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Prensa Ecosocialismo y Aguas (Minea) / Caracas, 21.04.2017.

- La propuesta
civilizatoria emergente del ecosocialismo surge a causa de la agudización en la escasez
de los recursos naturales y busca contrarrestar el extractivismo de los mismos, así como
los efectos del cambio climático, así lo señaló durante una entrevista el profesor, escritor y
columnista Miguel Ángel Núñez, activista de los postulados ecosocialistas.
El catedrático mencionó que en su libro Principios Ecosocialistas del Siglo XXI, Hacia una
Nueva Visión de Sociedad, se define el ecosocialismo como “un proceso complejo de
transición y formación social, científica y política con visiones atadas a un alto poder
motivacional ejercida por la acción colectiva y cotidiana tomando en cuenta nuestras eco-
bases: aire, agua, suelo, biodiversidad y energía (…) construir una eco-ética en la
complejidad de las relaciones de la sociedad con la naturaleza”.
En esta obra Miguel Ángel Núñez nos presenta los principios básicos que deben regir una
sociedad ecosocialista. Un aporte importante en la construcción colectiva de una
alternativa de vida, donde se invita al análisis y la reflexión sobre los elementos que
configuran el ecosocialismo.

Núñez define el ecosocialismo como un proceso complejo de transición y formación social,


científica y política. (Foto Harrison Ruíz)
Según sus palabras, este trabajo está dedicado a los movimientos sociales,
ambientalistas, ecologistas, ecofeministas, científicos, deportistas, liderazgos políticos y
todos los seres humanos que contribuyen con el nuevo paradigma de vida.
Principios ecosocialistas
Ante la interrogante del por qué implementar los principios ecosocialistas en Venezuela y
el mundo, el especialista destacó que “nos permiten ir hilvanando la visión ecosocialista,
es decir, las consideraciones ecológicas prospectivas para ir defiendo las experiencias del
proceso”.
En este sentido, Núñez se refirió a su texto en el que aparecen señalados 6 principios:
autocontención o autolimitación, precaución, interculturalidad, eco-ética igualdad social y
participación.
Dijo que “progresivamente debemos superar el modelo rentista-extractivista de los
recursos naturales, basado en la obtención de una creciente renta por su explotación, y
ello requiere de una formación técnica-política diferente a lo que nuestras universidades
continúan enseñando, pues en ellas, no tiene cabida la creatividad e innovación”.
Según el activista ambiental para la formación permanente del tema se necesita una
militancia ecosocialista. “Nosotros estamos trabajando en la eco-ética y transformación
universitaria, si nosotros no transformamos nuestras universidades, pensum y currículos
científico-tecnológicos no podemos avanzar en una propuesta civilizatoria distinta”.
El ecosocialismo antídoto antiimperialista
En este sentido, el profesor Núñez afirmó: “Lo que está en juego es la construcción de una
nueva propuesta civilizatoria como alternativa a la problemática socioambiental planetaria”.
Señaló, que el ecosocialismo viene a ser un antídoto para el asedio económico y los
planes intervencionistas imperialistas, puesto que la política socialista está enfocada a vivir
con paz y dignidad, mientras que el capitalismo ofrece muerte y destrucción.
Núñez, ubicó el período entre 1950 y 2010, calificándolo de la “Gran Aceleración”, el cual
tiene que ver con la relación desproporcionada de los seres humanos con el uso de los
servicios de la naturaleza, puesto que la mayoría de los ciclos productivos han venido
aumentando en cifras exponenciales, ya que en los últimos cinco años el consumo de
energía se multiplicó por 5, el Producto Interno Bruto (PIB) mundial por 7, la población por
2 y el consumo de agua por 10.
Alertó que el ecosocialismo busca ir creando un proceso de transición que apunte hacia
una transformación profunda de las estructuras tecnocráticas, pero que toquen los
componentes humanos que se hagan sentir en la sociedad, antes que se profundice la
crisis de escasez.
“Nosotros deberíamos estar asumiendo una economía de austeridad, pero no visto como
el sometimiento del “bachaquerismo corporativo y financiero” que tenemos en Venezuela y
que nos está generando estragos dentro de la sociedad”, afirmó.

