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Anuario de Sexología © Anuario de Sexología A.E.P.S.

2008 | nº10 | pp. 11-57 ISSN: 1137-0963

A propósito de Kinsey: Seis décadas de informe


Joserra Landarroitajauregi Garai
Sexólogo. Pedagogo. Psicólogo
Codirector del Centro de Atención a la Pareja Biko Arloak. Bilbao
Biko1@correo.cop.es

Resumen
Se cumplen sesenta años de la publicación del primer Informe Kinsey (1948) y cincuenta y
dos años de la muerte del propio Alfred Kinsey. Sin embargo, el Dr. Kinsey sigue estando
de actualidad a través de su trabajo —reimpreso a finales de los noventa—, su aún activo
Instituto, los debates y controversias que todavía suscita, las biografías, películas, documen-
tales, musicales o novelas sobre su vida; además de potentes campañas orquestadas contra su
figura. Se ha escrito mucho, y desde todas las perspectivas posibles, sobre Kinsey y su obra.
Probablemente ningún otro científico —y desde luego, ningún otro sexólogo— ha sido tan
meticulosa y críticamente revisado. Se ha mirado con lupa su obra, sus muestras, sus métodos,
sus propósitos, su vida, su personalidad, sus relaciones, incluso su más estricta intimidad. Así
que, para el lector bien informado, no creo que este artículo aporte nada original que no haya
sido dicho antes por alguien en algún sitio.
Es por ello que esta entrega tiene como única pretensión ofrecer al lector del Anuario de Sexo-
logía una recopilación actualizada y en castellano sobre el “Fenómeno Kinsey”. El trabajo se
estructura en tres grandes partes. La primera, El maleficio de Kinsey, describe la persecución
que, aún hoy, recibe la figura de Kinsey. En la segunda, titulada El fenomenal Alfred, resumo el
trabajo y principales aportaciones de este autor, así como la vasta revisión que sobre su vida y
obra ha sido realizada en estas seis últimas décadas. Finalmente, en la tercera parte, La episteme
de Kinsey, hago una revisión crítica sobre su marco teórico.

Palabras clave: Kinsey, sexo, historia de la sexología, episteme, investigación sexual.


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Joserra Landarroitajauregi Garai

Abstract
It has been sixty years since the publication of Kinsey’s Report (1948), and fifty two years since his
death. Nevertheless, he continue to generate interest, debate, and controversy. The Kinsey Institute at
the University of Indiana in Bloomington, USA, remains prominent, Kinsey’s works have been repub-
lished in English and in many other languages, and there have been biographies, movies, and even a
musical stage play about his life, not to mention the many “smear” campaigns to which his memory
and his works have been subjected. Perhaps no other scientist —and certainly no other sexologist— has
been so meticulously scrutinized; his works, samples, methods, motives, even his private personal life; all
have been examined and dissected under a microscope. So, for the well informed reader, I do not believe
that this article contributes anything original.
What is presented here to the reader of the Yearbook of Sexology is a review —in Spanish— of the
“Kinsey Phenomenon” in three parts: the first, “Kinsey's Curse”, describes the antagonism to him as a
person, and to his works, that is still very much present today; the second, “The Astonishing Alfred”,
is a summary and review of his contributions; and the third, “Kinsey's Episteme”, is a critical analysis
of his theoretical frame.

Keywords: Kinsey, sex, history of sexology, episteme, sex research.

Prefacio tratamiento, sus mayores detractores acuer-


dan tales influencias. Así que, unos elogiosa-
Hay un acuerdo generalizado sobre que Kin- mente y los otros enojadamente, en los Esta-
sey y su trabajo produjeron un gran impacto dos Unidos suelen tenerle por y nombrarle
sobre la cultura americana, causando cam- como el “padre de la Revolución Sexual”.
bios en la intimidad de sus alcobas; según
muchos un precursor necesario para la luego Creo ingenua esta explicación. Considero
llamada “Revolución sexual” de los años que Kinsey más bien predijo que produjo
sesenta y setenta. En ello —para ensalzarle tales cambios sexuales y que éstos fueron
o para denigrarle— coinciden tanto sus ocurriendo a lo largo de todo el siglo XX
defensores como sus detractores. De suerte por múltiples y complejas causas que no
que para muchos, en positivo o en negativo, pueden ser atribuidas a la obra de una sola
“Kinsey” ya no es un autor y una obra, sino persona. Lo que sí hizo Kinsey es descubrir
una especie de marca comercial, un Mesías y describir que tales cambios venían pro-
de los nuevos mores sexuales o el leviatán de duciéndose, además de hacerlos públicos y
la tradición familiar. hablar elogiosamente sobre ello en términos
normalizadores. Al documentar lo que ya
Según Paul Robinson (1995, p.142-144), la estaba pasando, hizo patente que no pasaba
influencia de Kinsey en la cultura norteame- lo que se suponía que pasaba, ni lo que estaba
ricana posterior ha sido de suma importancia prescrito que tendría que estar pasando. Pero
en tres áreas: a) la mayor tolerancia ante la predecir no es producir; y dar cuenta, no es
homosexualidad; b) la creciente normaliza- ser causa.
ción de la actividad sexual de los solteros;
y c) la desmitificación del sexo —que pasa A mi juicio, la influencia de Kinsey no
de lo sagrado y misterioso a lo profano y fue tan grande en los usos eróticos como
conocible—. Con otras palabras, y con otro en los discursos públicos sobre tales usos.
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Luego no creo que produjese cambios en lo ricano, sino que ha cruzado el Atlántico y
que pasaba, sino en cómo se hablaba sobre no es difícil encontrar muestras de ello en
lo que estaba pasando. Por todo ello, este nuestro país.
hombre que fue para unos Apóstol y para
otros Apóstata, ya no es sólo un autor y una 2. El maleficio
obra. Es ya algo más que aquí llamaremos el
“fenómeno Kinsey”. Parece pesar sobre Kinsey un maleficio con
un inconfundible aroma bíblico muy del
gusto de sus combativos adversarios: “quien a
Parte uno: hierro mata, a hierro muere”. Tal maleficio le
el maleficio de Kinsey persiguió en vida y le sigue persiguiendo des-
pués de muerto. La primera consecuencia del
tal maleficio podría describirse del siguiente
1. Introducción modo: si Kinsey se atrevió a mostrar públi-
camente las vergüenzas de la sociedad norte-
La vida y obra de Kinsey han resultado siem- americana, ésta tiene derecho a airear las ver-
pre polémicas. En palabras muy comedidas güenzas del propio Kinsey. Curiosamente,
de Brancroft: “Desde su primer curso de pre- a esta exhibición pública han contribuido
paración matrimonial su trabajo fue objeto tanto las vanguardias de la progresía como
de creciente controversia (…) En los poste- las retaguardias de la conservación. Al punto
riores 50 años la controversia fue disminu- que, en ocasiones, parece que lo sustancial de
yendo hasta que, en los 10 últimos años, ha su aportación a la ciencia, al conocimiento
vuelto a emerger a través de una campaña y a la cultura resulta ser si era o no usuario
política llevada a cabo por los que deploran de pornografía, si tuvo o no tuvo relaciones
los cambios familiares y los cambios de los eróticas homosexuales, si compartió o no a su
valores sexuales que han ocurrido en este esposa, si empatizó o no con los pederastas, si
tiempo en los Estados Unidos y en otras par- se cortó o no el prepucio, etc. En fin, cuestio-
tes. Ellos ven a Kinsey como el arquitecto nes intestinas —incluso intestinales— en las
de tales cambios, atribuyéndole una enorme que aquí no entraremos excepto para afirmar
influencia sobre este proceso de cambio social rotundamente que Kinsey fue obsesivo en
que ha afectado no sólo a los Estados Unidos, preservar el anonimato y la confidencialidad
sino a todos los países industrializados. Pare- de las miles de intimidades a las que tuvo
cen creer que por desacreditar a Kinsey van acceso. Pues prevaleció en él, taxativamente,
a lograr, en algún sentido, retrasar el reloj la máxima de decir los pecados sin delatar ni
hacia lo que ellos consideran tiempos mejo- enjuiciar a los pecadores.
res.” (1995, p. a).
Pero los más fieros enemigos de Kinsey apun-
Pero lo cierto es que los detractores de Kinsey taron, desde bien pronto, contra su autoritas
no pretenden tanto “retrasar el reloj” cuanto —intelectual, científica y moral—; ya no sólo
otros objetivos más pragmáticos entre los desautorizándole, sino abiertamente, descali-
cuales destacan el estrangular económica- ficándole, calumniándole o difamándole. Así
mente al Instituto Kinsey —y a otras institu- podemos afirmar que la segunda parte del
ciones como la IPPF o el SIECUS— o lograr maleficio se ha expresado mediante la falacia
que los Programas de Educación Sexual que ad hominem cuya estructura paralógica es la
se realizan en los Estados Unidos se sustitu- siguiente: 1) A afirma B; 2) A es desautori-
yan por programas contra el aborto, por la zado por cuestiones Z —que sí se ofrecen y sí
castidad y la abstinencia prematrimonial. Y se argumentan—; 3) Luego, en tanto que A
no se trata sólo de un fenómeno norteame- queda desautorizado por las tales cuestiones
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Z perfectamente argumentadas, se concluye cas, idiomáticas, culturales— especialmente


que “la afirmación B, hecha por el desautori- en Europa y en el Pacífico, iniciándose una
zado A, es —paradójicamente— falsa. geopolítica sumamente favorable. En térmi-
nos de potencia militar, los Estados Unidos
habían sometido —al tiempo— a la potente
3. Contexto histórico y Alemania y a la belicosa Japón. En Europa, la
político del “maleficio Kinsey” democracia formal había derrotado al totali-
tarismo nacionalsocialista; y en el Pacífico, el
El “fenómeno Kinsey” o del “Dr Sex” —pues moderno, occidental y democrático Coman-
éste fue el tratamiento mediático que reci- dante en Jefe había derrotado al feudal Empe-
bió en aquella época— ocurrió en un con- rador nipón. En unos y otros casos las liberta-
texto histórico sumamente ambivalente que des y los derechos civiles habían derrotado
nos ayuda a entender tanto su gran impacto al totalitarismo y a la obediencia ciega al
científico, mediático y cultural, como su pos- gran líder. Además, la dinámica bélica había
terior decadencia y desconsideración. Casi producido un enorme incremento del lide-
todos sus biógrafos (Pomeroy, Christenson, razgo mundial norteamericano, de su iden-
Brecher, Robinson, Gathorne-Hardy, Bullo- tidad nacional interna, de su economía, de
ugh, Jones e incluso el cineasta Condon) su industria y de su investigación. Todo ello
sugieren que Kinsey fue primero encum- sin que ninguna bomba hubiese estallado en
brado y luego desechado por el público, la territorio propio; luego sin que hubiese nada
prensa y las instituciones norteamericanas. que reparar o reconstruir.
Podría decirse que la sociedad norteameri-
cana primero le hizo una estrella y luego le En este clima de efervescente optimismo la
estrelló en las ciénagas del deshonor. Con investigación gozaba de un enorme presti-
matices, unos y otros señalan que la razón gio. Al fin y al cabo, la guerra se había “ató-
del punto de inflexión en su carrera como micamente” ganado porque los científicos nor-
docente, investigador y divulgador sexual teamericanos habían sido mejores —o más
fue que chocó contra el tabú de la supuesta rápidos— que los investigadores enemigos.
asexualidad de las mujeres norteamericanas. Incluso la investigación psicosocial y humana
se vio favorecida por este fenomenal empuje
En mi opinión, además de esta cuestión que bélico y postbélico. Así que, con la colabo-
Betty Friedan llamaría del “misterio femenino” ración de los hipertrofiados presupuestos
—“misterización de lo femenino” y “feminiza- militares, fueron tiempos de consolidación y
ción del misterio”—, Kinsey tuvo a su favor y expansión del Conductismo, la Psicometría
en su contra algunos de los grandes vientos y la Modificación de Conducta, tiempos del
políticos e ideológicos que azotaron los Esta- nacimiento y la emergencia de la Cibernética
dos Unidos. Tales vientos soplaron a veces y la Teoría General de Sistemas y tiempos de
de proa y otras de popa. Cuando soplaron a descubrimientos farmacológicos que influi-
favor, desplegó el velamen y subió hasta lo rían en el devenir sexual del mundo —sul-
más alto; pero cuando soplaron en contra, no famidas, antibióticos, hormonas sexuales,
replegó velas. anovulatorios, tampones—.

3.1. Viento a favor En fin, que con unas y otras cosas, a mediados
de la década de los cuarenta el país galopaba
Los Estados Unidos de América habían sobre un optimismo eufórico que podría
ganado la II Guerra Mundial. El nuevo resumirse en la siguiente frase: Nortemérica
Imperio norteamericano asentaba sus bases es todopoderosa y todo es posible en Norteamérica.
—militares, políticas, económicas, científi- Fue en los años inmediatamente posteriores
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cuando esta desmedida euforia se fue tor- En 1953, el desmesurado McCarthy llegó a
nando en disparatada paranoia con motivo sospechar del mismo Eisenhower, pretendió
de la “amenaza roja” y los “valores americanos investigar a las Fuerzas Armadas y denunció
tradicionales”. al secretario de Defensa de encubrir activi-
dades de espionaje extranjeras. Evidenciadas
3.2. Viento en contra sus prácticas por determinada prensa, la tele-
visión retransmitió la audiencia del Senado
Pero no todo iba a ser bueno en una heterogé- en la que —con su estilo demagógico y bru-
nea nación que necesita enemigos exteriores tal— arremetía contra oficiales del Ejército
como fuente de cohesión interna. Quedaba por su presunta actividad comunista. En
un enemigo en pie: Stalin y el poder sovié- 1954, McCarthy fue censurado por el Senado
tico; y otro aún peor: los nacionales filoco- estadounidense por “conducta impropia de un
munistas. Así fue como la euforia fue dando Senador”. A partir de lo cual fue perdiendo
paso a la prevención, al temor, a la sospe- poder, protagonismo y salud para morir
cha, a la paranoia y a la delación, creándose finalmente a los 48 años víctima de cirrosis
el peor monstruo de todos: el fiero y ciego y hepatitis.
anticomunismo. Y resultó que fueron más
peligrosos para los grandes valores naciona-
les los cruzados anticomunistas que los temi- 4. Las cuatro falacias
dos filosoviéticos. Y a la sombra de aquel
anticomunismo germinaron las semillas del Básicamente han sido cuatro las falacias ad
belicoso e imperialista pannacionalismo y del hominem contra Kinsey, que llamaremos aquí:
fundamentalismo puritano que, con el andar a) Kinsey el Indocumentado, b) Kinsey el Revo-
del tiempo y el barniz de la posmoderni- lucionario, c) Kinsey el Pornógrafo y d) Kinsey
dad, fueron decantándose en la denominada el Filopederasta. Las tres primeras ya estuvie-
Mayoría moral, en la nueva pudibundez de ron presentes en vida de Kinsey y pertenecen
“lo políticamente correcto” y en las renovadas al espíritu de aquellos tiempos. La cuarta,
formas “neocon”. sin embargo, ha emergido recientemente y
corresponde al espíritu de estos tiempos. En
En aquel tiempo, la paranoia anticomunista palabras de Bancroft: “qué mejor manera de
encontró a su gran valedor en Joseph Ray- desacreditar a alguien en este tiempo en el
mond McCarthy (1908-1957) que, desde que, a propósito del abuso sexual infantil, la
1947, fue senador republicano por el estado ansiedad raya con la histeria y en el que el
de Wisconsin, máximo responsable del Comité acusado es considerado culpable hasta que
de Actividades Antiamericanas y promotor de demuestre su inocencia.” (1995, p. j).
la campaña de delaciones, denuncias y listas
negras gestionadas por empresas privadas, 4.1. Kinsey el Indocumentado
llevada a cabo contra personas sospechosas de
filocomunismo. Este fenómeno de persecución En orden de aparición histórica, la primera
moral y política mccarthista fue conocido falacia ad hominem descalificaba a Kinsey por:
como la “caza de brujas” con motivo de la su autoridad científica —era un neófito, un
obra teatral de Arthur Miller —“Las brujas experto inexperto—, su inadecuada forma-
de Salem” (1953)— en alegoría a los hechos ción previa —no era médico, ni tenía forma-
ocurridos en 1692 en aquella pequeña aldea ción en ciencias humanas: era biólogo—, su
de Massachusetts donde, por una mezcla de competencia investigadora —no era un cien-
luchas internas entre familias y fanatismos tífico objetivo y ecuánime sino un activista
puritanos revestidos de paranoia, fueron eje- que pretendía una revolución de los mores
cutadas sin juicio alguno 25 personas. sexuales—, su extravagante atrevimiento
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—siendo un especialista en insectos, se atre- bajo era notablemente superior —en detalle
vió a investigar lo más complejo e íntimo y en escala— al resto de los estudios realiza-
de lo humano: su sexualidad—, su método dos en este campo (Bancroft, 1995, p. c).
científico —se puso en solfa su sistema de
obtención de informantes, su muestra, su No nos entretendremos más en esta fala-
tratamiento estadístico, etc.— y su honesti- cia, pues dedicaremos la segunda entrega,
dad investigadora —se le acusó de inventar “El fenomenal Alfred”, a documentar esta
datos, de retorcer las muestras y las entrevis- cuestión.
tas para obtener los datos que él previamente
pretendía—. 4.2. Kinsey, el Revolucionario

Lo cierto es que a Kinsey no le preocupó tanto La segunda falacia guarda relación con un
su respetabilidad moral como su respetabili- largo listado de descalificaciones que giran
dad científica. Él estaba muy seguro de su en torno a la “norma” —política, moral,
competencia como investigador y metodó- nacional, etc.—, a su supuesto incumpli-
logo, así que defendió las particularidades de miento y a la supuesta pretensión transgre-
su trabajo frente a todos sus críticos, sin por sora de Kinsey. En virtud de ello, ha sido
ello dejar de mostrarse abierto y colaborador tratado como: revolucionario, hetedoroxo,
a que su trabajo fuese revisado. De hecho, en provocador, extravagante, activista, comu-
1950, el Consejo Nacional de Investigación nistoide, antiamericano, anti-familia, inmo-
—mecenas fundamental de su investiga- ral o depravado. Esta falacia podría haberse
ción— solicitó a la Asociación Americana de titulado “Kinsey el anormal” —en relación a
Estadística que evaluara la metodología de la norma sexual— o “Kinsey el inmoral” —en
la investigación de Kinsey. Con este motivo relación a los mores sexuales—, pero final-
se constituyó un comité de revisión formado mente me he decantado por esta acepción
por siete expertos que, —después de un largo —más política y más propia de los modos de
período de evaluación y muchas reuniones la descalificación de aquellos tiempos—. En
con Kinsey y su equipo investigador— dio palabras de Bancroft:
finalmente un “non obstat” a su trabajo, aun-
que éste no fue unánime. “Kinsey ha sido descrito por algunos como
un hombre con una «misión»: cambiar el
La Comisión reconoció las dificultades que modelo de comportamiento sexual en los
Kinsey había afrontado y concluyó que estaba USA, causar «una revolución» en los valores
del todo justificada la no utilización del sexuales, incluso minar la estructura social
muestreo aleatorio en las etapas más tempra- de los USA para promover el comunismo
nas del proyecto —aunque consideraban que —Kinsey no era decididamente un comu-
éste debería ser el procedimiento futuro—. nista—. (…) La «misión» de Kinsey en el
Además expresaba un juicio crítico sobre la Volumen Masculino no era cambiar el modo
que consideró una escasa precaución en la del comportamiento sexual de los hombres,
interpretación de las conclusiones y fue espe- cuanto tratar de incrementar el entendi-
cialmente crítica con el empleo incorrecto de miento de por qué estos se comportaban
determinadas técnicas estadísticas —en con- como lo hacían, así como tratar de disminuir
creto el procedimiento compensatorio para los efectos lesivos de la estigmatización cau-
producir las Correcciones estadounidenses—. Sin sada por los códigos morales. En este sen-
embargo, aplaudieron su diligencia, conclu- tido, él claramente vio que la mayor parte
yendo que su trabajo era “un esfuerzo monu- del comportamiento sexual socialmente
mental” y, tras cuidadosa comparación con la considerado inmoral era intrínsecamente
investigación anterior, estimaron que su tra- inofensivo y no tenía repercusión negativa
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alguna. (…) En el Volumen Femenino su normal su modo de entrevistar; si eran —o


