nadie busca sino
amonestado, y á quien nadie halla sino purgado (Fray Luis de Granada, Tra-
tado de algunas muy devotas oraciones, 1561).
(52) Estos son a los que en algún tiempo encarnecimos e baldonamos (Benedicto
XIII, Papa Luna, Libro de las Consolaciones de la vida humana, a. 1417).
20
Hay algún caso extraño de falta de concordancia en género, aunque su rareza lo convierte
probablemente en una errata: Et aquellas Yslas son a los que agora dizen Mayorgas & Minor-
gas (Alfonso X, Estoria de España, II, 1270-1284).
21
Como solución constructiva, el orden «artículo + preposición + relativo» no es exclusivo
de las ecuativas, sino que se aplicaba en cualquier situación en que se necesitaba marcar el
carácter sustantivo de una oración de relativo, como en las aposiciones: E alçose en Bretanna
un ric omne […] e en Roma Tertulio e Atalo, el de que cuenta adelante la estoria; Era rey
dellos Perdicas, el contra quien tendiera Alexandre el grand la sortiia (Alfonso X, Estoria de
Espanna, c. 1270). Estos otros ejemplos presentan diversos tipos de inserción sintáctica de una
oración sustantiva de relativo (que lleva preposición debido a su función): Si bien casi siempre
son promovidos al pontificado los en quien menos se repara (Suárez de Figueroa, Cristóbal, El
pasajero, 1617); Escogió el rey doze cavalleros de los en quien él fiava (Díaz de Games, Gu-
tierre, El Victorial, 1431-1449); daréis los despachos necesarios á los en quien se renunciaren
para que desde luego puedan servir los dichos oficios (Actas del cabildo de Santiago, 1605);
Aquélla es el debuxo de la en que piensa mi coraçón –respondió don Belianís– y por esso la
trayo comigo (Fernández, Jerónimo, Belianís de Grecia, 1547).
(53) Los en qui el mas se fiaua eran dos uiles omnes (Alfonso X, Estoria de Es-
panna, c. 1270).
(54) Vos soys la por quien perdí todo mi franco aluedrío (Juan de Tapia, sin título
[Cancionero de Estúñiga], c. 1407-1463).
Según Martínez (1994: 66), ejemplos como los anteriores (46)-(54), con
inversión o no del artículo, son «vías para obviar la excepcionalidad o “ano-
malía” de la ecuacional». Por su parte, Kovacci (1991: 43-45) cree que las
ecuacionales anómalas son marginales en el sistema y tienden a ir hacia el
centro, y una de las vías es la de la eliminación de la preposición en el sintag-
ma nominal sujeto.
Ahora bien, diacrónicamente, las protoecuacionales son previas a la apa-
rición de las ecuacionales en los textos escritos; esto es, todavía no se había
ensayado la construcción ecuacional22. No son, hablando en propiedad, ecua-
cionales imperfectas o adaptativas, sino atributivas ecuativas asimétricas, por-
que en el desarrollo sintáctico normal de una oración de relativo sustantivada,
la preposición que lleva el pronombre va antepuesta al grupo nominal que
funciona como atributo o como sujeto. La solución de anteponer el artículo –
ejemplos (53)-(54)– que se practicaba en otros muchos casos y construcciones
(cf. nota 21) no triunfó por las razones que sean, seguramente porque no tenía
raíces coloquiales sino literarias.
Lo mismo que las ecuativas apreposicionales, es posible que pudieran te-
ner una interpretación en la que se hace énfasis sobre el foco nominal, pero
no hemos encontrado ejemplos que nos permitan deducir sin ambigüedad una
estructura ecuacional.
En cualquier caso, las protoecuacionales aún mantienen la estructura «ca-
nónica», esto es, la atributiva, y no alteran la característica prototípica de una
predicación con sujeto apreposicional y predicado constituido por un núcleo
verbal y adyacentes de este. Por sí mismas no habrían generado la construcción
ecuacional, porque están incardinadas en la estructura oracional prototípica.
Estas protoecuacionales se ajustaron más adelante como simétricas, tomando
como modelo constructivo las ecuacionales adverbiales (cf. más adelante § 3).
22
Por supuesto, como la línea evolutiva de las lenguas no es rectilínea, las protoecuaciona-
les continuaron largo tiempo coexistiendo con la construcción ecuacional cuando esta empezó
a extenderse, hasta que terminaron por diluirse en ella. De hecho, ni siquiera permanecieron
como variante diastrática o diatópica.
Entre los siglos xvi y xviii sigue habiendo el mismo panorama anterior: las
ecuativas y las protoecuacionales son las más frecuentes. Unas y otras repiten
las estructuras antes vistas en la época medieval y preclásica, con la concor-
dancia en persona entre sujeto y verbo, y con el orden acostumbrado de «sin-
tagma nominal + verbo + oración de relativo sustantivada por el artículo». Así
ocurre con las ecuativas, que presentan como novedad el añadido de la forma
neutra lo que, no registrada antes:
(55) Non fuyades, cobardes y viles criaturas, que un solo caballero es el que os
acomete (Miguel de Cervantes Saavedra, El ingenioso hidalgo don Quijote
de la Mancha, 1605).
(56) Ahora caso recio es lo que me contáis –dijo Laureano– (Francisco de Luque
Fajardo, Fiel desengaño contra la ociosidad y los juegos, 1603).
(57) El estar en sí es lo que allí vn hombre pone de su parte y lo que todos notan
(Luis Bañuelos y de la Cerda, Libro de la jineta y descendencia de los caba-
llos guzmanes, 1605).
(58) Hazer mucho y callar mas, es lo que ha de procurar el buen religioso (fray
José Sigüenza, Segunda parte de la Historia de la Orden de San Jerónimo,
1600).
(59) Este cuchillo es con el que el buen rey David cortó la cabeça de Golias (fray
Antonio de Guevara, Epístolas familiares, 1521-1543).
(60) Esto es de lo que te avisamos, porque has de dar comida en cuatro partes
(fray Bernardino de Sahagún, Historia general de las cosas de Nueva Espa-
ña, 1576-1577).
(61) y en este entretanto te suplico que, haciendo cuenta que tú eres a quien esta
carta se envía, me des alguna respuesta que lleve a Timbrio (Miguel de Cer-
vantes Saavedra, La Galatea, 1585).
(62) […] y sin duda acertó mi buen padre en todo, y yo he acertado en encomen-
darme al señor don Quijote, que él es por quien mi padre dijo (Miguel de
Cervantes Saavedra, El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, 1605).
(63) Pero ni uno ni otro río es por el que baxó Pedro de Orsúa y sus soldados de
el Perú (Manuel Rodríguez, El Marañón y Amazonas. Historia de los descu-
brimientos, 1684).
(64) […] vos sois a quien yo he pedido, / y vos la que el alma adora (Juan Ruiz de
Alarcón, La verdad sospechosa, c. 1619-1620, MÉXICO).
(65) Lo que estos indios cogen es trigo, cebada, maíz, papas, frijoles, porotos o
pallares, quínua y otras muchas semillas. […] Lo que comen es una hierba
que llaman icho, que es como el esparto de España (fray Diego de Ocaña,
Relación de un viaje por América, PERÚ, c. 1605).
(66) Lo que el alma busca es a Dios y aquellos tesoros incomparables que tiene
para dar a los justos (San Juan Bautista de la Concepción [Juan García Gó-
mez], Apuntes sueltos en torno a la reforma, 1609).
(67) Mas por lo que yo estoy mejor con el cantar con una vihuela, es por lo que
vulgarmente llamamos recitar, el cual da tanta gracia y fuerza a las palabras,
que es maravilla (Juan Boscán, Traducción de El cortesano de Baltasar de
Castiglione, 1534).
(68) Ni se espante ni se asegure nadie de la fortuna porque el cortesano que amaga
es que le quiere sublimar, y al que más y más halaga es al que quiere derro-
car (fray Antonio de Guevara, Menosprecio de corte y alabanza de aldea,
1539).
(69) […] que a la persona que más quiere es a quien más mal desea (Miguel de
Cervantes Saavedra, La Galatea, 1585).
(70) Oy aqui, mañana en Francia, / por este es, por quien se dixo (anónimo, Ro-
mances de germanía de varios avtores con su Bocabulario…, 1609).
(71) […] y a éstos no son a los que anima el volumen, sino ellos son los que
animan al volumen (Hernando Domínguez Camargo, Lucifer en romance de
romance, COLOMBIA, 1652).
(72) Y de estos son de los que se duele y lastima el profeta Isaías (Francisco
Núñez de Pineda y Bascuñán, El cautiverio feliz, CHILE, 1673).
Esta situación se repite a lo largo del siglo xviii. En el periodo entre 1700-
1800 aparecen ejemplos aislados, nunca demasiado frecuentes, de ecuaciona-
les prepositivas simétricas, es decir, las propiamente ecuacionales, como estas
que siguen:
(73) […] y me añade noticias de lo buen que está Azpuru en el ánimo del Rey:
nunca lo he dudado yo, y de eso es de lo que me lamento, porque no lo merece
(Nicolás de Azara, Cartas de Azara al ministro Roda en 1768 [Cartas a don
Manuel de Roda]).
(74) Por eso mismo es por lo que me aflijo, respondió con razon el doliente (Luis
Gutiérrez, Cornelia Bororquia. Historia verídica de la Judith española,
1799).
(75) Justamente, y por eso es por lo que hace falta la dispensa (Francisco Navarro
Villoslada, Doña Urraca de Castilla, 1849).
(81) y de éstos es de los que se valen los comerciantes para hacer sus empleos
(Jorge Juan, Noticias secretas de América, PERÚ, 1747).
(82) Al sistema electoral de la cuota fija es al que se encaminan todos los pue-
blos de Europa (Joaquín Francisco Pacheco, Lecciones de Derecho Político,
1845).
(83) Os consta que no lo haré, replicó el barón conservando su aplomo, y por eso
es por lo que os atrevéis a provocarme (Gertrudis Gómez de Avellaneda, La
velada del helecho o el donativo del diablo, 1857).
(84) ¿Esperanzas de qué? –De ser amado por Leonor, porque a Leonor es a quien
amas (Alberto Blest Gana, Martín Rivas. Novela de costumbres político-so-
ciales, CHILE, 1862-1875).