Núñez indicó que su trabajo está dedicado a los movimientos sociales, ambientalistas,
ecologistas, ecofeministas, científicos, deportistas, liderazgos políticos y todos los seres
humanos que contribuyen con el nuevo paradigma de vida. (Foto Harrison Ruíz)
Asimismo, sobre la visión ecosocialista incorporó al debate nuevas dimensiones de
soberanía, participación, organización social de la producción, agroecología y movimientos
por los cambios climáticos, donde convergen la economía política, la corresponsabilidad
social, la interculturalidad para y por la vida, las científico-tecnológicas necesarias para
preservar los recursos y avanzar en una nueva propuesta.
Ambiente sano para las generaciones futuras
Por otra parte, al ser consultado sobre la posibilidad de garantizar el uso de los recursos
naturales para el disfrute de las generaciones futuras, expresó: “Que todo va a depender
de la nueva etapa, de cómo manejemos los recursos, pues si seguimos con el
consumismo derrochador posiblemente podemos ir a un colapso motivados a los
desequilibrios o sobrepasarnos en los límites biofísicos de nuestros ecosistemas”.
Sin embargo, argumentó “que tenemos varias ventajas con respecto a otros países a la
hora de tomar decisiones racionalmente en función de los recursos, tomando en cuenta el
pensamiento político ambientalista del Libertador, al que se le une el pensamiento político
ecosocialista de nuestro Comandante Supremo Hugo Chávez Frías, plasmado en el
Quinto Objetivo Histórico del Plan de la Patria 2013-2019, en el que reconoce a los
movimientos sociales del mundo y nos pone en el tapete que es posible una propuesta de
transición”.
“Es importante recalcar e insistir frente a la estabilidad de la biósfera, hoy en día tenemos
varios puntos en contra: el déficit ecológico; los cambios climáticos y las especies en
extinción”, afianzó.
Explicó que “cuando Chávez planteaba el cambio de sistema y no del clima, estaba
señalando que debíamos cambiar la manera de pensar. Estos cambios también van de la
mano de las palabras del presidente Maduro en cuanto a que no podemos permitir que el
pensamiento se congele, se obstruya, los procesos revolucionarios nos invitan a crecer,
liberar e impulsar”.
De allí que informó que el Minea tiene un papel extraordinario en el proceso de
transformación de la propuesta civilizatoria y debe protagonizarse en la calle, donde todas
las direcciones regionales deben salir a promover el legado del Quinto Objetivo Histórico
del Plan de la Patria 2013-2019.
Congreso de la Patria Capítulo Ecosocialista
La conversación con el catedrático se ofrece en el contexto de la reciente celebración del
Congreso de la Patria Capítulo Ecosocialista desde el parque de Oeste “Alí Primera” en
Caracas, en el Día Mundial del Agua 2017, donde se dieron cita una multitud de
movimientos sociales, grupos ambientalistas y ecologistas, en compañía del presidente de
la República, Nicolás Maduro Moros y parte de su tren ejecutivo para el abordaje de la
temática ambiental.
En el evento el jefe de Estado encomendó la tarea a una comisión presidencial para la
creación de la Universidad Popular del Ambiente “Fruto Vivas”, con sede en Barquisimeto
y en honor a este insigne venezolano defensor del tema ambiental. Además se decretó El
Parque Nacional Indígena y Popular Caura que abarca una superficie de 7.533.000
hectáreas, constituyéndose en el parque biodiverso más grande del mundo.
El profesor Núñez destacó que en el país existen entre 18 y 20 centros universitarios que
enseñan y promueven cursos de maestría y doctorado en educación ambiental, sin
embargo, estos conocimientos y estudios no han tenido influencia en el desarrollo
coherente sustentable de la nación, en este sentido la creación de la Universidad Popular
Ambiental, servirá para llenar un vacío en esta materia.
Gobierno ecosocialista
El presidente Nicolás Maduro se definió en el Congreso de la Patria Capítulo Ecosocialista,
como un presidente ecosocialista y en primera instancia solicitó al Ministerio del Poder
Popular para Ecosocialismo y Aguas (Minea), a convertirse en un poder para regir las
políticas nacionales e internacionales, orientadas para recuperar lagos y ríos, cuencas,
montañas, la naturaleza venezolana.
Como segunda misión, el Primer Mandatario delegó la construcción y expansión de
movimientos que defiendan la naturaleza en escuelas y liceos, en cada uno de ellos debía
haber un capitulo ecosocialista conformado por estudiantes, maestros y obreros.
Maduro planteó, que se debía gestar una verdadera revolución comunicacional
ecosocialista donde se debía transmitir información permanente a través de diversas
herramientas informativas, como la difusión de un programa ecosocialista en horario
estelar, una central de redes, entre otros recursos para crear una multiplataforma que
pueda sacudir el mundo comunicacional en materia ambiental.

1. Frente al nihilismo contemporáneo, el ecosocialismo propugna una moral igualitaria basada en

valores universales, arrancando en el primero de ellos: la dignidad humana. Más allá de la moral

capitalista de poseer y consumir, más allá de su moral, la nuestra: vincularse y compartir. El

pensador marxista franco-brasileño Michael Löwy, uno de los teóricos del […]

1. Frente al nihilismo contemporáneo, el ecosocialismo propugna una moral igualitaria basada en

valores universales, arrancando en el primero de ellos: la dignidad humana. Más allá de la moral

capitalista de poseer y consumir, más allá de su moral, la nuestra: vincularse y compartir. El

pensador marxista franco-brasileño Michael Löwy, uno de los teóricos del ecosocialismo moderno,

ha argumentado la necesidad de una ética ecosocialista con los siguientes rasgos: social, igualitaria,

solidaria, democrática, radical y responsable.