«misión» principal era mejorar el entendi- no— normales las personas entrevistadas;
miento sexual entre hombres y mujeres con si eran –o no— normales sus procedimien-
el fin de mejorar sus relaciones sexuales. (…) tos estadísticos; si lo eran sus relaciones, sus
Todo ello contrasta con la opinión vasta- preguntas, sus datos, sus conclusiones, sus
mente extendida de que la «misión» de Kin- intenciones, etc.
sey era minar la importancia del matrimonio
y la familia en el estilo de vida americano. Hasta 1938 nadie dudó de la “normalidad”
(…) Estoy de acuerdo con la conclusión de —académica, moral, política, nacional, sex-
Robinson [1976, p. 78] sobre que Kinsey ual— de Alfred Kinsey, pero cuando inició
evaluó la mayor parte de los «actos sexua- su labor docente como coordinador y profe-
les» desde parámetros matrimoniales. (…) sor del curso matrimonial de la Universidad
[y también coincido con] Morantz [1993, p. de Indiana, no sólo comenzó su conocimiento
162] cuando concluye que: «Kinsey no era de la intimidad erótica de sus estudiantes y
un revolucionario social. Su rebelión contra su interés por la investigación sexual, sino
los mores sexuales anticuados de su tiempo que principió la persecución política del
no le condujo a cuestionar otros valores fundamentalismo puritano que le acom-
estructurales. Como la mayor parte de sus pañó durante toda su vida y le siguió tras
contemporáneos, él creía en el matrimonio su muerte.
feliz y estable y esperaba que su investiga-
ción ayudase a la mayoría de los americanos Lógicamente, el primero en escandalizarse
a obtener la satisfacción de una monogamia por lo que estaba pasando en aquellas aulas
permanente en un marco de estabilidad fue el clero local, que formuló su pertinente
social».” (Bancroft, 1995, p. g-h) queja a Nellie Showers Teter —primer fidei-
comisario mujer de la Universidad de Indi-
Para bien o para mal, hay un hecho que me ana—. Ésta se presentó ante Wells quien le
parece del todo evidente: la obra de Kin- sugirió que “tomase el curso y viese con sus
sey no sólo ofreció datos, sino que tuvo un propios ojos. La mujer aceptó el consejo y
efecto “normalizador” —que él expresamente meses después volvió al Rector para decirle:
pretendió— de lo anteriormente “anormali- «lamento que yo no tuviese estos cono-
zado”. Él lo sabía y sus adversarios también. cimientos cuando me casé».” (Moke, 1997)
Así que este referente de “lo normal” —en
tanto que norma y en tanto que prevalen- Como hizo casi siempre, Kinsey optó por no
cia o frecuencia— estuvo siempre presente callarse y dirigió una carta a los responsables
en la crítica a su obra y en las controversias de la Universidad declarando que se negaba a
posteriores, un aspecto que retomaré más que los clérigos interfiriesen en la formación
adelante. universitaria desafiando la obligación de la
Universidad de transmitir conocimiento
Si él insistió en afirmar que eran muy nor- científico a sus alumnos. Sin embargo, y pese
males —al menos frecuentes— las conduc- a contar con el apoyo del rector, la cuestión
tas supuestamente anormales, sus detrac- no se zanjó tan fácilmente. Algunos profe-
tores han insistido en afirmar que no es normal sores de la Facultad de Medicina sugirieron
normalizar lo anormal; más aún: que no puede que Kinsey estaba ejerciendo de médico
ser muy normal quien así actúa. Así que en rel- sin serlo y otros que había incompatibi-
ación a su vida y a su obra aún sobrevuelan lidad entre la investigación de Kinsey y su
las sombras sobre: si eran —o no— normales papel en el curso. Además, algunos padres
él mismo y su esposa; si eran —o no— nor- —fundamentalmente de chicas— expresa-
males sus colaboradores; si era —o no— ron sus quejas en relación a informaciones
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Joserra Landarroitajauregi Garai

explícitamente sexuales que en aquellas La muerte le encontró precisamente en este


clases se facilitaban. Asimismo, el profesor periodo de penuria.
de bacteriología Thurman Rice fue tenaz y
combativo en su persecución y denuncia en Durante esta etapa, el Instituto se financió
relación a la pretendida heterodoxia de las exclusivamente con los derechos de autor de
formas académicas de Kinsey, la supuesta sus dos publicaciones y con algunas ayudas
inmoralidad de los contenidos de sus clases privadas entre las que, según los detrac-
y, muy especialmente, su atrevimiento al tores de Kinsey, estarían las provenientes
formular —incluso a las chicas— preguntas del Director de Playboy, Hugh Hefner. No
de manifiesto contenido íntimo —a Rice le fue hasta 1957, muertos ya Kinsey y McCa-
obsesionó especialmente que Kinsey hubiese rthy, que el Instituto, bajo la recién estre-
sugerido a alguna de ellas que se midiese el nada dirección de Paul Gebhard, recuperó la
clítoris—. financiación pública para continuar con su
labor investigadora.
Parecería que con su decisión de abandonar
las clases del curso matrimonial y dedic- 4.3. Kinsey el Pornógrafo
arse exclusivamente a la investigación, se
acabaría la persecución. Sin embargo, el Antes de adentrarnos en la tercera de las fala-
acoso de sus perseguidores le acompañó per cias, conviene aclarar que en los Estados Uni-
secula seculorum. Tras la publicación del Volu- dos se considera pornografía cualquier material
men Femenino, McCarthy —junto con otros sexualmente explícito, entendiendo por esto lo
senadores republicanos—, repitió hasta la genitalmente mostrado. Así que, finalmente,
saciedad que aquella obra era el mayor se produce un equívoco entre pornografía
insulto que nunca se había hecho “contra y visibilidad genital. En cualquier caso, se
nuestras madres, esposas, hijas y hermanas”, y ha relacionado a Kinsey con la pornografía
que las conclusiones de Kinsey minaban la mediante cuatro hilos argumentales: a) en
estructura familiar tradicional norteameri- relación a la colección de material erótico
cana, preparando a América para la “invasión explícito —fotografías, pinturas, grabados,
comunista”. tallas, etc.— que el Instituto Kinsey ha ido
recopilando desde su creación; b) la supuesta
Las sospechas sobre sus pretensiones e ideas conexión entre el Instituto Kinsey y el
le llevaron a ser investigado por el FBI de emporio Playboy; c) la renuencia de Kinsey a
aquel Hoover de los años cincuenta y por condenar la pornografía —a su comprensión
el Comité de Actividades Antiamericanas del por los usuarios de tal industria, así como su
Senador MacCarthy. De hecho, en medio pretensión despenalizadora de la tal activi-
de aquella paranoica época maccarthista, dad—; d) la producción propia de material
en 1954, el senador de Tennessee, B. Car- audiovisual con contenidos explícitos y pre-
roll Reece, constituyó la “Comisión de Inves- tensión investigadora.
tigación para Fundaciones Exentas de Impues-
tos” según relata Pomeroy (1972, p. 375) Respecto al primero de estos argumentos,
“con el fin expreso de investigar y entorpecer la en el año 1950, la Aduana Federal de la
financiación del Instituto”. A partir de ese ciudad de Nueva York incautó una serie de
momento, la Junta Directiva de la Fun- fotografías eróticas propiedad del Institute for
dación Rockefeller, presionada por el propio Sex Research alegando que se trataba de mate-
Reece, retiró el apoyo financiero al Instituto rial pornográfico. Esto daba más munición a
Kinsey. Con lo cual llegaron los años duros sus detractores. Aunque el contexto político y
para un Kinsey que no encontraba recursos legislativo no era alentador —la pornografía
financieros y cuya salud se iba mermando. no sólo era ilegal sino que, en pleno maccar-
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thismo, se consideraba actividad anti-nortea- y en el ático de su domicilio particular, se


mericana— se inició un proceso legal denomi- habían filmado actividades eróticas en las que
nado el caso “USA vs. 31 Fotografías”, cuyo habían participado voluntarios —incluso sus
final Kinsey no llegó a ver porque se dilataría propios colaboradores y esposas—. Respecto
durante siete años. Sin embargo, en 1957, el a este material sexual explícito —filmado
caso fue finalmente resuelto por el Tribunal en secreto— en la página Web del Insti-
Federal a favor del Instituto. Aquella senten- tuto Kinsey se afirma: “El Dr. Kinsey estaba
cia permitió al Instituto importar y recopilar interesado en el comportamiento sexual de
materiales eróticos —incluso explícitos— mamíferos, así pues se hizo con películas
con fines de investigación. sobre el apareamiento de muchos animales.
Asimismo, no creía que la fotografía pudiera
En el ínterin —hablamos de 1953— Hugh todavía representar con exactitud la respuesta
Marston Hefner había fundado la revista sexual humana, por lo que comenzó a fil-
Playboy, en cuyo primer número se ofreció mar también la actividad sexual humana.
el mítico desplegable del desnudo de Mari- Existen unas pocas de estas películas que
lyn Monroe y aquel editorial —escrito por fueron filmadas a una selección del personal
el propio Hefner— en el cual se exponía la y sus cónyuges, así como a un puñado de
filosofía del proyecto —contra el puritan- voluntarios.”
ismo y en favor de los placeres—. Hasta los
setenta, que le salió una competencia aún
más explícita con la revista “Hustler” de 5. La cuarta falacia:
Larry Flint, la industria Playboy no hizo sino Kinsey, el Filopederasta
crecer y Hefner amasar fortuna.
Parece evidente que la cuestión difamatoria
Ciertas, interesadas o difamatorias, se han de aquel tiempo no fue baladí, pues trajo
establecido conexiones entre Kinsey, su asociadas paranoicas investigaciones de FBI
Instituto y el emporio del conejito diseñado y serias amenazas de ingresar en las “listas
por Arv Miller. De hecho, los diferentes negras” de Mccarthy, además de decomiso
medios de Hefner siempre se hicieron eco, de material erótico, deshonor, perdida de
en términos elogiosos, del trabajo de Kinsey financiación, enjuiciamiento e ignominia
y de su Instituto. Incluso, al parecer, hici- mediática. Sin embargo, quien salió relati-
eron generosas aportaciones económicas en vamente indemne de todo aquello está hoy
los tiempos difíciles. No he logrado verificar amenazado por la peor de las máculas actu-
tal información puesto que el Instituto tiene ales: el abuso sexual infantil. Encabezando la
una política de estricta confidencialidad que está resultando ser la más negra de todas
en torno a las ayudas privadas. Así que tal las listas negras. Pero antes de presentar esta
acusación “ni se confirma, ni se desmiente”. actual cuarta falacia, veamos los hechos de
Pero encuentro plausible que así fuese. aquel tiempo.

En cuanto a la legalización de la pornografía, 5.1. “Rex King” el omnifilo


fue el excéntrico y combativo Larry Clax-
ton Flynt quien finalmente presentó y ganó Kinsey explicaba en su volumen sobre el
esta batalla legal, alegando el derecho a la hombre (VM, p. 160) que parte de su infor-
libertad de prensa protegida por la Primera mación sobre sexualidad infantil había sido
Enmienda de la Constitución de los USA. obtenida de las entrevistas hechas a varios
pederastas que habrían tenido actividad
Aún así, los detractores de Kinsey no olvi- criminal con niños. El resto de la información
daban que, a instancias del propio Kinsey, provenía del recuerdo adulto sobre la propia
19
Joserra Landarroitajauregi Garai

sexualidad infantil, de informaciones de Según informó Pomeroy (1972, p. 122-


padres y educadores, así como de unas pocas 123), Kinsey supo de su existencia a través
entrevistas realizadas a niños acompañados de Dickinson y —a diferencia de la mayoría
por sus padres. No obstante, y según Ban- de sus entrevistados que se ofrecieron vol-
croft (1995, p. l), es probable que los nueve untarios—, este hombre fue activamente
pederastas de los que Kinsey informó pudi- buscado por Kinsey y su equipo porque con-
eran ser solamente uno —un hombre de 63 servaba registros exactos de su extraordinaria
años apodado “Rex King”— y que Kinsey actividad sexual. Por lo que sabemos de este
mintiese sobre este asunto para garantizar la hombre, tuvo relaciones sexuales con unos
confidencialidad de su informante. ochocientos menores de diferentes edades
—unos seiscientos chicos y unas doscientas
Sin embargo, Judith Reisman ha denunci- chicas—, así como con innumerables adultos
ado la existencia de, al menos, otro pederasta de ambos sexos y con animales de muchas
que también fue entrevistado por Kinsey especies. Además, informó que se había ini-
—aunque no sabemos si éste ofreció o no ciado sexualmente con su abuela y que tuvo
información sobre su actividad pederasta; ni su primera experiencia homosexual con su
incluso si la había tenido antes de ser entre- padre. También había desarrollado comple-
vistado—. Lo que sí parece ser cierto es que jas técnicas de masturbación fruto de lo cual
un antiguo nazi huido a los USA, identifi- se mostró jactancioso acerca de su capaci-
cado por Reisman como Fritz von Balluseck, dad para eyacular en 10 segundos desde un
fue entrevistado por Kinsey y posteriormente comienzo flácido. Cuando Kinsey y Pomeroy
fue juzgado y condenado, en 1956, por la expresaron abiertamente su incredulidad, el
violación y asesinato de un niño de 10 años. hombre les demostró eficazmente su compe-
tencia in situ. Al parecer, ésta fue la única
En cualquier caso, fuesen uno, dos o nueve, demostración sexual que tuvo lugar durante
resulta evidente que Kinsey entrevistó a per- las dieciocho mil entrevistas realizadas.
sonas con actividad pederasta, efeberasta y/o
incestuosa. Esto es, tipificada en los actuales Las precisas y obsesivas notas de este hom-
códigos penales como criminal. Además, bre en torno a su actividad sexual con niños,
también entrevistó a otros muchos que habían púberes y adolescentes, constituyeron la prin-
tenido otras actividades eróticas, considera- cipal fuente de información sobre comportami-
das, en aquellos códigos penales de entonces, ento sexual infantil recogida por Kinsey en las
como criminales; también entrevistó a otras hoy demonizadas Tablas 30 a 34 del Volumen
muchas personas que no habiendo cometido Masculino. Y a partir de los años ochenta,
delito sexual alguno, sí habían cometido Kinsey y sus colaboradores fueron satanizados
otras actividades delictivas. Por todo ello fue por utilizar los datos del tal “omnífilo” y por
y sigue siendo muy criticado. no informar del asunto a las autoridades. Lo
curioso de todo es que Kinsey nunca albergó
Uno de estos pederastas, el denominado ninguna duda sobre la naturaleza criminal y
“Rex King”, que Brancoft (1995) califica de depredadora de aquel hombre. Pero lo que a
“omnifilo”, fue efectivamente entrevistado en él le preocupaba era si contaba la verdad, y si
una sesión absolutamente extraordinaria que —de su relato y sus observaciones— podía
duró unas 17 horas y en la que participaron obtenerse información fidedigna sobre la
tanto Pomeroy como Kinsey. La información respuesta sexual infantil. De hecho, concluyó
obtenida de aquella entrevista fue efectiva- que ofrecía información veraz.
mente una fuente importante de informa-
ción sobre respuestas sexuales infantiles que A partir de estas y otras pruebas, afirmó
Kinsey consideró fiable y veraz. con rotundidad que no existía el “periodo de
20
A propósito de Kinsey: Seis décadas de informe

latencia” del que había hablado Freud; luego, matrimonio, la familia y la santidad de la
que los niños y las niñas tenían, desde su vida humana en la política nacional (…) se
nacimiento y sin discontinuidad alguna, esfuerza por asegurar que los atributos úni-
respuestas manifiestamente sexuales que cos de la familia sean reconocidos y respeta-
incluían excitación y orgasmo. dos por legisladores y magistrados.” Su líder,
George A. Rekers, fue Profesor Emérito de
5.2. Los Ángeles de la Guarda Ciencias del comportamiento en la Facultad
de Medicina de la Universidad de Caro-
Los activistas del fundamentalismo puritano lina del Sur. Bajo la presidencia de George
—sobre todo protestantes, pero también Bush fue nombrado asesor de la Casa Blanca,
católicos y judíos en ecuménica coalición de además de miembro de diferentes comités de
odios e intereses— han hecho de esta falacia asesoramiento del Senado y de la Cámara de
ad hominem un potente ariete contra Kinsey. Representantes, así como de organismos ofi-
Con frecuencia se justifican en la admonición ciales como el Departamento de Salud y Serv-
del Nazareno: “al que escandalice a uno de icios Sociales —fue el experto que defendió
estos pequeños que creen en mí, más le vale con éxito la ley que prohíbe la adopción
que le cuelguen al cuello una de esas piedras para parejas homosexuales en el Estado de
de molino y le hundan en lo más profundo Florida—. Entre sus muchas publicaciones
del mar” (Mateo, 18:6). Así que, con este destaca su Manual de problemas sexuales infan-
parapeto bíblico, se han arrogado el derecho tiles y adolescentes (1995); además es el autor
de colgar del cuello de Kinsey las muelas de del Programa de Tratamiento de Inversión de la
la difamación para lanzar su vida y su obra a Identidad de Género —haciéndola coincidente
las profundidades de la ignominia. con la anatomía del niño— que le valió el
premio “Sidmund Freud Award” de la homó-
Lo más preocupante de esta campaña inter- foba National Association for Research and
nacional es que un importante número de Therapy of Homosexuality.
organizaciones en Defensa de los Menores
y en Defensa de la Mujer —religiosas, pero En el otoño de 1995, el Senador por Texas,
también laicas— se han unido —o han con- Rep Steve Stockman, hizo suya la denuncia
fraternizado— con esta nueva “caza de bru- del FRC y solicitó apoyo en el Senado para
jas” que con sarcasmo denomino el “látigo del presentar un proyecto de ley —que nunca
ático”. Este azote flagelante es blandido con salió adelante— para investigar las fuentes
mucha infamia y ninguna compasión por los de información de Kinsey. Stockman alegó
que a sí mismos se tienen por Ángeles de la que la investigación de Kinsey estuvo finan-
Guarda. ciada por fondos federales y que en ella se
contenían actos de acoso sexual a niños —los
Entre los más activos difamadores de la vida llamados “niños de la Tabla 34“ de Judith
y el trabajo de Kinsey podemos encontrar Reisman—. Logró al menos que el Senado
a las organizaciones norteamericanas Fam- abriese una investigación y que se interro-
ily Research Council (FRC) y Concerned gase al personal del Instituto y de la Univer-
Women for American (CWFA), apoyadas sidad de Indiana.
siempre en las denuncias de Judith Reis-
man1 y en la belicosidad de algunos sena- El CWFA es un lobby cristiano constituido
dores republicanos. en 1979, con sede central en Washington
DC y redes por toda Norteamérica. Actual-
El FRC es —según su página Web— un mente, es la organización política femenina
lobby cristiano fundado en 1983 como una más grande de los USA. Pretende que todos
“organización dedicada a la promoción del los niveles de la política pública se rijan en
21
Joserra Landarroitajauregi Garai

coherencia con los principios Bíblicos, y conmemoraciones y cambios. Nadie esperaba


según reza en su página Web, su misión es que aquel año pasase a la historia del Insti-
“proteger y promover los valores bíblicos tuto por otras razones diferentes a ésta. Pero
entre todos los ciudadanos, en primer lugar así fue. La WAS —antes “World Association
a través de la oración, después a través de la for Sexology” y ahora, desafortunadamente,
educación, y, por último, a través de la influ- “World Association for Sexual Health”
encia pública en los valores morales tradi- organizó un Congreso Mundial de Sexología
cionales de nuestra nación”. Pretenden “rees- cada 2 años. El de 1981 se celebró en Jerus-
tablecer la familia tradicional” en coherencia alén. En aquel marco, en la mañana del
con la Biblia a la que consideran fuente de la martes 23 de junio, Judith Reisman subió al
Verdad revelada y autoridad definitiva. atril para presentar su comunicación titulada
The Empirical Study and Statistical Procedures
En 1997, la CWFA llevó a cabo una campaña on Child Sexuality Undertaken by the Institute
pública de denuncia anti-Kinsey haciendo for Sex Research and Dr. Alfred Kinsey: A Criti-
un nuevo llamamiento en favor de una inves- cal Analysis of Child Sexual Experimentation’.
tigación en el Congreso. En enero de 1998, Y por los altavoces de aquella sala pudieron
el Representante del Estado de Indiana, oírse estos argumentos:
Woody Burton, presentó una Resolución a
la Asamblea General de Indiana basándose “Yo revisé el informe Kinsey. Cuando revisé
en las alegaciones de Judith Reisman. En las tablas me quedé espantada. ¿Cómo pudi-
agosto de 1998, y en relación a estos hechos, eron conseguir estos datos?, ¿Cómo pudi-
el canal de televisión Yorkshire emitió un eron saber que un bebé de 2 meses de edad
programa que fue públicamente contestado tiene o no tiene un orgasmo? (datos de la
por el Director del Kinsey Institute, John tabla 31) ¿Cómo obtuvieron un registro de
Brancoft (véase en Bancroft, 1995). 26 orgasmos en 24 horas para un niño de 4
años de edad? (datos de la tabla 34). Si estos
5.3. El látigo del ático experimentos tuvieron lugar, involucraron
actos en que los niños no podían dar su con-
Curiosamente, la figura señera del “látigo cris- sentimiento, ni tampoco pudieron hacerlo
tiano” es judía. Se llama Judith Reisman y es sus padres o tutores. Por tanto, estamos
—según afirma en su página www.drjudith- hablando de una actividad de carácter crimi-
reisman.org— profesora de investigación de nal: abuso sexual infantil.” (Citado en Susín;
la American University, veterana militante ver bibliografía)
anti-pornografía y asesora de la Comisión sobre
Pornografía del Fiscal General de los USA. En Con esta indignación, en 1990, Reisman
esta página explica que, gracias a sus investi- publicó junto con Edward Eichel su Kin-
gaciones, ha llegado a conclusiones alarman- sey, Sex, and fraud (1990), que en palabras
tes respecto a las conexiones existentes entre de Vern L Bullough “es un libro mal escrito
la educación sexual que se ofrece en las y pobremente editado en el que Kinsey es
escuelas norteamericanas —influenciada por descrito como un no-científico por depender
Kinsey— y el incremento de las infecciones de la memoria de los adultos sobre su propia
venéreas, la pornografía, la actividad —y el infancia o de los datos recogidos por un
activismo— homosexual, la pederastia y los pedófilo. En el libro se denuncia que Kinsey
abusos sexuales. debió de haber conducido los experimentos
con niños él mismo.” (1994, nota 5, cap. 7).
En el año 1981, el todavía Institute for Sex Una revisión de algunos fragmentos del texto
Research celebraba los 25 años de la muerte nos dan una idea del tipo de acusaciones que
de Kinsey con una importante agenda de incorpora: abuso de niños, agenda ideológica
22
A propósito de Kinsey: Seis décadas de informe

y moral encubierta, falsedad, uso de pobla- inmoral y criminal—. En su apocalíptica


ciones delincuentes y de perversos de todo interpretación, Kinsey no sólo no fue un
tipo, etc., con la consiguiente y nefasta influ- científico —o se equivocó—, sino que es el
encia en los actuales programas de educación mismísimo Mefistófeles. La desmesura y la
sexual. falta de tino de Reisman deberían haber bas-
tado para que su discurso cayese en saco roto;
En 1991, cuando el Instituto Kinsey sin embargo, y a través de los media, la vida
respondió públicamente a este libro, Reis- y obra de Kinsey son ofrecidas al siglo XXI
man presentó una demanda contra el Insti- envueltas en la ignominia.
tuto, contra la entonces Directora June Rei-
nisch y contra la Universidad de Indiana Por ejemplo, en el contexto del estreno de la
alegando difamación y calumnia. En sep- película Kinsey de Bill Condon y el llamami-
tiembre de 1993, el abogado de Reisman se ento al boicot nacional que un buen número
retiró del caso, y en junio de 1994 el tribu- de organizaciones religiosas llevaron a cabo,
nal desestimó el caso con perjuicio —lo que la presentadora radiofónica y comentarista
en el sistema legal norteamericano significa de Premiere Radio Networks, Laura Schless-
que Reisman no puede recurrir, ni reactivar inger, en su programa The Dr. Laura Show
la demanda—. Desde entonces Judith Reis- —el tercero en el ranking norteamericano y
man no ha vuelto a llevar al Instituto Kinsey escuchado en 471 estaciones de radio— ofre-
a los tribunales, pero sigue sentando a Kin- ció los siguientes argumentos: “El acto de
sey en los banquillos de la ignominia. alentar a los pedófilos a la violación de bebés
y niños pequeños inocentes en nombre de la
Su siguiente entrega, Kinsey: Crimes and Con- «ciencia» es ofensivo. El acto de no proteger-
sequences (1998), incidía sobre su tesis de que los de la persecución es ofensivo. Y el acto de
el origen de todas las pandemias sexuales de falsificar los resultados de la investigación—
esta época tenían su origen en la influencia lo cual, a su vez, abre la puerta para nuevos
criminal de Kinsey, que habría trufado con abusos sexuales infantiles—, es ofensivo…”
su ideología a la ciencia, la cultura, la legis- (véase contestación de Bancroft en la página
lación y la educación norteamericanas. Web del Instituto Kinsey).