(85) A este personaje feliz, rodeado del aura popular, ennoblecido por un engaño
de la República, es a quien apocan y vuelven risible los palaciegos con tem-
pranadas de adulación (Juan Montalvo, Las catilinarias, ECUADOR, 1880-
1882).
(86) Pero el no madrugar es indispensable: por eso, por eso es por lo que debían
pagarme a mí ([Leopoldo Alas] Clarín, Cuesta abajo, 1890-1891).
(87) A lo único que quiero que usted me conteste es a lo que le he preguntado
sobre los estudios de mi hijo Luis (Juan Valera, «Carta de 27 de febrero de
1887» [Epistolario de Valera y Menéndez y Pelayo]).
(88) A hacer dulces es a lo que le gusta más a Nené jugar: ¿y por qué será? ¡Quién
sabe! (José Martí, La Edad de Oro, CUBA,1889).
(89) y sin duda a este gato y a este varón ilustre son a los que alude el tío Fras-
quito (Luis Coloma, Pequeñeces, 1891).
(90) Ya usted sabe que a los Académicos en general y a éstos particularmente son
a los que yo más quiero (Juan Valera, Carta de 6 de junio de 1886 [Epistolario
de Valera y Menéndez y Pelayo]);
como sin concordancia, lo cual se hace posible por la propia estructura ecua-
cional, que deja como impersonal al verbo ser:
(91) y de estos es de los que habla la comisión (Juan Romero Alpuente, Interven-
ciones en las Cortes Extraordinarias, 1821-1822).
(92) Si no fuera por ellos no estaríamos en guerra, porque a nosotros no es a quie-
nes busca Rosas (José Mármol, Amalia, ARGENTINA, 1851-1855);
(93) […] y a estos bienes tan precarios, tan perecederos, es a lo que llamamos
tuyo y mío (Leandro Fernández de Moratín, «Cartas de 1826» [Epistolario],
1826).
(94) A la manera de filosofar enseñada en ellas es a lo que se llamó escolástica
después (Juan Donoso Cortés, Lecciones de derecho político, 1836-1837).
Otra situación llamativa es que se invierten los datos con respecto al siglo
xviii:si en este siglo eran más frecuentes los casos de protoecuacionales, en el
xix ocurre lo contrario. Ejemplos como estos ya no abundan:
(95) Entendámonos solamente con el Ginebrino, porque ese es de quien por ahora
tratamos (fray Francisco Alvarado, Cartas críticas del Filósofo Rancio, I, 1811).
(96) ¿Qué queréis que os diga? Mi esposo es a quien pueden conducir a un cadal-
so (Mariano José de Larra, Un desafío, 1834).
(97) […] que el pueblo es a quien Dios y toda la naturaleza dieron la soberanía,
y no a rey alguno sin recibirla de él (Juan Romero Alpuente, Historia de la
Revolución de España, 1831).
23
El ejemplo que propone es este: En el [comienzo] de la tercera edat fue que se apartó
gente a llamar a un dios e a circuncidarse (Estoria de Espanna), pero aquí el verbo ser mantie-
ne, como en los párrafos precedentes y en el siguiente, el valor léxico de ‘suceder’. En cambio,
sí son galicadas estas otras muestras del siglo xvii: Es por celos de su amor, / que injustamente
le afrenta (Lope); ¡Oh dios mío!, por vos es que yo he sufrido oprobio, y que la confusión ha
cubierto mi rostro (Quevedo).
(102) –Y por eso es que jamás incurro en un error ni he tenido que retroceder en
vez alguna de opinión que yo haya formado (Vicente Fidel López, La novia
del hereje o la Inquisición de Lima, ARGENTINA, 1854).
(103) Sólo la práctica diaria y la enseñanza constante de la libertad, producen
hechos definitivos y normales en los pueblos. Por eso es que la Inglaterra
no necesita, ni ha necesitado nunca de un Bismarck que la gobierne (Lucio
Vicente López, Recuerdos de viaje, ARGENTINA, 1881).
(104) Es claro que en las vías acuáticas, cuando no son artificiales como los ca-
nales, el camino está labrado ¡qué camino más cómodo! Por eso es que
la humanidad ha tenido que tomar instintiva, necesariamente, ese primer
sendero (Laureano Figuerola, Vías de comunicación [Escritos económi-
cos], 1881).
(105) La religion […] no conoce otros tesoros ni grandezas que los espirituales,
cuyo objeto es Dios mismo. Por eso es que la naturaleza está siempre en
pugna con la gracia (Juan Francisco Guerra, Manual de oratoria sagrada
o año predicable, parte tercera, tomo II, 1855).
Estos datos parecen indicar que las ecuacionales con que galicado empe-
zaron a diferenciarse diatópicamente y a generalizarse solo en algunas zonas.
Pero queda claro también que las ecuacionales con que galicado únicamente
se documentan una vez que empieza a aparecer en los textos la estructura
ecuacional, nunca antes. Por lo tanto, son una clara variación sintáctica a partir
de las ecuacionales.
Las galicadas son como la vista en espejo de las protoecuacionales, en tanto
que son asimétricas, pero la preposición que falta es la del relativo. Ahora bien,
para que hubiera galicadas, primero tuvo que generarse la estructura ecuacio-
nal, que consistió en relacionar dos miembros preposicionales mediante el
verbo ser impersonal. En cambio, las protoecuacionales son previas desde el
punto de vista no solo diacrónico sino también estructural, puesto que, según
nuestra hipótesis, son un desarrollo de la estructura ecuativa preexistente.
vo pleno del verbo ser. Pero ecuativas y ecuacionales, como se dijo arriba, son
muy distintas funcionalmente. La principal diferencia es que, en las últimas,
el verbo ser pasa a convertirse en un relacionador de sintagmas nominales
entre los que se establece un contraste de énfasis o foco. Mientras está viva la
predicación verbal, esto es, las funciones de sujeto y atributo son reconocibles
formal y semánticamente, se mantiene la estructura ecuativa. Las protoecua-
cionales son, sintácticamente, todavía ecuativas, pero hubo un momento en
que la construcción se transformó, y esto ocurre cuando los sintagmas que
establecen relación oracional con el verbo ser ya no son susceptibles de ser
interpretados como sujeto y atributo.
Entendemos que se produce en algún momento un cambio estructural, una
mutación sintáctica, o sea, la transformación de una estructura en otra. ¿Dón-
de se halla el punto de cambio en el sistema, el momento en que una variante
sintáctica dio lugar a un cambio sistémico? ¿Dónde encontramos la puerta de
salida sintáctica desde una ecuativa atributiva a una ecuacional?
Creemos que la construcción sobre la que bascula el cambio funcional de
ecuativa a ecuacional es la de las oraciones ecuacionales adverbiales (el tipo
Allí es donde ocurre; Entonces es cuando ocurre; Así es como ocurre). Estas
suponen una gran innovación funcional –aunque aparentemente son «calcos
sintácticos» de las ecuacionales sustantivas–, porque se forma una estructura
predicativa totalmente nueva que establece relación a través del verbo ser
entre dos adverbios (uno categorial, y el otro, funcional: las respectivas ora-
ciones adverbiales de relativo).
De hecho, parece que la propia cronología ratifica la progresión entre am-
bas: las ecuacionales apreposicionales son las primeras documentadas; a ellas
le siguen, varios siglos después, las ecuacionales con ambos términos adver-
biales, y, en último lugar, se documentan los casos de ecuacionales nominales
simétricas con preposición. Las ecuacionales adverbiales se empiezan a do-
cumentar entre 1400 y 1500. Antes no las hemos registrado, al menos, en los
ejemplos de CORDE.
Con anterioridad a esta fecha24, lo que se encuentra en búsquedas exhaus-
tivas en CORDE son oraciones adverbiales de relativo que funcionan como
meros atributos, pero que tienen un sujeto nominal; esto es, se mantiene la
estructura atributiva:
24
Se mantiene esta estructura también en época preclásica y clásica.
25
El primer ejemplo que se registra en el CORDE de una ecuacional adverbial con doble
preposición es de 1787: […] y de allí es de donde toman su primer origen (Forner, Juan Pablo,
Discursos filosóficos sobre el hombre, 1787).
26
A partir de 1300 hay ejemplos dudosos, que pueden responder a una estructura del tipo es
así como dices, en la que el verbo ser se usa con la acepción de ‘ocurrir’: Mas de la conquista
daquella tierra de Sidon. & de cuemo Reyno y aquel Rey Phenix assi fue cuemo los nos aue-
mos contado en esta estoria ante desto (Alfonso X, General Estoria, segunda parte, c. 1275);
Et todo omne ho muger qui destina en su bona memoria estando & faze cabeçaleros et se li
otorgan o con carta o sen carta diziendo por iuyzio del alcalde a la puerta de la eglesia en dios
& lures animas que assi es como eylos dizen o como en la carta es (Fuero Navarra, BNM ms.
(113) Así es como vuestra alteza podrá coronar la grande empresa en que tra-
baja tanto tiempo ha; así es como corresponderá a la expectación pública
y como llenará aquella íntima y preciosa confianza que la nación tiene y
ha tenido siempre en su celo y sabiduría (Gaspar Melchor de Jovellanos,
Informe de la Sociedad Económica de Madrid, 1794).
(114) Así es como las opiniones religiosas una vez admitidas se mantienen siglos
enteros: así es como las naciones se transmiten de edad en edad unas ideas
que jamas han examinado (Luis Gutiérrez, Cornelia Bororquia, 1799).
4. Conclusiones
Aunque pueda parecer que las oraciones ecuacionales son estructuras deri-
vadas de una oración sin énfasis (Juan viene → El que viene es Juan), en tanto
248, 1300-1330); E el donzel le dixo: –Señor, verdaderamente, así es como os digo (Tristán de
Leonís, 1501).
son a los que) a la ecuacional (a estos es a los que) fue la ecuacional adverbial
(allí es donde), que además provocó, como consecuencia, la impersonalidad
del verbo ser.
