Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Fecha: 23-4
Uno de los elementos fundamentales de los diarios es el fragmentarismo junto con las
secuencias datadas, ejemplo de esto son los diarios de Kafka.
2. Diarios Íntimos:
- Surge finales siglo XIX debido a la nueva epistemología del yo surgida en el Romanticismo.
(Rousseau confesiones)
- Su publicación fue un escándalo, pero por importancia del yo causó admiración en sectores
por alejarse de cánones
- Fragmentarismo junto con secuencias datadas ( diarios de Kafka) POR ELLO INMEDIATEZ. :se
cuenta y se escribe en plazo corto (contrario que novela y memorias)
- No debe tener seguimiento temporal lineal en los episodios (al contrario que autobiografía)
- No hay feedback (en principio no está hecho para ningún lector porque es privado)
La relación entre la ficción y la autobiografía es difícil, puesto que son fronterizas. Algunos
autores han definido la autobiografía como género no ficcional mientras que para otros esa
ficcionalidad es necesaria. De esta disyuntiva surgen las siguientes fronteras:
Esto nos lleva al estudio de esta materia por parte de una autora cuya opinión es radical
con respecto a esto que es Kate Hamburger, autora de The Logic of Literature. Esta autora
asegura que toda narración en primera persona no es ficcional, es decir, el yo nunca es
ficcional porque no hay manera de ver cuando el yo es inventado o real. Hamburger distingue
entre enunciado de realidad, en el cual, se sitúan esas narraciones en primera persona, y El
enunciado ficcional. Estos dos sin embargo, a veces pueden converger en uno cuando un
narrador escribe ficción en primera persona, es aquí cuando Hamburger alude a un tercer
enunciado mixto de realidad fingida. Solamente dotando de un sentido pragmático al texto es
posible saber cuándo el yo es fingido y cuándo es una realidad histórica.
Esta disyuntiva entre la autobiografía como ficción posee dos corrientes: aquellos que
aseguran que la autobiografía es un género no ficcional y aquellos que aseguran lo contrario.
Con respecto al primer grupo cabe destacar a Lejeune, que es el autor de un concepto
indispensable titulado el pacto autobiográfico. La única definición de autobiografía, según
Lejeune, debe ser pragmática.
Aunque estas características sean importantes, existe otra que permite la separación de la
autobiografía con otros géneros: la concordancia entre la identidad del autor, la del narrador y
la del personaje. Es por esto último por lo cual Lejeune considera indispensable el pacto
autobiográfico, porque sin duda permite que el autor testifique los hechos para que el lector
pueda verificar que su identidades concuerdan.
Es un género que está íntegramente vinculado con la memoria pero, a diferencia de las
memorias, el individualismo tiene un papel central. Esto es visible sobre todo en las primeras
partes de las autobiografías en las que se narra sobre la infancia y la familia; en las segundas
partes los hechos giran en torno a la vida adulta la cual todos tenemos en común en principio.
La posición de Lejeune con respecto al tema gira en torno a la identidad, no obstante, esta
posición es claramente incompleta y demasiado idealista.
Para George Gusdorf y otros autores, el fin de la autobiografía es atrapar una identidad para
que esta pueda ser postergada en el tiempo. Sin embargo, la identidad no puede ser otra cosa
que una identidad textual; ya que el “yo” que trata de narrar el autor es un “yo” que se
encuentra en el pasado y no en el presente.
No es el yo el que construye el texto sino que es el texto el que construye el yo. Roland Barres:
quien escribe no es quien existe. Gusdorf plantea que, en la autobiografía, la recapitulación de
lo vivido pretende valer por lo vivido en sí; es por esto que esa identidad es, en cierto modo,
ficticia.
De este modo, el centro de las teorías sobre la autobiografías se desplaza hacia relación de ese
yo con ese texto; sobre el modo como el texto construye ese yo.
Nora Catelli considera el “espacio autobiográfico” como una “impostura”. Impostura es igual a
mentira, es decir, es un acto por el cual alguien ha suplantado. Para el profesor Pozuelo este
hecho no es una impostura, sino una recreación de ese “yo”.
Esta cuestión no solo domina la teoría literaria sino que afecta también a la filosofía. Un
ejemplo claro de ello es Nietzsche. Este filósofo se pregunta numerosas veces por el “yo” que
habla, el cual es una mera representación figurativa.
