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ARQUITECTURA

HISTORIA DE LA RESTAURACION
Introducción

La Historia de la Restauración Arquitectónica se encuentra dentro del


contexto de proyecto y se plantea como objetivo que el arquitecto investigue y
obtenga el conocimiento adecuado de la historia general de la arquitectura; debe
tenerse presente que la restauración de los edificios históricos es una intervención
que busca ante todo la recuperación respetuosa de dicho patrimonio cultural, por
lo que requiere de especialistas en la materia para la elaboración de los proyectos,
la realización de las investigaciones pertinentes y de los análisis necesarios, la
dirección y supervisión de la obra, con el fin de que las intervenciones propuestas
en el proyecto se apliquen en la obra de manera correcta, manteniendo y
respetando las diferentes etapas de la historia de la restauración.

Por consiguiente, dentro del proyecto de restauración se contempla la


solución de los diferentes problemas y alteraciones que se presentan en el
monumento arquitectónico, incluyendo en éstos la elección de materiales,
tratamientos y técnicas más viables y adecuados para su restauración, conocer las
recomendaciones y convenios existentes, además de la legislación actualizada
sobre intervención del patrimonio arquitectónico; y es importante la disposición y
buena aptitud para trabajar en equipo, ya que se pueden conjugar las diferentes
habilidades de cada individuo, la información, ideas sobre restauración,
lógicamente manteniendo el respeto a la diversidad y diferencias que se pueden
presentar en el desarrollo del trabajo.

En este orden de ideas, en este trabajo se efectúan una serie de


consideraciones que deben tenerse en cuenta y con las cuales fundamentar la
Restauración Arquitectónica. Se parte de una serie de precisiones conceptuales,
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contemplando la importancia del patrimonio arquitectónico, del conocimiento tanto


de los espacios arquitectónicos como de los materiales y sistemas constructivos,
así como de los grados y tipos de intervención en la restauración. Se hace énfasis
en la importancia de la investigación como herramienta principal para dicho
conocimiento y se efectúan una serie de reflexiones respecto a la elección de los
materiales y técnicas a emplearse en la restauración, concluyendo que debe
tenerse presente que la historia de la arquitectura y del arte tiene una gran
importancia para el conocimiento y comprensión del fenómeno arquitectónico.

Es por ello, que de manera integral es preciso el considerar, entre otras


cosas, “...las manifestaciones teóricas, tecnológicas y proyectuales que dieron
origen a un edificio, a un género o a un estilo arquitectónico” así como el contexto
histórico, cultural, social, económico, geográfico, ideológico, político y jurídico en
que se realizó la obra o monumento, y es primordial la información que en un
momento dado puede obtenerse, a través de la investigación para alcanzar el
mejor y armónico resultado al finalizar una restauración arquitectónica.
ARQUITECTURA
LA HISTORIA DE LA RESTAURACIÓN

El objetivo de la restauración arquitectónica es la recuperación y


conservación de lo construido, para ello las acciones que han de realizarse en los
edificios históricos, ya sean de reparación conservativa o de rehabilitación para
dotarlos de actualizados servicios e instalaciones, no suponen mayor dificultad
para el arquitecto que posee una formación técnica adecuada y una buena dosis
de sentido común. El verdadero problema, aunque fascinante, se presenta en las
intervenciones arquitectónicas que implican la restitución de partes o elementos
perdidos, o la ampliación de un monumento o las de inclusión de edificaciones
nuevas en un conjunto histórico; es decir, en los casos que se denominan en
italiano como "completamente del costruito".

Sin duda alguna, en estas intervenciones, el arquitecto ha de aportar un


ejercicio personal, creativo, en su enfrentamiento con la arquitectura existente, en
el que esta quedará condicionada por el resultado del diálogo entre lo antiguo y lo
nuevo o contemporáneo, las diferentes concepciones de la relación de convivencia
de lo histórico con lo actual, el compromiso antiguo/nuevo, han motivado el
larguísimo debate moral que se viene manteniendo desde que la restauración
arquitectónica se precisa como práctica profesional. A lo largo de la historia, las
intervenciones en edificios existentes consistían en operaciones de sustitución o
de agregación, en el lenguaje arquitectónico del momento y con escasas
referencias a su arquitectura.