Es posible, a tenor de algunos ejemplos propuestos, que, desde los pri-
meros tiempos del idioma, las ecuativas pudieran tener dos lecturas: una sin
énfasis y otra enfática, en la que se contrasta el foco nominal con la oración de
relativo (siempre referencialmente genérica) o que pudieran usarse en dos si-
tuaciones comunicativas muy distintas, como ocurre en la actualidad. Pero el
valor de contraste enfático, que es exclusivo en las ecuacionales «anómalas»,
surge de la simetría funcional, porque se contraponen dos sintagmas nomina-
les equifuncionales y correferentes, aunque uno más restringido referencial-
mente que el otro.
Lo más relevante desde el punto de vista funcional ocurre cuando los ad-
verbios y los sintagmas preposicionales pasan a construirse –por analogía sin-
táctica– como los sustantivos relacionados por el verbo ser en las ecuativas.
En este momento se forma una nueva construcción, se produce un cambio de
sistema, hasta el punto de que la oración se convierte en otra estructura para-
lela a la atributiva ecuativa. También es simétrica, pero cambia el papel del
verbo ser, que solo puede ser impersonal y no tiene capacidad de conmutación
por otro verbo atributivo, y, además, ahora la construcción ya no es ambigua
en cuanto al énfasis sobre el sintagma nominal.
Las ecuacionales siguieron, pues, su desarrollo como construcción diver-
gente de las ecuativas. Pero su trayectoria no terminó ahí, sino que, por efecto
de la variación sintáctica, dos de sus productos más llamativos en la actualidad
son las «ecuandicionales» y las «hendidas escuetas». Aunque tienen distinto
ámbito geográfico y sociolectal, ambas tienen como base de la construcción el
verbo ser impersonal, y como contenido asociado, el énfasis o foco sobre un
sintagma nominal.
Es particularmente interesante el caso de las hendidas escuetas (Comía
es papas, Lo arreglé fui yo, La muchacha está es linda), que parecen una
evolución diacrónica de la estructura ecuacional: desaparece la expresión lin-
güística genérica, y queda reducida la construcción al verbo ser impersonal
seguido del sintagma nominal específico. Este sintagma se focaliza, no por
contraste sino por poner en pie de igualdad mediante el verbo ser dos elemen-
tos jerárquicamente dispares: una oración y uno de sus elementos nominales,
que, como pieza sintáctica, está subordinado al núcleo verbal y solo puede ser
entendido en referencia a este. La estructura ecuacional, reducida a su mínima
expresión, sigue teniendo como elemento central al verbo ser, y es la que dota
de relevancia informativa al sintagma nominal; la alternativa de construcción
no enfática es la de permanecer subsumido en la predicación (Comía papas;
Lo arreglé yo; La muchacha es linda).
El nombre de ecuacional –y el calificativo de anómala– cobra aquí todo
su sentido para entender la estructura. Las que podríamos denominar ecua-
cionales escuetas avanzan un grado más hacia la gramaticalización que ya se
había producido en la ecuacional «galicada», en la que ya no se reconoce un
pronombre relativo. De hecho, el verbo ser, si no fuera porque sigue mante-
niendo algunos de sus morfemas, podría ser considerado una unidad grama-
ticalizada de carácter adverbial antepuesta a otro sintagma (compárese con
incluso, hasta…).
Así pues, la construcción ecuacional propiamente dicha (a la que hay que
añadir las variantes sintácticas surgidas de ella) fue un resultado brillante des-
de un punto de vista lingüístico, porque asoció a una estructura exclusiva un
contenido inequívoco: hacer recaer el foco de interés informativo sobre un
sintagma nominal.
Referencias bibliográficas
Para la gramática funcional del español (en adelante, GFE), las llamadas
funciones sintácticas (sujeto léxico, implemento, atributivo, complemento,
aditamento, etc.) no son sino formas distintas de expresar la relación de depen-
dencia que los sintagmas nominales, como términos adyacentes, mantienen
respecto de un núcleo verbal cuya significación léxica vienen a concretar en
un contexto dado. Cada verbo requiere un determinado tipo de complementa-
ción según cuál sea su significado particular. Así, el predicado de beber podría
completarse con un implemento que especifique ‘el líquido ingerido’ (Juan
bebe cerveza); los verbos agradar e interesar piden concretar la persona que
experimenta el ‘agrado’ y el ‘interés’ con un complemento (A María le agrada
caminar; A sus hijos les interesa el cine) y ser, estar y parecer establecen con
el sujeto la relación de atributo (los coches son [están, parecen] nuevos). La
mayoría de los verbos, aunque no lo necesiten, también admiten complemen-
tar su predicación con adyacentes alusivos a las circunstancias en que tiene
lugar la predicación: el lugar (Juan bebe en el bar), el tiempo (bebe cuando
puede), el modo (bebe constantemente), la cantidad (bebe mucho), la causa
(bebe por necesidad), la finalidad (bebe para olvidar), la condición (bebe si
se lo permiten) y la concesión (bebe, aunque no se lo permitan). Y también
1
Este trabajo es una reformulación de los criterios que, siguiendo las teorías de Alarcos
Llorach, fueron utilizados para la identificación de esta función en mi monografía El suplemen-
to en español. Entre la finalización de este trabajo (presentado como tesis doctoral en 1983) y
su publicación (1986) aparecieron las primeras observaciones críticas a algunos de ellos que
el propio Alarcos Llorach aceptó y reformuló en el prólogo a este libro. Surgió entonces un
interesante debate, desde distintas perspectivas teóricas (incluida la funcionalista), acerca de la
fiabilidad de los criterios que se plantearon en el capítulo de conclusiones. Ahora, con la pers-
pectiva que da el paso del tiempo y la consideración de los argumentos aportados en estudios
posteriores, retomamos la cuestión del suplemento a fin de puntualizar algunos aspectos de su
caracterización funcional.
2
La utilización de hasta y entre en casos como Eso lo saben hasta los niños y Entre tú y
yo subiremos el equipaje no son, para la GFE, excepciones a la ausencia de preposición en el
sujeto léxico, pues hasta no funciona como preposición sino como elemento inclusivo que no
estorba la concordancia típica (Eso lo saben [incluso] los niños); y entre, en correlación con y,
no introduce el sujeto sino un atributivo del sujeto conmutable por una expresión modal (Así
subiremos nosotras el equipaje, entre tú y yo). Cf. Martínez 1994a: 13-40.
3
También Salvador Gutiérrez Ordóñez (1995: 435-436) distingue tres clases de rección:
funcional, la de los verbos que exigen la presencia de su suplemento; semántica, la de los
verbos que exigen un caso semántico (agente, instrumento, beneficiario, etc.) que requiere ma-
nifestarse mediante una preposición; y formal, la de los verbos que más que regir la función
sintáctica de suplemento rigen la preposición que lo introduce.
los adyacentes verbales sirven para satisfacer las necesidades predicativas del
verbo, pero cada uno de ellos mantiene con él una relación semántica propia
y adopta una forma de expresión distinta; son seleccionados por su núcleo y
constituyen su régimen.
Hjelmslev (1976: 144 y ss.), por su parte, considera la rección como una
relación de dependencia entre dos términos, de los cuales el dependiente (va-
riable) es seleccionado por un término nuclear (constante) que exige en el
otro término determinadas categorías gramaticales, como el modo verbal o
las preposiciones. A esta la denominó rección compleja por contraposición a
la rección pura o concordancia, en que el núcleo regente impone sus mismos
morfemas al término regido sin que su lexema se vea afectado. Togeby (1965)
ahonda en esta distinción al considerar que sobre la relación entre morfemas
debe primar la relación entre categorías y distingue, asimismo, dos clases de
rección: homocategórica, entre unidades de la misma categoría, y heterocate-
górica, entre unidades de categorías diferentes.
También José A. Martínez (1983: 39-57) ha tenido en cuenta la relación
entre categorías al entender que la dependencia glosemática viene a ser una
solidaridad de funciones y categorías gramaticales. La prueba para comprobar
tal interdependencia es la conmutación a partir de cualquiera de los dos planos
de la lengua, pues todo cambio realizado en la relación formal comportará otro
cambio en la relación semántica, y viceversa. De este modo ha llegado a ob-
servar que la rección es una especie de concordancia entre figuras de conteni-
do que implica una «solidaridad de conmutaciones» entre unidades de distinta
categoría4, como sucede en la rección entre el significado léxico del núcleo
oracional y el morfema de modo de un verbo subordinado, por ejemplo: Ase-
gura que sus vecinos la aprecian frente a Prefiere que sus vecinos la aprecien,
donde el morfema ‘realidad’ (indicativo) de aprecian se ha conmutado con el
4
También la concordancia implica una solidaridad de conmutaciones entre los términos
relacionados, solo que los conmutantes son de la misma categoría; así, en el azulejo azul, la
conmutación en el sustantivo de ‘singular’ por ‘plural’ conlleva la conmutación de los mismos
morfemas en el adjetivo: los azulejos azules. La misma solidaridad de cambios se da en ella
estudia y ellas estudian, pues, aunque los conmutantes de la expresión son distintos (-s y -n),
se repiten los del contenido, ‘singular’ y ‘plural’, en el sustantivo y el verbo (Martínez 1994c:
§ 1.13).
5
Y, en este enunciado concreto, la solidaridad de conmutaciones también da cuenta de
la concordantia temporum entre término nuclear y subordinado, pues el cambio del morfema
‘presente’ por ‘pasado’ en el primero conlleva un cambio paralelo en los morfemas del segundo:
Prefiere que la aprecien / Prefería que la apreciaran.
6
En cualquier caso, lo no es el pronombre indicativo del implemento sino artículo que
sustantiva al participio, por eso puede coaparecer con el referente morfológico del suplemento:
lo soñado contigo fue algo espantoso.