2. Frente a la deriva biocida de las sociedades contemporáneas, el ecosocialismo apuesta por vivir en

esta Tierra, «haciendo las paces» con la naturaleza. El socialismo, como sistema social y como

modo de producción (sobre la base de la producción industrial), se define esencialmente por las

condiciones de que el trabajo deja de ser una mercancía, y la economía se pone al servicio de la

satisfacción igualitaria de las necesidades humanas. El valor de uso ha de dominar sobre el valor de
cambio: esto es, la economía ha de orientarse a la satisfacción de las necesidades humanas (y no a la

acumulación de capital). El ecosocialismo añade a las condiciones anteriores la de sustentabilidad:

modo de producción y organización social cambian para llegar a ser ecológicamente sostenibles. (No

mercantilizar los factores de producción -naturaleza, trabajo y capital-, o desmercantilizarlos, es la

orientación que un gran antropólogo económico como Karl Polanyi sugirió en La Gran

Transformación).

3. Frente a la pérdida de horizonte alternativo (tanta gente que ya sólo concibe la vida humana como

compraventa de mercancías), el ecosocialismo es anticapitalista en múltiples dimensiones,

incluyendo la cultural, y está comprometido con la elaboración de una cultura alternativa «amiga de

la Tierra». Hablaremos de «socialismo» en el sentido propio e histórico del término, un socialismo

radicalmente crítico del capitalismo que busca sustituirlo por un orden sociopolítico más justo (y hoy

hay que añadir: que sea sustentable o sostenible). No nos referimos, por tanto, a la profunda

degeneración de la corriente política socialdemócrata que ha terminado desembocando en partidos

políticos nominalmente «socialistas» aunque practiquen políticas neoliberales.

4. Frente a la tentación de refugiarse en los márgenes, el ecosocialismo mantiene la lucha por la

transformación del Estado. Me impresionó, hace no mucho, un artículo de Ignacio Sotelo donde, tras

decretar la inviabilidad de la revolución -«mitología decimonónica de una clase obrera

supuestamente revolucionaria»− y también de la mera reforma -ya que «la rebelión y la protesta no

van a cambiar el capitalismo financiero establecido»– el catedrático de sociología -que se supone

representa de alguna manera la izquierda del PSOE, no lo olvidemos− concluye que «no queda otra

salida que trasladarse a otro país -la emigración vuelve a ser el destino de muchos españoles- o bien

encontrar acomodo en la economía alternativa, saliéndose del sistema» . Es llamativa la coincidencia

de esa propuesta de supervivencia en los márgenes, altamente funcional al desorden establecido, con

la tentación de una parte considerable de los movimientos alternativos indignados: organicémonos

por nuestra cuenta al margen del Estado (si destruyen la sanidad pública, creemos cooperativas de

salud autogestionadas, etc.). Frente a esa tentación, el ecosocialismo afirma: no renunciamos a la

transformación del Estado, de manera que llegue a ser alguna vez de verdad social, democrático y de

Derecho.

5. Frente a la dictadura del capital que se endurece a medida que progresa la globalización, el

ecosocialismo defiende la democracia a todos los niveles. Desmercantilizar, decíamos antes: y

también democratizar. El ecosocialismo trata de avanzar hacia una sociedad donde las grandes

decisiones sobre producción y consumo sean tomadas democráticamente por el conjunto de los
ciudadanos y ciudadanas, de acuerdo con criterios sociales y ecológicos que se sitúen más allá de la

competición mercantil y la búsqueda de beneficios privados.

6. Frente al patriarcado, ecofeminismo crítico. Como ha señalado Alicia Puleo, el ecofeminismo no

se reduce a una simple voluntad feminista de gestionar mejor los recursos naturales, sino que exige

la revisión crítica de una serie de dualismos que subyacen a la persistencia de la desigualdad entre

los sexos y a la actual crisis ecológica. El análisis feminista de las oposiciones naturaleza/ cultura,

mujer/ varón, animal/ humano, sentimiento/ razón, materia/ espíritu, cuerpo/ alma ha mostrado el

funcionamiento de una jerarquización que desvaloriza a las mujeres, a la naturaleza, a los animales

no humanos, a los sentimientos y a lo corporal, legitimando la dominación del varón,

autoidentificado con la razón y la cultura. El dominio tecnológico del mundo sería un último avatar

de este pensamiento antropocéntrico (que sólo otorga valor a lo humano) y androcéntrico (que tiene

por paradigma de lo humano a lo masculino tal como se ha construido social e históricamente por

exclusión de las mujeres). La negación y el desprecio de los valores del cuidado, relegados a la

esfera feminizada de lo doméstico, ha conducido a la humanidad a una carrera suicida de

enfrentamientos bélicos y de destrucción del planeta. Un ecofeminismo no esencialista y decidido a

realizar una «ilustración de la Ilustración», como el que propone Alicia Puleo , hemos de

considerarlo imprescindible aliado del ecosocialismo que aquí se propugna.

