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Universos mentales que son: complejos, variados, y sorprendentes; lejos, indiferentes, a las modas

y a las rutinas del mainstream opresor imperante, y que siguen trayectorias argumentales y
estructurales poco predecibles; que dicen lo que otras películas peruanas son de hecho incapaces
de decir; que hablan desde otras regiones del ser… eso (que no es poco) fue cuanto viví con las dos
películas peruanas más importantes, a mi juicio y a mi gusto, estrenadas en 2016. Lectores: ¿se
enteraron de su existencia? Retengan esta idea: el cine que se levanta en los márgenes es central.
Independencia, sí. Los supuestos ‘bárbaros’ sí lo son, pero en el sentido de comunicación y conexión
fluidas con algo que podríamos llamar una ‘fuerza originaria’, y una fuente originaria, y, por lo
demás, se trata de obras pensadas y refinadas, a despecho del famoso ‘impeachment’ del bajo
presupuesto. -El tan mentado profesionalismo tiene un costado vergonzoso de cónclave de
animales amaestrados… por el dinero y por el mercado-.

Las comentaré brevemente, haciéndolas dialogar implícita y explícitamente a continuación.

6, de Eduardo Quispe, es una película que contiene, y, que está hecha, con el mosaico de las
películas que el director no pudo hacer o que no pudo terminar de hacer. La película, quiero decir,
la película finalmente hecha, terminada, está hecha, terminada, en gran medida, con los pedazos
de las películas no-hechas, medio hechas, contrahechas, deshechas y re-hechas. Varias películas,
todas no-terminadas hacen, por fin, una película terminada. Una película que es una summa y el
cierre de una etapa en la obra de este director. Película palimpsesto, película multicapas, película
que contiene en su centro una reflexión sobre la casi imposibilidad, a la vez que la absoluta
necesidad, de que las películas independientes existan. De seguir haciéndolas. Hay un compromiso
vital. Antes que una carrera profesional como otras o que una ocupación agradable como tantas,
una película es para ciertos seres una lucha por la afirmación de su individualidad, de un
pensamiento propio, de un punto de vista sobre el mundo. 6 es, casi, o entre otras cosas, un
documental sobre un director que casi no hace una película. Pero las razones para casi no poder
hacerla acaban siendo, son, desde el principio, políticas. Las escenas de una marcha contra Fujimori
desvelan ese aspecto: es el mismo autoritarismo neoliberal el que provoca, también, una dictadura
de imágenes que destruye la capacidad crítica de me temo la mayoría de las personas. 6 cierra un
ciclo porque el director seguirá haciendo películas, pero ya no de la misma forma. Sin duda, Eduardo
Quispe es uno de los directores independientes peruanos más tenaces, tal vez, el más independiente
de entre los independientes, y sus películas se cuentan entre las más reveladoras que se han hecho
en Perú en la última década.

Masabu, de Carlos Benvenuto, empieza por ser una especie de juguete, divertido, y hasta
engañosamente inocente; en apariencia, y en un principio, meramente complacido por su propia
peculiaridad y su gracia y su naturalidad tan entretenidas -a no ser por una voz en off alter ego del
protagonista cual robótico neurótico sistema de control-, para convertirse poco a poco y casi
imperceptiblemente (tras el tímido voyerista desdoblado vivamente interesado en chicas orientales
y payaseando en mundos virtuales, raros sueños en multi pantalla, disquisiciones escatológicas y
regiones hiper pop de culturas exóticas) en una película acerca de la naturaleza oscura del deseo y
la obsesión. Su armazón documental o pseudo documental (seguimiento y/o entrevista) permite el
acceso a una especie de animado álbum de fotografías disimuladamente erótico (como quien no
quiere la cosa) mostrando las coloridas e interesantes variaciones dentro de la tipología de la chica
soñada por el evanescente protagonista (casi sabemos más del él por su alter ego voz en off); en fin,
desde el principio, poseer la imagen, la potencialidad de un goce y un ideal materializado en formas
femeninas específicas, sí; es delicioso, pero, por lo menos para el protagonista, eso no será
suficiente. En Masabu, la intensidad de los cruces culturales puede hacer que uno llegue a
preguntarse de dónde es -o quién hizo- esta película. La respuesta no es para nada fácil, tal vez
nuestra verdadera patria y nuestra verdadera sangre está cada vez más en nuestras cada vez más
veloces, vertiginosas y eficientes conexiones a nuestras computadoras.

6 y Masabu ¿qué han pensado? Primero: en su propia supervivencia. Ante el coro de una
indisimulable idiotez e hipnosis generalizadas y la omnipresente presión socioeconómica que dicta,
seduce y ordena, incluso como ‘sentido común’ acomodarse a modelos regurgitados hasta la náusea
y el pavor, estas películas se rebelan. Segundo: en su razón de ser. Su existencia se debe a una
poderosa voluntad de resistencia. No le deben nada a nadie excepto a su decisión ética y ontológica
por la libertad, la búsqueda personal, el imperativo de la innovación. Eso, que se supone, es la razón
de ser del arte en particular y de la vida en general.

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