II) De otros verbos se puede decir que son parcialmente prepositivos, por-
que solo llegan a serlo bajo determinadas condiciones, por ejemplo, mediante
la fijación de un reflexivo: ocupar tiene una significación transitiva y rige
implemento (Ella ocupaba la casa) pero, con reflexivo7, su significado se mo-
difica y cambia el régimen directo por el suplementario con la preposición de;
7
El reflexivo, en estos verbos, no funciona como pronombre. La imposibilidad de conmu-
tarse por cero (*ella ocupa de la casa) o por otro pronombre objetivo (*ella los ocupaba de
cocinar) lo convierte en mero incremento del significante verbal.
además –como ocurre con este verbo en concreto– quedan admitidas otras
subcategorías sustantivas (infinitivos u oraciones sustantivadas) que el imple-
mento rechaza: Él se ocupaba de la casa, de cocinar y de que todo estuviera
a punto (*él ocupaba que…). Implemento y suplemento constituyen, en estos
casos, dos funciones alternativas y, por lo tanto, opuestas. El mismo tipo de
complementación y de régimen alternativo, gracias a la presencia o ausencia
del reflexivo, requieren los verbos de (4). Algunos experimentan un cambio
de significado importante; en otros, las diferencias de contenido se limitan a la
existencia o inexistencia de reflexividad:
(4) A los niños los acogerán sus abuelos / Nos acogeremos a la nueva normativa;
Acordaron la reunión para el lunes / No se acordaron de la reunión; Te debo
una explicación / Me debo a ti; Os anticiparán la noticia / Se anticiparán a la
noticia; Yo arriesgo mi reputación / Me arriesgo a perderla; Ya descolgaron
los cuadros / Ellos se descuelgan ahora con una nueva propuesta; Ella empeñó
todas sus joyas / Se empeñó en deshacerse de ellas.
(5) Este libro te lo confío a ti / ¿Confías en esa persona? –Sí, confío; Le inter-
vinieron la cuenta corriente / Juan intervenía en todas las conversaciones;
intervenía sin parar.
(6) El empleado obedeció la orden; obedeció sin rechistar / Eso obedece a di-
versos motivos (*eso obedece); Vamos a contar cerezas; aquí están, contad /
Contaré con su ayuda (contaré con ella).
IV) Hay un grupo de verbos que necesitan los dos adyacentes para llenar
su significación. Implemento (reflexivo o no) y suplemento son igualmente
necesarios para concretar el predicado verbal de los ejemplificados en (7):
Con este tipo de verbos, es imposible suprimir ninguno de los dos ad-
yacentes sin que se produzca una variación léxica en el verbo o cambie el
significado de la construcción. El verbo ceñir, en el ejemplo anterior, toma el
significado de ‘limitarse’ que no tiene en ceñirse el cinturón (‘apretar’), llevar
adopta el significado abstracto de ‘inducir’ y fijar necesita al sustantivo aten-
ción para tomar el significado de ‘concentrarse’.
Otras veces el adyacente exigido es el implemento (que puede ser objetivo
o reflexivo) y la determinación suplementaria puede sobreentenderse en el
contexto:
(8) No quieren que las defiendan de los maltratadores; Quieren defenderse ellas
mismas; Matías se inició pronto en la poesía; Ellos nos liberaron de todos
los prejuicios; Hay que persuadir a la gente de las ventajas de una sanidad
pública; A Pedro intentaron convencerlo de que así se fortalecería su espíritu;
Nadie los obligará a hacer algo que no quieran.
(9) Yo los acostumbré a pasear todos los días / Yo acostumbraba a pasear a dia-
rio; Manuela alterna el trabajo con los estudios / Nosotros no alternamos con
ella; Tú siempre animas a tus hijas a luchar / Aquella fiesta animaba a bailar;
Invertirá su dinero en ayudar a los necesitados / Nunca invertiré en bolsa.
8
Estos son los casos de suplemento indirecto a los que se refiere Alarcos Llorach para
seguir defendiendo la incompatibilidad de implemento y suplemento propio (1986: 3-5 y 1990:
209-221).
Pero existen otros muchos en que el verbo ser no tiene cabida en el sintag-
ma preposicional porque el verbo regente, gracias a la preposición, incorpora
a su propio significado la atribución aplicada al sujeto o al implemento. Algu-
no de estos verbos lo hace con más de una preposición regida:
(11) Este chico va de listo pero, como siga así, irá para pobre (*va de ser listo); A
Elisa la teníamos por inteligente (≠ la teníamos por ser inteligente ‘causa’);
Los convirtieron, o se convirtieron a sí mismos, en crueles y orgullosos (*en
ser crueles); Ya los dan por muertos (*por ser muertos); A nosotros nos han
servido de maestros (*de ser maestros).
En otro trabajo (Martínez García 1986: 110), ofrecíamos dos posibles ex-
plicaciones al hecho de que un sintagma concordado pudiera coordinarse con
unidades no adjetivas para funcionar como suplemento: una, que el suplemen-
to no fuera una función exclusiva de los sustantivos dado que admite adjeti-
vos; y otra, que las dos funciones, suplemento y atributivo, convergieran en
una construcción categorialmente híbrida. Posteriormente, Gutiérrez Ordóñez
aseguraba que en casos como se jactan de valientes hay un suplemento cuyo
verbo atributivo se halla elidido, por lo que la función del adjetivo es en rea-
lidad la de atributo. En cambio, cuando no es posible la catálisis de ser (pasa
por loca o nos tiene por tontos), la función oracional sería la de atributivo y
no la de suplemento, ya que los adjetivos «no se conmutan ni se coordinan
con sustantivos», y, además, «la conmutación por un neutro es propiedad ca-
racterística de los atributos» (Gutiérrez Ordóñez 1995: 448). Pero lo cierto es
que, en esta construcción, son coordinables. Si, como se sabe, la coordinación
solo se da entre sintagmas equifuncionales, también podría argüirse que la
posibilidad de coordinar adjetivos con sintagmas sustantivados quizás se deba
a la capacidad denotativa que han adquirido muchos calificativos que, por la
vía léxica, se han igualado a los sustantivos propiamente dichos (los amigos,
los enfermos, los estudiantes, los locos, etc.) y la propia rección preposicional
los equipara para coordinarse sin necesidad de artículo. Por otra parte, que el
referente morfológico sea neutro quizás se deba a que la atribución no es ex-
clusiva del verbo ser, sino que también puede realizarse a través de un verbo
predicativo, y tanto en la función de atributo como en la de atributivo pueden
entrar adjetivos, gerundios, sustantivos, infinitivos e incluso oraciones sustan-
tivadas, como se puede ver si los comparamos con estos otros atributivos no
preposicionales, todos ellos conmutables por el adverbio así, unidad neutra
como el pronombre eso:
(14) Hablaban de María (de ella), pero Hablaban de política (de eso); Han in-
fluido mucho en sus hijos (en ellos), pero Han influido bastante en nuestro
cambio de opinión (en eso).
9
En realidad, los morfemas ‘género’ + ‘número’ solo son marcas positivas de la función de
implemento en tanto en cuanto la distinguen de la de complemento, que no reproduce el género
sino únicamente el número del sustantivo, pero cuando es realizada por infinitivos u oraciones
sustantivadas, el sustituto no puede ser sino el neutro: Prefiero a las abuelas; las prefiero a los
padres / Prefiero salir y que tú te quedes aquí. Prefiero eso, lo prefiero.
(16) Las disuadieron de viajar en ese momento; Los libraron de la cárcel; Nos
preservaron de la maldad; La desviaron de su vocación artística.
(17) Solo les preocupa trabajar / Solo se preocupan de trabajar; Vuestra ausencia
les extrañó mucho / Se extrañó mucho de vuestra ausencia; Tanto baile te
cansará / Te cansarás de tanto baile; Su amistad me honra enormemente; Me
honro de su amistad.
10
En la actualidad el verbo discrepar tiende a sustituir la preposición de por con cuando
el suplemento se refiere a personas (yo discrepo contigo en vez de yo discrepo de ti), probable-
mente porque predomina el significado de ‘compañía’ o de ‘reciprocidad’ que adquiere el verbo
en plural: nosotros discrepamos.
11
Fuera de esta construcción, la preposición por ya no será suplementaria sino la que,
como elemento transpositor a categoría adverbial, le dé al transpuesto el significado de ‘causa’,
y también el de ‘finalidad’ en solidaridad con el modo subjuntivo: Solo se preocupan de traba-
jar por mantener a sus hijos y porque quieren darles calidad de vida; Vinieron a verme por que
les ayudara con los niños. En estos casos se corrobora que la preposición suplementaria es de y
el sintagma de por se ve desplazado a la función circunstancial de aditamento.
(18) Accedieron a reunirse con sus hijos; Se acogieron a una cláusula especial;
Nunca aludieron a nosotras; Es mejor que se atengan a lo pactado; Nos ins-
taron a colaborar.
12
Estos desdoblamientos léxicos representan la construcción inversa a la de los verbos que
necesitan explicitar un implemento para satisfacer su régimen preposicional.
Además de constituir una expansión léxica del contenido verbal, las prepo-
siciones regidas presentan la peculiaridad de ser al mismo tiempo regentes de
la subcategoría gramatical del suplemento. Este es el motivo de que algunos
verbos exijan una preposición u otra dependiendo de que el suplemento sea un
sustantivo propiamente dicho, un infinitivo o una oración sustantivada:
(25) Se limitó a saludarme (*a que lo saludara); Centró su interés en trabajar (*en
que consiguiera trabajo); No me atreví a contestar (*a que contestara);
mientras que, con otros verbos, los rechazados son precisamente el infinitivo
y la oración subordinada:
(26) Se hicieron con el dinero (*con tener el dinero, *con que tuvieran el dinero);
Incurrieron en ciertos errores (*en errar, *en que erraron).
(29) Hablábamos de con quiénes sale tu hijo; Te preocupas demasiado de por qué
lo dijo; Me sorprendo de por dónde andan; Despreocúpate de hasta cuándo
estarán aquí.
13
Los transpositores son signos dependientes del sintagma que transponen, de ahí que
cualquier unidad adaptada para la transposición haya de perder su autonomía: Te lo repetiré a
fin de que lo entiendas; Nos encontraremos frente a tu casa; Estuvo junto a sus compañeros.
pero nunca es impuesta como única sino conmutable con otras. Por ejemplo,
el verbo ir, por implicar el rasgo semántico ‘movimiento’, necesita una pre-
posición que especifique el origen, el límite o la dirección de tal movimiento,
pero no por eso puede considerarse totalmente regida por el verbo, pues este
admite otras muchas (propias o impropias):
(30) Fuimos a (desde, para, por, hasta, hacia, vía, rumbo a, camino de…) Fran-
cia.