Sin embargo, a partir del momento en que se adquiere conciencia de la


historia y del valor del patrimonio heredado al final del siglo XVIII, ninguna
intervención podrá obviar la reflexión interpretativa del edificio existente. El
problema que se presenta desde entonces será el de cómo intervenir (cómo
completar) en un edificio monumental a partir de la multitud de opciones que
puede ofrecer la interpretación de su arquitectura, sujeta incluso a los cambios que
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hayan ocurrido en el ambiente o lugar donde yace la obra desde su edificación


hasta el momento.

Es conviene aclarar, que por Patrimonio Cultural se entiende el conjunto de


bienes culturales que una sociedad recibe y hereda de sus antepasados con la
obligación de conservarlo para transmitirlo a las siguientes generaciones, y por
Patrimonio Cultural Arquitectónico las edificaciones que son representativas de
una sociedad, de su forma de vida, ideología, economía, tecnología, productividad,
etc., y de un momento histórico determinado, que además poseen un
reconocimiento e importancia cultural a causa de su antigüedad, significado
histórico, por cumplir una función social o científica, estar ligados a nuestro pasado
cultural, por su diseño, así como por sus valores intrínsecos, arquitectónicos,
funcionales, espaciales, tecnológicos y estéticos, entre otros. Se debe mencionar
que, con frecuencia, al patrimonio arquitectónico se le ha denominado bien
inmueble o monumento.

En este orden de ideas, las obras arquitectónicas son legados históricos


que nos han dejado nuestros antepasados y constituyen nuestro patrimonio
arquitectónico. Debemos conocerlas, estudiarlas, valorarlas y conservarlas para
transmitirlas a las generaciones futuras. Además, su estudio ayuda a la
comprensión de la sociedad que lo produjo, a entender el porqué de algunas de
nuestras formas de vida, a valorar lo que tenemos y a planear nuestro futuro. El
patrimonio arquitectónico está conformado por dos aspectos coexistentes: el
primero corresponde a la materia física o sea el conjunto de materiales
constructivos que lo constituyen y, el segundo, al espacio arquitectónico (con
todos los valores que implican: el valor histórico, el estético su antigüedad o
modernidad, su estilo, el simbólico, el valor que tiene para la comunidad en que
está inmerso, el arquitectónico, etc.), mismo que está delimitado por dichos
materiales constructivos, y teniendo en cuenta que la interrelación de dichos
espacios es la que le dará el carácter o sentido a cada género arquitectónico.
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Debe mencionarse que, de los bienes que constituyen nuestro patrimonio


cultural, los que están en constante uso son los más vulnerables a ser
transformados e incluso destruidos, como es el caso de la arquitectura. Además,
sabemos que toda la materia (y por ende los materiales constructivos de los
bienes inmuebles) está sujeta a un constante envejecimiento, en muchos casos,
habiendo cambios en sus propiedades útiles, implicando una degradación de
diferente magnitud en los mismos; en función del conocimiento la historia de la
restauración empezaría desde el momento en que el hombre comienza a valorar
su patrimonio heredado.

Sin embargo, también debe tenerse presente que la Restauración de los


edificios históricos es una intervención que busca ante todo la recuperación
respetuosa de dicho patrimonio cultural, por lo que requiere de especialistas en la
materia para la elaboración de los proyectos, la realización de las investigaciones
pertinentes y de los análisis necesarios, la dirección y supervisión de la obra, con
el fin de que las intervenciones propuestas en el proyecto se apliquen en la obra
de manera correcta. Dentro del proyecto de restauración se contempla la solución
de los diferentes problemas y alteraciones que se presentan en el monumento
arquitectónico, incluyendo en éstos la elección de materiales, tratamientos y
técnicas más viables y adecuados para su restauración.

Según el Arquitecto Restaurador Carlos Chanfón Olmos asegura que:


“Antes de restaurar, pero en vistas a restaurar, es necesario investigar. Muchos
especialistas pueden investigar, pero sólo el restaurador sabrá buscar los datos
necesarios para programar su trabajo específico.” Así, el arquitecto restaurador
está capacitado para saber qué tipo de investigaciones y análisis son necesarios
para la realización del proyecto ejecutivo de restauración y la intervención de un
monumento. Si la problemática lo requiere, consultará y/o contratará a otros
especialistas vinculados con las tareas de restauración para que efectúen cierto
tipo de investigaciones concretas, adquieran datos específicos o realicen los
análisis y hagan los estudios pertinentes, ya sea referentes a los aspectos
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históricos, arquitectónicos, constructivos, estructurales, arqueológicos,


tecnológicos, estéticos, químicos, biológicos y físicos del monumento a intervenir,
así como, en un momento dado, los vinculados a sus bienes muebles.