Y en su última entrega, Kinsey’s Attic: The Considero que no puede ser éste el tratami-
Shocking Story of How One Man’s Sexual Pathol- ento, la imagen, los argumentos, las con-
ogy Changed the World —El ático de Kinsey: la clusiones y las críticas que ofrecemos a los
espantosa historia de cómo la Patología Sexual habitantes del siglo XXI sobre Kinsey, su
de un hombre cambió el mundo— (2006), tras trabajo y su obra. Sirva este documento para
el “descubrimiento” de que fue en el ático ofrecer otra perspectiva. También crítica,
de la casa particular de Kinsey donde se pero no por ello mendaz ni descalificadora.
realizaron aquellas filmaciones secretas de
voluntarios realizando actividades sexuales,
trata de demostrar que en aquel mismo Parte dos: el fenomenal Alfred
lugar también se llevaron a cabo espanto-
sas investigaciones con niños promovidas 1. Introducción
por el propio Kinsey; que éste era un per-
vertido sexual que cambió la moral sexual Afortunadamente, y al margen de las utiliza-
occidental “engañando” a científicos, legis- ciones políticas de sus detractores, el Kinsey
ladores y educadores, haciéndoles creer que que ha pasado a la historia de la Sexología no
sus investigaciones eran científicas —cuando es el Kinsey de las cuatro categorías falaces
realmente sólo escondían ideología perversa, que se han explicado en la primera parte de
23
Joserra Landarroitajauregi Garai

este trabajo, sino este quinto del cual daré Quiero detenerme un momento en este
alguna cuenta en estas segunda y tercera par- asunto de fechas y localizaciones: Aunque
tes. Se trata de Kinsey el Recolector, que nos Skinner hizo casi toda su carrera en Harvard
trajo a los sexólogos “mucho fruto y poco cesto” —allí se graduó y doctoró en 1931, allí fue
(Landarroitajauregi, 1996; 2000, p. 17 y investigador hasta 1936 y allí regresó de
ss.). Analizaremos algo de sus muchos frutos nuevo como profesor en 1948 para ejercer
sexuales en esta entrega y dejaremos su limi- el resto de su vida—, durante unos años fue
tado cesto epistémico para la tercera. Pero antes también profesor en la Universidad de Min-
de entrar en ello, comenzaremos presentando nesota y —precisamente en los mismos años
el contexto intelectual y científico de aque- que Kinsey investigaba el comportamiento
llos años cuarenta y cincuenta en los USA. sexual masculino—, fue también profesor en
la misma Universidad de Indiana donde Kin-
sey ya era catedrático. No me consta ninguna
2. Contexto intelectual y científico relación entre ellos, ni personal, ni intelec-
de los tiempos de Kinsey en USA tual, pero no tengo ninguna duda de que las
teorías conductistas de Skinner encontraron
2.1. Conductismo algún lugar en la estructura mental de Kin-
sey. Volveré a ello en La episteme de Kinsey.
Aunque el Conductismo nace a principios
del S. XX con J. B. Watson (1878-1858), En 1953, —y de nuevo coincidiendo con la
se desarrolla a mediados del siglo bajo el publicación del Volumen Femenino— Skin-
impulso de B.F. Skinner (1904-1990). En ner publicó su “Science and human behavior”
1913, Watson publicaba su artículo “La y, en 1957, publicó su “Verbal behavior”, del
psicología desde el punto de vista conductista”, cual Noam Chomsky escribió, en 1959, una
considerado el artículo fundacional del revisión muy crítica que supuso el inicio de
Conductismo, en el que pone el énfasis un cambio paradigmático conocido como
sobre la conducta observable y las relacio- “revolución cognitiva”.
nes que se producen entre el estímulo y la
respuesta, los cuales serían, por su objeti- 2.2. La Cibernética y la
vación, los temas de estudio de una Psico- Teoría General de Sistemas
logía científica. Pero es Skinner quien dará
un empuje a toda la psicología Conduc- En el año 1942, se celebró en la Fundación
tista, considerando la conducta —animal y Josiah Macy Jr. de Nueva York la primera
humana— como el resultado de la función de las que luego serán conocidas como las
de los refuerzos —positivos o negativos— Conferencias Macy —un total de diez— que
ambientales que operarían mediante los se programaron primero semestralmente y
principios convencionales del aprendizaje. luego anualmente entre 1946 y 1953 y en
Es este autor quien describirá el condicio- las cuales participó la flor y nata del pensa-
namiento operante —en oposición al condi- miento científico norteamericano —desde
cionamiento clásico— que ha resultado ser luego, se trataba de un grupo sumamente
uno de los baluartes de la Modificación de innovador, creativo e interdisciplinar—.
Conducta. En 1948, —precisamente el año Entre otros, allí estuvieron los matemáticos
de la publicación del Volumen Masculino John von Neumann, Norbert Wiener y Wal-
y recién llegado Skinner de la Universidad ter Pitts; los neurofisiólogos Warren McCu-
de Indiana—, se publica “Walden Dos”, obra lloch, Arturo Rosenblueth y Walter Cannon,
novelada en la que se describe una comu- los antropólogos Margaret Mead y Gregory
nidad utópica estructurada mediante una Bateson, el psicólogo Lawrence Franck y el
ingeniería social conductista. hipnoterapeuta Milton H. Erickson.
24
A propósito de Kinsey: Seis décadas de informe

Estas Conferencias Macy, de las cuales sur- tuvo influencia teórica alguna en Kinsey,
girá posteriormente la Cibernética, se finan- excepto en cuestiones puramente pragmáti-
ciaron en parte con presupuestos militares. cas y tecnológicas —por ejemplo, la incor-
La inversión fue tan rentable según el excén- poración del ordenador para los tratamientos
trico y genial Gregory Bateson, que llegó a estadísticos de sus datos—. Sin embargo,
afirmar que “la cibernética constituye el avance aquella euforia por la importancia de los
intelectual más importante y fundamental de los nuevos descubrimientos científicos sí influyó
últimos dos mil años” (Brockman, 1977, p. en él porque de hecho fue uno de los auto-
13). De aquellos lodos surgieron barros cua- res de aquel fértil diálogo entre la ciencia
les fueron: en la reunión de 1945, John von de primer nivel y la cultura coetánea. Pro-
Neumann describió la arquitectura de lo que bablemente, si Kinsey hubiese vivido más
después serán los ordenadores; en la reunión tiempo, hubiese tenido más apetito teórico
de 1946, —celebrada bajo el título “Mecanis- y hubiese estado más cerca de aquel neo-
mos teleológicos y sistemas causales circulares”—, nato paradigma, habría dado con las claves
Claude Shannon desarrolló, en el marco de del sexo como sistema —luego de los sexos
una Teoría de la Información, el concepto de como integrantes del Sistema sexual—; de
“incertidumbre”, que después von Neumann las relaciones como interacciones; de la cau-
llamará “entropía”. Posteriormente, en 1948, salidad circular de los encuentros eróticos;
Norbert Wiener publicaría “Cibernetic” y, en de la homeostasis diádica; y seguramente
1952, IBM comercializaría su ordenador de habría incorporado el “doble vínculo” a las
primera generación. relaciones sexuales e incluso habría dado con
la Sinergia sexual. Pero nada de todo esto
En 1950, Ludwig von Bertalanffy desarro- ocurrió. Y la Sexología ha tardado más de
lla la Teoría General de los Sistemas como una cincuenta años en dialogar con aquel para-
metateoría que, partiendo del muy abstracto digma que nacía en los cuarenta.
concepto de Sistema, busca reglas de valor
general aplicables a cualquier nivel de la 2.3. Investigación farmacológica
realidad. Ese mismo año Bateson emprende
la tarea de introducir la Cibernética en las Algunos cambios venían ocurriendo en las
ciencias sociales. Pretendía elaborar una Teo- alcobas norteamericanas antes de que Kin-
ría General de la Comunicación, así que con sey diera con ellos. Y no me refiero sólo a
fondos de la Fundación Macy, organizó los efectos de la guerra y a la euforia de la
un grupo integrado por John Weakland, Jay victoria, que siempre relajan las restriccio-
Haley, Virginia Satir, Jules Riskin, William nes morales, sino a la influencia de los nue-
Fry y Paul Watzlawick, al que luego se unirá vos fármacos contra las infecciones vené-
Don Jackson. Con estos mimbres surgirá su reas. Parecía que, por fin, la Ciencia derro-
artículo "Hacia una teoría de la esquizofrenia” taba a los gérmenes que habían psicotizado
(1956) en el que desarrolla la “Teoría del doble los amores decimonónicos. De hecho, en
vínculo”. Unos años después, en 1959, Jac- tiempos de Kinsey, las sulfamidas estaban
kson funda el Mental Research Institute. El siendo bastante eficaces contra la gonorrea
grupo, que se conocerá internacionalmente y la penicilina resultaría eficaz contra la sífi-
como Palo Alto, estará integrado por: Jules lis. Desde comienzos de siglo, destacados
Riskin, Virginia Satir, Paul Watzlawick, investigadores como Paul Ehrlich, Gerhard
John Weakland, Jay Haley, Richard Fisch y Domagk, Alexander Fleming, Howard Flo-
Arthur Bodin. rey o Ernest Chain todos ellos Premios
Nobel llevaron a cabo hallazgos revolu-
Hasta donde puedo atisbar, el desarrollo del cionarios arsfenamina, sulmanilamida,
nuevo paradigma cibernético-sistémico no penicilina en la lucha contra diversas
25
Joserra Landarroitajauregi Garai

infecciones de transmisión genital. En el gido por su autoritario padre, el joven Alfred


inmediato periodo de postguerra, otros orientó sus estudios hacia la Ingeniería hasta
antibióticos sintéticos fueron descubrién- que, contrariando el consejo paterno, se deci-
dose y comercializándose. Así que aque- dió por lo que había sido su vocación más
llas temidas enfermedades venéreas —que, temprana: la biología, la botánica y la ento-
entonces, todavía lo eran del amor— no sólo mología. Así pues, se graduó en biología en
cambiaron de nombre, sino que cambiaron la Universidad de Bowdoin —Brunswick,
de significado: dejaron de ser la gran y abo- Maine— obteniendo su licenciatura en
minable plaga para empezar a ser enfermeda- 1916. Posteriormente, se trasladó a la Uni-
des científicamente entendibles y médica- versidad de Harvard donde impartió clases
mente curables. de zoología y botánica, obteniendo el docto-
rado en septiembre de 1919. Ya Doctor, se
Por otro lado, estaba la cuestión hormonal trasladó a la Universidad de Indiana donde
y anticonceptiva, que arrancaba con la iden- comenzó a ejercer como profesor auxiliar de
tificación a finales de los años veinte de la Zoología en agosto de 1920. A partir de este
progesterona y el estrógeno. En años pos- momento, su carrera académica y su nombre
teriores se avanzó en este campo hasta dar quedaron unidos a esta Universidad, sita en
con los anovulatorios orales y su progresivo Bloomington y en la cual se haría catedrático
perfeccionamiento y diversificación en diver- en 1929.
sas combinaciones hasta que, en 1960, fue
posible la comercialización del Enovid 10, el En 1921, cuando contaba con 27 años, se casó
primer contraceptivo oral de la historia. con Clara Bracken McMillen, de 22 años, con
la que tuvo cuatro hijos: Don (1922), Anne
Con lo antedicho, a lo que podríamos (1924), Joan (1925) y Bruce (1928). En
añadir inventos como el Tampax que sal- 1927, su primogénito murió a consecuen-
dría al mercado en 1936 encontramos cia de una diabetes. En 1930, los padres de
muchas otras explicaciones adicionales Kinsey se divorciaron y Kinsey perdió todo
diferentes del trabajo de Kinsey que contacto con su padre. Kinsey murió el 25
alguna influencia tuvieron en los cambios de agosto de 1956, a los 62 años, afectado de
de los mores sexuales de los años sesenta y una neumonía que acabó produciéndole una
setenta. No se trata de quitar importancia insuficiencia cardio-respiratoria. Su esposa
a Kinsey, sino de situarle en su contexto y murió, en 1982, a los 83 años.
en su tiempo.
En cuanto a su carrera como autor, en 1930
publicó su exhaustivo y meticuloso libro
3. El Hombre que inventó el Sexo Gall wasp Genus Cynips: A study of the ori-
gin of species, considerado aún hoy como la
3.1. Biografía más importante monografía sobre el tema y
tenida por modélica por su impecable rigor
Alfred Kinsey nació el 23 de junio de 1894 científico. Para entonces ya había publicado
en Hoboken (Nueva Jersey) y fue el mayor el artículo An Introduction to Biology (1926).
de tres hijos educados en la más estricta Posteriormente publicaría trabajos como
devoción a la Iglesia Metodista. Su madre New introduction to Biology (1933), una obra
fue ama de casa con escasa formación escolar todavía de referencia, o The origin of higher
y su padre profesor en el Instituto Stevens categories in Cynips (1935). En 1937, su repu-
de Tecnología —además de ocasional predi- tación científica y académica eran tales que
cador dominical—. La familia era humilde, el American Men of Science lo nombró como
así que su infancia fue austera y severa. Diri- uno de sus precursores.
26
A propósito de Kinsey: Seis décadas de informe

3.2. El curso de formación matrimonial 3.3. Recolectando “frutos sexuales”

En 1938, Herman B. Wells, que entonces En 1939, Kinsey diseñó y dirigió un proyecto
tenía 35 años y que sería su más constante de investigación sobre el comportamiento
valedor, fue nombrado Rector de la Uni- sexual humano que contó con la financia-
versidad de Indiana. Recién estrenado en ción de la Fundación Rockefeller a través del
su cargo, la Asociación de mujeres estudiantes prestigioso Consejo Nacional de Investiga-
de la Universidad de Indiana le solicitó un ción. Ello le permitió recopilar datos sobre el
curso de preparación matrimonial para los comportamiento sexual más allá de las aulas
alumnos ya casados o para aquellos a punto universitarias de Indiana y, sobre todo, le
de hacerlo. Wells accedió y Kinsey comenzó permitió ir construyendo el que finalmente
a impartir clases y a coordinar el curso de fue su modelo de entrevista personal con su
Formación Matrimonial desde su primera particular sistema de categorización de las
edición. respuestas. En junio de 1939 hizo un corto
viaje a Chicago para realizar decenas de estas
El curso era impartido por docentes —todos entrevistas y en esas mismas fechas empezó
varones— de los departamentos de Derecho, a compilar historias sexuales de presos y
Economía, Sociología, Filosofía, Medicina y familiares de estos de la Explotación agro-
Biología. Y fue en este nuevo marco docente pecuaria penal del Estado de Indiana.
donde comenzó el interés científico de Kin-
sey por el comportamiento sexual humano, En 1940, y para conseguir más financiación
pues, con motivo de la preparación de sus para su proyecto de investigación, Kinsey
clases, el compulsivo y sistemático recolector acudió al Committee for Research in Pro-
de datos que ya era Kinsey, empezó a recabar blems of Sex (CRPS) presidido por Yerkes. El
información entre sus propios estudiantes comité ya había financiado la investigación de
en relación a su actividad sexual —edad de Adolf Meyer sobre comportamientos y acti-
la primera relación sexual, actividad sexual tudes sexuales de los estudiantes de Medi-
prematrimonial, frecuencia de actividad cina de la Johns Hopkins, pero tales datos no
sexual, número de parejas a lo largo de su llegaban a formalizarse en un informe final.
vida, frecuencia masturbatoria, uso de servi- Así que los miembros del CRPS buscaban un
cios de prostitución, etc.—. investigador solvente: científico respetado y
establecido, esposo y padre ejemplar, con un
Pese a que contaba con la confianza del Rec- sólido curriculum como investigador y una
tor y el respeto de sus alumnos, las clases de historia de proyectos llevados a cabo hasta el
Kinsey fueron llenándose de controversias. final. El doctor George Washington Corner,
En 1940, el rector Herman B. Wells, pre- ginecólogo y miembro del CRPS, que pos-
sionado por las crecientes reacciones adversas teriormente dirigiría a William Masters en
al proceder docente de Kinsey y tratando de una investigación sobre reproducción animal
hallar una salomónica solución le convino y humana, escribió sobre él:
a que eligiese entre continuar con el curso
matrimonial o con su proyecto de investiga- “Fue un profesor íntegro, casado y con hijos
ción. Kinsey no tuvo ninguna duda y aban- adolescentes. Mientras continuaba sus res-
donó el curso para dedicarse enteramente a ponsabilidades didácticas en el Departamento
la investigación sobre la conducta sexual de de Zoología trabajó cada hora disponible, día
los norteamericanos. No obstante, mantuvo y noche, viajando a cualquier parte donde las
su actividad docente en el departamento de personas le concediesen entrevistas. Estaba
Biología y nunca perdió el contacto con los adiestrando a una pareja de hombres jóvenes
jóvenes universitarios. en su método de entrevistar. El propio Dr.
27
Joserra Landarroitajauregi Garai