(31) Llegaron sin (con, junto con) su equipaje; Te veré por (hacia, sobre, en) di-
ciembre; Vienen de (desde) tierras lejanas hasta España; No salieron por (a
causa de, debido a, por culpa de) la nieve.
Esta doble función explica por qué la preposición del aditamento puede
mantenerse junto al adverbio sustituto, y por qué incluso se admite más de
una:
(32) Vendrán desde allá hasta acá; Te veré por entonces; El ratón salió de por ahí.
(33) Ana reside en París; El documento procede del siglo xv; Sus padres provie-
nen de China; El chico cayó en ese pozo; No entremos en la habitación; Los
condujeron a un refugio; Nunca llegarán a casa; Los llevaron a la salida de
la fábrica.
(34) Mi preocupación reside en otro asunto; Sus problemas proceden de su falta
de decisión; El chico cayó en la peor de las adicciones; No entremos en esa
cuestión; Los condujeron a la pobreza; Nunca llegarán al éxito; Los llevaron
al consumo de estupefacientes.
Los tratados más antiguos consideran los ejemplos de (34) como comple-
mentos circunstanciales en sentido figurado o metafórico, sin más. Se trata de
casos límite muy discutidos por algunos gramáticos actuales que unos consi-
deran un suplemento especial y otros un tipo de aditamento o de complemento
adverbial: Álvarez Martínez (1987: 47-58) los llamó aditamentos interme-
dios y Rojo (1990: 153-171) complementos adverbiales, en tanto que Alarcos
Llorach (1990: 208-221), en su última distinción, los denominó suplementos
inherentes. Pero, en la consideración de que un análisis riguroso no puede
agotarse en los sentidos metafóricos (más propios de un análisis estilístico) y
de que la distinción de una nueva función oracional es innecesaria, intentare-
mos explicar la distinción suplemento/aditamento conjugando los criterios de
transposición y de rección preposicional.
La primera diferencia observable radica en el lexema del sustantivo ad-
yacente, que, en los ejemplos de (34), es de referencia abstracta o inmaterial,
mientras que en (33) es locativa o temporal, más relacionadas con los signi-
ficados circunstanciales que expresan los aditamentos. Aplicando la prueba
de la conmutación en busca de su referente morfológico, se puede comprobar
que tal oposición léxica se corresponde con unidades diferentes: preposición
14
La frontera es igualmente difusa entre las funciones de complemento y de suplemento
cuando la preposición regida es a, como ocurre con verbos del tipo de unirse, imponerse, atañer
a alguien o a algo. También en este caso será una oposición semántica, ‘persona’/‘no-persona’,
la que refleje la distinción funcional en el tipo de sustituto: Se unieron a los trabajadores (se les
unieron o se unieron a ellos) / Se unieron a una buena causa (se unieron a eso). No obstante,
el referente del complemento está restringido al pronombre de 3.ª persona, pues el de 1.ª es
rechazado y, de los de 2.ª persona, solo se admite (y no siempre) el singular: Se les unieron, Te
les uniste, pero *me, les uní, *nos (os) les unimos (Martínez García 1986: cap. VII).
aquí y allí como referentes funcionales indica que ahí tiene valor mostrativo,
pero, en esta construcción, su deixis queda neutralizada, pues deja de oponerse
a los otros dos adverbios (que siempre funcionan como sustitutos locativos),
y en consecuencia queda invalidado como referente de una transposición a
categoría adverbial. Porque no hay transposición sino rección suplementaria.
En el mismo sentido, creemos que tampoco es cuestionable la categoría
sustantiva del suplemento por el hecho de que, con verbos de lengua, puedan
intervenir en esta función ciertos adverbios: Hablemos de ayer, de hoy, de
mañana; Me refiero a ahora no a entonces. Aquí, forman parte del discurso
referido y son abreviaciones de sintagmas sustantivados: Hablemos de (lo de)
ayer; Me refiero a (lo de) entonces, etc.
6. Conclusiones
Referencias bibliográficas
Porto dapena, José Álvaro (1987): «Sobre el suplemento. Notas al hilo de una publi-
cación reciente», Thesaurus, XLII, pp. 122-136.
Rojo, Guillermo (1990): «Sobre los complementos adverbiales», en Profesor Francis-
co Marsá. Jornadas de Filología. Barcelona: Universidad de Barcelona, pp. 153-
171.
Serradilla Castaño, Ana M.ª (1997-1998): «El complemento de régimen preposicio-
nal. Criterios para su identificación», Cauce, 2021, pp. 1017-1051.
Spitzová, Eva (1974): «El régimen y los complementos del verbo», Études Romanes
de Brno, VII, pp. 45-57.
Tesnière, Lucien (1959): Éléments de syntaxe structurale. Paris: Klinscksieck.
Togeby, Knud (1965): Structure inmanente de la langue française. Paris: Larousse.
***
en una segunda transposición a sustantivo por medio del artículo, pasa a fun-
cionar directamente como sujeto (de me gusta, en el ejemplo):
y, por último, la sustantiva anterior, transpuesta por una preposición (aquí en),
desempeña la función de aditamento o circunstancial, como lo haría un adver-
bio locativo:
Cabe señalar que: a) en los tres casos mencionados existe un solo relativo
y una única relativa (en sí misma, una oración adjetiva); b) en caso de doble
transposición –ej. (2)–, la base es siempre la relativa adjetiva; y c) para la
transposición adverbial se toma como base la relativa sustantivada. Esta se-
cuencia ordenada de transpositores, «preposición + artículo + que2», constitu-
ye un transpositor complejo.
Los relativos son los únicos transpositores que desempeñan una función
sintáctica dentro de la oración transpuesta; esta función puede coincidir o no
con la de la relativa dentro de su oración principal. En los ejemplos de arri-
ba, el relativo funciona como implemento de la relativa, mientras que esta es
adyacente nominal de la casa –ej. (1)–, sujeto léxico de me gusta –ej. (2)– y
aditamento de vive –ej. (3)–. Esto evidencia que no hay necesidad de que la
función de los relativos coincida con la de sus relativas, sino que, al contra-
rio, unas y otros se ajustan a las exigencias de sus respectivas oraciones: así,
por ejemplo, en (3), la relativa, en tanto que aditamento de vive, admitiría al
adverbio relativo donde, pero este no puede desempeñar la función sustantiva
de implemento en la relativa (*vive donde reformó); lo que lleva a seleccionar
que con el artículo sustantivador y la preposición adverbializadora.
La función de adyacente de la relativa especificativa lo es, sin excepción,
de un sintagma nominal al que se adjunta, sin pausa ni otra interposición que,
en su caso, la del artículo y la preposición del relativo. Este sintagma no-
minal sustantivo –también adverbial o adjetivo en construcciones especiales
(cf. § 1.6)– es el antecedente, al que el relativo representa en la relativa.
Y aquí reside la divergencia y división de las relativas: mientras que la
«especificativa» o «restrictiva» sigue adjunta al antecedente en un único gru-
po nominal, sin pausa de por medio, los otros dos o tres tipos de relativas se
constituyen como grupo aparte del antecedente (en «inciso» o «incidentales»),
bien en contigüidad con este («explicativa» y «apositiva»), o bien distanciada
de él, como la «continuativa». En fin, cada tipo de relativa selecciona, admite
o rechaza, al relativo que la puede encabezar, y nunca al contrario.
Los relativos cuyo(a,os,as) y «el (la, los, las, lo) + cual(es)» necesitan siem-
pre un antecedente al que remitir. El relativo que solo prescinde de él cuando
la relativa se sustantiva con el artículo –incorporado en quien (cf. § 1.4)–: El
que (o quien) la hace la paga. Con antecedente y adjuntas a él, las relativas
encabezadas por que únicamente funcionan como adyacente nominal suyo.
Así se explica que las relativas nunca desempeñen funciones tan característi-
camente adjetivas como las de atributo o predicado nominal o la de predica-
tivo: Las chicas son estudiosas (pero *las chicas son que estudian), El chico
nos salió protestón (pero *el chico nos salió que protesta por todo); con la
previa sustantivación por el artículo, sin embargo, ya pueden funcionar como
atributo, igualado con el sujeto, en las oraciones «ecuativas»: Ella es la que
lo eligió, Quien lo eligió fue ella (donde, por cierto, ella no es antecedente).
En suma, la relativa especificativa de que depende de un antecedente al
que va adjunta (sin pausa por medio) y al que especifica. Este antecedente es
un sintagma nominal, normalmente un sustantivo común o una unidad sus-
tantivada, aunque también se adjunte a un adverbio (cf. § 2.6) o incluso a un
calificativo1.
Hay que recordar el conocido paralelismo entre el adjetivo adjunto y la
relativa especificativa, de un lado:
1
El adjetivo calificativo, y también algunos adverbios, pueden funcionar como anteceden-
te de un que relativo en la función de atributo o predicativo, siempre precedidos del artículo
neutro lo, y con la significación cuantitativa del superlativo: ¡Lo fuertes que eran! (Alarcos
Llorach 1980), Nos extrañó lo furiosas que estaban, Es impresionante lo sucios que van.
epíteto; pero, a cambio, con la posibilidad de relacionarse (en este caso, como
‘causa’ o ‘circunstancia favorable’) con el predicado de la oración principal
(‘ser valientes’ se relaciona ‘con lanzarse a la carga’).
El relativo que recibe del antecedente no solo su categoría, sino también la
representación de su valor léxico junto con sus morfemas de género y número,
no así su función sintáctica, que se adapta a las exigencias de la relativa:
2
También la cualidad de ‘real’ o ‘hipotético’ que el antecedente adquiere como compo-
nente de su oración, se traspasa mediante que al modo verbal de la relativa: respectivamente,
el indicativo (Contrató personas que cobran poco) o el subjuntivo (Contratad personas que
cobren poco).
3
En lo sucesivo, la función del relativo va en minúsculas: [implemento], y la de la relativa
se señala con mayúscula inicial: [Adyacente nominal].
No están bien estas cosas que haces; Esa que me dices iba conmigo a clase.
Dos (chicos) que viven en el pueblo se dedican al contrabando.