Como se puede apreciar, existen muchos tipos de investigación que pueden


auxiliar a las labores de restauración de un edificio histórico, entre las que se
encuentran las referentes al conocimiento del inmueble, al partido arquitectónico,
funcionamiento, importancia, historia, las transformaciones sufridas, la iconografía
del mismo o de sus elementos ornamentales, los modelos en los que se inspiró
(grabados o tratados de arquitectura), la corriente o estilo arquitectónico en el que
se fundamentó o inspiró su diseño, la época y motivos de su construcción, la
noción de Patrimonio Cultural, es una invención de la modernidad, que aparece
durante el Renacimiento (S. XV) y se consolida en el siglo XVIII.

La destrucción de los edificios antiguos y los intentos por protegerlos no han


sido el producto del siglo XIX ni del XX. Desde el siglo V se tiene noticia sobre los
primeros esfuerzos por rescatar las construcciones antiguas; el emperador romano
Julio Maiorano promulgó un edicto donde se manifestaba la preocupación por la
destrucción que estaban sufriendo los edificios de la Roma Antigua y se les ponía
bajo la tutela del Estado, “bajo el pretexto de necesidades sociales, las bellezas de
la ciudad están siendo bárbaramente destruidas, los propietarios demuelen los
monumentos de nuestro gran pasado para usarlos en nuevas construcciones,
cuando su patriotismo debería dictarles todo lo contrario…”

En función de lo expuesto, es a través de este derecho que se prohíbe el


saqueo de los edificios antiguos para usar sus elementos artísticos en nuevas
construcciones, así durante la Edad Media debido a las condiciones
socioeconómicas y a la falta de la conciencia histórica, se acrecentó esta
desvalorización por dichos inmuebles. En Francia, durante los siglos XII a XIV,
solo las partes dañadas se reconstruían, como el caso de la torre de la Catedral
de Chartres, dañada por los efectos de un rayo y que se reconstruyó en estilo
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flamígero característico del gótico tardío. Otro ejemplo de importante


reconstrucción fue en el siglo XIII, La Basílica de Saint Denis en París en un
principio de estilo Románico luego pasó al estilo Gótico por la intervención de su
Abad Suger.

Por consiguiente, no fue hasta el Renacimiento, cuando comienzan a


realizar estudios y análisis de los monumentos clásicos por medio de escritos,
dibujos y relieves, surge lo que se podría considerar como la primera conciencia
arqueológica; de este modo se retoma el interés por los edificios es de la
antigüedad, fundamentado por la corriente del humanismo iniciado por poetas,
filósofos, pintores, escultores y arquitectos. El descubrimiento, en 1415, de los
escritos de Vitrubio y la teoría de actuación de Alberti, fueron de gran influencia en
la valoración de la arquitectura clásica.

De esta manera, es en el siglo XVII, cuando se desarrolla una verdadera


conciencia del valor artístico e histórico de los monumentos y se comienza a
plantear el tema de restauración con una visión científica a partir de: Las teorías
del neoclásico y romanticismo, en cuanto a la apreciación y conservación de
monumentos, los mismos criterios permanecieron hasta mediados del siglo XVIII,
cuando se desarrolló una verdadera conciencia de valor arquitectónico e histórico
de los monumentos y se comienza a plantear el tema de la restauración como una
visión científica. Las obras de los teóricos neoclásicos y del romanticismo tuvieron
una indiscutible importancia en la historia de la apreciación y conservación de los
monumentos, los descubrimientos arqueológicos de Herculano (1711), y Pompeya
(1748).

Más tarde, a finales del siglo XVIII, cuando en toda Europa se estaba
creando una nueva conciencia sobre la revaloración de edificios de la antigüedad
y de la Edad Media, se desata en Francia con la destrucción de la Bastilla (1789),
un vandalismo con proporciones nefastas para la arquitectura y una perdida
invaluable de monumentos. Muchos de ellos sirvieron como cantera, el caso de la
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Catedral de Arras que fue expoliada para vender sus materiales y en la Antigua
Catedral de Cambrai se trituraban as esculturas para obtener una arena fina y
blanca. Como contrapartida las autoridades Francesas establecieron en 1794 los
orígenes jurisprudenciales de la conservación de los monumentos.