Yerkes y yo mismo nos sometimos por sepa- sidad de Indiana que trabajó en su equipo,
rado a su técnica de recopilación de datos. Me el psicólogo Wardell Baxter Pomeroy; y, en
asombró su habilidad para lograr los detalles 1946, al antropólogo de la Universidad de
más íntimos de la historia sexual del sujeto, Harvard, Paul Gebhard. Uno y otro fueron
introduciendo las preguntas gradualmente y personalmente entrenados por Kinsey para
transmitiendo una completa seguridad sobre realizar entrevistas. El primero realizó unas
la confidencialidad de las respuestas que eran 8.000; y el segundo, unas 2.000.
registradas en hojas especiales impresas con
una rejilla en las que se apuntaba la infor- Había razones, no sólo económicas, para que
mación obtenida mediante signos ininteli- el equipo investigador fuese reducido, el exi-
gibles. Me explicó que el código nunca se gente método de entrevista y el alambicado
había apuntado en lugar alguno y que sólo sistema de codificación in situ de la informa-
sus dos colegas, Wardell B. Pomeroy y Clyde ción obtenida requerían meses de entrena-
E. Martin, podrían leerlos. Sus preguntas miento y memorización para lograr todos los
incluían trucos sutiles para detectar infor- exigentes criterios de Kinsey. Finalmente,
mación deliberadamente incorrecta.” (citado fruto de este trabajo, se publicaron, en 1948
en Bullough, 1994, p. 125) y 1953, los afamados “Informes Kinsey”. El
primero de ellos, que aquí llamaremos el
En un principio, tal como ya había hecho con Volumen Masculino, fue “Sexual behavior in
las avispas, Kinsey pretendió realizar perso- the human male” y el segundo, que llamare-
nalmente todo el trabajo, pero pronto com- mos Volumen Femenino, fue “Sexual beha-
prendió que el proyecto era demasiado vasto vior in the human female”.
para una sola persona. Se había propuesto
recopilar 100.000 historias y cada entrevista 3.4. Los hombres de Kinsey
—sin contar desplazamientos— le ocupaba
un mínimo de una hora y media. Esta carga Clyde Martin, Wardell Pomeroy y Paul
le hubiera supuesto unos setenta años de Gebhard —todos ellos varones— fueron
dedicación exclusiva, lo cual resultaba ina- los constituyentes del equipo investigador
barcable. Con todo, él personalmente, rea- contratado por Kinsey. Sin embargo, en la
lizó 7.985 entrevistas. página Web del Instituto se subraya que,
aunque no figuraron como autoras, varias
En aquel tiempo, en la primavera de 1939, el mujeres del personal del Instituto contri-
joven estudiante de Economía Clyde E. Mar- buyeron también a las investigaciones. En
tin, —que había sido alumno de Kinsey en concreto, Jean Brown, Cornelia Christenson,
aquel primer curso de 1938 y uno de los pri- Dorothy Collins, Hedwig Leser y Eleanor
meros voluntarios entrevistados—, comenzó Roehr, son citadas y reconocidas en las por-
a colaborar en la tabulación de las primeras tadas como colaboradoras. Además, estaba la
entrevistas. Posteriormente, cuando en 1941 abogada Alice Field que no sólo colaboraba
ya hubo suficiente financiación, Martin fue en la investigación sexual sino que, además,
contratado como investigador y acabó reali- asesoraba sobre temas legales. A continua-
zando unas 2.000 entrevistas. ción, ofrezco algunos datos de “los hombres
de Kinsey” en su orden de aparición en el
En los años posteriores, Kinsey fue reno- Instituto.
vando la financiación para su proyecto, al
punto que, en el curso 1946-1947, recibió la 3.4.1. Clyde E. Martin
mitad del presupuesto total del CRPS. Esta
continuidad económica le permitió contra- Nacido el 2 de enero de 1918, comenzó sus
tar en 1943, al único graduado de la Univer- estudios de Economía en la Universidad de
28
A propósito de Kinsey: Seis décadas de informe

Indiana en 1937 y fue alumno de Kinsey en la que Kinsey confió para realizar entre-
en aquel primer curso de 1938, siendo la vistas. Muerto Kinsey fue designado director
suya una de las primeras “historias sexuales” del Área de Investigación —que no Direc-
que Kinsey recogió. A partir de la prima- tor Ejecutivo, puesto que ocupó Gebhard—.
vera de 1939 se convirtió en asistente per- Permaneció en este puesto hasta que pre-
sonal de Kinsey —le cuidaba el jardín— y sentó su renuncia en 1963, para trasladarse
colaborador voluntario —le ayudaba en la a Nueva York e iniciar la práctica privada de
tabulación de sus primeras entrevistas—. terapia sexual. En los años posteriores conci-
Cuando, en 1941, hubo suficiente financia- lió su actividad clínica con una prolija acti-
ción para el proyecto, fue contratado como vidad como autor. Además de una docena de
primer investigador aún sin haber finalizado artículos, escribió tres libros de divulgación
unos estudios que abandonaría a partir de ese sobre educación y sexualidad adolescente
momento para dedicarse a tiempo completo (Boys and sex, 1968; Girls and sex, 1970; Your
a la informática —de la cual fue responsa- child and sex: A Guide for parents, 1974), así
ble— y al análisis estadístico de los datos de como un libro sobre Kinsey y su Instituto
las entrevistas. Firmó como tercer y último que citaremos con frecuencia en este tra-
autor en los dos Informes y posteriormente, bajo (Kinsey and the Institute for sex research,
tras la muerte de Kinsey, volvió a ser tercer 1974).
autor —la cuarta era Cornelia Christenson—
en “Embarazo, Nacimiento y Aborto” (1958) Durante el bienio 1966-1968, fue Presidente
con Gebhard y Pomeroy antecediéndole. de la Society for the Scientific Study of Sexuality
(SSSS). En 1976 fue nombrado Decano del
Muerto su benefactor, en el año 1960, aban- recién creado Institute of Advanced Study of
donó el Instituto para finalizar sus estudios y Human Sexuality de San Francisco y también
obtener su grado doctoral, que logró en 1966 profesor adjunto de la Facultad de Medicina
—a sus 48 años— en la Universidad Johns de la Universidad del Estado de California.
Hopkins de Baltimore. Hasta su retirada, en En 1983, y debido al creciente deterioro de
1989, fue investigador contratado del “Fran- su salud neurológica, se jubiló para morir
cis Scott Key Medical Center” en esa misma demenciado 18 años después. A su muerte,
ciudad, donde se dedicó al estudio de temas fue Gebhard el encargado de escribir su obi-
relacionados con la gerontología y la socio- tuario. Sobre éste último, el tercero de los
logía. A partir de ahí prácticamente perdió colaboradores de Kinsey, daremos alguna
todo contacto con la investigación sexual, cuenta en el epígrafe “Los directores del
aunque, en 1981, publicó un breve artículo Instituto”.
sobre la sexualidad de las personas mayores
en los Archives of Sexual Behavior.
4. Kinsey en constante revisión
3.4.2. Wardell B. Pomeroy
4.1. La revisión de su obra
Nació en Kalamazoo (Michigan) el 6 de
diciembre de 1913 y murió en Bloomington En vida de Kinsey fueron varias las evaluacio-
(Indiana) el 6 de septiembre de 2001. Se gra- nes externas sobre su trabajo. La primera de
duó en la Universidad de Indiana y obtuvo ellas, de carácter estadístico, se produjo tras
el doctorado en Psicología en la Universidad la publicación del Volumen Masculino. La
de Columbia en 1954. Conoció a Kinsey tra- muestra que Kinsey había logrado para sus
bajando como psicólogo del hospital South investigaciones era la que era: muy grande,
Bend y, en 1943, se incorporó al proyecto de pero ni aleatoria, ni estratificada. Además,
investigación sexual. Fue la primera persona según informa Pomeroy (1972, p. 138 y
29
Joserra Landarroitajauregi Garai

464) contenía demasiada gente del Oeste y publicación y analizando los resultados con
poca del Este y, en ella, los indios, los presos nuevas técnicas estadísticas e informáticas.
y los homosexuales estaban excesivamente Fruto de este trabajo se constituyó lo que se
representados respecto a la población nor- ha dado en llamar la “Muestra básica” y se
teamericana de aquel tiempo. Kinsey había publicó lo que aquí citaremos como “Kin-
tratado de controlar estos sesgos mediante sey Data”. En esta obra (Gebhard y John-
clusterización —obtención de submuestras al son, 1998, p. 25-26) se describe el método
100%; esto es, grupos naturales en los que y se da cuenta de cómo fue diseñado en el
todos sus miembros aceptaban ser entrevis- procedimiento científico que Kinsey había
tados—. Así que se las ingenió para lograr desarrollado cuando estudió la variabilidad
unidades sociales no surgidas por un interés de las avispas. En aquella ocasión, una vasta
sexual común: usuarios de una residencia, muestra con una gran cantidad de insectos le
estudiantes de un curso, socios de un club permitió realizar promedios al margen de las
social, etc. La cuarta parte de su muestra pro- tendencias y sesgos. Y eso mismo esperaba
cedía de tales clusters. Después, comparó estas hacer con sus entrevistas.
submuestras con el resto de historias resul-
tando que las diferencias eran mínimas y La “Muestra básica” de Gebhard y Johnson
muy poco significativas (Volumen Masculino estaba constituida exclusivamente por per-
en adelante VM, p. 93-102 y Volumen sonas que nunca fueron condenadas —ni
Femenino VF, p. 30). Con estos controles, siquiera por infracciones de las normas de
la muestra superaba su control de calidad. Sin circulación— y cuya inclusión no suponía
embargo recibió un buen número de críti- ninguna fuente de sesgo en cuanto a com-
cas provenientes de expertos estadísticos. Lo portamiento sexual —i.e. participación en
cual condujo a que un comité especial de la organizaciones homosexuales—. De este
Asociación Americana de Estadística inves- modo, la muestra masculina quedó final-
tigase su metodología. mente formada por 4.694 hombres blancos
escolarizados, 177 hombres negros escola-
Fruto de la tal investigación, en 1954 se rizados y 766 hombres blancos sin escola-
publicaron dos revisiones críticas del trabajo rización. Y la muestra femenina, por 4.358
de Kinsey: la de Cochran, Mosteller, Tukey mujeres blancas escolarizadas, 223 negras
y Jenkins Problemas estadísticos del Informe escolarizadas y 1.028 blancas sin escolari-
Kinsey sobre comportamiento sexual del hombre; y zación. Luego la muestra sin escolarización
la de Geddes: Análisis de los Informes Kinsey. era –tanto para hombres, como para muje-
No obstante, y pese a las repetidas críticas res- exclusivamente constituida por personas
sobre sus muestras sesgadas y constituidas blancas. Así que en ella resultaban dos sesgos
por voluntarios, Kinsey se mantuvo siempre muestrales evidentes: gente culta —blancos
firme en su fórmula, que defendió y justificó y negros— y gente blanca —escolarizados y
repetidamente (VM, p. 17-21 y 93); aunque sin escolarizar—; resultando pues una mues-
en el Volumen Femenino, efectivamente se tra más WASP.
excluyeron las mujeres presas y no se realiza-
ron las “correcciones estadounidenses”. Curiosamente, aunque la muestra había
variado sustancialmente, los resultados fue-
Precisamente por la reiteración de estas y ron relativamente similares. Al punto que
otras críticas sobre aspectos metodológicos Gebhard y Johnson (1998, p. 9) afirmaron que
y muestrales, en 1979 Gebhard y Johnson “las conclusiones principales de los trabajos
reanalizaron los datos de las entrevistas originales en cuanto a la edad, el género, el
“completando” y “limpiando” las muestras, estado civil y la clase socioeconómica perma-
añadiendo nuevas entrevistas posteriores a la necen intactos. Los añadidos y la limpieza de
30
A propósito de Kinsey: Seis décadas de informe

las muestras han aumentado notablemente Reisman. Éstos sirvieron para alimentar las
su valor, pero no producen cambios signifi- campañas “antikinsey” que posteriormente
cativos que impliquen que nos retractemos han ido dirimiéndose a veces en medios
de ninguna afirmación importante”. Motivo científicos, pero sobre todo en los medios de
por el cual la mayor parte de los investigado- comunicación e incluso, como se explicó en
res actuales siguen utilizando los datos origi- la primera parte, en los tribunales.
nales de los dos primeros volúmenes.
Tras tales campañas, Vern Bullough ofreció
Sin embargo, una cuestión que sí resultó una nueva revisión rehabilitadora en su obra
algo diferente fue la incidencia de conducta de 1994, Science in the bedroom: A history of sex
homosexual. Mientras que las cifras para research y en dos artículos de 1998 y 2004
hombres escolarizados no cambiaron, las de —Alfred Kinsey and the Kinsey Report: Histori-
hombres sin escolarización una vez exclui- cal overview and lasting contributions y Sex will
dos los registros con criminales resultaron never be the same: The contributions of Alfred C.
ser notablemente inferiores. Esto pudo tener Kinsey—.
relación con el hecho de que en aquel tiempo
la escolarización no era mixta y la mayor
parte de las experiencias homosexuales se 5. El mediático “Dr. Sexo”
producían en la adolescencia y con com-
pañeros de clase. Así pues, la submuestra Efectivamente, la vida y obra de Kinsey han
“sin escolarización” una vez excluidos los resultado ser un fenómeno mediático que ha
reos— no habría tenido convivencia alguna llegado al gran público a través de biografías,
en ambientes unisexuales. literatura, cine, prensa escrita, música pop,
radio y televisión. Basándome fundamental-
Con anterioridad a este trabajo de Gebhard mente en la información ofrecida en la Web
y Johnson, pero en esta misma década de los del hoy llamado Kinsey Institute for Research
setenta, fueron varios los trabajos de revi- in Sex, Gender and Reproduction, llevaré a cabo
sión y crítica que se publicaron sobre la obra una breve exposición de estos aspectos.
de Kinsey. El primero fue el de su estrecho
colaborador Wardel Pomeroy que, estando 5.1. El éxito editorial
ya fuera del Instituto, explicó muy diversas
cuestiones relacionadas con la dinámica de Kinsey se convirtió en un fenómeno de
la investigación en su obra Dr. Kinsey and the masas a través de un sistema muy simple
Institute for sex research. El siguiente fue Paul pero efectivo: el increíble éxito editorial de
Robinson que hizo una lectura bastante más sus dos volúmenes. Especialmente, el Volu-
crítica en su articulo de 1972, El Dr Kinsey y men Masculino que —aunque se trataba de
el Instituto de investigación sexual, y en su obra un libro de tapas duras, caro, sin precedente
La modernización del sexo (1976), que comen- mediático alguno y publicado en una editorial
taré detenidamente más adelante. Final- médica—, estuvo 43 semanas en la lista del
mente, en ese mismo año, fue Weinberg, The New York Times best-seller. De este primer
desde el propio Instituto, quien recopiló el volumen se vendieron más de doscientos mil
trabajo de Kinsey y su Instituto en su obra ejemplares y del segundo otros cien mil.
Investigación sexual: Los estudios del Instituto Uno y otro fueron traducidos a once idiomas.
Kinsey (1976). Los dos informes tuvieron gran impacto
público y produjeron respuestas sumamente
Pero ninguno de estos trabajos sobre la obra emocionales y contrapuestas en la opinión
de Kinsey levantó tanta polvareda como los pública —y en la opinión publicada— esta-
tendenciosos trabajos ya citados de Judith dounidense. Fueron motivo de admiración
31
Joserra Landarroitajauregi Garai

y de descalificación; produjeron agradec- de la investigación de primera mano. Ahora


imiento y repugnancia; se contestaron con bien, tuvieron que aceptar, mediante con-
elogio o con denuncia; pero prácticamente trato firmado, determinadas condiciones: no
nadie permaneció impasible. Curiosamente, podían publicar artículos de más de 5.000
fallecido ya Kinsey y en los setenta, el ter- palabras y éstos habían de ser revisados
cer volumen revisado de Gebhard y Johnson previamente por personal del Instituto; no
pasó prácticamente desapercibido. podían publicarlos antes del 20 de agosto de
1953 —día que, en el Instituto, fue denomi-
5.2. Kinsey y la prensa escrita nado “K-Day”—; y no podían hacer fotos,
aunque sí solicitarlas, previo pago, al fotó-
El seguimiento de la prensa escrita de aquel grafo oficial del Instituto.
tiempo a los dos Informes Kinsey fue impre-
sionante. La Biblioteca del Instituto Kinsey Ni qué decir tiene que tales condiciones no
cuenta con 18.700 recortes de periódicos y fueron muy del agrado periodístico, pero,
revistas de todo el mundo analizados por con todo, allí fueron enviados representantes
Gathorne-Hardy, quien concluyó (2000, de: Collier's, Time, Life, Woman's, News-
p. 395 y ss) que todas las revistas femeni- week, Redbook, Reader’s Digest, Modern
nas —excepto Cosmopolitan— mostraron Bride, McCall’s, US News, World Report,
una respuesta favorable. Y que, de los 124 The Bloomington Herald-Telephone, Indi-
periódicos analizados, 79 (64%) mostraron ana Daily Student, The New York Times,
opiniones favorables y ensalzadoras, mien- The San Francisco Chronicle y The London
tras que 38 (31%) fueron críticos o des- Sunday Dispatch.
calificadores. Finalmente, siete (5%) fueron
ambiguos o ambivalentes. Lo que ocupó la Así que, el 20 de agosto de 1953, los kioscos
mayor parte de los titulares sobre el Volu- se llenaron de “adelantos” de los resultados
men Masculino fue la homosexualidad y del Volumen Femenino. Y finalmente, el 14
su incidencia. En cambio, los titulares con de septiembre, el libro llegó a las librerías
motivo del Volumen Femenino giraron en de todo el país. Se trataba de un libro caro
torno al placer femenino y, sobre todo, a la —ocho dólares de entonces—, pero también
incidencia de la actividad prematrimonial y éste estuvo en la lista de los best seller.
extramatrimonial.
5.3. Biografías de Kinsey
Así como el fenomenal impacto mediático
del Volumen Masculino no fue predecible, También la vida de Kinsey, incluso la más
los media esperaban impacientes el segundo íntima, ha sido objeto de estudio y revisión,
volumen. Los periodistas buscaban primicias al punto que son ya varias las biografías
y esta presión mediática dificultaba el tra- publicadas. La primera de ellas, publicada
bajo. El asunto se puso especialmente tenso 15 años después de su muerte, en 1971, fue
cuando el manuscrito entraba en imprenta. obra de su estrecha colaboradora y miembro
La “solución” que Kinsey dio a esta fenom- del Instituto, Cornelia Christenson. Llevaba
enal presión mediática para que se adelan- por título Kinsey: A Biography, y fue publi-
tasen los datos del estudio femenino antes de cada por la propia Universidad de Indiana.
su aparición pública, fue invitar al Instituto Pasaron bastantes años hasta que apareció en
a unos sesenta periodistas de distintos países 1997 el minucioso, polémico y crítico tra-
Estados Unidos, Inglaterra, Alemania, bajo de investigación biográfica realizado
Dinamarca, Suecia y Australia—, los cuales, por James Jones que llevaba por título Alfred
durante cuatro días de agosto de 1953, tuvi- C. Kinsey: A Public/Private Life y por el cual
eron oportunidad de conocer los resultados el autor recibió el premio Pulitzer. Posteri-
32
A propósito de Kinsey: Seis décadas de informe

ormente, ya en el año 2000, fue Jonathan Sex and the scientist es un documental de 90
Gathorne-Hardy quien escribió la biografía, minutos realizado en 1989 y dirigido por
digamos oficial, de Kinsey que llevaba por Diane Ward para WTIU documental.
título Sex, the measure of all things: A life of
Alfred Kinsey y que fue también publicada Reputations: Alfred Kinsey. Es un documental
por la Universidad de Indiana. En todas realizado en 1996 por Clare Beavan para la
estas biografías encontramos al hombre BBC.
sumamente trabajador, tenaz, curioso, hero-
ico, meticuloso, obsesivo, sutil, ingenioso, The children of table 34 es un documental de
contradictorio y sumamente empático que 30 minutos producido por Snake Ranch Stu-
luego Bill Condon llevó a la gran pantalla dios para “Family Research Council”. El guión
en el año 2004. y dirección es de Robert Knight y presenta
las denuncias de la Dra. Reisman contra
5.4. Kinsey y las Artes Kinsey. Se distribuye a través de la red inter-
nacional de asociaciones pro-abstinencia y
Excepto en lo que quedase en círculos pro-vida.
musicales —Oh, Dr Kinsey, de la cantante
y cómica Martha Raye, vendió medio mil- Kinsey’s paedophiles es un documental produc-
lón de copias; la canción Too Darn Hot de ido en 1998 por Tim Tate para la cadena tel-
Cole Porter, originalmente escrita para el evisiva Yorkshire. El documental fue pública-
musical Kiss me, Kate, fue cantada de nuevo mente respondido por el Instituto Kinsey.
por Ella Fitzgerald en los años cincuenta—
, el gran público norteamericano de los Social science in America’s bedroom: Alfred Kin-
setenta, ochenta y noventa había olvidado sey measures sexual behavior es un documen-
a Alfred Kinsey. Pero el cambio de milenio tal de 16 minutos de duración hecho en el
reverdeció su figura pública a través de las año 2000. Son entrevistados el anciano Paul
artes. En el año 2003 se estrenó en Chicago Gebhard y John Brancoft.
el musical Dr. Sex —ganador de siete Jeff
Awards—. La obra versaba sobre el trián- Mr. Sex, realizado por Steve Coombes, fue un
gulo amoroso entre Kinsey, su esposa y su documental radiofónico que recibió el Rich-
colaborador Martin. Al año siguiente, y ard Imison Memorial Award 2005.
casi al unísono, se estrenó una película y se
publicó una novela sobre la vida de Kinsey. Kinsey es un documental recopilatorio reali-
Bill Condon fue el guionista y director de zado en cooperación con el Kinsey Institute y
la película, titulada Kinsey, en la que se da la Universidad de Indiana.
cuenta de la vida de Alfred Kinsey —inter-
pretado con credibilidad y pericia por Liam El 2/10/96 el informativo Documentos TV
Neeson. La novela es de T. C. Boyle y de La 2 de TVE emitió un reportaje en cas-
lleva por título The Inner Circle —El círculo tellano títulado Alfred Kinsey, el hombre que
íntimo—. En ella se recrean los primeros inventó el sexo.
años de Kinsey en Bloominton a través del
relato de un ficticio ayudante.
6. La Entrevista Kinsey
5.5. Documentales sobre Kinsey
El modo básico de obtención de información
En el tiempo de los audiovisuales no podían que usó Kinsey fue la entrevista personal
faltar los documentales. Sin ánimo de ser individual realizada en ambiente íntimo
exhaustivo traigo cuenta de los siguientes: a personas voluntarias. Había además dos
33
Joserra Landarroitajauregi Garai