A cualquier persona que pasaba la detenían; Compra cualquiera que te recomien-
de.
Otra (novela) que leímos transcurre en la Rusia zarista.
Ayudó a (todos) los demás que se quedaron a oírlo.
Votaron todos los (vecinos) que estaban en el censo.4
Los tíos tuyos (o esos tíos tuyos) que viven en Suiza son aficionados al referén-
dum6.
4
Los cuantificadores indefinidos de cantidad negativa o cercana a la inexistencia rigen
subjuntivo en la relativa: Hubo pocos que salieran / Hubo unos pocos (muchos, bastantes, de-
masiados) que salieron; No hubo nadie que se fuera / Hubo alguno que se fue.
5
No obstante, el nombre propio puede integrar como adjunta la relativa incorporando el
artículo: El Picasso que pintó el Guernica tiene poco que ver con el de su época rosa; así, la
relativa especifica una faceta del pintor frente a otras posibles.
6
Cabe pensar que el artículo, implícito en el posesivo antepuesto, de algún modo indivi-
dualiza e identifica al antecedente por relacionarlo con la persona (en este ejemplo, la segunda,
que nombra al destinatario o interlocutor) hasta el punto de presentarlo como no subclasificable.
A cada uno que acude le da un bono (*A cada que acude), A cada seis que se reu-
nían los sentaba a una mesa7.
De todos modos, dichos antecedentes sí admiten otros tipos de adyacente nominal: Tus tíos de
Madrid no quieren oír hablar de un referéndum.
7
El americanismo cada [vez] que es un transpositor temporal: Cada que venían, yo me
alegraba.
Taparon los agujeros por (los) que se colaban los ratones. / Taparon los agujeros
porque se colaban los ratones.
La estación desde (la) que habían salido estaba en obras. / La estación desde que
habían salido estaba en obras.
No tenemos vecinos para (los) que la felicidad sea completa. / No tenemos veci-
nos para que la felicidad sea completa.
Las relativas con que pueden prescindir del antecedente, al igual que los
adjetivos calificativos lo hacen con el sustantivo: mediante el artículo el, la,
los o las concordante con el sustantivo elidido (para una referencia genérica
se limita a el: No siempre se premia al bueno o al que es bueno, El que la hace
la paga).
También puede utilizarse el artículo neutro lo cuando la relativa (al igual
que el adjetivo) se refiere al contenido de unidades sin género ni número,
como la oración o el infinitivo: Vivía cerca, lo cual era una ventaja; Ahora
quería ir, lo que no hice la otra vez; casos en los que se ve que el antecedente
no admite relativas especificativas, pero sí «continuativas» (cf. § 2.3).
El paso de construcciones como las anteriores a otras cuyo antecedente
no existe o se ha elidido, puede generar dudas sobre si la preposición es del
relativo, de la relativa o de ambos. Por norma general, con un relativo o una
relativa en función de sujeto (que descarta toda preposición) o de implemento
sin a, no hay conflicto, pues la preposición se asigna a la función que exige
preposición:
El actor del que [suplemento] hablas [Sujeto] es bastante famoso. – Del que [su-
plemento] hablas [Sujeto] es bastante famoso.
La persona por la que [suplemento] preguntabas [Sujeto] ya llegó. – Por la que
[suplemento] preguntabas [Sujeto] ya llegó.
No hablaré del dinero que [implemento] perdió [Suplemento]. – No hablaré del
que [implemento] perdió [Suplemento].
8
Los relativos sin valor léxico específico (que, cual y cuyo) siempre dependen de un ante-
cedente, salvo el que cuando incorpora el artículo: Los jóvenes con los cuales [los que] sales no
parecen recomendables (*con los cuales sales no parecen recomendables), Con los que sales
no parecen recomendables, Esa es la mujer a cuyo marido mataron en la guerra (*esa es a cuyo
marido mataron en la guerra).
no real del antecedente: Busca un hombre cuya fortuna te permita vivir des-
ahogada. Pero, por su inalterable categoría adjetiva y su función permanente
de adyacente nominal, debe concordar siempre con un núcleo sustantivo si-
guiente, con el que forma un grupo sustantivo cuya función será la que corres-
ponda dentro de la relativa (en su caso, la preposición antepuesta pertenece al
sustantivo nuclear posterior, no a la relativa):
Quien [El que] todo lo quiere [Sujeto] todo lo pierde; Esas son con quienes [las
que] paseaba [Atributo]; Le da limosna a quien [al que] se lo pida [Comple-
mento]; Me llevaron ante quienes [los que] no quería [Aditamento];
casos en los que se exige la presencia del artículo (*que todo lo quiere todo lo
pierde, *esas son con que paseaba…).
Al contrario, con antecedente la construcción varía, ya que entonces el
artículo es opcional (puede suprimirse): Esas son las chicas con quienes [con
(las) que] paseaba. Para la aparición del antecedente necesita de la preposi-
ción, pues solo de esa manera se impide el inicio (como ocurría con el cual)
de un grupo nominal distinto del antecedente: Las enfermeras con quienes
[con las que] trabajaba allí eran españolas (*las enfermeras quienes [las
que] trabajaban allí eran españolas), que solo se acepta como relativa apo-
sitiva: Las enfermeras, quienes [las que] trabajaban allí, eran españolas
(cf. § 2.2).
En lo que respecta al relativo cuanto(a,os,as), léxicamente cuantificador
indefinido, al igual que los demás cuantificadores, carece de antecedente, y
cuantifica únicamente al sustantivo que le sigue y con el que concuerda (aun-
que también cabe su elisión), denominado, aquí propiamente (cf. § 1.3), con-
siguiente:
Este consiguiente puede pasar a antecedente (no deja de ser una variante
de antecedente) cuando el correlativo tanto se combina con cuanto (que suele
sustituirse por el relativo de igualdad o equivalencia como): Engulló tantos
bocadillos cuantos [como] le ofrecieron.
La ausencia de antecedente hace que la relativa transpuesta por cuanto no
funcione como adyacente nominal, sino que se equipare a un sustantivo para
realizar su función en la oración principal (con o sin consiguiente):
Acudieron cuantos [sujeto] fueron convocados [Sujeto].
Compraba cuanto libro [sujeto] llegaba a la librería [Implemento].
Tenía cuantas cosas [implemento] deseaba [Implemento].
Trataremos de cuanto [implemento] nos propongan ellos [Suplemento].
Despedía a cuantos empleados [sujeto] protestaban [Implemento].
Huyó con cuantas [sujeto] se le juntaban [Aditamento].
La casa donde [en (la) que] nació tiene una placa conmemorativa, Este es el sitio
donde [en (el) que] puedes meterlo.
Recuerdo el momento cuando [en (el) que] la vi.
Me molestó la forma como [en (la) que] me miraba.
En la que [Donde] nació tiene una placa conmemorativa (*en que nació tiene una
placa conmemorativa), Este es en el que [donde] puedes meterlo (*este es en
que puedes meterlo).
Recuerdo en el que [cuando] la vi (*recuerdo en que la vi).
Me molestó en la que [como] me miraba (*me molestó en que me miraba).
9
Para un estudio exhaustivo de como, cf. Iglesias Bango (2006).
Son oraciones atributivas (con ser, estar, parecer o verbos similares) que
expresan en primer lugar el valor léxico del relativo debido a la posición rele-
vante de la relativa, lo que las equipara a estas otras: El lugar en que la locali-
zaron, El modo en que lo hicieron, El momento en que te avise. La explicación
se hace extensiva a las siguientes construcciones, donde el contenido léxico
de ‘persona’ de quien destaca en la interpretación, otorgando a la relativa la
función de sujeto, mientras que el relativo desempeña la de implemento o
aditamento:
A quien [implemento] agredió [Sujeto] lo denunció.
Por quien [aditamento] lo supe [Sujeto] ahora lo desmiente.
Los locativos parecen permitir la libre opción, mientras que los adverbios
imperfectivos o continuativos prefieren la relativa con que:
En estos casos la relativa forma ella sola un grupo sintagmático (aun si-
guiendo siempre de forma inmediata al antecedente), únicamente acepta indi-
cativo y, supeditada al significado de la relativa, refiere al pronombre personal
o al nombre propio una circunstancia de hecho (de ahí el valor aseverativo del
indicativo: cf. Fernández 2019) con algún tipo de relación significativa (causal
o contraposición concesiva) con lo expresado en la oración principal.
Además, resulta evidente que la mayor parte de los antecedentes sustanti-
vos ofrecen la opción de construirse con una restrictiva o con una explicativa
o incidental. En lo concerniente a los relativos, dada la presencia obligada de
antecedente en las explicativas, todos están capacitados para participar, con la
excepción de cuanto, y en una función sintáctica coincidente, o no, con la del
antecedente:
Ese momento [sujeto], cuando ~ en (el) que [aditamento] la recibieron, fue muy
emocionante.
Dado que las relativas explicativas forman grupo aparte del antecedente, la
preposición y el artículo que acompañan al relativo, únicamente afectan a la
función sintáctica de este.
10
Como la oración transpuesta por cuyo no admite sustantivación ni adverbialización
(cf. 1.2), no puede tampoco formar parte de una aposición con un antecedente sustantivo o
adverbial.
Esta relativa explicativa o incidental se inicia una vez que finaliza la ora-
ción del antecedente, lo que da lugar a una relativa «continuativa». Al igual
que las incidentales, la continuativa únicamente aparece en indicativo (con
valor asertivo) y con una significación que se añade prolongando informativa-
mente al antecedente.
A diferencia de las explicativas, que mantienen la contigüidad con el ante-
cedente, las continuativas pueden alejarse del antecedente por la interposición
de uno o varios grupos sintagmáticos:
Soldados armados con pistolas iban y venían, los cuales [los que] veían aproxi-
marse el momento del combate.
Había un profesor de literatura discutiendo a gritos con sus colegas, quien [el que]
más tarde se disculparía ante ellos.
Varios escolares jugaban en el patio; cuyas mochilas se amontonaban en una es-
quina.
La casa estaba deshabitada y vacía; en donde [en la que] pudieron entrar y pasar
la noche.
Inmediata y rápidamente salimos de allí, como se nos había ordenado.
