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Reseña Naranja Mecánica

Stanley Kubrick es ya considerado uno de los mejores cineastas de la historia.

Sus películas demuestran un manejo milímetrico tanto del lenguaje cinematográ co

como de las herramientas que se necesitan para componer un encuadre que se quede

grabado en la memoria de las audiencias. Ese estilo tan comprometido con la belleza

de la composición hace un buen contrapunto con el tema que parecía obsesionarlo

siempre que agarraba una cámara y se ponía a lmar: la violencia masculina.

El cine de Kubrick consiste en poner a sus personajes en un contexto de gran

estrés o adrenalina para su personaje principal que le hará caer en sus más bajos

instintos: el estar encerrado en un hotel, ir a bordo de una nave con solo una

inteligencia arti cial de compañía o la amenaza de una tercera guerra mundial en

medio de una guerra fría. En la naranja mecánica se nos presenta una sociedad

distópica donde cualquier tipo de pudor o tradición ha desaparecido para ser

reemplazada con violencia y pornogra ía, invitándonos a re exionar acerca de qué

tan culpable es el protagonista de sus actos ¿Qué tanto podemos culpar de la

violencia al libre albedrío y que otro tanto es culpa de la sociedad en la que nos

desenvolvemos?

Filmar con un director como Kubrick parece que era estar consciente de que

tendrías que estar preparado para desgastarte tanto mental como emocionalmente.

Siendo un perfeccionista, buscaba tener la mejor tomar y hacía repetir a sus actores la

misma escena por una eternidad. Podría decirse que al tratar de estresar a sus

actores y desgastarlos repitiendo una y otra vez la misma acción buscaba recrear el

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mismo estrés y la misma paranoia que necesitaba la escena. Ejemplo de esto lo

podemos encontrar en el trato que se le dió a Shelley Duvall en el Resplandor, donde

la actriz tuvo un colapso nervioso después de obligarla a repetir las mismas escenas

hasta que ya no le quedaran fuerzas. O en el caso de Malcolm Mcdowell se le obligó a

mantener los ojos abiertos con pinzas durante horas provocándole daños en los ojos

que podrían haber atentado contra su salud.

Casos como estos nos hacen preguntarnos qué tan necesario es perjudicar a tus

actores para lograr tu cometido artístico, el trabajo cinematográ co se trata de la

con anza; si tú consideras que tus actores están capacitados para crear emociones

que se sientan reales aunque no lo sean probablemente no sea necesario lastimarlos

para lograr esas mismas emociones. El perfeccionismo es bueno pero también es

necesario aprender a con ar en el equipo de personas que detrás.

No debería de extrañar que a Kubrick la violencia le resultara un tema tan

interesante en el arte. El mismo parecía inclinado a esta misma: en esa búsqueda de

trascendencia estaba dispuesto a sacri car lo que fuera por encontrar la toma

perfecta.

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