aspectos para él determinantes: a) la escucha Además, las preguntas se formulaban con


no-enjuiciadora que evitase cualquier estig- rapidez, concisión y determinación y se real-
matización; y b) la garantía absoluta sobre la izaban varias preguntas de control. También,
confidencialidad de la información recabada. cuando fue posible, se hicieron controles de
La entrevista duraba habitualmente entre 90 verificación: o bien contrastando información
y 120 minutos y estaba internamente orde- obtenida de dos esposos; o bien, realizando
nada “de menos a más”. Sumados todos estos “retest” con dos o más años de latencia.
elementos puede afirmarse que se trataba de
una experiencia casi terapéutica. Tanto es Henry Remak, profesor emérito de estudios
así que Bancroft (1995, p. f) afirma: “En el Germánicos y Literatura Comparada de la
Instituto tenemos muchas pruebas del nota- Universidad de Indiana, fue entrevistado
ble impacto que la experiencia tenía sobre por Kinsey cuando, en los años cuarenta,
los individuos entrevistados, permitiéndoles era estudiante. Ya anciano relata: “La razón
hablar sobre sus vidas sexuales de un modo por la que Kinsey hizo entrevistas en vez
que nunca lo habían hecho antes, obtenién- de cuestionarios era porque era muy difícil
dose importantes beneficios personales”. De mentirle. Si le mirabas, comprendías que él
los tales beneficios personales producidos lo hacía demasiado bien para ser engañado.
gracias a la escucha empática y no enjuici- Hacía que te sintieras como un co-investi-
adora de la verbalización íntima de la propia gador con él. Era un hombre inmensamente
experiencia erótica, lo sexólogos tenemos íntegro.” (Mooke, 1997).
muy buena cuenta.
Como informa Pomeroy (1972, p. 4), una de
Kinsey estaba convencido de que sólo medi- las grandes preocupaciones de Kinsey era la
ante tales requerimientos podrían compilarse exactitud del sistema de codificación de las
datos exactos. Como su precaución sobre la respuestas y la confiabilidad inter-investiga-
fiabilidad y la exactitud de la información dores, lo cual le obligó a limitar el número
recabada era obsesiva, cuidó especialmente de entrevistadores —aunque en total fueron
todos los aspectos que podrían producir cuatro, dos de ellos, Kinsey y Pomeroy, reali-
errores. De ahí que fuese especialmente zaron el 80% de las entrevistas— y a realizar
celoso de los posibles sesgos producidos por numerosas y concienzudas reuniones de adi-
el engaño deliberado, la exageración volun- estramiento y codificación conjunta.
taria o inconsciente y los recuerdos inexactos
producidos por distorsiones de la memoria. La entrevista básica contenía 350 ítems de
Con este fin, la entrevista estaba diseñada información —aunque, si aparecía infor-
para evitar y detectar engaños, exageraciones mación adicional, el entrevistador podía
e incongruencias. incrementar sus preguntas hasta obtener un
total de 521 ítems—. Las preguntas per-
Según informa Bulloug (1990, p.172), cada manecieron prácticamente inalteradas a lo
entrevista daba comienzo con la fórmula: largo de toda la investigación porque Kinsey
“Para que este ejercicio funcione, debe se resistía a realizar cambios. Sin embargo,
responder honestamente”. Posteriormente según informó Pomeroy (1972, p. 121), en
se aludía tantas veces como fuese necesario 1948, y tras muchas propuestas, accedió a
a la tal “necesaria honestidad”; incluso, si realizar algunos cambios que afectaron a diez
aparecían sospechas sobre la no veracidad ítems.
de la información, el entrevistador daba por
finalizada la entrevista. O, en algunos casos, Todas las preguntas eran previamente mem-
se le daba al entrevistado una nueva oportu- orizadas por los entrevistadores y no había
nidad para que respondiese con sinceridad. ninguna referencia a ellas en la tabla de codi-
34
A propósito de Kinsey: Seis décadas de informe

ficación. Ésta consistía en una única hoja en 7. Los datos de Kinsey


la cual se apuntaban marcas y signos. Con
este ingenioso sistema se registraban las 7.1. Los sexos y las clases sociales
respuestas del sujeto sin interrumpir el hilo
de la conversación y manteniendo el “rap- Al margen de los datos concretos que ofreció,
port”. Pomeroy (1972, p.121) calculó que y de los cuales daremos alguna cuenta más
la hoja proporcionaba información equiva- abajo, Kinsey hizo dos grandes aportaciones
lente a veinticinco páginas mecanografiadas. relativamente novedosas: una en relación a
Las preguntas se hacían directamente sin las diferencias y semejanzas entre los sexos;
disculpa alguna, y tras ser formuladas eran la otra, en torno a las diferencias eróticas
acompañadas de un silencio de espera. La entre clases sociales.
formulación de la pregunta presuponía que
el comportamiento cuestionado efectiva- En la cabeza de Kinsey ya rondaban los
mente era realizado: ¿A qué edad comenzó vientos de igualdad que después soplarían
a masturbarse?¿Cuántas veces lo hace al día? con fuerza en los años sesenta, así que,
¿Acompaña esta masturbación con algún como afirma Robinson “una parte sustan-
tipo de fantasía? ¿Cuándo tuvo su primera cial del Volumen Femenino está dedicado
experiencia sexual? a demostrar que, en términos físicos, las
respuestas sexuales masculinas y femeninas
Como informa Bulloug (1990, p. 171), las son bastante similares” (1976, p. 129) y a
preguntas se realizaban con un “tempus” destacar que “las mujeres desean y gozan
prefijado. Las primeras eran sencillamente de los orgasmos tanto como los hombres,
informativas y convencionales —edad del aunque su actividad —frecuencia— sea
informante, lugar de nacimiento, educación significativamente menor.” (p. 133). Sin
recibida, estado civil, hijos, etc.—. Posteri- embargo, este Volumen Femenino también
ormente se formulaban preguntas más per- dedica un importante espacio a comparar el
sonales —ocupación, religión, salud, hob- sexo de los sexos, esto es, a describir las dife-
bies—. Las preguntas de contenido íntimo rencias —sexuales— entre sus conductas
aparecían en torno al vigésimo minuto de —eróticas—.
la entrevista y comenzaban por la educación
sexual recibida — ¿A qué edad supo por pri- En el Volumen Masculino, Kinsey se había
mera vez de dónde provenían los bebés? ¿A basado en dos conceptos básicos: descarga
qué edad supo de la menstruación?— y por —outlet2 y factor. Descarga hace referen-
los aspectos más tempranos — ¿A qué edad le cia a cualquier actividad que resultase en
apareció el vello púbico?—. A partir de aquí, orgasmo, mientras que factor hace referencia
las preguntas se dirigían hacia las primeras a cualquier circunstancia que puede afectar
experiencias sexuales, incluyendo la edad de la capacidad o frecuencia de la tal descarga.
la primera masturbación, las fantasías eróti- Básicamente Kinsey describe seis formas de
cas durante la masturbación y acerca de las descarga: masturbación, emisión nocturna,
experiencias eróticas más tempranas. Final- petting heterosexual, coito heterosexual,
mente las preguntas se orientaban hacia las actividad homosexual y actividad sexual con
prácticas eróticas actuales. Antes de realizar otras especies.
preguntas sobre aspectos no convencionales
de la sexualidad —contacto homoerótico, Los factores que Kinsey consideró son cinco:
conductas bestialistas, relaciones extramari- matrimonio, creencia religiosa, diferen-
tales, etc.—, se formulaban doce averigua- cia generacional, edad y clase social. Como
ciones buscando indicios de la orientación afirma Robinsón (1976, p.108), en su pri-
sexual del entrevistado. mera entrega, Kinsey decrementó la impor-
35
Joserra Landarroitajauregi Garai

tancia sexual tradicionalmente concedida En primer lugar conviene aclarar que Kinsey
a las tres primeros factores —matrimonio, define clase social en relación a la instruc-
fe y generación—, mientras que subrayó ción formal y al nivel de estudios alcanzado
la importancia sexual de los dos últimos —escuela elemental, secundaria y universi-
—edad y clase social—. Así pues, afirmará dad— y no a la disponibilidad económica.
que las dos influencias más importantes en De suerte que él mismo sería de clase alta,
la sexualidad del hombre son: el factor bio- aunque procediese de una familia de origen
lógico de la edad y el factor cultural de la humilde. Yo, con sus mismos datos, hubiese
clase social. La primera determinando la fre- dicho —y he dicho aquí— las clases más
cuencia y la segunda el tipo de conducta. Por formadas, o instruidas, y las menos forma-
el contrario, no encontraría tan importantes das. En cualquier caso, en términos acadé-
diferencias entre los hombres religiosos y los micos, esta cuestión desafiaba la validez de
no creyentes o entre los hombres de unas u la mayoría de los estudios previos que se
otras generaciones. habían basado exclusivamente en muestras
universitarias. Y, según Robinson, interpe-
Sin embargo, sigue Robinson, en el Volumen laba a la supuestamente interclasista socie-
Femenino las conclusiones son radicalmente dad norteamericana porque “las diferencias
diferentes: “los factores de mayor influencia de clase llegarían hasta el dormitorio y a
en la conducta sexual del hombre resultan los más íntimos detalles de la vida erótica.”
ser lo menos significativos en las mujeres, (1976, p. 115).
mientras que los que apenas afectaban a los
hombres tienen un efecto mucho más mar- Tales diferencias mostraron una mayor ten-
cado sobre las mujeres” (1976, p. 124). De dencia de la clase alta para experimentar con
tal suerte que en el Volumen Femenino los la masturbación, el petting premarital, el
factores más importantes sean: el religioso coito en diferentes posiciones y el sexo oral;
—por ejemplo, las mujeres piadosas tienen así como para tener más tipos de juegos pre-
mucha mayor dificultad para obtener orgas- liminares y tomarse más tiempo en ellos. Por
mos— y, en menor medida, el factor gene- el contrario, las clases más bajas tendrían
racional —las mujeres nacidas después de relaciones coitales más directas, en la con-
1900 tienen mayor incidencia en todas las vencional postura del misionero y con menos
formas de descarga excepto en la actividad y más breves juegos preliminares —aunque
homosexual: el doble de relaciones prema- no con menos orgasmos femeninos—. O,
trimoniales y significativos mayores por- dicho con palabras de Robinson:
centajes de masturbación y de relaciones
extramatrimoniales; también habría menos “Las diferencias principales se refieren al tipo
esposas frígidas entre las más jóvenes—. de descarga y al estilo de la ejecución (...)
Sin embargo “en términos de frecuencia, Dicho groseramente el pobre copula y el rico
las hijas no tenían más actividad que sus se masturba (…) el pobre difiere del rico en
madres.” (Robinson, 1976, p. 126). Esto es, su adicción a las relaciones prematrimonia-
distribuían sus descargas en más tipos, pero les, a la prostitución y a la homosexualidad
mantenían un similar “total sexual outlet”. (…) Entre los 16 y 20 años los chicos con
educación elemental tenían siete veces más
El otro de los aspectos más novedosos y relaciones prematrimoniales que los univer-
sobresalientes de la investigación de Kinsey sitarios y una variedad mucho más amplia
gira en torno a las importantes diferencias de compañeras (…) acudían tres veces más
sexuales entre las clases sociales, afirmando a prostitutas y tenían cuatro o cinco veces
que tendrían modelos de comportamiento más experiencias homosexuales (…) y, una
sexual del todo diferentes. vez casados, eran más promiscuos en los
36
A propósito de Kinsey: Seis décadas de informe

primeros años y más fieles posteriormente autoestimulación. Además, según se refiere


—inversamente a los ricos— (…) mientras en el Volumen Femenino (p. 525-532), la
los pobres copulan los ricos se dedican a la masturbación femenina proporcionaría entre
masturbación, el petting y las emisiones el 7 y el 10% de los orgasmos de las mujeres
nocturnas (…) entre los 16 y 20 años, los de entre 16 y 40 años.
universitarios se masturban el doble, tie-
nen el triple de emisiones nocturnas y tiene Según se indica en los Kinsey Data (Gebhard
orgasmos mediante petting tres veces más y Johnson, 1998, p. 225), el 89% de los
que los pobres (…) Los ricos prefieren la hombres y el 64% de las mujeres entrevista-
sofisticación sexual y los preliminares y los das utilizarían la fantasía sexual como fuente
pobres la simplicidad y lo directo (…) sin de estimulación acompañante de esta mas-
embargo las mujeres de pobres alcanzan el turbación. Sin embargo, según se informaba
orgasmo con más regularidad que las ricas”. en el Volumen Masculino (p. 571), sólo 3 o 4
(1976, p. 117-118) hombres, de más de 5.000, habían eyaculado
fantaseando situaciones eróticas sin estímulo
A continuación, ofrezco algunos de los por- táctil alguno. Por el contrario, en el Volu-
centajes más reseñables contenidos en los tres men Femenino (p. 163), se informaba que
Informes: el Volumen Masculino, el Volu- el 2% de las mujeres sí había alcanzado el
men Femenino y los Kinsey Data (Gebhard y orgasmo de este modo.
Johnson, 1998). Los presento conforme apa-
recen en la Pagina Web del Instituto Kin- En el Volumen Femenino (p. 665) se señala
sey, aunque agrupados según mis propios que el 84% de los varones y el 69% de
criterios. las mujeres tenían fantasías con activi-
dad sexual explícita con personas del sexo
7.2. Masturbación opuesto. En este mismo trabajo (p. 196 y
215) se da cuenta de que aproximadamente
Según informa Kinsey en el Volumen Mas- el 70% de las mujeres y casi el 100% de
culino (p. 499) y en el Volumen Femenino los hombres informó tener sueños explícita-
(p. 142), el 92% de los hombres y el 62% mente sexuales y que aproximadamente el
de las mujeres se habrían masturbado en 12% de las mujeres y el 22% de los hom-
alguna ocasión a lo largo de todo su ciclo bres declararon haber tenido una respuesta
vital. En los hombres casados tal conducta se erótica ocasionada por un relato sado-maso-
reduciría, aunque no desaparecería (VM, p. quista (p. 677).
507). El 45% de las mujeres que informaron
que se habían masturbado, indicaron que Respecto a las zonas erógenas, los datos
mediante este procedimiento podían alcan- expresados en su segundo trabajo reflejan que
zar el orgasmo en 3 minutos (VF, p. 163). no hay parte del cuerpo humano insensible
al efecto de la excitación erótica. Así estima
Conforme a los datos aparecidos en esta que los senos, y especialmente los pezones,
misma obra (p. 189), las técnicas de mastur- son eróticamente sensibles para la mitad de
bación femeninas serían las siguientes: 84%, las mujeres (p. 157); sin embargo, un 2% de
utilizaba la estimulación del clítoris y los mujeres (p. 512) nunca habría tenido excita-
labios vulvares; el 20%, utilizaba la inserción ción sexual alguna bajo ningún tipo de estí-
vaginal de dedos o artefactos; el 11%, utili- mulo en ninguna parte del cuerpo. En esta
zaba la estimulación de los senos; el 10%, la misma obra (VF, p. 677) se nos advierte que
presión de los muslos; el 5% la tensión mus- el 55% de las mujeres y el 50% de los hom-
cular; el 2%, la fantasía —sin estimulación bres informaron de que habían respondido
táctil alguna— y el 11%, otras técnicas de eróticamente al ser mordidos.
37
Joserra Landarroitajauregi Garai

En cuanto a la técnica de los juegos previos el orgasmo casi cada vez que tenían coito
al coito, y en orden decreciente, el Volumen (VF, p. 377 y 383), mientras que el 10% de
femenino (p. 361) presenta los siguientes mujeres de su muestra nunca había llegado al
porcentajes: besos labiales (99,4%); estimu- orgasmo en el coito (VF, p. 408). Alrededor
lación manual de los senos femeninos (98%); del 50% de las mujeres había experimentado
estimulación manual de los genitales feme- el orgasmo antes de los 20 años y alrededor
ninos (95%); estimulación oral de los senos del 90% lo había experimentado por vez pri-
femeninos (93%); estimulación manual de mera a los 35 años (VF, p. 513). El 14% de
los genitales masculinos (91%); besos pro- sus mujeres tenían orgasmos múltiples (VF,
fundos (87%); estimulación oral de los geni- p. 375).
tales femeninos (54%); estimulación oral de
los genitales masculinos (49%). Respecto a la multiorgasmia masculina, el
Volumen Masculino (p. 233) informaba que
Y en cuanto a la duración de los tales juegos entre un 15-20% de los hombres eran capa-
los Kinsey Data (Gebhard y Johnson, 1998, ces de repetir el orgasmo en un período de
p. 364) informan que el 18,5% de varones tiempo limitado en su adolescencia y pri-
y el 20,7% de mujeres informaron que tales mera juventud, si bien la mayoría de ellos
preludios se prolongarían entre 3-7 minu- había perdido esta capacidad hacia los 30
tos; el 19,5% de hombres y el 21,2 % de años.
mujeres, entre 8-12 minutos; el 19,1% de
varones y el 13,8% de mujeres entre de 13- En relación a los sueños eróticos y los orgas-
17 minutos. mos nocturnos, el Volumen Femenino (p.
196) informa que el 37% de las mujeres
Según reflexiona Kinsey en el Volumen había experimentado orgasmos durante sue-
Femenino (p. 687), los hombres serían más ños de contenido erótico. En el Volumen
sensibles a la estimulación visual e imagina- Masculino, Kinsey ya había informado que
tiva y más dados a prácticas sexuales como el 83% de los hombres habían tenido emisio-
relaciones extramatrimoniales, sadomaso- nes nocturnas acompañadas o no por sueños
quismo, fetichismo y travestismo. Por otro eróticos (p. 518 y 199). Según se afirma en
lado las mujeres se distraerían más frecuen- el Volumen Femenino (p. 200), la frecuencia
temente perdiendo la excitación. de los orgasmos femeninos nocturnos habían
permanecido bastante constante para las
7.3. Orgasmo mujeres casadas de todas las edades: desde la
adolescencia hasta los 50 años, mientras que,
En su Volumen Femenino, Kinsey informó en el caso de los hombres, la frecuencia más
de la enorme diversidad femenina en relación alta, 70%, se produjo en la adolescencia, dis-
a la frecuencia orgásmica. Así, desde mujeres minuyendo en la treintena.
casadas que nunca habían experimentado el
orgasmo, hasta mujeres que habían tenido Los datos ofrecidos en el Volumen Mascu-
uno o dos orgasmos durante toda su vida, lino (p. 190) sobre las fuentes de la primera
pasando por mujeres que sólo lo alcanzaron eyaculación masculina indican que en el
después de veinte años de matrimonio, muje- 68,2% de las veces ocurrieron por mastur-
res que dejaron de tener orgasmos después bación solitaria, el 13,11% por emisión
de muchos años de relación matrimonial o nocturna involuntaria, el 12,53% por coito
también mujeres que podían tener orgasmos heterosexual y el 4,33% por alguna forma
múltiples —una docena o más—. Según los de contacto homosexual. En torno a esta
datos de este trabajo, entre el 40-50% de su misma cuestión de las fuentes del primer
muestra de mujeres decían que alcanzaban orgasmo femenino, el Volumen Femenino
38
A propósito de Kinsey: Seis décadas de informe