Se conserva una veintena de obras del Bosco, cinco de las cuales [de ellas] están
en España.
Se conserva una veintena de obras del Bosco, de las cuales [de estas] cinco están
en España11.
3. Relativos interrogativos
11
En esto puede radicar la construcción en la que los relativos el cual y cuyo repiten y
reiteran al antecedente como consiguiente: El asaltante fue perseguido por la policía; cuyo
asaltante ~ el cual asaltante se escondió en un bosque cercano. (En el caso de «artículo +
cual(es)», se mantiene una construcción usual en el castellano medieval: García García 1990.)
12
Aparte de incorporar el artículo como parte imprescindible del átono, existe otra diferen-
cia radical con el cuál(es) interrogativo: que este siempre implica y pregunta por una ‘opción’
entre un grupo que puede aparecer expresado en un «complemento partitivo» (¿Cuál de ellas?),
imposible en el átono (Unas chicas, *la cual de ellas).
Unos más receptivos que otros a esta construcción, todos los relativos per-
miten la combinación con infinitivo en relativas especificativas, como adya-
centes nominales de sus antecedentes (en esta función, como otras veces, con
artículo opcional antes de que):
Tengo cosas que hacer.
Siempre está buscando víctimas de quienes [de las que] [de las cuales] murmurar.
Necesitaba un profesor particular con cuya ayuda [con la ayuda del cual] aprobar.
No tuvo un hijo al que [a quien] [al cual] transmitir sus enseñanzas.
No se disponía de lugar donde [en el cual] [en (el) que] dormir.
Siempre está pensando en el modo como [en (el) que] molestar a su hermana.
Busco un compañero con el cual [con el que] [con quien] salir de fiesta.
No encontró el momento cuando [en (el) que] [en el cual] decírselo.
Sin embargo, no ocurre así con los átonos cuyo y el cual, sin tónicos co-
rrespondientes (*Necesitaba con cuya ayuda aprobar, *con cúya aprobar,
*Busco con el cuál salir).
Referencias bibliográficas
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drid: Gredos.
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versidad de Oviedo.
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española. Madrid: Espasa, vol. 1, pp. 395-522.
Fernández Fernández, Antonio (1993): La función incidental en español. Oviedo:
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García García, Serafina (1990): «Evolución de qual en la prosa literaria desde el xiii
al xv», en M. Ariza Viguera (coord.), en Actas del II Congreso Internacional de
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Iglesias Bango, Manuel (2006): «Categoría y transposición del relativo como», en
Milka Villayandre Llamazares (ed.), en Actas del XXXV Simposio Internacional
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Universidad de León. Publicación en línea: <https://buleria.unileon.es/handle/
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Krüger, Fritz (1960): El argentinismo «Es de lindo»: sus variantes y sus antecedentes
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Martínez, José A. (1989): El pronombre I. Numerales, indefinidos y relativos. Ma-
drid: Arco/Libros.
Martínez García, Hortensia (1987): «La relativa relatividad de /cuanto/», en In me-
moriam Inmaculada Corrales. [San Cristóbal de La Laguna]: Universidad de La
Laguna, pp. 309-318.
1. Planteamiento y estructura
(1) a. Dedica sus explicaciones a los mejores (*Dedica sus explicaciones a me-
jores).
b. La barnizada gustó más (*Barnizada gustó más ≠ Barnizada, [la caja]
gustó más).
c. Se arrepiente de las últimas (*Se arrepiente de últimas).
(2) a. A mí me gustaba esa camisa, pero él se empeñó en comprar esta.
b. Le pedí que comprara cuatro barras, pero trajo solo dos.
c. Yo tengo algunos, pero es él quien colecciona discos sorpresa de Funda-
dor.
1
No nos pasa desapercibido que la a veces llamada Escuela de Oviedo no constituye el
único funcionalismo levantado sobre los cimientos de la obra de Alarcos Llorach (cf. Gutiérrez
Rodríguez 2016: § 3). A pesar de ello, y para hacer más clara la exposición, usaremos el marbe-
te funcionalista sin mayores precisiones para aludir a esta corriente en particular.
2
Aunque después volveremos sobre ello (§ 4.4), adelantamos que la catálisis consiste en
la reposición de una unidad elidida o eludida que se lleva a cabo sobre la base de una evidente
relación de dependencia o solidaridad con otra unidad del contexto. Recuérdese, a propósito,
que el funcionalismo de raigambre alarquiana establece –bebiendo una vez más de la glosemá-
tica– que son tres las relaciones posibles entre unidades lingüísticas: dependencia, combinación
y solidaridad. La primera de ellas (la dependencia), que lo es también en el orden lógico, queda
definida como la relación entre un término «constante» –es decir, «cuya presencia es condi-
ción necesaria para la presencia del funtivo con el que tiene función» (Hjelmslev 1974 [1943]:
178)– y un término «variable» –esto es, aquel «cuya presencia no es condición necesaria para
la presencia del funtivo con el que tiene función»– (Hjelmslev 1974 [1943]: 178). Las otras dos
funciones se definen a partir de la dependencia. Así, la combinación consiste en la ausencia de
dependencia, por cuanto se da entre funtivos variables, mientras que la solidaridad (relación
entre funtivos constantes) entraña una dependencia recíproca.
3
También los adjetivos posesivos antepuestos presentan el referente del sustantivo como
algo identificable, pero ninguno de ellos –ni los de la serie átona, que carecen de autonomía, ni
los de la tónica– son objeto de «sustantivación» sin artículo (cf. Álvarez Martínez 1989: cap. 5)
4
El concepto funcionalista de sintagma no coincide con el de otros enfoques. En la escue-
la inaugurada por Alarcos Llorach, el sintagma es el mínimo signo de significante segmental
susceptible de usarse –se excluyen, pues, los casos de mención– como enunciado al tomar un
signo entonativo. Las agrupaciones de sintagmas que intervienen unitariamente como término
de una «función interna» (i. e., relación entre unidades lingüísticas) se denominan grupos sin-
tagmáticos.
5
Además, como señala Martínez (1994b: 35; 2005: 579), puede haber varios sustantivos
derivados a partir de un mismo primitivo adjetival (ej.: alto → altura, altitud, alteza), lo cual
puede interpretarse como una muestra más de la esencial finalidad lexicogenética de los pro-
cesos derivativos.
(4) uno afeitado (adj.) / un afeitado (sust.), uno volador (adj.) / un volador (sust.);
uno brillante (adj.) / un brillante (sust.), uno negro (adj.) / un negro (sust.), uno
indeseable (adj.) / un indeseable (sust.), uno sospechoso (adj.) / un sospechoso
(sust.).
6
Para registrar el tipo de relación que establecen entre sí las unidades en el decurso, la gra-
mática funcional recurre a la prueba de la «conmutación por ø» o supresión (Martínez 1994c:
55), que, aplicada al segmento destacado en (5a), arroja este resultado: Tengo un candelabro de
plata oxidada (Tengo un candelabro de plata / *Tengo un candelabro [de] oxidada) [dependen-
cia: plata (constante) ← oxidada (variable)].
2.2.1. Está claro que el fenómeno que aquí nos atañe –el de la «sustantivación»
sin artículo de los adjetivos determinativos y, en especial, del grueso de los
cuantificadores– no se confunde en modo alguno con el de la «conversión»,
pues no acarrea alteraciones en la sustancia semántica de las unidades que lo
protagonizan. En este sentido, y si realmente nos encontramos ante una verda-
dera recapacitación funcional, esta habría de identificarse con la transposición.
2.2.2. Esto supone asumir algo que, en principio, no contempla la teoría fun-
cionalista alarquiana. Bien es cierto que Tesnière (1976 [1959]: caps. 40 [§ 7],
162, 220 [§ 5], 277 [§ 11]) reconocía casos de «translation sans translatif»,
pero lo es también que su concepto de ‘translation’ experimentó un drásti-
co recorte en su adaptación a la gramática del español (cf. Martínez 1994b:
§§ 1.2-1.3), consecuencia del cual se desechó la idea de una transposición sin
marcas formales. Lo más parecido que hay a la transposición sin transpositor
de un sintagma lo encontramos en las coyunturales adaptaciones funcionales
debidas a la neutralización morfológica (Álvarez Martínez 1986: 126; Mar-
tínez 1989 y 1994b: § 3.4.3.5), de las que constituyen una muestra las adver-
7
Empleamos el símbolo matemático aproximadamente igual (≅) para indicar ‘afinidad
(pero no identidad) conceptual’.
Pero, por más que no tenga lugar el concurso de un signo específico des-
tinado a transponer (preposición, conjunción, relativo…), sí hay una marca
formal que testimonia el cambio de categoría. En otros términos, sí se da cita
un transpositor, solo que no bajo la forma de un signo especializado que se
agrega a la unidad transpuesta8.
2.2.3. Llegados a este punto, podría aducirse que la mera ausencia del sustan-
tivo determinado actúa como marca formal del fenómeno transpositivo. Pero
enseguida veremos que se da la circunstancia de que varios tipos de cuanti-
ficadores, cuando intervienen en solitario, no lo hacen siempre en calidad de
«sustantivados»: también son susceptibles de hacerlo sin perder su esencial
estatus adjetivo y, en consecuencia, sin llevar a cabo una referencia directa a
la realidad extralingüística (§ 2.5).
8
A propósito del ‘neutro’, no nos ocuparemos aquí de los determinativos que incorporan
ese valor de contenido –bien como parte del significado solidariamente asociado a un signifi-
cante específico (esto, eso, aquello; algo, nada), bien de resultas de una inmovilización morfo-
lógica bajo la forma de suplencia de ‘masculino’ y ‘singular’–, pues ninguno de ellos funciona
adjetivalmente, como cabe esperar en una lengua sin sustantivos designativos neutros.
En cuanto a la relación glosemática de solidaridad, esta también entraña una suerte de trans-
posición, dado que los grupos sintagmáticos articulados en torno a ella son «exocéntricos», es
decir, exhiben una categoría distinta a la de sus funtivos integrantes (Martínez 1994b: § 1.3.3).
Pero, a diferencia de las transposiciones al uso, la concurrencia de al menos dos signos autóno-
mos se convierte en una condición imprescindible.