Paul de Man trata este tema del yo autobiográfico de manera más precisa. En su libro “La
retórica del romanticismo” incluyó un estudio a la autobiografía. De Man plantea que es la
obra quien construye esta figura y no al revés. La ficción en la autobiografía, por lo tanto, sería
inevitable. Hay dos sujetos bien diferenciados entre sí pero a la vez son intercambiables. A
partir de su lectura de Essays upon Epitaphs de Wordsworth, De Mann asimila la autobiografía
a la figura retórica de la Prosopopeya. En la autobiografía se dota de vida a una entidad
ausente. Esta personificación es posible mediante el contexto, que en este caso es la obra en
sí, es posible únicamente gracias al lenguaje. Esto produce una crisis en la relación verdad/
logos, ya que esto hundiría de cierta manera la idea de que la figura que parece en una
autobiografía debe ser verdadera.
(Ej: un político puede escribir una autobiografía cuyos hechos sean mayoritariamente ficticios,
sin embargo, gracias al pacto que se sirve del lenguaje, el lector cree que los hechos han sido
reales. Es ficción porque los hechos son ficticios pero también ay realidad porque los hechos
parecieron haber ocurrido.)
El tú de la autobiografía
Gusdorf manifestó que se le debe al cristianismo esa necesidad de justificación que
esta presente en la autobiografía; lo cual es perfectamente factible ya que el cristiano
siempre va a aprender justificar sus acciones a Dios, al otro. Es muy visible esta idea en
el planteamiento que Rousseau hace de sus Confesiones. Cuando un hombre se
confiesa a un cura o cuando Rousseau se confiesa ante el mundo, existe un hecho
inamovible: ambas confesiones se basan en una verdad pero no tienen porque decir
toda ella. ¿Por qué Rousseau omite ciertas cosas relativas a sus Confesiones? ¿ Por
qué el hombre omite las razones de su hurto? El hombre se desnuda ante sus
confesores, pero nunca del todo.
La obra de Rousseau ha dado lugar a numerosas parecidas por hombres de similar
categoría social, y esto conlleva directamente a la idea que tales obras son modelos
para sus posteriores; ejemplos a seguir, valientes y sinceros.
Ese tú, receptor, al que el autor se dirige (ya sea en epístola o indirectamente)no se
puede interpretar aislado el texto del exterior, sino que debe ser interpretado junto
con la una contextualización general, amplia; una contextualización del yo y del tú. Es
por esta contextualización por lo que, por ejemplo, años atrás ciertos temas estaban
restringidos; pero aislando el texto este hecho seria incomprensible.
Ese tú parece estar en un Estatuto superior al de yo, es por eso que siente el autor la
necesidad de justificarse. El tú es un Vuesa Merced en el Lazarillo y Dios para los
cristianos. Esta superioridad determina en cierta manera el texto y su contenido. Nadie
se atrevería a contar hechos banales a algo o alguien superior, sino que uno quiere
elevar, igualar de cierta manera su propia vida ante esta entidad.
Alguien que justifica sus hechos, por otro lado, supuestamente debe de contar solo la
verdad, ya que, si se está justificando es que quiere ser sincero respecto a sus acciones
y es por ello que debe estar diciendo solamente verdades. Además, está el hecho que
esto ocurre con esa entidad superior, por lo que se presupone que el autor siente
cierto tipo de respeto con ese ente así que no le convendría mentir.
En el caso del Lazarillo de Tormes, el texto está construido de tal manera la veracidad
nunca es negada, incluso obviando que es una obra anónima. La ficcionalidad de la
obra reside en elementos pequeños como en la propia ausencia de firma o la
ambigüedad moral. La autobiografía es como todo género, diacrítico, en el sentido de
que dependiendo a qué se le de relevancia la distancia de un género a otro será más o
menos grande.
Como ya sabemos, sin embargo, la identidad que se está excusando no real
completamente, pero es imposible decir que es falsa. Esta identidad es
definitivamente retórica. La firma es, en una autobiografía, un signo de la veracidad y,
esta se une a esa imagen retorica del autor, por lo que tanto la imagen mostrada como
el nombre del autor se convierte en un signo público; la representación pública.