Al mismo tiempo, en Francia, las primeras restauraciones se realizaron con


escasos conocimientos, de forma empírica, sin reglas generales que pudieran
orientar los trabajos y faltando arquitectos capacitados. Los resultados fueron
fatales, no solo para la apariencia y el valor histórico, sino para la integridad física
del patrimonio. Gracias a la labor de Ludovico Vitet y de Prospero Merimee se
logró una nueva generación de jóvenes arquitectos mejor preparados e
influenciados por los conceptos de la restauración estilística; de todos ellos
sobresale Eugene Emmanuel Viollet le-Duc (1814-1879), por su gran aportación al
profundo conocimiento de la historia, de las formas arquitectónicas y de los
sistemas constructivos de la arquitectura medieval.

De esta forma, Viollet le-Duc intervino en restauraciones sumamente


relevantes como las iglesias de Santa María de Vezelay y la Sainte Chapelle, las
catedrales como: Amiens, Chatres, Evreux, Clermont y Notre Dame en Paris
donde alteró su silueta y colocó en su fachada esculturas góticas expoliadas de
otros templos y las murallas del castillo Carcasona (donde los pináculos de las
torres resultan excesivos). Sus teorías sobre la Restauración estilística se
expresaron en el “Dictionnare raisonne de l´ architecture francasie du XI au XVI
seicle”, publicado en forma de fascículos entre 1854 y 1868. En todos sus estudios
se analiza la edad y el carácter de cada parte del monumento con base en toda la
documentación posible (escritos y dibujos).

Cabe señalar que “Si se trata de restaurar tanto las partes primitivas como
las partes modificadas ¿es necesario no tomar en cuenta estas últimas y
restablecer la unidad de estilo o reproducir exactamente el todo con las
modificaciones posteriores? La adopción absoluta de uno de los dos partidos
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puede presentar peligros y es necesario no aceptar ninguno de los dos principios


de una manera absoluta, sino obrar de acuerdo con las circunstancias
particulares”.

Como se ve, la publicación y difusión de los tratados, los hallazgos


arquitectónicos y la toma de conciencia de un patrimonio arquitectónico,
introdujeron un gran cambio a principios del siglo XIX, en el modo de considerar a
los monumentos arquitectónicos, conmocionando al mundo contemporáneo y
constituyendo los primeros pasos hacia el concepto moderno de la restauración.
Los primeros planteamientos teóricos de la ciencia de la restauración de
monumentos arquitectónicos se expresaron en Francia y en Inglaterra; a
diferencia, en Italia, se realizaron de forma pragmática, intervenciones que
respetaban tanto el valor artístico como histórico.

Por otro lado, en 1850 Viollet le duc, inicio la teoría de restaurar a través de
nuevas técnicas y materiales, pensando que con este modo se podría reconstruir
más rápido y más barato los elementos faltantes y corregir los errores
estructurales, buscando la integridad arqueológica. Algunas de sus teorías son
criticables, como lo dice Molina Montes: “por sus insistencia en conservar una mal
entendida unidad de estilo, aun a costa de disminuir el valor del edificio como
documento históricos y por llevar la restauración más allá de lo indicado por la
evidencia disponible. Pero su insistencia en la interpretación histórica, sus
conocimientos de formas y técnicas constructivas”, fueron un éxito para revalorar
la historia de la construcción; de aquí se le considero uno de los pioneros de la
restauración moderna y sus principios fueron tomados como axiomas durante todo
el siglo XIX, prolongándose en algunos países hasta el siglo XX.

Desafortunadamente algunos de sus sucesores llevaron su teoría a


extremos, exagerando los conceptos y ocasionando dañinas falsificaciones, no
solo en Francia sino en distintas partes del mundo.
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Igualmente, Cesare Brandi (1963) afirma en su “Teoría de la


Restauración”, que no implica obviar el concepto de “restauración”, tan
generalizado y difundido y que también es importante definir, en este caso a partir
de las afirmaciones:

“…la restauración constituye el momento metodológico del reconocimiento


de la obra de arte, en su consistencia física y en su doble polaridad estética e
histórica, en orden a su transmisión al futuro”

“… la restauración debe dirigirse al restablecimiento de la unidad potencial


de la obra de arte, siempre que esto sea posible sin cometer una falsificación
artística o una falsificación histórica, y sin borrar huella alguna del transcurso de la
obra de arte a través del tiempo”

