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LA MASACRE DE LAS BANANERAS.

DORIS VELASQUEZ.

Código 32210187

Universidad autónoma del caribe


Sociedad y cultura para la paz.
INTRODUCCIÓN.

La historia de Colombia es exasperantemente falsas repeticiones. Así lo describe


Gabriel García Márquez en Cien años de soledad, novela que cuenta la historia de
Macondo, un lugar ficticio que podría ser cualquier pueblo colombiano. Cuando se
publicó el libro en 1967, Columbia vio su inconsciencia política y sus males
históricos en un espejo literario. Además, ayudó a desenterrar un evento que los
historiadores habían pasado por alto: la masacre en las plantaciones de banano.

La masacre fue el resultado de una huelga de trabajadores de la United Fruit


Company, quienes decidieron reunirse en la ciudad de Xenaga, provincia de
Magdalena, luego de semanas de negociaciones sin avances. Pero en la madrugada
del 6 de diciembre de 1928, las tropas colombianas al mando del general Carlos
Cortez Vargas ordenaron la dispersión del mitin.
LA MASACRE DE LAS BANANERAS.
Uno de los conflictos que más afectó a la sociedad colombiana a fines de la década de
1920 y que desprestigió aún más a la administración conservadora fue la Masacre de
las Bananeras. Este triste escenario de la historia colombiana es el resultado de las
condiciones sociales, económicas y culturales que hemos descrito, sazonadas con
ideas socialistas, anarquistas y comunistas, que afectaron a los campesinos y
trabajadores de la United Fruit. Una empresa donde las condiciones de trabajo y los
salarios eran pésimas, lo que dio fuerza y razón de existir a los movimientos obreros
ya existentes. En este complejo entramado social, en 1928 estalló una huelga en el
cinturón bananero no solo contra el trato inhumano al trabajador sino también contra
la neutralidad del gobierno nacional frente al conflicto y contra la alianza entre el
Estado Libre Asociado. Frutos y gobierno local y nacional. (Díaz, 2005).
Las negociaciones entre el "Sindicato de Trabajadores Bananeros" liderado por Raúl
Eduardo Mahecha y la United Fruit Company han llegado a su clímax, con la
aprobación de la Ley Héroes que aparentemente le permite a la empresa fortalecer su
posición y rechazar rotundamente el pronunciamiento de los trabajadores. Las
demandas son: abolir el sistema de contratistas, un aumento salarial general del 50%,
domingo libre pagado, compensación laboral, detener los préstamos de comisaría y
cupones, y construir viviendas dignas para los trabajadores del Distrito Banana.
Según la empresa, estas peticiones eran peticiones "subversivas", para lo cual
recurrieron a la Ley No. 69 de 30 de octubre de 1928, que declaró de antemano que
cualquier trabajador que intentaran obtener por huelga o cualquier otra forma de
protesta es ilegal. Quiere decir "coacción", concesión del patrón. Ante esta situación,
los trabajadores del distrito de Jiao no tienen más remedio que declararse en huelga.
Los ejecutivos de la empresa ejercían influencia en altos niveles del gobierno, que
desplegó una fuerza de tarea del ejército, comandada por el general Carlos Cortés
Vargas, para proteger las operaciones de la United Fruit en la región bananera, bienes,
la vida de sus ejecutivos y el orden público "amenazado". comunistas. “El paro de los
trabajadores de la zona bananera comenzó el 12 de noviembre.
Los trabajadores han sido presionados por las empresas y, con ello, por el régimen
conservador de Miguel Abadía Méndez, quien declaró la ley marcial y nombró al
general Carlos Cortés Vargas como jefe de los mandos civiles y militares de la región.
El secretario de Guerra Ignacio Renkfo, en carta especial del 5 de diciembre al
General Cortés Vargas y a los directores de la United Fruit Company, anunció el
Gabinete, el Presidente ha declarado la ley marcial en la zona. Con el decreto de 1928
no. 1 nombró comandante civil y militar a un general, ordenó despejar las vías y
mover los trenes "si es necesario por medio de las armas".
Como se mencionó anteriormente, la complicidad del gobierno con una corporación