7. Frente a la idea de un «capitalismo verde», el ecosocialismo defiende que no tenemos buenas

razones para creer en un capitalismo reconciliado con la naturaleza a medio/ largo plazo, aunque

en el corto plazo sin duda serían posibles reformas ecologizadoras que permitirían básicamente

«comprar tiempo» con estrategias de ecoeficiencia («hacer más con menos» en lo que a nuestro uso

de energía y materiales se refiere) . La razón de fondo de tal incompatibilidad es el carácter

expansivo inherente al capitalismo, ese avance espasmódico que combina fases de crecimiento

insostenible y períodos de «destrucción creativa» insoportable. Hoy ya estamos más allá de los

límites, y por eso suelo decir que «el tema de nuestro tiempo» (o al menos, uno de los dos o tres

«temas de nuestro tiempo» prioritarios) es el violento choque de las sociedades industriales contra

los límites biofísicos del planeta. (y hoy «sociedades industriales» quiere decir: el tipo concreto de

capitalismo financiarizado, globalizado y basado en combustibles fósiles que padecemos). Si se

quiere en forma de consigna: marxismo sin productivismo, y ecologismo sin ilusiones acerca de

supuestos «capitalismos verdes».

8. Frente a la quimera del crecimiento perpetuo, economía homeostática. Una economía

ecosocialista rechazará los objetivos de expansión constante, de crecimiento perpetuo, que han
caracterizado al capitalismo histórico. Será, por consiguiente, una steady state economy: un

«socialismo de estado estacionario» o «socialismo homeostático». La manera más breve de

describirlo sería: todo se orienta a buscar lo suficiente en vez de perseguir siempre más. En los

mercados capitalistas se produce, vende e invierte con el objetivo de maximizar los beneficios, y la

rueda de la acumulación de capital no cesa de girar. En una economía ecosocialista se perseguiría,

por el contrario, el equilibrio: habría que pensar en algo así como una economía de subsistencia

modernizada, con producción industrial pero sin crecimiento constante de la misma.

9. Frente al individualismo anómico y la competencia que enfrenta a todos contra todos, frente a la

cultura «emprendedora» que convierte a cada cual en empresario de sí mismo presto a vender sus

capacidades al mejor postor, el ecosocialismo defiende el bien común y los bienes comunes. Esta

consigna apunta a priorizar los intereses colectivos (¡no solamente los de los seres humanos, y no

solamente los de las generaciones hoy vivas!), y a gestionar las riquezas comunes más allá de las

exigencias de rentabilidad del capital. Educación, sanidad, energía, agua, transportes colectivos,

telecomunicaciones, crédito -ninguno de estos servicios básicos deberían ofrecerlos empresarios

privados en mercados capitalistas. Tendrían que proveerse mediante empresas públicas y

cooperativas gestionadas democráticamente.

10. Frente a la fosilización dogmática, ecosocialismo es socialismo revisionista. Pero es que, como

decía Manuel Sacristán, «todo pensamiento decente tiene que estar siempre en crisis» . Aquí también

es de utilidad la categoría pasoliniana de empirismo herético que le gustaba recordar a Paco

Fernández Buey. Yendo a lo nuestro: lo esencial del marxismo, como repetían estos grandes

maestros, es el vínculo de una idealidad emancipatoria con el mejor conocimiento científico

disponible. Cada elemento teórico concreto del pensamiento socialista es revisable en función de lo

que hayamos logrado saber recientemente: lo que resulta irrenunciable es la moral igualitaria que

aspira a acabar con el patriarcado y con el capitalismo.

Pensamiento al margen Número 1: La solución ecosocialista 1 Fundamentos del Ecosocialismo


Rafael Silva Martínez. Profesor de Nuevas Tecnologías en la Junta de Andalucía "Creo que
todavía no tenemos una conciencia clara, de algo que me parece muy importante: y es que los
Derechos de la Naturaleza y los Derechos Humanos son dos nombres de la misma dignidad.
Más de cinco siglos llevamos regalando los recursos naturales, otorgando a cambio de nada
recursos naturales que después se van, se van sin decir adiós, sin decir gracias siquiera,
dejando a sus espaldas inmensos agujeros, miles de muertos, en los socavones, en las
plantaciones, fantasmas, palacios vacíos" (Eduardo Galeano, 2012) Resumen Explicamos una
introducción a los parámetros básicos de la corriente ecosocialista, su razón de ser, su
motivación, sus principales argumentos, y su ruptura con los valores clásicos del capitalismo
Abstract We explain an introduction to the basic parameters of the eco-socialist current, its
rationale, their motivation, their main arguments, and his break with the classical values of
capitalism Palabras clave Ecosocialismo, capitalismo, sistema económico, valores colectivos,
derechos de la naturaleza, ecologismo, derechos sociales Tags Ecosocialism, capitalism,
economic system, shared values, rights of nature, environmentalism, social rights Una de las
patas fundamentales de lo que se ha dado en llamar el Ecosocialismo, donde replanteamos el
concepto de justicia social, y lo hacemos descansar sobre dos nuevos conceptos, que son la
justicia socioeconómica y la justicia ambiental. Traemos a colación este tema, cuando hemos
vuelto a sufrir hace pocos días (Tifón Haiyan, en Filipinas) grandes alarmas sobre la devastación
Pensamiento al margen Número 1: La solución ecosocialista 2 provocada por algunos
fenómenos naturales, que ponen de manifiesto la necesidad de tomarse muy en serio los
efectos del cambio climático. No obstante, se abre una pregunta en el horizonte: ¿podrán
fusionarse sin conflicto las reivindicaciones por el trabajo digno con la defensa de la naturaleza
y de los territorios? En este sentido, Annie Leonard ha planteado el siguiente panorama: "Con
la generación actual de volúmenes mundiales de bienes y servicios ya estamos produciendo
más de cinco veces (cerca de 6, en realidad) el nivel de emisiones de CO2 que necesitaríamos
reducir hacia 2050 para evitar el caos climático total (...). Sí, estamos en problemas. Y a eso es
preciso agregarle el impacto necesario para elevar el nivel de vida de los pobres del mundo
(que implica inevitablemente el aumento de sus emisiones de CO2). Con la sobrecarga de
dióxido de carbono que ya causamos en la frágil atmósfera terrestre, sumada a nuestra
demanda de todos los otros servicios y recursos vitales que nos brinda la tierra, estamos
presionando al planeta más allá de sus límites". Los inconvenientes van más allá del cambio
climático, pues otros problemas amenazan seriamente los ecosistemas, hasta tal punto que la
propia raza humana se encuentra en riesgo, como lo ha planteado el científico Jared Diamond
(2005), varios fenómenos son la causa de la crisis ambiental que aqueja al planeta:
deforestación y destrucción del hábitat, problemas del suelo (erosión, salinización y pérdida de
la fertilidad), problemas de gestión del agua, abuso de la caza, la pesca y la introducción de
nuevas especies, el crecimiento de la población humana y el aumento del impacto per cápita
de las personas, la concentración de productos químicos tóxicos en el medio ambiente, y la
escasez de fuentes de energía. Pues bien, en ese orden de cosas, parece que la reivindicación
por la justicia socioeconómica entra en tensión con las exigencias que implica la justicia
ambiental, pues elevar el nivel de vida de los trabajadores, aumentando los salarios,
garantizando los derechos laborales y todos los derechos económicos y sociales que
permitirían lo que hoy se considera una vida digna, implicaría un aumento de su capacidad de
consumo. Reivindicar una mejora de las garantías laborales implicaría mejores salarios, lo que
redundaría en una mayor demanda de mercancías, y de aquéllo que Diamond ha denominado
como "aumento del impacto per cápita de las personas", profundizando las presiones sobre la
naturaleza, y los problemas ecológicos de la humanidad. Así, pareciera que la justicia
socioeconómica riñe o se opone a la justicia ambiental, o viceversa. O bien, que los derechos
de la naturaleza entrarían en tensión o en conflicto con los derechos de los seres humanos, y
más concretamente de los Pensamiento al margen Número 1: La solución ecosocialista 3
trabajadores. Demandar y alcanzar los derechos laborales implicaría la superación de la
precarización, elevar los ingresos, disfrutar plenamente de la Seguridad Social y de las
pensiones, y acceder a consumos hasta ahora negados por el capital. Lo anterior, desde una
perspectiva relacional y pensando dentro de la lógica del capitalismo, presionaría
directamente los ciclos de la naturaleza, agudizando el impacto ambiental que implica la
sobreproducción de mercancías. Por tanto, visto lo visto, ¿debe renunciar el trabajo a sus
derechos para salvar al planeta? Responder positivamente a esta pregunta, parte de la premisa
de pedir a los trabajadores que dejen de consumir para salvar el medio ambiente. Este tipo de
agendas políticas y ambientales, al asumirse dentro del capitalismo en cualquiera de sus
modelos, profundiza la injusticia social, pues le niega a las personas que trabajan el acceso a
los bienes de los que históricamente han sido privados. Otra cara de la moneda la
encontramos con la expansión del capitalismo verde, es decir, la promoción de prácticas
ecológicamente sostenibles que generan ganancias para los grandes capitales. Aquí se asumen
