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GUIÓN

-Narrador: Érase una vez, una niña muy alegre y amable que vivía en una pequeña
aldea. Como siempre llevaba puesta una caperuza roja que le había cosido su
abuelita con mucho cariño, por ello la gente la llamaba Caperucita Roja.

Una tarde, la madre de Caperucita le llamo y le dijo:

-Mama Caperucita: Caperucita, querida, la abuelita no se encuentra bien. Tiene


que quedarse en casa. Llévale este pastel, estas galletas y este tarrito de miel, para
que no tenga que preocuparse por la comida.

-Mama Caperucita: No te entretengas y ¡no salgas del camino, ni hables con


desconocidos!

Narrador: Pero Caperucita no prestó mucha atención a esos consejos y cogió la


cesta donde estaban el pastel, las galletas y el tarrito de miel para la abuelita. ¡le
encantaba pasear por el bosque viendo los animalitos!

Narrador: Al salir de la aldea, Caperucita se encontró con un cazador y lo saludó


alegremente.

Cazador: ¡Cuidado Caperucita, un lobo anda suelto por el bosque!

Caperucita (con ironía): valeee, ¡tendré cuidado, adiós!

-Narrador: Al pie del caminito.


Caperucita vio recostado un enorme lobo, tan viejo como astuto y hambriento.

-Caperucita: ¡Hola, buen lobo!

-Lobo: Hola Caperucita, ¿adónde vas?

-Caperucita: Voy a casa de mi abuelita a llevarle un pastel, galletas y un tarrito


de miel.

Lobo: ¿y no te perderás en el boque?

Caperucita (riéndose): ¡oh no! Mi abuelita vive al pie de la colina, bajo un pino
muy grande. ¡No tiene perdida!

-Lobo: Tu abuelita estará muy contenta. Sobre todo, si le llevas… grr… ¡Un bonito
ramo de flores!

Narrador: A Caperucita le pareció una gran idea. ¡ le llevaría a la abuelita unas


malvas… y unas margaritas… oh, y unas campanillas!, de flor en flor, Caperucita
fue adentrándose más y más en el bosque, saliendo del camino para casa de la
abuelita.
Narrador: Entretanto, el lobo corrió hasta llegar a casa de la abuelita y llamó a la
puerta.

Abuelita: ¿Quién es?

-Lobo (forzando la voz): Abuelita, soy yo, caperucita. Grrr, ¡Te traigo un pastel,
galletas y un tarrito de miel!.

-Abuelita: Abre la puerta, mi niña, que no puedo salir de la cama.

-Narrador: El lobo abrió la puerta, se plantó en dos saltos junto a la cama de la


abuelita… ¡y se la zampó de un bocado!.

-Narrador: Era ya muy tarde cuando Caperucita llegó a casa de la abuelita y


encontró la puerta abierta.

-Caperucita: Hola abuelita, te traigo un pastel, galletas, un tarrito de miel…¡ y un


gran ramo de flores!.

Lobo (imitando voz de abuelita): Qué bien, mi niña…grr…acércate más para que
te vea mejor.

Narrador: caperucita se acercó a la cama. Estaba bastante oscuro y le pareció que


algo no iba bien.

Caperucita: Oh abuelita, qué orejas tan grandes tienes.

Lobo: son para oírte mejor, mi niña.

Caperucita: Oh abuelita, qué ojos tan grandes tienes. - Lobo: son para verte mejor,
cariño.

Caperucita: Oh abuelita, qué zarpas tan grandes tienes.

Lobo: son para abrazarte mejor, querida.

Caperucita (temblando): Oh abuelita, qué dientes tan largos tienes.

Lobo: ¡Son para comerte mejor!

Narrador: y el lobo saltó fuera de la cama y se tragó a Caperucita de un solo


bocado. ¡Qué contento estaba el lobo!. Atiborrado con su festín, se echó allí mismo
a dormir.
-Narrador: ¡Cómo roncaba!...Rrrr..Rrrr.

-Narrador: El cazador, que pasaba cerquita de la casita, decidió investigar aquel
alboroto. Al entrar en la casa y ver al lobo con la cofia de la abuelita puesta y la
panza llena, se dio cuenta de lo que había pasado.

Cazador: ¡Creo que el bobo se comió a Caperucita y a su abuelita!, tengo que


ayudarlas.

-Narrador: Con mucho sigilo, abrió la tripa del lobo y de allí salieron, vivitas y
coleando, Caperucita y su abuelita. Después lleno de piedras y cosió la tripa.

-Narrador: cuando el lobo se despertó, vio al cazador plantado delante de él y


aterrorizado. Salió corriendo a toda velocidad.

-Cazador (Gritando): ¡vete y no vuelvas por aquí!

Narrador: Al lobo le entro sed al salir de casa de la vuelta y se acercó a un pozo


para beber agua.

-Lobo: ¡Qué sed tengo, creo que el agua del pozo estará fresquita!

Narrador: pero el lobo no se dio cuenta, que tenía piedras en la barriga y al


intentar beber agua cayó al pozo; por suerte el cazador escucho sus gritos y fue a
su rescate.

-Lobo: ¡oh gracias por salvarme cazador!

Cazador: esto te sirve para aprender la lección tienes que comportarte bien.

Lobo: gracias no lo haré más

-Narrador: el lobo se adentró en el bosque y no volvió a aparecer. Caperucita y la


abuela ya pueden estar tranquilas, ¡el lobo no aparecerá más!

-Narrador: para celebrar que se habían librado del peligro, la abuelita invitó al
cazador a cenar. Caperucita muy contenta, explicó su aventura en el bosque y
nunca volvió a confiar en las palabras de ningún lobo.

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