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EL GRAN DESAFIO PARA LA JUVENTUD BOLIVIANA ES EL DESEMPLEO

Alan Quisbert Viveros

En Bolivia, la juventud enfrenta el desafío del desempleo que va en crecimiento. En


medio de una economía inestable, miles de jóvenes luchan por encontrar
oportunidades laborales que les permitan formar un futuro estable y próspero.
Las cifras son alarmantes, las estadísticas muestran una realidad preocupante.
Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), la tasa de desempleo juvenil
en Bolivia ha aumentado en los últimos años, esto se acentuó aún más después de
la crisis sanitaria de 2019, solo un cuarto de nuevos profesionales consigue un
empleo. Esta situación afecta especialmente a los jóvenes urbanos y de bajos
recursos, que enfrentan mayores barreras para acceder al mercado laboral.
Hay una pregunta que se tiene que hacer: ¿Qué está detrás de esta alarmante
tendencia? Las causas del desempleo juvenil en Bolivia son diversas y complejas.
La falta de oportunidades educativas, es complicado ingresar a universidades
públicas por la gran cantidad de postulantes por otro lado la mayoría de las
universidades privadas cuentan con pensiones que solo algunos pueden pagar; la
escasez de empleos formales, el gobierno aún no muestra un plan solvente para
mejorar el mercado; no existe meritocracia y la gran brecha que existe entre las
habilidades requeridas por el mercado y las habilidades que poseen los jóvenes son
solo algunas de las razones que contribuyen a este fenómeno
El desempleo juvenil no solo afecta a los jóvenes individualmente, sino que también
tiene repercusiones en la sociedad en su conjunto. La falta de oportunidades
laborales puede llevar a la desesperanza, frustración, la marginalización y, en casos
extremos, al aumento de la delincuencia y la violencia. Además, hace que continúe
el ciclo de la pobreza y la desigualdad, impidiendo el desarrollo integral de nuestro
país.
Ante esta situación, el gobierno y la sociedad civil han implementado diversas
iniciativas para abordar el desempleo juvenil, como programas de formación
profesional, políticas de empleo juvenil y fomento del emprendimiento. Sin embargo,
estas estrategias no tienen hasta ahora un resultado efectivo para la juventud
boliviana, el camino hacia una solución duradera sigue siendo desafiante.
En este contexto, es crucial que el gobierno, el sector privado, las instituciones
educativas y la sociedad en su conjunto trabajen juntos para crear un entorno
positivo para el empleo juvenil. Esto implica invertir en educación y formación de
calidad, promover la creación de empleo decente y garantizar la igualdad de
oportunidades para todos los jóvenes, independientemente de su origen
socioeconómico o su ubicación geográfica
En conclusión, el desempleo juvenil en Bolivia es más que una estadística, es un
desafío humanitario y económico que requiere una respuesta urgente y coordinada.
Solo mediante el compromiso y la colaboración de todos los sectores sociales se
podrá construir un futuro más prometedor para la juventud boliviana y para el país
en su conjunto.

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