las premisas de los límites naturales de las actividades económicas, y se aboga por disminuir la
población, reducir el consumo energético o el tamaño de las ciudades. Al otro extremo de esta
posición se encuentra la recuperación de la vieja tesis de la privatización de bienes comunes
como alternativa ambiental, retomando las reflexiones que sostienen que el acceso universal a
los bienes comunes conlleva a una tragedia ecológica, pues si todos los individuos pueden
tener acceso al agua o a los bosques, entonces los recursos tenderían a su paulatino
agotamiento. Tenemos dos caminos encontrados, pareciera que la garantía de todos los
derechos laborales implicaría más consumo de bienes, situación que produndizaría la crisis
ambiental. Por otro lado, encontramos que esa crisis ambiental pareciera solventarse con la
privatización de bienes comunes y con la promoción de actividades ecológicas que generen
ganancias para el capital...¿Hay alguna salida ante semejante panorama? Pues bien, desde la
postura ecosocialista, pensamos que la anterior tensión puede resolverse si renunciamos al
marco de sentido que la posibilita, pues la tensión se genera precisamente si se asume desde
la lógica del capital Nosotros no creemos ni en nuevos sacrificios de los trabajadores, ni en la
privatización de bienes comunes, ni en la inevitabilidad del colapso ambiental. Hacerlo sería
poco menos que asentarse en una posición fatalista y determinista, que nos abocaría a aceptar
el sistema que tenemos. La solución estriba en ir más allá del capital para pensar en una
posible transición que permita romper la tensión entre quienes ponen el acento en la
distribución de la riqueza, y quienes lo ponen en la Pensamiento al margen Número 1: La
solución ecosocialista 4 defensa del ambiente. La garantía de los derechos sociales para las
personas que trabajan debe pensarse superando la sociedad salarial y la racionalidad
capitalista, pues en caso contrario, esa garantía de derechos se convierte en una excusa para
que, en lugar de generar transformaciones reales de la forma de vida, se alimente la sociedad
de consumo. Veamos las alternativas. En primer lugar, es crucial cuestionar las reivindicaciones
propias de la sociedad salarial, ello implica redefinir y resignificar las necesidades, así como
pensar en otras formas de acceder a los bienes que sostienen las sociedades humanas. No
tiene sentido garantizar derechos laborales si los trabajadores encuentran su redención en la
estética del consumo, por eso nuestra primera tarea es redefinir las necesidades sociales. En
segundo lugar, es necesario ensayar múltiples y creativas formas de producción, distribución y
consumo, superando las actuales matrices de sostenimiento planetario: insistir en otras
formas de acceder a la energía, de producir los alimentos, de gestionar los materiales para la
construcción en las ciudades, etc. Apuntar a la transformación de la sociedad, o a salir del
extractivismo sin pensar en estas salidas, sería soslayar la base misma del problema de la crisis
ambiental de nuestro tiempo. En tercer lugar, ante la extensión de la relación social capitalista
que convierte en valores de cambio los bienes de la Naturaleza, es imperativo construir
perspectivas desde los valores de uso. Aquí los planes de vida y de desarrollo alternativo, los
procesos de justicia ambiental, los nuevos mercados solidarios y justos, la defensa colectiva de
los bienes comunes y una economía, reparto y racionalización del trabajo tienen mucho que
decir y aportar. Todo ello, claro está, apoyado por un cambio en el conjunto normativo, esto
es, de leyes y reglamentos sociales, para que ciertas prácticas no sólo dejen de estar
penalizadas, sino que se constituyan en prototitpo de buenas prácticas sociales. Sólo tenemos
que ver las multas que recientemente han impuesto a los jornaleros y activistas del Sindicato
Andaluz de Trabajadores (SAT), por la ocupación de fincas y tierras abandonadas. En cuarto
lugar, debemos abandonar la famosa tentación ecologista que sostiene que "lo pequeño es
hermoso". Las apuestas por los pequeños proyectos y las microconstrucciones económicas
resuelven los problemas a muy pequeña escala, pero no plantean alternativas para los grandes
conglomerados de personas que hoy viven en las grandes ciudades. Las transiciones que
impliquen otras gobernabilidades tienen que enfrentar duras realidades, como por ejemplo
cómo proveer alimento, energía, agua o materiales a millones de personas. Los avances en el
cooperativismo Pensamiento al margen Número 1: La solución ecosocialista 5 social y en la
configuración socialista de las empresas, así como la nacionalización de los grandes sectores
estratégicos de la economía (banca, energía, telecomunicaciones, transportes, etc.) pueden
ayudar mucho en este sentido. Necesitamos por tanto entrar en la civilización ecosocialista. Y
todo ello porque consideramos que en nuestra época es preciso ganar otro sentido de la vida y
la sociedad, apostar por otros modos y modelos de fabricar, producir, distribuir, disfrutar,
consumir y desechar. Y es ahí cuando una concepción nueva, renovada, ecológica y
democrática del socialismo recobra toda su potencialidad transformadora. A nuestro juicio, el
ecosocialismo es un referente de sentido para construir otra manera de habitar con la
naturaleza, retomando el debate y la crítica al modelo civilizatorio actual, y sus modelos de
desarrollo, puestos en crisis en todas sus facetas. Retomando otro horizonte como sentido de
vida y sociedad, y construyendo otras lógicas, otras interacciones y otras sinergias en la
organización de la economía, la política y las relaciones ambientales. Todos estos
