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DIOS NO QUIERE QUE NINGUNO PEREZCA PERO VENDRA A JUZGAR AL

MUNDO
Hechos 17: 30 Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora
manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan;
31 por cuanto ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por aquel
varón a quien designó, dando fe a todos con haberle levantado de los muertos.

V 30
hace mucho tiempo Dios perdono todas las ofensas, pecados, deleites de la humanidad,
pero ahora Dios ordena, (no en modo de obligar) sino en que cada uno de nosotros
debemos de ser concientes de nuestras maldades a arrepentirnos,
Isaias 55:7 Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a
Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en
perdonar.
Romanos 5:8 Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún
pecadores, Cristo murió por nosotros
1 cor, 13:4-7 El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es
jactancioso, no se envanece;
5 no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor;
6 no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad.
7 Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
8 El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la
ciencia acabará.

V. 31
Hechos 10:40 A éste levantó Dios al tercer día, e hizo que se manifestase;
41 no a todo el pueblo, sino a los testigos que Dios había ordenado de antemano, a nosotros
que comimos y bebimos con él después que resucitó de los muertos.
42 Y nos mandó que predicásemos al pueblo, y testificásemos que él es el que Dios ha
puesto por Juez de vivos y muertos.
2 pedro 3:9 El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino
que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos
procedan al
Isaias 1:18 Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como
la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a
ser como blanca lana.
1 jn 1:9 Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados,
y limpiarnos de toda maldad.
Mt 24:44 Por tanto, también vosotros estad preparados; porque el Hijo del Hombre vendrá
a la hora que no pensáis.
El amor de Dios no se ha agotado,
Dios es amor pero Tambien puede ejercer su catigo sobre aquellos que insisten en practicar
el pecado.
1) El Espíritu Santo tiene cualidades divinas, como lo revelan sus nombres.

Él es «el Espíritu de verdad» porque revela a Jesús (Jn 14:17; 16:13-15). Él es el «Espíritu
Santo» porque su nombre lo conecta con la santidad de Dios de una manera apropiada para
Dios. El Espíritu de Dios ejerce el poder divino cuando hace milagros por medio de Pablo
(p. ej., Ro 15:19). El Espíritu también posee los atributos de eternidad (He 9:14) y
conocimiento divino (1 Co 2:10-11).

2) El Espíritu hace obras divinas.

Según el registro bíblico, el Espíritu Santo participó en la creación, la redacción de las


Escrituras y la salvación (Gn 1:1-2; 2 P 1:20-21). Él tiene un papel en la resurrección de
Jesús de entre los muertos (Ro 1: 4). El Espíritu nos une a Cristo (1 Co 12:13) y aplica en
nosotros la adopción (Ro 8:15), la regeneración (Jn 3:8), la santificación (2 Ts 2:13) y la
justificación (1 Co 6:11). También tendrá un papel en nuestra resurrección (Ro 8:11). Solo
Dios mora en su pueblo y Jesús predice que el Espíritu morará en nosotros (Jn 14: 16-17) y
Pablo dice que el Espíritu ciertamente mora en nosotros (Ro 8:9; 2 Ti 1:14).

3) El nombre del Espíritu se intercambia con el de Dios.

Esto está implícito cuando Pedro dice que cuando Ananías mintió «al Espíritu Santo» no
había mentido «a los hombres, sino a Dios» (Hch 5: 3-4). Pablo afirma que los cristianos
son «templo de Dios» y «templo del Espíritu Santo» (1 Co 3:16; 6:19). Esta posibilidad de
intercambio muestra con claridad que el nombre del Espíritu se equipara con el de Dios.

4) El Espíritu está vinculado con el Padre y el Hijo como solo Dios puede estarlo.

En la Gran Comisión, Jesús les dice a los discípulos que bauticen «en el nombre del Padre,
del Hijo y del Espíritu Santo» (Mt 28:19). El Espíritu se combina aquí con las otras dos
personas de la Trinidad de una manera apropiada solo para Dios. En la bendición de Pablo,
el Hijo, el Padre y el Espíritu dan bendiciones divinas, mostrando la deidad del Espíritu (2
Co 13:13).

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