9
Su no manifestación estaría evidenciada en la cadena sintagmática por la presencia de
sus adyacentes. Ahora bien, desde una perspectiva funcionalista sería preciso justificar cómo
resulta esto posible, pues supone una contravención del principio que dicta que el registro de
las funciones generales (dependencia, combinación y solidaridad) contraídas por las unidades
en el decurso ha de llevarse a cabo mediante la prueba de la conmutación por ø, según la cual
los adyacentes (funtivos variables) requieren la presencia de su núcleo (funtivo constante), pero
no a la inversa (cf. § 4.2).
10
Entendemos la denotación como la referencia efectuada por un signo lingüístico en un
acto de habla particular a uno o más individuos semiológicamente existenciales.
11
A decir verdad, el cuantificador en inciso de (10c) –no el de (10b), al ir antepuesto– tam-
bién puede recibir una lectura denotativa por la que adquiere un valor partitivo (‘bastantes de
ellos’) y pasa a introducir, a modo de corrección, un nuevo referente al que le resulta aplicable
una predicación implícita coincidente con la predicación oracional.
12
Son compatibles con una lectura predicativa los adjetivos cardinales (uno/a, dos, tres…)
–también las expresiones cardinales constituidas sobre sustantivos: una docena, dos milla-
res, etc.–, así como los evaluativos, no solo los de categoría adjetiva (poco/a/os/as, varios/as,
bastante/s, mucho/a/os/as, demasiado/a/os/as), sino igualmente los adverbiales de apariencia
sustantiva del tipo de cantidad, mogollón, la tira ‘cantidad superlativa’. Aunque en distintas
(12) a. La mayoría (de los invitados) llegaron tarde; Han desaparecido una vein-
tena (de libros).
b. La mayor parte (de los espectadores) se aburrieron; El resto (de los so-
cios) no dijeron ni mu.
(13) La mayor parte del queso está mohoso; El resto del vino es para Alberto.
13
Bosque (1989: 49) también recurre a la concordancia al defender la postura de la elipsis,
y lo hace sosteniendo que en un caso como el que sigue esta obliga a reponer un elemento sus-
tantivo tácito: El veinte por ciento son {falsas / falsos}.
14
No creemos que sean sustantivos transpuestos a categoría adverbial por efecto de una
preposición «pospuesta» (Meilán García 1990: 646; Martínez García 2008: 13), ya que sin la
mediación del elemento prepositivo pueden cuantificar aisladamente al verbo desde la función
de aditamento (ej.: Toca el fagot {cantidad / mogollón / la tira / la leche / un huevo}). Tampoco
cabe hablar aquí de transposición por inmovilización morfológica, pues los signos (cuantifica-
dores) sobre los que estamos tratando poseen una semántica palmariamente disímil a la de los
sustantivos (designativos) homófonos de los que directa o indirectamente se derivan; en fin,
15
La posibilidad de que los determinativos cuantificadores efectúen una referencia ge-
nérica de persona sin orientación fórico-mostrativa se reconoce ya, al menos, en Fernández
Ramírez (1985-1991 [1951]).
car, según las particulares circunstancias en que tiene lugar el acto comunica-
tivo, homogeneidad de sexo (20a), una efectiva heterogeneidad sexual (20b) o
indiferencia con respecto a dicho rasgo extralingüístico (20c):
(19) Muchas se niegan a utilizar sus cualidades físicas para triunfar profesional-
mente.
(20) a. Algunos –Juan, Lucas y Andrés, para más señas– no cesan de conspirar.
b. Varios –Juan, Andrea y Julia– llevan tiempo sembrando discordia.
c. Muchos podrían verse afectados por este nuevo virus al que es vulnerable
cualquier persona.
(21) La depresión es una enfermedad que afecta a muchas; Todas debemos mos-
trarnos más empáticas; Algunas miran para otro lado, mientras que otras
luchan con todos sus medios.
4.2. Pues bien, las unidades determinativas serían portadoras de una «subes-
pecificación» semántica que las lleva a presuponer una clase extensional a la
que aplicarse y en la que ver saturada su significación. Esto es, precisamente,
lo que les confiere una acusada capacidad fórico-mostrativa y lo que dota a
la mayor parte de los adjetivos determinativos de la potestad de actuar como
representantes (en el plano de expresión) de todo el grupo nominal sustantivo
en las ocasiones en las que el núcleo al que se aplican semánticamente no
adquiere realización material por resultar «saliente» (Recanati 2003, 2010) o
claramente accesible, bien en el contexto inmediato, bien en el entorno físico
o psicológico. A su vez, esta peculiaridad de su lexema es la responsable de
que, en un tipo de contextos, la prueba de la conmutación por ø se torne es-
téril en cuanto herramienta para determinar la función general (dependencia,
combinación o solidaridad) que establecen entre sí las unidades en la cadena
sintagmática. Nos referimos a los casos en los que un sustantivo va actualiza-
do por un sintagma determinativo adjetival (22-23) o incluso adverbial –pre-
posición de mediante, eso sí– (24):
16
La agramaticalidad de *Guirnaldas se cayeron no está indicando que el sustantivo guir-
naldas entre como variable (adyacente sintáctico) en una relación de dependencia con el deter-
minativo cuatro (constante o núcleo). Lo que sucede es que la construcción sintáctica –sujeto
léxico en posición temática– exige la actualización del sustantivo; de ahí que la gramaticalidad
quede restituida en el momento en que el sustantivo toma el término positivo del morfema
«artículo». Aplíquese lo mismo a (23b) y (24b). Por lo demás, los resultados de la prueba de la
supresión coinciden con los que generalmente caracterizan a las «combinaciones», es decir, a
los grupos sintagmáticos compuestos por sintagmas de la misma categoría.
17
Adviértase que cuando funcionan como atributos predicativos o términos en función
incidental –contextos sintácticos ambos en los que, aun yendo aislados, mantienen su condición
adjetiva (§ 2.5)– el agente saturador es alguna unidad que queda fuera de los límites de tales
construcciones: Los responsables son varios; Casi mil, los manifestantes no tuvieron problema
para acceder al edificio.
4.4. Hjelmslev (1974 [1943]: 135) define la catálisis como «el registro de
cohesiones mediante la reposición de una entidad por otra con la que tiene sus-
titución». A su vez, entiende por cohesión una «función entre cuyos funtivos
aparecen una o más constantes» (Hjelmslev 1974 [1943]: 178), esto es, una
función de dependencia o de solidaridad (cf. nota 2). En fin, aquí debe enten-
derse sustitución como el término inmediatamente opuesto al de conmutación
y, por ende, alusivo a la mutación en uno de los planos de la lengua (expresión
o contenido) que no lleva aparejada mutación alguna en el otro plano. En
otras palabras, la catálisis consiste en la «reposición de una unidad o elemento
18
No porque ninguno resulte evidente, sino más bien por todo lo contrario, hay un contexto
sintáctico en el que no es factible interpolar en el plano de expresión un sustantivo directamen-
te agrupado con un adjetivo cuantificador que, no obstante, se emplea referencialmente. Nos
referimos a los casos en los que el cuantitativo interviene como «cabeza» de una partitiva en la
que la expresión de la clase extensional de lo fragmentado ya corre a cargo del complemento
encargado de denotar la totalidad. En efecto, sería absolutamente ajeno a los usos el resultado
de restaurar fónicamente el sustantivo que figura entre corchetes en Dos [manzanas] de las
manzanas estaban podridas. Lo que sucede en este tipo de estructuras es que la elipsis del sus-
tantivo es funcional, o sea, constitutiva de la propia construcción, como lo es también en ciertas
comparativas (Martínez 1994a: cap. 4).
19
«Negativa» por cuanto no está especificada léxicamente y se obtiene por exclusión o
descarte.
4.5. En suma, en ejemplos como los de (25) y (26) la unidad que posibilita
la saturación (i. e., la unidad encatalizada) sería un sustantivo en función de
núcleo nominal (requisito evidenciado por el texto y, en especial, por la pre-
sencia de un adjetivo –o adverbio– «cubriendo» la posición de un sustantivo)
más el sincretismo del conjunto de lexemas que pueden informar sobre la
clase de los «seres humanos» o, más concretamente, sobre la subclase en ella
delimitada por el morfema de «género» del determinativo, cuando lo posee:
(27) En nuestro centro acogemos a personas sin recursos. Muchas, por desgracia,
padecen problemas mentales.
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De acuerdo con la terminología de Hjelmslev (1974 [1943]: 135), y dado el ejemplo
Juan compró cuatro paraguas, pero perdió tres, el cardinal tres sería la entidad repuesta, y tres
paraguas, la entidad reponente, que es siempre el resultado de la entidad reemplazada (catali-
zada) más una entidad interpolada (encatalizada).
5. Reflexión final
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Quizás pudiera ser el caso del uno/a «impersonal» o, más bien, «omnipersonal» (Mar-
tínez 1989: § 3.1.9). Sí es un sustantivo pleno cualquiera cuando aparece incrementado por
un/a/os/a y bajo la forma de singular para designar a una ‘persona vulgar o poco importante’,
sobre todo en la función de atributo: Juan es un cualquiera (Martínez 1989: 122). También
parece haber integración léxica, tal y como revelan las posibilidades relacionales, en una de las
acepciones del sustantivo mayoría: al quedar su significación partitiva ligada a la clase de «las
personas que componen un grupo social» (ej.: Sus gustos están condicionamos por los de la
mayoría), adquiere entidad designativa –en rigor, no cuantifica a ningún sustantivo del decur-
so–, lo cual se manifiesta en su capacidad para tomar como adyacentes a adjetivos designativos
muy diversos (ej.: Sus gustos están condicionados por los de la {influyente / todopoderosa /
tirana…} mayoría). Al intentar reponer el sustantivo personas, esa permisibilidad combinatoria
con adjetivos se trunca, pues lo que entonces se da cita es el puro cuantificador (ej.: ??Sus gustos
están condicionados por los de la tirana mayoría de las personas). Y otro dato: léxicamente
asociado a la clase de los «seres humanos», mayoría tampoco resulta reemplazable, en términos
de equivalencia sustancial, por la expresión (la) mayor parte.
Referencias bibliográficas