planteamientos son perfectamente reales y posibles, sólo hace falta la voluntad política para ir
caminando en esta dirección. Continuaremos en siguientes entregas. Recogiendo los principios
de la Conferencia Ecosocialista Europea, se afirma lo siguiente: "La crisis ecológica, de la cual el
cambio climático es su manifestación más inquietante, representa una amenaza sin
precedentes para la Humanidad y el medio ambiente. En la raíz de esta catástrofe se
encuentra una civilización (el capitalismo occidental) fundada sobre la acumulación ilimitada
de ganancias, el consumismo y el fetichismo de las mercancías, mientras que su lógica de
expansión sin límite se revela incompatible con la protección de la naturaleza. Consideramos
que las respuestas ofrecidas por el sistema capitalista (capitalismo verde, desarrollo sostenible,
mercado de carbono, energía nuclear, etc.) son inaceptables y no están a la altura de la
urgencia ecológica y social a la que se enfrenta la Humanidad. El Ecosocialismo es una
tentativa original de articular las ideas fundamentales del Socialismo con los avances de la
crítica ecológica. Su objetivo es una nueva civilización, un modo de vida alternativo, fundada
sobre nuevos valores sociales y éticos. El Ecosocialismo no es compatible con el capitalismo.
Nuestro Ecosocialismo es anticapitalista y feminista". En el sitio web de http://alterecosoc.org
puede consultarse más información. Históricamente, cierta interpretación del Marxismo
consideró el desarrollo de las fuerzas productivas como la vía privilegiada para generar
condiciones de vida digna. Tal vez el origen de estas apuestas la encontremos en la "Crítica del
Programa de Gotha" de Marx (o "Glosas Marginales al Programa del Partido Obrero Alemán"),
Pensamiento al margen Número 1: La solución ecosocialista 6 donde se afirma que la
satisfacción de las necesidades humanas se alcanzará cuando "con el desarrollo de los
individuos en todos los aspectos, crezcan también las fuerzas productivas y corran a chorro
lleno los manantiales de la riqueza colectiva" (Marx, 1974). Este planteamiento, que
indirectamente alumbró la construcción del (mal llamado) socialismo real en el siglo XX ya no
tiene solidez. Está claro que hoy no puede sostenerse esa tesis, pues sabemos que un
desarrollo de las fuerzas productivas que satisfagan las necesidades humanas bien puede
conllevar la profundización del cambio climático, la crisis energética, la crisis alimentaria y las
amenazas a la biodiversidad. El Marxismo clásico se equivocaba en esto, y nuestra obligación
desde la izquierda es corregirlo y actualizarlo. La civilización soporte del capitalismo se levantó
con una racionalidad que implica la búsqueda de formas de explotación cada vez más agresivas
y sofisticadas de la fuerza de trabajo y de la Naturaleza. Ello no se pudo lograr sin la
constitución de Instituciones que hoy aparecen como estáticas e insuperables: el Estado y el
Mercado. Pero la verdad es que son Instituciones que merecen ser cuestionadas si es que
pretendemos asumir otras formas de vida, distintas a las que nos han traído hasta aquí. Y
construir lógicas distintas implica superar los modelos de socialismo ya probados y fracasados
en el siglo XX, especialmente sus variantes economicistas, burocráticas y antidemocráticas. El
Hombre se equivocaba entonces, aún teniendo en cuenta que no poseía ni el conocimiento ni
la sensibilidad ecológica que tenemos hoy día. Así, estos modelos reprodujeron las lógicas de
desarrollo de las fuerzas productivas, la fe en el crecimiento económico como bálsamo de
fierabrás para todos los males, impulsaron la Estatalización (o Estatización) (entendida como la
irrupción del Estado en la cotidianidad, la vida privada y la cultura), y utilizaron la Naturaleza
como fuente inagotable de recursos (véase Rauber, 2010). Existen ricas y múltiples
experiencias de construcción socialista de las cuales hay que aprender, pero para asumir otra
perspectiva de la transición hacia el socialismo. Esta transición debe pensarse desde otras
lógicas en las esferas de la economía, desde otra moral económica (que no legitime las
desigualdades), y desde otra visión política y de las relaciones con la Naturaleza, sin esperar a
conquistar el poder o el Gobierno de los países y las naciones para emprender
transformaciones u otras lógicas de construcción. Así por ejemplo, en el terreno de la
economía habría que impulsar diversas y articuladas acciones que impliquen los siguientes
logros: 1.- La reorientación del Estado hacia una función social, frenando y revirtiendo, en un
primer momento, el neoliberalismo. Recuperar la primacía de lo público, la Pensamiento al
margen Número 1: La solución ecosocialista 7 revalorización de lo común, y el predominio de
la iniciativa pública sobre la privada, frenando la desregulación del mercado y volviendo a
hacer intervenir la iniciativa pública en los procesos económicos. 2.- Recuperar la gestión
comunitaria, público-comunitaria y social de todos los bienes comunes. Garantizar los servicios
públicos, socializarlos, controlar su consumo, definir su acceso libre, gratuito y universal (que
no ilimitado), velando para que no existan exclusiones ni discriminaciones sociales de ningún
tipo. Asimismo, nacionalización de todas las empresas estratégicas. 3.- La recuperación del
trabajo como enfoque y categoría central de actuación y gestión económica. Esto es hacer
economía desde las lógicas del trabajo en todo el circuito económico: abastecimiento de
materiales, producción, distribución y consumo. Recuperación de un entorno digno en cuanto
a las relaciones laborales. 4.- Buscar la convivencia y la articulación de múltiples y diversas