(p. 545) ofrece los siguientes datos: 40% la “mujer anteriormente”. Kinsey estimaba
masturbación, 27% coito, 24% petting que un 70% de la población masculina uti-
prematrimonial, 5% sueños nocturnos, 3% lizaba exclusivamente la posición coital del
contactos homosexuales, 1% otras fuentes. “hombre encima” (p. 578), aunque en la
En los varones la media máxima de orgas- submuestras de varones escolarizados encon-
mos se produciría entre los 16 y 20 años tró un 35% de “mujer encima” (p. 372). En
(VM, p. 226), así que, con seguridad, el la muestra de mujeres (VF, p. 400), encon-
pico máximo de actividad orgásmica mas- tró que: el 100% habían practicado el coito
culina se produciría antes de la convivencia con el “hombre encima”, el 45% con la “mujer
matrimonial. encima”, el 31% en posiciones laterales, el
15% con inserción posterior, el 9% con la
7.4. Coito mujer sentada y el 4% con la mujer de pie. Y
en esta misma obra (p. 665) informó que el
Según se indica en los Kinsey Data (Gebhard 40% de los varones y el 19% de mujeres pre-
y Johnson, 1998, p. 267), la edad del primer ferían que el encuentro erótico se celebrase
coito masculino era: 20,9%, a los 16 años; con algo de luz.
10,7% a los 17 años; 11,5% a los 18 años;
10,8% a los 19 años. Todo ello implica que 7.5. Relaciones amatrimoniales
el 46,1% restante tuvo su primer coito con
20 o más años. Y el primer coito femenino: En cuanto a las relaciones sexuales prematri-
6% a los 16 años; 4,9% a los 17 años; 9,1% a moniales —y dependiendo del nivel econó-
los 18 años; 11,2% a los 19 años, con lo que mico—, en el Volumen Masculino (p. 550)
el 68,8% restante tuvo su primer coito con se informaba que entre el 67 y el 98% de
20 o más años. los hombres las había tenido. Incluso que un
68% de los varones ya había experimentado
En su Volumen Masculino (p. 580), Kinsey el coito prematrimonial a los 18 años. En
estimaba que tres cuartas partes de los hom- cuanto a las mujeres, el Volumen Femenino
bres eyaculaban 2 minutos después de iniciar (p. 333) informa que aproximadamente el
el coito, lo cual suponía una frecuente fuente 50% de las mujeres norteamericanas habían
de conflictos conyugales. Sin embargo, en tenido relaciones sexuales coitales antes del
los Kinsey Data (p. 373) resultaba que sólo el matrimonio. Kinsey estimó que el hombre
17,6% de los hombres —que eran un 22,8% medio norteamericano había tenido unos
según las mujeres— eyaculaba en menos de 1.500 orgasmos antes del matrimonio mien-
2 minutos después de la intromisión, mien- tras que la mujer media habría tenido unos
tras que el 22,9% —19% según las muje- 250 (VF, p. 526).
res— lo hacían en 10 o más minutos. Si bien
el 47,6%, —o el 52,6% según las mujeres— Además, según estimaciones de Kinsey pre-
había eyaculado en menos de cinco minutos sentadas en ambos Informes (VM, p. 587;
en su primer coito. Por otro lado, según los VF, p. 416), el 50% de los hombres y el 26%
datos ofrecidos en el Volumen Femenino de las mujeres casadas tenían alguna expe-
(p. 351), la frecuencia de coito marital era riencia extramarital en algún momento de
de 2,8 veces a la semana —veintena—; 2,2 su vida matrimonial. Volviendo sobre este
veces a la semana —treintena—; y 1,0 veces mismo asunto extramatrimonial, los Kinsey
a la semana —cincuentena—. Data (Gebhard y Johnson, 1998, p. 400)
informaban que el número de parejas sexua-
En cuanto a las posturas coitales referidas en les extramaritales, sin contar los servicios
el primer volumen, la más frecuente era el obtenidos mediante prostitución, durante el
“hombre encima” y la variante más común primer matrimonio fue para los varones: el
39
Joserra Landarroitajauregi Garai

71,6%, ninguno; el 16,7%, entre 1-3 par- 8. La Escala Kinsey


tenaires; el 5,6% entre 4-6 partenaires; y el
5,9%, 7 o más. Y para las mujeres: el 79%, En relación al comportamiento erótico entre
ninguno; el 15,7%, entre 1-3; el 2,4% entre hombres, en el Volumen Masculino (p. 650
4-6; el 2,7%, 7 ó más. y ss) se informaba que: el 46% de los hom-
bres había participado en alguna conducta
En relación a los servicios eróticos presta- o había “reaccionado” alguna vez con perso-
dos por prostitutas, Kinsey informó en su nas de su mismo sexo; que el 37% de los
Volumen Masculino (p. 382 y 597) que el hombres había tenido al menos una expe-
69% de los hombres blancos había tenido al riencia homosexual con orgasmo durante
menos una experiencia con una prostituta; toda su vida; y casi el 50% de los hombres
que entre los varones solteros las relaciones que permanecieron solteros hasta los 35
sexuales con prostitutas significaban el 10% años tuvieron experiencias homosexuales
del total de sus relaciones prematrimoniales; explícitas. Además, en los hombres de entre
y que entre los varones casados las relaciones 16 y 55 años, un 13% tuvo más experien-
sexuales con una prostituta no superaban el cias homosexuales que heterosexuales y un
1,7% del total de sus orgasmos. 8% tuvieron experiencias exclusivamente
homosexuales durante al menos tres años.
7.6. Conductas no coitales También estimó que el 4% de los hombres
blancos habían sido exclusivamente homo-
Según datos ofrecidos por los Kinsey Data sexuales desde el inicio de su adolescencia
(Gebhard y Johnson, 1998, p. 256), los hasta el momento de las entrevistas. Así-
porcentajes de varones que dijeron que mismo, un 11,6% de los hombres blancos
habían realizado cunnilingus fueron: antes de entre 20 y 35 años expresaban un gra-
del matrimonio alrededor del 10%; en el diente de “experiencia/respuesta” tan hetero-
matrimonio el 48,9%. Y según esta misma sexual como homosexual.
fuente (p. 257), los de mujeres que dijeron
haber realizado felación fueron del 19,1% En relación a las mujeres, en el Volumen
antes del matrimonio y 45,5% en el matri- Femenino se constata que los contactos
monio. Los porcentajes de varones que homosexuales lésbicos eran menos frecuen-
habían tenido una felación homosexual con tes. Así encontró que un 28% había tenido
orgasmo al menos una vez, eran, según el algún contacto homosexual, pero menos del
Volumen Masculino (p. 373) los siguien- 3% había tenido experiencias exclusiva-
tes: 14% felación realizada y 30% felación mente homosexuales (VF, p. 450) y tuvie-
recibida. ron al menos una experiencia homosexual
con orgasmo el 13% de ellas —p. 475—.
Con respecto a la erótica anal, Kinsey ofreció Respecto a las mujeres de entre los 20 y los
bien poco. Aunque en el Volumen Masculino 35 años, se informó que: un 6-14% tenían
(p. 579) informó de varones homosexuales al menos una experiencia homosexual en su
que ocasionalmente lograron orgasmo anal, historia; un 2-6% fueron más o menos homo-
no ofreció porcentajes de incidencia ale- sexuales en experiencia/respuesta y entre
gando que la información disponible no era 1-3% de las solteras eran exclusivamente
suficiente. En el Volumen Femenino (p. 585) homosexuales en experiencia/respuesta (VF,
repetiría la misma alegación. Sin embargo, p. 488). Además, para este mismo corte de
los Kinsey Data (p. 383) sí informaron de un edad, un 7% de solteras y un 4% de casadas
11% de hombres que habían tenido relacio- expresaban un gradiente de “experiencia /res-
nes anales en el matrimonio —desde una puesta” tan heterosexual como homosexual
única ocasión, hasta frecuentemente—. (VF, p. 474 y 499).
40
A propósito de Kinsey: Seis décadas de informe

Sus datos ofrecían importantes variaciones tal; y la categoría 5, a personas homosexuales


en cuanto a las experiencias homosexuales que habían tenido actividad heterosexual
de los hombres y las mujeres según su nivel más que incidental —predominantemente
educativo. Entre los hombres, fueron los no homosexual—.
escolarizados los que tuvieron más expe-
riencias homosexuales; mientras que, entre Kinsey claramente pretendió evitar las cate-
las mujeres, fue el grupo más instruido el gorías esencialistas, dicotómicas y disyun-
que tuvo más actividad homosexual (VF, p. tivas de homosexual/heterosexual, tratando
460). de reconvertirlas en el marco de un conti-
nuo conductual. Sin embargo, como señala
Con todos estos hechos de diversidad, Kin- Robinson (1976), por ser sus términos “inci-
sey repitió en ambos volúmenes que era dentalmente” y “predominantemente” muy
imposible determinar el número de personas imprecisos, las siete categorías se resumen
que “son” homosexuales o heterosexuales, y perfectamente en tres, siendo dos de ellas
que sólo era posible determinar si el compor- las que quería evitar. Respecto a “lo homo-
tamiento era homosexual u heterosexual. O sexual” —que así le gustaba decirlo— insis-
mejor: más heterosexual, más homosexual o tió en la condición adjetiva —y no sustan-
tan homosexual como heterosexual. Así que, tiva— del término. Afirmó que no era un
con estas consideraciones, Kinsey desarrolló síndrome clínico, ni tampoco una opción o
la “Heterosexual-homosexual Rating Scale”, más una identidad sexual, mostrando desdén por
conocida como “Escala Kinsey”, tratando de la búsqueda de una explicación biológica de
dar cuenta de que las categorías dicotómicas la homosexualidad.
y disyuntivas de “heterosexual” u “homosexual”
eran inadecuadas para describir la tal diversi-
dad conductual humana. Esta escala se com- 9. El Instituto Kinsey
pone de siete categorías —numeradas del 0
al 6 y cruzadas por una diagonal del uno al 9.1. Fundación,
cinco—, basándose tanto en la experiencia financiación y denominación
—conducta explícita— como en la reactivi-
dad —expresión manifiesta y conciente de En 1947, y con el decidido apoyo del Rector
deseo y/o excitación—. Wells, se fundó el “Institute for Sex Research”
con el fin de lograr una estructura organiza-
La categoría 0 corresponde a los individuos tiva funcional y una ubicación segura y per-
cuyas experiencias eróticas habían sido exclu- manente para la creciente colección de diver-
sivamente con individuos del sexo opuesto sos materiales: objetos de arte, artefactos
—heterosexuales— y la categoría 6 corres- eróticos, películas, fotografías, libros, rejillas
ponde a los individuos con experiencias de codificación de las entrevistas realizadas,
eróticas exclusivamente homosexuales. La manuscritos, etc. El Instituto se creó como
categoría 1 contiene a personas heterosexua- corporación sin ánimo de lucro asociada a la
les con actividad homosexual incidental; la Universidad de Indiana. En el acto fundacio-
categoría 2, a personas heterosexuales con nal Kinsey transfirió la propiedad de todos
actividad homosexual más que incidental — sus materiales de investigación al nuevo Ins-
predominantemente heterosexual—; la cate- tituto por el precio simbólico de un dólar,
goría 3 a las personas cuya actividad/reacti- siendo los primeros fideicomisarios de aquel
vidad sexual sería, por igual, heterosexual y recién estrenado Instituto el propio Kinsey,
homosexual —bisexuales o ambisexuales—; Paul Gebhard, Clyde Martin, y Wardell
la categoría 4 contendría a personas homo- Pomeroy. Según se recoge en su página Web,
sexuales con actividad heterosexual inciden- los objetivos del Instituto establecidos en
41
Joserra Landarroitajauregi Garai

sus bases fundacionales eran: “... promover directora June Reinisch, el Instituto mudó
y continuar la investigación sobre compor- su ubicación trasladándose a Morrison Hall
tamiento sexual humano; aceptar, mantener, y cambió de nuevo el nombre para conver-
administrar y gestionar los diversos materia- tirse en el actual “Kinsey Institute for Research
les de investigación, la biblioteca, las histo- in Sex, Gender and Reproduction”, con el obje-
rias de casos y otros materiales diversos rela- tivo explícito de ampliar y reflejar mejor su
cionados con el proyecto”. campo de investigación.

Como ya se ha dicho la fuente principal de Tanto las líneas de investigación como la


financiación del Instituto había sido el Com- apuesta formativa del Instituto son de natu-
mittee for Research in Problems of Sex, raleza manifiestamente interdisciplinar. Con
dependiente del National Research Council ello la Sexología no adquiere carta de Disci-
(NRC) cuyo principal mecenas era la Fun- plina, de suerte que la Ciencia que estudia el
dación Rockefeller. En pleno macCarthismo, Sexo —o los Sexos; o “lo sexual”— resulta
era 1954, la Fundación Rockefeller, presio- un conglomerado de las múltiples ciencias
nada por el Senador B. Carroll Reece, retiró cada una de las cuales aborda “lo sexual”
su subvención. En los años siguientes el Ins- —los múltiples “los” de “lo sexual”— desde
tituto se financió exclusivamente de ayudas su propia perspectiva y su propia episteme.
privadas y de los derechos de sus dos obras De este modo “lo sexual” no se resuelve en
ya publicadas. Muerto Kinsey y apaciguada términos sustantivos y sexológicos, sino en
la paranoia anticomunista, se logró por vez términos adjetivos que cualifican la sustan-
primera una importante subvención del Ins- tividad disciplinar de las otras ciencias. Así
tituto Nacional de Salud Mental (NIMH). que el conocimiento científico del sexo se
Desde entonces, con más o menos dificulta- resuelve siguiendo tales hilos interdiscipli-
des y más o menos generosidad, el Instituto nariamente y desgajados en múltiples aspec-
ha recibido financiación de diversas fuentes tos, múltiples disciplinas y múltiples marcos
públicas y privadas. Entre ellas los Institu- teóricos y acerbos terminológicos.
tos Nacionales de Salud —NIMH, NICHD,
NIDA—, la Fundación Rockefeller, la 9.2. Los directores del Instituto
Fundación Ford, Eli Lilly & Co y la propia
Universidad de Indiana. Actualmente tiene Durante los 26 años posteriores a la muerte
sus propios recursos de financiación. Sin de Kinsey, el Instituto fue dirigido por el
embargo, cualquier aportación incluso Dr. en Antropología por la Universidad de
humilde e individual es bien recibida. Harvard y miembro del Departamento de
Antropología de la Universidad de Indiana,
En su fundación fueron varios los nombres Paul Gebarhd, quien fue designado Director
que se barajaron para el Instituto. Final- Ejecutivo y, tras la renuncia de Pomeroy en
mente se decidió “Institute for Sex Research”. el año 63, fue el único Director del Insti-
En 1981, siendo aún director Gebhard y tuto hasta su jubilación en 1982. En su largo
con motivo del 25 aniversario de la muerte tiempo de mandato continuó el plan dise-
de Kinsey, se organizó una Conferencia ñado por Kinsey pero con un perfil mediático
Conmemorativa y se realizaron algunos pretendidamente bajo —la cuestión mediá-
cambios. Entre otros citar que el Instituto tica había resultado demasiado cara en tiem-
pasó a denominarse Kinsey Institute for Sex pos pasados—. En su pragmatismo explicó
Research. No hay mucho que explicar sobre su labor del siguiente modo: “conseguimos
este cambio de denominación: se trataba de mantener el Instituto vivo y ser razonable-
homenajear a su fundador. Sin embargo, al mente productivos y honestos. Creo que de
año siguiente, en 1982, y recién nombrada eso se trataba.” (Moke, 1997).
42
A propósito de Kinsey: Seis décadas de informe

En este tiempo se publicaron obras como Puede decirse que a lo largo de sus 61 años
Pregnancy, birth and abortion (Gebhard et al., de existencia, el Kinsey Institute ha sido la
1958), Sex offenders: An analysis of types (Geb- mayor y la mejor herencia del fenome-
hard et al. 1965), Sexual deviance (Gagnon y nal Alfred Kinsey. Sin ninguna duda esta
Simon, 1967), The sexuality of women (Geb- institución ha preservado su legado en
hard et al., 1970). Todos ellos pretendieron lo mejor y en lo peor que Kinsey ofreció,
ser científicamente excelentes, pero dirigidos continuando con la recolección de más y
al público general. mejores “frutos sexuales”, pero negándose
a la confección de un “cesto” disciplinar
Tras la jubilación de Gebhard el puesto fue sexológico.
ocupado por la psicóloga June M. Reinisch,
que había investigado la influencia prenatal
de drogas y hormonas en la diferenciación Parte tres:
sexual y el desarrollo psicosexual. Introdujo La episteme de Kinsey
la investigación psicobiológica al Instituto
y apostó decididamente por la interdiscipli-
nariedad —obviando la disciplinariedad—, 1. Introducción
la salud sexual, el género y la reproducción.
Asímismo, cambió la política mediática de Como se ha repetido a lo largo de todo este
Gebhard y volvió a poner al Instituto en la trabajo, Kinsey estaba en lo más alto de
lógica de los media; incluso con una columna su reputación científica cuando comenzó
semanal con consultorio sexológico en un con la investigación sexual; se sentía muy
periódico. Dejó su cargo en 1993, con lo que seguro de sí mismo como investigador y
su subdirectora, Stephanie A. Sanders, fue como estadístico, tenía prestigio como
nombrada Directora interina hasta que en docente y era autor de varias publicaciones,
1995 se designó a John Bancroft. pero no era ni quiso ser un teórico. Al
respecto Robinson afirma: “Alfred Kinsey
En el siguiente periodo de nueve años, entre apenas es tomado en serio como pensador.
1995 y 2004, el Instituto fue dirigido por En contraste con Havellock Ellis y Sid-
el psiquiatra John Bancroft, cuya política ha mund Freud, que disfrutan de una buena
sido básicamente continuista de la de Rei- reputación como teóricos, Kinsey general-
nisch —especialmente en lo interdiscipli- mente es relegado a la categoría de atrevido
nario— excepto en lo que hace relación al empirista (…) [desde luego] no demanda
público en general y a su educación, pues nuestra atención por la profundidad o la
Bancroft consideró que la misión del Insti- elegancia de su pensamiento.” (1976, p.
tuto debía centrase en la comunidad cientí- 59). De ahí que pueda considerarse un atre-
fica y académica, además de promover que vimiento, incluso una provocación, hablar
políticos y legisladores faciliten el estudio de la episteme de Kinsey dada su condición
científico de la sexualidad y del género. Ban- ateórica y anepistémica. Desde luego no fue
croft ha resultado ser el director más intere- un hombre de ideas y teorías, sino un hom-
sado por los aspectos teóricos y conceptuales bre de investigación de campo, de datos y
del estudio del sexo. de estadística. Ahora bien, no es posible
ser anepistémico, aunque se pretenda. Cono-
Finalmente, desde el año 2004 y hasta la cida o no, consciente o no, elaborada o no,
actualidad, el Instituto está dirigido por la siempre hay una episteme. Aunque sea la
Dra en Psicología Clínica Julia Heiman, elemental episteme de lo cotidiano o una epis-
que es también Profesora del Departamento teme pragmática y antiteórica, cual fue su
de Psicología de la Universidad de Indiana. caso.
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Joserra Landarroitajauregi Garai

2. Una episteme “elemental” que los hombres. De lo cual concluyó que


sería la estimulación del compañero, la que
Se supone que un científico se enfrenta a la produciría la conciencia del deseo femenino.
observación de su objeto epistémico —en Ahora bien, Kinsey presuponía el deseo erótico
este caso el sexo; o mejor, la conducta eró- —las ganas, el anhelo, la necesidad— como
tica— no sólo con sus “esquemas mentales” instancia previa al encuentro —lo cual, en
de usuario, sino con un complejo marco epis- relación al deseo femenino, es mucho pre-
témico, abstracto y elaborado, constituido suponer y poco atinar—. Nunca distin-
por paradigmas, elaboraciones teóricas, guió entre deseo y excitación, pues uno y otro
axiomas, hipótesis, conceptos y términos. Y quedaban subsumidos en la “necesidad de
se supone que, siendo el sexo el objeto de descarga” que era el concepto que él mane-
estudio elegido, esta episteme habría de ser jaba. Como su erudición clásica era mínima,
razonablemente sexológica. Por unas u otras tampoco operaba con la dinámica “eromeno/
razones, nada de esto ocurrió con Kinsey. erastés” de la tradición griega, por lo que no
Él tenía una sólida formación y una vasta podía suponer un deseo eroménico —deseo de
experiencia científica, pero no tenía ninguna ser deseado— y un deseo erástico —deseo de
episteme sexológica. En relación al sexo tuvo ser deseante—. Luego, podemos afirmar que
siempre una episteme elemental, intuitiva y Kinsey tuvo la dinámica “eromenia/erastia”
falta de toda elaboración teórica que no iba delante de sus ojos pero no la vio. No es que
más allá de una “episteme de usuario”. Con sus mujeres no fueran conscientes de su deseo
ello no quiero decir que Kinsey fuese “ele- previo, sino que “sentirse deseadas” a través del
mental y poco elaborado”, de hecho, fue un “deseo de desearlas” de sus amantes —que no
hombre brillante, agudo, intuitivo, perspi- el hecho mismo de “ser tocadas”— era preci-
caz, dotado de una memoria, un orden lógico samente el estímulo que activaba su deseo y,
y una capacidad taxonómica envidiables. con él, la conciencia del mismo. Su ausencia
Pero su episteme sí que era elemental y poco de teoría determinó su errónea observación y
elaborada. trajo a colación un consejo inadecuado que
aún circula: las mujeres desean y se excitan
Conforme a la máxima eisteniana de que “la siendo tocadas.
teoría determina la observación”, uno ve
lo que sus ojos le permiten ver; pero sobre Este y otros muchos ejemplos devienen del
todo, lo que su cerebro, con sus esquemas hecho de que Kinsey estudió el sexo con el
mentales, le permita ver sobre aquello que respeto debido, con la metodología adecuada,
está viendo. Así pues, es la Episteme la que, pero sin la arquitectura teórica suficiente.
finalmente, produce la observación. En este Seguramente, esta episteme elemental de
caso, una episteme elemental produce una Kinsey pueda explicarse por su condición de
observación elemental. Presento un ejemplo pionero, por los aires intelectuales de aquel
para aclarar lo que quiero decir. tiempo pragmatista, por su irredento empi-
rismo, por su pereza teórica y por su forma-
Kinsey tomó cuenta de que muchas de las ción sexológica tardía y autodidacta.
mujeres a las que entrevistó raramente expe-
rimentaban deseo sexual antes de ser estimu-
ladas. Así que, según Kinsey, con frecuencia 3. La formación sexológica de Kinsey
éstas se hacían conscientes de su deseo cuando
estaban ya en los brazos de su compañero. Como ya se ha dicho repetidamente, Kinsey
Esto le hizo creer y afirmar que las mujeres tenía una sólida experiencia como investiga-
eran menos conscientes de su deseo y que dor y taxonomista y una labrada reputación
además eran más táctiles y menos visuales académica; sin embargo, aunque Catedrá-
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A propósito de Kinsey: Seis décadas de informe