En los primeros años del siglo XX, se llevaron a cabo dos restauraciones
opuestas a los principios teóricos de Boito; sus actuaciones suscitaron grandes
polémicas y despertaron un mayor interés hacia el patrimonio. La primera fue al
derrumbarse el 14 de julio de 1902 la Torre de San Marcos de Venecia los
trabajos duraron hasta el 6 de marzo 1912 donde existieron distintas ideas tales
como: construir una obra moderna, realizar una exacta reconstrucción ahí o en
otro lugar, al final se decidió reconstruir el campanario con el lema del alcalde
Filipppo Grimani: “dov’era e com’era” (donde estaba y como era) influenciada
fuertemente por los conceptos de la restauración histórica. El criterio se sustentó;
“además de su valor especifico como monumento, formaba parte importante de la
composición de la Plaza misma y por lo tanto su perdida cambiaba totalmente la
concepción del espacio y era indispensable su reedificación”.

Es importante resaltar, que esta obra, es uno de los primeros edificios


donde para su reconstrucción se utilizó hormigón armado en los cimientos, en la
estructura, en la nueva cúspide y se revistió todo con materiales tradicionales, la
nueva torre peso dos mil toneladas menos que la antigua, fue inaugurado el 25 de
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abril de 1912, la restauración fue obra de Gaetano Moretti, discípulo de Luca


Beltrami, fundador de una corriente restauradora llamada “El Restauro Histórico”

Es por ello que, un verdadero proyecto, en nuestro tiempo, exige tener una
escala más amplia, una idea que nace de la arqueología y pasa a través de la
urbanística, el análisis de los materiales, la opinión de restauradores, los
ciudadanos, el proyecto de restauración no puede ser monodisciplinar sino que
debe descender a una verdadera convergencia de saberes y consensos, exige la
interdisciplinaridad. A pesar de que hayan transcurrido más de cien años desde
las primeras formulaciones teóricas y desde hace mucho más tiempo el hombre
intente dialogar con los restos materiales de la arquitectura, la voz restauración
muestra aspectos siempre nuevos y abre a otras interrogantes.

Es significativo que, hay una cita de Torres Balbas en su artículo: La


Utilización de Monumentos antiguos, y es de relevancia para la actualidad
“Procuremos también que cada edificio, en lo posible, siga adscrito al mismo
destino para el que se construyó. Que en las iglesias se verifiquen las ceremonias
de culto, que en los monasterios continúen los canticos religiosos, que en los
palacios prosigan las fiestas y recepciones, que por los puentes siga pasando el
tráfico moderno. Y cuando tal cosa no sea posible, démosle un destino de
movimiento y animación en el que sus pertas y ventanas estén siempre abiertas al
sol y al aire de la calle, a toda la intensidad de nuestra vida actual” (Torres Balbas,
1920, p. 181).

CONCLUSIÓN

En conclusión, podemos decir que la restauración es indispensable para la


historia arquitectónica, ya que no podemos dejar perecer las edificaciones de
mayor importancia, el objetivo de la restauración es la recuperación y
conservación de lo construido. Para ello, las acciones que han de realizarse en los
edificios históricos, ya sean de reparación conservativa o de rehabilitación para
dotarlos de actualizados servicios e instalaciones, no suponen mayor dificultad
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para el arquitecto que posee una formación técnica adecuada y una buena dosis
de sentido común.

Cabe resaltar, que en nuestro país existe un centenar de edificios


patrimoniales amparados y protegido bajo la ley de bienes nacionales, e IPC
Instituto de patrimonio cultural, sin embargo estos se encuentran abandonados o
en desuso, es por ello que con esta investigación adquirimos y aportamos un
conocimiento para tomar en cuenta si es necesario tomar uno de estos inmuebles
y mantenerlos en el tiempo para darles un uso.

Por último, el adquirir una visión con respecto a la historia de la restauración


arquitectónica, nos permite determinar que una restauración va más allá de
realizar cambios en la arquitectura, mejoramiento y estructura de un edificio; este
puede ser remodelado, pero es muy importante evaluar nuestro pasado histórico,
económico, social y cultural en relación a la actualidad, para así determinar el uso
que se dará al edificio una vez restaurado. Un edificio puede ser testigo de
muchas épocas y generaciones…

Autor Carlos Salas Arellano oct-2020

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