formas de producción, desde la local-comunitaria, hasta la industrial. En todas ellas hay que
romper con la racionalidad instrumental capitalista, y buscar otras formas de cogestión más
sostenibles. Tal vez la tarea más urgente e importante sea redefinir las matrices que hacen
funcionar la sociedad: la matriz energética, la alimentaria, la de infraestructuras, y la de
movilidad. Estas nuevas matrices deben llevar incorporadas nuevas relaciones sociales de
producción y de éstas con la Naturaleza. Es aquí donde los retos se vuelven concretos y son
mayores. Por ejemplo: ¿cómo proporcionar energía a todos, desde otra matriz, sin destruir
irremediablemente la Naturaleza, con sobernía y con eficiencia? En las esferas sociales y
políticas se trata de profundizar en la democracia, superar las jerarquizaciones surgidas del
poder y hacer de la participación ciudadana un ejercicio social permanente y fundamental, un
eje rector insoslayable. Hay que llegar a conseguir un socialismo no antropocéntrico, que se
comprenda en relación y dependencia de la Naturaleza, y que por ello busca la existencia y
pervivencia integral del planeta. Finalizaremos en la próxima (cuarta) entrega de esta serie.
Bien intuyó Eduardo Galeano el poco interés que el sistema capitalista tiene en conservar los
recursos naturales, en un ejercicio de egoísmo, torpeza y maldad para con el Hombre, y el
resto de especies que habitamos este mundo. La razón instrumental ha considerado que la
política es un ejercicio de dominación. Y Pensamiento al margen Número 1: La solución
ecosocialista 8 comprenderla así, implica acercarse a las lógicas en las cuales no existe o no se
reconoce una comunidad política, sino una masa amorfa a la cual gobernar y explotar. Para
cambiar el mundo hay que cambiar el Estado, aunque no necesariamente cambiando el Estado
se cambia el mundo. Pero los procesos sociales deben apropiarse del Estado, transformándolo.
Para las transiciones productivas, políticas y culturales de las cuales hemos vislumbrado su
necesidad, el Estado puede cumplir un papel importante, garantizando una vida digna,
fomentando y subsidiando los valores de uso y reduciendo los valores de cambio. Pero
transformar el Estado no es suficiente. La estadolatría ha mostrado sus propios límites y es
imperativo construir un poder propio que emprenda de forma a la vez paralela, confluyente y
simultánea las transiciones buscadas, procurando construir una sólida esfera pública no estatal
desde las comunidades en clave de poder popular. Hay que establecer una mirada desde el
mundo del trabajo que transforma la Naturaleza sin violentarla, dándole sentido a los procesos
emancipatorios, y permitiendo reducir la tensión entre la justicia ambiental y la justicia
socioeconómica, que es el equilibrio propiamente dicho que busca el Ecosocialismo. Esta visión
debe permitir una retroalimentación para generar nuevas formas de vida, cooperación y
bienestar entre los humanos y las criaturas que habitamos el planeta. Y esto es ciertamente
urgente. Estamos avisados. Nuestra implacable búsqueda de crecimiento económico está
matando al planeta, pero no nos damos por aludidos. Las conclusiones de que tenemos
constancia hoy día son realmente incendiarias. Estamos en una fase donde la globalización
capitalista hace que el agotamiento de los recursos naturales vaya tan deprisa, que los
ecosistemas se están volviendo peligrosamente inestables. La alarma científica es ya patente,
pero aún no hay un grado de voluntad política a nivel internacional como para tomarlo en
serio. Todos los estudios científicos de cierto prestigio publicados hasta la fecha, van en la
dirección de mostrarnos cómo nuestro paradigma económico es una amenaza para nuestro
equilibrio ecológico mundial. No es propaganda. Nos estamos jugando mucho en ello. El
Ecosocialismo pretende ofrecer una solución a este problema, aplicando la filosofía de la
comunidad, de la redistribución de la riqueza y de la justicia social como una solución a tan
grave problema de supervivencia. Precisamente, la postura de cuestionar nuestro actual
sistema económico capitalista es la posición más inteligente para intentar contribuir a evitar la
catástrofe. Ya no hablamos por tanto de una cuestión de preferencia ideológica, sino más bien
de una necesidad existencial para la especie. Las voces de alarma nos dicen que Pensamiento
al margen Número 1: La solución ecosocialista 9 nos equivocamos, y que además de que el
capitalismo es humanamente injusto, también lo es para nuestro entorno natural. Lo es, en
definitiva, para la supervivencia humana y del propio planeta. Lo que está en cuestión para
poder ofrecer soluciones definitivas es el propio paradigma capitalista, basado en el
crecimiento económico "ad infinitum". Hemos de convencernos y convencer a nuestra clase
política de que no es posible, de que es un callejón sin salida, que sólo nos conduce a la
autodestrucción. Hemos venerado durante mucho tiempo un sistema económico que ha
hecho un fetiche del crecimiento del PIB, sin que importaran las consecuencias humanas o
ecológicas, y en el cual la clase política neoliberal ha abdicado de su responsabilidad de
administrar, dejándolo al albur del sacrosanto mercado, ese genio todopoderoso al que hay
que confiarlo todo. Aún quedaría tiempo para evitar un calentamiento catastrófico, pero no
dentro de las reglas del capitalismo, tal como están construidas actualmente. Finalizamos aquí
este artículo, meramente introductorio, pero volveremos próximamente con el tema,
exponiendo la "Filosofía y Política del Buen Vivir", quizá el mejor paradigma actual para
mezclar las corrientes ecologistas con las corrientes clásicas comunistas.

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