tico, era un neófito en materia de sexuali- sobre la relación entre conducta sexual y la
dad humana. Hasta aquel curso del 38 ni salud mental no tenían validez alguna. En
siquiera había manifestado especial interés este sentido, intuyó perfectamente que la
por el tema, así que su formación sexológica conexión sexo/salud producía una construc-
autodidacta comenzó cuando tenía 44 años y ción teórica en la cual las conductas sexuales
un cerebro ya amueblado y formateado. Ahora efectivamente realizadas en la intimidad de
bien, con el mismo ímpetu y avidez con el la alcoba no tenían cabida alguna. De hecho
que recababa y compilaba información sobre Kinsey entendió que el “sexo real” caminaba
comportamiento sexual humano, fue hacién- por sendas diferentes de las dictadas por la
dose con la mejor biblioteca sobre temática moral y la salud. En este sentido, en el Volu-
sexual que en aquellos tiempos era posible, men Masculino afirma: “no se puede insistir
y recabando la mayor masa de información en que cualquier alejamiento de las costum-
sexual de la que fue capaz. Pues tesón, curio- bres sexuales tradicionales o cualquier par-
sidad, sacrificio y entrega fueron valores que ticipación en actividades socialmente tabúes
nunca le abandonaron. supongan neurosis o psicosis. Los casos estu-
diados demuestran que la mayoría de los
Sin embargo, adoleció del prejuicio del individuos que participan en estas activida-
adanismo, suponiendo que, en el mejor de des están perfectamente integrados social-
los casos, el conocimiento científico del mente.” (VM, p. 201).
sexo habría comenzado unas décadas antes
con Krafft-Ebing, Mantegazza o Forel. De Respecto de Freud y el psicoanálisis, se asom-
hecho, despreció todo conocimiento anterior braba de cómo —en coherencia con Krafft-
al siglo XIX y fue bastante escéptico y crí- Ebing y con el orden moral imperante— se
tico con el trabajo de la mayoría de sus ante- obstinaban en considerar la masturbación
cesores en la investigación sexual. Especial- como una enfermedad, una inmadurez o un
mente desdeñó la catalogación paracientífica sustituto en contradicción con los datos a los
y prejuiciada de Krafft-Ebing al que consi- que él estaba teniendo acceso. Así que, en
deraba el pionero en esta materia. Conoció contra de la opinión psicoanalista que con-
la obra de Freud, aunque la consideró bien sideraban la masturbación adulta como un
poco y la criticó mucho; procedente de una indicio de inmadurez psíquica y una fijación
tradición científica empirista, desconfiaba narcisista de la libido, Kinsey fue un tenaz
de las impresiones subjetivas y no probadas defensor del autoerotismo y afirmó rotunda-
del psicoanálisis. De hecho, mantuvo con- mente que la masturbación era totalmente
troversias públicas con los primeros psicoa- inocua con independencia de la frecuencia,
nalistas y muy especialmente con Stekel. Su condición o edad a la que se realizase; incluso
obra contribuyó sobremanera a desmontar que, especialmente la femenina, sería bené-
la denominada Teoría hidráulica de Freud fica pues “la chica que no se haya mastur-
—demostrando que era incierto que la exce- bado se halla en posición de seria desventaja
siva actividad sexual juvenil produjese dis- sexual.”(VF, p. 172). Más aún, indicó que
minución de la vida sexual adulta o que la la masturbación sólo es patógena cuando se
masturbación decrementase el coito— así reprime, señalando que había visto daños psí-
como la doctrina de la sublimación, según quicos tremendos precisamente en personas
la cual la represión sexual generaría cultura, que habían intentado, en vano, abandonarla.
creatividad, genio, etc. Una idea ésta recurrente en su obra (VM, p.
503-506 y 513-514; VF, p. 167-170).
Además, en coherencia absoluta con las
ideas de la primera generación de sexólo- Kinsey atribuyó la aversión freudiana a la
gos, consideró que las afirmaciones de Freud masturbación a sus reminiscencias talmúdi-
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Joserra Landarroitajauregi Garai

cas advirtiendo que “muchas de las actitudes últimos años de su vida, sí conoció la inter-
sexuales actuales son cuestiones establecidas sexualidad y los estados intersexuales a través
por la filosofía religiosa de los autores del de la obra de Gregorio Marañón —a quien
Antiguo Testamento.” (VM, p. 415). Final- llegó a visitar personalmente en Madrid—.
mente, también en contra de las tesis freu-
dianas, afirmó que “las paredes vaginales Finalmente también conoció la obra de la
carecen de terminaciones nerviosas por lo incipiente Antropología cultural, mostrando
que no existe razón para creer que la pene- abiertas discrepancias con Malinowski y
tración es lo más importante para la satis- Margaret Mead con la que discutió públi-
facción femenina”, así que rechazaba rotun- camente. Según relata Bullough, Mead le
damente la teoría freudiana de la inmadu- acusó de hablar sólo del sexo y de no abordar
rez del orgasmo clitórico y denunciaba la temas como el amor o la maternidad. Kinsey
“imposibilidad biológica” de la transferencia con su reactiva rotundidad le contestó que
evolutiva del clítoris a la vagina (VF, p. 162, él pretendía estudiar el sexo y no el amor
580-584, 592 y 632). Vistas las cosas desde (Bulloug, 1994. p. 168).
hoy, puede afirmarse que en esta pugna entre
el teórico Freud y el empírico Kinsey, el empi-
rismo ganó por goleada. 4. Reactividad epistémica

En cuanto a los sexólogos, conoció y estimó La reactividad no fue en Kinsey sólo una
la obra de Moll y de Bloch, y también característica biográfica, sino también una
conoció la obra de Havellock Ellis, del cual referencia intelectual. De ahí que sea tan
recelaba por lo que consideraba excesiva fácil encontrar en su trabajo muestras de
pudibundez ya que no realizaba entrevistas animadversión hacia el marco epistémico
personales “cara a cara”, mientras que sí se del puritanismo protestante y victoriano en
documentaba epistolarmente. Sin embargo el que había sido rígidamente educado. Los
no es difícil reconocer a Havellock Ellis referentes axiomáticos del tal marco fueron,
en muchas cuestiones centrales del pensa- sustancialmente, los siguientes: a) una con-
miento de Kinsey: el no enjuiciamiento, la cepción epistémica antisexualista, proce-
tolerancia, la empatía, la comprensividad, dente de la tradición hebrea y luego Patrís-
el desprecio de las pocas miserias frente a la tica, que conocemos como tesis antiséptica
consideración de las muchas riquezas sexua- según la cual Sexus es igual a sepsis —con-
les, su decidida apuesta por sacar el sexo de taminación, suciedad, vileza, bajeza, inmo-
las garras de la Moral, la Ley y la Salud, la ralidad—; b) una concepción paradigmática
idea de que las cosas adquieren otra dimen- del binomio Amor/Sexo por el cual ambos
sión tras ser comprendidas, el concepto de conceptos son antagónicos y están unidos
continuum, etc. por el que denomino vínculo detergente, de
suerte que las gracias del primero limpian
Asimismo, en consonancia con Freud y Moll, las indignidades del segundo; c) una exalta-
y pese a su reconocido y coherente talante ción del arquetipo amoroso ágape que, aun-
hemofílico3, mostró manifiesto desdén por la que es en origen griego, una vez latinizado y
declarada y militante condición homosexual cristianizado como caritas, se torna en amor
de Hirschfeld que, a su juicio, le impedía ser sacrificial, entregado, empático, incondicio-
un científico objetivo. Si se hubiese dejado nal, desapasionado, casto y altruista; siendo
influir por este genial homosexual, habría nombrado por sus valedores como Amor
dado con el concepto de intersexualidad que le Verdadero; y d) una concepción axiomática
hubiese supuesto un alimento epistémico del del Matrimonio en tanto que Sacramento del
que estaba necesitado. De hecho, y ya en los Amor y la Progenie.
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A propósito de Kinsey: Seis décadas de informe

Con más o menos combatividad, Kinsey reac- sexológica previa, no tirase nunca del hilo
cionó contra estos cuatro referentes epistémi- erótico; hilo que podríamos considerar pla-
cos. Pero fue especialmente combativo con las tónico y aristofánico del diosecillo griego
derivaciones de la tesis séptica, afirmando taxa- de las flechas. Esto resulta especialmente
tivamente que el sexo no es sucio, ni malo, llamativo respecto de su patoso manejo de
ni bajo, ni nocivo, ni indigno, ni animal; y la cuestión del binomio Amor/Sexo. Res-
afirmando que tanto su realización como pecto a él, Kinsey quiso ser reactivo; pero,
su investigación, son actividades humanas queriéndolo negar, quedó atrapado en él. Por
sumamente dignas. Incluso excelsas. razones metodológicas pretendió investigar
un sexo —conducta objetiva— despojado de
Parecería, así lo afirman sus detractores, que amor —emoción subjetiva—; y por razones
Kinsey se adscribiría a la tesis sexual hedó- ideológicas quiso dar dignidad a un sexo que
nica según la cual el Sexo es sustancialmente: no necesitaba de la acción detergente del amor.
hedonia, ludus, climax, libídine, sensuali- Pero se enredó tanto en esta madeja bino-
dad, voluptuosidad; o, en términos reactivos: mial que, reactivamente a quienes necesita-
lujuria, lascivia, concupiscencia, impudicia, ban cubrir de amor al sexo para limpiar lo que
desenfreno, liviandad o incontinencia. Pero, aquel ensuciaba, acabó desnudando al sexo de
definitivamente, Kinsey nunca se adscribió, todo rasgo amoroso y amatorio. Y tanto se des-
de ningún modo, a la tesis hedónica. O, a orientó sobre este asunto que acabó por dese-
lo sumo, sería un hedonista de perfil muy rotizar la misma conducta erótica que estaba
bajo. Pues si bien fue un decidido orgasmi- investigando. Seguramente porque consi-
cista, la hedonia de su orgasmo se resuelve deró agápica y puritana cualquier mención
siempre en términos pragmáticos de des- al amor, acabó perdiendo el hilo de eros y se
carga, alivio o relajo; y en su discurso nunca enmadejó en las redes del tramposo binomio.
hubo cabida para la exaltación de los gozos Algunas de sus polémicas, por ejemplo con
sensuales de la carne, de las exquisiteces de Margared Mead, giraron sobre esta cuestión.
la libertina transgresión o la afirmación del Y, aunque Kinsey nunca lo entendió, Mead
libre albedrío y la caprichosa voluntad. Muy y otros no le estaban hablando de ágape, sino
al contrario, el hilo de su discurso está tru- de eros.
fado del referente conceptual de la Necesidad
que aunque se disfrace de un oblicuo outlet, Llegados a este punto, conviene detenernos
se presenta como exigencia, obligación o para presentar las cuatro formas del amor
menester; como apetito natural; y apunta griego perfectamente distinguidas en la
a las condiciones previas de ahogo, apuro o época clásica mediante cuatro términos con
aprieto. De ahí que su visión del climax sea, una doble formulación sustantiva y verbal
sobre todo, resolutiva, casi en términos de —una para el amor sustantivo como noción
excreción, evacuación, o deposición de la tal intelectual y otra para el amar verbal como
picazón o comezón previas. Respecto de esto acción emocional—. Así la Grecia Clásica
no estuvo demasiado lejos de aquel esquema distinguió los sustantivos y verbos: phi-
“tumefacción/detumefacción” que con abso- lia —y philein—, eros —y eran—, ágape
luto desprecio y lejanía de la hedonia usa- —y agapan— y storgé —y stregein—. Los
ron los sexólogos de la primera generación. cuales, respectivamente, significarían: el
Como afirma Robinson , “nadie ha asociado amor de la amistad, el respeto, el aprecio, la
de manera más evidente la experiencia sexual atracción y la consideración que era philia;
con el desapasionamiento.” (1976, p. 145). el amor ardiente, romántico, apasionado y
carnal nacido del deseo que era eros; el amor
En cualquier caso, sorprende que el prosexua- entregado, abnegado e incondicional que era
lista Kinsey, en contradicción con la tradición ágape; y el amor afectivo, tierno y familiar
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Joserra Landarroitajauregi Garai

que era storgé. Con posterioridad el cupidi- res le acusan de socavar la matrimonialidad,
tas latino se correspondería con aquel eros lo distorsionan indisimuladamente, pues
griego; y el caritas latino, con aquel ágape diciendo “matrimonio” se refieren a “sacra-
griego. Todas las formas de ortodoxia reli- mento”. Aquí sí que encontramos severas
giosa cristiana han tirado del hilo de ágape diferencias entre el pensamiento de Kinsey
—o mejor, de caritas— para hablar del amor y la tradición puritana cristiana, pues es del
divino. Y para el cristianismo ágape ya no es todo cierto que Kinsey mostró abierta sim-
tanto una emoción, cuanto una voluntad, un patía por las relaciones prematrimoniales y
principio, un valor y un mandato. En su pro- aversión a la prescriptividad de la virginidad
pia episteme: un Mandamiento. matrimonial; asímismo fue condescendiente
con las relaciones extramatrimoniales.
Me temo que Kinsey no indagó demasiado
sobre este asunto. Pero curiosamente la Kinsey defendía las relaciones sexuales pre-
forma del amor griego que se deja entrever matrimoniales, con petting y mutua mastur-
en el pensamiento de Kinsey no es ni una ni bación; alegando que “contribuían al éxito
otra: es storgé. Puede afirmarse que la formu- sexual matrimonial” (VF, p. 328). Asimismo,
lación del amor que le resulta cercana y ama- consideraba la abstinencia prematrimonial
ble, con la que Kinsey operaba, es el amor como algo anormal y del todo ajeno a la
afectivo, práctico, controlado, tierno, cola- naturaleza humana —antinatural—, subra-
borador, desapasionado y amistoso que trae yando que casi todas las culturas sin tradi-
storgé. Al este respecto observa Robinson: ción judeocristiana consentían o fomentaban
“Entendía el matrimonio en término prag- tales relaciones. Del mismo modo conside-
máticos (...) como un acuerdo conveniente raba que, en ocasiones, las relaciones extra-
para la satisfacción regular del deseo sexual. matrimoniales, si no había gran implicación
«Conveniencia» es la palabra que más uti- afectiva, podían servir para mejorar el “ajuste
liza para describir las ventajas del matrimo- sexual matrimonial”. Además, Kinsey consi-
nio.” (1976, p. 101). Todo lo cual nos lleva deraba que tal ajuste era determinante para la
al cuarto punto de su reactividad: la cuestión estabilidad matrimonial y, viceversa, estando
matrimonial y los referentes sacramental el desajuste sexual entre las causas de ruptu-
y progenitor de la formulación cristiana. ras y sufrimientos matrimoniales.

Conviene aclarar en primer término que,


aunque sus religiosos detractores le hayan 5. El Marco epistémico de Kinsey y
acusado de atentar contra la institución la Sexología como “cesto”
matrimonial, Kinsey fue un decidido matri-
monialista. Tanto es así que, según relata Kinsey es ampliamente respetado por la
Pomeroy (1972. p. 101), exigió a sus cola- comunidad sexológica actual por cinco razo-
boradores que estuvieran felizmente casados. nes: a) por la bondad metodológica de la
No apostó, por lo tanto, por la pareja erótica entrevista personal empática y no enjuicia-
—que ha sido la tradición sexológica—, sino dora como método de recopilación de datos
por el matrimonio. Matrimonio pues en su íntimos, creando un clima de confidencia-
sentido más formal, institucional, conven- lidad cuasi clínico; b) por documentar la
cional, longevo, sólido, estable y pragmá- variabilidad del comportamiento sexual en
tico. Ahora bien el matrimonio de Kinsey la tradición paradigmática del continuum;
no es reproductivo o progenitor, sino Erótico c) por explicar la conducta erótica fuera de
—aunque, dicho en su propia terminología, todo referente normativo al punto que, en
sexual—; y no es Sacramento, sino acuerdo el plano erótico, hoy podemos afirmar que
o contrato. Así pues, cuando sus detracto- el individuo, y la relación interindividual,
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A propósito de Kinsey: Seis décadas de informe

son la norma; d) por estudiar explícitamente adjetiva y no sustantiva; y era una cuestión
las diferencias sexuales a propósito del com- de método y no de episteme.
portamiento erótico y de la percepción del
mismo; y e) por contribuir sobremanera a la Quizás por ello, Kinsey nunca conectó con
dignificación y al conocimiento del estudio la que fue clave nuclear de aquella naciente
científico del sexo. Sexología del otro lado del Atlántico: los
estados intersexuales y la intersexualidad.
Ahora bien, esta misma comunidad sexo- Luego tampoco siguió de cerca lo que des-
lógica que le estima y le elogia, también se pués se conocería como proceso de sexuación
muestra crítica con él por cuatro motivos: a) o de diferenciación sexual, que se encontraba
su reduccionismo que contribuyó a constre- en sus albores con lo que, entonces, llama-
ñir el sexo —lo sexual— al comportamiento ban quimismo sexual. En los tiempos en los
erótico; la conducta erótica al logro orgás- que él investigaba se estaban poniendo los
mico; y el encuentro amatorio a su expresión cimientos de la posterior Sexología endo-
genital; b) por su empirismo conductista crinológica, pero Kinsey desconfiaba de la
que sólo consideró el “sexo que se hace” en importancia que empezaba a concedérsele a
detrimento del “sexo que se tiene” —caracte- las gónadas y a sus producciones hormona-
res sexuales, afectos, simbolismo subjetivo, les en relación a la sexualidad, pues consi-
etc.— y el “sexo que se es” —sexuación, iden- deraba que la conexión gónada-sexo era sólo
tidad, etc.—; c) por su anepistemia y su des- de “proximidad local”; así que, sobre esta
interés teórico en general; y d) por su nulo cuestión, su proverbial visión anticipatoria
compromiso sexológico por la constitución no estuvo muy fina. Sin embargo, en el Volu-
de una Ciencia de los Sexos. men Femenino (p. 711) predijo diferencias
sexuales neuronales y encefálicas, al punto
Curiosamente, Kinsey, el más insigne inves- que llegó a suponer, usando una fórmula que
tigador sexual de su tiempo y paladín del luego ha tenido mucho éxito, un “cerebro
estudio científico del sexo, nunca estuvo femenino”.
muy interesado por la Sexología a la que
apenas mencionó y nunca consideró. De Otro aspecto en el que se adelantó a su
hecho, su fórmula de relacionar sexo y cien- tiempo fue el concepto de “desajuste” o
cia era inequívocamente la de “investigación “incompatibilidad” que después retomarían
sexual”. Este extremo no es casual. Él era y se y desarrollarían Masters y Johnson en aque-
tenía por investigador, siendo su referente la lla “inadecuación” que abriría su nuevo ars
investigación. Lo sexual era para él una cues- amandi terapéutico. De hecho, el interés cen-
tión del todo adjetiva. Así que se interesó tral del Volumen Femenino reside precisa-
mucho por estudiar el sexo científicamente, mente en conocer y ofrecer material sobre las
pero no mostró interés alguno por contri- diferencias de la sexualidad de los hombres y
buir o constituir una Ciencia que estudiase las mujeres, así como de los malentendidos,
el sexo. De hecho, aunque no fue ese su pro- conflictos y tensiones interpersonales que de
pósito consciente, alimentó lo que Amezúa tales diferencias y desajustes se derivan.
(2003) ha llamado “el sexo sin Sexología”, que
en su caso sería el sexo científico sin Ciencia
del Sexo. Evidentemente no es lo mismo el 6. El objeto epistémico de Kinsey:
“estudio científico del sexo” que la “Ciencia que los “frutos sexuales” científicamente
estudia el Sexo”. El sexo en los dos casos es estudiados
estudiado científicamente, pero en uno con
Episteme y en el otro sin ella. Sin embargo, El objeto de estudio de Kinsey fue siempre
para Kinsey lo científico era una cuestión el “sexo que se hace”, al cual, con atrevido des-
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Joserra Landarroitajauregi Garai

conocimiento y gran éxito de fórmula, llamó un embrollo que no sólo no contribuyó a