multinacional como la United Fruit Company es evidente porque las agencias
gubernamentales están más preocupadas por proteger los intereses de la corporación
extranjera que los de sus propios ciudadanos, lo cual es desafortunado. Cuando el
monarca y su gabinete pierden colaboradores o asistentes, la credibilidad y la
confianza del pueblo disminuye, y cuando necesitan ayuda o dificultades, necesitan el
apoyo y la ayuda necesaria de entidades como el estado. Las autoridades
gubernamentales lejos en la capital han ofrecido poca ayuda. Oponiéndose a los
métodos draconianos de Cortés Vargas, el propio gobernador se quejó ante el
gobierno nacional de que "las áreas en las que hemos encontrado terreno fértil para
los demagogos comunistas no están seriamente amenazadas". Para un observador en
ese momento, parece que el presidente sí. parecen no darse cuenta de la gravedad del
problema. "Tal vez está perdido en un sueño..." Cortés Vargas luego se quejó de la
vaguedad de la autoridad civil. Considera que su tarea principal, tanto por razones
internas como externas, es restaurar el orden: los "males mayores", incluida la
intervención estadounidense, conducirán a un mayor desorden.
TESTIMONIO DE LA HUELGA DE LAS BANANERAS Y LA MASACRE
Gabo le pidió a su hermano Jaime García Márquez, nuestro profesor de
matemáticas en Liceo Celedón de Santa Marta, que investigara los sucesos de la
matanza de la Zona Bananera.- Exigió que no le enviara argumentos o documentos
oficiales que de sobra los conocía. Visitamos varios lugares de la zona y no
comprendíamos el temor de sus habitantes a delatar los sucesos acontecidos y que, en
1.966, después de casi 38 años de esos horribles hechos, no podían estar olvidados.
Sin embargo, un testimonio que vamos a relatar después de trascurridos más de 92
años, es comprensible aquella desconfianza. Jaime, le narró a Gabo lo que
conseguimos y en la epopeya de América: “Cien Años de Soledad", evidencia
tan solo una pisca de lo que aconteció, en el real y maravilloso mundo mágico,
su característico estilo.
TESTIMONIO DEL SEÑOR FIDEL POLO MANGA.
* Tío del compositor Antonio Montaño Polo, el único militar que vivió 97 años, nació
en 1.905 y falleció en el 2002, en Ciénaga Magdalena**, dice que: “… soldados
cienagueros, barranquilleros y samarios hacían una cantidad de 100 y el resto gente
del interior del país. Sus amigos cienagueros: Juancho Rocha, el cómico, le tocó
manejar una ametralladora en el techo de la estación del ferrocarril matando una gran
cantidad de obreros de la frutera***…y recuerda a Bovea, chofer, lo obligaron botar
tres viajes en volqueta repleta de muertos, que llevamos a un barquito que se
llamaba “PICHINCHA”(sic) y, al mar…”
CONCLUSIÓN.
Mi posición ante hechos lamentables como la "masacre del banano" es que es
responsabilidad de todos los colombianos entender este primer pero lamentable
hecho, la desigualdad de clases que ha existido siempre en nuestro país. Consumen
trabajo para sobrevivir entre los aristócratas (los que detentan el poder político y
económico del país) y el proletariado (la clase obrera o clase obrera que no posee
bienes y medios de producción y debe alquilarlos). para sobrevivir (la burguesía es
propietaria de los medios de producción). Nadie puede descartar el apoyo de dos
importantes partidos colombianos, Liberal y Conservador; el primero es el
movimiento de la clase obrera, el segundo de los dueños de los medios de
producción. Estas dos clases están enfrascadas en una lucha en Colombia, que se
refleja claramente en una de las muchas luchas que ha librado la aristocracia contra el
proletariado, en este caso la "masacre en las bananeras". Se puede decir que Estados
Unidos de América siempre ha sido moneda de cambio en la multinacional United
Fruit. Es claro que debemos aceptar la dolorosa realidad que le toca vivir a nuestro
país, cómo nuestros ciudadanos son explotados por empresas locales y extranjeras
cuyo único fin es victimizar al pueblo colombiano y robarnos nuestros más preciados
recursos a través de la mentira y el engaño. .

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