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PSICOLOGIA EQUINA:
HABLANDO CABALLO
INTRODUCCIÓN
El conocimiento básico del equino, comprender el lenguaje de los signos que utiliza para
comunicarse, es lo que nos capacita para conocer sus diferentes estados de ánimo y poder
manejarlo con el respeto que nos merece… Todo aporte al conocimiento básico del equino y
su comportamiento, contribuye a mejorar el manejo general, lograr mejores resultados,
aumentar la seguridad de toda persona que trabaje con equinos y disminuir los riesgos de
accidentes.
Por ser un animal de “presa”, el caballo tuvo que desarrollar la percepción hasta un grado muy
alto de sutileza, que para el hombre resulta difícil de captar. La reacción primera es el miedo a
la predación.
El S.N.C está compuesto por el encéfalo, dentro del cráneo, y la médula espinal, dentro de la
columna vertebral. El S.N.C. de los equinos es pequeño en relación al tamaño corporal, y con
características propias:
La poca relación que tiene entre hemisferios cerebrales explica la necesidad que tenemos de
habituarlo a las maniobras de ambos lados de su cuerpo. Es por ello que, aunque un animal
sea dócil, puede sorprenderse al realizar alguna maniobra a alguno de sus lados, en el que esté
menos acostumbrado a la misma. Generalmente del lado de montar, el caballo está más
habituado al acercamiento por parte del hombre, por ello debe tenerse especial cuidado
durante las maniobras que se realizan del lado del lazo, o derecho.
La selección natural operó favoreciendo a los animales más aptos para huir de sus predadores,
y para ello resultaban más capacitados los que poseían los 5 sentidos más desarrollados,
además de otros aspectos, naturales en la psicología del caballo, que le confiere mayor aptitud
para evadir el peligro de ser capturados: atención, desconfianza, agresividad, obediencia.
Todas las capacidades citadas anteriormente encuentran su razón de ser en la mayor aptitud
que le confieren al individuo de evitar ser predado.
Potrillos: Se mantienen las 24 horas al lado de su madre. Maman muchas veces al día
poca cantidad, debido a la poca capacidad del estómago del potrillo y a que la yegua
en los dos medios de su ubre no tiene reservorio de leche; esto es debido a que está
preparada (liviana) para huir en caso de peligro. Aprende las conductas básicas de su
madre e imita su comportamiento (mimetismo), sean conductas normales o vicios. El
signo gestual más claro de sumisión lo demuestran los potrillos al mascar el aire; otro
se da mayormente en adultos, como es lengüetear y mascar. Son extremadamente
curiosos, y tendrán los sentidos alertas ante lo que los rodea reconociendo lo que les
resulta nuevo, y guardarán en su memoria las sensaciones ante los nuevos estímulos.
Se reconoce como útil el “imprinting”, que consiste en relacionarse con el potrillo
recién nacido, ya que si es realizado correctamente, grabará en su memoria una buena
sensación durante el contacto con el ser humano, le perderá el natural miedo y
disminuirá riesgos para el animal y el hombre durante la doma
Yeguas: Se mueven instintivamente en grupo, sólo apartándose para parir. Los
momentos del celo pueden crear un desorden social en el grupo, o volverse agresivas.
Por vejez o alguna lesión pueden perder lugares en la jerarquía social del grupo.
Padrillos: Dominan y protegen al resto de la manada. Algunos de avanzada edad
pueden ser agresivos, llegando inclusive hasta matar algún potrillo que no reconozcan
como parte de la manada. Marcan su territorio con deyecciones. La observación y
estudio del comportamiento del caballo resulta la base para comenzar a manejarlo de
manera, al menos, respetuosa hacia él. La mayoría de los inconvenientes y accidentes
que ocurren son debido a la incapacidad de comunicarnos con un lenguaje en común.
RELACION HOMBRE-CABALLO:
1. DEPREDADOR/PRESA
Desde siempre, el ser humano ha sido el depredador natural del caballo, con lo cual, no
estamos hechos para congeniar a priori…..Hemos de hacer un esfuerzo por encontrar un punto
de entendimiento basado en la confianza y el respeto mutuos. Pero esta confianza y este
respeto se ganan, no se imponen.
No debemos olvidar que los caballos no nos necesitan, somos nosotros los que hemos ido a
capturarlos y domesticarlos para nuestro beneficio.
6. Control de las emociones: Cuando vayamos a trabajar con caballos sólo se permite el
sentido del humor, no prisas, no nervios, no gritos.
7. Acallar nuestro ego: cuando todo sale mal tendemos a culpar al caballo en vez de pensar
que el fallo es nuestro porque no le hemos dado las ordenes correctas. Aquí sale nuestra
naturaleza de depredador y consideramos este error como una ofensa, de manera que
reaccionamos con soberbia en vez de hacerlo con modestia y disposición a escuchar. Esto
siempre crea un conflicto y una situación de violencia en donde siempre hay un perdedor y un
ganador. Por la fuerza bruta nunca vamos a ganar a nuestros caballos. Más vale maña que
fuerza.
8. Tener en consideración el punto de vista del caballo: el caballo siempre tiene razón desde su
punto de vista. Todas sus actitudes y reacciones tienen motivación y fundamentos claros, son
resultado de una situación determinada que induce cierto tipo de comportamiento. Si el
caballo hace algo que no nos gusta, como por ejemplo, no subir al van, seguramente tiene sus
buenas razones. El caballo no piensa en si es bueno o malo, sino que reacciona de forma
instintiva. En toda circunstancia escoge la opción que a él le parece más adecuada para su
confort y supervivencia.
Cuando nos vamos a relacionar con caballos, bien sean animales adultos bien o mal educados
o potros con o sin imprinting humano, debemos tener en cuenta estos tres grandes principios:
1. Seguridad.
2. Control del movimiento.
3. Cesión a la presión.
Seguridad:
El objetivo principal es la seguridad, tanto del jinete como del caballo. Si analizamos las causas
de los accidentes con los caballos, nos daremos cuenta de que sólo hay una: la falta de control
de los movimientos del caballo.
Ejemplo: cuando nos caemos de un caballo porque se bota, cuando nos da una patada, nos
muerde o nos pisa un pie….es simplemente que ha efectuado movimientos incontrolados, que
previamente deberíamos haber percibido y atajado.
Control de movimiento:
No podemos obligar a un caballo a que se quede totalmente inmóvil, estando atado, en un
remolque o en su cuadra, pero sí que podemos obligarle a moverse, y de hecho ésta es la
forma en que el animal dominante de la manada afirma su posición de liderazgo con respecto
a los demás.
Nuestro objetivo prioritario es hacer que el caballo se mueva y controlar sus movimientos.
La cesión a la presión:
Si queremos comprender cómo educar a nuestro caballo y controlar sus movimientos
debemos tener presente este concepto: cesión a la presión.
La tendencia natural del caballo y de todos los seres vivos en general, es resistir a la presión en
vez de ceder, es una cuestión de instinto y de supervivencia. Este ceder a la presión no es un
comportamiento natural sino adquirido.
Por ejemplo si empujamos sobre el pecho del caballo para que retroceda, lo normal es que
empuje más. Por eso, para poder controlar los movimientos del caballo, enseñarle a ceder a la
presión a las piernas o a la tracción de las riendas o a la cuerda con una mínima presión, se
convierte en una cuestión educativa de alta prioridad.