“sexualidad”. Este “sexo que se hace”, que aclarar, sino que ayudó a expandir.
podría haber sido menos constreñido, quedó
reducido en sus manos a todo “comporta- Sesenta años después en su Instituto no se ha
miento genital con propósito orgásmico”. avanzado gran cosa sobre este asunto. Excepto
en la incorporación del concepto Género
Pese a que dedicó muy buena parte de su que, supuestamente, resolvería el uso polisé-
vida a ello, murió sin darse cuenta de que mico del mismo término con la fórmula, aún
había caído en la trampa conceptual de estu- más embrollada, de: “el sexo de los Géne-
diar el sexo de los sexos y los sexos del sexo, dando ros” y “los géneros del Sexo”. Excepto que,
un significado absolutamente diferente al por razones en las que ahora no voy a entrar,
singular y al plural del objeto que estudiaba. el Género siempre se expresa en su condi-
Por supuesto, tampoco explicó el soporte ción mayúscula y singular, refugiándose en
teórico de tales usos terminológicos que dis- su condición de Estrategia —estratagema o
tinguían conceptualmente el singular y el “perspectiva”— y distanciándose activamente
plural de su objeto de estudio. Es cierto que de aquello que hace de los hombres, hombres; y
no siempre el plural significa lo mismo que de las mujeres, mujeres, para subrayar, precisa-
el singular —por ejemplo: celo y celos—, mente, la indeseable prescriptividad cultural
pero en el caso de Kinsey el plural y el sin- de los guiones sexuales.
gular de sexo significaban cosas bien diferen-
tes y nada explicadas. Estoy convencido de Si Kinsey hubiese caído en la cuenta de este
que no explicó nada al respecto simplemente embrollo terminológico no lo hubiera tra-
porque no se dio cuenta —como tampoco se tado sólo como un asunto de palabras, porque
dan cuenta hoy muchos profesionales de la curiosamente él fue muy nominalista. A su
renovada Salud sexual—. manera sabía que la palabra es el instrumento
científico más preciado, precioso y preciso
Así que resultó que, estudiando este sexo que que jamás se haya inventado —mucho más
los sexos hacían, nunca vio que los tales suje- que el microscopio electrónico, el tomógrafo
tos que hacían el tal sexo eran, precisamente, computerizado o el acelerador de partícu-
en homo o en hetero, los plurales sexos. Y las—; así que el científico no pueda usar tal
estos plurales sexos que desconsideró cons- instrumental con desdén, descuido o des-
tituyen sujetos sexuados que se conducen eróti- consideración; ni, desde luego, sin la debida
camente; luego no puede ser que el sexo fuese pericia y cuidado. Pese a su sensibilidad
conducta pro-orgásmica que es como él lo con- sobre la importancia de los términos, para-
sideró y lo trató. dójicamente, no hizo uso de ella para acotar
teóricamente el término central que dio sen-
En su caso esta contradicción se hace aún más tido a su vida y a su obra.
llamativa por: a) la elección del tratamiento
terminológico de sus títulos que, pudiendo
haber utilizado Man y Woman, tituló Human 7. Empirismo, conductismo y
Male y Human Female, subrayando preci- objetividad
samente la condición sexual de los sujetos
que practicaban las tales conductas sexua- A Kinsey le preocupó sobremanera la cues-
les; y b) por la circunstancia de que dedicase tión del “ser” —ciencia— frente a la cues-
gran parte de su segunda obra a mostrar y a tión del “deber ser” —moral—, de ahí que
demostrar las diferencias sexuales de las con- estableciese siempre una frontera entre los
ductas sexuales; de suerte que, de nuevo, el usos sexuales y los mores sexuales, entre la
primer sexual diferiría del segundo. En fin, realidad íntima y la prescripción pública.
50
A propósito de Kinsey: Seis décadas de informe

Más aún, Kinsey constituyó su “ser” onto- respuesta, condicionamiento, aprendizaje,


lógico en un “hacer” pragmático. De ahí que influencia, etc.— y en sus usos taxonómicos
reiterase repetidamente a lo largo de toda definiendo, por ejemplo, la sexualidad por el
su obra que el comportamiento sexual de “total sexual outlet”; la homosexualidad por los
los norteamericanos no era como supuesta- actos homosexuales; o la religiosidad por la
mente debería de ser según la costumbre, frecuencia de asistencia a los cultos eclesiásti-
la moral o las leyes. Y muy explícitamente cos. Si aquel conductismo de los años cuarenta
afirmó en su primera entrega que “Este es y cincuenta era sumamente reduccionista,
un informe sobre lo que la gente hace y no el de Kinsey lo fue especialmente al punto
se plantea lo que la gente debería de hacer.” que desexualizó buena parte de la experiencia
(VM, p. 7). Coincido con Robinson en que sexual humana. En ese sentido, coincido de
“los Informes Kinsey contenían un conjunto nuevo con Robinson cuando afirma que “su
de valores y preferencias intelectuales que, decisión de evaluar la experiencia sexual en
juntos, podemos decir que constituían una términos de orgasmos, y los orgasmos en tér-
ideología. Esta ideología no era exclusiva minos cuantitativos, le llevó a ignorar la acti-
de Kinsey, sino común a todo el «establis- vidad sexual no orgásmica y a considerar que
ment» científico moderno.” (1976, p. 67). la sexualidad de una persona es el resultado de
todos sus actos sexuales.” (1976, p. 75).
Esta ideología de la que habla Robinson es la
episteme de investigador de Kinsey y se refiere Su conductivización del sexo le sirvió para des-
fundamentalmente al mito científico de la mitificar las cuestiones sexuales tanto como
objetividad, de la incontrovertible realidad le fue posible. Especialmente en lo que hace
de las observaciones y de la prístina transpa- relación a la erótica femenina, a las conduc-
rencia de los datos. En este sentido, yo subra- tas eróticas homosexuales, al autoerotismo,
yaría que Kinsey pertenecía a la línea más a la actividad erótica prematrimonial y a las
dura de la Ciencia dura, de ahí que especial- aventuras eróticas extramaritales. El sexo
mente incurriese en el mito científico, muy dejó de ser misterio para ser comportamiento:
de su tiempo, de que él mismo era un “obje- comportamiento importante, pero compor-
tivo descriptor de una realidad objetiva que tamiento al cabo. Así que, como reflexiona
podía aprehenderse a través de la conducta Robinson, si el sexo de Freud estaba lleno
—sexual— objetivable”. Efectivamente, de profundidades, irracionalidad, peligros y
creyó que su trabajo ofrecía la verdad de los oposiciones con la cultura y el sexo de Have-
datos objetivos. Con ello obvió la realidad llock Ellis contenía complejos factores emo-
del sujeto cognoscente que, objetivando al cionales, el sexo de Kinsey quedaba despo-
objeto conocido, lo reconstruye. De suerte jado de lo animal y demoníaco freudiano y
que está inventando la realidad que pretende de lo romántico de Havellock Ellis. Y remata
descubrir. Pese a ello, Kinsey estuvo en los este autor: “Kinsey hizo cuanto puede hacer
principios de lo que luego se ha llamado un intelectual para conseguir una vida sexual
el Construccionismo social y fue contrario menos dolorosa, más libre y más feliz. Sin
a todo esencialismo. Pese a su evidente e embargo, en el proceso de desmitificación
ingenuo Naturalismo, a su tenaz empirismo del sexo, éste quedó trivializado.” (Robin-
positivista y su inconfundible aroma con- son, 1976, p. 146).
ductista, no puede considerársele, de ningún
modo, un Materialista.
8. La moral antimoralista de Kinsey
Por otro lado no es difícil encontrar en Kinsey
una poderosa influencia del Conductismo que Kinsey quiso presentarse al mundo como un
puede verse en su terminología —estímulo, científico —en oposición a un moralista— y
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Joserra Landarroitajauregi Garai

repetidamente afirmó que la emisión de jui- “...el lector puede observar posturas morales
cios morales no era tarea del científico. Los oblicuas que van desde la indignación sobre
ejemplos son muchos: “La conveniencia la represión de minorías sexuales a la iró-
moral de eliminar la masturbación es una nica condescendencia para desengañar a su
cuestión que los científicos no están cua- público sobre la supuesta rareza de prácticas
lificados para juzgar” (VM, p. 513); “Si el tomadas por inmorales o ilegales (…) [Sin
petting premarital es bueno o malo es una embargo] la tendencia fundamental de la
cuestión moral que un científico no tiene ideología de Kinsey es la tolerancia. Repeti-
ninguna capacidad para juzgar (…) pero si el damente subraya la necesidad de la compren-
petting premarital puede servir a un mejor siva aceptación de la gente tal y como es y la
ajuste matrimonial sí es una materia que el necesidad de reconocer los límites de la capa-
científico puede medir” (VM, p. 546); “... cidad del hombre de modificar su conducta
como científicos hemos renunciado a nuestro sexual (...) Parece no habérsele ocurrido que
derecho de hacer evaluaciones [morales] (...) tal insistencia en la tolerancia es ya un juicio
cuando uno hace un estudio científico de una moral. Para él moral implicaba invariable-
población humana no le queda otro camino mente condena.” (Robinson, 1976, p.67)
que abstenerse de la discusión de todas las
cuestiones socialmente polémicas”(VM, p. Luego puede afirmarse que, aunque no hizo
57). Pero finalmente resultó que no se abs- juicios morales, sí tuvo juicio moral. No
tuvo y, contrariamente a lo afirmado, sí dis- enjuició, pero tuvo juicio. Tanto que, como
cutió y emitió juicios morales sobre muchas sus detractores críticamente subrayan, con
cuestiones socialmente polémicas. sus claros y sus oscuros, fue un precursor, un
pionero o un visionario de la actual moral
Sin embargo, y seguramente por razones bio- sexual científica, laica y democrática, que ya
gráficas bien entendibles, Kinsey sentía cierta es mayoritaria en los países occidentales.
aversión al juicio moral religioso. Tanto que
llegó a confundir el juicio moral con el com-
bativo enjuiciamiento —y la consecuente 9. Legislación y política sexual
condena— del furibundo moralismo. Como
él se negaba explícitamente a toda forma Una de estas cuestiones polémicas en las que
de condena moral, tendía a considerar que Kinsey no iba a entrar, pero en la que repe-
no emitía “juicios morales”. Sin embargo, tidamente entró, fue el asunto del sexo y las
su obra está llena de moral. Por lo tanto la leyes norteamericanas. Seguramente porque,
supuesta inmoralidad o amoralidad de Kin- en su tiempo, prácticamente todas las formas
sey es otra quimera de sus detractores. de sexualidad no matrimonial eran ilegales
en los USA, y algunas, como la felación o el
Ahora bien, la moral de Kinsey no era de coito anal, lo eran, al menos en algunos esta-
condena, sino de aceptación, de empatía y de dos, incluso dentro del matrimonio.
comprensión; no era religiosa, sino laica; no se
basaba en la Religión —Verdad revelada—, Kinsey informó en su Volumen Masculino
sino en la Ciencia —Verdad descubierta—; que menos de la mitad de los orgasmos
y desde luego era una moral filosexual —de alcanzados por los hombres estadouniden-
respeto y consideración hacia lo sexual— y ses se producían en el coito matrimonial con
no misosexual —de aversión y odio hacia lo sus esposas, luego que más de la mitad de
sexual—. Pero, aunque él lo negase, era una tales eyaculaciones ocurrían por fuentes y
moral. Y además, una moral sexual. Más medios “socialmente reprobables e incluso
aún, la moral sexual que décadas después ha penalmente penados” (VM, p. 568). Al res-
prevalecido. Respecto a esto dice Robinson : pecto de esta cuestión afirmó en el Volumen
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A propósito de Kinsey: Seis décadas de informe

Masculino que “Sobre un cálculo de nues- grado.” (1976, p. 72). Así que, para Kinsey
tros datos, puede asegurarse que al menos el “normal” y “anormal” no eran conceptos úti-
85 % de la población masculina más joven les aunque luego los usó, e incluso se
podría ser condenada por delitos sexuales si preguntó si tenían alguna cabida en el voca-
los funcionarios policiales fueran lo eficien- bulario científico. Él tenía una muy firme
tes que quisiéramos que fuesen.” (VM, p. idea de continuum por la cual afirmaba q
224). E, insistiendo sobre esa misma idea, ue “Ningún individuo tiene una frecuencia
señalaría que “... sólo alguna vez se detiene, sexual que se diferencie más que en un grado
se procesa o se condena a una diminuta frac- muy leve de las frecuencias de aquellos colo-
ción del porcentaje de las personas que están cados antes y después sobre la curva” (VM,
implicadas en comportamientos sexuales p. 199). Así pues consideraba que no había
contrarios a la ley (…) los culpables de algún categorías discretas en la Naturaleza y que
delito sexual que es banal e inocuo, a menudo no era posible definir las fronteras de tales
sufren consecuencias absolutamente despro- términos, salvo en claves de una moralidad
porcionadas en relación al daño causado por inhumana y falta de toda comprensividad.
su «crimen».” (VF, p. 18). De todo lo cual
concluye que “las leyes sexuales son inapli- Sin embargo, sí usó profusamente el término
cables porque están completamente fuera “natural”, en oposición a “antinatural” o “con-
de la realidad del comportamiento sexual tra natura” que usaban los moralistas, y que
humano” (VF, p. 20) y además “hay cuestio- es también una categoría discreta. La natura-
nes tan inconsistentes como la imposibilidad lidad dependía para Kinsey de si el compor-
de que un marido pueda ser acusado de vio- tamiento estaba o no presente en otras espe-
lar a su esposa, mientras que un matrimonio cies no humanas. En palabras de Robinson:
cometería un crimen por realizar sexo oral “el naturalismo de Kinsey era muy profundo
consensuado.” (VF, p. 322). (…) Nada era más característico en él que
su afición a los argumentos «de animalibus»
Así que formuló repetidamente un exhorto (…) las prácticas prohibidas eran naturales
en relación a la falta de coherencia y realismo porque estaban presentes entre los mamí-
entre unas leyes que supuestamente emana- feros (…) Kinsey rechazaba conceder al ser
ban del pueblo norteamericano, frente a los humano un lugar privilegiado en el orden de
usos y costumbres íntimos de este mismo los seres vivos.” (1976, p. 73-74). Creo que
pueblo. Como indica Robinson, Kinsey cuando Robinson dice profundo quiere decir
profesaba una especie de liberalismo sexual arraigado, porque el Naturalismo de Kinsey
basado en la máxima de que “la mejor polí- no era en absoluto profundo, si no más bien
tica sexual es la desaparición de toda política superficial e ingenuo.
sexual [pues] el índice de conducta sexual es
tan diverso, que cualquier intento de esta- Desde Aristóteles, el Naturalismo sexual
blecer niveles uniformes de actividad sexual es reproductivista, porque acaba por ver
es impracticable e injusto.” (1976, p. 69). la cópula, lo genital, la progenie, la espe-
cie o el gen egoísta como lo natural de la
naturaleza del sexo. Así que el Sexus, tras
10. Normalidad y naturalidad pasar por el filtro epistémico Naturalista,
se torna Genus. Sin embargo, el natura-
Como afirma Robinson, “El principal objeto lismo de Kinsey no fue reproductivo, sino
de su crítica fue la distinción entre sexuali- más bien hedónico. Si bien, como el otro,
dad normal y anormal. Por encima de cual- genitalista y centrado en la eyaculación o el
quier otra cosa —como Ellis— estableció orgasmo, atenuado por aséptico término de
que las diferencias sexuales eran cuestión de outlet, en alusión a desahogo, alivio o des-
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Joserra Landarroitajauregi Garai

carga de una previa, apremiante y “natural” 11. Comprensividad y diversidad


necesidad. En esto, también, Kinsey fue un
precursor que se anticipó a su tiempo, dife- En consonancia con todos los sexólogos de la
renciando lo “sexual” de lo reproductivo. primera generación —Havellock Ellis, Magnus
Así dirá en el Volumen Femenino: “El hecho Hirschfeld y Gregorio Marañón—, Kinsey
de que el deseo sexual femenino parece ser se esforzó por lograr y proponer un mayor
más intenso justamente antes de la mens- entendimiento de las muchas variedades de
truación —en periodo infértil— demuestra la expresión sexual, así como por promover
que se ha producido una radical separación una mayor tolerancia hacia tal vasta varia-
de las funciones sexual y reproductora en bilidad. El referente “diversidad” estuvo en
el animal humano.” (VF, p. 609). En esta todo momento presente en su obra y en su
misma dirección subrayó que el clítoris no pensamiento. Tratándose, además, de un
jugaba papel reproductivo alguno y negó referente pre-sexológico que Kinsey traía
que la menopausia supusiera una desapari- consigo desde la época de sus investigaciones
ción de la respuesta sexual femenina. sobre avispas. De ahí que, cuando se dedicó a
la investigación del comportamiento sexual
Desde Kinsey, tal diferenciación entre lo humano, consideró que no se trataba de estu-
reproductivo y lo “sexual” se ha subrayado diar lo perverso, cuanto de entender lo diverso.
e hipertrofiado tanto que, a veces, parece En tal sentido escribió en el Volumen Mascu-
que lo reproductivo ya no es sexual y que lo lino: “Hay mínimas pruebas de la existencia
sexual ya no es reproductivo. Sin embargo, de tal cosa como la perversidad innata (…)
se trata de subrayar que lo sexual no es sólo [sin embargo] hay abundancia de pruebas
reproductivo, pues lo que se niega es la sobre que la mayor parte de las actividades
exclusividad y no la relación, que es mani- sexuales humanas se harían comprensibles a
fiestamente cierta. la mayor parte de los individuos si pudieran
conocer a fondo el comportamiento sexual
Hay otro aspecto curioso respeto al natura- humano.” (VM, p. 678). Esta es la declara-
lismo ingenuo de Kinsey. Cuando describió ción de alguien que estaba más preocupado
las diferencias de clase social en cuanto a con la comprensión de la sexualidad humana
la moralidad sexual, descubrió que para las que por su condena. Que apostaba por enten-
clases altas el dilema se producía entre lo der y estudiar, y no por reformar, cambiar o
“correcto y lo incorrecto”, o “lo normal y lo transgredir. Y en esto coincidió plenamente
anormal”; mientras que para la clases bajas con su criticado y pudibundo Havellock
el dilema estaría entre “lo natural y lo anti- Ellis en la formulación de su conocido primer
natural”. Él, en esto, como en otras cosas, axioma: en Sexología hay muchos más hechos com-
coincidió y conectó con las clases bajas, per- prensibles, que hechos tratables.
mitiéndole reflexionar sobre los procesos de
tiranía o colonización sexual que se deriva-
rían de la imposición de un código de mores Epílogo
sexuales de las clases altas, que se estaría lle-
vando a cabo a través de asesores, pastores, Creo que el “fenómeno Kinsey“, incluso pasa-
médicos, profesores, legisladores, etc. das ya más de cinco décadas de su muerte,
sigue produciendo un grave sesgo de des-
Con estos perfiles de pensamiento no es mesura que distorsiona su revisión, tanto
extraño que levantase sospechas entre la elogiosa, como crítica. Me parece del todo
gente de McCarthy y que sea, aún hoy, consi- evidente que el Dr. Alfred Kinsey no fue ni
derado un comunistoide por los actuales here- Mesías ni Mefistófeles, ni de la Revolución
deros del fiero senador. sexual, ni de la cultura norteamericana, ni de
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A propósito de Kinsey: Seis décadas de informe

los mores sexuales actuales, ni de la Investi- mos otro mejor, sencillamente, porque nadie
gación Sexual, ni de la Sexología. Por no ser, ha vuelto a embarcarse —ni ha encontrado
ni siquiera fue el primer investigador sexual. financiación para hacerlo— en otra aventura
Todo lo más, fue uno de los primeros inves- investigadora tan vasta, ni con una metodo-
tigadores de la conducta erótica que, con logía de obtención de información tan certera
sus errores y limitaciones, con sus aciertos y y adecuada. Actualmente, sólo los clínicos
competencias, trató de ser todo lo riguroso acceden a este tipo de información íntima,
y veraz que pudo. Ofreció lo que ofreció; y pero sus muestras son mucho más pequeñas
precisamente porque lo hizo, y como lo hizo, y sesgadas. El resto de investigaciones están
podemos todavía hoy hablar de su trabajo casi siempre determinadas por sus propias
y de las reales o fingidas repercusiones del metodologías de obtención de datos —nor-
mismo. Kinsey trató, lo mejor que supo, y malmente encuestas, incluso telefónicas—.
según sus propias palabras, de “llenar el vacío
científico” en materia sexual. Probablemente Con toda seguridad, los datos Kinsey ya no
el vacío aún subsista. son actuales porque la sociedad norteame-
ricana que él investigó ya no existe. Aun-
Con todo, sesenta años después, los sexólogos que, en la intimidad de las sábanas, quizás
seguimos usando como referencia sus datos; los cambios no hayan sido ni tantos, ni tan
aunque, mucho menos, sus explicaciones. Y espectaculares. De ahí que sus datos nos
nos ocurre esto, no porque su trabajo fuese sigan sirviendo no ya para explicar aquel
inmejorable, sino porque, en su segmento, tiempo pasado, sino para seguir explicando
sigue siendo lo mejor que tenemos. Y no tene- nuestro tiempo presente.

Notas al texto
[1] La campaña que la Dra. Reisman está llevando a cabo contra Kinsey se llama RSVP America (Res-
toring Social Virtue & Purity to America). Su Página Web es: www.rsvpamerica.org.
[2] La traducción de outlet es complicada. Su primera acepción sería “salida”, pero en este contexto
podría traducirse como descarga, alivio o desahogo; incluso como orgasmo o eyaculación. En la
versión castellana del Volumen Masculino, se tradujo como “acto”. En La modernización del sexo,
de Robinson, se usó “descarga” que es la que uso. Al respecto de este término Robinson afirma “es
un concepto cuantitativo, moralmente indiferente y sin color” (Robinson, 1976, p. 145)
[3] Uso inadecuadamente este término como una concesión. Homofilia quiere decir “consideración
hacia lo propio” —que no “consideración hacia lo homosexual”—. Así mismo homofobia quiere
decir “desprecio o desconsideración hacia lo ajeno o extraño” —que no hacia lo homosexual—.
Gracias a estas concesiones y colonizaciones acabamos idiotizándonos.

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