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INTRODUCCION:
El ”Oncenio de Leguía” fue uno de los capítulos más importantes en la historia del Perú.
Augusto B. Leguía, tomo la presidencia desde 1919 hasta 1930, dejando una huella indeleble
en la política y sociedad peruana. Durante este periodo, se llevo a cabo dos reelecciones
consecutivas, con un total de once años en el poder, lo que dio origen al nombre de “Oncenio
de Leguía”. Antes de su presidencia, Leguía ascendió a la Presidencia por primera vez en 1908
gracias al apoyo del Partido Civil, pero debido a problemas internos dentro del civilismo,
llevaron a Leguía alejarse de esta alianza política. Sin embargo, su retorno en 1919 estuvo
marcado por una controvertida elección y un posterior golpe de Estado contra el Presidente
José Pardo. Este acto cuestionable desencadeno un cambio abrupto en el poder e inició un
periodo que revolucionaria la estructura del Estado peruano. La “República aristocrática” que
precedió al “Oncenio” estaba caracterizada por el control de familias aristócratas sobre las
1919, busco cambiar esta dinámica, proponiendo la “Patria Nueva”. Sin embargo, a medida
que avanzaba su gobierno surgieron cambios en su enfoque. A partir de 1924, Leguía adopto
principalmente sus intereses personales. Esto causo descontento entre sus seguidores y una
creciente disolución de la relación entre Leguía y la sociedad. Ante este contexto, surge la
siguiente pregunta controversial: ¿Fue autoritario el Oncenio de Leguía? Desde nuestro punto
El gobierno del presidente peruano Augusto Leguía durante el Oncenio se caracterizó por la
implementación de dos mecanismos principales. En primer lugar, se utilizó una gran cantidad
de préstamos extranjeros para financiar el desarrollo de la infraestructura del país. Estos
préstamos, principalmente de bancos internacionales, exigían condiciones y requerían
información sobre la política económica del gobierno. Además, se estableció el Banco Central
de Reserva como parte de las condiciones impuestas por los prestamistas extranjeros (Pease
& Romero, 2014, pp. 59-73; CITE_2).
En segundo lugar, se promulgó la Ley de Conscripción Vial en 1920, que obligaba a los
varones entre 18 y 60 años a trabajar en la construcción y reparación de carreteras. Aquellos
que no podían pagar un abono en efectivo para ser redimidos de esta obligación eran
principalmente las masas indígenas (Pease & Romero, 2014, pp. 59-73; CITE_2).
Referencias:
Pease, H., & Romero, G. (2014). La política en el Perú del siglo XX (2da ed.). Lima: Fondo
Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perú.
CONCLUSIÓN:
REFERENCIAS: